Manuel Carceller, Historia general c X: 1808

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HISTORIA GENERAL
DE LA
ORDEN DE RECOLETOS DE SAN AGUSTÍN
HISTORIA GENERAL
DE LA
ORDEN DE RECOLETOS
DE SAN AGUSTÍN
POR
FRAY MANUEL CARCELLER DE LA SAGRADA FAMILIA
EX-PROVINCIAL Y CRONISTA DE LA MISMA ORDEN
TOMO DÉCIMO
1808 – 1836
MADRID
1962
IMPRIMI POTEST:
FR. EUGENIUS AYAPE A S. AUGUSTINO
Prior Generalis O. R. S. A.
NIHIL OBSTAT:
DR. MANUEL FERNÁNDEZ LERENA
Madrid, 20 de marzo de 1962
IMPRÍMASE:
† JOSÉ MARÍA
Obispo Aux. Vicario General
Depósito legal: M. 3050.—1962
Número de Registro: 1509.—1962
Imprenta Juan Bravo, 3.—MADRID
PRESENTACIÓN
LAUS DEO
Damos gracias a Dios porque nos procura la intensa satisfacción de poder presentar el
volumen X de la Historia General de nuestra Orden, que ha preparado con edificante
diligencia y consagración el M. R. P. Cronista General y Ex-Provincial Fr. Manuel Carceller
de la Sagrada Familia.
Nos hallamos ante un amplio y meritísimo trabajo, realizado con amor filial, con sujeción
fiel y sincera a la realidad histórica, con un criterio analítico, objetivo y sereno. Se trata de
una narración cronológica de los hechos capitales que se refieren al Instituto como tal, al desenvolvimiento de cada una de las Provincias que lo componen, y a la vida y actividades de
muchos individuos, cuyas semblanzas aparecen trazadas a lo largo del relato. No ha omitido
el autor pormenores y datos interesantes, que arrojan luz para la mejor comprensión de sucesos y situaciones. Y todo ello se exhibe con el respaldo seguro de fuentes documentales que
se citan con escrupulosidad.
La obra abarca los acontecimientos que se suceden entre los años 1808-1836. Vuélvense
a historiar algunos años del volumen anterior, redactado, sin duda alguna, con sabiduría y con
admirable síntesis, pero con menos detenimiento en detalles de significación. Y por eso, con
buen acierto, se suplen deficiencias, se colman algunas lagunas y se enfocan con mayor claridad puntos notables.
El período historiado, aunque no muy extenso, ofrece particular importancia. En este lapso de tiempo se engarzan precisamente los más raros y contradictorios acontecimientos y las
más disímiles situaciones: la prosperidad con la ruina; la grandeza con la decadencia; el brillo
con las sombras. Puesto que en los albores del siglo XIX nuestra Orden había conseguido un
esplendor y un crecimiento relativamente consolador, tanto en los conventos como en sus
empresas apostólicas de Filipinas y América.
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Y fue entonces, en plena época de progreso y de bellas esperanzas, cuando estalló la terrible
tormenta que sembró estragos y desolación en la Metrópoli y en sus Colonias, es decir, en los
lugares a que se encontraba circunscrita la acción benéfica de nuestro Instituto. En España, el
año 1808, la invasión napoleónica turbó la normalidad en los claustros; y en 1835 advino la
funesta desamortización que tuvo para nosotros singularmente consecuencias gravísimas.
Mientras que en América, concretamente en Nueva Granada, nuestra Recolección Agustiniana no pudo sustraerse a secuelas desfavorables en la etapa de la Independencia.
Aquí, en el presente volumen, se habla copiosamente de lo que atañe a nuestra vida durante esta época tan difícil y turbulenta, en que los mayores esfuerzos se centran en un empeño angustioso de sobrevivir. Y también se habla, y con especial fruición del autor, que a nosotros place resaltar, sobre la providencial fundación de un convento-noviciado, en Alfaro, primero, y luego trasladado a Monteagudo, el humilde y santo convento, tesoro preciosísimo,
fuente y símbolo de continuidad de nuestra historia, guardado maternalmente por la Virgen
del Camino, y relicario hoy de los restos mortales del Siervo de Dios Padre Fray Ezequiel
Moreno, adalid de nuestra Restauración en Colombia y el hombre por antonomasia representativo de nuestra Recolección Agustiniana en la edad contemporánea.
En una Orden, la publicación de sus Anales y de sus fastos ha de merecer siempre atención cuidadosa. Y en la nuestra creemos que en este punto, por fortuna, no ha existido negligencia. Ciertamente, no podríamos, en un alarde de excesivo optimismo, asegurar que la Recolección posea una historia críticamente completa. Falta bastante para ello; y una revisión
vendrá a su debido tiempo. Pero es de justicia reconocer que, a través de los siglos, se ha manifestado un noble y eficaz empeño en la investigación de sus orígenes y en el estudio serio de
su desarrollo. Ahí están los diez volúmenes de Crónica General; ahí están otros muchos trabajos parciales, estudios monográficos y ensayos diversos de gran interés; ahí están los volúmenes del Bulario, últimamente editados, en donde se recogen y ordenan documentos en abundancia, muchos hasta hoy desconocidos, que vienen a llenar vacíos y a servir de utilísima
ayuda complementaria.
La aparición de este volumen X de nuestra Crónica nos produce íntima satisfacción. Por
su valor intrínseco y, además, porque llega en momento oportuno. Pues nuestra Orden hoy,
después de atravesar por las más variadas vicisitudes, encauzando sus reservas y asistida por
la Divina Providencia, se mueve afanosa y avanza hacia metas muy altas. Y más que nunca
por esto necesita proceder con reflexión y madurez, alimentándose del pasado; necesita acudir
a sus verdaderos principios, a su auténtico espíritu, a su propia vocación. Necesita, como toda
Institución, acercarse a los manantiales
PRESENTACIÓN
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legítimos de su existencia y procurar siempre, con fidelidad amorosa, ser lo que es. Y la historia en esto brinda elocuentes lecciones prácticas, en sus trances de paz y de superación y en
sus horas de amargura y de guerra. La historia es foco de luz y maestra de la vida.
Repetimos que es honda nuestra complacencia al presentar este volumen de nuestras
Crónicas, cuya publicación coincide, hermosa coincidencia, con el quincuagésimo aniversario
del Breve «Religiosas Familias», documento de trascendental significado dentro de nuestra
Orden, con que, el 16 de septiembre de 1912, se dignó enriquecer nuestra historia el eximio y
venerado Pontífice Supremo San Pío X.
Roma, 28 de agosto de 1961, festividad de N. P. Fundador San Agustín.
FR. EUGENIO AYAPE DE S. AGUSTÍN
Prior General
INTRODUCCIÓN
El día 4 de septiembre del año 1950 firmaba en Roma nuestro Reverendísimo P. Prior
General, Fr. Eugenio Ayape de San Agustín, el nombramiento a nuestro favor de Cronista
General.
Tan pronto como el correspondiente documento llegó a nuestras manos, juntamente con
unas letras del mismo Rvdmo. Padre, en las que manifestaba su más vivo deseo de que las
Crónicas de la Orden siguieran adelante, de que se realizasen para este fin trabajos de investigación sin tregua y a su hora se diesen a la luz pública nuevos volúmenes, dimos comienzo a
la tarea de reunir apuntaciones de noticias y documentos relativos a los años posteriores al
1835, pues en este año da fin a la historia el tomo IX de nuestras Crónicas, último de los publicados.
Desde el primer momento tuvimos intención de incluir en el volumen que preparáramos
algunos apéndices con diversos datos de interés, pertenecientes a los difíciles y tan calamitosos años de 1808 a 1835, no incluidos o reseñados muy someramente en el último tomo de
Crónicas, y que habíamos ido conociendo al dedicar algunos momentos del quehacer diario a
nuestra afición investigadora de las cosas recoletas.
Mas, al querer asegurarnos más y mejor de los datos ya conocidos y aun buscar otros
nuevos que pudieran también interesar, íbamos viendo que había verdaderamente muchas
deficiencias en el referido tomo de Crónicas al historiarse los acontecimientos de los citados
años, época de las más funestas para nuestra Recolección Agustiniana, lo mismo que para
todas las Ordenes Religiosas de España.
A esto, ya muy digno de tenerse en cuenta, uníase la poca importancia dada a los Capítulos, cuando precisamente son ellos parte principalísima de la vida de los institutos Religiosos
y, por lo mismo, de su historia.
A pesar de reconocerlo así el último Cronista General en el prólogo del tomo VII de las
Crónicas, cualquier lector puede observar que de los Capítulos solamente suelen darse las
elecciones y nombramientos, y éstos, generalmente, no completos, añadiéndose a veces alguna de las actas.
En presencia de todo esto, consideramos que ya no eran suficientes algunos apéndices.
Llegamos al convencimiento de que debía prepararse
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
un nuevo tomo de Crónicas que abarcara los años de 1808 a 1835, o, mejor, a 1836, a fin de
rehacer y completar un período tan interesante de la historia de la Recolección. Nos decidimos a ello, y aprobado nuestro plan, pusimos manos a la obra, que luego nos veríamos obligados a interrumpir por tener que dedicar toda nuestra atención al gobierno de la Provincia de
San Nicolás de Tolentino. Mas, una vez liberados de esta gran responsabilidad, reanudamos
con ilusión nuestra tarea, que hoy vemos cumplida con la publicación del presente tomo, décimo de nuestras Crónicas.
Se prescinde en este volumen de la narración de los acontecimientos año por año, pues se
ha creído más acertado ir escribiendo nuestra historia —formada principalmente por la de
cada una de las Provincias que constituyen la Recolección, y con vida independiente, en general, unas de otras— con la relación de lo sucedido en todo un trienio de cada Provincia o de
un sexenio o parte del mismo al tratarse del gobierno de los Vicarios Generales.
Dada la gran importancia que, como ya se ha indicado, tienen para las Provincias y para
la Orden los Capítulos correspondientes, se hace la reseña de éstos lo más completa posible.
Los documentos que ya figuran en el volumen anterior, como es natural, no se repiten en
el presente, aunque algunas veces se recoge algo de lo que en ellos se dice, por exigirlo así la
fiel y exacta narración de los hechos. Pero se dan nuevamente las elecciones y nombramientos
de los Capítulos, pues no procedía su omisión. Se ha puesto interés en completarlos cuanto ha
sido posible, llegando alguna vez a rectificar alguno de los nombres.
Aunque la historia no se ha de convertir en sólo una colección de documentos, los cuales
han de servir ciertamente para escribirla, se ha creído conveniente insertar en el presente tomo
muchos de ellos textualmente, y aun en la relación de algunos hechos se ha preferido, a veces,
narrarlos con la cita literal de las mismas palabras del documento de donde se toman aquéllos,
creyendo dar de este modo una versión más directa y objetiva de lo sucedido.
Observará el lector que se aprovecha la oportunidad de algunas biografías de religiosos y
aun la narración de alguno de los acontecimientos de la época que historiamos para insertar
documentos o referir hechos pertenecientes a años anteriores a los comprendidos en el presente tomo, pero que todavía no se habían publicado. Asimismo, biografías que ya figuran en el
volumen IX se amplían y se rectifica algún hecho, nombre o fecha de las mismas. Se ha querido con ello completar más nuestra historia, siendo de lamentar que, por la desaparición de
documentos, queden lagunas que llenar en tomos anteriores, no se encuentren más detalles
sobre la vida de los religiosos biografiados y se carezca de datos acerca de otros que tuvieron,
sin duda, méritos para que se les recordase en las Crónicas.
Al leer este nuestro trabajo, tal vez le parezca a alguno que, en ocasiones, descendemos a
consignar noticias nimias, de muy poca importancia para merecer una referencia de las mismas en toda una historia de la Orden.
Es cierto; se consignan pequeños detalles. Pero pensamos que esa historia de la Orden se
forma con la historia de sus Provincias, y la
INTRODUCCIÓN
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de cada una de éstas, con la historia de sus casas, de sus ministerios, de sus hijos. Podrían
dejarse, en verdad, para su inclusión en las historias particulares de cada Provincia, en las de
sus conventos; mas estas historias no se han escrito en general. Por eso, además de creer que
muchas veces los detalles perfilan o completan esa misma historia, hemos querido también
incluirlos sencillamente, para que, constando ya impresos, no desaparezcan.
A este propósito repetiremos aquí aquellas palabras del Evangelio, colligite fragmenta, ne
pereant, que tan acertadamente recuerda y comenta al prólogo del libro de "Cosas notables"
del convento de Monteagudo, refiriéndose a esas noticias de "cosas menudas".
Sí; ne pereant; para que no perezcan en alguna de estas hecatombes que hacen desaparecer tantos documentos. Nos avisa la amarga experiencia.
A las anteriores aclaraciones creemos oportuno añadir aquí un breve resumen de la historia contenida en este volumen, algo así como una mirada sintética de la Recolección Agustiniana en estos años tan críticos de 1808 a 1835.
A primeros de junio de 1808 era nombrado Vicario General de la Recolección el P. Fr.
Joaquín Vidal de San Rafael. Como refiere él mismo, recibió la noticia de su nombramiento
en Zaragoza "a tiempo de que todo el reino estaba en movimiento y trataba de defenderse del
ejército francés, que con apariencia de amistad había entrado en España y se iba posesionando
de todas las capitales y fortalezas del reino".
Muy desastroso fue para las Ordenes Religiosas el dominio del francés y de sus secuaces,
como luego lo había de ser también el de aquellos españoles que, después de vencer al invasor
en los campos de batalla y arrojarlo del suelo patrio, serían ellos mismos dominados por la
ideología funesta de la propia Revolución francesa.
La capital de España, después de dos días de lucha, que afectó gravemente a nuestro convento madrileño, cuya comunidad se vio obligada a abandonarlo precipitadamente, capituló
ante el enemigo el 4 de diciembre del citado año 1808; y fue ya en este mismo día cuando
Napoleón decretaba la reducción de los conventos a una tercera parte, para luego, el 18 de
agosto del año siguiente, suprimirlos todos su hermano José, el rey intruso.
Y muy pocos años después (todavía estaba gran parte de España bajo el yugo del invasor,
los mismos que se llamaban "Padres de la Patria", reunidos en las Cortes de Cádiz, también
atropellaban a los religiosos, poniendo dificultades para la devolución de los conventos y el
restablecimiento de sus comunidades, con el pretexto de llevar a cabo una llamada "reforma
de regulares". ¡Así se premiaba a los que habían contribuido como el que más al sostenimiento de la lucha por la independencia patria!
Pero, habiendo regresado en 1814 del destierro Fernando VII, anulada por éste la Constitución de Cádiz, en mayo del mismo año decretaba que los conventos y sus bienes se devolvieran a sus legítimos dueños.
En consecuencia, nuestros religiosos fueron posesionándose de sus casas —la de Madrid
estaba ya en su poder desde diciembre de 1813—;
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
mas se encontraron con que todas ellas habían sido saqueadas, habiendo quedado la mayor
parte de las mismas con grandes destrozos; algunas, como las de Salamanca, Valladolid y
Valencia, casi destruidas, y la del Portillo de Zaragoza, por completo arruinada. Mucho era lo
que había que rehacer y con muy pocos medios se contaba para ello. La Provincia de Filipinas
fue enviándoles alguna ayuda, como también lo había hecho con N. P. Vicario General, Fr.
Joaquín de San Rafael, quien, huyendo de los franceses, se había refugiado en Palma de Mallorca en marzo de 1810.
Ante las difíciles circunstancias por las que atravesaba España y, por lo mismo, los Institutos religiosos, sus casas e individuos, Nuestro P. Vicario General se dirigió en marzo de
1811, desde la ciudad citada, al señor Cardenal-Arzobispo de Toledo, como Visitador Apostólico que era, pidiendo la confirmación en sus cargos de todos los Superiores. Así se le concedió. Más tarde, como en 1814 se concluía su mandato de Vicario General, no pudiéndose celebrar aún por las mismas críticas circunstancias el Capítulo General, que correspondía tener
en dicho año, obtuvo del señor Nuncio la confirmación en su oficio.
Fernando VII no solamente decretó la devolución de los conventos, como ya hemos dicho, sino que luego expresó su voluntad de que cuanto antes se reunieran las comunidades,
restableciéndose la vida conventual de las mismas y la disciplina regular. Nuestro P. Vicario
General, secundado por los PP. Provinciales y demás Superiores, puso gran interés en que así
se hiciera, aunque, como sucedía en las otras Ordenes Religiosas, no faltaron individuos que,
disipado, desgraciadamente, su espíritu, aficionados a la libertad e independencia con su larga
permanencia fuera del claustro, se resistieran a volver a él.
Poco a poco fuéronse normalizando conventos y sus comunidades, se celebraron a su debido tiempo los Capítulos Provinciales, así como el correspondiente Capítulo General, que
tuvo lugar en mayo de 1820, y en el que salió elegido para regir la Recolección el P. Fr. Justo
García del Espíritu Santo.
El nuevo Vicario General pronto tuvo que enfrentarse con muy serias dificultades, como
consecuencia de haberse reinstaurado en marzo del mismo año 1820 un Gobierno partidario
de la Constitución de Cádiz, que otra vez era puesta en vigor. Se decretó la sujeción de las
comunidades religiosas a la jurisdicción de los Obispos, no reconociéndose otros Superiores
regulares que los locales elegidos por los mismos individuos de cada uno de los conventos;
prohibióse la fundación de nuevas casas, quedando suprimidas las que no llegasen a reunir
veintinueve religiosos ordenados "in sacris", o doce si la casa se hallaba en un pueblo en el
que no hubiera otro convento; las que resultasen suprimidas, lo mismo que todos sus bienes,
se nacionalizaban; y, finalmente, se estimulaba y protegía la secularización de los religiosos,
ofreciéndoseles a los que lo hicieren una congrua de cien ducados o algún beneficio eclesiástico.
Nuevo y gravísimo contratiempo para la Recolección, que sufrió el dolor de ver suprimidas casi todas sus casas y secularizados bastantes de sus hijos, temerosos muchos de ellos de
que se renovaran atropellos y necesidades.
INTRODUCCIÓN
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Pero a mediados de 1828, con el triunfo de los enemigos del Gobierno constitucional,
volvieron las Ordenes Religiosas a su estado y modo de ser anterior, los Superiores mayores
recuperaron el ejercicio de su oficio y autoridad y los conventos les fueron devueltos. Mas,
lamentablemente, también ahora hubo necesidad de renovar los mandatos para que se reintegrasen a sus comunidades los religiosos que sin justo motivo continuaban permaneciendo
fuera de sus conventos. Diéronse también normas severas para la admisión de los que habían
llegado a secularizarse.
Otra vez se comenzó a regularizar la vida conventual. Nuevamente se fueron celebrando
los Capítulos Provinciales, aunque en alguno de ellos, por la escasez de individuos aptos para
los cargos, hubo necesidad de pedir algunas dispensas para hacer los nombramientos. Correspondía tener Capítulo General el año 1826, pero como la autoridad y jurisdicción del actual
Vicario General, P. Fr. Justo del Espíritu Santo, habían estado suspendidas por el Gobierno
constitucional por espacio de tres años, el Nuncio Apostólico, ante una exposición de este
hecho, prorrogó el mandato de aquél hasta 1829, año en que se celebró el Capítulo General.
Entonces fue elevado al supremo gobierno de la Recolección el P. Fr. Pedro Cillán de la Consolación. Pero, habiendo fallecido éste el 19 de enero de 1833, le sucedió en el cargo el P. Fr.
Tomás Escobar de San Fulgencio, como Provincial que era de Castilla, Provincia a la que
pertenecía el Vicario General difunto.
Tiempos difíciles en extremo, horas verdaderamente amargas esperaban al nuevo Vicario
General. En el mismo año 1833 estallaba la guerra civil, la guerra carlista. Al año siguiente
tenía lugar en Madrid la matanza de religiosos, que luego en 1835 se reproduce en varias ciudades. Ciertamente que no debió haber víctimas entre los agustinos recoletos, pues no hay
constancia de ello, pero sí sabemos que la comunidad del Colegio de Zaragoza vióse obligada
a huir precipitadamente por una puerta secundaria en la noche del 5 de junio del citado año
1835, acogiéndose al amparo del cercano castillo de la Aijafería, y que el Convento de Barcelona se pudo librar de la furia de las turbas gracias a los soldados del próximo cuartel de Atarazanas, en el que luego se refugiaron los religiosos. Ninguna de las dos comunidades podría
retornar ya más a su amada casa.
Nuestro P. Tomás Escobar, poco después de los sangrientos sucesos de Madrid de junio
de 1834, creyó conveniente para su seguridad buscar refugio en su pueblo natal, Berzocana.
Ya no volvió a la capital de España.
Con fecha 29 de marzo de 1835, desde su mismo pueblo, dirigió un escrito al señor Nuncio rogándole que tuviera a bien dispensar la celebración del Capítulo Provincial de Aragón y
la del General de la Recolección, los cuales debían tener lugar en el referido año, pero que,
por la crítica situación en que se hallaba el país, no sería posible la reunión de los respectivos
capitulares.
Contestóle el señor Nuncio diciéndole que, oyendo primero a los Padres Provinciales y a
sus Definitorios y teniendo presente lo que disponen las Constituciones y la Bula Piana, en
unión del Definitorio General, le informase lo que se le ofreciere sobre el asunto.
En el mes de agosto, no pudiendo reunir, por las circunstancias
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
reinantes, a los Definidores Generales, remitióles a cada uno de éstos una comunicación exponiéndoles toda la cuestión y dándoles cuenta, a la vez, de los dictámenes favorables recibidos ya de los PP. Provinciales y sus Definitorios.
Pero los infaustos acontecimientos se habían ido precipitando y... ya no hubo lugar a ulteriores actuaciones. Pues el Gobierno había decretado el 25 de julio la supresión de todas las
casas religiosas que no contasen con doce individuos profesos, de los que dos terceras partes,
por lo menos, debían ser de coro. Y luego, el 8 de marzo del año siguiente se daba el golpe
final a las Ordenes Religiosas de varones con otro decreto, por el que se extinguían todos los
conventos de las mismas, con la sola excepción de los llamados Colegios de Misioneros de
Valladolid, Ocaña y Monteagudo —pertenecientes a los agustinos ermitaños, a los dominicos
y a los recoletos, respectivamente—, y asimismo de las casas de los escolapios y de los hospitalarios de San Juan de Dios. El decreto del 25 de julio ya ofreció motivo para la supresión de
todos nuestros conventos, cuya incautación tuvo lugar, en general, en el mes de septiembre
del mismo año 1835, a excepción del de Madrid, cuyos religiosos fueron obligados a abandonarlo el 18 de enero del año siguiente.
Treinta y dos fueron las casas que perdió para siempre la Recolección en aquel "inmenso
latrocinio", como lo llamara Menéndez Pelayo, viéndose aventados de sus conventos trescientos ochenta y ocho de sus hijos; de ellos, doscientos dos sacerdotes. A aquel corto número
habían quedado reducidos los novecientos uno religiosos que en 1808, año del comienzo de
nuestra historia, formaban el personal de las tres Provincias recoletas de España, esto es, la de
San Agustín, de Castilla; la de la Virgen del Pilar, de Aragón, y la de Santo Tomás de Villanueva, de Andalucía.
Epoca calamitosa para la Recolección la que nos ha tocado historiar. Y tristísimo final.
Pero... la divina Providencia velaba sobre ella y no permitiría su muerte. Un día había de revivir, volviendo a recibir nuevo crecimiento.
Completemos ahora este brevísimo resumen histórico de nuestra Recolección Agustiniana de los años 1808 a 1836 con una rápida mirada a sus dos Provincias ultramarinas, la de la
Candelaria, de Colombia, y la de San Nicolás de Tolentino, de Filipinas.
Con bastantes dificultades tuvo que luchar durante este mismo periodo de tiempo la
Provincia de Colombia o Tierra Firme.
Dice así el historiador recoleto P. Fabo: "Fue por causa de los movimientos insurgentes
de 1810 por lo que las Comunidades Religiosas sintieron en su vida movimientos convulsivos, que las hizo detener el rumbo de vida próspera y tranquila" (Restauración de la Provincia de la Candelaria, 20).
Con todo, nuestra Provincia trató de vencer los contratiempos que fueron surgiendo. No
dejó de celebrar con regularidad y en el tiempo señalado sus Capítulos cuatrienales, aunque
alguno de ellos fuera protestado.
Cuando se tuvo conocimiento en Colombia de las determinaciones tomadas en España
por el Gobierno constitucional de 1820 sobre la supresión de conventos, el Gobierno de la
República pidió a los Superiores
INTRODUCCIÓN
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religiosos su opinión sobre cuál hubiera sido su conducta en el caso de estar aún la Nueva
Granada bajo el dominio español. Los Superiores de nuestra Provincia contestaron el 17 de
mayo de 1821 con un documento en el que manifestaban su clara y enérgica oposición a aquellas medidas.
No obstante, el 6 de agosto del mismo año 1821 daba el Congreso de Colombia una ley
por la que se suprimían todos los conventos que no tuvieren por lo menos ocho religiosos sacerdotes, con la sola excepción de los hospitalarios. Esta ley todavía fue corroborada por otra
del 7 de abril de 1826, en la que se disponían nuevas aplicaciones de aquélla. Con anterioridad, en marzo de este mismo año, se había decretado la prohibición de admitir en los noviciados individuos que no hubieren cumplido los veinticinco años de edad.
Al gravísimo contratiempo que estas determinaciones supusieron para la Provincia, pues
se le ocasionaba la supresión de casi todas sus casas y la dispersión, por esto mismo, de varios
de sus hijos, se añadió la amargura de ver cómo algunos de los conventuales del Colegio de
Bogotá, en la creencia de que ya no quedaba subsistiendo otra casa que el citado Colegio,
pretendieron probar que, siendo así, la Provincia dejaba de existir, cesando, por consiguiente,
toda la autoridad del Provincial y su Definitorio. Mas no lograron conseguir tan ruin propósito.
En el mes de julio de 1828, Simón Bolívar suprimía las anteriormente citadas leyes adversas a los religiosos; pero en enero de 1832 eran nuevamente puestas en vigor, anulándose
los decretos del Libertador, que había fallecido en diciembre de 1830. De la supresión era
excluido el Convento del Desierto de la Candelaria, tan amado de la Provincia por haber sido
la cuna de los recoletos en aquellas tierras colombianas.
Siempre miró con cariño la Provincia las misiones casanareñas a ella encomendadas.
Mucho tuvieron que sufrir éstas con sus misioneros en los turbulentos momentos de la lucha
por la independencia de Colombia. Hubo luego escasez de personal en ellas por las supresiones y limitaciones impuestas por el Gobierno, a que antes se ha hecho referencia, aunque, por
otra parte, el mismo Gobierno no dejaba de insistir en que no faltaran religiosos en las misiones. La Provincia procuró en todo momento atenderlas como y cuanto le fue posible.
La Provincia de Filipinas, por su parte, en estos años tan calamitosos para las Provincias
de España y, como acabamos de ver, aun para la de Colombia, continuó su vida con cierto
sosiego y regularidad, atendiendo a las misiones y ministerios a su cargo y celebrando trienalmente sus Capítulos Provinciales, a excepción del que correspondía tener en 1824, cuya
celebración se suprimió en este año por haber llegado a Manila los decretos del Gobierno
constitucional de España de 1820, si bien pudo tener lugar al año siguiente de 1825, recibida
ya la noticia de la derogación de las disposiciones contrarias a las Ordenes Religiosas.
Todos los Capítulos Provinciales, en algunos de los cuales no faltó alguna protesta o reclamación, fueron siempre tomando o confirmando bastantes determinaciones para la buena
marcha de la provincia,
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
la observancia regular y el cuidado de los misioneros y de sus ministerios y misiones.
El problema más agobiante con que tuvo que enfrentarse la Provincia fue tal vez el de la
penuria de personal, problema que en realidad ya venía preocupando a los Superiores desde
años atrás, pero que de día en día se iba agudizando.
Desde 1796, año en el que embarcaron para Filipinas dieciocho religiosos, ya no salieron
de España otros más hasta 1804, en que la hicieron otros siete. Después no se verificaron más
embarques de misioneros hasta 1815, pero entre este año y el de 1822 fueron solamente diez
los que llegaron a Filipinas.
A causa de esta escasez de religiosos, veíase la Provincia en la necesidad de rechazar la
encomienda de nuevos ministerios, abandonar la administración, por lo menos provisionalmente, de otros, y aun le fue preciso colocar en algunos de los que conservaba a individuos
que por sus cargos deberían residir en Manila o cerca de esta ciudad.
Ante esta angustiosa situación, los PP. Provinciales no cesaban de hacer patéticos llamamientos a N. P. Vicario General y al P. Comisario de la Provincia en Madrid, para que con
urgencia se enviaran misioneros. Mas los esfuerzos de estos dos para conseguir la reunión de
religiosos que pudieran embarcar rumbo a aquellas islas no daban el fruto deseado.
Y fue entonces cuando el Comisario P. Alonso Jubera, con certera visión, pensó que, para
evitar la ruina, la desaparición de la Provincia, no había otra solución que el establecimiento
en España de un Colegio-Seminario. Veía el lastimoso estado en que habían quedado en ésta
los conventos, la disminución del número de sus religiosos y hasta el lamentable desconcierto
espiritual causado por los tristes acontecimientos ocurridos en el país en algunos de aquellos
que, en otras circunstancias, hubieran deseado con ansia embarcar para Filipinas.
Propuso su plan salvador a los Superiores de la Provincia. Pero éstos casi no pensaban
más que en los inconvenientes del citado proyecto y se resistían a llevarlo a la práctica, insistiendo en que se recolectasen religiosos de las casas de España. En aquellas lejanías, a pesar
de las referencias recibidas, no se daban cuenta del verdadero alcance de las causas que tanto
influían en el ánimo del P. Jubera.
Mas como las determinaciones de los Definitorios y Capítulos Provinciales contrarias al
establecimiento del Colegio, por las dificultades del correo desde Manila, llegaban con mucho
retraso a Madrid, no teniendo a tiempo noticia de las mismas, el P. Jubera, autorizado y aun
estimulado éste por N. P. Vicario General, Fr. Joaquín de San Rafael, en el mes de diciembre
de 1817 se decidió a iniciar y luego ir continuando las gestiones para la fundación proyectada.
Después de varias dificultades que hubo que vencer y algunas dilaciones que se presentaron,
por fin, en el año 1824, y ya con la aprobación de la misma Provincia, se logra conseguir por
el entonces Comisario, P. Francisco Vidal, sucesor del P. Jubera, el establecimiento del Colegio-Seminario, primeramente en la ciudad riojana de Alfaro y luego trasladado, en 1829, al
santuario de Nuestra Señora del Camino, de la villa navarra de Monteagudo.
INTRODUCCIÓN
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Sin duda, la principal de las razones que habían influido en nuestros Padres de Manila para oponerse a la fundación, a lo menos por entonces, del referido Colegio fue el estado deficiente de la economía de la Provincia. En realidad, ésta recibió un duro golpe con el gran
quebranto sufrido por los bienes que para su subsistencia y la ayuda a las misiones poseía en
Méjico; primero fue a causa de la insurrección, y luego, por las diversas incautaciones de
aquellos bienes realizadas por el Gobierno de aquel país.
Visión certera hemos dicho, y aún diremos más, visión providencial, fue la del citado P.
Jubera al proponer la fundación en España de un Colegio-Seminario para su Provincia de San
Nicolás. Y bondad grande del Señor al concedernos que un día se viera convertida su propuesta en venturosa realidad. Pues los primeros frutos producidos por el citado Colegio —
sesenta jóvenes religiosos salidos del mismo para Filipinas tan sólo desde 1825 a 1835— comenzaron a proporcionar savia vivificadora al árbol glorioso, ya casi seco, de la apostólica
Provincia. Y luego, al ser excluido de la supresión en los decretos de extinción de las casas
religiosas en España, con su permanencia se logró que continuara la existencia y el crecimiento de la Provincia, y con ésta y por ésta, la propia existencia y el crecimiento de la misma Recolección Agustiniana.
Lector recoleto: conozcamos nuestra historia; conozcamos la historia de nuestra amada
Recolección, con sus virtudes y con sus defectos, en sus días buenos y en sus días malos,
cuando camina por sendas de triunfo y cuando tiene que llevar la cruz de las contrariedades,
de la persecución.
Conozcamos, sí, nuestra historia, la historia de nuestra Orden, para que conociéndola, la
amemos. Y cuanto más conozcamos a esta nuestra Madre la Recolección por conocer más y
más su historia, más y más la llegaremos a amar. Ya nos lo advierte nuestro mismo Padre San
Agustín en esta frase: "Quanto maior notitia, tanto maior erit dilectio" (De spiritu et littera, n.
64).
Madrid, 2 de septiembre de 1961, festividad de nuestra Reina y Madre de la Consolación.
EL CRONISTA GENERAL
BIBLIOGRAFÍA
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A) FUENTES MANUSCRITAS
Archivo del Convento de Monteagudo: Libro de Cosas notables y carpetas 2 y 5.
Archivo de la Corona de Aragón, Barcelona: Libros del Convento de Santa Mónica con
los números siguientes: 602, 608, 613, 617, 625, 626, 652, 653, 693 y 720.
Archivo de la Curia Generalicia de los Recoletos de San Agustín: Varios libros y carpetas de documentos relativos a la Orden, al Hospicio de Roma y a los Conventos de
Valencia, Valladolid y Zaragoza.
Archivo del Desierto de la Candelaria, Colombia: Libro de Profesiones, 1782-1858.
Archivo Histórico Nacional, Madrid: De la Sección Clero los libros con los números
2697, 2816, 2817, 3030, 3173, 3174, 3175, 6794, 6819, 10657, 17973, 14982,
14985, 16468, 16555, 18546, 18547, 18550, 18553, 18736, 18738 y 18840, y los
legajos 5845, 7695 y 7696. Corresponden a los conventos de Alagón, Almagro,
Campillo, Caudiel, Luque, Madrid, Nava del Rey, Portillo, Salamanca, Toledo, Zaragoza y Zuera. De la Sala general la Colección de Cédulas Reales tt. 33, 38, 39,
40, 41, 43, 44, 47 y 49.
Archivo Provincial de la Candelaria, Bogotá: Libro 2.º y 3.º de la Provincia y varios
documentos de los tt. CXXIII, CXXXVIII, CXLV, CXLVI, CXLVII, CLVII,
CLVIII y CLIX.
Archivo Provincial de San Nicolás, Marcilla: Libros números 27, 33, 34, 37, 39, 44, 45,
61, 65 y 66; libros 3.º y 4.º de Becerro; Libro Quarto de Profesiones de Zaragoza y
Lumen domus novitiorum; Colección de Actas de Capítulos y Juntas Generales y
Libro de Consultas del Convento de Manila; carpetas 1, 1 bis, 2, 3, 4, 4 bis, 5, 7, 9,
23, 25, 26, 27, 31, 59, 63, 72, 73, 76, 77, 82, 89, 90, 91 y Documentos del Hospicio
de Roma.
Archivo Provincial de Sto. Tomás, Madrid: Libro de Capítulos, 1762-1835, y legajo de
documentos antiguos.
Archivo de Simancas: Legajos de la sección Gracia y Justicia 1204, 1216, 1218, 1220,
1221, 1223, 1226, 1227, 1232, 1236, 1241, 1242, 1247, 1248, 1250, 1252, 1256 y
1265.
Biblioteca «Menéndez Pelayo», Santander: Cartas útiles del P. Miguel Zorita.
Biblioteca Nacional, Madrid: Sección de manuscritos, libros del Convento de Madrid
números 3542, 3858, 9595 y 13521.
22
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
B) AUTORES
– AGUILAR, FRANCISCO DE ASÍS: Compendio de Historia eclesiástica general, t. 2, Madrid, 1877.
– AGUSTÍN R. DE STA. TERESA DE JESÚS, O. R. S. A.: Organista y organero, art. en el
«Boletín de San Nicolás», a. 1953.
– ALCAIDE IBIECA: Historia de los dos sitios de Zaragoza, tt. 1, 2 y 3, Madrid, 1831.
– ÁLVAREZ DE BAENA: Hijos de Madrid ilustres, t. 4, Madrid, 1791.
– AVELLANEDA DEL ROSARIO, MIGUEL, O. R. S. A.: Centenario de la muerte del P. Diego
Cera, art. en el «Boletín de San Nicolás», a. 1933.
– AYAPE DE SAN AGUSTÍN, EUGENIO, O. R. S. A.: Fundaciones y noticias de la Provincia
de Nuestra Señora de la Candelaria de la Orden de Recoletos de San Agustín, t. 1,
Bogotá, 1950.
– AYAPE DE SAN AGUSTÍN, EUGENIO, O. R. S. A.: Historia del Desierto de la Candelaria,
Bogotá, 1935.
– BARRAQUER Y ROVIRALTA, C.: Las casas de los religiosos en Cataluña durante el siglo
XIX, tt. 2 y 4, Barcelona.
– BECERRA DE LA VIRGEN DE LA MONTAÑA, NICOLÁS, O. R. S. A.: Estado general de la
Provincia de San Nicolás de Tolentino, Sampaloc, 1820.
– BROSSON, P. M.: Lettres edificantes, Biblioteca Católica de Bélgica, Ob. 10, 1825.
– CARBONERO, FEDERICO: Historia de la Nava del Rey, Valladolid, 1900.
– CASTRO DE LA SMA. TRINIDAD, MANUEL, O. R. S. A.: Sagrada Misión de Agustinos
Recoletos a las cuatro partes del mundo, Huesca, 1827.
– CIDIEL, JOAQUÍN: Pequeño extracto que manifiesta lo ocurrido a la Congregación del
Santísimo Cristo del Desamparo con motivo de la destrucción del Convento de
Agustinos Recoletos de Madrid.
– CORRO DEL ROSARIO, PEDRO, O. R. S. A.: La Orden de Agustinos Recoletos, compendio
histórico, Monachil (Granada), 1930.
– CORRO DEL ROSARIO, PEDRO, O. R. S. A.: Vida y Apología del Ven. Padre Fr. José Ibáñez de la Consolación, Madrid, 1915.
– Crónicas de la Recolección Agustiniana:
P. Fr. ANDRÉS DE SAN NICOLÁS, O. R. S. A., t. 1 (1588-1620), Madrid, 1663.
P. Fr. LUIS DE JESÚS, O. R. S. A., t. 2 (1621-1650), Madrid, 1681.
P. Fr. DIEGO DE SANTA TERESA, O. R. S. A., t. 3 (1651-1660), Barcelona, 1743.
P. Fr. PEDRO DE SAN FRANCISCO, O. R. S. A., t. 4 (1661-1690), Zaragoza, 1756.
P. Fr. PEDRO FABO DEL C. DE MARÍA, O. R. S. A., t. 5 (1689-1695), Madrid, 1918.
P. Fr. PEDRO FABO DEL C. DE MARÍA, O. R. S. A., t. 6 (1696-1705), Madrid, 1919.
P. Fr. PEDRO FABO DEL C. DE MARÍA, O. R. S. A., t. 6, 2.ª parte (1706-1714), Barcelona, 1927.
P. Fr. GREGORIO OCHOA DEL CARMEN, O. R. S. A., t. 7 (1706-1754), Zaragoza,
1924.
P. Fr. GREGORIO OCHOA DEL CARMEN, O. R. S. A., t. 8 (1755-1796), Zaragoza,
1928.
P. Fr. GREGORIO OCHOA DEL CARMEN, O. R. S. A., t. 9 (1797-1835), Zaragoza,
1929.
– DÍAZ PLAJA: La Historia en sus documentos. El siglo XIX, MADRID, 1959.
– DUDON, PAUL: Le quietiste espagnol Miguel Molinos, París, 1921.
– Enciclopedia Espasa, tt. 28 (2.ª PARTE), 66 y 67.
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– EUGENIO DE SAN FRANCISCO, O. R. S. A.: Noticias autenticas, verdaderas y fidedignas
de la milagrosa imagen de Santa María del Pópulo, «Boletín de San Nicolás», aa.
1945 y 1946.
– FABO DEL C. DE MARÍA, PEDRO, O. R. S. A.: El Padre Consolación, art. en el «Boletín
de San Nicolás», a. 1914.
– FABO DEL C. DE MARÍA, PEDRO, O. R. S. A.: Los Agustinos Recoletos y la francesada,
Monachil, 1915.
– FABO DEL C. DE MARÍA, PEDRO, O. R. S. A.: Restauración de la Provincia de la Candelaria, Bogotá, 1911.
– FABO DEL C. DE MARÍA, PEDRO, O. R. S. A.: Un sabio del siglo XIX, Madrid, 1915.
– FERNÁNDEZ DEL S. C. DE JESÚS, JENARO, O. R. S. A.: Bullarium Ordinis Recollectorum
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– FERNÁNDEZ DEL S. C. DE JESÚS, JENARO, O. R. S. A.: De figura iuridica Ordinis Recollectorum, S. Augustini, Roma, 1938.
– FERNÁNDEZ DE LOS RÍOS: Guía de Madrid, Madrid, 1876.
– GANUZA DE LA V. DE JERUSALÉN, MARCELINO, O. R. S. A.: Monografía de Misiones
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– GARROVEREA, FAUSTINO: Los huesos visitados que profetizan después de la muerte,
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– GÓMEZ DE ARTECHE: Historia de la Guerra de la Independencia, t. 4, Madrid, 1875.
– GONZÁLEZ PALENCIA: Diego Saavedra Fajardo. Obras completas. Madrid, 1946.
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– GROOT, JOSÉ MANUEL: Historia eclesiástica y civil del nuevo reino de Granada, t. 3,
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– HENRION, BARÓN DE: Historia de la Iglesia, t. 8.
– JARAUTA DE LA CONSOLACIÓN, RICARDO, O. R. S. A.: Album de la Orden de Agustinos
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– LAFUENTE, MODESTO: Historia general de España, t. 17, Barcelona, 1889.
– LEJEUME, BARÓN DE: Los Sitios de Zaragoza. Versión, prólogo y notas de Carlos Ribas
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– MADOZ: Diccionario geográfico, histórico y estadístico de España, tt. 4, 5, 6, 9, 10, 14
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– MANEGAT, LUIS G.: Hombres y cosas de la vieja Barcelona, Barcelona, 1947.
– MARÍN Y MORALES, O. P.: Ensayo de una síntesis de los trabajos realizados por las
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– MATUTE DEL SMO. CRISTO, SANTIAGO, O. R. S. A.: Apuntes para la Historia, t. 3, Bogotá, 1898.
24
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
– MAYANDÍA DEL PILAR, FERNANDO, O. R. S. A.: Un héroe de los Sitios de Zaragoza,
Pamplona, 1908.
– Memorias de la Real Academia de la Historia, tt. 4 y 5, Madrid, 1805 y 1817.
– MENÉNDEZ PELAYO, MARCELINO: Historia de los heterodoxos españoles, edic. de la
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– MINGUELLA DE LA MERCED, TORIBIO, O. R. S. A.: Necrología del Rvmo. P. Fr. Gabino
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– MONTALBÁN, FRANCISCO J., S. I.: Historia de la Iglesia Católica, edic. de la BAC, t. 4,
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– MONTERO Y VIDAL: Historia general de Filipinas, t. 2, Madrid, 1887.
– MORRO, PEDRO: Memoria histórico-descriptiva de la Imagen y Santuario de Nuestra
Señora del Niño Perdido de Caudiel, Lérida, 1923.
– MUSEO DEL PRADO: Catálogo de los cuadros, Madrid, 1945.
– PANO Y RUATA, M. DE: La Condesa de Bureta, Zaragoza, 1908.
– PIAZZA, CAROLO BARTOLOMEO: Eusebologio Romano, t. 2, Roma, 1698.
– PONZ, ANTONIO: Viaje de España, edic. M. Aguilar, Madrid, 1947.
– PRADO DE LA V. DE VALVANERA, SERAFÍN, O. R. S. A.: Sermón «De Laudibus Ordinis», Madrid, 1956.
– PRADO DE LA V. DE VALVANERA, SERAFÍN, O. R. S. A.: La Escuela de Cristo y nuestro
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– Provincia de San Nicolás de Tolentino, Manila, 1879.
– Recopilación de leyes de los reynos de las Indias, edic. facsímil del Consejo de la Hispanidad, t. 1, Madrid, 1943.
– Regula et Constitutiones Or. Recollectorum S. Aug., an. 1745, Madrid, 1860.
– Relación histórica de la traslación del Colegio de Agustinos Descalzos de Alfaro al
Santuario de Nuestra Señora del Camino en Monteagudo, Madrid, 1829.
– RESTREPO, JUAN PABLO: Iglesia y Estado en Colombia, Bogotá, 1885.
– ROCHE, CONDE DE, Y TEJERA, JOSÉ PÍO: Saavedra Fajardo, Madrid, 1884.
– RODRÍGUEZ SOLÍS: Los guerrilleros de 1808. España por las guerrillas, Madrid, 1887.
– ROGNIAT, BARÓN DE: Relación de los Sitios de Zaragoza. Versión y crítica de Landeyra
y Galiay, Zaragoza, 1908.
– RUCABADO, RAMÓN: Santa Mónica de la Rambla, Barcelona, 1959.
– RUIZ DE STA. EULALIA, LICINIO, O. R. S. A.: Sinopsis histórica de la Provincia de S.
Nicolás de Tolentino de Filipinas, tt. 1 y 2, Manila, 1925.
– SÁDABA DEL CARMEN, FRANCISCO, O. R. S. A., Catálogo de los Religiosos Agustinos
Recoletos de la Prov. de San Nicolás de Tolentino de Filipinas, Madrid, 1906.
– SANTIAGO VELA, GREGORIO DE, O. E. S. A., Ensayo de una biblioteca ibero-americana
de la Orden de San Agustín, tt. 1, 2, 3, 7, 8, Madrid, 1913-1931.
– TORCAL, NORBERTO: Historia popular de los Sitios de Zaragoza, Zaragoza, 1908.
– TORENO, CONDE DE: Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, t. 64
de la Bibliot. de Autores Españoles, Madrid, 1872, y t. 5 edic. Madrid, 1910.
– TORMO, ELÍAS: Las iglesias del antiguo Madrid, fasc. 2, Madrid, 1927.
– VARGAS JURADO: Tiempos de la Colonia, Bogotá.
– VÉLEZ, RAFAEL DE: Apología del Altar y del Trono, t. 1, Madrid, 1825.
BIBLIOGRAFÍA
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– VILLANUEVA, J. L.: Mi viaje a las Cortes, t. 98 de la Bibl. de Autores Españoles, Madrid, 1957.
– VILLAR Y MACÍAS: Historia de Salamanca, t. 3, Salamanca, 1887.
– ZUNZARREN DE LA CONCEPCIÓN, PEDRO, O. R. S. A.: El Padre Adeodato, art. en el «Boletín de San Nicolás», a. 1933.
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–
–
–
–
D) PUBLICACIONES PERIÓDICAS
Acta Ordinis Recollectorum S. Augustini, tt. 3 y 4.
Archivo Histórico Agustiniano, tt. 2, 9, 15, 17, 38-43.
Boletín de la Prov. de la Candelaria, núm. 451-452. a. 1961.
Boletín de la Prov. de S. José, núm. 39, a. 1961.
Boletín de la Prov. de S. Nicolás, varios.
Boletín de la Prov. de Sto. Tomás, núm. 396, a. 1960.
Gaceta de Madrid, aa. 1808, 1809 y 1836.
La Ciudad de Dios, tt. 66 y 76.
Se citan en el texto algunos periódicos.
AC
ACA
ACM
AG
AHN
AM
AS
AT
BN
BR
BSN
CCR
CR
SIGLAS
Archivo de la Candelaria, Bogotá.
Archivo de la Corona de Aragón, Barcelona.
Archivo del Convento de Monteagudo.
Archivo General de la Orden, Roma.
Archivo Histórico Nacional, Madrid.
Archivo en Marcilla de la Provincia de San Nicolás.
Archivo de Simancas.
Archivo Prov. de Santo Tomás, Madrid.
Biblioteca Nacional, secc. ms., Madrid.
Bullarium Recollectorum S. Augustini.
Boletín de San Nicolás.
Colección de Cédulas Reales.
Crónicas de la Recolección.
CAPÍTULO PRIMERO
PRIMER SEXENIO DEL VICARIO GENERAL, P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN,
1808-1814
ARTÍCULO
Su elección. –Breve reseña biográfica. –Recibe la noticia en Zaragoza.
–Llega a Madrid y a los pocos días tiene que abandonar
el convento por la vuelta, de los franceses
En el Capítulo General celebrado en nuestro colegio de San Nicolás de Tolentino de Alcalá de Henares el 7 de junio de 1808 fue nombrado Vicario General de la Recolección el P.
Fr. Joaquín Vidal de San Rafael, L. J., ex-Provincial de Aragón1.
Había nacido este ilustre hijo de la Recolección Agustiniana en Castarlenas, lugar del
municipio de Barasona, en la provincia de Huesca, y del obispado de Barbastro. No hemos
podido averiguar la fecha de su nacimiento, aunque suponemos que debió ser hacia el año
1743, porque en una carta suya escrita en 1819 dice que en este último año cumplía los setenta y seis años de edad. Fueron sus padres Medardo Vidal y María Lissa2.
Sintiéndose llamado al estado religioso, solicitó el ingreso en los descalzos recoletos de
San Agustín, siendo admitido en el Convento de Zaragoza, llamado del Portillo, en el que
tomó el hábito el 18 de marzo de 1764; tuvo lugar la ceremonia en la iglesia, entre nueve y
diez de la mañana, oficiando en ella el Prior del citado convento, Padre Fr. Miguel de San
Agustín, Pred., y actuando de Maestro de novicios el P. Fr. Simón de Santa Teresa, Definidor
que era de la Provincia de Aragón3. Diez días después pasaba a Barcelona a continuar el año
del noviciado en el Convento de Santa Mónica de aquella ciudad, en donde el 19 de marzo del
año siguiente emitía los votos religiosos en manos del Prior de aquel convento, P. Fr. Diego
de San
1
CR, 9, 120.
AM, Lumen domus nov., f. 23.
3
AM, l. c.
2
28
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Agustín, L. J., siendo Maestro de novicios el P. Fr. Celedonio del Patrocinio4.
Una vez profeso, fue trasladado a otras casas de la Provincia para cursar los estudios de
filosofía y teología, ignorándose qué casas fueron éstas; solamente sabemos de cierto que durante dichos estudios no permaneció en el Convento de Barcelona, en el que aparece ya como
sacerdote en la Carta capitular del año 1722. Antes de su ordenación sacerdotal se alistó para
ir a Filipinas, pero precisamente por no ser sacerdote no le llevaron, según él mismo escribió
cuando era Vicario General5.
En las Cartas capitulares siguientes a la que hemos citado ya no figura el nombre de nuestro biografiado entre los conventuales de Barcelona, y no hemos podido averiguar en qué casas estuvo ni qué oficios pudo desempeñar, hasta que le vemos nombrado Maestro de novicios del Convento de Zaragoza en el Capítulo celebrado el 16 de septiembre de 1797. De su
trienio de Maestro solamente podemos decir que hubo veinticinco vesticiones de hábito y
veinticuatro profesiones.
En el Capítulo Provincial siguiente, que tuvo lugar el 30 de agosto de 1800, fue elegido
Rector del Colegio de San Nicolás de Tolentino de Zaragoza, llamado de «Agustinicos», y al
celebrarse el 28 de mayo de 1803 el Capítulo General, salió electo Adito de Definidor General
por Aragón, habiendo pasado a ocupar esta definituría cuando en el Capítulo Provincial de su
Provincia, celebrado el 15 de octubre del mismo año 1803, fue nombrado Provincial el P. Fr.
Tomás Martín del Carmen, que era Definidor General, pero en el Capítulo Provincial siguiente era nuestro biografiado elevado al Provincialato de Aragón, cesando en su oficio al terminar el trienio de mayo de 1808.
De su actuación en todos estos cargos nada hemos encontrado de particular. Sin duda, por
sus relevantes cualidades fue escogido para Vicario General a los pocos días de concluir su
mandato provincialicio.
Difíciles se presentaban las circunstancias en España cuando le fue confiado al P. Fr.
Joaquín de San Rafael el gobierno supremo de la Recolección. Horas trágicas había comenzado a vivir el pueblo español. Sus reyes y demás miembros de la familia real estaban en Bayona, en realidad prisioneros de Napoleón; el suelo patrio comenzaba a ser invadido por las tropas francesas, que habían ocupado ya varios lugares; en Madrid había tenido lugar la épica
lucha del día 2 de mayo contra el invasor.
El nuevo Vicario General, al ser electo, se encontraba en Zaragoza, donde a mediados de
junio recibió la noticia de su elección, «a tiempo, escribirá más tarde él mismo, que todo el
reino estaba en movimiento y trataba de defenderse del ejército francés, que con apariencia de
amistad había entrado en España y se iba posesionando de todas las capitales y fortalezas del
reino. Con este objeto, continúa diciendo, llegó a las puertas de Zaragoza la víspera del Corpus, que le hizo la más vigorosa resistencia, en la que me hallé hasta el nueve
4
ACA, n. 720. Profesiones, f. 175. Ignoramos las causas de su traslado al noviciado de Barcelona. En algunas
ocasiones vemos que se hacía así.
5
AM, carp. 4, leg. 2, 5.
PRIMER SEXENIO DEL P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN
29
de julio en que pude salir, después de un bombardeo que duró desde las doce de la noche del
último de junio hasta el amanecer del día dos de julio, y me fui al Convento de Benavarre;
aquí y en casa de mi hermano estuve hasta últimos de septiembre, en que, hallándose ya libres
de franceses Madrid y Zaragoza, me volví a ésta, donde permanecí hasta mediado de octubre,
y después de haber tratado con el P. Provincial Fr. Juan de San Ramón del restablecimiento
de los Conventos del Portillo de Zaragoza y Alagón, que habían maltratado los enemigos y no
había quedado religioso alguno en ellos, me fui a Madrid. A los pocos días que estaba en esta
Corte, comenzó a decirse que los franceses volvían a ella con un ejército mayor que el primero; así se verificó; el día segundo de diciembre se presentó en sus puertas y el día cuatro entró
en ella por capitulación; antes de capitular entraron en nuestro convento por una brecha que
abrieron en aquella parte y nos vimos obligados a desampararlo y ponernos en casas particulares. Yo estuve nueve meses en una en compañía de mi Secretario Fr. Joaquín de la Concepción y el Lego asistente»6.
ARTÍCULO SEGUNDO
Disposiciones de Napoleón y de su hermano José contra las Ordenes Religiosas
Como dice Menéndez Pelayo, «estipulóse en los dos primeros artículos de la capitulación
de Madrid (4 de diciembre de 1808) la conservación de la religión católica, apostólica, romana, sin tolerancia de otra alguna, y de las vidas, derechos y propiedades de los eclesiásticos
seculares y regulares, conservándose el respeto debido a los templos, conforme a nuestras
leyes. Pero apenas instalado Napoleón en su cuartel general de Chamartín, decretó la abolición del Santo Oficio, la venta de las obras pías y la reducción de los conventos a la tercera
parte»7.
El decreto sobre los conventos firmóse el mismo día de la capitulación, y en él se disponía lo siguiente:
«El número de conventos actualmente existentes en España se reducirá a una tercera parte..., reuniendo los religiosos de muchos conventos de una misma Orden en
una sola casa (art. 1º); no se admitirá ningún novicio, ni permitirá que profese ninguno
hasta que el número de religiosos de uno y otro sexo se reduzca a la tercera parte del
número de los existentes...; en el término de quince días, todos los novicios saldrán de
los conventos en que hayan sido admitidos (art. 2º); los eclesiásticos regulares...
6
AM, l. c. La casa donde estuvo el P. Vicario General era de Sebastián Moreno de Torres a quien abonaba mensualmente 400 reales. Cuando los franceses asaltaron el convento, robaron cuanto tenía la Congregación.
En la celda del P. Procurador Fr. Francisco de Jesús, solamente encontraron en metálico 589 reales. (AG,
Gasto de la Congr., 1784-1834, f. 62.)
7
MENÉNDEZ PELAYO, Historia de los Heterodoxos Españoles. 2, 775.
30
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
quedan en libertad de salir de sus conventos (art. 3º), y gozarán de una pensión (art.
4º)»8.
Para aplicar la reducción de conventos mandada por el anterior decreto, el 20 del mismo
mes de diciembre formóse un plan de supresiones, y dos meses más tarde, el 20 de febrero de
1809, el Rey intruso José, impuesto por su hermano Napoleón a la nación española, firmó el
decreto siguiente:
«Para que a los ministerios que deben entender en los asuntos a que dé motivo la
supresión de conventos de regulares que ha de hacerse en nuestros dominios conste la
parte que a cada uno le toca en esta materia, hemos decretado y decretamos lo siguiente: Art. 1. Al ministerio de Negocios Eclesiásticos pertenece todo lo concerniente a su
supresión y alteración de comunidades en los conventos de regulares de ambos sexos.
Art. 2. Luego que se resuelva la supresión de un convento, el ministro de Negocios
Eclesiásticos deberá dar aviso de ello al de Hacienda para que tome conocimiento de
sus temporalidades y cuide de la administración, venta o aplicación de ellas, según
nuestras órdenes. Art. 3. Asimismo, el ministro de Negocios Eclesiásticos dará aviso
al del Interior de los conventos que se suprimen, para que éste pueda cuidar de poner
en cobro y de dar aplicación con arreglo a nuestras órdenes a las bibliotecas, pinturas y
demás efectos pertenecientes a ciencias y artes. Artículo 4. El Colector general de
conventos tendrá cuidado de recoger y conservar los vasos sagrados, los ornamentos y
demás efectos destinados puramente al culto que hubiese en los conventos suprimidos,
y Nos dará cuenta de los que fuesen por el ministerio de Negocios Eclesiásticos, para
que, según nuestras órdenes, se distribuyan en parroquias y demás iglesias pobres. Artículo 5. Fijado el destino de los regulares que existían en las comunidades suprimidas,
se dará noticia de ello por el colector general de conventos al ministro de la Policía para su gobierno. Art. 6. Siempre que se estime conveniente que alguna iglesia de los
conventos suprimidos quede en uso como parroquia, ayuda de parroquia, o en otra
conformidad, se Nos hará presente por el ministerio de Negocios Eclesiásticos con la
debida instrucción»9.
Y por otro decreto de fecha 5 de marzo se disponían las facultades que competían al colector general de conventos. Estas eran: ocupar por sí o por sus subdelegados el convento cuya supresión fuere decretada, y poner en seguridad todos los efectos pertenecientes al culto;
retener las llaves de las iglesias y sacristías hasta que se les diese aplicación, cuidando no se
deteriorasen; entenderse con los Prelados generales de las Ordenes para la distribución de los
individuos
8
9
AGUILAR, Historia Eclesiástica, 2, 579.
AS, leg. 1221. Todas las notas de este archivo las debemos a la gentileza del M. R. P. Jenaro Fernández, O. R.
S. A.
PRIMER SEXENIO DEL P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN
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de un convento suprimido en otros de la misma regla; recibir la petición de secularización de
los regulares de ambos sexos que quisieran obtenerla, y una vez concedida la real aprobación,
recibir éstos la patente de su mano; y cuando conociera que una comunidad hubiera disminuido de manera que pudiera reunirse con otra de la misma Orden, dar de ello noticia al ministerio10.
Y como si el Gobierno intruso no tuviera otros asuntos de interés de que preocuparse,
continuó sus disposiciones sobre los religiosos. Así, el 27 de abril se decretan pensiones a los
regulares, sacerdotes o legos que apostaten de su estado. El 1 de mayo se ordena que los que,
sin haber obtenido su secularización, y sin licencia expresa del Gobierno, se hallaren disfrazados o fuera de los pueblos de sus respectivos conventos, sean tratados como prófugos y
condenados a diez años de reclusión; que igualmente se considerarán prófugos, siendo condenados a cuatro años de cárcel, los individuos de los conventos suprimidos que en el término
de veinte días no se presentaren en los conventos a los que hubiesen sido últimamente destinados; que los Superiores den cuenta de los que estuviesen extraviados o ausentes; y que en
todo pueblo en el que se diere muerte a un individuo del ejército, se supriman los conventos
en el mismo existentes, a menos que aparezca el delincuente. Y el 19 del mismo mes se circulan a los Superiores y Vicarios Generales dos reales órdenes, mandando que se dé noticia
exacta de todos los monasterios y conventos existentes en la nación, con otros detalles, y que
los citados Superiores vayan a Madrid, permaneciendo en ella.
Nuestro P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael, que continuaba en la capital de
España, con fecha 27 del citado mes contestaba al mandato del Gobierno lo siguiente:
«Al presente sólo puedo dar noticia del número de conventos en el reino, la que
acompaño en la lista adjunta, pero no del número de sus individuos, ni de los bienes
raíces que poseen, cuyos documentos sólo existen en los archivos de los conventos y
en el de sus respectivas Provincias, pero no en el archivo general, y aun cuando en éste
hubieran existido, no pudiera darla al presente por haberse extraviado todos los papeles del que existía en el convento suprimido de esta Corte, ocupado por las tropas
francesas desde el 3 de diciembre próximo de 1808, sin haber tenido arbitrio ni medio
para salvarlos, pero en este mismo correo escribo a los Provinciales de Castilla, Aragón y Andalucía para que a la mayor brevedad me remitan las razones individuales
que V. E. me pide, las que sin la menor dilación pasaré a manos de V. E. luego que las
reciba»11.
Como por haberse suprimido por el Gobierno intruso algunos conventos, hallarse otros
medio derruidos o sirviendo de cuarteles a las tropas y por otras causas, se encontraban dispersos por los pueblos bastantes religiosos, muchos de los cuales no cesaban de aconsejar
10
11
AS, l. c.
AS, leg. 1285.
32
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
y aun procurar con su actuación la resistencia contra el invasor, llevados de su amor a la religión y a la independencia patria12, el 21 de junio se firmaba otro decreto mandando que
«Todos los regulares que por cualquier cosa o pretexto se hallen fuera de sus respectivos conventos, comprendido los que administran granjas o haciendas, se restituyan a ellos en el término de quince días; los de los conventos extinguidos o destruidos
se presenten en aquellos a que hayan sido agregados; los que no tuvieren agregación,
deben presentarse en la casa de su Orden más inmediata al pueblo donde se hallaren, y
los que por enfermedad u otra cosa notoriamente justa no pudieren cumplir esta disposición, se presenten a las autoridades a exponer el motivo que les detiene».
Por fin, como se temía, llegó la culminación de todas las medidas contra las Ordenes religiosas con el decreto de su total extinción, dado el 18 de agosto del mismo año 1809, por el
que se disponía que
«Todas las Ordenes Regulares, monacales, mendicantes y clericales, existentes en
los dominios de España quedan suprimidas, y los individuos de ellas, en el término de
quince días, contados desde el de la publicación del presente decreto, deberán salir de
sus conventos y claustros y vestir hábitos clericales seculares (art. 1º); los regulares
secularizados deberán establecerse en los pueblos de su naturaleza, donde recibirá cada uno de la tesorería de rentas de las provincias la pensión señalada (artículo 2º); los
bienes que pertenezcan a los conventos… quedan aplicados a la nación (art. 4º)».
Al salir de sus conventos, no se les permitía a los religiosos sacar de ellos otros objetos
que los que fuesen de uso particular de cada uno, amenazando con graves penas a los transgresores; el Padre Prior había de permanecer con ellos todo el tiempo necesario para que el
comisionado del Gobierno formase un inventario exacto de todo lo perteneciente al convento,
conminando a dicho P. Prior con
12
Nos parece oportuno traer aquí las siguientes palabras de Menéndez Pelayo: «La resistencia …fue como era de
esperar, avivada y enfervorizada por el espíritu religioso, que vivía íntegro a lo menos en los humildes y
pequeños, y acaudillada y dirigida en gran parte por los frailes. De ello dan testimonio la dictadura del P.
Rico en Valencia, la del P. Gil en Sevilla, la de Fr. Mariano de Sevilla en Cádiz, la del P. Puebla en Granada, la del obispo Menéndez Luarca en Santander. Alentó la Virgen del Pilar el brazo de los zaragozanos, pusiéronse los gerundenses bajo la protección de San Narciso; y en la mente de todos estuvo, si se
quita el escaso número de los llamados liberales, que por loable inconsecuencia dejaron de afrancesarse,
que aquella guerra, tanto como española y de independencia, era guerra de religión contra las ideas del
siglo XVIII difundidas por las legiones napoleónicas». (Historia de los Heterodoxos, 2, 771.) En su lugar
correspondiente veremos la intervención del recoleto P. Consolación en los Sitios de Zaragoza.
PRIMER SEXENIO DEL P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN
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las penas más rigurosas si ocultase alguno de los muebles, alhajas u otros bienes13.
Cuando en enero de 1814, como se dirá en su lugar14, los Prelados regulares de Madrid
presentaron a las Cortes una petición dirigida a S. M. Fernando VII sobre la restitución de sus
conventos, refiriéndose a las disposiciones anteriores, se expresaban así: Invadida nuestra
patria por las huestes del tirano, ya preveían la suerte amarga que al estado regular les esperaba por lo que aquél había hecho en otras naciones; pero conociendo el tirano la mayor adhesión de la península a la religión de nuestros mayores y «no pudiendo dudar cuánto le importaba la conservación de las Corporaciones regulares por las íntimas relaciones de parentesco con que estaban unidas a la masa del pueblo y la consideración que merecían a éste por los
respetos de su Instituto, difirió la operación de deshacerse de ellas hasta el mes de agosto, no
pudiendo por más tiempo sufrir la influencia que tenían contra el sistema de opresión en que
se veía empeñado», y, teniendo continuos avisos de que «muchos religiosos estaban destinados en los hospitales militares y que todos, en general, auxiliaban la causa de nuestra independencia con su ejemplo y exhortaciones. Lo cual es tanta verdad que la Junta Central declaró motu proprio no haber clase en la nación más benemérita de la patria que el estado regular,
en el cual no se conocía un solo individuo que hubiese faltado a obligación tan sagrada... Y,
con efecto, el decreto de extinción de los regulares fue fundado sobre el obstáculo que encontraba en el desafecto de los regulares para consumar el plan de conquista». Esto no obstante,
permaneció indeciso el Gobierno intruso en dar este golpe por los inconvenientes que preveía,
y cuando el rey intruso se decidió a firmar el decreto de extinción, quiso suavizar la medida
del despojo general, habilitando a los regulares «para el goce de las legítimas de que se habían
desprendido por los votos de la profesión, de la opción a curatos y prebendas de los Cabildos,
y aun de otros destinos y condecoraciones civiles a que los regulares por su profesión no
habían podido aspirar hasta entonces». Los regulares, a excepción de uno u otro, «a quien la
miseria de algunos años le redujo a admitir la aparente beneficencia del Gobierno que aborrecía, los demás han preferido la mendicidad y la muerte».
13
Gaceta de Madrid, 18 de agosto de 1809. «A los religiosos se les señalaba de los caudales públicos seis reales
para su manutención, cuya exacta paga estuvo sólo en promesa, como era lo regular». Así se lee en una
hoja perteneciente a nuestro antiguo Convento del Portillo, Valladolid.
14
Cfr. art. IV del presente capítulo. Este escrito, cuya título es «Atenta representación que los Prelados Regulares de Madrid presentan a las Cortes generales ordinarias sobre la restitución de sus conventos y propiedades de que fueron despojados por el tirano», se imprimió en Madrid por D. Francisco de la Parte y se reimprimió en Valencia por los Yernos de José Esteban, Plaza de San Agustín, 1814. (Cfr. volumen «Variedades», secc. Historia de España, Biblioteca de Marcilla.)
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
ARTÍCULO TERCERO
N. P. Vicario General sale de Madrid. –Peripecias de su viaje hasta llegar a Palma
de Mallorca. –Pide y obtiene la confirmación de lo que tienen algún cargo
y la facultad de proveer la vacantes
Ante la situación creada por el Gobierno intruso en las regiones de España por él dominadas con el decreto de supresión de conventos, N. P. Fr. Joaquín de San Rafael determinó
salir de Madrid y trasladarse a alguna de las casas de la Provincia de Andalucía, todas libres
de franceses, menos el Colegio de Almagro, en la Mancha. El mismo nos cuenta las peripecias de su accidentado viaje.
«Así lo efectué, nos dice, vestido de seglar, y, después de grandes rodeos y mayores trabajos, pude llegar a Sevilla en octubre de 1809. Aquí me hallaba, descansando
de los viajes e incomodidades que se padecen en tales circunstancias, y trataba de emprender el de la visita de esta Provincia para celebrar el Capítulo Provincial de ella en
el mayo siguiente, cuando recibimos noticia que los franceses habían entrado en el reino de Andalucía y se dirigían a Sevilla. Esto era mediado enero, y no obstante lo riguroso de la estación, determiné irme a Cádiz y embarcarme para la ciudad de Palma en
la isla de Mallorca, y, habiendo hallado gente que retrocedía porque no dejaban entrar,
ni embarcar en Cádiz, ni en los puertos inmediatos, me dirigí al reino de Portugal, y
con muchas dificultades llegué a Faro; aquí me acusaron a aquel Gobierno que era
sospechoso, y, después de haber padecido muchas incomodidades y justificado mi
conducta, me embarqué el día dieciocho de febrero, y siendo viaje de sólo seis días,
por el mal tiempo no llegué hasta el 21 de marzo a la ciudad de Palma, capital de la isla de Mallorca, en donde esperaré la suerte de España, que antes que se decida, soy de
dictamen, con la mayor parte, que pasarán algunos años, y esperamos que será feliz
por la actividad, sabias y acertadas disposiciones de las Cortes y por el entusiasmo del
pueblo, que ha parado ya en furor, y se aumenta a medida que el enemigo le oprime en
todas partes en donde entra, y si fuere desgraciada, me iré a ésa de Méjico o a la Provincia de la Candelaria de tierra firme a concluir mis días, porque aun cuando los franceses (que no es creíble) dominen a España, a mí no me han de dominar. En esta ciudad de Palma he hallado al P. Fr. Manuel del Sacramento, Definidor actual de esta
Provincia (de Aragón), que con un hermano y su familia se vinieron a ella; éste y un
coronel pariente mío, que de resultas de las heridas y desgracias que tuvo en el sitio de
Zaragoza, quedó medio paralítico, en donde le hicieron prisionero y pudo escaparse y
venir a ésta, me han favorecido mucho, y si no por ellos mis necesidades hubieran sido
mayores, porque de Madrid nada pude sacar, ni aun los sellos, que en Sevilla los hice
hacer nuevos»15.
15
AM, carp. 4, leg. 2, 5.
PRIMER SEXENIO DEL P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN
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Desde Palma de Mallorca muy poca, o casi nula, pudo ser la actuación de N. P. Vicario
General, dada la situación en que habían quedado los conventos en España y la lejanía de las
Provincias de la Candelaria y de San Nicolás de Tolentino, con la escasez de comunicaciones.
Sabemos que desde Palma de Mallorca envió a Manila la aprobación del Capítulo Provincial
de Filipinas del año 1809. También acudió desde allí a esta Provincia en demanda de auxilio,
que, como se dirá en su lugar, le fue concedido mientras por las actuales circunstancias lo
necesitase16.
Asimismo, desde Palma de Mallorca, y con fecha 7 de marzo de 1811, dirigió al Cardenal
Escala, Arzobispo de Toledo y Visitador Apostólico, la siguiente exposición y súplica:
«Invadidas por los franceses la mayor parte de las provincias de nuestra península,
han sido por inevitable consecuencia invadidos y ocupados la parte más considerable
de los conventos de su Orden. En tan sensible conflicto, al paso que el exponente considera la suma y urgente necesidad de celebrar los Capítulos regulares de su Orden, no
solamente para atajar los abusos e inobservancias que acaso se hayan introducido en la
disciplina monástica y precaver los que puedan introducirse, sino también para procurar la más perfecta observancia de su Regla y la asistencia espiritual de los pueblos, ve
al mismo tiempo la absoluta imposibilidad de celebrarlos, así como no pudo absolutamente lograrse en el año 1809 en la Provincia de Castilla y en 1810 en la de Andalucía, ni por ahora se presentan fundadas esperanzas de poderse lograr en este año en la
de la Corona de Aragón. Esta imposibilidad, que es bien notoria a Vuestra Emma., es
para el exponente un motivo el más poderoso de acudir a V. Emma. para implorar el
oportuno remedio de aquellos males, y principalmente para asegurar y tranquilizar las
conciencias, propia y de los súbditos, y a consecuencia de ello: Suplica humildemente
a V. Emma. que, hecho cargo de las insuperables dificultades y angustiados tiempos
en que nos hallamos, se disponga confirmar en sus respectivos empleos a todos los
Provinciales, Definidores, Prelados locales y demás empleos de las citadas Provincias,
provistos en el último Capítulo de cada una de ellas, e igualmente cometer al exponente la facultad de nombrar sujetos idóneos para el desempeño de los empleos que actualmente vacan y en adelante vacasen, hasta que, puesta en más tranquilo estado
nuestra amada España, se puedan celebrar cómodamente los Capítulos con arreglo a
las santas Constituciones».
Y desde Cádiz, fechada el 17 de junio del mismo año 1811, y firmada por Nicasio Tomás, se le dio la contestación siguiente:
«Rmo. Padre: Enterado el Cardenal Arzobispo, Visitador Apostólico, mi Señor,
de lo que expone V. Rma., con fecha 7 del
16
Cfr. el art. II del cap. VIII.
36
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
próximo marzo, acerca de la celebración del Capítulo General y Provinciales, y lo que
es público y notorio por el estado de la actual guerra, se ha servido declarar S. Emma.
que mientras no se pueda proveer de Prelado General en el Capítulo o por la Santa Sede, la Religión de Agustinos Recoletos debe continuar en la Prelacía General el que
actualmente la obtiene, y que por sí debe proveer que en las Provincias donde no se
puede celebrar el Capítulo Provincial, continúen el Prelado Provincial y los demás que
se provean en aquel Capítulo, hasta que haya oportunidad de celebrarlo con arreglo a
las Constituciones de la Orden. Al mismo tiempo se ha servido mandar S. Emma. que
envíe V. Rma. un Estado de la Religión en la manera que pueda, atendidas las circunstancias del tiempo, para que pueda servirle de gobierno en lo que ocurra»17.
ARTÍCULO CUARTO
Las Cortes de Cádiz y las Ordenes Religiosas. –Exposición
de los Prelados regulares de Madrid
El 18 de junio de 1810, la Regencia del Reino, que en el mes de enero había sucedido a la
Junta Suprema Central en la dirección de la lucha contra el invasor y en el gobierno de la nación española en nombre de su Rey Fernando VII, secuestrado en Francia, había firmado el
decreto de convocatoria de Cortes generales y extraordinarias. Inauguráronse por fin éstas el
24 de septiembre en la isla de León, siendo trasladadas luego a la ciudad de Cádiz.
Las Ordenes religiosas, que habíanse visto perseguidas hasta su total supresión por el
Gobierno del rey intruso, habían de sufrir también atropellos parecidos por parte de las Cortes
de la España que permanecía fiel a su legítimo Rey, y todo bajo el pretexto de la llamada reforma de los regulares.
Mas… será mejor dejar hablar a un testigo fidedigno de tan calamitosos tiempos, gran
apologista, el padre capuchino Fray Rafael de Vélez.
«La invasión francesa —escribe18— arrojó a los regulares de sus claustros en el
año 1809. El rey intruso, por su decreto de 18 de agosto de dicho año, los mandó extinguir, señalándoles una pensión. Este hecho solo hubiera bastado para que nuestras
Cortes no tratasen de realizar el plan conocido de nuestra extinción. Las Gacetas francesas decían el crédito contraído por los regulares en la defensa de su rey y de su religión. Nuestros servicios nos ponían a cubierto de toda tentación contra nuestra existencia. Por malos que fuésemos, nuestros sufrimientos, nuestras persecuciones, las vidas de tantos religiosos
17
18
AG, carp. 1, leg. 4.
P. RAFAEL DE VÉLEZ, Apología del Altar y del Trono, 1, 363 y sigts. –Se comenzó a escribir esta obra en noviembre de 1812, según afirma el mismo autor, publicándose por primera vez en 1818. La interesante biografía de este religioso capuchino, que llegó a ser Obispo de Ceuta, Arzobispo de Burgos y de Santiago de
Compostela, puede verse en t. 67 de la Enciclopedia Espasa.
PRIMER SEXENIO DEL P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN
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muertos por los enemigos de nuestra patria… debían aplacar las iras de nuestros contrarios en España.
¿Cuál debería ser el sentimiento de todo buen español al ver que aún se insistió
por el Gobierno en nuestro exterminio; que se nos persiguió con tesón; que se nos hizo
la guerra más cruel, y que sólo conservamos nuestros hábitos y nuestros claustros por
una providencia manejada con el mayor sigilo?
Hablo de las órdenes expedidas por la Regencia en noviembre de 1812 para que
se restituyese el convento de Sevilla a los capuchinos; enseguida, a otros conventos de
Jerez y Sevilla; por último, de las que se expidieron a fines de enero y primeros de febrero de 1813. La Regencia, sin consulta de las Cortes, dio sus decretos para el restablecimiento de conventos. Sus órdenes fueron por las que principió la guerra contra la
Regencia constitucional y por lo que se indicó debía removerse. Las Cortes no querían
nuestra existencia; mejor diré, la facción dominante era la que quería extinguirnos.
Desde los primeros días de Cortes se principió a deprimir a los regulares con la
mayor injusticia y con el mayor calor por los papeles públicos. De hecho se nos privó
la asistencia a las Cortes y se mandó que no se nos pudiese elegir, ni aun para electores de partido ni de parroquia. El R. P. Traggia presentó a las Cortes una memoria manifestando la injusticia de este proceder; ni aun se quiso tomar en consideración, ni
leer, ni volverla a su autor, reclamada por él...
Todo papel reformador hizo la guerra por espacio de cuatro años a los institutos
religiosos. Allanado el camino por tantos folletos, las Cortes pudieron ya pasar a reformarlos, sin temer mucho a los pueblos. Desde que las Cortes se instalaron, principiaron a intervenir en asuntos de religión, supusieron en los primeros días que iban a
reformarlos, llegaba el tiempo de hacerlo y dieron sus órdenes para que de ningún modo entrasen en los claustros luego que se evacuasen las provincias.
En 17 de junio de 1812 decretaron el secuestro y la aplicación a beneficio del Estado de todos los bienes pertenecientes a cuerpos religiosos de ambos sexos, disueltos,
extinguidos o reformados por resultas de la invasión. En agosto inmediato expidió la
Regencia una orden a todos los intendentes, y en el artículo 21 les mandaba "que aseguren y cierren todos los conventos que hayan sido disueltos o reformados por el Gobierno intruso, inventariando los efectos que se hallen en ellos, tomando razón de sus
fincas, rentas, bienes, etc.", conformándose con el citado decreto y su artículo 7, que
aplicaban estos bienes a las urgencias del estado». (En sesión del 19 de septiembre se
reprobó este artículo 21, pero los intendentes hicieron caso omiso de esta reprobación.)
A continuación nos habla el P. R. Vélez del dictamen presentado a las Cortes sobre los
regulares. Pero nosotros acudimos ahora a Menéndez Pelayo, quien sobre eso mismo se expresa en estos términos: «Así las cosas, y pidiendo los pueblos a voz en grito la vuelta de los
frailes, presentó a las Cortes, en 30 de septiembre, el ministro de Gracia y Justicia, don Antonio Cano Manuel, que ridículamente se decía en el preámbulo del decreto encargado de la
alta policía eclesiástica,
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
un proyecto de diecinueve artículos sobre restablecimiento de conventos y su reforma. El dictamen pasó a las secciones, se aprobó, se leyó en sesión pública y se repartió impreso a los
diputados. En él se propone: 1º Que para el restablecimiento de cualquiera casa religiosa preceda permiso de la Regencia. 2º Que se presenten los regulares al alcalde político o jefe constitucional que han de vigilar sobre la inversión de sus rentas. 3º Que no haya en un mismo
pueblo muchos conventos de la misma Orden. 4º Que ninguno tenga menos de doce religiosos. 5º Que no se reedifiquen los conventos destruidos del todo. 6º Que no se proceda en nada
sin consulta de los ayuntamientos constitucionales. 7º Que los bienes sobrantes se destinen a
las necesidades de la patria. 8º Que se nombren visitadores en el término de un año. 9º Que
los novicios no profesen antes de los veinticuatro años ni se exijan dotes a las religiosas. 10º
Que se prohíba toda enajenación de bienes raíces a favor de las casas religiosas, sin que los
mismos novicios puedan disponer de sus bienes a favor del convento. Disposiciones algunas
de ellas cismáticas y conformes a las del sínodo pistoyense, aparte de la absoluta incompetencia de las Cortes para hacer tales reformas en la edad y condiciones de los votos ni ordenar
semejante visita»19.
El día 5 de octubre del citado año 1812 se reunió por primera vez, para el examen del citado expediente, la sección de las Cortes designada, llamada Comisión de Regulares, que dedicó a su discusión treinta y tres sesiones, siendo por entonces la última la del 1 de enero de
181320. Y el 18 de febrero daban las Cortes un decreto en el que, sin perjuicio de las medidas
generales que se sirvieran adoptar cuando se diese fin a la resolución del expediente sobre la
reforma, se determinaba:
«1º Que la reunión acordada por la Regencia de algunas comunidades se lleve a
efecto con tal que no estén arruinados los conventos, y sin permitirse por ahora que se
pida limosna para reedificar esos edificios o su iglesia. 2º Que no se restablezcan ni
subsistan restablecidos conventos que no tengan doce individuos profesos, a excepción
del que fuera único en un pueblo, en el que se deberá completar ese número con religiosos de la misma Orden. 3º Que en los pueblos donde hubiese muchos conventos de
un Instituto, se restablezca uno solo, donde deberán reunirse todos los de aquel pueblo.
4º Los individuos pertenecientes a las casas suprimidas serán agregados a los de su
Orden que se hayan restablecido o se restablezcan. 5º La Regencia se abstendrá de expedir nuevas órdenes sobre restablecimientos de conventos, y los Prelados, de dar
hábitos, hasta la resolución del expediente general. 6º La entrega de los conventos e
iglesias y de los muebles de su uso se hará, así en las capitales como en los pueblos
subalternos, por el intendente o sus comisionados, por medio de escritura, que autorizará un escribano
19
20
MENÉNDEZ PELAYO, Historia de los Heterodoxos, 2, 834.
La relación de estas sesiones puede verse en la obra escrita por J. L. VILLANUEVA, uno de los miembros de la
citada comisión, Mi Viaje a las Cortes.
PRIMER SEXENIO DEL P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN
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público y deberán firmarla todos los regulares que se reúnen en la respectiva comunidad. 7º Y, finalmente, si al recibo de este decreto se hubiese ya verificado el restablecimiento de alguna casa religiosa en virtud de las providencias del Gobierno y le faltase alguna de las circunstancias en él prescritas, quedarán sin efecto, debiendo arreglarse inmediatamente al tenor de estos artículos»21.
Al anterior decreto le hace el P. R. Vélez, entre otros, estos comentarios22:
«Las Cortes... pasan a poner unas condiciones que casi imposibilitan la ejecución
de lo mandado. De hecho, muy pocos fueron los conventos restituidos y reducidísimo
el número de religiosos que entraron en los claustros. Los señores intendentes adictos
a las Cortes conocían como cualquiera otro que la facción dominante no quería conventos ni frailes. Tenían en su mano el contraer un mérito distinguido en el cumplimiento exacto de lo mandado; los artículos eran los más análogos para las circunstancias. Estando rigurosamente a ellos, ningún convento debía ser restituido a los frailes.
De hecho, muy pocos se entregaron.
¿Por qué? Sabida es la devastación general de las casas religiosas. A toda la España consta que los conventos eran los cuarteles, almacenes, depósito de franceses y aun
de españoles. Rarísimo convento se podría señalar en toda la península que no fuera
necesario el reparo del edificio, iglesia, oficinas, etc. Estando al artículo primero, si los
señores intendentes querían impedir la posesión, estaba en sus manos el hacerlo. Se
necesita obra, no está en disposición, y el reparo más mínimo, no pudiendo hacerse sino con limosnas, porque las haciendas no se entregaban, tampoco podría verificarse,
impidiendo pedir para el restablecimiento. Por este solo hecho se atribuyó a atrevimiento en un Prelado de Sevilla el pedir para su reparo.
En virtud del segundo artículo, también se imposibilitaba aún más el restablecimiento. Doce religiosos debían tomar la posesión, y, ¿en dónde se iban a reunir los regulares de los respectivos conventos? Cada religioso estaba donde la caridad le tenía
recogido: los de Castilla, en Andalucía; el catalán, en Valencia; el de esta provincia, en
Extremadura. Su pobreza era suma; los regulares que tenían posesiones no las administraban y éstas poco rendían...; los óbices se multiplicaban hasta lo infinito para reunir en cada convento doce de sus individuos.
Tantos sacrificios hechos por los frailes a la religión, al soberano, al Estado, a los
pueblos, de nada sirvieron. Ellos expiran entre horrores por salvar la religión y su patria de la esclavitud y de la impiedad, y luego que con su sangre ayudan a libertarle de
un monstruo, principian sus hermanos a sufrir. Nadie pudo esperar tanta ingratitud».
El 26 de agosto del mismo año 1813 publicaron las Cortes otro decreto ordenando que la
Regencia dispusiera que, con arreglo al anterior
21
22
AM, n. 44, Oficios, f. 399 v.
P. R. de Vélez, Ob. cit., 1, 377 y sigts.
40
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
de 18 de febrero, se entregaran a los Prelados regulares algunas casas de sus respectivos Institutos de las que hubieran quedado habitables y existieran en poblaciones, «a fin de que en
ellas se recojan, desde luego, los individuos de su respectiva Orden que no estuviesen legítimamente empleados por los Prelados eclesiásticos o por el Gobierno, cuidando éste muy particularmente de que del producto de las fincas, rentas y obvenciones de sus comunidades se
les acuda con todo lo necesario para la decente subsistencia».
A pesar de estas órdenes, los intendentes retrasaban la entrega, pues les asaltaban o se inventaban dudas para su aplicación. El 14 de diciembre, la Regencia daba su contestación a
una consulta del intendente de Madrid, y el 24 del mismo mes mandaba dicha Regencia que la
reunión de los religiosos se verificase antes del 5 de enero de 1814.
Aunque se entregaron algunos conventos, como el de Recoletos, de Madrid, del que pudo
tomar posesión como Vicario Prior el Padre Fr. Juan Algora de Nuestra Señora de Guadalupe
el 31 de diciembre de 1813, todavía se encontraban muchas dificultades para que se devolvieran otros muchos. Por esto, los Prelados regulares de Madrid, en número de treinta y uno,
entre ellos, por parte de los Recoletos, el citado P. Algora, elevaron, con fecha 15 de enero de
1814, a las Cortes una petición dirigida a Fernando VII sobre la restitución de los conventos y
propiedades, de la que ya en otro lugar copiamos algunos párrafos23, y ahora transcribiremos
la mayor parte de ellos por su gran interés.
«Señor —comenzaban diciendo—: Los prelados regulares de esta Corte que abajo
suscriben a V. M., con el más profundo respeto, hacen presente el estado de abatimiento en que se han visto por la larga serie de cinco años y lo que en el día sufren en
sus personas y en sus súbditos, como igualmente en sus conventos y propiedades, de
que apenas se encontrará ejemplar en las historias de las naciones católicas».
Siguen luego los párrafos ya copiados, como hemos dicho, y continúan así:
«Los que han tenido la fortuna de sobrevivir a tan horrorosa catástrofe esperaban
la ruina de los invasores y la libertad del país como una puerta por donde había de entrar la restitución de los buenos españoles... Apiadado el cielo por las lágrimas y la
sangre de tantos justos, pudimos ver a los enemigos derrotados y huyendo hasta el suelo de donde habían salido. ¡Qué días, Señor, aquellos que por una especie de milagro
volvieron las cosas a su centro! Todos los pueblos, enajenados con los felices sucesos,
acuden llenos de respeto a los templos a hacer la ofrenda de su gratitud al Dios de Sabaoth; la Constitución, levantada sobre la sólida base de la religión católica, es jurada
en todas las provincias; los patriotas emigrados dejan las ásperas montañas y vuelven
al seno de sus conciudadanos; la alegría
23
Cfr. el art. II del presente capítulo.
PRIMER SEXENIO DEL P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN
41
es universal; por todas partes resuenan cánticos que anuncian la libertad; no hay un
ciudadano a quien se le cierre la puerta de su casa y que no entre en el goce de sus
propiedades. Sólo los regulares, Señor, son los únicos españoles a quienes se les deja
en la calle; sólo los regulares ven continuar la depredación y las injusticias que comenzaron los enemigos; sólo para los regulares no se han ido los franceses; éstos van
evacuando las provincias, abandonan las Castillas, no se detienen en Navarra, se refugian en Francia; al compás de su retirada va todo español recobrando sus derechos; sólo los regulares tienen encima los franceses, porque tienen sobre sí los efectos de su tiranía; sólo ellos tienen motivos de llorar, porque todos se salvan menos ellos. Porque,
¿qué es lo que ven en medio de la alegría general? Ven, Señor, sus propiedades en
manos codiciosas, infieles, descuidadas; ven sus monasterios en el silencio de los sepulcros; ven cómo los encargados de su custodia los derriban con pretextos insidiosos
y fraudulentos; ven hacer en públicas subastas un comercio sacrílego de sus escombros por los infames españoles que tuvieron el mismo tráfico con los franceses; ven la
burla con que se les trata en el cumplimiento de las pensiones decretadas por V. M.;
ven… lo que no puede decirse sin rubor... los mismos y aun mayores desórdenes en la
continuación sacrílega de dedicarse los conventos y templos en caballerizas, talleres,
almacenes y teatros de diversión pública; ven, finalmente, una serie no interrumpida
de pruebas indubitables de que hay un plan meditado de imposibilitar por estos medios
sordos y disimulados la reparación de los monasterios y consumar por un largo martirio de privaciones la muerte de los religiosos que han sobrevivido a tan gran tormenta24.
Que éste y no otro haya sido el designio de las autoridades encargadas por el Gobierno, entre otras muchas pruebas, no es la menor el estado en que los que exponen
han encontrado los monasterios y conventos que se les han entregado en virtud de la
orden reciente de S. A. la Regencia de 14 de diciembre próximo. Ahora es cuando se
ha visto el destrozo y ruinas causadas después de la retirada de los enemigos. En este
largo intervalo vio el público de Madrid abandonados los conventos al pillaje, y vio
también que a la luz del día se presentaban a la puerta de ellos los carros de que se sirven los magistrados para el servicio público y retirarse cargados de maderas y demás
efectos que debieran servir para que la intemperie no obrase los estragos que por esto
han causado en las fábricas, hasta el extremo de burlar las providencias de la Regencia. Porque mandando S. M. que la entrega de los conventos se haya de hacer precisamente de los que estén habitables, no podrá verificarse
24
En carta fechada en Cádiz el 29 de marzo de 1813 el P. Jubera dice al P. Provincial de Filipinas: «Muchos de
nuestros religiosos, particularmente sacerdotes, andan casi desnudos, pidiendo de puerta en puerta y durmiendo en las calles y plazas». Y pide al Definitorio que socorran «estos ministros del santuario que se
hallan destituidos de todo recurso y dispersos por toda la península, y lo mismo sucede con los religiosos
legos» (AM, carp. 72, 13).
42
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
de todos, porque algunos no se hallan en el día en el estado de tales por la indolencia,
malversación y oficiosidad culpable de los que estaban encargados de su conservación.
Fuera de que los Reales Decretos de V. M. y órdenes expedidas por la Regencia
están en cierta contradicción, que ha entorpecido la pronta ejecución de lo que en ellos
se mandaba. V. M., Señor, por un efecto de justificación y sin olvidarse de las miras
políticas, deseaba la reunión de los regulares. De esto se trató en la sesión del 19 de
septiembre de 1812; se hizo nueva moción en 18 de febrero de 1813; volvió a suscitarse en 26 de agosto, en cuyo día fue acordado por V. M. que se entregaran a los regulares algunas de las casas que estuviesen habitables en poblado y que se pidiese la responsabilidad a los intendentes que no hubiesen puesto en ejecución la entrega de los
conventos decretada en 18 de febrero. Los intendentes no lo habían hecho aún en 14
de diciembre último, y no se les ha exigido responsabilidad. ¿Qué se infiere de aquí?
V. M. no puede dejar de conocerlo. Por otra parte, en la sesión de 19 de septiembre de
1812 fue reprobado el artículo 21 de la instrucción dada a los intendentes, según la
cual, debían éstos asegurar y cerrar todos los conventos que hayan sido disueltos, extinguidos y reformados por el Gobierno intruso, inventariando del propio modo los
efectos que se hallan en ellos, tomando razón de todas las fincas, rentas, bienes o frutos pertenecientes a los mismos. En virtud de esta solemne reprobación, los intendentes debieron cesar en la ocupación de los conventos disueltos, extinguidos o reformados por el Gobierno intruso, y entregarlos a sus dueños con sus efectos, fincas, rentas,
bienes o frutos pertenecientes a ellos; debieron, además, no ocupar ni introducirse en
el manejo de los no disueltos, extinguidos o reformados por el Gobierno intruso, ni
secuestrar los efectos, fincas y rentas que les pertenecen, estuviesen éstos o no en poblado, con tal que no hubiesen sido disueltos, extinguidos o reformados por el Gobierno intruso. Nada de esto se ha verificado. Los intendentes todo lo han ocupado, de todo han dispuesto y disponen en el día, porque el Real Decreto de 26 de agosto último
vuelve las cosas a la instrucción de 18 de febrero y no hace mención de las fincas, rentas, bienes o frutos pertenecientes a los conventos, sino únicamente de éstos, y no de
todos, excluyendo expresamente los que existían en desierto. De modo que a los regulares se les niegan las casas reformadas por el Gobierno intruso y las no reformadas,
las que arruinaron los franceses y las que han destruido los españoles, todas las que
están en desierto y muchas de las que están en poblado, juntamente con todos los efectos, fincas, rentas, bienes o frutos de ellos, de lo cual no se ha de tratar hasta que llegue el caso de lo que las Cortes acuerden conveniente sobre el plan general que se les
ha presentado para el restablecimiento y reforma de los conventos y monasterios. ¿Y
cuándo llegará este caso? Si lo hemos de juzgar por los antecedentes, debemos creer
que nunca. En 17 de septiembre consultó este intendente
PRIMER SEXENIO DEL P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN
43
a la Regencia en qué sentido debía entender aquellas palabras del decreto de 26 de
agosto que queda citado, en que se manda que entreguen a los Prelados regulares algunas casas de sus respectivos Institutos de las que hayan quedado habitables y existan en poblaciones, porque dudaba si por casas de sus respectivos Institutos han de ser
entendidas las casas de vecindario o si las casas que se le mandan entregar han de ser
los conventos. ¡Quién pudiera creer que cupiese en la imaginación de un magistrado
una duda tan ajena de fundamento! Se trata en el decreto del restablecimiento de las
Religiones, entre las cuales hay varios Institutos que por su regla están privados de poseer todo género de propiedades, ¡ y el caballero intendente duda si por casas se han
de entender las de vecindario! ¿Y cuánto tiempo le parece a V. M. que se tomó la Regencia para resolver esta duda? Todo lo que va desde el 17 de septiembre hasta el 14
de diciembre; esto es, tres meses, en cuyo intervalo fue derribado el Convento de la
Pasión, precediendo por carteles la subasta de los escombros; se otorgaron escrituras
de arriendo por algunos años de las huertas y heredades cercadas y unidas a los conventos; con este motivo se abrió puerta franca al paisanaje al interior de ellos; destejaron y extrajeron el maderaje que los cubría; arrancaron rejas, puertas y ventanas que
habían perdonado los enemigos, dejándolos expuestos a los hundimientos que han sucedido; sin esto, las autoridades se apresuraban a extraer maderas y otros efectos aprovechables, destinándolos, según decían, para establecimientos públicos, no reservando
su economía aun los pavimentos de las iglesias. De modo, Señor, que algunos monasterios y conventos han padecido más en los tres meses de la consulta que lo que habían
sufrido mientras estuvieron a disposición de los enemigos; en términos que si la palabra habitables del decreto de V. M. hubiera de entenderse en todo rigor, ninguno debiera ser restablecido, y mucho menos ser habitados con la premura que ordena la orden
de la Regencia de 24 de diciembre, que fija el punto de reunión para el 5 de enero.
Sirva, Señor, esta ligera reseña para que entienda V. M. el sistema que se ha observado con estos españoles beneméritos, cuyo sufrimiento y eterno silencio debiera
hacerles acreedores a mejor tratamiento, ya que su carácter no fuese atendido con
aquella consideración que reclama su destino. Es preciso conocer que nuestras autoridades subalternas han continuado todas las vejaciones con que abatieron los enemigos
a los regulares, negándoles lo que les podía ser de algún modo favorable».
Y después de tratar, los autores de la exposición, de lo que los desafectos a los regulares
decían ser la causa de todo esto, es a saber: que los regulares están relajados y se hace indispensable una reforma, así como de lo que algunos afirmaban de que estos bienes adictos a las
Corporaciones pertenecen a la nación —todo lo cual se rebate en el escrito—, termina éste
con las palabras siguientes:
44
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
«Los regulares, Señor, tienen acreditado en todos tiempos, tanto como el que más,
su amor a la patria, su adhesión a la justa causa, su obediencia a las leyes y su respeto
a las autoridades establecidas. Bien sean considerados bajo el concepto general de españoles o con el carácter de ministros de la religión, buscan la protección que la ley
concede a todo español y que sus propiedades sean puestas a nivel de cualquiera otro
ciudadano, asegurando que bajo de cualquiera de los dos respectos estarán prontos a
contribuir, como siempre lo han hecho con fidelidad en proporción a sus haberes, para
los gastos del Estado; en cuya atención, a V. M. suplican rendidamente que por término de tantos desastres y aflicciones, y por un efecto de su piedad y justicia, se sirva
mandar que a los regulares, tanto monacales como mendicantes y clericales, se les entreguen sus conventos sin la restricción de los que estén en despoblado, como que son
los más útiles para los piadosos fines de V. M., y que asimismo se les devuelvan todos
sus derechos con sus haciendas y demás pertenencias, tanto las que servían para el culto como las que estaban destinadas para ornato de sus iglesias y claustros. Baste, Señor, de persecución, baste de oprobio, baste de mendicidad y desamparo. Los conventos solos, desmejorados como están, sin el auxilio de las haciendas, valen tanto como
poner a los religiosos en un encierro a que sean víctimas de la inclemencia y poner
obstáculos a los progresos del restablecimiento de la disciplina regular. V. M. con su
sabiduría penetrará estas verdades y consolará a estos humildes ministros que, agradecidos a la soberana beneficencia, no cesarán de rogar a Dios por la prosperidad de la
nación y la felicidad eterna de sus representantes».
Hasta aquí, los Prelados regulares de Madrid.
Por su parte, la Regencia, con fecha 23 de febrero del mismo año 1814, daba un nuevo
decreto, en el que se decía que, siendo demasiado frecuentes los casos que comprobaban la
poca exactitud con que se procedía en la ejecución de los anteriores decretos de 18 de febrero
y 26 de agosto de 1813, y deseando establecer una regla fija, se servía disponer que se previniera a todos los intendentes que en el reconocimiento de los conventos para graduar si están
o no habitables, se expresara no sólo el estado material de las paredes, sino el de todos los
efectos, de modo que desde el mismo día y sin necesidad de obras se puedan habitar; y si es
necesaria alguna obra, la que en su concepto no destruya el de hallarse habitables, expresando
la cantidad a que ascendería; que no se entregue convento alguno hasta que la Regencia lo
declare en estado de habitable; que el número de religiosos que firmen la escritura de entrega
ha de estar pronto a entrar en el convento y a continuar habitando en él.
PRIMER SEXENIO DEL P. FR. RAFAEL DE SAN JOAQUÍN
45
ARTÍCULO QUINTO
Vuelve a España Fernando VII. –Real decreto devolviendo
a los religiosos los conventos
El día 11 de diciembre de 1813 se firmó en Valencey, la población francesa en la que se
encontraba Fernando VII, el tratado que ponía fin a la guerra entre España y Francia. Y el 22
de marzo de 1814, llegando desde Perpiñán, pisaba tierra española el Rey, quien, pasando por
Figueras, Gerona, Tarragona, Reus, Lérida, Zaragoza y Teruel, hacía su entrada el 16 de abril
en Valencia, donde el día 4 de mayo firmaba un decreto por el que declaraba nulos y de ningún valor ni efecto, ahora ni en tiempo alguno, tanto la Constitución de Cádiz como todos los
decretos de las Cortes generales y extraordinarias y de las ordinarias que en la actualidad se
hallaban abiertas. Al día siguiente, salió de Valencia, y el 13, entró triunfalmente en Madrid.
«La vuelta de nuestro amado soberano —dice el ya citado P. Rafael de Vélez— calmó la
tempestad. Su presencia nos restituyó a los religiosos la vida, sus primeras atenciones tuvieron por objeto mirar por esta porción escogida de sus vasallos. El 20 de mayo de 1814 dio su
soberano decreto para remediar tantos males como sufrimos...25»
El día 19 había recibido el Rey, según escribe el P. Jubera, con muestras del mayor aprecio, a besar la mano en Palacio a los Prelados regulares de Madrid, y a la corta arenga que le
dirigió el de San Martín, contestó S. M.: Miraré con particular afecto y atención a las Religiones26. Creemos que estaría presente a esta audiencia Nuestro P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael, pues el día 2 de abril había salido de Valencia en dirección a la capital de
España.
La Real Orden del 20 de mayo sobre la devolución de los conventos dice así:
«Informado el Rey de que la miseria y abandono en que han quedado los regulares por el injusto despojo que han sufrido de todos sus bienes los tiene errantes y fuera
del claustro, con escándalo del pueblo y sin poder llenar los deberes de su instituto, y
no pudiendo, por otra parte, desentenderse de las ventajas que resultarán al Estado y a
la Iglesia de que se reúnan en sus respectivas comunidades, ha resuelto S. M. que les
entreguen todos los conventos con sus propiedades y cuanto les corresponda para
atender a su subsistencia y cumplir las cargas y obligaciones a que están afectas,
haciéndoles dicha entrega con intervención de los M. RR. Arzobispos y RR. Obispos
respectivos, quienes informarán a S. M. de las dificultades e inconvenientes que se
presenten»27.
25
P. R. de VÉLEZ, Ob. cit., 1, 380.
AM, carp. 72, 13.
27
AHN, CCR, t. 33, n. 2191.
26
46
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Con el corazón abierto a la esperanza, después de haber pasado por circunstancias tan difíciles, como hemos podido ver, terminaba el tiempo del primer sexenio de gobierno de Nuestro Padre Vicario General Fray Joaquín Vidal de San Rafael. Mas éste, por la autorización
otorgada en junio del año 1811 por el Cardenal Escala, Arzobispo de Toledo y Visitador
Apostólico, conforme ya quedó anotado en el lugar correspondiente del presente capítulo,
había de continuar todavía rigiendo los destinos de la Congregación de España e Indias de
Agustinos Recoletos, hasta llegar a cumplir otro sexenio, como se dirá en el capítulo décimo.
CAPÍTULO II
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
ARTÍCULO PRIMERO
Su Provincial el P. Fr. Antonio María de San José. Pérdida y recuperación
del Convento de Madrid
El año 1808 gobernaba la Provincia de San Agustín de Castilla el P. Fr. Antonio María
de San José, L. J., que había sido elegido en el Capítulo Provincial celebrado en abril de 1806
en el Convento de Talavera de la Reina. De su vida anterior tan sólo hemos podido saber que
había sido Maestro de novicios del Convento de Madrid, nombrado en el Capítulo Provincial
de 1798, y Prior del de la Nava del Rey desde el Capítulo de 18021.
Al querer relatar las vicisitudes por las que tuvieron que pasar en estos años tormentosos
las casas de la Provincia de Castilla, comenzamos por el Convento de Madrid.
El P. Fr. Alonso Jubera de la Concepción, ex-Comisario de la Provincia de San Nicolás
de Tolentino, que en 1808 continuaba residiendo en el convento madrileño, escribía a su Provincial de Filipinas lo siguiente2:
1
En el Libro Quarto de Profesiones del convento de Madrid hemos buscado la profesión de algún religioso de
este nombre; no lo encontramos; pudo profesar en algún otro convento. En el citado Libro figuran tres llamados Fr. Antonio de San José. Se nos ocurre pensar si uno de ellos, para evitar confusión de nombres,
añadió luego el nombre de María al de Antonio, y como aquél era el nombre de la madre de uno de ellos,
de ser como indicamos, éste sería el que querría llamarse Fr. Antonio María de San José. Siendo así nació
el 5 de octubre de 1754 en Mohedas, Toledo, siendo sus padres Juan Sánchez y María Juárez; profesó el 30
de diciembre de 1775 en manos del Prior P. Fr. Lucas del Amor de Dios, siendo Maestro de novicios el P.
Fr. Antonio de Sta. Rita. (B. N, ms. n. 3858, Lib, de Prof., 410.)
2
AM, carp. 72, 13. Carta escrita en Puerto-Real, Cádiz, el 27 de diciembre de 1809. El convento de Recoletos de
Madrid se encontraba en la parte derecha del llamado Prado de los Recoletos Augustinos y luego Paseo de
Recoletos subiendo desde la Cibeles, hacia la cual estaba orientada la fachada del edificio, cuyo centro parece ocupaba lo que hoy es calle de Recoletos; su espaciosa huerta medía 515, 459 pies de extensión. Muy
próxima se hallaba la llamada Puerta de Recoletos, mandada construir por Fernando VI en 1756. La actual
calle de Génova se llamó anteriormente Ronda de Recoletos. En el mes de noviembre de 1308 la Junta Suprema Gubernativa del Reino ordenó hacer un empréstito en Madrid de 20 millones, tocándole pagar a este
nuestro convento la cantidad de 11.000, para lo cual el P. Comisario de Filipinas le prestó 5.000. (AM,
carp. 90, leg. 1º, 5, 8.)
48
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
«A últimos de julio de 1808 evacuaron los franceses a Madrid, pero con ánimo de
volver, como lo verificaron en 1 de diciembre de dicho año, en que se presentaron en
las inmediaciones. Se habían hecho baterías en todas las Puertas, trabajando en ellas
toda clase de personas de uno y otro sexo, sin distinción alguna. Los regulares estuvimos haciendo cartuchos bastantes días, con lo que había una provisión más que mediana; se distribuyeron fusiles y toda clase de armas a los que podían manejarlas; se
colocó artillería en los sitios oportunos, y todo prevenido con la mayor precipitación,
sólo faltaba tropa suficiente para la defensa. El 2 de diciembre por la mañanita se presentó el enemigo por la puerta de Pozos y Fuencarral, se rompió el fuego por una y
otra parte, el que duró en dichas puertas día y noche, con notable pérdida del enemigo
y poquísima o casi ninguna de nuestra parte. El 3, al amanecer, empezó otra vez el
fuego en dicho sitio; pero como hubiese advertido Napoleón que el Retiro estaba casi
descuidado y sin defensa, dirigió allí sus fuerzas, y, después de un vivo fuego de artillería y fusilería, abrió brecha el enemigo y por ella entró, pasando de allí al Prado y
calle de Alcalá».
Como hemos dicho en otro lugar, antes de la rendición de la capital, que ocurrió el día 4
del citado mes de diciembre, entraron los franceses en el Convento, viéndose obligados los
religiosos a abandonarlo. El P. Fr. Vicente Sánchez de San Jerónimo, de setenta y dos años de
edad, hermano del Provincial de Filipinas, a quien escribía el P. Jubera, según sigue narrando
éste, «no quiso salir del Convento hasta que los enemigos entraban por el Prado, habiendo
sido el último que salió de él, después de haber caído una granada en el corredor, otra en la
escalera que baja a la huerta, una bala de a 12 en mi celda y otras varias en otras partes. Al
pasar el Prado, le cogieron dos franceses, y fue milagro no lo matasen, como lo iban haciendo
con cuantos encontraban, y sólo se contentaron con romperle el Rosario e insultarle de palabra. Seguía su camino, y, al pasar por la casa de Medinaceli, le cogieron unos paisanos y le
metieron por fuerza en dicha casa, y si no hubiera sido por esto, lo hubieran muerto infaliblemente».
Ocupado el Convento por las tropas francesas, lo destrozaron, «sin perdonar —decía el P.
Vicario General3— la Capilla de Nuestra Señora de Copacavana, cuya imagen echaron por el
suelo e hicieron pedazos». «La iglesia de Recoletos —escribe un autor4— dejó de serlo en el
momento mismo de esta entrada; sus vasos y ornamentos sagrados fueron saqueados; sus
imágenes, maltratadas o destruidas, y sus altares, arrojados al suelo la mayor parte. La divina
efigie del
3
4
AM, carp. 4, leg. 2, 5. Carta al P. Provincial de Filipinas del 24 de nov. de 1810.
D. JOAQUÍN CIDIEL, en su Pequeño extracto que manifiesta lo ocurrido a la Congregación del Santísimo Cristo
del Desamparo con motivo de la destrucción del convento de Padres Agustinos Recoletos de Madrid, etc.
Citado en CR, 6-2.ª, 410.
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
49
Santísimo Cristo del Desamparo no fue exceptuada de un tratamiento semejante. Todas las
alhajas que la devoción de los fieles y los sacrificios de una celosa Congregación habían podido proporcionar, para mayor adorno y mejor culto del Santísimo Cristo, fueron saqueadas;
ni aun se eximieron de esta triste suerte los remates de la Cruz y letrero que se hallaba fijo en
la parte superior de ella, porque habían sido hechos de un metal que llamaba demasiado la
codicia de los soldados».
También profanaron todos los sepulcros de muchas personas que habían sido enterradas,
en el transcurso de los años, en las capillas, bóvedas y claustro de este convento; entre ellos,
el del célebre escritor y diplomático don Diego Saavedra Fajardo5; creían los franceses que en
esos sepulcros había escondido la comunidad sus alhajas y las de sus bienhechores. Desde el
primer día quedaron alojados en este Convento unos tres mil soldados.
Decretada por Napoleón la reducción de los conventos a una tercera parte, como ya se dijo, del plan provisional que el 20 de diciembre del mismo año 1808 se formó para la aplicación de aquel decreto de supresión, quedó excluido el Convento de Recoletos de Madrid6.
Luego, el 15 de enero de 1809, el Prior P. Fr. Andrés Rodríguez de San Juan Bautista recibía
un oficio, firmado el día 13 por el tristemente célebre consejero del Rey intruso, Juan A. Llorente7, en el que se le ordenaba dijera cuántos religiosos tenía en su Convento y si había algún
otro convento de la Orden en Alcalá de Henares o en
5
Además da Saavedra Fajardo tenían su sepultura, entre otros personajes, los siguientes: D. Fernando Díaz de
Yllán, del Hábito de Avis de Portugal, enterrado en 1644; llImo. y Rmo. D. Juan Bravo de Laguna, Obispo
de Urgento, de la Observancia de N. P. S. Agustín, en 1634; el P. Mtro. Fr. Miguel de Aguirre, catedrático
de la Universidad de Lima, Calificador del Sto. Oficio, de la Observancia de N. P. S. Agustín, tan aficionado a la Recolección quo consiguió habitar en nuestro convento madrileño en el que erigió la capilla de Ntra.
Sra. de Copacavana y en el cual falleció en 1664; también durante su estancia en Roma habitó en nuestro
Hospicio en cuya iglesia dejó también la imagen de la misma Virgen; D. Guillermo de León, Regidor de
Madrid, en 1644; D. Tomás de Herra, Caballero de Alcántara y Tesorero de la Sta. Cruzada, en 1658; D.
Juan de Lorenzana y Córdoba, Procurador en Cortes por Madrid, en 1668; D. Benito Fociños, Caballero de
Santiago y sobrino del Obispo de Bogueiro en 1673; D. Juan Carrión Ponce de León, Caballero de Santiago
y Oficial Mayor de la Secretaría de Guerra, en 1691; D. Francisco Márquez, Secretario de la Asamblea del
Orden de San Juan, en 1678; D. Pedro Morales, Sargento Mayor, Gobernador de Alburquerque y Santiago
de Cuba, en 1683; D. Alejandro Farnesio, Príncipe de Parma, en 1689; D. Juan de Figueroa y Córdoba, Caballero de Calatrava, en 1701; D. José Chaves, Marqués de Espeja, en 1702; Illmo. y Rvdmo. D. Fr. Luis de
Lemus, Obispo de la Concepción de Chile en Indias, de la Observancia de N P. S. Agustín, en 1702; D. Urbán Renier de Legasa, Caballero de Santiago, Regidor y Depositario General de esta Villa, del Consejo de
Hacienda y Caballerizo de la Reina, en 1703; D. José de Villanueva, Caballero de Santiago y Mtre. de
Campo y Gentilhombre de S. M., en 1708; D. Pascual de Aldave, Caballero de Calatrava y Contador Mayor del Tribunal de Hacienda, en 1710; el Marqués D. Domingo Serra, en 1709, y su esposa Doña María
Agustina Mesía Carrillo y Mendoza en 1711 (AHN, n. 6819, Lib., de Estado).
6
AS, leg. 1236.
7
«El cronista áulico de José era, como no podio menos de serlo, el famoso P. Juan Antonio Llorente». Así se
expresa Menéndez Pelayo en su Historia de los Heterodoxos, 2, 775. El ilustre polígrafo habla extensamente do este desgraciado personaje.
50
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
otro pueblo de igual o menor distancia de la Corte. El P. Prior contestaba el mismo día 15 lo
siguiente: «Desde la entrada de las tropas francesas en esta Corte ninguno hay en el Convento
por haber estado siempre ocupado de las tropas; pero divididos en varias casas de honor de
esta Corte, estamos en Madrid treinta y siete religiosos, y ausentes de Madrid, diez; en todo,
cuarenta y siete. En Alcalá de Henares, el colegio de mi Instituto, pero reducido en el día al
estado más deplorable por el total saqueo que ha padecido, según me han informado; hallándose antes del saqueo en tal pobreza, que hace cerca de dos años que por la Real Hacienda ha
tenido embargados sus cortos frutos, por no haber satisfecho los débitos reales de los años
anteriores. Ningún otro convento tenemos en igual distancia ni más cerca de esta Corte»8.
El 8 de febrero amplióse el plan de supresiones de conventos de Madrid, y de las treinta y
siete casas de religiosos varones, se proponía se suprimieran veinticinco, entre ellas «el Convento de Agustinos descalzos de Copacavana»9. Y, efectivamente, el 3 de marzo firmóse el
decreto de su supresión10.
Decretada, como vemos, la supresión de nuestro convento madrileño, el Colector general
de conventos enviaba al P. Prior un oficio, fechado el día 15 del mismo mes, en el que se le
ordenaba: que en la misma fecha se consumieran las especies sacramentales y se entregaran
las llaves de la iglesia y sacristía y las del convento a las personas que indicaba, dejando libre
y expedito el edificio, con todos los efectos pertenecientes a la comunidad, pudiendo sacar
solamente cada religioso los de su uso particular; que enseguida de recibir la orden, se formase lista de los vasos sagrados y demás alhajas de oro y plata y piedras de la iglesia principal y
de la capilla de Nuestra Señora de Copacavana, sin permitir ocultación ni sustracción alguna;
que el Padre Prior manifestase al subdelegado los archivos y arcas de caudales de la comunidad y cualquiera depósito de capellanías, obras pías, cofradías, hermandades y congregaciones fundadas en su iglesia, permitiéndoles recoger cuanto exista, pero dejando certificación
para su resguardo; que formara y le remitiera al Colector general listas de todos y cada uno de
los religiosos residentes en el convento, con expresión de sus nombres y apellidos y estado
sacerdotal y laical, y se le hace saber al P. Prior que si algún religioso quisiere vivir fuera de
comunidad con hábito secular, acuda a dicho Colector general con un memorial expresando
su patria, edad y pueblo en el que pensase elegir domicilio, para asignarle pensión; que los
religiosos que prefieran proseguir la vida común serán destinados inmediatamente y sin dilación alguna a otros conventos del propio instituto fuera de Madrid por el P. Vicario General, a
quien se le pasaba oficio para ello; que formase también un estado de deudas y créditos, expresando, además, las rentas anuales de la comunidad y sus fincas, y que manifestara si había
fundadas en la iglesia algunas capellanías de presbíteros
8
AS, leg. 1265.
AS, leg. 1242.
10
AS, leg. 1252.
9
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
51
seculares para celebrar misas o hacer otro culto, cuántas y cuáles eran y quiénes las poseían11.
Al día siguiente contestaba N. P. Vicario General que con la misma fecha mandaba al P.
Prior del convento que hiciera acudir al lugar que le servía de posada a todos los religiosos de
su comunidad, a fin de darles a cada uno su destino12. Y luego, el día 18, los dos, esto es, el P.
Vicario General y el P. Prior, firmaban y enviaban al Rey intruso un memorial en el que manifestaban lo siguiente:
«Los exponentes, Señor, están muy distantes de oponerse de modo alguno a vuestra real voluntad; antes bien, con sólo saber su mandato, han procedido ciegamente al
cumplimiento con la entrega efectiva de las llaves; pero asimismo confían que, enterado de la localidad y cualidades que asisten a dicho convento, como del estado en que
se hallan todos los demás de su Instituto y Provincias en España, no permitirá que
quede suprimido y dispondrá, cuando más, que esta providencia se entienda con otros
de menos necesidad en su subsistencia.
Por de contado no admite duda que el convento de esta Corte tiene el destino de
Cabeza y Centro, no sólo de esta Provincia, sino también de las demás, para residencia
del Vicario General, su Definitorio, Procurador General de ellas y del Comisario y
Procurador General de Indias; pues hallándose fundado en la misma Corte, al pie del
trono y a vista de los tribunales supremos de la Monarquía, fue indispensable señalarle
para habitación de los religiosos a cuyo cargo corre la dirección de los asuntos de la
Congregación, para evitar por este medio que, residiendo en la Corte, pernoctasen en
posadas o casas particulares, debiendo hacerlo en el convento, con arreglo a las Constituciones, y por cuyo medio, además, se consiguiese que, viviendo en clausura, no olvidasen la vida religiosa y económica, de suerte que faltando esta casa común, será
consiguiente que no tengan dichos religiosos comisionados la proporción que necesitan para desempeñar como deben los muchos cargos y obligaciones que les están impuestos, a no vivir en casas particulares, de que seguirá la absoluta relajación y unos
gastos excesivos que aniquilen a los mismos religiosos comisionados y comunidades
con exposición de sus conciencias.
Las Provincias de Indias, en particular la de Filipinas, sufrirán incalculables perjuicios si no se conservan en la Corte sus religiosos comisionados que activen y cuiden
de los asuntos y negocios que tienen pendientes y ocurran de nuevo, y se aventurará la
suerte espiritual de ciento cincuenta mil almas que están a su cargo por medio de los
religiosos que pasan a desempeñarle de las Provincias de España, de donde se sacan y
remiten para conservar y aumentar la religión cristiana en aquellos países remotos, cuya colectación de individuos operarios, su remesa y habilitación es una de las principales comisiones que
11
12
AS, leg. 1265.
AS, l. c.
52
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
desempeñan los que residen en dicho Convento de Copacavana.
Su localidad es no menos atendible, porque, sobre no causar perjuicio alguno al
vecindario de la Corte, por estar separado de ella, sirve esencialmente para desempeñar los santos fines de su Instituto en coadyuvar al desempeño del pasto espiritual en
favor de los fieles, porque las muchas familias acomodadas en el Real Pósito, sitio del
Retiro, Veterinaria y Barrios del Barquillo hallan en dicho convento cuantas comodidades y auxilios necesitan para sus urgencias espirituales, sin tener que acudir a otras
iglesias más lejanas y que les distrajese de sus trabajos y destinos.
Finalmente, en la traslación de los religiosos se tocan otros perjuicios que casi son
irreparables, porque la Provincia no tiene otros conventos más próximos a la Corte que
los de Alcalá, Toledo, Maqueda, Talavera de la Reina, Valladolid, Portillo, la Nava del
Rey y Salamanca, los cuales se hallan actualmente tan arruinados como destituidos de
todo lo necesario para sus religiosos, y, además, en algunos no se conocen más que
cinco individuos; otros están ocupados por las tropas francesas, y todos han sido saqueados por las mismas, sin que, por lo mismo, puedan mantener aun aquel corto número de religiosos que puedan conservar la disciplina regular por el estado miserable
en que se hallaban por dicha causa y por la penuria de los últimos tiempos, siendo
constante que por su estrechez y corta extensión de habitaciones, aun cuando se hallasen libres de las tropas y florecientes en sus rentas, era físicamente imposible que en
ellos se pudiesen acomodar los religiosos que en el día tiene este convento, además de
que contándose entre éstos diez ancianos y algunos impedidos, desde sesenta hasta
ochenta y cuatro años de edad, imposibilitados absolutamente de viajar, solamente pudiera conseguirse su traslación a fuerza de gastos enormes, los que de ningún modo
puede soportar la comunidad, ya por estar empeñada en cerca de quinientos mil reales
vellón, y ya porque, habiendo sido este convento precisamente el primero que sufrió el
ataque de esta Corte y ocupación de las tropas francesas, todas sus existencias, muebles, alhajas y cuanto contenía fueron objeto del saqueo, sin haberse eximido de la
fuerza del soldado hasta los sepulcros, de suerte que sólo una sucesiva y prudente economía, conciliada con la precisa subsistencia de los religiosos actuales, puede dar
margen a tan grave desempeño en los tiempos sucesivos, pues en los presentes carece
la comunidad de medios prontos para cubrirle. Por estas consideraciones, que sin duda
no se han tenido presentes, advertirá V. M. que la existencia de dicho convento está
tan lejos de ser perjudicial al vecindario, a la causa común y a la subsistencia y buen
régimen de su Instituto, como se habrá creído para su supresión, que antes bien se hace
indispensable, siendo aún más propio que la supresión se entienda con otros conventos
de las Provincias en quienes no concurren unas cualidades tan necesarias y atendibles
como en el de esta Corte. En esta atención:
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
53
A V. M. suplican rendidamente que, teniéndolas en vuestra soberana consideración, se digne mandar se suspenda la supresión decretada en el 3 del corriente, y mandada llevar a efecto por el Colector general de conventos en 15 del mismo, y cuando la
piedad de V. M. no tuviese a bien dispensar a los suplicantes esta gracia tan indispensable para el buen gobierno y dirección de todos los conventos y de las Provincias,
mandar a lo menos que se les restituyan las llaves entregadas y no se haga novedad alguna hasta que, señalados los conventos adonde deban trasladarse los religiosos del de
esta Corte, se habilitan y reparan de los destrozos que han sufrido con la actual guerra»13.
Esta exposición y súplica no tuvo otro efecto que la de concederles un mes de tiempo para que pudiera verificarse la traslación de los religiosos a otros conventos.
Dos veces más, en abril y mayo, acudió el P. Vicario General, insistiendo en la imposibilidad del traslado de los religiosos de Madrid a otros conventos, presentando los testimonios
de los Superiores de estas casas y repitiendo las razones para la no supresión del convento
madrileño. La contestación que se le dio fue la misma: un mes más de prórroga14.
13
14
AS, leg. 1247.
AS, 1265. Para su constancia y conservación copiamos la lista presentada por el P. Vicario General, de los
religiosos del convento de Madrid con el convento a donde se les destinaba, y sus edades: A Calatayud, N.
P. Fr. Joaquín de S. Rafael, Vicario Gral., de 68 años. Alcalá, P. Fr. Andrés de S. Juan Bautista, Prior 62.
Alcalá, P. Fr. Juan de la Resurrección, Ex-Vic. Gral., 73. Alcalá. P. Fr. Bernardo de S. Agustín, Definidor
Gral., 60. Alcalá, P. Fr. Bartolomé de S Antonio, Ex-Prov., 81. Alcalá, P. Fr. Miguel de Jesús, ex-Prov., 84.
Calatayud, P. Fr. Joaquín de la Concepción, Secr. Gral., 63. Toledo, P. Fr. Alonso Jubera de la Concepción,
Ex-Comisario Gral. de la Prov. de Filipinas, 43. Toledo, P. Fr. Salvador de S. Luis Gonzaga, Procurador y
Comisario actual de la Prov. de Filipinas, 40. P. Fr. Manuel del Pilar, Maestro mayor de novicios, ausente
en Albacete, 43. Nava del Rey, P. Fr. Damián de Sta. Cecilia, Sub-prior, 42. Alcalá, P. Fr. Carlos de S.
Agustín, 78. Toledo, P. Fr. Vicente de S. Jerónimo, 72. Alcalá, P. Fr. Francisco de Sta. Teresa, 63. Jarandilla, P. Fr. Miguel de Sto. Tomás de V., ausente en Arganda, 48. Portillo, P. Fr. Ricardo. de Sto. Tomás de
Aquino, 48. Toledo, P. Fr. Francisco Javier de S. José, confesor de familia, con destino al Rl. Oratorio de
Damas en la Rl. Capilla, 46. Alcalá, P. Fr. Juan de Ntra. Sra. de Guadalupe, 43. El P. Fr. Manuel de la Concepción, ausente con licencia del Consejo, y por el Sr. Arzobispo de Toledo, nombrado Capellán de Zarzuela, casa y lugar del Conde de Valdellano, 42. El P. Fr. Agustín de S. Nicolás de Tolentino, ausente en su
lugar de Talarrubias, 42, Toledo, P. Fr. Luis del Rosario, 40. Talavera de la Reina, P. Fr. Simón de la Consolación, 36. Toledo, P. Fr. Lucio del Carmen, 35. El P. Fr. Juan de S. Antonio, ausente y no se sabe su destino, 34. Talavera, P. Fr. Juan de Ntra. Sra. de Sopetrán, 43. Maqueda, P. Fr. Alejandro de S. Nicolás de
Bari, 34. El P. Fr. José de Sta. Rita, ausente y no se sabe su destino, 32. El P. Fr. Benito de la Concepción,
Capellán en la casa de la Aldehuela de Torre Laguna, pero no se sabe desde noviembre si vive o ha muerto,
32. El P. Fr. José de la Concepción, ausente, 30. El P. Fr. Eusebio del Carmen, se ignora su paradero, 30. El
P. Fr. Julián de Sta. Ana, ausente en Tribaldos en casa de sus padres, pero se duda si vive, 28. El P. Fr.
León do la Consolación, ausente, 27. Valdefuentes, P. Fr. Fernando de S. José, 27. Valladolid, H. Fr. Manuel de la Concepción, corista, 20. Legos: Nava del Rey, H. Fr. Martín de S. Fermín, 52. Salamanca, H. Fr.
Ambrosio de S. José, 46. Salamanca, H. Fr. Francisco da Jesús María, 48. Valladolid, H. Fr. Antonio de S.
Agustín, 43, Toledo, H. Fr. Francisco de la Consolación, 43. Alcalá, H. Fr. Francisco do S. José, 48. Valdefuentes, H. Fr. Pedro de las Angustias, 38. Talavera, H. Fr. Pedro de S. Agustín, 40. Jarandilla, H. Fr. Gregorio de S. Agustín, 37. Jarandilla, H. Fr. Santiago del Carmen, 34. Calatayud, H. Fr. Hipólito de los Dolores, asistente del P. Vicario Gral., 54. Salamanca, H. Fr. Agustín de los Remedios, ausente en Arganda, se
ignora su edad, pero tendrá de 44 a 46. El H. Fr. Agustín de las Misericordias, se ignora su paradero y su
edad será de 46 a 50. El H. Fr. Julián de la Concepción, se ignora su paradero y su edad será de 44 a 46. Talavera, H. Fr. Bartolomé de S. José, 42. Alcalá, H. Fr. Claudio de S. Antonio, organista ciego, 24. (Este era
ciego de nacimiento, natural de Madrid.) Todos o casi todos estos religiosos acudieron al Gobierno intruso
pidiendo residir en Madrid por la situación en que se encontraban los conventos a los que se destinaba o por
alguna otra razón; algunos suplicaron también se les concediese la pensión decretada, para lo cual tenían
que vivir como clérigos seculares, viéndose precisados a ello por las necesidades del momento o por alguna
otra causa que les hace excusables. Tenemos, v. g. el ejemplo del mismo P. Alonso Jubera, el cual obtuvo
licencia para vivir como clérigo secular y gozar de pensión con residencia en Toledo, suponiendo por nuestra parte que lo hizo para «despistar» a fin de poder huir, como lo hizo el 17 de octubre de mismo año 1809
54
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
No pudo recuperarse el Convento. Y así llegó el decreto del 18 de agosto, por el que todos los monasterios y conventos de España fueron suprimidos. El de Recoletos se destinó a
«tren de equipajes»15, sirviendo, como dice un autor, «para alojamiento y custodia de las caballerías de tiro de los carros o furgones franceses»16. Según escribe este mismo autor, «algunas pocas imágenes de las que quedaron en la iglesia fueron trasladadas de orden del Gobierno al extinguido Convento de Doña María de Aragón, en donde se hizo un depósito general
de todos los efectos de aquella clase».
Una de esas imágenes era la del Santísimo Cristo del Desamparo, sobre la cual y su célebre Cofradía se habla extensamente en el tomo VI, segunda parte, de estas Crónicas. Con fecha 26 de abril de 1809, la Cofradía o Congregación del Santísimo Cristo del Desamparo pide
al Gobierno que le sea entregada la imagen, para colocarla en cualquier templo de Madrid.
Unos días más tarde, el 4 de mayo, el Colector general de conventos comunica al señor cura
de la parroquia de San José y al presidente de la Cofradía «que la imagen se traslade a la parroquia de que es parte el territorio de la iglesia de Recoletos y que la congregación rinda en
su templo parroquial los cultos que acostumbraba en la iglesia del convento». Ante la estrechez de las capillas de la iglesia citada, la Cofradía suplica que la imagen se pueda colocar en
otra iglesia más cómoda, y es en mayo de 1810 cuando se accede a su traslación al templo de
Santo Tomás de los Dominicos; el clero de San José insta para que se quede en su iglesia,
pero sólo se permite que continúe en dicha parroquia hasta terminar los viernes en que se celebran cultos especiales en honor del Santísimo Cristo. En septiembre del año citado vemos
que la imagen se venera ya en la iglesia de Santo Tomás, pues nos consta que el 3 de dicho
mes, el ministro de Negocios Eclesiásticos escribe al Rector de dicha iglesia preguntando si
subsiste la Congregación del Santísimo Cristo. Y el
para llegar a Andalucía «con mil riesgos de perder la vida», como él mismo escribía al Provincial de Filipinas desde Puerto Real el 27 de diciembre del citado año; en las listas de exregulares secularizados que cobraban pensión fuera de Madrid en 8 de enero de 1810, todavía aparece el nombre de Dn. Alonso Jubera,
Agustino Descalzo, con 2.200 reales, en Toledo.
15
AS, leg. 1226.
16
J. CIDIEL, CR, 6-2.ª, 411.
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
55
21 del mismo mes comunica el citado ministro que la Congregación debe considerarse como
suprimida o contenida en el decreto de extinción de Cofradías del 27 de septiembre de 180917.
Como ya hemos indicado en otro lugar, por el decreto del 26 de agosto de 1813 fue el
Convento de Recoletos de Madrid uno de los que se devolvieron a sus dueños, tomando posesión del mismo, el 31 de diciembre del citado año, como Vicario Prior, el P. Fr. Juan Algora
de Nuestra Señora de Guadalupe18. Puede suponerse en qué estado se encontraría: casi sólo
habían quedado las paredes; los franceses no habían dejado madera, ni hierro, ni cosa que
valiera; la iglesia, sin imágenes ni retablos y con el pavimento lleno de basura. A últimos de
abril de 1814 todavía no moraban en el Convento los religiosos, por no estar habilitadas las
celdas. Al llegar a Madrid en dicho mes N. P. Vicario General, Fr. Joaquín de San Rafael,
como el P. Algora estuviese resuelto a suspender los trabajos de reparación por falta de medios para continuarlos, a fin de que no cesasen las obras de la reedificación del Convento, tan
necesaria y precisa, entregó aquél al P. Vicario Prior un vale de seiscientos reales, perteneciente a la Congregación, que había hallado entre los papeles inútiles que los franceses habían
dejado en el depósito19. El P. Alonso Jubera, Comisario de la Provincia de Filipinas, en nombre de ésta, donó para lo mismo dos mil reales. Este mismo religioso escribía el 26 de septiembre de 1815 que había tenido que componerse su celda en el Convento de Madrid y comprar todo lo necesario para la misma y para la del hermano lego su compañero; que también
se había tenido que procurar todo el recado de decir misa; que para aprovechar madera, se
había destechado el refectorio, noviciado y gran parte del Convento; que era tanta la necesidad, que a ningún religioso se podía recibir si no se componía la celda a su costa, y luego se
tenía que procurar el pago de la luz, rasura y lavado de ropa, y, finalmente, que a su llegada
compró una campana de veintiséis arrobas, que, puesta en el campanario, con todo lo necesario para su uso, le había costado más de trescientos pesos fuertes20.
