Acta 02 - Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas

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Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas
Acta de la reunión
Día: 2015-01-16
Hora: 10:00 (hora 24:10:00 de la crisis)
Lugar: Centro de Arte 2 de Mayo. Avenida de la Constitución 23, Móstoles, 14. Madrid
Coordinación: Las Lindes, GCFP (Luis Arenas, Uriel Fogué, Fernando D. Rubio), Manuela Villa.
Público asistente: 25 personas.
Invitados: Lola Robles y Melani Penna
El Gabinete de Crisis da la bienvenida y agradece la asistencia a los miembros de la sala.
Seguidamente, recuerda el estado de la cuestión: se ha declarado una crisis energética a gran
escala y urge tomar medidas drásticas. La ONU ha denunciado la insostenibilidad de las
instituciones culturales debido a su elevado coste ecológico y ha decretado el corte del suministro
energético a los museos y los centros de arte, en el plazo de un año. El Gabinete debe evaluar la
situación y tomar medidas al respecto. Si en la sesión anterior se planteó la controversia general
y se centró el debate en torno al papel de las instituciones y a la posibilidad de pensar la crisis
como una oportunidad para imaginar “otras instituciones”, en la segunda sesión se abordará la
problemática desde la perspectiva de las políticas del cuerpo y de la identidad, bajo el epígrafe
“otros cuerpos”.
Comienza la sesión exponiéndose la relevancia del cuerpo en tanto que escenario crucial de las
controversias ecológicas. No sólo porque éstas afectan de una u otra manera a los cuerpos que
habitan los ecosistemas o porque el cuerpo sea un campo de batalla crucial para diferentes tipos
de activismos ecológicos (como demuestra la cultura vegetariana). Sino porque, además, a
menudo, el cuerpo es considerado como un indicador de “salud ecológica”. Sirva como ejemplo
la denuncia realizada en 1998 por el Reverendo Pat Robertson (influyente religioso, habitual
de los medios de comunicación norteamericanos) en la que ponía en relación ciertos
desastres ecológicos (como “huracanes, terremotos, tornados” y “posiblemente algún que
otro meteorito”) o actos criminales (como “ataques terroristas”) con prácticas “excéntricas” y
conductas “fuera de lo normal” (en concreto, el encuentro de colectivos gays celebrado en
Disneylandia por entonces). Este tipo de pronunciamientos tiende a establecer una conexión
directa de causa/efecto entre las condiciones ecológicas y las pautas normativas, señalando
los presuntos desajustes ecológicos en los ecosistemas como los efectos sintomáticos,
producto de unos desvíos morales, sociales y normativos.
Cuando no son denunciados, los cuerpos fuera de la norma tienden a ser invisibilizados,
silenciados. A menudo, los contextos de emergencia son abordados desde posiciones
heroicas, habitualmente protagonizadas por figuras masculinas. Este tipo de respuestas
tiende a aplazar o dejar en un segundo plano otro tipo de problemáticas, como el género o
las políticas del cuerpo. En esta segunda sesión, se ha invitado a las siguientes especialistas
para explorar la problemática que nos ocupa: por un lado, la pedagoga Melani Penna (MP), quien
trabaja en el campo de la educación en la diversidad afectivo-sexual y en la prevención de la
homofobia. Y, por otro, Lola Robles (LR), escritora de ciencia ficción feminista, vinculada a la
producción artística, cultural e intelectual.
Las expertas pasan a exponer su punto de vista respecto a la crisis.
