politica exterior y diplomacia de los patriotas

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POLITICA EXTERIOR
Y DIPLOMACIA
DE LOS PATRIOTAS
EN EL EXILIO. 1815-1819
Fermín Toro Jiménez
El título de este trabajo se presta a críticas que a nuestro juicio serían
fundadas, si partiéramos de la premisa ortodoxa de que sólo una organización
compleja y compacta como es el Estado podría tener una política exterior y una
diplomacia como forma de expresión real de sus objetivos. No obstante,
distintas razones nos mueven a preservar el título. Una razón consiste en que a
pesar de la desaparición de la Segunda República, oligárquica es decir del
Estado de Occidente y del Estado de Oriente y el reestablecimiento del poder
de la metrópoli española sobre las colonias sublevadas de Venezuela y la
Nueva Granada en 1815, subsiste, en el exilio, la vanguardia política del
movimiento de independencia en su voluntad de continuar la lucha por la
liberación del yugo colonial. La dispersión inicial de la dirigencia rebelde que
genera la diáspora a la caída de la plaza fuerte de Cartagena de Indias y del
Estado independiente que allí tenía su asiento territorial, es superada en el
breve lapso de meses. La elite patriota se rehace, adquiere nueva consistencia
y define otra vez las tareas que exige el objetivo de autodeterminación. Una
parte de dicha elite se aglutina en Haití y la otra forma centro de vida y
actividad en los Estados Unidos de Norteamérica. Ambos grupos se conectan
por igual con patriotas hispanoamericanos de otras latitudes haciendo de la
revolución anticolonial un proceso continental. Por otra parte, a pesar de sus
divergencias que culminan en diferentes organizaciones políticas autónomas
que conciben distintos proyectos de liberación del dominio español.
Otra razón para justificar el título es poder construir una valoración
particular del proceso liberador en este período en el cual se produce un
cambio que llamamos un "giro copernicano" en la conducta del movimiento
emancipador hacia el mundo circundante. Quienes dirigieron la segunda
República, derrotados momentáneamente por una política exterior incorrecta
supieron asimilar entre 1815 y 1819 la experiencia negativa de los errores
cometidos. De allí se traza un nuevo rumbo que en su ejecución favorece la
ampliación de la base socio-política del fracasado ensayo republicano, la unión
de las fuerzas progresistas y radicales y lo que es relevante como factor
internacional, el descubrimiento y aprovechamiento de los recursos hasta el
momento ignorados y desaprovechados que se ofrecían a la Revolución en la
cuenca del Caribe y el encuentro de patriotas hispanoamericanos de todas las
latitudes en su primera conjunción solidaria.
El punto de partida cronológico del período es la caída de Cartagena de
Indias en manos de las fuerzas del General Pablo Morillo y la huida de los jefes
de los Estados de Occidente y Oriente, Simón Bolívar y Santiago Mariño, uno
hacia Jamaica, el otro hacia Haití, a mediados de 1815. Aun cuando dichos
Estados habían sucumbido a las fuerzas de José Tomás Boyes a fines de
1814, subsistió todavía hasta el año siguiente el Estado de Cartagena como
último reducto organizado de la revolución en Tierra Firme. El punto
cronológico final del trabajo lo hemos situado en el momento de la creación de
la República de Colombia en 1819 en Angostura, una vez que cambios
sustanciales habían favorecido la integración del movimiento emancipador
venezolano y neogranadino hicieron posible la construcción de un nuevo
Estado. Ellos fueron, entre otros, el traslado del centro de operaciones militares
a Guayana donde fue fácil aglutinar por la proximidad geográfica llaneros de
Apure, Guárico y Casanare fermentados ya en la causa común de la
insurrección, la tradición colonial de comunicación y conexión de las provincias
de Oriente con la Nueva Granada por el sistema Orinoco, Apure, Meta y
Arauca; los recursos materiales de Guayana y, finalmente, la ayuda exterior
británica. En el lapso que transcurre entre las dos fechas indicadas si
atendernos al punto de vista estricto de la política exterior y de su instrumento
la diplomacia hay tres momentos y dos coyunturas en las cuales debemos
detenernos. Los momentos son la estancia en Jamaica del Libertador, la
experiencia de los exiliados en Estados Unidos y en Haití, respectivamente y la
fugaz pero significativa reaparición de la Primera República oligárquica o
Estado de Occidente en Cariaco en 1817. Los acontecimientos señalados
definen la coyuntura de 1815 a 1817. A partir de esta fecha el proceso
acelerado de creación de un poder político y militar nuevo en Guayana, define
la coyuntura de 1817 a 1819.