Como es natural, el P. Algora gestionó y consiguió la devolución del Santísimo Cristo del
Desamparo. Primeramente rehizo y adornó su capilla, para lo cual pidió y obtuvo donativos
de los miembros de su Cofradía. Se hizo el traslado de la santa imagen desde la iglesia de
Santo Tomás de Padres Dominicos, en devota y concurrida procesión, en la tarde del Sábado
Santo de 1815, verificándose al día siguiente, Pascua de Resurrección, la fiesta de la apertura
e inauguración de la iglesia.
17
AS, leg. 1265. Cfr. leg. 1204.
AHN, n. 6794. Recibo del Convento.
19
AG, Gasto de la Congr., f. 62 v.
20
AHN, Recibo cit. –AM, carp. 72, 13.
18
56
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
ARTÍCULO SEGUNDO
Vicisitudes, durante esta época, de las demás casas de la Provincia
Del Convento del Ave María de Talavera de la Reina, cuna de la Recolección, sabemos
que, al llegar la guerra con los franceses, era Prior, elegido en el Capítulo Provincial de 1806,
el P. Fr. Alonso Gesto de la Encarnación, L. J., y Sacristán, el P. Fr. Juan Cerralbo de los Dolores, y que ambos fallecieron antes de la expulsión de los franceses, los cuales habían saqueado el Convento, quedando el edificio muy maltrecho, como los demás de la Provincia.
Una vez decretada la devolución de los conventos en mayo de 1814, suponemos que se
tomaría posesión del de Talavera de la Reina, pero era el mes de enero de 1817 cuando todavía no lo habitaban los religiosos, o por escasez de medios para su reparación o para poder
ellos mantenerse, o por ambas cosas a la vez.
En 1808 era Prior del Convento de Nuestra Señora de la Fuensanta, de la villa de Portillo,
el P. Fr. Manuel Molina de la Santísima Trinidad, L. J., y Subprior, el P. Fr. Eulogio de la
Concepción, Pred., quien falleció antes de la devolución de los conventos.
En un escrito21, en el que se relata la salida de los religiosos de este convento, a causa del
decreto del Rey intruso, de fecha 18 de agosto de 1809, por el que se suprimían todos los
conventos, se lee lo siguiente:
«En el día 27 de agosto, víspera de nuestro G. P. San Agustín, fuimos noticiosos
de este decreto en este Convento de la Fuente Santa, que no dejamos de creer al ver
que por todas partes se movía la más bárbara persecución contra los frailes. No obstante, aunque dispuestos a sufrir tan terrible golpe, no dejó de leerse en nuestros semblantes nuestro dolor y sentimiento. Pero esforzados con el poderoso impulso de la gracia,
celebramos la fiesta de nuestro Gran Padre con la misma solemnidad que se había celebrado los años anteriores, a excepción del sermón, pues por uno de los decretos de
persecución se nos había ya privado de predicar. Así también celebramos la fiesta de
Nuestra Señora de la Consolación, no obstante que ya estaba dada la comisión para
que se nos intimase el decreto, la que se suspendió por dar lugar a la celebridad de la
fiesta, en cuyo día no faltó otro sentimiento que añadir, pues en la noche de la víspera
recibimos una orden del señor Obispo de Valladolid en que, de orden del Gobierno,
nos mandaba, y a todos los regulares, que cesásemos de administrar a los fieles el Santo Sacramento de la penitencia, mandando que, para mayor seguridad, recogiese el
Prelado todas las licencias de sus súbditos y las remitiese a su S. I. a Valladolid, lo que
causó una suma sensación a las gentes que en la mañana siguiente habían venido a
nuestra iglesia a confesarse y ganar la indulgencia plenaria. Ningún religioso se atrevió a dar por sí esta nueva, y habiéndose valido de un seglar que esperaba en la sacristía para confesarse, éste salió
21
AM, carp. 82, leg. 3.
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
57
a la iglesia y lo publicó en alta voz, a que se siguió el desconsuelo y dolor que indicaban las lágrimas.
Al día siguiente, 5 de septiembre, se presentó el Comisionado y, habiendo juntado
la comunidad, nos hizo saber el decreto para que en el término de quince días se diese
por evacuado el Convento y demás, tomando posesión de todo y sus pertenencias en
nombre del intruso. Era el 19 del mismo el día en que los religiosos debían tener verificada la salida, y se hallaban sin arbitrios para vestirse y equiparse de ropas clericales,
como se ordenaba en el decreto y mandamiento de intimación, sin poder echar mano a
cosa alguna del convento por la prohibición rigurosa con que se mandaba no extraer
cosa alguna que fuese del común; y como esta prohibición era comprensiva no sólo al
Prior, sino también al comisionado, éste se llenó de temor y no se atrevió ni aun a solicitarlo, haciendo presente nuestra necesidad.
En este conflicto, cuando ya no faltaban más que cinco días para cumplirse el plazo señalado a nuestra salida, el P. Prior se determinó pasar a Valladolid; y habiéndolo
verificado, hizo una representación a la superioridad y pudo lograr del Comisionado
eclesiástico y superintendente señalado al efecto un decreto en que se daba permiso
para vender de los efectos del Convento lo necesario al efecto de vestirnos de ropas
eclesiásticas con presencia del comisionado, que a este tiempo había ya mudado; y por
este medio socorrimos algún tanto nuestra necesidad, pero con tanta escasez, que a
ninguno le cupo ni aun hacerse un manteo, porque las gentes se hallaban faltas de dinero, con la exacción de tributos, y a nosotros nos quedaban solos dos días para poder
usar de esta franquicia, y, por lo tanto, fue preciso el malvender nuestros muebles y
darlos a quien los quisiese alargando dinero.
En el día 19, en que se cumplió el plazo señalado, los religiosos que hasta este día
permanecieron en el Convento se salieron de él, despidiéndose los unos de los otros
con aquellas señales de ternura que se deja bien conocer, quedándose en el Convento
el P. Prior con dos Legos entre las amarguras que presentaba la desolación, y los temores y sobresaltos de mil peligros y otros muchos disgustos que sucesivamente se iban
presentando, pero, gracias a Dios, mezclados de mil consuelos, en que se manifestaba
una particular providencia de Dios y amparo de Nuestra Señora la Virgen María de la
Fuente Santa.
Como los bienes de los regulares quedaron confiscados, se dio después un decreto
para su venta y enajenación, convidando también a los curas y rectores de las iglesias
y parroquias para que presentasen sus memoriales pidiendo lo que en sus iglesias
hiciese falta, para proveerlas de los efectos de iglesia y sacristía de los extinguidos
conventos, a excepción de la plata, que ésta era un sagrado de la codicia de los mandarines. En cuya consecuencia, los párrocos de estas inmediaciones hicieron varias peticiones para que se les concediesen varias ropas de iglesia, imágenes, retablos, etc., de
lo que había en este Convento, como efectivamente se les concedió. A la parroquia de
Santa Maria de Portillo llevaron las gradas, tabernáculo
58
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
del altar mayor, tres mesas de altar y el retablo de nuestro P. San Agustín con su efigie; a la de San Juan y San Esteban, varias ropas, y a la del Arrabal, ropas y las dos
efigies de Nuestra Señora del Niño Perdido y la de nuestro P. San Agustín, que está en
el altar mayor de nuestra iglesia, las que colocaron a los lados del altar mayor y tuvieron con mucha veneración y culto; a la aldea de San Miguel llevaron ropas y las efigies de San José y Santa Teresa, y a la Pedraja, la imagen del Santísimo Cristo de la
buena muerte, la de Santa Clara y nuestro P. San Agustín, que está en el altar de la
Virgen del Niño Perdido, en donde en unas y otras partes las tuvieron con mucha veneración. En la iglesia de San Juan de Portillo colocaron en el altar mayor, bajo de un
dosel, la imagen de Nuestra Señora de la Fuente Santa, y a los lados, las imágenes de
Nuestra Madre Santa Mónica y de Santa Rita, a quien hicieron una novena en todos
los años, a excepción de dos. En los demás se procuró conservar cuanto se pudo; y
como el rigor iba disminuyendo en este asunto, se fueron ocultando algunas cosas, pudiendo proporcionarlo mejor el que al P. Prior le encargó el administrador de bienes
nacionales el cuidado del Convento y que retuviese sus llaves, como también el haberse quedado en él dos religiosos Legos en clase de arrendatarios de la huerta».
El P. Prior se dirigió el 25 de marzo de 1810 al señor Intendente de Valladolid exponiéndole que hasta la fecha había permanecido en el Convento de Portillo para la formación de
cuentas, inventarios y demás, y que no pudiendo pasar al pueblo de su naturaleza por falta de
medios y persona a quien agregarse, solicitaba se le permitiera continuar su residencia en Portillo, mientras no se le proporcionase empleo correspondiente a su estado. Así se le fue concedido22.
Decretada la devolución de conventos en mayo de 1814, en el de Portillo se reunió la
comunidad el día 1 de agosto, continuando con el oficio de Prior el mismo que lo era, P. Fr.
Manuel de la Santísima Trinidad23.
El Convento de San Agustín de la Nava del Rey era gobernado desde el Capítulo de 1806
por los PP. Fr. Alonso del Carmen, L. J., y Fr. Diego de la Consolación, Prior y Subprior,
respectivamente; ambos fallecieron antes de la recuperación del Convento. El citado Prior,
contestando el 9 de abril de 1809 a una petición de informes hecha por el P. Vicario General,
Fr. Joaquín de San Rafael, dice: «Este Convento no tiene más rentas que unas pocas memorias, que no pagan, y las limosnas de fieles y de las misas; hasta ahora hemos ido vendiendo
lo que hemos podido para sustentarnos, y en adelante no sé cómo podremos subsistir, si el
Señor, por su alta providencia, no nos remedia. Es cuanto puedo informar a V. E. sobre su
pregunta con la sinceridad y verdad que debo; y así no se halla este Convento con la posibilidad de mantener más individuos»24. La comunidad debió abandonar el Convento a mediados
de septiembre del citado año 1809, pues la última partida de cuentas anotada en el Libro de
Recibo, relativa a este tiempo, es del 9 de dicho mes. El edificio fue
22
AS, leg. 1223.
AHN, n. 16555, Recibo.
24
AS, leg. 1248.
23
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
59
desmantelado, comprando la madera y demás algunos particulares de la villa del Portillo, los
cuales, una vez que volvieron los religiosos, en compensación de lo comprado, dieron para la
reedificación del Convento quinientos reales25. Reunióse nuevamente la comunidad el 1 de
septiembre de 1814, actuando de Superior el P. Fr. Juan Quintero de la Concepción.
Convento de San Nicolás Tolentino de Valladolid. De este Convento había sido nombrado Prior en el Capítulo Provincial de 1806 el P. Fr. Juan de San Vicente, Cáceres, pero falleció, y al llegar la invasión francesa, ejercía el cargo el P. Fr. Pedro Moure de San Joaquín,
Pred.26. Los franceses casi no dejaron del edificio más que las paredes y tejados, con la iglesia
bastante maltrecha, aunque los religiosos pudieron recoger algunos altares y mesas de altar;
fue quemada la imagen de Nuestra Madre Santa Mónica, salvándose la de Santa Rita por
haber sido retirada de antemano27. Hasta la supresión de conventos, decretada en agosto de
1809 por el Rey intruso, los religiosos habitaron en una pequeña parte de su Convento y en
una casa contigua, pues lo restante lo ocupaban las tropas28.
Una vez suprimido el Convento, en el inventario que de la iglesia y sacristía se mandó
hacer figura lo siguiente: «Iglesia: Primeramente, la capilla mayor es Patronato del Real
Acuerdo de esta Real Chancillería. El altar mayor, derrotado. Los cuatro Profetas de talla. Los
cuatro Doctores de lo mismo, derrotados y tirados a la iglesia. San Juan y la Magdalena, lo
mismo. San Antonio de Padua, San Agustín, San Guillermo, Jesús Nazareno, la Concepción y
San Juan Bautista, lo mismo. Dos marcos dorados con un ramo en medio. Dos mesas de altar.
Tres o cuatro Santos pequeños. Algunos pedazos de altares deshechos. Tres lámparas de metal dorado. Algunos candeleros de la misma materia. Dos urnas pequeñas. Una cruz de madera. Un pedazo de sombrero del púlpito. Dos reliquias con sus vidrios. Algunos fragmentos del
Monumento. Coro: Tres libros cantorales. Un cuadro de San José, otro de la Virgen y otro de
Santa Teresa. Sacristía: Nueve casullas de varios colores. Dos capas. Un terno negro. Otro
blanco. Otro encarnado. Otro morado. Nueve paños de cálices. Unos corporales. Dos cálices
con sus patenas y cucharillas. Otra dalmática morada. Un paño del púlpito. Dos pilas del lavatorio, la una partida. Unas vinajeras de cristal. Cuatro misales y unos epistolarios. Tres rituales. Un calderillo de agua bendita. Seis albas y dos amitos destrozados. Un hostiario de bronce y unos instrumentos para cortar las hostias. Campanas, dos». En nota se dice: «Todas las
ropas, lámparas y demás efectos inventariados de iglesia y sacristía existen en poder de los
Padres D. Pedro Moure y D. Martín Berceruelo»29.
25
AHN, n. 16468, Recibo.
En CR, 9, 113, aparece elegido en el Capítulo de 1806 el P. José Caballero Prior de Valladolid y el P. Fr. Pedro Moure de Jarandilla. Como se dice en el texto, fue electo de Valladolid el P. Fr. Juan de San Vicente, y
al fallecer éste fue nombrado Vicario Prior el P. Moure. El citado P. Caballero debió ser de los Agustinos
ermitaños.
27
AM, carp. 72, 13. Carta del P. Berceruelo del 24 de junio de 1814.
28
AS, leg. 1247.
29
AS, leg. 1265.
26
60
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Se hizo la entrega de devolución del Convento el 4 de junio de 1814 al P. Fr. Martín
Berceruelo de San Guillermo, nombrado su Presidente por fallecimiento del Prior P. Fr. Pedro
Moure de San Joaquín. Se verificó la entrega y reintegro del Convento y llaves existentes por
los Comisionados del señor Obispo y del Intendente de la provincia y en presencia de los representantes del Crédito Público; entrega y reintegro que el citado P. Martín Berceruelo recibió quieta y pacíficamente, sin contradicción de persona alguna, a voz y nombre de los demás
efectos, propiedades y emolumentos que correspondían a la comunidad, como se hace constar
en el documento suscrito en el acto de dicha entrega30.
El año 1808 era Rector del Colegio de San Nicolás de Tolentino de Alcalá de Henares el
P. Fr. Tomás Escobar de San Fulgencio; Vice-Rector, el P. Fr. Manuel Barja de Santa Teresa,
y Sacristán, el P. Fr. Antonio de San José. En la contestación dada el 10 de abril de 1809 a la
petición de informes hecha por N. P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael, el P. Rector
decía lo siguiente: «Como ha sido cuartel de las tropas francesas por espacio de dos meses, ha
quedado todo arruinado. Muchas puertas, ventanas y casi todos los muebles, quemados, y los
restantes, inútiles. No hay ropas de cama ni de sacristía, y estamos diciendo misa con un cáliz
prestado. De comestibles, nada hay, pues todo ha servido para la tropa. Así es que es imposible en el día habitar ni mantenerse en el Colegio, como no se componga y traigan qué comer y
demás cosas necesarias para vivir»31.
Suprimido el Colegio por el Gobierno intruso, las imágenes de Nuestro P. San Agustín y
de Santa Rita, pertenecientes al mismo, fueron entregadas a la iglesia de Santa María de Alcalá, según nota del 1 de mayo de 1810; y según otra del 14 de diciembre, en el depósito de ornamentos de los conventos de la citada ciudad existían los siguientes que pertenecían a nuestro Colegio: diecisiete casullas de varios colores, enteras, sin romper, y otras diecisiete, también de varios colores, todas rasgadas y desgalonadas; cuatro dalmáticas sin romper y siete
todas destrozadas; cuatro capas de coro de varios colores sin romper y dos destrozadas; dos
paños de Cristo destrozados; dos paños de hombros enteros; doce paños de cáliz de varios
colores, sin destrozar, aunque viejos; un frontal blanco de seda destrozado; cincuenta estolas
completas; sesenta y siete manípulos completos, y una porción de pedazos que eran vestigios
de cinco ternos, destrozados y quemados parte de ellos32.
Devuelto el Colegio por el decreto de Fernando VII de mayo de 1814, se tomó posesión
del mismo el 23 de junio, quedando como Presidente el P. Fr. Calixto Burguillos de la Concepción; luego en febrero de 1815 ejercía el rectorado el P. Fr. Isidro de Santa Bárbara. Como
en enero de 1817 todavía no moraban en este Colegio otros religiosos que el P. Rector y un
hermano de obediencia, suponemos
30
AHN, leg. 1695 de papeles de Valladolid.
AS, leg. 1248.
32
AS, leg. 1236.
31
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
61
que así sucedería desde la misma toma de posesión, sin duda por el estado del edificio y la
escasez de medios para subsistir.
Del Colegio de San Nicolás de Tolentino de Salamanca era Rector en 1808 el P. Fr. Pedro Margallo del Rosario, y Sacristán, el Padre Fr. Pedro del Castillo; éste falleció durante la
dispersión. El edificio de este Colegio resultó casi completamente arruinado, quedando solamente en pie algunas de sus paredes principales y todas las de la iglesia, a cuya capilla mayor
se le abrió la media naranja; de todos los utensilios y efectos, tan sólo se pudieron salvar algunas imágenes de la iglesia y ropas de la sacristía, así como también muchas y las mejores
obras de la biblioteca33.
Como ya se ha dicho, en mayo de 1814 fue cuando se decretó la devolución de los conventos, pero en éste no se verificó la reunión de la comunidad por el estado en que se encontraba. Fue ya el 4 de septiembre de 1815 cuando el P. Fr. Pedro Margallo del Rosario, reelegido su Rector en el Capítulo celebrado en abril del mismo año, se reunió en Salamanca con
algún otro religioso, habitando provisionalmente en una casa propiedad del Colegio.
Convento de San Agustín de Toledo. En el Capítulo Provincial de 1806 fue elegido Prior
de este Convento el P. Fr. Juan de la Concepción; pero habiendo sido nombrado este religioso
Definidor General en el Capítulo General de 1808, le sucedió en el priorato el que era Subprior, P. Fr. José Solís de Santa María, y a éste, en el cargo de Subprior, el P. Fr. Sebastián de
San Antonio. A primeros de este último año había fallecido el P. Sacristán Fr. Pedro Villacañas de Santa Teresa. No conocemos los daños sufridos por este Convento en el tiempo de los
franceses; sabemos que en la respuesta dada por el Prior al P. Vicario General el 13 de abril
de 1809 le decía que aquel Convento no podía mantener ni aun a los trece religiosos que moraban entonces en él, esperando que pronto se reintegrasen los otros dieciséis34. En septiembre
de 1809 tuvieron que abandonar el Convento por el decreto del Rey intruso dado el mes anterior.
El 7 de junio de 1814 reuníase nuevamente la comunidad. Como se verá en su lugar, en
abril del año siguiente se celebró el Capítulo Provincial de Castilla. Vamos a dar algunas notas de la Carta capitular presentada a dicho Capítulo por este Convento. Según ésta, formaban
la comunidad diecisiete religiosos; de ellos, trece, sacerdotes, y cuatro, HH. de Obediencia.
Uno de los sacerdotes era el Provincial P. Fr. Antonio María de San José. Las provisiones con
que contaban eran: trigo bueno, doce fanegas; de tranquillón, dos; aceite, once arrobas y media; tocino, tres arrobas; garbanzos, siete arrobas; arroz, arroba y media; pescado, una; vinagre de Yerna, una; cebada, siete fanegas. La procuración y cocina estaban surtidas de los ajuares precisos. En la ropería y enfermería había: colchones, ocho; jergones, tres; sábanas viejas,
dieciséis; sábanas de comuña, sin estrenar y de aumento, cuatro; almohadas, seis viejas y seis
nuevas; colcha de lino, una; paños de lavatorio, tres: paños de rasura, cinco; servilletas viejas,
veinte, y nuevas, doce; tablas de manteles, tres;
33
34
AHN, n. 10657, Recibo, ff. 6, 8.
AS, leg. 1248.
62
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
más veintiuna varas de cordellate negro y seis de sayal franciscano. En las obras del Convento
y casas a el pertenecientes se habían gastado como diez mil reales. La comunidad debía unos
siete mil doscientos reales vellón. Con motivo de las circunstancias y secuestro de todas las
rentas de la comunidad por el Crédito Público, de lo que no se había salido aún, no se podía
dar razón fija de las deudas que a su favor tenía la comunidad, pero se podía afirmar que eran
varias. Y, finalmente, quedaban pagados médicos, cirujano, boticario y demás oficiales y
criados del Convento35. Por lo dicho en la Carta capitular, este Convento debió ser el que mejor librado salió de todos los de la Provincia.
Convento de Nuestra Señora de los Dados de Maqueda. Sobre este Convento escribía su
P. Prior, Fr. Juan de la Consolación, al P. Vicario General, con fecha 9 de abril, lo siguiente:
«Este Convento mantiene con su escasez a los que al presente existimos, no sólo por sus pocos posibles y cuantiosísimas deudas de ciento dieciocho o veinte mil reales que tiene en contra, sino también por los grandes destrozos que las tropas han hecho en él, quebrantando las
puertas de oficinas y celdas, llevándose cuanto hallaron útil y hasta el pomo que contenía la
Unción para los enfermos, en que se reservaba el Santísimo Sacramento, que arrojaron sobre
el altar, llevándose toda la plata que servía para el culto»36.
Ignoramos más detalles sobre este Convento, cuya restauración debió tardar bastante
tiempo, pues en enero de 1817 todavía no moraban en él nuestros religiosos.
Tenía también la Provincia de Castilla estas otras casas: Colegio de San Juan Bautista de
Jarandilla; Convento de San Juan Bautista del desierto de La Viciosa; Convento de San Joaquín de Santa Cruz de la Sierra, y Convento del Nombre de Jesús de Valdefuentes. Todos
ellos sufrirían, como los demás, las consecuencias de la invasión francesa; pero no tenemos
otras noticias que lo siguiente: De los donativos en metálico que, como veremos, recibieron
estas y otras casas enviados por la Provincia de Filipinas, la de Jarandilla los empleó en recorrer el tejado, componer el coro y campanario, formar el estante para la librería y otros reparos
urgentísimos; La Viciosa, para el retejo del convento y compostura del mismo; Santa Cruz de
la Sierra, para ayudar a los reparos y atrasos que había sufrido, y, finalmente, de Valdefuentes, no vemos detallado el empleo de lo recibido. Sabemos también que el P. Sacristán de
Santa Cruz de la Sierra, Fr. Manuel de la Consolación, murió de un balazo de los franceses,
los cuales fusilaron asimismo en Trujillo a un corista de dicho Convento llamado Fr. Pedro de
la Consolación, y que el Sacristán de Valdefuentes, Padre Fr. Pablo de la Virgen de Sopetrán,
falleció antes de 1815.
35
36
AHN, n. 14982, Recibo, f. 80.
AS, leg. 1248.
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
63
ARTÍCULO TERCERO
Notas biográficas de los PP. Fr. Vidente Romero de San José; Fr. Bartolomé
de San Antonio, Ex - Provincial, Fr. Juan de la Resurrección,
Ex - Vicario General, y Fr. Andrés de San Juan Bautista,
Prior de Madrid
P. FRAY VICENTE ROMERO DE SAN JOSÉ, PREDICADOR Y AÑALEJERO
Nació en Madrid, siendo bautizado el 10 de abril de 1736 en la parroquia de San Justo y
San Pastor; sus padres se llamaban Manuel Romero y Antonia López. Habiendo tomado el
hábito en el Convento de Recoletos de Madrid, hizo su profesión religiosa en la iglesia del
mismo el 6 de septiembre de 1752 en manos del Prior P. Fr. Manuel de la Soledad, Pred.,
siendo Maestro de novicios el P. Fr. Juan de la Expectación37.
Copiamos del Libro de difuntos del Convento de Toledo: «Estudió filosofía en el de La
Nava y teología en el de Alcalá. Concluidos sus estudios, vino a tener la Reclusión a este
Convento de Toledo38, en donde vivió toda su vida, a excepción de menos de un año, que fue
cantor segundo en el de Madrid. En Toledo le ocuparon los Prelados en la comisión de asistir
a confesar, predicar y pedir limosna en Gálvez, Navahermosa, Nuez, Toranes, haciendo
igualmente de teniente (de cura) en varios tiempos. En estos ministerios se cumplió con puntualidad, llenando los deseos de sus Prelados; después le hicieron Sacristán mayor de este
Convento y perseveró en este oficio seis años, siendo continuo en el confesonario y en auxiliar a los moribundos. Perseveró toda su vida aplicado e infatigable a confesar a los fieles, y
tanto, que cuando era hebdomadario, solía salir del confesonario a cantar la Misa mayor; sucedía también que pudiendo decir Misa temprano, avisaba a los que la tenían tarde que la dijesen en su lugar por no levantarse del confesonario sin despachar toda la gente que le rodeaba. Siempre fue enemigo del ocio. Se empleaba en escribir libros de coro, lo que hacía con
primor. Sacó por espacio de veinticuatro años el Añalejo para nuestra Provincia y para varios
conventos de monjas. Sacó igualmente y escribió muchos años la tabla para regirse la santa
iglesia. Arregló todos los papeles de nuestro archivo con la mayor claridad. Hizo y escribió
mucho en los libros de nuestro coro y en los de la librería. Finalmente, fue un religioso que
trabajó cuanto pudo a favor de sus hermanos y de los prójimos. Falleció de una inflamación
interna, padeciendo continuos e intensos dolores, pero sordos, los sufrió con la mayor paciencia y resignación.
37
38
BN, ms, n. 3858, Lib. Quarto de Prf., f. 209.
Creemos oportuno, para inteligencia de esta reclusión, invitar al lector a que lea el acta del Capítulo Provincial
de Castilla de 1610 sobre este particular; CR, 6-2.ª, 312. Ya en la Forma de vivir dada a los Recoletos en su
nacimiento y en el capítulo XI De los Colegios se dice: «Y queremos que, acabados los estudios, el que saliere del Colegio, antes que le ocupen en ningún oficio de letras, esté un año en algunas de las Casas de
novicios, reformándose, y recogiendo su espíritu.
64
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Recibió los santos Sacramentos con la mayor disposición y con tanta devoción y ternura, que
nos edificó a todos los que estábamos presentes»39.
Sacristán mayor lo fue no solamente los seis años seguidos que dice su necrologio, esto
es, los trienios de 1773-1776 y 1776-1779, sino también desde el Capítulo Provincial de 1798
al de 1802. De las Cartas capitulares correspondientes tomaremos algunos datos sobre iglesia
y sacristía, ya que como Sacristán tenía intervención en una y otra40.
En la del trienio 1773-1776 leemos que la sacristía tuvo de recibo nueve mil novecientos
ochenta reales vellón, y de gasto, diez mil cuatrocientos diez, quedando de provisión dos
arrobas de aceite, diez libras de cera y diez de incienso; que en la iglesia hubo de aumento tres
mesas del altar, del mayor y colaterales, a la romana, un vestido morado de brillante de Francia, guarnición de oro para Nuestra Señora de Copacavana y el Niño, otro vestido de tela de
oro y guarnición de lo mismo, un capidengue de terciopelo carmesí, guarnición de oro, y toca
y sobretoca de gasa fina, un par de vuelos de encaje de Alemania, un pectoral o sobrehombro
bordado sobre lama de plata con hilo de oro, lentejuelas de lo mismo guarnecido de nácar, una
joya lámina miniatura sobre oro, unos zapatos de plata para el Niño, campanilla, cascabelero
de plata, dije de azabache, todo engarzado en plata, dos mantillas blancas de seda, guarnecida
una de plata y la otra de oro salpicada de lentejuelas de lo mismo, una gargantilla de aljófar
con su penita de plata, capillo y metedor de gasa fina; en la sacristía se aumentó un terno entero con capa pluvial de tela de oro y guarnición de lo mismo, todo lo cual costeó la comunidad.
Según la Carta capitular de 1776-1779, recibió la sacristía en todo el trienio diez mil seiscientos cincuenta reales, teniendo los mismos de gasto, quedando tres arrobas de aceite y una
de cera; se aumentó con un terno de tapiz, una joya de oro con esmeraldas para la Virgen de
Copacavana y una docena de cíngulos; para la iglesia, un confesonario, y se pusieron losas
nuevas en su pavimento; para servicio del coro se compró un velón grande de bronce y latón,
con su pie de hierro.
De 1798 a 1802 se recibieron en la sacristía once mil doscientos ochenta y dos reales, y
los mismos se gastaron.
Siendo el P. Vicente Romero sacristán, sucedió lo que consta en el acta que copiamos a
continuación:
«En veinte y siete días del mes de enero del año de 1779, N. Padre Prior Fr. Tomás de San Cayetano, Lector Jubilado, congregó a los Padres de Consulta, et Xpti nomine invocato, les propuso cómo, siendo público y notorio no sólo a la comunidad, sino a toda esta ciudad, la aflicción que padecimos el día de N. P. San Agustín del año
pasado de setenta y ocho con la tempestad tan grande y espantosa que hubo, en la que
se desprendió un rayo y dio en la media naranja de nuestra iglesia, la que padeció mucho daño y destrozo, entrando por el cuadro de N. Padre que está en el cielo del presbiterio, se llenó
39
40
AHN, n. 18553, Difuntos de Toledo.
AHN, n. 14973, Recibo.
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
65
toda la iglesia de un globo grande de fuego y apagó la mitad de las luces que había en
el altar mayor, y se llenó también de un humo muy espeso con olor tan subido a azufre, y habiendo en la iglesia algunos religiosos y muchas personas de fuera, no hizo
más daño que chamuscar la cara de algunas personas, lo que se tuvo por especial milagro por la intercesión de nuestro Santo Patriarca; y en atención a tan singular favor y
beneficio, si les parecía, se propusiese a la comunidad para que por voto se obligase
todos los años a cantar el Te Deum laudamus en acción de gracias; y para que todos
los religiosos diesen libre y espontáneamente su consentimiento, se tocase a Capítulo y
por votos secretos explicasen su voluntad; y que si la comunidad viene en ello, se diese cuenta a N. P. Vicario General para que lo confirme; lo cual oído y conferenciado
por los dichos Padres Consultores, dijeron que para todo lo propuesto daban su consentimiento»41. Entre los firmantes figura nuestro biografiado.
La fecha de su fallecimiento fue el 22 de enero de 1809 en el Convento de Toledo.
P. FRAY BARTOLOMÉ DE SAN ANTONIO, PREDICADOR, EX-PROVINCIAL.
Ignoramos el lugar y la fecha de su nacimiento, que debió ser el año 1727 o el 1728; se
apellidaba en el siglo Arroyo Molinos. La primera vez que vemos su nombre es en el Capítulo
Provincial de Castilla de 1767, en el que fue reelegido Subprior del Convento del Desierto de
La Viciosa; en el Capítulo de 1773 fue electo Prior del mismo. Por estos nombramientos ya
podemos deducir su gran espíritu de virtud y observancia, dado el peculiar carácter de aquella
casa. En el Capítulo Provincial de 1776 se le nombró Secretario de Provincia; al siguiente,
Maestro de novicios de Madrid, y en el de 1782, Definidor Provincial. El 22 de septiembre de
1786 fallecía N. P. Vicario General, Fr. Nicolás de San José, sucediéndole el Provincial de
Castilla, P. Fr. Ramón de la Concepción, y ocupando el Provincialato el P. Fr. Antonio de
Santa Rita, que era Secretario General; para este cargo fue elegido nuestro biografiado en la
Junta General celebrada el 21 de mayo de 1787, y luego en el Capítulo General de 1790 salía
electo Definidor General por su Provincia. En la relación que de este Capítulo General traen
las Crónicas (8, 492), figura como Definidor General por Castilla el célebre P. Fr. Miguel de
Jesús María; pero el que debió resultar elegido fue el P. Fr. Bartolomé de San Antonio, pues
en el libro Registro de la Congregación se lee que N. P. Vicario General «a treinta del mes de
julio, 1790, nombró y eligió para Visitadores Generales de los cuatro Conventos de Castilla la
Vieja, Portillo, Valladolid, La Nava del Rey y Salamanca, a los VV. PP. Definidores Generales Fr. Manuel de Jesús María, Comisario de Filipinas, y Fr. Bartolomé de San Antonio», el
cual luego aparece también nombrado Visitador de los otros conventos de Castilla42; y, efectivamente, en enero de 1791 le vemos firmar como tal Visitador los libros del Convento de
Toledo. El P. Fr. Miguel de Jesús María, Cronista
41
42
AHN, n. 14985, Consultas, 163.
AG, Registro, f. 183 v.
66
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
General, debió salir electo Adito de Definidor General por Castilla, y al ser elevado a la suprema prelacía de la Provincia el P. Fray Bartolomé en el Capítulo Provincial celebrado el 14
de mayo de 179143, pasó a ocupar la definituría general, en lugar de éste, el citado P. Fr. Miguel. Terminado el mandato de nuestro biografiado en mayo de 1794, ignoramos en qué convento o conventos pudo morar; en 1797 asiste al Capítulo General como Definidor segundo
por su Provincia; luego, en agosto de 1804, lo vemos firmando una consulta en el Convento
de Madrid, donde estaba de conventual, continuando allí, sin duda, los años siguientes hasta
los acontecimientos de la invasión francesa. Cuando en diciembre de 1808, ante el ataque de
las tropas napoleónicas, se vieron obligados nuestros religiosos a abandonar su convento madrileño, el P. Alonso Jubera recogió y se llevó con él a nuestro biografiado, que había sido su
Maestro de novicios; y es el mismo P. Jubera quien nos dice que el P. Fr. Bartolomé falleció
en el hospital de la Latina en la víspera de San Juan44, esto es, el 23 de junio de 1809.
Es muy lamentable que, por la desaparición de tantos libros y documentos de nuestros
antiguos conventos, nos veamos privados de datos y notas interesantes sobre algunos
religiosos, cuya vida tuvo que tener sobresaliente relieve para ser incorporada a nuestra
historia como la del P. Ex-Provincial Fr. Bartolomé de San Antonio.
P. FRAY JUAN DE LA RESURRECCIÓN, LECTOR JUBILADO, EX-VICARIO GENERAL.
Fue natural de San Pedro de Filgueira, diócesis de Tuy, habiendo sido bautizado el 4 de
julio de 1737. Sus padres se llamaron Alfonso Alvarez y Catalina Moure. Tomó el hábito recoleto en el Convento de Madrid, en el que, al cumplirse el año de noviciado, hizo la profesión religiosa, el 28 de abril de 1754, en manos del Prior P. Fr. Manuel de la Soledad, Pred.,
siendo Maestro de novicios el P. Fr. Juan de la Expectación45.
En medio de la gran penuria de documentos, como ya se ha hecho notar, la primera vez
que hemos visto su nombre después de su profesión es al ser nombrado Maestro de novicios
del Convento de Madrid en el año 1784. El Capítulo Provincial se había celebrado en abril de
1782, y en él habían sido nombrados los PP. Fr. Ramón de la Concepción y Fr. Policarpo de
San Antonio Prior y Maestro de novicios, respectivamente, de Madrid; pero en el Capítulo
General de mayo de 1784 salió electo el primero Secretario General46, y entonces nombraron
Prior al que era Maestro de novicios, y para este cargo, al P. Juan de la Resurrección. Luego,
en el Capítulo Provincial
43
CR, 8, 496.
AM, carp. 72, 13.
45
BN, ms. n. 3858, Lib de Prof., f. 232.
46
En CR, 8. 399, figura como Secretario General el P. Fr. Antonio de Sta. Rita, pero el que fue electo era el P.
Fr. Ramón de la Concepción (Cfr. el Registro de la Congregación, f. 169 v.). Como el P. Ramón fue ascendido al Provincialato de Castilla en el Capítulo celebrado en abril de 1785, quedó vacante el cargo de
Secretario General y entonces debió ser nombrado el citado P. Antonio.
44
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
67
de 1788 le dieron el priorato de Madrid. En este mismo año, los Padres Capitulares de la Candelaria le pusieron en el primer lugar de la terna de Discreto 1º para el próximo Capítulo General, que se celebró en 1790, al cual debió asistir, resultando electo Definidor General por
aquella Provincia; como tal acudió al Capítulo Intermedio General que se reunió en Madrid el
18 de mayo de 1793, y entonces fue elegido Definidor General por su propia Provincia de
Castilla47. Correspondiente a este tiempo hay un hecho que, por no aparecer en su lugar, vamos a traer aquí, copiando lo que se lee en el Libro de Registro de la Congregación48: «En 23
de enero de mil setecientos noventa y cinco, N. P. Vicario General Fr. Miguel de Santo Tomás de Villanueva recibió orden de Monseñor Nuncio por la que exhortaba, en súplica de S.
Majestad, que en todos y cada uno de los conventos de su obediencia se hiciese un Aniversario General, con Vigilia, Misa y Responso General, por los soldados de S. Majestad muertos
en la presente guerra contra los franceses; y que en este día, todos los sacerdotes hagan en sus
Sacrificios especial conmemoración por dichas almas, y los no sacerdotes, que apliquen algunas misas oídas y otras mortificaciones; en veinte y siete del mismo mes respondió N. P. Vicario General a Monseñor, diciéndole: Que deseoso de cooperar a las piadosas intenciones de
S. Real Majestad y de S. Excelencia, había mandado (como en efecto se mandó) que en todos
los conventos de la Congregación de España e Indias se hiciese un Novenario con Vigilia,
Misa cantada y Responso General; que todos los sacerdotes por el tiempo de la guerra hagan
especial conmemoración de los soldados difuntos; que los coristas y legos apliquen las comuniones del Novenario por dichas almas y que recen tres Oficios de difuntos, y que por el resto
de su Prelacía incorporaba a dichos soldados
47
Como en su lugar correspondiente de estas Crónicas no hay referencia alguna a este Capítulo Intermedio General, lo damos a continuación: Se reunió en Madrid el 18 de mayo de 1793 bajo la presidencia de N. P.
Vicario General Fr. Miguel de Sto. Tomás de Villanueva, quien convocó a los Padres siguientes: Fr. Ramón de la Concepción, L. J. ex-Vicario Gral., Fr. Ignacio de San Bernardo, L. J. ex-Vicario Gral., quien no
asistió «propter senectutem et magnam distantiam», Fr. Miguel de Jesús María, Pred., Definidor Gral. por
Castilla, Fr. Valentín de San Isidoro, Pred., Definidor Gral. por Andalucía, Fr. Manuel de Jesús María, L. J.
Definidor Gral, por Filipinas, Fr. Juan de la Resurrección, L. J., Definidor Gral. por la Candelaria, Fr. Bartolomé de San Antonio, Pred., Provincial cíe Castilla, Fr. Vicente de Sta. Bárbara, L. J., Provincial de Aragón, Fr. Sebastián de la Sma. Trinidad, L. J., Provincial de Andalucía, Fr. Francisco del Rosario, Pred.,
Procurador Gral. en la Curia Regia, Fr. Fernando del Carmen, Pred., Procurador Gral. en la Curia Romana
y Fr. Manuel de San Joaquín, Pred. Secretario Gral. Se hicieron las elecciones siguientes: P. Fr. Juan de la
Resurreción Definidor Gral, por Castilla, y su Adito el P. Fr. Juan de San Agustín, Guadalupe; P. Fr. Higinio de S. Mateo, L. J., Definidor Gral. por Andalucía, y su Adito el P. Fr. Luis de la Concepción, Mtro. de
Teología; P. Fr. Pablo del Rosario, Pred., Definidor Gral. por Filipinas, y su Adito el P. Fr. Vicente de S.
Gregorio, Fred.; P. Fr. Antonio de la V. del Prado, Pred. Definidor Gral. por la Candelaria, y su Adito el P.
Fr. Andrés de S. Juan Bta., L. J. –Después de confirmados, a propuesta de N. P. Vicario General y por votos secretos fueron elegidos: Procurador Gral. en la Curia Romana el P. Fr. José Sánchez de la V. del Niño
Perdido, Pred., y de la Curia Regia el P. Fr. Francisco del Rosario, Pred., y Secretario Gral. reelegido el que
lo era (AG, Capítulos y Juntas).
48
AG, Registro, f. 192 v.
68
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
difuntos con la Religión y les hacía participantes de todas nuestras buenas obras».
Al cesar en su cargo de Definidor en el Capítulo General de 1797, se retiró al Convento
de La Nava del Rey, pero en el Capítulo de Castilla celebrado en octubre de 1798 fue escogido para el supremo gobierno de su Provincia49, que ejerció hasta el Capítulo siguiente, que
tuvo lugar en 180250, y en el que fue nombrado Rector del Colegio de Salamanca, y al llegar
el 18 de mayo de 1803 se vio exaltado al primer puesto de la Recolección. Del tiempo de este
su mandato encontramos estas notas solamente: El 25 de noviembre del mismo año 1803
nombró una terna para presidir el Capítulo Provincial de la Candelaria, que debía celebrarse el
15 de septiembre de 1804, con estos nombres: 1º, P. José de San Vicente, L. J., actual Secretario Provincial; 2º, P. Fr. Miguel de San Eugenio, L. J., Prior de la Candelaria, y 3º, P. Fr. José
M. de los Dolores, L. J., Maestro de novicios. El 14 de agosto de 1804 recibió un oficio del
Consejo de Indias con dos ejemplares de la Real Cédula del 16 de julio, que determina los
premios que han de gozar los religiosos que pasan a las islas filipinas, si regresan a España,
para que lo participase a los Provinciales, a fin de que guardase lo resuelto por S. M.; y en los
días 15 y 17 de dicho mes comunicó y remitió un ejemplar de dicha Cédula a los Provinciales
para que se circulase por los conventos51.
Duró su gobierno sólo cinco años, pues, de conformidad con el plan de celebración de
Capítulos dispuesto por el señor Nuncio hasta 1808, tuvo lugar el Capítulo General, en que le
tocó cesar, el 7 de junio de dicho año.
Quedó de conventual N. P. Fr. Juan de la Resurrección en el Convento de Madrid, donde
le sorprendieron los sucesos de la invasión francesa, con la supresión del citado convento.
Cuando, una vez decretada esta supresión, se ordenó por el Gobierno intruso que los religiosos conventuales fueran destinados a otros conventos de la Orden, además de las representaciones elevadas por el P. Vicario General exponiendo la imposibilidad del cumplimiento de lo
ordenado, el Prior del convento, P. Fr. Andrés de San Juan Bautista, con fecha 17 de mayo de
1809, presentó al Rey intruso una súplica, «penetrado del más vivo dolor y sentimiento al ver
varios de sus súbditos que pasan de la avanzada edad de sesenta, setenta y ochenta años, e
imposibilitados de viajar, entre ellos al P. Ex-Vicario General Fray Juan de la Resurrección»,
pidiendo se dignase mandar «que a los expresados religiosos ancianos, mayores de sesenta
años, se les destine en esta Corte alguna casa en donde puedan vivir y que para su subsistencia
se les provea de lo necesario o de las rentas y hacienda de nuestro convento suprimido, o del
modo que V. M. tenga por más conveniente, y que al expresado P. Ex-Vicario General se le
conceda un religioso para su asistencia y otro para asistir a los religiosos ancianos»52.
49
CR. 9, 37.
CR. 9, 79.
51
AG, Registro, ff. 211 v., 213 v.
52
AS, leg. 1265.
50
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
69
No obtuvo la anterior súplica feliz resultado, pues el 27 de junio, el mismo P. Fr. Juan de
la Resurrección elevaba nueva exposición, en la que manifestaba que, requerido para que designara convento de su Orden para su residencia y día para verificar su traslado, «por la mayor
proximidad y menos quebranto en su avanzada edad de setenta y cinco años, ha elegido el
Colegio de la ciudad de Alcalá de Henares; pero hallándose en la actualidad acometido de
unos dolores reumáticos vehementes, que con el menor movimiento se le aumentan gravemente, se mira al presente imposibilitado para asignar el día de su traslación hasta verse aliviado de los dolores que padece; y también porque el exponente tiene noticia cierta, por relación del Rector del expresado Colegio, que por el despojo y saqueo que por tres veces ha padecido de las tropas, el Colegio se halla imposibilitado para recibir a los religiosos de otros
conventos, si no llevan cama en que dormir y lo necesario para su alimento diario». Y por
todo ello suplicaba que a él y al compañero que las Constituciones de la Orden conceden y
necesita por su avanzada edad e indisposiciones habituales, y que se llamaba Fr. Manuel de la
Concepción, se les dispensara lo necesario para el sustento diario. La contestación fue concederle un mes más de residencia en Madrid53.
En esto llegó el mes de agosto, y el día 18 era decretada la supresión de todos los conventos, debiendo volver los religiosos a los pueblos de su naturaleza. N. P. Fr. Juan, el 29 del
mismo mes, dirige a la superioridad otra exposición, en la que hace presente: «Que, como
consta de la certificación que presenta de médico aprobado de esta misma Capital, no sólo se
halla el exponente constituido en la avanzada edad de setenta y cinco años cumplidos, sino
también padeciendo de reuma habitual, que al presente le tiene imposibilitado, a lo que, por
otra parte, se agrega la no menos penosa circunstancia de hallarse quebrado o relajado de ambos lados, de que resulta con la mayor frecuencia un postramiento tal, que no le permite movimiento alguno y le tiene privado de la celebración del Santo Sacrificio de la Misa y aun de
oírla en algunos días de precepto, como todo es bien constante; y mediante que su casa nativa
(en donde pudiera lograr en sus expuestas trabajosas circunstancias algún alivio) se halla en el
Obispado de Tuy, Reino de Galicia, distando de aquí, al poco más o menos, cien leguas, y el
exponente, por consiguiente, imposibilitado natural y manifiestamente para un viaje tan largo
a pie, ni a caballo o en carruaje»; en esta atención suplica se le conceda permiso para permanecer en la Corte, en donde se le consigne lo que se estime correspondiente para su manutención y subsistencia por el cortísimo tiempo que puede restarle de vida. En esta ocasión concediósele lo que pedía: residencia y goce de pensión en Madrid54. Y luego, con fecha 15 de septiembre, se disponía fuera admitido en la casa enfermería que, ante las muchas representaciones de los Prelados regulares y de los religiosos ancianos, se había habilitado en el Convento
de Capuchinos del Prado para religiosos achacosos, ancianos e imposibilitados de salir de
Madrid. Llegaron a reunirse como unos
53
54
AS, leg. 1220.
AS, l. c.
70
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
cuarenta ancianos de diversas Ordenes; vestían, según lo mandado, traje de clérigo secular y
se les permitía decir Misa en la iglesia del citado Convento. Se encontraba también en dicho
establecimiento otro recoleto, el P. Fr. Vicente Sánchez de San Jerónimo, de quien dijimos
que fue el último religioso que salió del convento al entrar los franceses en el ataque a Madrid55. La pensión primeramente concedida fue, como a los demás, de doscientos ducados, y
luego, el 11 de octubre se le asignó, como a todos los Ex-Vicarios Generales «que no se habían retirado a Provincias sublevadas», seis mil reales, que no sabemos si en realidad llegó a
cobrarlos. Lo mismo N. P. Fray Juan que otros muchos religiosos se vieron en la dura necesidad de acudir al Gobierno intruso, suplicando la pensión prometida para poder subsistir.
¿Cuándo falleció este venerable anciano? Solamente podemos decir que el P. Alonso Jubera, en carta escrita el 28 de febrero de 1812 a Filipinas desde Méjico, dice que en Madrid
fallecieron, según le escriben, entre otros, el P. Ex-Vicario General Fr. Juan de la Resurrección.
P. FRAY ANDRÉS DE SAN JUAN BAUTISTA, LECTOR JUBILADO, PRIOR DE MADRID.
Como Prior que era de nuestro Convento de Madrid en los luctuosos tiempos de la invasión francesa, con todas sus tristes consecuencias, y habiendo fallecido antes de poder ver la
devolución de su Convento, queremos consignar en nuestras Crónicas los pocos datos que de
él se han podido encontrar.
Había nacido en Jarandilla, de la actual provincia de Cáceres, recibiendo las aguas del
bautismo el 27 de enero del año 1749. Aficionado a nuestro hábito en su trato con los religiosos del Colegio que la Recolección tenía en su villa natal, pidió el ingreso en ella, trasladándose a Madrid, en cuyo Convento hizo el noviciado, profesando el 28 de enero de 1765 en
manos de su Prior el P. Fr. José de San Rafael, Pred., siendo Maestro de novicios el P. Fr.
Pablo de San Antonio56.
La primera noticia que luego hemos encontrado acerca de él es la de aparecer su nombre
en la Carta capitular de 1785 del Convento de La Nava del Rey y con el título de Lector de
Artes57. Después le vemos elegido en el Capítulo Intermedio General de 1793 Adito del Definidor General por Colombia, poseyendo ya entonces el título de Lector Jubilado. En el Capítulo de su Provincia del año siguiente fue nombrado Secretario Provincial; y en este mismo
año, los PP. Vocales de Filipinas le daban sus votos, en el primer lugar de la terna, para Definidor segundo al Capitulo General de 1797 en representación de aquella Provincia, habiendo
efectivamente asistido como tal al mismo. Concluido su oficio de Secretario Provincial, en
1798 era elegido Rector del Colegio de Alcalá de Henares, y a los dos años,
55
AS, leg. 1247; AM, carp. 72, 13, carta del P. Jubera.
BN, ms. n. 3858, Lib. de Prof., f. 364.
57
AHN, n. 16468, Recibo, f. 28.
56
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
71
en el Capítulo Intermedio General de 1800, se le nombraba Definidor General por la Provincia de Filipinas, y al llegar el Capítulo General de 1803, pasaba a ser Secretario General, cesando en este cargo en el Intermedio General de 1805. Al año siguiente celebraba Capítulo su
Provincia y era elegido Prior del Convento de Madrid.
Son de suponer las grandes amarguras que le ocasionaría al P. Andrés cuanto le sobrevino a su amado Convento y a toda la Recolección. Al tratar de la supresión de aquél, ya vimos
alguna de las intervenciones del P. Prior, Fr. Andrés de San Juan Bautista. Habiéndose dado
mandato de ser destinados a otros conventos de la Orden los conventuales del de Madrid, el P.
Prior presentó el 4 de junio de 1809 una exposición al Gobierno, en la que, después de manifestar que se hallaba ya «en la edad de sesenta y dos años, con la salud bastante quebrantada y
con algunas indisposiciones habituales, entre ellas su cortedad grande de la vista, que le imposibilitaban para las tareas y trabajos propios de su carácter y profesión para su necesario
sustento», suplicaba se le concediera «continuar en la Corte con un religioso lego de compañero y que, como a los ancianos e imposibilitados de su Convento suprimido, se le suministre
lo necesario para su sustento»58. Ignoramos si tuvo o no contestación esta súplica. Pero sí sabemos que, a petición del P. Vicario General Fray Joaquín de San Rafael, con fecha 4 de julio
se le concedía a nuestro biografiado autorización para poder permanecer en Madrid desempeñando los empleos de Procurador y Secretario General para los que el citado Vicario General
le había nombrado interinamente por ausencia de los religiosos que ocupaban aquellos cargos59.
Suprimidos todos los conventos por el decreto del 18 de agosto, presentó el P. Fr. Andrés,
con fecha 28 del mismo mes, nueva exposición, en la que, después de hacer patente «que para
trasladarse al pueblo de su naturaleza, en cumplimiento del Real Decreto, al presente se halla
imposibilitado por hallarse ocupado el camino para su pueblo de tropas francesas y españolas,
y acaso también su mismo pueblo, del que no ha tenido la menor noticia hace más de nueve
meses, y por tener pendiente en la Colecturía general de conventos las cuentas de cuatro memorias de que era patrono y administrador, suplica que por ahora solamente y hasta tanto que
sin peligro de la vida pueda trasladarse al pueblo de su naturaleza, se le permita continuar en
esta Corte, por no tener fuera de la Extremadura parientes ni casa de satisfacción adonde poder trasladarse». El Colector general, don Juan Llorente, informó esta instancia diciendo: «Es
cierto que se halla pendiente la liquidación de cuentas que se expresa, por cuya circunstancia
y la de haber sido Prelado de su Convento, me parece no sólo que se le debe permitir, sino
mandar que permanezca en Madrid hasta tanto que se hayan reconocido los papeles del archivo y averiguado las pertenencias de la comunidad, y que lo mismo debe hacerse con todos los
Prelados y Procuradores de conventos suprimidos». Y de conformidad con este informe, se le
dio orden de permanecer por entonces en Madrid. En el mes de noviembre volvió a dirigirse
al Gobierno,
58
59
AS, leg. 1265.
AS, leg. 1252.
72
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
exponiendo que, teniendo orden de residir en la Corte y no habiendo podido a causa de sus
enfermedades recurrir para obtener la pensión asignada, suplicaba se le diera el título necesario para su cobro. Al mes siguiente se le libró dicho título de pensión en Madrid por dos meses, y después, en el pueblo de su naturaleza60. Pasaban los meses y nuestro biografiado tenía
que ir pidiendo prórrogas para su permanencia en Madrid, por seguir su pueblo, Jarandilla,
ocupado por las tropas españolas, la inseguridad de los caminos y la carencia de medios. La
última súplica de que tenemos constancia es del 7 de octubre de 181061. En la cuaresma de
este año estuvo en el pueblo cercano a Madrid, Vicálvaro, en sustitución del párroco, que se
hallaba enfermo.
Ignoramos la fecha de su muerte, que creemos tuvo lugar en Madrid, ocurriendo más tarde que la del religioso anterior, P. Fr. Juan de la Resurrección. Debió ser en el año 1812.
ARTÍCULO CUARTO
UNO DE LOS AGUSTINOS RECOLETOS MÁS NOTABLES,
EL P. FR. MIGUEL ZORITA DE JESÚS MARÍA
En el tomo VIII de nuestras Crónicas62 ya se dan unas notas biográficas sobre esta interesante figura recoleta. Ignorando, sin duda, el cronista, como otros autores, la fecha de su fallecimiento, creyó oportuno poner su biografía en el capítulo en que se narran los hechos ocurridos en 1792; supuso tal vez que en dicho año tendría lugar su muerte. Pero no fue así, pues es
cosa cierta que ésta acaeció el año 1813. Por esta razón, rehacemos ahora su biografía con los
nuevos datos que hemos logrado reunir.
Fue Madrid el lugar de nacimiento de nuestro futuro recoleto, habiendo venido al mundo
el 28 de septiembre de 1725; el 4 de octubre recibía el bautismo en la parroquia madrileña de
Santa Cruz, dándosele el nombre de Miguel Francisco. Sus padres se llamaron Francisco Zorita y Josefa Martínez, naturales también y vecinos de Madrid, «siempre tenidos y reputados
por cristianos viejos y de muy buenas y cristianas costumbres de todos muy loadas». Ejercía
su padre el oficio de batidor de oro63.
60
AS, leg. 1265.
AS, leg. 1227.
62
CR, 8, 510. El cronista tomó sin duda sus datos de la obra de ALVAREZ DE BAENA Hijos de Madrid ilustres, 4,
128. Este autor era amigo del P. Zorita quien le proporcionó algunas noticias para dicha obra, como aquel
confiesa. Creemos que cuantos han escrito sobre nuestro biografiado se han servido de las notas biográficas
de la obra del citado autor, y como éste publicó el cuarto tomo de la misma en 1791, las noticias que refieren del P. Zorita solamente son las anteriores a este año, no consignado por lo mismo el año de su muerte
que, diremos, fue el 1813.
63
La partida de bautismo dice así: «En la Yglesia Parroquial de Sta. Cruz desta Villa de Madrid en quatro dias
del mes de Octubre de mil setecientos y veinte y cinco años Yo D. Franco, de Cangas Thene. Cura de dha
Yglesia baptize un niño que nacio en veinte y ocho de Septiembre proximo passado, pusele por nombre Miguel Franco, hijo de Franco. Zorita y de Dª Josepha Marnz. su legma. muger naturales desta Villa viven calle
de Majaderitos casas Jesus Nazareno fue su Madrina Dª. Damiana Mrnz. advirtile el parentesco espritual
y lo firme — D. Franco. de Cangas» (Libro veinte y quatro de Baptismos, f. 243). –Los informes sobre el
joven aspirante están en el libro de Informaciones de los años 1739, 40, 41 y 42 del Convento de Recoletos
de Madrid, f. 311; BN, ms. n. 3542).
61
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
73
Acababa de cumplir Miguel los dieciséis años de edad, cuando solicitó la admisión en el
Convento de Recoletos de la Villa y Corte. Y con fecha 30 de octubre de 1741, el Provincial
de Castilla, P. Fray Francisco de San Jerónimo, L. J., dio facultad al Prior de aquel Convento,
P. Fr. Juan de San José, L. J., para que nombrase a dos religiosos idóneos que hicieran las
informaciones de genere, moribus et vita del joven pretendiente a nuestro hábito. El 5 de diciembre comisionaba el citado Prior para ese fin a los PP. Fr. Manuel de Santa María, Pred. y
Subprior del Convento de Madrid, y Fr. Bartolomé de San José, Pred. y conventual del mismo, resultando de dichas informaciones que Miguel gozaba de una salud robusta y perfecta y
que era de buenas costumbres y procederes, muy humilde y bien inclinado, muy dado a las
cosas espirituales y al estudio y con grandes ansias de ser religioso. Para entonces ya no vivía
su padre, pues en las citadas informaciones se dice que su madre continuaba con el oficio de
batidor de oro, con el que tenía para pasar ella la vida con decencia y seguridad. Esto y el no
hablarse para nada de hermanos suyos nos hace creer con fundamento que no los tenía.
Ante estos informes fue con suma complacencia admitido, y el último día del año 1741
vistió con grande gozo el hábito de los Recoletos Descalzos de San Agustín. Transcurrido el
año de noviciado, el 1 de enero de 1743, a las seis de la mañana y en el coro alto del Convento, hacía su profesión religiosa en manos del Presidente-Prior Padre Fr. Domingo de San Diego, L. J., siendo Maestro de novicios el P. Fr. Francisco de la Asunción y actuando como Notario el Padre Fr. Ignacio de la Encarnación, Procurador del Convento64.
No hemos podido averiguar en qué casa de su Provincia de Castilla cursó los estudios de
Filosofía. La mayor parte de los jóvenes religiosos de aquel tiempo iban al Convento de La
Nava del Rey para estos estudios; pero hemos visto que algunos otros los hicieron en el de la
villa del Portillo y en el de Santa Cruz de la Sierra. En cambio, sabemos que estudió la Teología en nuestro Colegio de Salamanca. Creemos sacaría mucho provecho de sus estudios, pues
por lo que nos ha quedado de él a través de su larga vida, debió ser muy aplicado, de mucha
memoria, de gran inteligencia y de suma aptitud para todo.
Era todavía estudiante de Teología en aquella ciudad, cuando, como él mismo cuenta en
una de sus Cartas útiles65, «puso y compuso en puntos de música» la Secuencia de la Misa de
N. P. San Agustín. «Después de vista y aprobada —dice también— por D. Juan de Arabués,
Maestro de Capilla que era entonces y después catedrático de música en la misma Universidad, la cantamos en nuestro coro, acompañándola
64
65
BN, ms. n. 3858, Lib. de Prof., f. 54.
Carta XXVI. Este ms. se conserva en la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander.
74
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
el mismo D. Juan al órgano, en la fiesta de N. P. San Agustín con aprobación y gusto de todo
el concurso de Comunidades; y nuestros PP. Calzados pidieron al instante una copia o tanto
para cantarla ellos en el coro. Nuestros conventos recoletos fueron después pidiendo y sacando varias copias, de suerte que hoy se canta casi en todos ellos, especialmente en toda la Provincia de Castilla y en este Convento de Madrid».
Fue también en este tiempo de estudiante cuando comenzó a sufrir las calenturas llamadas «tercianas». Nos dice él mismo que en febrero de 1749 estuvo en Melque, lugarcito de
unos ochenta vecinos en tierra de Segovia, dos leguas antes de Santa María de la Nieva, para
curarse de unas prolijas tercianas, hospedándose en casa de un religioso nuestro que hacía de
teniente de cura66. Padeció dichas calenturas por espacio de veintidós meses. «Sacóme Dios
de éstas —nos cuenta él— por unos raros, extraordinarios modos, que eran largos de contarse
y no hacen al intento, y después de más de cuatro años me acometieron otras tercianas», las
cuales consiguió vencer inmediatamente usando la quina con un método por él mismo ideado
como lo explica en la última de sus Cartas útiles67; por segunda vez se curó de dichas fiebres,
cuando le volvieron en la temporada no corta en que residió en el Convento de Maqueda, «villa en tierra de Toledo —dice—, muy ocasionada a tercianas por su situación». Otras muchas
personas practicaron el mismo método por consejo de nuestro religioso y con feliz resultado.
Acerca de la recepción de las Ordenes sagradas, sabemos que fue ordenado de subdiácono, el 27 de mayo de 1747, por el Ilmo. Sr. Don Onésimo de Salamanca y Zaldívar; y de
presbítero, en diciembre de 1749, en Ciudad Rodrigo68.
Ignorarnos la fecha de su traslado al Convento de Madrid, en el que aparece el 19 de octubre de 1751 firmando como testigo en una profesión. Dicen sus biógrafos que, concluidos
los estudios de filosofía y teología, fue opositor a las cátedras de la Orden y Maestro de filosofía; pero habiéndosele agravado notablemente la falta de oído, que había experimentado
algún tiempo antes, se vio precisado a desistir de la carrera escolástica.
Respecto de esta su sordera, él mismo escribía así, ya en su vejez, a un su amigo: «Pero
no sabes tú y tu amigo y cuantos de algún modo me conocen que yo, sobre no ser largo de
vista, soy tan corto de oído que, aunque en la realidad, gracias a Dios, no soy más que surdastro, con el renombre de sordo o el título del P. Sordito iam canitur toto nomen in orbe terrarum?» Y, efectivamente, como no se usaba el apellido del siglo, para distinguirle se le suele
añadir en algunos escritos el sobrenombre de el sordito. Decía también en la misma carta:
«Yo no soy largo de vista, y aun he sido algunas temporadas enteramente ciego, y ahora ya ha
mucho tiempo soy surdastro y muy falto de oído, pero en todos esos defectos soy ya un viejo
muy práctico y los tengo tomado el tino o el tiento, porque sobre
66
Carta XIV.
Carta XXX.
68
Carta XIV.
67
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
75
los síntomas o accidentes y diversos efectos que he padecido y experimentado en todos esos
males, tengo hechas muchas reflexiones»69.
Creemos que fue ya el Convento de Madrid el de su continua residencia, a excepción del
tiempo que permaneció en el de Maqueda; por espacio de treinta años ocupó el oficio de Bibliotecario mayor de aquél, nombrado por el Provincial y su Definitorio, habiendo aumentado
y mejorado notablemente su biblioteca.
El año 1768 fue nombrado Comisario General de la Provincia de Tierra Firme en España . Y en 1784, en junta celebrada el 23 de agosto por el Definitorio General, fue electo por
éste Cronista General, oficio que debió ya desempeñar toda su vida71.
70
Los Padres Capitulares de Filipinas, en el Capítulo de esta Provincia que tuvo lugar en
Manila en abril de 1788, le dieron sus votos para el primer puesto de la terna de Definidor
General de aquella Provincia en el próximo Capítulo General; en el libro de «Becerro» figura
su nombre de esta manera: «En primer lugar N. P. Ex-Provincial Fr. Miguel de Jesús María,
el sordito»72. Como se ve, para distinguirlo, dásele el renombre de el sordito; lleva también el
título de Ex-Provincial, título meramente honorífico que se solía conceder a algunos religiosos beneméritos.
En representación, pues, de la Provincia de Filipinas debió asistir al Capítulo General celebrado en el Colegio de Alcalá de Henares el 22 de mayo de 1790, en el cual, según ya se ha
dicho en las notas biográficas del P. Fr. Bartolomé de San Antonio, nuestro P. Fr. Miguel resultó elegido Adito de Definidor General, pasando a ocupar este cargo cuando el citado P. Fr.
Bartolomé salió electo Provincial de Castilla en mayo de 1791. Cesó al llegar el Capítulo Intermedio General, reunido en Madrid el 18 de mayo de 1793, al que como Definidor General
asistió.
Durante todo este tiempo, y mientras pudo, dedicóse continuamente al ejercicio del púlpito, dentro y fuera de Madrid, predicando repetidas veces a los Consejos y Tribunales y en
Beatificaciones y Canonizaciones de Santos. Según la Guía Cuaresmal del año 1769, desde el
11 de febrero al 23 de marzo de dicho año, predicó quince sermones en otras tantas parroquias
y conventos de la Corte con motivo de la Cuaresma73.
Para poder apreciar su estilo y modo de pensar sobre la predicación, veamos lo que él
mismo dice74.
69
Carta XIII.
Carta XVI.
71
AG, Registro, f. 170.
72
AM, Lib. 3.º. de Becerro, f. 189.
73
BN, n. 2/31462, Guía Cuaresmal, Madrid, 1769.
74
Cartas XVI y XVII. –«En los solemnes cultos que al Beato Lorenzo de Brindis consagró la Comunidad de
Capuchinos de San Antonio del Pardo de Madrid, los días 2 al 17 de julio de 1784, tomaron parte los
Agustinos descalzos como indica la nota del «Memorial Literario» que dice así: «El día 14 hizo fiesta el
Excmo. Sr. Marqués de Cogolludo, Duque de Santistevan; asistió al Altar y Púlpito la Religión de PP.
Agustinos Descalzos; predicó el M. R. P. Fr. Miguel de Jesús María, Maestro de Filosofía, actual Predicador y Bibliotecario Mayor en su Convento de Copacavana» (P. B. DEL MORAL en la revista La Ciudad de
Dios, 66, 317).
70
76
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
El P. Fr. José de San Gil, L. J. y Definidor Provincial de Aragón, habiendo recibido ejemplares del Septenario del Santísimo Cristo y del sermón del Beato Simón de Rojas, impresos por
el P. Zorita, y que éste le había enviado, le escribió desde Calatayud el 11 de octubre de
1768. «Desde que oí su estudiosidad y talento —comienza diciendo—, tan bien aplicado en
honor propio y del hábito, vivo a V. R. naturalmente afecto». «Atento al sermón, le hallo
claro, instructivo, majestuoso y con superabundancia terminante del asunto. Su estilo un castellano sólido y castizo, digno de la majestad del argumento; pero algún reparillo se me ofrece, nacido, sin duda, de no entenderle». A continuación le señala y explica estos reparos: que
no se contraiga con el mismo Evangelio a la circunstancia formal o, por mejor decir, al asunto de beatificación; que el estilo no juega el laconismo ni usa de metáfora; que no divida en
dos partes el asunto; que el repetido paréntesis «fieles» no ha de sonar grato, y, finalmente,
que deje la beatificación en sólo dar públicos y solemnes cultos al beatificado. «Estos son los
reparos —sigue escribiendo el P. José de San Gil— que se me ofrecen; pero protesto a V. R.
que no pido satisfacción alguna; V. R. sabe mejor lo que hace y dice, y, desde luego, declamaré agravio si V. R. insinúa la menor satisfacción a cualquiera mencionado escrúpulo. Sobre el estilo, nec est lex loquendi, sed observatio; V. R. observará el lenguaje del país y por
mejor observante se tiene, con razón, ganados los créditos de orador».
El P. Miguel Zorita contestóle largamente el 20 de diciembre, comenzando por disculparse por su dilación en la respuesta, asegurándole «que desde el día que recibí la suya hasta la
hora que puse mano en ésta, apenas una hora tuve desocupada de la común tarea de los sermones, que han sido muchos en este tiempo, seguidos de otros no pocos quehaceres que, por
urgentes, ya que no por graves, del todo me impedían otra atención».
Después de algunas otras reflexiones, continúa: «Vivo bastantemente persuadido que una
pieza oratoria, observante de todos los preceptos precisos, ut veritas pateat, ut veritas placeat,
ut veritas moveat, y en suma, perfecta en todo y partes desde el exordio o el épodon o cláusula, aun en los más famosos maestros del arte, es o sería rara avis in terris nigro simillima
cygno, pues ni por griego Demóstenes, ni por latinos Tulio y Quintiliano, los veo libres de
sombras y lunares que cada día nos descubre en ellos el anteojo (o sea antojo) de muchos críticos...» «Ni a mí puede causarme extrañeza alguna el que ninguno lo haga a satisfacción de
todos y que, aun del orador más elocuente, puede decir su más aficionado lo que Tulio de
Demóstenes: non semper implet aures meas; porque hallo para esto dos obstáculos (por no
decir imposibles) que a las fuerzas humanas juzgo insuperables, en los oradores uno y en los
oyentes otro. Un exordio agradable que concilie del todo las atenciones y benevolencias, una
idea útil y propia totalmente al singular carácter del sujeto de la oración, una división breve,
clara, adecuada y limpia de fastidiosa antítesis, una bella elección y distribución de pruebas
sólidas y oportunas, el insensible artificio para las liaciones y transiciones, la sobriedad y rectitud en la alegoría, el buen uso de la metáfora, la templanza y el
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
77
modo en las hipérboles, la gravedad en los apóstrofes, el decoro y carácter en las prosopopeyas, la pureza en las frases y expresiones, la igualdad en el todo del estilo, elevarse al sublime
sin hinchazón, descender al humilde sin grosería y tener el mediocre sin desaliño; el aire o el
espíritu de piedad, los afectos diversos para la moción, y la atención, en fin, del orador, siempre fija a su primer objeto y siempre circunspecta al sitio, al auditorio, a sí propio y a todas
las demás respetables circunstancias: todos estos aciertos (sin hablar de la voz, la acción y
otros muchos cuidados necesarios todos) son verdaderamente muchas producciones para un
ingenio, y por más que le demos fecundo y cultivado, al fin, non omnis fert omnia tellus».
«Es verdad —sigue diciendo— que gran parte de este estorbo podría vencerse con la imitación y su estudio... Pero para eso (en el presente asunto más que en otro) se ofrece otra, si
no mayor, igual dificultad en la elección del modelo… porque si, como hemos dicho, aun los
mejores maestros son censurables, ¿a quién imitaremos los discípulos que no seamos reprensibles?»
Habiendo hecho referencia el P. José de San Gil a la predicación según la manera española, francesa e italiana, comentando el P. Zorita el modo francés en «su decantada división de
la idea en dos o más partes y aun cada una de éstas en diferentes miembros», dice: «Yo no
dudo que, en esto u otro caso, el tema que se elige pida precisamente que se exprese y proponga con división en dos o tres partes para la claridad. Yo mismo lo practico cuando la idea
que tomo me precisa a ello. También sé que el cuerpo de una buena oración no puede sustentarse ni moverse sin miembros y divisiones, como ni el humano sin diferentes huesos, músculos y coyunturas que en la carne se ocultan hermosamente; pero afectadamente buscar ideas
que pidan división y, aun cuando no la pidan, distribuirlas siempre en dos o tres partes, cada
una de éstas en otros tantos miembros y subdivisiones y proponerlas descubiertas así a la
atención de los oyentes, ¿no es con más propiedad hacer anatomía de la oración y presentar
desnudo su esqueleto que ostentarle vestido de carne y cutis, que es, a distinción del sofista, el
empleo y cuidado del orador? Con todo, yo disculpo en mucha parte de esto a los franceses e
italianos (y si hay algunos otros) que tienen la costumbre de sentarse y descansar al medio de
sus sermones, y aun tomar entretanto los oyentes une prise du tabac, uso que para mí tengo
por sin duda que él les ha puesto en esta precisión, por no cortar intempestivamente el hilo del
discurso, sino descansar en el final de una parte más oportunamente y con más decoro. Y por
esto mismo, no habiendo en nuestra España (gracias a Dios) semejante costumbre, estoy a
matarme con tantos galizantes que hasta en esto han de ser pedísecuos serviles o pedantes de
los franceses y tan escrupulosamente usan aún los términos que no dirán jamás sino son dos
partes, y en ninguna manera son dos puntos; porque esto, dicen, suena a cosa de zapatos, como si no hubiera también puntos de lección en lo escolástico y puntos de oración en lo espiritual y ascético, o como si igualmente pudiera decirse que esotras expresiones de primera y
segunda parte suenan a romance o jácara».
78
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Indica también el P. Zorita que es mayor el obstáculo por parte de los oyentes, «y más en
un siglo en que ya se han tomado tan terrible jurisdicción o tan licenciosa judicatura sobre el
púlpito, como en él se lo he dicho en terminantes voces alguna vez». Pero «en los leyentes
—continúa— aún es mucho mayor la dificultad de contentar a todos, porque cada uno lee,
por mejor que lea, a su estilo y tono, y ninguno o muy raro con el aire o el alma que pronuncia el orador... Común es la desgracia en toda lectura, especialmente oratoria, pero yo temo
que soy en el caso más desgraciado que otros, porque tengo, entre otras, una falta en el número y cantidad de sílabas ciertamente reprensible, pero ya por el uso casi irremediable.
Conózcola muy bien y V. R., aunque no me la advierta, no habrá por eso dejado de notarla.
Soy especialmente aficionado entre nuestros versos al decasílabo, que decimos heroico, y a
sus hemistiquios, y aun en la prosa escrita, por más que me contengo, juego de ellos naturalmente, pero con nimiedad, bien que al hablar, y más en el púlpito, con no poco artificio y
disimulo, para que se perciba y no más la armonía de este número, que es ciertamente grave,
heroica y majestuosa, pero que no se descubra afectada composición de verso que sé bien lo
distante que debe estar de las oraciones sueltas. Por no advertir todo esto ni aun sospecharlo
muchos o todos, especialmente aquellos que nunca me han oído o no me han escuchado con
reflexión a mi modo de decir, se sigue lo que he visto por la experiencia, dando por gusto a
leer y pronunciar oratoriamente algún sermón mío a tres o cuatro predicadores y todos expeditos en leer y hablar, que con todo eso uno descansa donde yo ni aun respiro, otro se lleva
de un aliento la cláusula en que yo hago un inciso o dos, aunque levemente. Los colones, las
interrogaciones y admiraciones me las hacen perfectas y redondas donde yo muchas veces
medias e imperfectas; los paréntesis breves o como el fieles; los vocativos, unas veces corrientes, donde yo fugitivos y casi inatendibles; con que lo clausulado, la cuantidad, el número, la cadencia o la simildesinencia unas veces lo quitan de donde yo lo tengo y otras lo
ponen donde yo no lo estimo; y escucho mi oración en boca de otros tan ingrata y distinta de
como yo la presento, que me sobran motivos para exclamar: Oh, quantum haec Niobe, Niobe, distabat ab illa!».
«Con estas reflexiones —añade luego—, vea V. R. si, aun cuando la modestia y humildad
me falten, me sobran las razones para no presumir de mí tan vanamente que sienta ni aun extrañe que no ya la penetración de V. R., pero aun la torpeza del menos advertido en esta y en
cualquiera pieza oratoria mía, halle reparos y defectos supra, infra, praeter y contra el arte y
el gusto. Con efecto, yo mismo me encuentro muchos, y si, después de impresa la obra, pudiera cada día volver ad limam, cada día estuviera quitando y añadiendo, componiendo y enmendando. Lo que no enmendaría ni una palabra es el breve catequístico punto que habla en asunto de la beatificación. Lo tenía sin duda bien mirado cuando lo prediqué y lo remití a la prensa, pues volviendo a verlo después, por ser esto, como bien dice V. R., un poquito más, hallo
que así debí decirlo y ni más ni menos».
Como era hombre, conforme ya hemos indicado, muy estudioso
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL AÑO 1808 AL 1815
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y de sobresaliente memoria e inteligencia, consiguió ser un varón de gran cultura; testimonio
de ello lo tenemos en sus Cartas útiles, así como de su ingenio y aptitudes. Por todas estas
cualidades y su fama de orador sagrado, gozaba de gran predicamento entre las gentes; algunos acudían a él a consultarle, personalmente o por carta; otros le visitaban por el placer de
platicar con él; muchos se honraban con su amistad. Como una muestra de ello podemos citar
lo que él mismo nos dice en una de sus cartas75: «En varias ocasiones que en mi celda me han
visitado no pocos gramáticos de profesión, no ya sólo muchachos, sino sus maestros amigos
míos, preceptores de estudios particulares, de los Reales de San Isidro y de las Escuelas Pías,
ofreciéndose hablar de especies gramaticales y notándoles varios yerros que han en sus enseñanzas, fiado en su amistad y buen genio, etc.»
Mantuvo correspondencia epistolar con el conocido historiador español Juan Francisco
Masdéu. Nuestro biografiado escribía con fecha 28 de enero de 1792 a Luis de Masdéu, hermano de aquél, y le decía76: «Soy uno de los muchos justos apreciadores del gran trabajo y
mérito del hermano de v. m. el Sr. D. Juan en su Historia Crítica de España. Por lo tanto, y
conforme a lo que al principio del tomo IX suplica justamente a todo español, quisiera ser
entre ellos el más rico de especies, documentos y noticias con que servirle y ayudarle al complemento y perfección de su apreciada Historia; pero me hallo igualmente falto de facultades
que lleno de deseos. Para insinuación de éstos, aunque corta, he juzgado comunicarle una
especie, que bien que lleve poco en sí misma, puede tal vez servirle de algo para alguna lección de inscripciones godas». Y a continuación le expone la opinión del Dr. Del Rosal en su
obra Origen y Etimología de la Lengua Castellana, opinión que el P. Zorita hace suya, defendiendo ser trisílabo el nombre de Wamba, y no disílabo. Contestóle Masdéu, muy agradecido,
diciéndole que eran muy justas y fundadas sus reflexiones y las del Dr. Rosal, pero que aún le
quedaba alguna duda. Respondióle, a su vez, el P. Zorita con una extensa y razonada exposición sobre la materia, y nuevamente le escribió Masdéu para decirle que había leído sus sabias
reflexiones, de las que se haría cargo en un Apéndice de Correcciones que había de publicar
al fin del tomo XV, rogándole que si hallaba alguna otra cosa que notar en la continuación de
su Historia o tuviera otras luces o noticias para su mayor instrucción, las recibiría con el mayor agradecimiento.
Fue nuestro biografiado Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia,
que le admitió en su seno el 22 de septiembre de 178677. En las Memorias de la misma vemos
que en el trienio 1805-1807 figura esta anotación: «Fr. Miguel de Jesús María, religioso agustino recoleto, nuestro individuo correspondiente, regaló veinte monedas de cobre de diferentes
módulos, las diez y ocho romanas,
75
Carta XI.
Cartas XX, XXI, XXII y XXIII.
77
Los biógrafos del P. Zorita dicen que la Real Academia de la Historia le admitió por su individuo. Pero nosotros añadimos no de número sino correspondiente, pues en la lista de dicha Academia hecha el 21 de julio
de 1802, entre los Académicos correspondientes figura nuestro biografiado (Cfr. Memorias de la Real Academia de la Historia, 4, XXXV).
76
80
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
inclusas tres del bajo imperio, halladas el año 1786 en la huerta del Convento de Recoletos
de Maqueda, acompañando al mismo tiempo su lectura y explicación; una hebrea, que es un
amuleto moderno, encontrado casualmente treinta años ha cerca de la ermita de Nuestra
Señora de la Torre entre Vallecas y Vicálvaro; y finalmente otra persiana»78.
Llegó el año 1808, y cuando las tropas invasoras de Napoleón atacaron a Madrid a primeros de diciembre por la parte donde se encontraba el Convento de Recoletos, como ya se ha
dicho, el P. Miguel Zorita y demás religiosos se vieron obligados a abandonar su amada casa,
a la que nuestro biografiado no había de regresar más. Al ser suprimido luego el convento por
el Gobierno intruso, ordenándose que los miembros de su comunidad fueran distribuidos entre
otros conventos de la Orden, al P. Zorita se le señaló el Colegio de Alcalá de Henares, al que
ciertamente no pudo trasladarse, presentando al Gobierno su excusa por el estado en que
había quedado aquella casa y por la avanzada edad y achaques propios. Como probablemente
no tenía parientes, buscó y encontró refugio en la familia piadosa de un tal don Pedro de Toro,
alcalde del barrio de las Pascualas. Siendo ésta una familia pobre y no contar él con arbitrio
alguno para subvenir a sus necesidades, acudió al Gobierno con una instancia suplicando se le
concediera pensión suficiente para su subsistencia; con fecha 21 de noviembre de 1809 se le
expidió el título de dicha pensión79, que, como a los demás, le asignaba dos mil doscientos
reales, los cuales ignoramos si los consiguió cobrar; en cambio, sabemos que murió pobre.
Tuvo lugar el fallecimiento de este notabilísimo recoleto el día 10 de mayo del año 1813,
como consta en el Libro de Defunciones de la parroquia madrileña de San Martín. El acta,
copiada literalmente, dice así:
«Don MIGUEL ZORITA Y MARTÍNEZ, de edad de setenta años (está el acta equivocada, pues en realidad contaba ochenta y siete años, siete meses y unos doce días),
natural de Madrid, hijo lexmo. de Don Francisco y Doña Josefa Martínez, difuntos,
Parroquiano de esta Iglesia, Calle el Barco, Casa de la Exma. Sra. Marquesa de la Sonoza; Otorgó Declaración de Pobre en Primero de marzo de este año, ante Valdomero
Moraleda Escrivano de Provincia; nombró por su heredera a su Alma; y por su cumplidor al Sr. Don Francisco Xavier Vales, Canónigo de la Real Iglesia de San Isidro;
Reccivio los Santos Sacramentos; murió en diez de mayo de mil ochocientos trece; Se
enterró como Pobre de Solemnidad de misericordia en Cementerio y lo firmé. Dn.
Manuel Elviras»80.
78
Memorias cit., 5, XLIV.
AS, leg. 1265.
80
Libro 29, f. 255 v. –Como se ha dicho en nota anterior, sus biógrafos no dan la fecha de su muerte. Tuvimos
nosotros conocimiento del año en que ésta había tenido lugar por la siguiente nota que trae el tomo V. página LXII, de las Memorias de la Real Academia: «En el año de 1813 tuvo la Academia el sentimiento de
perder al R. P. Fr. Miguel de Jesús María, religioso agustino recoleto, definidor (ya no lo era) y cronista
general de su Orden». Con esta noticia y sabiendo que la familia, que lo había recogido en su casa, vivía en
el barrio de las Pascualas, sospechamos que su defunción constaría en los libros de la parroquia de San
Martín, como así fué en efecto.
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Sobre sus obras nos dicen sus biógrafos que trabajó en varias, así en prosa como en verso,
de las cuales algunas se imprimieron y otras quedaron manuscritas.
Las impresas que se citan son:
El perfecto hombre de bien. Oración panegírica de San Dámaso en su Real Congregación de naturales de Madrid, año 1760. –Madrid, 1761. En 4º.
El glorioso esclavo. Oración panegírica del Beato Simón de Rojas, en la fiesta de su
Beatificación, que celebró la Congregación del Caballero de Gracia en 28 de septiembre de 1766. En 4º.
La mujer fuerte. Oración panegírica de Santa Orosia, Patrona de los Montañas de Jaca.
–Madrid, 1780. En 4º.
Septenario y devoto exercicio en consideración y reverencia de Jesu-Christo S. N. pendiente de la Cruz, en el lance durísimo de su desamparo; con una suficiente noticia
de su admirable y prodigiosa Efigie, venerada en el Convento de PP. Recoletos
Agustinos Descalzos de esta Corte. Dispuesto por el P. Fr. Miguel de Jesús María,
Predicador y Bibliotecario en el mismo Convento. –Madrid, 1767. De 48 páginas
en 12º.
Epicedion in funere honorabilis adm. R. P. F. Fr. Henrici Florez, Augustiniani, in florescente mense Majo functi, super illa Sapientiae verba (Eccl. XXIV): Flores mei
fructus honoris et honestatis. Es una elegía con su traducción rítmica castellana por
el mismo, impresa en la obra que publicó el P. Fr. Francisco Méndez con el título
Noticias sobre la vida, escritos y viajes del Rmo. P. Mtro. Fr. Enrique Flórez. Madrid, 1780; en 4º, 282 páginas81.
Hay también impresos algunos sonetos; uno de ellos al nacimiento de los Infantes Gemelos y dos a la muerte del célebre impresor D. Joaquín Ibarra.
De sus obras manuscritas se conocen los títulos siguientes:
Bullarium Recollectorum Fratrum Excalceatorum Ordinis Eremitarum S. P. N. Augustini Congregationis Hispaniae et Indiarum, ex authenticis documentis collectum,
ordinatum, et scholiis illustratum. Un tomo en folio.
¿Cuándo y por qué razón dio comienzo el P. Zorita a este Bulario? Las primeras noticias
sobre el mismo que hemos visto nos las proporciona el erudito Padre en una carta que el 5 de
diciembre de 1787 escribió al P. Prior del Convento de Nuestra Señora de las Victorias de
París, perteneciente a los Agustinos Descalzos de la Congregación de Francia, pidiéndole noticias para la prosecución del
81
De todos es conocido el insigne autor de la España Sagrada, P. Mtro. Fr. Enrique Flórez, O.E.S.A. Nacido en
Villadiego, Burgos, el 21 de julio de 1702, profesó en el convento de los Agustinos ermitaños de Salamanca el 6 de enero de 1719, falleciendo en Madrid el 5 de mayo de 1773. Fué, como dijo el P. Muiños, «astro
de primera magnitud en las letras españolas, figura que desarrolló entre la más altas de su siglo... Fué
además un alma profundísimamente religiosa, un virtuosísimo sacerdote».
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Bulario. Por creerlo de interés, vamos a copiar la mayor parte de la citada carta, escrita en
latín «por no saber yo bien escribir francés, confiesa el mismo P. Zorita, y por si allá no sabían bien leer español»82.
Después de unas sentidas y fraternales palabras de introducción, habla así:
«Ex quo prodiit in lucem, anno scilicet 1664, parva illa collectio Matriti edita a N.
P. Fr. Andrea de Sto. Nicolao, quam libuit auctori appellare Funiculum Triplicem Privilegiorum Fratrum Discalceatorum Ordinis S. P. Augustini, eo quod litteras apostolicas pro tribus Recollectionis nostrae Congregationibus, Hispaniae nempe, Italiae et
Galliae, complecteretur, nulla alia hucusque facta fuerat collectio quamplurimarum
aliarum litterarum quae por hac nostra Hispana Congregatione a Sede Apostolica per
spatium centum et amplius annorum emanarant, quaeque hac et illac sparsae et in tabulariis seu archivis inclussae, ut in unum ad manus haberentur pro frequentibus controversiis saepissime desideratum fuerat. Quare Patri Vicario Generali nostro tandem
bene visum est ut omnium Apostolicarum Constitutionum, Decretorum et aliarum
hujusmodi Litterarum ad Hispanam nostram Congregationem spectantium, alia integra
collectio sive novum Bullarium conficeretur.
Hunc igitur qualemcumque laborem, mihi utpote Congregationis chronographo
demandatum, jam, Deo dante, etsi non perfeci, qua potui tamen diligentia confeci. Sed
cum opus praelo pararetur, en novissime placuit patribus nostris, ut ad notitiam saltem
et exemplum, et qui ex eis in omnium Augustiniensium Recollectorum institutum exoriri posset decorem, quaedam per modum appendicis adderentur summaria, in quibus
singularum aliarum Congregationum ortu, progressu atque praesenti statu seu constitutione breviter enarratis, Aposthlícae Litterae notabiliores ad ipsas pertinentes summatim attingerentur.
Haec autem ut in ordinem redigerem, praeter Chronicas nostras hispanas et Bullaria tam commune Romanum cum proprium, tam nostrae Congregationis, praefactum
nempe Funiculum Triplicem, quam Congregationis nostrorum Discalceatorum Italiae,
Romae editum anno 1742, praeclarum illud opus vestri Mauritii a Matre Dei, quod Sacra Eremus inscribitur, diligenter evolvi. Sed cum istud ab anno 1658 quod excussum
est Camberii, non excurrat quam plurium ad scopum attinentium circa vestram Galliarum Congregationem, inscius remansi.
In primis enim scimus Ven. Congregationem vestram aliquibus abhinc annis pro
quibus utebatur soleis seu sandaliis calceos íntegros assumpsisse; sed certum annum,
sicut et Litteras Apostolicas quibus hujusmodi mutationem fecerit, penitus ignoramus.
Imo, an remanserit statu quo prius Congregationis separatae sub uno proprio Vicario
Generali, sub eisdem legibus, atque in caeteris, praeter calceos, sub eodem prorsus
habitu Discalceatorum, certo non scimus. Similiter, nos latet actualis sive praesens
vestrae Congregationis status circa
82
Carta XVIII. Sobre su inteligencia de la lengua francesa en la carta XVII dice que por su sordera sólo sabe lo
preciso para entender tal cual algo de su lectura.
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83
Provinciarum earumque Domorum Regularium numerum, si forte post memoratum opus
P. Mauritii ampliores progressus fecerit. Denique, scire cupimus utrum, sicut Italica Congregatio, etiam vestra Gallica habeat typis excussum pr Bullarium, vel saltem aliquam propriam
Chronicam sive Historiam, quae, post traddita in Sacra Eremo, viciniora nobis tempora attingant, ut si venalia prostent de illis emendis et illins huc adducendis quam satagamus.
De his igitur omnibus, Pater Rme., certior fieri summopere desidero, et Rdam. Paternitatem vestram enixe deprecor, ut me per suas litteras dignetur instruere. Quod si
ob multiplicia Praelaturae negotia per se facere non valeat, alteri alicui religioso Patri
commitat. Nec opus est ut latine aut hispanice mihi rescribat; ego enim, etsi gallicum
idioma non adeo perfecte calleam ut recte scribam, bene vero ut scriptum legam et intelligam».
Como vemos, pues, por la carta transcrita se le encomendó a nuestro biografiado, por ser
Cronista General, el hacer el Bulario de la Congregación española de los Recoletos Descalzos
de San Agustín, y al estar preparándolo para darlo a la imprenta, les pareció conveniente a
nuestros Padres que, para conocimiento y ejemplo, se añadiera en un apéndice un resumen
sobre el origen, progreso y actual estado, con las Letras Apostólicas más notables, de las
Congregaciones de Agustinos Descalzos de Francia e Italia.
Pasó más de un año sin recibir respuesta, que al fin llegó, fechada en París el 21 de diciembre de 1788 y firmada por el mismo P. Vicario General de la Congregación, Fr. Pedro
Richaud, quien, después de explicarle las causas de su involuntaria tardanza en contestar, le
decía: «Adveniens Parisios summam contraxi gravedinem cum alia subsequenti aegritudine.
Nunc autem vix remissus, sedulam, ut par est, operam dare nequivi in evolvendis archivii
nostri documentis; sed ad id operis citius omni studio cum Assistentibus meis incumbam, ita
ut, decursu proximi Januarii mensis, omnia a nobis expetita documenta quantum in nobis erit
suppeditabimus Reverentiae vestrae». «Pero —según añade el P. Zorita— todo se frustró con
la revolución de Francia, por lo que el dicho V. P. Vicario General tuvo que andar emigrando
hasta que, finalmente, se refugió con otros ocho compañeros suyos en nuestro Convento de
Zaragoza, donde vivió como año y medio con notable religioso ejemplo y edificación de todos y asistencia continua a confesar en los hospitales, de donde contrajo la última enfermedad
y murió en el Señor»83.
83
Carta XIX. Aunque sea en nota plácenos copiar de esta carta del P. Vicario General de la Congregación francesa lo siguiente: «Interim, diversis Reformationis nostrae Congregationibus permultum gratulor de opere
a vestra Paternitate tam Iaudabiliter incepto, quem gloriosus exsoluto, ad Dei gloriam et Augustinianae
Familiae decorem. Acceptas etiam habeat Reverentia vestra permultas nostrae Galliarum Congnegationis
actiones gratiarum, quod eam aliquem in eodem opere locum habere concedat. Hoc signum vestrae permanentis in nos benevolentiae, firmiori vinculo necessitudinis et fraternitatis, hispanorum et gallorum
Congregationes adstringit, perpetuumque nostri erga vos obsequium exigit. Faxit Deus nobis, praesertim
mihi, faustas occasiones oriri ad peremnem erga venerabiles nostros Hispaniae fratres gatitudimem operibus exhibendam. Non latebit Paterninati vestrae me, adhuc Accolytum, e conventu nostro Perpinianensi ad
Montem Serratum cum Lectore meo peregrinantem, tribus diebus Barcinone mansisse apud Patres nostros
Excalceatos, anno 1752, mense Septembri, ibique permultum mihi in animo crevisse optimam opinionem
quam de hispanis, eosdem colendo, juvenis conceperam in frequenti eorum transitu per meam Patriam Gallam provinciam tempore belli pro infante D. Philippo per montes Alpenses transituro. Hanc vestrae gentis
existimationem a Reverentia vestra majorem effectam custodiendo diligit et veneratur».
84
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En el Capítulo General del año 1790, al que, como ya se ha dicho, asistió el P. Miguel
Zorita, presentó éste una petición acerca de la impresión del Bulario, y el Capítulo le encargó
que ultimase dicha obra. Al año siguiente, siendo ya Definidor General nuestro biografiado,
en junta de Definitorio del 3 de septiembre se acordó lo siguiente:
«Teniendo presente la petición hecha por el V. P. Cronista General Fray Miguel
de Jesús María en el Capítulo General próximo pasado acerca de la impresión del Bulario de nuestra Congregación, y que este punto lo remitió dicho Capítulo General a la
disposición y providencia del V. P. Cronista, que, registrando por sí mismo a su satisfacción todos los papeles de nuestro Archivo General, procure la más pronta y última
perfección de dicha obra, y que N. P. Vicario General le dé las asistencias y auxilios
necesarios para ella; y se determinó que así que dicho Bulario esté concluido, visto,
aprobado, y con todas las licencias necesarias para su impresión, y ajustado el coste
que ésta pueda tener, con aviso de V. P. V. G. a los PP. Provinciales, se reputasen importe por igual entre todos los conventos y colegios de nuestra Congregación, contando de siete conventos para nuestra Provincia de Filipinas, y de seis por Tierra Firme, y
que para ese gasto a los conventos pobres o pequeños se les dispense por un trienio a
los Prelados locales de emplear trescientos reales en libros, y esto fue lo que acordaron, determinaron y firmaron de su nombre en este Convento de Madrid, en dicho día,
mes y año ut supra de que yo el infrascrito Secretario doy fe»84.
También se trata de la impresión del Bulario en una carta escrita por el Provincial de Filipinas, P. Fr. Joaquín de la Virgen de Sopetrán, fechada en Manila el 16 de enero de 1791 y
dirigida al Comisario de aquella Provincia en Madrid, P. Fr. Manuel de Jesús María; en ella se
lee: «Por cuanto tenemos noticia que el P. Sordito tiene dispuesto el Bulario de la Congregación y por falta de medios no ha podido darle a la imprenta, se ha ofrecido aquí un bienhechor
a contribuir con ciento cincuenta pesos para dicha impresión, por lo que deseando que salga a
luz tan útil obra, la costeará V. R., a bien que si no tiene plata, el Sr. Marqués de Cañete se la
franqueará; esta obra se imprimirá con la precisa condición de cien ejemplares para esta Provincia y lo restante con acuerdo de N. P. Vicario General y el Padre Sordito se utilizará a favor de éste, que es quien la ha trabajado y en recompensa de correr con nuestra obra y ya en
los colegios pobres dándoles de balde el dicho Bulario»85.
Con todo, el Bulario no debió llegar a imprimirse, pues no hay indicio alguno de ello; se
ignora asimismo el paradero de su manuscrito.
84
85
BR, 1, XI.
AM, Cartas 1770-1832, f. 124 v.
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«Aurora», Petri de Riga, sive Petrus Riga, Ecclesiae Remensis Proesbiter, in Pentateuchum, atque alios sacros libros praecipue historicos utriusque Testamenti, omnes illorum
sensus litterales, seu allegoricos versibus exponens. Opus ab auctore plus sexcentis abhinc
annis scriptum, a pluribus laudatum et desideratum sed hucusque (quod sciamus) nondum ex
integro in lucem editum, cum scholiis et additionibus. Un tomo en folio86.
Vida de la Venerable Madre Isabel de la Madre de Dios, Agustina Recoleta, fundadora
de los Conventos de la Serradilla y Calzada de Oropesa. Tres tomos en 4º.
Origen y etimología de la Lengua Castellana por el Dr. Francisco del Rosal, médico, natural de Córdoba. Obra inédita, escrita por los años 1600; puesta en claro del original e ilustrada con varias notas; un tomo en folio.
En una de sus Cartas útiles87 escribe el mismo P. Zorita lo siguiente: «Hay en esta biblioteca de Recoletos de Madrid un manuscrito, inédito hasta ahora, no obstante que entre sus
hojas se halla suelta la licencia original y Real Privilegio por diez años, que tuvo el autor para
imprimirle, con la firma del Rey y rúbricas del Consejo, su fecha 26 de octubre de 1601. Es
un tomo en folio y su título, «Origen y Etimología de la Lengua Castellana», por el Dr. Francisco del Rosal, médico, natural de Córdoba. Repártese en cuatro Alfabetos: el primero (que
es el más dilatado): «Origen de todos los vocablos originales de la Lengua Castellana». Segundo: «Origen y razón de nombres propios de lugares, personas y apellidos de linajes». Tercero: «Razón de algunos refranes y fórmulas castellanas». Cuarto: «Razón de algunas costumbres y opiniones recibidas y otras cosas». El escrito, sin duda, estaría limpio y en claro
cuando le presentó su autor al Consejo o a la censura; pero después le fue llenando de tantos
otros artículos, adiciones y enmiendas por todas sus márgenes, que de obra en claro y limpia
la volvió a hacer un borrador confuso, por lo cual, para que esta mi Comunidad pueda utilizar
su leyenda, me he tomado el trabajo de sacar un traslado en limpio, el que voy también comunicando a mi Real Academia de la Historia, que ya tiene una copia de la mayor parte. Como
es desconocida esta obra, me he detenido y dilatado en dar de ella toda esta noticia. En este
manuscrito, después de los Alfabetos, se siguen en algunas hojas sueltas y muchas de ellas
rotas y maltratadas, pero todas de la letra y estilo del mismo autor, varias adiciones a los antecedentes artículos».
Las notas del Ilustrísimo Caramuel sobre el arte de comedias de Lope de Vega, traducidas del Latín al Castellano y adicionadas con varias reflexiones. Un tomo en 4º88.
86
PEDRO DE RIGA, escritor francés muerto en 1209.
Carta XX. Francisco del Rosal, médico, políglota y escritor español n. hacia 1560 y m. en Córdoba. Estudió
medicina en Salamanca y, graduado de doctor, ejerció su profesión en varias poblaciones por espacio de
treinta años, retirándose luego a su tierra natal. Conoció el francés, portugués, italiano, alemán, inglés, latín,
griego, hebreo y árabe. Además de la obra citada escribió otras, no habiéndose impreso ninguna.
88
JUAN CARAMUEL EE LOBLOKOWITZ, monje cisterciense, uno de los hombres más eminentes de su tiempo,
nació en Madrid en 1606 y murió en Bejeven, Lombardia, de donde era obispo; dejó unas 262 obras sobre
toda clase de materias.
87
86
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Y varios opúsculos en prosa y en verso, que componen tres tomos en folio; entre ellos,
Lectura y explicación de veinte monedas de cobre halladas el año 1786 en la huerta del Convento de Recoletos de Maqueda.
Existe un tomo de Cartas útiles, que ya hemos citado en estas notas biográficas. No traen
esta obra los autores que tratan del P. Zorita y que hemos podido examinar. Se conserva el
manuscrito en la biblioteca «Menéndez Pelayo» de Santander. El P. Zacarías Novoa, O. E. S.
A., publicó varias de ellas en la revista Archivo Agustiniano, de las que algunas copió también
el Boletín de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, de nuestra Orden. Por nuestra parte,
hemos conseguido la copia en microfilm de las restantes con el propósito de publicarlas todas
en el suplemento del citado Boletín89. Al final del manuscrito se lee: Indice de las Cartas de
este Tomo primero.
De ello se puede deducir que, o tenía el autor alguno más, o tuvo intención de reunir más
cartas en algún otro u otros volúmenes.
A continuación copiamos la muy corta introducción que con el título de Prevención pone
a sus Cartas útiles el P. Zorita y los títulos de las mismas.
«Con sólo ver el título que doy a estas cartas, conocerá el juicioso que se pusiera a
leerlas que aquí no ha de encontrar carta alguna de Pascuas, días, enhorabuenas y pésames; pues a ser de ese género, las hubiera yo puesto el título contrario. Es ésta, en
suma, una colección de algunas cartas, entre otras que he recibido y escrito en mis correspondencias con particulares sujetos, en las cuales se tratan o se tocan algunos puntos de varia educación o de doctrina interesante, y por eso las llamo "Cartas útiles".
Algunos me dirán que por lo dilatado, más que cartas, parecen disertaciones. Séanlo
enhorabuena; pero yo, aunque prolijas, las escribí y remití por cartas. No guardan orden cronológico porque, habiéndose traspapelado muchas, ocuparon aquí el lugar que
hallaron conforme fueron apareciendo. Tampoco se nombran algunos sujetos a quienes las dirigí, aunque existen o existieron, porque, por circunstancias atendibles, no lo
juzgué conveniente ni eso importa al punto que se trata y su instrucción. Y esto es, en
suma, todo lo que se me ofrece prevenir».
Carta I. Sobre el secreto de poderse hablar a larga distancia. II. Sobre la significación y
etimología del nombre de Covadonga en Asturias. III. Sobre la delación de un sujeto al Santo
Tribunal. Consulta que me hizo un Párroco de fuera de Madrid (a quien no conozco) trayéndome él mismo su carta en mano propia. IV. Respuesta mía a la Consulta o pregunta antecedente. V. Sobre una Inscripción Romana, que está en la villa de Almagro. VI Sobre la facultad
de dar al pueblo la Bendición Papal en las iglesias de nuestras religiosas Agustinas sujetas al
Ordinario. VII. Sobre un modo más fácil y más
89
Véanse los volúmenes 38, 39, 40, 41, 42 y 43 del Archivo Histórico Agustiniano y los números de agosto y
diciembre de 1932 y noviembre de 1956 del Boletín citado. En enero de 1961 se han comenzado a publicar
como suplemento del mismo Boletín, todas menos la tercera y cuarta. En el manuscrito falta el final de esta
última y el principio de la siguiente.
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seguro de trazar o figurar un Pentágono y aun cualquiera otro Polígono. VIII. Sobre sacar con
más facilidad el Diámetro que corte por igual en cuatro partes un Círculo; las nueve iguales
partes de su cuarta; y también los noventa grados en que se divide para los Relojes solares.
IX. Sobre el Rito de administrar la Santa Unción especialmente a las mujeres. X. Remitiendo
a una Religiosa las traducciones rítmicas o en verso castellano del Psalmo 50 o Miserere, y de
los Himnos de Pasión Vexilla Regis y Pange lingua. XI. Sobre a qué especie de Oración
Gramatical pertenezca la última del Miserere: tunc imponent super altare tuum vitulos. XII.
Respuesta a una pregunta sobre algunos Santos que practicaron el ejercicio de comediantes.
XIII. Sobre dos auxilios o medios de ayudar la vista corta y el oído escaso, con varias reflexiones curiosas acerca de los mismos sentidos o potencias. XIV. Prosigue y se concluye el
asunto de la antecedente. XV. Sobre pintar en hábito Recoleto los Santos de nuestra Orden,
XVI. Del P. Lector Jubilado y Definidor de la Provincia de Aragón, Fray José de San Gil,
sobre mi sermón impreso de la Beatificación del Padre Rojas. XVII. Respuesta mía a la antecedente. XVIII. Al R. P. Prior del Real Convento de París de Nuestra Señora de las Victorias
de Agustinos Descalzos de la Congregación de Francia, pidiéndole noticias para la prosecución de nuestro Bulario. Está en latín. XIX. Del Rmo. P. Vicario General de nuestra Congregación de Francia en respuesta a la mía antecedente. También está en Latín. XX. Sobre si el
nombre godo de Wamba es disílabo o trisílabo. XXI. Respuesta del Sr. D. Juan de Masdéu a
la mía antecedente. XXII. Respuesta mía a la antecedente del Sr. Abate Masdéu. XXIII. Respuesta del Sr. D. Juan de Masdéu a la antecedente mía. XXIV. Sobre el Rezo y Oficio de
Nuestra Señora de la Consolación y Correa y sus Lecciones del segundo Nocturno. XXV.
Prosigue y concluye el asunto de la antecedente. XXVI. Remitiendo a la M. Priora de nuestras
Recoletas de Calzada de Oropesa la Secuencia de la Misa de N. P. S. Agustín puesta en punto
de Música y también traducida en verso castellano con los Himnos de Vísperas y Laudes del
mismo Santo Padre. (Trae asimismo la música.) XXVII. Sobre si es útil e importante al teólogo el estar instruido en la Poesía Latina. XXVIII. Remitiendo a N. P. Vicario General Fr. Nicolás de San José la Prefación que dijo el Actuante en el primer Acto público escolástico, que
tuvimos, que fue en nuestro Convento de Talavera en el Capítulo Provincial año 1785, y la
Dedicatoria y Elogio a N. P. S. Agustín, que se imprimió en el Cartel del Convite. XXIX.
Sobre si fue Poeta N. P. S. Agustín, si escribió Poesía y si compuso versos. XXX. Sobre un
Método fácil, pronto, barato y seguro de curar con la quina las Tercianas desde su principio».
No sabemos si llegó a traducir del francés al castellano la obra titulada Disertación en
que se prueba que las Ordenes Religiosas son utilísimas a la Iglesia y al Estado. Para hacer
esta traducción le había concedido licencia el 31 de octubre de 1794 N. P. Vicario General
Fray Miguel de Santo Tomás de Villanueva90.
90
AG, Registro, f. 192.
CAPÍTULO III
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
ARTÍCULO PRIMERO
Elecciones y nombramientos del Capitulo Provincial de 1808.
Carta Capitular del Convento de Valencia
La Provincia de la Virgen del Pilar de la Corona de Aragón celebró su Capítulo Provincial en mayo de este año de 1808 en el Convento llamado del Portillo de la ciudad de Zaragoza1. Hiciéronse en él las elecciones y nombramientos siguientes:
Prior Provincial, P. Fr. Juan Turón de San Ramón, L. J.
Definidores Provinciales, PP. Fr. Justo Vélez de la Concepción, L. J.; Fr. Manuel Roig
del Santísimo Sacramento, Pred.; Fr. Manuel Font de Santa Mónica, L. J., y Fr. Juan de la
Fuente del Salvador, L. J.
Prior del Convento de San Agustín de Zaragoza, P. Fr. José Villarroya de Santa Constancia, «Calcena».
Prior del Convento de San Agustín de Borja, P. Fr. Pedro Zorraquín del Rosario, Pred.
Prior del Convento de Santa Mónica de Valencia, P. Fr. José Biñerta de la Virgen de los
Arcos, L. J.
Prior del Convento de Nuestra Señora de los Santos de Zuera, Padre Fr. Manuel Serrano
de San Pascual Bailón.
Prior del Convento de San Juan Bautista de Alagón, P. Fr. Joaquín Ballescá de San José,
L. J.
Prior del Convento de San Agustín de Benavarre, P. Fr. Miguel Guallar de Santa Teresa,
L. J.
Prior del Convento de la Correa de Calatayud, P. Fr. José Brumos de Santa Teresa, L. J.
1
Este Capítulo no debió celebrarse el 1 de mayo, como se dice en CR, 9, 119, sin duda por ser fecha fijada en el
Plan de Capítulos dispuesto por el señor Nuncio, (CR, 9,97) pues el 20 del mismo mes recibía aún una profesión en el Convento de Zaragoza el mismo Prior que lo era antes del Capítulo (AM, Lib. Quarto de prof..
f. 47 v.). Además la Hoja de Gasto y Recibo de la Provincia del nuevo Provincial da comienzo el 21 de
mayo (AM, carp. 90, leg. 2, 1 f).
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
89
Rector del Colegio de San Nicolás de Tolentino de Zaragoza, P. Fray Pedro Gonzalbo de
San Joaquín, L. J.
Rector del Colegio de Jesús Nazareno de Caudiel, P. Fr. José Usón de la Virgen del Buen
Suceso, L. J.
Prior del Convento de Santa Mónica de Barcelona, P. Ex-Provincial Fr. Tomás Martín del
Carmen, L. J.
Rector del Colegio de San Nicolás de Tolentino de Huesca, P. Fray Tomás Rais de Jesús,
L. J.
Prior del Convento de San Agustín de Guisona, P. Fr. Vicente Paricio del Pilar, L. J.
Secretario de Provincia, P. Fr. Juan Oliveros de San Cristóbal, Predicador.
De los restantes nombramientos solamente hemos podido averiguar los que siguen:
Subprior de Zaragoza, P. Fr. Carlos Almao de San Antonio de Padua, y Maestro de novicios, P. Fr. Jorge Roche del Rosario, Pred.
Subprior de Valencia, P. Fr. Francisco Ramo de San Joaquín, y Sacristán, P. Fr. Francisco Monzó de la Virgen de Montserrat, Predicador.
Subprior de Zuera, P. Fr. José Cristiá de San Pascual, y Sacristán, P. Fr. Joaquín Vicién
del Carmen.
Subprior de Alagón, P. Fr. Ramón Collaos de la Concepción, y Sacristán, P. Fr. Juan
Lostalé de la V. de Sancho Abarca.
Sacristán de Calatayud, P. Fr. Vicente de Santa Rita.
Vice-Rector de Caudiel, P. Fr. Valero Julián de San Pascual, Pred.
Maestro de novicios de Barcelona, P. Fr. Antonio Comellas de Santa Mónica.
Subprior de Guisona, P. Fr. Blas de Royo de San Valero.
Nos ha quedado también la Carta capitular del Convento de Valencia presentada a este
Capítulo. Copiada literalmente, dice así:
«VV. PP. En este Convento de Santa Mónica de la Ciudad de Valencia se han
cumplido los sufragios por los Religiosos y Hermanos Generales Difuntos, que son
once. Hay en dicho Convento cuarenta y dos Religiosos; a saber: treinta sacerdotes y
diez de la Obediencia, y dos Coristas. Ha recibido este Convento en todo el Trienio
que acaba la cantidad de trece mil ochocientas sesenta y dos Libras, doce Sueldos, dos
Dineros; y se ha gastado la cantidad de trece mil ochocientas cincuenta y nueve Libras, doce Sueldos, dos Dineros, de que resulta exceder el recibo al gasto en tres Libras. Quedan en el Convento los abastos siguientes, ciento ochenta arrobas de carbón,
cinco cahíces de harina, veinte arrobas de aceite, tres barquillas de garbanzos, tres de
alubias comunes, y cinco de caretas, seis talegas de arroz en limpio, y como unas diez
en casca, cuatro piezas de tocino, y en salmuera el de los dos puercos que se mataron.
Quedan asimismo tres cerdos para matar, y tres caballerías mayores para las limosnas.
De éstas se han permutado dos, habiendo pagado la Comunidad por las mejoras ciento
y diez libras.
En este Trienio no se ha contraído deuda alguna; y se han pagado de deudas atrasadas ciento sesenta y seis libras, diez y
90
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
siete sueldos, cinco dineros. A saber: cincuenta y siete libras y ocho dineros, a Salvador Sanauja; doce, al Apotecario José Massó, y noventa y siete libras, diez y seis sueldos, nueve dineros, al hospital de enconill, por un quinquenio vencido, y otro prorrateado por el señorío directo de las casas de Vilches.
A la Comunidad se le deben varias cantidades, como consta de los Libros de Procura. Quedan a beneficio del Convento nuevecientos pesos en vales reales, comprados
en valor de cuatrocientas ochenta libras, en esta forma: doscientas libras de la carta de
gracia, que redimió Cristóbal Vicente, vecino de Alboraia; ciento sesenta y ocho libras, siete sueldos y diez dineros que había en el Archivo de la carta de gracia redimida por Manuel Vicente; diez libras de un Aniversario luido; treinta libras de una cobranza que hizo San Miguel en Quatetonda; y lo demás de dinero libre.
Aumentos y mejoras. Iglesia. Se ha hecho un Sagrario para el Altar mayor, costeado por dos Religiosos de este Convento. Se ha puesto una puerta muy curiosa en el
Sagrario del Altar del Santísimo Cristo de la Fe. Se ha hecho una cortina de Tisú para
el mismo Sagrario, y dos copetas para dos Copones, costeado esto por un Religioso de
esta casa; y por el mismo un Relicario de plata para la reliquia del Beato Patriarca, que
por su medio e influjo se consiguió del Colegio de Corpus Christi. En el órgano se
desmontaron nueve registros de lengüetería; y después de limpios y compuestos se
volvieron a colocar en su lugar. En la Trompa real se han cortado algunos caños y se
han vuelto a soldar, reparando todos los demás que estaban chafados, y poniéndoles
algunos muelles que faltaban; se ha hecho de nuevo el panderillo de la Trompa real, y
se han compuesto los fuelles.
Sacristía. Se ha hecho una Capa morada, seis Albas de Naval, varios Purificadores
y lavabos, seis Cíngulos de seda verde, y cuatro Paños para el Lavatorio. Se ha hecho
un terno completo de espolín de oro, color carmesí, con las cenefas de espolín de plata, color de rosa, de una basquiña adquirida por el Padre Sacristán; para esto dio el señor Magister ciento sesenta pesos; lo demás hasta ciento ochenta y siete, que fue todo
su importe, incluyendo las costuras, lo ha costeado la Comunidad de dinero libre. Se
han aumentado seis casullas, y otra más que cedió a la Comunidad el P. Fr. Francisco
de la V. de la Luz, y queda ropa para hacer otra negra. Se han compuesto y renovado
todos los ternos y casullas; y en el terno blanco bueno, en el colorado antiguo, y en el
morado se han puesto cenefas de tela de oro y plata. Se ha hecho un terno de terciopelo negro, costeado por un devoto, y el Paño de Atril por dos Religiosos del Convento.
Se han hecho tres Albas para los días más solemnes con sus tres Amitos, lavabos y purificadores correspondientes y dos juegos de Corporales; todo esto limosna del mismo
devoto, que asciende a quinientas treinta y tres libras, siete sueldos. Además de esto,
pagó la Comunidad de dinero libre por
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
91
las costuras, cuarenta y seis libras, siete sueldos, ocho dineros.
Librería. Se ha aumentado en veinte y nueve Tomos en cuarto sobre varias materias, libros que tenía para su uso el P. Fray Antonio de la V. de Rodanas; y a más un
Tomo en 8º Septenario de Dolores, destinado para la Librería por un afecto a esta Comunidad. Se han encuadernado todos los Rituales con solfa, y sin ella, y un Ceremonial que queda en el Archivo.
Ropería. Se han comprado doce mantas de Zaragoza. Se han renovado cuatro colchones, poniendo tela nueva en los dos, y se ha hecho un jergón para la celda Prioral.
Se han hecho algunos colchones que estaban inservibles, y se han compuesto los demás. Se ha aumentado en seis sábanas; se han deshecho otras seis muy viejas para varios remiendos, y en lugar de éstas se han puesto otras seis buenas; con seis almohadas, tres camisas nuevas, y una barova de lino laboreado. Se han hecho cuarenta y cinco servilletas, y se han compuesto todas las demás.
Cocina. Se ha hecho un Perol nuevo, y dos Coberteras de hierro, y se han estañado varias veces todas las piezas de cobre.
Fábrica. Se ha fundido de nuevo la campana grande. Importó la fundición ciento
cincuenta y cuatro libras, diez sueldos. Esta cantidad se pagó con las limosnas, que
dieron los religiosos y los seglares devotos de este Convento. Se ha hecho un reparo
en la pared maestra del Convento por la parte de la Sacristía; otro en la cuadra y pajar,
y algunos otros en la Cocina, Corral, Terrado, y en la celda en que murió el P. Jubº
Mariano. Se han compuesto las vidrieras de la escalera. Se han hecho varias obras útiles y necesarias en las casas de la Comunidad conforme lo han pedido los Inquilinos.
Este es VV. PP. el estado en que queda este Convento de Santa Mónica de la Ciudad de Valencia. Y en fe de ello lo firmamos.
Fr. Bernardo de la Magdalena, Subprior - Fr. Francisco de Santo Tomás de Villanueva - Fr. Joaquín de San Pedro de Arbués, Depositario»2.
ARTÍCULO SEGUNDO
El nuevo Provincial F. Fr. Juan de San Ramón. Sus "andanzas" durante la invasión
napoleónica. –Memorial que los Superiores de las Ordenes Religiosas de Zaragoza
presentan a Fernando VII. –Circular del P. Provincial
El nuevo Provincial de Aragón había nacido en Alicante; ignoramos la fecha. Fueron sus
padres Ramón Turón y Nicolasa Lantier. Y habiendo pedido ser admitido en la Recolección,
el 5 de octubre
2
AM, carp. 90, leg. 2, 1 e). Como se observa se cuentan las cantidades por libras, sueldos y dineros, como se
hacía en toda la Corona de Aragón, 12 dineros hacían un sueldo y 20 de estos una libra, lo mismo que la
moneda inglesa, penique, chelín y libra. Veremos que luego se mandó contar en reales de vellón.
92
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
de 1775 tomaba el hábito en el coro del Convento de Zaragoza de manos del Prior P. Fr. Diego de San Agustín, L. J., quien el 6 de octubre del año siguiente le dio la profesión. Su Maestro de novicios fue el P. Fr. José de la Encarnación3.
Hasta el año 1803 no sabemos de él otra cosa que el haber sido conventual de Alagón en
1788 y mitad de 1789.
Cuando en el Capítulo General celebrado el 28 de mayo del citado 1803 fue electo Definidor General el P. Fr. Tomás del Carmen, que a la sazón era Prior del Convento de Barcelona, con fecha 5 de julio del mismo año era nombrado Vicario Presidente de dicho Convento el
P. Fr. Juan de San Ramón, quien en el Capítulo Provincial de Aragón que tuvo lugar el 15 de
octubre de dicho año 1803 era elegido Prior, gobernando esta importante casa hasta finalizar
el trienio. De la Carta capitular del mismo tomamos los datos siguientes: Había en el Convento barcelonés de Santa Mónica cuarenta y dos religiosos; de los cuales, treinta eran sacerdotes; cuatro, novicios; seis, hermanos de obediencia, y dos, donados; de los sacerdotes, dos
eran franceses, pertenecientes, sin duda, a la Congregación francesa de agustinos descalzos, y
tal vez de los que huyeron de Francia cuando la revolución. El recibo durante el trienio había
sido de trece mil trescientas veinte libras, un sueldo y nueve dineros; y el gasto, de trece mil
trescientas cuatro libras, cinco sueldos y nueve dineros. Lo hecho en la sacristía, iglesia y coro
era lo siguiente: dos cíngulos de seda con borlas de oro fino y dos cordoncillos de lo mismo
para albas, tres pares de cintas con borlas de seda y oro fino, una custodia de plata, composición de un armario de la sacristía, alargar los ciriales de plata y la cruz, dos confesonarios,
dorar dos cálices, dos paños para el lavatorio, dos bandas de tafetán con guarnición de punta
de plata, ocho pares de corporales, tres roquetes, componer algunas casullas, blanqueo de la
sacristía y colocación de azulejos en ella, y para el coro los libros diurno, ferial y de todos los
santos nuevos. Para el camarín de Nuestra Señora de Copacavana, un devoto regaló unas cortinas amarillas con flores de plata y sus borlas correspondientes, Doña Ignacia Caponata dio
para la Virgen una correa de terciopelo bordada en oro; y otra devota, una cinta para correa y
lazo para la mano de la Virgen con flores de plata. En el Convento se hizo un aljibe en el que
tenía la comunidad el agua necesaria, se arregló la noria y pozo contiguo, se derribó la mitad
de la escalera que baja al refectorio, haciéndose nueva, se compuso la bóveda de la antesacristía, se retejó y blanqueó el edificio del Convento y se hizo una imagen de San Nicolás de Tolentino para el pozo de la luna. La librería se aumentó con cincuenta y seis volúmenes en
francés, ocho de moral, siete de sermones y veintidós de asuntos varios4.
Llegó el Capítulo Provincial de 1805 y fue elegido Rector del Colegio de Zaragoza, cargo
que ocupó muy poco tiempo, pues el 26 de octubre del mismo año se celebraba Capítulo Intermedio General y nuestro biografiado era nombrado Procurador General, permaneciendo en
este oficio hasta su elevación al Provincialato.
3
4
AM, Lumen domus nov. f. 46 v.
ACA, n. 625, Recibo, f. 196.
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
93
Años verdaderamente difíciles se le presentaron al nuevo Provincial P. Fr. Juan de San
Ramón a causa de la invasión de España por las tropas napoleónicas. Pocos días ya después
de su elección, ante la llegada del enemigo a las puertas de Zaragoza, tuvo que salir de ésta
precipitadamente con algunos religiosos, permaneciendo por espacio de más de cuatro meses
por diversos lugares de Aragón huyendo de los franceses y mirando a ver si podía retirar de la
capital lo perteneciente a la Provincia, como en efecto se consiguió la mayor parte de ello.
Luego que la heroica ciudad del Pilar se vio obligada a capitular en el segundo de los sitios, se
sacó también, y no sin peligro, cuanto se pudo.
Como la ciudad de Valencia se encontraba por entonces libre de invasores, el P. Provincial se trasladó al Convento de Santa Mónica de aquella capital, en la que permaneció desde
el mes de abril de 1809 hasta el de octubre de 1811. Durante este tiempo, por las correrías del
ejército francés por el reino de Valencia, nuestro biografiado salió de la ciudad levantina varias veces por querer evitar a todo trance el caer bajo el dominio del invasor; cuando a primeros de marzo de 1810 las tropas enemigas se dirigieron hacia Valencia, se refugió durante
unos cuarenta días, en compañía de dos religiosos, en Ludiente, pueblo de la actual provincia
de Castellón, retornando luego a la ciudad del Turia; al aproximarse a ésta nuevamente el
enemigo en octubre de 1811, huyó otra vez, dirigiéndose ahora, con el P. Secretario Provincial Fr. Juan de San Cristóbal y otro religioso llamado P. Jaime, al pueblo turolense de Olba,
en el que permaneció hasta el 5 de abril del siguiente año 1812. «Fue preciso detenerme allí
—nos informa él mismo—, después de la rendición de Valencia a primeros del referido año,
porque nos hallábamos rodeados de ladrones, gendarmes y desertores, etc. Dios nos libre de
semejante catástrofe»5.
Suprimidos los conventos, sospechamos que nuestro biografiado se retiró al pueblo, también turolense, de Estercuel, en el que probablemente tendría familiares, pues desde este lugar, una vez que con la rendición de los franceses del Castillo de la Aljafería el 2 de agosto de
1813 hubo quedado Zaragoza libre de enemigos, se trasladó a esta ciudad para ver si podían
restablecerse los conventos, regresando al citado pueblo después de haber practicado para ello
durante cuatro meses las más vivas diligencias sin resultado alguno6.
Pudo por fin retornar a España Fernando VII en 1814, una vez terminada la guerra; al dirigirse a Valencia, pasó por Zaragoza, como ya se ha indicado, llegando a esta ciudad el 6 de
abril. Los Superiores de las Ordenes Religiosas de la capital aragonesa aprovecharon la oportunidad de la estancia en ella del Rey para poner en sus manos un Memorial firmado por todos, entre ellos por el Provincial de los Agustinos descalzos recoletos, P. Fr. Juan de San Ramón. El Memorial dice así:
5
6
AM, Gasto de Provincia, carp. 90, leg. 2, 1 f.
AM, l. c. Como se dice, retiróse a Estercuel. En algunas ocasiones al nombre de este religioso se le añade Estercuel. Esto nos hace sospechar que a su ingreso en el noviciado residía con su familia en el pueblo citado
y por esto se le daría el sobrenombre dicho.
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
«Señor. El estado infeliz y miserable a que se hallan reducidos los Religiosos y
Religiosas de esta Provincia de Aragón les obliga a recurrir al sensible y piadoso corazón de V. M., y hacerle presente los servicios que estas Congregaciones religiosas han
hecho a la Patria y a vuestra real Persona, a fin de inclinar su real ánimo a favorecer
tan justas súplicas.
No se oculta a la alta comprensión de V. M. la mucha parte que tuvieron los
religiosos en la defensa de esta ciudad y reino. Ellos hicieron la innumerable multitud
de cartuchos que se consumieron; ellos custodiaron las puertas; ellos presidieron las
baterías; ellos hicieron fuego; ellos cuidaron los hospitales; ellos sacrificaron sus
vidas, exponiéndose a la mortal epidemia, que asolaba la ciudad más que las balas
enemigas, llevados únicamente del celo de las almas y su salud eterna; ellos
contribuyeron con todos sus intereses para subsistencia de las tropas; ellos exaltaron el
celo y entusiasmo del pueblo con sus exhortaciones y ejemplos; ellos, en fin, no
omitieron medio alguno para la defensa de la justa causa. Y, ¿qué diremos de las
religiosas? Estas esposas de Jesucristo, a quienes por la debilidad de su sexo y retiro
del claustro no les era permitido asistir a las puertas de la ciudad para su defensa, sin
embargo, ¿qué no hicieron? ¿Cuánto no trabajaron? ¿Qué lágrimas y qué gemidos no
derramaron delante del Altísimo? ¿Qué aplicadas no se manifestaron a las tareas de
hilas, sacos, vendas y demás urgencias de aquella época? Pero no es nuestro intento,
Señor, presentar méritos, sino trabajos. Cerca de V. M. hay sujetos de toda fe, que lo
presenciaron, y que darán testimonio de cuanto hicieron los religiosos y las religiosas
en los Sitios de la inmortal Zaragoza. Entraron por fin los enemigos, y ya se ve, según
su acostumbrado sistema, el mayor estrago debía recaer sobre los más acérrimos
defensores de la Patria, es decir, sobre los religiosos. Unos son fusilados; otros,
huidos; éstos, conducidos a Francia; aquéllos, desterrados, sin exceptuar las miserables
religiosas, y todos, en fin, perseguidos de mil modos, hasta que llegó el feliz momento
en que
abandonaron
nuestro
suelo.
Pero
cuál fue nuestra
admiración
al ver que, corriendo todos los españoles presurosos a entrar en el goce de sus propiedades, no encontraron óbice alguno que embarazase sus justos deseos, y sí sólo a los religiosos se les niegan constantemente, no se les
escucha, se hacen nuevos arriendos de sus fincas y pertenencias, se nombran administradores como en tiempo de los enemigos, poniendo en unos conventos la Caballería
hasta en lo más interior, extrayendo de otros las maderas y materiales precisos para su
existencia, y en todos permitiendo impune el saqueo y la destrucción. Al ver semejantes excesos, lloran los religiosos en la amargura de su corazón; acuden a las autoridades, suplican, instan, mas todo inútil. Advierten que, según las órdenes del supremo
Gobierno, se manda a los Intendentes entreguen inmediatamente a los religiosos algunos de sus Conventos habitables; con esta esperanza se presentan al Intendente y a la
Administración
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
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nuevas representaciones de los pueblos y Ayuntamientos, y de los religiosos, pero de
unas se desentienden; a otras no se responde; y a otras se hace con dilaciones o negativas, quedando los religiosos en el mismo estado. Entretanto, los Intendentes y Administradores de las demás Provincias, más exactos en cumplir las órdenes repetidas del
supremo Gobierno, ponen en posesión a los religiosos de muchos de sus conventos y
propiedades. ¿Qué es esto, Señor? ¿Qué han hecho los religiosos de Zaragoza y Aragón que merezca este castigo? O, ¿qué delito han cometido estos pueblos, para que no
se oigan sus peticiones y se les niegue este consuelo? Si las órdenes supremas son generales, ¿por qué nosotros solos somos excluidos? ¿Por qué, después de nueve meses
que han pasado desde que los enemigos abandonaron nuestro suelo, no se nos ha socorrido, ni aun con la más corta pensión, resultando de todo esto los males y desórdenes
que la indigencia suele producir?
Este es el estado de los religiosos y de las religiosas de Araragón, y, ¿será posible
que las piadosas entrañas de V. M. lo permitan por un solo momento? No lo creemos;
y por lo mismo, llenos de confianza y respeto, postrados a los pies de V. M. suplicamos ordene y mande: que se nos entreguen nuestros conventos, nuestras fincas y propiedades en el estado en que se hallaren, pues con esto nos daremos por enteramente
satisfechos, quedando perpetuamente agradecidos a la piedad de V. M.
Esto es, Señor, lo que estos fieles vasallos suplican y esperan de la acreditada
bondad y justificación de vuestra Real Persona, cuya vida guarde y prospere el Señor
muchos años para el bien de la Iglesia y de su Monarquía.
Zaragoza, 6 de abril de 1814»7.
En la anotación de coste de impresión del anterior Memorial, que figura en una hoja de
gastos de la Provincia, se dice que fue puesto en manos del Monarca «con feliz resultado»8. Y
ciertamente; pues, sin duda, escritos como el antecedente y el de los Superiores de Madrid,
del que ya se dio cuenta en otro lugar, debieron mover el ánimo de Fernando VII a dar el decreto de devolución de conventos y sus propiedades del 20 de mayo del año citado, pocos días
después de su entrada en la capital de España, como también ya se ha reseñado.
Vueltos los religiosos a sus conventos, el P. Provincial les dirigió una Circular. En ella,
entre otras cosas, decía: «Nuestra Madre la Religión que nos ha recibido en su seno después
de seis años de una guerra la más desastrosa y cruel que vieron los siglos, nos recuerda vivamente nuestros sagrados votos y obligaciones que prometimos a Dios el día de nuestra profesión. Organo de los sentimientos de esta tierna Madre, creería faltar a mis deberes si al dirigir
esta circular no inculcase una y mil veces a VV. RR. y Caridades la observancia de nuestra
Regla Apostólica y Sagradas Constituciones. Si la disolución de las Ordenes Regulares causada por los enemigos de nuestra
7
8
Archivo histórico agustiniano, 9, 41.
AM, Gasto de Prov. cit.
96
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Patria sucedió por una consecuencia casi inevitable y necesaria en muchos de sus individuos,
la disipación de espíritu, el amor a la libertad e independencia, el apego a los bienes terrenos y
la propensión a las cosas del siglo, mas otros efectos naturales de la humana fragilidad y del
mal ejemplo, no pueden corregirse sino por la práctica de las virtudes contrarias: por la obediencia religiosa, por la pobreza evangélica y por la pureza de costumbres... El retiro del
mundo y el estudio de la oración son los medios más poderosos y conducentes para reparar
las brechas que la destrucción ha podido abrir en nuestras almas en el largo tiempo que hemos
subsistido fuera del claustro. La experiencia nos ha hecho ver el poco aprecio que se merece
el mundo falaz y seductor y el abandono e indiferencia con que nos han tratado los seglares y
aun muchos de nuestros amigos y parientes, a quienes en el tiempo de la tribulación debemos
tan pocas consideraciones. Por otra parte, hemos sido y somos los religiosos el objeto de ludibrio y escarnio para los impíos y libertinos, y esto mismo debe hacernos entrar en nuestro
interior, reformar nuestras costumbres y arreglar nuestras conductas a la práctica del Evangelio, para que los que acechan nuestras acciones con el depravado fin de censurarnos, se avergüencen, como dice el Apóstol, no teniendo qué decir de nosotros»9.
ARTÍCULO TERCERO
Fin glorioso del Convento del Portillo de Zaragoza. –Vuélvanse a reunir sus
religiosos en una casa de vecindad. –Breves noticias sobre el Colegio
de "Agustinicos" de la misma ciudad
Fue el Convento de Zaragoza, llamado del Portillo, por encontrarse junto a la iglesia y
puerta de este nombre, la casa principal de la Provincia de la Corona de Aragón, residencia
provincialicia. Para su edificio resultó la invasión napoleónica de fatales, de definitivas consecuencias; fue la causa de su desaparición total.