MP comienza exponiendo que la crisis no sólo es global; también es individual. Y señala dos
caminos posibles para afrontar la situación. El primero implica abordar la crisis ecológica por
la vía de las “soluciones tecnológicas”, por ejemplo, colocando más paneles solares, para
compensar los recortes. Esta primera vía introduce innovaciones tecnológicas basadas en la
optimización de los recursos, garantizando la pervivencia del sistema social, tal y como lo
conocemos. El segundo camino pasa por transformar el sistema en el que vivimos. Desde su
punto de vista, esta segunda opción es la que ha de ser puesta en práctica, debido a que es
el sistema en el que habitamos el que ha derivado en la crisis actual. Y, por tanto, más
tecnología, lejos de solucionar el problema, sólo lo prolongaría. Para MP, maricas, bolleras,
discapacitados/as, locas/os, putas/os, etc., cuentan con una posición privilegiada para
imaginar un espacio de cohabitación alternativo. Porque, son aquellos que han vivido en una
condición de subalternancia, los que han sufrido los efectos de la violencia de esta crisis (que,
efectivamente, es ecológica, en tanto que ataca los cuerpos, los contamina y los destruye)
quienes verdaderamente pueden inventar otro tipo de realidades.
Para ello, propone partir de un cuestionamiento de lo que tradicionalmente ha sido entendido
por “normal” y “natural” y, por tanto, deconstruir la idea de que existe “una naturaleza”, que
sirve de referente para definir lo que es “normal/anormal”. Paradójicamente, el pensamiento
fundamentado sobre la idea de una “naturaleza” de lo “normal” finalmente deviene tóxico y
dañino para muchos otros cuerpos; en definitiva, deviene “antinatural”. Para transformar
dichos prejuicios hay que trabajar en varias direcciones a la vez. Por un lado, desde la
educación de los/as más pequeños/as, aprovechando las capacidades revolucionarias que
tiene el pensamiento infantil para idear otro tipo de mundos. Para ello, es imprescindible
suspender la visión dominante de una pedagogía unidireccional del tipo: “hay que enseñar al
niño” y asumir que también el/la niño/a puede enseñar a la sociedad. MP propone trabajar
durante el año que tenemos por delante con los/as más pequeños/as y escuchar las ideas
gestadas por una imaginación todavía no-castrada o “edu-castrada”. De esta manera, el aula
se encontraría próxima a los espacios del arte, a los escenarios o a los lugares de la creación.
Por otro lado, propone trabajar desde el feminismo, como alternativa deseable a la visión
patriarcal (la visión del poder, tal y como la esboza Amin Maaluf en Identidades asesinas). A
pesar de que las mujeres son las “madres de la tierra”, apenas han tenido voz. Desde el
feminismo atenderemos al cuidado, al respeto, la escucha y la atención; sólo desde un cuerpo
que ha padecido violencia es posible plantear otros marcos y desmontar la ideología del
dominio sobre el otro. Por último, MP plantea trabajar a partir de las diversidades afectivosexuales y sexo-genéricas. Desde su punto de vista, la heterosexualidad no solamente es un
tipo de relación con otras personas, sino que es un tipo de relación con el mundo que (se)
despliega (en) una relación de poder determinada. La diversidad afectivo-sexual se centra en
el desarrollo personal y en el desafío de conocer los afectos y los deseos propios. En opinión
de MP, conocerse a uno mismo también puede ser revolucionario porque, a menudo, “en el
contexto de la lucha de poder, lo que se nos olvida es pensar en nosotras”. Para terminar,
apunta, desde una perspectiva ecológica, los cuerpos no pueden ser comprendidos como
seres aislados. Han de ser pensados como conjuntos de entes interrelacionados y
atravesados por campos de fluidos permanentes. Todo se encuentra enlazado, como en El
retrato de Dorian Grey de Oscar Wilde, afirma.
En resumen, transformar el sistema, más allá de las soluciones tecnológicas, deconstruir la
asunción heteronormativa que vincula naturaleza y normalidad, la infancia como posibilidad
mental, el feminismo como marco para otras formas de relación y el sexualismo y las
diversidades sexo-genéricas como posibilidades de desarrollo personal.
Por su parte, LR comienza explicando cómo su cotidianidad se ve condicionada por la
“discapacidad” que padece, un tipo de miopía que le provoca fatiga ocular, fotofobia y le
dificulta la lectura de textos en papel. Por ello, se apoya en “sus aparatos”, diferentes
dispositivos tecnológicos (una grabadora, un ordenador con programas adaptados para la
digitalización de archivos, una lupa, unos mp3, donde porta su biblioteca, etc.), además de
unas gafas de filtro que, aunque le restan algo de visibilidad, le permiten leer y escribir. Todas
estas tecnologías le proporcionan autonomía. LR manifiesta que es desde esta posición
desde donde desea plantear su intervención. Y lo hace reivindicando el uso de la palabra
“discapacidad”. El término “diversidad funcional” será un eufemismo mientras la sociedad no
tome conciencia de esta problemática y haga de ella un asunto propio, aceptando la parte de
responsabilidad que le corresponde.