SISTEMA INTERNACIONAL EUROPEO 1815-1819
Los acontecimiento fundamentales, desde mediados de 1815 hasta
principios de 1819 son en el escenario de fuerza de las relaciones
internacionales europeas, el "status" territorial construido por el Congreso de
Viena y el "status" político nacido de las alianzas que precedieron a dicho
arreglo general de paz, a saber: la Cuádruple Alianza de Gran Bretaña, Rusia,
Prusia y Austria y las potencias menores, de carácter antinapoleónica y
antifrancesa y la Triple alianza entre Rusia, Prusia y Austria llamada también
Santa Alianza, de carácter antiliberal y de acento anti-británico. Ambos
estatutos, el territorial y el político propiamente dicho, tienden a resolver las
contradicciones fundamentales y secundarias que son las coordenadas de los
nuevos tiempos. La primera de ellas consiste en el enfrentamiento políticomilitar de la Francia napoleónica, liberal y la Inglaterra también liberal en el
continente europeo, conflicto entre el capital premonopolista por la supremacía
económica en Europa y forcejeo internacional por la hegemonía política donde
Prusia y Austria juegan el papel de satélites británicos y Rusia el de una fuerza
todavía en proceso de definición. Contradicción política que se remonta al siglo
XVIII, y se resuelve, en primer lugar con la derrota del poder militar francés.
Más tarde se consolida con la Cuádruple Alianza de Chaumont que se
constituye una camisa de fuerza al poder militar francés. En lo económico, se
traduce en la liquidación del Bloqueo continental y el libre acceso al continente
del excedente de manufactura británica y los productos naturales y materias
primas de la periferia colonial de Inglaterra que en la Europa continental tienen
su mercado natural. La segunda contradicción consiste en el enfrentamiento
entre Rusia y la Gran Bretaña, por la hegemonía política en Europa, que
anuncia la nueva arquitectura política del siglo XIX. Contradicción aún amorfa y
embrionaria que había de tomar cuerpo a mediados del siglo y que a los ojos
de los estadistas del continente no es todavía perceptible pues está
obscurecida y desdibujada como visión y cálculo consciente por la oposición
militante entre el imperio austríaco de Metternich y la Rusia de Alejandro I. Sin
embargo, se trata de un desafío real que plantea a la Gran Bretaña el poder
feudal-militar ruso cuya voracidad por las tierras productivas de cereales de la
Europa del este todavía bajo el dominio otomano se enfrenta a los núcleos de
producción capitalista y el irredentismo liberal de las burguesías comerciales y
fabriles de la Europa oriental corresponsales de los centros de importación y
exportación de la City de Londres y al poderío, decadente, pero poderío al fin
del Imperio Otomano. Este último, a la sombra del poder naval y comercial de
Inglaterra en el Mediterráneo Oriental, cierra el paso a la potencia rusa hacia
Occidente a través de los Estrechos y los Banatos y Kanatos de la península
balcánica.
Pero en términos concretos, la lucha por la preponderancia se
materializa en la alianza de Inglaterra, Austria y Francia de 3 de enero de 1815,
constelación de adversarios que se opone a la Santa Alianza.
LA COYUNTURA DE 1815 A 1818
El hilo de la trama internacional es el renacimiento del "Pacto de Familia"
borbónico entre Francia y España y el acercamiento de Rusia a Francia con el
propósito de hacer contrapeso y neutralizar la alianza Franco-anglo-austríaca
de 3 de enero de 1815. La aproximación se desarrolla a través del General
Pozzo di Borgo representante ruso en la Conferencia de Embajadores que
maneja como un secreto a voces la carta de la "combinación borbónica- y
mediante el Embajador Tatistchev, en Madrid de quien se dice celebró a fines
de 1816 un tratado secreto con el gobierno de Fernando VIII. Dicho convenio
pautaba que a cambio de una ayuda militar para restablecer la autoridad
hispánica en América, (que en líneas generales ya había sido restaurada a
fines de 1815) Rusia obtendría la isla de Menorca. No obstante, sin poder naval
y restablecida la autoridad española en América, el ofrecimiento ruso parecía
carente de toda seriedad significando para la política española del absolutismo
restaurado apenas un factor de endurecimiento de su posición irreductible en el
trato de la sublevación americana. Hacia esta negociación diplomática se
inclina la Corte española ante la ambigua faz británica, cuya actitud ante el
proceso de reconquista del poder español en Hispanoamérica no excede el
simple dejar hacer, sin tomar iniciativa alguna que pueda interpretarse como un
abandono de su posición de observadora.