Sobre lo sucedido a este Convento con motivo de los heroicos sitios de la capital aragonesa, ya se dan noticias en el tomo IX de estas Crónicas. Traeremos aquí solamente algunas
notas, lamentando, una vez más, la escasez de datos, que nos impide ahora ofrecer un relato
completo de las vicisitudes que atravesaron nuestras dos casas de Zaragoza y de lo que realizaron y sufrieron sus religiosos; del más distinguido de ellos, del P. Fr. José Ibáñez de la Consolación, del santo y heroico P. Consolación, nos ocuparemos extensamente en el siguiente
capítulo, aunque ya nos ofrece su biografía el tomo citado de las Crónicas. Su destacadísima
figura lo merece. Acerca del comportamiento en general de los religiosos, ya hemos visto lo
que se expresa en el Memorial que fue presentado al Rey a su paso por Zaragoza.
Cuando el ejército invasor se acercó por primera vez a la capital de Aragón el 15 de junio
de 1808, pretendiendo entrar en ella por la puerta del Portillo, fue desde nuestro Convento,
que, como hemos dicho,
9
AM, carp. 90, leg. 2, 1 i.
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
97
se encontraba cerca de ésta, extramuros de la misma, desde donde primeramente se luchó para
rechazar a las franceses, distinguiéndose en el combate tres hermanos legos de aquella comunidad. Antes del segundo asedio de la ciudad, se preparó una línea de defensa que iba desde la
huerta de las religiosas Fecetas hasta el Convento de los Trinitarios, quedando incluido en ella
nuestro Convento, convertido en un contrafuerte. Por las luchas sostenidas en aquella parte,
quedó el edificio bastante arruinado, y una vez ocupada la ciudad por los franceses, como
estaba extramuros de la misma y no muy lejos del Castillo de la Aljafería, para quitar todo
estorbo a las tropas que guarnecían dicho Castillo, aquéllos ordenaron destruir por completo
lo que del Convento permanecía en pie. De éste decía el P. Jubera a primeros del año 1819
que no quedaba entonces ni señal alguna de que hubiera existido.
«Este trágico pero glorioso fin —diremos con el historiador recoleto P. Corro— tuvo
aquella escuela de perfección, aquel seminario de santos, de cuyas admirables virtudes se
halla perfumada la historia toda de la Congregación Recoleta de España e Indias. Si Dios les
hubiera permitido a los innumerables de ellos, cuyas reliquias allí reposan, levantar su voz
desde el fondo del sepulcro, seguramente lo hubieran hecho para aplaudir la conducta de los
que erigieron aquella santa casa en alcázar contra el enemigo tan sacrílego e impío, y para
exclamar, animando a los valientes: "¡Bien derribada sea, si sucumbe en defensa de la Religión y de la Patria!"»10
La célebre heroína de Zaragoza, Agustina de Aragón, cuya conocida hazaña, realizada
durante el primero de los sitios, había tenido lugar cerca de nuestro Convento, cuando se vio
atacada por la epidemia que en los días del segundo asedio diezmaba la ciudad, «buscó refugio en el Convento de Agustinos Descalzos, extramuros del Portillo —según escribe un autor—, llevando en brazos a su pequeño Juan, apestado también. Allí pasaron madre e hijo
todos los rigores de su dolencia, y allí, convaleciente, apenas llegó a oídos de Agustina la infausta nueva de que la ciudad había capitulado, trató de huir, sin conseguirlo, ya que reconocida por los franceses, es internada en el depósito de prisioneros de Casablanca»11.
La otra casa que la Recolección tenía en Zaragoza, el Colegio de San Nicolás de Tolentino, conocido vulgarmente con el nombre de «Agustinicos», como no estuvo en la línea de
fuego —estaba emplazado casi junto al santo templo del Pilar—, no sufrió, naturalmente, como el del Portillo, pero el haber servido de alojamiento repetidas veces a tropas españolas y
francesas fue causa de grandes desperfectos en él. Precisamente, cuando les fueron devueltos
a sus dueños los conventos en 1814, en el oficio que con fecha 27 de junio del citado año dirigió el Provincial P. Fr. Juan de San Ramón al señor Gobernador Eclesiástico, suplicándole
acordase las providencias necesarias para la reconciliación de la iglesia de dicho Colegio, la
razón que para ello aduce es «que, habiendo estado alojada tropa española
10
11
P. CORRO, Vida y Apología del P. Consolación, 151.
Historia verídica de Agustina de Aragón, art. de la Hoja del Lunes de Zaragoza, 5-III-1951.
98
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
y francesa muchas veces en el Colegio de su Orden titulado de San Nicolás de Tolentino de
esta Ciudad, quizá su iglesia (no consagrada) habrá sido profanada»12.
Durante los dos asedios que sufrió la heroica ciudad de Zaragoza fueron varios los religiosos de ambas comunidades que murieron: unos, en la lucha o fusilados; otros, víctimas de
la epidemia o de otras penalidades; sus nombres pueden verse en el capítulo decimotercero
del tomo IX de estas Crónicas. Aquí citaremos solamente al P. Fray José Villarroya de Santa
Constancia, Prior del Convento del Portillo, muerto a consecuencia de la peste; al P. Fr. Jorge
Roche del Rosario, Pred., Maestro de novicios del mismo Convento, por un casco de bomba,
y al P. Fr. Pedro Gonzalbo de San Joaquín, L. J., Rector del Colegio de «Agustinicos», sin
duda por las penalidades sufridas.
Todos los conventos que había en Zaragoza fueron suprimidos por decreto del Rey intruso de fecha 11 de marzo de 180913.
Publicado el decreto de Fernando VII del 20 de mayo de 1814, por el que se restituían a
los religiosos sus conventos con sus bienes y pertenencias, el P. Provincial Fr. Juan de San
Ramón procuró que se hicieran algunas reparaciones en el Colegio de Zaragoza, y el día 16 de
agosto del citado año tenía el gozo, en medio de tantas otras angustias, de reunirse ya con
algunos religiosos en dicho Colegio14.
Mientras tanto, se agenció también buscar acomodo a los religiosos de la comunidad del
Convento destruido del Portillo. Habilitóse para ello la casa número 18 de la calle de San
Blas15, y el 26 del mismo mes de agosto era nombrado su Presidente, pues, como hemos dicho, había muerto el Prior, el P. Fr. Manuel Lorenz de Santo Domingo, a quien se daba el
sobrenombre de «Berge» por su pueblo natal16. Este Padre el 8 del mes siguiente convocaba a
los Padres de consulta, a quienes expuso «el estado en que se hallaba la comunidad, falta de
todos los medios para subvenir a las necesidades de los religiosos, para cultivar la hacienda,
que estaba la mayor parte yerma, y que la comunidad se hallaba sin caballerías y sin los ajuares necesarios»; ante esto, los Padres «todos, unánimes y conformes, determinaron se pidiese
licencia al P. Provincial para vender o enajenar alguna finca, y pedida que fue y obtenida in
scriptis, se vendió la casa de la comunidad de la calle del Castellano, número 93, a Juan Palacio, maestro jabonero que la habitaba, libre, por precio de novecientos
12
AM, carp. 90, leg. 2, 1 m.
AS, leg. 1252 (533).
14
La cuenta del maestro carpintero por los trabajos realizados en 1814 en este Colegio fué de 7.318 rs. 8 mvs. La
campana del mismo que servía para llamar a los actos de comunidad, se hallaba en febrero de 1815 en el
Hospital Militar, pues el 17 de dicho mes fué reclamada por el P. Superior (AM, carp. 90, leg. 2, nn. 4 y
11).
15
En las cuentas de 1814 figuran abonados 20 rs. por la tasación de la casa de la calle de S. Blas n. 18 (AM,
carp. 90, leg. 2, 4). En 1820 permutó la comunidad con Manuel Cantín una casa en la calle Malempedrada,
por dos en la de San Vicente, dos campos en Almanzora y un olivar en la Romareda, por dos casas, una en
la calle de S. Blas n. 91, y otra a la espalda de esta en la calle de las Armas n. 180, «que sirven desde entonces para Convento», dice la escritura, lo cual hace suponer que de la casa del n. 18 pasarían a estas otras
dos, formando una sola (AM, carp. 90, leg. 2 3-8).
16
AHN, n. 18738, Consultas, 361.
13
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
99
duros, abonándole de éstos veinte y tres duros que tenía gastados en obras y adelantados al
Gobierno que entonces entendía en los bienes de los regulares». En otra consulta tenida el 1
de abril de 1815, por las mismas razones aducidas en la anterior, se acordó vender y se vendió
por quinientos duros una casa propiedad de la comunidad en la calle de San Pablo, número
6617.
ARTÍCULO CUARTO
Acta de devolución del Convento de Borja y solemne purificación de su iglesia.
–Vicisitudes del Convento de Valencia. –Muy breve noticiario relativo
al Convento de Zuera
La primera noticia que de estos tiempos calamitosos tenemos del Convento de Borja se
refiere al donativo de trescientos escudos que en septiembre de 1808 dio la comunidad para
ayuda de la guerra contra el invasor, que luego el día 25 del mes de noviembre del mismo año
ocupaba la ciudad, manteniéndose en ella por mucho tiempo; saqueó los conventos de la
misma, que, por fin, en septiembre del año siguiente fueron cerrados18. En este mismo año de
1809 debió fallecer el Prior de este Convento, P. Fr. Pedro Zorraquín del Rosario, L. J., ocurriendo, al parecer, su muerte en el Colegio de Caudiel, donde, por estar libre de franceses, se
habían refugiado algunos religiosos.
Decretada por Fernando VII la devolución de los conventos, la del Convento de Borja tuvo lugar el día 3 de junio del mismo año 1814, de cuya entrega levantó la siguiente acta el
escribano de número de aquella ciudad, don Francisco García y Amesta:
«Certifico: Que en este día de la fecha Don Francisco Crespo, Administrador del
Crédito público en esta misma ciudad y su partido, ha comparecido a mi presencia juntamente con el R. Padre Fr. Vicente Alegría (de Santa Bárbara), Presidente del Convento de PP. Agustinos Descalzos de esta misma Borja, con intervención y asistencia
de Don Francisco Bernal, Canónigo Prior de la Insigne Iglesia Colegial de Santa María de la propia ciudad, autorizado al efecto que abajo se expresará por los MM. II. SS.
Gobernadores de la Mitra de este Obispado de Tarazona, mediante Carta orden de
veinte y ocho de mayo último que ha exhibido, y en conformidad del Real Decreto de
veinte del mismo mayo, en que se manda hacer entrega a los regulares de todos los
conventos con sus propiedades y cuanto les corresponda; para los fines que el mismo
expresa que se ha puesto de manifiesto, el referido Don Francisco Crespo ha practicado y ha hecho entrega al mencionado P. Fr. Vicente Alegría como pertenecientes a dicho su Convento, de los fondos, muebles, enseres, relaciones y notas siguientes: La
fábrica del mismo Convento
17
18
AHN, l. c., 470, 471.
RAFAEL GARCÍA, Datos cronológicos, 210, 212, 214.
100
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
que se halla en la Plaza del Campo del toro de esta ciudad, con una porción de su tejado derruido, sin puertas en el interior de él, ventanas ni barandilla de la escala, sin
ajuar alguno de cocina y refectorio, y las llaves de la portería. La iglesia con sus llaves
de la puerta principal de la calle, con los altares, y sin órgano, ni ornamento alguno de
su sacristía, el pavimento de aquélla destruido por causa de haber entrado caballerías y
toda ella negra de resultas del humo y fuego que se ha hecho en la misma y quema de
su órgano. Faltan veinte y cuatro maderos en la porción derruida; dos llaves del molino de hacer oliva y dos calderas del mismo. La nota y relación de las fincas y fondos
pertenecientes a dicho Convento, firmada por el mismo Crespo, que en globo manifiesta atender y sentar según su estado actual, como aparece del resumen de la misma
nota o relación, a saber: todas las fincas de tierras y casas arrendadas a dinero a la suma de diez y seis mil quinientos y cincuenta y cinco reales y treinta maravedises vellón. Y las heredades o fincas arrendadas a trigo y treudos que se pagan en esta especie
a cincuenta y cinco cahíces, tres anegas y cuatro almudes de trigo. Y ha protestado el
referido Crespo no existir en su poder cosa alguna más de lo contenido arriba perteneciente a dicho Convento; y caso de que la hubiese y por olvido no la tuviese presente,
habida su noticia está pronto a su entrega, conformándose con dicho Real Decreto. Y
en su consecuencia el enunciado P. Fr. Vicente Alegría, bien enterado de cuanto se
expresa y contiene de parte de arriba, ha otorgado que de su buen grado y cierta ciencia se daba y da por entregado de todo ello a su satisfacción con la Apoca correspondiente y las renunciaciones debidas y necesarias. Y para que conste adonde convenga
a requerimiento de ambas partes libro el presente que signo y firmo con las mismas y
dicho Canónigo Prior en la ciudad de Borja a tres de junio de mil ochocientos y catorce»19.
Hiciéronse luego las reparaciones precisas en el templo y el convento, y el 8 de enero de
1815 reunióse nuevamente la comunidad, nombrado Presidente-Prior el P. Fr. Justo Vélez de
la Concepción, L. J., y Definidor de Provincia, hijo precisamente de Borja, quien con entusiasmo y emoción fervorosa predicó en la solemne fiesta de la renovación y purificación de la
iglesia que se verificó en el citado día. «Luciendo dotes de orador no común, sino de panegirista muy notable», según frase manuscrita del historiador recoleto P. Pedro Fabo, trae el P.
Justo en el exordio la narración de los sucesos desoladores en la Judea en tiempo de los Macabeos y las victorias de éstos hasta la restauración del templo de Jerusalén, concluyendo con
estas palabras: «Estoy viendo, señores, en la presente solemnidad una semejanza tan grande y
una copia tan natural de aquellos extraordinarios sucesos, que me parece estamos celebrando
el aniversario de aquella augusta función que se celebró en Israel en tiempos tan remotos,
pero con motivos e incidentes verdaderamente análogos. Y si las desgracias
19
AM, carp. 89, leg. 2, 3.
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
101
que padeció aquella nación, por otra parte venturosa, daban un impulso grande a la alegría
con que, libres ya de la opresión y restituido el orden, celebraban la renovación y purificación
de su santo templo, este mismo impulso debe en circunstancias tan parecidas hacer más agradable nuestra solemnidad por la semejanza en las desgracias y por el dichoso término de
ellas». Y del cuerpo del sermón, en el que va trazando los puntos de semejanza entre lo sucedido antiguamente al pueblo de Israel y ahora al de España con la invasión napoleónica, copiamos estas otras palabras: «Si nuestra amada patria, como católica, religiosa y pía, ha tenido
el desconsuelo de ver profanados sus templos, convertidas en establos sus iglesias, perseguidos, errantes y despojados sus ministros; ya estamos a la sombra de un Rey benéfico, y de un
gobierno ilustrado, que se dedica a reparar estos daños. La presente solemnidad es una prueba
de estas sabias providencias. Por todas partes los templos se reedifican, las iglesias se renuevan y reconcilian. Las corporaciones religiosas se reúnen de nuevo y vuelven a sus asilos, a
estos asilos que lo son también de la piedad, de la religión, de las ciencias y de las costumbres»20.
En el tomo IX de estas Crónicas relátase ya la tragedia del Convento de Valencia en el
año 1810 —con el derribo completo del edificio y más de una cuarta parte de su iglesia—, y
de las muchas penalidades de sus religiosos, que primeramente se vieron obligados a ocupar
un pequeño y ruinoso Convento de religiosas llamado de La Esperanza, que no podía albergar
a todos, y luego, al entrar los franceses en la ciudad en enero de 1812, fueron apresados la
mayor parte de ellos y conducidos de una manera cruel a Francia. Remitimos al lector a aquellas interesantes páginas de la historia de este Convento21.
Terminada la guerra con los franceses, regresaron del cautiverio nuestros religiosos —
tres habían muerto en Francia—, y habiendo vuelto algunos de ellos a Valencia a últimos de
junio de 1814, noticiosos del decreto de devolución de los conventos, trataron inmediatamente de su reunión, que verificaron el día 6 del mes siguiente, nombrando ellos mismos de entre
los once sacerdotes que a la sazón se hallaban, un Presidente provisional en ausencia de los
Padres Prior y Subprior.
El día 1 de septiembre llegaba a Valencia el Prior del Convento, Padre Fr. José de la Virgen de los Arcos, hombre verdaderamente celoso, activo y enérgico, como lo había demostrado anteriormente, hasta que se vio obligado a huir, por lo que no se encontraba en la capital
levantina cuando entraron en ella los franceses. Viendo este Padre a su comunidad «tan mal
colocada en la tercera habitación de la casa que es cantarería, en una pieza en que escasamente pudieron colocarse siete camas, y tan indecente que la filtración de las aguas del terrano los
sacó más de una vez de la cama en noches lluviosas, sin otra acogida contra esta incomodidad
que la pequeña antecocina, solicitó y obtuvo otra casa más decente en la calle de Murviedro,
aunque siempre con la misma incomodidad de colocar
20
21
AM, l. c.
CR, 9, 135, 465.
102
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
las camas de todos los sacerdotes en una azotea a manera de cuadra de Hospital».
«Pero Dios, que jamás se olvida del perseguido y atribulado, bien luego abrió camino y
proporcionó medios para el alivio y mejor estar de esta comunidad resignada, que ahora más
que nunca soportaba con sumo gozo las privaciones decentes de su antiguo Convento. En
efecto, cuando más imposibilitada se creía para obrar, porque apenas alcanzaban sus facultades y trabajo para el diario sustento, pensó y halló el Prelado ciertos recursos que lo empeñaron en la obra de reedificación»22.
El 24 de octubre del mismo año 1814 se daba comienzo a los preparativos necesarios para las obras, que se principiaron el 10 de abril del año siguiente, y que fueron éstas: aseguróse
la media naranja de la iglesia, cubriéndola también de teja y colocándole su cruz; se deshizo
todo el tejado de la capilla del Santísimo Cristo de la Fe, levantando tres varas de pared por el
frente que mira a la ciudad, y se le puso madera nueva de la mejor calidad, cubriéndola de
teja; se aseguraron las bóvedas de las tribunas y se tejaron, haciéndose lo mismo con los dos
torreones y campanarios; se pavimentaron, poniendo también ventanas y puertas, las dos tribunas interiores; adaptóse una celda espaciosa con puerta y ventana en uno de dichos torreones, se hizo el refectorio, cocina, despensa, cuatro celdas y algún arreglo más, «todo obrado
con relación a los mismos fines para cuando se reedifique el Convento, porque toda esta obra
guarde orden con el que se derribó».
Entre los bienhechores que ayudaron a la realización de estas obras se nombra a doña Teresa López, que costeó la pintura del frontis de la capilla del Santísimo Cristo y la de los altares de Nuestra Señora de los Desamparados y del Angel, dando después otras limosnas para la
iglesia y sacristía, y a don Pedro Oliver, del comercio de la ciudad, natural de Villarroya de
los Pinares en Aragón, quien dio toda la madera necesaria, por un valor de setecientas treinta
y dos libras, dieciocho sueldos y cinco dineros, cuarenta y cuatro carros de cal y dos de tableros pequeños, y condonó doscientas libras que desde 1811 le debía la comunidad. «A pocos
bienhechores como éste, pronto se reedificaría el Convento», se comenta en el libro de donde
se toman estas noticias.
Los religiosos se trasladaron a esta obra reedificada el 11 de octubre de 1815. «Se solemnizó tamaña fortuna —se lee en el libro de referencia— al día siguiente con el mayor gozo,
dando las más exquisitas gracias a Dios, que por intercesión de su Santísima Madre y Patrona
de nuestra Provincia la Virgen del Pilar nos había favorecido tan largamente. Se cantó una
solemne Misa con el Santísimo expuesto; al fin, el Te Deum, y con todo aparato procesional
se bendijo el pequeño edificio, pero grande en la estimación por haberse colocado cada uno en
su celda, por la comodidad de sus oficinas y la de no venir tan lejos a la iglesia a celebrar los
divinos oficios, que era indispensable
22
AG, ms. Derribo del Convtº. de Sta Mónica y su Reedificación. Del mismo se toma cuanto sigue a continuación.
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
103
desde la casa alquilada, sufriendo la inconstancia de los tiempos, en sus horas respectivas».
Como ya se lee en otros volúmenes de estas Crónicas23, desde muy antiguo se dio culto
en la iglesia del Convento de Valencia a la imagen del Santísimo Cristo de la Fe, que sobre
todo era venerada en aquella parte de la ciudad de la calle de Murviedro, en la que estaba ubicado el citado convento. Después de la entrada de los franceses en 1812, los vecinos de dicha
calle consiguieron del mariscal Suchet la imagen del Santísimo Cristo, y habiendo reunido
algún dinero, hicieron obras en el camarín y cubrieron el tejado de la capilla, colocando la
veneranda imagen en ella; luego lograron que un sacerdote les celebrase la misa y atendiera
las necesidades espirituales de sanos y enfermos. «Pero, por desgracia, cuanto obraron fue
preciso deshacer; lo mismo se filtraba el agua en la capilla y camarín después de la expresada
obra que antes de comenzarla», de donde resultó que dicho camarín llegó a ahondarse de tal
modo «que fue preciso apuntalarle para mantenerle hasta que hubiese facultades para su reparo», lo que se pudo comenzar a hacer el 13 de abril de 1816. Terminada esta obra, se hizo
sacristía nueva en las capillas de la antigua iglesia. Y «en atención a que el atrio de la iglesia
hubiese venido a tierra por las continuas lluvias y a que el arco sobre el coro antiguo amenazaba ruina inminente por las que ya habían caído sobre él, se aseguró éste antes que recibiese
la madera y tejado que cubre el coro antiguo y defiende el atrio de la inclemencia de los tiempos». «Los cuatro arcos del crucero y sus pechinas que sostuvieron la media naranja exigían,
por su grandeza, que se cubriese para su seguridad». «Quedan, pues, cubiertos y asegurados,
aunque se tarde a reedificar la iglesia un centenar de años», dice el autor anónimo de los
apuntes del libro que copiamos.
El día 9 de enero de 1817, don Camilo Abad, Beneficiado y contador en el archivo de la
Catedral, ponía en manos del P. Prior veintinueve mil trescientos ochenta y ocho reales vellón
y veinte maravedises, cantidad que aquél había recibido reservadamente para entregarla como
restitución a la comunidad. «Desde el último religioso de obediencia hasta N. P. Vicario General, el P. Fr. Joaquín de San Rafael, que se hallaba aquí, no dejó uno de pedir que se gastasen los enunciados reales en obrar el claustro del frente de la ciudad, aunque solamente alcanzasen a costear hasta el primer piso». Así se acordó, pero antes de darse comienzo a la obra se
«hubo de luchar con el Tribunal que llaman de Policía. Tomó éste empeño en llevar adelante
sus leyes vigentes, y entre ellas la de guardar una línea paralela en todo el frontis. En semejante caso perdía la comunidad todo el fundamento antiguo y algunas varas de terreno. El empeño del Tribunal era constante, pero lo fue mayor el del P. Prior, que, a favor de diligencias
de muchos días y de alguna otra cosa, superó todas las dificultades y se comenzó a obrar sobre los mismos cimientos que el antiguo edificio». Fue el 28 de febrero del mismo año 1817
cuando se colocó la primera piedra de esta nueva obra, que el P. Prior Fr. José de la Virgen de
los Arcos dejó ya en estado de ponerle la cubierta
23
CR, 1.251; 4, 535; 5, 228; 6, 420.
104
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
al marchar al Capítulo Provincial que se celebró en Caudiel el 25 de abril del mismo año, y en
el que, como veremos, fue elegido Provincial este P. Prior, que tales muestras de actividad y
energía había venido dando en estas difíciles circunstancias.
Del Convento de Zuera solamente sabemos que al que era conventual del mismo, P. Fr.
Joaquín Latorre de San Agustín, una vez suprimido dicho Convento en el año 1809, por disposición del Gobernador General se le permitió residir en Zuera para cuidar y administrar los
bienes de aquél24; que los PP. Fr. José Cristiá de San Pascual y Fr. Joaquín Vicién del Carmen, Subprior y Sacristán, respectivamente, fallecieron antes de la nueva reunión de la comunidad; y que el Prior P. Fr. Manuel Serrano de San Pascual Bailón se alistó para las misiones
de Filipinas, embarcando en Cádiz el 14 de abril de 1815 con otros seis religiosos; figuraba él
como Presidente de la Misión, pero cuando la embarcación llegó a Puerto Rico, en la que tuvo
que demorarse algún tiempo, contraviniendo dicho religioso advertencias y mandatos, se quedó en dicha isla25.
ARTÍCULO QUINTO
Efectos funestos de la guerra para la comunidad de Alagón. –Intento de encomendar
a nuestros religiosos la enseñanza en Benavarre. –Lo acaecido en Caudiel
al abandonar el Colegio su P. Rector. –Interesantes noticias
del Convento de Barcelona. –Breve noticiario
de Guisona, Calatayud y Huesca
Cuando en junio de 1808 el ejército invasor francés se dirigía a Zaragoza, al pasar por
Alagón, donde derrotó a las fuerzas españolas que trataban de impedir llegase a la capital aragonesa, saqueó y ocupó nuestro Convento. Esta ocupación debió ser corta; probablemente,
hasta que los franceses tuvieron que levantar el primer sitio de Zaragoza, a mediados de agosto. El 15 de octubre, los Padres de consulta del convento acordaron tomar en préstamos trescientos cincuenta o cuatrocientos escudos, que un bienhechor de la comunidad les ofrecía,
tomándose dicho acuerdo «en atención a los gastos ocurridos y que han de ocurrir para comprar todo lo necesario en la comunidad, por faltar desde la ocupación de este Convento por el
enemigo»26. Poco duró la permanencia de los religiosos en su Convento, pues al tener noticia
en el mes de noviembre de que los invasores venían nuevamente hacia Aragón, venciendo a
las tropas españolas que trataban de oponerse, se dispersaron, siendo luego proscrita la comunidad por el mando francés.
«Los funestos efectos de la guerra apenas en otro alguno se han hecho tan sensibles como
en este Convento de Alagón», decía el Padre Prior del mismo en febrero de 1818 al P. Vicario
General, a quien asimismo le informaba que igual suerte habían tenido dos casas que
24
AS, leg. 1241.
AM, carp. 72, 3; P. SÁDABA, Catálogo, 388.
26
AHN, n. 18550, Consultas, 194.
25
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
105
poseía en la citada villa, y que los campos y demás fincas de su patrimonio habían sufrido una
decadencia suma en los años en que habían estado al arbitrio del Gobierno intruso. Por esto,
cuando en el año 1814 volvió a reunirse la comunidad, «se vio en la dura necesidad de habitar
en un alojamiento incómodo e incapaz», y por mucho tiempo, por la carencia de recursos,
habilitándose para ello uno de los ángulos del Convento.
El Prior de Alagón, P. Fr. Joaquín Ballescá de San José, falleció víctima de los achaques
el 26 de diciembre de 1815, gobernando la casa el P. Subprior Fr. Ramón Collaos de la Concepción hasta el 1 de mayo de 1816, en que fue nombrado Presidente de la misma el Padre Fr.
Manuel Hernández de la Soledad, L. J.27
Ninguna noticia tenemos sobre el Convento de Benavarre relativa al tiempo que estamos
historiando, a excepción del documento siguiente, dirigido, sin duda, al alcalde de aquella
villa aragonesa por el P. Provincial Fr. Juan de San Ramón; dice así:
«M. I. S. Por el Prior de Benavarre, Fr. Miguel de Santa Teresa, he sabido con la
mayor complacencia la acertada resolución que ha tomado V. S. de restablecer en esa
villa los Magisterios de Primeras Letras y de Gramática, como también la especial
predilección que hemos merecido a V. S. los Agustinos Descalzos para el desempeño
de ambos destinos, tan útiles a la Religión y al Estado. Por estos respetos, desde luego,
he mirado el proyecto digno de la mayor consideración; su ejecución es de la mayor
trascendencia para las buenas costumbres; y como Prelado Superior de esta Provincia
de Aragón, tengo el mayor placer de poder contribuir, por lo que a mí toca, a su pronto
establecimiento. Con el aviso que V. S. se sirva darme, bien directamente o bien por el
conducto del referido P. Prior de Benavarre, providenciaré de dos religiosos que provisionalmente se ocupen en la pública Enseñanza, y de un otro Lego para que atienda
al servicio de aquéllos, y si fuese necesario, de un cuarto religioso para Presidente.
Convendría, sin embargo, para la debida formalidad, obtener antes la aprobación y
permiso del Ilustrísimo Sr. Obispo Diocesano. En orden a la fundación perpetua de un
Hospicio independiente de cualquiera Convento con el mismo objeto, me acomodo
igualmente; pero esto ya es obra mayor, para cuyo logro se necesita licencia de S. M. o
de su Consejo, y algunas otras formalidades por parte de la Orden. La licencia ya me
dice aquel P. Prior que se presta V. S. a sacarla, y conseguida que sea, creo que no
habría que vencer por parte del Venerable Definitorio y N. P. Vicario General a quienes corresponde este asunto. Entretanto, he creído un deber mío el exponer a V. S. mi
pensamiento de Maestros provisionales por no retardar la instrucción de esa juventud
abandonada, y tener la ocasión de dar a V. S. (como se las doy) las más rendidas gracias por el singular favor que nos dispensa en confiar a nuestro
27
AHN, n. 18546, Colecturía.
106
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
cuidado la Educación pública de esa villa. –Dios guarde a V. S. muchos años. Colegio
de Agustinos Descalzos de Zaragoza a 23 de noviembre de 1816»28.
El Colegio de Caudiel tardó bastante en caer bajo la dominación del invasor francés, por
lo que algunos religiosos de otros conventos se refugiaron en él. El 24 de noviembre de 1811,
el P. Fr. José de la Virgen del Buen Suceso, Rector de dicho Colegio, se ausentó del mismo
«sin haberse precedido las solemnidades prevenidas y las que quedaron acordadas en acto de
comunidad, de haber de manifestar su paradero, para que en el caso de haber algún movimiento por el ejército francés, pudieran acudir alguno o algunos de sus individuos que lo tuviesen por conveniente». Se quedó al frente de la casa el P. Vicerrector Fr. Valero de San
Pascual; pero éste se ausentó también el día 7 de diciembre, «sin haber sustituido otro en su
lugar y manifestado su paradero». Ante esta situación, el día 9 se reunían en la celda del P. Fr.
Pedro de San Juan y San Pablo, Lector de Teología del Colegio, con él otros cuatro religiosos
sacerdotes de los que tenían voto, y en nombre de toda la comunidad, y considerando que «no
era justo que careciese el Colegio de un Prelado provisional para que ejerciera las funciones
correspondientes según derecho», unánimes y conformes eligieron por Prelado provisional al
citado Padre Lector de Teología, «hasta que nuestro Prelado el M. Rdo. P. Provincial u otro
en su lugar resuelva lo que fuere con arreglo a las Constituciones de nuestra Religión, para
todo lo cual y demás que convenga, prestamos la debida obediencia y demás poder con lo
anejo y conexo y dependiente a dicho P. Pedro para que en uso de sus facultades ejerza su
ministerio en lo que contare y fuere dar», como se expresan los asistentes a la reunión en la
determinación que ante un escribano público firmaron todos.
El mismo día 9 se envió copia de la anterior determinación al Padre Provincial, que se
encontraba en la villa de la Puebla de Arenoso, y al día siguiente mismo dicho P. Provincial
firmaba un oficio, en el que decía así: «Siendo cierto lo que se expone en el oficio antecedente
y que las calamidades actuales exigen imperiosamente quien gobierne y disponga de nuestro
Colegio de Jesús Nazareno de la villa de Caudiel: Por tanto y por la autoridad que en el presente gozamos, venimos en aprobar, ratificar y confirmar, hasta otra nuestra providencia, la
elección de Prelado provisional hecha por VV. RR. y Comunidad, concediéndole todas sus
facultades que señalan nuestras Leyes a tales Presidentes, y al efecto mandamos en virtud de
santa obediencia bajo precepto formal a todos los religiosos de cualquier grado y condición
que sean que por tal Prelado provisional o Presidente se tenga, veneren y obedezcan según y
como por este Nuestro Oficio se les mandamos».
Al mismo P. Presidente Fr. Pedro de San Juan y San Pablo le enviaba otro oficio, fechado
el día 18 en la villa de Olba, en el que el
28
AM, carp. 90, leg. 2, 1 o. –Al historiar el segundo sexenio del P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael se
hará referencia a las disposiciones del Gobierno sobre escuelas en los conventos y su cumplimiento. Cfr.
capítulo X.
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
107
Padre Provincial, después de comunicarle la aprobación de su nombramiento, por serle necesario saber el estado temporal del Colegio, le ordenaba y mandaba en virtud de santa obediencia que, asociado con los dos Padres depositarios o con otros dos religiosos que eligiese la
comunidad, formase «una relación exacta del dinero y efectos de dicho Colegio, como también de la ropa y ajuar de la sacristía y camarín de la Virgen y dónde existen con arreglo a lo
que preceptivamente dispone nuestra Ley en el capítulo 20 de la parte tercera, número 12, y
nos la remita a la mayor brevedad; y si para el puntual cumplimiento no hubiese libros, dinero
y efectos del mencionado Colegio», manda el P. Provincial al que era Rector P. Fr. José de la
Virgen del Buen Suceso que, en el término de tres días después de comunicársele el mandato,
entregue las cuentas al P. Presidente y queden bajo la garantía y responsabilidad de éste libros, efectos y demás pertenencias del Colegio. El día 28 del mismo mes se presentaba en
Olba el conventual de Caudiel, P. Fr. Manuel de la Soledad, con una carta del P. Presidente en
la que se incluía una esquela firmada por el antes citado P. Rector, que solamente decía haber
recibido «una carta en cuyo sobre dice: De Oficio». Ante esto, el P. Provincial volvió a dirigir
al P. Presidente una copia del oficio anterior con otro en el que nuevamente mandaba se cumpliera en todos sus puntos el expresado oficio del día 18, «con todas nuestras voces y autoridad», y que recogiera «cuantos efectos supiere haber en cualquier lugar o parte, que tuvieren
pertenecientes a nuestro Colegio, Sacristía y Camarín»29.
Desconocemos los motivos que tuvieron los PP. Rector y Vicerrector para comportarse
del modo que lo hicieron. Lo cierto es que, abandonado el Colegio cuando los franceses consiguieron dominar aquella región, una vez que se decretó la devolución de los conventos, fue
el Padre Rector Fr. José de la Virgen del Buen Suceso quien se hizo cargo, en nombre de los
religiosos, del Colegio y sus fincas, firmando el 9 de diciembre de 1815 la escritura de transacción con el comisionado principal del Crédito Público30. El P. Vicerrector Fr. Valero de
San Pascual falleció antes del citado año.
De la ciudad de Barcelona, en la que nuestra Recolección poseía el notable Convento de
Santa Mónica, se apoderaron pérfidamente las tropas francesas en febrero de 1808, no abandonándola ya hasta el 28 de mayo de 1813.
De la prudencia con que tenían que proceder eclesiásticos y religiosos en aquellos primeros meses de la ocupación nos da idea el detalle siguiente: Dos días antes de la fiesta del Corpus Christi, que en aquel año 1808 cayó el 16 de junio, los señores Vicarios Generales del
Obispado, con aprobación del Obispo electo, D. Pablo Sichar, pasaron un oficio a los Curas
párrocos y Prelados de Comunidades en el que se determinaba «que para ahorrar gastos y
evitar todo bullicio les exoneraban de asistir a la procesión del Corpus, mandando en virtud
de santa obediencia que las respectivas promesiones las hicieran las
29
30
AM, I. c. r.
Se conservaba en el archivo de la sacristía de la que fue iglesia del Colegio; tomamos la nota en visita hecha
en 1930.
108
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
comunidades, así seculares como regulares, en dicha octava sin salir fuera de sus iglesias y
claustros a la calle»31.
Por fin, los franceses, en el mes de diciembre del mismo año 1808, se empeñaron en expulsar a la mayor parte de los religiosos de la ciudad, permitiendo morar en los conventos
unos pocos; los nuestros de Santa Mónica tuvieron, pues, que abandonarlo, a excepción de los
que consentía la orden dada.
«Por el célebre y tiránico decreto de Duhesme de 27 de noviembre de 1809, la
iglesia de Santa Mónica quedaba colocada entre las de tercera clase, y, por lo tanto,
debía cerrarse, y realmente se cerró. También en cumplimiento del mismo decreto, por
la tarde del jueves 30 del mismo mes "ha sido el saqueo en las iglesias de Santa Mónica y Trinitarios descalzos, dejando en ambas un cáliz para celebrar a puerta cerrada,
pues todas las iglesias comprendidas en la tercera clase no pueden abrirse, verificado
ya el robo de la plata". La robada a esta iglesia por los enemigos al finalizar de 1809
montaba ochocientas cincuenta y una onzas, o sea veinticinco kilogramos veintinueve
gramos.
En los comienzos del siguiente año 1810, el templo continuaba cerrado, pero libre
el Convento, y la comunidad, reducida a cuatro sacerdotes con un lego.
En enero de 1811 seguía cerrado el templo, y todo el segundo piso alto del Convento y los claustros estaban ocupados por las tropas francesas. Los buenos abrigaban
esperanzas de lograr la reapertura de la iglesia. Mas muy pronto se desvanecieron tales
esperanzas, porque en 7 de junio del mismo 1811 se intimó a los frailes la desocupasen, para ser convertida en almacén de paja. Efectivamente, antes de terminar el mes
fueron quitadas de allí las imágenes, y pronto entró la paja, continuando con tan bajo
destino el templo probablemente hasta la evacuación francesa, ya que en enero de
1813 seguía siendo almacén de paja.
La comunidad en el año 1812, en su exiguo número de frailes, estaba como antes
reducida a cuatro sacerdotes y dos legos. Privados de la iglesia, celebraban aquéllos la
misa en la sacristía, y allí acudían los españoles a oírla, entrando tanto los religiosos
cuanto los seglares por la portezuela del lado de Santa Madrona; y así continuaba en
1813. En octubre del mismo año 1813, el convento albergaba la gendarmería francesa.
En las últimas boqueadas de la dominación francesa, marzo de 1814, durante el
bloqueo por los españoles, el Convento estaba cerrado y no quedaba en la ciudad más
que un fraile de él, y aun tenido por agabachado»32.
Devueltos los conventos a sus legítimos dueños por el real decreto del 20 de mayo de
1814, a primeros de junio comenzaron a reunirse los religiosos del Convento de Barcelona,
gobernándolo el P. Maestro de novicios Fr. Antonio Comellas de Santa Mónica hasta el día
18 de dicho mes, en que se hizo cargo del mismo como Presidente el P. Fray
31
32
ACA, n. 613, Estado, f. 80.
P. FABO, Los Agustinos Recoletos y la Francesada, 13. –En el Recibo del Convento la última anotación se
hizo el sábado 20 de enero de 1810 (ACA, n. 625).
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
109
Manuel Roig del Santísimo Sacramento, Definidor de Provincia. El que era Prior, ExProvincial Fr. Tomás del Carmen, había permanecido en su convento a pesar de los insultos
de los franceses hasta que, compelido por éstos a prestar juramento de obediencia al Rey intruso, consiguió huir a Mahón, donde falleció en la segunda mitad del año 1813.
¿Cómo encontraron nuestros religiosos su Convento al volver nuevamente a él? Ellos
mismos lo manifestaban años más tarde: «El Convento, descalabrado; la iglesia, profanada; el
coro, casi destruido; los altares, arruinados; su preciosa sacristía, profanada; perdidos muchos
ornamentos y otras prendas de valor». Así se lee en un escrito que en enero de 1819 dirigieron
al Presbítero Dr. D. José Goyadol, archivero de la Orden de Malta de Cataluña, Mallorca y
Rosellón, para reconocer y agradecerle sus servicios al conservar el archivo del Convento de
Santa Mónica, salvando sus libros y papeles en medio de las tribulaciones pasadas. Habíales
causado más pena el considerar perdido su importante archivo que el mismo estado lastimoso
del Convento33.
La primera reunión de los Padres de consulta del Convento tuvo lugar el 24 de junio del
mismo año 1814, con el fin de nombrar Procurador conventual, siendo precisamente propuesto y elegido para este oficio una persona seglar. El P. Prior expuso a los Padres consultores
«que por la muerte del P. Fr. Pedro de la Consolación, el Convento quedaba inservido de Procurador, que bien conocían SS. RR. lo mucho que los franceses con su permanencia y ocupación de esta capita! y reino habían deteriorado el afecto que antes el pueblo profesaba al
claustro, y así consideraba muy oportuno elegir por Procurador un seglar y se podía echar
mano para el efecto del Sr. D. Pedro Dilmé, que ya había suplido una larga temporada por
indisposición y muerte de dicho P. Pedro, de cuya exactitud, celo y hombría de bien estaba
bien asegurado». Habiéndoles parecido bien a los consultores esta proposición, «se convocó a
la comunidad, que gustosamente accedió a la propuesta, y quedó electo en Procurador dicho
Don Pedro Dilmé, como consta de la escritura en poder de nuestro escribano D. Tomás Gibert, y se le dan cuatro cuartos y medio o bien un sueldo de capson por libra»34.
Del Convento de Guisona no se tienen noticias. Solamente sabemos que en los primeros
tiempos de la invasión francesa quedó libre de ésta junto con los de Valencia y Caudiel de los
de la Provincia de Aragón, por lo que también buscaron refugio en él algunos religiosos de los
otros conventos. Lo mismo que Caudiel, Guisona cayó antes que Valencia bajo el dominio
francés; probablemente, tuvo esto lugar cuando las tropas napoleónicas sitiaron y tomaron
Lérida, en abril de 1810.
Al P. Prior de Guisona, Fr. Vicente Paricio del Pilar, L. J., se le admitió la renuncia del
cargo por el P. Vicario General el 2 de mayo de 1815.
No se sabe cosa especial tampoco del Convento de Calatayud y del
33
34
ACA, n. 628, Consultas, n. 411.
ACA, l. c., n. 401.
110
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Colegio de Huesca. Suponemos que la comunidad del primero lo abandonaría cuando, a
fines de noviembre de 1808, tomaron la ciudad los franceses. El P. Sacristán de este Convento, Fr. Vicente de Santa Rita, falleció antes de la nueva reunión de los religiosos. Del de
Huesca sabemos la muerte de su Rector, P. Fr. Tomás Rais de Jesús, L. J. y Doctor por la
Universidad de esta ciudad, que fue asesinado imprevistamente por los franceses en el mismo
paseo de aquélla por mera sospecha de haber avisado a los soldados españoles35.
ARTÍCULO SEXTO
Notas biográficas del P. Fr. Antonio de San Alejo, P. Fr. Manuel de Santa Agatodia,
P. Fr. Valero de Santa Teresa, P. Fr. Tomás del Carmen, Hermano Fr. Benito
de la Concepción, P. Fr. Francisco de San Joaquín y P. Fr. Antonio
de San Francisco Javier
P. FR. ANTONIO DE SAN ALEJO, PREDICADOR.
El 29 de abril de 1808 falleció en el Convento de Santa Mónica de Barcelona, después de
recibir los Sacramentos de Penitencia, Eucaristía y Extremaunción. Había decaído su naturaleza a causa de un gran entorpecimiento de todos sus miembros, que le duró por espacio de
tres meses, dando en todo este tiempo ejemplares pruebas de paciencia y resignación a la voluntad divina36.
Era natural de la misma ciudad de Barcelona, en cuya parroquia de Santa María del Mar
fue bautizado el 12 de junio de 1746; sus padres se llamaban Félix Terrés y Mariana Torrents.
Mozo de buena índole, pacífico y humilde, solicitó el ingreso en el Convento de Agustinos Descalzos de su ciudad natal, tomando el hábito el 14 de abril de 1765 y emitiendo los
votos religiosos el 15 del mismo mes del año siguiente en manos del P. Subprior Fr. Antonio
de Santo Tomás de Villanueva, por ausencia del Prior P. Fr. Diego de San Agustín, que se
había ido al Capítulo Provincial, en el que fue reelegido; tuvo por Maestro de novicios al P.
Fr. Celedonio del Patrocinio37.
«Estudió filosofía —se dice en su necrología— en el Colegio de Zaragoza y teología en
el de Huesca con aprovechamiento y edificación de sus condiscípulos. Ordenado de sacerdote,
sacó licencias de predicar y confesar, en cuyo ministerio, y singularmente en el de la penitencia, dio pruebas de su acreditada prudencia. Obtuvo el oficio de Sacristán unos veinticuatro o
veinticinco años, en cuyo empleo manifestó que su ocupación únicamente se dirigía a celar la
gloria de Dios en el adorno y aseo de los altares. En prueba de lo dicho, no es menester recurrir más que a las ricas alhajas y ornamentos preciosos que para el uso de tan sagrado ministerio su diligencia y solicitud agenciaron».
35
AM, n. 61, Difuntos, f. 62 v.
ACA, n. 693, Religiosos que han muerto, f. 52.
37
ACA, n. 720, Profesiones, f. 184.
36
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
111
La primera vez que debió ser elegido Sacristán de Barcelona fue en el Capítulo Provincial
de 178438, y ya fue reelegido en todos los Capítulos siguientes hasta el de 1797, en que, de
conformidad con el Breve de Pío VI del 18 de agosto de 1795, fue la elección hecha por la
comunidad, como aparece en el documento siguiente: «En diez i seis días del mes de setiembre de 1797. Para cumplir con lo que dispone el Breve Pontificio, se juntó la Comunidad a
toque de campana para la elección de Sacristán, i a pluralidad de votos fue electo el P. Fr.
Antonio de San Alexo, i para que conste lo firmo en este Contº de N. M. Santa Mónica de la
Ciudad de Barcelona en veinticuatro días del mes de setiembre de 1797.—Fr. Pascual de San
Juan Bautista»39. Después continuó siendo reelegido en los demás trienios también.
De su labor como Sacristán nos dará idea lo que a continuación copiamos de Cartas capitulares de algunos de los trienios que desempeñó dicho oficio.
Carta capitular del trienio 1784-1787: «En la sacristía se han aumentado cien purificadores de varias telas, y de ellos, veinte con puntas finas; cuarenta lavabos, los veinticuatro con
puntas finas; seis amitos de tela holanda con encajes de cambray, con florecitas, con sus cintas color ponzo y botones de oro fino en su extremidad; tres amitos de trué, con encaje de
puntas finas; tres amitos de trué sin puntas; ocho amitos de unas albas que deshicieron; se han
hecho cuatro manteles para el altar mayor, los unos con tela hibernia con puntas finas, los
otros de tela gan sin puntas y los otros dos pares de linete; para varios altares se han hecho
varios manteles de varias telas y los tres de ellos con puntas finas; cuatro paños de lavatorio;
doce juegos de corporales con puntas finas; se han aumentado seis albas de tela gan, las tres
guarnecidas con cambray liso y las otras tres con puntas; tres albas de trué guarnecidas con
encaje de cambray con flores; a un alba se han puesto puntas finas y a cuatro se les ha puesto
mangas de trué; se han hecho tres roquetes de acólitos para días clásicos, de trué con guarnición de cambray con flores; dos para el P. Sacristán con puntas finas; a tres de acólitos se les
ha puesto mangas de trué y a uno de dar la comunión encaje de cambray con flores. Se ha
aumentado un cubridor para difuntos de gasa blanca guarnecido con cinta negra; un dosel de
tafetán morado con forro de tela y galones de seda para el altar mayor; dos frontales de tafetán
negro forrados de tela con galones de oro falso, con marcos de madera para las credencias; se
ha puesto una casulla de persiana de seda con flores de oro, cenefa alamazul, que se bajó usada del camarín; doce tiestos de tierra con barniz verde para poner flores; seis floreras para el
altar de San José; se ha forrado una capa de tapicería con flores de oro tela ruan color leche;
dos cubrecálices, campo blanco de tapicería de seda y floraduras para dos casullas rosadas;
cuatro casullas de seda con sus borlas de seda; dos negros para los collares de damasco negro
y dos blancos con carmesí para el terno de persiana; una bolsa de tapicería de seda con flores
38
39
ACA, n. 626, Consultas.
ACA, l. c.
112
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
para los corporales de dar la comunión; dos collares de terciopelo negro con galones de oro
falso; a la muceta de dar el Viático se le ha puesto alrededor sarrel de plata fina; a las ventanas de la sacristía se han puesto todos los vidrios nuevos con sus barritas correspondientes.
Camarín de Nuestra Señora: Se ha hecho una lámina fina de alambre para imprimir estampas;
dos correas de terciopelo negro con flores bordadas; una barra de hierro para el trono de
Nuestra Señora y otros correspondientes a la mesa del altar; una corona de plata con estrellas
para la Purísima Concepción; dos pares de broches con piedras blancas para las manos de
Nuestra Señora, un ramo exquisito de flores de seda para tener en las manos con su lazo de
plata; se ha guarnecido una toca; se ha dorado el altar donde está el relicario; se ha plateado el
trono de Nuestra Señora con sus pedestales, palmatorias, dos ángeles y todo el arco enfrente
de Nuestra Señora; se han pintado y corlado los leones que sostienen el arca antigua del monumento; se ha plateado el pie del Niño que se pone en las festividades en el altar mayor; se
han hecho dos toallas para enjugar manos en su sacristía; se han compuesto algunos vidrios
que faltaban; se han hecho dos docenas de palmatorias de hierro; cuatro sillas; cuatro pares de
vinajeras con sus platos; una Avemaría de madera en que colocar las velas los días festivos;
una señora dio para el manto de la Virgen pequeña una punta de plata; un devoto dio dos jarros de hojalata para poner flores; Don Antonio Badell dio dos tocas con cinta y encaje; la
señora Teresa Caponata dio para la Virgen unos vasos y unas cintas y una joyita; la Señora
María Peñó regaló una saya de media tapicería, campo matizado de azul y morado con flores
para un vestido de Nuestra Señora; la punta de oro fino y lo demás necesario para su adorno
lo compró la comunidad. Obras: En la iglesia se han mudado los pedestales de los arcos del
monumento; se ha compuesto el monumento minorando y achicando los arcos; se ha pintado
el último arco del monumento y las puertas de ayudar a bien morir, de almadacen y traginar;
se ha hecho un oratorio de la tribuna que cae a la iglesia. Y en la sacristía se ha hecho un repecho o baranda de hierro para sacar el agua de la cenia a una pica; a la fregadera se han puesto azulejos»40.
La Carta capitular del trienio 1787-1790 ya está copiada en estas Crónicas41, por lo que
no repetimos cuanto en ella aparece de la iglesia, camarín y sacristía.
Carta capitular del trienio 1790-1793: «Se han hecho siete albas, una de cambrayna con
encajes finos; ocho amitos y dos de ellos de cambrayna con encajes finos; unos corporales de
tela fina con encajes del mismo modo; tres roquetes de tela de gan con sus encajes; un roquete
para la comunión de tela fina; unos manteles finos y se ha echado forro al terno de tisú de oro;
han dado las señoras Gavinas para Santa Rita un hábito bordado de oro fino; se ha dorado y
jaspeado el altar de la misma Santa y se han hecho sacras doradas para el mismo altar; se ha
hecho calderillo de plata con sacras, lavabo y evangelio; unas columnas nuevas para el altar
de Santo Tomás
40
41
ACA, n. 602, Recibo, 1773-88.
CR, 8, 485.
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
113
de Villanueva, las que con las de San Antonio se han corlado; un frontal de llamas con galón
de brillantes para el monumento; dos docenas de candeleros grandes pintados y plateados para
las festividades; las gradas del altar mayor; tres frontales de bordado de plata con galones
finos de lo mismo; una corona de plata para la Virgen del Pilar; una imagen de Santiago y
otras cosas que quedan anotadas en el inventario de la sacristía. En el coro se han hecho tres
libros que contienen el Salterio; un velón. El órgano se ha limpiado; se ha puesto cadireta;
manchas de nueva invención; se ha hecho de nuevo la campana mayor. Camarín: se ha hecho
una segunda imagen para los enfermos; dos pares de cortinas con galón de oro fino; el cielo
raso de la pieza de enmedio y otras cosas»42.
Carta capitular del trienio 1793-1797: «Se han hecho unas cortinas de tafetán listado para
el altar de N. P. S. Agustín, tres juegos de paños para el lavatorio; dos amitos de cambrayna
con puntas finas, un juego de corporales, unas cortinas de media tapicería para el altar de San
Nicolás, una gasa de seda para cubrir los difuntos, unas sacras de madera doradas para el altar
de Santa Rita, dos amitos de cambrayna con puntas y tres sin ellas, un juego de corporales con
puntas finas y dos sin ellas; se han forrado cuatro casullas de Ruan; se han puesto vidrieras en
la capilla de Santo Tomás Villanueva; se han renovado dos casullas negras, se han hecho dos
de tapicería de oro fondo carmesí con galones de oro fino, y cuatro de tapicería con galones
de seda; se ha dorado un cáliz; se han hecho dos ciriales de plata a pico de martillo; nueve
cíngulos de hilo azul, ocho purificadores y tres lavabos, un alba de tela con puntas y dos de
linete sin ellas para el altar de San José, una casulla de tafetán listado con galones de seda; un
misal romano; se han plateado seis candeleros para el altar mayor. En el coro se ha hecho un
dosel carmesí con galón de oro fino, se ha encarnado el Santo Cristo y pintado y dorado su
cruz; tres paños de atril. En el camarín se ha hecho en el nicho de la Virgen una especie de
escaparate alrededor, puertas y bastidores de madera de caoba con perfiles dorados y guarnecido de vidrios grandes. Un devoto regaló una piedra de leche y un rosario de lo mismo. La
Señora Caponata ha dado para la Virgen dos correas de cinta colorada con flores de oro; la
Señora Antonina Prats regaló una basquiña de guiseta amarilla para un vestido para la Virgen;
Don José Martí Creus regaló para el Niño un vestido de raso liso blanco y bordado. Se han
hecho dos camisas para la Virgen que se lleva a los enfermos; para esta Virgen dio la Señora
Caponata unos pendientes de oro; para la misma, otros pendientes de oro, los albaceas de Catalina Saya. Se ha hecho venir de Roma un relicario plateado con las reliquias de N. P. S.
Agustín, N. M. Santa Mónica y San Ambrosio con sus auténticas. Se ha hecho una casulla de
gradeturch encarnado y blanco con galones de oro falso; cuatro correas para la Virgen de cinta colorada y blanca, otra color verde con flores de oro»43.
Carta capitular del trienio 1797-1800: «Se ha hecho una Cruz de
42
43
ACA, n. 825, Recibo, 1788-834, f. 108.
ACA, l. c., f. 142,
114
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
plata a pico de martillo para las procesiones; dos floreros de hojalata para el altar mayor, y se
han plateado veinticuatro candeleros; unos paños de linete para el lavabo; se ha compuesto el
terno de damasco negro; se han hecho dos manteles de linete, unas cortinas de tapicería media
para el altar de San Nicolás, una Santa Ana de bulto, un pendón de tafetán blanco para la
procesión con serrell de oro fino, un Tálamo de llama de plata con galones para las
procesiones; un pendoncillo bordado con seda de varios colores, con bolsas de terciopelo
carmesí y con sus astas; se ha dorado el órgano; se han pintado las ocho capillas de la iglesia;
se han hecho dos casullas de terciopelo negro mostreado con galones falsos; se han puesto dos
imágenes, una de Nuestro Señor y otra de Nuestra Señora, con sus sepulcros ricamente
adornados. En el camarín: unas señoras regalaron a Nuestra M. Santa Mónica una toga de
tafetán negro guarnecida de plata fina y guarnecer de toga blanca con puntas finas de hilo; se
han plateado doce reliquias; María Gorín regaló un pañuelo guarnecido con punta fina de hilo
para la mano de la misma Santa; doña María Socós Pañó, un vestido de tapicería colorada con
varias flores guarnecido con punta de plata fina para Nuestra Señora de Copacavana; un
señor, un vestido de satí de color café bordado con plata fina para la misma imagen; nuestro
Procurador general, P. Manuel de Santa Mónica, cuando llegó de Roma, regaló un cuadro de
Cristo puesto en el sepulcro; se han puesto dos cuadricos, uno de Nuestra Señora de la Loma
y otro de Nuestra Señora del Pino, con guarnición dorada; Doña Josefa Casellas, un vestido
con flores de plata para la Virgen de los enfermos; Doña Cayetana Clarós, un vestido de paño
de seda azul bordado en plata para la misma imagen»44.
Carta capitular del trienio 1800-1803. Como en las notas biográficas acerca del P. Provincial Fr. Juan de San Ramón ya se incluye lo que esta Carta trae sobre los aumentos hechos
en el citado trienio en la iglesia, sacristía y camarín, remitimos al lector a dichas notas.
No poseemos datos especiales de los años posteriores. Terminaremos copiando lo que de
los años 1799, 1800 y 1801 reseña el Libro de Estado o Lucero45: «En el año 1799 se quitaron
los rejados de las capillas de la iglesia y se comenzaron a adornarse las capillas (aunque la del
Pilar ya estaba antes hermoseada), se costeó el órgano por ciento cincuenta libras a expensas
del P. Fr. Esteban de Jesús María, o más bien de algunos devotos. Se hizo el sepulcro de
Nuestra Señora en el altar de San Antonio, y en el de 1800 se compuso el de los Dolores, poniendo en el retablo viejo que era la Virgen del Rosario, el pequeño de los Dolores, que se
trajo del Portal de Santa Madrona siendo Prior el P. Fr. Tomás de la Virgen del Carmen; en
cuyo tiempo se estrenó la Cruz de plata de que cuidó el P. Fr. Antonio de San Alejo, Sacristán; en el mismo de 1799 se hizo y estrenó el Palio mayor para la procesión del Corpus, y se
hizo también el pendón pequeño. En enero de 1801 se levantaron las gradas del altar mayor y,
de consiguiente, la mesa del altar y el sagrario hasta bajo
44
45
ACA, l. c., f. 161 v.
ACA, n. 613, Estado, f. 42.
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
115
del trono de Nuestra Señora, se compusieron las gradas. En septiembre de este mismo año se
limpió el órgano y se afinó.»
P. FR. MANUEL DE SANTA AGATODIA, LECTOR JUBILADO Y EX-PROVINCIAL.
Fue este religioso uno de los que murieron en Zaragoza a consecuencia de la epidemia
que diezmó la ciudad heroica durante el segundo asedio del francés invasor.
No hemos podido averiguar el lugar y fecha de su nacimiento ni de su toma de hábito y
profesión religiosa. Sabemos que se apellidaba en el siglo Catalá.
La primera vez que hemos encontrado su nombre es en febrero de 1758, en que aparece
como corista residiendo en el Convento de Calatayud, donde estudiaba, sin duda, teología,
pues estos estudios se cursaban en aquella casa. Luego, por las Cartas capitulares de Barcelona de los trienios 1775-1178 y 1778-1781, vemos que era conventual de esta casa, teniendo el
título de Lector Expectante46.
En el Capítulo Provincial celebrado el 7 de mayo de 1781 en el Portillo de Zaragoza fue
elegido Maestro de novicios de aquel Convento. En el Capítulo siguiente salió nombrado Definidor de Provincia. Nada sabemos de él en el trienio 1787-1790; pero al llegar al Capítulo de
este último año, vemos que se le encomienda el priorato de Barcelona.
De la Carta capitular de su trienio, 1790-1793, hemos copiado lo referente a la sacristía,
iglesia, coro y camarín de la Virgen de Copacavana en las notas biográficas del P. Sacristán
Fr. Antonio de San Alejo; añadiremos aquí lo restante, que nos dará una idea de lo hecho durante su mandato. Había en el Convento de Barcelona treinta y nueve religiosos conventuales,
es a saber, veinticinco sacerdotes, dos coristas recién profesos, nueve hermanos de obediencia
y tres novicios de coro. Se habían recibido en el trienio veintiséis mil catorce libras, diez sueldos y nueve dineros, siendo el gasto veintiséis mil doce libras, trece sueldos, de los cuales se
gastaron once mil en sacristía, coro, iglesia, camarín, obras, enfermería, etc., y lo restante, en
la manutención total de la comunidad. «En el Convento se han compuesto los tejados y los de
la iglesia y se han puesto varias puertas y ventanas en las celdas. Los cuartos de abajo se han
puesto reja y puertas con otras cosas necesarias a la cocina y refectorio. En las casas de Trenta
Claus (propiedad del Convento) se ha levantado el cuarto piso y se han puesto balcones de
hierro en lo viejo; se ha gastado de dinero libre en esta obra mil setecientas ochenta y nueve
libras. En la cocina se han hecho dos peroles pequeños y uno grande; una olla de alambre, una
grasonera, tres coladores de hierro, una espumadera y paños para la cocina. En el refectorio se
han hecho dos juegos de servilletas, paños para los servidores, una mesa y se han compuesto
otras; el suelo de los asientos y juntamente el respaldo se ha renovado. En la ropería se han
hecho tres sábanas, dos
46
ACA, n. 602, Recibo, 1773-88.
116
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
almohadas, un colchón con otras cosas que quedan anotadas en el Inventario. En la enfermería
se ha hecho un servicio de latón para los enfermos; ocho paños de rasura y una docena de
navajas y otras cosas anotadas en el Inventario. En las casas se han hecho remiendos considerables y otros de notable entidad con un gasto de trescientas libras. En la librería ha habido
aumento en todos los libros que tenía N. P. Fr. Diego de San Agustín, con otros tomos del
Selvagio y otros. La procura se ha gastado en pleitos y cosas pertenecientes cien libras. En
celebración de misas a diversas cargas, como constan de recibos y cartas, nueve mil setecientas. Se han pagado todos los males que hace este Convento, a excepción de los de pleitos, de
suerte que nada debe, antes se le debe mucho, como consta de los manuales. Benita Fábregas
fundó las Cuarenta Horas en este Convento, dotándolas en mil doscientas cuarenta libras, con
pensión de treinta y siete libras, diez sueldos, y otras, de modo que se ha aumentado la renta
anual de este Convento en trescientas veintisiete libras, cuatro sueldos, libre y de fundación.
De abastos quedan tres tocinos enteros y parte de viejo; de los demás abastos queda con exceso de lo que es costumbre, que lo es de comprarlo todo al dinero por las franquicias mensuales. En la ropería quedan cincuenta y ocho varas de cordellete blanco y negro y treinta y seis
de estameña. En la sacristía, dos arrobas de cera. En manos del Procurador, siete pesetas para
tres sombreros y un bastón, que los demás usan, en poder del P. Maestro, y éstos son para los
novicios que profesarán».
Terminado su trienio en Barcelona, en el Capítulo Provincial de 1793 fue elegido Rector
del Colegio de Zaragoza. El 27 de septiembre del año siguiente, N. P. Vicario General, Fr.
Miguel de Santo Tomás de Villanueva, le delegó para que en su nombre asistiera y votase en
el Capítulo Intermedio que la Provincia de Aragón iba a celebrar el 31 de octubre de dicho
año en el convento de la misma ciudad47. El 21 de marzo de 1797, le enviaba nuevamente su
voto Nuestro P. Vicario General para que en su nombre asistiese a la junta que tenía que celebrarse en el Convento de Zaragoza para la elección de Definidores y Discretos para el Capítulo General48.
Cuatro años estuvo al frente del Colegio de Zaragoza porque el Capítulo Provincial, en
virtud del Breve del Papa Pío VI del 18 de agosto de 1795 y de la orden del Nuncio de S. S.
en España, no se celebró en 1796, como le correspondía, sino el 16 de septiembre de 1797. En
este Capítulo, nuestro biografiado se vio elevado al supremo gobierno de la Provincia de Aragón, que tuvo hasta terminar el trienio en 30 de agosto de 1800, fecha en que se celebró el
Capítulo por disposición del señor Nuncio.
Quedóse el P. Fr. Manuel de Santa Agatodia de conventual en el Convento del Portillo de
Zaragoza, en el que ya permaneció hasta su muerte. El año 1802, en el mes de noviembre, le
vemos hacer la visita a este Convento como Visitador General, y este mismo año, el Capítulo
Intermedio Provincial de Colombia lo elige en el segundo
47
48
AG, Registro f. 191 v.
AG, l. c., f. 197.
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
117
lugar de la terna para Definidor por aquella Provincia al próximo Capítulo General.
P. FR. VALERO DE SANTA TERESA, LECTOR JUBILADO.
No debe faltar el recuerdo de este religioso entre los que murieron en la Provincia de
Aragón durante los años 1808-1817. Fue, a nuestro parecer, una de las figuras más destacadas
de su tiempo dentro de su Provincia, aunque no llegara a ocupar el supremo cargo de la misma.
Fue el lugar de su nacimiento un pueblecito de la provincia de Teruel llamado Codoñera,
habiendo recibido las aguas bautismales el 21 de junio de 1735; sus padres fueron Juan Agudet y María Cervera. Pidió el ingreso en la Descalcez Agustiniana, tomando el hábito recoleto
en el Convento del Portillo y, cumplido el año de noviciado, hizo su profesión religiosa el 29
de noviembre de 1751 en manos del Padre Prior Fr. Martín de los Dolores, Pred.49
No sabemos en qué casas cursó los estudios de filosofía y teología. Ya sacerdote, ignoramos también dónde pudo estar destinado hasta que le vemos asistir a una consulta conventual de Alagón el 25 de agosto de 1767. Firma luego en alguna consulta de todos los años
siguientes hasta 1778, excepto los de 1774, 1715 y 1776, por lo que nos parece que estuvo
destinado a algún otro convento durante estos tres años. En los tres primeros años citados
añade el título de Lector en Artes; los dos siguientes, el de Lector expectante hasta octubre de
1772, en el que pone ex-Lector en Artes50.
En el Capítulo Provincial de Filipinas, celebrado en Manila en abril de 1782, fue puesto
en el primer lugar de la terna para Discreto en nombre de la misma al Capítulo General
próximo51. En su Provincia de Aragón aparece nombrado Secretario en el Capítulo Provincial
de 1787. Y nuevamente la Provincia de Filipinas le elige en el Capítulo de 1788 para el primer lugar de la misma terna de Discreto52. En el Capítulo de su Provincia de 1790 sale electo
Prior del Convento del Portillo de Zaragoza, cargo para el que es reelegido en 1793. Entre las
consultas de su primer trienio vemos una por la que se acuerda edificar dos casas en la calle
de San Vicente53; y en el segundo, como se hallase rota la campana grande, a propuesta suya
se acordó fundirla, tratando para ello con un fundidor de oficio que a la sazón se hallaba en
Zaragoza y había fundido una campana grande para el Pilar y otra para San Gil; y asimismo,
en otra ocasión, propuso a los Padres de consulta «la necesidad que había en el Convento de
hacer un cementerio para entierro de soldados pobres, y especialmente en las circunstancias
de tener la Real Brigada de Carabineros la capilla en nuestra iglesia; y pareciéndoles bien, se
determinó abrir puerta para la huerta, por la sacristía vieja, en donde
49
AG, Lib. tercero de Prof. de Zaragoza.
AHN, n. 18550, Consultas de Alagón.
51
AM, Lib. 3º. de Becerro, f. 171.
52
AM, l. c., f. 189 v.
53
AHN, n. 18738, Consultas de Zaragoza, 431.
50
118
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
se señaló un pedazo de terreno y se bendijo con la solemnidad de ritual»54.
Por tercera vez la Provincia de Filipinas, en su Capítulo Provincial de 1794, lo puso en la
terna de Discreto para el Capítulo General de 179755. Sabemos que a este Capítulo asistió
como primer Discreto por aquella Provincia y que resultó electo Adito del Definidor General
de Aragón. Al celebrarse en septiembre de este mismo año 1797 el Capítulo de esta su Provincia, fue nombrado Definidor Provincial, cargo que dejó al ser elegido Definidor General
por Aragón en el Capítulo Intermedio General celebrado en Alcalá de Henares el 21 de junio
de 1800; en agosto de este año fue Visitador General de algunas casas de su Provincia. Al
celebrarse el Capítulo General el 28 de mayo de 1803, cesaba en el cargo, y en octubre de este
mismo año, en el Capítulo de su Provincia se le nombraba por tercera vez Prior del Portillo de
Zaragoza, cargo que solamente desempeñó dos años, pues el Capítulo Provincial siguiente,
por disposición del señor Nuncio, tuvo lugar el 18 de mayo de 1805. Terminado su mandato,
quedó residiendo en el Convento de Zaragoza, en el que se encontraba cuando atacaron la
ciudad las tropas francesas en junio de 1808, y teniendo que sufrir, por lo tanto, cuanto les
tocó padecer a los habitantes de la heroica ciudad de la Virgen del Pilar durante los dos asedios. Como las Carmelitas Descalzas del Convento zaragozano de San José quedasen en aquellas difíciles circunstancias sin religiosos de su Orden que las pudieran asistir, fue nombrado
confesor ordinario de ellas, haciéndose elogios de él en el Manuscrito que dejaron escrito las
mismas religiosas sobre lo acaecido en aquellos días de lucha, necesidades sin cuento, epidemias y muertes. Se hace constar en él que cuando los franceses consiguieron, al rendirse la
ciudad, entrar en ella, atropellaron y apalearon inicuamente al P. Valero de Santa Teresa56.
La muerte de nuestro biografiado parece tuvo lugar en el año 1810. Tenía los títulos de
Examinador Sinodal por el Arzobispado de Zaragoza y Calificador del Santo Oficio.
P. FR. TOMÁS DEL CARMEN, LECTOR JUBILADO, EX-PROVINCIAL
Y PRIOR DEL CONVENTO DE BARCELONA.
Al comunicar el Provincial de Aragón al de Filipinas, una vez devueltos los conventos de
España en 1814, los nombres de los religiosos muertos desde 1808, junto al de este religioso
escribe esta nota: «Este buen Prelado permaneció con sus religiosos, en su Convento de Barcelona, del que era Prior, a pesar de los insultos de tan perversa caterva, hasta que fue compelido a prestar juramento de obediencia al Rey intruso, y entonces pudo fugarse a Mahón, donde ha fallecido con edificación de singular aprecio de cuantos le han
54
AHN, l. c., 436, 441.
AM, Becerro cit. f. 288.
56
P. CORRO, La Orden de Agustinos Recoletos, 234.—Hicimos gestiones para poder examinar el manuscrito de
referencia, no siendo posible por haberse extraviado.
55
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
119
conocido»57. Tuvo lugar su fallecimiento, al parecer, en la segunda mitad del año 1813.
Había nacido este religioso en Rubielos, Teruel, llamándose sus padres José Martín y
María Juan. Tomó el hábito de los Descalzos Recoletos de San Agustín en el Portillo de Zaragoza el 2 de noviembre de 1763 a manos del Prior P. Fr. Miguel de San Agustín, Predicador,
el mismo que el 3 de noviembre del año siguiente recibía su profesión religiosa; fue su Maestro de novicios el P. Fr. Felipe de San Ramón58.
Terminados sus estudios —ignoramos las casas donde fueron cursados— y ordenado de
sacerdote, debió ser destinado al Convento de Barcelona, pues entre los conventuales de este
Convento figura en la Carta capitular del trienio 1769-177259, así como en la del trienio 17721775, en la que se le da el título de Predicador60. Después ya no damos con él hasta el Capítulo Provincial de 1793, en el que es nombrado Rector del Colegio de Huesca. En septiembre
del siguiente año, en el Capítulo Intermedio Provincial de Colombia se le votaba para el primer lugar de la terna para segundo Definidor al próximo Capítulo General que se celebró en
1797, y al que como tal Definidor asistió nuestro biografiado. Este mismo año, en el Capítulo
de su Provincia, que tuvo lugar en septiembre, fue elegido Prior del Convento de Barcelona.
En el tiempo de este su priorato, con fecha 3 de enero de 1800, Don Juan Alfonso del
Río, cabo del Resguardo en la Puerta de Santa Madrona, cercana al Convento de Santa Mónica, a nombre de Don Fernando Cueto, colector en dicha Puerta, y por orden del Superintendente General, entregó al Prior P. Fr. Tomás del Carmen las alhajas siguientes: veintiocho
presentallas (exvotos) de plata de varias figuras; un escapulario de Nuestra Señora de la Cinta;
siete Rosarios; tres Cristos; un cuadrito de Santa Madrona; una cortinilla de hilo de seda;
Nuestra Señora del Pilar de media caña; cuatro floreros de cristal con sus ramitos; ocho candeleros pequeños y grandes; una imagen de los Dolores de papel guarnecida con los atributos
de la Pasión, de plata; otra imagen de los Dolores de bulto con corona, de plata; una estatua de
San Juan Bautista y otra de San Carlos Borromeo de madera; dos cortinitas de indiana; dos
mayos de monumento; dos floreros de papel; dos palmatorias grandes y dos pequeñas; un
altarcillo completo de la Santa imagen con calaja y llave; varios votos de madera y muletas de
palo. Se entregaron sin condición alguna61.
En las notas biográficas del P. Sacristán Fr. Antonio de San Alejo ya hemos dado cuenta
de lo que trae el libro de Estado acerca de los años 1799 y 1800 y además lo que dice la Carta
capitular de este trienio 1797-1800 en relación con la sacristía, iglesia, coro y camarín. Añadiremos aquí lo restante de dicha Carta capitular. Según ésta,
57
AM, n. 61, Difuntos, f. 63.
AM, Lumen domus nov., f. 21.
59
ACA, n. 617, Recibo, 1761-1773, f. 266.
60
ACA, n. 602, Recibo, 1773-1788.
61
ACA, n. 613, Estado, f. 41 v.
58
120
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
había en el Convento de Barcelona cuarenta y un religiosos conventuales con dos franceses,
sin duda de los Agustinos Descalzos huidos de Francia; los sacerdotes eran treinta y uno; los
novicios, tres; seis hermanos legos y un donado. El recibo había sido de veintitrés mil cuarenta libras, diecisiete sueldos y ocho dineros, y el gasto, de veintidós mil novecientas ocho libras, un sueldo y dos dineros. «Varias obras: se ha hecho al lado de la noria un almacén; en la
iglesia se han abierto en donde estaba el noviciado viejo seis ventanas, se han puesto todas
nuevas con sus vidrios; se ha añadido un cuarto en la procura para tener lo necesario; se retejó
el convento; se ha añadido en los claustros un cuadro de N. P. S. Agustín, su coste treinta libras. Cocina, refectorio, ropería y enfermería: se han hecho dos docenas de paños para delantales del cocinero, una olla grande de hierro y estañar algunos peroles, cinco docenas de servilletas, tres colchones, dos sábanas, una toalla, y se han comprado cinco mantas; en la procura
se han hecho diecinueve cubas. En todo lo dicho y en surtidos de vidrios y otras vasijas, como
platos y escudillas para las dichas oficinas, se han gastado ciento cuarenta y tres libras, catorce sueldos y nueve dineros. Casas y convento: en remiendos de entidad y otros de no tanta se
han gastado cuatrocientas cuarenta y seis libras, tres sueldos y ocho dineros. Librería: se ha
aumentado en treinta tomos de varios folios y diversas materias útiles a los religiosos y se han
gastado en ellos cuarenta y ocho libras, diecisiete sueldos y seis dineros. Procura: se han gastado en pleitos y en cosas pertenecientes a la procura treinta y dos libras, quince sueldos. Males y deudas: se han pagado todos los males que hace este Convento, de suerte que este Convento nada debe; antes bien, le deben muchos. Fundaciones y aumentos de renta: se han
hecho varias fundaciones, entre las cuales, de un aniversario general por el Sr. Antonio Tomba; otro por Miguel Bulsegura; otro por Catalina Sayas; otro por José Pagés, y tres misas por
Isabel Sabadell; un aniversario, por Pedro Enrich; dos, para Magdalena Barthomoth, y quince
aniversarios y ochenta misas, por Salvador Barrera, Procurador causídico, y dos aniversarios,
por Juan Felíu, y otros dos, por José Aparicio. Se ha cargado a censal de dinero libre y adventicio mil seiscientas cincuenta libras, seis sueldos y ocho dineros, y un vale real de ciento cincuenta pesos, para cargar a censal que Gracia Sitfar nos ha luido, que el capital de dicho censal son doscientas treinta y tres libras, seis sueldos, ocho dineros y siete libras. Abastos: quedan en la procura tres piezas de tocino y diez cuarteras de judías y cuatro de habas. De los
demás abastos queda lo que es costumbre, que es de comprarlo todo al dinero por las franquicias mensuales»62.
El Capítulo Provincial de Filipinas de mayo de 1800 lo pone el segundo en la terna para
Discreto al Capítulo General63. Al mes siguiente, en el Capítulo Intermedio General salía
nombrado Adito de Definidor General por Aragón; y al celebrarse el 30 de agosto del mismo
año 1800 el Capítulo de su Provincia, era reelegido Prior de Barcelona. Ya estaba para terminar su trienio de Prior en 1803,
62
63
ACA, n. 625, Recibo, 1788-1834, f. 161 v.
ACA, Becerro, cit. f. 225.
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
121
cuando en el Capítulo General celebrado el 18 de mayo de este año era nombrado Definidor
General por Aragón; pero al llegar el Capítulo de su Provincia, que tuvo lugar el 15 de octubre, también del mismo año 1803, salía elegido Provincial de Aragón, cargo que solamente
ocupó dos años, pues el siguiente Capítulo celebróse en mayo de 1805. Creemos que se quedó
de conventual en el Convento de Barcelona, en el cual hizo la visita como Visitador General
en enero de 1808, y del que fue nuevamente elegido Prior en el Capítulo celebrado este mismo año, año en el que ya en el mes de febrero se habían apoderado de Barcelona los franceses, según hemos dicho al hablar del Convento de la Ciudad Condal, comenzando ya, pues,
este nuevo mandato prioral del P. Fr. Tomás de la Virgen del Carmen con las zozobras y penalidades de una ocupación extranjera, que le había de llevar, según anotamos al principio, a
tener que huir de su Convento y ciudad, para morir luego en Mahón.
H. FR. BENITO DE LA CONCEPCIÓN.
No puede faltar el recuerdo de este Hermano de obediencia, dada su ejemplar vida y el
motivo de su muerte. Leemos en su necrología64 que murió en la ciudad de Tarragona «de las
heridas que le hicieron los sablazos de las tropas napoleónicas; recibió todos los Sacramentos
y en tan grande conflicto dio al fin de su vida las pruebas más claras de su virtud cristiana, y
así entregó su espíritu al Criador. Era de edad de unos cuarenta y seis años; de oficio sastre.
Empleo, refitolero, y en todos los ministerios desempeñó religiosamente la obediencia de sus
Prelados, estimado de éstos y de todos los demás que lo trataban, tanto de dentro como de
afuera del claustro, por su buena índole y afabilidad y demás prendas apreciables. Su cuerpo
está enterrado en el cementerio extramuros de la mencionada ciudad de Tarragona». La muerte de este religioso tuvo lugar el 16 de julio de 1814, según se dice en su misma necrología.
En el libro de Difuntos de Manila65 se añade, al anotar su nombre: «Asesinado por los franceses cuando entraron en Tarragona, en cuyo Hospital residía de enfermero». En la fecha de su
muerte ya no estaban en Tarragona los franceses, que la abandonaron en agosto de 1813, después de provocar una terrible voladura, que destruyó parte de la ciudad; la habían ocupado
después de un largo asedio y luchando encarnizadamente por las calles de la misma, los últimos días de junio de 1811. Perecieron, dice Toreno, más de cuatro mil personas del vecindario, ancianos, religiosos, mujeres y hasta los más tiernos párvulos66. Si fue herido en esta ocasión, estuvo tres años sufriendo las heridas o sus consecuencias, hasta que le produjeron la
muerte.
Este religioso era natural de San Justo Desvern (Barcelona), hijo de Benito Biosca y de
Rosa Gasch. Tomó el hábito en el Convento de Santa Mónica de Barcelona, en el que hizo su
profesión religiosa el 1 de noviembre de 1798, siendo Prior el P. Fr. Tomás del Carmen,
64
ACA, n. 693, Religiosos que han muerto, f. 53 v.
AM, n. 61, Difuntos, f. 62 v.
66
CONDE DE TORENO, Historia del levantamiento. 64, 344.
65
122
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
y Maestro de novicios, el P. Fr. Antonio de Santa Mónica67. Toda su vida religiosa transcurrió
en el Convento de Barcelona.
P. FR. FRANCISCO DE SAN JOAQUÍN, SUBPRIOR DEL CONVENTO DE VALENCIA.
El día 16 de noviembre de 1815 fallecía en Valencia este religioso, que había sido elegido
Subprior del Convento de aquella ciudad en el Capítulo Provincial de 1808, el año en que
dieron comienzo las luchas contra las tropas napoleónicas. Aun antes de entrar éstas, en enero
de 1812, en Valencia, ya tuvo que arrostrar las dificultades del momento, por haberse visto
obligado a abandonar la ciudad el que era Prior, P. Fr. José de la Virgen de los Arcos, y luego
de la ocupación de la ciudad por los franceses, verse hecho prisionero de éstos y ser conducido a Francia con la mayor parte de los religiosos de su comunidad.
Había nacido en el pueblo aragonés de Piedrahita el 10 de diciembre de 1768, siendo sus
padres Rafael Ramo y Josefa Ramo. Dióle el hábito el Prior del Convento de Zaragoza, P. Fr.
Miguel de la Virgen del Niño Perdido, el 17 de julio de 1789, haciendo la profesión religiosa
el 18 de julio del año siguiente, en el que ya era Prior el P. Fr. Valero de Santa Teresa68.
Veamos ahora lo que nos dice su necrología69. «Desde los veinte años de edad, en que
vistió el santo hábito, dio testimonio nada equívoco de su docilidad a cuanto le ordenaron los
Prelados: suave en sus costumbres y afable en sus modales, se ganaba la estimación de seculares y religiosos; y celoso sobre lo regular por el bienestar del Convento, fue un perenne sobrestante para los trabajadores en la construcción del pequeño edificio que se ha levantado
para vivir unidos los religiosos en la antigua cocina y granero. Despreciaba a toda hora los
ardores del sol en lo más riguroso del verano, y todas las inclemencias del tiempo las sufría
con el mayor gusto, esperando disfrutar el placer de ver concluida la media naranja, remontado el tejado de la capilla del Santo Cristo, reparados los de las tribunas de la iglesia antigua y
habitar con sus hermanos dichas obras (véase lo que se ha dicho sobre la reconstrucción del
Convento de Valencia), cuando, sintiéndose enfermar a efectos de dichos trabajos e inclemencias, él mismo anunció un mes anticipado que no disfrutaría de la celda que había elegido, y
con efecto sucedió así, sintiendo todos los religiosos que no hubiese gustado el placer que
había ganado con tanto celo... Sobre las calidades que quedan dichas, es de mucha consideración el tino y prudencia que ejecutó en la penosa esclavitud y duros tratamientos que experimentaron los religiosos cuando, conducidos desde esta capital al castillo de Montmedi en
Francia por el genio desolador de toda la Europa, Napoleón, los obligaban cada día sus satélites en los caminos y estrechas cárceles, en que para pasar la noche los aislaban como sardinas
en banasta, a apurar hasta las heces
67
ACA, n. 720, Profesiones, 301.
AM, Lumen domus nov., f. 98.
69
AG, Difuntos de Valencia, 461.
68
LA PROVINCIA DE ARAGÓN DESDE EL AÑO 1808 AL 1817
123
del cáliz del sufrimiento. Necesitado por su oficio, como cabeza de la comunidad, acallaba tan
luego las quejas inconsideradas de unos, como imponía pronto a los resentimientos de otros
medianamente sufridos, y a todos procuraba el consuelo que permitían las circunstancias más
duras y crueles en que puede verse una comunidad confinada. El Señor premió tanta virtud,
concediéndole entera expedición de sus facultades intelectuales y físicas hasta el último momento: una devoción edificante para recibir todos los Sacramentos y una muerte apacible».
P. FR. ANTONIO DE SAN FRANCISCO JAVIER, PREDICADOR.
Y terminamos esta serie de religiosos difuntos de la Provincia de Aragón con el nombre
de este Padre, cuya necrología bien merece quede registrada en estas páginas por su ejemplaridad.
Ocurrió su fallecimiento en Barcelona, de cuya casa de Santa Mónica había sido conventual toda su vida religiosa, a excepción de los años de sus estudios, el 3 de febrero de 1816, a
la avanzada edad de casi ochenta y ocho años, pues había nacido el 14 de marzo de 1728. Fue
su pueblo natal Cascante (Navarra), y sus padres se llamaron Miguel de Ucar e Isabel Jiménez. Joven de virtud y loables costumbres en el Convento de Barcelona, como se puso de manifiesto en las informaciones para su ingreso, hizo en éste su profesión religiosa el 11 de agosto de 1749 en manos del P. Fr. José del Espíritu Santo, Presidente-Prior, siendo Maestro de
novicios el P. Fr. Jaime de Santa Eulalia70.
Sigamos ahora su nota necrológica: «Estudió filosofía y teología con aprovechamiento y
edificación de sus condiscípulos. Ordenado de sacerdote, sacó licencias de predicar y confesar, en cuyo ministerio, y singularmente en el de la Penitencia, dio pruebas de su acreditada
prudencia. Fue muchos años coadjutor del párroco su tío en Villanueva de Sitges. Después de
retirado al convento hasta que murió dio siempre señales inequívocas de las grandes virtudes
que al lado de su tío había aprendido y practicado. Era exactísimo en el cumplimiento de sus
obligaciones, puntualísimo, circunspecto y modesto en el coro. Sentía mucho cualquier falta
que en él se hiciese y tenía grande gozo en que se cumpliese bien en el coro y en altar. Su
obediencia con los Prelados fue ciega; su humildad, profunda; su abstinencia, grande, por
manera que aun en una edad muy avanzada no dejaba por alto ningún ayuno de la Iglesia; su
paciencia edificante, su conformidad con la voluntad de Dios admirable, su pobreza y demás
virtudes propias de un religioso descalzo de N. P. S. Agustín. Recibió todos los Sacramentos,
y el de la Penitencia muchas veces en su larga y penosa enfermedad, achaques y peso de años;
y no es mucho, pues siendo sano, lo frequentaba dos veces cada semana con edificación de
todos sus hermanos. Por último, acostumbrado a tan acendradas virtudes y en la práctica de
ellas, acabó sus días y entregó su espíritu al Criador»71.
70
71
ACA, n. 652, Informaciones, 13; y n. 720, Profesiones, 121.
ACA, n. 693, Religiosos que han muerto, f. 59 v.
CAPÍTULO IV
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
ARTÍCULO PRIMERO
Su nacimiento y primeros años. –Su conducta ejemplarísima como novicio, corista,
sacerdote, y apóstol. –Devotísimo de la Virgen. –Resumen
Aunque en el tomo IX de estas Crónicas ya se hace una extensa biografía del célebre Padre Consolación, su destacadísima figura bien merece, como insinuamos en otro lugar, que
nos volvamos a ocupar de él. Además, podremos hacer así alguna adición o aclaración a lo ya
escrito sobre él.
Nos serviremos para ello principalmente de la comunicación que, con el título de El Padre Consolación, héroe de Zaragoza, mártir de la Patria y santo, presentamos y leímos en el
II Congreso Histórico Internacional de la Guerra de la Independencia y su época, celebrado en
Zaragoza en marzo-abril de 19591.
1
Las principales fuentes para el estudio de la figura de este preclaro recoleto son: Los huesos visitados y que
profetizan después de la muerte, oración fúnebre pronunciada por el P. Faustino GARROVEREA, como puede verse en la bibliografía del presente tomo, y los documentos, escritos en 1816, que fueron encontrados
en noviembre de 1908, juntamente con dos costillas y un trozo de correa del P. Consolación, en el fondo do
un arca que había pertenecido al P. Fr. Gabino Sánchez de la Concepción. Estos documentos, publicados
luego en el Boletín de la Provincia de San Nicolás, son los siguientes: Carta de D. Ramón Cadena, Racionero Penitenciario del Pilar, en el Boletín citado, año 1912, p. 589; Id. del P. Esteban de San Antonio de
Padua, en id., p. 597; Id. de D. José Clemente Pascual, cura de Berdúm, en id., p. 599; Id. del P. Pedro de
San Juan y San Pablo, en id., 1913, p. 620; Id. de D. Agustín Cosín, Pbro., en id., p. 623; Id. de D. Joaquín
Llamas, Pbro., en id., p. 655; Id. de D. Nicolás García, cura de S. Lorenzo, en id., p. 657; Id. de D. Manuel
García, regente de Villafeliche, en id., p. 658; Id. de D. José Toribio Ruiz, en id., p. 676; Id. del P. José de
San Nicolás, en id., 678; Id. de D. Mariano Escorihuela, cura de La Joyosa, en id., p. 682; Notificación al P.
Provincial de la invención del cadáver y el Expediente que se verificó para su identificación con documentos de entrega del mismo; en id., pp. 704, 730, 746, 762 y, 1914, pp. 22, 54, 70 y 157.—De estos documentos se sirvió el historiador recoleto P. Pedro CORRO para escribir la interesante Vida y Apología del Ven.
Padre Fr. José Ibáñez de la Consolación.—Una vez reseñados los documentos en esta nota con el lugar y
páginas de su publicación, omitiremos estos detalles cuando citemos el testimonio de sus autores.
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
125
Vino al mundo en el pueblo zaragozano de Villafeliche, siendo bautizado el 2 de septiembre del año 1769; era el tercero de los ocho hijos que tuvieron los cristianos y honrados
esposos Roque Ibáñez y Francisca García2.
Mostróse desde su niñez muy formal, dócil, amigo de la asistencia a la iglesia y a la escuela, nada aficionado a los juegos, tomando parte solamente en inocentes diversiones. Al
llegar a la pubertad, sus padres, no pudiendo darle carrera de estudios por su pobreza, lograron fuera admitido en la fábrica de pólvora que había en su pueblo natal, pero el administrador de la misma, advirtiendo las bellas cualidades del joven, se lo llevó a su casa en calidad de
criado, y José manifestóse tan servicial y obediente, que llegó a granjearse el aprecio de sus
amos, los cuales, cuando llegaron a conocer sus deseos de ser religioso, ellos mismos le buscaron un sacerdote que le enseñara lengua latina. A los dos años de estudio intentó ingresar en
los Carmelitas descalzos, fracasando en su propósito. San Agustín lo quería para él, pues
habiendo pedido su admisión en la Descalcez Agustiniana, le fue concedido por el entonces
Provincial de Aragón, P. Fray Antonio de Santa Eulalia.
Y así, el 1 de junio de 1788, entre cinco y seis de la mañana, recibía el hábito recoleto en
el coro del Convento del Portillo de Zaragoza de manos del P. Subprior, P. Fr. Juan de Santa
Teresa3.
En el noviciado, Fray José de la Consolación, «que —como dice el P. Garroverea— se
halla en el colmo de sus delicias, porque se halla en la casa de su Dios», dedicóse con particular esmero al estudio y observancia de las leyes de la Orden, de las ceremonias y de las obligaciones todas del estado religioso. Fue muy dado a la oración y a la lectura espiritual, muy
amante del retiro y del silencio, y enemigo de la ociosidad y de la pérdida de tiempo en conversaciones inútiles. Fue, en una palabra, tan ejemplar, que, siendo novicio como los demás,
les servía de maestro, como asegura uno de sus mismos compañeros. Tuvo por Maestro de
novicios al P. Fr. José del Angel Custodio, «conocido por su rigor».
Transcurrido el año de noviciado, el día 2 de junio de 1789, también entre cinco y seis de
la mañana, hizo la profesión religiosa en manos del P. Subprior Fr. Juan de Santa Teresa4.
Pasó luego al Convento
de Borja para el año de reclusorio, después volvió a Zaragoza a estudiar filosofía en el Colegio de Agustinicos y, finalmente, fue al de Calatayud para los cursos de teología.
2
El P. Corro en su obra citada trae la partida de bautismo, escrita al folio 332 del correspondiente libro parroquial, que dice así: «En dos días de Septiembre del año 1769 bautizó solemnemente el infrascrito Regente
de la Cura de Almas de esta villa a un hijo de Roque Ibáñez y Francisca García, cónyuges y parroquianos
de esta Iglesia: se llamó José Antonio, único de estos nombres; fué su madrina Ana María Higueras, su
abuela paterna; le advertí el parentesco espiritual que contrajo con el bautizado y sus padres, y la obligación de enseñarle la doctrina cristiana. Y por la verdad hice el presente. Mosén Manuel García, Regente».
3
AM, Lumen domus nov., f. 92 v. El Prior del convento era el P. Fr. Miguel de la Virgen del Niño Perdido, L. J.,
quien estaría enfermo o ausente. En las Crónicas, 9, 143, y en la obra citada del P. Corro, p. 17, se dice
erróneamente que fue este P. Prior quien actuó en la vestición del hábito, sin duda por no haber tenido en
sus manos ni el P. Gregorio Ochoa ni el P. Pedro Corro dicho Lumen.
4
En el Lumen domus nov., se anotan las tres votaciones del capítulo conventual sobre la vida y costumbres del
novicio Fr. José de la Consolación durante su noviciado, siendo aprobado, como es natural, en ellas; tuvieron lugar el 12 de febrero, 16 de abril y 14 de mayo de 1789. A continuación hay una nota que dice: «Profesó entre cinco y seis de la mañana». Añadiremos aquí que en el Libro tercero de Profesiones del Convento de Zaragoza (AG) aparece arrancada la hoja anterior a la que trae la profesión de Fr. Antonio de la Concepción. Este novicio, según el Lumen citado, f. 93, había tomado el hábito el mismo día que el P. Consolación, esto es el 1 de junio de 1788, figurando la anotación de la vestición de nuestro biografiado antes que
la de aquel; por tanto puede afirmarse que en la hoja que falta, estaba el acta de la profesión de P. Consolación, quien debió profesar, pues, el mismo día que dicho Fr. Antonio, es decir, el 2 de junio de año 1789,
siendo recibida, como la de éste, por el Subprior P. Fr. Juan de Santa Teresa.
126
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Durante todo este tiempo continuó observando una vida ejemplarísima. Era asiduo lector
de la Biblia, de las obras de los místicos españoles, principalmente de San Juan de la Cruz y
de Santa Teresa de Jesús. Siempre afable, dulce y caritativo, jamás se negaba a quien acudiera
a él, y no se le veía en altercados ni menos en murmuraciones. Guardaba estrictamente la pobreza y los ayunos de la Orden y de la Iglesia; muy dado a la mortificación, iba ceñido de
cilicio y en el pecho llevaba una bolita que, como afirma un condiscípulo, le servía de mucha
incomodidad. Según este mismo testigo, por la noche descansaba pocas horas, pues casi toda
ella la pasaba en el coro en oración, o en afligir sus carnes con disciplinas, o en estudiar, supliendo, a fuerza de multiplicar horas de estudio, la cortedad de su memoria; con esta aplicación llegó a desempeñar, a satisfacción de sus maestros, todos los ejercicios literarios y conclusiones públicas. Otro de sus condiscípulos nos dice que, si bien era de menos memoria que
la mayor parte de ellos, en la inteligencia de las materias y en el argumento a ninguno era
inferior, y, como atestigua el P. Garroverea, les pasmaba a las veces el oírle hablar de puntos
intrincados de teología, proponiendo y explicando dificultades con una claridad y concisión
«que no parecía natural».
Terminados los estudios, ya ordenado de sacerdote, es el Convento del Portillo de Zaragoza el lugar de su destino. Fue a mediados de 1796.
Muchas páginas necesitaríamos llenar si nos propusiéramos seguir paso a paso al P. José,
«el hambriento de toda santidad y justicia, el mortificado, el penitente, el infatigable y humilde de corazón, el varón de Dios y novísimo apóstol, el amante de pecadores y amado de arrepentidos, el diligentísimo venator animarum», como escribe el notable recoleto P. Castro5;
pero esto alargaría demasiado nuestro trabajo, aunque el P. Consolación todo ello y muchos
más se merece. Nos limitaremos, en este aspecto de su vida religiosa y sacerdotal, a copiar el
testimonio de algunos testigos, terminando con la anotación de varios títulos de los sumarios
de algunos capítulos de la interesante biografía del P. Corro, que servirán como resumen de
algunas de sus actuaciones.
«Digo y afirmo en fe de sacerdote —escribía el Sr. Cadena, Racionero y Penitenciario del
Pilar— que el P. Consolación, varón apostólico, era infatigable en la exhortación, predicación, continuo confesonario
5
P. CASTRO, Sagrada Misión, (60), XII.
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
127
en los ratos que le quedaban después que salía de administrar los santos Sacramentos a los
enfermos, la santa Unción a los moribundos y después auxiliarlos, y si los veía necesitados de
lo necesario a la vida, si tenía en su bolsillo, los socorría, y si no, buscaba de los caritativos. Y
como su opinión era tan grande, luego encontraba lo que buscaba para sacar al desvalido de la
urgente necesidad».
«El confesonario, el púlpito, los hospitales, los hospicios, las cárceles, las casas de los enfermos, los lugares de necesidad, eran los campos de sus batallas y conquistas», nos dirá el P.
Garroverea.
«Tuvo comunicación con el P. Diego de Cádiz —atestiguará su compañero, el P. Fr. José
de San Nicolás—. Con él consultaba alguna de las dificultades que tenía, ya en cuanto al llamamiento con el que el Señor le llamaba al ejercicio de la predicación, ya en otros puntos
concernientes a su persona; y no se dedicó al púlpito y confesonario sino por consejo y aprobación del P. Cádiz, y algunas cosas que, atendido a su modo de pensar, a varios no les parecía bien, las hacía con dictamen del mismo».
«La fuerza de sus palabras era tal —continúa el mismo religioso—, que muchos pecadores en conversaciones privadas se postraban a sus pies hechos un mar de lágrimas. Tenía particular don para quitar enemistades y poner paz entre los casados. Jamás se le vio tardo ni
perezoso para acudir al bien espiritual de sus prójimos. Aun en medio de sus enfermedades,
que padeció algunas, no omitía el consolar a los afligidos, llegando hasta levantarse de la cama para ejercitarse en obras de caridad. Creía tiempo perdido el que no se gastaba o con Dios
o con los prójimos».
«Los instrumentos de sus penitencias —dice también el mismo testigo— eran la disciplina, el cilicio de hierro, un escapulario tejido de cerda y una corona de espinas. Estos los vi. El
tiempo que dormía no puedo decirlo, sólo sí que, habiendo ocupado la mayor parte del día en
ejercicios de caridad, se veía precisado a trabajar por la noche. E infiero con bastante fundamento que la mayor parte de la noche la pasaba leyendo u orando».
Pero su labor apostólica, misionera, no se circunscribió tan sólo a Zaragoza, se desbordó
por otros pueblos de Aragón y aun por algunos de Navarra. Oigamos al Cura de la parroquia
de Berdún, en la región de Jaca: «En mi buena creencia, es uno de los santos de la gloria, escogido por la mano de Dios para hacer misiones y adornado de las virtudes necesarias para
tan alto ministerio, porque de otra suerte no hay fuerzas en lo humano para seguir con tanto
celo unas tareas tan penosas como sufrir por la salud de las almas, siempre alegre, siempre
contento, sin turbación alguna en su buen humor, aun después de las molestias de su ministerio».
Y luego —extractando nosotros lo que dicho sacerdote escribe— continúa: «A últimos de
noviembre de 1805 llegó a esta villa, no a satisfacción de todo el vecindario. Pero lo mismo
fue abrir su boca, llamando a los pecadores al hacer su entrada por las calles, que ganarse el
corazón de todos. A los tres días no cabían ya las gentes en la iglesia; se echó un nevazo de
los mayores, pero a pesar de esto se veían los caminos llenos de procesiones de gentes, que
movían a compasión,
128
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
por una parte, y por otra, a regocijo y consuelo por el que ellos tenían en venir a oír al P. Consolación, repitiéndose las mismas procesiones todos los días y con la misma incomodidad. A
las cinco de la mañana se iba a la iglesia con su compañero; decían misa y se sentaban en el
confesonario hasta las doce y media o la una, sentándose después de comer otra vez hasta la
hora de subir al púlpito; todos estaban escuchándole con tanto gusto y consuelo, que a nadie
fatigaba un sermón de dos horas de reloj. Eran ya las doce de la noche cuando se acostaban, y
estaba yo tan persuadido de su celo, que si a aquella hora lo hubieran llamado para confesar a
algún moribundo y lo hubieran llamado a las dos, a las tres y cuatro de la mañana, no hubiera
desplegado sus labios ni hubiese interrumpido sus tareas de misión, púlpito y confesonario. A
la despedida era una confusión de lamentos y sollozos de las gentes, pues todos querían irse
con el P. Consolación. Convirtió a muchos a verdadera penitencia».
Fue el P. Consolación devotísimo de la Santísima Virgen. «Su lengua y su corazón —nos
dice el P. Garroverea— se inflamaron mientras vivió al solo nombre de María y no cesó de
extender su devoción y culto».
Un connovicio suyo escribe: «Su devoción al Padre S. Agustín y Santos de la Orden, especialmente a su Madre (así la llamaba comúnmente) la Virgen de la Consolación era extraordinaria y algunas veces nos hacía reír a los condiscípulos, pues no encontraba estampa de la
Virgen o de algún Obispo Santo que no la hiciese un Padre San Agustín o una Virgen de la
Consolación, añadiendo los distintivos que los caractericen tales y poniendo con letras P. S.
Agustín o Virgen de la Correa. Esta devoción bien la patentizó después en el Colegio y en las
Misiones».
Llegó a tener tanta confianza en Nuestra Señora de la Consolación —atestigua un sacerdote amigo suyo— que decía que jamás había temido ni temía tener ningún encuentro en varios lances que había tenido o se había metido, que a la humana prudencia parecían temeridades. Y otro sacerdote también íntimo suyo nos refiere que «de resultas de un contratiempo que
padeció en su alma, le prometió a Nuestra Señora de la Consolación erigirle un altar a sus
expensas y devoción, lo que verificó primeramente haciéndole un pequeño altar en el Colegio,
a un lado del coro con una Nuestra Señora de piedra blanca, con un San Agustín y Santa Mónica, y últimamente en la iglesia».
Y como afirma el mismo P. Garroverea, llegó a sanar algunos enfermos aplicando su
hábito o su correa, o alguna estampa de María Santísima de la Consolación o de su Padre San
Agustín. Y haciéndoles hablar dicho P. Garroverea a los pueblos por el P. Consolación visitados con su labor evangélica, les hace decir: «Dura entre nosotros y durará su memoria en los
Rosarios que instituyó y conservamos; en las prácticas de devoción que nos aconsejaba y no
hemos interrumpido; en la devoción a María Santísima que tanto nos recomendó y no hemos
olvidado».
A propósito de lo anterior, bien estará añadir aquí que, según el Padre Pedro Fabo, se
conserva o conservaba en la iglesia parroquial
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
129
de Sos, uno de los pueblos aragoneses misionados por el P. Consolación, un cuadro al óleo,
obra de principios del siglo XIX, de Nuestra Señora de la Consolación, primer vestigio del
apostolado mariano de nuestro biografiado en aquella villa. También se conservaba, dice
nuestro antiguo cronista, en aquella parroquia, y hoy posee como reliquia del P. Consolación
nuestro Convento del mismo Sos, una estampa litográfica de la Virgen de la Correa, en la que
resalta la Virgen rodeada de varias figuras de hombres y mujeres en actitud de hacer penitencia y orando, de cuyas bocas salen textos bíblicos muy expresivos; al pie se lee: «María Santísima Madre de Consolación Patrona de las Misiones de los Agustinos Descalzos de esta Provincia de Aragón. Varios señores Arzobispos y Obispos conceden mil doscientos días de Indulgencia rezando una Salve o Ave María delante de esta Santa Imagen, rezando el Rosario,
cuarenta en cada Ave María y cuarenta en cada verso de la Letanía, teniendo la Bula de la
Santa Cruzada». Grabada en Zaragoza el año 1804, sin duda la repartiría el P. Consolación
por los pueblos que misionaba. Entre los habitantes de Sos todavía se encontraban algunos no
ha muchos años que recordaban como herencia de sus antepasados el estribillo de la novena
de la Virgen de la Correa, cuya práctica introdujo en los pueblos del Alto Aragón, y que dice
así: Virgen, de Consolación - lógranos la salvación»6.
Pero resumamos ya, indicando algunos de los enunciados del Padre Corro: Tuvo profundos conocimientos de ascética y mística. Entre las muchas y admirables conversiones que
hizo, se cuentan las de tres soldados escandalosos que luego entraron en Religión, la del eminente sabio y patriota D. Ignacio Jordá de Asso y la del jornalero Gabriel, a quien se le apareció el demonio aconsejándole que no obedeciera al Padre. Fue varón de oración continua.
Tuvo ciencia infusa. Fue consultado en casos difíciles por el Santo Oficio. Hubo hechos suyos
tenidos por milagrosos. Poseyó, al parecer, discreción de espíritus. También espíritu de profecía. Sufrió contradicciones de propios y extraños. Y tribulaciones interiores.
Basta lo dicho o indicado para formarse uno la idea de lo que fue en realidad el P. Consolación en esta etapa de su vida, o mejor en el aspecto como religioso, sacerdote, misionero y
apóstol. Totum Dei, totum proximi, todo de Dios, todo del prójimo. Como el Apóstol, se hizo
también él todo de todos para salvarlos a todos (I Cor., 9, 22).
Bien podemos preguntar ahora nosotros con el P. Garroverea: «Y, ¿extrañaréis, a vista de
esto, formase el consuelo de un pueblo que veía en él un Padre amante y pródigo de sí mismo
por el bien de sus hijos? ¿Extrañaréis el ascendiente que tenía con toda la ciudad?»
«No —contestaremos con el mismo orador sagrado—; ello se debía a sus interesantes
servicios, y no era más todo esto que un tributo de gratitud a un bienhechor tan singular, pero
un tributo que obligaba al P. Fr. José a redoblar sus cuidados paternales a favor de los zaragozanos».
Y luego exclama el P. Garroverea: «¡Zaragoza! ¡Y qué época se
6
P. FABO, El Padre Consolación, art. BSN, a. 1914, 111.
130
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
presenta ahora a mi imaginación! La época de tus glorias y de tus desdichas, la época del
honor y del infortunio, la época del poder de las tinieblas y los momentos de los justos, el día
de la tribulación y los días grandes de nuestro Fr. José. Porque, ¿cómo en tu noche no había
de resplandecer su luz? Y, ¿cómo en los días de tus trabajos no había de ser tu ángel Fr. José?
Y, ¿cómo cuando eras grande y más grande que el resto de las ciudades del mundo, no había
Fray José de excederse a sí mismo?»
ARTÍCULO SEGUNDO
Actuación destacada del P. Consolación durante los Sitios de Zaragoza
en la guerra de la Independencia
Después de las breves referencias hechas al P. Consolación niño, joven, novicio y corista,
y con alguna mayor extensión a su vida sacerdotal y apostólica, vamos a exponer ahora algunos detalles de su actuación durante la épica lucha de la ciudad de Zaragoza en los dos asedios que le pusieron las tropas napoleónicas en la llamada guerra de la Independencia.
Como hace constar el P. Corro, no existen noticias muy circunstanciadas acerca de los
hechos del P. Consolación en aquella heroica epopeya zaragozana, pero con los testimonios
que vamos a transcribir creemos quedará suficientemente dibujada la actuación decisiva «del
insigne varón, del santo religioso, del humilde fraile que, sin haber empuñado nunca las armas, que sepamos, ni haber sido jefe de ninguna cuadrilla de combatientes, con razón puede
ser considerado como héroe y padre espiritual de héroes», según se expresa el escritor Norberto Torcal7.
El P. Garroverea habla así en su Oración fúnebre: «El forma el descanso, en aquella época, de los que gobiernan la ciudad y un pueblo fiel a todas luces, y que por serlo tanto teme a
las veces donde no hay que temer, descansa en la confianza de quien no es capaz de engañarlo
y de quien sabe que no tiene otro interés que su Dios, su Rey, su Religión, su Patria. Se levanta con gloria la ciudad, y al P. Fray José se le avisa por el Gobierno para que cuide de su tranquilidad; se ofrece cualquier asunto que, por fines particulares o por manejos de la intriga o
por falta de experiencia, pudiera perjudicar la causa común, es llamado Fr. José para que esté
a la vista y su presencia todo lo compone; se acerca el enemigo, sitia la ciudad y Fr. José destierra cuantas impresiones pudieran causar tales acontecimientos, siendo el consuelo de los
heridos en los hospitales, la alegría de los melancólicos y pusilánimes, el alma de los fuertes
guerreros que, sin más trincheras que sus pechos o, cuando más, unas débiles tapias, hacen
frente al enemigo, sin temerle, porque este Macabeo los enciende con sus patéticas exhortaciones. Huye vergonzosamente el enemigo, y el P. Consolación prosigue la obra que comenzó
y es él todo de todos. Vuelve el enemigo... ¡Ah, Zaragoza, Zaragoza! Si en esta ocasión pudieras
7
TORCAL, Historia popular de los Sitios de Zaragoza, 62.
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
131
haber sido defendida, la diestra de Fr. José te hubiera defendido... ¿Qué no hizo el P. Fr. José
en aquellos días de tribulación y de lamento? Conforta al que decae, da nuevos bríos al valiente, confiesa al moribundo y recoge los últimos suspiros del que ha terminado su carrera en
defensa de la patria. En tan crítica situación no se desmiente a sí mismo, y yo no avanzara
proposición si dijera que muchos fueron valientes porque lo fue el P. José que les dio ánimo.
Intrépido, camina de aquí para allá y con la autoridad que se ha granjeado sobre el fiel paisano, le manda y éste obedece. Fiel a sus deberes, no entiende de capitular con la iniquidad, así
que éste es su voto cuando en los últimos días de nuestros apuros es nombrado vocal de la
Junta gubernativa por la confianza que en él tenía el pueblo».
Y en la nota biográfica que sigue a la Oración fúnebre se dice: «Cuando el año 1808 se
levantó gloriosamente Zaragoza, no fue el Padre José quien menos contribuyó a sus heroicos
esfuerzos. Como su celo por todos le había hecho acreedor al amor de todos, era forzoso cargase sobre él el peso de los lances más críticos. Así es que los que gobernaban la ciudad, le
buscaban en los apuros para que con su ascendiente sobre el pueblo hiciese conocer sus verdaderos intereses, lo que logró tanto en la elección del Capitán General del Reino como cuando fue llamado para que persuadiese a los vecinos quitasen del Mercado los cañones que
habían puesto. Era interminable la historia y pasaría de resumen si se hubiera de decir lo que
el P. Consolación hizo en los dos Sitios de esta heroica ciudad; con decir que en esta ocasión
se excedió a sí mismo está ya dicho todo, y con añadir que para el pueblo de héroes el P. José
siempre fue el P. José, no hay ya qué añadir a su elogio. Ello es que el haberlo sido movió
ciertamente a que se le nombrase Vocal de la Junta gubernativa en los últimos días de sus
apuros».
Vemos, pues, que intervino activa y eficazmente en la elección de Palafox para Capitán
General de Aragón. Uno de los biógrafos del Padre Consolación nos lo describirá de este modo: «En trance de ir abriendo zanjas en las calles y de fortificar cada cual su propia casa, estaban los habitantes todos de Zaragoza, cuando se tuvo noticia de que el hijo menor de los Marqueses de Lazán, D. José Palafox y Melci, Brigadier de los ejércitos nacionales, burlando la
vigilancia de las autoridades, había huido de Bayona y se encontraba en la torre de la Alfambra, poco distante de Zaragoza, y sin perder un momento habló el P. Consolación con los labradores Mariano Cerezo de la parroquia de San Pablo, Zamoray de la parroquia baja, Grasa
de la de San Miguel, Forces de las tenerías y Jorge Ibort, más conocido por el Tío Jorge, del
Arrabal, que eran como los jefes natos, por su prestigio y lealtad, de aquel movimiento, para
que sin ningún género de vacilación le aclamasen por su General, sin reparar siquiera que era
tan sólo Brigadier. Satisfechos todos con tal indicación, fue el Tío Jorge con algunos otros a
traerle, aclamándole luego todos por Capitán General de Aragón»8.
Tuvo después el P. Consolación gran influencia con el glorioso general, convirtiéndose
en uno de sus principales consejeros. En Alcaide
8
P. MAYANDÍA, Un Héroe de los Sitios de Zaragoza, 65.
132
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Ibieca, uno de los historiadores de los Sitios, se lee que el teniente coronel Caballero dice en
su obrita, Defensa de Zaragoza, «que las personas que tenían más influjo con Palafox eran el
P. Basilio, su compañero Butrón, su secretario el coronel Cañedo, el presbítero Sas, el cura de
San Gil, el tío Martín, el botillero Jimeno, el P. Consolación, agustino descalzo, y el tío Jorge,
que siempre estaba en su palacio»9. Hasta se le atribuye colaboración en las proclamas de
Pálafox. El traductor de las Memorias del militar francés Lejeune, refiriéndose a las proclamas del heroico general, escribe en una nota: «Y nada importa que la forma fuese del P. Boggiero, Padre Consolación, si el fondo, si el espíritu de estos documentos oficiales es precisamente el mismo que tienen las cartas y papeles familiares de Palafox»10. Y el anotador de la
obra de otro militar francés, del Barón de Rogniat, dice: «La proclama a que Rogniat alude
fue uno de aquellos notables documentos que con tanta fecundidad producía la pluma de Palafox unas veces, y otras, la de los PP. Boggiero y Consolación o la muy castiza de Asso»11.
Relacionada con los PP. Basilio Boggiero y Consolación y el general Palafox, nos proporcionó una interesante noticia el escolapio Padre Angel Pastor, autor de una biografía de su
hermano de hábito el P. Basilio Boggiero, maestro que había sido de Palafox y luego su fiel,
constante e íntimo consejero. Y es ésta: los dos, el P. Boggiero y el P. Consolación, acompañaban y cuidaban a Palafox cuando yacía moribundo en su casa de la calle de Predicadores los
días de la capitulación de Zaragoza; pues consta que, cuando en la noche del 24 de febrero de
1809 se presentó en la citada casa un piquete de granaderos franceses preguntando por el P.
Boggiero, al saber éste quiénes eran los que le buscaban, despidióse mansamente del P. Consolación, que con él se encontraba junto al lecho del general, diciéndole: «P. José, ésta es mi
hora». Estas fueron las últimas palabras del P. Boggiero antes de su muerte a manos de los
enemigos, sin tener en cuenta las que pudieran cruzarse con sus asesinos.
Hemos visto antes que el P. Garroverea cita también la intervención del P. Consolación
en el caso de la retirada de los cañones del Mercado. Sucedió esto en la mañana del memorable día 15 de junio, en que atacaron por primera vez las tropas invasoras a la ciudad. «Algunos ciudadanos —refiere Alcaide Ibieca— propusieron que los cañones estaban mal distribuidos en el Mercado, plaza del Pilar y otros parajes, y se acordó que varios religiosos, eclesiásticos y regidores hiciesen conocer al paisanaje debían llevarlos a otros puntos. Insinuada la
especie, condujeron los tres que había en el Mercado a la puerta del Carmen, y los de la plaza
del Pilar, a la del Sol»12. Dado el ascendiente de que gozaba el P. Consolación, era natural
que, como indica el P. Garroverea, fuera uno de los designados.
Intervino igualmente el P. Consolación, como se deduce del historiador Arteche, cuando,
al dirigirse por segunda vez a Zaragoza el
9
ALCAIDE IBIECA, Historia de dos Sitos de Zaragoza, 2, 345.
BARÓN DE LEJEUME, Los Sitios de Zaragoza, 217.
11
BARÓN DE ROGNIAT, Relación de los Sitios de Zaragoza, 240.
12
ALCAIDE IBIECA, Ob. cit., 1, 59.
10
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
133
ejército francés, se acordó sacar de la ciudad a los ciudadanos de esta nacionalidad que estaban recluidos en el castillo de la Aljafería. Temiéndose algún exceso de parte de algunos elementos del pueblo, pues ya se había producido algún conato, ordenó Palafox su traslado, publicando el 24 de noviembre de 1808 una proclama en la que explicaba los motivos, manifestando su confianza en que los valientes e invictos zaragozanos, despreciando los ardides del
enemigo y de las gentes viles pagadas por éste para instigarles al asesinato, no mancharían su
reputación con bajos procederes, pues los zaragozanos sabían matar franceses en el campo del
honor, pero no desarmados, afirmaba el general. Salió de Zaragoza la expedición al amanecer
del 27 de dicho mes de noviembre. «Condujo a los franceses y sus familias a Tortosa —dice
Arteche— el brigadier D. Antonio Torres, asistido de un Padre Agustino Descalzo, elemento
necesario entonces para toda ocasión de orden, y el capitán D. Mariano Cerezo con sus dos
compañías de la parroquia de San Pablo»13. No hay duda alguna de que se refiere al P. Consolación.
Nos dice el P. Mayandía que fue el P. Consolación quien persuadió a los encargados de la
defensa de la ciudad que era de urgente necesidad la ocupación militar del Convento del Portillo, su residencia entonces, situado, como ya se dijo en otro lugar, en un puesto tan estratégico, extramuros de la ciudad y muy cerca de la puerta del mismo nombre y del castillo de la
Aljafería. Y asimismo le atribuye la iniciativa del juramento que el 26 de junio hicieron las
tropas españolas ante el estandarte de la Virgen del Pilar de defender hasta morir la Religión y
la Patria14.
Cuando Palafox, atacado por la peste que había invadido la heroica ciudad, y en peligro
de muerte, nombró en la noche del 18 de febrero de 1809 una Junta Suprema de Gobierno en
la que resignó su autoridad y sus poderes, fue el P. Consolación una de las treinta y cuatro
personas que la formaron, «supervivientes de aquellos héroes a quienes principalmente se
debía la gloriosa defensa», como escribe Pano y Ruata15. Y uno de los íntimos del P. Consolación, don Ramón Cadena, escribe así sobre este punto: «Por la aceptación que tenía el P.
Consolación de las gentes, especialmente de los labradores y artesanos en esta capital, y por si
acaeciera algún desorden, este Padre pudiera contener cualquier exceso con su eficaz exhortación, lo eligieron para uno de los Vocales de la Junta gubernativa instalada estando en los
mayores apuros del asedio último; fue público que la elección y suerte que le cupo le fue de
total sentimiento, porque aborrecía todo lo que podía sonar a honor mundano. Las circunstancias tan críticas le obligaron a aceptar con las eficaces razones de los del Congreso cuando fue
llamado».
Y llegado el triste momento de tener que dar la Junta su fallo sobre la capitulación de la
ciudad, de los ocho Vocales que juntamente con su Presidente, D. Pedro M. Ric, votaron a
favor de continuar la resistencia, uno de ellos fue el P. Consolación, quien, como atestiguan
13
GÓMEZ DE ARTECHE, Historia de la Guerra de la Independencia, 4, 303.
P. MAYANDÍA, Ob. cit., 71, 72.
15
PANO Y RUATA, La Condesa de Bureta, 186.
14
134
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Alcaide Ibieca y Arteche, se hacía eco en la reunión de la frase dicha por Palafox, y que el
pueblo seguía repitiendo a las puertas del mismo lugar donde la Junta se encontraba en sesión:
«Debemos resistir hasta derramar la última gota de sangre»16. El sacerdote don Nicolás García, Vocal también de la Junta, escribe que el Padre Consolación, «en la discusión sobre si se
debía o no capitular, siempre fue de dictamen que no». Y el P. Garroverea proclamará, como
ya hemos recordado, que el P. Fr. José, «fiel a sus deberes, no habla más que de guerra al
enemigo. No entiende de capitular con la iniquidad»17.
ARTÍCULO TERCERO
Después de la capitulación de Zaragoza sigue formando parte de la Junta Gubernativa.
–El asunto de la rendición de Jaca. –El fiel patriota ¡calumniado!
¡Zaragoza se ha visto obligada a capitular! El corazón del Padre Consolación, ha escrito
uno de sus íntimos, se vio envuelto de un grande luto.
Pano y Ruata escribe: «Dice Ric en uno de sus escritos que solían los franceses respetar
al principio los gobiernos que hallaban constituidos en las poblaciones; y de ellos se servían
hasta que los malvados y malos patriotas se les acercaban y servían de instrumentos viles de
sus infamias. Así fue como el General Laval, gobernador de la Plaza, dispuso el día 22 que la
Junta continuase tal como estaba constituida»18. No hubo, pues, nueva Junta Gubernativa,
como dicen los PP. Corro y Ochoa19, sino que siguió la anterior y, por lo mismo, el P. Consolación continuó formando parte de ella.
16
ALCAIDE IBIECA, Ob. cit., 2, 214; ARTECHE, Ob. cit., 4, 495.
Es de suponer que el P. Consolación estaría bien informado de lo sucedido en Francia durante la revolución
francesa y de las ideas dominantes en aquella nación, además de tener noticia del actual comportamiento de
muchos soldados de los ejércitos de Napoleón en España en relación con las cosas religiosas. Como ya se
apuntó en la biografía del P. Miguel Zorita, en el Convento de Zaragoza buscaron refugio el P. Vicario General de la Cengregación francesa de Agustinos descalzos y otros religiosos y, sin duda, por ellos se informó la comunidad del Convento zaragozano de los tristes acontecimientos lamentables sucedidos en su patria, de la que habían tenido que huir. El P. Castro también atestigua que se acogieron a nuestro Convento
de Zaragoza dichos Agustinos Descalzos franceses a los que él conoció y trató. Cfr. Sagrada Misión (73).
18
PANO Y RUATA, Ob. cit., 308.
19
P. CORRO, Vida y Apología, 171; P. OCHOA, Crónicas, 9, 164. El primero escribe quo al P. Consolación «se le
dió un puesto en la Junta Gubernativa habilitada por Lannes el día 22 de febrero, y compuesta de personas
distintas en su mayor parte de las que habían constituido la Junta anterior». No es del todo exacto. Se
habilitó ciertamente la Junta anterior, en la que había algunas bajas causadas por la ausencia o muerte de
varios vocales, entrando a formar parte de ella solamente tres nuevos consejeros. El mismo P. Corro, que
en su libro, pp. 162 y 171, trae los nombres de todos los que constituyeron ambas Juntas, la anterior y la
posterior a la rendición de la ciudad, de haberse detenido en cotejar los nombres de los vocales de una y
otra, hubiera comprobado que de los 21 individuos que componían la segunda Junta, 18 ya pertenecían a la
primera.
17
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
135
Pero... en esta Junta no estaban algunos Vocales anteriores, y entre ellos, el P. Boggiero y
Mosén Santiago Sas, a quienes los franceses, faltando a lo estipulado, habían asesinado villanamente, arrojando luego sus cadáveres al Ebro. ¡No podían perdonar al santo y heroico escolapio el haber sido el consejero más íntimo, sin duda, el compañero inseparable del glorioso
defensor de Zaragoza, Palafox, ni al intrépido sacerdote Sas el haber combatido siempre valerosamente al frente de un numeroso grupo de valientes!
En cambio, el P. Consolación... vivía y continuaba perteneciendo a la Junta. ¿Por qué él
no fue objeto de la venganza del invasor? No desconocería éste su actuación durante los Sitios
de la inmortal ciudad. El mismo Lejeume, oficial de las tropas napoleónicas, que ya hemos
citado anteriormente, en sus «Memorias» escribe: «El P. Basilio, Mosén Sas, Butrón, el Padre
Consolación y los demás Jefes de la Junta, seguían poseídos de la más cruel energía...»20 ¿Se
tendría en cuenta a su favor el servicio prestado a los paisanos franceses a los que acompañó,
sin duda para mayor seguridad de los mismos, cuando fueron sacados de Zaragoza, como ya
hemos referido? O, ¿tal vez, sabedor el general francés de «la gran fama pública del P. Consolación, que resonaba por todos los ángulos de Zaragoza», como atestigua don Ramón Cadena,
y de que, según lo copiado anteriormente de Arteche, «había sido elemento necesario para
toda ocasión de orden», pensaría que bien podría necesitar de su ascendiente ante el pueblo
zaragozano? O, sencillamente, ¿querría el Señor probar más todavía a su siervo fiel? Pues…
prueba, y muy amarga prueba, no le tardó en llegar.
Mandó el general Lannes a la Junta Gubernativa que enviara órdenes a las plazas fuertes
de Aragón para que se rindieran al ejército francés. La Junta pensó presentar sus razones en
contra de esta disposición, pero cedió ante el temor de males mayores. Las citadas órdenes se
expidieron, dice el mismo Presidente de la Junta, don Pedro M. Ric21, sin más palabras que
las que comprendía la orden del Mariscal y la conclusión de estilo, y que para que hiciesen
menos fuerza, se tuvo la precaución de hacerlas firmar por sólo el Secretario, que era un mercader sin representación alguna, desconocido de los Gobernadores. Retrasóse cuanto se pudo
la salida de los mensajeros a quienes, por otra parte, la heroína Condesa de Bureta, esposa de
Ric, encargaba, de palabra, dijeran a los Gobernadores que no se rindieran.
No habiendo tenido efecto estas órdenes, el Gobernador francés de Zaragoza obligó se
enviaran otras nuevas que él mismo remitió a la Junta, y que llevaban la firma de Palafox,
firma arrancada pistola en mano, según opina alguno, o falsificada, según otros. Mas tampoco
estas órdenes tuvieron resultado. Y entonces se le exigió a la Junta que enviara, no ya órdenes, sino unos comisionados de su mismo
20
21
BARÓN DE LEJEUME, Ob. cit., 214.
PANO Y RUATA, Ob. cit., 316. Sobre este particular nada dicen los PP. Corro y Ochoa. El conocimiento de lo
que en el texto se relata, es necesario para poderse formar el juicio debido sobre el hecho de comisionar al
P. Consolación para ir a Jaca.
136
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
seno, siendo elegidos para ir a Jaca el P. Consolación y D. Gregorio Sánchez Muñoz.
¿Influyó en la designación de nuestro santo y patriota religioso algún elemento afrancesado de la Junta, como el intendente Domínguez, deseoso de inutilizarle con esto ante el pueblo, o más bien fue obra de los que tenían la certeza de que la ida del P. Consolación a Jaca
serviría para extremar aún la resistencia?
Pudieron darse las dos causas. Nosotros creemos que fue la segunda la que predominó en
el ánimo de la mayoría patriota de la Junta, aunque esta designación constituyera para el Padre una comisión odiosísima, pues siempre resultaba ser él el portador del mandato de rendición de la plaza y castillo de Jaca a los enemigos de su Religión y de su Patria, aun cuando su
intención, fuera, como veremos, aconsejar por todos los medios la resistencia. ¡De ningún
modo podía sufrir él ni la más leve sombra o apariencia de traición!
Dejemos hablar al ya citado don Ramón Cadena: «Tal fue su sentimiento con esta elección, que lo trastornó e indispuso; le costó lágrimas y dolorosos suspiros; y si le hubiese sido
fácil la fuga de la ciudad, se hubiera fugado; pero el ser tan conocido y el rigor de no permitir
salir sin resguardo le arriesgaba la vida, lo contuvo. Las indisposiciones le retardaron más a
salir a su comisión que a los otros enviados a las demás ciudades, pues habían vuelto ya los
enviados a Mequinenza antes que el P. Consolación moviera para Jaca su comisión; lo vi».
(El gobernador de Mequinenza contestó que «deseaba perder la vida conforme a los ejemplares que advirtió de patriotismo en Zaragoza». Sin duda, con esto recibiría algunos ánimos el
P. Consolación.)
«Desde su elección a este objeto —sigue diciendo el Sr. Cadena—, me dijo muchas veces
llevaba la intención de predicarles a ciudadanos y jefes del Castillo de que de ninguna manera
se entregaran, sí defendieran aquel tan interesante punto como fieles españoles, pues mientras
no tuvieran a Jaca los franceses, no se harían con todo el reino de Aragón, por ser punto muy
interesante Jaca para pasar ellos a Francia por Canfranc con prontitud y lo mismo venir de allá
a nuestro país con refuerzos y demás utilidades que les fuesen necesarias, y así fue y lo vimos; y hecha esta proyectada diligencia con todo su fervor y persuasión, irse por caminos
desviados de donde moraban los franceses a Cataluña. A este efecto se había buscado un mozo conocido suyo de cerca de Jaca, que sabía bien las sendas más breves y seguras, para pronto escaparse y ponerse en seguridad. Ultimamente se verificó su marcha a Jaca para el efecto,
y a lo que llegó a la villa de Ayerbe, le dieron la noticia de que Jaca y el Castillo se habían
entregado por dinero a los franceses por los últimos días del mes de marzo. Al oír esta mala
noticia, se desconsoló viendo ya frustrados sus proyectos y pasó a dejar el pliego ya inútil por
haberse verificado la venta y entrega de la ciudad y castillo, y en seguida regresó».
Entregáronse, pues, Jaca y su castillo antes de llegar el P. Consolación. Así lo dicen también en sus cartas el P. Fr. Pedro de San Juan y San Pablo y el sacerdote don Agustín Cosín.
Así lo dice el
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
137
Padre Garroverea. Así se lee en Pano y Ruata22. Pero Cosín añade algo más: «Entonces —
dice— fue cuando tuvo que regresar a ésta y cuando se le aumentó el dolor, viendo que podía
padecer su reputación».
Y creemos que, efectivamente, mucho tendría que padecer porque sus enemigos, los
afrancesados, no dejarían de aprovechar la encomienda recibida y su salida hacia Jaca y luego
la misma rendición de ésta a los franceses, aunque dicha rendición se verificara antes de su
llegada; y todo, para intentar presentarle ante el pueblo como traidor. Así se deduce de las
palabras que vamos a copiar del P. Garroverea, pues suponemos que no se referiría éste a lo
que del P. Consolación pudieran decir sus enemigos sólo después de su muerte.
«Y habrá —decía en su Oración fúnebre— quien quiera mancillar el honor nunca manchado del fidelísimo, del gran patriota, del que tanto contribuyó a la inmortal defensa de Zaragoza? ¿Pudo caber en Fr. José en este punto la menor mancha? Envidiosos: poned manchas
al sol, no llegarán. Pero el P. Fr. José fue nombrado, dirá alguno, por el Gobierno para ir a
Jaca y aconsejar la entrega de aquella plaza. ¿Y qué?, pregunta. ¿La aconsejó? ¿Llegó acaso?
Vuelvo a preguntar: si hubiera llegado, ¿la hubiera aconsejado? Menos. De lo que no hizo
inferís lo que no hubiera hecho. ¿Por qué no lo inferís de lo que hizo? Tantas acciones gloriosas, una resolución constante, sostenida con el mayor tesón, de primero morir que capitular,
¿no forma más bien, cuando cae en varón constante, un antecedente que obligue a deducir una
consecuencia de honor a favor del P. José antes que una injuria arbitrariamente impuesta a su
carácter?»
De creer es que esta especie calumniosa en vida del P. Consolación apenas haría mella en
los zaragozanos, a no ser entre sus enemigos, conociéndosele como se le conocía. Pero suponemos que, una vez desaparecido el venerable religioso, arreciaría la campaña contra su buen
nombre. «Téngase en cuenta —diremos con el P. Corro— que, cuando el P. Garroverea pronunciaba su discurso fúnebre, hacía ya más de seis años que el P. José había sido fusilado,
cuatro de los cuales habían sido de dura persecución en Zaragoza contra todos aquellos que se
habían señalado o se señalaban por su desafecto a los franceses, poniéndose en juego contra
ellos todos los ardides de las más groseras pasiones. Durante esos cuatro años halláronse
además disueltas las Comunidades conventuales, no quedando apenas religioso alguno en
aquella ciudad que pudiera salir en este caso y en otros parecidos por los fueros de la verdad y
de la justicia. No tiene mucho de extraño que a los ojos de algunos incautos y de algunos perversamente intencionados se lograra hacer aparecer rodeada de sombras la nobilísima figura
del siervo de Dios»23.
Pero lo más lamentable fue que el conocido historiador y político conde de Toreno se
hiciera eco de la calumnia y, muy ampliada, la
22
ID., Ob. cit., 320. En ésta se copia una nota del archivo del conde de Bureta que dice así: «Fueron a Jaca el
señor Gregorio Sánchez y el P. Fray José de la Consolación, acompañados por dos mozos de espuela y dos
gendarmes. Costó el viaje 1163 rs. 8 mrs. Antes de llegar, supieron que el castillo se había rendido».