Para LR algunas actividades culturales como el cine, el teatro o la visita a museos deben
permanecer en un segundo plano, ya que la luz le provoca dolor en los ojos. Muchas personas
con problemas de visibilidad, de movilidad, algunos mayores, etc., encuentran difícil visitar el
museo o el centro de arte porque en su mayoría sus espacios no se encuentran debidamente
equipados para garantizar el acceso a estos otros cuerpos. Lo mismo sucede en espacio
público, a menudo plagado de obstáculos. LR advierte de que el mundo no sólo está formado
por extremos: aparte de personas invidentes y las que ven, también hay muchos otros
estados intermedios que suelen quedar desatendidos, relegados a una condición de
debilidad. Las personas que tienen una discapacidad, sentencia, no cuentan con la misma
posibilidad de acceso a la cultura o la creación. Por consiguiente, se pregunta, “¿y a mí qué
me importan los museos en una situación como esta?”. En su opinión, muchas personas,
como ella, tienen otros problemas, como el deseo de ser autónoma. Por ello, la primera
medida que propone es convertir los museos, las bibliotecas y los centros de arte en espacios
de “refugio”, lugares seguros para las personas con discapacidad y dotados de reservas de
energía para las tecnologías de apoyo.
Otro elemento a revisar en este contexto es el modo de gestión de la información, para
garantizar un acceso igualitario y universal a la misma. Por ejemplo, el hecho de que en la
mayoría de los museos y los centros de arte, la información sobre las actividades funcione
por canales audiovisuales, provoca que ciertas personas se vayan desligando y alejando de
las instituciones. Entre otras medidas, sugiere carteles con una letra más grande o la radio
como una alternativa posible. La radio ha sido un recurso exitoso en otras situaciones de
crisis (como en la guerra de Sarajevo). En opinión de LR, un contexto de crisis energética es
una oportunidad para redescubrir la experiencia del arte. Para ello propone revisar el
acondicionamiento de los centros y el uso de los espacios. Por ejemplo, bajar la intensidad
de la iluminación de las salas permitiría redescubrir la luz natural o la penumbra. Unos
espacios donde se pudieran tocar las cosas, como las esculturas, permitirían rescatar otros
sentidos, como el tacto. También se podrían redefinir las distancias para contemplar los
cuadros, sin que el personal de seguridad llame la atención. O imaginar unos espacios donde
se pueda estar sentado, charlando tranquilamente.
Esta crisis debe servir para repensar la lentitud. Aunque la tecnología supone una cierta
democratización de las prácticas y favorece un mayor acceso a la cultura, a la vez, participa
de una industria que ha transformado el mundo de la literatura y el arte en una maquinaria de
producción incesante que infla una burbuja cultural. Sería interesante explorar un regreso a
la lentitud, a la capacidad de releer un texto o de revisitar la misma exposición, calibrar la
duración de las cosas de otra manera.
A menudo, pesa sobre los museos históricos tal carga de solemnidad que los hace parecer
muertos. Muchas veces, los espacios de conservación no son más que almacenes donde ni
siquiera se puede acceder a sus contenidos. Para LR, es fundamental repensar la
conservación: que los museos y los centros de arte se abran a la sociedad civil y a los
movimientos sociales; que pasen a ser una responsabilidad de todos y que la sociedad se
haga cargo de su cuidado. Al fin y al cabo, los museos son un bien común. Sería deseable,
incluso, poder contraprogramar contenidos. Hay que pensar a fondo ciertos problemas, como
la regulación del acceso o la igualdad en las condiciones de participación, para evitar la
discriminación de los grupos menos poderosos.