La garantía de la conexión rusa con el gobierno de Luís XVIII es el
relevo de Talleyrand, a quien se califica de anglófilo y la designación como
sucesor de éste al Duque de Richelieu, quien venía de ser Gobernador de
Odessa.
El surgimiento del fantasma del pasado con el "Pacto de Familia
borbónico" a dos años apenas de la derrota francesa en España por el cuerpo
expedicionario británico y la insurrección española, había hecho que la Gran
Bretaña realizara el acuerdo celebrado el 5 de julio de 1814 con Fernando VIII
por el cual España asumía el compromiso de no entrar en ningún juego político
que pudiera afectar su independencia o afectar los intereses británicos.
De modo que por un lado, con el acercamiento hispano-ruso, una pieza
de la dinámica antibritánica del poder de Alejandro I y por otro lado la política
británica de control sobre la Corona española conduciría a afirmar que si bien
España carecía de una fuerza naval estratégica para sofocar la insurgencia
americana y no podía obtenerla ni de Inglaterra ni de Rusia que carecía de
poder naval, readquirió en este momento cierto poder derivado del ámbito de
maniobra que le permite la contradicción entre Rusia e Inglaterra, por lo menos
hasta el Congreso de Aquisgrán.
LA COYUNTURA DE 1818 A 1819
Obtenida en el Congreso de Aquisgrán la evacuación anticipada del
territorio francés por parte de los ejércitos coaligados y decidida la
incorporación de Francia a la antigua tetraquía del Congreso de Viena, a pesar
de la limitación que acarrea la red de las alianzas anti napoleónicas, y el
financiamiento de la City de Londres para el pago de las indemnizaciones de
guerra, los Barlones franceses se alejan de la conexión rusa y se acomodan
con la Gran Bretaña, lo mismo que España. De este modo declina la presencia
de Rusia se desvanece así para Inglaterra el temor la ofensiva rusa hacia
Europa occidental, motivo principal que la ha hecho ofrecer a España toda su
tolerancia
hacia
la
actuaciones
militares
españolas
en
Tierra
Firme
hispanoamericana y la tradicional indiferencia ante las peticiones de los
patriotas americanos. Ante el repliegue ruso y el acercamiento de Francia, la
política inglesa de protección y apoyo a su comercio puede ahora desarrollarse
sin temor alguno sobre el continente.
SISTEMA INTERNACIONAL MUNDIAL
El balance que impone el desarrollo desigual del capitalismo impetuoso y
creciente en la Gran Bretaña y de ritmo menor acelerado en los confines de la
Rusia zarista, determina la ubicación de los centros máximos del poder en la
dimensión global. No obstante, la fricción entre ambos no será por el momento
en Europa donde en Austria, Prusia y Francia son de alguna manera lo
suficientemente poderosas para contener y mediatizar el progreso del avance
ruso hacia Occidente. Las tensiones tienen sus puntos focales en los Estrechos
y en su debilitado guardián el Imperio Otomano, así como en el norte del
continente americano donde Rusia se hace presente en Alaska.
Las pretensiones de Rusia como potencia mundial, soberana de los
ejércitos del continente, se enfrentan políticamente a la Inglaterra todopoderosa
en el mar. En 1812 durante el conflicto anglo-norteamericano el Zar trató de
hacerse sentir inútilmente en una escala mundial ofreciendo una mediación
cuyo propósito inconfesado era lograr a través de la paz un arreglo colectivo
que pudiera disminuir o neutralizar la hegemonía global británica. Fracasado en
este intento trató luego en abril de 1816 de lograr entre los aliados un acuerdo
de desarme cuya mira era enfrentar la supremacía británica y debilitarla
mediante una limitación de sus derechos marítimos y de disminuirla en el
número de sus unidades navales.