23
P. CORRO, Ob. cit., 175.
138
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
llevara a su Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, como puede verse en
lo que sigue: «Salió para Jaca el ayudante Fabre, del estado mayor, llevando consigo el regimiento 34 y un auxiliar de nuevo género, que desdecía del pensar y costumbres de los militares franceses. Era, pues, éste un fraile agustino, de nombre Fray José de la Consolación, misionero, tenido en la tierra en gran predicamento, mas de aquellos cuyo traslado con tanta
maestría nos ha delineado el festivo y satírico P. Isla. El 8 de marzo entró el Fr. José en la
plaza, y la elocuencia que antes empleaba, si bien con poca mesura, por lo menos en respetables objetos, sirvióle ahora para pregonar su misión en favor de los enemigos de la patria, no
siendo aquélla la sola ocasión en que los franceses se valieron de frailes y de medios análogos
a los que reprendían en los españoles. Convocó a junta el Padre Consolación a las autoridades
y otros religiosos y, saliéndole vanas por esta vez sus predicaciones, fomentó en secreto, ayudado de algunos, la deserción, la cual creció en tanto grado, que, no quedando dentro sino
poquísimos soldados, tuvo el 21 que rendirse el teniente-rey D. Francisco Campos, que hacía
de gobernador. Aunque no fuese Jaca plaza de gran importancia, éralo por su situación, que
impedía comunicarse con Francia. Desacreditóse en Aragón el fraile misionero, prevaleciendo
sobre el fanatismo el odio a la dominación extranjera»24.
Lástima de lujo de detalles, exclamaremos con el P. Muiños por toda respuesta al famoso
conde, en un relato que no encierra palabra de verdad!25 Para la defensa del inocentísimo P.
Consolación nos basta lo que llevamos escrito. El P. Corro desmenuza y desmiente tanta falsedad en su interesante libro. Este mismo P. Corro, al hacerse en Madrid, hacia 1910, una
nueva edición de la obra de Toreno, envió una rectificación sobre lo anteriormente trascrito al
editor, el cual, por hallarse ya impreso el tomo segundo, en el que figura el párrafo calumnioso, la insertó entre los apéndices del tomo quinto con el título de La vindicación de un mártir
(26)26.
Pero... esta vindicación llegaba ya tarde, pues la falsa información de Toreno habíanla ido
tomando otros historiadores, como Madoz, Arteche, Rodríguez Solís y Lafuente27, y aun después de
24
(24) CONDE DE TORENO, Historia del levantamiento, 64, 200.
Revista La Ciudad de Dios, 76, 44.
26
El editor señor González Rojas, al publicar en el citado tomo quinto, p. 442, la vindicación escrita por el P.
Corro, añade estas palabras: «En prueba de absoluta imparcialidad hemos insertado la nota de Fray Pedro
Corro, noble defensa de la memoria de un mártir de la independencia patria. Seguramente que si el egregio conde de Toreno, cuyo amor a la verdad resplandecía en esta obra, hubiese tenido a la vista las antecedentes que aduce el respetable Padre Corro habría rectificado el juicio severo que motiva la preinserta
justificación del infortunado Fray José Ibáñez». A estas palabras del editor pondremos nosotros como comentario estas otras de Menéndez Pelayo, quien hablando de la guerra de la Independencia, escribe:
«¡Cuán cierto es que en aquella guerra cupo el lauro más alto a lo que el cultísimo historiador, conde de
Toreno, llama, en su aristocrático desdén de prohombre doctrinario, singular demagogia, pordiosera y
afrailada, supersticiosa y muy repugnante! ¡Lástima que sin esa demagogia tan mal oliente y que tanto
atacaba los nervios del ilustre conde, no sea posible Zaragozas ni Geronas!» (Historia de los heterodoxos,
2, 772).
27
MADOZ, Diccionario, 9, 491; GÓMEZ DE A RTECHE, Ob. cit., 4, 8; RODRÍGUEZ SOLÍS, Los guerrilleros de 1808,
cuaderno VIII España por las guerrillas; LAFUENTE, Historia de España, 17, 33.
25
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
139
aquella rectificación y de los trabajos que habían aparecido con motivo del primer centenario
de los Sitios, en los que se relata la verdad, todavía se hicieron eco de lo escrito por Toreno la
Enciclopedia Espasa al tratar de Jaca y un notable historiador aragonés, don Ricardo del Arco, en un artículo publicado en julio de 1951 en el diario zaragozano El Noticiero, al que contestamos, en el mismo lugar, con otro que titulamos Ni traidor ni afrancesado28.
ARTÍCULO CUARTO
Actitud valiente del P. Consolación una vez vuelto a Zaragoza. Su prisión y
fusilamiento. –Hallazgo de su cadáver, que había sido arrojado
al canal. –Es enterrado en la iglesia del Colegie
de Zaragoza con gran solemnidad
Una vez que hubo regresado el P. Consolación a Zaragoza, volvió a dedicarse a la sección de hospitales, que la misma Junta le había encomendado después de la capitulación, juntamente con el canónigo Inurrigarro y D. Nicolás García, y asimismo a su destino de la Regencia de la parroquia del Pilar, que ocupaba anteriormente, desempeñándole, según dice el
Sr. Cadena, «con superior celo y cuidado de las almas a la vista de la pésima doctrina, falsas
máximas, inmundas operaciones y anticristianas costumbres que continuamente sembraban y
esparcían los franceses por todos los ángulos de la capital desde que la pisaron». Y el citado
don Nicolás García atestigua que el Padre Consolación, con la misma firmeza que se opuso a
la capitulación, ahora se oponía a las pretensiones injustas de los franceses y con la misma
libertad hablaba de su infidelidad e injusticias.
Por dos veces, el juez de Policía Domínguez, su mayor contrario, según Cadena, le mandó que se quitara el hábito —el general Souchet había dado órdenes terminantes de que los
religiosos no lo usasen—, pero el P. Consolación le «respondió abiertamente que su hábito no
era afrentoso a la Religión ni a la nación y que el Cielo había de vengar los atropellos que se
hacían; que él no necesitaba más que sandalias y tierra en que pisar, y que si no quería que
estuviese aquí, se iría», como escribe el sacerdote Cosín, quien termina diciendo que «su sencillez y franqueza honrada, su celo, que no lo podía contener de hablar, y el odio sin duda que
le tuvieron algunos, le facilitó la prisión». Por su parte, los jefes militares franceses tenían al
P. Consolación como muy perjudicial para su Gobierno. Uno de estos jefes,
28
El diario madrileño ABC fué publicando en 1930 el libro de Rodríguez Solís citado en la nota anterior y cuando en el número del 25 de noviembre de dicho año apareció la frase de dicho autor, hablando de Jaca: «La
infame entrega de esta plaza por el monje Fray José de la Consolación», el P. Fr. Feliciano de Ocio de la
Sagrada Familia, O. R. S. A., con fecha 4 de diciembre, envió al director del referido periódico un escrito
reivindicando la memoria de P. Consolación, que no fué publicado ¡por falta de espacio! Lo insertó luego
El Siglo Futuro otro diario madrileño. Cfr. Enciclopedia Espasa, t. 68-2ª, Jaca.
140
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
el coronel Saint Cyr Nougués, hablando con don José Toribio Ruiz, autor de una de las cartas
que se conservan, le dijo «formalmente que el P. Consolación perjudicaba mucho en el confesonario al Gobierno francés». Este mismo señor Ruiz afirma que cuando supo la muerte del
Padre, ya no le quedó duda de que fue sacrificado violentamente por haber sido un religioso
lleno de virtud29.
Todo esto había de conducirle a la prisión y a la muerte, como el mismo P. Consolación
lo preveía. Mosén Joaquín Llamas refiere en su carta lo siguiente: «A últimos de abril de
1809, víspera de San Jorge, después de confesarme, lleno de gran sentimiento y lágrimas, me
dijo: «Creo, Joaquín, que te quedarás sin Fr. José de la Consolación, pues nuestros enemigos
maquinan mi muerte». Pasado algún tiempo, día 24 de octubre de 1809, volvió a insinuarme:
«Joaquín, ¿me encomiendas a Dios?» A cuya expresión contesté que sí. Considerándole tan
decaído de ánimo, le dije: «Por qué no se ausenta usted de Zaragoza?» Y me respondió que
era tarde y que no convenía, sino que estaba determinado del Alto que había de morir en manos de sus enemigos y que tenían indicios sería antes de cuatro meses».
Y, efectivamente, un mes y una semana más tarde, esto es, el 30 de noviembre, cerca de
la medianoche, unos agentes de policía acompañados por varios soldados franceses le prendieron, siendo conducido a la casa del Mayor de la Plaza, y luego, escoltado sólo por soldados
franceses, al Castillo de la Aljafería. Del mismo modo fueron apresados otros diez religiosos
de diversas Ordenes y tres sacerdotes seculares.
No se puede explicar lo que el P. José dijo en estos días de prisión para el consuelo de sus
compañeros —refiere uno de éstos, también religioso30—, tomando a cada instante la palabra
y discurriendo con el mismo espíritu y fervor que acostumbraba en los púlpitos y misiones. El
día 7 de diciembre, como a las nueve de la noche, entró en la prisión una buena partida de
soldados armados, y habiéndose leído los nombres de ocho sacerdotes, uno de ellos el Padre
Consolación, se les ordenó recoger lo que cada uno tenía; y ellos, persuadidos de que había
llegado su hora, se confesaron unos con
29
En la lista de difuntos de la Provincia de Aragón enviada por su Provincial a Manila se lee: «Zaragoza — P.
Fr. Josef de la Consolación, Misionista. Este varón apostólico a motivo de retener, el Sto. Hábito y mucho
más reprobar acérrimamente la execrable conducta que observaban las malas bestias (sic) en la capital de
Aragón, fué conducido para Francio y a cinco leguas lo afusilaron por no cesar de anatematizar su detestable conducta» (AM, n. 61, Difuntos, f. 62). Por esta nota de un testigo, como era nada menos que el Provincial P. Fr. Juan de San Ramón, se ven claramente expresados los motivos de la prisión y muerte del P.
Consolación.
30
Este religioso era el dominico P. Vicente Ortiz, apresado en la misma noche que el P. Consolación y conducido a Francia en la misma expedición. En el expediente hecho acerca de los restos de nuestro biografiado figura una relación escrita por dicho P. Ortiz, de la que se toman los datos reseñados; al final dice estas palabras: «¡Ojalá que los que tengan noticia de su vida anterior y ejemplar, se tomen el trabajo de escribirla,
añadiendo esta gloriosa memoria de su muerte para mayor honra de Dios y utilidad de sus siervos» (BSN,
a. 1913, 748). Este religioso dominico, después de llevar algo más del año en Francia, logró escapar para
entrar furtivamente en España. Fue luego obispo de Tarazona, falleciendo en su palacio de Calatayud en
1852.
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
141
otros. No sucedió lo que se temía, pero al día siguiente, entre seis y siete de la mañana, colocados en medio de las filas que componían quinientos hombres, entre escarnios, empellones y
otros malos tratamientos, emprendieron el camino hacia Francia. Al P. José le ataron los brazos y todo el cuerpo, uniéndole con la cuerda a un soldado francés que, según se vio después,
iba condenado a las obras públicas de su patria.
Pernoctaron en Alagón, los presos, en la iglesia de nuestro Convento de Agustinos Descalzos, excepto el P. Consolación, que fue llevado a la cárcel. A la mañana siguiente, día 9 de
diciembre, prosiguió la expedición su camino, pero cuando, después de descansar unos momentos en el lugar llamado la Canaleta, habían andado como una hora, acercándose el comandante-jefe, le dijo en voz alta al P. José: «Padre Consolación, usted debe volver a Zaragoza»; contestándole el Padre: «Bien, Señor». Sacó a éste de entre las filas y lo entregó a cinco
soldados, los cuales, a su vez, le dijeron también: «A Zaragoza, a Zaragoza», a lo que les respondió él: «Yo, a morir, a morir». Uno de los testigos que depusieron en el expediente jurídico que se verificó para la identificación de su cadáver manifestó que al sargento que iba con
cinco soldados a retaguardia le preguntó dicho testigo si aquel que vestía de negro era canónigo, contestándole el sargento: «Es vuestro santo Consolación, y donde nos paresca, ¡pum!...,
que tenemos orden».
El tantas veces citado don Ramón Cadena escribe: «Desde que lo sacaron del castillo para
Francia ya se comenzó a divulgar por los comensales de Domínguez en la ciudad, yo lo oí,
que el P. Consolación no llegaría a Bayona, porque sería antes fusilado, como se verificó».
Así fue. Hacia las dos de la tarde del día 9 de diciembre del año 1809, el santo religioso
recoleto, el apóstol celosísimo de Cristo, el fidelísimo patriota español, el héroe de los Sitios
de Zaragoza, el Padre Fray José Ibáñez de la Consolación era fusilado por los soldados franceses en el término municipal de Luceni, cerca del Canal Imperial, a cuyas aguas arrojaron su
cadáver; pero ellas no le arrastraron, providencialmente, para que un día pudiera ser encontrado, como así sucedió con fecha 5 de febrero de 1816, esto es, seis años, un mes y veintisiete
días después de su gloriosa muerte, al hacerse un corte de aguas del Canal para la limpieza del
mismo.
Según la Diligencia de Invención, «dentro del cauce del propio Canal encontraron la armazón de un cadáver o esqueleto puesto de memoria, con la calavera a la parte por donde
viene el agua, y los pies hacia Zaragoza; y a pesar del cuidado que se puso en manejarlo para
su extracción con el mayor tiento, las circunstancias del tiempo lluvioso, arenas, lodo y agua
del Canal que todavía hay en el paraje, no permitieron que se sacase sino pedazos y huesos
separados, hallándose con el mismo cadáver algunas porciones de hábito negro, como el que
usan los PP. Agustinos Descalzos, un pedazo de media negra, unas suelas al parecer de sandalias, y una llave con una porcioncita de correa. Todo lo cual recogieron en la mejor y más
decente forma que pudieron, bien que suponen que, mediante la opinión pública
142
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
de ser despojos del enunciado P. Consolación, habían tomado las gentes algunos fragmentos».
El mismo día 5 de febrero, don Manuel de Arias, Juez privativo y Conservador de los
Canales Imperial y Real de Tauste, comisionó a la Justicia de Luceni «para que practicase las
diligencias judiciales, ya en orden a la identidad del cadáver y ya para las de la causa de su
muerte, reconocimiento y levantamiento», como en la misma fecha se lo comunicaba al P.
Provincial de los Agustinos Descalzos, que lo era el P. Fr. Juan de San Ramón, a quien en el
mismo oficio le decía: «He prevenido a la misma Justicia que, en el caso que resultase ser el
referido P. Consolación u otro Religioso Agustino Descalzo, se entregue a la disposición de la
persona que comisionase V. R. después de formalizadas las correspondientes diligencias. Lo
participo a V. R. a fin de que se sirva comisionar la persona que en su caso ha de hacerse cargo del referido cadáver, en la inteligencia que la singular conducta del P. Consolación y su
muerte, causada por el furor enemigo, exigen la mayor consideración».
El día 6 se incoaba el expediente que quedó concluido el día 9; y en esta misma fecha se
oficiaba, según lo mandado, al P. Provincial para que comisionase la persona que se hiciera
cargo de los restos del P. Consolación, como así lo hizo dicho P. Provincial por letras firmadas el día 5 de marzo en el Colegio de San Nicolás de Tolentino de Zaragoza, por las que designaba para ello al respetable señor Párroco de Luceni, D. Andrés Aspas; el día 7 se le hizo a
éste la entrega oficial de dichos restos, que ya desde el primer día se encontraban en la sacristía de la iglesia del citado pueblo en una urna que los mismos vecinos habían mandado hacer,
celebrando unos solemnes funerales. Con fecha 9 de febrero habíase dirigido el alcalde de
Alagón al P. Provincial pidiéndole «a nombre de todo el pueblo» que el cadáver del P. Consolación se entregara al convento que la Orden tenía en dicho pueblo. «Los pueblos comarcanos,
se lee en la nota biográfica de la Oración fúnebre, le querían para sí, y todos ellos a porfía
procuraron hacerse con parte del hábito o porción del cuerpo».
El P. Provincial dirigió el 7 de mayo una instancia al Vicario General y Gobernador Eclesiástico del Arzobispado de Zaragoza, don Jerónimo González y Secada, en la que «expone
desea trasladar el esqueleto depositado en la sacristía de la Parroquia de Luceni a este Colegio
de San Nicolás de Tolentino, de donde el difunto P. Consolación era conventual; y en consideración a la conducta ejemplar y edificante del referido Padre y a las particulares circunstancias de su muerte, causada por el furor del enemigo, parece que se interesa la mayor gloria de
Dios en ampliar el proceso de su identidad con una información jurídica de testigos sobre
estos dos últimos extremos», por lo que le suplica «se sirva acordar lo más conveniente para
la traslación a este Colegio del enunciado esqueleto, mandando en su virtud a los señores Curas o Regentes de los pueblos del tránsito y de esta ciudad no pongan por su parte impedimento alguno; y en cuanto a la vida ejemplar y muerte preciosa del P. Consolación, tenga a bien
V. S. mandar se reciba información jurídica de testigos sobre ambos
EL PADRE FRAY JOSÉ IBÁÑEZ DE DA CONSOLACIÓN
143
extremos, interponiendo su autoridad eclesiástica y judicial decreto cual de derecho se requiere para su mayor firmeza y validación a mayor honra y gloria de Dios, lustre y esplendor de la
Religión de Jesucristo y edificación del pueblo cristiano».
A los dos días, el citado Vicario General expidió un decreto comisionando al Cura párroco de Pedrola para una ratificación de los testigos que figuraban en el expediente de identificación del cadáver, pero, como hace notar el P. Corro, callándose en absoluto sobre lo que se
pedía por el P. Provincial relativo a la vida y costumbres del siervo de Dios31. Habiéndose
verificado la información y diligencias mandadas, el Vicario General, con fecha 12 de julio,
las aprobaba y daba su permiso y licencia al P. Provincial para poder trasladar libremente a
Zaragoza los restos del P. Consolación, expidiendo los oportunos poderes para ello por decreto del 16 del mismo mes.
Por fin, el día 19 de agosto se le hacía entrega al P. Provincial Fray Juan de San Ramón
de los venerables restos, que fueron colocados en «otra caja proporcionada con más decencia
por parte del mismo P. Provincial», siendo trasladados, acompañados por el pueblo, «con lágrimas continuas y diciendo: se nos va nuestro consuelo», hasta el barco que en el Canal esperaba para llevarlos a Zaragoza, adonde llegaron el mismo día. Fueron depositados en la misma
celda que había habitado de aquel su Colegio de «Agustinicos» que en cierta ocasión, invitado
a ir a morar a otro lugar por razón de las circunstancias, no había querido abandonar, porque,
según sus mismas palabras, «no dejaba a su vecina, que era la Virgen del Pilar».
Y el día 23 del mismo mes de agosto del año 1816, habiéndose celebrado solemnísimos
funerales, en los que ofició el canónigo Magistral de la Santa Iglesia Metropolitana, don Vicente Barta, pronunciando la oración fúnebre el P. Fr. Faustino Garroverea, eminente orador,
gloria de la Orden de Mínimos, se dio sepultura en el panteón de los religiosos, oficiando el P.
Provincial, a los sagrados restos de aquel siervo de Dios que ya tenía anunciado que «esperaba de Nuestra Señora le concediese ser enterrado algún día en aquel Convento, aunque su
muerte acaeciese fuera de él».
Terminamos estas páginas, que hemos dedicado a este preclarísimo hermano nuestro, lamentando que, por las críticas circunstancias que atravesaron durante aquellos años las Ordenes Religiosas, no se hubiera podido incoar el proceso de beatificación. En carta del Padre
Jubera al P. Provincial de Filipinas, escrita el 10 de enero de 1817, ya le decía: «Si las cosas
estuvieran en otro estado, creo se trataría de su beatificación»32. Esto mismo se deduce de
algunas frases del P. Garroverea. Y éste debió ser el propósito del Provincial P. Fray Juan de
San Ramón.
Dice así mismo el P. Corro que, siendo el señor González Secada paisano y hechura del señor Arzobispo Arce y
de su Obispo auxiliar el P. Santander, tildados de afrancesamiento, nada extraña este proceder de dicho Vicario General al callar lo relativo a la formación del expediente de vita et moribus (Ob. cit., 267).
31
Dice así mismo el P. Corro que, siendo el señor González Secada paisano y hechura del señor Arzobispo Arce
y de su Obispo auxiliar el P. Santander, tildados de afrancesamiento, nada extraña este proceder de dicho
Vicario General al callar lo relativo a la formación del expediente de vita et moribus (Ob. cit., 267).
32
AM, carp. 72, 13.
CAPÍTULO V
LA PROVINCIA DE ANDALUCÍA DESDE EL AÑO 1807 AL 1816
ARTÍCULO PRIMERO
Algunas actuaciones en 1808 con el Capítulo Intermedio Provincial celebrado en
octubre del mismo año. –El P. Vicario General en Sevilla. –El P. Provincial,
"exclaustrado forzoso" reside en Granada
El último Capítulo Provincial de la Provincia de Santo Tomás de Villanueva, celebrado
antes de 1808, había tenido lugar el año anterior, como puede verse en el tomo IX de estas
Crónicas, habiendo sido elegido Prior Provincial el P. Fr. Manuel Ruiz del Rosario.
En el mes de febrero de este año 1808, hallándose dispersos los Padres Definidores Provinciales —sin duda, a causa de las difíciles circunstancias por las que ya comenzaba a encontrarse España—, dicho P. Provincial les pidió por carta «que diesen sus veces y voces para
todo cuanto condujese al gobierno ordinario» de la Provincia; así lo hicieron1.
El día 17 del mismo mes se le comunicaba al P. Provincial que el señor Nuncio, a quien
por la llamada Bula Piana le competían entonces estos asuntos, había aceptado la renuncia
que por motivo del grave quebranto de su salud había presentado el P. Fr. Nicolás Ortiz de
San José del Priorato del Convento de Granada, y que había nombrado en su lugar al P. Fr.
Antonio Cobián de Nuestra Señora de los Angeles, L. J. y Examinador Sinodal del Arzobispado de Sevilla2.
En el Colegio de Almagro reunióse el 11 de junio un Capítulo privado bajo la presidencia
del P. Provincial y con asistencia de los Padres Fr. Hipólito Granados de la Santísima Trinidad, L. J. y Calificador del Santo Oficio, anteriormente Definidor de Provincia, pero ahora
Definidor General, y Fr. Antonio Torre de San Agustín, L. J. y Definidor de Provincia, estando ausentes los otros Definidores Provinciales,
1
2
AT, Capítulos, 1762-1835, f. 114 v.
AT, l. c.
LA PROVINCIA DE ANDALUCÍA DESDE EL AÑO 1807 AL 1816
145
PP. Fr. Alonso Sauquillo de San Julián, Fr. Pablo Barrientos de San José y Fr. Francisco Gómez de San Antonio, los cuales también habían sido convocados, pero no habían podido acudir por las grandes perturbaciones y combates que entonces había. En dicho Capítulo privado
se nombró Vicario Prior del Convento de Santa Fe al P. Fr. José Guerrero de la Santísima
Trinidad, Pred., y Rector Presidente del Colegio de Almagro al P. Fr. Justo García del Espíritu Santo, L. J.3
El 31 de octubre de 1808 se celebró en el Convento de Luque Capítulo Intermedio Provincial con asistencia del P. Provincial, Fr. Manuel Ruiz del Rosario, que lo presidió, y de los
PP. Fr. Francisco Cubero de San Antonio, Procurador General, a quien el P. Vicario General
había dado sus veces para que en su nombre asistiese y votase4; Fr. Pedro Jiménez de San
José, Prior de Luque, por el Provincial absoluto, Fr. Pablo Barrientos de San José, Fr. Alonso
Sauquillo de San Julián, Fr. Antonio Torre de San Agustín, los tres Definidores de Provincia
actuales, y Fr. Juan Romero de San José por el otro Definidor P. Fr. Francisco Gómez de San
Antonio. Los nombramientos hechos fueron los siguientes:
Rector de Almagro, el P. Fr. Justo García del Espíritu Santo.
Prior de Santa Fe, el P. Fr. José Guerrero de la Santísima Trinidad.
Maestro de novicios, el P. Fr. Rafael Sánchez de la Asunción.
Subprior de Luque, el P. Fr. Andrés Calvo de la Encarnación.
Subprior del Toboso, el P. Fr. Juan Sauquillo de Jesús.
Subprior del Campillo, el P. Fr. Domingo Muñoz de Santa Isabel5.
En el Libro de Capítulos, después de la reseña del anterior Capítulo Intermedio y de la
certificación que hace el P. Secretario de haberse acordado en el mismo que el próximo futuro
Capítulo Provincial ha de celebrarse en el Colegio de Almagro, aparece la siguiente «Nota.
Desde esta Epoca no se volvió a celebrar Capítulo alguno, ni intermedio ni privado, hasta el
siguiente Provincial, que se celebró el de Almagro en 3 de mayo de 1816. Porque ocurriendo
la Guerra de los Franceses que se llamó de la independencia, hubo un interregno en el que los
Prelados Superiores no pudieron ejercer su autoridad»6.
Como se ha dicho en el primer capítulo, en su artículo tercero, el Padre Vicario General,
Fr. Joaquín de San Rafael, habiendo podido salir de Madrid una vez suprimidas por el Gobierno intruso las Ordenes religiosas, dirigióse a Sevilla, cuyo Convento, como los demás de
la Provincia, a excepción del Colegio de Almagro, permanecían libres de los franceses. Llegó
a la ciudad de la Giralda en octubre de 1809, y cuando, en enero del año siguiente, se disponía
a visitar las demás casas para preparar el Capítulo Provincial que debía celebrarse en mayo,
tuvo noticia de que el ejército francés había entrado en Andalucía,
3
AT, l. c., f. 116 v.
AG, Registro, f. 219 v.
5
AT, Capítulos, f. 117.
6
AT, l. c., f. 118.
4
146
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
dirigiéndose a Sevilla, huyó de ésta. Las tropas enemigas la ocuparon el día 1 de febrero, después de apoderarse de la ciudad de Granada el 28 del mes anterior.
Interrumpióse la vida de la Provincia. A su Provincial P. Fr. Manuel Ruiz del Rosario lo
encontramos ya en 21 de febrero del mismo año 1810 adscrito a la parroquia de San Gil de la
ciudad de Granada, nombrándosele el 5 de diciembre del mismo año sacristán de la iglesia del
Hospital del Corpus Christi7. Murió en la citada ciudad antes de la devolución de los conventos. En el tomo IX de estas Crónicas8 se dice que murió secularizado. No creemos sea exacta
esta afirmación. Vióse arrojado de su convento como todos los demás, y como tantos otros, se
procuró o aceptó un oficio eclesiástico para hacer algún bien a las almas y proporcionarse al
mismo tiempo el remedio a sus necesidades personales. Prueba para no considerársele como
secularizado la tenemos en que, al normalizarse la situación de los religiosos y ser comunicados a las casas de las Provincias los nombres de los religiosos fallecidos durante ese desgraciado interregno, en las listas enviadas con dichos nombres, según hemos podido ver en algunos libros de difuntos, aparece el de este religioso anotado de este modo: «Granada. P. Manuel Ruiz del Rosario, L. J. y Provincial actual». Y también vemos en la reseña del Capítulo
Provincial que se celebró en 1816 que no se le considera tampoco como secularizado, pues al
anotar los nombres de los vocales asistentes, se lee lo siguiente: «N. P. Fr. Francisco Irala de
San Antonio, Lector Jubilado, Calificador de Corte, Examinador Sinodal de Sevilla, Guadix y
Baza, y Vicario Provincial por muerte de N. P. Fr. Manuel Ruiz del Rosario»9.
ARTÍCULO SEGUNDO
Breves noticias sobre los Conventos de la Provincia de Andalucía
durante esta época, con una más extensa referencia
sobre el Colegio de Almagro
Muy pocas son las noticias que tenemos de las casas de la Provincia de Andalucía, referentes a esta triste y turbulenta época, a excepción de alguna de ellas, como veremos a continuación.
Del Convento de Nuestra Señora del Pópulo de Sevilla, ciudad que, como hemos dicho,
ocuparon los franceses el 1 de febrero de 1810, sólo conocemos que el Prior P. Fr. Antonio
Vega de la Concepción, L. J., en abril de este año continuaba residiendo en Sevilla, no en su
Convento, que, como todos los demás, quedaría suprimido con la entrada de los franceses, por
haber extinguido el Gobierno intruso las Ordenes religiosas.
Abandonada la ciudad por el ejército invasor el 27 de agosto de 1812, con fecha 23 de
octubre del mismo año, los Prelados regulares
7
AS, leg. 1221.
CR, 9, 139.
9
AT, Capítulos, f. 119.
8
LA PROVINCIA DE ANDALUCÍA DESDE EL AÑO 1807 AL 1816
147
de aquélla, en número de treinta y cuatro, entre los que suponemos estaría el de nuestro Convento, elevaron una representación al Gobierno de la Regencia, de la que copiamos a continuación el párrafo siguiente como una muestra más de los sufrimientos que padecieron los
religiosos, con los franceses y sin los franceses, en aquellos años de verdadera tragedia.
«Las calles de Sevilla, Señor, presentan al pueblo español, siempre piadoso y
siempre amante de los religiosos, un espectáculo capaz de excitar por sí la más desastrosa conmoción. Sacerdotes que jamás pensaron se les haría la más mínima oposición
en tomar posesión de sus hogares, acudieron de los montes, sierras, casas de campo,
adonde los había desterrado la persecución, a vivir reunidos en su respectiva religión y
claustro. El Intendente les intima de parte del Gobierno que no se reúnan, que no vivan
en comunidad, que no entren en sus propias casas; sufren, suplican, instan, y no se les
oye, se les abandona; y ellos, para no morir de hambre, se dividen por las calles, acuden a las casas, piden limosna de puerta en puerta; con sus mismos hábitos se ponen
en las plazas públicas y puertas de los templos a implorar de la piedad del que los
quiera socorrer. Señor, ¿qué han hecho estos ministros de Dios para verse tratados
así?»10
El citado Prior falleció en la misma ciudad de Sevilla antes de la vuelta de los religiosos a
su Convento. Era Examinador Sinodal y doctor por la Universidad de Sevilla.
Suprimido el Convento de Nuestra Señora de Loreto de Granada, el Prior del mismo, P.
Fr. Antonio Cobián de los Angeles, continuó residiendo en la citada ciudad, en la que el 1 de
agosto de 1810 conseguía por oposición el nombramiento de párroco de la parroquia de San
Cecilio. Una vez restaurada la vida conventual, renunció al priorato. Era Lector Jubilado,
Maestro graduado en Artes, Examinador sinodal del Arzobispado de Sevilla, y en 1794 había
publicado en esta última ciudad una «Breve noticia de la vida ejemplar y dichosa muerte del
Venerable Hermano Fr. Santiago Fernández y Melgar de la Purificación, Religioso Lego de
los Recoletos Descalzos del Gran Padre San Agustín»11.
Los ornamentos y otros efectos que el Gobierno intruso recogió del suprimido Convento
de Granada fueron los siguientes: diez albas, tres amitos, tres roquetes, ocho manteles de altar,
ocho corporales, cinco cíngulos, seis hijuelas, veintiún purificadores, dieciocho cornu Altaris,
cinco ternos, veintinueve casullas, ocho capas, cinco dalmáticas, dieciocho bolsas de corporales, diez paños de hombros, siete paños de atril, un frontal, un vestido del Niño Jesús, un manto de Nuestra Señora de Loreto, un tonelete de lanza de plata de un crucifijo grande y tres
cojines de damasco carmesí. Además, en una lista de las alhajas de plata de los conventos
suprimidos que habían quedado sin derretir figuran del de los agustinos descalzos de Granada
las siguientes: dos cálices con pie labrado y dorado y un copón; y en un arca con tres cerraduras, una custodia antigua regular y sobre dorada,
10
Historia de lo que padecieron, etc., ms. del P. Manuel de Sto. Tomás, Traggia, Carmelita descalzo. Bibl. Univ.
Valencia, n. 52, sec. ms.
11
DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 2, 24.
148
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
un cáliz sobredorado con esmaltes, otro regular con embasamento labrado, otro igual liso y
otro regular liso, dos copones, dos tazas de copón y una ampolla del Santo Oleo. El párroco
de la parroquial de San Pedro y San Pablo consiguió que en junio de 1811 se le entregara el
órgano de nuestra iglesia12.
Del Convento de Nuestra Señora de los Remedios del Toboso no hemos conseguido detalle alguno.
El Prior del Convento de Santa Fe, provincia de Granada, P. Fray José Guerrero de la
Santísima Trinidad, en febrero de 1810 residía en Illora, asistente a su parroquia. En marzo de
1811, el Prior y Cabildo de la iglesia colegial de Santa Fe se dirigió al Gobierno intruso
haciendo presente «que en dicha ciudad hay un convento de los extinguidos regulares Agustinos Descalzos cuya iglesia está desierta y ha quedado en ella una campana mediana y dos
cimbalillos pequeños, expuestos a un robo o a quebrarse, y para precaver una de estas cosas»,
pide licencia para llevarlo todo a la iglesia colegial, como así se concedió. También en la lista
de alhajas sin derretir se conservaban las siguientes de este Convento: una custodia con su
basamento cuadrilongo y conchuelas en bruto, un copón mediano, cuatro cálices con sus patenas y cucharillas y otras dos patenas13.
En 31 de diciembre de 1815, el P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael concede
licencia al P. Fr. Francisco Cubero de San Antonio, Procurador General, para desempeñar la
capellanía mayor del coro de la colegiata de Santa Fe y para que el producto de la misma lo
invirtiera en socorrer sus necesidades y en la composición de la iglesia de aquel Convento14.
Al Prior del Convento de San Nicolás de Tolentino de Luque, Padre Fr. Pedro Jiménez de
San José, le vemos residiendo en Montilla en julio de 1810. El Subprior P. Fr. Andrés Calvo
de la Encarnación falleció antes de 1815.
Del Colegio del Santísimo Sacramento de Almagro podemos dar mayor información. El
8 de junio de 1808, reunidos los Padres de consulta, les dijo el P. Rector Fr. Antonio Torre de
San Agustín que ya «les era manifiesto el alistamiento que en la ciudad se estaba practicando
para resistir a las tropas francesas y defender la causa de la Religión, de Fernando VII y la
libertad de la Patria, y de cuyo alistamiento no estaban exentos los regulares que no estaban
ordenados in sacris», y que, habiendo ofrecido el Convento de Calatrava y los Dominicos y
Dominicas mantener a sus expensas algunos hombres durante la guerra, si les parecía se podría ofrecer el mantener a algunos, para evitar el alistamiento de algunos religiosos de la comunidad; y «habiéndolo pensado con madurez, acordaron que por medio de Memorial se
ofreciese a la Junta de Gobierno el mantener siete hombres durante la guerra, dándoles a cada
uno cuatro reales por día y libra y media de pan, que es el sueldo que da la ciudad a los demás»15.
12
AS, legs. 1250; 1256.
AS, l. c.
14
AG, Registro, f. 222.
15
AHN, n. 2816, Consultas, f. 7 v.
13
LA PROVINCIA DE ANDALUCÍA DESDE EL AÑO 1807 AL 1816
149
En la consulta celebrada el 24 de noviembre del mismo año 1808 se dio lectura a un oficio del Gobernador por el entonces ya Rector Padre Fr. Justo García del Espíritu Santo, en el
que éste «suplicaba diesen razón del donativo que tanto la comunidad como los particulares
podrían hacer a beneficio de nuestros ejércitos necesitados de los más prontos socorros», y los
Padres consultores acordaron «que se suspendiesen por este año los regalos de Pascua, tanto
de los religiosos como de los dependientes de fuera, y con este ahorro, y valiéndose de alguno
de los enseres de vino, trigo o cebada que existían en la comunidad, se hiciese al Rey nuestro
señor y sus ejércitos la oferta que prudentemente juzgase el mismo P. Rector suficiente y satisfactoria a la obligación que todos tenemos de contribuir a la defensa de la Religión, del Rey
y de la Patria»16.
Por fin, las tropas invasoras, avanzando por tierras de la Mancha, se lanzaron contra Almagro; entonces, día 27 de marzo de 1809, el P. Rector Fr. Justo García del Espíritu Santo y
sus religiosos, no queriendo caer bajo el yugo napoleónico, huyeron, debiéndolo hacer tan
urgentemente, que abandonaron dos mil seiscientos cuarenta y ocho reales, con otras cosas
pertenecientes a sus equipajes, todo lo cual cayó en manos de los franceses. Nuestros religiosos se refugiaron en el Convento de Luque. Y tal vez algunos de ellos permanecieron cerca de
Almagro, volviendo luego a su Colegio, libre, sin duda, ya la ciudad de enemigos, pues en el
Libro de recibo del mismo se leen estas notas: «Desde el 12 de abril (1809) hasta el 17 de
julio corrió con el recibo el P. Fr. Ginés del Carmen... Desde el día 28 de julio corrió el recibo
a cargo del P. Fr. Francisco de los Angeles hasta el 16 de septiembre, en que entregó sus
cuentas originales al P. Rector». En el tiempo en que los de Almagro permanecieron en el
Convento de Luque, recibiéronse por el P. Rector en éste dos mil doscientos cuarenta y siete
reales de unas alhajas de plata vendidas de orden del P. Provincial para socorro de los religiosos y otros gastos de comunidad. Volvieron nuevamente a su Colegio de Almagro el 16 de
septiembre, pero el 11 de diciembre, ante un nuevo avance del ejército francés, otra vez marchó el P. Rector con algunos religiosos, para volver el 31 de enero de 181017, estando la ciudad ya bajo el dominio de las tropas enemigas, que habían seguido su marcha victoriosa hacia
el sur de la península; pero no pudieron entrar ya en su colegio, pues con anterioridad, el 7 de
junio de 1809, había sido decretada por el Rey intruso su supresión con la de otros quince
conventos de la Mancha18. El P. Rector Fr. Justo García continuó residiendo en Almagro, su
ciudad natal, adscrito a la parroquia de San Bartolomé y Madre de Dios. También permanecieron en Almagro, adscritos a la misma parroquia, varios otros religiosos nuestros que, no
siendo naturales de dicha ciudad, consiguieron permiso para residir en la misma. El Colegio
sirvió varias veces para cuartel de tropas.
Decretada en mayo de 1814 por Fernando VII la devolución de los
16
AHN, l. c., f. 10.
AHN, n. 2817, Recibo, f. 37.
18
AHN, l. c.; AS, leg. 1247.
17
150
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
conventos a los religiosos, a los nuestros se les entregó el Colegio de Almagro y su hacienda
el 24 de junio. Al día siguiente, el P. Rector juntaba y congregaba en la sacristía, por no haber
otro sitio capaz para ello en el colegio, no sólo a los Padres de consulta que se hallaban entonces en la ciudad, sino a todos los demás, y les hizo ver «el estado tan miserable en que había
quedado el colegio, que sólo mirarlo hacía llorar al más duro de corazón y desmayar al más
robusto, pues sólo para habilitar las celdas de tabiques, puertas y ventanas se necesitaban, a
juicio de inteligentes, mil quinientas fanegas de yeso, una carretería de madera y una porción
de dinero muy considerable; para esto no nos han entregado otra cosa que la hacienda poco
menos que inculta y el plazo vencido de las casas hasta San Juan», por lo que no quedaba otro
recurso que vender unas fincas para poder siquiera habilitar algunas celdas en que morar. Así
se acordó, «pues primero que otra cosa era tener casa en que habitar. Se vendieron dos olivares y el quiñoncillo. Y luego la consulta del 8 de octubre aprobó la venta de dos huertas, pues
«era preciso para proseguir la obra de reparación del Colegio en las celdas y demás oficinas
precisas en el día para la reunión de los religiosos y hacer algunas provisiones de comestibles»19. Por fin, el 1 de noviembre de 1815 pudo ya reunirse la comunidad.
Creemos oportuno transcribir aquí parte de la Carta capitular del Colegio de Almagro
presentada al Capítulo celebrado en 1816. Según ella, había en esta fecha una comunidad
compuesta de veintiséis religiosos; de ellos, diecinueve, sacerdotes; tres, sacerdotes estudiantes, y cuatro, Hermanos legos. El recibo desde el anterior Capítulo, que había tenido lugar en
mayo de 1807, había sido de doscientos cuarenta y seis mil ochocientos veintitrés reales, y el
gasto, de doscientos sesenta y cuatro mil novecientos cincuenta y tres. Débese hacer esta advertencia: En el tiempo en que gobernó esta casa el Padre Fr. Justo García del Espíritu Santo,
que fue desde el 17 de julio del año 1808 hasta el presente Capítulo, el recibo ascendió a ciento setenta y seis mil seiscientos setenta y tres reales, y el gasto, a ciento setenta y seis mil setecientos diecinueve, no incluyéndose en esta cifra los quince mil setecientos nueve que se
emplearon para enjugar la mayor parte del déficit del P. Rector anterior.
Los principales artículos que figuran en el gasto fueron trigo, cebada, paja y carne, especialmente desde el 1 de noviembre de 1815, en que se reunió la comunidad, por carecer enteramente de ellos, ni haber tenido cosechas, y lo demás del gasto se empleó en la manutención
de los religiosos sanos y enfermos. En obras y reparos de los edificios del Colegio y casas de
la comunidad se gastaron veinte mil. Desde la reunión de la comunidad, sólo los jornales de
albañiles y carpinteros ascendieron a seis mil ochocientos treinta y cuatro, sin entrar en cuenta
lo que cada religioso contribuyó para componer su celda, ni los materiales de mil doscientas
fanegas de yeso, por habernos franqueado el terreno de donde sacarlo, siendo beneficiado y
conducido por los criados y labor de la comunidad, como ni tampoco los muchos maderos de
todas clases que se han invertido en techumbres,
19
AHN, Consultas cit., ff. 11 v., 12.
LA PROVINCIA DE ANDALUCÍA DESDE EL AÑO 1807 AL 1816
151
puertas y ventanas por haber encontrado la mayor parte de ellas existentes en el colegio de los
desmontes que se hicieron por el administrador del Crédito Público de la parte que había quedado arruinada. Quedaban ahora habilitadas y corrientes veintisiete celdas y las principales
oficinas de iglesia, sacristía, librería, refectorio, cocina y procuración, las cuales estaban provistas de todos los muebles y utensilios necesarios.
En la iglesia y sacristía ha habido el aumento siguiente: un copón de plata y una tapa para
la cajita del altar mayor, costeado por la comunidad; una vara de plata para el Señor San José
y un collar de piedras de Francia puestas en plata para el Niño; un pomito para el santo Oleo;
un tabernáculo pintado y dorado; un púlpito de madera; tres sillas de brazos y el balaustrado
del Presbiterio; cuatro candelabros grandes y dos lámparas; dos vidrieras; un pectoral de piedras de Francia engastadas en plata para N. P. San Agustín y Santo Tomás de Villanueva, y
otras muchas cosas de menos cantidad. En la sacristía, nueve casullas; dos capas y dos paños
de hombros; dos collares, tres albas, tres roquetes, cuatro amitos, veinte cornu altaris, siete
pares de corporales, una mitra de raso bordada y una correa, también bordada, para N. P. S.
Agustín, y otras cosas, muebles y utensilios. En el refectorio se hicieron nuevas las mesas de
nogal. En la cocina, ollas, peroles, sartenes, platos, escudillas, etc. En la librería quedaban
bastantes cuerpos de obras y libros sueltos en el estado que se hallaron después de la irrupción
de los franceses, y que sucesivamente se han ido encontrando y recogiendo por los religiosos.
La casa Quintería quedaba en buen estado y corrientes la bodega, cueva, fábrica y molino, con
las tinajas, muebles y utensilios. Después de la reunión de la comunidad se compraron dos
pares de mulas y otra yunta nueva, un carro nuevo, etc. Vemos que tenía la comunidad bastantes tierras arrendadas, y otras que las cultivaba la comunidad20.
El Convento de Nuestra Señora de la Loma de Campillo de Alto Buey no sabemos la fecha en que tuvieron que abandonarlo nuestros religiosos. En una nota del libro de Caja de
noviembre de 1810 se dice que la mayor parte de ellos faltaron del Convento a causa de las
continuas irrupciones de los franceses a Cuenca y su provincia21.
Una vez que se vieron obligados a dispersarse todos, padeció grandes quebrantos la fábrica del Convento, e igualmente su hacienda, abandonado todo al poder de las tropas enemigas,
a los seglares, etc.
Dado en 1814 el decreto de restitución de los conventos, el P. Subprior Fr. Domingo Muñoz de Santa Isabel —pues el Prior P. Fr. Cristóbal Castañeda de San José parece haber fallecido ya— se reunió con dos Padres más en Campillo, siendo los únicos que a la sazón habían
podido juntarse de la dispersa comunidad; y celebrando el 2 de octubre consulta con ellos, les
expuso «que si había de formalizarse la reunión apetecida para vivir en su profesión y cumplir
las órdenes del amado soberano que a este efecto había circulado, era indispensable tratar con
seriedad de habilitar algunas celdas del destrozado
20
21
AHN, Recibo cit., f. 51.
AHN, n. 3173, Caja.
152
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Convento para recogerse en ellas, y asimismo algunas de las asoladas oficinas, y lo que es
más, de medios eficaces para la subsistencia y manutención de los religiosos reunidos y de
otros que instan por la reunión; y hallándose la comunidad absolutamente exhausta de fondos
para subvenir a unos deberes tan sagrados, y al mismo tiempo precisaba buscar medios para el
efecto», les propuso vender una finca o heredad.
Por entonces parece no se hizo ninguna venta, pero se fueron consiguiendo de don Juan
F. Luján adelantos de algunas cantidades, que llegaron a alcanzar quince mil o más reales, los
cuales se emplearon en comenzar a entonar la labor solamente y en dar de comer a los religiosos, no llegando para hacer algún reparo de los muchos que necesitaba el Convento en su fábrica, oficinas y utensilios, pues todo estaba destrozado, inservible; carecía de todo. Fue ya en
los últimos meses de 1815 cuando, gobernando el Convento su Presidente-Prior Padre Fr.
Diego Martínez de la Santísima Trinidad, se vendieron con las debidas licencias varias fincas
al citado señor Luján, con quien ya estaba entonces empeñada la comunidad en doce mil reales, pudiéndose de esta manera «arreglar y reponer lo necesario para poder vivir los religiosos con decencia en el Convento y dar culto a Dios con el debido decoro»22.
ARTÍCULO TERCERO
Los Padres Fr. Manuel Ruiz del Rosario, Provincial y Fr. Manuel
Rosado de la Asunción, Ex - Provincial
P. FR. MANUEL RUIZ DEL ROSARIO, LECTOR JUBILADO, PROVINCIAL.
Como hemos visto, gobernaba la Provincia de Andalucía al llegar la guerra de la Independencia y con el dominio francés la supresión de los conventos. Ya se ha hecho referencia
en el artículo primero de este capítulo a su situación una vez exclaustrado y a su muerte en
Granada. Debió tener lugar ésta en 1813 o en 1814, antes de la devolución de los conventos.
Hemos observado que algunas veces se le añade a su nombre la palabra Bolaños, y como
también se le llama manchego, suponemos que era natural del pueblo de Bolaños o Bolaños
de Calatrava en la Mancha. Ignoramos detalles de su vida hasta que en el Capítulo Provincial
de 1780 es nombrado Vice-Rector del Colegio de Almagro. Lleva entonces el título de Predicador. En el Capítulo Provincial celebrado el 1 de octubre de 1803 es nombrado Prior del
Convento del Toboso, pero renunció tal vez sin tomar posesión de su priorato, siéndole admitida la renuncia por el señor Nuncio, Arzobispo de Nicea, quien, por razón de la llamada Bula
Piana, a la que ya hemos hecho referencia en otro lugar, tenía intervención en Capítulos y
nombramientos. En su Carta-Orden remitida al P. Provincial, y fechada en
22
AHN, n. 3174, Estado, f. 83; y Consultas cit., f.102 v.
LA PROVINCIA DE ANDALUCÍA DESDE EL AÑO 1807 AL 1816
153
San Lorenzo el 15 de octubre del mismo año 1803, dice así: «El Padre Fr. Manuel Ruiz del
Rosario, que en el último Capítulo con Real asenso ha sido nombrado por mí Prior del Toboso, ha hecho renuncia de esta Prelacía, y el Ilmo. Presidente del Capítulo Provincial me la
recomienda. En su vista he venido en nombrar por Prior Presidente del Convento del Toboso
al R. P. Fr. Francisco Girón del Rosario por lo persuadido que estoy de que en este Priorato
podrá ser muy útil un Religioso de sus circunstancias»23. En el Capítulo siguiente, celebrado
en Almagro el 28 de septiembre de 1805, se le nombró Adito tercero de Definidor, y habiendo
sido elegido Definidor General por Filipinas en el Capítulo Intermedio General, celebrado el
26 de octubre del mismo año, el P. Fr. Francisco Parra de Santa Bárbara, que era Prior del
Convento de Granada, con fecha 31 de diciembre del citado año, el señor Nuncio nombró
para este priorato a nuestro biografiado24. Llegó el Capítulo Provincial, que tuvo lugar el 9 de
mayo de 1807 en la forma extraordinaria que se acostumbraba con el señor Nuncio, y fue
nombrado Provincial el P. Fr. Manuel Ruiz del Rosario, algunas de cuyas actuaciones oficiales aparecen al principio del presente capítulo.
P. FR. MANUEL ROSADO DE LA ASUNCIÓN, PREDICADOR, EX-PROVINCIAL
Este religioso también debió fallecer entre los años 1813 y 1814. Fue asimismo manchego como el anterior, pues era natural de Daimiel, Ciudad Real.
La primera vez que aparece su nombre es en el Capítulo Provincial en abril de 1774 en el
Colegio de Almagro, en el que fue nombrado Secretario de Provincia, asistiendo luego como
tal al Capítulo de abril de 1777, que tuvo lugar en el convento del Toboso, y en el que fue
elegido Definidor Provincial por parte de la Mancha, pues en esta Provincia de Santo Tomás
de Villanueva había dos Definidores naturales de algún pueblo de Andalucía y otros dos de
los de la región manchega, y por lo mismo, cuatro Aditos, dos por cada región. En el Capítulo
siguiente, celebrado en abril de 1780 en el Convento de Santa Fe, actuó como tercer Juez de
Causas, siendo luego nombrado Prior del Convento del Campillo. En este Capítulo se aprobó
el acta que copiamos a continuación por no figurar en el lugar correspondiente del tomo VIII
de estas Crónicas. Dice así:
«It: consultando con el aprovechamiento de nuestros estudiantes y para que tengan más tiempo a dedicarse al estudio, determinó el presente Capítulo que en los colegios de Filosofía se dé por impreso, valiéndose del curso de Filosofía del Maestro Fr.
Antonio Goudín, permitiéndose sólo a los PP. Lectores de Filosofía que reduzcan a
compendio las Summulas y las dicten a los estudiantes; y en el discurso de su lectura
se les advierte y manda a dichos PP. Lectores que cada día expliquen y tomen lecciones. Y por lo que respecta al colegio de Teología, se determina asimismo y manda se
estudie por el compendio del Maestro Gonet, advirtiendo que los PP. Lectores de Prima y Vísperas han de observar el mismo método en sus horas y lecciones respectivas
que practica el P. Lector de Nona, tomando las lecciones que el día antes señalaron y
explicaron a los estudiantes, en cuyo ejercicio han de gastar el tiempo que prescribe
nuestra ley, quedando de este modo libre toda la hora al P. Maestro de estudiantes, para que en las conclusioncillas cotidianas los ejercite, oyéndoles y respondiendo a sus
argumentos y aclarándoles sus dificultades. Y este método que se señala, manda el
presente Capítulo se observa inalterablemente»25.
Como es natural, asistió nuestro biografiado como Prior del Campillo al Capítulo siguiente celebrado en mayo de 1783 en el Convento de Sevilla, pero en éste no fue elegido ni nom23
AT, Capítulos, f. 95 v.
AT, l. c. f. 108.
25
AT, l. c., f. 42 v.
24
154
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
brado para ningún cargo, pero al tener lugar el 29 de mayo de 1784 el Capítulo General en el
Colegio de Almagro, resultó electo Definidor General por Tierra Firme, permaneciendo en el
oficio hasta el Intermedio General celebrado en 178726.
En junta celebrada por el P. Provincial y su Definitorio en 30 de octubre de 1793 se trató
entre otros asuntos de un memorial presentado por el P. Fr. Juan Rosado del Espíritu Santo, L.
J. y Calificador del Santo Oficio, conventual del Toboso, en el que exponía su padecimiento
de una perlesía parcial en una pierna y otros achaques en los que sólo había conocido alivio
con los aires y temperamento de nuestro Colegio de Almagro, y ante esto, suplicaba se le concediera el tránsito a este Colegio con la respectiva dispensa de simultánea conventualidad en
dicha casa con su hermano el P. Fr. Manuel de la Asunción; así fue concedido por unanimidad27.
En 26 de marzo de 1797, N. P. Vicario General remitió su voto al P. Rector de Almagro,
Fr. Alonso Sauquillo de San Julián, para que en su nombre asistiese a la junta del Definitorio
que se había de tener en el Colegio de dicha ciudad para elegir los Definidores y Discretos de
la Provincia de Andalucía para el Capítulo General, pero habiendo hecho presente el P. Provincial a N. P. Vicario General el parentesco dentro del tercer grado que dicho P. Alonso tenía
con el Padre Fr. Miguel Cuesta de los Ángeles, que como Provincial inmediato debía concurrir a dicha junta, N. P. Vicario General envió su
26
Este Capítulo Intermedio General no lo trae el tomo octavo de Crónicas. Con fecha 28 de abril de 1787 fueron
convocados los que de conformidad con las Constituciones debían concurrir al mismo (AG, Registro, f.
177). En él fueron electos Definidores Generales los PP. Fr. Baltasar de San Antonio, L. J., Fr. Felipe de los
Dolores, L. J., Fr. Miguel de Ntra. Sra. de los Ángeles, L. J., y Fr. Marcelo de Santa Bárbara, Pred. (Lo eran
en la Junta General del 28 de diciembre del citado año). Asimismo, fueron elegidos los PP. Fr. Francisco
Javier de San Agustín, Procurador General en la Curia Regia, Fr. Manuel de Santa Mónica, en la Curia
Romana, y Fr. Bartolomé de San Antonio, Secretario General; estos dos últimos reelegidos. Electo Provincial de Andalucía en el Capítulo de esta Provincia en 1789 el P. Fr. Miguel de Ntra. Sra. de los Ángeles, le
sustituyó en el oficio de Definidor General el P. Fr. José de la Concepción.
27
AT, Capítulos, f. 76.
LA PROVINCIA DE ANDALUCÍA DESDE EL AÑO 1807 AL 1816
155
voto al P. Fr. Manuel Rosado, asistiendo éste como tal a la misma, que se celebró el 9 de abril
del citado año28.
En este mismo año, el 29 de julio, tuvo lugar el Capítulo Provincial de Andalucía, que
debía haberse celebrado en 1795, pero que dejó de celebrarse entonces por la ya conocida
Bula o Breve de Pío VI. Verificóse ahora del modo extraordinario que puede verse en el capítulo primero del tomo IX de estas Crónicas, siendo nombrado Provincial nuestro biografiado,
el cual gobernó la Provincia hasta el Capítulo siguiente del 26 de julio de 1800, retirándose
luego al Colegio de Almagro, donde en mayo y septiembre de 1803 le vemos asistir a juntas
convocadas por el P. Provincial. Finalmente, en el Capítulo Provincial celebrado a últimos de
septiembre de 1805, del mismo modo extraordinario que los anteriores, fue nombrado cuarto
Adito de Definidor.
Creemos que los acontecimientos del año 1808 le sorprendieron en el Colegio de Almagro, donde falleció por los años 1813 ó 1814, pero ya exclaustrado, como todos los demás.
28
AT, l. c., f. 79 v.; AG, Registro, f. 197.
CAPÍTULO VI
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1808-1812
ARTÍCULO PRIMERO
Celébrase Capítulo Provincial en 1808. Refiérese lo actuado en él
En este mismo año 1808, en el que se comienza el presente volumen de nuestras Crónicas, tuvo lugar el Capítulo Provincial de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria del
Nuevo Reino de Granada y Tierra Firme. Por ser también el primero que historiamos, copiaremos literal e íntegramente lo que del mismo trae el Libro segundo de dicha Provincia1.
«Anno a Nativitate Ejusdem (Domini Nostri Jesu-Christi) millessimo octingentessimo
octavo, die nona Septembris, quae fuit feria sexta, post vesperas, de mandato V. P. N. Fr. Antonii a Doloribus Lectoris Jubilati, Calificatoris Sancti Officii, et Rectoris Provincialis, facto
signo congregandi CAPITULUM PROVINCIALE, in hoc Collegio Divi Nicolai de Tolentino civitatis Sanctae Fidei, ad illum convenerunt, idem V. P. N. Fr. Antonius a Doloribus; V. P. Fr.
Michael a D. Eugenio, Lector Jubilatus et Rector hujus Collegii; V. P. N. Fr. Clemens a S.
Francisco Xaverio, Provincialis Absolutus; V. P. Fr. Josephus a D. Antonio, Deffinitor; V. P.
Fr. Augustinus a D. Joanne Nepomuceno, Deffinitor; V. P. Fr. Ludovicus a S. Theresia, Deffinitor; V. P. Fr. Ludovicus a Sto. Joseph, Deffinitor; V. P. Fr. Josephus a D. Vincentio, Vic.
Prior Nostri Conventus de la Candelaria; V. P. Fr. Josephus Maria a Doloribus, Vic. Prior
Conventus de Cartagena; V. P. Fr. Valentinus a SS. Trinitate, Vic. Prior nostri Conventus
Sancti Joseph de Panamá; V. P. Fr. Ludovicus a Jesu, Magister Novitiorum; V. P. Fr. Ignatius
a D. Francisco de Paula, Secretarius Provincialis; V. P. Fr. Emmanuel a D. Joanne Nepomuceno, Procurator Provinciae; lectisque Edictis S. Inquisitionis, et insuper lecta Constitutione
Gregorii Decimi quinti, quae incipit: Quoniam nemo debet sibi sumere honorem, servatisque
servandis juxta Constitutionem Ordinis Nostri, cum non invenirentur Litterae V. P. N. Vicarii
Generalis
1
AC, t. CXXXVII, Lib. 2.° de la Provincia, f. 103. –Es de agradecer a los religiosos de esta Provincia PP. Fr.
Francisco Lozano y Fr. Daniel Salas la colaboración prestada con la copia y remisión de muchos documentos.
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1808-1812
157
ad hoc Capitulum directae, declaratus fuit Praesidens pro eo V. P. N. Fr. Clemens a S. Francisco Xaverio Provincialis absolutus, et pro tali ab omnibus receptus, elegitque pro Judicibus
Causarum VV. PP. Fr. Josephum a D. Antonio, Fr. Augustinum a D. Joanne Nepomuceno et
Fr. Ludovicum a Jesu, sequentes determinationes fecerunt:
Primeramente acordaron que se observen inviolablemente las determinaciones de las Bulas Apostólicas, de nuestras Constituciones y repetidas Actas relativas a que ningún religioso,
ni dentro ni fuera del claustro, se quite el hábito, ni con motivo de montar a caballo, y en las
tierras calientes por motivo de los temperamentos, sólo dentro de la celda conforme al decoro
que corresponde.
Item. Mandaron: Que se señalen dos religiosos aptos y conforme al examen para Predicadores de este Colegio, que sean dos los que lleven repartido el trabajo de los sermones, y que
gocen de la excepción de oficios, contándoseles el tiempo para su Jubilación conforme a
nuestras Constituciones y Actas.
Item. Mandaron, que se pongan todos los medios que sean posibles a fin de que se realice
nuestra fundación de Morcote y se cumpla con la mente de nuestro Soberano en orden a aquella Misión.
Item. Declararon por Lector Jubilado al P. Vicario Prior de Panamá Fr. Valentín de la
Trinidad, en atención a que lleva nueve años de lección seguida y por lo que toca a los tres
años en que ha sido Maestro de estudiantes de Teología, enseñando gramática, expuesto los
Casos de Moral, y alternando con los PP. Lectores en todos los actos literarios tanto dentro
como fuera de nuestros claustros, y que actualmente se halla enfermo de los ojos, que ocurra a
N. P. Vicario General para la confirmación de su jubilación.
Item. Que en atención a la relación de méritos que ha presentado el P. Lector Jubilado y
Regente de Estudios, Fr. José María de los Dolores, y considerando a las muchas misas que
debe la Orden atrasadas, tuvieron a bien excusarle de una misa y que aplique tres por la Orden, suplicando a N. V. P. Vicario General que en vista de dicha relación de méritos que para
el efecto presenta, se digne concederle la patente de Padre de esta nuestra Provincia, sin voz
ni voto en los sucesivos Capítulos, pero gozando de las excepciones que conceden tales patentes.
Item. Acordaron que en atención a que N. V. P. Fr. Venancio ha satisfecho los cargos que
se le hacían por el Convento de Cartagena, como consta por los instrumentos que ha presentado al Definitorio, mandaron se borren las informaciones y acta de Visita que obraron en aquellos cargos, cumpliéndose en esto el Definitorio que cita el dicho N. P. Fr. Venancio, para
cuyo efecto testificaron los PP. Notario y Depositario de aquel Convento certificaciones de
haberse cumplido.
Item. Declararon por Lectores Jubilados a los Padres Fr. Agustín de San Juan Nepomuceno, Definidor, y Fr. Nicolás de los Dolores, Ex-Definidor, y que estos referidos religiosos
ocurran a N. V. P. Vicario General para que les libre la patente de Lectores Jubilados.
Item. En atención a lo que ha hecho presente el P. Maestro de Novicios de los años que
ha leído, también se le conceden por el presente
158
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Capítulo las excepciones de Lector Jubilado, sobre que deberá ocurrir a N. V. P. Vicario General por la correspondiente patente.
Item. Admite este presente Capítulo por hermanos Mantelatos de esta Nuestra Provincia
de Tierra firme, bajo el compromiso de una misa, como se acostumbra, a D. Tadeo Pérez y
Sevillano intraventor de Correos de la ciudad de Panamá y en iguales términos a su esposa
Doña María Martina del Carmen Arosamena; a D. Manuel García de Paredes, administrador
de Correos de Panamá, y a su esposa, Doña Cayetana Ximénez; a José del Carmen Triunfo y
a Petra Josefa Carrascos, también vecinos de la ciudad de Panamá, y al Dr. Moreno Cura de
Tomique, bajo la obligación de una misa cada dos semanas.
Item. Declara el presente Capítulo excepto de hebdómada al Padre L. Fr. Francisco de la
Concepción.
Item. Que los PP. Fr. Pedro de Cristo y Fr. Silvestre de San Juan Nepomuceno tuviesen el
cuidado en adelante de enseñar con todo esmero a los Hermanos Profesos y Novicios el canto
llano, y que todos canten en las funciones que ocurren, que se les cuente para su jubilación, y
que por lo que el P. Fr. Pedro ha enseñado, se le cuenta un año.
Item. Se admiten a los Hermanos Fr. Mariano Vargas y Fr. José María Rodríguez a oposición para la Colegiatura.
Item. Que al P. L. Fr. Luis de San Ignacio se le cuente el tiempo que para dar su lección,
viva en este Colegio y en nuestro Convento de la Candelaria, y que si en los Llanos se mantuvo tres años sirviendo a su pueblo, se le pasen por uno para su Jubilación.
Item. Que se le dé al P. Definidor Fr. Manuel de San Juan Nepomuceno el certificado que
pide del tiempo que leyó su lección.
Quas omnes determinationes propriis manibus subscripserunt...
Die vero sabbati immediate sequentis solemniter cantata Missa de Spiritu Sancto, expletisque aliis quae praecipiuntur in nostris Constitutionibus, V. P. N. Rector Provincialis Fr.
Antonius a Doloribus officium suum cum sigillis Provinciae in manibus P. Praesidentis humiliter resignavit; absolutusque ab officio, ac deinde recitatis per unum ex judicibus causarum
illis Patribus, qui in praesenti electione novi Provincialis vocem haberent, fueruntque iidem
qui infra firmabunt; emissis omnibus vocem non habentibus, et electis per vota secreta tribus
scrutatoribus, ab ipsisque praestito juramento fidelitatis; ad novi Provincialis electionem processerunt; electusque fuit V. P. N. Fr. Michael Blanco a Divo Eugenio; at cum publicata fuisset electio per primum Patrem ex scrutatoribus, solemniter ad Ecclesiam processionaliter ingredientibus, prout moris est, confirmatus fuit ab eodem Patre Praesidente, traditisque sigillis
Provinciae, ab omnibus ei obedientia praestita fuit.
Eodem die post Vesperas facto signo, omnes Vocales in Capitulum congregati ad electiones Deffinitorum dirimentes, in primum elegerunt P. Fr. Emmanuelem a Divo Joanne Nepomuceno Lectore Sacrae Theologiae; in secundum P. Fr. Ludovicum a Corde Jesu Lectorem
Sacrae Theologiae; in tertium P. Fr. Ignatium a Divo Francisco de Paula, Praedicatorem; in
quartum P. Fr. Valentinum a SS. Trinitate Lectorem Sacrorum Canonum. In additos vero elegerunt, in primum
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1808-1812
159
V. P. N. Venantium a Divo Josepho, Lectorem Jubilatum, Calificatorem Sancti Officii Inquisitionis; et in secundum P. Fr. Franciscum a Purificatione Lectorem Sacrae Theologiae; atque
in tertium P. Fr. Thomam a Jesu, quas electiones propriis manibus suscripserunt...
Al margen hay una nota que dice: Deffinitores autem hoc ordine publicandi sunt. In primum Deffinitorem V. P. Fr. Ignatius a Sto. Francisco; in secundum V. P. Fr. Ludovicus a
Jesu, Patiño; in tertium V. P. Fr. Valentinus a SS. Trinitate; in quartum V. P. Fr. Emmanuel a
Sto. Joanne Nepomuceno.
Feria vero secunda quae fuit decima secunda ejusdem mensis, congregati omnes Patres
Vocales ad sonum Campanellae, Capitulum convenerunt: praemissisque quae in nostris Constitutionibus ordinantur, factaque renuntiatione omnium Praelatorum localium; ad novas electiones eorum deveniendi causa, egressis prius illis qui non sunt de Corpore Deffinitorii, a septem Patribus sequentes electiones effectae sunt: Eligimus in Rectorem hujus Collegii P. L. Fr.
Josephum a Divo Vincentio, L. J., et Ex-Def.; in Vicerrectorem P. Fr. Petrum a Christo Achuri, simulque in Sacristam Majorem; in Bibliothecarium P. Fr. Anselmum a D. Josepho, L.
Philosophiae.
Eligimus in Priorem nostri Conventus Des. de Candelaria P. Fr. Josephum Mariam a Doloribus, L. J. atque ex-Deffinitorem; in Subpriorem et Bibliothecarium P. Fr. Carolum a Sancto Antonio.
Eligimus in Priorem nostri Conventus S. Crucis Civitatis Cartaginensis P. Fr. Franciscum
Xaverium a Trinitate, L. J. et ex-Priorem; in Subpriorem et Bibliothecarium P. Fr. Thomam a
Jesu.
Eligimus in Priorem nostri Conventus S. Joseph de Panamá P. Fr. Isidorum a Conceptione L. J., atque Ex-Deffinitorem; in Subpriorem et Bibliothecarium P. Fr. Marcum a Sto. Francisco.
Eligimus in Priorem nostri Conventus de Tunja P. Fr. Franciscum a Doloribus, Lect.; in
Subpriorem et Bibliothecarium P. Fr. Emmanuelem a Sta. Rita.
Eligimus in Priorem nostri Conventus de Honda P. Fr. Petrum a V. de Monte Carmelo.
Eligimus in Secretarium et Socium P. Fr. Ludovicum Castro a D. Josepho, Lect. atque
Ex-Deffinitorem.
Eligimus in Magistrum Novitiorum P. Fr. Ludovicum a Sta. Theresia, Ex-Deff.
Eligimus in Procuratorem P. Fr. Franciscum a Cenceptione.
Eligimus in Praefectum Studiorum P. Fr. Ludovicum a Jesu, Lect. atque Ex-Deff.
Quas omnes determinationes propriis manibus suscripserunt.
ARTÍCULO SEGUNDO
Breve nota biográfica sobre el Provincial electo. –El proyectado Convento
de Morcote. –Celebración del Capítulo Intermedio Provincial en 1810
El nuevo Provincial P. Fr. Miguel Blanco de San Eugenio, Lector Jubilado, había nacido
en 1755; contaba, pues, cincuenta y tres años, de edad.
160
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Nada más sabemos de él hasta el año 1792, en que el Capítulo Provincial lo nombra Prior
del Convento del Desierto de la Candelaria. En el tiempo de este priorato se construyó el
claustro del lado de la iglesia hasta la sacristía y portería2. Al celebrarse el Capítulo siguiente,
año 1796, se le dio el cargo de Regente de Estudios. En este mismo año, «el Virrey don José
Ezpeleta y el Arzobispo de Santa Fe don Baltasar Jaime Martínez Compañón resolvieron que
los recoletos de La Candelaria eran quienes mejor podían administrar las doctrinas de Cuiloto». Fueron aceptadas, y en noviembre de dicho año, el P. Provincial ordenaba se trasladasen
a ellas cuatro religiosos, siendo uno de ellos nuestro biografiado, quien, como Prefecto nombrado de aquellas misiones, recibía en 1797 la entrega de las mismas, haciéndose cargo él de
la Misión de Nuestra Señora de la Soledad de Cravo, que fue la primera en darse a nuestros
religiosos3. En estas misiones debió permanecer hasta el Capítulo Provincial de 1800, a pesar
de ser nombrado Maestro de novicios en el Intermedio de 1798, pues con fecha 31 de enero
de dicho año 1800 firma en Soledad de Cravo un informe sobre las citadas misiones pedido
por el señor Arzobispo4. En este Capítulo de 1800 fue elegido Prior del Convento del Desierto, del que eran conventuales los religiosos misioneros en Cuiloto; al siguiente Capítulo,
1804, fue nombrado Rector de Bogotá, para llegar al Provincialato en el de 1808.
Por Cédula Real del 31 de agosto de 1799 aprobóse la fundación de un Colegio o Convento en el pueblo de Morcote, dando para ello su autorización, por su parte, el señor Arzobispo de Santa Fe el 10 de marzo de 1800. Muchas fueron las dificultades que se presentaron
al correr de los días para que esta fundación pudiera llegar a la realidad5. Era ya el año 1810,
cuando en sesión del Definitorio habida el 23 de enero proponía el Provincial P. Fr. Miguel
Blanco de San Eugenio que, en vista de «los obstáculos que por espacio de casi doce años se
han experimentado en el pueblo de Morcote para verificar la fundación de nuestro Convento y
las ventajas y proporción que ofrece Labranzagrande para poderse hacer allí dicha fundación,
si les parecía (supuesto el recurso difícil de nuestro Soberano) se impetrase licencia al Señor
Virrey para que se verifique en dicho Labranzagrande». Así se aprobó por unanimidad6. De
conformidad con este acuerdo, el P. Provincial dirigió al Superior Gobierno un memorial pidiendo licencia para el traslado referido, apoyado en que «el paraje de Morcote, situado en un
cerro, no es a propósito ni reúne espacio suficiente para las obras que deben construirse; además, carece de agua y víveres de primera necesidad», lo cual no sucedía en Labranzagrande7.
Pero, como veremos, en este mismo año surgía el movimiento que había de desembocar en la
independencia del Nuevo Reino de Granada; y sin duda por esto, quedaron interrumpidos
todos estos proyectos.
2
P. AYAPE, El Desierto de la Candelaria, 116.
ID., Fundaciones y Noticias, 1, 173.
4
P. GANUZA, Misiones Candelarias, 2, 102-105.
5
ID., Ob. cit. 2, 125, ss.
6
AC, Lib. de la Provincia cit., f. 106
7
P. AYAPE, Funcaciones y Noticias, 1, 178.
3
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1808-1812
161
En este año de 1810 celebróse el Capítulo Intermedio; la copia literal e íntegra de lo actuado en el mismo es como sigue8:
«Anno a Nativitate Ejusdem (Domini Nostri Jesuchristi) millessimo octingentessimo decimo, die vero decima secunda mensis Septembris; celebrata Missa de Spiritu Sancto et pulsata campanella claustri pro signo congregandi Capitulum Intermedium, convenerunt in aulam
capitularem septem VV. PP., videlicet, V. P. N. Michael a St. Eugenio, Blanco, L. J.; Priorque
Provincialis; V. P. N. Fr. Antonius a Doloribus, L. J., Provincialisque absolutus; V. P. N. Fr.
Clemens a Sto Xaverio, L. J., Examinator Synodalis, Calificator Sti. Officii, Praesidens Capituli Praeteriti; quatuorque actuales VV. PP. Deffinitores, P. N. Ex-Provincialis Fr. Ignatius a
Sto. Francisco de Paula; Regensque studiorum Fr. Ludovicus a Corde Jesu; L. J. Fr. Valentinus a Ssma. Trinitate, Quevedo, et P. L. Fr. Emmanuel a Sto. Joanne Nepomuceno; lectis
Edictis Sanctae Inquisitionis, servatisque servandis juxta Nostras Constitutionum Sanctiones,
sequentes electiones fecerunt:
Eligimus in Rectorem hujus Collegii V. P. N. Fr. Venantium Bautista a Sto. Josepho, L.
J., Sancti Officii Inquisitorem.
Eligimus in Subpriorem ejusdem V. P. Fr. Emmanuelem a Sta. Rita, Ahumada; eligimus
in Magistrum novitiorum ejusdem V. P. Fr. Petrum a Christo, Achuri.
Eligimus in Priorem Sanctae Crucis de la Popa P. L. J. Fr. Nicolaum a Doloribus, Sierra.
Eligimus in Subpriorem Conventus de la Candelaria P. L. Fr. Ludovicum a Sto. Ignatio,
Sanabria.
Eligimus in Subpriorem del Topo P. L. Fr. Custodium a Sto. Antonio, Guevara.
Quas omnes electiones fecerunt et propriis manibus suscripserunt. Sequentes Determinationes fecerunt:
Primeramente, que en atención a que N. P. Vicario General tuvo a bien franquear Patente
de Padre de esta Provincia al P. Definidor Fray Ignacio de San Francisco de Paula, declarándole todas las gracias y excepciones de que gozan los Padres Ex-Provinciales honorarios de
este Nuevo Reino de Granada, dada en el mes de abril de ochocientos ocho y pasada por el
Supremo Consejo de Indias, que aún legítimamente gobernaba, fue leída en este Colegio en
presencia de la Comunidad, y no reclamada, como igualmente fue obedecida por los religiosos de los otros conventos de la Provincia, como otras Patentes del Superior de la Congregación; en esta inteligencia queda dicha patente obtenida de nuevo por el presente Capítulo, y
mandamos a todos nuestros súbditos le hayan y tengan por Padre de esta Provincia, entrando
en todos los privilegios, gracias y excepciones de que gozan NN. PP. Ex-Provinciales Honorarios.
Item: Mandamos que habiendo hecho presente a este Capítulo Intermedio N. P. Fr. José
de San Andrés, Moya, que ha cumplido con las misas por los Religiosos difuntos de nuestra
Provincia, con otros sufragios más que su piedad y religión le sugirieron, en fuerza de este
compromiso y especie de contrato, declaramos y ordenamos que
8
AC, Lib. de la Provincia, f. 108.
162
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
en su muerte, goce de todos los sufragios que nuestra Orden acostumbra hacer por todos nuestros Padres Ex-Provinciales de nuestra Provincia.
Item: Se declaran por el presente Capítulo, según las excepciones que el Rey N. Señor
concede a nuestros misioneros y conforme al Breve de Su Santidad a petición de S. M., por
Padre de Provincia al P. Jaramillo; por Ex-Definidor y L. J., al P. Fr. Pedro Cuervo de la Santísima Trinidad; por Ex-Definidor y Jubilado, al P. Fr. Francisco de Santa Bárbara, Puentes;
por Ex-Definidor y Jubilado, al Padre Fr. Agustín Villate de San Francisco; igualmente se
declara por L. J. al P. Definidor Fr. Manuel Páramo de San Juan Nepomuceno.
Item: Ordenamos que al P. Fr. Francisco de Santa Bárbara se le administre con todo lo
necesario por el Colegio o Convento donde existiere.
Item: Declaramos por jubilado al Hno. Fr. Juan Antonio del Espíritu Santo, converso.
Item: Ordenamos que, en virtud de la representación que hicieron algunos Padres del descargo de cuatro misas por semana, y haciéndonos cargo de la presente escasez y demás verdaderas necesidades, se les descarga tres misas por mes, si salieren los Padres con título de asueto, no descargarán alguna, y si salieren a algún curato, descargarán por semana una; que se
admite por mantelato nuestro a Don Antonio Miranda, vecino de la ciudad de Cartagena, y se
ha dispuesto que se encargue a Nuestro Padre Provincial que, a su nombre y del presente Capítulo, se les dé las gracias a nuestros bienhechores de Honda y de Cartagena, principalmente
a D. Juan de Jesús García y a su esposa Doña Elvira.
Item: Mandamos al Padre Maestro de Novicios que en suposición de que hay suficiente
número de religiosos, indispensablemente recen todos los días el Oficio Parvo de Nuestra
Señora.
Quas omnes determinationes fecerunt propriisque manibus suscripserunt».
ARTÍCULO TERCERO
La guerra de la Independencia colombiana y las comunidades religiosas. –Prudencia
de los Padres Candelarios. –Desastres en las Misiones de Casanare
Decíamos en el artículo anterior que el año de 1810 surgía el movimiento que había de
desembocar en la independencia del Nuevo Reino de Granada. El día 20 de julio del citado
año tuvo lugar una revuelta en Bogotá, formándose la Junta Suprema de Santa Fe. Fue el
principio... Pero dejemos hablar al notable historiador recoleto, Padre Fr. Pedro Fabo, que,
entre otros títulos, ostentaba el de individuo correspondiente de la Academia Nacional de Historia de Colombia.
«Viento en popa bogaba el bajel de la Provincia de la Candelaria por el golfo de su historia acrecentando las conquistas evangélicas, sobre todo en las Misiones del Meta y Cuiloto,
cuando soplaron huracanes
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1808-1812
163
recísimos sobre este país, digno de las bendiciones del Altísimo. A los tiempos de la Independencia me refiero. Fue por causa de los movimientos insurgentes de 1810 por lo que las Comunidades Religiosas sintieron en su vida movimientos convulsivos que las hizo detener el
rumbo de vida próspera y tranquila. Las profundas conmociones políticas de aquella época de
transición alteraron las sociedades, y, como efectos de la guerra emancipadora, sintiéronse
funestamente en el seno de los conventos la desorientación moral, la desapacibilidad, la lucha
de la conciencia, la probabilidad de un cataclismo tremebundo para el Estado y la Iglesia y, en
suma, los innumerables óbices que una situación de tal laya crea o motiva en la marcha de
todas las cosas. Ventilábanse asuntos patrióticos, que son los que más impresionan la conciencia nacional y la individual, y, por lo mismo, a los Religiosos no les era fácil abstraerse de
las influencias del medio en que vivían»9.
«Muchos miembros del clero secular y regular tomaron parte activa en los movimientos
de emancipación de España, y respecto de los Agustinos Recoletos puédese consignar que
durante esta peliaguda década se mantuvieron en una posición decorosa: no se lanzaron de
rondón como directores de guerrillas y barricadas, ni abandonaron la clausura con pretexto de
capellanías castrenses, ni se acercaban al altar calzando espuela y con espada al cinto, sino
que, según se transparenta en los documentos oficiales que obran en los archivos, moderaron
su conducta con discreción muy loable. También es cierto que sus vínculos religiosos con
España eran muy especiales, por cuanto residía el Padre Superior en Madrid, en cuyas manos
estaba la vida o muerte de la Provincia. Todos los Candelarios entonces eran de origen americano, mas debían conservar su dependencia religiosa del Vicario General y del Capítulo, y por
eso se complicaba la situación de esta Provincia, cuyo ideal supremo era la gloria de Dios y la
salvación de las almas. Sin embargo, también rindió tributo de patriotismo cívico representado en algunos religiosos. Hablando el historiador José Manuel Groot, Historia Eclesiástica y
Civil del Nuevo Reino de Granada, tomo Ill, capítulo XIX, de la Asamblea de Representantes
de 1811, elegida por el pueblo para que constituyera Estado, Asamblea que tomó el nombre
de Colegio Constituyente Electoral, escribe: «Para redactar el proyecto de Constitución fueron
nombrados en comisión D. Jorge Tadeo Lozano, el Doctor D. Miguel Tobar y el Reverendo
Padre Fray José de San Andrés, Moya, Religioso Candelario, individuo de muchas luces y
excelente orador sagrado. Se distinguió también como patriota el sabio Padre Fray Javier de la
Purificación, que fue desterrado a Cartagena por su propaganda a favor de la Independencia»10.
«Uno de los puntos donde más se notaron los desastres de la turbulencia fue en el territorio de las Misiones casanareñas, porque allí se acantonaban los ejércitos cuando pasaban de
Venezuela a Colombia, o cuando, en virtud de algún movimiento estratégico, abandonaban la
serranía para ocupar las solitarias llanuras. Digo solitarias porque,
9
P. FABO, Restauración de la Prov. de la Candelaria, 20.
ID., Ob. cit., 41.
10
164
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
en efecto, lo eran; y para que nadie vaya a creer que en Casanare pululaban las tropas indígenas como tributo de su población, que si los llaneros se distinguieron en diversas emergencias
de la guerra, de los llaneros venezolanos del Apure se debe entender principalmente, porque
eran muchos, muchísimos más que los de Casanare, etc. He aquí el cómo y el porqué de la
decadencia de las Misiones. Los ejércitos de los patriotas y peninsulares desolaron los hatos
vacunos, agotaron las caballadas para formar escuadrones, enrolaron en la milicia a los indios,
atemorizaron a los catecúmenos, y, de más a más, impidieron que de las Misiones enviasen
los Religiosos, para ayuda de los noviciados de El Desierto y de los otros conventos, y también para ayuda del Colegio de Bogotá, las cuotas o colectas en metálico asignadas en los
Capítulos Provinciales, con todo lo cual perdió el nervio de la disciplina el categórico más
imperante de la existencia»11.
Otro escritor recoleto, el P. Fr. Marcelino Ganuza, en su obra Monografía de Misiones
Candelarias, dedica también un capítulo a «la revolución de 1810 en el Nuevo Reino de Granada y nuestras misiones de los Llanos de Casanare»12, del que vamos a tomar lo que sigue.
«Por esos años, la Provincia de los Llanos había alcanzado un grado de prosperidad y
adelanto tan alto como no lo ha tenido después hasta la fecha, por más esfuerzos que se han
venido haciendo por levantarla de la ruina y postración en que quedó a causa de la guerra
magna, a la que contribuyó más que todas las otras provincias de la Nación, y por las civiles
que sucedieron en adelante en el país».
En el mismo año 1810, antes del establecimiento de la Junta Suprema de Santa Fe, Casanare se pronunció contra el Gobierno del Virreinato Neo-Granadino. Nuestros religiosos de
las misiones casanareñas «que habían sufrido en repetidas ocasiones las iras, abusos y despotismos de los Corregidores y Gobernadores que por entonces se estilaban, sin otro motivo que
el de abogar y promover el adelanto de sus Misiones, creyeron, sin duda, se les presentaba
buena coyuntura para librarse de esas arbitrariedades y se pusieron del lado del patriótico movimiento, prestándole cuantos auxilios pudieron». Pero habiendo fracasado el pronunciamiento, el Provincial de la Candelaria recibió una orden del Superior Gobierno, de fecha 13 de
julio del citado año, en la que, de resultas de haber dado armas, dinero, víveres y caballos a
los revolucionarios los Misioneros Agustinos Descalzos Fray José Antonio Jaramillo, cura de
Guanapalo; Fray Pedro Cuervo, de Macuco, y Fray Hipólito Pinto, de Casimena, en precaución y enmienda de tal exceso, se intima al P. Provincial «para que los remueva de los Curatos, si no hubiere grave y justa causa que lo impida; y caso de haberla, disponga de otro modo
su corrección, dando cuenta al Tribunal en uno y otro caso de sus providencias para los efectos consiguientes». «No sabemos —continúa el P. Ganuza— si cumplió o no el P. Provincial
Fray Miguel de San Eugenio, antiguo misionero de Cravo norte, ni cómo lo cumplió; únicamente podemos decir que
11
12
ID., Ob. cit., 21.
P. GANUZA, Ob. cit., 199-222.
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1808-1812
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dichos misioneros continuaron en las Misiones de Casanare. También nos atrevemos a juzgar
que al proceder de esa suerte, impulsados de su patriotismo, ni por sueño pensaron en la mala
correspondencia que tendría su patriótica conducta de parte de aquellos a quienes con tanto
desinterés ayudaron a esa tan grave empresa, conforme sucedió al poco tiempo, pero señaladamente durante el Gobierno del General Santander».
«Porque si el primer intento de revolución casanareña fue sofocado tan pronto, no aconteció lo mismo en los siguientes, sino que al ser derrocadas las autoridades del Virreinato y
expulsadas del país por la Junta Suprema de Santa Fe en julio de 1810, se constituyó también
en Pore la Junta provisional de Casanare». Ahora bien, «cuando se investiga el estado de
nuestras Misiones del Meta y Cuiloto por estos años, se encuentra que desde los primeros días
la Junta susodicha de Pore no se ciñe a las facilidades y régimen que le pertenecen, sino que,
invadiendo el dominio de las Misiones, muéstrase Soberana y no respeta lindes de ninguna
clase». Y a continuación copia el P. Ganuza, para probar su aserto, varios elocuentes documentos, para seguir luego expresándose de esta manera:
«No es extraño se queje y lamente el Padre Prefecto de las Misiones de Cuiloto en su
comunicación, fechada en Cravo Norte en febrero de 1812, y dirigida al Padre Provincial, de
que los PP. Misioneros se ausentaban de los pueblos sin su licencia y autorización, para andar
dispersos, pues otra cosa no se podía pedir en circunstancias en que no resonaba sino el grito
de libertad; y para librarse de vejámenes, el único partido que les restaba era: o emigrar al
interior, como tuvo que hacerlo el Padre Cuervo, o servir de Capellanes de las fuerzas patrióticas, como hicieron, entre otros, el Padre Fray Manuel Ordóñez de San Juan Nepomuceno,
que en la derrota de Cachiri (Santander) corrió gravísimo riesgo de perder la vida, y el Padre
Fray Vicente Heredia..., o, finalmente, lo que se vieron forzados a practicar otros, internarse
en los bosques y ocultarse entre las fieras, exponiéndose al hambre, la desnudez, las enfermedades, las plagas y toda suerte de penalidades, sin amparo humano de ningún género y sin que
se supiera en la comunidad la suerte que hubieran corrido».
CAPÍTULO VII
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
ARTÍCULO PRIMERO
El P. Fr. Antonio Sánchez de la Concepción era Provincial de Filipinas en el
año 1808 en que comienza este tomo de Crónicas. –Extensa nota
biográfica sobre el mismo, dos veces Provincial
Al llegar el año 1808, gobernaba la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas el
P. Fr. Antonio Sánchez de la Concepción, Predicador, electo Provincial en el Capítulo celebrado en Manila en abril de 1807.
Había nacido este religioso el año 1744 en Alia (Cáceres), siendo bautizado el 12 de febrero. Era hijo de Francisco Sánchez y Josefa de Nieves González. Tomó el hábito recoleto en
el Convento de Madrid, haciendo su profesión religiosa el 16 de mayo de 1764 en manos del
Subprior-Presidente del mismo, P. Fr. Miguel de Santa Rita, Predicador, actuando de Maestro
de novicios el P. Fr. Juan de Jesús María1. Cursó los estudios de filosofía en el Convento de
La Nava del Rey; los de teología los comenzó en el Colegio de Alcalá de Henares, pero
habiéndose alistado para ir a Filipinas, embarcóse en Cádiz el 26 de junio de 1767, para llegar
el 22 de octubre del año siguiente a Manila, donde terminó dichos estudios.
El 3 de enero de 1769 se le daba patente para Tandag, en la isla de Mindanao; pero, mudando de parecer los superiores, lo enviaron a Marianas, de cuya administración se había
hecho cargo la Provincia el año anterior. Desde 1770 le vemos al frente del Ministerio de
Agat, que administró bastantes años; en 1791 es ya Ministro de Agaña, capital de las citadas
islas, de las que el P. Provincial le hace su Vicario con fecha 23 de junio de dicho año, a pesar
de que en el Capítulo Provincial, celebrado en Manila en abril, había sido nombrado Sacristán
del Convento de San Nicolás de la capital filipina. Continuó en Marianas hasta que, electo
Prior de este mismo Convento en el Capítulo Intermedio, que tuvo lugar el 17 de junio de
1793, por haberse retrasado a causa de encontrarse el P. Provincial visitando las
1
BN, ms. n. 3858, Lib. Quarto de Prof., f. 357.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
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provincias visayas, se trasladó a Manila, donde le vemos ya a principios de septiembre. Al
año siguiente, en el Capítulo celebrado en el mes de mayo, era elevado al Provincialato. De su
actuación provincialicia recogemos las notas que van a continuación:
El 12 de junio del mismo año 1794 escribía al P. Vicario General remitiéndole lo referente al Capítulo Provincial celebrado. Con la misma fecha enviaba otra carta al Comisario de la
Provincia de Madrid, Padre Fr. Eugenio Sessé de la Santísima Trinidad, en la que le decía:
«Respecto a que en las instrucciones se halla una relativa a la remisión de Misales, Breviarios,
Diurnos y otros libros que estaban encargados al P. Comisario Fr. Manuel, tendrá V. R. presente que viniendo los religiosos coristas que no han acabado sus estudios, y que aquí no se
halla curso teológico y moral con suficientes juegos para todos, puede V. R. disponer que
traigan el Compendio del Mtro. Berti u otro que a V. R. le parezca conveniente para que entiendan la Teología, y el Cliquet u otro moralista para las materias morales, y de esta suerte
irán todos uniformes en las doctrinas que han de estudiar y se evitará la variedad de autores en
una misma aula, que no sirve de otra cosa que de confundir a los estudiantes y multiplicar el
trabajo de los Lectores... Atendiendo a que esta Provincia no tiene ministerio alguno en las
inmediaciones de Manila en donde poder colocar algunos religiosos que pudieran ser muy
útiles al Convento de esta capital en el ejercicio de la predicación y relevar a los ancianos de
los sermones que por la inopia de religiosos se ven precisados a predicar, no olvidará el seguir
las pretensiones hechas para conseguir la administración espiritual de Imus, Cavite el Viejo y
demás pueblos que se citan en los despachos que llevaba el difunto marqués de Cañete para
dicho efecto»2. En Manila se continuaron también las debidas gestiones para ello, consiguiéndose que en octubre de 1795 se adjudicase a la Provincia de San Nicolás, a petición de los
mismos habitantes de Imus, el curato de este pueblo, separado de su matriz Cavite-Viejo, y al
mes siguiente, el de Las Piñas.
En abril de 1796, el Gobernador y Capitán General de Filipinas, señor de Aguilar, se dirigió al Provincial de Recoletos diciéndole que, habiendo tomado a su cargo el P. Agustín Lamadrid, Ministro de Parañaque, agustino ermitaño, la construcción de un canal en el río de
Las Piñas, para que las lanchas cañoneras se pudieran guarecer en los tiempos duros, a fin de
desempeñar mejor esta operación, según las indicaciones de dicho Padre, se necesitaba de la
ayuda de un religioso lego recoleto, inteligente y hábil en la maquinaria e hidráulica, que estaba de administrador de la hacienda de San Nicolás. Inmediatamente, nuestro biografiado
comunicó al Gobernador que tenía dada la orden a dicho religioso, que era el Hno. Fr. Fernando de San Ramón, se uniera al citado P. Lamadrid3.
El 5 del mismo mes y año había tenido lugar el Capítulo Intermedio, retrasado como en el
trienio anterior y por la misma causa, con dispensa de N. P. Vicario General, quien la tenía
dada para cuando hubiera un motivo justo. No hubo en el mismo nada de particular.
2
3
AM, n. 65, Cartas.
AM, carp. 31, leg. 2, 3 y 4. Ya consta en CR, 9, 440.
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
El 12 de junio dirigió el P. Provincial al Rey el informe que cada dos años se le debía enviar sobre el adelanto o decadencia de los pueblos administrados. En este informe le expuso a
S. M. que, al hacer la visita a las provincias de Visayas, había observado con gran sentimiento
que la mayor parte de los pueblos estaban reducidos al más deplorable estado por las frecuentes irrupciones de los moros joloanos y mindanaos, los cuales en el espacio de los dos últimos
años habían cautivado en los pueblos a cargo de la Provincia de San Nicolás unas cuatrocientas personas y habían dado muerte a otras ciento cincuenta, todo lo cual causaba justificado
sentimiento a los ministros, que, sin embargo de exponerse al peligro de las mismas desgracias en la defensa de los pueblos y de proveer de armas y municiones a sus feligreses, gastando en esto la mayor parte del estipendio que S. M. les concedía para el propio sostenimiento,
con lo que se privaban de cosas necesarias, no podían oponer muchas veces la resistencia debida al enemigo; mas, en medio de tanta aflicción, se templaba algún tanto su pena con las
conversiones que a costa de muchos afanes se lograban, siendo en esos dos últimos años como unos ochocientos setenta y cinco individuos los reducidos al gremio de nuestra Religión y
a la obediencia de S. M.; y aseguraba que muchos más serían si no fuera por el miedo al moro. Terminaba el informe diciendo que esperaba fuera mayor el número de convertidos cuando la Provincia tuviera más religiosos, pues al presente era grande la necesidad de operarios4.
Esta misma necesidad expresaba también en carta a N. Padre Vicario General, a quien rogaba
cooperase con el P. Comisario de la Provincia en Madrid para que se efectuase cuanto antes el
embarque de los religiosos que el Rey hubiere concedido.
En octubre de este mismo año 1796, a una petición de ayuda hecha por el Capitán General de Filipinas para los preparativos de defensa de la ciudad de Manila, contestó el P. Provincial ofreciendo, «aun sacrificándose, la muy pequeña cantidad de dos mil pesos, que es a
cuanto puede extenderse, y no a más, como quisiera, de sus cortas facultades e indigencia de
este nuestro Convento»5.
Terminó el mandato del P. Fr. Antonio Sánchez de la Concepción al llegar el Capítulo
Provincial de mayo de 1797; en éste fue primer escrutador. El día 8 de este mismo mes, final
del Capítulo, se le dio patente de Prior-Presidente del Convento de Manila porque el Prior
electo, P. Fr. Vicente Aguado de San Agustín, iba a continuar administrando su curato de Baclayon en Bohol, sin tomar tan siquiera posesión de su propio priorato. Así solía suceder con
bastante frecuencia. Este religioso falleció en 1798, y al llegar el Capítulo Intermedio, celebrado el 4 de junio del año siguiente, fue elegido Prior el P. Fray Juan Zamorano de San Pablo; pero, como éste, tampoco ocupó el priorato, continuando en su Ministerio de Botolan en
Zambales, nuestro biografiado siguió rigiendo el Convento de Manila.
En el Capítulo Provincial de 1800 fue electo Definidor, y al llegar el del año 1803, como
Definidor de la familia de Castilla, tocóle presidirlo. Celebróse el Capítulo de 1806, y nuevamente los PP. Capitulares
4
5
AM, Cartas, f. 146.
AM, n. 44, Oficios de las Autoridades, f. 235.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
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pusieron el gobierno de la Provincia en sus manos; pero él, estando reunido el Definitorio en
sesión el 20 de junio, después de dejar sobre la mesa una carta, retiróse de la junta; mandóla
abrir el Definidor más antiguo, y se vio que su contenido era la espontánea y formal renuncia
al Provincialato por su avanzada edad, cortas fuerzas y falta de oído. Los PP. Definidores
acordaron unánimemente que no había lugar6.
El primer asunto de importancia que creyó necesario resolver fue el referente a los honores y privilegios que por un Breve del Papa y una Real Cédula se habían concedido a los religiosos misioneros de nuestra Orden, a la que ya hicimos referencia en la nota biográfica del
entonces Vicario General, P. Fr. Juan de la Resurrección, quien el 14 de agosto de 1804 recibía dicha Real Cédula, fechada el 16 del mes anterior, y la retransmitía a los Provinciales7.
El Rey de España Carlos IV, para premiar a nuestros misioneros, obtuvo de S. S. Pío VII
el Breve «Quam singularis» de fecha 23 de diciembre de 1802, por el que se concedía
«Omnibus et singulis fratribus Ordinis praedicti (Eremitarum S. Augustini Excalceatorum Recollectorum), de quibus per litteras testimoniales vicarii provincialis seu
superioris missionum, Ordinarii ecclesiastici, et propatroni regii etiam, quatenus opus
erit, apud regium consilium Indiarum in optimos evangelicos ministros gesisse constet, si per duodecim annos, gradum ex-diffinitoris provinciae, si per sexdecim annos,
gradum lectoris jubilati, si per annos viginti, gradum ex-provincialibus cum loci praecedentia, sed sine ferendo suffragio in capitularibus congressibus; et quatenus praeterea munere etiam vicarii provincialis per quinquenniurn functi sint, eumdem exprovincialis gradus cum suffragio ferendo in dictis capitularibus congressibus, sed sine
praecedentia loci, quae ex-provincialibus, quos de jure appellant, etiam junioribus remaneat, cum omnibus et singulis reliquis respectivis honoribus, privilegiis, juribus,
gratiis, exceptionibus et indultis, quae gradibus praedictis juxta ipsius Ordinis statuta
et stabilimenta, vel de jure, usu et consuetudine respective annexa sunt, in omnibus et
per omnia, perinde ac si eosdem gradus revera ac de justitia obtinuissent».
Y se concedían
«Apostolica auctoritate, quin ullam habeant necessitatem litterarum patentalium
superioris generalis Ordinis, sed vigore tantum praecedentium»8.
El 25 de abril de 1806, el entonces Provincial de Filipinas, P. Fray Pedro Gibert de Santa
Eulalia, convocó en Manila junta de Definitorio
6
AM, n. 33, Definitorios, f. 116 v.
AG, Registro, f. 213.
8
CR, 9, 81. –Para lo que sigue relativo a este asunto véanse Libros de Oficios y de Definitorios citados.
7
170
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
privado, y en ella, habiendo consultado con un letrado sobre la aplicación de la Real Cédula
que daba cuenta de los privilegios del citado Breve, se declaró gozar los honores de exProvincial los PP. Fr. Jerónimo de la Virgen de Montserrat y Fr. Buenaventura de la Consolación, el primero con voz y voto en todos los Capítulos Provinciales, y el segundo sin voz ni
voto; de lo cual se dio cuenta a la comunidad en el De profundis en la mañana del mismo día
25.
Protestó de lo acordado nuestro P. Antonio Sánchez de la Concepción, quien opinaba no
ser aplicable a aquellos religiosos lo dispuesto en el Breve y en la Real Cédula. A los pocos
días tenía lugar el Capítulo y resultaba elegido Provincial precisamente nuestro biografiado, y
éste, unos meses más tarde, el 21 de octubre, dirigía una comunicación al Gobernador General
de Filipinas, en la que, después de darle noticia de la novedad de haberse aplicado a algunos
religiosos de su Orden las prerrogativas concedidas en los citados documentos e indicarle que
durante su mandato podrían ofrecérsele iguales casos y pretensiones, manifestábale que él no
encontraba el asunto tan claro y terminante, por lo que era de contrario sentir, probándole
luego en razonado y extenso escrito que los premios y exenciones referidos eran únicamente
para los religiosos que se retiraban a la Península. «Pero si en todo estoy equivocado —
terminaba diciendo— y en realidad el privilegio es extensivo a los religiosos que se quedan en
Filipinas, después de haber servido los años que se expresan, es preciso que se declare por V.
S. en quién está la facultad de calificar que el religioso pretendiente ha desempeñado loablemente la cura de almas y que es digno de gozar las referidas preeminencias, porque el Breve y
la Real Cédula lo especifican, y es menester saber si esa autoridad reside en el Provincial sólo
o en él y el Definitorio y con qué documento debe el religioso acreditar su conducta y la exactitud en el fiel cumplimiento de su sagrado Ministerio, para evitar con esta declaración las
inquietudes de la Religión y que se introduzcan en estos asuntos personas que no tengan autoridad alguna; cualquiera resolución será para mí de la mayor aceptación, porque no trato sino
de buscar la verdad y de no errar en materia de tanta trascendencia en una Provincia».
Con fecha 15 de noviembre contestaba el Gobernador General que los citados premios y
privilegios «deben disfrutarlos en la Península cuando regresen a ella después de haber contraído en los curatos de estas Islas los méritos que prescribe la misma Real Cédula. En su consecuencia, y hasta tanto no se obtenga alguna otra especial determinación que disponga lo
contrario, no se alterará en nada el régimen observado y seguido hasta aquí, manteniéndose
los religiosos de la expresada Orden de Agustinos Descalzos sin excepción ni privilegio alguno, que no débenlos disfrutar aquí, ni los Definitorios tendrán tampoco facultades para concedérselos o declarárselos».
Recibida esta contestación por el P. Provincial, era leída a la comunidad reunida en Capítulo el 20 del mismo mes de noviembre. En este mismo día escribía el P. Provincial, explicando todo lo sucedido, al P. Comisario en Madrid, que lo era el P. Fr. Alonso Jubera de la
Concepción, quien el 11 de junio de 1807 presentaba al P. Vicario
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
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General y su Definitorio un escrito en el que, repitiendo los argumentos del P. Provincial de
Filipinas, pedía se declarase nulo todo lo acordado por el Definitorio Provincial en su junta
del 25 de abril de 1806, y que la Real Cédula se debiera entender respecto de los religiosos
que regresaban a España. N. P. Vicario General y su Definitorio, reunidos en el Convento de
Madrid, acordaron y decretaron que el Definitorio Provincial carecía de autoridad competente
para la junta arriba dicha, en cuya atención se declaraba nulo y de ningún valor lo acordado, y
en su consecuencia, los agraciados PP. Fr. Jerónimo de Montserrat y Fr. Buenaventura de la
Consolación no debían gozar de los honores en la citada junta concedidos o declarados, absteniéndose en adelante el Provincial de juntar Definitorio para semejantes declaraciones, que
no le incumben.
El 31 de octubre de 1807, día señalado por las Constituciones, reunióse el Capítulo Intermedio Provincial, habiendo sido convocados por el P. Provincial los que, de conformidad
con nuestras Leyes, deben concurrir, es a saber: al P. Fr. Pedro Gibert de Santa Eulalia, Provincial absoluto, quien no asistió por hallarse ausente, como tampoco el Prior de Manila, que
debía sustituirle, pues había renunciado el Priorato; al P. Fr. Buenaventura de la Consolación,
Definidor; al también Definidor P. Fr. José Vallespín de la Santísima Trinidad; al Padre Lector Fr. Mariano de San Miguel, ex-Definidor, por muerte del P. Fr. Narciso de la Virgen de la
Guía, presidente que había sido del último Capítulo Provincial; al P. Fr. Manuel de San Miguel, ex-Definidor, por haber renunciado a la definituría el P. Fr. Juan de San Pablo, y al P.
Fr. Manuel de la Concepción, Definidor, que no asistió por encontrarse ausente. Juntos y congregados los Vocales presentes, una vez celebradas las ceremonias mandadas, les hizo presente el P. Provincial que, teniendo conocimiento de que no podrían congregarse los siete Padres
que deben componer la Congregación intermedia, para proceder con toda seguridad y que no
resultasen nulidades en las elecciones que en ella debían hacerse, había consultado al Real
Colegio de Santo Tomás si se podría celebrar la mencionada Congregación con sólo cinco
Vocales y si las elecciones que en ella se hicieren serían válidas. Leídas la consulta y su respuesta, dada afirmativamente por los PP. Rector, Regente y dos Lectores, se procedió a las
elecciones, que fueron las siguientes: Prior del Convento de Manila, al P. Fr. Miguel de la
Santísima Trinidad; Prior del Convento de Cebú, al P. Fr. Marcelino de las Mercedes; Prior
del Convento de San Sebastián, al P. Fr. Blas del Carmen; Secretario de Provincia, al P. Fr.
Felipe de San José, y Procurador de la Provincia, al P. Fr. Mauro de San Agustín9.
Lo sucedido en este Capítulo Intermedio debió ponerlo en conocimiento del P. Vicario
General el sucesor en el Provincialato de nuestro biografiado, P. Fr. Juan de San Vicente Ferrer, pues en una carta que a éste le escribió desde Palma de Mallorca en julio de 1811, le decía N. P. Fr. Joaquín de San Rafael: «En atención a que los Padres Definidores Generales se
hallan entre los franceses, unos en Castilla y otros en Andalucía, no es posible que el Definitorio pueda juntarse
9
AM, Lib. 3º de Becerro, f. 249.
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
y declarar lo que han de practicar en los casos en que no puedan concurrir a los Capítulos
intermedios algunos de los Vocales por hallarse en Provincias muy remotas; y así por ahora lo
que deben hacer es convocarlos todos a tiempo oportuno, y los que concurran, que hagan las
provisiones de las vacantes que ocurran, y en adelante, hasta tanto que estas cosas se compongan y estén corrientes, deberán en los Capítulos tener presentes estos inconvenientes y
remediarlos en lo posible; y prevengo que, para que el Definitorio General pueda acertar en la
declaración, será muy conducente que de ahí, que saben cómo están las cosas, digan los medios que hay para hacerla con acierto»10.
Poseía la Provincia una estancia o hacienda, llamada de San Juan de Imus, en la provincia
de Cavite, y formando un todo con ella, otra con el nombre de San Nicolás. La Real Junta
Superior Gubernativa de Consolidación de Vales Reales de Filipinas, por decreto del 11 de
diciembre de 1807, declaró la hacienda de San Nicolás comprendida en el Real Decreto de
enajenación de Capellanías y Obras Pías del 8 de diciembre de 1804; fue sacada a pública
subasta, valuada en veinticinco mil setecientos sesenta y nueve pesos y seis reales, y se remató el 12 de marzo de 1808 por D. Manuel Frutos Andréis, quedándosela por treinta mil ciento
treinta y nueve11.
El día 15 del mismo mes de marzo de dicho año 1808, la citada Junta pidió a los Prelados
Regulares un estado individual de todas las propiedades pertenecientes a sus respectivas Ordenes y comunidades. El Provincial P. Fr. Antonio Sánchez dio con fecha 15 de junio la siguiente interesante respuesta:
«Que los únicos bienes que posee la Provincia consisten en la hacienda llamada
de Imus, sita en la jurisdicción del pueblo de Cavite, con todo lo que contiene. Esta
hacienda, que antes se llamaba de San Juan del Río, era de los bienes de la difunta
Doña María Roa, y habiéndose puesto a pública subasta de orden de la Real Audiencia, la compró mi Provincia por medio de Don Tomás de Endaya en la almoneda celebrada en 1 de diciembre del año 1685 en la cantidad de doce mil quinientos pesos, pagando de contado dos mil seiscientos veinticinco y reconociendo el resto sobre sí a
censo. Todo esto consta de documentos públicos que existen en el archivo de mi Provincia, a los que me remito. Los dos mil seiscientos veinticinco pesos que en aquella
época se entregaron de contado no consta cómo se adquirieron; pero no constando que
hayan sido donados ni adquiridos de otro modo, es consecuencia que los hubiese mi
Provincia juntado de los estipendios o merced con que se retornaban los oficios de los
religiosos en el altar, púlpito y coro, y, por lo tanto, no se pueden decir donados, sino
adquiridos a costa de su afán en el ejercicio de sus ministerios sacerdotales, que son
acreedores a que se recompensen, de otro modo no podrían trabajar. En posesión ya
mi Provincia de la hacienda, que cuenta en ella más
10
11
AM, carp. 4, leg. 2, 5.
MARÍN y MORALES, Ensayo etc., 2, 247.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
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de un siglo, con los mismos productos que iba restando se iban pagando los réditos del
censo y disminuyéndose éste en su capital, que logró verlo extinguido enteramente;
con los mismos productos que rendían, guardándose la mayor economía y parsimonia,
se consiguió abrir nuevas tierras y poner la hacienda, al cabo de más de cien años, en
el estado en que actualmente se halla. Esta única hacienda es la que sostiene a la Provincia y cubre los gastos de la multitud de atenciones a que tiene que ocurrir: con ella
se mantienen el Provincial, Definidores, Secretario, Procuradores y Convento de Manila y demás empleados en el ministerio; a los ministros especialmente pobres, no sólo
de lo necesario para el culto divino, sino hasta para la defensa continua de los enemigos de que están rodeados todos o casi todos los pueblos que administran los religiosos de mi Orden, pues habiendo sido la última que entró en las Islas, le cupieron los
desechos de las otras sagradas Religiones que llegaron antes, ya por infelices, ya por
expuestos en sus viajes que todos se hacen por mares peligrosos, y ya por tener por
vecinos a los enemigos o infieles, siempre en continuo temor y movimiento para su
defensa, padeciendo increíbles penas, siendo muy muchos cautivos y rescatados a costa de la Provincia y sufriendo naufragios e invasiones de enemigos por mar y tierra,
hasta sus mismos Prelados haciendo la visita a sus súbditos, lo que no ha sucedido con
las otras sagradas Religiones; teniendo la Provincia, siempre se reparan los descalabros y pérdidas, que son innumerables. Los costos a que ascienden las conducciones
de misiones son de tanta consideración, que, a no ser por la suma estrechez y parsimonia que se guarda, sería imposible soportarlos, y más con el nuevo desembolso que
habrá de hacer de cinco mil pesos en cada año que se deben introducir en las Reales
Cajas para la conducción de las misiones, tres mil de las haciendas de México y dos
mil de la de Imus, por Real Cédula de 29 de diciembre del año de 1805, fecha posterior a la Real Cédula sobre la consolidación. El dinero que se gasta en el envío a España de PP. Comisarios para la recluta de misiones; el que se consume en el avío y destino de los religiosos a sus respectivos departamentos; el que se apronta para otra infinidad de atenciones, y el que se pierde, roba y reemplaza, todo sale de la única hacienda de Imus, pues aunque antes de la Real Hacienda se asistía a mi Provincia con algunos auxilios, en el día están todos retirados, por lo que no sólo tiene Imus que sufrir
aquí todos los gastos ordinarios y extraordinarios, sino que paga las nuevas contribuciones. Así que si se le quita a mi Provincia, habrá necesidad de perecer y cesar de todo en todo en su denominación, oficio y ejercicio. Sentado que la hacienda de Imus la
obtiene mi Provincia como bienes propios suyos adquiridos con el trabajo personal, intelectual y espiritual de sus religiosos y que sus productos todos se invierten en destinos que todos miran a favor de la Religión, de la Monarquía, de los vasallos y conservación de las islas en la Religión y obediencia al Soberano,
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
pues los pocos religiosos que por necesidad se sustentan de ellos, gastan lo menos en
sus ministerios para la conservación de sus vidas, destinadas a los tan altos objetos expresados, y en que la rinden gustosos trabajando incansablemente por cubrir los objetos de sus destinos. Prenotado asimismo que mi Provincia no tiene bienes dotales con
que mantener las cargas a que está constituida y que sólo la hacienda de Imus es la
que, al cabo de cien años de fundada la Provincia, se pudo conseguir en los términos
referidos y la que se reputa como su dote, con que lleva las cargas tan graves que sostiene, y que se le requieren de día en día en términos que no sólo no quedará sobrante
de sus utilidades, sino que será preciso cercenar los gastos y no atender del todo a muchos objetos, como a las compras repetidas de cañones, pólvora y pertrechos para la
defensa de los pueblos que la necesitan, sino que se defiendan como les sea posible, y
supuesto que la tal hacienda no la tiene mi Provincia por ninguno de los títulos expresados en el mencionado artículo 9 de la Real Instrucción, por los cuales debiera estar
sujeta a la consolidación, resulta sin la menor duda no estar comprendida en la enajenación, pues si los bienes raíces, según el expresado artículo, propios de las iglesias y
comunidades religiosas, no se comprenden en la enajenación, siempre que sean los
fondos dotales con cuyo producto se sostiene la fundación y sustentan sus individuos,
con mayor razón se debe verificar de la hacienda de Imus, que, no siendo dote o donación sino adquirida y aumentada con el trabajo e industria de los religiosos, se ha
constituido como dote por ser la única que sostiene el ser de la Provincia y satisface
todos los objetos de sus atenciones, de tal suerte que aun cuando Imus hubiera sido
adquirida por donación rigurosa, de las que se hacen nullo jure cogenti, de las cuales
debe entenderse la enajenación, o por alguno de los títulos mencionados en el artículo
9, no se debiera comprender en la enajenación, pues cubiertas sus atenciones, nada
quedaría sobrante, ni aun para resarcir el quebranto de cualquiera contratiempo, como
sería fácil demostrarlo en su caso, y el importe de su reemplazo, según lo que importare su renta; si se enajenare, será imposible que ni aun medio cubran el total de las
atenciones que ahora llena. Con lo expuesto juzgo haber cumplido con lo que se me ha
prevenido y haber manifestado no deber la hacienda de Imus comprenderse en la enajenación»12.
12
AM, Oficios, f. 371. –Creemos oportuno añadir aquí lo que advierte Marín y Morales: «Ha sido constante
práctica de esta Provincia (de Recoletos) autorizar al P. Provincial para dar limosnas manuales y prestar
cantidades de menos de 50 pesos a personas necesitadas. La importancia de estos recursos varía según las
necesidades de la época en que se concede la autorización y la proporción del valor del dinero y de la situación de la Orden. Unas veces se deja a la prudencia del Provincial y otras se determina una cantidad
mensual de ocho, diez o quince pesos, según los casos. Casi todos los trienios al tomar posesión el nuevo
Provincial se encuentra un acuerdo del Definitorio sobre este asunto, prueba clara del interés que a la
Corporación inspiraba el socorro a los pobres» (Ensayo, cit. 2, 176). Así se observa en los libros de Definitorios.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
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Parece se atendió al P. Provincial, pues no se tiene noticia de otra enajenación que la que
anteriormente se ha indicado de la hacienda de San Nicolás.
El día 1 de septiembre de 1808 acordó el Definitorio dejar la administración de la capellanía del Real Presidio de Zamboanga y de las Misiones de la Pampanga, que eran Mabalacat, Bamban, Capas y Patlin, y con fecha 21 de octubre, la de Botolan en Zambales; todas
ellas, como se indicaba en la comunicación oficial de su renuncia, por hallarse la Provincia en
el día más exhausta de operarios evangélicos que nunca. Respecto de la Capellanía de Zamboanga, se pidió al Padre Provincial en abril del año siguiente que se continuara en la misma,
por no tener e! señor Obispo de Cebú clérigos idóneos para la sustitución13.
En sesión definitoria! del 28 de enero de 1809 acordóse nombrar Secretario de Provincia
al P. Fr. Manuel Baquero de San Miguel por fallecimiento del que lo era. Y en otra del 28 del
mes siguiente, ante una petición del Gobernador General para las necesidades de la guerra
española contra los franceses, se determinó contribuir con un donativo de diez mil pesos14.
ARTÍCULO SEGUNDO
Celebración del Capítulo Provincial en abril de 1809. –Relación completa
de todo lo actuado en el mismo
Siendo el primer Capítulo de la Provincia de Filipinas que nos toca historiar en el presente volumen, copiaremos íntegra su reseña15.
«En este Convento de San Nicolás de Tolentino de la ciudad de Manila de Recoletos
Descalzos de N. P. S. Agustín en veinte y un días del mes de abril de mil ochocientos y nueve
años: N. P. Fr. Antonio de la Concepción, Prior Provincial de esta Provincia de Filipinas,
habiendo cantado la misa del Espíritu Santo según ordenan nuestras Sagradas Leyes: y después como a las cuatro de la tarde del mismo día, mes y año, mandó tocar a Capítulo con la
campana pequeña del claustro y con la del campanario, y habiéndose congregado en la Sala
Capitular de dicho Convento los Padres Capitulares de esta Santa Provincia, N. P. Provincial
dio principio a la primera sesión en la forma acostumbrada, y después de haber mandado leer,
como de facto se leyeron de verbo ad verbum, los Edictos del Santo Tribunal de la Inquisición, exhortó a todos a proceder en dicho Capítulo y elección de Provincial y demás como
mejor conviniese a mayor honra y gloria de Dios, bien y aumento de Nuestra Sagrada Religión y de esta Santa Provincia en la conformidad que disponen nuestras Sagradas Leyes:
Asimismo mandó bajo precepto formal de santa obediencia primera y segunda vez, y la tercera so pena de excomunión
13
AM, Definitorios, ff. 127 v., 128; y Oficios, ff. 375 v., 385 v.
AM, l. c., ff. 129, 129 y.; y l. c., f. 484 v.
15
AM, Becerro, f. 254.
14
176
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
mayor latae sententiae a todos y a cada uno de los religiosos que luego incontinenti manifestasen cualesquiera letras que tuviesen del Smo. Pontífice o de otro cualesquiera Superior, dirigidas al presente Capítulo que estaba congregado y desde entonces se empezaba a celebrar;
y habiéndose esperado, en la forma que disponen nuestras Sagradas Leyes, el tiempo suficiente para la exhibición y no habiéndose manifestado por religioso alguno patentes o letras algunas dirigidas a dicho Capítulo, N. P. Provincial, en virtud de la determinación sexta del Venerable Definitorio General en su Junta celebrada en Madrid a veinte y cuatro de julio de mil
setecientos cuarenta y siete años, mandó llamar al Definidor más antiguo de la familia de Castilla, y no habiendo asistido por estar ausente, ni el segundo, ni los Aditos, para no resultar
impedimento alguno de nulidad, mandó leer la consulta siguiente:
RR. Padres Rector, Cancelario y demás Padres Lectores de la Pontificia y Regia
Universidad de Manila, etc. Fr. Blas de la Virgen del Carmen, Prior del Convento de
San Sebastián de Recoletos de N. P. S. Agustín, en consideración a que está próxima
la celebración de nuestro Capítulo Provincial y que una parte de los Vocales, por
hallarse en Provincias ultramarinas, es factible no pueda asistir, ocurra alguna duda en
punto sustancial, que para descargo de mi conciencia deseo exponer a la sabia comprensión de VV. RR. a fin de que se sirvan declarar lo que juzgaren arreglado a derecho y al espíritu de nuestras leyes: En suposición de que dicho Capítulo Provincial le
debe presidir uno de los dos Definidores de la Provincia de Castilla y, en ausencia de
éstos, alguno de los Vocales de la misma parcialidad; si se verificase no poder asistir a
dicho Capítulo sino solamente dos de ellos, a saber, el Prior de San Sebastián y el Secretario de Provincia que fue Definidor en otro trienio, se pregunta a cuál de estos dos
pertenece la Presidencia: si al primero por título de precedencia16 y, de consiguiente,
de mayor dignidad actual, o al segundo por la mera circunstancia de haber sido Definidor en trienio pasado. Para la resolución de este quaesito se ha de advertir que nuestras Leyes ni llaman a alguno de los Ex-Definidores a la asistencia (por solo este título) de Capítulo Provincial, aun en el caso de faltar la mayor parte de los Vocales, ni
menos (debiendo asistir por otro oficio que le constituye vocal) les dan alguna precedencia sobre los otros Vocales por el mero título de Ex-Definidores; cada cual ocupa
el lugar que corresponde a la dignidad que actualmente obtiene, que es lo que únicamente expresan las mismas Leyes. Esto es, RR. PP., lo que para descargo de mi conciencia expongo a la sabia consideración de VV. RR., esperando se tomarán la molestia de decir su parecer con la brevedad posible. Convento de San Sebastián, 11 de abril
de 1809. Fr. Blas del Carmen. Vista que fue la consulta
16
Según las antiguas Constituciones el Secretario de Provincia figuraba en el orden de precedencia después de
los Priores locales (Constitutiones, an. 1745, pars. III, cap. X, n. 24, et cap. XXIV, n. 3.)
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
177
que antecede y lo dispuesto en las Constituciones de VV. RR. en la parte tercera, capítulo 10, número 9, a saber: que, no habiendo patente del Vicario General, presida el
Capítulo Provincial el Definidor más antiguo del Capítulo inmediato y, a su falta, el
que le siga incluso los Aditos. Que faltando todos éstos, como se teme suceda al presente, nada se halla prevenido en dichas Constituciones y que, por lo tanto, debemos
tener recurso a las reglas generales del derecho común. Que ahora no se debe echar
mano de los Definidores de los Capítulos anteriores, como se debe hacer en el Capítulo Intermedio, para llenar el número de cuatro según el capítulo 12, número 3, por razón especial que hay en este caso, y no en el otro. Que no debe hacerse nueva elección
de Definidor para después entrar a presidir, pues esto sólo debe hacerse cuando la falta
es por muerte natural o civil, y no cuando es por ausencia o enfermedad; porque no
suceda que se encuentren dos sujetos con un mismo empleo, lo que sería un absurdo
que se debe evitar. Que tampoco se puede adaptar a nuestro caso lo dispuesto en el
número 18 del capítulo 3, parte tercera, para el Capítulo General, a saber: que, a falta
de Definidores actuales y Aditos, entre a presidir el electo ya para Definidor por la
Provincia en que se celebra el Capítulo, pues aquí no hay Definidores electos. En vista
de todo lo dicho parece que debe presidir aquél entre los Vocales presentes que se
halla en lugar preferente, pues éste, según el orden natural, ya es cabeza de este Cuerpo político que, suponiéndole ordenado, no puede en ningún caso considerar sea acéfalo o descabezado, y así, mientras no se le ponga otra Cabeza por elección, debe serlo
la natural. Según el orden de precedencia, el Prior de cualquier Convento precede a los
Definidores de Capítulos anteriores, antes bien, los Priores, por razón del oficio, son
Vocales, y deben hallarse en Capítulo, y los Definidores antiguos no son Vocales, a no
serlo por otro título, y, por lo tanto, no debieran hallarse en Capítulo; esta precedencia
y mayor dignidad de Vocales que se deba entender según el estado presente y actual, y
no por lo pasado, está expreso en el capítulo 3, número 45, aun cuando se trata de una
votación empatada, en que dispone se decida a favor del más digno en la actualidad,
sin hacer caso de dignidades pasadas según el dicho vulgar de que no muele el molino
con agua pasada, sino con la presente, y que la posesión actual es un título en el derecho. Este es nuestro parecer, que firmamos en este Colegio de Santo Tomás, día 18 de
abril de 1809. Fray José Murillo, Rector. Fr. Francisco Albán, Regente de Estudios.
Fr. Francisco Ayala, Lector de Teología.
Y leída que fue la dicha consulta y respuesta, N. P. Provincial mandó decir a todos los
Vocales y a cada uno en particular que diesen su parecer: y unánimes y conformes, respondieron ser adecuada la resolución de la Universidad, pero que se diese parte a N. P. Vicario General para lo sucesivo, en virtud de lo cual, N. P. Provincial declaró tocarle la Presidencia al
P. Prior de San Sebastián, y habiéndole
178
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
colocado en el asiento de enmedio, le dio la obediencia, y lo mismo hicieron todos los religiosos. E incontinenti dicho N. P. Presidente, Fray Blas de la Virgen del Carmen, propuso por
Jueces de causas al Padre Definidor Fr. Buenaventura de la Consolación, al P. Definidor Fray
José de la Santísima Trinidad y al P. Prior de Tandag, L. Fray Mariano de San Miguel, los
cuales fueron electos uno a uno en tales Jueces de causas por votos secretos, según y conforme mandan nuestras Constituciones, y se les tomó el Juramento acostumbrado, y luego mandó leer todas las Actas del Capítulo Provincial próximo pasado y que se procediese a hacer las
que pareciere convenir a la mayor honra y gloria de Dios, bien y aumento de nuestra Sagrada
Religión, y oídas que fueron, confirmaron las siguientes:
1. Primeramente anulamos y casamos todas las Actas y mandatos anteriores, excepto las
que se confirmaren en este presente Capítulo: Se confirma el Acta que manda que en todos
nuestros conventos y ministerios se haga el ofertorio espiritual con mutua correspondencia
por todos los religiosos que murieren en esta Santa Provincia, y que así en los conventos como en los ministerios y misiones se deban aplicar doce misas por cada religioso difunto de la
Provincia de Filipinas, siendo sacerdotes, y por los no sacerdotes, nueve, aunque sean colados
los Ministros17.
2. Se confirma el Acta que manda que en todos nuestros conventos, ministerios y misiones, el primer día desocupado, después de la Conmemoración solemne de los Difuntos, todos
los años se hagan honras solemnes con Vigilia, Misa y tumba por los religiosos difuntos de
esta Provincia como de las tres de España, y en caso de no haber cantores, se diga la misa
rezada con el responso que dirá el Ministro al fin delante de la tumba.
3. Se confirma el Acta que manda que todos los Vicarios Provinciales procuren indagar
todo lo acaecido en sus respectivas Provincias, así de cautiverios como de irrupciones de iglesias y pueblos y de las cosas más memorables que hicieren los religiosos en servicio de ambas
Majestades, y de todo esto darán parte a Nuestro P. Provincial, como asimismo se manda a
todos los ministros, aunque sean colados, remitan anualmente los mapas del número de almas
que están a su cargo.
4. Se confirma el Acta que manda que los Vicarios Provinciales propongan mensualmente a los religiosos de sus respectivas Provincias dos casos de Moral por convenir así al adelantamiento de los religiosos, a cuyos casos deberán responder todos los religiosos, menos los
exentos por ley, y que las resoluciones a dichos casos se presenten al V. Definitorio para su
examen y censura; y por cuanto se ha notado omisión en algunos ministros en no querer responder a los Casos Morales, ordena y manda el presente Capítulo a N. P. Provincial que a los
religiosos así omisos los castigue con todo rigor y sean examinados en el acto de Visita y,
aunque en el examen respondan
17
Se llamaban colados los religiosos que habían recibido de los señores Obispos la colación o institución canónica de sus curatos. Sobre esta espinosa y debatida cuestión véase CR, 8, 351-364, 430-433.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
179
bien, siempre deberán ser castigados por inobediencia a los mandatos de los Capítulos Provinciales.
5. Se confirma el Acta que trata de los votos de los ministerios, los que, según determinación de N. P. Vicario General con su V. Definitorio, en su Junta de los seis meses fecha en
Madrid en 24 de mayo de 1792, deben ser personales; y se manda que si alguno de los Priores
que tienen voto personal asistiese en algunos de estos conventos inmediatos, se tenga por
conventual del convento, pero con todas las preeminencias correspondientes al Priorato, cuyo
voto obtiene; y a dichos PP. los asista la Provincia como a los PP. Definidores.
6. Se confirma el Acta que manda que todos los religiosos que vinieren de España a esta
Provincia no podrán obtener lo oficios de Definidor, Comisario para España, Prior de Manila
ni Procurador de Provincia si no hubieren estudiado a lo menos dos años de Filosofía y tres de
Sagrada Teología, y sólo en caso de necesidad podrá dispensar N. P. Provincial con su Venerable Definitorio.
7. Se confirma el Acta que manda que ningún religioso pueda ser propuesto para administrar, si no estuviere examinado en el idioma por el Vicario Provincial y otro religioso que
el mismo Vicario Provincial nombrare, y en caso de estar distante el que se hubiere de examinar, podrá el Vicario Provincial nombrar por examinador al que le pareciere estar más inmediato, y de dicho examen remitirá certificación jurada a N. P. Provincial, sin la que ninguno
podrá ser destinado a ministerio alguno.
Ultimamente se determinó que el Capítulo Provincial próximo futuro se celebre en el
Convento de San Nicolás de la ciudad de Manila; y habiendo dado N. P. Presidente la Absolución General y hecho todo lo demás que disponen nuestras leyes, se dio fin a la primera
Sesión del viernes en dicho mes y año ut supra.
El sábado siguiente antes de la Dominica tercera después de Pascua, que se contó día
veinte y dos de abril de dicho año, habiendo cantado misa del Espíritu Santo dicho N. P. Presidente mandó tocar a Capítulo, y juntos y congregados en la Sala Capitular todos los religiosos Capitulares, fueron procesionalmente a la iglesia, y habiendo invocado la gracia del Espíritu Santo y referídose todos los religiosos y Hermanos difuntos del trienio pasado y todos los
Bienhechores, así en común como en particular, y habiéndose hecho las deprecaciones acostumbradas, volvieron todos los Religiosos a la Sala Capitular, donde N. P. Prior Provincial Fr.
Antonio de la Concepción renunció, en presencia de todos y en manos de N. P. Presidente Fr.
Blas de la Virgen del Carmen, el oficio de Prior Provincial, de que fue absuelto por N. P. Presidente, y luego el P. Definidor Fr. Buenaventura de la Consolación, Juez de Causas, fue
nombrando por su orden a todos los Religiosos que deben tener voz y voto en el presente Capítulo, en la forma siguiente:
N. P. Presidente Fr. Blas de la Virgen del Carmen, Prior de San Sebastián. N. P. Provincial Absoluto Fr. Antonio de la Concepción. N. P. Ex-Provincial Fr. Pedro de Santa Eulalia,
Ausente. El P. Definidor Fr. Ventura de la Consolación. El P. Definidor Fr. José Vallespín de
la Santísima Trinidad. El P. Definidor Fr. Manuel de la
180
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Concepción, Ausente. El P. Adito Definidor Fr. Enrique de Santo Tomás de Villanueva, Ausente. El P. Prior de Manila Fr. Miguel de la Santísima Trinidad. El P. Prior de Cavite Fr. Mariano de San José. El P. Prior de Cebú Fr. Marcelino de la Virgen de las Mercedes, Ausente.
El P. Prior de Tandag P. L. Fr. Mariano de San Miguel. El Padre Prior de Taytay Fr. Bartolomé de Santa Ana, Ausente. El P. L. y Prior de Dapitan Fr. Agustín de la Virgen de la Peña,
Ausente. El P. Prior de Baclayon Fr. Juan del Rosario, Ausente. El Padre Prior de Romblón
Fr. Alonso de la Virgen de los Dolores, Ausente. El P. Secretario de Provincia Fr. Manuel de
San Miguel. El Padre Procurador de Provincia Fr. Mauro de San Agustín, Ausente. El P. Subprior y Maestro de novicios Fr. Francisco de Santa Teresa.
Luego, N. P. Presidente mandó salir de la Sala Capitular a los Religiosos que no tenían
voto en aquel Capítulo y, precediendo el juramento, como disponen nuestras Leyes, mandó N.
P. Presidente leer las Bulas de Benedicto Trece e Inocencio Once, que se deben leer en los
Capítulos de esta Santa Provincia, y de facto se leyeron, y arreglado a ellas declaró pertenecía
el oficio de Provincial a la familia de Aragón según la alternativa, e inmediatamente se pasó a
hacer la elección de escudriñadores, los que fueron propuestos uno a uno por dicho N. P. Presidente, y se eligieron por votos secretos, es a saber: N. P. Fr. Antonio de la Concepción, Provincial Absoluto; P. Ex-Definidor y Prior de Manila, Fr. Miguel de la Santísima Trinidad, y P.
Ex-Definidor, Fr. Manuel de San Miguel, a todos los cuales confirmó en escudriñadores dicho
N. P. Presidente; luego los VV. PP. procedieron a la elección por cédulas secretas, como disponen nuestras Leyes, y hecha que fue la elección, habiendo dicho N. P. Presidente mandado
tocar a Capítulo, volvieron a entrar a la Sala Capitular todos los Religiosos no Vocales y, en
presencia de todos, fue publicada la elección por el primer escudriñador en voz de todos y al
tenor de nuestras Constituciones, que es la siguiente:
In nomine Domini Nostri Jesu Christi Benedicti. Amen.
Anno ejusdem millessimo octingentessimo nono, die vigesima secunda mensis Aprilis.
Ego Frater Antonius a Conceptione primus Scrutatorum praesentis electionis, Spiritus Sancti
gratia invocata, nomine meo et omnium ad quos praesens pertinet electio, eligo in Priorem
Provincialem hujus Provinciae Sancti Nicolai Tolentinatis Insularum Philippinarum, P. N. Fr.
Joannem a Sancto Vincentio Ferrerio.
Y publicada que fue dicha elección, fueron todos procesionalmente a la Iglesia, en donde
dicho N. P. Fr. Juan de San Vicente Ferrer fue confirmado en dicho oficio de Provincial por
dicho N. P. Presidente Fr. Blas de la Virgen del Carmen, sin perjuicio de la confirmación que
toca y compete a N. P. Vicario General.
Y en el dicho día veinte y dos de abril de dicho año, como a las cuatro de la tarde, mandó
tocar a Capítulo, y congregados en la Sata Capitular todos los VV. PP. Vocales, eligieron por
votos secretos en la forma dispuesta en nuestras Sagradas Constituciones en Definidores de
Provincia, por Castilla, al P. Fr. Blas de la Virgen del Carmen, Predicador, y al P. Fr. Tomás
Cuéllar de la Concepción, Predicador;
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
181
y por Aragón, al P. L. Fr. Mariano de San Miguel y al Padre Ex-Prior de Cavite, Fr. Mariano
de San José, por pluralidad de votos; y confirmados todos por dicho N. P. Presidente en Definidores de esta Provincia, se pasó a la publicación de los Aditos en la forma dispuesta, es a
saber: primer Adito por Castilla, al P. Lector Jubilado y Ex-Comisario Fr. Alonso de la Concepción (al margen dice: El P. Alonso Jubera estaba en Madrid); segundo Adito, Padre Fr.