Para terminar, LR propone desarrollar talleres que permitan a todas las personas ponerse en
el lugar de aquellos que tienen algún tipo de discapacidad, para que puedan experimentar en
el propio cuerpo la importancia de fomentar la autonomía de todo el mundo.
Finalizada la exposición de los expertos, da comienzo el debate. A continuación se exponen los
principales temas tratados:
1. LENTIDUD Y “HACER MENOS”
Se plantea el nuevo escenario como una oportunidad para ensayar la “lentitud” como modo
de vida. Ello implicaría redefinir la organización y los objetivos de los museos y los centros de
arte, tanto en relación a su programación, como a la concepción de los ritmos de uso de los
espacios o la frecuencia de las exhibiciones y las producciones. El reto, en este caso, pasaría
por pensar si es posible “hacer menos” y “más lento”.
2. REORGANIZACIÓN DEL DISPOSITIVO ARQUITECTÓNICO
Se señalan inevitables problemas logísticos y funcionales de los espacios (como el uso de
los ascensores, por ejemplo), la conservación de los materiales (dependiente en muchos
casos de fuentes de energía), la seguridad (la ausencia de luz y electricidad dificultará el
control) o el acondicionamiento para las obras y la habitabilidad de los usuarios (control de la
temperatura, humedad, etc.), lo que implicará una redefinición de los soportes
arquitectónicos, como se verá más abajo.
3. REDISTRIBUCIÓN DEL PATRIMONIO: LA CIUDAD ES UN MUSEO
El hecho de que los espacios culturales queden inservibles por la falta de energía también es
considerado como una oportunidad para romper la condición “inexpugnable” de las
instituciones clásicas, así como para experimentar otros modos de relación con el arte. En la
línea esbozada por LR, se plantea la posibilidad de abrir los espacios de conservación para
“sacar las obras de arte a la calle” y poner en circulación el patrimonio fuera del espaciomuseo. Dicha “redistribución del museo” (paralela a la redistribución de la energía) rompería
la correspondencia tradicional entre arte y edificio-museo. Además, permitiría explorar el
potencial de las obras en contextos inusuales, tanto en la escala doméstica (las casas como
espacios de acogida de las obras) como en la urbana (diferentes zonas de la ciudad). De esta
manera, “El museo es una escuela” y “la ciudad sería un museo”. Para llevar a cabo este
proceso sería imprescindible la organización de la ciudadanía, estableciendo turnos de
cuidado. Pero, además, se generarían otras formas sociales. Por ejemplo, para ver las obras,
habría que desplazarse y quedar con las personas que se encuentran al cuidado de las
mismas, lo que implicaría nuevas formas de relación.
4. RE-HABILITACIÓN DE LOS ESPACIOS Y OTRAS FORMAS DE RELACIÓN CON
EL ARTE Y EL ESPACIO
Toda vez los espacios culturales resultan inoperativos para la exhibición, la conservación y la
producción de arte, se plantea la necesidad de re-habilitarlos y repensar su uso. Entre las
propuestas planteadas destacamos las siguientes: (1) Lugar para la reflexión. Los museos y
los centros de arte son reconocidos como unos espacios privilegiados para llevar a cabo una
evaluación de la crisis en la que nos encontramos inmersos. (2) Lugares de reunión. Otra
opción pasaría por convertirlos en espacios de reunión, desempeñando un rol social similar
al que en otro momento tuvieron otros espacios de congregación, como las iglesias. (3)
Lugares de refugio. Al fin y al cabo, los museos, los centros culturales o las bibliotecas
siempre han cumplido un papel como refugio (más que otras tipologías, como un centro
comercial, a menudo hostil con los cuerpos diferentes). Por ejemplo, a las bibliotecas acuden
mendigos a leer el periódico y niños que pasan allí unas horas cuando los padres no pueden
atenderlos debido a su horario de trabajo; al museo va gente mayor a pasar tiempo, etc. Se
manifiesta la necesidad de repensar el papel de estos “refugios públicos”, en el contexto de
un inminente recorte energético. (4) Lugares para el desarrollo de programas inesperados.