Sin resultado tampoco esta gestión, Rusia trató de atraer a Francia,
España y los Estados Unidos a sus manejos sin haber podido de este modo
contrarrestar la política inglesa. Su último recurso consistió en hacer de la
Santa Alianza un instrumento de política mundial. Ofreció en esta perspectiva
sus servicios a Fernando Séptimo a fines de noviembre de 1816, para
recuperar sus colonias rebeldes en América a cambio de la Isla de Menorca, lo
que nunca trascendió la etapa de los proyectos frustrados por un creciente
entendimiento de la Gran Bretaña con Francia y las dos al unísono con
España. Proceso que culmina con un acuerdo entre las dos primeras para la
repartición de esferas de influencia. Por su parte, la Gran Bretaña se propone
mantener al imperio Otomano como portero del Mar Negro que garantiza el
encierro de Rusia en sus fronteras. En el continente americano logra un
acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos en 1818 para reservarse
conjuntamente las regiones costeras al norte del paralelo 42 poniendo límites
así a la expansión rusa desde Alaska. En resumen, en el enfrentamiento
anglorruso la Rusia de Alejandro I carece todavía del poder necesario para
hacer sentir su presencia en el hemisferio occidental. Ante ella, Inglaterra
secundada por una Francia que hace de segundo violín, una España protegida
de ambos y los Estados Unidos, forman una entente impenetrable e indisoluble.
EL SISTEMA POLITICO VENEZOLANO, COYUNTURA 1815-1817
Referirnos al sistema político venezolano implica aceptar una premisa
discutible; por cuanto se alude a un conjunto de fuerzas socio-políticas que
operan fuera de su base de sustentación existencial no obstante, la adoptamos
con la explicación de que aludimos al proceso particular de independencia
venezolano que a estas alturas se ha desplegado en su universalidad
conjuntamente con los proyectos de liberación protonacionales y en su
profundidad por la riqueza y diversidad de sus fuerzas sociales y calidad de
liderazgo. Líderes y vanguardias políticas hasta el momento aisladas que
desde todas las latitudes se reconocen en las encrucijadas del Caribe y de
Europa en la hermandad de la misma causa común americana por la infeliz
pero momentánea circunstancia del reflujo revolucionario y la reimplantación
momentánea de las viejas ataduras. De esta confluencia renace la
contradicción potenciada central entre colonia versus independencia, mientras
las secundarias que se suscitan entre las dirigencias se les pone sordina
aplacadas de momento ante el enemigo común de la monarquía restaurada de
Fernando Séptimo. En el exilio, en Jamaica, Ceuta, Baltimore, Nueva Orleans,
Puerto Príncipe, Jacmel, Curazao, la fusión de las lealtades fortalece el poder
de la Revolución en la tarea de encontrar de nuevo la eficacia al proceso
emancipador. En medio de la confusión que genera el exilio caribeño y la Tierra
Firme en posesión del Pacificador, se producen los cambios que aparejan el
nuevo movimiento todavía no percibido en contenido y dirección. La realidad
objetiva y descarnada que se ofrece a los patriotas en las Antillas es que la
insurrección está de nuevo en el nadir de su reflujo. Fracaso, derrota v pérdida
son las realidades que traducen frustración y decepción como primeras ideas
dominantes. Testimonio de ello es la experiencia de Simón Bolívar en Jamaica:
privación económica, desconocimiento de su liderazgo, negativa del Duque de
Manchester a facilitar un viaje a Londres y, finalmente, riesgo inminente de
muerte en la tentativa de los asesinos. La contrapartida mientras no maduran
las condiciones para renovar la empresa es el estudio de reflexión y la fantasía
revolucionaria en la duermevela de los sueños. A falta de acción, es el tiempo
de madurar el futuro en conjeturas premonitorias .Es la Carta de Jamaica.
Importantes contradicciones que remontan el pasado colonial y que
hacen eclosión en 1810, comienzan a resolverse en esta turbulenta y caótica
coyuntura; pero además, nuevas contradicciones se perfilan al calor de la
solución de las anteriores. Entre ellas el conflicto entre independencia versus
dependencia tiene como intracuerpo principal del proceso aún no revelado, que
persiste hasta nuestros días el enfrentamiento de dos proyectos políticos
republicanos de naturaleza antagónica que adquieren consistencia en el
período. Sin embargo, comencemos por los antagonismos heredados.