Juan del Rosario; Aditos por Aragón, N. P. Ex-Provincial Fray Pedro de Santa Eulalia; segundo, P. Fr. Juan de San Antonio, Predicador18. Y acabadas que fueron estas elecciones y
todo lo demás que previenen nuestras leyes, lo firmó por verdad dicho nuestro P. Presidente
con todos los demás PP. Vocales en dicho día, mes y año ut supra. (Siguen las firmas de los
Vocales presentes.)
Y por cuanto el viernes por la tarde en la primera Sesión del Capítulo, unánimes y conformes los VV. PP. Capitulares, determinaron que todas las cartas y peticiones se remitieran
al Definitorio Pleno intra Capitulum para que, leídas por los VV. PP. que lo componen, determinasen lo que les pareciere más conveniente; en virtud de esta facultad, el domingo veinte
y tres de abril del referido año, como a las cuatro de la tarde, mandó N. P. Presidente congregar a los siete PP. que componen el Definitorio y con voz clara leyesen de verbo ad verbum
todas las cartas de los conventos, ministerios y otras cosas, de que enterados providenciaron
lo que más les pareció conveniente al bien de la Provincia, conventos y ministerios, y con esto
se principió en la forma siguiente:
Determinaciones
1. Se confirma la determinación que manda se dé informe al Rey Nuestro Señor anualmente por N. P. Provincial sobre el estado que al tiempo del despacho tuviere la Provincia, y
para que su R. pueda cumplir con esta obligación, mandamos a los Padres Ministros y Misioneros remitan a N. P. Provincial todos los años razón individual del aumento o decadencia
que tuvieren sus partidos o misiones, acompañando su informe con el número completo de
tributos y almas que tenga a su cargo, y también el námero de los nuevamente convertidos; y
el recoger el certificado, mapa de almas y tributos queda a cargo de los Vicarios Provinciales,
quienes remitirán los certificados y mapas de almas a N. P. Provincial anualmente.
2. Se confirma la determinación que manda, en orden a la jurisdicción de los Vicarios
Provinciales en sus respectivas Provincias,
18
Según las Constituciones, una vez elegidos los cuatro Definidores Provinciales, se debían publicar los nombres de los tres Padres que siguieren en número de votos a dichos Definidores, para que, en caso de faltar
por muerte o renuncia alguno de éstos, entrase en el cargo uno de aquéllos, y así mismo, si alguno estaba
ausente, le sustituyera en las sesiones de Definitorio. Llamábanse Aditos, y en la Provincia de Filipinas
desde el Capítulo Provincial de 1740 eran cuatro por razón de la alternativa, dos de entre los religiosos procedentes de la Provincia de Castilla y otros dos de la Provincia de Aragón, pues también los Definidores se
distribuían de este modo. Los religiosos procedentes de la Provincia de Andalucía no entraban en la elección de Provincial, Definidores y Aditos por no contar número suficiente para alternar.
182
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
que, por cuanto se ha experimentado no darles la obediencia que como a delegados de N. P.
Provincial les corresponde, en cualquiera convento que se hallaren de sus Vicariatos tengan el
primer lugar y como a Superiores se les respete y obedezca, y en orden a formar sumarias, no
se entienda con los Padres que tienen voto en Capítulo sin especial comisión de N. P. Provincial. En orden a los demás Religiosos se les podrán formar sumarias exceptuando a los ministros colados, pero podrá contra ellos hacer informaciones secretas para dar cuenta a N. P. Provincial; asimismo podrán mudar a los compañeros de un ministerio a otro, si lo tuvieren por
conveniente.
3. Se confirma la determinación que manda que ningún religioso dé Certifico a los Alcaldes o Corregidores o a otras personas, sino solamente de lo que hubiese acaecido en su tiempo
o en aquella Provincia, con advertencia que el Ministro en un partido no se entrometa a dar
Certifico de otro partido, pues en todo lo que puede resultar en daño del común o de algún
particular, deberá primero preceder licencia de N. P. Provincial, y, por lo que toca a lo acaecido en otro tiempo, sólo podrá dar Certifico de aquello que encontrare en los Libros de las cosas notables, los que se deberán presentar en las Visitas, quedando al arbitrio de N. P. Provincial castigar a los transgresores de esta determinación.
4. Se confirma la determinación que manda que los PP. Ministros usen sobre sus Compañeros de las mismas facultades que usan los Priores en los conventos como si fueran electos
en pleno Definitorio, y asimismo tengan las mismas facultades en orden a bendecir ornamentos, etc. Y asimismo este presente Capítulo determina que los ministros que tuviesen compañeros y no los socorriesen en un todo de lo necesario en vestido, comida y criado y demás
cosas como a su misma persona, serán privados de sus compañeros. Y manda este presente
Capítulo a los Vicarios Provinciales que inmediatamente venga a su noticia la no asistencia de
los ministros con los compañeros, los priven sin admitir excusa.
5. Se confirma la determinación que manda que, en verificándose alguna vacante de Ministerio, toque el proponer la terna a nuestro P. Provincial con su Venerable Definitorio, y si
fuere Misión, lo nombre N. P. Provincial por sí solo.
6. Se confirma la determinación de que hagan anualmente su desapropio los PP. de los
Conventos de Manila, Cavite, San Sebastián y Cebú, y los entregarán a N. P. Provincial. Los
curas religiosos y Ministros los entregarán a sus respectivos Vicarios Provinciales.
7. Se confirma la determinación que manda que el Estanciero de Imus dé cuenta de diciembre a diciembre a N. P. Provincial y su Depositario, y en cuanto al P. Procurador General, se confirma la determinación que manda las dé de cuatro en cuatro meses y que sin licencia de N. P. Provincial no haga compras que excedan del valor de cien pesos, y aunque no
exceda de dicha cantidad, avisará a nuestro P. Provincial.
8. Se confirma la determinación que manda a los Religiosos Capitulares apliquen todos
los días la misa por la intención del P. Prior de Manila hallándose en dicho Convento, y por lo
que toca a los religiosos
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
183
sacerdotes que se hallaren en Imus, se confirma la determinación que manda apliquen las misas que celebraren por la intención de los Priores de donde fueren conventuales.
9. Se confirma la determinación que manda que respecto del clima de la tierra se comience el curso el lunes infraoctavo después de la Asunción y se acabe el sábado de Ramos.
10. Se confirma la determinación que manda que si en los Conventos de San Sebastián,
Cavite y Cebú hubiese tres o cuatro religiosos conventuales hábiles para el Coro, se deberá
tener y observar como en todos los demás conventos regulares.
11. Se confirma el método de administrar aprobado por el Venerable Definitorio y Capítulo.
12. Se confirma la determinación que manda a todos los PP. existentes en los ministerios
y misiones apliquen una misa semanalmente por la intención del P. Prior de Manila, y el que
por enfermedad no pudiera dar el debido cumplimiento, lo avisará al referido P. Prior de Manila o a su respectivo Vicario Provincial, a fin de que éste lo notifique al susodicho P. Prior.
13. Se confirma la determinación que da facultad a N. P. Provincial para dar licencias de
confesar, predicar y recibir Ordenes por todo el trienio a los Religiosos de su obediencia.
14. Se confirma la determinación que ordena que todos los ministros pueden usar de todas las gracias y facultades concedidas por los privilegios antiguos pontificios en aquella parte que aún estuvieren en su ser, para lo cual tendrán presente lo que sobre este punto se ordena
en el modo de administrar.
15. Se confirma la determinación que manda que todos los ministros, aunque estén colados, paguen, sin evadirse por pretexto alguno, las colectas a la Provincia, pues quien más se
interesa en el destino que se da a dichas colectas son los pueblos de nuestra administración e
individuos de nuestra Provincia, por lo que se encarga a los Vicarios Provinciales que inmediatamente que los religiosos de su cargo cobren sus estipendios, recauden dichas colectas
para entregarlas a N. P. Provincial.
16. Se confirma la determinación que ningún religioso particular use reloj de bolsa, permitiendo su uso sólo a los ministros, y a los que no fueren, se les privará de él como cosa superflua.
17. Se confirma la determinación que cualquiera religioso que, cumplidos los años de
administración, quisiere regresar a España, deberá impetrar de N. P. Provincial la licencia,
quien con su Venerable Definitorio podrá concedérsela.
18. Se confirma la determinación que los Conventos de Cavite, San Sebastián y Cebú
canten la Misa y Vigilia a imitación del Convento de Manila por los religiosos difuntos de
España y de esta Provincia.
19. Determina el presente Capítulo, estando al espíritu de nuestras Sagradas Constituciones, capítulo 9 de la tercera parte, número 5, que dicen: Sacerdotes quotidie missam celebrare
debent ad intentionem Praelati; que todos los Sacerdotes de cualquiera clase o graduación que
fuesen apliquen la Misa a intención del Prelado en cuyo
184
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Convento se hallaren; y por cuanto, atendiendo a las circunstancias del país y clima en que
vivimos, necesita cada religioso en particular que se le subvenga con algunos socorros que en
las Provincias de España no se necesitan, se manda a los Prelados que subministren completamente en especie a cada uno de los religiosos lo que necesitaren según sus necesidades particulares, a más de lo que en común se debe subministrar a todos como lo mandan el Santo
Concilio de Trento, Decretos Pontificios, nuestra Santa Regla y Sagradas Constituciones.
20. Ultimamente. Determina este presente Capítulo, por ser constante la relajación en orden a salir los religiosos que están en Curatos fuera de sus casas parroquiales en hábito blanco
y calzados, que en lo sucesivo se abstengan de un exceso tan considerable, pues por lo que
respecta a presentarse en público sin hábito negro, es presentarse sin el distintivo peculiar de
nuestra Reforma, que lo juzgan los autores que tratan la materia como una cosa sustancial, y
por lo que mira al calzado, cuando la necesidad real y verdadera no dispensare, es, sin duda,
un punto de la mayor entidad que no puede ejecutarse sin falta delante de Dios, como que la
descalcez es lo sustancial de nuestro Instituto que nos distingue de los Padres no reformados o
de la Observancia19.
Y esto fue lo que determinaron y acordaron en dicho día, mes y año ut supra, y se dio fin
a la quinta sesión de este presente Capítulo.
Día lunes que se contó veinte y cuatro de abril del dicho año, habiendo cumplido con los
sufragios por los difuntos, como disponen nuestras Leyes, N. P. Presidente Fr. Blas de la Virgen del Carmen mandó tocar a Capítulo en la forma acostumbrada y, juntos y congregados en
la Sala Capitular, hicieron renuncia de sus oficios todos los Padres Priores, entregando los
Sellos de sus respectivos conventos a N. P. Presidente, que los absolvió de sus oficios, y
hecho Capítulo de Culpis, con todo lo demás que disponen nuestras Leyes, se quedó dicho N.
P. Presidente junto y congregado en dicha Sala Capitular con todo el Venerable Definitorio y
se procedió a las elecciones por votos secretos con la solemnidad debida en la forma siguiente:
Praeficimus in Priorem nostri Conventus Sancti Nicolai de Manila R. P. Praedicatorem
Fratrem Emmanuelem a Sancto Michaele.
Praeficimus in Priorem nostri Conventus Sancti Nicolai de Cavite R. P. Praedicatorem Fr.
Jacobum a S. Isidoro.
Praeficimus in Priorem nostri Conventus Immaculatae Conceptionis de Cebú, R. P. Praedicatorem Fr. Michaelem a Sma. Trinitate.
Praeficimus in Priorem nostri Conventus S. Sebastiani de Calumpang R. P. Praedicatorem Fr. Thomam ab Incarnatione.
19
Creemos oportuna la siguiente aclaración: Lo sustancial de nuestro Instituto, que nos distingue de los Padres
de la Observancia, es lo señalado en la Definición quinta del Capitulo de Toledo, 1588, fundamental para
nosotros los Recoletos: 1.° deseo de mayor perfección: perfectionis monasticae amantiores; 2.° severidad
de leyes: Severius vitae institutum - strictior vivendi forma. El modo de actuar estos sumos principios, v. g.,
dos horas de oración mental diarias; oficio divino a media noche; descalcez, etc., entra en la necesaria evolución de las leyes posteriores. Tal modo, diríamos, es accidental, no sustancial.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
185
Praeficimus in Priorem nostri Conventus de Tandag R. P. Praedicatorem Fr. Josephum a
Sma. Trinitate.
Praeficimus in Priorem nostri Conventus S. Monicae de Taytay R. P. Praedicatorem Fr.
Enricum a Sto. Thoma a Villanova.
Praeficimus in Priorem nostri Conventus de Dapitan R. P. Praedicatorem Fr. Emmanuelem a Conceptione, alias Bravo.
Praeficimus in Priorem nostri conventus de Baclaion R. P. Praedicatorem Fr. Bartholomeum a S. Anna.
Praeficimus in Priorem nostri Conventus de Romblón R. P. Praedicatorem Fr. Marcelinum a Deipara de las Mercedes.
Praeficimus in Secretarium hujus Provinciae S. Nicolai B. P. Praedicatorem Fr. Michaelem a Jesu.
Praeficimus in Procuratorem Generalem hujus Provinciae R. P. Praedicatorem Fr. Thomam de la Soledad.
Praeficimus in SubPriorem et Magistrum Novitiorum R. P. Praedicatorem Fr. Franciscum
a Sto. Josepho.
Praeficimus in Sacristam et Bibliothecarium hujus Conventus R. P. Praedicatorem Fr.
Michaelem a Sto. Josepho.
Praeficimus in Chronistam hujus Provinciae R. P. Nostrum Absolutum Fr. Petrum a Sta.
Eulalia.
Y esto fue lo que determinaron, acordaron y firmaron en dicho día, mes y año ut supra
todos los siete PP. del Definitorio».
ARTÍCULO TERCERO
Nota biográfica del nuevo Provincial. –Aprobación del Capítulo por N. P. Vicario General. –El problema de la penuria de misioneros. –Las instrucciones al Presidente
del Hospicio de Méjico. –Otras actuaciones del Provincial
y su Definitorio hasta el Capítulo Intermedio
El electo Prior Provincial de Filipinas, P. Fr. Juan de San Vicente Ferrer, era natural de
Zaragoza. Nacido a últimos del año 1753, fue bautizado en la parroquia de Santa Cruz, siendo
sus apellidos Forcada y Laborda. Tomó el hábito recoleto en la iglesia del Convento del Portillo de su ciudad natal el 6 de marzo de 1768 de manos del Prior Padre Fr. Miguel de San
Agustín, Pred., siendo Maestro de novicios el Padre Fr. Simón de Santa Teresa. Su profesión
tuvo lugar el 28 de diciembre de 1769, es decir, un año y cerca de once meses después de la
toma de hábito, lo cual debió ser así por no tener la edad; eran entonces Prior y Maestro de
novicios, respectivamente, los PP. Fray Francisco de San Roque, L. J. y Ex-Provincial, y Fr.
Francisco Javier de San Agustín20.
Tenía ya los títulos de predicador y confesor, cuando el 1 de enero de 1786 embarcaba en
Cádiz para Filipinas con otros diecinueve religiosos, figurando él como presidente de la Misión. Llegó a Manila el 11 de agosto del mismo año, habiendo hecho el viaje por el cabo de
Buena Esperanza.
20
AM, Lumen domus nov., f. 42.
186
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Destinado por los Superiores a la provincia de Caraga, en Mindanao, trabajó allí con gran
provecho para las almas, hasta que se vio obligado a trasladarse a la isla de Bohol porque era
objeto de la persecución de los alcaldes de aquélla a causa de oponerse él a dar su visto bueno
a ciertas cuentas en las que salían perjudicados la Real Hacienda y los naturales del país. En el
Capítulo de 1788, todavía él en la Caraga administrando Surigao, fue elegido Prior del Convento de Manila, cargo que no fue a ocupar por seguir entregado a su labor misional; por lo
mismo no asistió tampoco al Capítulo Provincial al finalizar aquel trienio. En Bohol administró con singular ejemplo y aprovechamiento de las gentes el pueblo de Loboc desde 1791 a
1798. Durante este tiempo fue nombrado, en el Capítulo de 1794, Prior nuevamente de Manila, oficio que desempeñó solamente por espacio de un año, pues renunció al mismo, como se
dice en su necrología, por no poder llevar su delicada conciencia carga tan pesada; volvió a su
Ministerio.
Desde mayo de 1797 ejerció el cargo de Vicario Provincial de Bohol, continuando en su
curato de Loboc hasta que con fecha 7 de mayo de 1798 fue nombrado Presidente del Hospicio de Méjico y Vicario Provincial de la Nueva España. El Definitorio, a petición suya y para
el caso que se le presentase ocasión ventajosa, le concedió facultad de vender el Hospicio y su
iglesia y comprar alguna casa, posesión o huerta en la llamada traspana, junto a los Hospicios
de Filipinas y San Fernando para adelante, después de obtener licencia del Vice-Patrono y del
Sr. Arzobispo para el traslado en los mismos términos que estaba ahora, debiendo pedir consejo a los Presidentes de los referidos Hospicios antes de verificarse la venta21.
Ocupó la presidencia del Hospicio por espacio de ocho años, aunque cuando llevaba en
ella seis años ya presentó la renuncia, que le fue admitida entonces, pero tuvo que continuar
en su puesto, pues dos de los que sucesivamente fueron nombrados para sustituirle, renunciaron sin salir de Filipinas, teniendo que esperar a la elección y toma de posesión de un tercero.
Debióse, al parecer, la renuncia de nuestro biografiado a su deseo de pasarse a los Carmelitas
descalzos, para lo que ya había obtenido el correspondiente boleto; desistió luego de ello.
En la sesión del Definitorio del 24 de marzo de 1806, en la que fue elegido su segundo
sustituto, se acordó concederle amplia licencia para volverse a Manila o quedarse en el Hospicio de Méjico, suplicándole a la vez que pusiera en ejecución una obrita suya en lengua visaya que había ofrecido trabajar, y que muy bien podía imprimir en el mismo Méjico a costa
de la Provincia22. No hay indicios de que esto tuviera realidad. Su vuelta a Filipinas debió
tener lugar hacia septiembre de 1808. El mismo, en la carta que después de su elevación al
Provincialato escribió al P. Vicario General, refiriéndose al Capítulo, dice: «En él fui electo
Prior Provincial pocos meses de haber llegado de América de servir la presidencia de Méjico,
cuyo empleo renuncié a fin de retirarme a acabar mis días en el reposo de una celda.
21
22
AM, Registro Prov., f. 14 v.
AM, Definitorios, f. 109 v., 114.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
187
Mas la divina Providencia, cuyos designios son inapelables, frustró todos mis proyectos de un
modo tan extraordinario, que me vi precisado a desistir de mis intentos y tomar sobre mis
débiles hombros la cruz pesadísima del gobierno de la Provincia»23.
En esta misma carta, cumpliendo el acuerdo de dar cuenta a nuestro P. Vicario General
de lo sucedido sobre quién debía presidir el Capítulo, tomando, como él dice, la relación desde sus principios, se expresa de este modo: «La Presidencia pertenecía a jure al primero de
los Definidores de la familia de Castilla, y a falta de éste, al segundo, por ser el Provincial de
la misma. Ni uno ni otro podían concurrir por hallarse lejos en una de las provincias visayas y
los mares infestados de enemigos. Dos eran tan sólo en quienes podía recaer la Presidencia,
por no ser más los Capitulares de la familia citada: el Prior de San Sebastián y el Secretario de
Provincia. Opinaban algunos que debía presidir el Secretario, por haber sido Definidor en otro
trienio, supuesto le llama la ley para el Capítulo Intermedio, faltando algunos de los Definidores actuales; decían otros que no expresando la ley lo mismo para el Capítulo Provincial, y
mucho menos para la Presidencia, debía obtenerla el Prior de San Sebastián por el título de
precedencia o mayor dignidad. Como la duda era sobre punto de jurisdicción, tan sustancial
por depender la validez de todo un Capítulo, persuadieron al Prior de San Sebastián que debía
en conciencia, a pesar de su repugnancia, consultar al Cuerpo de la Regia y Pontificia Universidad de esta ciudad de Manila. Hízolo inmediatamente en los términos que se leen en el testimonio de lo actuado. Descansamos sobre lo hecho por haber sido muy pocos los que dudaron pertenecerle la Presidencia al de San Sebastián; sin embargo, para el mayor sosiego de
estos pocos y para firmarse más los otros en su modo de pensar y, sobre todo, como se dijo en
la primera sesión, para que sirva de regla para lo sucesivo, deseamos se tome V. R. el trabajo
de instruirnos con su respetable parecer»N. P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael confirmó el Capítulo por decreto fechado el 28 de febrero de 1812 en Palma de Mallorca, «adonde, como ya hemos dicho, y él mismo se lo escribía al Provincial en carta anterior, la cruel guerra en que nos hallamos con los
franceses me ha hecho retirar»24. El citado decreto dice así:
«Visis et diligenter consideratis tam declaratione de consilio Regiae et Apostolicae Universitatis Manilae circa praesidentiam Capituli Provincialis nostrae Provinciae
Sti. Nicolai Insularum Phihippinarum facta in favorem P. Fr. Blasii a Virgine Carmeli
Provinciae Castellae, et Prioris nostri conventus Sti. Sebastiani in eo potiorem locum
inter vocales Castellae habentis, eo quod non ostensae fuerunt aliquae litterae, quarum
virtute institutus fuisset aut a Summo Pontifice, vel a Nobis istius Capituli Praesidens,
et ob deficientiam duorum Diffinitorum Provinciae Castellae, qui in turno praesidendi
illi erant; quam omnibus electionibus, statutis et determinationibus memorati Capituli
23
24
AM, Cartas, f. 165 v.
AM, carp. 4, leg. 2, 5.
188
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Provincialis nostrae Provmciae Sti. Nicolai Insularum Philippinarum celebrati diebus
21, 22, 23 et 24 aprilis an. 1809 in Conventu Sti. Nicolai de Tolentino Manilae, istisque tam jure quam Constitutionibus nostrae sacrae Religionis repertis conformibus,
auctoritate qua secundum jus, leges et Constitutiones nostras in hac parte fungimur,
non solum supra dictam nominationem Praesidentis, pro hac vice, et pro caeteris
hujusmodi, quae occurrerint, interim a Nobis aliud non fuerit resolutum, sed etiam
omnes electiones cum omnibus statutis, et determinationibus a praedicto Capitulo factas, confirmamus, et approbamus; et eadem auctoritate praecipimus in virtute sanctae
obedientiae, et sub praecepto formali omnibus Patribus, et Fratribus, cuiuscumque
gradu et conditionis sint, dictae nostrae Provinciae Sti. Nicolai Philippinarum, ut P. Fr.
Joannem a Sto. Vincentio Ferrerio ut Provincialem praedictae Provinciae legitime
electum, et constitutum, aliosque et singulos Superiores et Praelatos canonice electos
recognoscant debiteque obedientiam praestent sub poenis a nostris Constitutionibus inflictis rebelibus, et obedire renuentibus suis Praelatis»25.
Un angustioso problema se presentaba desde bastantes años atrás a los Provinciales de Filipinas, el de la penuria de misioneros, problema éste que de día en día se iba agudizando más
y más, pues apenas llegaban ya religiosos de España, y las difíciles circunstancias de ésta
hacían concebir muy pocas esperanzas o, mejor dicho, quitaban toda esperanza de un pronto
remedio.
El Provincial P. Fr. Juan de San Vicente Ferrer le planteaba también este problema al P.
Vicario General en la carta ya citada. Por esta escasez de religiosos, en el último Capítulo se
habían visto precisados a echar mano del mismo Presidente para el cargo de Definidor, contra
la práctica de la Provincia. Solamente había en toda ella cincuenta y tres sacerdotes, incluyendo en este número los imposibilitados por vejez, demencia y enfermedades habituales, si bien
los más de estos últimos estaban empleados, por falta de otros, en oficios de gobierno y administración de la Provincia, con trabajo mayor por no haber quienes los pudieran reemplazar.
«Es un dolor, P. N., —le decía, comentándolo, el P. Provincial—, el ver el estado tan deplorable en que nos encontramos por no venir religiosos». Y no dándose cuenta de la situación
tan critica por la que atravesaban en España los conventos y sus religiosos, terminaba diciéndole: «Solamente V. R., como buen Padre, puede algún tanto consolar a esta Provincia, coadyuvando con su mediación y auxilio al que está destinado en esas Provincias para la colectación, fomentando el espíritu de los que se hallasen movidos a estas empresas santas de caridad»26.
25
26
AM, l. c.
El mismo Gobernador General, Fernández Folgueras, elevaba el 25 de abril de 1809 una representación al
Consejo de Regencia de España en la que, después de munifestar la escasez de religiosos, los cuales por
ello se habían visto obligados a renunciar muchos ministerios, y luego de probar con largo razonamiento la
conveniencia de que los párrocos fueran religiosos, terminaba diciendo: ser del mayor interés el proporcionar religosos a estas provincias, así por los muchos que han fallecido como porque los muchos años de
guerra y otras causas han interceptado su vida, y entiendo que a los Procuradores respectivos en esa Corte de las cuatro Religiones referidas (Dominicos, Franciscanos, Agustinos Ermitaños y Recoletos) debe
apremiárseles en las favorables circunstancias presentes a procurar el mayor número posible para que en
los buques que se proporcionen, sean transportados a estas islas directamente o por vía de Lima o Nueva
España» (AM, carp. 5, 21).
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
189
Desde España, el P. Ex-Comisario Fr. Alonso Jubera, que, huyendo del dominio francés
en Madrid, se encontraba en Puerto Real (Cádiz), escribía en diciembre de 1809 al citado P.
Provincial, y, después de hacer referencia a la posibilidad de alistarse algún religioso para ir a
Filipinas, le decía: «Es lástima perder la ocasión, pues tal vez no se proporcionará otra en muchos años, porque, aun cuando se logre, como esperamos, echar a los franceses de España,
quedan los conventos perdidos y tendrán que empeñarse en sumas considerables para habilitar
las iglesias, celdas, etc., y, por consiguiente, no podrán ser muchos los hábitos por falta de
facultades para mantenerse»27.
El Procurador General y Comisario de Filipinas en España era el Padre Fr. Salvador
Heredero de San Luis Gonzaga, pero éste se había quedado en Madrid ocupado por los franceses. En cambio, su antecesor, el P. Alonso Jubera, había logrado escapar de la capital de
España, según hemos dicho, y como consiguiera se alistasen algunos religiosos que, huyendo
también de los franceses, habían llegado a Granada y Santa Fe, se dirigió a Sevilla el 26 de
enero de 1810 para solicitar de la Suprema Junta Central que se le habilitase para la colectación de religiosos y para los demás asuntos relativos a la Provincia; mas al llegar a la citada
ciudad, enteróse que la Junta se había dispersado ante la proximidad del ejército napoleónico;
entonces él, con muchos trabajos, a pie, sin dinero y pidiendo limosna, pudo huir y llegar a
Cádiz, habiéndole reconocido una avanzada francesa, a eso de las tres de la mañana del día 5
de febrero del citado año, cerca de Puerto Real; pero de este peligro, como de otros muchos
ocurridos desde su salida de Madrid hasta internarse en Sierra Morena por caminos extraviados, le libró el Señor por su infinita misericordia, según confiesa el mismo Padre. No pudiendo éste conseguir los medios suficientes para poder subsistir en Cádiz, habiéndole adelantado
lo necesario para el viaje el Comisario del Colegio de San Fernando de Méjico, embarcó para
la Nueva España, llegando a nuestro Hospicio de Méjico el 11 de enero de 1811 con el propósito de partir para Manila en la primera nave.
Mientras tanto, habiéndose recibido en la capital filipina la carta en la que el P. Jubera
daba cuenta de su actuación, enterado de ella el Definitorio, en sesión tenida el 14 de abril de
1810, a propuesta del Padre Provincial, se había convenido en habilitar a dicho P. Jubera para
Comisario interino, esto es, hasta que el que lo era, P. Salvador Heredero, estuviese libre para
ejercer su oficio, acordándose al mismo tiempo que se le comunicase a aquél que, si por la
circunstancias del día, no pudiese el Rey contribuir con el subsidio acostumbrado a la conducción de religiosos a Filipinas, gastase cuanto fuese necesario
27
AM, carp. 72, 13.
190
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
para llevarlos a costa de la Provincia, para lo cual se avisase al Presidente del Hospicio de
Méjico que suministrara a dicho P. Comisario interino, como mejor pudiera, la cantidad o
cantidades que para el efecto fueren necesarias28. El P. Jubera recibió el 5 de septiembre de
1811 en Méjico las antecedentes determinaciones, que aceptó en atención, según confesión
suya, a la obligación que le imponía su conciencia de trabajar cuanto pudiera en obsequio de
la Provincia que tanto le había distinguido, y a la que tiernamente amaba, teniendo el propósito de valerse a su llegada a Cádiz de todos los medios y arbitrios. posibles para enviar los religiosos que pudiera y por la vía a que primero se le proporcionase. Pero no consiguió llegar a
España hasta septiembre del año siguiente, 1812.
El Definitorio Provincial, en sesión del 25 de abril de 1809, nombró Presidente del Hospicio de Méjico al P. L. Fr. Agustín Vilas de la Virgen de la Peña; y como éste se hallara en el
curato de Panglao, isla de Bohol, y urgía se embarcase en la nao Magallanes, pronta a salir
para Acapulco, a fin de que llegara a Manila a tiempo, se acordó en otra sesión posterior despachar en su busca una embarcación por cuenta de la Provincia, a pesar de los muchos gastos
que ello iba a ocasionar, pues así convenía al bien de la misma29. El 24 de mayo le despachaba el P. Provincial el título de Vicario Provincial de la Nueva España, y el 20 de julio se firmaban los poderes y las instrucciones que había de observar en su nuevo destino de Méjico.
Estas eran, unas, generales, y otras, secretas, semejantes a las que se solían dar a los designados anteriormente para estos cargos. Por su interés, y no figurando aún en los precedentes
volúmenes de estas Crónicas, cuando se dictaron para los antecesores en el cargo, se insertan
a continuación:
«Instrucciones Generales que el Definitorio de la Provincia de San Nicolás de los Agustinos Recoletos Descalzos mandan observar al Padre Lector Fr. Agustín de la Virgen de la Peña, Presidente del Hospicio de San Nicolás de Méjico, o al que por muerte natural o civil quedare en su lugar.
Primeramente: Ordenamos a dicho Padre Presidente que en todo y por todo se arregle y
haga a sus súbditos se arreglen a las instrucciones que para el buen régimen espiritual y temporal de dicho Hospicio se han proveído y determinado hoy día de la fecha por el Venerable
Definitorio, anulando, como de facto anulamos, todas y cualesquiera instrucción anterior a
ésta.
2ª Se prohíbe a dicho P. Presidente dar licencia a los religiosos de Misión para ir a comer
fuera de casa y a decir misa fuera del Hospicio, no les permitirá salir a casas de campo ni menos a las Haciendas; solamente les concederá salir en comunidad fuera de la ciudad los martes
y los jueves o los días que juzgare conveniente.
3ª Se le manda al P. Presidente, bajo precepto formal de santa obediencia, que dé cuenta
y razón todos los años a la Provincia de la plata que tenga depositada y del estado en que se
hallen las haciendas y demás posesiones del Hospicio al tiempo del despacho, y que
28
29
AM, Defintorios, f. 137.
M, l. c., ff. 130 v., 131 v.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
191
las cuentas del Hospicio y haciendas las envíe en cada despacho claras y sin notas ni advertencias, para evitar confusiones, y vendrán de modo que puedan mostrarse a cualquiera que
con autoridad las pidiese.
4ª Se le manda bajo del mismo precepto formal de santa obediencia que no compre
haciendas, casas y otras posesiones y que no emprenda obras en las que sea preciso gastar
cantidades notables, sin que pida primero licencia a la Provincia y la tenga ya concedida por
escrito; y sólo se le da facultad para gastar en los reparos precisos del Hospicio e iglesia, casas
y demás posesiones existentes, evitando toda superfluidad. Respecto de esta cuarta instrucción en la parte que se prohíbe a dicho Padre Presidente comprar haciendas, se exceptúa el
caso en que de comprarla hubiere de resultar alguna ventaja considerable a los intereses de la
Provincia, como sucedería en la actualidad si estuviese de venta la hacienda que llaman de la
Huerta, colindante con la de San Juan de Tejalpa; en tal caso, vendiendo la de San Diego, que
está a larga distancia, y no ha sido a la Provincia de la mayor utilidad, podrá comprar la dicha
de la Huerta o cualquiera otra que se proporcionare colindante con las de San Pedro, Tejalpa o
Guadalupe.
5ª Se ordena a dicho P. Presidente que, cuando vengan religiosos de Misión sin Comisario, haga que todo el tiempo que estuvieren en Méjico asistan al coro a cumplir a sus horas
con el Oficio Divino, y ha de tener media hora de oración mental por la mañana y por la tarde,
como se practica en esta santa Provincia.
6ª Se le manda a dicho P. Presidente que todo el tiempo que estuvieren los religiosos de
la Misión en el Hospicio de Méjico, haga se les lea la teología escolástica y moral y que tengan conclusiones y casos de moral una vez a la semana, a que deberán asistir todos los religiosos, aunque hayan concluido sus estudios, nombrando para dicho efecto el P. Presidente
lector o lectores de teología, si no vinieren ya nombrados de España, y en caso que viniere el
P. Comisario junto con la Misión, S. R., como Prelado de ella, dispondrá y la gobernará en lo
espiritual y temporal, y correrá en el gasto y recibo, y ordenará y dispondrá lo que arriba se
manda ordenar y disponer al P. Presidente en ausencia del P. Comisario, pues estando éste
presente con su Misión, el P. Presidente del Hospicio sólo gobernará los religiosos moradores
del mismo; pero si el P. Comisario se imposibilite para gobernar la Misión, en tal caso la gobernará el Presidente del Hospicio como a sus súbditos, mientras el P. Comisario se hallare
imnosibilitado.
7ª Se le manda a dicho P. Presidente, en virtud de santa Obediencia, que solamente use de
los poderes e instrucciones que le ha dado ahora la Provincia y lleva consigo para su gobierno, y mandamos que en caso de muerte natural o civil del P. Presidente, entrará en su empleo
de Presidente del Hospicio el religioso sacerdote más antiguo que se hallare de esta Provincia,
y si no hubiere sacerdote, o aun cuando lo hubiere, si no fuere a propósito para el manejo de
los intereses y para agenciar los negocios que allá ocurren con frecuencia, sustituirá los Poderes a favor del religioso lego que juzgare más
192
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
del caso, teniendo a prevención y para el efecto un pliego cerrado, en donde se exprese la designación conforme a lo determinado por el Venerable Definitorio. Si se verificase este caso,
el lego tendrá los Poderes para la mayor seguridad de los caudales y fincas, y el sacerdote,
para lo perteneciente al Hospicio.
Todas las cuales instrucciones y poderes que las acompañan observará inviolablemente el
dicho P. Presidente, o el religioso en que sustituya los poderes, respecto de los caudales, y el
sacerdote que entre en su oficio de Presidente, respecto al gobierno del Hospicio, en la inteligencia que de faltar a lo que aquí va ordenado, se le hará riguroso cargo y se le castigará con
las penas que señalan nuestras sagradas Leyes contra los que no cumplen los mandatos de los
Superiores, y se tendrá por nulo y de ningún valor cualquiera trato o contrato que hiciere contra estas instrucciones y poderes que ahora le ha dado el Venerable Definitorio»30.
Las instrucciones secretas fueron las siguientes:
«Primeramente. Se le manda a dicho Padre que, en caso de venir Misión, no envíe los religiosos a las Estancias, a no ser con grave necesidad y de consejo de médicos prudentes; y en
cuanto sea posible, se cautele el que sepan las Estancias y proventos de ellas, pues como no
experimentados suelen algunos hablar a bulto y sin experiencia y por lo mismo errar en lo que
refieren sin conocimiento.
2ª Se le manda que si al tiempo de hacer la Visita o en otro cualquiera tiempo tuviese por
conveniente que algún religioso de los moradores en el Hospicio no es a propósito, ni en lo
espiritual ni en lo temporal, para que subsista en el Hospicio, lo remitirá al Convento de Manila en la primera ocasión que se proporcione, y hará que todos los religiosos moradores del
Hospicio le manifiesten cuanto tengan a su uso y que usen de lo que se les permita en la forma que mandan la Regla y Leyes que todos los religiosos hemos profesado.
3ª Se le manda que al regreso del barco de Acapulco procure dar parte a la Provincia del
estado en que se halla, al tiempo del despacho, así el Hospicio como las haciendas y los religiosos moradores del Hospicio y cuantas noticias juzgare ser convenientes para el bien de esta
Provincia.
4ª Se le hace presente que, en suposición de las obligaciones que contrajo por la profesión
religiosa, está obligado a cumplir los votos, Regla y Constituciones en cuanto fuere compatible con su oficio: de consiguiente, deberá tener los ejercicios de oración mental, mañana y
tarde, en las horas que le fueren más proporcionadas, y cumplir con los ayunos y con todo lo
demás que ellas prescriben. Se le exhorta al mismo tiempo que hará rezar el rosario a los sirvientes todas las noches y que procure acompañarles para darles ejemplo en una tan santa
devoción y para que lo recen como se debe.
5ª Se le manda que las alhajas de nuestra iglesia y Hospicio no las preste a persona alguna, ni tampoco las pida prestadas para las funciones de nuestra iglesia, por haber manifestado
la experiencia ser conveniente hacer cada cual sus funciones con sus ornamentos y alhajas, y
para obviar algunas malas resultas.
30
AM, Registro Prov., 1. 51.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
193
6ª Se le manda en virtud del Espíritu Santo que por ningún título ni pretexto permita subir
mujeres al Hospicio, aun cuando no hubiere Misión, por ser cosa que se mira como un escándalo en Méjico, y que ni tampoco se permite en los Hospicios de Santo Tomás y en San Jacinto, con estar en la traspana lejos de la ciudad. Al mismo tiempo se le ruega y encarga que sea
exacto en guardar las horas de retiro regular, procurando se cierren las puertas al mediodía y a
la oración, como se ha practicado en los tiempos pasados, con edificación del pueblo.
7ª Se le manda igualmente en virtud de santa obediencia que ni S. R. ni alguno de sus
súbditos puedan hacer remisión de plata o de alguna otra cosa de algún valor ni a España ni a
estas islas sin licencia in scriptis de N. P. Provincial. Y asimismo se le manda que si alguno
de los religiosos moradores en dicho Hospicio hubiese fallecido o en adelante falleciese, haga
inventario de cuanto tuviese ad usum y envíe un tanto o dos para que se le dé la providencia
que pareciese más conveniente.
8ª Se le ordena a dicho P. Presidente que en las cuentas de Marianas se entienda con el P.
Procurador de la Provincia, a quien remitirá la suma de las cosas que remita a cada Padre de
dichas islas, pues con la suma de lo que han costado las remisiones de cada religioso y gastos
que ha habido en sus acarreos hasta Acapulco, le basta al P. Procurador, quien tendrá cuidado
de hacerse pago de la plata de los estipendios o sínodos que pagan y cobra el P. Presidente en
Méjico; y mandamos que así los sínodos de todos los religiosos de Marianas como los ochocientos pesos del vestuario que se cobran en Méjico, los remita por entero a esta Procuración,
y el importe de las listas para Marianas lo pague de la plata del Hospicio.
9ª Se le ordena estrechamente al P. Presidente dicho que por pretexto alguno pueda presentar o suplir a persona alguna cantidad que exceda de cien pesos, a no ser que, por no prestar mayor cantidad, se siga detrimento notable a las haciendas u Hospicio, que en dicho caso
se deja a su discreción y prudencia, asegurando con escritura y fiadores la cantidad.
10ª Mandamos que cuando vayan a campo en comunidad, no puedan separarse unos de
otros, y que se observe con rigor lo mandado por nuestra Constitución al capítulo último de la
segunda parte, número 5, debiéndose entender en dicha prohibición el juego de la lotería, por
ser opuesto al voto de pobreza; y asimismo se observará lo mandado en el número 7 de la
dicha segunda parte y capítulo último ya citados. Y no podrán ir a paseo a la Alameda o a
otros paseos donde es grande el concurso de mujeres, y esto aunque sea en comunidad.
11ª Por cuanto se ha notado algún desorden en punto a la aplicación de las misas faltando
los religiosos al capítulo 2 de la primera parte, número 5, por tanto mandamos que todos los
religiosos sacerdotes de la Misión apliquen diariamente por la intención del P. Presidente, aun
en suposición de que estuvieren con el P. Comisario, pues aunque éste debe cuidar y correr en
un todo con su Misión, es muy justo que se apliquen las misas por aquél en atención a las muchas
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
cargas con que se halla agravado el Hospicio; pero en este caso suministrará el Presidente a
dicho P. Comisario la cantidad o cantidades que necesitare para la manutención y avío de los
religiosos, por no ser suficientes los diarios y demás socorros con que habilitan las Cajas Reales.
12ª Que en cuanto a la forma del hábito y manto se observe con todo rigor lo mandado
por la Constitución al capítulo quinto de la segunda parte, debiéndose entender lo mismo en
orden al calzado, por lo que ninguno podrá usar de zapatos o sandalias cerradas por delante en
ninguna ocasión, según está determinado por Acta general, y sólo usarán los enfermos de escarpines con expresa licencia de su Prelado.
13ª Si por algún caso fuere necesario nombrar un Vice-Comisario o Presidente de Misión
(por no venir en ella el P. Comisario) para el viaje hasta Manila, el P. Presidente de nuestro
Hospicio, de consentimiento de la mayor parte de los individuos de la Misión, hará dicha
elección, procurando que dicha elección recaiga en religioso adornado en virtud y letras; pero
en caso que venga Vice-Comisario de España, deberá seguir con la Misión a Manila, a no ser
que medie causa gravísima que le impida su prosecución en el oficio, que en este caso podrá
el dicho P. Presidente nombrar otro Vice-Comisario en los términos arriba referidos.
Ultimamente. Se le hace presente al dicho P. Presidente que, si viniere algún Lector o
Lectores en alguna Misión, deberá traer certifico cada uno del tiempo y materias que ha leído
en el tiempo que se demore la Misión de Méjico, cuyos certificos deberá dar el Padre Presidente, advirtiéndoles que tiene esta orden del Ven. Definitorio de esta Provincia; pues de lo
contrario no se les pasarán los titulos ni el tiempo aquí en Manila. Y se le concede facultad
para que pueda dar licencias de confesar y órdenes»31.
En abril de 1809 despachó el P. Provincial las patentes de Presidente de Cavite y San Sebastián a favor de los PP. Definidores Fray Mariano de San José y Fr. Blas del Carmen, respectivamente, por ausencia de los propios Priores.
Debiendo nombrarse un Vicario Provincial para cuando el P. Provincial saliera a hacer la
Visita, reunido el Definitorio el 18 de enero de 1810, propuso el P. Provincial para dicho cargo al P. Definidor Fray Mariano de San Miguel, Lector de Teología. Solía designarse para
este oficio a un religioso que no perteneciera al cuerpo del Definitorio, pero el Provincial P.
Juan de San Vicente Ferrer dijo que no hallaba un sujeto capaz para ello sino entre los PP.
Definidores. Habiéndose retirado dicho Padre de la sesión, fue elegido por unanimidad, y para
obviar los inconvenientes que pudieran resultar de su ausencia de Manila, porque era cura
propietario de Imus, se le dieron instrucciones a fin de actuar desde dicho pueblo; al mismo
tiempo se le concedieron al Provincial facultades para resolver por sí solo aquellos casos que
ocurrieran en la Visita y que exigiesen junta de Definitorio.
En la misma sesión se trató y solucionó el asunto siguiente: Habiendo
31
AM, l. c., f. 52 v.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
195
fallecido el P. Definidor Fr. Tomás de la Concepción, dudábase sobre cuál de los dos Aditos
de la familia de Castilla debía reemplazarle, por no saberse si el que figuraba en primer Adito
lo era en realidad por pluralidad de votos o tan solamente por antigüedad, para cuya duda
había fundamento. A fin de no proceder con error en punto de tanta importancia, juzgó el
Ven. Definitorio ser preciso que declarasen los PP. escrutadores del último Capítulo; y
habiéndose llamado separadamente al P. Fr. Antonio de la Concepción, Provincial absoluto, y
al P. Fr. Manuel de San Miguel, Prior de Manila, hallándose ausente el tercer escrutador, por
la relación de ambos se vino en determinar que el Adito a quien de jure pertenecía remplazar
al Definidor difunto era el P. Ex-Comisario Fr. Alonso Jubera de la Concepción, primer Adito
de la familia de Castilla, quien, como hemos visto, se encontraba aún en España32.
ARTÍCULO CUARTO
Capítulo Intermedio Provincial. –Cartas Circulares del P. Provincial
El acta historial del Capítulo Intermedio Provincial celebrado en abril de 181133 dice así:
«En este nuestro Convento de San Nicolás de la Ciudad de Manila, en treinta días del
mes de abril de mil ochocientos y once años, N. P. Provincial, Fr. Juan de San Vicente Ferrer,
en virtud de lo dispuesto por nuestras Sagradas Leyes para la celebración del Capítulo Intermedio, mandó convocar a los VV. PP. que deben concurrir para el efecto, a saber: N. P. Fr.
Antonio de la Concepción, Provincial Absoluto; el P. Prior de este Convento, Fr. Manuel de
San Miguel, Ex-Definidor, llamado en lugar del Presidente del Capítulo Provincial próximo
pasado, por deber éste entrar a votar en el presente Capítulo Intermedio como Definidor actual que es; el P. L. Fr. Mariano de San Miguel, Definidor; el P. Fr. Blas del Carmen, Definidor; el P. Fr. Mariano de San José, Definidor, y el P. Fr. Juan del Rosario, Adito, que debía
concurrir por muerte del cuarto Definidor, el Padre Fr. Tomás Cuéllar de la Concepción, se
excusó por hallarse en la isla de Camiguín de Ministro y no tener a quien dejar. Los cuales
congregados asistieron a la Misa del Espíritu Santo, y, como a las ocho de la mañana, dicho
N. P. Provincial mandó tocar a Capítulo, y juntos todos los Religiosos de este dicho Convento, en la forma acostumbrada, se invocó la gracia del Espíritu Santo, en conformidad de lo
ordenado por nuestras Sagradas Constituciones, y se leyeron los Edictos de la Inquisición,
exhortando dicho N. P. Provincial a todos al más exacto cumplimiento de su contenido y de
nuestras Sagradas Leyes; y mandando incontinenti salir de la Sala Capitular a todos
32
AM, Definitorios, ff. 135 y., 136. –En las relaciones de los Capítulos de los Libros de Becerro no se hacían
constar el número de votos de cada una de las elecciones; únicamente figuran los de los Aditos desde el
Capítulo de 1755 al de 1770, ambos inclusive.
33
AM, Becerro, f. 266.
196
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
los que no eran del Cuerpo del Definitorio Pleno, dada la absolución general por su R. y
hecho por todos los votantes el juramento mandado, declaró su R. por vacante el Priorato del
Convento de la Purísima Concepción de Cebú por muerte del P. Fr. Miguel de la Santísima
Trinidad, y pasando inmediatamente a la elección, se verificó en la forma siguiente:
Praeficimus in Priorem nostri Conventus Immaculatae Conceptionis de Cebú P. Fr. Joannem a Sto. Antonio.
Concluidas las elecciones, N. P. Fr. Antonio de la Concepción suplicó a N. P. Provincial,
como a Presidente de la Junta, se sirviese mandar leer lo declarado por nuestro Capítulo General, que se celebró en Alcalá de Henares año de mil setecientos treinta y seis, relativo a la
alternativa rigurosa de los oficios, etc., instituida en esta Provincia de San Nicolás el año de
mil setecientos veinte y dos, y asimismo la confirmación de aquella declaración por el Capítulo General celebrado en Zaragoza en mil setecientos cuarenta y tres, y, finalmente, la última
determinación y declaración sobre dicha alternativa por el Capítulo General que se celebró en
Madrid en veinte y uno de mayo de mil setecientos cincuenta y cinco: las que oídas, dijo
nuestro P. Fr. Antonio de la Concepción parecerle que no se habían observado las predichas
determinaciones de los tres Capítulos generales en el Capítulo próximo pasado por haberse
elegido para Priores de San Sebastián y Cavite a los actuales de las mismas familias de que
eran los Priores Absolutos de dichos dos Conventos34, y que, por lo tanto, habían sido nulas
dichas elecciones, que debían haber recaído en sujetos de distinta familia; y habiéndose prolongado demasiado la discusión de este punto y queriendo, por otra parte, los Padres proceder
con toda madurez y acierto en su resolución, unánimes dijeron se suspendiese la sesión para la
tarde, en la que, vueltos a congregar, convinieron en que dichas elecciones habían sido legítimas y conformes a la forma que prescriben los SS. Pontífices Benedicto XIII y Urbano VIII,
y que la alternativa rigurosa de todos los oficios que mandan las Actas generales debe entenderse del equilibrio e igualdad de votos entre las familias alternantes, de manera que, a excepción de los oficios de Provincial, Prior de Manila y Definidores que previenen dichos Sumos
Pontífices en sus Bulas de alternativa, no obsta el que los otros oficios estén dos trienios consecutivos en una misma familia, si se observa igualdad y equilibrio de votos, pues que así se
veía observado en muchos Capítulos Provinciales después del año de mil setecientos cincuenta y seis, en que se recibió la última declaración del Definitorio General sobre la alternativa.
Después, N. P. Provincial, Presidente de la Junta, mandó leer una carta del P. Prior de
San Sebastián, Fr. Tomás de la Encarnación, en la que hacía presente al Venerable Capítulo el
estado de relajación
34
Los PP. Fr. Buenaventura de la Concepción y Fr. Tomás de la Encarnación elegidos Priores de San Sebastián
en los Capítulos de 1806 y 1809, respectivamente, eran de la familia de Castilla; y los PP. Fr. Joaquín de
San José y Fr. Santiago de San Isidoro, nombrados respectivamente de Cavite en los referidos Capítulos,
pertenecían a la familia de Aragón.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1809-1812
197
y mal gobierno del Beaterio de San Sebastián, para que prescribiesen lo que tuviesen por más
conveniente al recogimiento y demás puntos que hacía presentes sobre dicho Beaterio; y los
Padres unánimes dijeron que N. P. Provincial, cuando pasase en la Visita a nuestro Convento
de San Sebastián o cuando mejor le pareciere, informado del estado de dicho Beaterio, operase lo que tuviese por más oportuno para la reforma de los abusos y para el buen gobierno de
aquella Casa.
Y esto fue lo que acordaron y determinaron en dicho Capítulo Intermedio los VV. PP.
que lo componen, con lo que se dio fin y lo firmaron».
Después de este Capítulo Intermedio, debido a la escasez de religiosos para los Ministerios, en mayo de este mismo año fue presentado y nombrado para el de Danao, en la isla de
Cebú, el P. Definidor Fr. Blas del Carmen, y en 30 de enero de 1812, el Definitorio aprobaba
la propuesta para el de Panglao en Bohol del P. Secretario Fray Miguel de Jesús35.
Del Provincial P. Fr. Juan de San Vicente Ferrer se conservan tres cartas circulares: una,
dirigida a los religiosos al principio de su gobierno; otra, a los ministerios al final de su Visita
a los mismos, y una tercera, firmada el 16 de diciembre de 1811, para todos los religiosos
también36. Esta última, la más extensa e interesante, comienza de este modo: «Iam tertio venio ad vos. En los primeros días de mi gobierno me llegué a VV. RR. por medio del Exhorto
circular en que les puse a la vista las obligaciones ministeriales y precauciones que para ejercer sus funciones de un modo meritorio y evadir los peligros a que está expuesto quien las
ejerce, son indispensables. Me insinué segunda vez con particularidad en los días de la Visita
personal, y más generalmente en la circular que en cada una de las Provincias dirigí a VV.
RR. abrazando diversos puntos. Estos puntos, aunque por la delicadeza de las materias se merecen toda atención, por su multitud no fue posible darles toda aquella extensión que cada uno
de ellos exige para una regular instrucción. Por ambas circulares me insinué, como debía, en
lo respectivo al estado religioso; pero como en esta materia estamos llenos de ignorancias y
en las dos ocasiones instruí tan solamente per transennam, mereciéndose este punto alguna
prolijidad, jam tertio venio ad vos, dirijo a VV. RR. exhorto a fin de darles mayor instrucción
sobre lo esencial de nuestro estado, de que no puede prescindir el regular que se halla ejerciendo la cura de almas». Hace luego algunas consideraciones acerca de la ignorancia en que
viven algunos religiosos, sobre las obligaciones de su estado y el deber, no sólo de caridad,
sino también de justicia, que tiene el Superior de instruir y procurar de todos modos la salvación de sus súbditos, para, a continuación, pasar a hablar del estado religioso y de la perfección que tienen el deber de procurar alcanzar sus individuos; trata después con bastante extensión, claridad y citas de varios autores, sobre los votos de obediencia, pobreza y castidad y
sobre la mortificación y la oración. «En
35
36
AM, Registro Prov., f. 55 v.; y Definitorios f. 139 v.
AM, carp. 26, leg. 2, 25.
198
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
fin, mucho más pudiera decirse —termina diciendo— para llenar mis deberes en materia de
instrucción sobre las obligaciones de nuestro estado; pero no queriendo dar motivo a que por
la prolijidad o demasiada molestia fastidie la lección de esta circular, concluyo exhortando a
VV. RR. en el Señor al cumplimiento de las obligaciones estrechísimas a que se ligaron voluntariamente por su profesión religiosa. Ya no hay efugio que pueda hacernos excusables en
el día terrible de la cuenta, si nos desentendemos de cuanto comprenden los santos votos y la
indispensable obligación de aspirar a la perfección. Las promesas solemnes que hicimos a
presencia de los altares, dice el P. San Bernardo, están escritas en los Cielos, como títulos de
gloria para los que las desempeñaren con la fidelidad correspondiente, y como decretos de
eterna condenación para los que las quebrantaren o miraren con indiferencia, aunque fueren
VV. RR. exactísimos en la administración, aunque trabajasen incesantemente en obras de
superrogación y edificativas; si faltaren en los puntos que como sustanciales a nuestro estado
se han puesto en el decurso de esta carta, se hallarán con las manos vacías, llenos de confusión y sin mérito alguno en el tribunal terrible de los últimos días, porque, como dice nuestro
Santo Padre, no las muchas obras son las que constituyen el mérito, sino los progresos en la
caridad».
CAPÍTULO VIII
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
ARTÍCULO PRIMERO
Capítulo Provincial de abril de 1812
En el Convento de San Nicolás de la ciudad de Manila se dio comienzo el 17 de abril de
1812 al Capítulo Provincial de la Provincia de Filipinas1 con las formalidades mandadas, y
que ya quedaron reseñadas al transcribir literalmente la relación del Capítulo de 1809.
De los diecinueve religiosos que tenían voz y voto en el mismo, asistieron los catorce siguientes: PP. Fr. Mariano Garmendia de San Miguel, que, como Definidor más antiguo de la
familia de Aragón, fue el Presidente del presente Capítulo; Fr. Juan Forcada de San Vicente
Ferrer, Provincial que cesaba; Fr. Mariano Magallón de San José, Definidor; Fr. Manuel Baquero de San Miguel, Prior de Manila; Fray Santiago Balaguer de San Isidoro, de Cavite; Fr.
Juan Gómez de San Antonio, de Cebú; Fr. Tomás Tólez de la Encarnación, de San Sebastián;
Fr. José Vallespín de la Santísima Trinidad, de Tandag; Fray Enrique García de Santo Tomás
de Villanueva, de Taytay; Fr. Manuel Bravo de la Concepción, de Dapitan; Fr. Marcelino
Valladares de la Merced, de Romblón; Fr. Miguel Lafuente de Jesús, Secretario; Fray Tomás
Allyón de la Soledad, Procurador General, y Fr. Francisco Vidal de San José, Subprior y
Maestro de novicios. Estuvieron ausentes los PP. Ex-Provinciales Fr. Antonio Sánchez de la
Concepción y Fr. Pedro Gibert de Santa Eulalia, los PP. Definidores Fray Juan Martín del
Rosario y Fr. Blas Rodríguez del Carmen, y el Padre Prior de Baclayon, Fr. Bartolomé de
Santa Ana.
Al prestar obediencia los PP. Vocales al P. Presidente y llegar el turno al P. Fr. José de la
Santísima Trinidad, éste «protestó la elección diciendo no tocarle la presidencia a la familia
de Aragón, y que prestaba su obediencia a N. P. Vicario General; y besándole la mano al reconocido ya por presidente, se retiró al lugar de su asiento».
Pasóse luego a la elección de Jueces de causas, resultando electos
1
AM, Lib. 3.º de Becerro, f. 268 v.
200
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
los PP. Fr. Juan de San Antonio, Fr. Manuel de la Concepción y Fray Miguel de Jesús. Y
hecho por todos el juramento de summo secreto servando, al ordenar el P. Presidente que fueran entregadas las cartas o escritos que hubieran de leerse a todo el Capítulo, el anteriormente
nombrado P. Fr. José de la Santísima Trinidad presentó un escrito que contenía el recurso que
por cuatro vías tenía ya remitido a N. P. Vicario General y su Ven. Definitorio, en que anulaba el Capítulo anterior. (No había llegado la confirmación de dicho Capítulo, firmada, como
hemos visto, el 28 de este mismo año 1812 en Palma de Mallorca por el P. Vicario General
Fr. Joaquín de San Rafael.) «No obstante estar persuadido el Capítulo de la legitimidad y tiento con que se procuró acertar, para cerrar las bocas y para evitar algún escrúpulo, si alguno lo
tenía, mandó N. P. Presidente leer la Bula de Inocencio XI, por la que se revalidan todas las
nulidades que pueden ocurrir en los Capítulos de Indias, con lo que, serenados los ánimos, se
procedió a la lectura de las demás cartas».
Se hicieron después siete Actas, confirmándose con el mismo texto las del Capítulo de
1809, que tratan de las honras solemnes por los difuntos (acta segunda del capítulo anterior),
de la indagación que deben hacer los Vicarios Provinciales y del envío por los ministros del
número de almas a su cargo (acta tercera), de los votos personales de los ministerios, suprimiendo el último inciso (acta quinta) y del examen del idioma (acta séptima). Se confirmó la
que trata de la mutua correspondencia por los difuntos (acta primera), modificando su final de
este modo: «Se deben aplicar doce misas para cada religioso difunto de esta Provincia de Filipinas, ya sea sacerdote el difunto, ya lego, pues aunque en otros Capítulos se decía que fuesen
sólo nueve por los no sacerdotes, el presente quita esta desigualdad o diferencia y manda se
apliquen por todos doce». También se confirmó la que habla de los casos de moral (acta cuarta), con su final modificado de la siguiente manera: «Manda el presente Capitulo que, a más
de lo ordenado en el Capítulo pasado, sobre el que sean examinados y castigados con todo
rigor los omisos, no se les dé voto en Capítulo sin que preceda la enmienda en un trienio». Se
suprimió el acta sexta, que trata de las condiciones para obtener algunos oficios, y se añadió
con el número 3 el acta siguiente, que ya se había dado por Capítulos anteriores al pasado de
1809: «Se confirma el Acta que manda que los siete Padres que se deben juntar para la expulsión de nuestro santo hábito a los incorregibles sean los siete Padres que deben componer el
Definitorio pleno de esta santa Provincia».
Antes de proceder a la elección de escrutadores, el P. Presidente advirtió a todos los PP.
Capitulares que en el escrito presentado por el P. Fr. José de la Santísima Trinidad había
«muchos puntos que era preciso discutir y que se necesitaba tiempo para ello; que, por lo tanto, reservaba, para después de finalizado el Capítulo, el examen y discusión de sus particulares».
Electos escrutadores los PP. Fr. Juan de San Vicente Ferrer, Fray Manuel de San Miguel
y Fr. Tomás de la Soledad, habiendo declarado el P. Presidente pertenecer el oficio de Provincial a la familia de Castilla,
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
201
se procedió a la elección, resultando elegido el P. Fr. Enrique García de Santo Tomás de Villanueva.
Tuvo lugar esta elección el 18, sábado, por la mañana. Por la tarde se verificó la de los
Definidores de Provincia, saliendo electos por Castilla los PP. Fr. Manuel Baquero de San
Miguel y Fr. Tomás Tólez de la Encarnación; y por Aragón, los PP. Fr. Santiago Balaguer de
San Isidro y Fr. Miguel Lafuente de Jesús, publicándose a continuación los nombres de los
Aditos en la forma siguiente: Adito primero por Castilla, el P. Fr. Marcelino Valladares de la
Merced, con siete votos, y segundo, el P. Fr. Manuel Bravo de la Concepción, con tres; Adito
primero por Aragón, el P. Fr. Juan Gómez de San Antonio, con tres votos; y segundo, el P. Fr.
Francisco Vidal de San José, con un voto.
En esta misma tarde del día 18, después de las oraciones, volviéronse a reunir los Capitulares para elegir tercer Juez de Causas por haber salido electo Definidor el que lo era P. Fr.
Miguel de Jesús; fue elegido en su lugar el P. Fr. Francisco de San José. Concluido esto, quedáronse reunidos solamente los Padres del Definitorio pleno, que procedieron a la lectura de
las cartas presentadas y documentos de la Visita Provincial, dejando para la tarde del día siguiente, domingo, el hacer las determinaciones, que fueron las siguientes:
1. Primeramente se confirman las Determinaciones del Capítulo Provincial próximo pasado de 1809 con sus términos correspondientes.
2. Por cuanto se van introduciendo abusos contra nuestras Sagradas Constituciones, aun
en lo mismo que diariamente se practica, determina y manda este presente Capítulo para su
puntual observancia: primeramente en orden al modo de pedir la licencia para salir de casa,
que se esté en todo su rigor a lo expresamente mandado en el capítulo 17, número 6, de la
segunda parte en estos términos: Cualquiera religioso, sea de la condición que fuere (sin excepción alguna) especifique al Prelado a quien pidiere la licencia, las casas y personas a
quienes intenten ir a visitar, no pidiendo compañero determinado. Los Decretos de Clemente
VIII y Urbano VIII, sobre los que se ha establecido esta justa ley, dicen así: Nullus a Conventu egredi valeat nisi ex causa cum socio; licentia singulis vicibus impetrata, ac benedictione
accepta a Supcriore, qui non aliter eam concedat, nisi causa probata: socium exituro adjungat, non petentis rogatu, sed arbitrio suo, nec eumdem saepius. Obtenida la licencia y diligenciado el compañero que el Superior le asignase, deberá antes de salir del convento pedir el
Benedicite que se manda en el número 4 del citado capítulo, y del mismo modo que allí expresa, sin excepción de clase o graduación: Genuflexi benedictionem petant a Superiore.
A la vuelta deberán hacer lo mismo, fuera de los Padres exentos, que mandarán al compañero para el efecto.
3. En cumplimiento de lo que en el mismo capítulo de nuestras Sagradas Constituciones,
al número 7, se nos dice por las siguientes palabras: Evitentur fratrum discursus per civitates;
non enim opinio ac devotio apud saeculares ex eo augetur, immo in dies magis ac magis minuitur, se determina y manda a todos los Prelados, a quienes
202
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
incumbe licenciar para las salidas fuera del Convento, que sin causa urgente no den licencia
para visitar y perder el tiempo en la mañana, pues sobre los motivos justos que en las palabras
citadas de la Ley se ven expresados, en el capítulo 12, numero 8, de la misma segunda parte
se nos advierte que todo el tiempo de la mañana pide la conveniente preparación y su debida
acción de gracias, entrando en ésta el estudio útil y necesario y el oir confesiones. Igualmente
se determina que se procure cortar enteramente el abuso de hacer visitas con báculo y sombrero al modo de campo, abuso que, habiendo declamado contra él de tiempo en tiempo nuestros
Predecesores con enérgicas determinaciones, se mantenía ya reformado y le vemos ahora, en
estos últimos años, nuevamente introducido.
4. Se determina que, en suposición de no palparse inconveniente de alguna consideración
para la puntual observancia del capítulo 13 de la segunda parte de las mismas Constituciones,
se tenga cerrada la puerta de la portería y se proporcione en ella todo lo que la misma Ley
expresa: campanilla para que llamen y rejilla para que se vea quién llama, y se abra o no abra
al que llamare, quedando a obligación del P. Superior el instruir al Hermano portero en el
contenido de dicho capítulo y de castigarle si se hallaren gentes de afuera vagueantes por el
convento o faltare él alguna otra cosa de lo respectivo a su oficio.
5. Se determina, en orden al capítulo 12 de la misma segunda parte, que de ningún modo
se permitan corrillos de ociosos por los claustros o dormitorios, pues sobre quebrantar el silencio que en ellos debe guardarse, se suscitan no pocas veces disputas inútiles, se oyen risas
destempladas y vociferaciones excesivas. El vulgarismo con que mutuamente se tratan algunos religiosos en sus conversaciones familiares, tuteándose como se hace entre gente de pueblo y que se trasluce en esos corrillos, debe desterrarse enteramente de entre los religiosos por
ser tratamiento impolítico, enteramente opuesto al que nos enseñaron al entrar en la Religión.
Dar tratamiento de Reverencia a los sacerdotes y de Caridad a los coristas y legos, ésa es la
primera o de las primeras lecciones o instrucciones que recibimos en los noviciados; ésa es la
que se nos manda en nuestras Constituciones, y ésa es la que únicamente ha de permitirse
entre nosotros.
6. Se determina respecto a las misas: lo primero, que se tenga presente lo que manda la
Ley al capítulo 9, número 5, de la primera parte por estas palabras: In Missa dimidia pars
horae consummatur; qui contra fecerit debite a Praelato puniatur. Para decirla attente, distincte et devote, como se debe, observar sus ritos, las ceremonias al tiempo que les corresponde y cumplir con el precepto del Santo Concilio de Trento, quanta maxima devotionis ac pietatis specie fieri potest, peragatur, todo el tiempo prescrito por la Ley apenas basta. Lo segundo, que no se digan mientras la comunidad estuviere en la oración y que a su hora se digan
en orden regular y sucesivamente, con especialidad los días festivos, a fin de que no falte misa
hasta la hora de la mayor. Para el efecto y para dar cumplimiento a lo que se manda en el capítulo 20, número 6, de la tercera parte, estará al cuidado del P. Sacristán el que se llame a los
religiosos por su orden
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
203
y el no permitir que se quebrante el silencio mientras durare la celebración de las misas.
7. Se determina, en conformidad con los Decretos de Clemente VIII y Urbano VIII, que
de ningún modo se permita a religioso alguno introducir en el refectorio cosas comestibles
con las que se singularicen entre los demás, ni mandar platitos unos a otros sin la expresa licencia del Praelado, como lo reza la Ley, ni faltar a la modestia, quietud y compostura que
tanto encarga la misma Ley en el capítulo noveno, número 6, de la segunda parte, no disimulando a los que culpablemente impidieren la atención y haciéndoles sufrir la corrección o castigo que se juzgare oportuno. Igualmente se determina sobre la misma materia que en el día
de Viernes Santo, en el que no se suministra comida en el refectorio, celen y cuiden escrupulosamente los Prelados que no se introduzca en el convento comida de afuera, ni se reúnan
dos o más religiosos a comer en una misma celda. Aunque uno y otro es de la mayor entidad
por las circunstancias del día, lo primero apenas puede ejecutarse sin escándalo.
8. Se determina y encarga la conciencia del P. Prior del convento de vida regular, sobre la
frecuente lectura de las Constituciones y Determinaciones Generales y de Provincia, sobre los
Capítulos de culpis mensuales, visitas de celdas, ingreso en éstas de los religiosos particulares, y sobre la oración mental; puntos todos ellos que siendo sustanciales y de la mayor consideración, se ha advertido alguna decadencia en su observancia. Por la omisión en los primeros, se le establece suspensión o privación de oficio en las mismas Constituciones, y por lo
que respecta a la oración mandada en la Ley con la palabra indispensabiliter, que quita al Superior la libre facultad de dispensar, hay a más varias Determinaciones Generales que,
habiendo dispensado por razón del clima la media hora, mandan al mismo tiempo encarecidamente que, por ningún título, se deje de tener la otra media hora, inculcando Actas de Provincia el mismo punto con la clara y terminante expresión de que, ni por haber dos misas u
otras funciones, se dispense la de la mañana, ni, por Vigilia o Maitines semicantados, la de la
tarde. Esta Determinación, como tan justa y arreglada al espíritu de la ley y de nuestro estado,
la renueva y manda observar exactamente el presente Capítulo.
9. Se determina que se cumpla y haga cumplir con exactitud el capítulo 22 de la tercera
parte de nuestras Constituciones De officio Depositariorum. Los Depositarios no deben mirar
con indiferencia su oficio, ni cumplen con éste si se contentan con firmar unas cuentas que,
computadas ya y tiradas en los Libros de recibo y gasto, les presentan mensualmente. En consorcio del P. Prior deben tornar cuentas al Sacristán y Procurador, si no todas las semanas,
como pide la Ley, por lo menos al principio de cada mes, según la práctica general de los conventos más arreglados de España. Deben igualmente guardar cada uno su llave del Arca del
Depósito y concurrir ambos a dos en la extracción o introducción de algún numerario, con
todo lo demás que se expresa en el citado capítulo, cuya observancia recomendamos.
10. Por cuanto en el capítulo noveno de la quinta parte de nuestras
204
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Sagradas Constituciones se nos manda con riguroso precepto (stricte praecipimus) lo mismo a
que nos obligamos por nuestra profesión religiosa, y que los Concilios Generales tercero y
cuarto de Letrán y el de Trento, juntamente con los Decretos Pontificios y nuestra Santa Regla, tenían ya desde antes mandado, a saber: que cuanto adquiriese el religioso, lo resigne en
la mera y libre potestad del Prelado; determina y manda el presente Capítulo que se cumpla y
haga cumplir esta estrecha obligación con el debido rigor y en los términos que en el número
2 del citado capítulo expone la misma Constitución, diciendo: Todo cuanto dieren a los religiosos o por limosnas de misas u oraciones, predicaciones, lecciones o por cualquier género
de donaciones y emolumentos, arte, industria o trabajo, todo ello debe introducirse en el común para que se vaya distribuyendo y gastando según las necesidades comunes y particulares, de modo (continúa la misma Ley) que, como dice N. Santo Padre en su Regla, ninguno
ha de trabajar para sí, sino para el común. Nemo aliquid sibi operetur, sed omnia opera nostra in unum fiant, majori studio et frequentiori alacritate quam si nobis singulis propria faceremus: et unusquisque tanto se amplius proficere noscat, quanto libentius et ferventius pro
communi utilitate praedicaverit, legerit, vel quodcumque aliud fecerit2.
11. Se determina (en orden a la comunidad de bienes que se expresa por las palabras de la
Ley presentadas en la Determinación anterior) que siga esta comunidad incorporada con la
masa de Provincia, como se zanjó con unánime consentimiento en un Capítulo privado del
año 1809 por vía de providencia y como primer paso o en inter; consta esta deliberación y
acuerdo en el Libro de Consultas a fol. 134 al dorso.
12. Se determina que, superada la incorporación del común en la masa de Provincia, deberá surtir la Procuración General al Convento de Manila de todos los efectos que se suministra al religioso, anual o mensualmente, a saber, lo que entra en la clase de vestuario, el chocolate, tabacos y todo lo demás que se reputa por necesario y deben suministrar los Prelados a
sus súbditos. Estos deberán presentar al P. Prior todo cuanto recibieren por sermones, donaciones, arte o industria, para que con el influjo y conocimiento del mismo Prelado se introduzca todo ello en la Procuración o masa de comunidad. En la masa del convento deberán
introducirse las limosnas de misas, para que pueda el mismo convento soportar los gastos de
cocina, refectorio, sacristía y otros indispensables.
13. Por haberse notado que de aquellas raciones distribuidas mensualmente y con la
igualdad que exige nuestro estado, le sobra a algunos religiosos más o menos al fin de cada
mes y que quizá, por un efecto de ignorancia, se juzgan ya con dominio para hacer a su arbitrio lo que quisieren de aquellas sobras, darlas o retenerlas: Por lo tanto, se determina y manda
(en obsequio del santo voto de pobreza que a ello nos obliga) que, si al distribuir las insinuadas raciones
2
En un Capítulo privado celebrado el trienio anterior el 20 de agosto de 1809 ya se tomaron algunas disposiciones semejantes a estas determinaciones de este Capítulo Provincial sobre la vida común. Cfr. Definitorios,
f. 134 v.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
205
del mes, se halla algún religioso con sobrante de la distribución pasada, deberá tomar de menos lo que igualare al tal sobrante. ¿Le sobró un manojo de tabacos? Deberá tomar tan solamente cinco de los seis de que se compone la ración: nihil poenitus sibi retinentes, seu quovis
modo reservantes, dice la Ley en el capítulo últimamente citado.
14. Se determina y encarga la conciencia de los Prelados en las indispensables visitas de
celdas que, de ningún modo, permitan en ellas cosa alguna superflua, inútil o profana, por
todo ello enteramente opuesto al voto; en la clase de superfluo deben entrar los libros profanos y cuantos no fueren útiles para instruirse el religioso en las grandes obligaciones que por
nuestro estado nos incumben y lo indispensable para la dirección de las almas.
15. Se determina que, no obstante la comunidad de bienes tan justamente establecida, deberá el P. Procurador General anotar en el Libro destinado para el efecto lo que cada religioso
fuere introduciendo, con expresión de su nombre y de las cantidades introducidas, a fin de que
se cumpla a la letra lo que prescriben nuestras Sagradas Constituciones en el número 3 del
capítulo citado.
16. Se determina que, en atención a ese punto de la Ley que se acaba de citar, al religioso
que saliere a la administración o a cualquiera otro destino de obediencia y hubiere introducido
algunas sumas en la masa común, se le aviará de cuanto oportunamente necesitare con respecto a las cantidades introducidas. Mas al religioso que nada hubiere introducido, aunque
igualmente se le deberá aviar según las mismas necesidades, a deber en calidad de reintegro,
esto es, con obligación de satisfacer al común lo mismo que hubiere recibido, para que de ese
modo no quede perjudicada la masa de comunidad.
17. Se determina que para no atropellar el santo voto de la pobreza, se evite todo lujo,
dispendio o profusión en las comidas que, con el pretexto de días de Prelados, el Patrón, Pascuas y otros semejantes, se pretende cohonestar. El desperdicio de comida en los tales días
todos lo confiesan, y eso ni a los seglares les es lícito, aun en la opinión de los más laxos. Ello
siempre es contrario al espíritu del Evangelio y demás Santas Escrituras y expresamente
opuesto a nuestras Sagradas Constituciones, que, hablando de las comidas de los días del Capítulo, dicen: In Capitulo Provinciali non fiant expensae cibi et potus superfluae et immoderatae.
18. En atención a que los religiosos que obtienen beneficio extra claustra están ligados
con los mismos votos que los que viven en los conventos, se determina y manda a cuantos se
hallan en actual administración que procedan con la mayor exactitud en el arreglo de los libros de recibo y gasto, a fin de dar cuenta exacta a los Prelados en sus Visitas, y que por las
tales cuentas vean los Visitadores si se portan con la limpieza, regularidad y economía que es
debido en el manejo de los intereses de su curato, de que no son dueños, sino unos meros
ecónomos; si gastan superfluamente o en usos profanos, si han hecho donaciones que no deben entrar en la clase de limosnas y si se arreglan en el menaje y utensilios de la casa al estado
de pobreza de que no pueden eximirse.
206
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
19. Se determina, con arreglo al mismo santo voto, que ningún religioso de los que ejercen la cura y de los que sirven Prioratos pueden emprender obra de alguna consideración sin
licencia expresa de N. P. Provincial o del Vicario Provincial (si urgiere y no hubiere fácil recurso al primero), quienes no podrán concederla si no fuere conocidamente útil o necesaria y
tan solamente en términos religiosos incompatibles con cuanto huele a lujo y comodidades
mundanas, opuestas enteramente a la simplicidad y delicadez de nuestro estado. Se prohíbe
igualmente a los mismos el deshacer obra alguna de las que principió o dio fin el antecesor en
el oficio, tan solamente en el caso de ser perjudicial, que deberán exponerlo a N. P. Provincial
y esperar su consentimiento y licencia expresa.
20. Se determina, para que se dé cumplimiento al mismo voto, que el religioso amovido
de su curato o que se retira de la administración deje a su sucesor no solamente el menaje de
la casa, que, aunque comprado o aumentado por el tal Padre, deberá incluirse en el inventario
de convento, sino también aquellos víveres o comestibles de primera necesidad que tuviere
acopiados y no necesitare para su viaje. Tan solamente puede sacar, sin vulnerar el voto de
pobreza, la plata que le hubiere quedado de sus estipendios y obvenciones, la ropa de su uso,
los libros que tuviere con la licencia de los Prelados y lo que necesitare de avío para su viaje.
Todo lo demás debe quedar en el convento para el uso, servicio y subsistencia del que entrare
de nuevo, pues tanto es suyo como del que salió lo que hubiere de existencias, si se ha de excluir como se debe todo género de propiedad. Esta Determinación, como fundada o, por decirlo propiamente, embebida en el Derecho, no es el presente Capítulo quien la establece. Los
Concilios Generales ya citados, los Decretos Pontificios, el espíritu de nuestra Regla y Constituciones son quienes lo tienen ya mandado y la misma esencia del voto lo exige. Pero se advierte que si el religioso que sale es por traslación a otro ministerio, donde no ha de hallar lo
preciso para su pronta subsistencia, podrá, con la licencia del P. Vicario Provincial, llevarse
algunas cosas de lo más necesario para su primer asiento en el lugar de su destino y para su
precisa manutención.
21. Se renueva la Determinación, que por tantos Capítulos vemos confirmada, y aun por
Determinaciones Generales mandada con censuras, sobre no subir mujeres a las casas parroquiales o conventos de nuestra administración. La utilidad del cumplimiento de esta determinación a todos es patente; pero como para quebrantarla se pretextan motivos en la apariencia
razonables, no hallando este presente Capítulo otro que la precisa obligación de oír a las mujeres, siempre que éstas necesitan los consejos o dirección de los Párrocos en sus querellas y
asuntos que no son de confesonario, para precaver que con este objeto se atropelle tan justa
Determinación, se manda a todos los Padres que ejercen la cura de almas, que para oír las
precisas contestaciones, destinen un lugar patente a la vista de todos, o en la sacristía o en el
descanso de la escalera o (si para esto no hubiere proporción) en la primera entrada de los
altos del convento,
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
207
sin que por ningún título se les permita ingreso en lo interior, y mucho menos en las celdas.
22. Se determina que, en atención a la escasez de religiosos en el Convento de Manila para desempeñar los sermones de tabla y obligación, se nombre un Predicador conventual para
su desempeño con las dispensas que conceden las Leyes o los Lectores actuales.
23. Ultimamente, teniendo presentes las palabras de nuestras Sagradas Constituciones en
el capítulo último, número 5, de la segunda parte, concebidas en estos términos: Chartas vero
illas, hominibus jam pridem nocivas, omni cum rigore prohibemus; y en el capítulo 13 de la
quinta parte, número 1: Si quis convictus fuerit lusisse ad chartas cum Fratribus vel saecularibus, in conventibus vel in domibus saecularium (deposito praetio sive non) poenam gravioris culpae pro qualibet vice sustineat, se determina y manda a los Prelados que cumplan y
hagan cumplir con todo rigor estos puntos de nuestras Sagradas Leyes tan análogos a nuestra
profesión y estado, castigando con la severidad que las mismas Leyes prescriben a los transgresores que fueren individuos de algún convento y a los que estuvieren en la administración,
del modo que N. P. Provincial juzgase oportuno, y se encarga a los Vicarios Provinciales que
celen en sus respectivas Provincias sobre si hay o no delincuentes en la materia entre los individuos de su obediencia, para informar a N. P. Provincial si corregidos no se enmendaren».
El lunes 20 de abril se hicieron las elecciones siguientes:
Prior de Manila, el P. Predicador Fr. Juan Gómez de San Antonio.
Prior de Cavite, el P. Predicador Fr. Bartolomé de Santa Ana.
Prior de Cebú, el P. Predicador Fr. Blas Rodríguez de la Virgen del Carmen.
Prior de San Sebastián, el P. Predicador Fr. Mariano Magallón de San José.
Prior de Tandag, el P. Predicador Fr. Alonso Pérez de Gonzalo de los Dolores.
Prior de Taytay, el P. Predicador Fr. Miguel Martínez de San José.
Prior de Dapitan, el P. Predicador Fr. Blas Muñoz de la Virgen de la Merced.
Prior de Baclayon, el P. Predicador Fr. Francisco Vidal de San José.
Prior de Romblón, el P. Predicador Fr. Manuel Bravo de la Concepción.
Secretario de Provincia, el P. Predicador Fray Tomás Ayllón de la Soledad.
Procurador General de la Provincia, el P. Predicador Fr. Mauro Bernabéu de San Agustín.
Subprior y Maestro de Novicios, el P. Predicador Fr. Miguel Blasco de la Virgen del Pilar.
Sacristán y Bibliotecario, el P. Fr. Manuel Lázaro de la Consolación.
Cronista de la Provincia, el P. Provincial Absoluto Fr. Juan Forcada de San Vicente Ferrer.
Se admitieron por Hermanos Generales a Don Eusebio Luciano,
208
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Provisor del Obispado de Cebú, con obligación de tres misas, y al Padre Don Teodoro Espina,
Presbítero, con obligación de una misa.
ARTÍCULO SEGUNDO
El nuevo Provincial. –Confirmación del Capítulo. –Varios acuerdos del Definitorio y
algunos nombramientos. –Oficio del Gobierno sobre envío de misioneros y contestación
del
P. Comisario. –Los PP. Comisarios, dominico, franciscano y recoleto firman una
exposición al Rey sobre apertura de Noviciados y Seminarios – Colegios.
–Instrucciones del Definitorio para el P. Comisario
El nuevo Provincial, P. Fr. Enrique García de Santo Tomás de Villanueva nació el 11 de
marzo de 1764 en el lugar de Robledo llano, anejo de la villa de Deleitosa en Cáceres; llamáronse sus padres Alonso García y María Antonia Montero. Tomó el hábito en el Convento
madrileño de Recoletos, emitiendo la profesión religiosa el 4 de septiembre de 1781 en manos
del Prior P. Fr. Antonio de Santa Rita, siendo Maestro de novicios el P. Fr. Bartolomé de San
Antonio3.
Era todavía subdiácono cuando el 1 de enero de 1786 embarcaba en Cádiz para Filipinas,
llegando el 11 de agosto del mismo año a Manila, donde terminó sus estudios. Ordenado de
sacerdote, fue destinado con fecha 23 de abril de 1788 a Baclayon, Bohol; y una vez aprobado
en la lengua visaya, pasó a administrar Catarman, en la isla de Camiguín, donde le vemos
desde el año 1791 a primeros de 1800, en que comienza su gran labor en el pueblo boholano
de Dimiao. En el Capítulo Provincial de este año 1800 fue elegido Prior vocal de Baclayon,
pero él continuó en su curato de Dimiao, que no abandonó ni aun para asistir al Capítulo de
1803; en éste salió electo segundo Adito por la familia de Castilla, y a los pocos días después
del Capítulo era nombrado Vicario Provincial de Bohol. En el Intermedio celebrado en 30 de
octubre de 1804 fue electo Prior de Manila, tomando posesión de su priorato ya entrado el año
siguiente, pero en diciembre de este mismo año presentó la renuncia del cargo, que el Definitorio no aceptó por estar ya próximo el Capítulo Provincial de 1806; en éste fue elegido primer Adito. Ya el mes anterior al Capítulo había sido nombrado por el Definitorio Presidente
del Hospicio de Méjico, cargo al que renunció una vez terminado dicho Capítulo, pidiendo, a
su vez, licencia para volver a la administración parroquial; mas no habiéndosele admitido ni
una ni otra cosa, como tenía derecho a regresar ya a España, solicitó autorización para ello.
Entonces se le aceptó la renuncia de la presidencia de Méjico, y después de vencer algún obstáculo, pudo hacerse cargo nuevamente de su antiguo curato de Dimiao, siendo a la vez Vicario Provincial de Bohol; y en el mismo curato continuó al ser nombrado en el Capítulo de
1809 Prior vocal de Taytay. Como tal Prior asistió al Capítulo
3
BN, ms. n. 3858, Lib. de Prof., f. 448.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
209
siguiente, en el que, como hemos visto, fue elevado al Provincialato4.
Fue hombre, como escribe el P. Licinio Ruiz, emprendedor e infatigable, cuya actividad
acreditan las grandes obras por él realizadas en los años que estuvo al frente de la parroquia
de Dimiao, debiéndose a sus esfuerzos y laboriosidad su grandiosa y sólida iglesia, comenzada el año 1800 y terminada en 1815, magnífica obra de mampostería con crucero y media
naranja; dio principio a la construcción de un gran panteón de piedra, cuyos muros estaban
rodeados de nichos, con espaciosa capilla en su centro; y no satisfecho con estas obras, como
la nueva iglesia rebasaba los límites de la antigua muralla que servía de defensa al pueblo en
las irrupciones de los moros, construida por los antiguos ministros, la ensanchó incluyendo
dentro de la muralla la iglesia, convento y cementerio, y en los ángulos construyó altos y sólidos torreones para la artillería5.
Después de transcurrir las primeras semanas de su Provincialato, con fecha 20 de julio
escribió el P. Enrique al P. Vicario General para comunicarle su elección y remitirle lo actuado en el Capítulo; dióle cuenta también de lo sucedido con la protesta presentada a dicho Capítulo por uno de los Capitulares, como ya se ha referido, y de que el Definitorio pleno, al
examinar el escrito, conforme se había acordado, viendo que era asunto que requería algunos
días para su estudio, había dispuesto que fuera un religioso el que examinase dicho escrito,
presentándolo una vez terminado al Definitorio privado para que éste resolviera según su parecer, habiendo sido el anterior Provincial, P. Fr. Juan de San Vicente Ferrer, el religioso designado para ello; y, finalmente, que, leídos ambos escritos en sesión del Definitorio, habíase
acordado por unanimidad remitirlos a su Revma., a quien, como Vicario General, tocaba privativamente confirmar, reprobar o anular los Capítulos Provinciales y proveer en tales asuntos6.
La aprobación y confirmación de este Capítulo de 1812 fue dada por N. P. Vicario General por decreto fechado en Valencia el 21 de marzo de 1814, en el que, además de la fórmula
ordinaria de aprobación de actas, determinaciones y elecciones, se añadía lo siguiente:
«Demum providere cupientes in futurum, in casu quo Praesidens ad Capitulum
hujus Provinciae a nobis nominatus non fuerit, et Deffinitores actuales ad quos Praesidentia, ob deficientiam nostrae nominationis, spectat secundum nostras Constitutiones,
ad Capitulum non venerint; volumus, interim ab aliquo Capitulo Generali, seu a nobis
cum Deffinitoribus aliud resolutum fuerit, ut ad primum Deffinitorem trienni praeteriti
et, eo deficiente seu impedito, ad secundum recurratur, istisque deficientibus seu impeditis, ad Priorem cujuscumque conventus qui munus Deffinitorii in triennis praeteritis functus fuerit, et isto deficiente seu impedito, ad Priorem conventus dignioris; et
4
AM, n. 33, Definitorios, ff. 113-118. Cfr. P. SÁDABA, Catálogo, 343.
P. LICINIO RUIZ, Sinopsis Histórica, 1, 731.
6
AM, n. 65, Cartas, f. 170; y Definitorios, f. 142.
5
210
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
omnibus supradictis quacumque ex causa deficientibus seu impeditis, ad reliquos PP.
Priores qui praesentes fuerint, gradatim descendatur, dummodo sint ex ea parte ad
quam juxta alternativam Praesidentia pertineat»7.
Al anterior documento acompañaba el P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael una
carta, en la que manifestaba que la providencia tomada se observase hasta tanto que pudiera
reunir a los Padres Definidores Generales, pues entonces, una vez examinada por ellos, se
acordaría lo que mejor les pareciere para que en adelante no les faltase Presidente de Capítulo.
Entre las determinaciones que fue tomando el Definitorio Provincial figuran las siguientes: En tres ocasiones acordó contribuir a las obras que se hacían en la iglesia del Convento
nuestro de Manila con un total de siete mil quinientos pesos; comprar nuevamente la hacienda
de San Nicolás, que, como ya dijimos en otro lugar, se nos había enajenado el año 1808 por la
Junta Suprema de Consolidación, pagando ahora, en junio de 1812, por ella veintisiete mil
quinientos; además de aprontar quinientos pesos para ayuda del armamento y envío a Acapulco de la corbeta Fidelidad, como «la actual situación deplorable de España exigía de todo
buen vasallo el sacrificio de algún donativo para subvenir a las necesidades de la Patria, que
estaba peleando por su libertad y la Religión», aprobóse dar orden al P. Presidente del Hospicio de Méjico para que entregase veinte mil pesos en las Cajas Reales, y ayudar con dos mil al
costo de la confección de cien mil camisas que el Gobernador de Filipinas deseaba remitir a
España para el Ejército8.
Otro de los acuerdos tomados por el Definitorio Provincial de Filipinas fue conceder a N.
P. Vicario General los trescientos pesos que ya el P. Presidente de Méjico le había señalado,
mientras tuviera necesidad de vivir fuera de los conventos por las circunstancias de la guerra,
pues no tenía con qué mantenerse y «les era doloroso ver a su Padre y Prelado viviendo de
mendicidad»9. El mismo P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael lo había pedido al P.
Provincial de Filipinas, como se dijo en el capítulo primero, en carta fechada en Palma de
Mallorca el 24 de noviembre de 1810, en la que se expresaba de este modo: «Hallándose estas
Provincias de España en este estado y yo destituido de auxilio para en adelante, me veo en la
necesidad de pedir alimento a esa Provincia, y espero que mientras duren estos trastornos me
asistirán con un situado anual y que no permitirán que la Cabeza de la Religión perezca o padezca necesidades que le obliguen, para tener un bocado de pan, a hacer cosas
7
AM, carp. 4, leg. 2, 5.
AM, l. c., ff. 139 v., 152 v.
9
AM, l. c., f. 148. –En Carta escrita por el P. Vicario General al P. Provincial de Filipinas, fechada en Madrid el
17 de mayo de 1814, le decía: «El P. Fr. Agustín de la Virgen de la Peña presidente de México me ha socorrido anualmente con cuatrocientos duros, de suerte que llevo recibidos de éste mil y setecientos duros menos unos pocos reales, con lo que salí de mis necesidades que eran grandes, y me he sostenido este tiempo
con alguna decencia religiosa» (AM, carp. 4, leg. 2, 5).
8
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
211
indignas, no sólo de su dignidad, sino aun del estado religioso, a lo que me veré reducido si
esa Provincia no toma a su cargo mi socorro y provee de subsistencias a un Padre que los ama
tiernamente y que en el caso en que me hallo no tienen menos obligación de hacerlo que estas
Provincias cuando estaba fuera de él. No necesitamos menos socorros espirituales y que por
medio de oraciones ayude a aplacar a Dios N. S., que tan justamente nos castiga; y así mandará V. R. en mi nombre que se hagan Rogativas en todos los conventos de esa Provincia para
que Su Majestad se digne suspender el azote que nos aflige. Por último, suplico a todos los
religiosos de esa Provincia que pidan a Dios me libre de caer en manos de hombres tan enemigos del estado religioso, fuerzas para ver tantos males y conformidad con su santísima voluntad para llevarlos con paciencia; que a mí no se me pasa día alguno en que no pida a Su
Majestad por todos mis súbditos».
Antes de terminar el mes de abril de 1812 se despacharon por el Padre Provincial los títulos siguientes: De Vicarios Provinciales, de Calamianes al P. Ex-Provincial Fr. Pedro Gibert
de Santa Eulalia, de la Provincia de Cebú al P. Fr. Blas Muñoz de las Mercedes, Ministro de
Jagna en Bohol, de la de Misamis al P. Fr. Bartolomé de Santa Ana, Ministro de Cagayán, de
la de Caraga al P. Fr. Pantaleón Izquierdo de la Virgen del Tremedal, y de la de Mindoro al
Padre Fr. Nicolás Becerra de la Virgen de la Montaña; de Presidentes, de Cavite, al P. Definidor Fr. Santiago Balaguer de San Isidoro, y de Cebú, al P. Fr. Miguel Blasco del Pilar. El 7 de
diciembre del mismo año, por tener que salir a hacer la Visita, firmaba el título de Vicario
Provincial a nombre del P. Ex-Prov. Fr. Antonio Sánchez de la Concepción.
Fechado el 28 de octubre de 1812 en Cádiz, lugar donde residía el Gobierno legítimo, el
ministro de la Gobernación de Ultramar, señor González Carvajal, remitió a nuestro Comisario interino, P. Alonso Jubera, que moraba en la misma ciudad, copia de un oficio, comunicado ya en julio a los demás PP. Comisarios de las Ordenes, en el que se decía:
«Queriendo la Regencia del Reino que las Misiones de Ultramar se hallen competentemente dotadas de los religiosos que necesitan y completo el número de individuos
de los conventos de las respectivas Ordenes que hay en aquellos Reinos, para dar de
este modo destino con utilidad a los muchos religiosos dispersos que hay en la Península, los cuales pueden influir en el sosiego de aquellas turbulencias, se ha servido resolver que V. Rma. informe a la mayor brevedad sobre la proporción que tenga de
hacer con el envío de religiosos de su Orden, ejemplares y de una virtud y juicio a todas pruebas, para llenar tan importantes objetos, expresados los costos que podría tener la operación relativamente al número que V. Rma. pensase destinar y los arbitrios
que convendría se adoptasen para sufragarla, respecto de
212
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
que la escasez del erario público no permite ahora se aplique ninguna suma a la realidad de tan útil proyecto»10.
El P. Jubera dio el 30 de noviembre la contestación siguiente, prescindiendo de intento,
como él mismo le escribía al P. Provincial de Filipinas, de proponer los arbitrios que le habían
ocurrido, hasta no tener noticia exacta del estado de la Provincia.
«Excmo. Sr. En contestación al oficio que con fecha de 28 de octubre de este año
se sirvió dirigirme... Debo decir que me hallo en disposición de enviar todos los religiosos de mi Orden que se quieran alistar concurriendo en ellos las cualidades y requisitos que los haga útiles y capaces de llenar los objetos tan interesantes que se propone
la Regencia. La Provincia de San Nicolás de Agustinos Descalzos de Filipinas necesita
indispensablemente de ciento cincuenta religiosos útiles para atender debidamente a la
administración espiritual de Sacramentos en los pueblos y misiones que están a su cargo y mantener en sus conventos la observancia y disciplina regular. En el día apenas
habrá en ella la tercera parte entre útiles e impedidos; por esta causa se ha visto en la
precisión de hacer renuncia a muchos pueblos y misiones; y el Gobierno de aquellas
islas no ha podido menos de acceder a ella, convencido hasta la evidencia de la justa
causa que las ha motivado, como consta de la Representación hecha al Consejo de Indias por el Gobernador de aquellas Islas en 25 de abril de 1809. Los pocos conventos
que su Orden tiene en España, la escasez de individuos que en ellos había, la guerra
con la Inglaterra, la dispersión originada por la entrada de los franceses, con otras causas que omito por no molestar la atención de S. A., han impedido realizar el embarque
de religiosos desde el 26 de abril de 1804, en que se hicieron a la vela los siete últimos
que de su Orden han pasado a aquellas islas. En el día aún es más difícil la colectación, pues ínterin no se restituyan a sus conventos, ni el Comisario podrá saber el paradero de los religiosos, ni tomar los informes correspondientes sobre la conducta y
cualidades de los que se alisten. Viviendo los Regulares en sus conventos se facilitaría
la colectación, se abreviarían las remesas, se evitarían muchos gastos y los Comisarios
podrían llevar sujetos cuales se necesitan y justamente quiere S. A. la Regencia. Yo,
Señor, tendría la mayor satisfacción en poder enviar cuantos religiosos necesita mi
Provincia, y al efecto tengo dirigidas varias cartas y solicito por todos los medios posibles noticia de la residencia de individuos de mi Orden a fin de excitarlos a una empresa tan interesante a la Religión y al Estado. Lo mismo ha practicado, a súplica mía,
el R. P. Vicario General de la Orden desde Mallorca. En cuanto a los arbitrios necesarios para costear la conducción de religiosos, debo decir: Que mi Provincia costeará de
su cuenta hasta donde alcancen sus fondos. Pero así sobre este particular
10
AM, carp. 1 bis, 9.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
213
como sobre los demás expresados en el oficio de V. Excia. me reservo informar a S.
A. con más extensión luego que reciba noticia exacta de mi Provincia, de la que al
presente carezco, como también en recibiendo los papeles de oficio que no pude sacar
de Madrid cuando escapé de aquella Villa. Es cuanto...»11
Ante las dificultades que se presentaban para la restauración de los conventos de España
con las restricciones que para ello se les imponían, como hemos visto en otro lugar al historiar
los acuerdos de las Cortes de Cádiz, opinaba el Comisario P. Jubera que no habría de poderse
enviar a Filipinas el número de religiosos que necesitaba la Provincia, por lo que se hacía de
todo punto indispensable el establecimiento de un Colegio-seminario como el que en Valladolid habían fundado hacía ya muchos años los Agustinos Ermitaños; de lo contrario, la Provincia desaparecería no después de mucho tiempo. Así lo creía el citado P. Jubera y así lo avisaba en sus cartas al P. Provincial de Filipinas y su Definitorio.
Como con estos mismos problemas se encontraban los religiosos dominicos y franciscanos de aquellas islas, sus respectivos Comisarios en Madrid suscribieron, junto con el P. Jubera, una exposición dirigida al Gobierno, que hacia mediados de julio de 1813 entregaron al
diputado por Filipinas, don Ventura de los Reyes, para que éste la hiciera llegar a las Cortes.
Dicha exposición decía así:
«Señor:
Los Comisarios Procuradores Generales de las Provincias del Santísimo Rosario
de la Orden de Predicadores, de San Gregorio de Franciscos Descalzos y de San Nicolás de Tolentino de Agustinos Descalzos de las islas Filipinas: A V. M. con el debido
respeto hacen presente: Que la falta de religiosos que al presente experimentan sus
Provincias no sólo las impide continuar en nuevas reducciones de infieles, sino que las
ha puesto en la dura necesidad de suspender algunas de las ya comenzadas y renunciar
mucha parte de los Ministerios y Doctrinas que estaban a su cargo, conviniendo en
ello el Vice-Patrono, convencido de la justa causa que ha motivado tales renuncias.
Así lo hizo presente a S. M. el Gobernador de aquellas Islas en su representación de 25
de abril de 1809, dirigida al Excmo. Sr. Secretario de Estado y del Despacho universal
de Gracia y Justicia. Es y será siempre moralmente imposible sin misionero en las
Américas y el Asia la reducción de tribus salvajes, su conservación en vida social, la
propagación de la Religión Católica y el descubrimiento de nuevas tierras y países. No
hay otros, sino los misioneros, que puedan emplearse en esta clase de trabajo tan penoso y lleno de continuos trabajos y peligros. Así lo hizo presente a la Regencia del
Reino en 30 de septiembre de 1812 el digno Magistrado Don Ciriaco González Carvajal, que en aquella época desempeñaba la Secretaría del Despacho universal de la Gobernación de Ultramar. La utilidad y necesidad de los Regulares
11
AM, carp. 72, 13.
214
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
en aquellos países sólo podrá ponerla en duda quien no tenga la menor noticia de la
historia de nuestros países de Ultramar y se empeñe en oscurecer los hechos más evidentes. Deseando proporcionar a aquellas islas el número competente de religiosos
que se necesita, no han omitido los exponentes practicar cuantas diligencias han contemplado conducentes para facilitar la colectación, pero sus desvelos no han podido
lograr el efecto deseado y ven con no poco sentimiento de su corazón aumentarse de
día en día la falta de operarios evangélicos. Teniendo, pues, en consideración el estado
en que actualmente se hallan la mayor parte de los conventos de España, lo mucho que
ha disminuido el número de religiosos y la reforma que se ha de hacer del estado regular, sería conveniente que V. M. mandase abrir inmediatamente los noviciados en los
conventos que hayan de restablecerse, dando en ellos el hábito a los que se contemplasen útiles para la perfecta observancia de la vida común y disciplina regular, con lo
que se logrará más pronto el socorrer aquellas islas con los religiosos necesarios que,
ocupados en la administración de sacramentos y predicación del santo Evangelio, conservasen aquella cristiandad y estrechasen cada día más y más los lazos de unión de
aquellos naturales con los de la Península. Ni será ocioso recordar a V. M. que para el
efecto deseado sería muy útil y aun necesario el establecimiento de algunos seminarios
o colegios con destino para proveer de religiosos aquellas islas, para lo que podrían
destinarse algunos de los conventos que han de quedar suprimidos, dotándolos suficientemente de todo lo necesario, pues como el fin de estos seminarios sea formar perfectos misioneros, es menester precaver cualquier inconveniente que pueda distraerlos
de la perfecta observancia de la vida común y de la disciplina regular, que deberá
arreglarse a la Regla y Constituciones respectivas de cada Orden y a las que se tenga
por conveniente formar para dichos seminarios. Estas casas vendrían a ser un fecundo
semillero de excelentes religiosos, que, instruidos en las Ciencias Sagradas, serían de
la mayor utilidad en Filipinas y remediarían en gran parte o en el todo los males que
padecen aquellas islas y que tanto afligen a sus naturales por la falta de ministros que
les instruyan en los misterios de nuestra Sagrada Religión. Pero toda esta utilidad y todos los bienes que deben esperarse de los expresados seminarios será un ente de razón,
si no se permite tomar el hábito hasta cumplir los veintitrés años de edad, como quieren las Comisiones encargadas de informar a V. M. sobre el restablecimiento y reforma de las casas religiosas. Porque además que sería siempre muy reducido y limitado
el número de los que vistieren o pretendieren el hábito en esta edad, como tiene acreditado la experiencia, no están en dicha edad en tan buena disposición para acostumbrarse a la vida religiosa y al estudio de las Ciencias Sagradas. A esto se añade que
cuanto más jovencos, resisten mejor a los trabajos y penalidades que son consiguientes
a una navegación tan dilatada como es la que
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
215
se hace para Filipinas, se imponen más pronto en los dificultosos y varios idiomas de
aquellas islas, se habitúan a su clima y temperamento y están en mejor disposición para soportar las grandes fatigas e incomodidades que son consiguientes en las tareas penosas de un celoso misionero. Se omiten de intento otras muchas ventajas que resultan
de ser jóvenes los que pasen a Filipinas, como igualmente las que serán consiguientes
a aquellas islas del establecimiento de los seminarios o colegios destinados al socorro
de las Provincias que hay en ellas. Por lo tanto, a V. M. suplican que, teniendo presente cuanto llevan expuesto, provea lo que su soberana justificación tenga por más conveniente al bien espiritual y temporal de aquellos habitantes, único objeto de los deseos de los exponentes. –Cádiz y junio 30 de 1813. –Fr. Miguel Muñoz. Fr. Joaquín
Seguí. Fr. Alonso Jubera de la Concepción»12.
Pero variaron las circunstancias. Con la vuelta a España al año siguiente de Fernando VII
y la devolución por éste de los conventos, renació la esperanza en los religiosos. Por esto, los
citados PP. Comisarios no insistieron y la anterior exposición no llegó a ser presentada, guardándola en su poder el diputado señor De los Reyes. Así se lo manifestaba al P. Provincial el
P. Jubera, el cual le añadía también que por su parte no daría un paso sobre el particular sin
orden expresa de la Provincia, a no ser que ocurrieran circunstancias que obligasen a ello,
pero siempre procediendo de acuerdo con los otros Padres Comisarios; e insistía, una vez
más, que, según su opinión, sólo con la fundación de un Colegio-seminario podría asegurarse
la subsistencia de la Provincia, pues de los conventos de España escaso fruto se había de sacar
por los pocos religiosos que podrían mantener; no obstante, si se verificaba la vuelta de los
religiosos a los conventos, como se esperaba, tenía la intención de circular por éstos una exhortación que al efecto había preparado, aunque ya con anterioridad estaba en comunicación
con Provinciales y Priores para pedirles su ayuda en colectar muchos y buenos religiosos, no
omitiendo por su parte diligencia alguna conducente al bien de la Provincia y de los pueblos
por ella administrados13.
12
13
AM, l. c.
AM, l. c. –Pueden verse en esta carpeta varias cartas del P. Jubera interesantes, en algunas de las cuales muestra su desconsuelo por la casi inutilidad de sus solicitudes para colectar religiosos. Parecerá extraño a quien
considere que, cerrados los conventos, muchos de aquellos se veían obligados a llevar una vida difícil, llena
de necesidades y a veces de miseria, que hubieran podido solucionar embarcando para Filipinas. Pero... ¡lo
que es la humana debilidad! Cinco años de vida de dispersión, de libertad, con otras causas propias de la situación que había atravesado y atravesaba aún España, eran, como confesaba el mismo Padre Jubera, unos
inconvenientes terribles, y mucho más para los nuestros por los pocos conventos y los pocos individuos que
había ya en ellos... El mismo P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael le decía al P. Provincial de Filipinas el 8 de abril de 1816 lo siguiente: «Participo a V. R. que hasta ahora son tres los Religiosos de estas
Provincias que han firmado para esa, a donde saldrán muy en breve, quedando yo con el sentimiento de
que, a pesar de mis esfuerzos y del P. Comisario, no haya podido proporcionarse mayor número de ellos;
lo que no extrañará a V. R. en consideración a los muchos que han fallecido desde el principio de la desoladora guerra y en atención también a que la exclaustración mandada y ejecutada por los enemigos ha dado margen a que en algunos religiosos se haya enervado su espíritu, de manera que si en otras circunstancias hubieran deseado con ansia pasar a Filipinas, en las presentes ni aun siquiera piensan en ello, consecuencia fatal pero necesariamente seguida a la época pasada que ha producido tanto desconcierto en todo» (Carp. 4, leg. 2, 5). Verdaderamente la guerra contra los franceses en la lucha por la independencia fue
de gravísimas y fatales consecuencias para las Ordenes Religiosas.
216
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
El 11 de junio del mismo año 1813 despachaba el Provincial de Filipinas patente de Comisario de la Provincia en España a nombre del citado P. Fr. Alonso Jubera de la Concepción,
que, como hemos visto, ya desempeñaba el cargo interinamente. Con la misma fecha, el Definitorio Provincial daba las instrucciones, generales y secretas, a las que había de sujetarse en
el desempeño de su cargo el P. Comisario, y que son casi idénticas a las que se habían dado a
los Padres Comisarios anteriores, pero no figurando aún éstas en los tomos de estas Crónicas,
creemos conveniente traerlas ahora aquí. Son como sigue a continuación14:
«Primeramente. Que en la práctica y uso de los poderes que como a Procurador General
de esta Provincia le concede el Definitorio, proceda en cuanto fuere posible con lo perteneciente a su estado religioso y a la observancia de las leyes, prácticas, costumbres legítimas,
prerrogativas y derechos de esta Provincia.
2. Se le ordena dé parte a esta Provincia de haber admitido su comisión de Comisario
luego que reciba cualquiera de los tres despachos por donde se le envían por triplicado los
poderes, instrucciones y patente en la primera ocasión que haya, y dada cuenta a nuestro P.
Vicario General personalmente o por escrito, con su permiso se presentará al Rey Nuestro
Señor en su Consejo Supremo de Indias o en Tribunal que corresponda, con arreglo a sus instrucciones, pidiendo lo conveniente a esta Provincia y al aumento y bien espiritual de las almas.
3. Luego que reciba cualquiera de los tres despachos que se le hacen, con los necesarios
recaudos de su comisión, al punto se lo comunicará al P. Comisario pasado, Fr. Salvador
Heredero de San Luis Gonzaga (si es que existe o está en parte que se le pueda comunicar), y
recogerá cuantos caudales, papeles y demás que pertenezca y sea concerniente a esta Provincia, exigiéndole una cuenta exacta de todo lo por él actuado en asuntos de su comisión, la que
remitirá dicho nuestro P. Comisario en distintas vías a esta Provincia, procurando igualmente
que dicho P. Comisario pasado (si es asequible) se vuelva cuanto antes a esta Provincia, que
tanto carece de individuos, y al presente son más que nunca necesarios.
4. Que, reconocido y admitido por el Rey Nuestro Señor en su Consejo de Indias por Procurador y Comisario de esta Provincia, represente la gran necesidad que hay de operarios para
más de ciento cincuenta y una mil almas reducidas en noventa pueblos y cuatro misiones,
esparcidas en diecinueve islas; y para perfeccionar la nueva conquista de los mandayas de
Mindoro y otros muchos monteses alzados en Bohol y Mindanao, que poco a poco se reducen
con tanto
14
AM, n. 27 Lib. 2.º de Registro Provincial, f. 59.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
217
trabajo al gremio de la Santa Iglesia y obediencia de nuestro católico Monarca; por lo que
procurará se realicen las concesiones de religiosos concedidos a sus antecesores hasta el completo total, en la inteligencia de que esta Provincia sólo cuenta con unos cincuenta individuos
entre inútiles y aptos para la administración, cuando para estar bien administrados los partidos
que están a nuestro cargo se necesitan noventa o cien, los más que sean servibles, y así se le
encarga ponga toda su solicitud según lo permitan las actuales criticas circunstancias del estado lastimoso de nuestra inocente pero magnánima Patria.
5. Que exponga con ingenuidad ante S. Majestad el poco adelantamiento respecto de tanta mies de los pueblos de Mindanao y demás Islas Visayas a causa de las continuas hostilidades de los moros, que les impiden establecerse en poblaciones a los que se reducen, y a los
reducidos, a traficar y hacer útiles los frutos de su sudor, por estar los mares infestados de
tanto enemigo; a fin de que S. M. se compadezca y dé órdenes correspondientes para atajar
tantos daños.
6. Que en la colección de religiosos procure (si es posible en la actualidad) sea con igualdad de las tres Provincias, y que no sólo sean adecuados por sus prendas para la administración, sino que también no sean tan maduros de edad que sean inútiles para el fin por la dificultad de aprender idioma, pues aunque esta Provincia quisiera y desea socorrer la necesidad
de todos sus hermanos, pero sus facultades sólo podían extenderse a unos tres o cuatro religiosos respetables en su conducción y mantenimiento, mas no a cargarse de individuos que
sólo puedan estar en una enfermería o aislados en un convento.
7. Se ordena que nuestro P. Comisario Fr. Alonso, si lo necesita, pueda con consulta y
consentimiento de nuestro P. Vicario General sustituir sus poderes con las restricciones que
juzgare oportunas, en religioso o religiosos de carácter que tenga probados y conocidos.
8. Que de los religiosos concedidos y no colectados, si no fuesen todos sacerdotes, suplique a S. M. que dé su permiso para traerlos, aunque sean coristas, pues aquí se les enseña la
Filosofía y Teología Escolástica y Moral antes de habilitarlos para los ministerios.
9. Que en llegando al puerto con la Misión, les provea de libros necesarios según la facultad que estudian.
10. Que a los religiosos de Misión se les asista en el Puerto de Santa María o en donde se
reúnan con chocolate por la mañana y a mediodía, como se acostumbra en los primeros jueves
de mes.
11. Se le ordena que, colectada su Misión o los que pudiere, con la mayor brevedad posible vengan con S. R. o en trozos, para lo que nombrará un Vice-Comisario, sujeto que sea
más apropiado para el gobierno de los misioneros, proveyéndolos, si lo necesitan también, de
los sujetos más aptos que les enseñen o instruyan; todo lo cual según el mérito tendrá presente
esta Provincia, viniéndose S. R. en el último trozo.
12. Todo el tiempo que estuvieren los religiosos en el Puerto de Santa María o sitio donde
se congregaren, aplicarán la misa a intención
218
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
de N. P. Comisario, quien por ningún motivo dará permiso para que se queden con la limosna,
sino que la entregarán al P. Comisario, quien tendrá cuidado de cumplir con las cargas y de
asistir a los religiosos con lo necesario conforme a nuestro estado y lo que en estas instrucciones se contiene.
Ultimamente se ordena a N. P. Comisario Fr. Alonso que, supuesta la necesidad grande
de religiosos que tiene esta Provincia y las críticas circunstancias de asolación de los conventos de España, proponga S. R. a esta Provincia los medios que le parezcan más al caso para el
socorro de religiosos y subsistencia de esta Provincia, ínterin las tres Provincias de la Península no estén en estado de suministrarnos religiosos, con cuyo informe podrá esta Provincia,
midiendo sus fuerzas, adoptar lo más conveniente para comunicárselo a dicho nuestro P. Comisario. Igualmente, no siendo posible instruir a dicho nuestro P. Comisario Fr. Alonso de
todo lo que sería conducente para la más completa ejecución de su comisión por tan extraños
acontecimientos como los actuales, podrá dicho N. P. Comisario hacer uso en todo o en parte
de las instrucciones que se le dieron la otra vez que fue Comisario, pues con tanta experiencia
y trabajos padecidos por S. R. podrá ejecutar lo que más convenga para la subsistencia y consuelo de esta Provincia».
Las instrucciones secretas fueron éstas:
«1. En el manejo de Cédulas de la Provincia observará el mismo método que la primera
vez que fue Comisario S. R.
2. Pagará a la Congregación anualmente los doscientos pesos que están ya estipulados por
convenio de nuestros PP. Vicarios Generales y sus Definitorios.
3. Dará a N. P. Vicario General actual cien pesos para que los invierta en gastos de la
Congregación y cincuenta a cada uno de los tres Provinciales de las tres Provincias para el
mismo efecto. Y si hallándose cumpliendo su comisión entrasen en el gobierno nuevo Vicario
General o nuevos Provinciales, contribuirá con la misma cantidad para los expresados fines.
4. Contribuirá, si se imprime el Bulario, con la cuota señalada por el Ven. Definitorio
General, concediéndosenos los ejemplares que a proporción sacan las demás Provincias.
Igualmente podrá dicho nuestro P. Comisario, si no hay dificultad, hacer reimprimir de buena
letra el Ritual nuestro con notas o solfa, según está en el que usamos, por la escasez que aquí
hay de Rituales15.
5. Que no sustituya en ninguno la facultad de cobrar plata, de letras o de otras partes, sin
dar de su puño y letra el recibo de la plata que se ha de recibir, para de este modo evitar el que
esta Provincia contraiga deudas que no puede soportar.
6. Si obligaren a pagar toda la Misión y no hubiese camino para otra cosa, S. R., que palpa las cosas tan de cerca y sabe también el descalabro de las haciendas de Méjico y el desembolso de veinte mil pesos que el año pasado hizo esta Provincia por donativo, a que se
15
La parte de esta instrucción sobre la impresión del Bulario es repetición de las instrucciones a los PP. Comisarios anteriores. La referente a la reimpresión del Ritual se da por vez primera.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
219
agregan otros diez mil dados antecedentemente podrá obrar de modo que sólo conduzca el
número que considere puede soportar esta Provincia por ahora.
Todo lo cual cumplirá y ejecutará dicho N. P. Comisario Fr. Alonso como órdenes estrechas del Definitorio de esta Provincia».
ARTÍCULO TERCERO
Capítulo Intermedio. –Más sobre la falta de misioneros. –Informe del P. Comisario
sobre la Provincia de Filipinas. –Otro sobre el envío de religiosos.
–El Definitorio se ocupa de Méjico. –Algunos nombramientos.
–Nuestros Ministerios de las islas Marianas
El día 30 de octubre de 1813 celebróse en el Convento de San Nicolás de Manila el Capítulo Intermedio16. Fue presidido por el Padre Provincial Fr. Enrique de Santo Tomás de
Villanueva, y asistieron los PP. Fr. Juan de San Vicente Ferrer, Provincial absoluto; Fray
Santiago de San Isidoro, Fr. Manuel de San Miguel y Fr. Tomás de la Encarnación,
Definidores; Fr. Mariano de San Miguel, como Presidente que fue del Capítulo Provincial
anterior, y Fr. Juan de San Antonio, Prior del Convento de Manila, el cual entró en su calidad
de Adito en lugar del P. Definidor, Fr. Miguel de Jesús, quien se excusó por carta, pues se
hallaba administrando Panglao, en la isla de Dauis.
El P. Presidente expuso al Ven. Definitorio que «en el Capítulo Provincial próximo pasado no se nombraron Definidores Generales ni Discretos para el Capítulo General por ignorar
entonces si existía el Definitorio General por la ocupación de los enemigos, y sabiendo ahora
que N. P. Vicario General existe en Mallorca», se pasaba a hacer dichos nombramientos. Fueron elegidos por unanimidad los siguientes:
Definidor General, por Castilla, en primer lugar, el P. Comisario Fray Alonso Jubera de
la Concepción; en segundo lugar, el P. Rector de Alcalá, y en tercero, el P. Prior de Madrid.
Definidor General, por Aragón, en primer lugar, el P. L. Fr. Justo de la Concepción; en
segundo, el P. L. Fr. Manuel de la Santísima Trinidad, Castro, y en tercero, el P. Rector de
Huesca.
Discreto por Castilla, primero, el P. Prior de Madrid; segundo, el P. Rector de Alcalá, y
tercero, el P. L. Fr. Juan de San Antonio, Algarrobillas.
Discreto por Andalucía, en primer lugar, el P. Prior de Sevilla; en segundo, el P. Rector
de Almagro, y en tercero, el P. Prior de Luque.
Una vez celebrado el Intermedio, el P. Provincial escribía a nuestro P. Vicario General, y
nuevamente, con la obsesionante preocupación de la falta de misioneros, le repetía que se
tenían que ir entregando los ministerios y misiones a los Diocesanos, por lo que le
16
AM, Becerro, f. 282 v.
220
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
suplicaba una vez más que, si podía facilitar la ida a Filipinas de algunos religiosos, no dejase
de hacerlo, para que la Provincia no viniera a debilitarse tanto que fuera luego difícil su restauración; unos meses después le insistía con estas palabras: «Sólo puedo decir a V. R. que
esta Provincia se va acabando. El número de individuos se reduce a cincuenta y tres entre
viejos, empleados y locos; estos últimos son cinco, y los inútiles totalmente son tres; hay también cinco legos, pero tres muy trabajados. Dejo asimismo a la consideración de V. R. cómo
tampoco podemos atender a la buena administración de ciento cincuenta y una mil cuatrocientas setenta y siete almas que tiene a su cargo esta Provincia; este trabajo excesivo, que se va
recargando a los pocos religiosos, al presente los agobia, y en lo sucesivo los acabará antes de
tiempo»17.
El P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael recibió del Consejo de Indias un oficio
de fecha 13 de agosto de 1814 en el que se le pedía informase sobre las Misiones que la Orden tenía en América y Filipinas, estado en que se hallaban, número de individuos de que
constaban y necesitasen, con todo lo demás que estimase conveniente para el arreglo de las
mismas18. N. P. Vicario General, para lo referente a Filipinas, se dirigió a su Comisario P.
Jubera, quien con fecha 30 del mismo mes le contestaba con el extenso e interesante informe
siguiente19:
«En cumplimiento del mandato de V. R. voy a exponerle lo que sé por las últimas
noticias que he recibido de Manila, como también lo que me dicta la experiencia de
los diez años que estuve en aquellas islas y la del tiempo que he sido Comisario. El R.
P. Provincial, con fecha 18 de junio de 1813, me remite el Plan de almas que administra aquella Provincia. De él resulta que nuestros religiosos tienen a su cargo ciento
cincuenta y un mil cuatrocientos setenta y siete reducidos ya al gremio de la Iglesia y
obediencia a nuestro Soberano en noventa pueblos y cuatro misiones, esparcidas en
diecinueve islas, para cuya vasta administración sólo cuenta en el día con unos cincuenta individuos entre útiles e inútiles, cuando para ello se necesitan a lo menos ciento veinte útiles, sin comprender en este número los que deben residir en Manila ocupados en los empleos regulares, etc. La escasez de religiosos ha puesto a la Provincia
en la necesidad de renunciar las Misiones de Mabalacat, Bamban y Botolan en la Provincia de la Pampanga y Zambales, y aun creo que algunos otros pueblos cuya dimisión no han podido menos de aceptar los señores Vice-Patrón y Diocesanos (aunque
interinamente hasta que haya número competente de religiosos), obligados de la justa
causa que los ha motivado. No puede dudarse que los pueblos y misiones de Filipinas
se hallarían en el estado más floreciente si hubiera los religiosos necesarios para atender a ellas, pues la bella disposición de aquellos indios, la
17
AM, Cartas, f. 171 v.
AG, Registro de la Congr., f. 220.
19
AM, carp. 72, 13.
18
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
221
docilidad de la mayor parte de los infieles, el amor, respeto y veneración que tienen a
los sacerdotes, particularmente europeos, ofrece los más copiosos frutos, pero todo se
pierde o, cuando menos, se adelanta muy poco por la falta de operarios evangélicos
que pueden recogerlos. Los pocos conventos que tenemos en la Península, el corto
número de religiosos que en ellos habita, la guerra con la Inglaterra, durante la cual estuvo suspensa la colectación, la invasión de los franceses, la dispersión en que han vivido los regulares en estos últimos años y la falta de comunicación de éstos con el
Comisario son otras tantas causas que han retardado las remesas de misioneros y que
cada día aumentan más y más la escasez de individuos en aquella Provincia. De que
resulta que una Doctrina o Parroquia que o bien por su extensión a diversos pueblos situados por lo común en islas distintas y muy distantes entre sí, o bien por el crecido
número de almas que comprende y que necesariamente debe tener dos o tres religiosos, esté confiada al cuidado de uno solo, quien por más celoso que sea y a pesar de su
inmenso trabajo, de muchos peligros a que tiene que exponer su vida continuamente,
ya por mar, ya por tierra, y de caer en manos de los moros joloanos que tanto infestan
aquellos mares con sus piraterías, no puede tenerla bien administrada por más que
quiera y se afane. Todo lo cual exige imperiosamente providencias prontas y oportunas. A este fin, desde el momento que llegué a España esta segunda vez, he practicado
cuantas diligencias han estado a mi alcance en las críticas circunstancias que han precedido, dirigiendo cartas exhortatorias a los Prelados Provinciales y Locales de todos
los conventos, haciéndoles ver la necesidad de operarios evangélicos que padece aquella nuestra Provincia y excitando el celo de todos para que se animen a pasar a aquellas islas, pero el efecto no ha correspondido a mis deseos, pues sólo he logrado embarcar dos sacerdotes que últimamente ha tenido a bien aprobarme S. M. (Q. D. G.),
los que embarcaré en la primera ocasión. Yo no hallo otro medio más pronto para socorrer a aquella Provincia que el de abrir inmediatamente los noviciados y dar un número competente de hábitos con destino a Filipinas, haciéndose entender a los pretendientes que después de profesar y cuando el Comisario lo tenga por conveniente, tendrán que embarcarse para aquellas islas, en donde se les instruirá en Filosofía, Teología y Moral (pues al efecto tiene la Provincia seis Lectores) hasta tanto que puedan
emplearse en la administración espiritual, como se ha practicado con todos los coristas
que han pasado a ellas. Y para que de este arbitrio no se siga gravamen alguno a los
conventos en donde hayan de educarse los novicios que tomen el hábito para el expresado destino, será de cargo de la Provincia de Filipinas satisfacer todo el gasto de su
manutención y vestuario, etc., según la cuota en que convengan los Prelados locales
con el Comisario. Y por ningún pretexto podrán los mismos Prelados locales, ni aun
los Provinciales, impedir que los que hubieren tomado
222
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
el hábito con destino a Filipinas pasen a aquella Provincia cuando el Comisario lo disponga, lo que éste no podrá hacer sin la previa aprobación del Supremo Consejo de
Indias. El indicado recurso no será obstáculo para recibir a los demás que se alisten,
siempre que la conducta no lo desmerezca. Además de la falta de religiosos, hay otro
motivo no menos principal de la decadencia en que se hallan los pueblos y misiones,
particularmente en las islas Visayas, y de que hablan las Instrucciones que acabo de
recibir del Definitorio de mi Provincia; entre ellas la 5, copiada a la letra, dice así:
"Que exponga con ingenuidad ante S. M. el poco adelantamiento respecto de tanta
mies de los pueblos de Mindanao y demás Islas Visayas a causa de las continuas hostilidades de los moros, que les impiden establecerse en poblaciones a los que se reducen, y los reducidos, a traficar y hacer útiles los frutos de su sudor, por estar los mares
infestados de tanto enemigo, a fin de que S. M. se compadezca y dé órdenes correspondientes para atajar tantos daños". En efecto, son incalculables los daños que han
ocasionado y ocasionan al presente los moros joloanos y macasares. Ocupados éstos
en el corso y piratería, inundan con sus embarcaciones los ríos, ensenadas y playas de
aquellas islas, incendian pueblos, destruyen las iglesias, talan las sementeras, persiguen constantemente a los párrocos y a los pobres naturales, que apenas hallan la seguridad necesaria aun dentro de sus mismos hogares. Ni el párroco o misionero puede
salir a visitar su partido, ni el indio a su pesca o a cultivar su sementera sin peligro
próximo de caer en manos del enemigo y ser víctima de su furor o, cuando menos, ir
cautivos a ser vendidos en Borney o a rendir el espíritu a la fuerza del trabajo, hambre
y miseria en el mismo Joló. Esto se ve con frecuencia en Filipinas, y, sin embargo,
continúan los moros en sus correrías porque los medios adoptados para la persecución
de tan terrible enemigo, o no son suficientes, o no se emplean con la energía necesaria
en alejarlo de aquel país. ¡Cuántos hijos más tendría la Iglesia y vasallos nuestro Soberano si no fuera por las continuas excursiones de los moros en aquellos mares! ¡Qué
incremento no tomarían los pueblos si sus habitantes pudieran dedicarse con toda libertad y sin los peligros que al presente los rodean al beneficio de sus sementeras, a la
pesca, al comercio y a aumentar sus intereses con que alimentar sus familias, si lograsen verse libres de un enemigo que incesantemente los persigue! Yo he recorrido la
mayor parte de las Visayas, no puedo menos de lamentarme al fijar mi consideración
en el estado de abatimiento en que se hallan reducidos los naturales, su poco adelantamiento en las artes, industria y agricultura, y, por último, la miseria y pobreza con
que viven, efectos todos, a mi parecer, del abandono con que se ha mirado en los
tiempos anteriores esta preciosa parte de las Filipinas. Y sólo me consuela la dulce esperanza de que bajo el auspicio y paternal gobierno de nuestro amado Soberano (Q. D.
G.) han de lograr llevar al grado de prosperidad
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
223
de que son susceptibles. He dicho a V. R. cuanto he juzgado conveniente acerca de los
particulares que comprende el citado oficio del Secretario del Supremo Consejo de Indias con la ingenuidad y verdad que se debe en un asunto de tanta entidad».
Con fecha 26 de agosto del mismo año 1814, el Secretario de S. M. le oficiaba al P. Jubera informase al Supremo Consejo de Indias si se le había concedido anteriormente alguna Misión y qué número de religiosos, como también si creía útil se aumentase o se concediera de
nuevo. El P. Jubera contestó el 9 de septiembre diciendo que los papeles y documentos que
pudieran acreditar las concesiones de Misiones y los términos en que anteriormente se hicieron a su Provincia se habían extraviado o perdido absolutamente en el saqueo del Convento
de Madrid hecho por los franceses o cuando éstos apresaron al anterior Comisario, P. Fr. Salvador Heredero, al salir éste de Alicante en diciembre de 1812; por ello carecía de datos positivos para poder informar con exactitud y claridad, pero, no obstante, podía indicar lo siguiente:
«En el año de 1791 se sirvió S. M. conceder a mi Provincia una Misión de cuarenta individuos, y en el de 1797, otra de treinta, costeados mitad por cuenta de la Real
Hacienda y mitad por cuenta de la Provincia. A mi llegada a España, la primera vez en
el año de 1801, sólo se habían embarcado treinta y ocho pertenecientes a la primera; y
respecto a no estar concluidas las dos dichas Misiones, tuve por conveniente no solicitar nueva concesión. En el año 1804 embarqué siete religiosos, con lo que quedó completa la de cuarenta individuos y se dio principio a la de treinta concedida el 97, y para
su complemento faltaban aún veinticinco, los que no pudieron colectarse, ya por los
pocos conventos y religiosos que de mi Orden hay en España, y ya por la guerra con
los ingleses desde el mismo año de 1804, durante la cual estuvo suspensa la colectación por orden del Supremo Consejo de Indias. En el presente año he embarcado cuatro costeados en un todo por la Provincia, como igualmente se verifica con los dos que
últimamente han sido aprobados, de que se infiere que aún faltan que colectar diecinueve para el completo de la Misión de treinta individuos, a cuyo efecto no omito ni
omitiré diligencia alguna que contemple útil y conducente a su más pronto cumplimiento. El aumento de religiosos en aquellas islas es de absoluta necesidad, respecto a
que en la época presente es mayor que nunca la falta de operarios, por lo que es indispensable echar mano de todos los recursos que puedan facilitar un buen número de
misioneros con que reemplazar a los que mueren o se inutilizan, ya por la edad, ya por
enfermedad o por diversas causas»20.
En sesión del Definitorio celebrada el 9 de julio de 1814, el Padre Provincial presentó una
exposición sobre el mucho quebranto sufrido
20
AM, l. c.
224
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
por las haciendas que la Provincia tenía en Méjico a causa de la insurrección habida en aquel
país, haciendas que eran la única esperanza para la subsistencia económica de aquélla, por lo
que era necesario procurar su habilitación; ahora bien, sabiendo por carta particular del Comisario P. Jubera que el P. Presidente de Méjico vivía en la casa que fue de la Minería y que el
que era Hospicio estaba habitado de orden superior por los colegiales de San Gregorio, no
necesitándose, por consiguiente, de este Hospicio antiguo, era de parecer dicho P. Provincial
que el Hospicio se vendiese, a excepción de la iglesia, que quedaría agregada a la casa de la
Minería o nuevo Hospicio, y con su producto remediar las pérdidas padecidas por las haciendas; y si esto no era suficiente, que pudiera el P. Presidente tomar prestados diez o doce mil
pesos de algún comerciante de Manila, a pagar en esta capital, para no cargar con censos al
Hospicio, pero obrando en todo ello dicho P. Presidente previa la aprobación de los Presidentes de San Jacinto y Santo Tomás del mismo Méjico. Así fue aprobado por el Definitorio21.
Respecto de la traslación del Hospicio a la casa llamada de la Minería, el P. Jubera la juzgó
inútil e inoportuna, puesto que con el Hospicio antiguo había más que suficiente, afirmaba él,
para las Misiones que habían de pasar por allí, que nunca serían tan crecidas y numerosas
como las antiguas; se hubieran evitado algunos gastos no pequeños que se habían hecho para
la habilitación de la casa de la Minería; pero ya se hizo y es menester que pase, terminaba
diciendo22.
Después del Capítulo Intermedio, el P. Provincial despachó las patentes siguientes: Con
fecha 7 de mayo de 1814, de Vicario Provincial durante su Visita a Calamianes a favor del P.
Ex-Provincial Fray Antonio Sánchez de la Concepción; de Vicario Provincial de Bohol, al P.
Fr. Marcelino Valladares de las Mercedes, caso de ir al próximo Capítulo Provincial el actual
Vicario de aquella provincia, y de Vicario Provincial de Misamis, al P. Fr. Juan Martín del
Rosario. Y con fecha 5 de abril de 1815, el Definitorio acordó aceptar el nuevo curato de Caloocan que ofrecía el Vice-Patrón por ser muy útil a la Provincia, dada su proximidad a Manila23.
En noviembre del año 1814, el P. Provincial dirigió un oficio al Capitán General de Filipinas comunicándole que, estando imposibilitados para el debido desempeño de su función
los dos religiosos recoletos que se hallaban en Marianas y no siéndole posible reemplazarlos
con otros por la escasez de los mismos, se había visto precisado a recurrir al señor Arzobispo
para que se dignara concederle dos sacerdotes seculares en virtud de la autorización dada a
dicho señor Arzobispo por el diocesano de Cebú, a quien pertenecen aquellas islas; y le suplicaba se dignara autorizar el embarque para Marianas de dichos dos sacerdotes con el título de
Misioneros. En el mismo mes dio su licencia el Capitán General y Vice-Patrono24.
Como en los dos anteriores tomos de estas Crónicas son muy pocas
21
AM, Definitorios, f. 155.