Se invita a desarrollar otro tipo de encuentros que pongan en práctica usos insospechados
del espacio por parte de la ciudadanía. La subversión de la funcionalidad de los espacios es
considerada como una oportunidad, no sólo para mantener vivos los espacios, sino también
para desarrollar otras formas de relación afectiva con dichos lugares, para ensayar con el
cuerpo, fuera de los cánones normativos y para testar “el arte del buen vivir”. Se sugiere
desde la organización de orgías, hasta otro tipo de actividades que sólo podrán ser pensadas
ahora que las condiciones de confort museístico se van a ver trastocadas. Se apunta la
necesidad de diversificar la experiencia del espacio cultural, para que ésta sea lo más
inclusiva posible.
5. SOLUCIONES TECNOLÓGICAS VS. CAMBIO CULTURAL, CIBORGS Y
DESCAJANEGRIZACIÓN
Siguiendo con el argumento planteado por MP, se destacan dos vías para afrontar la crisis.
Una, la vía que apuesta por la “soluciones tecnológicas”, es decir, la presuposición de que
esta crisis sólo puede ser atajada a partir de una tecnología más eficiente que minimice los
consumos energéticos y maximice la producción. Y, otra, la de un “cambio cultural” que
implique una reorganización de la sociedad. Se previene del peligro de contraponer estas dos
opciones en un modo antitético. Cualquier cambio cultural, estético, ecológico, etc.,
inevitablemente pasará por un re-ensamble socio-técnico. En la línea de lo esbozado por LR,
se cuestiona la negación de la tecnología como tal, aludiendo al potencial de la cultura cíborg
como marco de acción política. Se señala la importancia de visibilizar y problematizar los
procesos tecnológicos que habitualmente permanecían ocultos, para que éstos puedan ser
discutidos.
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[A mitad de la sesión se produce un corte inesperado de luz. Entra el bedel e informa de que
la ONU ha comenzado a ensayar las restricciones de energía, interrumpiendo el suministro
del CA2M. El debate sigue a oscuras. La gente ilumina ligeramente el espacio con los
teléfonos móviles y las pantallas disponibles. Prosigue el debate]
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6. UN PRINCIPIO DE INSTALACIÓN EN PENUMBRA
Se decide proseguir el debate en penumbra. A partir del corte de la luz, los cuerpos de los
asistentes comienzan a ser percibidos de un modo distinto. La coyuntura de la penumbra es
valorada como una ocasión para poner en suspenso la cultura visual. Emergen relieves,
texturas, destellos y pliegues de figuras. Los que alumbran con sus dispositivos son
nombrados “donantes de luz”. La necesidad de compartir los recursos de iluminación da pie
a reflexionar sobre formas comunitarias de compartir los espacios culturales. Se discute
acerca de una experiencia del espacio cultural diferente: del espacio “iluminado” del museo y
la “visión global” del comisario, al de las miradas clandestinas y las visiones parciales
activadas por los reflejos de los “donantes de luz”. Se apunta el proceso de adaptación a la
penumbra como la posibilidad para imaginar un espectador distinto, dotado de una
subjetividad, una corporalidad, unas capacidades, unas competencias y unas formas de
percepción diferentes. Se invita a repensar los estándares de confort de los museos,
subvirtiendo la verticalidad del cuerpo y el patrón normalizado de la mirada.
7. MUERTE DE LA ILUSTRACIÓN Y ALTERACIÓN DE LOS CUERPOS
HEGEMÓNICOS
Se destaca el relevante papel que el museo y la institución artística han desempeñado como
dispositivos de producción de subjetividades y de un tipo de ciudadanía particular, asociado
a una cultura visual. Se cuestiona si la crisis de dichas instituciones puede conllevar también
una crisis de los sujetos y las corporalidades hegemónicas. Se identifica este escenario con
la oportunidad para desplegar el potencial de planteamientos feministas y queer y para
prevenir la reformulación de las lógicas patriarcales. Si un “museo a oscuras” es algo parecido
a la “muerte de la Ilustración”, si “cuando se acaba la razón” “empieza la oscuridad”, quizá
sea también el momento de trabajar desde “otros cuerpos”. Se apunta la dificultad de
deconstruir las propias subjetividades heredadas de una cultura instalada en los privilegios y
el confort de las sociedades desarrolladas.