La primera contradicción, existe en el seno mismo de la elite dirigente de
la casta dominante del régimen esclavista colonial de las provincias de
Occidente. Se produce entre los que han aceptado la autonomía, como opción
coyuntural y provisional a falta de la Monarquía, para colmar el vacío de poder
local y como rechazo a la presencia invasora de la Francia Napoleónica y
revolucionaria en España. Derrotado Napoleón y presente la Expedición
Pacificadora de Morillo en las provincias de Venezuela y la Nueva Granada,
que restablece el régimen colonial de los Borbones españoles, el segmento de
los realistas resignados y republicanos a la fuerza no vacilan en jurar
nuevamente fidelidad al Antiguo Régimen y recuperar a cambio de su lealtad
privilegios y mayorazgos sociales, y posiciones de gobierno y burocráticas en la
sociedad colonial restaurada. El restablecimiento de sus fueros y mercedes
tendrá para ellos además, la función de resarcirles de la enconada y destructiva
acción de la guerra social que los Antoñanzas, Cerveris y Boves desataron
contra sus propiedades y su seguridad personal durante los convulsos años de
1813 y 1814. El pueblo de los esclavos, de los pardos y mulatos es su enemigo
y sobre él vuelven a instalar su hegemonía en 1815, apoyados en los húsares
de Barbastro, Valencey, Burgos y de la Reina. Frente a este grupo, formando
otro segmento diferenciado del mismo estamento aristocrático están los que
para 1810 habían madurado en su conciencia política con un proyecto de
independencia irreversible en la afirmación de una soberanía nacional
incipiente, aprovechando el vacío de poder colonial para instalar por vía de
golpe de Estado un ensayo republicano. Proyecto fundado en la concepción
todavía indiferenciada entre dos componentes; a saber: una sociedad virreinal
sustentada en el concurso larvario de los pueblos de las Provincias del
Occidente de Venezuela y de la Nueva Granada y una nacionalidad puramente
limitada a las Provincias del Oriente de Venezuela. Embriones de una
contradicción que se desarrollará más tarde con todas sus secuelas políticas.
El momento es crucial y definitivo, pues en la oportunidad en que es
abatido por segunda vez, el ensayo republicano, desterrados sus líderes y
confiscadas sus propiedades en territorio venezolano, se desata el nudo de la
divergencia. El segundo grupo reafirma su voluntad de lucha, su visión y su
proyecto político de autodeterminación frente al primero de su mismo origen
social que nunca ha superado un tibio compromiso de circunstancia. Deslinde
que tendrá entre otras consecuencias, un cambio cualitativo que se expresará
en lo interno en la incorporación de las masas venezolanas y neogranadinas al
proceso político de emancipación y a la guerra contra la dependencia y en lo
externo en la internacionalización latinoamericana del conflicto.
No obstante, dentro de este grupo decidido que reafirma su propósito de
continuar por la causa de la liberación de la tutela de España también existen
contradicciones profundas e irreconciliables, aunque todavía no aparentes. La
principal de ellas que se remonta a 1810 es la oposición entre dos proyectos
políticos que concibe cada segmento de esa elite. Uno de ellos es el proyecto
de Estado que se pretende construir sobre la base geográfica del ámbito
reducido de lo que era la Provincia de Caracas o de Venezuela en los límites
coloniales, enclavado en la región Centro Costera del país que cuenta con la
adhesión de las oligarquías provinciales de Mérida y Barinas, con base
económica en las relaciones de producción esclavistas y de estructura social
estamental y castoide de la sociedad colonial. Tiene como estructura ideológica
la Primera República francesa de 1794 obra de los Girondinos y como
expresión
política
concreta
el
modelo
constitucional
aristocrático
norteamericano de 1776, confusamente estigmatizado por las manipulaciones
imperiales británicas. Este proyecto fue posiblemente inducido por el Gabinete
de Londres y su existencia precaria fue asegurada por la protección militar y