AM, carp. 72, 13
23
AM, Registro Provincial, f. 63 v.; y Defintorios f. 158.
24
AM, Cartas, f. 174.
22
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
225
las noticias que se encuentran sobre Marianas, vamos a dar aquí una sucinta relación.
Fueron descubiertas estas islas por Magallanes el 6 de marzo de 1520 y se les dio el
nombre de Velas Latinas, y también el de islas de los Ladrones; más tarde se las llamó Marianas por el interés que demostró hacia ellas la reina doña María Ana de Austria, esposa de Felipe IV, la cual, además de conseguir que se hicieran cargo de su evangelización los religiosos
de la Compañía de Jesús, fundó una dotación de veintiún mil pesos para la subsistencia y defensa de aquéllas, otra de tres mil para un colegio destinado a la educación e instrucción de
los naturales del país, y una tercera de trescientos cincuenta para el estipendio de los misioneros.
Llegaron a Marianas los Padres Jesuitas el año 1668, llevando al frente a un celosísimo
misionero, el P. Luis de Sanvítores. Los trabajos realizados por él y demás compañeros fueron
de excepcional importancia, dice el historiador recoleto P. Licinio Ruiz. El citado Padre Sanvítores, después de una vida laboriosísima y apostólica, murió en manos de un bárbaro infiel
llamado Matapang, que le atravesó el pecho con una lanza; a sus compañeros les cupo muerte
parecida, pero su sangre, sus sudores, trabajos y fatigas no fueron estériles; allí quedó sembrada la semilla del Cristianismo, semilla que, cultivada después por otros Padres, atrajo a la
luz de la fe y de la Religión a todos aquellos isleños de Marianas25.
El año 1768, un siglo después de la llegada a aquel archipiélago de los PP. Jesuitas, expulsados éstos de todos los dominios españoles, viéronse obligados a abandonar aquella viña
del Evangelio, siendo entonces adjudicada ésta a los recoletos de la Provincia de San Nicolás
de Tolentino de Filipinas. En el año 1770 aparecen administrando Marianas el P. Fr. Andrés
de San José, su Vicario Provincial y a la vez Ministro de Agaña, la capital, en la que se encuentra el Colegio de San Juan de Letrán, fundado, como hemos dicho, por María Ana de
Austria, y del que es Rector el mismo P. Misionero, y los PP. Fr. Antonio Sánchez de la Concepción, Ministro de Agat; Fray Pedro Torres del Pilar, Ministro de Umata; Fr. Cristóbal Ibáñez de San Onofre, Ministro de Inarajan —estos cuatro pueblos, de la isla de Guan o Guajan—, y Fr. Tomás Cazaraville de Santa Rita, Ministro de Rota, en la isla de este nombre. Los
dos primeros fueron a Marianas desde Manila en 1769, y los otros tres, al dirigirse en el mismo año de Méjico a Filipinas, procedentes de España, recibieron orden de quedarse en Marianas, como así lo hicieron. Fue destinado también a estas islas el Hno. de obediencia Fr. Manuel de San Juan Bautista, excelente y hábil carpintero, para que entendiese en las reparaciones y arreglos que necesitaba el Colegio dicho de Agaña.
En la relación que en el año 1776 se hizo, para presentarla al Rey, de todos los ministerios de la Provincia, al referirse a Marianas se dice: «Hay en estas islas una ciudad y catorce
rancherías, que son: Antigua, Asantipungan, Sinaja, Apurgan, Mongonon, Pago, Agat, Umata,
Merizo, Inarajan, en la isla de Guajan; y en la isla de Rota hay cuatro, que son: Sanjaia, Mirin,
Sujarago y Lillo; hay un religioso
25
P. L. Ruiz, Sinopsis Histórica, 1, 745.
226
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
que reside en Agaña y es Rector del Colegio de la misma ciudad, y tiene cuatro religiosos
compañeros que están a sus órdenes administrando en las referidas rancherías, repartiendo
entre sí el inmenso trabajo de tan dispersa administración, necesitándose dos más para poderlas administrar bien»26. El total de habitantes en dichos puntos era entonces de unos tres mil
ciento noventa.
En otro informe, dirigido por el P. Provincial en 1785 al Capitán General de Filipinas, se
lee que las cinco misiones de las islas y gobierno de Marianas se componen de seis pueblos,
cinco en la isla de Guan y uno en la de Rota, siendo entonces el total de habitantes unos tres
mil novecientos, sin contar la tropa; que en ellos se habla un antiguo y propio idioma, llamado
chamorro, que han aprendido y hablan los misioneros, muy distinto de los de Filipinas, pero
en la capital, Agalla, hablan casi todos el español, así como lo hablan muchos hombres en los
demás pueblos y algunas mujeres. Los naturales de estas islas no pagan derechos por casamientos ni por entierros, a excepción de los de Agaña. Las iglesias se mantienen con decencia, y todo lo costean los ministros con la plata de sus estipendios y con algunas limosnas que
por las sepulturas dan los naturales que se entierran en las iglesias27.
El año 1795, en un informe dado por don José de Arlegui, que había estado al frente del
gobierno de Marianas, se decía también que las iglesias de los pueblos de aquellas islas se
hallaban sin fondos para atender a su conservación, ni siquiera al gasto de vino y aceite, y aun
el de la ropa de iglesia y su limpieza era menester lo soportara el estipendio del P. Ministro28.
Pero, según escribe el citado P. Licinio Ruiz, las principales dificultades que ofrecía esta
Misión de las Marianas no eran tanto las anejas a todo ministerio parroquial, ni aun la escasez
del número de sus habitantes, ni la pobreza de aquella región, cuanto la distancia grandísima
que la separaba de la capital del archipiélago filipino, razón por la que los pobres misioneros
se consideraban como desterrados perpetuos29.
A principios del siglo XIX aumentaron sobremanera las dificultades para continuar administrando aquellas misiones, ya por la escasez de personal, ya por las que se originaban por
la falta de comunicaciones y suministro de lo más necesario para la vida de los religiosos, por
todo lo cual el Definitorio acordó presentar la renuncia de dichos ministerios al Capitán General y Vice-Patrón, quien, ante las razones expuestas, accedió a dicha renuncia; mas no habiéndose podido enviar a Marianas nuevos ministros, ya religiosos de otras Ordenes, ya sacerdotes
seculares, se vieron precisados los nuestros a seguir administrando aquellas islas hasta el año
1814, en el que, como hemos visto, trataron de sustituir sus religiosos por clérigos.
26
AM, 44, Oficios, f. 58.
AM, l. c., f. 173.
28
MARÍN Y MORALES, Ensayo etc., 2, 184.
29
P. L. RUIZ, Sinopsis Histórica, 1, 746, 748.
27
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
227
ARTÍCULO CUARTO
Biografía del P. Ex Provincial Fr. Pedro Ajenjo de San Antonio
En el mes de agosto del año 1814 falleció el P. Ex-Provincial Fray Pedro Ajenjo de San
Antonio, natural de la interesante población manchega de Campo de Criptana, la de los molinos de viento que sirvieron a Cervantes para la lucha que mantuvo Don Quijote. Hijo de Pedro Ajenjo y Ana María Arias, fue bautizado el de 7 diciembre de 1742. Tomó el hábito recoleto en el Convento de Madrid, en el que hizo su profesión religiosa el 3 de junio de 1763,
actuando en ella el P. Subprior Fr. Pablo de San Antonio y el P. Maestro de novicios Fr. José
de San Rafael.
Se encontraba cursando los estudios de teología en el Colegio de Alcalá de Henares,
cuando se alistó para las misiones de Filipinas, embarcando en Cádiz el 26 de junio de 1767 y
arribando al puerto de Cavite el 22 de octubre del año siguiente. Al salir de España estaba ya
ordenado de sacerdote, aunque sin haber terminado sus estudios, que concluyó en Manila. Fue
luego destinado a Mindanao, constándonos que ya en 1770 se encontraba administrando Bayuc de Misamis, ministerio que la Provincia había tomado a su cargo el año anterior. El 27 de
febrero de 1784 fue nombrado Ministro de Zamboanga.
En el Capítulo Provincial de 1788, en el que salió electo Provincial el P. Fr. Joaquín Encabo de la Virgen de Sopetrán, nuestro biografiado fue nombrado Secretario de Provincia. En
el Capítulo siguiente actuó de Juez de Causas; en este Capítulo, al efectuarse la elección de
Definidores y Aditos, resultó elegido por Castilla solamente un Adito, por lo que el Capítulo
determinó proceder a la elección de segundo Adito por votos secretos, resultando electo al P.
Pedro Ajenjo, quien también fue nombrado Procurador General de la Provincia. En el Capítulo de 1794 lo eligieron Definidor; en el de 1797, en el que volvió a ser Juez de Causas, nuevamente Procurador General, y, finalmente, en el de 1800, Prior Provincial.
Del tiempo de su mandato provincialicio hemos de consignar su interés especial por la
conversión y civilización de los mandayas de la provincia de Caraga, en Mindanao. Habiendo
acompañado el Padre Fr. Francisco Barco de San Basilio, Ministro de Cantilan, al Alcalde
mayor de la citada provincia en la expedición y reducción de los infieles del antiguo pueblo
de Caniga y sus inmediaciones, los informes que el P. Provincial recibiera de todo ello de
parte de dicho misionero y del P. Vicario Provincial Fr. Juan Elorza de la Concepción, los
remitió él, con fecha 16 de abril de 1801, al Gobernador General, ofreciendo en nombre de su
Provincia religiosa cuanto fuese conducente para la administración espiritual de los que desearan reducirse al gremio de la Iglesia. El 13 de mayo le contestaba el señor Gobernador
suplicándole le facilitara un religioso adornado de las prendas necesarias para la Misión de los
mandayas. Unos días después daba el P. Provincial su respuesta accediendo a la petición, pero
ponía
228
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
a la consideración de dicho Gobernador los muchos inconvenientes que se seguían de ser uno
sólo el religioso destinado a tan ardua empresa, pues la nueva reducción distaba más de veinticuatro leguas de Bislig, que era el Ministerio más inmediato, los mares, como de golfo, tan
bravos en toda monzón de los Nortes que no había embarcación que pudiera navegar por
aquella costa; si solamente hubiera un misionero, carecería de auxilios espirituales en todo el
tiempo de los Nortes, es decir, de octubre hasta abril; y si enfermara, no tendría el consuelo de
recibir los Sacramentos. Por estas y otras razones que le exponía, rogaba al señor Gobernador
que fueran dos los religiosos destinados a aquella Misión.
Pasaron algunos meses, y el 12 de enero del año siguiente enviaba el señor Gobernador
un oficio al P. Provincial para que proveyera de misioneros a las nuevas poblaciones de los
infieles mandayas. Le respondía el P. Provincial, el 21 del mismo mes, insistiendo que por
entonces eran necesarios dos religiosos, uno para la nueva repoblación y misión del sitio denominado San Rafael de Caraga, y otro para la nueva reducción y misión que llaman de Baculín, en cuyo lugar se iban juntando los mandayas que habitaban en sus inmediaciones, pues en
toda nueva población de infieles era preciso poner misionero de asiento, de otro modo jamás
serían buenos cristianos; y para que dichas misiones tuvieran incremento y ambos misioneros
pudieran subsistir, le era indispensable, añadía el P. Provincial, suplicarle se sirviera mandar
se asignasen a aquéllos los estipendios señalados en la Obra Pía del Marqués de Val de Puente para dos misioneros de Mindanao, pues no eran suficientes los cien pesos librados por el
Rey. Pues debe tenerse en cuenta, razonaba el P. Provincial, que se van a establecer los Misioneros en unos sitios recién poblados y necesitan llevar cada uno de éstos dos individuos
para que dirijan las obras de sus iglesias y que éstas se construyan con la decencia posible
debida a la casa de Dios, como igualmente dos cantores que sepan algunos instrumentos, con
dos muchachos tiples, para que se establezca el culto divino con el decoro posible y enseñen a
los mandayas, y, finalmente, son necesarios asimismo un hombre y una mujer de edad y probidad para cada Misión que cuiden de la educación de los niños y niñas mandayas bautizados
y les enseñen todo aquello de que sean capaces; a esto hay que añadir que los Misioneros tendrán que hacer muchas limosnas a aquellos pobres infieles, ya dándoles ropa para que se cubran con decencia, ya proporcionándoles sustento, para que, viendo la caridad de los ministros
de la Religión cristiana, la abracen con toda voluntad y se afiancen en ella para siempre. Terminaba el P. Provincial diciendo que ya tenía prevenidos los dos religiosos misioneros para
aquellas misiones, esperando tan sólo la solución de los estipendios para participarle al señor
Gobernador General los nombres, a fin de que pudiera despachar las órdenes para que fueran
prontamente a sus destinos30.
Después de todo esto, solamente sabemos que con fecha 9 de abril, de dicho año 1802 se
despachaba licencia para Misionero de los mandayas
30
AM, Oficios, ff. 274 v., 281 v.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1812-1815
229
al P. Fr. Marcelino Valladares de las Mercedes31. La Misión se estableció bajo la advocación
de Nuestra Señora del Pilar32.
En sesión celebrada por el Definitorio el 4 de junio del citado año 1802, a propuesta del
Provincial P. Pedro Ajenjo, se acordó que, en atención de no ser suficientes los productos de
las haciendas de Méjico e Imus para soportar los gastos originados por los viajes y estancia
del P. Comisario de la Provincia en España y por la conducción de los misioneros hasta sus
Ministerios, con objeto de remediarlo, se escribiera al Comisario P. Alonso Jubera ordenándole que consiguiera sacar de la Santa Sede licencia para que, con lo que existiere en la caja de
la Provincia y las cantidades que se fueran agregando en los años en que no hubiere gasto de
Misión se constituyera un principal, que, dándose o empleándose en el comercio de China y la
Nueva España, se empleasen luego las ganancias de esta última en los gastos dichos, y las del
riesgo del capital de China se agregasen al principal hasta llegar a los cuarenta mil pesos, que
es la cantidad a que debía referirse la licencia que se pretendía pedir a la Santa Sede33.
En el Capítulo Provincial de 1803, en que terminó su trienio, actuó de primer escrutador.
Le vemos asistir luego al Capítulo Intermedio del 31 de octubre de 1804, pero después ya no
acude a ninguno de los Capítulos siguientes. Con autorización de los Superiores, el ilustrísimo
Sr. Obispo de Cebú, P. Fr. Joaquín Encabo de la Virgen de Sopetrán, se lo llevó de Secretario
suyo. Estando acompañándole a dicho señor Obispo en la Visita de su Diócesis, sufrió algunos ataques; y cuando ya parecía estar repuesto del todo, le sobrevino un nuevo ataque al
tiempo de celebrar la Misa, falleciendo en el mismo altar después de haber recibido la absolución y la Extremaunción. Tuvo lugar su muerte en el pueblo de Tanawan de la isla de Leite y
como hemos dicho al principio, en el mes de agosto de 181434.
31
AM, Registro Provincial cit., f. 26.
P. SÁDABA, Catálogo, 344.
33
AM, Definitorios, f. 99.
34
Para algunos otros datos que se dan en estas notas biográficas cfr. Lib. Quarto de Prof. de Madrid, f. 349 (BN,
ms. 3858; Difuntos de Manila, f. 57 (AM, n. 61); P. SÁDABA, Catálogo, 308.
32
CAPÍTULO IX
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1812-1810
ARTÍCULO PRIMERO
Celebración del Capítulo Provincial. –Ruina y reedificación del Hospicio
de Honda. –Nota biográfica del nuevo Prior Provincial
El día 11 de septiembre del año 1812 dio comienzo en Bogotá el Capítulo Provincial de
la Provincia de la Candelaria1, siendo presidido, de acuerdo con lo dispuesto por las Constituciones, por el primer Definidor, P. Fr. Ignacio de San Francisco de Paula; con esto no se siguió por esta vez la costumbre, casi centenaria en la Provincia, de elegir Presidente del Capítulo al Provincial absoluto más inmediato, esperando a que llegase una oportuna declaración
del Definitorio General sobre este punto.
Tres días antes, el 8 de septiembre, se había reunido el Definitorio pleno anterior para
considerar la petición hecha por el P. Fr. Antonio de los Dolores, Ex-Provincial, sobre que se
le declarase Presidente de este Capítulo Provincial, fundándose en la costumbre a que se ha
hecho referencia; pedía asimismo dicho Padre que el Secretario de Provincia le expidiera un
certificado de haber sido elegido Provincial en lugar del P. F. Ignacio de la Santísima Trinidad y de haber ejercido efectivamente el Provincialato, e igualmente de los Capítulos en los
que habían sido Presidentes los Provinciales absolutos inmediatos y si habían sido confirmados por los Vicarios Generales. En cuanto a la primera petición sobre la Presidencia del Capítulo, cuatro de los PP. vocales estuvieron conformes y tres mostraron contraria opinión, fundándose éstos en lo dispuesto por nuestras Constituciones. Respecto al certificado que pedía
del P. Secretario, todos convinieron que se le diese2. En cuanto a la Presidencia del Capítulo,
prevaleció en éste la opinión de los que se apoyaban en la Constitución, como hemos visto.
Con el citado Presidente asistieron los PP. Fr. Miguel de San Eugenio, Provincial; Fr.
Clemente de San Javier, Ex-Provincial; Fray Valentín de la Santísima Trinidad, Fr. Francisco
de la Purificación
1
2
AC, t. CXXXVII, Libro 2.º de la Provincia, f. 109.
AC, l. c., f. 108.
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1812-1810
231
y Fr. Manuel de San Juan Nepomuceno, Definidores; Fr. José María de los Dolores, Prior de
la Candelaria; Fr. Venancio de San José, Rector de Bogotá; Fr. Luis de San José, Secretario
Provincial; Fr. Pedro de Cristo, Maestro de novicios, y Fr. Francisco de la Concepción, Procurador.
En este Capítulo se declaró Lector Jubilado y libre del cuadrante de misas de la Orden al
P. Lector Fr. Luis Castro de San José en atención a llevar los años de ejercicio del lectorado y
predicación que marca la ley; se mandó que las informaciones que para recibir novicios o
devotos se hagan en otros conventos debían ser aprobadas y confirmadas por la consulta del
Colegio de Santa Fe de Bogotá; se confirmaron las consultas para el establecimiento de las
Cuarenta Horas; se declararon «las exenciones siguientes conforme a la Real cédula de Su
Majestad en orden a las misiones: al P. Prefecto, Fray Pedro Cuervo de la Trinidad, por ExProvincial honorario; al P. Fray Francisco de Santo Domingo, por Ex-Definidor, y al P. Fr.
Antonio José Pérez de Santo Tomás de Villanueva, que se le tengan presentes los cinco años
de misiones de Casimena, y que cuando pueda, pase a alguno de los pueblos de reducción a
completar su tiempo».
Las elecciones y nombramientos del presente Capítulo fueron como sigue:
Prior Provincial, el P. Fr. Antonio Avila de los Dolores, L. J. y Calificador del Santo
Oficio.
Definidores, los PP. Fr. José María Pineda de los Dolores, Fray Javier Bello de la Santísima Trinidad, L. J. y Calificador del Santo Oficio; Fr. Luis Guinea de Santa Teresa, y Fr.
Segundo Bonel de los Dolores, Lector.
Aditos, los PP. Fr. José de San Antonio, Fr. Pedro Achuri de Cristo y Fr. Custodio Guevara de San Antonio.
Rector de Bogotá, el P. Fr. Venancio Bautista de San José, Examinador Sinodal, Calificador del Santo Oficio y Lector Jubilado; Vicerrector, el P. Fr. Vicente Heredia de San Juan
Nepomuceno; Regente de Estudios, el P. Fr. Javier Bello de la Trinidad, Lector Jubilado, Definidor y Calificador del Santo Oficio.
Prior del Desierto, el P. Fr. Manuel Patiño de San Juan Nepomuceno; Subprior, el P. Fr.
Salvador Roa de Santa Gertrudis.
Prior de la Popa, el P. Fr. Anselmo Ramírez de San José, Lector; Subprior, el P. Fr. Nicolás Ruiz del Rosario.
Prior de Panamá, el P. Fr. Isidro Posadas de la Concepción, L. J. y Calificador del Santo
Oficio; Subprior, el P. Fr. Martín Murias de la Santísima Trinidad.
Prior del Topo, el P. Fr. Manuel Ahumada de Santa Rita; Subprior, el P. Fr. Ramón Arenas de San Agustín.
Prior de Honda, el P. Fr. Pedro Castañeda del Carmen, Lector.
Secretario, el P. Fr. Pedro Achuri de Cristo.
Maestro de novicios, el P. Fr. Francisco Quevedo de los Dolores, Lector.
Procurador, el P. Fr. Custodio Guevara de San Antonio.
El Definitorio pleno «intra Capitulum» tomó las determinaciones siguientes: Señalóse el
Colegio de Santa Fe de Bogotá para la celebración
232
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
del Capítulo Provincial siguiente, convocándose de una vez ya a dicho Capítulo a todos los
que por ley deben concurrir a él; nombróse capellán de las Cuarenta Horas al P. Ex-Provincial
Fr. Clemente de San Francisco Javier, no obstante la súplica que había hecho al Capítulo de
que le eximieran de esta capellanía, «para que no decaiga este santo ejercicio, sino que se extienda más y más el culto y reverencia al Amo Sacramentado»; ante la representación hecha
por varios Padres de que se les dispensase de algunas misas conultando con el cuadrante de la
Orden, se resolvió que, para evitar gravísimos perjuicios a los conventos, y en vista de que no
había ordenaciones sacerdotales a la vista y de que había número fijo de capellanías, no pudiéndose señalar el número de otras misas fijas, se estuviere a lo que a este respecto se mandó
en el Capítulo Intermedio del 12 de septiembre de 1810; se mandó al Prior de Cartagena y a
sus Depositarios, lo mismo que al Rector de Santa Fe y los suyos, que se recogiese y quemase
cualquier instrumento o papel que hubiera contra el honor del P. Lector Jubilado, Regente y
Definidor, estando en posesión de su honor, religiosidad y buena conducta que siempre había
tenido, y que para su cumplimiento se dé noticia de esta disposición al Prior de Cartagena3; se
mandó que el Prior nuevo de Cartagena haga presente tanto a su antecesor como a sus conventuales que debieron cumplir con lo ordenado y dispuesto en orden al P. Visitador, obedeciendo la patente de Visitador que se mandó al P. Fr. Diego Palacios, y que se aprueba la conducta de éste en orden a no dar lugar a inquietudes intra claustra y fuera de ellos; asimismo se
mandó que no se diese a ningún religioso de esta Provincia patente de predicador o de confesor sin que primero se hubiesen concluido los seis años de estudios mayores, es decir, tres de
Filosofía y tres de Teología; igualmente determinó que, dando las gracias al Prior de Honda,
Fr. Pedro del Carmen, reelegido en el presente Capítulo, por su exactitud en la fundación o
reparación del Hospicio de Honda, se acceda a su justa solicitud de que pudiera invertir en los
gastos de la obra los trescientos pesos que un bienhechor había dado para misas de una memoria pía, y que prosiga la obra; y se ordenó al P. Ex-Provincial Fr. Miguel Blanco de San
Eugenio que de las colectas de la iglesia de Panamá tomase lo que fuere necesario y lo cediera
para que en el mismo Panamá se aplicaran las trescientas misas que el P. Prior de Honda
había tomado a su cargo para seguir con su obra.
3
Según un documento del Archivo Nacional de Bogotá de 1810 el P. Fr. Valentin Quevedo, habiendo ido de
Visitador al Convento de la Popa destituyó del Priorato al P. Fr. Francisco Javier Bello de la Sma. Trinidad,
mandándole que en el término de 15 días partiera para Santa Fe. El P. Prior, acogiéndose a reales disposiciones, acude al Tribunal civil, el cual acepta apoyándose en una Real Cédula. El P. Visitador se niega a reconocer la inteligencia del Tribunal civil en este asunto, insistiendo en que el P. Prior puede defenderse ante el Provincial y su Difinitorio quo es el Tribunal competente. Mientras tanto el P. Prior se trasladó a vivir
al Convento de Sto. Domingo de la misma ciudad de Cartagena. El Tribunal remitió toda la documentación
al Virrey y finalmente el Secretario del Tribunal Supremo entregó lo actuado al P. Provincial Fr. Miguel
Blanco de San Eugenio.
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1812-1810
233
En relación con esta última determinación, que habla del Hospicio de Honda, vamos a
hacer un poco de historia.
Con fecha 26 de agosto, y firmado en Santafé de Bogotá, expidió el Virrey su autorización, en la que decía:
«Acordé librar el presente teniéndose en consideración por el mérito que resulta
de los Documentos presentados, la necesidad que hay de la reedificación del citado
Convento Hospicio de Nuestra Señora de la Popa, por el bien y utilidad que se tiene de
su existencia a los fieles en la administración de los Santos Sacramentos por los religiosos, asistencia por éstos a los enfermos, y predicación del Santo Evangelio, con los
demás actos de virtud. Por tanto, y atendidas las circunstancias que sobre el punto se
versan, he venido en conceder el permiso solicitado para la reedificación de dicho
Hospicio de Agustinos Descalzos en la Villa de Honda en los propios términos que
existían antes de la ruina. Y a efecto de que se realice, las Justicias respectivas harán
que se franqueen los auxilios que se les pidan por el encargado de la obra hasta que
quede efectuada».
El día 3 de septiembre, el P. Fr. Pedro José Castañeda, «de la Orden Recoleta de N. P. S.
Agustín de esta Provincia de la Candelaria de Tierra Firme, Lector de Sagrada Teología y
Reedificador del Convento Hospicio de Nuestra Señora de la Popa, extramuros de esta Villa»,
como él mismo se titula, presentó el documento de autorización del Virrey al Ayuntamiento
de Honda4.
El nuevo Prior Provincial, P. Fr. Antonio de los Dolores, era natural de Leiva, donde vino
al mundo el año 1745, siendo sus padres Javier Avila y Margarita Alvarado. Vistió el hábito
recoleto en el Convento del Desierto, en el que el 1 de febrero de 1762 hizo su profesión religiosa.
Cursó sus estudios con brillantez, y habiendo luego obtenido el grado de Lector, dedicóse
a la enseñanza. El 16 de enero de 1784 le concedía el P. Vicario General el título de Lector
Jubilado, «dispensándole un año, como recompensa por haber asistido por algunos años a los
teatros públicos fuera de la Religión, para argüir y replicar en ellos»5.
Los Capítulos Provinciales le dieron los cargos siguientes: en el de 1776, el de Vicerrector de Bogotá; en el de 1780, Bibliotecario de Tunja; Prior de la Popa, en el de 1788, y de
Honda, en el de 1792; Vicario Prior de la Popa, en el Intermedio de 1798; y habiendo renunciado a este cargo, el 18 de abril de 1800 era nombrado en Capítulo privado Vicario Prior del
Desierto; pero al llegar el Capítulo Provincial de septiembre de este mismo año fue elegido
primer Definidor, y en el Intermedio de 1802, Prefecto de estudios, y, finalmente, en el Capítulo de 1804, Prior del Desierto. Además de Lector Jubilado, era Calificador del Santo Oficio.
Fue varón de temple e inteligencia, como lo demostró especialmente en los difíciles tiempos
en que como Provincial tuvo que gobernar la Provincia.
4
5
AC, t. CXXIII, ff. 146, 139.
AG, Registro, f. 168 v.
234
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
En la villa de San Bartolomé de Honda, al margen del río Magdalena, tenía la Provincia
de la Candelaria un Hospicio con su iglesia, que servía de escala y alojamiento a los religiosos
que de Bogotá bajaban a los conventos de la costa y a los que de éstos subían a los de tierra
adentro. El día 16 de junio de 1805 padeció la citada villa un horrendo terremoto, que arruinó
el Hospicio e iglesia de los agustinos recoletos. Un religioso de obediencia quedó sepultado y
muerto entre los escombros; cuatro jóvenes coristas que bajaban a Cartagena a recibir las órdenes sagradas fueron oprimidos por un techo que se derrumbó, aunque se salvaron sus vidas.
Era Prior de Honda el Padre Fr. Francisco Puente de Santa Bárbara, quien recibió la orden de
abandonar todo aquello (pues con el terremoto, la miseria de las gentes había tocado los últimos límites) y de entregar las alhajas, imágenes principales y todo lo demás al señor Procurador General, como a persona segura, en carácter devolutivo. El señor cura párroco hizo una
manifestación entusiasta de los beneficios recibidos de la comunidad, suplicando a la vez que
permaneciera allí el Hospicio6.
En febrero de 1806, el P. Fr. Manuel de la Concepción, nombrado Prior de Honda, pedía
al Virrey don Antonio Amar y Borbón que le auxiliase para reedificar el Hospicio y recoger
las alhajas, contestando a ello favorablemente el Virrey; pero ignoramos lo que en realidad
entonces se pudo hacer. Sabemos que en agosto del año 1808, el Padre Fray Francisco León,
Procurador del Convento de Bogotá, elevó al mismo Virrey una petición para reedificar el
Hospicio, en la que se expresaba de este modo:
«Habiendo arruinado el terremoto que experimentó pocos años ha en la Villa de
Honda el Hospicio que tenía esta Provincia bajo el título de Nuestra Señora de la Popa, y sepultados todos los documentos comprensivos de las licencias preliminares de
la fundación, ha resuelto mi parte pedir nuevamente la de Vuexcelencia para proceder
a reedificar aquel convento, cuyo establecimiento se consideró útil en la visita que
hizo el Reverendo Padre Fray Francisco de la Consolación el año de mil setecientos
setenta y siete, mandada guardar por Real Cédula fecha en Aranjuez a veinte y tres de
febrero de mil ochocientos tres; la que con dicha visita podía Vuexcelencia mandar a
la Vista previniendo a que la Escribanía la agregue al expediente si fuere de su Superior agrado. Y aunque la dilatada posesión en que ha estado mi parte de mantener el
referido Hospicio parece que le dispensaba de pedir e impetrar nuevo permiso de la
Superioridad para reedificarlo, lo solicita tanto para dar a Vuexcelencia una señal de
respeto, como para que siempre tenga este apoyo la fundación, cuyas ventajas se califican con la información que en fojas útiles reverentemente acompaño».
Informada favorablemente la anterior petición por el señor Fiscal,
6
P. AYAPE, Fundaciones y Noticias, 184, 185.
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1812-1810
235
ARTÍCULO SEGUNDO
Acuerdos del Definitorio. –Los PP. Lectores de Bogotá obtienen del P. Provincial
autorización para conseguir algunos grados en la Universidad. –Celébrase
el Capítulo Intermedio. –Acuerdos del Definitorio. –Referencia a
lo sucedido en el Convento de la Popa y en las Misiones
de los Llanos de Casanare
En sesión del Definitorio celebrada el 21 de septiembre de 1812 propuso el P. Provincial
«que las circunstancias del tiempo y multitud de asuntos impedían en mucha parte ocurrir
como deseaba a la pronta expedición y despacho para las Misiones del Río Meta y partido de
Cuiloto en la Provincia de los Llanos de Casanare; que en esta consideración daríamos comisión, si les parecía, a nuestro Venerable Padre Fr. Clemente de San Javier en cuanto a sus
asuntos con el de la fundación del Convento de Morcote o a donde mejor convenga para el
adelantamiento de ellas y alivio de los PP. Misioneros; concediéndose esto sin perjuicio de la
Vicaría Provincial que en aquellos parajes de los Llanos hubiese proveído o proveyesen en
adelante»7. Así se acordó.
Y en Capítulo privado del 14 de noviembre del mismo año se admitió la renuncia presentada por enfermedad por el nuevo Prior del Desierto de la Candelaria, eligiéndose en su lugar
al P. Fr. Manuel Páramo de San Juan Nepomuceno8.
El 12 de julio de 1813, los cuatro Padres Lectores del Colegio de Bogotá presentaron al
P. Provincial un escrito, en el que, con el mayor respeto, decían lo siguiente: «Que siendo una
de las principales bases sobre que se apoya el edificio político de nuestra Provincia la promisión y adelantamiento en el estudio de la Sagrada Teología y Sagrados Cánones, como es
constante, pues cultivando estas Facultades se forman religiosos sabios y capaces para desempeñar con honor los empleos a que los destine la Obediencia; ilustrándose recíprocamente
y siendo útiles a la Iglesia, a la Religión y a la Patria, parece que es peculiar y privativo de la
pastoral solicitud de V. E. sostener por los medios que le sugiera su pastoral cuidado la cultura de las letras, premiando a los que se dedican a este nunca bien compensado trabajo con los
honores que ellas mismas proporcionan. En esta virtud ocurrirnos donde V. R., suplicándole
se digne concedernos la correspondiente licencia para pasar donde el Rector de la Universidad
de esta Capital a que se nos confieran los grados de Bachiller en Filosofía y Bachiller y Licenciado en Teología, pues es conforme a la Real Cédula por que se nos concedió la erección
de este Colegio y se halla en el Legajo primero, número 6, del Archivo de esta Provincia, en
la cual se nos conceden todos los privilegios de que gozan todos los Colegios de Indias, y
siendo uno de ellos el que sus individuos, concluidos sus estudios, puedan obtener el grado de
Doctores en la Facultad que han estudiado, parece ser conforme a razón de
7
8
AC, Lib. 2.º de la Provincia, f. 111.
AC, l. c., f. 113.
236
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
que nosotros gocemos también de este Real Privilegio. Mas si nuestro V. P. Vicario General
en algún tiempo anulare la dicha gracia, estamos prontos a sujetarnos en todo al dictamen de
S. R.; pero mientras no se nos manifieste disposición en contrario, pedimos a V. R. acceda a
nuestra solicitud, que parece ser de justicia». Luego pedían que dicha concesión se extendiera
a todos los que hubieran concluido la carrera de estudios que se cursaban en aquel Colegio.
Con fecha 28 del mismo mes, ante «razones muy justas y legales», dio el P. Provincial la licencia solicitada «tanto a los PP. Lectores jubilados como a los actuales y también venideros»9.
El 12 de septiembre de 1814 celebróse el Capítulo Intermedio Provincial con asistencia
de los PP. Fr. Antonio de los Dolores, Provincial; Fr. Clemente de San Javier, Ex-Provincial;
Fr. Javier de la Santísima Trinidad, Fr. Luis de Santa Teresa y Fr. Segundo de los Dolores,
Definidores; Fr. Pedro de Cristo y Fr. José de San Antonio, Aditos.
Se hicieron las siguientes elecciones: Vicario Prior del Desierto de la Candelaria, el P. Fr.
Manuel Páramo de San Juan Nepomuceno, L. J.; Maestro de novicios, el P. Fr. Agustín Villate de San Francisco, y Vicerrector de Bogotá, el P. Fr. Joaquín Araque de San José.
Le fue admitida la renuncia de Regente de Estudios al P. Fr. Javier Bello de la Santísima
Trinidad, dejando a la prudencia del Padre Provincial la elección del nuevo Regente. No se
aceptaron las peticiones hechas para lograr patente de Ex-Provinciales por los Padres Fr. José
María Pineda de los Dolores y Fr. Javier Bello, por no considerarse los PP. Capitulares con
autoridad para ello en cosa que obligaría a toda la Provincia, pero les dieron autorización para
que pudieran acudir con su demanda donde, cuando y como conviniere. Y, finalmente, negaron la solicitud presentada por el citado Padre Bello para que se le eximiese de la obligación
de misas del cuadrante de la Orden, en atención a las muchas obligaciones de misas que tenía
la comunidad y escasez de religiosos sacerdotes10.
En sesión del 20 de enero de 1815, el Definitorio aceptó la renuncia hecha por el P. Fr.
Manuel Ahumada de Santa Rita del Priorato del Convento del Topo de Tunja, siendo elegido
Vicario Prior del mismo el P. L. Fr. Francisco Quevedo de los Dolores.
En otra sesión, celebrada el 7 de agosto del mismo año, leyóse una comunicación del P.
Prior de la Candelaria, Fr. Manuel Páramo, informando que, por amenazar ruina el campanario de aquel Convento, se había visto obligado a gastar algunos reales, pero como hiciera falta
más dinero para terminar la reparación, pedía permiso al Definitorio para gastar «un principal» que existía en el depósito de aquel Convento; informaba también el citado P. Prior que el
administrador de la hacienda, P. Fr. Francisco León, se había negado últimamente a facilitar a
la comunidad lo necesario para el sustento y que, además, dicho Padre obraba independientemente del Padre Prior de la Candelaria en todo lo referente a la administración de la citada
hacienda, lo cual nunca había tenido lugar, pues siempre
9
AC, t. CXXXVIII, pp. 29-30.
AC, Lib. 2º de la Provincia, f. 114. No figura en el tomo IX de las Crónicas.
10
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1812-1810
237
se tenía establecido que el principal administrador de aquélla era el referido Prior. Y, finalmente, el mismo Pr. Prior Fr. Manuel Páramo presentaba la renuncia de su cargo. El Definitorio resolvió lo siguiente: Que de ninguna manera puede el P. Prior gastar «el principal» de
referencia; que para subvenir a la reparación del campanario, venda el P. Prior alguna alhaja
que haga manos falta, o mande se vendan reses o muletos de la hacienda; que, en cuanto a la
administración de ésta, el principal administrador es en realidad el Prior del Convento, al cual
debe someterse por ertero el P. Fray Francisco León, quien debe suministrar todo lo necesario
a la vida de la comunidad. Por último, todos los Definidores estuvieron conformes en no admitir la renuncia del P. Prior11.
El 6 de agosto de 1816, el Definitorio tomó medidas para que el próximo Capítulo Provincial se celebrase sin disturbios; y a este fin, ordenó que se cumpliera lo establecido en el
número 2, capítulo 10, de la tercera parte de nuestras Constituciones, en el que se dispone
que, a excepción de los PP. Capitulares, «nullus ad Capitulum Provinciale venire praesumat,
absque licentia Venerabilis Provincialis, in scriptis habita». Con este mismo objeto, se prohíbe al P Fr. Francisco León de la Concepción se presente en la ciudad de Santa Fe de Bogotá
con pretexto de predicar el sermón de regla y se le manda no vaya a la citada ciudad hasta que
no pase el Capítulo, pues el dicho sermón lo predicará el P. Fr. Segundo de los Dolores por
encargo del P. Provincial12.
En sesión del 20 del mismo mes, el Definitorio niega autoridad competente al Provisor y
Gobernador del Arzobispado de Santa Fe, Doctor D. Antonio León, para recibir la demanda
que a su Supremo Tribunal había presentado el religioso P. Fr. Francisco León de la Concepción, y por lo mismo no acepta el Definitorio la providencia y decreto emanados del dicho
Gobernador del Arzobispado, basados en un supuesto decreto de S. S. Pío VII que dice el
Definitorio no haber conocido nunca, y menos estando vigentes las normas dadas por S. S.
Clemente VIII insertas en las Constituciones de la Congregación, por las cuales se prohíbe
todo recurso a los Tribunales judiciales fuera de nuestra Religión. En cuanto al religioso P. Fr.
Vicente Heredia, se informa al citado Provisor que ya está absuelto por el Vicario General del
Ejército, luego de una penosa reclusión13.
11
AC, l. c., f. 116.
AC, l. c., f. 116.
13
Sobre este religioso, para inteligencia del texto, copiamos lo siguente de Misiones Candelarias del P. Fr. Marcelino Ganuza, 2, 221. El P. Fr. Vicente Heredia santafereño, según refiere él mismo; «después de dilatados años de servicio activo en defensa de la independencia y libertad en la clase de predicador patriótico y
capellán de tropas de la república nombrado por el Congreso de aquella época; después de haber arruinado mi salud en las bóvedas de Portocabello, la Guaira, y castillos de San Sebastián y Santa Catalina en
España por el espacio de tres años», se fugó de Sevilla a París y de París a Londres, donde se incorporó en
la expedición del general Macgregor y, nombrado capellán por el diputado de la Nueva Granada don José
María del Real, dirigióse a Riohacha y Portovelo, en que, sorprendidos una noche por los españoles, solamente se pudieron salvar el general de la guarnición y el Padre Heredia, habiendo sido asesinados dentro de
palacio el gobernador don Elias López, el doctor Vargas, señor Vesga con otros oficiales; y, por fin, se internó en los Llanos, guardando y acompañando a varios jefes y oficiales patriotas, como el coronel don José
María Vargas, señores Azuero y Venegas, conduciéndolos hasta la ciudad de Pore en asocio del benemérito
general José María Mantilla.
12
238
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Y, finalmente, respecto a lo actuado en Visita por el P. Prior de la Candelaria, todo ello es
incumbencia privada del Definitorio, y no de Su Señoría. Por todo lo cual, el recurso a dicho
Tribunal es un atentado temerario contra los legítimos derechos de nuestra Religión. Y en su
virtud, el Definitorio pide al Sr. Provisor copia del original del expediente para el archivo y
manos del P. Provincial y su Definitorio, a quien corresponde, pues así conviene en justicia14.
Finalmente, en sesión del 9 de septiembre del citado año 1816, unos días antes de la celebración del Capítulo Provincial, se propuso al Definitorio por el P. Provincial Fr. Antonio de
los Dolores el importante asunto de la presidencia del Capítulo, pues con motivo del celebrado en 1812, se dividió el parecer del Definitorio de entonces, creyendo los más, cuatro de los
asistentes, que debía seguirse la tradición establecida de ser Presidente el Provincial absoluto
inmediatamente anterior, en contra de la opinión de tres Definidores, quienes, basados en las
Constituciones, fijaron su punto de vista en que debía ser Presidente el primer Definidor, cosa
ésta que se llevó a cabo en dicho Capítulo, no obstante la costumbre en contrario y lo establecido por la mayoría del Definitorio. Ahora, ante la nueva propuesta del P. Provincial, todos
respondieron unánimemente que se siguiese la costumbre legítimamente introducida y confirmada por más de setenta años, con las aprobaciones de nuestros Vicarios Generales15.
Mucho fue lo que sufrieron nuestros religiosos y sus conventos en aquellos años de luchas. Sobre el Convento de la Popa de la ciudad de Cartagena existe una relación que ya figura en el capítulo XVIII del tomo IX de estas Crónicas.
Durante este cuatrienio continuaron también las calamidades en las Misiones de los Llanos de Casanare, como puede verse en el capítulo XXXIII del mismo tomo IX citado. Según
se refiere allí, con fecha 17 de julio del año 1816, el general Morillo dirigió un oficio al Prior
del Convento de la Candelaria pidiendo que nuevamente se enviaran los religiosos necesarios
para poner en marcha aquellas misiones, contestándole el mismo día el P. Provincial Fr. Antonio de los Dolores, quien, entre otras cosas, le decía que inmediatamente enviaría a ellas al
P. Fr. Pedro Cuervo de la Santísima Trinidad, quien, como Presidente o Superior, había permanecido unos veinte años en dichas misiones. Y efectivamente, en sesión del 1 de agosto del
citado año 1816 propuso el P. Provincial dicho al Definitorio que era preciso nombrar un Vicario Provincial y Prefecto de los Llanos para que reparase los gravísimos daños y fuese arreglando las misiones, pareciéndole el más indicado para el efecto el citado P. Cuervo. Y así se
hizo16.
14
AC, Lib. 2.º de la Provincia, f. 117.
AC, l. c., f, 117.
16
AC, l. c., f, 116.
15
CAPÍTULO X
SEGUNDO SEXENIO DEL P. VICARIO GENERAL FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
ARTÍCULO PRIMERO
El Vicario General P. Fr. Joaquín de San Rafael es confirmado por el Sr. Nuncio.
–Dsposición de éste sombre los próximos CapítuIos de las tres Provincias.
–Órdenes sobre la vuelta de los religiosos a los conventos. –Y
sobre percepción de rentas y presentación de cuentas
El primer sexenio del P. Vicario General Fr. Joaquín Vidal de San Rafael finalizaba en
mayo de 1814. Fue precisamente el 20 de este mismo mes cuando, como ya se ha dicho varias
veces, Fernando VII decretó la devolución de los conventos a los religiosos sus dueños. Pero,
como es natural, ni remotamente podía pensarse en la celebración del Capítulo General. El
mismo P. Fr. Joaquín de San Rafael escribía desde Madrid al P. Provincial de Filipinas el 17
de mayo del citado año: «El Emmo. Sr. Cardenal Escala me habilitó, con todos lo demás empleados por los Capítulos, hasta que se pudiesen celebrar éstos cómodamente y con arreglo a
nuestras Constituciones, y que si no salen muchas disposiciones en orden a Capítulos, tenemos empleos para algunos años, según el estado en que se hallan los conventos»1.
Siguió, pues, gobernando la Recolección el mismo Vicario Genera!, de conformidad con
lo dispuesto el año 1811 por el Cardenal Escala, Arzobispo de Toledo y Visitador Apostólico,
según pudimos ver en el documento insertado en el artículo tercero del primer capítulo del
presente volumen de Crónicas.
Pero en este mismo año 1814, con fecha 10 del mes de diciembre, era nuevamente confirmado en el cargo de Vicario General por el señor Nuncio de S. S. don Pedro Gravina, Arzobispo de Nicea, como consta del documento siguiente:
«Tratando en uso de mis facultades Apostólicas, con anuencia y consentimiento
de Su Majestad y teniendo presentes las
1
AM, carp. 4, leg. 2, 5.
240
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
instrucciones de N. Ssmo. P. Pío VII del arreglo y gobierno de las Religiones existentes en estos Reinos, Américas e Islas adyacentes, y sabiendo que V. Rma. se halla actualmente Vicario General de la Orden de PP. Agustinos Recoletos por ahora interinamente y hasta tanto que otra cosa determine, confirmo a V. Rma. con la misma facultad Apostólica en dicho Vicariato General, para evitar de esta suerte toda duda de
legitimidad, mandando a todos los religiosos y religiosas de dicha Orden le obedezcan
y guarden todos los fueros, honores y preeminencias que correspondan al Vicario General y que han tenido y gozado todos los Vicarios Generales que hasta ahora han sido. Como esta confirmación es provisional e interina, para proceder en este punto y en
todo lo demás que convenga al bien y utilidad de esa Sagrada Religión, se servirá V.
Rma. informarme con la posible brevedad qué año fue nombrado Vicario General, si
ha cumplido el tiempo para que fue elegido, en virtud de qué facultades continúa y lo
que en esta materia dispongan las Constituciones de la Orden o las Bulas Apostólicas
expedidas sobre este punto. Igualmente se servirá V. Rma. ponerme nota de los Definidores Generales, de los Provinciales, Definidores y de los demás religiosos más
condecorados de acreditada ciencia y virtud que haya en cada Provincia. Ultimamente
con igual brevedad me expondrá V. Rrna. lo que estime necesario o conveniente al
bien y utilidad de su Religión, a fin de que en su vista pueda yo dar parte a Su Santidad y tomar las providencias que por ahora sean más necesarias y urgentes»2.
El P. Vicario General se dirigió el 13 de febrero del año siguiente al Sr. Nuncio haciéndole presente las circunstancias en que se encontraba la Provincia de Castilla por haber fallecido
en ella cinco Prelados, el Maestro de novicios y el Secretario de Provincia, advirtiéndole también que las Provincias de Aragón y Andalucía se hallaban en el mismo caso y con iguales
dificultades.
Con fecha 22 del mismo mes le oficiaba el señor Nuncio disponiendo:
«Que los vocales restantes concurrieran al Capítulo, de conformidad con las
Constituciones de la Orden, supliendo válidamente la falta de los demás vocales; que
si no hubiere número suficiente de religiosos condecorados con los requisitos necesarios para obtener las Prelaturas y para Maestro de novicios, se pudieran elegir, sólo por
esta vez, sujetos adornados de ciencia y virtud; y que las elecciones de Sacristán y Depositarios se hicieran con arreglo a las Constituciones, quedando a la discreción del
Vicario General y Prior Provincial el señalar para el Capítulo uno de los conventos
más habilitados y proporcionados para él. En cuanto a las otras dos Provincias, disponía que se entendiera con ellas esta misma resolución, dejando a cargo del P. Vicario
General el que se lo comunicase a las mismas
2
AG, carp. 1, leg. 4.
SEGUNDO SEXENIO DEL P. FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
241
para que cuanto antes se celebrase el Capítulo para el bien espiritual y temporal de la
Orden»3.
No solamente decretó el Rey la devolución de los conventos, como hemos recordado al
principio del presente capítulo, sino que manifestó también su deseo y voluntad de que cuanto
antes se reunieran las comunidades religiosas, restableciéndose en ellas la disciplina monástica, en común beneficio de la Religión y del Estado, lustre de las mismas Ordenes Regulares y
edificación de los fieles.
El Cardenal Arzobispo de Toledo Escala, «para que más cumplidamente se lograsen las
piadosísimas intenciones del Rey N. S.», cursó el 23 de junio de 1814 a los Vicarios Generales de todas las Ordenes Regulares de España una comunicación, en la que resolvía lo siguiente:
«Poniéndose V. de acuerdo con los Prelados de los conventos establecidos en los
términos de esa Vicaría General o de los Provinciales respectivos en caso necesario,
proceda a prevenir a los religiosos existentes en los pueblos comprendidos en la misma que en el momento en que se hallen reunidas las comunidades, se vistan su hábito
y se incorporen en ellas, significándoles que no serán tolerados fuera de su convento y
domicilios de su comunidad a menos que hagan constar que están autorizados de la licencia correspondiente de su Prelado y el motivo de su exclaustración, o que vestidos
ya de regulares, estén facultados para ello por órdenes de sus superiores expedidas
después del regreso de Su Majestad a estos sus reinos o que por V. u otra autoridad
competente se hallan empleados en algún ministerio eclesiástico, con autoridad y
anuencia de sus legítimos Prelados».
Y terminaba diciendo que si, lo que no era de presumir, algún religioso no cumplía lo ordenado, se llegase a la suspensión de sus licencias. Con fecha 5 de julio, el P. Vicario General
comunicaba el anterior documento a los PP. Provinciales, mandando se observase en todas
sus partes4.
La disposición a la que acabamos de hacer referencia debió encontrar resistencia en bastantes religiosos de las diversas Ordenes, acostumbrados, sin duda, a la libertad de aquellos
años de tanto trastorno. «La exclaustración mandada y ejecutada por los enemigos había dado
margen a que en algunos religiosos se enervara su espíritu», según se expresaba nuestro mismo P. Vicario General5. Y una de sus consecuencias muy lamentables —pero que, amigos de
la verdad, nosotros no podemos silenciar— fue esta resistencia de algunos a volver a sus conventos, dando con ello lugar a que se repitieran las órdenes sobre este punto.
El 29 de noviembre del mismo año 1814, el Supremo Consejo de
3
AG, l. c.
AM, carp. 89, leg. 2, 1.
5
AM, carp. 4, leg. 2, 5.
4
242
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Castilla ordenaba a los Prelados Regulares que, conforme a las piadosas intenciones de S. M.
y a la circular ya citada del Cardenal Escala, hiciesen retirar inmediatamente a sus respectivos
conventos a todos los religiosos exclaustrados que dependiesen de su jurisdicción. Mas
habiendo acudido a Su Majestad varios de los que aún permanecían fuera de sus conventos
solicitando se les permitiera vivir fuera del claustro, se dio el 22 de diciembre una Real Orden
por la que se mandaba que el Consejo tomase las providencias convenientes para la ejecución
de lo resuelto por Su Majestad en este asunto, previniendo a los Prelados y Vicarios Generales de las Ordenes Regulares que hicieran retirar a clausura a sus respectivos súbditos, y a la
Justicia, que celase su cumplimiento6.
Pasó algo más de un año, y el 9 de marzo de 1816 se daba nueva Real Orden, en la que se
decía que el Consejo había acordado se previniera a los Prelados Generales de todas las Ordenes Religiosas que sin demora se le enviasen listas de los religiosos que de cada Orden respectiva existieran fuera de los conventos, en contravención de las resoluciones dadas, disponiendo que se retirasen inmediatamente, sea cual fuere la causa de no haberlo antes verificado, sobre lo que se les hacía el más estrecho encargo. Nuestro P. Vicario General Fray Joaquín de San Rafael cursó esta Real Orden a los Provinciales con fecha 1 de abril, urgiéndoles
el cumplimiento de lo que se mandaba7.
De las contestaciones de los tres Provinciales al P. Vicario General sobre este asunto, solamente hemos encontrado la del P. Fray Juan de San Ramón, Provincial de Aragón, el cual,
con fecha 30 de abril, desde Zaragoza, le informaba de esa manera:
«Que en el Convento de Barcelona no hay religioso fuera del casco de la ciudad
sino el P. Fr. José de la Virgen del Carmen, que se halla de Penitenciario en el monasterio de monjes de San Pablo en San Cugat con licencia mía y que a petición de los
mismos monjes y anuencia de su Prelado inmediato se la di in scriptis; y el Hno. Fr.
Juan Hernández de San Nicolás de Tolentino, que se halla sirviendo al Rey de sargento de brigada en el Regimiento de Cardona, quien, habiendo exigido y obtenido las
certificaciones correspondientes para hacer ver a su coronel que es corista profeso
agustino descalzo, a fin de volverse al claustro, como licenciaba a los demás regulares
que servían a S. M., dijo que se le respondió que no iban comprendidos en la gracia
del Rey para volver a la Religión los de su graduación, y así quedó el asunto de dicho
religioso. En el de la villa de Guisona, del mismo Principado de Cataluña, no existe religioso alguno fuera del convento en contravención de las reales resoluciones. En el
Convento de Valencia no hay algún religioso que se haya opuesto a las soberanas resoluciones de regresar al claustro; y la misma fortuna tiene el Colegio de Caudiel, del
mismo reino; en el Convento de Calatayud no hay
6
7
AG, Registro, f. 220 v.; y AHN. CCR, t. 34, n. 2305.
AM, carp. 82, leg. 3, 13.
SEGUNDO SEXENIO DEL P. FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
243
religioso alguno fuera del convento sin licencia de su Prelado conventual; lo mismo
sucede en el Colegio de Huesca, porque, después de reunidos todos, si alguno ha salido a residir fuera, ha sido con destino de S. S. Ilma. y licencia de su Prelado inmediato; en el Convento de Zuera no hay más religioso fuera del claustro sin licencia expresa de sus Superiores que el Padre Fr. Romualdo Casanova de San Vicente Ferrer, cuya
primera salida fue por nombramiento de capellán de los Hospitales del distrito de Cataluña en el principio del año 1796 por el Ilustre Sr. D. Miguel Oliván, y posteriormente nombrado capellán de Regimiento en propiedad, según dice, por S. M., hallándose en la actualidad en el Batallón Primero de Voluntarios de Aragón, residente en
esta ciudad, y, por tanto, a fin de llevar a debido efecto dicha Real Orden del Superior
Consejo, con fecha 17 del presente, oficio que el nominado P. Capellán era sacerdote
profeso de los descalzos de N. P. S. Agustín al M. I. Señor Vicario General Castrense
para que provea lo que más convenga. En el Convento y Colegio de esta ciudad, en el
de Borja, en el de Alagón y en el de Benavarre, en dichos Conventos y en toda la Provincia, los religiosos que existen fuera del claustro están autorizados con las competentes licencias de los Ordinarios donde ejercen la cura de almas, y la de sus Superiores regulares; pero, a pesar de estos conocimientos, si por alguna justa causa esta orden fuera extensiva aún a éstos, espero me lo avise V. R., para hacerlos avisar inmediatamente»8.
Con fecha 18 de julio de 1814, Su Majestad el Rey, ante algunas exposiciones hechas sobre si el cobro de los atrasos de bienes de los conventos y las cantidades que debían los que
habían comprado las fincas en tiempo del Gobierno intruso habían de quedar a cargo de las
comunidades respectivas o al del Comisionado del Crédito Público, y asimismo si, en virtud
del Real Decreto sobre devolución de los conventos a los regulares, deberían percibir éstos las
rentas vencidas y no cobradas, declaró que los religiosos debían percibir sus fincas y efectos
de manos de las autoridades respectivas en el modo y orden prevenido; que las rentas totalmente devengadas en el tiempo en que la administración corrió a cargo de la Junta de Crédito,
pertenecían a ella y las no totalmente devengadas a prorrata entre la Junta y las comunidades,
y que las rentas vencidas antes de la nueva posesión de las comunidades no pertenecían a éstas, sino al ramo que cuidaba de su administración, y si los años no estaban vencidos, les pertenecía a prorrata del tiempo9.
Y con fecha 3 de agosto del mismo año se comunicó a los Vicarios Generales un Real
Decreto disponiendo que los Prelados e individuos de las Ordenes Regulares, a cuyo cargo
había estado la administración de los bienes de sus comunidades en los seis años últimos, presentasen las cuentas correspondientes a ellos a las mismas comunidades, y que puestos por
éstas los reparos que se les ofreciere,
8
9
AM, carp. 90, leg. 2, 4.
AHN, CCR, t. 33, n. 2225.
244
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
las presentasen al Tribunal de la Contaduría mayor de cuentas para su toma y fundamento en
la forma acostumbrada10.
ARTÍCULO SEGUNDO
Contribución de los conventos al Estado por una sola vez, con la décima parte
del producto anual de sus bienes y rentas. –Se establecen en los conventos
escuelas caritativas por orden del Rey
El día 4 de julio de 1815, el secretario de Estado y del Despacho Universal de Gracia y
Justica dirigió un oficio a N. P. Vicario General, en el que le manifestaba los deseos que Su
Majestad el Rey tenía de que todos los conventos y monasterios de la Península e Islas adyacentes contribuyeran «por una vez con la décima parte del producto anual de sus actuales bienes y rentas» para las urgencias del Estado, reservando lo necesario para el culto divino. Al
remitir dicho documento a los PP. Provinciales, N. P. Vicario General les exhortaba y mandaba a todos los Priores que «con la mayor brevedad y equidad posible cumplieran los deseos
tan justos de S. M., manifestando en esto nuestra gratitud y reconocimiento a un Soberano tan
benéfico y que nos ha reintegrado a nuestros bienes y pertenencias, y a quien por tantos títulos
debemos estar agradecidos». Y del Padre Vicario Provincial de Andalucía, Fr. Francisco Irala
de San Antonio, sabemos que, al trasladar la copia del anterior oficio a cada uno de los Superiores locales, les decía: «Mando y exhorto a V. R. que tome consulta inmediatamente al recibo de esta mía y vean, examinen y calculen puntual y justamente el producto de los caudales,
bienes y rentas que posee ese convento y pongan cuanto antes, por una sola vez o por este año
solamente, en la tesorería de la provincia la décima parte del producto de los dichos bienes y
rentas; pues es una cosa justísima cooperar cuanto está de nuestra parte y con nuestros bienes
—aunque no comamos en un mes más que pan y agua, ajos y cebollas— al exterminio total
del tirano de la Europa, el indigno Napoleón, que, aunque abatido y destrozado por Wellington y Blucher entre Namur y Bruselas, aún existe, por más que digan que no, para castigo del
género humano; V. R. sabe lo que hemos padecido por su causa y que fuimos despojados de
nuestros bienes y arrojados de nuestros conventos. Contribuyamos, pues, con gusto y por una
vez con la décima del producto anual de todos los bienes y rentas que con tan gran bondad
nos ha restituido S. M.»11.
Según nota del P. Vicario General hecha el 15 de marzo de 1816, la cantidad total entregada fue de veinte mil doscientos doce reales vellón. Y esto, añadimos nosotros, a pesar de las
grandes necesidades y escaseces de nuestros conventos; de éstos, los únicos que no pudieron
contribuir fueron el de Talavera de la Reina y el de Santa Cruz de la Sierra: el primero, porque no había recibido ni recibiría renta alguna hasta el año 1817, manteniéndose sólo con el
estipendio de la
10
11
AM, carp. 89, leg. 2, 4.
AG, carp. Andalucía D.
SEGUNDO SEXENIO DEL P. FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
245
misa, y el segundo, porque sus bienes no rendían ni aun lo preciso para un escaso mantenimiento y decoro del culto12.
El 12 de diciembre de 1815 circulaba N. P. Vicario General un Real Decreto del 19 del
mes anterior, en el que se decía:
«La formación de Escuelas caritativas de primera educación para instruir en la
doctrina cristiana, en las buenas costumbres y en las primeras letras a los hijos de los
pobres hasta la edad de diez o doce años, procurándoles el alimento y vestuario correspondiente a su pobreza, es el medio más adecuado para evitar que desde los principios se aficionen los niños a la vida ociosa y vagabunda y para que, por el contrario,
se incorporen en la clase de súbditos trabajadores y útiles al Estado. Las actuales apuradas circunstancias de mi Real Erario no permiten que se destinen para la dotación de
estas Escuelas tantas cantidades cuantas para tan interesante objeto serían necesarias;
pero los conventos de todas las Ordenes Religiosas repartidos por mis reinos pueden
en gran parte suplir esta imposibilidad, y no dudo que lo harán en obsequio de sus
mismos Institutos que están cimentados sobre la base de la caridad, en justa correspondencia a las limosnas y bienes que han salido y salen de los pueblos donde están
fundados, en debida observancia de la obligación de propagar el conocimiento de la
Religión y la enmienda de las costumbres en gran manera relajadas por la pasada
irrupción francesa y en demostración de su gratitud a los bienes que con larga mano
les ha dispensado mi paternal y religioso desvelo. Manifestados mis deseos de aventajar la situación de la parte más desvalida de mis amados vasallos, me prometo del celo
de los Prelados Regulares que no quedarán frustradas mis esperanzas de que me ayuden a mejorar la suerte de mis pobres súbditos».
El secretario de Gracia y Justicia, al remitir el anterior decreto a N. P. Vicario General,
encarga a éste que cada trimestre le dé puntual aviso de cuanto vaya adelantado en su ejecución. Y el P. Vicario General, por su parte, al trasladar estas disposiciones a los Provinciales,
les copiaba también las frases siguientes de una carta que había recibido, firmada por el mismo Fernando VII. Le decía Su Majestad:
«Como padre de mis vasallos, no puedo desentenderme de la obligación de hacerlos virtuosos y prudentes, y en mis cuidados
12
La contribución para reunir los 20.212 rs. vellón fué de este modo: Prov. de Castilla: Madrid 2.500; Toledo
1.000; Valladolid 200; Salamanca 400; La Nava del Rey 200; Portillo 200; Alcalá 400; Valdefuentes 200;
Jarandilla 200; La Viciosa 300; Maqueda 1.000. Total 6.600; –Prov. de Aragón: Zaragoza, convto., 2.200;
Zaragoza, colegio, 400; Huesca 300; Benavarre 200; Guisona 200; Alagón 640; Zuera 480; Borja 1.880;
Calatayud 1.000; Valencia 300; Caudiel 1.000; Barcelona 1.500. Total 10.100. –Prov. de Andalucía: Sevilla 1.000; Granada 214; Santa Fe 324; Luque 600; Almagro 500; Toboso 150; Campillo 300. Total 3.088. –
Definitorio General 424. –Suma total 20.212 (AG, carp. Congregación).
246
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
paternales tienen un lugar preferente aquellos que por su pobreza están más necesitados de los desvelos del Gobierno... ¿En quiénes podré yo delegar esta parte de mis
cuidados con más confianza que en los religiosos que por sus reglas están con particulares vínculos empeñados en el servicio de tan sagrados objetos? Espero de vuestro celo que para el desempeño de la enseñanza de los jóvenes eligiréis varones devotos y
virtuosos que, superiores a la vanidad, no desdeñen como humilde esta ocupación, sino que la gradúen por su tendencia a la prosperidad pública, que es la que decide el
verdadero valor y honor de las cosas»13.
En los conventos, conforme lo permitían las circunstancias de los mismos, se fueron estableciendo estas Escuelas, dándose cuenta cada trimestre, según lo ordenado, de las fundaciones de las mismas, del modo siguiente14:
En el primer trimestre, diciembre de 1815, enero y febrero de 1816, se abrieron las Escuelas de los Conventos de Barcelona, Huesca y Sevilla.
En el segundo trimestre, marzo, abril y mayo de 1816: De la Provincia de Aragón, en el
Convento de Calatayud y en el de Zaragoza en la casa donde provisionalmente se hallaba la
comunidad del Convento destruido. De la Provincia de Castilla, la comunidad del Convento
de la villa de Portillo, no pudiendo establecerse en éste cómodamente la Escuela por hallarse a
media legua del pueblo, en el que, por otra parte, había ya una dotada para toda clase de niños, ofreció vestir a tres concurrentes a ésta de los más adelantados, según informe del maestro; en Nava del Rey, habiendo también escuela dotada, al intentar la comunidad establecer la
suya, manifestó el Ayuntamiento su deseo de que en su lugar se enseñase latinidad a los jóvenes, de cuya enseñanza carecían muchos que eran capaces, y la comunidad condescendió
habilitando lugar para ello15; en Jarandilla, deseando igualmente el pueblo la enseñanza de la
gramática latina por la misma causa, se estableció una cátedra en aquel Colegio. De la Provincia de Andalucía, en el Colegio de Almagro, se estableció la Escuela con solemnidad y
formalidades, de las que dio cuenta la Gaceta. En el libro de Consultas de esta casa figura un
acta de la sesión celebrada el 11 de febrero, en la cual dio cuenta el P. Rector Fr. Justo del
Espíritu Santo de que, como consecuencia del decreto sobre el establecimiento de estas Escuelas, había indicado al P. Vicario Provincial «los tres religiosos de la comunidad que parecían hallarse con más aptitud e inclinación a tal ejercicio y enseñanza, a saber: el P. Fr. Manuel Cano de San Ramón, el P. Vice-Rector
13
AG, carp. D. –AM, carp. 89, leg. 2, 7.
AM, carp. 4, leg. 2, 5 b.
15
Como resultara pequeña la casa que en 1799 había comprado el Ayuntamiento para escuelas e insuficiente una
sola de estas para la población, «en 1803 ábrese otra dirigida por el reverendo Prior del Convento de
Agustinos Recoletos, que también se ofrece a enseñar gramática latina, por todo lo cual recibe la subvención de seiscientos ducados que por algún tiempo le da el Ayuntamiento» (F. CARBONERO, Historia de la
Nava del Rey, 89).
14
SEGUNDO SEXENIO DEL P. FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
247
Fr. Lorenzo López de la Concepción y el P. Fr. José Marín de los Dolores, para que S. R.
hiciese el nombramiento de maestros en el que mejor pudiese desempeñarlo y les señalase las
competentes regalías y excepciones; a cuya propuesta el P. Vicario Provincial había respondido que delegaba todas sus facultades en la Consulta para el nombramiento de maestro como
para excepciones, interinamente hasta que el Capítulo próximo las fijase; por lo que era necesario que, usando los Padres de las enunciadas facultades, nombrasen determinadamente uno
de los tres propuestos para dicha maestría, en fuerza de tener determinada la instalación de la
Escuela para el día primero del siguiente marzo». Unánimes acordaron «que todos tres eran
muy a propósito, pero que por su buena forma de letra debían nombrar como nombraron al P.
Fr. Manuel Cano de San Ramón maestro primero, y de socio y suplente al P. Vice-Rector Fr.
Lorenzo López de la Concepción, que había manifestado tener gusto particular en emplearse
en tal enseñanza, y que, en virtud del trabajo ímprobo y continuado que debía tener el maestro
primero, se le concediesen por ahora todas las regalías y excepciones de un Lector actual, y al
otro, las que pareciesen proporcionadas al mayor o menor trabajo que se tomase y le cupiese»16. También se estableció la Escuela en el Convento de Luque.
En los demás conventos no habían podido establecerse aún formalmente por la deplorable
situación en que se hallaban, pero los respectivos Prelados locales trabajaban haciendo diligencias tanto para reparar sus edificios donde habitasen los religiosos cono para destinar sitio
competente para su respectiva Escuela.
En el tercer trimestre, junio, julio y agosto de 1816: De la Provincia de Aragón, en el
Convento de Benavarre se abrió la Escuela17; y en la villa de Guisona, a petición del Ayuntamiento, se señaló a un religioso para esta enseñanza, haciéndose lo mismo en el Colegio de
Caudiel. De la Provincia de Andalucía se abrió la Escuela en el Convento de Santa Fe de la
Vega, y en el de la villa del Toboso; en la establecida ya en el Colegio de Almagro hubo el
día 23 de agosto un examen público, en el que dieron a conocer sus alumnos sus grandes adelantamientos en doctrina cristiana, aritmética y caligrafía, estimulando a los demás con los
premios de ciertas divisas con que fueron señalados los más aprovechados. De la Provincia de
Castilla, se abrió Escuela en el Convento de Madrid, aunque acudían pocos niños, de los que
alimentaba a cuatro.
En el cuarto trimestre, septiembre, octubre y noviembre de 1816: De la Provincia de Castilla, se estableció la Escuela en el Convento de Valladolid. De la Provincia de Aragón, en el
Colegio de Caudiel. De la Provincia de Andalucía, en el Convento de Campillo. En algunos
conventos tardará todavía en verificarse la apertura de la Escuela por los destrozos que han
padecido.
En el quinto trimestre, diciembre de 1816, enero y febrero de 1817: De la Provincia de
Aragón, se abrió la Escuela en el Convento de Borja.
16
17
AHN, n. 2816, Consultas, 1. 16 v.
Cfr. cap. III, art. V. del presente volumen.
248
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Quedaban sin tener puestas las Escuelas tres conventos en la Provincia de Aragón, uno en
la de Andalucía y siete en la de Castilla; lo tardarían en realizar a causa de las ruinas que
habían padecido y los atrasos en que se hallaban; se trabajaba en su reparación, y tan pronto
como estuviesen dispuestos para la apertura de la Escuela, se pondría en ejecución.
El primer secretario de Estado y del Despacho de Su Majestad comunicaba el 4 de marzo
de 1817 a N. P. Vicario General lo siguiente;
«El Rey N. S. ha visto con aprecio lo que V. R. me manifiesta en su oficio de 25
de febrero último acerca de las Escuelas Caritativas de primeras letras establecidas en
los conventos de su Orden de Agustinos Descalzos y me manda dar a V. R. las gracias
por su celo».
ARTÍCULO TERCERO
Celebra el Definitorio General la Junta llamada de los seis meses,
tomándose importantes acuerdos
El 15 de junio de 1816, N. P. Fr. Joaquín de San Rafael, Vicario General, en virtud del
Breve de N. Ssmo. P. Gregorio XV y de lo que a su consecuencia ordenan y mandan nuestras
Constituciones, juntó y congregó en el Colegio de Almagro a los PP. Fr. Hipólito Granados
de la Santísima Trinidad, L. J., Definidor General por la Provincia de Andalucía18, y Fr. Francisco Zorrilla de la Concepción, Definidor General por la de Castilla, no habiendo asistido,
sin embargo, de que fue convocado, el otro Definidor por la Provincia de Andalucía, P. Fr.
Francisco Gómez de San Antonio, quien se excusó diciendo que tenía impotencia física y
moral por su avanzada edad, casi nonagenario, y lo dilatado del viaje desde Sevilla.
Hallándose vacantes la otra Definituría General por Castilla, por ascenso al Provincialato
del que la ocupaba, P. Fr. Bernardo de San Agustín, y la Secretaría General por muerte del
que la desempeñaba, P. Fr. Joaquín de la Concepción, usando de las facultades concedidas en
el Breve citado para proveer los oficios vacantes al tiempo de celebrarse las Juntas Generales
de los seis meses, invocando el Espíritu Santo, se procedió a la elección de Definidor General
por Castilla, resultando electo por votos secretos el P. Fr. Antonio María de San José, Lector
Jubilado y Ex-Provincial; después, el P. Vicario General propuso para Secretario General al P.
Fr. Esteban de San Antonio, llamado Tronchón por su pueblo natal, que también resultó elegido.
Terminadas estas elecciones, «propuso su Rcia. varios puntos conducentes al mejor régimen de la Congregación, restauración de los conventos y de la disciplina regular, que tanto
habían padecido de
18
Creemos que el P. Fr. HipólÍto Granados, aunque perteneciente a la Provincia de Andalucía, era Definidor
General por Tierra Firme.
SEGUNDO SEXENIO DEL P. FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
249
resultas de la pasada desoladora guerra, y lastimosa dispersión de los religiosos, y siendo de la
mayor consideración, no quiso que se resolviese de pronto y por entonces, sino que tomándose todos y cada uno de los Padres el tiempo necesario para examinarlos y reflexionarlos, darían después su dictamen sobre lo que convendría resolver y determinar en cada uno de ellos».
Con esto se dio fin a la sesión del día 15.
Volviéronse a reunir el día 17 para tratar y resolver los puntos propuestos por el P. Vicario General, «y después de haberse leído varias representaciones dirigidas a la Junta por el P.
Provincial de Andalucía y de los más de sus conventos sobre asuntos pertenecientes al gobierno económico de sus comunidades, discutidos con madurez así éstos como los demás particulares e indicados, unánimes resolvieron lo siguiente:
Primeramente: Ignorándose el verdadero estado en que después de la general revolución
pasada haya quedado nuestro Hospicio de Roma y sus propiedades, determina la presente
Junta se tomen los informes necesarios por cualquier vía que se puedan adquirir, para en su
vista providenciar sobre su conservación o enajenación, conforme a lo que sobre este mismo
negocio determinó la Junta General de los seis meses celebrada en el 21 de mayo de 1787.
Item: Disponiendo nuestra Constitución con arreglo a lo mandado en el Decreto de S. S.
Gregorio XV que el Presidente nato de los Capítulos Generales deba ser el primero o más
antiguo de los Definidores Generales, advirtiendo esta Junta —como ya lo notaron otras y
algunos Capítulos Generales— que muchas veces acontece que el primero o más antiguo Definidor es de la Provincia misma de la cual toca por turno hacerse la elección de Vicario General, en cuyo caso se irroga a él mismo y a la Congregación tal vez el manifiesto perjuicio de
que por el hecho de hallarse Presidente no pueda ser electo, aun cuando se halle adornado de
más revelantes prendas que los demás candidatos, y considerando también que con respecto a
los Vocales de su Provincia podría tener más influjo y éstos no proceder con tanta libertad,
para evitar dichos inconvenientes encarga la presente Junta al Procurador General practique la
oportuna diligencia, a fin de impetrar la revocación de dicho Breve y sustituir otro para que el
Presidente sea en adelante el más antiguo de los Definidores de la otra Provincia, como ya se
encargó —sin que haya tenido efecto— por los Capítulos y Juntas Generales que advirtieron
los inconvenientes indicados19.
Item: Deseando la Junta que los Reales Decretos de S. M. el Rey Nuestro Sr. y de su
Consejo tengan el más pronto y exacto cumplimiento, manda a los PP. Provinciales y Prelados locales cuiden de que se reúnan cuanto antes a sus conventos respectivos los religiosos, si
contraviniendo existiesen todavía algunos exclaustrados, no estando ocupados en algún ministerio eclesiástico con sus licencias
19
No hay constancia de la petición para revocar el citado Breve, que no se debió llevar a cabo por entonces debido a las anormales circunstancias de no poder ir a Roma los nombrados para el cargo de Procurador General en la Curia Romana.
250
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
y las de los Diocesanos, bajo las penas que señalan nuestras Leyes a los súbditos desobedientes, y a los Prelados omisos de la más estrecha reponsabilidad a la Religión y al Gobierno.
Item: Manda y recomienda asimismo a dichos Prelados trabajen en plantear a lo más
pronto que pueda ser en los conventos donde aún no se haya realizado, el piadoso y benéfico
establecimiento de las Escuelas caritativas de primera educación de niños pobres, que el Rey
Nuestro Sr. se ha dignado confiar al cuidado de los regulares, y que nombren para esto maestros religiosos de acreditada conducta, capaces de tan importante ocupación, a los cuales conferirán inmediatamente los PP. Provinciales el título competente, y en premio de un tan ímprobo trabajo se les concede por ahora y hasta que el Capítulo General fije y determine otras
regalías, gocen de excepciones de un Lector actual. Y que los mismos Provinciales den cuenta
cada tres meses al P. Vicario General de las Escuelas que se han instalado en su Provincia y
juntamente de los particulares progresos que vayan haciendo las ya establecidas.
Item: Habiendo sido una de las oficinas de los conventos que más devastaciones y extravíos han padecido los Archivos y Bibliotecas en la pasada revolución, se manda y encarecidamente se encarga a los Prelados locales cuiden de reunir cuantos papeles y libros se hayan
salvado y de inquirir el paradero de los que pertenezcan a aquéllos, obligando a los religiosos
a manifestar y entregar los que hayan conservado y tengan recogidos en sus celdas o casas
particulares para irlos arreglando y coordinando en el mejor modo posible, colocándolos en
sitio determinado y común, como dispone nuestra Constitución, y designando a un religioso
hábil para ello, a quien concederán las gracias y excepciones correspondientes a su útil y extraordinario trabajo, mientras persevere y se ocupe en él.
Item: Manda la presente Junta a todos los religiosos que, dejando los vestidos, calzados y
estilos aseglarados que todavía mantienen algunos —no sin escándalo— después de la reunión, se vistan interior y exteriormente con arreglo a la Ley, y especialmente que no usen de
zapatos cerrados, sino sandalias abiertas notablemente y que demuestren la descalcez que
habemos profesado.
Item: Notándose en algunos conventos un gran descuido en cantar la misa diaria y conventual que manda nuestra Constitución y la asistencia a los divinos Oficios en el coro, para
proveer de remedio se manda que en aquellas casas en que hubiere reunidos ocho religiosos
entre sacerdotes y coristas, se cante todos los días una misa, aunque sea sin órgano, y se cumpla con el Oficio divino en las horas y modo que manda y previene nuestra Ley.
Item: Para evitar que los religiosos, por falta de instrucción o por culpable olvido, incurran en las gravísimas penas bajo las que se les prohíbe el valerse para obtener los empleos y
oficios de la Orden, de los empeños y favores de personas extrañas, aunque sean de alta jerarquía y constituidas en dignidad, se manda de nuevo, como lo está repetidas veces, se lea indispensablemente el Breve de Gregorio XV que empieza Quoniam nemo debet sumere honorem nisi vocatus a Deo, en pública comunidad a primera mesa en la feria cuarta después
SEGUNDO SEXENIO DEL P. FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
251
de la Dominica en Septuagésima, y que de la omisión de su lectura se haga a los Prelados
cargo especial en las Visitas.
Item: Siendo muy conveniente que el Definitorio General permanezca reunido en el Convento de Madrid, lo que aún no ha podido verificarse después del restablecimiento de la Congregación, y cuando para el pronto despacho y expedición de los negocios que en ella puedan
ocurrir de resultas de las calamitosas circunstancias en que se ha visto, lo juzgamos más necesario que nunca; siendo una de las principales causas que lo han estorbado el destrozo que
padecieron —como las demás de la casa— aquellas celdas que estaban destinadas para la decente habitación de los Padres de Oficio General: determina la presente Junta que inmediatamente se den activas disposiciones para reedificar estas celdas y habilitarlas de los muebles
necesarios, para cuyos gastos se tomará lo suficiente del fondo de la Congregación; y en el
caso de no alcanzar, se buscarán otros arbitrios que parezcan equitativos y puedan llenar dicho objeto, reservándose N. P. Vicario General el encargar la dirección de la obra a religiosos
de inteligencia y satisfacción.
En seguida de las determinaciones que preceden, habiéndose revisado la reverente exposición del P. Provincial de Andalucía y otras representaciones de los conventos de su Provincia, en las que con el debido respeto y, al mismo tiempo, con muchas instancias y poderosas
razones hacen ver subsisten las mismas causas y motivos que al tiempo de la reunión tuvieron
los Prelados locales para permitir y conceder, impelidos por la imperiosa necesidad y de las
extraordinarias circunstancias de los tiempos, el uso de las limosnas o estipendios de cierto
número de misas mensuales a cada religioso sacerdote, para que con ellos se proveyesen de
hábitos, muebles y utensilios más precisos de celda, como un medio y recurso más fácil, pronto y expedito que el particular podría buscar y proporcionarse más bien que el que el Prelado
pudiera franquearle de las rentas y fondos de la comunidad, tan disminuidas de presente y
entorpecidas en la recaudación por los notorios desastres y usurpaciones de las haciendas de
resultas de la pasada desoladora guerra; recordando también el universal descuido acreditado
antes de la revolución por una larga experiencia que han tenido los Prelados de dicha Provincia, de proveer y asistir a los religiosos de vestuario y demás cosas necesarias, dejándolo a la
caridad de los bienhechores y cuidado de los parientes de cada uno o a los arbitrios y agencias
en que podía el particular más o menos ingeniarse, de cuyo método incierto, aventurero y
arriesgado se han notado muchas desigualdades y se han seguido grandes abusos y gravámenes de conciencia en súbditos y superiores: Examinando un punto de tanta gravedad y trascendencia con toda la detención y madurez que merece, queriendo los Padres de la Junta ocurrir con el más pronto y oportuno remedio a los males pasados, y deseando al mismo tiempo
que los religiosos no carezcan de lo más necesario en cuanto sea dable y compatible con el
estado de apuro y de miseria en que se hallan los conventos al presente, y hasta tanto que,
mejorando de suerte que pueda ponerse lo que en esta parte manda la Ley en observancia,
aunque penetrados de sentimiento, resolvieron
252
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
que, por ahora y hasta que el Capítulo General Intermedio determine sobre la materia, se permita que los Prelados locales continúen en la concesión que habían hecho a sus súbditos del
uso de los estipendios de cierto número de misas para los honestos fines expuestos, bajo las
condiciones y reglas siguientes:
1. Que el Prelado de la casa pueda contar con el estipendio de doce misas al mes para sus
necesidades religiosas personales de vestuario, etc., y con el estipendio de otras doce para los
gastos que le ocurran por razón del oficio y anejos a la celda prioral.
2. Que a los demás religiosos sacerdotes conceda el de solas doce, no pudiendo alterar el
número por sola la graduación o dignidad del sujeto.
3. Que la cantidad proporcionada a las dichas doce misas no tenga obligación de darla al
religioso, si no tuviese sobrantes de las que recibe por comunidad; mas no deberán negarse a
firmar los recibos de las que el religioso haya tomado con arreglo a las que mensualmente le
están concedidas.
4. Que cuando el religioso salga del convento de recreación a cumplir licencia a la casa
de sus padres, parientes o bienhechores o a negocio de su propio interés —aunque sea a predicar sermones particulares—, y no de comunidad, no deben percibir más estipendios para sí
que el de las doce misas mensuales, y los demás serán de la comunidad, dando a su regreso
cuenta al Prelado de las que hubieren omitido celebrar por enfermedad, indisposición o causa
justa.
5. Que los religiosos que salen a predicar Cuaresmas, si durante el tiempo necesario para
dicha ocupación tienen que mantenerse a sus expensas, podrán recibir el estipendio de todas
las misas que celebran; pero al regresar al convento presentarán al Prelado el producto líquido
que, deducidos gastos, hayan sacado. Y puesto que jamás ha necesitado más bien que ahora el
común de lo que agencia y adquiere el particular, podrá el Prelado aplicar a beneficio de aquél
la parte que le pareciere justo y dejar a éste lo restante en consideración a su necesidad y mayor o menor trabajo. Lo mismo hará de las limosnas de sermones sueltos que han de presentar.
6. Que en el mes que haya noticia de religiosos difuntos o de Hermanos de la Orden, sea
de cuenta de los Prelados la aplicación de las misas que les competen, sin menoscabo de las
concedidas a los súbditos.
7. Que los religiosos hayan de emplear precisamente la cantidad de los estipendios señalados en vestuario exterior e interior, y otras verdaderas necesidades, bajo la pena de privación de ella el que le dé otra inversión.
8. Que los religiosos que con licencia de los Prelados tienen el usufructo de alguna finca
o perciban de sus gentes alguna pensión anual, hayan de dar cuenta al Prelado del producto
líquido, y éste podrá ejecutar, respectivamente, lo que se ha dicho de las limosnas que los
predicadores presentan.
9. Que los religiosos que se hallen en los pueblos sirviendo tenencias de curatos y que a
consecuencia tienen la aplicación de
SEGUNDO SEXENIO DEL P. FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
253
todas las misas, contribuyan anualmente al convento a que pertenecen con la cuota en que se
concierten con los Prelados.
10. Ultimarnente se encarga y manda a los Prelados que en las demás necesidades extraordinarias no dejen de remediar a sus súbditos, especialmente cuando están enfermos y no
pueden decir misa; y que a los religiosos coristas y legos que no tienen el dicho permitido
recurso, los provean en un todo de lo necesario en los tiempos convenientes».
Y daba fin el Definitorio General a todas las determinaciones de su Junta encargando que
se leyeran a la comunidad una vez cada mes después del Capítulo de culpis20.
ARTÍCULO CUARTO
Se obtiene un Rescripto sobre reducción de cargas y misas. –Celébrase el Capítulo Intermedio General. –Nuevos nombramientos. –Visitadores Generales.– Real Orden
sobre secularizaciones.– Comienzan otra vez tiempos difíciles para las
Ordenes Religiosas. –Autoriza el señor Nuncio la celebración del
Capítulo General. –Se envían las convocatorias al mismo
Nuestro P. Vicario General pidió a Su Santidad el Papa «una especial condonación de las
misas cantadas y rezadas omitidas o no celebradas por cualquier causa, no sólo en el tiempo
en que las comunidades han estado suprimidas y los religiosos fugitivos y dispersos con motivo de la pasada revolución, sino en los anteriores y posteriores hasta el presente, cuyas limosnas y estipendios hubiesen recibido tanto los Prelados de los conventos y colegios de
nuestra Congregación como los súbditos o particulares, obligados de la necesidad o por las
circunstancias de los calamitosos tiempos en que se han hallado unos y otros, y a cuya satisfacción se consideran imposibilitados».
Con fecha 14 de julio del añe 1816 se dio en Roma el Rescripto accediendo a las preces
de N. P. Vicario General, a quien se le concedían «todas las facultades necesarias y oportunas
para absolver a los delincuentes, súbditos y superiores, del reato y obligaciones contraídas y
no satisfechas en lo pasado, a su arbitrio y conciencia». Así lo ejecutó, y por las obligaciones
contraídas y no satisfechas mandó que en cada uno de los conventos y colegios se celebrasen
doce Aniversarios solemnes en el espacio de un año, uno cada mes, y que los particulares, por
el mismo tiempo del año, rezasen privadamente cada semana el Oficio de difuntos; y en cuanto a la reducción de misas, dispuso que cada convento sacase testimonio de las misas fundadas y de los productos de las fundaciones de las mismas que le sería presentado al tiempo de
la Visita para a su vista proceder al cumplimiento de lo concedido por el decreto de Su Santidad21.
Desde Valencia, donde a la sazón se encontraba, envió N. P. Vicario
20
21
AM, carp. 90, leg. 1, l. c.
AM, carp. 82, leg. 3, 14. c
254
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
General el 1 de marzo de 1817 las convocatorias para el Capítulo Intermedio General22, que
tuvo lugar en el Colegio de Alcalá de Henares el 24 de mayo de dicho año, y en el que se
hicieron los nombramientos siguientes:
Definidores Generales: Por Castilla, el P. Fr. Antonio María de San José, L. J. y ExProvincial; su Adito, el P. Fr. Juan Algora de la Virgen de Guadalupe, Pred. y Prior de Madrid.
Por Andalucía, el P. Fr. Justo García del Espíritu Santo, L. J. y Definidor de Provincia; su
Adito, el P. Fr. Francisco Irala de San Antonio, L. J. y Ex-Provincial.
Por Filipinas, el P. Fr. Alonso Jubera de la Concepción, L. J. y Comisario; su Adito, el P.
Fr. Ramón Peletero de San José, L. J.
Por Tierra Firme, el P. Fr. Andrés Moreno de la Virgen de la Piedad, Pred.; su Adito, el
P. Fr. José Guerrero de la Santísima Trinidad y Definidor Provincial de Andalucía.
Procurador General en Roma, el P. Fr. Manuel Roig del Santísimo Sacramento; y en Madrid, el P. Fr. Hipólito Granados de la Santísima Trinidad, L. J.
Secretario General, reelegido, el P. Fr. Esteban de San Antonio, Predicador23.
No hubo ninguna otra actuación ni se tomaron determinaciones.
El Procurador General en Madrid, P. Fr. Hipólito Granados, fue elegido el 3 de mayo de
1819 Provincial de Andalucía, siendo electo el 2 de octubre para ocupar su cargo generalicio
el P. Fr. Antonio López del Pilar, que era Prior del Toboso. Asimismo, por haber sido elegido
Rector Provincial de Aragón el 5 de noviembre del mismo año el P. Fr. Manuel Roig, el 29 de
febrero de 1820 era nombrado Procurador en Roma el P. Fr. Juan de San Ramón, L. J. y ExProvincial de Aragón, habiendo presidido la junta de Definitorio, comisionado por N. P. Vicario General, el P. Fr. Francisco Vidal de San José, Comisario de la Provincia de Filipinas24.
El 31 de mayo de 1817 reunió el P. Vicario General a sus Definidores, y después de
haberles consultado algunos asuntos, pidióles permiso para nombrar Visitadores Generales,
con las cualidades que prescriben nuestras Constituciones, de algunos o de todos los conventos de la Provincia de Castilla en el caso que él, por su edad, enfermedad u otro accidente, no
pudiera hacer la Visita por sí mismo. Los PP. Definidores unánimes se conformaron con lo
expuesto, dando su consentimiento para nombrar dichos Visitadores, y lo mismo
22
AG, Registro, f. 244. –En la Carp. 90, leg. 2, 1 g), AM, hay una hoja del Gasto de la Provincia de Aragón en
la que figuran los conceptos siguientes relacionados con este Capítulo Intermedio General: Coche de Valencia a Alcalá de Henares al Capítulo Intermedio General para Ntros. PP. Vicrio General, Provincial y Secretario General con el asistente, 95 libras 12 sueldos. Coche de vuelta a Calatayud de Ntros. PP. Vicario
General y Provincial con el asistente, 66 libras 15 sueldos. Gasto de posadas en todo el viaje, 81 libras 12
sueldos.
23
AG, Capítulos y Juntas, f. 46 v.
24
AG, l. c., ff. 47 v., 48. –El 18 de agosto de 1819 fue cuando desde Barcelona convocó N. P. Vicario General a
los PP. Definidores Generates para reunirse en Madrid el 2 de octubre con el objeto de elegir Procurador
General de la Curia Regia; y el 23 de diciembre fue la convocatoria para la junta del 29 de febrero en la que
se había de nombrar Procurador en Roma (AG, Registro, ff. 227, 228).
SEGUNDO SEXENIO DEL P. FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
255
si fuere necesario para las otras Provincias. Y de conformidad con este acuerdo, el 14 de junio
nombró Visitador para los conventos de Castilla la Vieja y Extremadura al P. Fr. Alonso Jubera, Definidor General, y por secretario de Visita al P. Secretario General; el 31 de enero de
1818, a los mismos para la Visita a las casas de Toledo y Alcalá, y el 21 de marzo para el
Convento de Madrid; el 3 de octubre, para Almagro, Toboso y Campillo al P. Fr. Justo del
Espíritu Santo, Definidor General, y el 27, para el Convento de Sevilla al P. Definidor General Fr. Andrés Moreno y Secretario de Visita al P. Lector Fray José Jiménez de las Angustias;
el 10 de septiembre de 1819, para Guisona, Benavarre, Zuera y Huesca, al P. Secretario General Fray Esteban de San Antonio, y Secretario de Visita, al P. Definidor Provincial Fr. Mateo
de los Dolores, para Guisona, y al P. Fr. Ramón de la Concepción, para los otros tres; el 21 de
octubre, para las dos casas de Zaragoza, al mismo P. Secretario General, y Secretario de Visita, al P. Fr. Ramón de San Joaquín; el 29 de diciembre, para Valencia y Caudiel, al citado P.
Secretario General, y Secretario de Visita, al P. José de San Nicolás; y, finalmente, el 29 de
marzo de 1820, para el Convento de Alagón, al P. Ex-Provincial Fr. Juan de San Ramón, y
Secretario, al P. Fr. Andrés de la Virgen de los Arcos25.
El 17 de febrero de 1818 comunicaba el P. Vicario General a los Provinciales una Real
Orden que disponía no admitieran los señores Obispos los recursos de los religiosos para su
secularización si no estaban apoyados en causa justa y útil a la Religión y al Estado. «Se habían multiplicado las solicitudes de secularización de algún tiempo a esta parte, influyendo en
ello causas y circunstancias que eran bien notorias», decía la citada Real Orden26.
Llega el año 1820 y... nuevamente comienzan tiempos calamitosos para las Ordenes Religiosas, cuando aún no se habían repuesto las comunidades de las penalidades y pérdidas que
les habían causado la guerra contra los franceses, el Gobierno intruso y las mismas Cortes de
Cádiz, como ya vimos.
El día 1 de enero del año citado, Rafael de Riego, comandante del segundo batallón de
Asturias, acuartelado en Cabezas de San Juan y destinado para embarcar rumbo a América,
dio el grito de rebelión, proclamando la Constitución del año 1812, que, por fin, Fernando VII
se ve obligado a jurar de nuevo el día 7 de marzo. El 5 del mes siguiente, el secretario de Gobernación remitía a N. P. Vicario General la Real Orden que mandaba que la citada Constitución se jurase en toda la nación, para que él dispusiera que-sin falta todos los Prelados y comunidades procedieran inmediatamente a prestar el juramento, remitiendo luego testimonio
de haberlo ejecutado27. Así se verificó en todos los conventos de las tres Provincias de España, según lo comunicaba el 3 de julio el P. Vicario General a la secretaría de Gracia y Justicia28.
25
AG, Registro, ff. 224-229 v.
AHN, CCR, t. 38, n. 2832. AG, Registro, f. 226.
27
AM, carp. 89, leg. 2, 20.
28
AG, Registro, f. 231.
26
256
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Y dieron comienzo los ataques a las Ordenes Religiosas, suavemente primero, como el
Real Decreto de 20 de abril, en el que se manifiesta que el Rey, de acuerdo con la Junta Provisional, resuelve impetrar un Breve de Su Santidad para que sean admitidos en los concursos
a Curatos de provisión ordinaria los regulares que lo pretendan, si bien dice que sea con licencia y letras comendaticias de sus propios Prelados29.
Luego, el 27 del mismo mes, se publica otro Real Decreto por el que se manda que las
secularizaciones concedidas por los señores Obispos de España en tiempo de la incomunicación con la Corte de Roma tengan su cumplido efecto; que ningún obstáculo se ponga a los
que, conforme a las leyes existentes y formas establecidas o que después se establezcan, intenten secularizarse; y que a todos los secularizados y a los que se secularicen se les habilite
para hacer oposiciones a curatos y obtener toda clase de beneficios eclesiásticos, para lo que
se obtendrá de Su Santidad un Breve general que los habilite a todos30.
Se avanza un poco más, y el 16 de mayo se firma un nuevo Real Decreto por el que se
acuerda suspender «toda profesión en las comunidades religiosas hasta la reunión de las Cortes convocadas, y prohíbe al mismo tiempo que puedan vender, permutar ni enajenar de modo
alguno cualquiera finca que les pertenezca, dando como nulas las que se hayan hecho desde el
día 9 de marzo último, en que juró la Constitución política de la Monarquía»31.
Y... seguirán avanzando los enemigos de las Ordenes Religiosas, como veremos al historiar el sexenio siguiente. Pues dos días más tarde de la fecha de este último decreto se daba
comienzo al Capítulo General.
El 23 de enero de este mismo año 1820, el Vicario General, Padre Fray Joaquín de San
Rafael, se había dirigido al Nuncio de Su Santidad en España, Monseñor Giustiniani, suplicándole que le relevara de dicho cargo por medio de nueva elección hecha en Capítulo General, «en obsequio de la paz de las Provincias, bien de la Congregación, restablecimiento de la
época de los Capítulos Generales y descanso de su avanzada edad, que no le permitía soportar
el rigor de la observancia y el peso del oficio»32. Contestóle el 5 de febrero el señor Nuncio
declarando «que el Rvdmo. P. Vicario General de Agustinos Descalzos se halla expedito para
el uso de su jurisdicción con arreglo a las leyes y Constituciones de la Orden para celebrar los
Capítulos General y Provinciales con puntual observancia de sus Constituciones, en cuanto al
modo, forma y épocas»33.
En vista de esta autorización, el 23 del mismo mes, el P. Vicario General enviaba las
convocatorias para dicho Capítulo a todos los Vocales de las Provincias de Castilla y Andalucía, a tres de la de Filipinas que habían llegado nombrados para ello, y al P. Secretario
29
AM, carp. 89, leg. 2, 21.
AM, l. c.
31
AM, l. c., 22.
32
AG, Capítulos y Juntas, f. 48 v., y Registro, f. 223.
33
AG, l. c. –CR, 9, 243.
30
SEGUNDO SEXENIO DEL P. FRAY JOAQUÍN DE SAN RAFAEL, 1814 - 1820
257
General; el 5 de marzo lo hacía al P. Procurador General en la Curia Romana, reservándose el
convocar a los de la Provincia de la Candelaria y a los de la de Aragón, a éstos hasta después
de la celebración de su Capítulo Provincial, como así lo hizo, convocándolos el 26 de abril34.
34
AG, Registro, ff. 229 v., 130. –Como notas curiosas añadiremos que entre las Cartas de Hermandad concedidas por N. P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael se encuentran las siguientes. A la Cofradía de Nazarenos de entrada de Jerusalén, Ssmo. Cristo del Amor, Ntra. Sra. del Socorro y Santiago Apóstol sita en
la iglesia de San Miguel de Sevilla en junio do 1816; a la del Sagrado descendimiento de Cristo y quinta
Angustia de María Santísima de Sevilla, en julio; a la Real Hermandad de la Coronación de Jesucristo Señor Ntro., María Ss. del Valle y Santa Verónica, sita en el convento de Franciscanos de Sevilla, en agosto
de 1817; a B. Manuel María Puiterla, caballero Gran Cruz de la Orden de S. Hermenegildo, de la de San
Fernando, de Sevilla, en marzo de 1819; al marqués de Mérito, de Jerez; a los HH. de la cofradía del Ssmo.
Cristo de la Exaltación y María Ssma. de las lágrimas de Sevilla; a D. Tomás Mayor, fiscal electo y canónigo de Alfaro y al también canónigo de la misma ciudad, D. José de las Eras; y a la Cofradía del Ssmo.
Rosario de la iglesia de nuestro Convento de Barcelona en abril; a la Pía Unión de la Expectación del parto
de María Santísima, en mayo; y a la Cofradía de San Juan Nepomuceno de la parroquia de San Pedro de
Sevilla, en julio (AG, Registro, ff. 223 v. –227).
CAPÍTULO XI
NUESTRO HOSPICIO DE ROMA
ARTÍCULO PRIMERO
Mirada retrospectiva 1619 - 1809
Muy pocas noticias son las que traen las Crónicas de la Orden sobre nuestro Hospicio de
Roma1. Por esto, antes de dar comienzo ahora a la narración de lo que acerca del mismo
conocemos referente a los años que en el presente volumen nos toca historiar, queremos
ofrecer al lector algunos datos que resuman y complementen algún tanto lo dicho en tomos
anteriores.
Sobre la fundación del Hospicio de Roma inserta el Bullarium este interesante documento:
«Jesús y María. Fray Gregorio de Alarcón, Provincial de la Provincia de España e
Indias de los Descalzos de N. P. S. Agustín; Por cuanto por orden del Definitorio de
esta Provincia llevó licencia para comprar un Hospicio en Roma el Venerable Padre
Fray Gabriel de la Concepción, Prior y Predicador de nuestro Convento de Madrid,
Procurador que al presente es de la dicha Provincia en Roma, y me ha escrito que tiene
concertada y comprada una casa en la estrada Felice y que le envíe poder para obligar
la Provincia a pagar la dicha casa ora a dinero de contado, ora a censo, ora a precios
por algún tiempo, al fin en la forma y manera que se hubiere concertado o concertare
con el dueño de la dicha casa. Por tanto, por la presente confirmo y apruebo todo lo
que en razón de esta compra hubiere concertado y hecho el dicho P. Fray Gabriel de la
Concepción, y ratifico y apruebo las escrituras y capitulaciones en tal caso y compra
hechas y las doy valor y fuerza como si yo mismo me hallara presente a verlas hacer y
otorgar, y a las que de nuevo hiciere y otorgare les doy la misma autoridad, fuerza y
valor, y le doy poder y facultad al dicho P. Fr. Gabriel de la Concepción para que pueda obligar y obligue a esta dicha Provincia y Religión a la saneación de la dicha compra in forma
1
CR, 1,532; 6,109.
NUESTRO HOSPICIO DE ROMA
259
Camera Apostolica latissime extendenda, y, finalmente, le doy poder cumplido, libre,
llenero, general para todas las cosas que viese conviene tratar eon su Santidad y el Ilmo. Protector y los demás Ilmos. Cardenales para el bien y aumento de nuestra Sagrada Religión de los Descalzos; en fe de lo cual di las presentes firmadas de mi nombre
y selladas con el sello de nuestro oficio y refrendadas por nuestro Secretario en nuestro Convento de Talavera a primero de mes de marzo de mil y seiscientos y diez y
nueve años. –Fr. Gregorio de Alarcón. –Por mandado de nuestro P. Provincial, Fr. P.
de la Encarnación, Sec.»2
El día 24 del mismo mes de marzo comunicaba el Secretario de Estado al Nuncio en España que, siéndole muy estimados los intereses de los PP. Agustinos Descalzos por el mérito
de su Religión y por el deseo que mostraba el Cardenal Sandoval, así como en atención a la
recomendación de él mismo, no dejaría de hacer presente a Su Santidad la intención de dichos
Padres de fundar un Hospicio en Roma, interesándole en su favor3.
Y, efectivamente, tuvo su gestión feliz resultado, pues el 8 de abril el Vicario General de
Su Santidad Paulo V, Juan García, Cardenal Mellino, facto verbo cum Sanctissimo Domino
nostro Papa, et de eius ordine et mandato, concedía a nuestros Padres licencia para que en la
casa por ellos adquirida en via Felice pudieran erigir un Hospicio cum suo oratorio pro usu et
servitio dictorum Patrum4.
Pero, en frase de nuestro primer cronista, «le faltaba el Santísimo Sacramento al ser y autoridad de aquel Hospicio»5. Por eso nuestros religiosos, unos años después, gestioraron la
concesión de poderlo tener, y fue el mismo Cardenal Mellino quien el 30 de agosto de 1629
firmaba el decreto por el que se les daba facultad de conservarlo libre y lícitamente en su iglesia u oratorio, sin perjuicio de cualquier derecho parroquial6. Y fue el General de toda la Orden, Padre Jerónimo de Ghettis, quien ofició en el acto de colocar en dicho oratorio la Santísima Eucaristía, estando presentes el embajador de España, conde de Monterrey, y otras personalidades españolas7.
La puerta por la que se dio entrada al oratorio desde la calle solamente se abría los días
festivos durante la celebración de las misas, por lo que los sacramentos de comunión y penitencia de ordinario no se administraban diariamente8.
2
BR, 1,424.
BR, 1,426.
4
BR, l. c. –Via Felice, así llamada por el Papa Felice Peretti, Sixto V, que ordenó abrirla, es hoy via Sistina.
5
CR, 1,533.
6
BR, 2,160.
7
La primera en recibir la comunión fue la misma condesa de Monterrey (BR, 258) MIGUEL DE ERCE X IMÉNEZ
en su Prosapia Real del apóstol Santiago el Mayor dice hablando del Hospicio, f. 224: «La iglesia es de la
invocación de S. Guillermo, y con muy buenas pinturas a que ayudó mucho la Excelentísima Señora Condesa de Monterrey, y de Fuentes doña Leonor María de Guzmán, siendo allí Embajadora, movida de la
virtud y sinceridad de un Religioso lego». Este era el célebre y virtuosísimo H.º Fr. Juan de la Magdalena a
quien los Condes de Monterrey llevaron a Roma en 1628 (CR, 3,396).
8
BR, 2,466.
3
260
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Mas por el asunto del oratorio y otros motivos pronto surgieron las contradicciones. Tal
vez fueron las primeras las que movieron, el año 1638, nuestros mismos hermanos los Agustinos Descalzos de la Congregación de Italia, acusando a los Descalzos de España tener abierto en Roma un oratorio y administrar en él los sacramentos a los fieles; de pensar transformar
el Hospicio en Convento; de pedir limosna por la ciudad; de haber admitido a un novicio, y,
finalmente, de vestir el mismo hábito que ellos, los Descalzos italianos, llevaban. Mas, a pesar
de la defensa hecha por nuestro Procurador General, apoyándose en documentos de la Sede
Apostólica o del Cardenal Vicario, se dio la sentencia prohibiendo a los Descalzos de San
Agustín de España construir iglesias y conventos en la ciudad, dar hábito de su Congregación
a persona alguna y pedir y recibir limosnas9.
Ante la estrechez del edificio del Hospicio, el P. Procurador General Fr. Antonio de San
Lorenzo pidió al Vicario de la ciudad, Cardenal Ginetto, licencia para comprar por valor de
mil escudos una casa contigua a dicho Hospicio, con el fin de ampliarlo. Así fue concedido
con fecha 24 de agosto de 1645, pero solamente para la referida ampliación, no para la del
oratorio —pues en este caso se incurriría ipso facto en la pena de demolición de lo ampliado—, y todo sin perjuicio de los Trinitarios de Santa Francisca, cuyo convento estaba en la
misma calle10.
Nuestros religiosos llegaron a conseguir el 20 de junio de 1649 autorización para tener
campanas y tocarlas según costumbre11, colocando dos en un pequeño campanario, y pudiendo así avisar a los fieles, cuya devoción y concurso fue creciendo, particularmente después de
ser puesta a su veneración la imagen de la Virgen de Copacavana, donada al Hospicio por el
agustino calzado peruano P. Fray Miguel de Aguirre, cuando, al llegar a Roma en el año
1655, por su gran afecto a los Recoletos, pidió y obtuvo del P. General de toda la Orden licencia para residir con nuestros Padres en su dicho Hospicio. La primera vez que la milagrosa
imagen fue solemnemente expuesta, entre los muchos que estuvieron presentes, figuró el entonces Cardenal Julio Rospigliosi, más tarde, en 1667, elegido Papa con el nombre de Clemente IX12.
En vista de la afluencia de gentes que acudían al oratorio los días en que por ser festivos
se abría para todos, creyeron nuestros religiosos había llegado el momento de ampliar dicho
oratorio o erigir una nueva iglesia, y así se lo propusieron en julio de 1657; mas, habiéndose
opuesto a ello los ya citados PP. Trinitarios, llevado el asunto a la Sagrada Congregación de
Obispos y Regulares, decretó
9
BR, 2,254-261.
BR, 2,353. El Cardenal Ginetto era Protector de los Trinitarios. Cfr. BR, 2.468.
11
AG, Lumen Domus 1º.
12
BOMBELLI, 4,177 del apéndice, cit. por el P. ENRIQUE PÉREZ en sus Apuntes cronológicos del Hospicio de S.
Ildefonso (AG, ms). El Cardenal Rospligliosi había sido durante once años Nuncio Apostólico en España,
donde debió tratar y tomar afecto a nuestros religiosos. Sobre el P. Aguirre ya se ha hecho una breve referencia en la nota 5 del capítulo segundo del presente volumen.
10
NUESTRO HOSPICIO DE ROMA
261
ésta con fecha 25 de enero de 1658 non licere dilatare oratorium Hospitii13.
Pasaron algunos años y volvieron a intentar nuestros Padres la construcción de una iglesia mayor, de conformidad con lo proyectado por los arquitectos; mas, abiertos ya los cimientos, nuevamente movieron pleito los PP. Trinitarios, primeramente, ante el juez ordinario, y
luego, en la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares. Ni ésta ni aquél vieron fundamento en las razones aducidas por los oponentes para impedir la fábrica de la iglesia. Pero,
como anteriormente los referidos religiosos habían conseguido algunos decretos a su favor, se
sirvieron de éstos para atemorizar al P. Fr. Juan de San Antonio, que era un mero Presidente
del Hospicio sin facultades de Procurador General, y consiguieron convencerle de que, para
proseguir las obras de la iglesia, no quedaba otro recurso que llegar a una transacción, haciendo un pacto con ellos14.
Así se verificó, firmándose el 8 de febrero de 1666 el convenio entre ambas partes, que,
una vez aprobado por la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares, fue confirmado por
el Papa Alejandro VII con su Breve Militantis Ecclesiae del 15 de marzo del mismo año15.
El pacto convenido, muy oneroso para nuestro Hospicio, abarcaba doce puntos, cuyo resumen es el siguiente:
Que debe demolerse el actual campanario, colocándose la campana dentro del patio en la
cornisa que hay debajo del tejado.
Que no puedan los religiosos del Hospicio pedir limosna por la ciudad de casa en casa.
Que la casa propiedad del Hospicio que mira hacia la parte del convento de los PP. Trinitarios, o cualquiera que adquieran en esta dirección, nunca sirviera para ensanchar dicho Hospicio.
Que en las fiestas propias de la Orden de la Santísima Trinidad y el miércoles de ceniza
no pudieran administrar los Sacramentos a persona alguna, prohibiéndoseles también solenmizar ninguna festividad.
Que el Hospicio permanezca siempre como tal Hospicio, no pudiendo morar en él, entre
sacerdotes, legos y terciarios, más que diez religiosos.
Que nunca pueda cambiarse la forma de Hospicio en Convento, ni por ninguna parte ampliarse.
Que su oratorio deba llamarse siempre de esa manera, y su puerta esté abierta solamente
por la mañana hasta el mediodía, en cuyo tiempo podrán celebrarse misas rezadas —no las
cantadas solemnes,
13
BR, 2,403. La cita de este detalle de la resolución negativa de la Sagrada Congregación y de la fecha de la
misma la tomamos del mismo Breve de Alejandro VII al que se hace luego referencia en el texto. Cremos
que en la fecha del 25 de enero de 1628 que figura en la página 462 al final del pacto hecho entre nuestros
Padres y los trinitarios, está equivocado el año, refiriéndose por ello a la misma resolución invocada por el
citado Breve.
14
BR, 2,466. –No había Procurador General en Roma, porque el que ocupaba este cargo, P. Fr. José de San
Miguel, había fallecido el 28 de mayo de 1665 (CR, 4, 102-104).
15
BR, 2,459-464.
262
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
ni tampoco vísperas solemnes ni procesiones—, y asimismo administrarse a toda clase de
fieles los Sacramentos de penitencia y Eucaristía.
Que en el citado oratorio puedan solemnizarse las fiestas de San Ildefonso, San Guillermo, San Agustín, Santa Mónica, San Nicolás de Tolentino, Santo Tomás de Villanueva, todas
las festividades solemnes de la Virgen María, las de la Natividad del Señor, Circuncisión,
Epifanía, Resurrección, Ascensión, Pentecostés con los dos días siguientes, Corpus Christi y
su octava, y el Jueves, Viernes y Sábado Santo; en todas las citadas festividades se podrá tener abierta la puerta del oratorio también por la tarde.
Que en el oratorio del Hospicio no se podrán enterrar otras personas que los españoles y
los oficiales del mismo.
Que en ningún tiempo podrán los Padres del Hospicio hacer procesiones de cualquier clase ni funciones conventuales.
Que los dichos Padres puedan comprar un solar hacia la plaza de Barberini, en el que
construyan nuevo Oratorio de cincuenta y cinco palmos de latitud y ochenta y cuatro de longitud, comprendiéndose dentro de estas medidas los muros y cuanto ha de tener el citado Oratorio.
Y, finalmente, que para la referida ampliación y traslación del oratorio, los Padres Trinitarios del Convento de Santa Francisca dan su consentimiento para que los del Hospicio puedan extender el solar que está junto a dicho Hospicio, hacia la plaza de Barberini, hasta la
casa de Miguel de Marchis.
Firmado el anterior pacto, todavía transcurrió más de un año hasta colocar la primera piedra, pues tuvo lugar este acto el 20 de septiembre de 1667, actuando en la solemne ceremonia
de su bendición, en nombre y por orden del Papa Clemente IX, su Maestro de Cámara, Monseñor Emilio Altieri16.
Nuestros religiosos se vieron luego otra vez envueltos en un nuevo pleito con los Trinitarios por haber levantado algo más de lo pactado la campana y haberse excedido en tomar más
sitio para la fábrica del oratorio. El día 16 de octubre de 1669 se firmaba una nueva concordia, por la que dichos Padres concedían a los nuestros que la longitud del referido oratorio
fuera de cien palmos, aumentando, por lo tanto, dieciséis a los ochenta y cuatro que habían
permitido en el pacto anterior, con tal de que la campana, una solamente, estuviera colocada
conforme se había estipulado, so pena de demolición de lo que se hiciere17.
16
No está en lo cierto el cronista del tomo sexto, pág. 109, de las Crónicas, al atribuir la colocación y bendición
de la primera piedra al Cardenal Paluzzo de Altieri o de Alteriis. En la misma pág. 109 copia un documento
sobre dicha bendición y en él se lee que lo hizo Monseñor Emilio Altieri, al que por lo visto confunde el
cronista con el anteriormente citado. Mons. Emilio Altieri, nombrado luego Cardenal, fue elevado al Solio
Pontificio el 29 de abril de 1670, tomando el nombre de Clemente X. Cfr. BR, 2, 467-468, donde se dice:
«pose la prima pietra nella fabrica di detta Chiesa in nome della S. M. di Clemente Nono, Monsig. Altieri
poscia Sommo Pontefice anche di Sta. memoria». Falleció Clemente X el 22 de julio de 1676.
17
BR, 2,471. –Las medidas del cuerpo de la iglesia, sin incluir el presbiterio y las cuatro capillas, son: 16,50
metros de longitud, 7,20 de latitud y 14 de altura. El prebisterio tiene 4,70 de ancho y 4,10 de fondo. Y las
capillas 3,50 por 2,50.
NUESTRO HOSPICIO DE ROMA
263
Continuaron las obras y, por fin, el lunes 18 de enero del año 1672 era bendecida solemnemente la iglesia u oratorio, actuando en la ceremonia, de orden de Su Santidad Clemente X,
el Procurador General, Padre Fr. Jerónimo de San José, (a) Velilla, y celebrando la primera
misa el P. Fr. Francisco de Santa Mónica, (a) Falces. El Romano Pontífice citado era nada
menos que, el mismo Altieri que había bendecido la primera piedra.
En diversas ocasiones elevaron preces nuestros Padres para pedir la derogación, primero,
de algunas y, luego, de todas las prohibiciones que habían conseguido los del Convento de
Santa Francisca hacer pesar sobre ellos, viéndose nuevamente inquietados al concedérseles la
celebración de las Cuarenta Horas. Por fin, el Vicario de Roma les facultó para ejercer cuanto
corresponde a un oratorio público18.
El arquitecto encargado de las obras del oratorio o iglesia fue el dominico P. José Pallá, y
para poder pagarlas, por lo menos en parte, se vieron obligados nuestros religiosos a pedir
algunas cantidades a censo varias veces con autorización de la Sagrada Congregación de
Obispos y Regulares19.
El primer titular del Hospicio y su oratorio fue San Guillermo; luego, los Santos Ildefonso y Guillermo, y, finalmente, se cambió este último santo por el de Santo Tomás de Villanueva.
Tiene la iglesia cinco altares. En el mayor se colocó la imagen de Nuestra Señora de
Copacavana, tabla pintada por Plácido Sículo20. Hacia el año 1930, con ocasión de unas
mejoras hechas en la iglesia, retiróse este cuadro, para ser sustituido por el de los santos
titulares, que anteriormente figuraba en el primer altar del lado del Evangelio. Fue su autor
Juan Correa de Murcia21, así como también del de Nuestra Señora de Guadalupe de Méjico22,
que está en el altar siguiente, y del que tiene dedicado el primer altar del lado de la Epístola,
que representa a la Virgen con N. P. S. Agustín y N. M. Santa Mónica. En el altar segundo de
este lado hay un Nacimiento del Salvador, relieve en mármol, obra de otro Sículo llamado
Francisco23. En las paredes de ambos lados de la iglesia, y colocadas en sus respectivas
hornacinas, se encuentran las estatuas de San Luis, Rey de Francia; San Alipio y Santa Clara
de Montefalco, en el lado del Evangelio, y San Fernando, Rey de España, San Fulgencio y
Santa Rita, en el de la Epístola24.
18
BR, 2,472.
BR, 2,499; 508; 528; 585.
20
Brutis, 12, 107; cit. por el P. ENRIQUE PÉREZ en sus Apuntes.
21
A. D. TANI, Guía de Roma; cit. en Apuntes.
22
BOMBELLI, cit. en Apuntes. Según dicho autor, fue el primer cuadro de la Virgen de Guadalupe existente en
Roma.
23
TERRIBILINI, 6 n.º 374; cit. en Apuntes.
24
El P. MARCELINO SIMONENA en su Historia del Hospicio, ms. del Archivo Generalicio, en el que recoge gran
parte de los Apuntes citados, dice al final del cap. VII: «De las estatuas de las hornacinas he oído que S.
M. Carlos IV, cuando estuvo nuestra iglesia a su servicio, mando colocar las de S. Luis y S. Fernando. ¿No
mandaría hacer también las otras? Me inclino a creer que sí, pues parecen de la misma factura y ejecución. Además que consta que el dicho Monarca mandó restaurar la iglesia a sus expensas». En el artículo
siguiente se hablará de la intervención del citado Carlos IV.
19
264
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
La iglesia tenía también su cripta de las mismas dimensiones que aquélla25. Una vez
inaugurada, sirvió para los actos de los hermanos de la famosa Escuela de Cristo, sobre la
cual vamos a decir algunas palabras.
«Fué ésta —refiere el Abate Piazza26— una Pía Congregación fundada en Roma en el
Hospicio de los Padres Descalzos de San Agustín de la nación española, llamada de San Ildefonso en la «strada Felice» en «Capo le Case», con la ayuda y socorros liberales del Cardenal
Pimentel, Arzobispo hispalense, para todos los vasallos del Rey Católico, el año 1653 y bajo
la invocación y protección de la Virgen María y de San Felipe Neri».
A continuación habla el citado autor de los fines de la Escuela, que no eran otros que el
provecho espiritual de sus individuos, la aspiración a hacer en todo la divina voluntad con la
observancia de los preceptos y consejos divinos, caminando a buen paso hacia la perfección,
cada cual según su estado; señala los medios para alcanzar dichos fines y expone la organización que ella tenía. El número de sus componentes no podía pasar de veinticuatro sacerdotes o
religiosos y cuarenta personas seglares.
Según Menéndez Pelayo, el tristemente célebre Miguel de Molinos, que llegó a Roma en
1665, «asistía muy de continuo a la congregación llamada Escuela de Cristo, en San Lorenzo
in Lucina, que más adelante se estableció en Santa Ana de Monte-Cavallo, hospicio de religiosas descalzas de Santa Teresa; luego, cerca de la iglesia de San Marcelo, en las casas del
cardenal de Aragón, y, finalmente, en la iglesia de San Alfonso, de PP. Agustinos Descalzos
españoles»27.
Por estas palabras del insigne polígrafo español se había de deducir que la citada Escuela
de Cristo no fue fundada en la iglesia de nuestro Hospicio, sino que encontró precisamente en
ella su último refugio. Pero la afirmación del Abate Piazza es terminante. Bien pudo suceder
que durante los años de la construcción de la nueva iglesia tuviera la Escuela de Cristo que
buscar los referidos lugares para sus ejercicios, volviendo nuevamente a nuestro Hospicio una
vez terminadas las obras de aquélla o, por lo menos, las de su cripta.
En 1672, el mismo año en que se bendijo la nueva iglesia, celebróse Capítulo General de
la Recolección, y en él se aprobó un acta, la quinta, que dice así: «Item se determinó que para
el dicho Hospicio de Roma se pretenda de su Santidad dé licencias para que sea Convento y
que, en cuanto a la Escuela de Cristo que pretende tener
25
Hace pocos años se acomodó para qua en ella celebrasen ciertos actos y reuniones la Orden Tercera y la Archicofradía de la Consolación.
26
C. B. PIAZA, Eusebologio Romano, 2,205.
27
MENÉNDEZ PELAYO, Historia de los heterodoxos, 2,206. El P. SERAFÍN PRADO, en su artículo La Escuela de
Cristo y nuestro Hospicio de Roma (BSN, a 1960, 228), añade el dato que nos suministra Dudon: «Durante
dos años, por bondad del P. General de la Compañía, estuvo alojada en la Capilla de la Cosa Profesa» (Le
quietíste espagnol Michel Molinos, 17). El citado P. Prado da la fecha de su establecimiento en nuestro
Hospicio en el año 1672, no teniendo noticias sin duda de lo dicho por Piazza.
NUESTRO HOSPICIO DE ROMA
265
sus ejercicios en dicho Hospicio, si quieren perpetuarse en él, se les conceda, con tal que las
capitulaciones y escritura o escrituras que se hayan de hacer, las vea antes y apruebe N. P.
Vicario General y su Definitorio»28. Debió, pues, la Escuela pedir su retorno a la iglesia del
Hospicio, y tal vez con la súplica, o por lo menos indicación, de que se les concediera para
siempre. Y, efectivamente, volvió, pero no comprando local alguno, como erróneamente
afirma el P. Dudon29. En el libro Lumen Domus se lee: «La bóveda o iglesia subterránea es de
nuestra propiedad; sólo está dada ad usum para Escuela de Cristo cuando haya españoles de
espíritu».
Como se ha dicho anteriormente, citando palabras de Menéndez Pelayo, Miguel de Molinos «asistía muy de continuo» a esta Escuela de Cristo; y luego añade: «Esta congregación
fue el primer foco del quietismo. Molinos llegó a dominarla a su albedrío, arrojando de ella a
más de cien hermanos que le eran hostiles»30. Pero Molinos fue denunciado como hereje y
jefe de los quietistas, siendo preso y encerrado en las cárceles de la Inquisición en mayo de
1685; y, una vez terminado el proceso instruido contra él, el 2 de septiembre de 1687 se dio la
sentencia que le declaraba hereje dogmático, mas en atención a la abjuración que hizo de sus
doctrinas, solamente se le condena a reclusión perpetua en un monasterio con algunas condiciones. El 20 de noviembre del año siguiente daba Inocencio XI su Bula Caelestis Pastor, en
la que se condenaban sesenta y ocho proposiciones molinistas. De Molinos ya no se volvió a
hablar hasta su muerte, acaecida en Roma el 28 de diciembre de 1696, después de haber recibido con devoción los santos Sacramentos.
¿Puede hacerse alguna acusación en este asunto contra nuestros Padres del Hospicio de
Roma? No hay ningún fundamento para ello. Como escribe el P. Serafín Prado: «En la causa
que se le instruyó a Molinos, nuestros religiosos no tomaron parte. Numerosísimos fueron los
testigos llamados a declarar, pero entre ellos no fue citado ningún religioso nuestro; muchas
fueron las personas seglares, religiosos y sacerdotes acusadas de concomitancias con la secta,
pero de nuestra Orden, nadie. En la encuesta informativa abierta entre los confesores de Roma
aparecen entre los interrogados dos Agustinos Descalzos: los PP. Fr. Pedro de Santa Bárbara
y Fr. Benito de Santiago, pero ambos son de la Congregación italiana, no de la española»31.
Los Agustinos Descalzos españoles no habían hecho, sin duda, otra cosa que dejar el uso
de su oratorio y luego la cripta de su nueva iglesia a una asociación formada por connacionales suyos, cuyo fin era tan digno de ayuda y alabanza. Además, se ha de añadir que,
28
Acta Ordinis, 3, 134.
Son sus palabras: «Elle fini par acheter un local a son usage exclusif dans le voisinage de l'eglise de Saint
Ildefonse, desservie par las Augustins Espagnols» (Ob. cit., 17).
30
MENÉNDEZ PELAYO, Ob. cit., 2, 207. Parece muy exagerado el número de hermanos expulsados teniendo en
cuenta que, según Piazza, solamente podían llegar a 64 los componentes de la Escuela, a no ser que las expulsiones se hubieran realizado en diversas ocasiones, mientras se iban admitiendo nuevos hermanos.
31
Art. cit., 236.
29
266
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
aun después de todo lo sucedido con Molinos, debió continuar la Escuela de Cristo en el
Hospicio, pues el libro del citado Piazza está impreso en 1698, y en el capítulo dedicado a la
Escuela de Cristo de San Ildefonso se habla de ésta como existente entonces, y se dice también que «su actual Protector es el Cardenal Portocarrero, el cual, santificando con su vigilancia y celo pastoral su grande y nobilísima iglesia de Toledo, no deja de poner influencia y
ayuda para los felices progresos de esta piísima asociación»32. Dicho capítulo, en el que por
cierto no se hace ninguna mención de Molinos, ni de nada de lo acaecido con su desdichado
asunto —lo que no deja de extrañar—, termina resaltando los óptimos frutos que produce este
devoto instituto de la Escuela de Cristo.
Para el sostenimiento del Hospicio económicamente, tuvo que contribuir la Orden por lo
menos durante muchos años. Sabemos que en junta de Definitorio General habida en Madrid
en octubre de 1633 se acordó que las Provincias de las Indias contribuyeran a los gastos de
aquél, puesto que los religiosos que moraban en él prestaban sus servicios a toda la Congregación33. En el Capítulo General ya citado de 1672 se acordó en su acta 4 lo siguiente: «Item
se determinó, en cuanto al remedio que se necesitaba por hallarse muy alcanzado el Hospicio
de Roma, se comprometiese, como de facto se coimprometió el N. P. Vicario General y su
Definitorio, para que se busquen los medios para ayudarle en la necesidad en que se halla»34.
No hemos encontrado la resolución que pudieron acordar, pero en el Capítulo General de
1684 se confirmó un acta, con el número 65, que dice: «Se confirmó el acta, que por cuanto
Ntro. Hospicio necesita de segura situación para los trescientos escudos de paga que ha menester para el sustento de sus religiosos, y no hallarse nuestro Definitorio General con medios
para su asistencia: por tanto, se determinó que para que no haya falencia, ni quiebra en tan
forzoso socorro, se reparta en los conventos de las Provincias de España, cuyos hijos son moradores y agentes suyos en aquel Hospicio, todo lo que falta para el cumplimiento de los trescientos escudos». Y luego de referirse a la cuota que toca a cada uno de los conventos dichos,
advierte que «este repartimiento cesará en todo o en parte siempre que tenga nuestro Definitorio propios de que valerse para excusarlos a los conventos y Provincias de esta molestia, en la
cual no entran nuestras Provincias de Indias, por cuanto están aplicados sus socorros por el
Capítulo General para la solicitud de los rótulos de nuestros mártires»35. Se confirmó asimismo esta acta en Capítulos Generales posteriores. En el de 1700 se determinó también «que la
Provincia de Filipinas contribuya con cien pesos de plata, en conformidad
32
Luis Manuel Fernández de Portocarrero, Cardenal y político español, nació el 8 de enero de 1635 y murió el
14 de septiembre de 1709. Ascendido al cardenalato en 1669, residió en Roma hasta 1677, año en que fue
nombrado Arzobispo de Toledo.
33
BR, 2, 208.
34
Acta Ordinis, 3, 133.
35
Ibid., 3, 275.
NUESTRO HOSPICIO DE ROMA
267
de estas Provincias de España, para el sustento del Hospicio de Roma y gastos precisos del
Definitorio General»36.
El año 1781, en Junta General celebrada en Madrid el 21 de mayo, ante la disposición del
Rey de España y su Consejo de que las preces dirigidas al Papa habían de remitirse para su
expedición al ministro de España o a su expedicionario en la Curia Romana, sin intervención
del Procurador General en la Ciudad Eterna, se acordó que el P. Vicario General y dos de los
Definidores estudiasen el modo de solucionar la conservación del Hospicio y de sus rentas y
posesiones; y éstos no hallaron otro remedio que el envío al P. Procurador, en 20 de febrero
del año siguiente, de la licencia para poder vender dicho Hospicio con su iglesia y demás anejos, sin reservarse inmueble alguno37. No sabemos que se tomara ninguna determinación para
el cumplimiento del anterior acuerdo, y todo continuó como hasta entonces.
El Cardenal Leonardo Antonelli fundó en 1796 la Pía Unión de los llamados Oratorios
Nocturnos, que se componía de sacerdotes ejemplares y cuyo fin principal era, además de
diversas prácticas espirituales, predicar y confesar en los días festivos a los fieles, especialmente a los pobres del barrio de «Capo le case». Uno de los cuatro Oratorios que entonces se
establecieron fue instalado, con el permiso del P. Procurador Fr. Manuel de Santa Mónica, en
la iglesia del Hospicio, en la que se mantuvo quieta y pacíficamente hasta que, al ocupar las
tropas francesas la ciudad de los Papas en el año 1798, los sacerdotes de dicho Oratorio fueron echados violentamente de nuestra iglesia38.
Fue en el mes de febrero del referido año cuando el ejército francés se apoderó de Roma,
y, penetrando en el Hospicio, robaron las pocas alhajas que había en él; intentaron también
llevarse el copón que con formas consagradas se guardaba en el sagrario, exigiendo al Procurador P. Fr. Manuel de Santa Mónica que se lo entregara; suplicóles éste que le permitieran
retenerlo hasta el día siguiente por la mañana, pues entonces, una vez sumidas las sagradas
formas al celebrar la santa misa, se lo daría vacío. No quiso acceder la soldadesca francesa;
antes bien, amenazó al Padre con hacer pedazos la puerta del sagrario y llevarse a la fuerza el
copón, si no le era entregado inmediatamente. Para evitar tan sacrílego atentado, decidióse
36
Ibid., 4, 301. –Respecto de la situación económica del Hospicio en el siglo XVIII nos dice el P. SIMONENA que
poseía tres casas —como veremos en el artículo siguiente eran cinco y una tienda—, y también una viña
por la via Flaminia; todo lo cual se daba en arriendo. Entre las limosnas fijas que recibían, las había de S.
S. el Papa en agosto y diciembre, y del Príncipe Borghese en los mismos meses y por Navidad varios panes. Fue adquiriendo también el Hospicio los llamados Montes, que eran como bonos de renta de la Deuda
Pública; unos le vinieron por compra, otros por donación y otros por mandas de misas, etc. (Historia del
Hospicio, cap. III).
37
CR, 8,452.
38
AG, carp. Documentos de Marcilla; y carp. A, 5, 2. –AM, carp. Hospicio de Roma. De los papeles y documentos de estas carpetas están tomadas estas noticias y las que se reseñan en el artículo segundo. Sirva esta indicación para no repetir las notas.
268
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
nuestro religioso a sumir las sagradas formas, aun sin estar en ayunas, y con gran sentimiento
se lo dio39.
El citado P. Manuel abandonó inmediatamente la ciudad para regresar a España40, dejando la custodia del Hospicio con su iglesia y las casas números 12 y 13 de via Felice y demás
propiedades a un tal José Boli; pero a éste le echaron también del Hospicio los franceses,
siendo vendidas luego nuestras pertenencias, como bienes nacionales, a un individuo apellidado Bona, vecino de la cercana villa de Marino, el cual entró como a saco en ellas, enajenando y dispersando cuanto le vino a mano, sin exceptuar libros ni documentos oficiales. La
iglesia quedó saqueada; los cuadros fueron vendidos, los grandes, a cuatro escudos, y los pequeños de las cuatro apariciones de la Virgen de Guadalupe, a un escudo cada uno, siendo su
comprador Antonio Cola.
El 29 de septiembre de 1799 viéronse los franceses obligados a abandonar Roma, y el
Hospicio con su iglesia y las casas retornaban luego a nuestro poder, quedando como administrador de todo ello don Francisco Salesa, capellán del regio palacio de España en aquella
ciudad, quien puso como representante suyo al frente del Hospicio a Vicente Dolce, autorizándole para habitar en una de las casas pertenecientes al mismo. Concedió igualmente a algunos sacerdotes españoles que morasen gratuitamente en el edificio del Hospicio; y en él
permanecieron hasta la segunda invasión francesa. El citado Salesa pudo recuperar los cuadros de la Virgen de Guadalupe, dando al comprador el mismo precio que había pagado éste,
quien renunció a los derechos que sobre los referidos cuadros podía tener, revocando el pleito
que ya había entablado.
39
40
AHN, n. 18553, Difuntos de Toledo; necrología del P. Fr. Manuel de Santa Mónica.