8. REPROGRAMAR LOS ESPACIOS E INFILTRAR LA CULTURA EN OTROS
ÁMBITOS
Se propone infiltrar programas culturales dentro de otros espacios que no se encuentren
afectados por los recortes energéticos, como los espacios comerciales, desarrollando
programas híbridos de ocio, comercio y cultura. Se destaca la reprogramación de los espacios
como una de las tácticas queer para el despliegue de prácticas clandestinas (como el uso de
los baños de los centros comerciales como espacios de encuentro sexual, el cruising en los
parques, etc.). Se debate acerca de si la estrategia de replicar la institución cultural dentro del
mundo comercial para su supervivencia podría ser interpretada como un estado “entre” y de
si puede ser considerada una cuestión semántica; o si, por el contrario, infiltrarse en los
espacios culturales afecta, de manera sustancial, a su praxis. Se cuestiona la propuesta de
la infiltración dentro de programas comerciales, aduciendo que no hace sino perpetuar el
modelo social y económico que ha derivado en la situación presente. Como alternativa, se
señalan los museos y los centros de arte como un laboratorio para ensayar nuevas formas
de convivencia de acuerdo a unos parámetros socio-ecológicos diferentes, unos nuevos
modos de lenguaje y otros vocabularios.
9. PRIMITIVISMO, CORRESPONSABILIDAD Y CODEPENDENCIA
Se apunta la posibilidad de una vuelta a las tecnologías primitivas debido a la falta de
recursos, lo que podría derivar en un desenlace tipo El señor de las moscas. Se señala la
necesidad de desarrollar nuevos ingenios (como la generación de energía mediante el uso
de bicicletas). Se presenta la situación como un buen momento para revisar las prioridades y
replantear la relación con el pasado. El desafío pasa por aprender de estos 200 años de
“ficción eléctrica” que hemos vivido para inventarnos otros modos de instalación en el medio,
basados en una nueva corresponsabilidad o codependencia, donde “sacar fuerza de la
flaqueza” signifique compartir debilidades, incapacidades y disfuncionalidades para ser más
fuertes.
10. ALIANZAS ENERGÉTICAS Y NEGOCIACIONES ENTRE AGENTES
Se plantea la estrategia de la negociación entre instituciones como una vía para consolidar
alianzas entre agentes. Por ejemplo, el Museo del Prado podría pedir luz a la Cuartel General
del Ejército de Tierra, replicando, a otra escala, aquel modelo precario donde la gente que no
la podía pagar, se enganchaba a la luz. Más allá de la dimensión práctica, se alude a esta
estrategia como una oportunidad para generar redes de solidaridad y otros modos de
entender la redistribución de recursos y las inteligencias colectivas, basados en la
interdependencia y en compartir y pactar las debilidades. En la misma línea, se mencionan
los “bancos de energía” para asegurar la producción y la preservación del arte y como un
modo de establecer un periodo de transición hacia otros posibles modelos.
11. DISPOSITIVOS DE EMANCIPACIÓN Y DE PREPARACIÓN PARA LA AUTONOMÍA
DE LOS/AS CIUDADANOS/AS
Se señala que las reivindicaciones de autonomía planteadas en la sesión (autonomía física,
sexual, identitaria, etc.) en realidad son programas modernos. Lo que vincula al museo con
la escuela es, precisamente, su condición como escenario donde se crean las condiciones
para que los/as ciudadanos/as puedan desarrollarse para adquirir dicha condición de
autonomía (que no independencia) la cual nunca viene dada de por sí, así como para la toma
de conciencia de que solamente se puede ser uno mismo en comunidad. Los museos, las
escuelas o las bibliotecas son espacios para la emancipación. Se objeta que, pese a defender
una visión universalista, tras el concepto emancipatorio moderno se esconde un programa
excluyente que no atiende a todos los cuerpos y conductas por igual, relegando ciertos
sujetos a los márgenes del discurso ilustrado.