naval de la Gran Bretaña desde sus bases caribeñas. Esta organización
política tiene asignado un rol dentro de la división internacional del trabajo
impuesta por el capitalismo manufacturero en desarrollo en la Gran Bretaña:
proveedor de productos agrícolas e importador de manufacturas británicas. Es
el Estado que representa el ensayo republicano de 1810 cuya paternidad
incumbe a la casta de los terratenientes criollos y de la Provincia de Caracas o
Venezuela de Mérida y Barinas, Estado venezolano esclavista y dependiente
de los intereses británicos trasunto en América meridional del Estado de la
aristocracia esclavista dominante de las Trece Provincias norteamericanas
relativamente dependiente de la Gran Bretaña. Este proyecto, alimentado por
los intereses del Imperio británico sucumbe momentáneamente en 1812 para
reaparecer con rasgos de mayor nitidez filobritánica una vez más en el
escenario venezolano en mayo de 1817 con el despectivo nombre que le ha
dado la historiografía tradicional de "Congreso de Cariaco" considerado con
razón pero sin explicación satisfactoria hasta el momento como una disidencia
bolivariana. La breve pero sustantiva historia que en esta ocasión culmina en la
resurrecta República Federal de 1811, huérfana de sustentación socio-política
local, permiten distinguir con mayor claridad la mano invisible de la Gran
Bretaña que la conducía o controlaba desde 1810. El Canónigo José Cortés de
Madariaga, liberado de la prisión de Ceuta junto con Juan Germán Roscio,
Francisco Iznardy y otros, por influencia del Gabinete británico y posiblemente
también de la benevolencia o interés específico de liberales españoles
proingleses es enviado desde Jamaica por el Gobernador de la isla con la
promesa de que el reconocimiento de Inglaterra a un poder independiente en
Venezuela exige la reconstitución de un Estado. Es así como la República
Federal de Cariaco repite la implantación del orden de la Primera República
como en Protectorado de la Gran Bretaña esta vez con abrumadora evidencia
ha sustentado en lo interno por la contradicción regional entre orientales y
occidentales y la contradicción entre las dirigencias criollas conservadoras y
radicales. Su debilidad socio-política como proyecto inducido desde el exterior
y asediado por la acción militar española hace de ella una realidad más efímera
que la de su antecesora. Transcurren apenas cuatro meses desde que se
reúne en Cariaco el Congresillo Constituyente hasta que las españolas al
mando del General Canterac penetran en tierras orientales y dan al traste con
el endeble aparato de poder "independiente". Frente al provecto de Estado
descrito se gesta su contrario. A medida que se tejen los vínculos entre
patriotas venezolanos y neogranadinos nace el proyecto de Colombia como
Estado multinacional, cuyo asiento será el Virreinato en sus confines
territoriales en su infraestructura político-administrativa, en sus recursos
naturales y relaciones de producción precapitalistas y capitalistas incipientes y
una población de hombres libres de los llanos y de esclavos liberados que se
comprometen con la libertad y la igualdad. Su paternidad corresponde al ala
radical de los terratenientes, renunciante al esclavismo su composición
ideológica es un híbrido de la República Jacobina francesa y de la monarquía
británica y su expresión política es la Constitución de Angostura de 1819. Tiene
como antecedentes el Pacto de Confederación venezolano-neogranadino de
1810, los vínculos creados en los años 13 y 14, el entendimiento de orientales
y occidentales en Santa Ana del Norte de 1816 y el Consejo de Estado creado
en 1818 durante las pausas de la contienda que se hace posible por base
material que forma el incremento decisivo de la presencia y la ayuda británica
la incorporación de las masas de hombres libres de los llanos. Es decir su
aparición súbita en Angostura en 1819 no es obra de magia del Libertador,
como ha dejado sentir la historiografía tradicional sino el resultado de un
proceso histórico.