El P. Fr. Manuel de Santa Mónica había nacido en Alcabón, Toledo, a primeros de enero de 1739, siendo sus
padres Manuel Esteban y Feliciana de Mata. Hizo su profesión religiosa en el convento de Madrid el 5 do
junio de 1755. De claro y agudo entendimiento, con su mucha aplicación salió gran filósofo y teólogo. Fue
elegido Prior del convento de Valdefuentes en los Capítulos de 1779 y 1782, pero antes de terminar el trienio último, en 1784, fue nombrado Procurador General en la Curia Romana, siendo reelegido en el Intermedio de 1789 y en el Capítulo de 1790, y cuando en el Intermedio de 1793 y Capítulo de 1797 se nombraron para dicho oficio otros religiosos, parece ser que no fueron a Roma, continuando ejerciendo como Procurador nuestro biografiado. Una vez vuelto a España en 1798, en el Capítulo de Castilla de este mismo
año fue elegido Prior de Talavera y en el siguiente de 1802 —y no en 1801 como se dice en Crónicas, 9,
79— ascendió al Provincialato, no terminando el trienio porque el 6 de marzo de 1804 fallecía repentinamente en el convento de Toledo donde residía, no habiendo por ello podido recibir los Sacramentos; al entrar por la mañana en su celda el asistente a preguntarle si había de bajar a decir misa, le halló vestido y
echado en la cama, pero difunto (Necrología cit. en la nota anterior).
NUESTRO HOSPICIO DE ROMA
269
ARTÍCULO SEGUNDO
El Hospicio en los años 1809 al 1819. –Dos lustros de "accidentada" historia
Fue en febrero del año 1809 cuando Napoleón invadía nuevamente los Estado Pontificios
y, apoderándose de la sagrada persona del Papa Pío VII, se lo llevó prisionero a Francia. Los
bienes de los religiosos nuevamente eran saqueados. Nuestra Casa-Hospicio y su jardin fueron dados en arriendo a Salvador Ferrucci por nueve años; pero el 4 de septiembre de 1812
los vendía el Fisco por ocho mil trescientos veintitrés francos a José Wesparger, a quien en 21
de julio del año siguiente se los compraba Juan Bautista Vizia, estañador de oficio. Las casas
números 12 y 13 de la misma via Felice habíalas adquirido, el 26 de agosto de 1811, por ocho
mil ochocientos trece francos, el Cardenal Lattier de Bayanne, representado por su agente el
sacerdote don Juan Pugó, quien en 5 de agosto de 1819 las vendió, como procurador de los
herederos del citado Cardenal, a los esposos Marzella. Se vendieron también las siguientes
propiedades del Hospicio: la casa número 49 de via di due Macelli, el 11 de agosto de 1811,
por cuatro mil ciento ochenta y dos francos, a María Teresa Carlota de Slura de Liegi; la tienda número 10 de via Felice, el 9 de septiembre del mismo año, por setecientos setenta francos,
a Luis Gentili; una casa en via della Purificazione, el 10 de enero de 1812, por novecientos
cuarenta y dos francos, a Carlos Barberini, y otra casa en via di S. Basilio, el 11 de agosto de
1812, por mil seiscientos cincuenta y seis francos, a Mario Gramiccia, a nombre del duque
Mari e Fratelli.
Pero volvió nuevamente a la Ciudad Eterna el Papa Pío VII, y el 23 de julio de 1814 ordenaba que todos los religiosos, mediante la debida reclamación, fueran reintegrados a la pacífica posesión de sus iglesias, monasterios, conventos, hospicios y locales anejos. Como en
Roma no había entonces ningún religioso de los nuestros, y los de España no tuvieron por
aquel tiempo conocimiento de lo acaecido y de la orden dada, a causa de los trastornos ocurridos y que todavía continuaban sucediendo en ella, no se pudo hacer la reclamación de nuestras propiedades.
Vivía a la sazón en Roma el Rey Don Carlos IV de España, y fue éste quien, por medio
del Ministro Plenipotenciario español don Antonio de Vargas y Laguna, reclamó la CasaHospicio para poner en ella su Real Botica, y habiéndosele concedido, se le hacía entrega de
la misma en diciembre del mismo año 1814; Don Carlos nombró su custodio a su Boticario
Mayor don Antonio María Luceño, quien pasaba a morar en ella. Por consideración al mismo
Don Carlos, se le negó la iglesia a un pintor español que la quería para dedicarla a estudio de
pintura. Con la aprobación de S. M., la reclamó el citado señor Luceño, exponiendo que, formando parte la iglesia de la Casa-Hospicio y perteneciendo ésta a los agustinos descalzos, no
debía desmembrarse una de la otra, por lo que le correspondía a él
270
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
la custodia también de la iglesia. Accedió a ello el Cardenal Vicario de Roma, pero conservando él autoridad directa sobre la misma, como iglesia existente en su jurisdicción y no
haber sido reclamada hasta entonces por su legítimo poseedor o su representante legal. Quedó, pues, el señor Luceño como custodio de la Casa-Hospicio y de su iglesia. Cuando le fueron entregadas, se encontraban en el más deplorable estado. En la casa hizo Carlos IV las reparaciones más necesarias para su habilitación. En la iglesia habían quedado muy pocos objetos; de ropas y ornamentos, nada absolutamente, por lo que se pidieron prestados, y el día
primero de febrero de 1815 se abría al culto, que fue manteniéndose con decoro a expensas de
los españoles de la familia y séquito de Su Majestad y del propio señor Luceño. Celebrábanse
tres o cuatro misas diarias.
El 25 de mayo de 1816, la Cofradía de Jesucristo Agonizante solicitó se le concediera autorización para poder trasladarse a nuestra iglesia. El Cardenal Vicario, viendo que, después
de dos años, los religiosos sus dueños no la habían reclamado formalmente, considerándola
como abandonada, accedió a las reiteradas instancias de los cofrades, pero contando siempre
con el permiso del señor Luceño, su custodio, y con estas condiciones: que fuese a beneplácito del Cardenal Vicario; que la cofradía no adquiriera ningún derecho en la iglesia, y que
aquélla debiera pagar la cera, aceite, etc., que ella necesitase. Según carta del señor Luceño a
N. P. Vicario General, la cofradía solamente tenía el simple uso de la iglesia, y esto con absoluta dependencia del citado señor en todo y por todo, no pudiendo alegar derecho alguno de
posesión en ningún tiempo, ni poner su escudo sobre la puerta, ni hacer la más mínima variación sin su consentimiento, dejando siempre las llaves en su poder. Pero a pesar de todo esto,
no mucho tiempo después de verificar la cofradía su traslado a nuestra iglesia —acto que ya
se hizo con toda solemnidad y rumbo el 23 de junio del citado año 1816—, comenzaron los
cofrades a considerarse como sus dueños absolutos, pensando colocar sobre la puerta principal los escudos de la cofradía y de sus protectores y primeros hermanos, hacer en el interior
de los locales varias caprichosas mudanzas y quitar los cuadros de los santos de la Orden y de
España, sustituyéndolos con los propios, como ya lo hicieron en el altar mayor, retirando el
cuadro de Nuestra Señora de Copacavana y poniendo en su lugar la imagen de Jesucristo
Agonizante. Hasta llegaron a acudir a Carlos IV para suplicarle se dignase autorizar y confirmar también él su traslación, para mejor asegurarse en la posesión de la iglesia y sacristía,
pero Su Majestad les contestó secamente que no era su intención apoderarse de los bienes de
su nación y de sus individuos; antes bien, tan pronto como los religiosos sus dueños reclamasen su iglesia y Hospicio, haría que su Boticario pagase a éstos los correspondientes alquileres, si los dichos religiosos no ponían reparo en ello, o mandaría que al momento desocupase
el local, para que como dueños pudieran disponer del mismo a su arbitrio. Cuando N. P. Vicario General tuvo conocimiento de lo actuado por Don Carlos IV en todo este asunto, dio cuenta de ello a su Definitorio General, que acordó manifestarle su profunda
NUESTRO HOSPICIO DE ROMA
271
gratitud y afecto, poniendo todo el local del Hospicio a su disposición.
Había sido don Tomás de Olarán, oficial mayor, interventor y contador del correo de Su
Majestad, quien había escrito desde Roma al Padre Vicario General, dándole cuenta de la disposición del Papa Pío VII sobre la devolución de bienes a los religiosos y de cuanto había
sucedido con el Hospicio y su iglesia, y le prevenía contra la conveniencia de otorgar un poder en toda forma para poder reclamar debidamente iglesia y Hospicio y obligarles a salir a
los cofrades.
Como se ha dicho en otro lugar41, en la Junta General de 17 de junio de 1816 había acordado el Definitorio que, por la vía que fuere, se procurasen adquirir los informes necesarios
sobre el Hospicio y sus propiedades, para que en su vista se procediese a su conservación o su
enajenación. Recibida, sin duda, posteriormente la carta del señor Olarán, el P. Vicario General, Fr. Joaquín de San Rafael, con fecha 8 de julio del mismo año 1816, le contestaba agradeciéndole el interés que demostraba por todo lo relacionado con el Hospicio y la remitía un
poder, fechado en Almagro el 5 del mismo mes, a nombre de D. Antonio María Luceño, para
que éste, en nombre de los agustinos descalzos, «pueda apoderarse y se apodere de la iglesia
con el título de San Ildefonso, del Hospicio y casas anejas y de todo lo demás que toca y pertenece a la Religión de Agustinos Descalzos en dicha Corte de Roma, y administrándolo todo,
disponga del culto de aquélla, cuidando del Hospicio y demás bienes mencionados, haciendo
formal oposición a la solicitud de la Cofradía de los Agonizantes y a otra cualquiera que se
intente por cualquier Cuerpo, Comunidad o persona particular; a cuyo efecto, siendo necesario, acudirá ante Su Santidad o Tribunales que correspondan». Se le confería también poder
delegar en todo o en parte en algún otro cuando lo tuviere a bien. En la carta se daba licencia
para que siguiera en el Hospicio la Real Botica.
Don Antonio María Luceño escribió el 14 de agosto al P. Vicario General diciendo que
no podía aceptar el honor que se le dispensaba por diversas razones, que en su contestación le
exponía; y, después de relatarle también lo sucedido con todo lo del Hospicio, le proponía
para agente de la Orden en Roma al mismo don Tomás de Olarán, «por conocer —decía— su
noble carácter, celo, exactitud, religión, desinterés, deseo de servirles y de conocimientos
prácticos en estos asuntos»; podían, pues, enviar a este señor un poder en la forma más amplia
posible. El mismo señor Olarán escribió igualmente al P. Vicario General diciéndole que si
Su Revma. continuaba en e! mismo deseo de que, en defecto de dicho Luceño, recayera en él
tal nombramiento, podia remitirle nuevo poder a su favor, con la seguridad de que trataría los
asuntos de la Orden con suma actividad y empeño; que tan pronto como reciba el poder tomará formal posesión a nombre de la Orden de la iglesia, Hospicio y cuanto averigüe pertenezca
a la misma; que presentará a Su Santidad la correspondiente demanda para que ordene se le
restituyan las casas
41
Cfr. cap. X, art. III, del presente tomo.
272
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
anejas al Hospicio vendidas al Cardenal de Bayanne y lo demás que pueda competirle, y en
caso contrario, que se le entregue la correspondiente compensación; y, finalmente, que ha
averiguado que la Orden posee varios Lugares de Montes bajo diversas denominaciones y
títulos. (Los Lugares de Montes eran como bonos de la renta de la Deuda Pública de entonces,
según ya se dijo; comprobóse más tarde que el caudal de los mismos ascendía a mil doscientos setenta y seis coma veintisiete escudos, con un producto anual de sesenta y tres coma
ochenta uno.)
A últimos de agosto del mismo año 1816 se firmó nuevo poder a favor del señor Olarán,
quien, una vez recibido, solicitó del Monseñor Tesorero de la Santa Sede la restitución del
Hospicio con su iglesia y jardín; así lo consiguió, tomando posesión de todo ello el 28 de noviembre ante testigos y con todas las formalidades legales, en nombre de los Agustinos Recoletos Descalzos de España e Indias.
La nota de los enseres que existían en la iglesia y sacristía al tomar posesión el señor Olarán dice así:
«Sobre los altares de las cinco capillas, que no necesitan reparo alguno, sus respectivos
cuadros. En el mayor, el cuadro de Nuestra Señora de Copacavana, que estaba situado en su
nicho y que los Hermanos quitaron y lo tienen tirado en la buhardilla existente en la parte
superior atrás de dicho altar. Otro cuadro representando al Salvador, existente sobre dicho
nicho. En las dos capillas a cornu Evangelii, en una, el cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe, y a los laterales, cuatro más pequeños, representando el milagro; en la otra, el de San Ildefonso y Santo Tomás. En las dos capillas a cornu Epistolae, en el primero (junto a la puerta de
la iglesia), el Pesebre, esculpido en mármol de Carrara, y en el segundo, San Agustín y Santa
Mónica (con la Inmaculada Concepción). Sobre el altar mayor, una custodia de madera pintada a jaspe para encerrar el Santísimo Sacramento; seis candeleros de madera, altos tres palmos, pintados color de metal, con sus filetes de oro y correspondientes velas de madera, con
su escaloncito de madera; catorce candeleros más pequeños, pintados como los grandes, para
uso de los demás altares; sus cinco respectivos frontales, floreados, en óptimo estado; ocho
bancos de madera blanca, con sus espaldones; cuatro genuflectorios de madera pintada color
de nogal; un confesonario, que sirve también de puerta para subir a los coretos a cornu Evangelii; todas sus correspondientes puertas y cerrojos, con una mampara a la puerta principal de
dicha iglesia. En la sacristía: una cómoda con varios cajones y cerrajas para guardar los paramentos sagrados; un banco con su espaldón pintado color de nogal; un genuflectorio igual;
una cruz con Cristo pintado en papel; una imagen pintada en tabla de Nuestra Señora de Copacavana; un misal cuasi inservible y un atril de madera muy viejo». Bajo la iglesia había un
sótano bendecido, de las dimensiones de la iglesia; por los vestigios que quedaban de él se
deducía que hubo una capilla con su altar, habiéndose usado como oratorio.
Respecto de los bienes vendidos en tiempo de la dominación francesa el P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael, le insistió una y otra vez al señor Olarán que la Orden quería la
restitución
NUESTRO HOSPICIO DE ROMA
273
de todos ellos y de ningún modo compensaciones, aunque fueran ventajosas; ahora bien, si
esto fuera de todo punto imposible, que pidiera una justa indemnización, manifestando siempre el sentimiento de no serles reintegradas las mismas propiedades. Por más interés que puso
el señor Olarán en procurar la devolución de las mismas, no obtuvo resultado, contentándose
con recibir una compensación, que solamente fue de noventa y cinco escudos anuales desde el
7 de noviembre de 1815.
A los cofrades de Jesucristo Agonizante intimó el señor Olarán en el mes de diciembre
del mismo año 1816 que colocaran nuevamente en el altar mayor la imagen de Nuestra Señora de Copacavana y dejaran libres la iglesia y sacristía; mas al ver el poco o ningún caso que
hacían de tal intimación, creyó conveniente recurrir a la protección y autoridad del ministro
de España en Roma, el señor Vargas y Laguna, quien tomó el asunto con el máximo empeño
y energía, consiguiendo que el Cardenal Vicario ordenara a los cofrades que salieran de la
iglesia, buscando otro local; pidieron ellos unos días de prórroga, con la promesa de dejar
libre y desocupada la iglesia y sacristía dentro del siguiente mes de enero. El señor ministro, a
su vez, hízoles saber por conducto de Olarán que, si no lo verificaban así, veríase obligado a
usar de sus facultades como representante de Su Majestad y protector de la nación española.
Para prevenir toda actitud contraria, el día 8 del citado mes de enero se colocaba el escudo de
armas del Rey de España sobre la puerta principal de la iglesia.
Pasó el mes de enero y llegó febrero, y viendo el señor ministro Vargas que los cofrades
no cumplían lo acordado, continuando como dueños ejerciendo sus funciones, mandó cerrar
con todas las formalidades, por medio del secretario de la Legación, la iglesia y sacristía y
todo lo perteneciente a la cofradía, dispuesto, si no desocupaban prontamente la iglesia, a llevar a cabo su primer proyecto de poner en lugar decente la imagen del Santo Cristo y los vasos sagrados y dejar en la calle los demás enseres, sobre lo cual ya había hablado con S. S. el
Papa y con el Cardenal Secretario de Estado, por no querer tratar ya del asunto con el Cardenal Vicario, favorecedor de la cofradía. Convencidos los cofrades, ante la firmeza del ministro
y el fracaso de los fuertes empeños que habían interpuesto, de que ya no les quedaba esperanza alguna, en la mañana del día 10 de marzo se llevaron la imagen del Santo Cristo y todos
sus enseres, dejando libre y desocupada la iglesia, cuyas llaves entregó inmediatamente a Olarán el señor ministro. El día de Pascua del mismo año 1817, después de haberse hecho algunos reparos necesarios y colocada en su lugar la imagen de Nuestra Señora de Copacavana42,
se abrió nuevamente la iglesia, con gran regocijo de los españoles, quienes, con anuencia y
permiso del párroco, podían cumplir sus deberes
42
El 20 de enero de 1817 se abonaron al carpintero 25 escudos romanos por la composición del bastidor del
cuadro de Copacavana, que estaba roto por haberlo tirado a un rincón los de la cofradía, como se anota de
la copia de las cuentas, volviéndose a colocar en su primitivo lugar del altar mayor. A Joaquín Muñoz, restaurador de cuadros, se le abonó 1,50 por su compostura, pues estaba agujereado por varias partes, y haber
retocado su pintura y dado barniz.
274
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
religiosos en ella; la custodia de la misma fue encomendada por Olarán a un sacerdote de vida
ejemplar llamado el Abate Alejandro Pottier.
Todo lo actuado fue aprobado por N. P. Vicario General, Fray Joaquín de San Rafael,
quien desde los primeros momentos había reiterado al señor Olarán sus deseos de que se consiguiera a todo trance que la dichosa cofradía dejase libre la iglesia. «Si ésta se resiste —le
decía con fecha 24 de diciembre de 1816—, válgase de todos los medios que estén a su alcance y aun de la protección de S. M. el Señor D. Carlos IV, que con tanta bondad se nos ha
ofrecido, y la del ministro Sr. Vargas; porque estoy resuelto a negarme a cualquier recurso
que la expresada Hermandad me remita, como perjudicial a mi Congregación».
Fechado el 29 de mayo de 1817 en Alcalá de Henares, el P. Vicario General y su Definitorio otorgaron un nuevo poder especial a don Tomás de Olarán. Este procuró indagar el paradero de los libros y documentos del Archivo, consiguiendo solamente recuperar algunos
libros y papeles y el sello de la Procura43.
Por disposición testamentaria del Cardenal Ludovisi, debía estar encendida perpetuamente, día y noche, una lámpara; por un Rescripto del 18 de noviembre de 1818 se redujo a que
sólo ardiera los días de las festividades principales de la Virgen. Por otros Rescriptos del 16
de diciembre del mismo año y del 9 de enero de 1819 se concedieron reducciones de algunas
cargas de misas.
El 19 de enero de 1819 falleció Carlos IV, quedando a entera disposición de los religiosos
todo el Hospicio, en el que, como se ha dicho anteriormente, se hallaba establecida su Real
Botica. A don Antonio M. Luceño, a cuyo cargo estaba aquélla, en consideración a la buena
memoria de aquel Rey, se le permitió que siguiera residiendo en el Hospicio hasta su vuelta a
España, lo que tuvo lugar el 14 de octubre del mismo año 1819. Con fecha 18 de febrero de
este mismo año había ordenado el P. Vicario General a Olarán que podía alquilar todo el
Hospicio, a condición de que quedara desalojado cuando nuestros religiosos pudieran volver a
Roma.
¡Dos lustros de «accidentada» historia del Hospicio de Roma! Todavía se prolongaría varios lustros más, hasta que pudieran llegar los religiosos, sus dueños.
43
Vicente Dolce, encargado del Hospicio por Salesa, como ya se ha dicho, después de muchas instancias y un
oficio formal del señor Olarán, entregó a éste un librito que contenía varias apuntaciones, y unos papeles
sobre el reconocimiento de una viña hecho por un tal Diotalevi en 28 de mayo de 1808 a favor de los Agustinos Descalzos de España, a quienes pertenecía; asimismo devolvióle notas de las casas alquiladas que
eran posesión del Hospicio. El P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael se lamentaba, en carta a Olarán del 28 de abril de 1818, de la conducta de Dolce por no haber dado aviso oportunamente de las disposiciones del Gobierno sobre las enajenaciones realizadas por los franceses, originándose por ello daños irreparables a la Orden. Algunos libros, papeles y el sello de la Procura aparecieron en casa de un ebanista llamado Rafael Lanchas, a quien se los había entregado Salesa al entrar por segunda vez las tropas francesas
en Roma.
CAPÍTULO XII
LA PROVINCIA DE CASTILLA EN EL TRIENIO 1815 - 1818
ARTÍCULO PRIMERO
Capítulo Provincial del año 1815. –Nota biográfica del nuevo Provincial
El 1 de marzo de 1815 convocó el P. Vicario General al Capítulo Provincial que la Provincia de San Agustín de Castilla había de celebrar al mes siguiente en el Convento de Madrid, a todos los vocales, y todos se dieron por convocados, excepto los tres Definidores actuales: PP. Fr. Luis de San José, L. J.; Fr. Gregorio de Nuestra Señora de Guadalupe, y Fr.
Bonifacio de San Antonio, los cuales por justas causas no pudieron concurrir1.
Presidió el Capítulo el mismo P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael, y del mismo,
por la carencia de documentos, solamente hemos podido conocer los nombramientos siguientes, entresacados de diversas partes:
Prior Provincial, P. Fr. Bernardo Pérez de San Agustín, L. J.
Definidores Provinciales, PP. Fr. Sebastián de la Virgen de Guadalupe, L. J.; Fr. Ricardo
Segovia de Santo Tomás de Aquino, Predicador; Fr. Pedro de Santa Rita, L. J., y Fr. Juan Pulido de San José.
Prior de Madrid, P. Fr. Juan Algora de Nuestra Señora de Guadalupe, Predicador.
Prior de Talavera de la Reina, P. Fr. Manuel Molina de la Santísima Trinidad, L. J.
Prior del Portillo, P. Fr. Miguel del Carmen.
Prior de la Nava del Rey, P. Fr. Damián Vicente de Santa Cecilia.
Rector de Jarandilla, P. Fr. Antonio del Patrocinio, Pred.
Prior de Valladolid, P. Fr. Martín Berceruelo de San Guillermo, Predicador.
Rector de Alcalá de Henares, P. Fr. José Díaz de Jesús María, L. J.
Rector de Salamanca, P. Fr. Pedro Margallo del Rosario, Lector de Teología.
Prior de La Viciosa, P. Fr. Santiago Barriga de San Antonio.
Prior de Toledo, P. Fr. Manuel Vadillo de Santa Mónica.
1
AG, Registro, f. 221 v.
276
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Prior de Maqueda, P. Fr. Isidro de Santa Bárbara.
Prior de Santa Cruz de la Sierra, P. Fr. Agustín Cano de San Nicolás.
Prior de Valdefuentes, P. Fr. Fernando Núñez de la Concepción.
Subprior del Portillo, P. Fr. Antonio Sánchez de la Concepción; y Sacristán, P. Fr. Francisco de la Concepción.
Subprior de La Nava del Rey, P. Fr. Cristóbal de San Francisco, Pred.; y Sacristán, P. Fr.
Simón González del Rosario.
Subprior de Valladolid, P. Fr. Agustín de la Peña de Santa Mónica.
Vicerrector de Alcalá de Henares, P. Fr. Juan de la Consolación.
Vicerrector de Salamanca, P. Fr. Manuel García de San Nicolás de Tolentino, Pred.
Subprior de Toledo, P. Fr. Vicente López de Santa Rita; Maestro de novicios, P. Fr. José
Solís de Santa María, y Sacristán, P. Fr. Sebastián de San Antonio.
Subprior de Maqueda, P. Fr. Manuel de San Antonio.
Durante el trienio fallecieron los PP. Definidores Fr. Ricardo de Santo Tomás de Aquino
y Fr. Pedro de Santa Rita; el Prior de Valladolid, P. Fr. Martín de San Guillermo, y el Rector
de Jarandilla, Padre Fr. Antonio del Patrocinio; sabemos que a este último le sucedió en el
rectorado el P. Fr. Manuel Barja de Santa Teresa.
El nuevo Provincial, P. Fr. Bernardo de San Agustín, era natural de Madrid, habiendo sido bautizado en la parroquia de San Martín el 23 de noviembre de 1751. Fueron sus padres
Rafael Pérez y María de la Canal. Aficionado al hábito recoleto, solicitó el ingreso en el noviciado del Convento madrileño, en el que, terminado el año de probación, hizo la profesión
religiosa el 23 de noviembre de 1767 en manos del P. Subprior Fr. Miguel de Santa Rita,
Pred., siendo Maestro de novicios el P. Fr. Pablo de San Antonio2.
Fue un religioso «de mucha instrucción, celoso, prudente y juicioso»3, y al parecer muy
entendido en teología, pues figura, juntamente con el P. Fr. Juan Algora de Nuestra Señora de
Guadalupe, como censor de varias obras4. Además de Lector Jubilado, tuvo el título de Calificador del Santo Oficio.
En el Capítulo Provincial de 1794 fue nombrado Rector del Colegio de Alcalá de Henares. En septiembre de este mismo año, el Capítulo Intermedio de la Provincia de la Candelaria
lo eligió como Definidor primero para asistir al Capítulo General representando aquella Provincia; y en efecto asistió como tal al mismo. Su rectorado de Alcalá duro cuatro años, pues el
Capítulo Provincial de Castilla, en virtud del Breve de Pío VI, ya citado en otro lugar, se retrasó hasta octubre de 1798. Ignoramos si obtuvo algún cargo en este Capítulo, del que no
constan todos los nombramientos. En noviembre de 1801 hizo la Visita al Convento de Toledo en nombre del P. Vicario General.
En el Capítulo siguiente, que tuvo lugar el año 1802, y no el
2
BN, ms. n. 3858, Lib. Quarto de Prof., f. 392.
AS, leg. 1218.
4
P. DE SANTIAGO VEGA, Ensayo etc., 1,94.
3
LA PROVINCIA DE CASTILLA EN EL TRIENIO 1815 - 1818
277
1801, como ya se ha indicado en la nota 40 del capítulo anterior, fue elegido Prior del Convento de Toledo, tomando posesión del cargo el 14 de mayo del citado año. En el Capítulo
Intermedio de la Candelaria de septiembre de este mismo año fue también elegido, pero en
tercer lugar, en la terna para Definidor primero al Capítulo General; a éste, que se celebró en
mayo de 1803, no asistieron ni Definidores ni Discretos por disposición del señor Nuncio5.
Duró su priorato de Toledo solamente dos años, porque el Capítulo Provincial, de conformidad con el plan de Capítulos establecido por el mismo señor Nuncio, tuvo lugar en mayo
de 1804. De la Carta capitular presentada a este Capítulo tomamos los datos siguientes: Formaban la comunidad veintiséis sacerdotes6, tres coristas, seis legos y un novicio. El recibo
había sumado noventa mil ochocientos veintisiete reales vellón, y el gasto, noventa y siete mil
setenta y uno. Quedaban de provisiones cinco hojas de tocino con sus perniles; ocho arrobas
de aceite, veinte de vino, cuarenta de carbón; seis fanegas de harina y media de lentejas. Se
había hecho para la ropería un colchón, veintiocho servilletas y seis paños de rasura. En la
librería hubo de aumento la Historia de España de Masdéu, la obra de los Santos Padres Toledanos y otras varias. En la Sacristía se habían recibido y gastado en los dos años siete mil
cuatrocientos cincuenta y seis reales vellón, y quedaban en ella ocho arrobas de aceite y una y
media de cera; se había aumentado en una araña de cristal para Santa Rita, una sabanilla para
el altar de la Santa en su novena, tres cubiertas de encerado para los altares, otras dos sabanillas para los colaterales, seis amitos y cinco paños de cálices, seis taburetes de nogal con forro
carmesí para la Sacristía, un corazón de plata con cinta morada con lentejuelas para la Virgen
de los Dolores, cuatro cortinas de cotón para las ventanas altas, seis albas, un paño de atril y
otro de hombros para el terno verde, tres misales nuevos, un relojito de madera para la sacristía, una escalera. Se han gastado dos mil doscientos noventa y cuatro reales vellón en obras
del convento y en la hacienda de Nambroca; en ésta quedaban tres pares de mulas de labor
con sus aperos correspondientes, un macho, una borrica, una cerda con cuatro lechoncillos,
otros cuatro cerdos, una galera y un carro, cinco fanegas de harina de trigo y fanega y media
de cebada; y quedaban sembradas dieciocho fanegas de trigo, diez de centeno, dieciocho de
cebada, cuatro de algarrobas y nueve de avena, quedando hecho el barbecho con las vueltas
para treinta y dos fanegas; todas las viñas y olivos quedaban con las labores correspondientes;
en la bodega había cuatrocientas arrobas de vino y cuarenta de vinagre; en el almacén, setenta
y dos de aceite, y en el molino, cuarenta fanegas de pezón de aceituna; en la casa quedaban
diez costales, cuatro azadones, diez sábanas, ocho almohadas con sus fundas, dos tablas de
manteles y cinco servilletas, y, además, todos los pertrechos necesarios.
En el Capítulo de 1804 salió electo Definidor Provincial, pero en octubre del año siguiente, en el Capítulo Intermedio General se le
5
6
CR, 9, 90.
AHN, n. 14982, Recibo, f. 63.
278
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
nombraba Secretario General, y en el Capítulo General de 1808, Definidor General por Castilla.
Residía en el Convento de Madrid, cuando a primeros de diciembre de este mismo año
1808, ante el ataque de los franceses, se vio obligado a abandonarlo con los demás religiosos.
Al ser suprimido el citado Convento por el Gobierno intruso y destinados sus religiosos por el
Vicario General, de orden de aquél, a otros conventos, a nuestro biografiado tocábale ir al
Colegio de Alcalá, pero suponemos que, dada la precaria situación de esta casa, como ya se
ha dicho en otro lugar, conseguiría permanecer en Madrid, de donde era natural. Después de
la supresión por el Gobierno intruso, sabemos que por lo menos a mediados de 1810 residía
en Madrid y que a mediados de 1811 firma un ducumento en Alcalá, volviendo a estar en
Madrid en el año siguiente7.
ARTÍCULO SEGUNDO
Noticias de algunos conventos de la Provincia
En una carta escrita desde Madrid a Filipinas el 10 de enero de 1817 por el P. Alonso Jubera, decía lo siguiente: «En este Convento nada se adelanta y casi sucede lo mismo en los
demás. En Alcalá no hay más que el P. Rector y un lego; aún no se ha abierto la iglesia. Los
Conventos de la Viciosa, Maqueda, Salamanca y Talavera y no sé qué otros no se habitan y
pasará mucho tiempo en que puedan estar corrientes. Aún no se ha dado un hábito en Castilla,
ni hay estudios, ni nada de arreglo»8.
Del Convento de La Nava del Rey sabemos más detalles del presente trienio por la Carta
capitular presentada al Capítulo de 18189. Componían entonces la comunidad ocho sacerdotes
y dos hermanos legos. «Ha recibido en este trienio la cantidad de cuarenta y nueve mil trescientos ochenta y tres reales vellón, y gastado la de setenta y cuatro mil trescientos setenta y
siete, por lo que excede el gasto al recibo en la cantidad de veinticinco mil catorce, todo empleado en la reedificación de este Convento, desmantelado y demolido en todas sus partes. Se
ha cubierto su iglesia y capillas, que son seis; reparado la media naranja y veleta; tapado el
arco que de la iglesia iba a la Consolación. Se ha jareado, maestrado, dado yeso moreno y
blanqueado la capilla de San José, presbiterio, pórtico y canceles; se ha enladrillado el coro,
construido celosía nueva, dado yeso moreno y blanqueado; están hechas cuatro vidrieras, cinco alambreras y todos sus hierros, chapeteras y demás para seguridad y firmeza; se han reformado las puertas exteriores de la iglesia, hecho de nuevo el abanico; se ha cubierto todo el
ámbito de la librería y todo el espacio que hay desde la superficie de la espadaña vieja en línea recta hasta la pared que dice hasta el Oriente y huerta; se
7
AS, legs. 1218; 1232.
AM, carp. 72, 13.
9
AHN, n. 16468, Recibo, f. 162
8
LA PROVINCIA DE CASTILLA EN EL TRIENIO 1815 - 1818
279
han construido en estos ámbitos un piso nuevo, se han enladrillado y fabricado en ellos siete
celdas con sus puertas, ventanas, cerraduras, pernios y fallebas; asimismo, una cocina y un
cuarto para despensa. Se ha cubierto toda la galería del expresado Convento y construido sobre sus bóvedas ruinosas un nuevo piso, se ha construido y cubierto un cuarto de ochenta pies
de longitud, aguas vertientes al poniente, villa y claustros, se han levantado sus paredes maestras por algunas de sus partes desde los próximos cimientos, y por todas desde la mamposta
en este cuarto se hallan delineadas siete celdas. Se han consumido para la construcción y armazón de estas obras cuarenta mil tejas, veinte mil ladrillos, cuatrocientas piezas de sesmas,
tercias, machones, catorrales y doscientas trozas de sobradiles, ciento treinta y una libras de
clavos trabaderos, cinco mil de cabeza redonda, mil arrobas de yeso moreno, trescientas fanegas de cal, veintinueve mil adobes, y, en una palabra, en sus materiales, maestro principal
director de la obra, oficiales y peones ha gastado esta comunidad cincuenta y seis mil quinientos reales. De la sacristía se han recogido seis ternos, varias casullas, siete albas, tres cálices y
dos copones».
En marzo de 1816, el Prior del Convento de Valladolid, P. Fray Martín Berceruelo de San
Guillermo, escribía: «Ya por la misericordia de Dios N. S. y los infatigables desvelos de algunos de sus individuos se ha podido arribar a componer algunas celdas y asear algún tanto la
iglesia; mas con todo faltan muchísimas cosas precisas para el culto y muchas más para la
subsistencia de dieciocho individuos que, por la escasez de medios, los más residen fuera de
los claustros, con notable perjuicio de la disciplina regular»10.
Respecto del Colegio de Salamanca, puede verse la Carta capitular, que ya viene publicada en el tomo IX de estas Crónicas11.
En el Convento de Toledo, según la Carta capitular del trienio 1815-1818, había quince
religiosos sacerdotes y cuatro hermanos legos. El recibo había ascendido a noventa y dos mil
quinientos sesenta y tres reales vellón, y el gasto, a noventa y dos mil seiscientos dieciocho.
Se había aumentado la librería con cincuenta volúmenes de varias obras y se habían hecho los
estantes. El aumento en la sacristía había sido de dos casullas blancas de segunda clase, seis
amitos, seis juegos de corporales, doce cíngulos, dos candeleros de metal, el vaso de la Unción de plata, una pluma de plata para la imagen de N. P. S. Agustín... En obra del Convento
y casa de la comunidad se habían gastado cuatro mil seiscientos cincuenta reales12.
Finalmente, añadiremos los donativos de la Provincia de Filipinas que para algunos conventos llegaron en este trienio: Para el de Talavera de la Reina, cuatro mil reales, que se emplearon en la obra del convento; para el de Portillo, tres mil, que se gastaron en las cosas más
precisas; para el de La Nava del Rey, cuatro mil, empleados en la reedificación de su iglesia;
para el de Valladolid, tres mil, que se
10
AM, Carp. 72, 13.
CR, 9, 231. –AHN, n. 10657, Recibo, f. 8.
12
AHN, n. 14982, Recibo, f. 93.
11
280
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
destinaron a la reparación del convento; para el Colegio de Jarandilla, dos mil doscientos setenta y seis, empleados en cosas urgentes; para el de Alcalá de Henares, cuatro mil setecientos
treinta y dos, que se gastaron en la reparación del edificio; para el de Salamanca, cuatro mil,
que se destinaron a la compra de madera para reedificar el edificio del colegio y reparar la
hacienda; para La Viciosa, quinientos; para Toledo, tres mil; para Maqueda, dos mil, empleados en los muebles más necesarios de iglesia y sacristía; para Santa Cruz de la Sierra, dos mil,
que se destinaron para los reparos y atrasos que había sufrido, y, finalmente, para el Convento
de Valdefuentes, otros dos mil13.
13
AM, Carp. 90, leg. 1, 5.
CAPÍTULO XIII
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1815 - 1818
ARTÍCULO PRIMERO
Celébrase el Capítulo Provincial. –Aprobación y confirmación del mismo por
el P. Vicario General. –Solución dada por éste a dos consultas
Del 14 al 17 de abril de 1815 celebróse en el Convento de Manila el Capítulo Provincial
de Filipinas, con el ceremonial acostumbrado1.
De los veinte religiosos que tenían voz y voto en él, solamente asistieron los nueve
siguientes: P. Fr. Manuel Baquero de San Miguel, que por ser el Definidor más antiguo de la
familia de Castilla, fue su Presidente; P. Provincial absoluto, Fr. Enrique García de Santo
Tomás de Villanueva; PP. Ex-Provinciales, Fr. Antonio Sánchez de la Concepción y Fr. Juan
Forcada de San Vicente Ferrer; P. Definidor, Fray Santiago Balaguer de San Isidoro; PP.
Priores de Manila, Fray Juan Gómez de San Antonio y de San Sebastián, Fr. Mariano Magallón de San José, y los PP. Fr. Tomás Ayllón de la Soledad, Secretario, y Fr. Miguel Blasco
del Pilar, Maestro de novicios. Estuvieron ausentes, en la administración de pueblos muy lejanos, los PP. Fray Pedro Gibert de Santa Eulalia, Ex-Provincial; Fr. Marcelino Valladares de
las Mercedes, y Fr. Miguel Lafuente de Jesús, Definidores; Fray Bartolomé de Santa Ana,
Prior de Cavite; Fr. Blas Rodríguez del Carmen, de Cebú; Fr. Alonso Pérez de Gonzalo de los
Dolores, de Tandag; Fr. Miguel Martínez de San José, de Taytay; Fr. Blas Muñoz de la Merced, de Dapitan; Fr. Francisco Vidal de San José, de Baclayon; Fr. Manuel Bravo de la Concepción, de Romblón, y Fray Mauro Bernabéu de San Agustín, Procurador General.
Fueron elegidos Jueces de causas los PP. Fr. Santiago de San Isidoro, Fr. Mariano de San
José y Fr. Tomás de la Soledad.
Se confirmaron las Actas del Capítulo anterior sobre el ofertorio espiritual por los religiosos difuntos, aunque en el presente se volvieron a señalar nueve misas por los no sacerdotes,
sobre las honras solemnes por todos los religiosos, sobre «el envío por todos los ministros,
1
AM, Lib. 3.º de Becerro, f. 284.
282
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
por medio de su Vicario Provincial, de los mapas y número de almas con las cosas notables y
cautiverios», sobre la presentación y resolución de los casos de Moral, sobre los votos personales de los ministerios y sobre la que trata del examen del idioma, en la que se añadió al final
lo siguiente: «Pero acerca de todo lo aquí dispuesto, dispone y ordena el presente Capítulo
que, habiendo necesidad, pueda dispensar en estas formalidades N. P. Provincial». Como en
los anteriores Capítulos, se determinó que el próximo se celebrase en el mismo Convento de
Manila.
El día 15 de abril, sábado, por la mañana, elegidos escrutadores los PP. Fr. Enrique de
Santo Tomás, Fr. Santiago de San Isidoro y Fray Juan de San Antonio, se procedió a la elección de Prior Provincial, resultando electo el P. Fr. Juan Gómez de San Antonio, de la familia
de Aragón. Por la tarde fueron elegidos en Definidores los Padres Fr. Blas Muñoz de las Mercedes y Fr. Tomás Ayllón de la Soledad, por Castilla, y los PP. Fr. Mariano Garmendia de
San Miguel, Lector, y Fr. Miguel Martínez de San José, por Aragón. Se publicaron seguidamente los Aditos en la siguiente forma: Por Castilla, los Padres Fr. Antonio Sánchez de la
Concepción, ex-Provincial, con dos votos, y Fr. Juan Martín del Rosario, con un voto; por
Aragón, los Padres Fr. Cristóbal Ibáñez de San Onofre, con tres votos, y Fray Juan Forcada de
San Vicente Ferrer, ex-Provincial, con un voto.
Al día siguiente, domingo, los siete Padres del Definitorio pleno confirmaron las Determinaciones del Capítulo del año 1809 «fuera de la tercera y sexta, de las cuales en la primera
dispone el presente Capítulo que, antes de dar el P. Ministro a los Alcaldes Mayores cualquier
certifico, lo consulte con N. P. Provincial y se atenga a lo que éste le ordene, y en la sexta,
que habla de los desapropios que deben hacer todos los religiosos, se excluyan de esto los
conventuales del Convento de Manila».
Asimismo, se casaron y anularon las Determinaciones del Capítulo Provincial pasado,
excepto las que de nuevo se confirmaron, que fueron cinco, que, con las cuatro nuevas que se
hicieron, son como siguen:
1. Primeramente se confirma la determinación décima, que manda presentar al Prelado
todo lo que el religioso adquiera, como ordenan nuestras Sagradas Constituciones.
2. Se confirma la que manda al P. Procurador General apuntar todas las cantidades que
remitan los Padres que se hallaren en las Provincias, en su cuenta particular y nada más.
3. Se confirma la que manda que todos los Padres Ministros sean exactos en los apuntes
de recibo y gasto de sus conventos.
4. Se confirma la que prohíbe a los ministros hacer y deshacer obras de importancia, sin
licencia del Diocesano y de N. P. Provincial o su Vicario.
5. Se confirma la que prohíbe subir mujeres a las Casas parroquiales y que, cuando necesiten éstas consultar al Padre, puedan hacerlo en el sitio que esté destinado para ello en los
ministerios.
6. Se determina que, cuando algún ministro salga de un curato,
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1815 - 1818
283
deje el inventario que haya en él; y si no lo hubiere, que le haga arreglado a los demás ministerios.
7. Se determina que N. P. Provincial visite anualmente las haciendas de Imus y de San
Nicolás de esta Provincia; y si no pudiese por sí, nombre Visitador para el efecto, con facultad
de privar las tierras a los inquilinos que no paguen.
8. Se determina que el Presidente que es o fuere de nuestra Hospedería de Méjico no
pueda gastar del Depósito cosa alguna sin licencia expresa de N. P. Provincial, a excepción de
los reparos ordinarios de iglesia, hospedería y posesiones; y por lo que hace a ornamentos de
iglesia, avisará a N. P. Provincial para que de aquí se le remitan.
9. Se determina que, si el P. Prior de Manila se hallase necesitado, lo haga presente a N.
P. Provincial y su Definitorio, quienes determinarán lo más conveniente.
Y últimamente se exhortaba en el Señor a todos «al más exacto cumplimiento de nuestras
Sagradas Constituciones, en donde, bien mirado, se contienen todas las Determinaciones del
Capítulo pasado».
El lunes día 17 se hicieron los nombramientos siguientes:
Prior de Manila, P. Fr. Blas Rodríguez de la Virgen del Carmen.
Prior de Cavite, P. Fr. Mariano Magallón de San José.
Prior de Cebú, P. Fr. Francisco Vidal de San José.
Prior de San Sebastián, P. Fr. Manuel Baquero de San Miguel.
Prior de Tandag, P. Fr. Marcelino Valladares de las Mercedes.
Prior de Taytay, P. Fr. Miguel Lafuente de Jesús.
Prior de Dapitan, P. Fr. Manuel Bravo de la Concepción.
Prior de Baclayon, P. Fr. Diego Cera del Carmen.
Prior de Romblón, P. Fr. Bartolomé de Santa Ana.
Secretario de Provincia, P. Fr. Santiago Balaguer de San Isidoro.
Procicarlo».urador General, P. Fr. Pedro Manchado de Santa Rita.
Subprior y Maestro de novicios, P. Fr. Nicolás Becerra de la Virgen de la Montaña.
Sacristán y Bibliotecario de Manila, P. Fr. José Masiá del Carmen.
Cronista de la Provincia, P. Ex-Provincial, Fr. Juan Forcada de San Vicente Ferrer.
Según el Libro de consultas del Definitorio2, en la sesión del día anterior, o sea, el domingo 16, «concluidas las determinaciones que se establecieron para gobierno de la Provincia, se propuso que, en atención a la miseria que la irrupción de los franceses ha ocasionado
en todos los conventos de la Península, se diese alguna limosna para remediarlos, y convenidos, asignaron para el efecto la cantidad de diez mil pesos, quedando al arbitrio de N. P. Provincial y su Definitorio privado el acordar y determinar el mejor modo de verif
Y de conformidad con lo anterior, en junta de Definitorio habida el 5 de julio del mismo
año, se acordó que, si por las noticias de la Nao —la embarcación que hacía el servicio entre
Filipinas y Méjico—, el Presidente del Hospicio de esta ciudad estuviere en aptitud de poder
remitir la citada cantidad, se enviase por su medio al Padre
2
AM, n. 33, Definitorios, f. 159.
284
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Comisario Fr. Alonso Jubera para que éste la entregase a las tres Provincias de España, según
mejor les pareciere3.
El decreto de confirmación y aprobación de este Capítulo Provincial de Filipinas lo firmó
el P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael el 19 de septiembre de 1816 en el Colegio de
Almagro, añadiendo a la fórmula acostumbrada estas palabras: «Praecipimus demum ut in
posterum non solum quae in sabbato, sed etiam quae in feria secunda gesta sunt cum omnibus
Priorum, caeterumque vocem habentium electionibus et a quibus factae sint, nobis referatis»4.
En carta escrita unos días más tarde al P. Provincial de Filipinas le decía N. P. Vicario
General que había retrasado la confirmación hasta que el P. Comisario Fr. Alonso Jubera le
informase acerca de varias dudas, entre ellas la de no haberse incluido en el testimonio que,
firmado por el P. Secretario de Provincia, se le había remitido sobre el Capítulo, nada de lo
actuado en la sesión del lunes 17 de abril, ni quiénes habían sido los siete Padres que concurrieron a la elección de Priores y demás oficios, ni quiénes los elegidos, pues aunque se
acompañaba lista de todos los oficios, venía separada y no en el lugar debido; era menester el
envío de la relación completa al Capítulo, como siempre se había practicado, para que el P.
Vicario General conociera si las elecciones y cuanto se hubiere actuado era según derecho y
según nuestras Constituciones, para proceder a su confirmación o no confirmación. Y terminaba diciendo que una vez que el P. Comisario le había informado sobre los PP. Vocales que
habían concurrido a las elecciones hechas, se decidió a confirmar el Capítulo, pero añadiendo
el párrafo transcrito, para que en lo sucesivo se enviase testimonio completo de todo él5.
En la misma carta daba el P. Vicario General solución a dos consultas que el P. Provincial le había hecho por medio del P. Comisario en Madrid, y que habían sido éstas: 1ª Si alguno o algunos de los Definidores actuales podrían salir a administrar a ministerios que estuvieren más lejos que el de Calapán en Mindoro. —Había que advertir que hasta el de Calapán ya
lo permitía un Acta general, cuando hubiese escasez de religiosos—. 2ª Si, en caso de ausencia de los Definidores, podría el Provincial tener juntas de Definitorio y consulta con sólo los
Aditos6.
La contestación del P. Vicario General fue la siguiente: A la primera; quedando un Definidor continuo y un Adito en Manila o en sus inmediaciones, de suerte que el P. Provincial
pueda reunirlos siempre que ocurra alguna dificultad, pueden salir los demás a administrar a
cualquier distancia que sea necesario. A la segunda; a cualquiera junta han de asistir, cuando
menos, un Definidor y un Adito, de suerte que sean tres con el Provincial los reunidos, estando imposibilitados los otros PP. Definidores para concurrir, sea, v. g., por enfermedad, sea por
ausencia, precediendo antes con tiempo proporcionado la convocatoria a los ausentes en ministerios; no concurriendo
3
AM, l. c., f. 161 v.
AM, carp. 4, leg. 2,5.
5
AM, carp. 25, leg. 2.
6
AM, n. 65, Cartas, f. 180 v.
4
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1815 - 1818
285
éstos, podrá celebrar cualquiera junta que se ofreciere, con un Definidor y un Adito, sean de
la familia que fueren los que se hallen en Manila. Explicaba a continuación el P. Vicario General que era provisional la solución dada, pues en el printer Capítulo que celebrase la Provincia había de consultar el Definitorio de la misma a N. Padre Vicario General o a su Definitorio sobre estos y otros puntos que pudieran ocurrir, proponiendo al mismo tiempo la solución
más conveniente para que a su vista lo confirmare el P. Vicario General o su Definitorio, si lo
hallaren conforme a derecho y a nuestras Constituciones; entre tanto, convendría siempre
hacer Definidores y algunos Aditos de entre aquellos PP. Ex-Provinciales o religiosos ancianos que se hallaren en Manila o sus inmediaciones, para que en todo momento tuviera el Provincial con quien consultar cualquier caso que ocurriere7.
ARTÍCULO SEGUNDO
Nota biográfica del nuevo Provincial. –Carta ciricular a sus súbditos. –Varios nombramientos. –Escasez de misioneros. –El Concejo de Manila apoya las diligencias que se
hacen
para el envío de religiosos. –Gestiones sobre lo mismo del P. Vicario General y del
P. Comisario, insistiendo éste sobre la fundación de un Colegio-Seminario.
–Diversos acuerdos del Definitorio Provincial
El Provincial electo era natural del pueblo valenciano de Chiva. Llamábanse sus padres
Juan Gómez y Manuela Domingo. Emitió los votos religiosos el 18 de julio de 1789 en el
Convento de Santa Mónica de Barcelona en manos del Prior P. Fr. Diego de San Agustín,
Lector Jubilado y Ex-Provincial, siendo Maestro de novicios al Padre Fr. Antonio de Santa
Mónica8.
Deseoso de dedicarse a las misiones de Filipinas, al año de profesar ya se alistó para pasar a aquellas islas, embarcándose en Cádiz a últimos de noviembre o primeros de diciembre,
y después de un año de permanencia en Méjico, arribó a Manila el 5 de junio de 1792.
Destinado por los superiores a la isla de Bohol, le vemos administrando desde el año
1794 el pueblo de Paminguitan; el año 1806 pasó al de Baclayon. Cuando en 1809 el P. Fr.
Agustín Vilas de la Virgen de la Peña fue nombrado Presidente del Hospicio de Méjico, en
segundo lugar fue designado nuestro biografiado, por si el citado Padre Vilas no podía trasladarse a su destino, como por fin lo pudo hacer. En el Capítulo Intermedio celebrado el 30 de
abril de 1811 fue elegido el P. Juan Gómez Prior de Cebú. En el Capítulo Provincial de 1812,
en el que actuó de primer Juez de causas, salió electo primer Adito por Aragón y Prior de
Manila. Durante su priorato se llevaron a cabo varias obras en la iglesia, para las cuales obtuvo ayuda importante de la Provincia. Al Intermedio de octubre de 1813 asistió en calidad de
Adito por ausencia del Definidor P. Fr. Miguel de Jesús.
7
8
AM, carp. 25, leg. 2.
ACA, n. 720, Profesiones, f. 240.
286
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Y últimamente, en el Capítulo de 1815, en el que fue elevado al Provincialato, fue tercer escrutador, como ya se ha dicho.
Con fecha 1 de mayo del citado año dirigía el P. Provincial a sus súbditos la Circular de
saludo. «Habiendo nuestra Provincia celebrado Capítulo —comenzaba diciendo—, eligiéndome en él por su Superior, lo hago saber a VV. RR. para que, cumpliendo con lo que N. Santo Padre nos enseña en su santa Regla, pueda con más facilidad llevar yo la pesadísima carga
de la Prelacía. Debo confesar, con más verdad que otros que así lo han hecho, que la carga
que han echado sobre mis hombros puede oprimirme, por ser mayor que mis fuerzas, pero
confío en la misericordia de mi Dios, que, ayudado con su divina gracia, he de poder llevarla;
también confío en VV. RR., que, por su parte, me ayudarán, ya con oraciones, ya con exhortaciones, ya, finalmente, con sus obras; con oraciones pedirán a nuestro buen Padre Dios me
haga practicar todo cuanto debo para honra y gloria de su Divina Majestad y bien de nuestra
santa Provincia; con exhortaciones se ayudarán VV. RR., exhortándose y corrigiéndose unos
a otros, para que ninguno se duerma en sus pecados u otras faltas que la caridad nos pide corrijamos, y con sus obras pondrán en práctica y desempeñarán las obligaciones de religiosos y
de curas». Continuaba luego con unas breves consideraciones a los encargados de la cura de
almas en los ministerios9.
Después de la celebración del Capítulo, el P. Provincial despachó los nombramientos siguientes: Presidente de San Sebastián, a favor del P. Fr. Cristóbal Ibáñez de San Onofre; de
Manila, al P. Ex-Provincial Fr. Antonio Sánchez de la Concepción; Vicario Provincial de Cebú, al P. Ex-Provincial Fr. Enrique García de Santo Tomás de Villanueva; de Mindoro, al P.
Procurador General Fr. Pedro Manchado de Santa Rita; de Caraga, al P. Fr. Miguel Romance
de la Virgen de los Arcos; y fueron confirmados el P. Ex-Provincial Fr. Pedro Gibert de Santa
Eulalia, Vicario Provincial de Calamianes, y el P. Fray Juan Martín del Rosario de Misamis.
Ausente en Mindoro el Procurador General, fue nombrado interinamente para este cargo el P.
Definidor Fr. Tomás Ayllón de la Soledad el 25 de abril del mismo año 1815, y en la misma
sesión, el Definitorio reeligió Presidente de Méjico al P. Fr. Agustín Vilas de la Virgen de la
Peña. En 27 de abril del año siguiente fue electo Procurador General interino el Padre Fr. Nicolás Becerra de la Virgen de la Montaña, que era Subprior y Maestro de novicios de Manila
y actuaba como Presidente del mismo Convento porque el Prior elegido en Capítulo no había
podido dejar el ministerio en que se encontraba, por lo que había presentado la renuncia al
Priorato de Manila, la cual le fue admitida el 30 del citado mes de abril.
Continuaba siendo preocupación constante del Provincial de Filipinas la falta de misioneros. El P. Fr. Juan de San Antonio ya en su primera carta a N. P. Vicario General le suplicaba
que mirase con ojos compasivos la necesidad de la Provincia, que de día en día se iba quedando con número menor de individuos; le decía que las almas a cargo de la Provincia ascendían a ciento cincuenta mil, y los
9
AM, n. 37, Actas de Dapitan, f. 50 v.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1815 - 1818
287
religiosos, entre sanos y enfermos, eran sesenta, de los cuales sólo podían estar en la administración de los ministerios unos treinta y dos10.
Contestábale el P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael, también en la carta citada
en el artículo anterior, que estaba preparando una carta convocatoria para animar a los religiosos, pero advirtiéndole ya que la escasez de individuos que había en los conventos era la causa de que no fueran los que se quisiera, a pesar de los esfuerzos que tanto el P. Comisario como él mismo hacían.
El P. Provincial preparó un escrito que había de remitirse a Madrid para procurar el envío
de misioneros, el estado en que se hallaba la Provincia respecto al número y condiciones de
los religiosos existentes y ministerios a los que había que atenderse. Para que tuviera dicha
exposición más fuerza y valor, se acudió al Concejo de Manila, el cual expidió un documento
en el que decía:
«Constándonos ser cierto todo lo expuesto y ser muy corto el número de Ministros
para tantas y necesarias atenciones, mandamos en Cabildo del 19 del corriente (diciembre de 1816) darle Cartas Credenciales en la forma acostumbrada que sirvan de
informe para ante S. M. y apoyen su pretensión por ser cierto todo lo expuesto y lo útil
que son dichos religiosos a la Cristiandad en estas islas con su doctrina espiritual y al
buen orden de estos vasallos de S. M., tanto en lo que corresponde a los dogmas de fe
y buenas costumbres como al servicio del Rey, educación pública y obras de piedad en
que se emplean»11.
Por su parte, el Comisario en España, P. Alonso Jubera, continuaba sus gestiones para
conseguir se alistasen religiosos. El 5 de marzo de 1817 llegaban a Manila varios colectados
en el trienio anterior, y que habían permanecido algún tiempo en Méjico12. A mediados de
enero de este mismo año había circulado por los conventos de España una convocatoria firmada por N. P. Vicario General Fray Joaquín de San Rafael, pero preparada por él13. Mas...
todo resultaba inútil. «Crea V. R. —escribía el mismo P. Vicario General
10
AM, Cartas, f. 196 v.
AM, carp. 1 bis, 11.
12
Es la Misión XXIX del Catálogo del P. Sádaba, 388. –Al hablar del Convento de Zuera en el art. IV del cap.
III del presente volumen, ya se hizo referencia al P. Fr. Manuel Serrano da San Pascual que iba en esta Misión y se quedó en Puerto Rico. En la nota de introducción a la citada Misión habla también el P. Sádaba de
que, según el Registro de la Congregación (f. 221) fué también en dicha Misión el P. Fr. Domingo Esteban
de San Blas, el cual no aparece en la reseña de los datos de los demás religiosos. Lo sucedido fué lo siguiente: El P. Fr. Salvador Heredero de S. Luis Gonzaga, Comisario en Madrid al entrar los franceses en
1808, por no haber abandonado la capital como los demás Comisarios permaneciendo en ella algún tiempo
bajo el dominio del invasor y luego, al llegar en enero de 1813 a Cádiz, no haber dado explicación de su actitud a la Secretaría de Ultramar, cuando pretendió embarcar para Filipinas, se le negó el pasaporte, y entonces tomó el nombre del citado P. Domingo Esteban, que tenía su misma edad y después de alistarse para
ir a Filipinas, se había retractado; con el pasaporte de éste pasó (AM, carp. 23, 13).
13
AM, carp. 89, leg. 3,15. No lo publicamos por estar ya en CR, 9,282.
11
288
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
al Provincial el 29 de marzo del año citado— que no me olvido de esa Provincia y que, si estuviese en mi mano el enviarles operarios, irían abundantes; en todos los conventos por donde
paso les hago exhortaciones al efecto, se les ha dirigido carta convocatoria y, según dice el P.
Comisario, nada ha resultado. No lo admiren, pues ni aun pretendientes salen del santo hábito;
se ha puesto noviciado en la Provincia de Aragón y en la de Andalucía, y solamente hay dos
en cada uno, y lo mismo sucede en las otras Religiones; pidan a Dios que mire por su causa y
se digne consolarnos»14.
Ante esta situación tan desconsoladora, el P. Alonso Jubera insistía en la necesidad de la
fundación del Colegio-seminario. Veamos cómo veía y exponía el asunto en una interesante
carta que el 20 de mayo de 1816 escribía a su P. Provincial, Pr. Juan de San Antonio15. Decía
así:
«Yo creo que, fundado el Seminario, antes de muchos años podríamos contar con socorro
seguro de religiosos, siempre que no se les escaseasen los medios necesarios para su subsistencia. El Seminario debería establecerse en alguna ciudad o población grande que tuviese
estudios, en país sano y, si pudiera ser, en los confines de Castilla y Aragón o donde mejor
pareciese; para lo cual, la misma Provincia debía ocurrir a S. M. solicitando licencia, exponiendo con energía las causas que impulsaban la solicitud, pidiendo al mismo tiempo algún
edificio proporcionado al efecto, como también que se le aplicasen algunos fondos, o bien
expolios y vacantes, o bien de algunas fundaciones piadosas que fuesen análogas a la de que
se trata, y, finalmente, que S. M. tomase dicho Seminario bajo su real protección y le dispensase las gracias que fuesen de su soberano agrado.
»Si la Provincia tuviese por conveniente poner en ejecución el establecimiento del Seminario, deberá formar el plan que en él se ha de observar, tanto en orden a la observancia y
disciplina regular cuanto en los estudios; y todo lo concerniente a formar un perfecto ministro
del Evangelio, capaz de desempeñar dignamente todas las obligaciones anejas al destino principal de la Provincia. Igualmente, se deberán dar al Comisario, que es o fuese en España, las
instrucciones necesarias sobre el particular y dirigir por su mano todo el negocio, encargándole y mandándole con la mayor actividad y eficacia que lo siga hasta su consecución; y respecto a que, verificada la ejecución del Seminario —que ha de depender sólo de la Provincia de
Filipinas—, el Comisario debe ser el Prelado Superior de él, se le encargará igualmente ponga
todos los medios que le dicte su prudencia, a fin de que algunos religiosos de las Provincias
de España que hayan concluido la carrera de cátedra, y contemple útiles por su religiosidad y
prendas personales para instruir a los jóvenes en virtud y letras y desempeñar los destinos de
Rector y Maestro de novicios, etcétera, voluntariamente se incorporen a la Provincia, pero sin
obligación de pasar a ella, asegurándoles para siempre su completa asistencia y las gracias
que se tengan por convenientes. No dudo que algunos PP. Lectores Jubilados, y algunos que
no lo son, pero que desean
14
15
AM, carp. 25, leg. 2.
AM, carp. 27, leg. 13.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1815 - 1818
289
vivamente se restablezca la vida común y la observancia de nuestras leyes, admitiesen gustosos este partido, y que, con tan buen fundamento se criasen excelentes jóvenes de los que
después se podrían destinar para Lectores, etc.
»Todo cuanto llevo dicho y muchos más que pudiera decir, no lleva otro fin —y lo digo
como si estuviera en la presencia de Dios— que es el bien de la Provincia y el que esas cristiandades que están a su cargo, y que tantos trabajos, sudores y fatigas han costado a nuestros
hermanos, no se vean abandonadas y destituidas de Padre que les suministre el pasto de la
doctrina de Cristo...
»Yo no digo que en los primeros años del Seminario pueda haber los que se necesitan,
pero sí aseguro que para lo sucesivo puede ser un plantel fecundo que pueda con el tiempo
proporcionar los religiosos que sean precisos para los destinos de la Provincia, lo que jamás
se verificará si hemos de estar pendientes de los que se alisten de los conventos de la Península; bien que el Seminario no debía ser obstáculo para admitir a los que quisiesen alistarse de
las tres Provincias, a los que después de su alistamiento —con la licencia de N. P. Vicario
General— se les podía pasar al Seminario, o bien para completar allí sus estudios, o bien para
experimentar su conducta y cualidades, o si eran o no conducentes para el servicio de la Provincia.
»Bien contemplo que hay muchas dificultades para la ejecución de este proyecto, que en
la Provincia habrá muchos que se opongan a él, pero yo quisiera oír sus dificultades y objeciones y ver si procedían del deseo del bien de las almas, pues me parece no sería difícil la
solución de todo, y si estuvieran palpando y viendo lo que pasa por acá y el estado de los
conventos, número de individuos, etc., tal vez accederían a mi modo de pensar. En fin, cumplo con lo que me dicta mi conciencia en hacer presente a V. R. mi modo de pensar, dirigido
únicamente al bien de la Provincia y utilidad de las almas que están a su cargo, en cuyo beneficio debo sacrificarme».
A pesar de todos estos razonamientos, parece que no se daban cuenta en Filipinas de la
importancia del asunto. Seguiremos viendo cómo cada uno insistía en su idea; mas el P. Jubera, por su parte, con la aprobación del P. Vicario General, trataba de realizarla.
Continuemos ahora dando cuenta de algunas determinaciones tomadas por el Definitorio
antes del Capítulo Intermedio. En diferentes sesiones aprobó lo siguiente: la composición de
la sacristía del Convento de Cavite por cuenta de la Provincia, considerada la pobreza de
aquél; el arreglo del archivo y de la celda del P. Secretario Provincial en el Convento de Manila, y la adquisición para la iglesia del mismo de un terno encarnado que se necesitaba, y de
un hábito y un manto para la imagen de San Nicolás; la concesión de mil pesos de ayuda para
el arreglo del Convento de Cebú, pues los dos mil dados anteriormente se habían empleado en
la iglesia, lo mismo que las colectas hechas en los ministerios de Bohol; un donativo al Rey
de ocho mil pesos para las necesidades de España, y, finalmente, la conformidad al permiso
que el P. Provincial ya había otorgado para la
290
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
reimpresión de la Vida y Sermón de nuestro Venerable Hno. Fr. Santiago Fernández de la
Purificación16.
En las instrucciones secretas dadas al P. Comisario Fr. Alonso Jubera, que ya constan en
el capítulo octavo del presente volumen, se le recomendaba la reimpresión del Ritual de la
Orden. Ahora el citado Padre le manifestaba al P. Provincial en carta fechada el 10 de enero
de 1817 que había pedido a un impresor le dijera lo que podría costar dicha reimpresión con
solfa y todo lo necesario para la administración de los Sacramentos, y que según fuere el coste, procedería o no; que en caso de hacerlo, sería necesario imprimir por lo menos mil ejemplares, para que su precio fuera más moderado; y, finalmente, que en el Convento de Madrid
no se encontraban ni Rituales, ni Ceremoniales, ni Constituciones, pues con la entrada de los
franceses todo se había perdido17.
ARTÍCULO TERCERO
Celebración del Capítulo Intermedio. –Acuerdos sobre fundar noviciado en Méjico y
ayudar a algunos conventos de España que tengan noviciado. –Reparos del P.
Comisario. –Maestro de novicios de Manila interino. –Imposibilidad de
atender al Gobernador General en su petición de un misionero
El día 2 de mayo de 1817 tenía lugar en Manila la celebración del Capítulo Intermedio
Provincial18.
Según lo mandado en nuestras Constituciones, «debió celebrarse en la Vigilia de Todos
los Santos del año próximo pasado, y, por hallarse N. P. Provincial visitando las Provincias
Visayas en aquel tiempo, no lo pudo verificar, valiéndose de todo lo que concede la Ley para
estas Provincias de Indias y juntamente lo que dispensan los Actas, según la Junta General
celebrada en nuestro Convento de Madrid en 23 de diciembre de 1766, para que se pueda celebrar fuera de dicho día».
Bajo la presidencia del P. Provincial Fr. Juan Gómez de San Antonio, se reunieron los
PP. Fr. Mariano Garmendia de San Miguel, L. J., y Fr. Miguel Martínez de San José, Definidores; Fr. Manuel Baquero de San Miguel, Prior de San Sebastián, como Presidente que había
sido del Capítulo Provincial último, y Fr. Nicolás Becerra de la Virgen de la Montaña, quien
asistió en lugar del P. Fr. Enrique García de Santo Tomás Villanueva, Provincial del trienio
anterior, ausente en su Ministerio de Visayas; a éste debía sustituirle su antecesor de la misma
familia de Castilla, el P. Ex-Provincial Fr. Antonio Sánchez de la Concepción; pero éste había
fallecido unos días antes, el 25 de abril. El P. Becerra, Subprior y Maestro de novicios del
Convento de Manila, gobernaba esta casa como Presidente o Vicario
16
AM, Definitorios, ff. 160-163. –En CR, 8,526 se inserta una extensa biografía de este venerable Hermano
recoleto.
17
AM, carp. 72, 13.
18
AM, Becerro, f. 290.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1815 - 1818
291
Prior, nombrado para este efecto por el P. Provincial y su Definitorio, primero, por ausencia
del Prior electo, y luego, por renuncia del mismo. Precisamente el día anterior a la celebración
del presente Capítulo Intermedio había reunido el Provincial al Definitorio en Capítulo privado para darle cuenta de que con fecha 28 de abril había acudido a la Universidad de Santo
Tomás en consulta sobre si debería o no entrar en Capítulo el citado P. Becerra; y como
hubiera contestado afirmativamente y ser dicho Padre uno de los vocales, lo convinieron así
los Padres del Definitorio19. No asisteron al Capítulo los Definidores de la familia de Castilla
ni los que les podían suplir según Ley, por hallarse ocupados en la administración de sus ministerios.
Los nombramientos hechos, a propuesta del P. Provincial y Presidente, fueron los siguientes:
Vicario Prior de Manila, P. Fr. Nicolás Becerra de la Virgen de la Montaña.
Subprior y Maestro de novicios de Manila, P. Fr. Alonso Pérez de Gonzalo de los Dolores.
Cronista de la Provincia, P. Ex-Provincial Fr. Pedro Gibert de Santa Eulalia.
Concluidas las elecciones y lo demás perteneciente al Capítulo Intermedio, propuso el P.
Provincial a la consideración de los Padres vocales los puntos siguientes20:
Primero: en atención a la escasez de religiosos que hay en esta Provincia y las dificultades tan grandes que hay de encontrarlos en España, si sería conveniente pretender la fundación de una casa de noviciado en Méjico y dar hábito a los españoles, tanto de América como
de España, bajo la promesa de venir a esta Provincia.
Segundo: si sería conveniente ayudar a los conventos principales de España donde hay
noviciado con una limosna para que se puedan restablecer y dar hábito a los pretendientes.
Habiendo conferenciado entre sí todos los Padres vocales, llegaron a convenir que se estaba en el caso de hacer cuantas diligencias fuesen posibles y de valerse de todos los medios
para proporcionar religiosos a la Provincia; que convendría la fundación de una casa de noviciado en Méjico, lo que se haría saber al P. Comisario en España y al P. Presidente de Méjico
en los términos siguientes:
«Convenimos en que se procure fundar y se funde, si es asequible, una casa de noviciado
en Méjico para recibir novicios para esta Provincia, bajo la promesa de venir a servirla, para
lo cual el Padre Presidente del Hospicio y el P. Comisario obrarán de acuerdo y se comunicarán uno a otro lo que convenga y se ayudarán en todo lo necesario; y viendo éstos qué pueda
verificarse y ser útil a la Provincia y al fin que ésta se propone, procurará dicho P. Comisario
sacar las licencias necesarias del Rey Nuestro Señor, de la Religión y del Sumo Pontífice, con
todo lo demás que sea necesario».
En cuanto al segundo punto, se convino en remitir al P. Comisario hasta diez mil pesos,
de los que tres mil serían para el Convento
19
20
AM, Definitorios, f. 166.
AM, l. c., f. 167.
292
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
de Madrid; otros tres mil, para el de Zaragoza, y mil, para el de Sevilla, que parece había padecido menos; el P. Comisario haría su distribución con conocimiento del Definitorio General; los tres mil restantes había de emplearlos dicho P. Comisario, juntamente con los que recibiera de Méjico —a cuyo Presidente escribiría el P. Provincial ordenándole enviara al P.
Comisario todo lo que buenamente pudiera— para la recaudación, manutención y transporte
de los Misioneros21.
Y como el P. Comisario les había propuesto o preguntado sobre recibir novicios en algún
convento de España con promesa de ir a Filipinas, dándoseles estudios a cuenta de la Provincia de San Nicolás, que también pagaría al convento que fuere cuantos gastos se hicieren por
dichos novicios y coristas, o si sería mejor fundar un colegio al modo del que en Valladolid
tenían los Agustinos Ermitaños, dijeron los Padres del Definitorio que no convenía tal colegio
porque, si se fundaba en una Provincia, no podría recibir a los de otra, y que con la propuesta
de fundar una casa de noviciado en Méjico bastaba por ahora; y en cuanto a lo demás, dijeron
que el P. Comisario, que está palpando la cosa, hiciera, consultándolo con el Definitorio General, lo que se juzgare ser más a propósito para facilitar el que fueran a Filipinas religiosos
que sostuvieran la Provincia, arreglándose en los gastos a las fuerzas y haberes de ésta, pues
ya sabía el P. Comisario lo que ella poseía.
Con mucho retraso le llegaron al P. Comisario los anteriores acuerdos, tomados en mayo
de 1817, pues era ya el 20 de febrero de 1819 cuando el P. Jubera contestaba dando su parecer
sobre los mismos de la siguiente manera: En cuanto a la determinación de fundar noviciado
en Méjico, no le parecía lo más acertado, atendidas las circunstancias del día y lo que enseñaba la experiencia de lo que se había visto durante la insurrección en aquel país. Respecto al
punto de los donativos a los conventos, alababa la buena intención de los Venerables Padres
de la junta, y no se oponía a que se socorriese a los hermanos de España en las presentes circunstancias, pero le parecía suficientemente cumplido este deber con el primer donativo, y
estos siete mil pesos podían haberse empleado con más utilidad para la Provincia y para los
pueblos y misiones a su cargo en el proyecto del Seminario en España22.
Como el P. Maestro de novicios de Manila nombrado en el Capítulo Intermedio no podía
cumplir con su cargo por estar ausente en su Ministerio de Siquijor, convino el Definitorio en
sesión del 22 de noviembre de 1817 en que el P. Fr. Vicente Sanjuán de San Francisco Javier,
designado por el P. Provincial Maestro interino, siguiera ejerciendo
21
En carta que en 17 de julio de 1817 escribía el P. Provincial al P. Comisario, dándole cuenta de estas resoluciones, al referirse a la cantidad convenida de 10.000 pesos sólo le habla de los 7.000 repartidos entre los
tres conventos citados, pero añadiendo entre paréntesis: «también habíamos pensado enviar otros 3.000 para el gasto de V. R. y conducción de religiosos, pero se lo encargamos de nuevo al P. Presidente de Méjico
que lo haga» (Lib. de Cartas cit., f. 178 v.).
22
AM, carp. 7, leg. 1, 4.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1815 - 1818
293
el cargo con toda la autoridad requerida para el mismo23.
El Gobernador General de Filipinas dirigióse al P. Provincial con un oficio en el que le
pedía un religioso para el nuevo pueblo de Dumalong en Zamboanga. Contestóle el P. Provincial con fecha 28 de octubre de este mismo año 1817, exponiéndole la imposibilidad de
proporcionárselo.
«En la provincia de Caraga —le explicaba— hemos desamparado dos Misiones
de mandayas y hemos entregado a los PP. Clérigos de Cebú todos los pueblos de dicha
provincia. En la de Misamis se halla el pueblo de Lubungan agregado al cura de Dapitan, no obstante las repetidas súplicas que ha interpuesto dicho cura para que lo provean de ministro, respecto a que la mitad de la gente son moros e infieles nuevamente
reducidos y, sin duda, un número mayor que los de la población de Zamboanga. En la
isla de Bohol se halla un partido de más de siete mil almas, la mayor parte infieles y
alzados nuevamente reducidos, y hallándose dispersos en varias rancherías muy distantes de la Cabecera, no hay quien los adoctrine por hallarse todos agregados al cura
de Inabangan. El pueblo de Calape, en la misma isla, que pasa de cinco mil almas y
muchos de ellos infieles y alzados nuevamente reducidos, se halla agregado al curato
de Loon. En la isla de Mindoro sólo hay dos curas para administrar y catequizar todos
los pueblos de la isla. Dejo sin contar otros muchos pueblos de nuestra administración
que están muy necesitados de ministros, por no molestar a V. S. Y aunque tenemos
seis religiosos de la última Misión que llegó, no están todavía aptos para ocupar los
ministerios que llevo referidos, que, sin la menor duda, deben ser más acreedores y
dignos de nuestra mayor atención con respecto al pueblo nuevo de Dumalong en Zamboanga».
Insistió el Gobernador con nuevo oficio del 6 de diciembre, al cual contestó el P. Provincial detallando más lo expuesto en su anterior respuesta, «para que mejor informado —le decía— ese Superior Gobierno, resuelva lo que mejor le parezca, a cuyo dictamen se deberá
sujetar él y toda su Provincia»24.
ARTÍCULO CUARTO
El P. Provincial insiste sobre el envío de misioneros. Y el P. Comisario a su vez sobre la
fundación del Colegio-seminario. –El Definitorio deja la solución del asunto al
próximo Capítulo Provincial. –El P. Comisario, ignorando lo acordado,
con permiso del P. Vicario General, solicita la concesión de la Real
licencia para la fundación del Seminario.
–Primeros pasos del expediente
Cuando el P. Provincial Fr. Juan Gómez de San Antonio escribió a N. P. Vicario General
para darle cuenta del Capítulo Intermedio,
23
24
AM, Definitorios, f. 170.
AM, n. 44, Oficios, f. 412.
294
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
una vez más le exponía la situación apurada de la Provincia, rogándole por amor de Dios que
hiciese todo lo posible para proporcionarle remedio. «Yo bien considero —añadía— el estado
en que está la Congregación por la cruel, inicua e inhumana guerra que ha sufrido nuestra
España, pero pues Dios N. S. nos ha dejado la subsistencia y no ha permitido sucumbiese
nuestra noble patria, hagamos los que hemos quedado cuanto podamos para conservar y aumentar el rebaño de Jesucristo, nosotros aquí suplicando a Dios N. S. e importunando a los
Hermanos y Padres de ahí, y, ¿a quién más dirigiremos, después de Dios, nuestros clamores
que a V. R., Padre Nuestro, a quien Dios N. S. ha encargado toda la Congregación? V. R. está
ahí y nosotros acá lejos, pero la caridad nos une. Puede V. R. ayudarnos exhortando y animando a nuestros Hermanos, pidiendo ayuda al Gobierno o suplicando al mismo Rey N. S.
para que S. M. conceda venir por ahora cuantos religiosos puedan y dar bastantes hábitos para
que vengan después»25.
No le llegó al P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael la información sobre el Capítulo Intermedio, pues más tarde, con fecha 21 de julio de 1819, le decía al nuevo Provincial
que de haberla recibido, hubiera anulado lo acordado sobre la no fundación del Colegio en
España.
Como se puede observar, en la lejanía de Filipinas no se llegaba a comprender la verdadera situación de los conventos de la Península y de sus religiosos, a pesar de las reiteradas
explicaciones del P. Comisario en sus cartas; seguían pidiendo la colectación y envío de
religiosos y no accedían al establecimiento en España del Colegio-seminario. El P. Alonso
Jubera había insistido una vez más sobre este asunto en una carta suya del 10 de enero de
181726. Repetía en ella que era de indispensable necesidad tener un Seminario como el de los
PP. Calzados de Valladolid, si había de subsistir la Provincia, pues de otro modo veía muy
próximo su fin. «Por lo tanto (seguía diciendo) y porque se me presenta una coyuntura muy
favorable para obtener la licencia de S. M. para el efecto, previa la de N. P. Vicario General,
voy a entablar la solicitud; si acaso se consigue la gracia y a la Provincia no le acomoda usar
de ella, sólo se perderán los pasos, pero creo que si VV. RR. se hacen cargo de cómo está esto
y que cada día está peor la colectación de religiosos, me darán las gracias si lo consigo y
tratarán de que se realice cuanto antes, suministrando al mismo tiempo los gastos necesarios
para su subsistencia, aunque pienso pedir cuanto sea posible o bien de expolios y vacantes o
de algunos otros fondos que se puedan aplicar para el efecto, quedando a mi cuidado avisar de
todo lo que se practicare y del resultado». Hacía luego referencia a la súplica que
anteriormente había presentado sobre concederle permiso para embarcar y dirigirse a Méjico,
súplica que ahora nuevamente renovaba. «Aunque a la verdad (continuaba diciendo), ya que
voy a entablar solicitud para el Seminario, me alegraría, si se consigue, estar aquí hasta que se
plantease, pues, como sea en mi tiempo, he de procurar que en él se
25
26
AM, Cartas, f. 177 v.
AM, carp. 72, 13.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1815 - 1818
295
observe la Constitución al pie de la letra y que se establezca sobre un pie capaz de producir
jóvenes instruidos en las ciencias eclesiásticas y que den honor de todos modos a la Provincia;
pero esto no impide el que VV. RR., los PP. del Definitorio, dispongan lo que juzguen más
conveniente; ciertamente que es preciso contar con grandes gastos para dicho Seminario, pero
también las ventajas que puede producir son incalculables. Un día de éstos voy a hablar al Sr.
Gobernador del Consejo de Indias sobre el particular, de lo que ya está prevenido, y lo mismo
varios señores del Consejo».
Esta carta fue recibida en Manila en agosto de 1817; por lo tanto, después del Capítulo
Intermedio, que había sido el 2 de mayo. El Padre Provincial determinó reunir junta de Definitorio el 27 del citado mes de agosto para dar cuenta de la misma; mas viendo la calidad del
asunto y que por lo mismo para tratarlo y resolverlo necesitaba no sólo del consejo del Definitorio, sino aun de los Padres condecorados de la Provincia, no pudiendo convocarlos a todos
por hallarse empleados en el ministerio de sus curatos y misiones y, por otra parte, era tiempo
de contestar, por estar ya para salir los barcos hacia la Nueva España, resolvió juntar a lo menos a los que pudiera, que fueron los mismos que habían tomado parte en el Capítulo Intermedio. Una vez enterados éstos de cuanto decía e informaba el P. Comisario, determinaron
que, «por ser el asunto tan grave y no tener noticia exacta de los caudales efectivos de la Provincia, se difiriese la resolución hasta el Capítulo Provincial próximo venidero, en cuyo tiempo se hiciesen las diligencias sobre el estado de los caudales referidos»27.
Por su parte, el Comisario P. Jubera, no teniendo noticia de lo acordado en el Capítulo Intermedio, ni tampoco en esta reunión a que acabamos de referirnos, continuaba en Madrid sus
gestiones sobre la fundación del Seminario. N. P. Vicario General el 8 de octubre del mismo
año 1817 le daba al citado P. Comisario el permiso para solicitar de S. M. licencia para establecer en España un Colegio a expensas de la Provincia de San Nicolás de Filipinas y del Real
Erario, con el fin de instruir y formar a los religiosos que qusieran ir a Filipinas a trabajar en
el ministerio de convertir almas a Dios y aumentar los vasallos fieles al Rey; con dicha fundación se podría surtir con mayor abundancia de operarios la Provincia28.
El 16 de diciembre del mismo año, el P. Comisario firmaba un extenso memorial suplicando la concesión de la Real licencia para la citada fundación del Colegio-seminario, que
con otros documentos presentaba al Supremo Consejo de Indias29; de orden de éste, el 23 del
mismo mes se pasaba dicho memorial y demás documentos al Vicario General de los Agustinos Ermitaños, P. Fr. Félix Meave, para que éste diera sobre el asunto su informe; informe
que fue muy favorable
27
AM, Definitorios, f. 169.
AG, Registro, f. 224 v.
29
Los documentos a que se hace referencia no se copian porque ya figuran en el cap. XXVIII del tomo IX de
nuestras Crónicas. Nosotros en el presente iremos historiando en cada trienio lo que se fué haciendo para
llevar a cabo la fundación de este Colegio-seminario, copiando en parte o íntegros los documentos que no
se incluyen en el citado tomo anterior.
28
296
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
según su escrito del 13 de enero del año siguiente, 1818. Habiendo pasado luego todo el expediente al señor Fiscal, éste lo remitió a la Contaduría General de Indias, que también resolvió a favor de la fundación, si bien hacía constar que la Real Hacienda en la actualidad no
podía dar auxilio alguno.
Devuelto el expediente al señor Fiscal, éste elevó su dictamen al Supremo Consejo, en el
que decía poderse acceder a la súplica del Padre Comisario, pero que tanto la fundación del
Seminario como su subsistencia debían ser a expensas de la Provincia. El citado Consejo
acordó por su parte el 7 de marzo pedir a N. P. Vicario General que informara sobre qué clase
de auxilios se prometían de la Real munificencia, ya que los pecuniarios no podían prestarse
por parte de S. M., y si contaba la Provincia con fondos suficientes, en qué pueblo se pensaba
hacer la fundación y si para ello se podría aprovechar alguno de los conventos de la Orden
que se hallase desocupado o con corto número de individuos.
El P. Vicario General, después de tomar informes del P. Comisario sobre los citados puntos, el 25 de abril dio su contestación al secretario del Consejo, diciéndole que los auxilios
que se deseaban eran los de la soberana protección, la cesión de algún edificio propio de Su
Majestad sin destino preciso al Real servicio a propósito para la fundación, cualquiera que
fuese su estado actual, si se hallase en lugar cómodo para ella, como también las gracias que
en lo sucesivo pidiera el estado del Seminario; que en la actualidad no tenía el P. Comisario
fondos suficientes, pero que cuenta con ellos, según los avisos que tiene de Méjico y de la
Provincia, y se compromete ya, después de invertir como unos ochenta mil reales que están a
su disposición en la Península, a proporcionar lo preciso para habilitar el edificio, dar algunos
hábitos y mantener algunos religiosos; y, finalmente, que la ciudad de Alfaro o sus inmediaciones parecía el punto más útil para la fundación y que, no habiendo en ella convento alguno
de la Orden, mejor que echar mano de alguno de otras Ordenes, sería comprar en ella un edificio.
Así estaba el asunto de la fundación del Colegio-seminario, cuando en Manila se celebró
el Capítulo Provincial, del que luego informaremos en el capítulo correspondiente, y en el que
se proseguirá el relato de lo sucedido sobre este punto durante el trienio 1818-1821. Aquí
añadiremos que el P. Jubera, cuando estaba buscando lugar apropiado para esta fundación,
fijóse ya en el santuario de la Virgen del Camino de Monteagudo, pero le parecieron demasiadas exigencias las que imponían los de este pueblo. Se le ofreció, en cambio, por los de
Cascante, población cercana a la anterior, la ermita de la Virgen del Romero en muy buenas
condiciones, pero ni siquiera entró en tratos con ellos —como tampoco el P. Fr. Francisco
Vidal, sucesor del Padre Jubera en la Comisaría de España, a quien igualmente se la ofrecieron—, pues al ir a verla, se convencieron de que era de todo punto imposible hacer una huerta
contigua al edificio, cosa tan necesaria en un colegio como el que se trataba de fundar30.
30
ACM, Cosas notables, f. 31.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1815 - 1818
297
ARTÍCULO QUINTO
Fallecen en este trienio los PP. Fr. Juan Forcada de San Vicente Ferrer, Fr. Anselmo
de Santa Margarita y Fr. Antonio Sánchez de la Concepción
Entre los religiosos de la Provincia de Filipinas fallecidos durante este presente trienio, y
de cuya muerte debe quedar constancia en esta nuestra historia, juntamente con algunas noticias de su vida, figuran los tres religiosos arriba nombrados.
Del P. Ex-Provincial Fr. Juan Forcada de San Vicente Ferrer ya se presentaron unas notas
biográficas al ser elegido Provincial en el Capítulo de 1809, y luego ya vimos su actuación en
tan elevado cargo, que, como se lee en su necrología31, «desempeñó con la mayor escrupulosidad». Una vez terminado el tiempo de su Provincialato, «se apartó en un todo del trato y
comercio de las gentes, viviendo sólo para Dios; con esta vida ejemplar vivió cuatro años,
pasando dos de ellos con una enfermedad continua, que sufrió con la mayor resignación, y
murió con una muerte ejemplarísima, quedando edificada toda la comunidad por la resignación y entereza con que entregó su alma al Criador». Tuvo lugar su fallecimiento en Manila el
30 de mayo de 1816.
En el Capítulo de 1812, en el que terminaba su trienio, actuó de primer escrutador y fue
nombrado Cronista de la Provincia. Asistió al Capítulo Intermedio de 1813 y al Provincial de
1515, en el que salió nombrado primer Adito por Aragón y nuevamente Cronista. Fue
Examinador sinodal de los Arzobispados de Méjico y Manila y del Obispado de Nueva
Segovia en Filipinas.
El P. Fr. Anselmo de Santa Margarita, italiano de nación y profeso de la Provincia Romana de los Agustinos Descalzos de Italia, estuvo en China durante veintisiete años como
Misionero Apostólico de la Congregación de Propaganda Fide. Debió llegar a aquella nación
el año 1783, saliendo de ella en la persecución del año 1805, expulsado por el Emperador por
no acceder a dejar de predicar nuestra santa Religión a quien se lo pidiese. Habiendo arribado
a Manila el 18 de abril de 1812, escribió una carta al P. Provincial de Recoletos suplicándole
que se dignase admitirlo en la Provincia. Dicha carta fue leída en sesión definitorial tenida el
16 de julio de aquel año, y «considerada por los VV. PP. y reflexionando que dicho Ven. Padre se acogía a esta nuestra Provincia, ser de nuestro mismo Instituto Recoleto, constar
igualmente de su gran conducta religiosa, encomendado por sujetos de carácter residentes en
China, como también las actuales circunstancias de trastorno que padece Europa, particularmente la abolición del estado religioso, unánimes y conformes convinieron en admitir a dicho
Padre en nuestra santa Provincia, pero dando cuenta a N. P. Vicario General, a quien toca
privativamente su admisión y confirmación de lo ejecutado por este Definitorio, juzgando que
N. P. Vicario General llevará a bien la acogida dada por esta
31
AM, n. 61, Difuntos, f. 61 v.
298
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Provincia a un hijo de N. P. San Agustín, que con tantos méritos y huérfano de Madre inmediata, se recoge a nuestro seno»32. El Padre Vicario General dio su conformidad para la admisión en la Provincia en julio de 1816. Y en este mismo año, el día 6 de diciembre, habiendo
observado en el Convento de Manila una conducta ejemplarísima, falleció en este mismo
Convento a los sesenta y cuatro años de edad33.
Del P. Ex-Provincial Fr. Antonio Sánchez de la Concepción, que falleció el 25 de abril de
1817 en el Convento de Manila, se ha hablado largamente en el captíulo sexto del presente
tomo de Crónicas. Como allí se dijo, fue Provincial de Filipinas en los trienios 1794-1797 y
1806-1809, habiendo desempeñado su oficio «con la mayor exactitud»34. Como hemos visto
en sus lugares correspondientes, en el Capítulo en que finalizó su segundo trienio actuó de
primer escrutador; no asistió al Capítulo Provincial de 1812, siendo nombrado en el trienio
1812-1815 Vicario Provincial en dos salidas del P. Provincial a hacer la Visita; estuvo presente en el Capítulo de 1815, en el que salió proclamado primer Adito por Castilla; y desde este
mismo Capítulo hasta marzo de 1816 gobernó como Presidente el Convento de Manila por
ausencia del Prior electo. Falleció habiendo recibido con fervor edificante todos los santos
Sacramentos. Lo mismo de súbdito como de Prelado, dice el P. Sádaba35, acreditóse de religioso muy perfecto.
32
AM, Definitorios, f. 141 v
P. SÁDABA, Catálogo, 776.
34
AM, Difuntos, f. 69 v.
35
P. SÁDABA, Ob. cit., 309.
33
CAPÍTULO XIV
LA PROVINCIA DE ANDALUCIA EN EL TRIENIO 1816 - 1819
ARTÍCULO PRIMERO
Celebración del Capítulo Provincial; actas, elecciones y nombramientos del mismo
Con fecha 2 de febrero del año 1816 convocó el P. Vicario General a los Padres de la
Provincia de Santo Tomás de Villanueva que tenían voz y voto en Capítulo, para celebrarlo en
el Colegio de Almagro, dando comienzo éste en la tarde del viernes día 3 de mayo de 1816.
Conservándose, como en las Provincias de Filipinas y de la Candelaria, el libro último de sus
Capítulos, trasladaremos aquí literalmente copia de este Capítulo Provincial, por ser el primero de la Provincia de Andalucía que reseñamos en el presente volumen de nuestras Crónicas1.
«Concurrieron los siguientes: N. P. Fr. Joaquín de San Rafael, Vicario General y Presidente de dicho Capítulo. N. P. Fr. Francisco Irala de San Antonio, Lector Jubilado, Calificador de Corte, Examinador Sinodal de Sevilla, Guadix y Baza y Vicario Provincial por muerte
de N. P. Fr. Manuel Ruiz del Rosario. El P. Fr. Antonio Torre de San Agustín, Lector Jubilado y Definidor. El P. Fr. Pablo Barrientos de San José, Predicador Jubilado y Definidor. El P.
Fr. Justo García del Espíritu Santo, Lector Jubilado y Rector de este Colegio. El Padre Fr.
Pedro Moral de Santa Rita, Lector Jubilado y Prior del Toboso. El P. Fr. José Guerrero de la
Santísima Trinidad, Predicador y Prior de Santa Fe. El P. Fr. Pedro Jiménez de San José, Predicador y Prior de Luque. El P. Fr. Rafael Sánchez de la Asunción, Maestro en Artes y de
novicios. Y no concurrieron: El P. Fr. Fernando de los Remedios, Predicador, Calificador y
Secretario de Provincia, por enfermedad grave que le acometió en la misma Casa Capitular, y
en su lugar fue nombrado por Secretario de Capítulo el P. Maestro de novicios. Ni el P. Fr.
Alfonso Sauquillo de San Julián, Lector Jubilado y Definidor; ni el P. Fr. Francisco Aguilar
de San Agustín, Lector
1
AT, Capítulos, 1762-1835, f. 119.
300
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Jubilado y Definidor, por enfermos. Ni los PP. Fr. Antonio Narváez de la Visitación, Lector
Jubilado y Prior Presidente de Sevilla por muerte del P. Fr. Antonio Vega de la Concepción;
Fr. Juan Romero de San José, Predicador y Prior Presidente de Granada por renuncia del P.
Lector Jubilado Fr. Antonio Cobián de los Angeles, y Fr. Diego Martínez de la Santísima Trinidad, Lector Jubilado y Prior Presidente del Campillo por fallecimiento del P. Fr. Cristóbal
Castañeda de San José, Predicador, por no haber sido confirmados ni por lo mismo convocados.
Todos los cuales juntos y congregados a campana tañida, como es justo y costumbre, en
la Sala Capitular dicho día 3 de mayo, viernes, por la tarde, N. P. Vicario General Fr. Joaquín
de San Rafael requirió primera, segunda y tercera vez en virtud de Santa Obediencia y pena
de excomunión mayor, que si alguno tenía algunas Letras de S. S. o de otro Prelado para poder presidir en dicho Capítulo, o para alguna otra cosa, las presentase y manifestase, y requeridos todos y no habiendo manifestado algunas Letras para el dicho efecto, reconocieron por
Presidente de dicho Capítulo a dicho N. P. Vicario General, a quien a jure toca dicha presidencia, y quien mandó leer los Edictos de la Santa Inquisición, y leídos en presencia de la
comunidad y Capítulo, dicho N. P. Presidente exhortó y mandó a todos su observancia. Y se
prosiguieron las demás funciones que ordenan nuestras Leyes en la forma siguiente.
Inmediatamente, habiendo quedado solos en la Sala Capitular los Vocales arriba dichos,
se procedió a la elección de Jueces de causas por votos secretos, y fueron electos los PP. Fr.
Antonio Torre de San Agustín, Lector Jubilado y Definidor; Fr. Justo García del Espíritu Santo, Lector Jubilado y Rector de este Colegio, y Fr. Pedro Moral de Santa Rita, Lector Jubilado
y Prior del Toboso. Y habiendo nombrado N. P. Vicario General Presidente del dicho Capítulo celadores del culto a los PP. Fr. José Guerrero de la Santísima Trinidad, Prior de Santa Fe,
y Fr. Pedro Jiménez de San José, Prior de Luque, se leyeron las Cartas capitulares, lo cual
concluido se procedió a la determinación de varias Actas en la forma siguiente.
Ante todas cosas mandó N. P. Vicario General leer una Carta orden de Monseñor Nuncio
en que por esta vez y para el presente Capítulo, en atención a la escasez de religiosos por las
circunstancias ocurridas, daba facultad para habilitar y dispensar en aquellos sujetos que
aliunde fuesen de probidad, ciencia y virtud sobre las condiciones que exigen nuestras Constituciones y Bula Piana.
Actas
Primeramente, habiéndose propuesto por N. P. Provincial absoluto el mérito efectivo que
habían de contraer en lo sucesivo aquellos religiosos que, en cumplimiento del Real Decreto
del Rey nuestro Señor, y cooperando a sus piadosas intenciones, se han dedicado o se dediquen a la gratuita enseñanza de los niños pobres en las primeras letras y rudimentos de la doctrina cristiana aceptando su magisterio en las Escuelas Caritativas que se han establecido ya
en algunos
LA PROVINCIA DE ANDALUCIA EN EL TRIENIO 1816 - 1819
301
conventos de esta Provincia y deberán establecerse en las demás, era muy justo y consiguiente
se les remunerase en proporción de un tan ímprobo y penoso trabajo con aquellas excepciones, regalías y preeminencias que la Religión acostumbra a premiar a los sujetos beneméritos
que se empleen en la enseñanza de la juventud; manda y determina el presente Capítulo que
por descontado se les confiera el título formal de tales Maestros con las excepciones y honores que se conceden por nuestras Constituciones a los Lectores actuales, y asimismo da facultad a los PP. Priores y demás de Consulta para que, siendo grande el número de alumnos concurrentes, se les asigne otro religioso que haga de socio y suplente, a que asimismo le señalarán las excepciones proporcionadas a su trabajo y aplicación diaria, y en las enfermedades y
ausencias, las mismas que disfruta el primero, dejando al Capítulo General el ampliarlas y
fijarlas con uniformidad para todas las Provincias.
It. Teniendo presentes el Capítulo las extraordinarias circunstancias y situación lamentable en que se han visto todos nuestros conventos de resultas de la pasada y desoladora guerra,
y disminución de rentas y arbitrios que por dicha causa han padecido, por lo que no pudiendo
los Prelados suministrar a los religiosos el vestuario y útiles más precisos de celda, se vieron
en la imperiosa necesidad de permitir y provisionalmente conceder a los religiosos sacerdotes
cierto número de misas en cada mes para que, aplicándolas por su propia intención, con su
limosna se remediasen y proveyesen hasta tanto que el más inmediato Capítulo determinase lo
que juzgase más oportuno y conveniente; discutido el punto por los Vocales, resolvieron: Que
estando tan expresa y terminante la Ley de que todos los religiosos apliquen por la intención
del Prelado y no contemplándose el presente Capítulo con facultades para mudarla o alterarla
de aquel modo, se debía mandar a los Prelados locales, como efectivamente, se manda, provean a los religiosos de vestuario competente al estado y que los asistan en las demás necesidades religiosas por las rentas de la comunidad o ya sea de las limosnas de sermones y misas,
etc., que agencien y presenten los mismos, con tal que la aplicación de éstas sea de cuenta y
cuidado de los Prelados, los cuales en el caso de omisión sean castigados con todo rigor de
Ley.
Id. Notándose que, pasado ya bastante tiempo después de la reunión a los respectivos
conventos, perseveran muchos religiosos con zapatos cerrados, cuyo uso es totalmente contrario al instituto de la descalcez que hemos profesado, manda el presente Capítulo que inmediatamente los dejen o los hagan sandalias, de cuyo calzado de cuero sólo nos es permitido usar,
como también que no tengan en el manto embozos, ni otros indicios de manteo clerical que
desdicen de nuestro santo hábito.
Id. Encarga el presente Capítulo a los Prelados locales que fuera de aquellos casos de necesidad que previene la Constitución y a aquellos religiosos de cuya probidad estén seguros,
no permitan que los demás salgan solos con sombrero por las calles de los pueblos, sino asociados de dos en dos, como disponen nuestra santa Regla y Constitución.
302
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Id. Encarga igualmente procuren tener diariamente por mañana y tarde el santo ejercicio
de la oración mental en el coro, tan recomendado por todos los Santos y Doctores y nuestra
misma Ley, a no ser que obligue a dispensarlo otra ocupación útil y honesta que haya de practicarse en la misma hora acostumbrada. Asimismo renueva los repetidos mandatos de que
todos los religiosos hagan por lo menos una vez en el año los ejercicios o retiros espirituales,
especialmente en el tiempo santo de Cuaresma.
Id. Que tanto los Prelados como los súbditos, en la parte que les toque, cumplan puntualmente con la Real Orden de S. M. y de su Consejo Supremo con respecto a los que se hallan
exclaustrados, para que inmediatamente se retiren a los conventos, a menos que estén empleados en algún ministerio eclesiástico con las licencias de los Ordinarios y PP. Provinciales.
Ultimamente exhorta el presente Capítulo a todos los religiosos de esta Provincia, así
Prelados como súbditos, se esfuercen a restablecer la disciplina regular, que tanto ha padecido
en los calamitosos tiempos presentes, y de que tanta necesidad hay, por lo tanto, para no dar
motivo a las sátiras y desprecios que la maledicencia de muchos ha vomitado contra el Estado
Regular, tan recomendable para las personas piadosas y sensatas. Y que estas Actas y determinaciones se lean en pública comunidad luego que se reciban y después de todos los capítulos de culpis.
Y esto fue lo que acordaron y determinaron en dicho día, mes y año. Y que la Casa Capitular para el Capítulo venidero sea el Convento de Luque.
Y dada la Absolución general, se terminó este acto.
Sábado por la mañana, día cuatro de mayo del dicho año, después de cantada la misa del
Espíritu Santo y habiendo cumplido con las demás ceremonias que disponen nuestras Leyes,
N. P. Vicario General, como Presidente, mandó tocar a Capítulo, y juntos y congregados en la
Sala Capitular todos los Vocales, les amonestó y exhortó al cumplimiento de su obligación en
la elección de nuevo Provincial, de que prestaron juramento en forma, cuya ceremonia concluida, N. P. Vicario Provincial renunció su oficio y resignó sus sellos en manos de N. P. Presidente, de que fue absuelto, según derecho. Después de este acto, N. P. Vicario General, como Presidente, propuso por escudriñadores de la nueva elección a N. P. Fr. Francisco Irala de
San Antonio, al P. Rector de este Colegio, Fr. Justo García del Espíritu Santo, y al P. Prior de
Santa Fe, Fr. José Guerrero de la Santísima Trinidad, los cuales salieron por votos secretos; y
habiendo sido confirmados por dicho N. P. Presidente Vicario General, se procedió a la elección de nuevo Provincial, según ordenan nuestras Constituciones, y votada y escudriñada como disponen nuestras Leyes, la publicó el primer escudriñador en esta forma:
In nomine Domini nostri J. C. benedicti. Amen.
Anno eiusdem millessimo octigentessimo decimo sexto, die quarta mensis Maii, ego Fr.
Franciscus Irala a P. Antonio, primus Scrutatorum praesentis electionis, Spiritus Sancti gratia
invocata, nomine meo et omnium ad quos praesens pertinet electio, eligo in Priorem
LA PROVINCIA DE ANDALUCIA EN EL TRIENIO 1816 - 1819
303
Provincialem huius Provintiae Baeticae S. Thomae a Villanova V. Patrem Fr. Joannem Romero a D. Joseph Praedicatorem.
Y se prosiguieron las demás funciones que nuestras Constituciones disponen hasta la confirmación de dicho N. P. Provincial en persona de N. P. Vicario Provincial, la cual hizo N. P.
Presidente Vicario General en la forma que disponen nuestras leyes2.
Y en el mismo día sábado por la tarde N. P. Vicario General y Presidente mandó tocar a
Capítulo, y juntos todos los Vocales en la Sala Capitular, se procedió a la elección de Definidores de Provincia, la cual se hizo por votos secretos y con las formalidades que disponen
nuestras Leyes, y hecha la publicación por el primer escudriñador en la forma siguiente.
In nomine Domini nostri J. C. benedicti. Amen.
Anno eiusdem millessimo octingentessimo decimo sexto, die quarta mensis Maii, ego Fr.
Franciscus Irala a D. Antonio, primus scrutatorum huius Capituli Provincialis, nomine meo et
omnium ad quos praesens Deffinitorum pertinet electio, eligo in Deffinitores praesentis Capituli huius Provinciae Baeticae VV. PP. Fr. Josephum Guerrero a Ssma. Trinitate, Praedicatorem, et Fr. Petrum Jiménez a D. Joseph, Praedicatorem, pro Baetica, et Fr. Petrum Moral a
Sancta Rita, Lectorem Jubilatum, et Fr. Justum García a Spiritu Sancto, Lectorem Jubilatum,
pro Mancha, et in Aditos pro Baetica P. Fr. Franciscum Aguilar a D. Augustino, Lectorem
Jubilatum, et P. Fr. Paulum Barrientos a D. Joseph, Praedicatorem Jubilatum, et pro la Mancha P. Fr. Sebastianum Castellanos a Sancta Elisabetha, Praedicatorem, et Fr. Laurentium
López a Conceptione, Praedicatorem. A todos los cuales N. P. Vicario General Presidente
confirmó en la forma que disponen nuestras Constituciones. Y se terminó la función de este
día con las ceremonias que se acostumbran.
Domingo por la mañana, día cinco de mayo del presente año, se empleó en las funciones
de iglesia, según y como mandan nuestras Constituciones.
Lunes por la mañana, día seis de mayo del mismo año, N. P. Vicario General Presidente
mandó tocar a Capítulo de culpis, y en él renunciaron todos los Prelados que asistieron a dicho Capítulo a sus oficios, y fueron absueltos de ellos al tenor de la Ley. Y habiendo quedado
solos los PP. del Definitorio y confirmado como a tal al Padre Fr. Pablo Barrientos por N. P.
Presidente, como primer Adito a que tocaba a jure votar por falta de N. P. Provincial electo
Fr. Juan Romero de San José, se procedió a las elecciones de Prelados y demás oficiales, que
se hicieron en esta forma.
Pro Ntro Colegio Alcobricensi praeficimus in Rectorem Fr. Antonium Torre a Divo Augustino, Lectorem Jubilatum; in Vice-rectorem P. Fr. Joannem Barba a Dª del Carmen, et in
Sacristam P. Fr. Emmanuelem Caminero a Jesu Maria, Praedicatorem.
Pro Ntro Conventu Hispalensi praeficimus in Priorem P. Fr. Antonium Narváez a
Visitatione, Lec. Jubilatum; in Subpriorem P. Fr.
2
Como el electo Provincial no estaba presente, se hizo la confirmación del mismo en el que cesaba.
304
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Josephum Franco a Dª del Carmen, Praedicatorem, et in Sacristam P. Fr. Leonardum Salazar a
Rosario.
Pro Ntro Conventu Granatensi praeficimus in Priorem P. Fr. Joannem Camarero a Dº
Rogelio, Praedicatorem; in Subpriorem P. Fr. Joannem Mesa a Sto. Joseph, Praedicatorem, et
in Sacristam P. Fr. Vincentium Gallegos a Sto. Augustino.
Pro Ntro Conventu Tobosensi praeficimus in Priorem P. Fr. Raimundum Alvaro a Ssmo.
Sacramento; in Subpriorem P. Fr. Julianum Ruiz a Sto. Joseph, Praedicatorem, et in Sacristam
P. Fr. Vincentium Gómez a Sto. Michaele, Praedicatorem.
Pro Ntro Conventu de Sta. Fe praeficimus in Priorem P. Fr. Antonium Romero del Pilar;
in Subpriorem P. Fr. Joannem Perandres a Sto. Augustino, Praedicatorem, et in Sacristam P.
Fr. Antonium Guerrero a Sto. Raphaele, Praedicatorem.
Pro Ntro Conventu del Campillo praeficimus in Priorem P. Fr. Didacum Martínez a
Ssma. Trinitate, Lec. Jubilatum; in Subpriorem P. Fr. Franciscum Moreno a Conceptione,
Praedicatorem, et in Sacristam P. Fr. Isidorum Redondo a Doloribus, Praedicatorem.
Pro Ntro Conventu de Luque praeficimus in Priorem P. Fr. Ildephonsum Castro a Doloribus, Praedicatorem; in Subpriorem P. Fr. Julianum Núñez a Ssma. Trinitate, Praedicatorem, et
in Sacristam P. Fr. Joannem Salazar a Conceptione, Praedicatorem.
Et in Socium V. P. N. Provincialis P. Fr. Laurentium López a Conceptione, Praedicatorem, et in Magistrum Novitiorum P. Fr. Raimundum Ramírez a Dª del Mayor Dolor, Praedicatorem.
Quae quidem officia fuerunt confirmata a P. N. Praesidente; lectumque omne determinatum in praesenti Capitulo coram omnibus tam vocalibus quam non vocalibus; et fuit determinatum juxta dispositionem P. N. Vicarii Generalis cum omnibus functionibus Ecclesiae».
ARTÍCULO SEGUNDO
Breve nota biográfica del nuevo Provincial. –Dos juntas de Definitorio. –Celébrase el
Capítulo Intermedio Provincial. –Donativo de la Provincia de Filipinas. –Otra
Junta de Definitorio. –Carta capitular del Colegio de Almagro
Ignoramos todos los detalles de la vida del nuevo Provincial Padre Fray Juan Romero de
San José, Predicador, hasta que le vemos nombrado Subprior del Convento de Santa Fe en el
Capítulo Provincial del año 1792. Debió nacer en alguno de los pueblos de Andalucía, pues
alguna vez se le llama «andaluz», como a los demás religiosos oriundos de esta región, cuando a los naturales de la Mancha se les añade la palabra «manchegos». En el Capítulo Provincial de 1800 se le elige Subprior del Convento de Sevilla, y en el de 1803, Prior del de Luque.
En esta ocasión figura como opositor a cátedras y actuaba en Sevilla como Subprior presidente por haber sido nombrado Definidor General el 28 de mayo de este mismo año el que era
Prior de aquel Convento. Antes de tomar posesión del priorato de Luque, presentó
LA PROVINCIA DE ANDALUCIA EN EL TRIENIO 1816 - 1819
305
la renuncia al mismo, que no le fue admitida por el señor Nuncio, quien por la llamada Bula
Piana intervenía en todos estos asuntos3. Al llegar el Capítulo de 1807, fue nombrado segundo
Adito por Andalucía. En el Capítulo Intermedio Provincial que se celebró el 31 de octubre de
1808 en el Convento de Luque asistió nuestro biografiado en lugar del Definidor P. Fr. Francisco Gómez de San Antonio, quien se había excusado legítimamente de asistir4. Del tiempo
en que estuvieron suprimidos los conventos ninguna noticia tenemos sobre el P. Fr. Juan Romero. Y, finalmente, como hemos visto en el artículo anterior, al llegar el Capítulo en el que
fue elegido Provincial, era Prior Presidente de Granada, no habiendo sido convocado al mismo por no estar confirmado en el cargo.
En cuanto a actividades del Definitorio, consta que, en sesión del 21 de septiembre del
mismo año de la celebración del Capítulo, se tomaron estos acuerdos en el Convento de Santa
Fe: que por ahora fuese el Convento de Luque la casa noviciado de la Provincia; que, atendidas las circunstancias de tener la Provincia que hacer diversos gastos y encontrándose sin
fondos, se dejase a la prudencia del Padre Provincial el hacer un reparto a los conventos según
la necesidad lo decidiera; que, en atención a la pobreza de los conventos, se exigiera a cada
novicio para ayuda de su manutención la cantidad o valor de cuatro fanegas de trigo y doscientos reales; y, finalmente, que el P. Provincial tuviera todas las facultades, veces y voces
del Definitorio para que, sin necesidad de junta, determinara y mandase cuanto fuese relativo
al gobierno ordinario de la Provincia5.
En otra junta de Definitorio que tuvo lugar el 30 de octubre en el mismo Convento de
Santa Fe, el P. Provincial hizo ver a los Padres Definidores «varios puntos que exigían reforma, de que actuados respondieron que, supuesto no eran generales, se intimasen y mandasen
los encargos competentes, según Ley y estatutos, a aquellos Prelados locales a quienes competa la reforma de dichos puntos». Asimismo confirmó y ratificó el Definitorio la admisión
que había hecho el P. Provincial de la renuncia presentada por el Maestro de novicios, quien,
después de más de un año transcurrido desde el Capítulo, no había tomado posesión del cargo
«por hallarse ocupado con el Economato de un curato que había nuevamente admitido en Carrión». «También les propuso que, en atención a haber visitado en la primera Visita toda la
Provincia personalmente y haber experimentado los inmensos gastos por la carestía general y
con respecto a tener ya los conocimientos prácticos de toda la Provincia y sus individuos y los
accidentes que podían ocurrir, pedía su consentimiento a su Definitorio para en caso necesario
nombrar Visitadores para los conventos a que no pudiese acudir», y unánimes los PP. Definidores dieron su consentimiento. Como aprobaron, además, que el Padre Provincial emplease
de lo que resultase del expolio del difunto Padre Definidor Fr. Pedro García Moral de Santa
Rita, en «los gastos extraordinarios y supercrecidos de viajes, Capítulos y otros que
3
AT, Capítulos, f. 95 v.
AT, l. c., f. 117.
5
AT, l. c., f. 124.
4
306
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
ofrece la penuria de los tiempos, para los que ha determinado siempre el V. Definitorio se
exijan cuotas a los conventos, y atendiendo también a la situación de todos ellos»6.
En el día señalado por la ley, 31 de octubre de 1817, reunióse el Capítulo Intermedio bajo
la presidencia del P. Provincial Fr. Juan Romero de San José, y con asistencia de los PP. Fr.
Andrés Moreno de la Piedad, Definidor General, en representación de N. P. Vicario General,
Fr. Antonio Romero del Pilar, Pred., y Prior del mismo Convento de Santa Fe en el que tenía
lugar el Capítulo, en vez del Padre Provincial absoluto Fr. Francisco Irala de San Antonio, y
Fray José Guerrero de la Santísima Trinidad, Fr. Pedro Jiménez de San José, Fr. Sebastián
Castellanos de Santa Isabel y Fr. Lorenzo López de la Concepción, Definidores actuales. Estos dos últimos, elegidos Aditos en el Capítulo, habían pasado a ocupar la definituría por
haber sido nombrado Definidor General en este mismo año el P. Fray Justo García del Espíritu Santo y por muerte del arriba citado Padre Fr. Pedro Moral de Santa Rita. Se hicieron las
elecciones siguientes:
Secretario Provincial, P. Fr. Manuel Cano de San Ramón, Pred.
Subprior de Campillo, P. Fr. Francisco Gueto de los Dolores.
Maestro de novicios, P. Fr. Pablo Barrientos de San José, Predicador Jubilado.
Sacristán de Santa Fe, P. Fr. Mariano Ramos de San José.
Sacristán de Granada, P. Fr. Antonio Guerrero de San Rafael.
Sacristán de Luque, P. Fr. Manuel Bravo de Jesús María.
Sacristán de Campillo, P. Benito Herráiz de San Vicente7.
El 4 de febrero de 1818 escribía desde Sevilla el P. Provincial al Comisario de Filipinas
en Madrid, P. Alonso Jubera, y le decía: «He recibido la de V. R. del 27 del pasado con la
letra de treinta mil reales que la caridad compasiva de nuestros hermanos de su Provincia de
Filipinas nos remite para aliviar nuestra ruina e indigencia. ¿Cómo explicaré yo mi gratitud y
la de mi Provincia por un tan singular beneficio? Pidiendo al Señor por la salud y felicidad de
aquellos nuestros hermanos y del mediador compasivo que nos ha procurado un alivio tan
considerable. Así lo prometo a nombre mío y de mis súbditos, a quienes lo encargaré con la
mayor eficacia. Actuado de la de V. R., haré la distribución más equitativa según las necesidades que el conocimiento práctico de la situación de cada uno de mis conventos me suministra. Mandaré que el contingente que señale a este Convento de Sevilla y al Colegio de Almagro se invierta precisamente en los órganos de las dos dichas casas; el del Toboso y Campillo
sé en lo que lo han de emplear con mi mandato, porque yo no podré ir a ellos a segunda Visita, la que comisionaré; los de Luque, Granada y Santa Fe pienso invertirlos por mi misma
mano, y así conviene por causas, que reservo, a cuyo efecto pasaré cuando pase la Cuaresma a
Luque, y dentro de abril, a los otros dos conventos donde tengo que pasar el verano, y correrá
por mi mano la inversión; siendo conveniente que hasta entonces ignoren todo el asunto,
6
7
AT, l. c., f. 125.
AT, l. c., f. 126.
LA PROVINCIA DE ANDALUCIA EN EL TRIENIO 1816 - 1819
307
a no ser que V. R. necesite antes los triplicados recibos, pues en este caso con su aviso veré lo
que he de hacer»8.
El 12 de diciembre del mismo año 1818 reunió en Granada el Padre Provincial junta de
Definitorio, dando cuenta en ella de las solicitudes y exposiciones del Prior y Padres de consulta del Convento del Toboso acerca de la situación ruinosa de varios parajes de dicho Convento y la necesidad de repararlos, y leyéndose también la exposición y declaración de D.
Julián Parra, profesor de Arquitectura. Examinado escrupulosamente el asunto, resolvieron
que, en atención a estar el tiempo tan adelantado y los días tan cortos y húmedos, se suspendiese la obra hasta que pasase el invierno, y entonces se mandase hacer nueva investigación
para ver si habían tenido aumento las quiebras o desprendimientos para proceder a la obra que
se juzgase necesaria. Asimismo, como no se había verificado la venta de las fincas que habían
quedado en Madridejos del expolio del que fue Definidor P. Fr. Pedro Moral —compradas
por éste en el tiempo de la exclaustración—, no quedando otros arbitrios para los gastos del
Capítulo, se acordó que cada convento contribuyera con la cantidad de trescientos veinte reales9.
De las Cartas capitulares del presente trienio 1816-1819 se conserva solamente la del Colegio de Almagro de fecha 17 de abril de este último año 1819. Componían la comunidad
veintidós religiosos. El recibo en el trienio había sido de ciento setenta y ocho mil novecientos sesenta y nueve reales, y el gasto, de ciento setenta y ocho mil quinientos quince. En trigo,
cebada, centeno, pitos y garbanzos se había gastado nueve mil ochocientos ochenta y cuatro;
en carne, veinte mil noventa, y en obras, trece mil seiscientos cuarenta y tres, habiéndose
hecho una procuración de verano, una cuadra y pajar y una cocina para los mozos; se levantó
la cerca del huerto, se hicieron las barandillas del corredor, se desmontó el Nazareno de la
capilla mayor; se repararon los tres tejados, se hicieron ventanas en el antecoro y postcoro, se
embaldosaron las tiendas de la calle de Feria y el antedeprofundis. En el oratorio se pusieron
una mesa de altar, una puerta, unas celosías y una mesa. En el antecoro, se levantó un tabique
con su puerta. Se repararon algunas casas. Se repararon también los majuelos, olivares, huertas y demás tierras que se hallaban enteramente destruidas por haber estado con colonos que
no habían tirado más que a utilizarse de ellas sin darles las labores que habían pactado. Se
habilitaron cuatro pozos y albercas que había en la cañada y hacer otras tres más, con lo que
podía decirse que se tenían cinco huertas más según la tierra que puede regarse. En la finca de
la Quintería de los Cabezos se hicieron varias obras y quedaba en ella cama completa para el
sacerdote que iba a decir misa, habiéndose pintado el oratorio, aumentándosele con un recado
completo para la celebración y un frontal de Zaragoza; quedaban en ella los pertrechos de
labor, molino y aguardentería, etc. En la iglesia y sacristía se hicieron o aumentaron: una cajonería que la madera sola y manos del carpintero costaron cuatro mil cuatrocientos cuarenta
reales; los pies de la mesa
8
9
AM, carp. 90, leg. 1, 5-4.
AT, Capítulos, f. 127.
308
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
de piedra; una patena de plata, una diadema de lo mismo para Santa Rita, un viril de plata
también para la custodia con un pie de bronce para ésta; una corona para Nuestra Señora de
Gracia, otra para la Concepción, otra para Nuestra Señora de la Purificación; dos dalmáticas,
dos collares, dos estolas y tres manípulos, todo de negro; dos dalmáticas, dos collares, dos
manípulos y una estola morada; un paño azul de cáliz bordado de plata, tres albas de aroca, un
roquete de coco para N. P. S. Agustín, cuatro hojas de corporales bordadas para los sagrarios,
una bordada en oro, catorce purificadores, un pabelloncito de raso bordado de lentejuelas para
el copón, una correa bordada de lo mismo para Santa Rita y otra para Santo Tomás de Villanueva, manteles para los altares de N. P. S. Agustín, Santa Rita y Santo Tomás, una barandilla
para el comulgatorio, un hábito de barbucina con galones de oro para N. P. S. Agustín y otro
para San Nicolás, unas alpargaticas de plata para el Niño de San José, un cuadro de San Antonio Abad con su lámpara, otras lámparas para Nuestra Señora de Guadalupe y el Señor de la
Columna, y varias cosas más. Aunque en los años anteriores había contraído la comunidad
deudas de un total de más de treinta mil reales, todo se había pagado10.
10
AHN, n. 2817, Recibo, 89.
CAPÍTULO XV
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1816 - 1820
ARTÍCULO PRIMERO
Capítulo Provincial. –Confirmación del mismo, excepto algunas Actas, y
disposición sobre su Presidente. –El nuevo Prior Provincial
El 13 de septiembre de 1816 reunióse en el Colegio de Santa Fe de Bogotá el Capítulo
Provincial de la Candelaria1, del que fue elegido Presidente el Provincial absoluto P. Fr. Miguel Blanco de San Eugenio, de acuerdo con la antigua, legítima y aprobada costumbre de
esta Provincia. Con él asistieron los siguientes PP. Vocales: Fray Antonio de los Dolores,
Provincial; Fr. Venancio de San José, Rector de Santa Fe; Fr. Clemente de San Javier, ExProvincial; Fr. José María de los Dolores, Fr. Javier de la Santísima Trinidad, Fr. Segundo de
los Dolores y Fr. Luis de Santa Teresa, Definidores; Fr. Manuel Páramo de San Juan Nepomuceno, Prior de la Candelaria, y Fr. Pedro de Cristo, Secretario de Provincia.
Fueron elegidos Jueces de causas los PP. Fr. Clemente de San Javier, Fr. Venancio de
San José y Fr. Manuel de San Juan Nepomuceno. Y habiéndose tratado luego de las actas, se
determinaron las siguientes:
Que, sin excusa ninguna, se tengan las conferencias espirituales que, conforme lo ordenan las Constituciones, deben tenerse los viernes de Adviento y Cuaresma. Si no se pudiere
por la mañana, deben tenerse por la tarde u otro día de la semana.
Que se tengan las conferencias morales durante una hora, una vez a la semana, en el Colegio de Santa Fe, y en los demás conventos, media hora todos los días.
Que en orden a los estudios se guarde estrechamente nuestra sagrada Constitución y las
Actas generales; que los PP. Lectores de Filosofía no lean otra que la Aristotélica, y los de
Teología no expongan otras materias que las que ordenaren los PP. Rector y Regente de Estudios; que los estudiantes anualmente sufran el examen debido y no procedan al siguiente sin
aprobación.
1
AC, t. CXXXVII. Lib. 2.º de la Provincia, 118.
310
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Que los Definidores observen el Acta general que manda no estén fuera del convento por
tiempo extremo.
Que se observen las Actas que prohíben entre nosotros los escarpines, los interiores de lino, mucho más pintados, y demás vestidos profanos.
Que se solicite por medio de N. P. Vicario General de Su Santidad una dispensa de reducción para satisfacer las misas de que están cargados los conventos, o descargar la obligación de ellas, por haberse perdido sus fundos y otras causas legítimas.
Que, atendiendo a los servicios y méritos que han contraído los Padres Fr. José María de
los Dolores y Javier de la Santísima Trinidad, se suplique al P. Vicario General les conceda
los honores de Ex-Provinciales, según, lo han solicitado.
Que, también a petición de los interesados y en atención a sus méritos, se solicite de N. P.
Vicario General la jubilación de los Padres Fr. José Antonio de Santo Tomás de Villanueva,
Fr. Francisco Quevedo de los Dolores y Fr. Manuel Páramo de San Juan Nepomuceno.
Y, finalmente, que se le pida al P. Fr. Luis Castro de San José que, a pesar de su enfermedad, continúe con la obligación del púlpito hasta que el Rector del Colegio nombre otro
Padre para que desempeñe este ministerio.
Las elecciones y nombramientos que fueron hechos son los siguientes:
Prior Provincial, el P. Fr. Venancio Bautista de San José.
Definidores, los PP. Fr. Clemente Páez de Pinzón de San Javier, Ex-Provincial; Fr. Manuel Patiño de San Juan Nepomuceno, Fray Luis Castro de San José y Fr. Pedro Achuri de
Cristo.
Aditos, los PP. Fr. Francisco Quevedo de los Dolores, Fr. Manuel Páramo de San Juan
Nepomuceno y Fr. Tomás Vargas del Espíritu Santo.
Rector de Santa Fe de Bogotá, el P. Fr. Segundo Bonel de los Dolores, Lector; Vicerrector, el P. Fr. Francisco Forero de Santo Domingo; Regente de Estudios, el P. Fr. José María
Pineda de los Dolores.
Prior del Desierto, el P. Fr. Ignacio Ruiz de San Francisco de Paula; Subprior, el P. Fr.
Joaquín Abondano de la Santísima Trinidad.
Prior de la Popa, el P. Fr. Anselmo Ramírez de San José; Subprior, el P. Fr. Manuel de
San Pedro Alcántara.
Prior de Panamá, el P. Fr. Isidro Posadas de la Concepción, L. J.; Subprior, el P. Fr. José
Antonio de San Cristóbal.
Prior de Tunja, el P. Fr. Vicente Heredia de San Juan Nepomuceno; Subprior, el P. Fr.
Ramón Arenas de San Agustín.
Prior de Honda, el P. Fr. Pedro Castañeda del Carmen.
Maestro de novicios, el P. Fr. Javier Bello de la Santísima Trinidad, L. J. y Calificador
del Santo Oficio.
Secretario, P. Fr. Justino Quevedo de la Santísima Trinidad, L. J. y Calificador del Santo
Oficio.
Procurador, P. Fr. José de San Antonio.
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1816 - 1820
311
Vicario, Prior y Prefecto de Misiones, P. Fr. Pedro Cuervo de la Santísima Trinidad, ExProvincial Honorario.
El Definitorio pleno intra Capitulum determinó:
Que el Definitorio, en su obligación de salir en defensa de los fueros y prerrogativas de
nuestra Religión, rechaza enérgicamente el atentado cometido por el P. Fr. Francisco León de
la Concepción de acudir a un Tribunal eclesiástico extraño a la Religión para dirimir cuestiones internas que incumben únicamente a nuestras autoridades religiosas. Y aunque el señor
Provisor del Arzobispado obró prudentemente, no dando curso al expediente que le fue presentado por dicho Padre, sino que todo lo remitió en sus originales al Provincial y su Definitorio, y en decreto que dio el mismo señor Provisor a 23 de agosto de 1816 así lo informó a dicho P. Francisco León, no obstante, este Definitorio cree conveniente entablar juicio conforme a derecho dentro de nuestra Religión contra el citado religioso, para sancionarlo severamente por tan execrable atentado y dar escarmiento público, para que en lo sucesivo nadie se
atreva a conculcar los derechos de nuestra sagrada Religión. Como cabeza de proceso sirven
los papeles y expedientes que el acusado envió a la Provisoría del Arzobispado, así como
también los decretos y cartas de éste para el Padre Provincial y las respuestas de éste. El Definitorio pleno, formado por los siete venerables Padres, prenunciarán sentencia en justicia, una
vez arreglado todo el expediente, ya por el P. Provincial, ya por el religioso que éste designare.
Que nuestro venerable P. Provincial tome cuentas formales a los dos Padres Fr. José Antonio Paredes de Santo Tomás de Villanueva y Fr. Benigno Hurtado, curas de Labranzagrande
y Morcote, respectivamente, de los proventos de los dos dichos curatos, de todo el tiempo de
su existencia en ellos, para ver en qué han gastado el dinero y cuánta cantidad hay existente
para la fundación del Convento y aumentos de aquella misión, y que en adelante el P. Vicario
Provincial y Prefecto de misiones tome cuenta anualmente a los Padres que estén de curas en
Labranzagrande y Morcote, para rendir sus cuentas a los Capítulos Provinciales, dejando a los
Padres curas lo preciso para su subsistencia.
Que el dicho P. Provincial, de acuerdo con el Jefe del Estado y el Arzobispo, eleve hasta
el trono de nuestro católico monarca una representación en que se haga ver la insuficiencia de
sólo dos curatos para la manutención del colegio de Misiones, suplicando al Soberano nos
haga la gracia de conceder un curato más en donde se pueda realizar el Colegio con todas sus
formalidades y sea verdadera escala de misiones, bien en Somagoso, bien en Cáqueza.
Que el P. Provincial, por conducto de N. P. Vicario General, se dirija a la Sagrada Congregación de Ritos exponiendo algunas gravísimas dificultades que ocurren sobre el Oficio
divino, y que, allanadas ellas, en adelante señale, como en todas partes se hace, un sacerdote
que haga la tabla del rezo, y que, aprobada con tiempo por religiosos de su confianza, para la
uniformidad, se mande una copia de ella a los demás conventos.
Y últimamente, que el P. Provincial, en el próximo correo por el
312
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
que dirija la certificación de la elección del Prior de Panamá, reclame de él una Obra de Indulgencias, cuyo autor es Fr. José María de los Santos, Carmelita descalzo, que nos dejó nuestro difunto P. Fray Juan Ignacio de la Santísima Trinidad para adorno de esta biblioteca.
Mucho se retardó la confirmación por N. P. Vicario General del presente Capítulo. Desde
Bogotá hasta cuatro veces se le remitió la relación del mismo. Tal vez las luchas por la independencia de Colombia impedían una rápida y normal comunicación con España. Por fin llegó dicha relación a manos del P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael, quien el 16 de
marzo de 1818, «consultando el bien de la paz y tranquilidad de las conciencias de los religiosos, confirmó el Capítulo Provincial de Tierra firme, que se celebró el 13 de septiembre de
1816, en el Colegio de San Nicolás de Tolentino de la ciudad de Santa Fe de Bogotá, a excepción de las Actas que conceden exenciones y las que solicitan títulos de Ex-Provinciales y
Lectores Jubilados. Y mandó bajo pena de excomunión mayor latae sententiae que en lo sucesivo, si faltasen las letras de N. P. Vicario General de nombramiento de Presidente del Capítulo, debe serlo precisamente el P. Definidor más antiguo, conforme dispone nuestra Constitución, cuya excomunión comprenderá al P. Provincial que declare a otro por Presidente, al
que lo admitiese y al Definidor más antiguo que no lo resistiese»2.
El nuevo Provincial P. Fr. Venancio de San José había nacido hacia el año 1754. Nada
sabemos de él hasta que en el Capítulo Provincial de septiembre de 1792 le vemos elegido
Prior del Convento de la Popa de Cartagena. De este cuatrienio conocemos tan sólo que en
1795 componían la comunidad siete sacerdotes, tres coristas y tres hermanos conversos,
habiendo tenido mil doscientos noventa y dos pesos de ingresos en dicho año (3). En el capítulo siguiente, septiembre de 1796, fue reelegido para el mismo cargo. En este mismo año
intervino, actuando de Vicario Provincial, en las gestiones para encargarse la Provincia de las
misiones de Cuiloto. Varios documentos sobre este asunto trae ya el tomo IX de estas Crónicas; por lo mismo, no los repetiremos ahora, pero sí copiaremos aquí el que dirigió al Gobierno nuestro biografiado pidiéndole que costease el viaje de los misioneros a Cuiloto, con el
dictamen del señor Fiscal de S. M. sobre el mismo; documentos que el cronista anterior no
hace más que indicar3. Dice así el primero:
2
3
AG, Registro, f. 225. –En este mismo Registro se halla la anotación de haberse remitido por el P. Vicario General la patente de las ternas para Presidente de los Capítulos Provinciales de la Candelaria en las fechas siguientes: 19 de abril de 1734, f. 71; 25 de junio de 1755, f. 111; se repitió la misma el 4 de febrero de 1756,
f. 113; 21 de julio de 1767, f. 147; 7 de febrero de 1784; 23 de junio de 1787, f. 177 v.; 20 de mayo de
1796, consignándose que se hizo «a súplica del P. Fr. Clemente de San Javier Rector Provincial de la Candelaria por la que pedía nombrase S. R. Presidente para el cap. Provl. que el 10 de septiembre del presente
año 1796 se ha de celebrar», f. 195 v; 26 de enero de 1800, f. 19; y 25 de noviembre de 1803.
CR, 9,49, ss. –El P. GANUZA en Misiones Candelarias, 2,92, ss, trae los mismos documentos de las Crónicas
más los arriba copiados.
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1816 - 1820
313
«Excelentísimo señor: Fray Venancio de San José, Vicario Provincial de esta Provincia de Agustinos Descalzos, ante Vuestra Excelencia con el debido respeto y como
mejor haya lugar parezco y digo: Que en obedecimiento de la superior orden del 9 del
corriente, que contesté en la misma fecha, manifestando a esa superioridad mi oficiosa
y ciega disposición a darle el más pronto cumplimiento, dicté inmediatamente las providencias necesarias para que los cuatro religiosos sacerdotes y el lego converso se
aprestasen para marchar sin pérdida de tiempo a encargarse de las Misiones de Cuiloto, precediendo el inventario y demás que previene en la citada superior orden. Cuando la recibí y contesté con la exactitud y veneración debida, consideré como paso preciso e indispensable representar a V. E. que si los cinco religiosos destinados se han de
transportar de cuenta de sus sínodos, rebajados entonces éstos, van ellos expuestos a
las necesidades que irremisiblemente sufrirían faltándoles parte de dichos sínodos, que
son los que han de hacer toda su subsistencia, y en unos lugares como los de esas Misiones —como notorias expongo—, en donde se experimenta una absoluta escasez de
todo, y lo que se consigue es a precios subidos y con sumo costo, porque se ha de conducir desde notable distancia. En casos semejantes o más bien idénticos, los misioneros han sido costeados en el todo, sin tocarles los sínodos que se les han dejado libres
por las consideraciones, sin duda, que yo he insinuado. Los ministros de Real Hacienda, que es de donde han salido los gastos, podrán informar a V. E. de esta verdad, con
expresión de los ejemplares que tengan presentes. Y la noticia de ellos es lo que también anima esta mi representación reverente, que se reduce a suplicar a V. E. que, en
mérito de lo expuesto y lo que digan los citados oficiales reales, se digne su superioridad determinar y mandar que los religiosos elegidos para un destino tan santo, y de
que se gloría mi Religión sagrada, sean costeados de Real Hacienda, del Ramo de Cruzada o de otro, que no sea el de los sínodos; pues así es arreglado a la razón, a la
equidad y a la justicia, la cual mediante, etc. A V. E. atentamente suplico provea según
solicito, protesto lo necesario, etc. –Fray Venancio de San José. –Santafé diciembre
diez y siete de mil setecientos noventa y seis. –Tomás Tenorio Carvajal».