12. MAYORES, COLECTIVOS VULNERABLES Y CULTURA REPRO-CÉNTRICA
Se critica que muchas de las propuestas expuestas se focalicen en los niños, como núcleo
del problema. Se citan algunos autores queer que señalan la recurrente resolución de los
contextos de crisis (y, en concreto, de las crisis ecológicas) a partir de fórmulas centradas “en
el bien de los niños” o “en el futuro de nuestros hijos”. Dichas posiciones, en el fondo, no
hacen sino privilegiar posiciones repro-céntricas, a menudo formuladas desde una cultura
patrialcal, bajo imágenes de futuro basadas en una unidad familiar heteronormativa. Se
señala la necesidad de identificar, aparte de a los niños como sujetos políticos, a otros
colectivos vulnerables, como las personas mayores que se ven enormemente afectadas en
este tipo de crisis, así como de desarrollar fórmulas de empatía hacia los otros no-presentes
(lo pasado y lo por-venir)
13. LA CONDICIÓN PRE-ENERGÉTICA DEL MUSEO Y LA VISIÓN EUROCÉNTRICA
Se recuerda la condición pre-energética del museo. Los museos del siglo XVIII contaban con
hogueras. La dependencia de la electricidad y de otras formas de energía del museo y del
centro de arte es relativamente reciente. Antes no suponía un impedimento para el desarrollo
de actividades culturales. La humanidad ha vivido prácticamente toda su historia sin
electricidad y ha vivido razonablemente bien. De hecho, en este mismo momento hay miles
de millones de personas en el planeta que no disponen de electricidad ni agua corriente.
Quizá la propia identificación de esta situación como un estado crítico no sea más que un
ejercicio narcisista y eurocéntrico, una reacción temerosa ante el inminente colapso de una
civilización y de un sistema económico. Pero, a la vez, se identifica esta condición con una
oportunidad para ensayar el decrecimiento y a una cultura “pre-ilustrada” que, inevitablemente
tendría que ser revisada para no caer en los mismos errores históricos. Se señala que la crisis
ecológica y los desafíos en la distribución energética no pueden ser desvinculados de las
controversias asociadas a la distribución de la riqueza. La pobreza energética es un ejemplo
de esto mismo.
14. REDES
Pese a que la limitación energética potencialmente derivará en un recorte de las redes de
comunicación, a la vez, también podrá ser una oportunidad para poner en práctica estrategias
para el desarrollo y la consolidación de otro tipo de redes, como las como redes vecinales o
las de solidaridad, que se ya están poniendo en práctica en otros ámbitos.
15. RELATOS ALTERNATIVOS A LA EDU-CASTRACIÓN Y LA AÑORANZA POR UN
MUNDO PERDIDO
Se identifica la educación como un programa no sólo para deconstruir la “edu-castración”,
sino también para afrontar la “edu-frustración” provocada por la conciencia de la pérdida de
un mundo opulento. En lugar de lamentarse por la imagen de un universo que se desvanece,
la pedagogía ha de ser comprendida como un marco para activar la “edu-imaginación”, para
imaginar modos de construir otras formas de vida y otras maneras de estar en el mundo. El
reto pasa por, a la vez que se trabaja en desactivar ciertos relatos que tienden al “edufascismo”. al “eco-fascismo” o a la lucha por los recursos, generar otros relatos constituyentes
de manera compartida.
16. CULTURA ORAL
Se plantea la necesidad de evaluar la cultura oral como un modo alternativo a la cultura de
archivo y registro. En este escenario, los museos pasarían a ser ámbitos para la oralidad y el
relato. Quizá, así, se produzca un debilitamiento de la verdad entendida en un sentido
metafísico, como hecho absoluto y pueda ser comprendido como una labor plural y
compartida. Puede que, de esta manera, se desarrollen otras facultades sensoriales (quizá
ahora reprimidas por los dispositivos de alta tecnología). Se apela al entrenamiento de la
telepatía como un modo de tecnología altamente ecológico que entrena la imaginación y
genera otras ficciones.
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