La segunda contradicción no antagónica que se vislumbra en su
desarrollo, todavía no resuelta es la que opone a los dirigentes patriotas de
Oriente y, la aristocracia territorial patriota de occidente y neogranadinos,
materializado entre 1813 y 1814 con la implantación de dos Estados regionales
en el territorio de las Provincias de Venezuela. Este antagonismo persiste a
pesar de la histórica reunión y declaración de Simón Bolívar y Santiago Mariño
en Santa Ana del Norte en 1816 al desembarcar en tierra neoespartana
procedentes de Haití para aportar al propósito de un Estado y Nación única e
indivisible, cuyo centro de gravitación e irradiación es la Nación oriental. Nación
que Bolívar, a partir de 1817 parece haber reconocido finalmente como
residencia legítima de la Revolución anticolonial y nacional. Evidentemente
fehaciente de ello es que tanto la primera como la segunda expedición de Los
Cayos tiene como objetivo la tierra oriental que ofrece los ingentes recursos de
los llanos de Maturín, y la rebeldía indoblegable de las masas de hombres de
Oriente. Del Río Unare hacia el Oeste existe otro mundo separado por el
accidente fluvial, que los colonizadores españoles ya habían equiparado a los
Pirineos. Desde Occidente hasta esa línea divisoria España es soberana. A ella
vuelve a estar sometido todo el territorio de las Provincias occidentales desde
Caracas hasta la Sabana de Santa Fe por los Andes, llegando a Cartagena por
la costa. Sin embargo, ya hemos dicho que la contradicción no está resuelta
totalmente. Simón Bolívar todavía fascinado por los espejismos de los
proyectos fracasados se infiltra inconsulta y temerariamente en territorio
enemigo desde Ocumare de la Costa en 1816, y pretende luego avanzar hacia
Clarines desde Barcelona en 1817, en ambos casos con el propósito de
capturar de nuevo a Caracas. La derrota a manos de los realistas en ambos
intentos parece invitarlo a reflexionar sobre otros rumbos nuevos tierra adentro
donde ya existe un núcleo de tierra liberada, a partir del cual es posible diseñar
un viaje estratégico. A otros niveles de la sociedad venezolana se suman dos
contradicciones antagónicas de aguda intensidad, que han aparecido unas a
partir de 1811 con la rebelión de los esclavos de Barlovento y otros a partir de
1813 con la insurrección general de los pardos bajo la jefatura de Boves
aminoran su tensión. Una es la contradicción entre el estamento dominante de
la aristocracia territorial patriota y los pardos signada por la pretensión de
igualdad, que pierde vigor porque estos últimos perciben ya distintamente el
segmento radical e igualitario de la aristocracia territorial que dirige Simón
Bolívar y sus allegados, que les abre acceso y no sólo a su participación en el
movimiento de independencia sino a optar incluso a la condición de
protagonistas; a esto se agrega que restablecido el poder colonial se quebranta
la alianza de los pardos con los peninsulares, pues con la actuación de
gobierno de Morillo se restablece la vieja conexión entre españoles y la
aristocracia oligárquica esclavista que ha jurado fidelidad a la monarquía y con
ella reina de nuevo el orden social opresivo de las castas; por último facilita
también la incorporación aluvional de los pardos al proceso emancipador la
experiencia reciente de mulatos haitianos en las filas republicanas. La otra
contradicción que tiende a resolverse es la que opone a los libres de los
esclavos que se plantea entre la aristocracia territorial patriota y los esclavos,
que se plantea entre la aristocracia oligárquica territorial la cual permanece
idéntica; y entre las pardos libres que forman los estratos medios urbanos y
rurales y los esclavos. A ello contribuye la presencia de los haitianos en el
ejército que desembarca de Los Cayos, la promesa cumplida por el Libertador
de dar la libertad absoluta a los esclavos por Decreto de 2 de junio de 1816 y la
confirmación de la esclavitud por parte de las nuevas autoridades de la Corona
consumada la "pacificación" de Tierra Firme, que permite a los esclavos
discernir como aliado al segmento patriota libertario de la aristocracia territorial.
Una nueva contradicción que contiene elementos antagónicos y
conciliables se produce entre la elite cívico-militar anticolonial como efecto de la
derrota del movimiento de independencia en 1815. Se manifiesta en Haití en
1816, cuando un grupo de exiliados desconoce la jefatura de Bolívar y Mariño y
se opone a los planes concertados por éstos para invadir las Provincias de
Oriente. El sector más conservador de dicha elite la aristocracia territorial
oligárquica y algunos patriotas todavía no desarrollados repudiados por la
acción concertada del poder español y el repudio de las masas parece haber
perdido la fe en un nuevo intento de invasión directa de la América meridional.