A la anterior solicitud dio el señor Fiscal de Su Majestad el dictamen satisfactorio siguiente:
«La representación hecha por el Padre Vicario Provincial Fray Venancio de San
José acerca de que, además del sínodo, se haya de contribuir con el correspondiente
viático de los religiosos de su Orden que se destinen por misioneros: cree el señor Fiscal y reputa por muy justa y arreglada esta solicitud; porque en justicia no parece razonable que al religioso destinado a este santo y trabajoso ejercicio se le grave su estipendio
314
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
o sínodo con costearse su viaje, quedando después de llegar a las Misiones de Cuiloto
expuesto a perecer por no tener de dónde subsistir. Concurre en apoyo de este concepto la disposición de la Ley 31, título 51, libro 41, de nuestras municipales, que encarga
que los religiosos que fueren a descubrir la tierra y predicar el Santo Evangelio en
nuevos descubrimientos sean favorecidos y proveídos de todo lo necesario para tan
santa y buena obra a costa de la Real Hacienda, y la Ley 3, título 21, libro 11, del nuevo Código indiano que, tratando de la inversión del ramo de vacantes mayores y menores en los piadosos y útiles objetos, califica como obra pía en grado eminente, la
más acepta y recomendada por todos derechos y de la primera atención del Rey, la de
costear el viático, conducción, transporte y manutención de los Misioneros Apostólicos que pasan de España y existen en estos dominios con el santo fin de entender de
los indios gentiles, aplicando el producto del insinuado ramo para que se invierta precisamente en primer lugar a este laudable destino. Las Misiones de Cuiloto son de indios gentiles, los religiosos que a ellas se envían van destinados a su reducción y pacificación, expuestos a las mayores calamidades, en un país inculto y entre gente bárbara, y a sacrificar sus propias vidas al rigor de los indios y a la inclemencia de aquellos
desiertos, donde son familiares las escaseces de todos los socorros que pide la humanidad, las necesidades y los trabajos, y sería impiedad muy opuesta a las reales intenciones y al espíritu de las leyes referidas el que se aumentaran sus desgracias dejándoles incongruos, si el sínodo asignado para su manutención y subsistencia lo hubieran
de invertir en los gastos del viaje y transporte desde esta ciudad hasta Cuiloto. El presente ministro está persuadido de que cuando fueron los Capuchinos en el año de noventa y uno a noventa y dos con el Padre Fray Cervera a encargarse de aquellas Misiones, se les suministró el correspondiente viático para su transporte y que fueron
costeados de la Real Hacienda sin descuento de su sínodo, y siendo subrogados los
Padres Agustinos Descalzos en lugar de aquéllos, debe seguirse la misma disposición... Y con respecto a que del anterior informe resulta que lo que se dio a los religiosos Capuchinos para su transporte a Culioto fueron sesenta pesos a cada uno, esto
mismo podría satisfacer a los Agustinos o Candelarios sustituidos en su lugar en fuerza de lo que se viene insinuando en la respuesta precedente de dos del corriente mes
que reproduce. –Santafé diez y siete de enero de mil setecientos noventa y siete. –
Blaya.»
En vista del presente dictamen, el juez dictó el siguiente decreto:
«Santafé y enero diez y ocho de mil setecientos noventa y siete. Como parece en
todo al señor Fiscal. –Caicedo.»
En el año 1798 se recibió la patente de N. P. Vicario General por la que se le concedían a
nuestro biografiado los honores de Ex-Provincial.
LA PROVINCIA DE COLOMBIA EN EL CUATRIENIO 1816 - 1820
315
En el Capítulo intermedio de septiembre de 1810 es elegido Rector del Colegio de Bogotá, cargo para el que fue reelegido en el Capítulo Provincial de 1812, asistiendo como tal al de
1816, en el que le vemos elevado al supremo gobierno de la Provincia.
El P. Fr. Venancio de San José, además de Ex-Provincial honorario, era Lector Jubilado,
Examinador sinodal y Calificador del Santo Oficio.
ARTÍCULO SEGUNDO
Celebración del Capitulo Intermedio. –Nombramiento de Visitador Provincial.
–Renuncia el P. Secretario. –Los Provinciales de las Ordenes Religiosas
elevan una exposición a la Santa Sede
El 14 de septiembre de 1818 reunióse el Capítulo Intermedio con asistencia de los Vocales siguientes: P. Fr. Venancio de San José, Provincial; P. Fr. Antonio de los Dolores, ExProvincial inmediato; Padre Fr. Clemente de San Javier, Ex-Provincial, Definidor; P. Fray
Luis de San José, Definidor; P. Fr. Pedro de Cristo, Definidor; Padre Fray Tomás del Espíritu
Santo, Adito, y P. Fr. Luis de Santa Teresa, en lugar del Presidente del Capítulo provincial
último4.
Reunidos en la sala capitular del Colegio de Santa Fe de Bogotá, hicieron las elecciones
siguientes:
Prior de la Candelaria, el P. Fr. Francisco Javier Bello de la Santísima Trinidad, L. J.; y
Subprior, el P. Fr. José María Solanilla de San Nicolás.
Prior de Panamá, el P. Fr. Manuel Páramo de San Juan Nepomuceno, L. J.
Prior del Topo de Tunja, el P. Fr. José María Rodríguez de Jesús, Lector.
Secretario de Provincia y Regente de Estudios, el P. Fr. Isidro Posadas de la Concepción,
L. J. y Calificador del Santo Oficio.
Maestro de novicios, el P. Fr. Manuel Torres de San José, Lector.
Vicerrector de Bogotá, el P. Fr. Manuel de San Pedro de Alcántara.
Luego se acordaron las determinaciones que siguen:
«Por cuanto, según las vicisitudes que se nos han presentado, descubrimos que de las diferencias que ha habido desde algunos años a esta parte entre los PP. Rectores de este Colegio
y PP. Priores del Convento de Cartagena sobre cobros de réditos, aparecen responsables los
dichos Conventos, lo que no debemos permitir por no haberse éstos constituido responsables
a descubierto alguno por medio de consultas ni por otro alguno instrumento legal, mandamos
que para en adelante el P. Rector de este Colegio nombre su apoderado en Cartagena, para
que cobre los réditos de la comunidad, y el Padre Prior de la Popa practique la misma diligencia respecto de la suya; debiendo antes entre los dos actuales Prelados aclarar y finiquitar las
acreencias que haya sobre los réditos que corresponden a uno y otro Convento.
4
AC, Lib. 3.º de la Provincia, 2. No figura en el tomo IX de las Crónicas.
316
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
»Item: Siendo nuestra primera obligación la de velar incesantemente sobre los adelantamientos de los estudios, mandamos que nuestro V. P. Provincial haga la convocatoria para la
futura cátedra de Filosofía en el mes de diciembre próximo, destinando entre tanto para la
educación de los hermanos que hayan de entrar al mencionado curso al P. L. Fr. Mariano de
San Antonio, quien deberá presentarlos oportunamente al riguroso examen de latinidad que
previenen nuestras Sagradas Constituciones.
»Item: Teniendo en consideración el Ven. Capítulo algunas ocurrencias sobre la visita de
nuestro Convento del Topo, por ahora se suspende su confirmación.
»Item: Cerciorado el Capítulo de que en el recinto de la plazuela por el tejar de nuestro
Convento del Desierto hay varios bohíos perjudiciales y prohibidos por otros Capítulos, determina que el V. Padre Prior despida de ellos a los que los habitan y los haga derribar, para lo
que en caso necesario implorará el auxilio de los jueces seculares».
Con fecha 10 de abril de 1820, el P. Provincial Fr. Venancio de San José, no pudiendo
hacer la Visita personalmente, «por hallarse habitual y gravemente enfermo», a los Conventos
de la Candelaria en el Desierto y del Topo en Tunja, nombró por Visitador de los mismos con
todas sus facultades al P. Fr. Pedro Cuervo de la Santísima Trinidad5.
Reunida la junta de Definitorio Provincial el 26 de mayo del citado año 1820 se trató de
la renuncia presentada por el P. Secretario Fray Isidro Posadas de la Concepción, inhibiéndole
de la voz activa y pasiva, dándosele el título de Padre de Provincia, y asignándosele conventualidad en Tunja. Con fecha 18 de agosto del mismo año fue nombrado en su lugar el P. Fr.
José María Pineda de los Dolores6.
Firmado por el P. Fr. Juan José, Vicario Provincial de la Orden de Predicadores; Fr.
Venancio de San José, Provincial de los Agustinos Descalzos; Fr. Marcelino Robayo,
Ministro Provincial de la Orden de Mínimos; Fr. José Chavarría, Provincial de San Agustín, y
Fr. Lorenzo Amaya, Provincial de la Orden de San Juan de Dios, se dirigió con fecha 1 de
agosto de 1820 a Su Santidad el Papa un extenso documento, en el que, después de exponer la
situación política y religiosa de la República Colombiana, terminaban pidiendo que se le concediera a ésta el mismo Patronato que sus Predecesores habían concedido a la Corona de
España, enviando un Legado Apostólico, con cuya guía y cuidado se regulasen los asuntos de
la Santa Iglesia respecto del clero secular y regular hasta la celebración del Concilio Nacional,
así como también la obtención de las Bulas para los Arzobispados y Episcopados por aquellas
personas que propusieran y presentasen los Mandatarios de la República7.
5
AC, t. CXLV, f. 4.
AC, Lib. 3º de la Provincia.
7
AC, t. CXLV, f. 108.
6
CAPÍTULO XVI
LA PROVINCIA DE ARAGÓN EN EL TRIENIO 1817 - 1820
ARTÍCULO PRIMERO
Celebración del Capítulo Provincial con las Actas,
elecciones y nombramientos del mismo
Desde Valencia, donde se encontraba N. P. Vicario General Fray Joaquín de San Rafael,
convocó con fecha 11 de febrero de 1817 a los religiosos de la Provincia de Aragón de Nuestra Señora del Pilar que tenían derecho a asistir y votar en el Capítulo Provincial que había de
dar comienzo el día 25 de abril en el Colegio de Jesús Nazareno de Caudiel1.
Los religiosos convocados fueron los siguientes: PP. Fr. Juan de San Ramón, Lector Jubilado y Provincial actual; Fr. Justo Vélez de la Concepción, Lector Jubilado y Definidor de
Provincia; Fr. Manuel Roig del Santísimo Sacramento, Lector Jubilado y Definidor de Provincia; Fr. Manuel Font de Santa Mónica, Lector Jubilado y Definidor de Provincia; Fr. José
Usón de la Virgen del Buen Suceso, Lector Jubilado y Rector de Caudiel; Fr. José Biñerta de
la Virgen de los Arcos, Lector Jubilado, Calificador del Santo Oficio y Prior de Valencia; Fr.
José Brumos de Santa Teresa, Lector Jubilado y Prior de Calatayud; Fr. Miguel Guallar de
Santa Teresa, Lector Jubilado y Prior de Benavarre, y Fr. Juan Oliveros de San Cristóbal,
Predicador y Secretario de Provincia2.
«Y habiendo concurrido todos, el viernes por la mañana del dicho día veinticinco de abril
se invocó la gracia del Espíritu Santo con una Misa solemne como se acostumbra, y en el
mismo día viernes por la tarde, dicho N. P. Vicario General Fr. Joaquín de San Rafael mandó
tocar a Capítulo, y juntos y congregados en la Sala Capitular de dicho nuestro Colegio de la
villa de Caudiel, así Vocales como conventuales,
1
2
AG, Registro, f. 223.
AM, carp. 90, leg. 2, 10 a. –Habían fallecido un Definidor y los superiores de Zaragoza —Convento y Colegio—, de Borja, de Alagón, de Barcelona y de Huesca; el de Zuera había embarcado para Filipinas, aunque
luego, como ya se dijo, quedóse en Puerto Rico; y el de Guisona había renunciado.
318
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
se leyeron algunas cláusulas de nuestra Constitución, y luego los edictos del Santo Tribunal
de la Suprema y General Inquisición»3.
Continuó el Capítulo en los demás días con las sesiones y actos ordenados, habiéndose
acordado y aprobado las Actas siguientes:
«Primeramente. Determina y manda este presente Capítulo que los Prelados cumplan y
hagan cumplir a todos sus súbditos con todo lo que ordenan nuestras sagradas Constituciones,
particularmente que cuiden y celen que el Oficio Divino se cante y rece a sus horas correspondientes con devoción y pausa; y que sea muy rara la dispensa de la oración mental, a no
ocurrir causa muy urgente, incompatible con tan santo ejercicio.
2º Que para promover la aplicación y aprovechamiento de los Padres Lectores y estudiantes, los VV. PP. Priores y Rectores de las casas de estudios atiendan con suma vigilancia a
que los PP. Lectores cumplan con sus ejercicios para el tiempo y horas que disponen nuestras
Leyes, teniendo indispensablemente las Conclusiones Dominicales todos los domingos en que
no ocurran Vísperas de primera o segunda clase, y si por algún justo acontecimiento no se
pudiesen tener en los domingos, se tengan infaliblemente en otro día de la semana; y determina el presente Capítulo que los estudiantes, aunque sean sacerdotes, no salgan a veredas, ni
limosnas algunas, ni fuera de casa sino en los casos y en la forma que ordenan nuestras Constituciones, parte cuarta, capítulo 32, número 124.
3º Que no se omitan con pretexto alguno las Conferencias Morales en todos nuestros
conventos y colegios, entendiendo esta determinación aunque no haya más de dos o tres religiosos que puedan asistir, pues este importante ejercicio no depende del mayor o menor número de concurrentes; y que el V. P. Provincial en sus Visitas examine a los confesores de las
materias morales y a los sacerdotes de las ceremonias de la Misa.
4º Que los Regentes y demás empleados fuera de sus conventos, aunque sea mediante título formal del Diocesano, contribuyan a su respectiva comunidad con la cuota acostumbrada;
y si algún religioso se negase a tan justa disposición, se le compela a su cumplimiento.
5º Se determina de nuevo que los religiosos no salgan de los conventos o colegios sin la
bendición y licencia de su respectivo Prelado y que no vayan solos sino en los casos que previene nuestra Constitución, parte segunda, capítulo 175; y se añade que, cuando salen
3
AM, l. c.
«Studentes nostri, etiam Sacerdotes, ad suas patrias adire nunquam poterunt; nec a Monasterio ad oppidum
exire, sed tantum associantes Rectorem Colegii, dummodo Clerici non fuerint. Ibunt etiam ad exercitia littararum, in quibus reliquae Religiones Discalceatae intervenire solent, vel usus, et consuetudo permisserit,
sed hoc conventualiter tantunm, Magistro studentium praesidente, et eo deficiente, Lectore recentiore, et si
prius invitati fuerint: quod quidem observari inviolabiliter mandamus. Poterit tamen Prior Provincialis
unum, aut duos ex Sacerdotibus studentibus licentiare, ut intra civitatem, vel oppidum, aut extra (si per
tempus breve fuerit) possint a Rectore mitti ad negotia Collegii, vel ad associandum quemvis Fratrem»
(Constitutiones, a. 1745).
5
«1. Statuimus ut nullus Frater nostrae Sacrae Religionis, sive conventualis, sive hospes, cujuscumque dignitatis
vel gradus, vadat ad Civitatem, vel Oppidum absque socio Fratre, Sacerdote vel Laico, a Priore sibi assignando; neque aliquem Prior solum mittat, nisi ob gravem et urgentem necessitatem; ita quod alias, vel
Domui, vel Fratri alicui detrimentum immineret, vel fraterna charitas ad id urgeat: in quibus casibus talis
mittatur, de cujus honestate, et gravitate,, non dubitetur; et tunc si fuerit Sacerdos cum galero exeat, et si
Laicus cum manticis, sive (ut vulgo dicitur) Alforja; sed nec ipse Prior solus vadat, nisi pro inevitabili necessitate…» «2. Cum autem Fratres iter agunt, vel equitare aportet poterunt soli ire: paupertas namque
Religionis non patitur ut cuilibet itineranti, vel ob aliquam necessitatem equitanti, provideatur de socio. Si
vero sit commoditas cum socio equitandi, nullus solus vadat; adminus per Civtates, vel Opida» (Constitutiones, a, 1745).
4
LA PROVINCIA DE ARAGÓN EN EL TRIENIO 1817 - 1820
319
acompañados, no se les permita de ninguna manera el uso del sombrero dentro de la ciudad o
lugar en que vivimos, y a los que pretendieren otra cosa, no se les permita salir de casa.
6° Ha acordado el presente Capítulo que estas Actas y Determinaciones se lean una vez al
mes después de los Capítulos de culpis que indispensablemente deberán tener los Prelados
locales todos los meses.
Ultimamente acordó y determinó, en consideración al estado actual de los conventos de
nuestra Provincia, que la casa capitular para el Capítulo Provincial futuro sea el convento o
colegio que disponga nuestro P. Vicario General».
De las elecciones y nombramientos hechos en este Capítulo conocemos los siguientes:
Prior Provincial, P. Fr. José Biñerta de la Virgen de los Arcos.
Definidores Proviciales, PP. Fr. José Usón de la Virgen del Buen Suceso, Fr. Miguel
Guallar de Santa Teresa, Fr. Mateo Manonelles de los Dolores y Fr. Antonio Comellas de
Santa Mónica.
Rector de Caudiel, P. Fr. Pedro Millán de San Guillermo.
Prior de Zaragoza, P. Fr. Manuel Lorenz de Santo Domingo (Berge).
Prior de Borja, P. Fr. Justo Vélez de la Concepción.
Prior de Valencia, P. Fr. José Brumos de Santa Teresa.
Prior de Alagón, P. Fr. Antonio Lagunas de San Dionisio.
Prior de Benavarre, P. Fr. Juan Sabatés de San Miguel.
Prior de Calatayud, P. Fr. Pedro Sánchez de San Juan y San Pablo.
Rector de Zaragoza, P. Fr. Vicente Guillén de los Dolores.
Prior de Barcelona, P. Fr. Manuel Font de Santa Mónica.
Secretario Provincial, P. Fr. Miguel Porroche del Rosario.
Subprior de Zaragoza, P. Fr. Manuel García de San Pedro Bautista; y Sacristán, P. Fr.
Pedro Santiago de San Antonio de Padua.
Subprior de Borja, P. Fr. Blas Royo de San Valero.
Subprior de Valencia, P. Fr. Pedro Franco de la Conversión de San Pablo; y Sacristán, P.
Fr. Romualdo Sánchez de la Concepción.
Subprior de Alagón, P. Fr. Pedro Forcén del Rosario; y Sacristán, P. Fr. Juan Marco de
San Antonio.
Sacristán de Benavarre, P. Fr. José de San Pedro Alcántara, Pred.
Sacristán del Colegio de Zaragoza, P. Fr. José de San Pedro Apóstol, Pred.
Subprior de Barcelona, P. Fr. José Roche de San Pedro Mártir; Maestro de novicios, P.
Fr. Juan Pastor de San Luis Beltrán, y Sacristán, P. Fr. Esteban Carreter de Jesús María.
Sacristán de Huesca, P. Fr. Vicente Soler de Santa Mónica, Pred.
Respecto de los nombres de los Definidores Provinciales, hemos de advertir que uno de
ellos debió ser elegido tal vez en el Capítulo Intermedio;
320
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
los cuatro figuran como tales en octubre de 1819, pero sabemos que antes de abril de 1818
falleció en el Colegio de Caudiel un Definidor Provincial, el P. Fr. Juan Oliveros de San Cristóbal, que había asistido a este Capítulo como Secretario de Provincia; luego éste había sido
uno de los elegidos Definidores en dicho Capítulo. En el capítulo XVII del tomo IX de nuestras Crónicas, además de poner equivocada la fecha del año de este Capítulo Provincial, pues
dice que se celebró el año 1816, da entre los Definidores el nombre del Padre Fr. Manuel Font
de Santa Mónica, que, como hemos visto, fue elegido Prior de Barcelona, de cuyo cargo tomó
posesión el 21 de junio del año mismo de 1817. También se dice en el citado tomo que el
nombrado Prior de Calatayud fue el P. Fr. Miguel del Rosario, cuando en realidad fue electo
Secretario de Provincia.
ARTÍCULO SEGUNDO
Carta circular del P. Provincial sobre los estudiios. –Capítulo Intermedio. –Elección de
Rector Provincial por muerte del P. Fr. José de la Virgen de los Arcos.
–Nuevo Superior del Convento de Borja
No damos aquí las notas biográficas sobre el Provincial electo Padre Fr. José de la Virgen
de los Arcos porque, habiendo fallecido durante el trienio, escribiremos su necrología en el
artículo cuarto del presente capítulo.
Muy amante de la instrucción de nuestros jóvenes religiosos, a cuya enseñanza había estado dedicado bastantes años como Lector de Artes y Teología, el P. Provincial dio una carta
circular sobre los estudios, probablemente a primeros del año 1818. En ella se expresaba del
modo siguiente:
«Desde que la Providencia nos puso al frente de la Provincia para que, auxiliado de Dios,
gobernáramos, celásemos sus leyes y procurásemos su mayor interés, mereció nuestra particular atención la instrucción de la juventud como uno de nuestros principales deberes. En los
años pasados del trastorno universal —que todavía amargamente sentimos—, y en el que el
genio del mal introdujo la abominación de la disolución hasta el lugar santo, pudo tener acogida la disipación de costumbres, que tanto se generalizó a todas las clases del reino, en los
corazones de nuestros incautos jóvenes, en razón de la falta de instrucción que no pudo prestarles la Provincia por la proscripción que le dictó el tirano de la Europa y que anhelaron sostener nuestros enemigos domésticos; y también en que el mal se pega antes que la salud. Para
oponernos denodadamente a aquél, si lo hubiere y poner a ésta en su debido lugar, es bastante
no perder de vista y llevar a ejecución aquel axioma incontrastable: "Cuanto mayor fuere la
instrucción de la juventud, tanto más prosperará la sociedad y tendrá menos que corregir y
castigar la ley". Esta proposición, que es un emblema del interés de un reino entero y más
fácil de realizar en una sociedad religiosa, exige de VV. RR. la aplicación de todos los medios
que estén a su alcance en el ejercicio y explicación de las materias
LA PROVINCIA DE ARAGÓN EN EL TRIENIO 1817 - 1820
321
teológicas que hemos datado para el presente curso, y les fuesen ordenadas para los sucesivos,
bien en la persuasión que cuanto mayor fuese la ilustración y comprensión que de éstas alcanzasen los cursantes de ese colegio, por el mayor cuidado y atención de VV. RR., tanto más
subirá de punto su propia utilidad y de la Provincia... La Provincia tendrá algún día el consuelo de coger opimos y abundantes frutos de las tareas literarias de VV. RR., no interrumpidas
por leves ocupaciones, por intereses frívolos y menos por diversión y arbitrariedad, sino continuadas diariamente con relación a las Leyes que profesamos y al honor que dispensó a VV.
RR. cuando los destinó por maestros; y de aquí también la satisfacción de VV. RR. cuando
adviertan que la Religión no pierde de vista premiar sus continuas ocupaciones, sus afanes,
sus desvelos por la mayor instrucción de la juventud que confía a su cuidado, y la de que ésta
misma les estime y elogie con religiosos entusiasmos por unos maestros que desempeñaron
gloriosamente el título; ello será un tributo infalible de gratitud... Y vean VV. RR. los sentimientos de nuestro corazón explicados sencillamente, atendidas las pasadas circunstancias
que pudieron influir en el menor cuidado por la instrucción de la juventud, y también a los
presentes que, exentos de todos los pormenores que acaso aquéllos alegarían en su favor,
ofrecen ni un leve obstáculo para que VV. RR. hermanen su conducta con estos avisos que
debimos de justicia en cumplimiento de la obligación estrecha de nuestro oficio. Y para que la
posteridad no nos arguya de no haberlos dado en tiempo oportuno y de no haber satisfecho en
esta parte a nuestro cargo, dejamos a cargo del P. Rector o Prior, como Regente de estudios,
que coopere por la suya al mismo efecto y cuide de copiar estas nuestras Letras en el Libro de
Estudios de ese Colegio o Convento, y separadamente mandar de nuestra orden a los sacerdotes conventuales que asistan a las Conclusiones dominicales, no precisamente por prestar obsequio al P. Presidente, sino para estimular mejor a la juventud que más de una vez se ha visto
desairada en este acto serio sin concurrencia aun casi de los que habían de activarla, debiendo
entender dichos conventuales que dicha asistencia no es acto de supererogación al de sus
obligaciones, sino la obligación misma, y por ella se les recompensa suficientemente con el
alivio de otras que desempeñarían en los conventos de observancia»6.
El 31 de octubre de 1818 debió celebrarse el Capítulo Intermedio de la Provincia de Aragón. El Provincial y su Secretario se encontraban en el Convento de Calatayud, desde donde
se trasladaron al Colegio de Zaragoza, que es donde el citado Capítulo tuvo lugar7. Nada más
sabemos de este Capítulo, aunque sospechamos que en él se nombró Vicario-Prior de Valencia al P. Fr. José Borgas de Santa María; el Prior electo en el Capítulo Provincial había fallecido el 2 de mayo del mismo año 1818.
6
7
ACA, n. 626, Consultas, al final.
En la carp. 90, leg. 2, 1 g., AM, hay una hoja de gastos en la que hay constancia de los siguientes: «Viaje y
vuelta de N. P. Prov. y Secretº. de Calatayud a Zaragoza al Capit. Intermedio de Proª., 26 libras 11 sueldos. –Id. de los PP. Defin., 66 lib. –Al P. Rector del Colegio de Zaragoza para ayuda del gasto que ocasionó el expresado Captº., 8 lib. 10 sueldos».
322
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
El Prior Provincial P. Fr. José de la Virgen de los Arcos falleció en Valencia el 30 de septiembre de 1819, tomando el gobierno de la Provincia con fecha 8 de octubre el P. Provincial
absoluto Fray Juan de San Ramón. N. P. Vicario General convocó al Definitorio de Aragón
para reunirse el 5 de noviembre en el Convento de Borja con el fin de proceder a la elección
de Rector Provincial. A los Definidores PP. Fr. Mateo de los Dolores y Fr. Antonio de Santa
Mónica, que se hallaban en el Convento de Barcelona, envióles la convocatoria el día 13 de
octubre, y a los otros dos, los PP. Fr. José de la Virgen del Buen Suceso y Fr. Miguel de Santa
Teresa, el 21 del mismo mes. Reuniéronse en la fecha y lugar señalados bajo la presidencia
del Padre Vicario General, y fue elegido Rector Provincial de Aragón el P. Fr. Manuel Roig
del Santísimo Sacramento, quien, aunque era Procurador General en Roma, como por las circunstancias no había podido trasladarse a la Ciudad Eterna, residía en el Convento de Barcelona, adonde fue desde Zaragoza, para unirse a él, el P. Secretario Provincial8.
A primeros del año 1819 falleció en Borja el Prior P. Fr. Justo Vélez de la Concepción.
Vemos que el 22 de febrero gobierna el Convento como Presidente el P. Fr. Vicente Alegría
de Santa Bárbara; pero hallándose el 13 de noviembre de visita en dicho Convento el Padre
Vicario General, «usando de la facultad que de derecho común y nuestras Constituciones le
conceden para semejante caso, nombró Prior de dicho Convento al P. Fr. Pedro Serrano de
San José, L. J., cuyo nombramiento leyó a la comunidad el mismo día»9.
ARTÍCULO TERCERO
Algunas noticias de los Consventos de Alagón y Barcelona
Durante este trienio se reedificó parte del Convento de Alagón para que la comunidad
pudiera trasladarse al mismo, pues habitaba en una casa de la calle de las Albercas que era de
su propiedad; para ello se tuvo necesidad de vender aceite y otros artículos de las cosechas, y
también tomar créditos10.
Con el mismo objeto, el Prior, P. Fr. Antonio de San Dionisio, dirigió el 28 de febrero de
1818 una solicitud a N. P. Vicario General Fray Joaquín de San Rafael11 en la que, después de
exponer el estado en que había quedado el Convento e iglesia y la incomodidad del lugar en
que moraban los religiosos, «incapaz de proporcionar la quietud, retiro, silencio y demás
oportunidades que hacen una parte de la vida religiosa», haciéndole ver al mismo tiempo la
decadencia suma de los campos y fincas del patrimonio del convento en los años en que estuvieron al arbitrio del Gobierno intruso, a lo que había de
8
AG, Registro, ff. 227, 227 v. –AM, carp. 90, leg. 2, 1 g.
AG, l. c., f. 227 v.
10
AHN, n. 18736, Difuntos de Alagón, necrología del P. Fr. Antonio de S. Dionisio, muerto el 12 de mayo de
1824.
11
CR, 9,464, donde se inserta gran parte de le misma.
9
LA PROVINCIA DE ARAGÓN EN EL TRIENIO 1817 - 1820
323
añadir la pérdida de algunas cahizadas de terreno ocasionada por las avenidas de los ríos Ebro
y Jalón, le reseñaba los capitales de las memorias y fundaciones de misas y el número de éstas, para terminar diciendo: «A V. R. pido y suplico humildemente que, en uso de las facultades delegadas y teniendo en cuenta las expuestas gravísimas causas que motivan esta súplica,
con la indispensable necesidad en que está esta comunidad de habilitar la iglesia y proporcionarse habitación en el arruinado Convento, tenga a bien redimir aquellas obligaciones para
poder atender a tan importantes objetos». N. P. Vicario General, que, como ya se ha dicho en
el artículo cuarto del capítulo décimo del presente volumen, había obtenido un rescripto para
reducción de cargas y misas, otorgó la gracia pedida el 28 de marzo del mismo año.
Libres los religiosos de dichas cargas, dedicaron los recursos de que disponían a la reedificación de tantos destrozos. El P. Fr. Juan de San Ramón escribía en agosto de 1819: «En
Alagón se trabaja con actividad para colocarse luego la comunidad en el Convento»12. De los
donativos enviados por la Provincia de Filipinas recibió la comunidad para estas obras dos
importantes cantidades: una, de once mil seiscientos nueve reales vellón el 7 de agosto de
1819, y otra, de dieciséis mil treinta a primeros de enero de 182013.
La Carta capitular, firmada el 17 de abril de 1820 para presentarla al Capítulo de este mes
y año, nos informa de cuanto se realizó en el trienio.
En esta fecha formaban la comunidad doce religiosos sacerdotes, cuatro hermanos de
obediencia, un novicio y un donado. El recibo había ascendido a diez mil setenta y dos libras,
quince dineros, y el gasto, a diez mil trescientas quince libras, tres sueldos y tres dineros. Se
pagaron deudas del trienio anterior por un valor de trescientas veintidós libras, diecinueve
sueldos y cuatro dineros. En la reedificación del convento se han construido catorce celdas,
cocina, refectorio, sala capitular, granero y demás oficinas; se han construido doce algorines y
una cuadra y se han reparado las casas del monte Cerrado y Grisén. La iglesia se retejó toda,
blanqueóse hasta la cornisa, se pavimentó una buena parte, pintáronse los altares mayor y de
Nuestra Señora del Niño Perdido, y se puso tornavoz al púlpito. En la sacristía se puso una
calajera, un almario, dos atriles, seis candeleros grandes y cuatro chicos, dos albas, tres amitos, dos cíngulos, dos juegos de sacras, dos cuadernillos de misas nuevas y de difuntos, con lo
demás necesario para el ornato de ambos altares y una arquilla para el monumento. En la
huerta se habían sembrado de trigo cuatro cahíces y dos anegas, y tres en el monte, y, además,
cuatro de cebada; en las viñas se habían echado más de trescientos cincuenta morgones; se
habían comprado un caballo y una yegua y tela para trece paños de coger oliva. De abastos
quedaban en harina tres cahíces y cuatro anegas de trigo, y de avena y cebada otros cuatro
cahíces, cinco anegas de judías; cinco piezas de tocino; diecinueve arrobas de aceite; doce
libras de cera y doscientos cuarenta cántaros de vino; y además
12
13
AM, carp. 90, leg. 1, 5-1.
AHN, n. 18547, Recibo, y n. 18550, Consultas, 315, 316.
324
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
del caballo y la yegua arriba dichos, había dos mulas y nueve aves. Al fechar el documento se
dice: «Dado en el mismo convento»14, para indicar, sin duda, que ya residían en él, o, mejor
dicho, en la parte ya reedificada del mismo.
Del Convento de Barcelona tenemos estos datos. El año 1811 se hizo un terno ordinario
de difuntos de ropa llamada «siempre dura» con galones falsos; en 1818, un globo de plata
para el altar mayor, y en 1819, un terno de difuntos de terciopelo de espigas con galones finos
de oro, una palmatoria de plata, doce amitos, sacras, candeleros y otros utensilios15.
Como ya apuntamos en el artículo quinto del capítulo tercero, fue en este trienio, en la
consulta del 20 de enero de 1819, cuando se acordó enviar un escrito de gratitud al Dr. D.
José Goyadol, Pbro., «que fue quien conservó nuestro archivo en medio de las tribulaciones
pasadas de la revolución francesa»16.
En este mismo año, sintiendo la comunidad escasez de recursos, por efecto de todo lo
pasado, pensó en dar a censo parte de la huerta o tomar dinero prestado, decidiéndose al fin
por lo último.
El día 10 de marzo de 1820 publicóse en Barcelona la Constitución del año 1812 que el
Rey Fernando VII había puesto nuevamente en vigor. «Tan pronto como el P. Prior advirtió la
conmoción de la ciudad, sin saber aún de acierto la causa de ella, después de completas y maitines, a las tres y media de la tarde, hizo en el mismo coro una exhortación a sus súbditos encargándoles sobremanera la gravedad y cicunspección correspondiente a la prudencia religiosa sin contravenir en la más mínima palabra a la novedad universal y pública». Siguió con
otras advertencias, que dos días más tarde repitió con más energía por ciertos hechos ocurridos en el mismo Convento, encargando sobre todo la obediencia y respeto a los jefes proclamados en la ciudad. El día 15 del mismo mes, todos los Prelados de los conventos de Barcelona fueron a saludar a dichos jefes, quienes los recibieron con demostraciones del mayor
agrado y respeto. El 19 por la tarde, de conformidad con un oficio recibido del Vicario General de la Diócesis, reunida la comunidad en el coro y presente también el P. Provincial que
residía entonces en este Convento de Barcelona, se procedió a la jura de la Constitución; al
día siguiente, en acción de gracias, se cantó misa solemne por el P. Maestro de novicios Fr.
Juan de San Luis, finalizándose el acto con el Te Deum. De todo ello se dio noticia por oficio
al Vicario General de la Diócesis, como lo había ordenado17.
14
AHN, n. 18547, Recibo.
ACA, n. 613, Estado.
16
ACA, n. 626, Consultas, 411. Cfr. el art. V, cap. III de este tomo.
17
ACA, Estado, f. 113.
15
LA PROVINCIA DE ARAGÓN EN EL TRIENIO 1817 - 1820
325
ARTÍCULO CUARTO
Notas biográficas de los PP. Fr. José de Santa Teresa, Prior de Valencia, Fr. Justo de la
Concepción, Prior de Borja, y Fr. José de la Virgen de los Arcos, Prior Provincial.
P. FR. JOSÉ DE SANTA TERESA, LECTOR JUBILADO PRIOR DE VALENCIA.
El día 2 de mayo del año 1818 fallecía en Valencia el que era Prior de aquel Convento de
Santa Mónica, P. Fr. José de Santa Teresa. Era natural de Ejulve, pueblo turolense, en el que
vino al mundo a mediados de marzo de 1739. Llamábanse sus padres José Brumos y Sebastiana Meseguer. Llamado por Dios al estado religioso, obtuvo la admisión en el Convento de
la Recolección en Zaragoza, en el que tomó el hábito el 29 de octubre de 1764 de manos del
P. Prior Fray Miguel de San Agustín, teniendo por Maestro de novicios al P. Fr. Felipe de San
Ramón. El 30 de octubre del año siguiente emitía los votos con los mismos PP. Prior y Maestro18.
«Fue bien notorio el celo de que siempre estuvo animado por la salud espiritual de las
almas en el ministerio del púlpito y confesonario, como también en el desempeño de las obligaciones en los diferentes empleos que se le confirieron»19. Pues fue Lector, Maestro de novicios de Zaragoza, elegido en el Capítulo Provincial de 1800, Prior de Alagón en el de 1803,
Definidor de Provincia en el de 1805, Prior de Calatayud en el de 1808 y, como hemos visto,
Prior de Valencia en el de 1817.
Cuando estuvo de Prior en el Convento de Alagón, en la primera consulta que tuvo, que
fue el 20 de noviembre de 1803, «pidió licencia a los Padres para hacer alguna limosna extraordinaria conforme a la posibilidad del Convento, y oídas sus razones, se le concedió. Al mismo tiempo les propuso la necesidad que había de componer y arreglar la librería, y que para
este fin elegía al P. Lector, Fr. Juan de San Pablo, imponiéndole la obligación de hacer un
inventario de todas las obras que se hallaren en la librería y celdas de los religiosos, que
pusiese rótulos en los estantes y libros y pusiese los casos en las Conferencias morales que
por ley debemos tener en el Adviento y Cuaresma». Y en otra consulta, tenida el 8 de junio
del año siguiente, «propuso la necesidad que había de hacer en la caseta del monte un cuarto
separado para la decencia del religioso cuando subía a decir misa» a aquella finca de monte
Cerrado, propiedad del convento, «y mejorar el sitio del oratorio». Aprobóse todo20.
«Su prudencia, la afabilidad y dulzura para con sus súbditos le granjearon siempre la estimación y el amor de los mismos. Sin ser condescendiente, sabía ceder muchas veces por
conseguir después más de lo que quería. Si velaba continuamente por la observancia de las
leyes, era también el primero con el ejemplo. Por fin, en su última
18
AM, Lumen domus nov., f. 26 v.
AG, Difuntos de Valencia, 464.
20
AHN, n. 18550, Cosultas, 183, 184.
19
326
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
enfermedad dio pruebas bien convincentes de la tranquilidad de su conciencia y de la
conformidad con la voluntad de Dios. No obstante de ser larga, penosísima y dolorosa, jamás
se le vio impaciente o incomodado; al contrario, siempre festivo y alegre en su conversación
como en su semblante. Decía con frecuencia que creía muy breves los días de la vida y que en
esto daba muchas gracias a Dios, porque le recordaba y visitaba con aquellos trabajos.
Avisado según parecer de los médicos que estaba en el caso de recibir los santos Sacramentos
de la Iglesia, contestó que ésta era la mejor nueva que le podían traer. Al tiempo de recibir el
santo Viático, que lo ejecutó con una devoción edificante, llamó la atención de sus súbditos y
los exhortó a la caridad, a la paz, al cumplimiento de todas sus obligaciones, con palabras tan
encarecidas, persuasivas y dulces que no pudieron menos de excitar las lágrimas de los religiosos. Luego pidió que se le administrase la santa Unción, añadiendo que podía agravarse
repentinamente y le sería muy sensible no recibirla en pleno conocimiento; cediendo a sus
instancias, después de pasado algún tiempo se le administró, cumpliéndose su deseo de recibirla teniendo despejados todos los sentidos»21.
P. FR. JUSTO DE LA CONCEPCIÓN, LECTOR JUBILADO Y PRIOR DE BORJA
Era Prior del Convento de su ciudad natal, Borja, cuando a primeros del año 1819 entregaba su alma a Dios este «excelente orador y muy docto religioso», en frase del historiador
recoleto P. Fabo.
Fueron sus padres Julián Vélez y Tomasa Murillo; aquél desempeñó por mucho tiempo la
secretaría del Ayuntamiento de esta ciudad aragonesa. Educado cristianamente, sintió la llamada del Señor a la vida religiosa en los agustinos descalzos, ingresando en el Convento del
Portillo de Zaragoza, en el que tomó el hábito el día 7 de agosto de 1774, siendo Prior el P.
Fr. Miguel de Jesús María, y Maestro de novicios, el P. Fr. José de la Encarnación. El 8 de
agosto del año siguiente hizo la profesión religiosa en manos del entonces Prior Padre Fr.
Diego de San Agustín, teniendo el mismo Maestro de novicios22. Según las noticias que
hemos podido conseguir sobre este religioso, en octubre de 1778 lo encontramos corista en el
Convento de Calatayud, sin duda estudiando la teología. En el libro «Datos cronológicos» de
Borja se dice que el año 1788 se mandó grabar el escudo de la ciudad «y se imprimió por
primera vez en unas conclusiones que Fray Justo de la Concepción, agustino descalzo, hijo
del secretario D. Julián Vélez, dedicó a la ciudad», y asimismo que «en las exequias del rey
Carlos III, que en el expresado año se hicieron con gran solemnidad, predicó el indicado fray
Justo»23.
El 5 de julio de 1803, entre los nombramientos hechos en esta fecha por el Sr. Nuncio de
Su Santidad, figura el de Rector interino Presidente de Huesca, vacante por ascenso del que lo
era a la Definituría Provincial, a favor del P. Fr. Justo de la Concepción, L. J.,
21
AG, Difuntos cit.
AM, Lumen domus nov., f. 43 v.
23
R. GARCÍA, Datos cronológicos, 194, 195.
22
LA PROVINCIA DE ARAGÓN EN EL TRIENIO 1817 - 1820
327
quien, al llegar el Capítulo Provincial celebrado el 15 de octubre del mismo año, era elegido
Prior del Convento de Borja, cargo para el que fue reelegido en el Capítulo siguiente, que
tuvo lugar en mayo de 1805. En el Capítulo de 1808 resultó electo Definidor Provincial, sobreviniendo muy luego la guerra contra los invasores franceses, con todas sus tristes consecuencias. Pasada la tormenta y devueltos los conventos, habiendo muerto el que era Prior de
Borja, fue nuestro biografiado nombrado Presidente Prior del Convento de su ciudad natal y
predicó en la fiesta que el 8 de enero de 1815 se celebró para la renovación y purificación de
su iglesia. Finalmente, en el Capítulo de 1817, como hemos dicho, fue elegido nuevamente
Prior del Convento de su ciudad natal.
Además de las conclusiones a las que hemos hecho referencia, hay constancia de otras
dos composiciones suyas que llegaron a imprimirse. Son éstas:
1. Oración fúnebre que en las exequias executadas por el alma del Sr. Rey D. Carlos Tercero en la Ciudad de Borja dixo el Reverendo P. Fr. Justo de la Concepción Religioso Agustino Descalzo de la Provincia de Aragón. –Madrid en la Oficina de Aznar. Año 1789.
2. Sermón que en la fiesta solemne de la renovación y purificación de la Iglesia de los PP.
Agustinos Descalzos de la ciudad de Borja el día 8 de Enero de 1815 dixo el P. Fr. Justo Vélez de la Concepción Lector Jubilado, Definidor de Provincia y Prior-Presidente del mismo
Convento. –En Zaragoza: en la Imprenta del Santo Hospital de Nuestra Señora de Gracia.
Año de MDCCCXV.
De este sermón dice el P. Fabo: «Es una de las mejores piezas oratorias que conozco de
aquella época, pieza llena de concepto y de sabor homilético, sin redundancias ni ampulosidades, sin alardes de erudición pagana, sobria, precisa, galana»24.
P. FR. JOSÉ DE LA VIRGEN DE LOS ARCOS, LECTOR JUBILADO Y PRIOR PROVINCIAL
Como ya hemos dicho, el día 30 de septiembre de 1819 murió en nuestro Convento de
Valencia este excelente religioso, que desde últimos de abril de 1817 gobernaba la Provincia
de Aragón.
El pueblo aragonés de Albalate del Arzobispo fue el lugar de su nacimiento. Llamábase
José Ambrosio y era hijo de Ambrosio Biñerta y de Tomasa Sánchez. Habiendo pedido el
ingreso en la Descalcez Agustiniana, tomó el hábito el día 27 de diciembre de 1777 en el
Convento de Zaragoza de manos del Prior P. Fr. Diego de San Agustín, siendo Maestro de
novicios el P. Fr. José de la Encarnación; pero no comenzó el año de aprobación hasta el 12
de mayo del año siguiente. Sospechamos que, al tomar el hábito, no tenía la edad para empezar el año de noviciado. Su profesión religiosa se verificó el 13 de mayo de 1779, recibiéndosela el P. Subprior Fr. Juan de Santa Mónica; desde el mismo mayo de 1778 había tenido por
Maestro de novicios al P. Fr. Agustín de la Concepción25. De noticias posteriores
24
25
P. FABO, Los Agustinos Recoletos y la francesada, 10. –P. DE SANTIAGO VELA, Ensayo, 8,146, 546.
AM, Lumen domus nov., f. 55 v.
328
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
sobre nuestro biografiado sabemos que en junio de 1787, siendo conventual de Calatayud, fue
ordenado de sacerdote por el señor Obispo de Osma, don Ambrosio Marín, y que en 10 de
mayo de 1796 se le dieron licencias absolutas de predicar y confesar.
«Su buen natural —leemos en su necrología26—, su loables inclinaciones desde muy joven y el notable aprovechamiento en la carrera literaria le granjearon justamente el título de
Lector de Artes, elección en que la Provincia vio cumplidos sus deseos. Se aplicó con esmero
a formar de los jóvenes que le encomendaron unos hombres instruidos y religiosos. Igual celo
manifestó en todos los demás años que enseñó teología. Premiado su mérito con el título de
Lector Jubilado, fue nombrado Prior del Convento de Calatayud —en el Capítulo de 1805—,
donde dio pruebas y manifestó estar adornado de todo aquel agregado de circunstancias que
forman un buen Prelado. Compasivo sin bajeza, condescendiente sin debilidad, sabía disimular los defectos de sus súbditos para conseguir a tiempo oportuno mayores ventajas. Todo su
móvil era la dulzura y la paciencia, pero regalado con tal prudencia que no por eso era menos
venerada, temida y respetada su autoridad. Las tareas de su ministerio no le impidieron atender al aprovechamiento de los seculares, predicando continuamente con no menos lucimiento
suyo que honor de nuestro hábito. Predicó entre otras las Cuaresmas de Burgo de Osma, Teruel y Calatayud, que desempeñó con tanta satisfacción como edificación de estos pueblos. El
año 1808 fue nombrado Prior de Valencia, donde las circunstancias le obligaron a dar nuevas
pruebas de sus talentos, de su prudencia, de celo y de valor. Cuando se trató del derribo del
Convento, trabajó para su conservación cuanto puede verse en el libro del derribo del Convento27, sin embargo, no faltó quien a sus moderadas instancias les dio la construcción de
poco sumisas, y esto le acarreó algunos tratamientos menos regulares y aun amenazas, pero su
grande alma se complació en manifestar un gran fondo de valor y generosidad y que no temía
los peligros y los azares cuando se trataba de defender en buenos términos sus derechos y
llenar sus deberes».
En el tomo IX de nuestras Crónicas28 puede verse un breve resumen de lo referente a este
asunto, traslado de la comunidad al Convento de «La Esperanza» y otros atropellos por ella
sufridos. Aquí transcribiremos lo que dice el P. Fabo: «Este magnánimo Padre —nuestro biografiado—, en cuyo tiempo trataron a la comunidad de Valencia, según gráfica expresión de
otros documentos, «como a pelota de muchacho, o como a estropajo en manos de una fregatriz», sostuvo una serie de comunicaciones oficiales con las autoridades eclesiásticas y militares, relativas al despojo del Convento de Santa Mónica, que quedaba extramuros de Valencia
y que fue destruido, comunicaciones originales que ahora están en el referido archivo —
nuestro archivo generalicio de Roma— y cuya conservación le proporcionó al Prior no leves
sufrimientos. Acerca de los papeles antecedentes hay una nota en el Libro citado de Derribo
del Convento de Santa Mónica,
26
AG, Difuntos cit., 465.
AG, Derribo del Convtº. de Sta. Mónica y su Reedific.
28
CR, 9,465.
27
LA PROVINCIA DE ARAGÓN EN EL TRIENIO 1817 - 1820
329
etc.: «Los documentos que siguen, de las autoridades eclesiástica y secular y los de otros particulares, son copiados de los originales respectivos que quedan en un lío cosidos. Estos deben custodiarse con el mayor cuidado; porque será Dios servido que algún día se proteja la
Justicia, la que asiste a la comunidad... Dios ha querido guardar en poder del P. Prior estos
documentos que llevó siempre consigo, a pesar de las diligencias de las tropas del tirano, que
le buscaron ocho meses con orden del Mariscal Souchet. En 26 de septiembre de 1812 comunicó el Mariscal la orden de prenderle vivo o muerto a los comandantes de Alcañiz, Caspe y
Belchite en Aragón; por un efecto de la divina Providencia supo dicha orden a las veinticuatro
horas de la llegada a Alcañiz, y marchándose desde su patria, Albalate, a Calatayud y entradas
de Castilla, burló la pesquisa»29.
Volvamos nuevamente a su necrología: «Manifestó bien particularmente su patriotismo y
amor a la Religión, al Rey y a la Patria en exhortaciones públicas y privadas, pudiendo por
este medio contribuir al valor y constancia de este ilustre pueblo. Ello es que estos servicios
por la buena causa, que son bien públicos, o la comunicación que tenía con el Excmo. Sr. Don
José Palafox, Capitán General de Aragón, le atrajeron la indignación de los enemigos, de cuyas manos pudo librarse, hasta que por último, después de vuelto al trono nuestro amado Monarca, se volvió a reunir con sus religiosos. Entonces se afanó y desveló de nuevo hasta levantar en medio de las ruinas habitación para sus súbditos y puso el primer claustro del Conventó
en estado de ponerle cubierta30. No obstante la poca comodidad que ofrecía a los religiosos la
nueva habitación, todo les fue siempre dulce con su amable compañía, de manera que sin la
más mínima interrupción disfrutaron de alegría, armonía y paz. No es cosa extraña, puesto
que de veras le amaban y les amaba, en términos que, al despedirse para el Capítulo que se
celebró el año 1817, su razonamiento fue interrumpido por las muchas lágrimas de súbditos y
Prelado con que manifestaron, éste, el sentimiento de ausentarse, y aquéllos, el dolor de su
ausencia. Repetidas veces le insinuaron que nada les sería tan grato como el volverle a ver su
prelado, pero fue nombrado Padre de toda la Provincia. A los pocos meses enfermó de una
fiebre terciana, de cuyas resultas ya no disfrutó en adelante su antigua robustez. Pero con tener quebrantada la salud y muy repetidas las novedades de consideración, abandonó su tranquilidad y reposo por recorrer y visitar todos los conventos de la Provincia, poniendo en buen
orden y corrigiendo sin extorsión alguna los desórdenes que se podían haber introducido en
las aciagas circunstancias de la guerra. Haciendo la segunda Visita, arribó a éste de Valencia,
donde se agravó su enfermedad. No obstante haber sido larga y penosa, se le vio siempre con
igual presencia de ánimo que paciencia y conformidad con la voluntad de Dios. Prevenido por
algunos funestos síntomas que se acercaba la muerte, recibió todos los santos Sacramentos.
Por fin, a las siete y media de la tarde de dicho día expiró».
29
30
P. FABO, Ob. cit., 7.
En el presente tomo de Crónicas, art. IV, cap. III, ya se refiere lo hecho por este religioso en la reedificación
del convento de Valencia.
CAPÍTULO XVII
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL CAPÍTULO DE 1818 AL DE 1824
ARTÍCULO RIMERO
Celebración del Capítulo Provincial; determinaciones y elecciones. –Fallecimiento
de tres de los nombrados, uno de ellos el P. Provincial
N. P. Vicario General, Fr. Joaquín de San Rafael, con fecha 22 de enero de 1818, envía
las convocatorias a los Padres que habían de asistir al Capítulo Provincial de Castilla, y el 31
de marzo nombra para presidirlo en su nombre al P. Definidor General y Comisario de Filipinas Fr. Alonso Jubera de la Concepción, y en defecto de éste, al P. Ex-Provincial de Castilla
Fr. Antonio María de San José, y en defecto de ambos, al también Ex-Provincial Fr. Manuel
de San Joaquín1. No sabemos cuál de ellos fue el que lo presidió.
Celebróse este Capítulo en Madrid en los días 10 y siguientes del mes de abril. Lo acordado y determinado en él fue solamente esto:
«Primeramente se mandó: Que se guarde y cumpla lo determinado en el Capítulo anterior, en que se manda observar en todas sus partes el capítulo noveno de la quinta parte de
nuestras Constituciones Quoniam per solemnem2, como igualmente todos los demás capítulos
en cuanto sea posible.
Item. Se confirman las Actas del Capítulo Provincial próximo pasado.
Ultimamente se determinó que el Capítulo Provincial futuro se celebre en el Convento de
Talavera de la Reina si estuviese útil y suficiente; de lo contrario, deberá ser en este de Madrid»3.
De las elecciones hechas hemos llegado a conocer las siguientes:
Prior Provincial, P. Fr. Manuel Molina de la Santísima Trinidad, Lector Jubilado.
Definidores de Provincia: PP. Fr. Manuel Vadillo de Santa Mónica,
1
AG, Registro, ff. 224 v, 225 v.
Este capítulo trata de Poena Proprietarii. Cfr. Constitutiones, a. 1745.
3
AHN, n. 14985, Consultas de Toledo.
2
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL CAPÍTULO DE 1818 AL DE 1824
331
Fr. José Solís de Santa María, Fr. Agustín Cano de San Nicolás y Fr. Juan Algora de Nuestra
Señora de Guadalupe.
Prior de Madrid, P. Fr. Tomás Escobar de San Fulgencio, L. J.
Prior del Portillo, P. Fr. Manuel García de San Nicolás de Tolentino.
Prior de La Nava del Rey, P. Fr. Damián Vicente de Santa Cecilia, Pred.
Rector de Jarandilla, P. Fr. Santiago Barriga de San Antonio.
Prior de Valladolid, P. Fr. Manuel de Santa Teresa.
Rector de Alcalá, P. Fr. José Díaz de Jesús María, L. J.
Rector de Salamanca, P. Fr. Alonso del Rosario, L. J.
Prior de la Viciosa, P. Fr. Juan Pulido de San José.
Prior de Toledo, P. Fr. Fernando Núñez de la Concepción, Pred.
Prior de Santa Cruz, P. Fr. Pedro Margallo de la Consolación.
Secretario de Provincia, P. Fr. Luis Camargo del Rosario.
Ignoramos cuándo y por qué motivo cesó el electo Secretario, pero es lo cierto que al llegar el Capítulo Provincial siguiente, que, por los sucesos que ocurrieron al implantarse nuevamente la Constitución de 1812, no se celebró hasta el año 1824, era Secretario de Provincia
el P. Fr. Pedro Cillán de la Consolación, L. J.
De los restantes nombramientos, solamente tenemos noticia de los siguientes:
Sacristán de Madrid, P. Fr. Francisco Javier García Casarrubios de San José, Confesor de
la Real Familia.
Subprior de La Nava del Rey, P. Fr. Cristóbal de San Francisco.
Vicerrector de Jarandilla, P. Fr. Francisco Mora; y Sacristán, Padre Fr. Francisco Barreno
de San José.
Sacristán de Valladolid, P. Fr. Miguel Pizarro de Santo Tomás.
Vicerrector de Alcalá, P. Fr. Pedro Vázquez de la Asunción; y Sacristán, P. Fr. Tomás de
San Casimiro.
Subprior de Toledo, P. Fr. Julián Llave de la Paz; y Sacristán, Padre Fr. Pedro de San José.
El P. Fr. Damián de Santa Cecilia, Prior de la Nava del Rey, murió el 19 de agosto de
1821, siendo nombrado para el mismo cargo el P. Fr. José Collado de la Expectación, L. J.,
quien, a su vez, fallecía a finales del año siguiente. Asimismo falleció, sin que sepamos la
fecha y el nombre de su sustituto, si lo tuvo, el P. Definidor Fray Manuel Vadillo de Santa
Mónica. Y, finalmente, en la segunda mitad del año 1821, en Talavera de la Reina entregaba
su alma al Creador el P. Provincial, Fr. Manuel Molina de la Santísima Trinidad.
Este religioso nació en Madrid el 28 de enero de 1764, siendo bautizado el 2 de febrero
en la parroquia de San Luis. Ingresó en el Convento madrileño de Recoletos, en el que, una
vez transcurrido el año de noviciado, hizo la profesión religiosa el 27 de mayo de 1783 en
manos del Prior P. Fr. Ramón de la Concepción, L. J., siendo Maestro de novicios el P. Fr.
Policarpo de San Antonio4.
Sospechamos que hubo en la Provincia de Castilla otro religioso llamado también Fr.
Manuel de la Santísima Trinidad, más antiguo en edad y religión que éste de quien hablamos,
porque en una profesión
4
BN, ms. n. 3858, Lib. Quarto de Prof., f. 463.
332
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
hecha en el mismo Convento de Madrid el 8 de mayo de 1784, es decir, un año después de la
profesión de nuestro biografiado, firma como testigo un religioso de los mismos nombres que
éste, pero que lleva ya el título de Predicador, y en el Capítulo Provincial hay un Fray Manuel
de la Santísima Trinidad elegido Secretario de Provincia, que creemos no podía ser aún el
nuestro, como tampoco el que firma en Madrid como Maestro de novicios el 8 de junio de
1894, cuando el ahora electo Provincial se encontraba en los años 1794 y 1795 en el Convento de La Nava del Rey.
Al P. Fr. Manuel Molina de la Santísima Trinidad le encontramos Prior del Convento del
Portillo al reunirse la comunidad en junio de 1814, una vez devuelto, por lo que creemos que
fue elegido en el Capítulo Provincial de 1806; luego, en el de 1845 es electo Prior de Talavera
de la Reina, y ahora, en el de 1818, como hemos visto, Prior Provincial, para venir a morir
cumplido ya el trienio, pero sin haberse celebrado el Capítulo por las circunstancias políticas,
como ya hemos indicado.
No hemos podido averiguar quién fue elegido Rector Provincial para sustituir al difunto
P. Fr. Manuel Molina de la Santísima Trinidad.
ARTÍCULO SEGUNDO
Breves noticias de lo sucedido en algunos conventos de la Provincia de Castilla
como consecuencia de los decretos dados por el Gobierno constitucional
de España contra las Ordenes Religiosas
En el capítulo décimo del presente tomo ya vimos cómo con la vuelta de la Constitución
de 1812 empezaron los decretos contra las Ordenes Religiosas, que, según diremos en el capítulo vigésimo primero, continuaron después cada vez más persecutorios, hasta que nuevamente fue abolida la Constitución citada y los decretos dados. De lo sucedido en este tiempo en
algunos conventos de la Provincia de Castilla hemos podido recoger lo siguiente.
Primeramente diremos sobre la situación del Convento de Madrid a primeros del año
1819 lo que escribía a Filipinas el P. Alonso Jubera: «El noviciado de Madrid y aun mucha
parte del convento está arruinado y con pocas esperanzas de su reparo... Apenas tiene la comunidad para comer, a pesar de ser pocos, y se halla empeñada en muchos miles, no obstante
que ha vendido algunas cosas y aun creo algunas tierras para acallar algún tanto a los acreedores. La huerta, preciosa verdaderamente y de mucha utilidad, la ha tenido que arrendar por
seis años en la cortísima cantidad de seis mil reales anuales, sin quedarse siquiera con la verdura precisa. No se ha podido componer aún la cañería del agua, y tienen que tener un mozo
para que la traiga de la diosa Cibeles. En fin, se halla la comunidad falta de las cosas más precisas y casi de primera necesidad»5.
5
AM, carp. 7, leg. 1, 4.
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL CAPÍTULO DE 1818 AL DE 1824
333
Cuando se decretó la sujeción de los conventos a los Obispos, suprimiéndose los Superiores Mayores de las Ordenes Religiosas y teniendo que elegir cada comunidad su Prelado local, la del Convento madrileño eligió Prior al mismo que lo era nombrado por el último Capítulo Provincial, P. Fr. Tomás Escobar de San Fulgencio. Sabemos también que en 1822 el
Procurador General en la Curia Romana, Padre Fr. Juan Perandrés de San Agustín, que se
hallaba en el Convento de Santa Fe de la Vega, Granada, se trasladó al de Madrid para integrar el número necesario que para la subsistencia de la comunidad exigían las leyes del Gobierno.
En el Convento del Portillo, la comunidad elegía el 8 de septiembre de 1821 por su Prelado local también al que ya lo era por el Capítulo, P. Fr. Manuel García de San Nicolás. La
comunidad fue expulsada del Convento a últimos de febrero de 1823, sin duda por no contar
con el número señalado de individuos; pero, derrocado el Gobierno constitucional, volvía a
reunirse el primero de julio de este mismo año6.
Hemos dicho en el artículo primero de este presente capítulo que el 19 de agosto de 1821
fallecía el Prior del Convento de La Nava del Rey, P. Fr. Damián de Santa Cecilia, sucediéndole el P. Fr. José Collado de la Expectación. Como éste comenzó su priorato el 1 de octubre
de dicho año 1821, cuando ya los conventos se habían visto obligados a nombrar sus propios
Superiores, creemos que su elección fue hecha por la comunidad. Este Convento era suprimido con fecha 27 de noviembre de 1822, habiéndose verificado nuevamente la vuelta de la comunidad el 8 de junio de 1823 y siendo su Vicario Prior Presidente el P. Fr. Nicolás Baraona
de San José7. Al llegar el Capítulo Provincial de 1824, componían la comunidad solamente
tres sacerdotes y dos hermanos de obediencia. «He recibido —se lee en la Carta capitular8—,
desde el 8 de junio en que nos reunimos y fui nombrado Prior Presidente, la cantidad de siete
mil ochocientos cincuenta y cuatro reales, y se han gastado seis mil cuatrocientos veintiséis,
quedan pagados cirujano, boticario y lavandera hasta el último de abril». Siguen a continuación enumerándose algunos aumentos, los abastos, deudas en contra y a favor, y termina diciendo que desde el Capítulo último se habían acabado de completar tres celdas que había
comenzadas y que en el presente año se había retejado el tejado de la galería.
Del Convento de Valladolid sabemos que también fue uno de los suprimidos, y que con
fecha 18 de junio de 1823, los religiosos Fray José Veloso y Fr. Antonio Rodríguez, pertenecientes a su comunidad, se dirigieron con una instancia al Sr. Gobernador de la diócesis vallisoletana, exponiéndole que, en virtud de la solicitud hecha al Sr. Intendente para que, como
consecuencia de las órdenes de la Suprema Junta Provisional de Gobierno de España e Indias,
tuviera a bien despachar el decreto correspondiente para que el Crédito Público les entregase
el Convento y los efectos del mismo enajenados, se había hecho
6
AHN, n. 16555, Recibo, 64, 68.
AHN, n. 16468, Recibo, 177.
8
AHN, l, c., f. 169 v.
7
334
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
así con fecha 7 del mismo mes de junio, todo lo cual se lo comunicaban para que ambas autoridades, eclesiástica y civil, les permitieran el libre uso de los bienes expresados en el entretanto en que se reunieran los demás individuos de aquella comunidad, esperando asimismo
que se ordenase la entrega de los efectos pertenecientes a la iglesia de su Convento. Los señores Gobernadores del Obispado, «sede vacante», firmaron el día 26 del mismo mes un documento consintiendo por la parte que les correspondía a su jurisdicción ordinaria eclesiástica,
en que se reunieran los individuos de la comunidad en su Convento bajo la sujeción y obediencia del más antiguo de los dos exponentes para observar su instituto religioso, dejando a
su piedad y celo el habilitar la iglesia con el decoro debido al culto divino; y en cuanto a los
efectos, vasos sagrados y ornamentos, como se habían repartido a iglesias pobres de la diócesis, ordenaban se les diese certificación del repartimiento hecho para que pudieran usar de su
derecho.
El 17 de agosto, el entonces ya Prior Presidente del citado Convento de Valladolid, P. Fr.
Agustín de la Peña de Santa Mónica, elevó al Gobernador eclesiástico de la diócesis una instancia diciéndole «que, habiéndose repartido de orden de Vuestra Señoría en el Gobierno
constitucional varias alhajas y ornamentos pertenecientes a este Convento entre las iglesias
que denota la siguiente lista, extractada del cuaderno que obra en la contaduría del Cabildo,
suplica se digne mandar a los párrocos de las mencionadas iglesias y al Rdo. Prior de la Fuensanta entreguen a esta comunidad los citados ornamento, vasos y alhajas».
La lista indicada decía así: Iglesia de Puenteduero: una capa de seda blanca con flores.
Iglesia de Fuentes de Duero: una casulla negra con su estola y manípulo; una manga de cruz
de paño de seda con ramos de color canela; una bolsa y corporales correspondientes; dos candeleros de bronce; dos ramilletes de hojalata; un púlpito de hierro con escalera y sombrero de
madera. Iglesia de Tudela de Duero: una caja de plata dorada por dentro con su crucecita; un
ara aforrada de lienzo; un atril de nogal; un alba; tres sabanillas; otra más; cuatro roquetes;
dos amitos; dos purificadores; dos candeleros; una esquila; cuatro bolsas de corporales; una
casulla blanca; otra encarnada con estolas y manípulos; dos juegos de sacras de cartón. Convento de Agustinos Recoletos de la villa del Portillo: una campana de torre, su peso de doce a
trece arrobas; un cáliz de plata con patena, cucharilla y paño de medio tisú.
Y con fecha 20 del mismo agosto se contestaba a la instancia presentada mandándose que
los párrocos y superior de la comunidad donde existían los efectos enumerados en la lista anterior, y que eran propiedad del citado Convento de Valladolid, los entregaran inmediatamente y con el correspondiente recibo al P. Prior de dicho Convento o persona que éste designara9.
En el Colegio de Alcalá de Henares se volvió a reunir la comunidad en junio de 1823, figurando como Vicario Rector el P. Fr. Pedro Vázquez de la Asunción, que era su Vicerrector.
Como consecuencia de las leyes del Gobierno constitucional, se hicieron
9
AHN, n. 7696 de papeles del Convtº. de Valladolid.
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL CAPÍTULO DE 1818 AL DE 1824
335
en el Colegio de Salamanca los inventarios de lo que al mismo pertenecía, de este modo: Número 1. Títulos de pertenencia. Número 2. Habiendo hecho presente el P. Rector que cuanto
se hallaba en la casa que actualmente habitaban, con respecto a muebles, pertenecían a los
individuos de la comunidad en particular, nada se inventarió de ellos. Número 3. Fincas rústicas y urbanas: posee la comunidad el edificio del Convento frente al Hospital General, el cual
se halla totalmente arruinado, sin tener en pie más que las paredes principales y abierta la media naranja de la capilla mayor de su iglesia. Tierras arrendadas y cargas10. Se volvió a reunir
la comunidad el 13 de septiembre de 1823, figurando entonces como Rector el P. Fray Sebastián de la Virgen de Guadalupe.
En el Convento de Toledo, el 5 de agosto de 1821, por orden del Eminentísimo Sr. Arzobispo, fechada en Madrid el 20 del mes anterior, de conformidad con lo mandado por el Gobierno constitucional, se celebró por la comunidad Capítulo para elegir su Prelado local, siendo nombrado el que ya lo era, P. Fr. Fernando Núñez de la Concepción. Además de los quince
sacerdotes y cuatro hermanos de obediencia pertenecientes a la propia comunidad de este
Convento, habían sido agregados a la misma diez sacerdotes del Colegio de Alcalá, tres del
Convento de Campillo de Alto Buey y uno del Colegio de Almagro. En el libro de Recibo del
Convento de Toledo, las anotaciones de las cuentas hechas desde el 5 de agosto de 1821 al 5
de octubre de 1822 aparecen tachadas, figurando después de esta última fecha la nota siguiente: «Se advierte, para quitar toda duda y confusión, que las cuentas precedentes desde el folio
108 y de este libro se dan por nulas y como si no existiesen por no estar conformes al método
que se ha observado con arreglo a nuestras Constituciones y mandatos de los Superiores de la
Religión, y hallándose formadas por el modo que prescribió el Emmo. Sr. Arzobispo, por lo
que habiendo cesado aquel Gobierno y restituida la Congregación al suyo, mandó N. P. Vicario General formarlas de nuevo, y son como siguen desde el folio 114»11. Y a continuación se
vuelven a anotar las cuentas anteriormente tachadas. El llegar lo tachado hasta el 5 de octubre
de 1822 nos hace suponer que en esta fecha debió ser suprimido el Convento.
En la Carta capitular presentada al Capítulo de 1824 se dice que la comunidad estaba
formada por dieciséis religiosos, de los cuales, trece eran sacerdotes, y que el recibo en los
años 1818-1824 había sido de doscientos setenta y dos mil quinientos diez reales, y el gasto,
la misma cantidad. En la sacristía había de aumento cuatro albas de primera clase y cuatro
comunes, cuatro amitos y cuatro cíngulos; una caja de plata para reservar la hostia magna y
formas en el altar mayor. En la hacienda de Nambroca quedaban cinco mulas de labor de aumento y una borrica de seis años y dos boches, con todos los aperos de labor también de aumento y un carro completo y una alquitarra con sus trébedes y demás cosas necesarias para la
casa;
10
11
AHN, 5845 de papeles del Col. de Salamanca.
AHN, n. 14982, Recibo, ff. 107 v., 113 v.
336
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
molino y lagar con todo lo necesario para estar corriente y cien capachos para el molino12.
Sobre el Convento de Valdefuentes sabemos que con fecha 6 de septiembre de 1822, el
párroco y Ayuntamiento del pueblo elevaron una solicitud, en la que se decía: «Que en el día
de ayer recibió el alcalde una orden del Jefe político de la Provincia mandando que los religiosos del Convento de esta villa se trasladen al de la misma Orden de Santa Cruz de la Sierra
en el término de ocho días, y en su vista solicitan que la iglesia del Convento con sus efigies
se quede para ayuda de parroquia con los cortos ornamentos que tiene»13. Suponemos que así
se concedería.
Durante el trienio 1815-1818, como ya vimos, las casas de la Provincia de Castilla recibieron, como las de las otras Provincias de Espana, algunos donativos de la de Filipinas. Ahora añadiremos que el año 1819, el Convento de La Viciosa recibió tres mil reales, que empleó
en el retejo del Convento y compostura del mismo, y el Colegio de Jarandilla, cinco mil setenta, envío del Ilmo. P. Fr. Joaquín Encabo de la Virgen de Sopetrán, Obispo de Cebú, que
era natural de esta villa cacereña, y, además, en su Colegio había tomado nuestro hábito; se
emplearon en recorrer el tejado, componer el coro y campanario, formar el estante para la
librería y otros reparos urgentísimos14.
ARTÍCULO TERCERO
Apuntes biográficos sobre los PP. Ex-Provinciales Fr. Antonio María
de San José y Fr. Manuel de San Joaquín
P. FR. ANTONIO MARÍA DE SAN JOSÉ, LECTOR JUBILADO Y EX-PROVINCIAL
En el comienzo del capítulo segundo del presente tomo ya hicimos mención de este religioso, que, elegido Provincial de Castilla en el Capítulo Provincial de 1806, lo era, por consiguiente, al llegar en 1808 la guerra de la Independencia contra Napoleón. Tocóle, pues, regir
la Provincia en aquellos aciagos tiempos hasta que pudo celebrarse Capítulo Provincial en el
año de 1815.
En la nota primera del mismo capítulo ya hablamos de quién pudo ser nuestro biografiado
entre los tres religiosos de la Provincia de Castilla que llevan el mismo nombre.
Como también dijimos, fue electo Maestro de novicios de Madrid en el Capítulo de 1798
y Prior de La Nava del Rey en el de 1802. En la Carta capitular del tiempo de su priorato,
1802-1804, se dice en resumen lo siguiente: Hay en la comunidad veinticuatro religiosos, de
ellos, trece son sacerdotes; seis, coristas, y cinco, hermanos de obediencia, todos los cuales
quedan con el vestuario necesario
12
AHN, l. c., f. 124.
Arch. municipal de Valdefuentes.
14
AM, carp. 90, leg. 1, 5-19 b.
13
LA PROVINCIA DE CASTILLA DESDE EL CAPÍTULO DE 1818 AL DE 1824
337
para los que se han gastado trescientas diez varas de sayal y ocho de jerguilla negra, diez de
paño y treinta y cuatro de jerguilla blanca, cincuenta de estameña y sesenta de forros, desde el
último Capítulo. Se han recibido sesenta y siete mil doscientos setenta y nueve reales vellón y
gastado, incluyendo ocho mil cien pagados de deudas atrasadas, setenta y dos mil trescientos
ochenta y tres. Quedan sembradas treinta obradas de trigo, seis y cuarta de cebada, siete y
media de centeno, nueve y tres cuartas de algarrobas, media de avena, dos de garbanzos y una
y media de guisantes. Las viñas y tierras quedan con las labores correspondientes. La librería
se ha aumentado con diez tomos de diversas materias. Quedan en la ropería cuatro varas de
jerguilla blanca, trece sábanas y dos en la celda prioral, ocho colchas blancas y otra en la celda prioral, nueve almohadas usadas y dos nuevas y otras cuatro en la celda prioral, ocho tablas
de manteles y otra en la celda prioral, once servilletas nuevas y las que andan al uso en el refectorio, un juego de paños de rasura y otro nuevo en la celda prioral. Quedan como setecientos cincuenta cántaros de vino, diez arrobas de tocino; para la labranza, tres mulas, dos para
los limosneros y una para la noria; dos carros y una carreta, rejas, arados y demás aparejos
necesarios. En la panera, como cuarenta y ocho fanegas de trigo. Una cerda de cría con cinco
lechoncillos. Las deudas en contra ascienden a diecisiete mil setecientos cuarenta y nueve
reales, y las deudas a favor, a dieciocho mil ciento treinta y tres. En la sacristía se han recibido en este tiempo cinco mil cuatrocientos dieciocho y gastado tres mil novecientos sesenta y
ocho; quedan existentes como una arroba de cera, siete de carbón y cántara y media de aceite;
se ha aumentado en una escalera nueva y bastidor del dosel para el Monumento, cuatro cubiertas nuevas para los altares, dos albas nuevas, tres vestidos morados guarnecidos para tres
niños, la vara y tres candeleros para las tres velas del Sábado Santo, dos bandas nuevas, se ha
forrado la capa de primera clase y dos casullas con tafetán, cuatro paños de cálices de tafetán
nuevo, cuatro cíngulos de hilo blanco, todas las bolsas se han compuesto y hecho seis sobrehostias15.
Cuando en 1815 terminó su Provincialato quedó residiendo en el Convento de Toledo, y
al año siguiente, en junta general celebrada el 15 de junio, fue elegido Definidor General en
lugar del P. Fray Bernardo de San Agustín, que le había sustituido en el Provincialato en el
Capítulo de Castilla de 1815; y al llegar el Capítulo Intermedio General del 24 de mayo de
1817, fue reelegido para el mismo cargo de Definidor General. Por ocupar el primer puesto en
el Definitorio, presidió el Capítulo General celebrado en mayo de 1820.
Tuvo lugar el fallecimiento de nuestro biografiado en Madrid a mediados del año 1822.
P. FR. MANUEL DE SAN JOAQUÍN, PREDICADOR Y EX-PROVINCIAL
El día 16 de septiembre de 1822, a las ocho y media de la noche, fallecía en Toledo este
religioso. Había nacido en Fresnedelo, León,
15
AHN, n. 16468, Recibo, f. 130.
338
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
el 16 de mayo de 1741, siendo sus padres Francisco Martínez y María de Alva. Habiendo tomado el hábito en el Convento de Madrid, hizo su profesión religiosa el 30 de septiembre de
1760 en manos del Padre Prior Fr. Juan de San Antonio, L. J.; era Maestro de novicios el P.
Fr. José de Santa Catalina16.
En el Capítulo Provincial del año 1779 le vemos nombrado Subprior del Convento de La
Nava del Rey, cargo para el que fue reelegido en el Capítulo siguiente, y luego en el de 1785
fue electo Prior del Convento del Portillo, y en el de 1791, del de Madrid. En el Capítulo Intermedio General celebrado el 18 de mayo de 1793 asiste como Secretario General un P. Fr.
Manuel de San Joaquín, Pred., que fue reelegido para el mismo cargo. Creemos que era nuestro biografiado, ignorando la fecha en que pudo ser elegido la primera vez. Pero solamente
desempeñó este oficio un año, pues en el Capítulo de la Provincia de Castilla celebrado en
mayo de 1794 salió electo Provincial, durando su gobierno cuatro años porque, en virtud de la
Bula Piana, el Capítulo se aplazó hasta el año 1798. En el Capítulo de 1804 era nuevamente
elevado al Provincialato, gobernando la Provincia solamente dos años, pues, restituyendo el
señor Nuncio los Capítulos Provinciales a épocas fijas trienales, señaló para la celebración del
siguiente Capítulo la fecha del 26 de abril de 1806. No se tiene después otra noticia de él que
la de haber sido designado por nuestro P. Vicario General el tercero de la terna para presidir
en su nombre el Capítulo de su Provincia del año 1818, como ya se ha dicho, y el haber sido
vocal del Capítulo General del año 1820 en calidad de primer Definidor por su Provincia de
Castilla.
16
BN, ms. n. 3858, Lib. Quarto de Prof. f. 309. En el f. 122 del mismo se encuentra la profesión de otro religioso del mismo nombre Fr. Manuel de San Joaquín, natural de Corral de Almaguer, nacido en 1727; pero éste
no puede ser el que nos ocupa en el texto, pues al anotarse en el Libro de Difuntos del Convento de Toledo
(AHN, n. 18553) la defunción de nuestro biografiado, Pred. y Exprovincial, se le llama por sobrenombre el
maragato; y esto es así porque el lugar de su nacimiento, Fresnedelo, pertenece a la región leonesa llamada
maragatería.
CAPÍTULO XVIII
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
ARTÍCULO PRIMERO
Capítulo Provincial del año 1818. –Su confirmación por el P. Vicario General.
–Nota biográfica del Provincial electo
El día 10 de abril de 1818 dio comienzo en el Convento de Intramuros de Manila el Capítulo de la Provincia de San Nicolás de Tolentino1, con asistencia de los Vocales siguientes: P.
Fr. Mariano Garmendia de San Miguel, que fue su Presidente, como Definidor más antiguo de
la familia de Aragón; P. Provincial, Fr. Juan Gómez de San Antonio; PP. Definidores, Fr.
Miguel Martínez de San José y Fray Tomás Ayllón de la Soledad; PP. Priores, Fr. Nicolás
Becerra de la Virgen de la Montaña, de Manila; Fr. Mariano Magallón de San José, de Cavite;
Fr. Manuel Baquero de San Miguel, de San Sebastián, y Fr. Diego Cera del Carmen, de Baclayon; P. Procurador General, Fr. Pedro Manchado de Santa Rita, y P. Secretario, Fr. Santiago Balaguer de San Isidoro. Estuvieron ausentes los PP. Ex-Provinciales Fr. Enrique García
de Santo Tomás de Villanueva y Fray Pedro Gibert de Santa Eulalia; el P. Definidor, Fr. Blas
Muñoz de las Mercedes; los PP. Priores, Fr. Francisco Vidal de San José, de Cebú; Fr. Marcelino Valladares de las Mercedes, de Tandag; Fr. Miguel Lafuente de Jesús, de Taytay; Fr.
Manuel Bravo de la Concepción, de Dapitan, y Fr. Bartolomé de Santa Ana, de Romblón, y el
Padre Maestro de novicios, Fr. Alonso Pérez de Gonzalo de los Dolores.
Desde este Capítulo, antes de la lectura de los edictos del Santo Tribunal de la Inquisición, se comenzó a leer también «algo de nuestra Sagrada Constitución». Fueron electos Jueces de causas los Padres Fr. Miguel de San José, Fr. Manuel de San Miguel y Fr. Mariano de
San José.
Se confirmaron las Actas del Capítulo Provincial del año 1809,
1
AM, Lib. 3.º de Becerro, f. 291.
340
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
a excepción de la sexta, sobre los religiosos que vinieren de España, la cual fue suprimida; la
confirmación de las demás fue hecha con las mismas modificaciones introducidas en el Capítulo de 1815 y con las dos nuevas siguientes: en el Acta que trata de los votos de los Ministerios «añade el presente Capítulo que se consulte a nuestro P. Vicario General y Venerable
Definitorio pidiendo que tengan a bien sus Reverencias conceder que, cuando algún Prior de
los Conventos de Cavite, San Sebastián y Cebú no pudiesen tomar posesión al tiempo que
ordenan nuestras Sagradas Constituciones, por estar en la administración de los ministerios y
no haber quien los reemplace en ellos, puedan entrar a votar en Capítulo», y en la última, sobre el examen en el idioma, «añade el presente Capítulo que de este examen se dé parte a N.
P. Provincial».
El sábado, día 11, por la mañana, fueron primero elegidos en escrutadores los PP. Fr.
Juan de San Antonio, Fr. Tomás de la Soledad y Fr. Pedro de Santa Rita, y a continuación se
procedió a la elección de Prior Provincial, que recayó en el P. Fr. Nicolás Becerra de la Virgen de la Montaña. Por la tarde se verificaron las elecciones de Definidores y Aditos, con el
resultado siguiente:
Definidores: Por Castilla, los PP. Fr. Manuel Baquero de San Miguel y Fr. Pedro Manchado de Santa Rita; y por Aragón, los PP. Fray Santiago Balaguer de San Isidoro y Fr. Diego
Cera del Carmen.
Aditos: por Castilla, los PP. Alonso Pérez de Gonzalo de los Dolores, con tres votos, y
Fr. Marcelino Valladares de las Mercedes, con dos; y por Aragón, los PP. Fr. Mariano Magallón de San José, con dos votos, y Fr. Miguel Lafuente de Jesús, con uno.
En la misma tarde fue elegido Juez de causas el P. Fr. Tomás de la Soledad, en sustitución del electo Definidor P. Fr. Manuel de San Miguel.
Al día siguiente, domingo 12, por la tarde, se trató de las Determinaciones. Se casaron y
anularon las del Capítulo anterior, a excepción de las que a continuación se indican, las cuales
fueron confirmadas como en el Capítulo de 1809, y son éstas las que tratan sobre el informe
al Rey, la jurisdicción de los Vicarios Provinciales, el certificado a los Alcaldes, las facultades
de los PP. Ministros sobre sus compañeros y la que habla de la terna para la vacante de Ministerio, a la que «añade este presente Capítulo que cuando mande algún misionero, se habilite
de antemano, y todos los años, aunque no lo pida el misionero, se le envíe todo lo necesario
para su manutención, pues puede suceder que haya escrito y se haya perdido la carta».
La que trata de Imus se confirmó «mandando que el Estanciero dé cuenta de diciembre en
diciembre a N. P. Provincial y sus depositarios, y añade este presente Capítulo que no pueda
gastar en obras arriba de cincuenta pesos sin licencia de N. P. Provincial, y en cuanto a dar
limosnas en dinero, se le señala pueda dar cada mes cinco pesos». Se confirma lo referente al
P. Procurador General.
También se confirmaron las Determinaciones que hablan de los rcligiosos capitulares, del
comienzo del curso, del rezo en el coro, del modo de administrar, añadiendo a ésta «que los
PP. Misioneros procurasen cumplirlo, y especialmente lo que dice acerca de la enseñanza
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
341
de la doctrina cristiana y del rezo en la iglesia»; asimismo fueron confirmadas las que se refieren a la misa por el Prior de Manila, a la facultad del P. Provincial para dar licencias, a la cual
«añade este Presente Capítulo que si alguno de conocida utilidad pide nuestro santo hábito, se
lo pueda dar dicho N. P. Provincial»; igualmente se confirman la que trata de las facultades de
los privilegios pontificios y la que habla sobre colectas, «pero con esta distinción, que todos
los ministerios que lleguen a quinientos tributos, los paguen regulando a cuarenta pesos para
quinientos tributos, cuando el pueblo no llegue a mil, y de mil para arriba, que paguen como
hasta ahora, rebajando siempre a dichas colectas el seis por ciento del Seminario, y que el
pueblo que no llegue a quinientos tributos quede a disposición de N. P. Provincial disponer lo
que ha de dar o el perdonarle».
Ittem, se confirman la del reloj de bolsa, la de la misa y vigilia por los difuntos, la de la
aplicación de la misa y la del hábito y calzado.
De las Determinaciones del Capítulo de 1815 se confirman desde la segunda a la novena,
ambas inclusive, con estas adiciones: a la segunda «añade el presente Capítulo que cuando
algún religioso venga al Convento de Manila, deberá entregar toda la plata que trajese a N. P.
Provincial y que se guarde ésta en el depósito, apuntando en su cuenta de cargo y data con la
Procuración General, para que cuando volviese a salir, se le habilite de lo necesario»; a la
cuarta «añade que en los conventos donde no hay Padres de consulta, se atenga el P. Prior a lo
que nuestra Ley le concede gastar por sí solo, pues habiendo de exceder de cincuenta pesos, lo
deberá ya consultar con nuestro P. Provincial o con el Venerable Definitorio», y a la sexta
«añade que un tanto de dicho inventario lo remitan a la Procuración para gobierno de N. P.
Provincial». Por otra Determinación se confirma la que habla de la vida común y añade este
Capítulo que se observe la dicha vida común, según el espíritu de nuestras sagradas Leyes.
Y últimamente se determinó «que se nombren dos religiosos, y de facto fueron nombrados N. P. Provincial y el P. Fr. Miguel de San José, para hacer un extracto de todas las Actas
Generales que nos gobiernan, Provinciales y Determinaciones vivas, procurando aclarar éstas
lo mejor que puedan, breve y compendiosamente, y hechas, las presenten al Definitorio para
que éste las revise, y hallándolas exactas, se saquen traslados para mandar a los Vicarios Provinciales y que éstos las circulen y manden trasladar a todos los ministerios, y que acompañe
al fin de este extracto un método de inventario, al que se deberán arreglar todos los Ministerios, pero con consideración a lo grande o pequeño de ellos».
El lunes, 13 de abril, fueron hechas las elecciones siguientes:
Prior de Manila, P. Fr. Miguel Lafuente de Jesús.
Prior de Cavite, P. Fr. Blas Muñoz de las Mercedes.
Prior de Cebú, P. Fr. Tomás Ayllón de la Soledad.
Prior de San Sebastián, P. Ex-Provincial Fr. Juan Gómez de San Antonio.
Prior de Tandag, P. Fr. Bartolomé de Santa Ana.
342
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Prior de Taytay, P. Fr. Manuel Bravo de la Concepción.
Prior de Dapitan, P. Fr. José Masiá del Carmen.
Prior de Baclayon, P. Fr. Alonso Pérez de Gonzalo de los Dolores.
Prior de Romblón, P. Fr. Miguel Martínez de San José.
Procurador General, P. Fr. Mariano Magallón de San José.
Secretario de Provincia, P. Fr. Juan Palomo de San Agustín.
Subprior y Maestro de novicios, P. Fr. Cándido González de San Antonio.
Sacristán y Bibliotecario, P. Fr. Manuel Lázaro de la Consolación.
Cronista de Provincia, P. Ex-Provincial Fr. Juan Gómez de San Antonio.
Comisario de la Curia Regia en España y de la Curia Romana, Padre Fr. Francisco Vidal
de San José.
N. P. Vicario General confirmó y aprobó las actas, determinaciones y elecciones hechas
en este Capítulo por decreto firmado en Barcelona el 19 de mayo de 1819, que luego repitió el
21 de julio del mismo año2.
El nuevo Provincial, P Fr. Nicolás Becerra de la Virgen de la Montaña, había nacido en
diciembre de 1780 en el pueblo cacereño de Torreorgaz, tomando el hábito de la Recolección
en el Convento de Valdefuentes, para hacer el noviciado en el de Madrid, en el que emitió los
votos religiosos el 15 de junio de 1799. Alistóse para ir a Filipinas cuando estaba terminando
los estudios en el Colegio de Salamanca, de donde en febrero de 1804 salió con el fin de embarcar el 26 de abril en Puerto Real, Cádiz, en la fragata Medea. Al llegar a Méjico, por haber
enfermado, no pudo continuar el viaje hacia Filipinas con los demás compañeros de Misión,
por lo que quedó en nuestro Hospicio de aquella ciudad hasta que recibió un oficio del Padre
Provincial fechado el 20 de mayo de 1806, en el que se le daba licencia para trasladarse a
Manila.
El 24 de marzo de 1809 fue nombrado Compañero del Párroco de Imus; en junio del
mismo año, Párroco de Naujan, y en agosto, Vicario Provincial de Mindoro, continuando administrando la citada parroquia de Naujan; en abril de 1812 fue nuevamente nombrado Vicario Provincial de Mindoro. En el Capítulo Provincial de 1815 fue elegido Subprior y Maestro
de novicios de Manila, Convento que desde el mismo Capítulo gobernó como Presidente por
ausencia del electo Prior P. Ex-Provincial Fr. Antonio Sánchez de la Concepción; pero
habiendo renunciado éste, el 17 de marzo de 1816 era nombrado Presidente del citado Convento el Subprior y Maestro P. Becerra, quien el 27 del mismo mes recibía también el nombramiento de Procurador General interino. Como ya vimos en su lugar, tuvo que asistir al
Capítulo Intermedio celebrado el 2 de mayo de aquel año, y en el que ya fue elegido Vicario
Prior de dicho Convento manilense.
2
AG, Registro, f. 226 v.; AM, Becerro cit., f. 306 y carp. 4., leg. 2, 5. –Según carta del P. Vicario General del 21
de julio de 1819, después de haber remitido la confirmación por primera vía, la repitió, pero con fecha de la
segunda remisión, por medio del P. Comisario Fr. Francisco Vidal, quien había llegado a Madrid el 5 del
mismo mes de julio.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
343
Del tiempo en que gobernó esta casa vamos a anotar lo resuelto en las tres consultas siguientes: En sesión del 13 de junio de 1816 expuso dicho P. Becerra a los Padres de consulta
que, como los dos altares colaterales de la iglesia se hallaban bastante deteriorados y necesitaban hacerse de nuevo o renovar su pintura, había tratado con el maestro escultor, que convino en hacer la obra por setecientos pesos, llevando todos los Santos la cara y las manos de
marfil y dorándolos a estilo moderno, para lo cual un bienhechor ofrecía por su parte una limosna de doscientos cincuenta a trescientos pesos, y dichos Padres mostraron su conformidad
en que se hiciese, costeando el Convento lo que faltase para completar la limosna expresada.
En consulta del 2 de agosto de 1817 se aprobó bordar para el tabernáculo una cortina de raso,
del mismo modo que el terno de primera, y que se hicieran las estrellas en el hábito de San
Nicolás que había costeado la Provincia y se iba a estrenar en la próxima fiesta. Y, finalmente, en 16 de enero de 1818 se acordó la construcción de «una escala en la primera ventana de
la enfermería que baje por fuera a la sacristía y entre en el lugar que llaman caracol»3.
Como Prior de Manila, asistió al Capítulo Provincial de 1818, en el que fue elegido para
gobernar la Provincia.
ARTÍCULO SEGUNDO
Varios nombramientos hechos después de Capítulo. –Algunas determinaciones tomadas
por el Definitorio Provincial. –Contestación del P. Provincial al Gobernador
General sobre el cumplimiento de la Real Cédula que manda
la creación de escuelas en los conventos
Terminado el Capítulo, en el mismo mes de abril fue despachando el P. Provincial los títulos de los nombramientos siguientes: Presidente del Convento de Cavite, al P. Fr. José Vallespín de la Santísima Trinidad, y del de Manila, al P. Fr. Francisco Vidal de San José; Vicarios Provinciales, de Calamianes, al P. Ex-Provincial Fray Pedro Gibert de Santa Eulalia; de
Misamis, al P. Fr. Bartolomé de Santa Ana; de Mindoro, al P. Fr. Pedro Manchado de Santa
Rita, y de Bohol, al P. Fr. Blas Rodríguez del Carmen4. El P. Fr. Blas Muñoz de las Mercedes, electo Prior de Cavite, presentó la renuncia, que no le fue admitida en sesión definitorial
del 18 de mayo del mismo año 1818, pero se acordó que, por la escasez grande que había de
Ministros para las vacantes de Bohol, el P. Provincial pudiese habilitarlo para interinar en el
Ministerio que más falta hiciere o donde juzgare fuese más conveniente5.
Otros nombramientos: El 3 de octubre del mismo año 1818 se despachó patente de Presidente Prior de Cavite a favor del P. Definidor Fr. Santiago Balaguer de San Isidoro; en 5 de
enero de 1819, de Vicario Provincial de la jurisdicción de Manila al P. Definidor
3
AM, Lib. de Consultas del convento de Manila, ff. 55, 54 v., 70.
AM, n. 27, Registro Provincial, f. 74 v.
5
AM, n. 33, Definitorios, f. 173 v.
4
344
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
Fray Manuel Baquero de San Miguel, por tener que ausentarse el Padre Provincial para la
Visita; en abril del mismo año, estando el Provincial en Cebú, despachó título de Vicario Provincial de Bohol al Padre Fr. Manuel Bravo de la Concepción, y en 1 de mayo, el de Presidente de Cebú y Vicario Provincial de Danao, Inabangan y Siquijor al P. Fr. Blas del Carmen,
cura de Baclayon; pero el 2 de julio se le ordenó volver a este curato, nombrándose Presidente
de Cebú al P. Fr. Juan Vallés de San Nicolás; en sesión del Definitorio del 19 de julio le fue
admitida la renuncia de Prior de Manila al P. Fray Miguel Lafuente de Jesús y se nombró Vicario-Prior al P. Fr. Mariano Garmendia de San Miguel; también se le admitió la de Prior de
Cebú al P. Fr. Tomás Ayllón de la Soledad6.
Entre los acuerdos tomados por el Definitorio en diversas sesiones, figuran los siguientes:
Sesión del 20 de abril de 1818: conceder al Prior de San Sebastián el entarimar el suelo
del convento y de las celdas, poniéndose quízame en éstas, cambiar el órgano, hacer una habitación para la plata de la iglesia, mudar la sacristía nueva a la antigua y levantar el techo de la
iglesia por las muchas goteras que tenía la obra nueva7.
Sesión del 18 de mayo: autorizar al P. Provincial el hacer cuanto redundase en beneficio
de las haciendas de Imus y San Nicolás, para cuyo buen gobierno, según había expuesto
aquél, era necesario levantar un plano que señalase sus linderos, y aumentar el agua de la presa de Cosundit con otras obras de utilidad8.
Sesión del 19 de junio: ordenar al P. Comisario, por creerlo de justicia, le propusiese a N.
P. Vicario General tuviese a bien conceder el título y honores de ex-Vicario General al P.
Comisario Fr. Alonso Jubera de la Concepción, y el de ex-Provincial, a los PP. Fr. Mariano de
San Miguel, Fr. Manuel de San Miguel y Fr. Blas de las Mercedes9.
Sesión del 19 de julio: mandar al P. Comisario suplicase a nuestro P. Vicario General y a
la Curia Romana que los que tomasen el hábito en el Convento de Manila y en el Hospicio de
Méjico, modificándose el acta del Capítulo General y la Bula Pontificia que ordenan se agreguen a la Provincia que tenga menos individuos, se concediera fueran agregándose según se
hiciera la profesión a las tres Provincias de Castilla, Aragón y Andalucía, por convenir mejor
así para el gobierno de la Provincia10.
Sesión del 17 de agosto: habiendo expuesto el P. Provincial cómo el P. Jubera, cumpliendo con lo ordenado por el Definitorio del trienio del Provincial P. Fr. Enrique de Santo Tomás
de Villanueva para que ajustase la impresión del Ritual de la Orden con solfa y con la adición
de lo necesario para la administración, había avisado que el costo de ello pasaría de los mil
pesos, se aprobó que en las instrucciones
6
AM. l. c., f. 182.
AM. l. c., f. 172.
8
AM. l. c., f. 173 v.
9
AM. l. c., f. 174 v.
10
AM. l. c., f. 170.
7
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
345
para el P. Comisario se pusiera que se reimprimiese el Ritual11.
Sesión del 28 de agosto: aprobóse quemar los papeles inútiles del archivo y mandar que
de los papeles útiles destrozados se hiciera traslado o copia; los documentos simples, por simples escribanos, y los jurídicos, por escribanos competentes, sacando los correspondientes
testimonios y formalidades, de suerte que no pierdan fuerza y valor12.
Sesión del 26 de septiembre: se acuerda dar instrucción particular al P. Comisario para la
aceptación de gracias particulares del Rey13.
Sesión del 22 de diciembre: a una petición de mil pesos hecha por el párroco de Las Piñas, a cuenta de la iglesia, para concluir la obra de ella, contando ya con licencia del señor
Arzobispo, el Definitorio contestó afirmativamente, pero haciendo declaración el párroco de
haber recibido de presente dicha cantidad, mas otra de quinientos recibidos en el trienio anterior y, además, hipotecando y entregando en la Procuración general las alhajas que decía tener
dicho párroco y que no pertenecían a la iglesia, y, finalmente, obligándose a pagar las referidas cantidades dentro del presente trienio14.
Y, finalmente, en sesión del 21 de septiembre de 1819: se acordó dar licencia al párroco
de Imus para levantar de cal y canto la casa parroquial con ayuda del pueblo y de la iglesia,
contribuyendo la Provincia por su parte con dos mil pesos. En la misma sesión expuso el Padre Provincial lo dificultoso que era a los párrocos de Mindoro poder cumplir su ministerio,
dada la extensión de los mismos, por lo que ya varias veces se había tratado de renunciar a
dicha isla, encontrando siempre para ello la oposición del Gobierno y del señor Arzobispo;
como el remedio no era otro que aumentar los ministros, propuso el envío de dos religiosos
más, uno para Irirum, con algunas Visitas, y el otro para Abra de Ilog, con Puerto-Galera; así
convinieron. Y asimismo, habiendo expuesto el P. Provincial cómo para el adorno y culto del
Señor en la iglesia de Manila convenía subiese el altar de plata dos cuerpos y medio más para
las fiestas, lo que se conseguiría con sólo hacer los dos frontales y gradillas de las credencias
más pequeños, colocando en uno de los cuerpos que se aumentasen los que servían ahora para
esto, añadiendo que el gasto no pasaría de los dos mil pesos, el Definitorio lo aprobó por tratarse del culto divino15.
El 7 de diciembre de 1818, el P. Provincial contestaba al Gobernador General, quien con
fecha 19 del mes anterior le había enviado un oficio remitiéndole una Real Cédula de Su Majestad del 10 de octubre de 1817 sobre la creación de escuelas en los conventos de Regulares.
En su respuesta, después de decirle que había tratado sobre este importante asunto con su Definitorio y que se encontraban dificultades
11
AM, l. c., f. 176 v.
AM, l. c., f. 179.
13
AM, l. c., f. 179 v.
14
AM, l. c., f. 182.
15
AM, l. c., f. 187 v.
12
346
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
que la Provincia no podía vencer ante la escasez de religiosos, añadía:
«Cuánto sea el dolor y sentimiento que esto causa a mi Provincia, puede considerarlo V. S. I. que está íntimamente convencido de los deseos que la animan de ser útil
al bien público a que propende el Rey nuestro Señor, de lo que ha dado pruebas nada
equívocas en las ocasiones que han ocurrido. Bien que la sirvan de consuelo el reflexionar que anticipadamente y en gran parte tiene cumplida la Real voluntad y sus
soberanas intenciones; porque siendo los ministerios de que se ha encargado mi Provincia los más pobres, escasos y miserables, se han dedicado, y lo están actualmente
muchos religiosos, a la enseñanza de los niños en las escuelas que han erigido en los
pueblos, cosa no poco recomendable y en tanto grado útil, que puede decirse con verdad que lo es mucho más que si se estableciese escuela en esta casa grande, puesto que
en la ciudad hay una escuela pública y otras privadas que pueden suplir esta falta. Espero que hecho cargo V. S. I. de cuanto llevo expuesto, se servirá informarlo a S. M.,
para que su Real ánimo quede convencido de que, si en las circunstancias actuales no
es posible a mi Provincia fundar la escuela en este convento y casa grande, suple con
ventajas esta falta involuntaria con la enseñanza de los niños en las escuelas de los
pueblos, con lo cual parece que llenan más completamente las intenciones del Rey
nuestro Señor»16.
ARTÍCULO TERCERO
Instrucciones generales y secretas al P. Comisario de la Provincia
en España y otras al P. Presidente de Méjico
Como ya vimos, entre los nombramientos del Capítulo figura el de Comisario de la Curia
Regia en España y de la Curia Romana a favor del P. Fr. Francisco Vidal de San José. Este
presentó la renuncia a dicho cargo, pero habiendo tratado de ella el Definitorio en sesión del
19 de junio, se acordó no aceptársela17. Con fecha 13 de agosto se le otorgaron los poderes
correspondientes para el ejercicio de su oficio; al día siguiente se le despachó la patente con el
título de Vicario Provincial de España, y el 17 le dio el Definitorio las acostumbradas instrucciones generales y secretas, que fueron como van a continuación18.
1ª Es la misma que se le dio al anterior Comisario P. Jubera, como puede verse en el capítulo octavo del presente volumen.
2ª Se le ordena que apenas llegue a alguno de los puertos de Europa, comunique su llegada a N. P. Vicario General; y en llegando
16
AM, Oficios, f. 174 v.
AM, n. 44, Definitorios, f. 429.
18
AM, Registro Provl., f. 78, ss.
17
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
347
ante éste, le presente los documentos de su oficio, para con su permiso presentarse al Rey en
su Consejo de Indias.
3ª Si al llegar a España encontrare que el P. Jubera tuviese algunos religiosos colectados
y prontos para el embarque, le deje libre en sus facultades para hacerlo.
4ª Reconocido y admitido por el Rey en su Consejo de Indias por Procurador y Comisario
de la Provincia, represente la necesidad que hay de operarios para más de ciento veinte mil
almas y para perfeccionar la conversión de muchos sitios de mandayas que en Mindanao han
dado principio a convertirse, como asimismo la de muchos alzados de Bohol, que, dejando los
montes y su apostasía, han dado la obediencia a nuestro Soberano. Para lo cual, en atención a
los que han muerto y muchos que se hallan impedidos, necesita esta Provincia, además de los
concedidos al P. Jubera, otros cuarenta de coro, los que pedirá al Rey con seis religiosos más
de obediencia.
5ª Que exponga ante S. M. el poco adelantamiento de los pueblos de Mindanao, demás islas visayas e isla de Mindoro a causa de las hostilidades de los moros, que no les permiten
dejar sus montes y reducirse a poblaciones, ni a los reducidos el poder hacer comercio con sus
frutos, por estar infestados los mares de tan perversos enemigos, que de día en día van cometiendo mayores hostilidades, como ha sucedido en estos últimos años, en los que no sólo han
quemado, matado y cautivado a tres pueblos de Mindoro y a Maestre de Campo, en los años
de 14 y 15, sino también han ejecutado lo mismo en este presente año en las mismas islas y
otras de Visayas, habiendo dado muerte al Gobernador de Zamboanga dentro de su mismo
pueblo y habiendo de toda clase de embarcaciones de los particulares y aun de las de la Armada destinadas a perseguirlos, para que S. M. dé las órdenes correspondientes a su extinción.
6ª Que para la colectación de religiosos procure informarse de religiosos desinteresados,
para por su medio elegir los que fueren de robustez, salud, instrucción, religiosidad y virtud
para poderse emplear en el sublime ministerio del gobierno y cura de almas, trayendo en
cuanto fuere posible de las tres Provincias de España.
7ª Se le ordena que una vez que se haya podido hacer cargo del carácter y circunstancias
de algunos religiosos, con consentimiento de N. P. Vicario General, se nombre un religioso en
quien poder sustituir los poderes según lo hallare por conveniente.
8ª Esta es parecida a la del Comisario anterior.
9ª Que al llegar al puerto con la Misión o parte de ella, les provea de los libros correspondientes a la facultad que estudian: si filosofia, Guadín; si teología, Luci, y Larraga a los
que no la tengan; y a los predicadores, de alguna obra predicable moderna de las que puedan
sacar utilidad.
10ª Se repite la del anterior Comisario.
11ª Se le ordena colectar con la brevedad posible su Misión (y la que restare de su antecesor), enviándola en grupos por cualquiera de las vías, y aunque sea muy corto el número, y
nombrando en cada una un Vice-Comisario y proveyendo según el conocimiento que tenga
348
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
de los sujetos de quien los enseñe e instruya en el viaje, cuyos méritos tendrá presente esta
Provincia.
12ª En atención a habérsenos concedido por el Superior Gobierno y Diocesano los pueblos de Las Piñas e Imus, hará todo el esfuerzo posible para que S. M. confirme dicha cesión,
y si puede lograr que sean los términos del curato de Imus los mismos que los de la hacienda,
estará más bien administrada y podrá tener empleados en curas de dichos pueblos religiosos
que por sus empleos y para ayudar a las cargas del Convento de Manila, es preciso estar en el
mismo convento o en sus cercanías, como lo logran las demás Religiones.
13ª La misma que la 12ª del Comisario anterior.
14ª Se le ordena que por ningún pretexto abuse de los poderes, que como a su Procurador
le confiere esta Provincia, por lo que se le manda no impetre del Soberano, ni de la Santa Sede, ni de ningún Capítulo General, Cédula, Bula, Acta o Mandato, en pro ni en contra de esta
Provincia, sin expresa orden del Definitorio, o de su Capítulo Provincial o Intermedio, teniendo entendido que cualquiera de dichas gracias o privilegios o gravámenes que impetrase para
esta Provincia serán nulos y de ningún valor, y de facto desde ahora para entonces, los anulamos, y le apercibimos con las penas de nuestra sagrada Constitución al desobediente, si lo
contrario hiciere.
Las instrucciones secretas fueron como siguen:
1ª y 2ª Las mismas que al anterior Comisario.
3ª A la del anterior se añadió lo siguiente: Y asimismo dará al convento de donde saliere
el religioso misionero para estas islas, luego que se haya embarcado, veinticinco pesos como
por gratificación, que por ahora, en atención a la pobreza de aquellos conventos, es nuestra
voluntad se le asista con dicha limosna por cada uno de los religiosos que saliese de los dichos conventos.
4ª Lo mismo que la 5ª del Comisario anterior.
5ª Por determinación del Capítulo pasado, se le ordena al P. Comisario que calcule y tantee el costo que podrá tener la impresión del Bulario, que tantos años hace se trata de imprimir; y no pasando todo su costo de dos mil pesos, lo imprimirá a costa de esta Provincia,
mandando a ella los ejemplares competentes y repartiendo a los conventos de las otras Provincias de España el número de ejemplares que le dictare su prudencia.
6ª Si supiese de su antecesor que absolutamente nos ha cerrado el Rey la puerta para el
pago de las Misiones, ya fuese la mitad o ya la tercera parte, pulsando dificultades, no hará
gestión alguna sobre este punto y costeará por sí todos los misioneros que colectase, teniendo
presente los fondos de esta Provincia, es decir, que no podrá costear una Misión de veinte
individuos más que de seis en seis años; y arreglado esto, calculará por lo que puede pagar la
Provincia.
7ª La impresión del Ritual, cuyo cómputo dice el P. Comisario Fray Alonso Jubera costará más de mil pesos, le ordenamos que lo reimprima.
8ª Pagará la imagen de la Consolación que su antecesor tiene mandado hacer para este
Convento.
9ª Obtendrá de la Junta General de los seis meses o del Capítulo
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
349
General, si su antecesor no lo hubiese hecho, los cuatro puntos que se determinaron en el Capítulo pasado, en los mismos términos que se expresan en el original auténtico que lleva por
segunda vía.
10ª Asimismo impetrará de N. P. Vicario General los honores de Ex-Vicario General para
su antecesor el P. Jubera, y el de Ex-Provinciales, para dos individuos de esta Provincia, uno
de Aragón y otro de Castilla. (Ya se ha dicho en el artículo anterior en una determinación del
Definitorio.)
11ª Pedirá igualmente que llegue, por sí o por su antecesor, si éste no lo hubiese hecho, la
confirmación del Capítulo pasado de esta Provincia.
12ª Impetrará igualmente de N. P. Vicario General, si su antecesor no lo hubiese hecho,
lo determinado por el Definitorio de esta Provincia, en que para la quietud y tranquilidad del
P. Predicador Fray Adeodato de San Agustín, admitido por N. P. Vicario General en esta Provincia, que su R. lo agregue de nuevo a la de la alternativa de los individuos de esta Provincia
de Castilla, para que pueda obtener los oficios y dignidades de la dicha Provincia, a fin de que
de este modo pueda premiar a un religioso tan benemérito.
13ª Obtendrá de N. P. Vicario General y demás superiores autoridades las licencias necesarias para dar hábitos en nuestro Hospicio de Méjico, como se determinó en el Capítulo Intermedio de esta Provincia.
14ª Recogerá las licencias que hubiese obtenido su antecesor para la fundación del Seminario en la villa de Alfaro, sin que pueda ni uno ni otro Comisario, ni en quien se sustituyesen
los poderes por muerte civil o natural, hacer uso alguno de las dichas licencias sin expresa
orden de esta Provincia in scriptis y revocatoria de esta nuestra instrucción, lo cual le mandamos bajo precepto formal de santa Obediencia, por no hallarse esta Provincia con rentas suficientes ni para su fundación, ni para su subsistencia, ni menos para costear la Misión, pues ha
presenciado su R. el estado actual de este Convento de Manila y de los enseres de la Provincia, la que sólo que se encontrare hecho y derecho el Seminario e iglesia con rentas suficientes para mantener doce religiosos en él, sólo de este modo, dando aviso primero a esta Provincia, se podría acceder a esta nueva fundación, quedándonos siempre la carga de costear la
Misión.
15ª Se ordena a dicho P. Comisario que si no hubiese pretendientes para llenar el número
de los doce hábitos que lleva entre los puntos que determinó el Capítulo pasado, que impetre
de N. P. Vicario General una carta circular a los Priores donde falten para el completo de los
dichos hábitos, para que los PP. Priores de los conventos remotos hagan la obra de caridad de
admitir o solicitar de los pretendientes que se le presenten, para que proponiéndoles el fin para
que son buscados, den parte al P. Comisario de algún pretendiente, si se les hubiese presentado en aquellos conventos, y éste determine lo conducente para transportarlo a las casas de
noviciado, o bien de seculares o bien dándoles el hábito en los conventos donde lo pretendieren y remitiéndoles después a sus respectivos noviciados.
16ª Se le hace presente al P. Comisario que la falta de colectación
350
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
de los religiosos consiste mucho en la poca frecuencia de los Comisarios en visitar los conventos de las tres Provincias, por lo que se le encarga no deje este camino tan fácil para convencer a muchos religiosos que, preocupados con vagas ideas de lo que es nuestro ministerio
de estas islas, dejan de alistarse, para lo cual no tendrá reparo esta Provincia en pasarles los
gastos que hiciesen en estos viajes, como tampoco lo tendrá en los que debe hacer en obsequiar a los dichos religiosos de los conventos...
17ª En esta instrucción, después de algunas observaciones sobre la hacienda de Imus, se
le dice al P. Comisario trate de conseguir una Real Cédula para poder la Provincia verse con
el producto de sus tierras y asegurar al mismo tiempo la propiedad de las mismas.
18ª Y, finalmente, se le ordena que siga ante el Consejo de Indias los expedientes de la
hacienda de San Nicolás y de la de Pamplona.
Después de reunirse los Definidores para dar las anteriores instrucciones, convocado
nuevamente a primeros de octubre el Definitorio con el fin de elegir los Vocales para el Capítulo General, concluidas estas elecciones, se acordó se agregasen estas nuevas instrucciones a
las ya dadas:
Primeramente que si el P. Comisario Fr. Francisco Vidal de San José encontrase en el
Seminario de Alfaro novicios, que, según las últimas noticias, debía ya tener su antecesor, en
este caso obtuviese de N. P. Vicario General la licencia de poderlos trasladar a uno de los
inmediatos noviciados, para que continuasen su vida por cuenta de la Provincia.
2ª Que si la casa de Alfaro fuese ya nuestra a su llegada o por compra que hubiese hecho
su antecesor o por donación, que en ese caso, si en esta casa pudiesen habitar seculares, la
alquile o venda, y si estuviese en forma de convento, vea S. R. el modo mejor para que no sea
gravosa a la Provincia su conservación.
3ª Que por disposición presente se determinaba reviviese la instrucción antigua de que si
el Soberano, el Papa u otra Corporación condecorase a alguno o a algunos religiosos de esta
Provincia con alguna dignidad, gracia o privilegio, o al cuerpo de toda la Provincia, la reciba
y acepte dicho Padre como apoderado general que es, y practique todo lo concerniente a su
perfección.
4ª Que el P. Comisario dé cuenta anualmente a esta Provincia del cumplimiento de sus
instrucciones o que exponga las razones que hay para no poderlo verificar, o los pasos que
haya dado y resten dar en esta capital para su consecución, para de este modo evitar el dar
siempre las mismas instrucciones19.
Habiendo renunciado a la Presidencia de Méjico el P. Fr. Agustín Vilas de la Virgen de la
Peña, el Definitorio Provincial, en sesión del 20 de abril de 1818 nombró en su lugar al exComisario P. Fr. Alonso Jubera de la Concepción20, para quien con fecha 30 del mismo mes
se despacharon los títulos de Vicario Provincial y Presidente de
19
20
AM, l. c., f. 89.
AM, Definitorios, 172.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
351
Méjico21, y luego el 17 de agosto firmó el Definitorio los poderes y las acostumbradas
instrucciones generales y secretas para el mismo. Estas instrucciones son como las que, según
puede verse en el capítulo sexto del presente tomo, se dieron el año 1809 al citado Padre
Agustín Vilas, con las diferencias que se señalan a continuación.
1ª Es igual que la de su antecesor.
2ª Parecida a la anterior, añadiéndose que el Presidente solamente podrá dar licencia a los
religiosos para ir a los Hospicios de Santo Tomás y San Jacinto tal cual vez y esto siendo
convidados.
3ª Igual que la del antecesor.
4ª Parecida, añadiendo que si se proporcionase la venta de la hacienda que linda con la de
Guadalupe por la parte de los pastos, podría también comprarla, por no tener pastos la citada
de Guadalupe; también si se proporcionare un precio bueno para el Hospital viejo, lo venderá,
y si éste amenazare ruina o grande compostura, lo venderá igualmente por precio más equitativo.
5ª Habla, como la anterior, sobre el rezo del Oficio divino y la media hora de oración y
añade: con advertencia que la media hora de oración por la tarde la podrá dispensar ocurriendo algún motivo especial para ello, a excepción de Adviento, Cuaresma y los viernes de entre
año y hora que se canten las misas conventuales y de obligación, y que se prediquen los sermones en los días que toque Jubileo, y en cualquiera otra función clásica que se ofrezca por
los religiosos de la Misión, a quienes asistirá en todo lo necesario y les dará onza y media de
chocolate por la mañana y les añadirá un extraordinario a la comida regular, así en días de
carne como de ayuno.
6ª Igual que la del antecesor.
7ª Lo mismo.
Instrucciones secretas:
1ª La misma que a su antecesor.
2ª Se le manda envíe cada año seis arrobas de polvos buenos, una docena de sombreros,
ni muy finos ni muy bastos, sino decentes y de comodidad para los religiosos, cien cajas de
membrillo y jalea, dos tercios de garbanzos y otros dos de tocinetas; y asimismo dos o tres
mil pesos de la plata del Hospicio para ayuda de gastos, etc.
3ª La misma que la 2ª de su antecesor.
4ª, 5ª, 6ª, 7ª y 8ª Las mismas, respectivamente, que las 3ª, 5ª, 7ª, 8ª y 9ª del antecesor.
9ª Se le manda que por ningún motivo permita salir a los religiosos a decir misa fuera del
Hospicio, como también que ningún religioso salga solo a la ciudad, aunque sea con necesidad, sino que todos deberán salir con el compañero que les asigne el P. Comisario, si se hallare presente, y en su ausencia, el que les asigne el P. Presidente, y tanto a la salida como a la
vuelta tengan precisión de dar benedicite.
10ª Igual que la 10ª del antecesor, suprimiendo el último párrafo.
11ª Después de repetir el primer párrafo de la 11ª del antecesor, manda que todos los religiosos sacerdotes de la Misión apliquen diariamente la misa por la intención del P. Comisario
viniendo éste
21
AM, Registro Provl. cit., f. 76.
352
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
con ella, y de no venir, aplicarán por la del P. Presidente de nuestro Hospicio, y nunca deberán aplicar por la del Vice-Comisario, sino que precisamente ha de ser por la del P. Presidente
dicho; y si alguno recusare cumplir este nuestro mandato, le castigará el P. Presidente o el P.
Comisario con la pena de desobediente a N. P. Provincial. Y respecto a que el Hospicio tiene
varias cargas de misas, sermones, etc., se cumplirán todas por los religiosos de la Misión, para
cuyo efecto procederán de acuerdo el P. Comisario y el P. Presidente.
12ª La misma que la del antecesor.
13ª También la misma, pero añadiendo al final lo siguiente: y el dicho P. Vice-Comisario,
aunque venga nombrado de España, luego que dé la obediencia al P. Presidente de Méjico, se
le acabarán todas sus facultades mientras exista la Misión en el Hospicio, quedando todos por
igual sujetos al P. Presidente, a no ser que éste reponga en sus facultades al dicho VicePresidente para que gobierne la Misión como un segundo o Subprior del dicho P. Presidente.
14ª Parecida a la 6ª del antecesor.
15ª Se le ordena que si se obtuviesen las licencias necesarias paradar hábitos en el Hospicio, procure cuanto fuese posible la elección de los sujetos que lo han de tomar, y no confíe su
educación a ninguno notado de relajado; antes bien, procurará poner por Maestro de novicios
al religioso más virtuoso que tuviere, procurando la observancia del coro y demás que ordenan nuestras sagradas Constituciones en la educación de los novicios.
16ª Se repite la última del antecesor.
ARTÍCULO CUARTO
Se celebra el Capítulo Intermedio Provincial. –Aprobación por el P. Vicario General.
–Acuerdos del Definitorio General ante unos puntos expuestos. –Varios
nombramientos. –Vuelven los nuestros a Marianas. –Algunas
determinaciones del Definitorio Provincial. –Estado
general de la Provincia
El 30 de octubre de 1819 reunióse en el Convento de Manila el Capítulo Intermedio bajo
la presidencia del Provincial P. Fr. Nicolás Becerra de la Virgen de la Montaña y con asistencia de los que debían concurrir al mismo, es a saber: los PP. Fr. Juan Gómez de San Antonio,
Provincial inmediato pasado; Fr. Manuel Baquero de San Miguel, Fr. Santiago Balaguer de
San Isidoro y Fr. Pedro Manchado de Santa Rita, Definidores, y Fr. Mariano Garmendia de
San Miguel, Lector, como Presidente que fue del Capítulo Provincial22.
Vacantes los Prioratos de Manila y Cebú por renuncia, ya admitida por el Definitorio, de
los que ocupaban estos cargos, fueron elegidos el citado P. Fr. Mariano Garmendia de San
Miguel, Vicario-Prior de Manila, y el P. Fr. Blas de la Virgen del Carmen, de Cebú.
22
AM, Becerro, f. 302 v.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
353
Y asimismo, comunicada la renuncia de Cronista que hacía el P. Fray Juan Gómez de San
Antonio, ex-Provincial y Prior de San Sebastián, por no poder atender a dicho oficio, habiéndosele admitido, fue electo en su lugar el P. Fr. Salvador Heredero de San Luis Gonzaga.
«Concluidas las elecciones anteriores, hizo presente el P. Provincial, Presidente de este
Capítulo, cómo era conveniente se confirmasen por el Capítulo de los siete Padres congregados para la celebración del Intermedio las Determinaciones que en las Juntas celebradas intra
Capitulum Provincialem habían resuelto para repetir al Padre Comisario la concesión que se
debe solicitar del Capítulo General que se había de celebrar en el año de 1820, las que expuso
ser las siguientes:
1ª Que se pida al Capítulo General la modificación de la Determinación en que se mandó
que los que profesasen en esta Provincia, se agregasen y tuviesen para la alternativa por hijos
de aquella Provincia que menos tiene, lo que concedió el Capítulo General y se obtuvo de Su
Santidad la confirmación: Por lo que suplicaba el presente Capítulo que los hijos de este país
y de las Américas, con expresión de los que tomasen el hábito en Méjico, para que unos y
otros se agreguen por antigüedad a cada una de las Provincias destinadas a la alternativa, el
primero, a la de Castilla; el segundo en antigüedad de hábito, a la de Aragón, y el tercero, a la
de Andalucía.
2ª Que declarase el Capítulo General o los VV. PP. destinados para el curso de las solicitudes de esta Provincia, que los votos de los Prioratos de Cavite, San Sebastián y Cebú, por la
mucha escasez de religiosos para la administración, que se tuviesen por votos personales, a no
ser que N. P. Provincial tuviese a bien llamar a alguno o algunos de los dichos Priores para la
residencia, que en este caso, desde la hora que reciban las licencias para venir a residir a sus
conventos, deberán hacerlo, señalándoseles solamente el tiempo de no dejar pasar la monzón
inmediata al aviso, pues si la dejaren pasar sin venir a sus Prioratos, siendo llamados, deban
ser castigados con no entrar en Capítulo, o que se sustituyan otros en sus lugares para que
obtengan dichos Prioratos; y que esto se entienda con los remotos de Cebú, Bohol, Mindanao,
Dauis y Siquijor; que si fuese con los de Calamianes, Romblón, Banton y Mindoro, se les
repute por desobedientes por el término de tres meses después de despachada la convocatoria
o licencia para que vengan a la residencia; que con los inmediatos a esta capital baste el término de quince días.
3ª Que por cuanto en el Acta General de Madrid del año 1745 se les concedió a los Capitulares de esta Provincia que, por la escasez de religiosos, puedan ser electos en los Capítulos
Provinciales e Intermedios (y en caso de necesidad, en los Capítulos privados, cuando nuestras Leyes cometen a éstos la elección; esto se debe pedir de nuevo por no haber nada decidido sobre este paréntesis) en Priores de Manila, Cavite, San Sebastián y Bagumbayan a los
Provinciales absolutos y Presidentes de Capítulos, dispensando en esta parte la Ley que lo
prohíbe, como efectivamente la dispensaron por la dicha Acta; y que puesto hasta la presente
no ha gozado esta Provincia en orden al Convento de Bagumbayan de este privilegio por
haber sido
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HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
destruido por orden del Rey, que se conceda por los VV. PP. Generales que aquel privilegio a
las personas de Provincial absoluto y Presidente del Capitulo se entienda a poder ser electo
uno de ellos, siempre y cuando la Provincia lo tuviese a bien, en Procurador General de esta
Provincia, que en este caso deba ocupar el asiento que por absoluto le corresponde en todos
los actos capitulares, y si fuere el electo el Presidente del Capítulo, si no hubiese sido Provincial, se le conceda el asiento después de los PP. Definidores actuales y antes de los Priores
locales, a excepción del Prior de la casa donde se celebrare el Capítulo, que deberá ocupar el
lugar competente.
4ª Que se obtuviese el permiso de N. P. Vicario General para dar ahora en las Provincias
de España doce hábitos con destino a esta Provincia, los que mantendría y costearía el P. Comisario en los noviciados, según y como consta por sus instrucciones.
Ultimamente, confirmaban SS. RR. todo lo que se halla en las instrucciones generales y
en las secretas del dicho P. Comisario con lo determinado en la Junta de octubre de 1818, de
que se le remitió copia».
En carta escrita por N. P. Vicario General Fr. Justo García del Espíritu Santo el 1 de julio
de 1820 se aprueban las elecciones y todo lo actuado en este Capítulo Intermedio23.
«Recomiendo a V. R., le dice también al P. Provincial, el celo por la observancia regular de
nuestras leyes municipales comunes y por los fines santos de ganar almas para Dios, propagar
la religión de Jesucristo como más propio de esa Provincia, en cuanto alcancen las fuerzas de
los operarios evangélicos con que se halla y conozco serán muy pocas con respecto a la
mucha mies que habrá de beneficiar en esas dilatadas campiñas».
Con la citada carta remitía N. P. Vicario General testimonio de lo determinado sobre la
solicitud presentada al Capítulo General por el P. Comisario Fr. Francisco Vidal en relación
con los puntos indicados en el Capítulo Intermedio. El citado P. Comisario había presentado
en nombre de la Provincia al Capítulo General celebrado en mayo de 1820 en el Colegio de
Alcalá de Henares un memorial exponiendo las determinaciones 3ª y 4ª de dicho Capítulo
Intermedio y suplicando la concesión de lo propuesto en ellas. El Capítulo General dispuso
que el asunto pasase a examen del Definitorio General, dando por bien hecho lo que éste resolviera. Y habiéndose reunido el 23 del mismo mes el Definitorio General, examinados los
puntos propuestos, «se decretó unánimemente se concede por ahora y durante la actual escasez de religiosos en nuestra Provincia de Filipinas: Que los Prioratos de Cavite, Cebú y San
Sebastián sean votos personales y no ligados a residencia local en los propios términos de la
súplica. Se concede igualmente y con la misma calidad de por ahora que, demolido como se
dice de orden del Gobierno el Convento de Bagumbayan, pueda el Presidente del Capítulo, en
lugar de aquel Priorato, obtener la Procuración General si la Provincia lo nombrase para
23
AM, carp. 4, leg. 2, 5. El P. Vicario General retuvo la carta a que se hace referencia, hasta el 8 de septiembre.
En el Registro de la Congregación, f. 232, se dice que en septiembre de 1820 N. P. Vicario General envió
la aprobación de este Capítulo Intermedio.
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
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ella»24. Nada se resolvió sobre el punto cuarto, sin duda por estar ya en marcha las gestiones
para la fundación del Seminario de Alfaro.
Después del Capítulo Intermedio se hicieron los nombramientos siguientes: En sesión del
Definitorio de 14 de enero de 1820 se le admitió al P. Fr. José Masiá del Carmen la renuncia
del voto de Prior de Dapitan, siendo elegido para el mismo cargo el P. Fr. Salvador Heredero
de San Luis Gonzaga; el 20 del mismo mes se dieron los títulos de Presidente de Cebú al P.
Fr. Lorenzo Marín del Santísimo Cristo de la Fe en sustitución del P. Fr. Cándido González
de San Antonio, a quien se le habían dado el 22 de noviembre del año anterior; y, finalmente,
en septiembre del mismo año 1820, al P. Fray Juan Vallés de San Nicolás se le despacharon
los títulos de Vicario Provincial de Marianas.
Por este último nombramiento vemos que nuestros religiosos volvían nuevamente a las
islas Marianas, cuya administración se había dejado interinamente a cargo del Obispo diocesano el año 1814. En octubre del año siguiente, el Gobernador General de Filipinas había
vuelto a pedir al P. Provincial el envío de religiosos, pero, por continuar la escasez de éstos,
no se le pudo atender25. En julio de 1819 insistió en lo mismo el Diocesano, contestándole el
P. Provincial también con la exposición de las mismas razones de carencia de personal. Pero
en el mes de septiembre de ese mismo año nuevamente le dirigió el Gobernador General dos
oficios, en el segundo de los cuales, después de citarle los nombres de algunos religiosos que
podrían ser enviados a Marianas con preferencia a otros ministerios, le decía:
«Y últimamente, si todos los dichos religiosos estuvieren para ser destinados o por
cansados y achacosos algunos de ellos, sería de más agrado al Soberano y más importante al servicio de Dios el que esa Provincia creyese oportuno renunciar alguno o algunos de los ministerios donde no se espera progreso por estar ya todo reducido como
Banton, Agutaya y otras islas a este tenor, cuya administración podrá desempeñar algún clérigo, tanto por la proximidad como por el corto número de almas. Ultimamente, esta Provincia no ha vuelto a poner religiosos en la provincia de Caraga ni en sus
Misiones, y no teniendo en el día misión alguna conocida, será de mucho honor a esa
Provincia y de infinita complacencia a este Vice-Patronato que, si en vista de estas observaciones, juzgase V. R. oportuno juntar su Venerable Definitorio, traten con el pulso que siempre acostumbran este punto, para ver si pueden destinarse misioneros a
Marianas»26.
Y, efectivamente, en sesión del 21 del mismo mes de septiembre, el Definitorio atendía
los ruegos del Gobernador y Vice-Patrono con
24
AM, n. 37, Actas de Dapitan.
AM, n. 44, Oficios, f. 410.
26
AM, n. 45, Oficios, f. 18 ss.
25
356
HISTORIA GENERAL DE LA ORDEN DE RECOLETOS DE S. AGUSTÍN
el acuerdo de reasumir la administración de Marianas27, aunque por alguna dificultad surgida
hasta agosto de 1820 no fueron designados los tres religiosos que habían de hacerse cargo de
aquellos ministerios juntamente con un clérigo28, pero todavía pasó un año hasta que se pudieron embarcar los religiosos, de los cuales dos, el nombrado Vicario Provincial P. Fr. Juan
Vallés de San Nicolás y el Padre Fr. Matías Tiburcio del Rosario, perecieron ahogados al naufragar el 17 de octubre de 1821 en aguas de Mindoro la corbeta Fidelidad, que navegaba
rumbo a Marianas29.
Entre otros acuerdos tomados por el Definitorio Provincial figuran los siguientes: comprar dos de las tiendas del Parian de San José por la cantidad de veinte mil pesos30; aprobar
las instrucciones que el P. Provincial tenía formadas para la Hacienda de Imus, mandando que
se gobernara por ellas el Administrador31; expuesto por el P. Provincial cómo por las
circunstancias del alboroto de los días 9 y 10 de octubre y por la peste de aquel mes y
siguiente se había visto precisado a hacer gastos en medicinas, camas, ropas, comida, etc.,
como lo habían hecho las demás Ordenes, y que por no verse gravado con alguna cantidad de
plata que le cupiese en prorrateo, según se intentaba, había hecho cesión de todo lo gastado en
el Cuartel de que le había nombrado director la Junta de Beneficencia, como igualmente los
gastos hechos en medicinas para los pueblos donde había religiosos recoletos, convinieron los
Definidores en que se datasen los gastos en las respectivas cuentas de la Provincia32; y,
finalmente, se aprobó que se incluyesen en los gastos de la misma, condonándose a los
interesados, las cantidades que adeudaban el Convento de Cebú, el P. Definidor Fr. Diego
Cera del Carmen —a quien le hacía ese obsequio la Provincia por su mérito y trabajo en las
máquinas de Imus—, y lo que debía el Convento de San Sebastián, por su pobreza, a cuyo
Prior se le abonarían quinientos pesos por el tiempo que en él habían morado los PP. Provincial y Secretario y otros enfermos e inválidos33.
Los PP. Provinciales de las Ordenes religiosas de Filipinas tenían recibido el mandato de
presentar anualmente un Estado general de los conventos, número de religiosos, curatos, misiones, número de tributos y almas de los pueblos que administraban, etc. El Provincial Padre
Fr. Nicolás Becerra, al formar el del año 1820, creyó hacer, como él mismo lo manifiesta, «un
obsequio al público dándolo a la prensa con alguna razón geográfica de las islas, sus producciones, situación de los pueblos e industria de sus naturales, y presentándolo a los curiosos
como un objeto solamente de curiosidad y distracción, en que, sin embargo, tal vez hallará
alguno especies que ignoraba o que sólo sabía confusamente». Es el primero que se conoce
impreso
27
AM, Definitorios, f. 194 v.
AM, Oficios, f. 35.
29
P. SÁDABA, Catálogo, 388, 766.
30
AM, Definitorios, f. 193.
31
AM, l. c., f. 195.
32
AM, l. c., f. 202 v.
33
AM, l. c., f. 203 v.
28
LA PROVINCIA DE FILIPINAS EN EL TRIENIO 1818 - 1821
357
y forma un tomito de ciento dieciocho páginas en cuarto menor34. El resumen final del estado
de la provincia es el siguieite: Tributos enteros de los pueblos por ella administrados, veintinueve mil ciento dieciocho; número de almas, ciento sesenta y siete mil nueve; difuntos en el
año, dos mil doscientos treinta; cautivados por los moros, cuatrocientos cuarenta; pueblos y
visitas administrados, ciento veintitrés en veintisiete islas y por treinta y seis religiosos recoletos ayudados por diez clérigos; cinco conventos, incluyendo el
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