Las ideas que parecen sustentar, por el contrario, es la liberación previa del
Virreinato de México, la Isla de Cuba y las Floridas Oriental y Occidental. En
este propósito creen contar con mayores posibilidades para preservar su
hegemonía social tales como alianzas con otras oligarquías territoriales del
continente y aventureros de otras latitudes cuya participación en la lucha no
podría poner en peligro la dirección y contenido del proceso anticolonial. Nos
referimos a Pedro Gual, Mariano Montilla, José Rafael Revenga, Juan Paz del
Castillo, Telésforo Orea y Juan Germán Roscio de Venezuela, Manuel Torres
de Cartagena, Vicente Pazos de Buenos Aires, Miguel Santamaría, José
Servando de Mier y Noriega de México, José Miguel Carrera de Chile. Desde
los Estados Unidos, operando en Baltimore, Philadelphia, Nueva York y Nueva
Orleans se plantean una invasión a México como objetivo prioritario en la
estrategia de liberación del coloniaje hispano bajo el liderazgo de un español
liberal republicano como José Álvarez Toledo o Francisco Javier de Mina. A
juicio de ellos, sin la liberación de México de la dominación española no habría
posibilidad de liberar la América meridional. La existencia del Congreso y
Ejecutivo Mexicano, formas de organización semejante a las instituciones
oligárquicas de la Primera República y la percepción de un supuesto estado
avanzado de conciencia política en México, parecen haber sido factores
determinantes en la decisión. Pero, en realidad para este grupo rebelde la
liberación Virreinato era posible por varias razones, a saber: la derrota de los
movimientos de independencia y de cambio social más radicales, consumados
en territorio mexicano con la muerte de Morelos en 1815, restablecen la
hegemonía de la aristocracia oligárquica mexicana con la cual es posible
entenderse; la posibilidad de obtener ayuda y suministro logístico desde
territorio de los Estados Unidos, donde no faltaban sectores prominentes del
gobierno norteamericano interesados en la expansión hacia el Sur y el Este, a
expensas de las colonias hispanas de México y las Floridas; la posibilidad de
obtener
ayuda
francesa
desde
Nueva
Orleans,
donde
menudeaban
aventureros fieles a la Revolución Francesa y a los Bonaparte; igualmente, se
presenta como tentadora la posibilidad de un apoyo británico que en el caso de
Francisco Javier de Mina parece haber sido un factor decisivo así mismo, la
abundancia de recursos económicos que ofrecían las arcas virreinales de
México. A esta concepción de la lucha anticolonial se sumaban como
partidarios los emigrados de todas las colonias hispanas en el continente con
excepción de Cuba y Puerto Rico y a pesar de su tendencia conservadora
contribuye
a
la
fragua
de
la
unidad
continental
en
la
revolución
hispanoamericana de independencia.
Frente
a
esta
concepción
clasista,
aristocrático-oligárquica
y
europeizante de independencia del yugo colonial, se desarrolla una concepción
poli-clasista hispanoamericanista, progresista y antifeudal de la liberación de
Venezuela y la Nueva Granada, con la expedición dirigida por Simón Bolívar y
Santiago Mariño desde Haití hasta las Provincias de Oriente de Venezuela. Se
trata de disputarle al Cuerpo Expedicionario de Pablo Morillo con grave riesgo
de fracaso, el ascendiente sobre las masas venezolanas en las profundidades
del territorio suramericano, donde la conciencia política permanecía todavía
salvo en las provincias orientales, en niveles atrasados de confusión,
apuntalados por promesas demagógicas de libertad e igualdad social. La
dirección de este movimiento corresponde a Bolívar y Mariño y a él se suman
los expedicionarios de Los Cayos y los patriotas orientales que mantienen la
insurrección en los llanos de Maturín. Dentro de ellos todas maneras se cuelan
sectores de la oligarquía territorial esclavista.
No obstante las diferencias, ambos movimientos tenían en común el
apoyo de un poder naval como necesidad logística y estratégica, que habían
madurado con las experiencias de los primeros años del proceso emancipador.
De la expedición mexicana y de las Floridas el apoyo naval es suministrado por
Luís Aury y su escuadra; en la expedición de Los Cayos el soporte naval es
organizado por la escuadra de Luís Brión. También tuvieron en común la ayuda
material y humana de la República de Haití.
Aún cuando ambos movimientos actúan de manera autónoma en
diferentes teatros de operaciones existen algunas conexiones entre ellos no
dilucidadas del todo. Tal es el caso de la misión diplomática que hace Simón
Bolívar desde Ocumare ante el Congreso Mexicano de Luís Brión, Antonio
Villeret y Samuel D. Forsyth a fines de julio de 1816 que no llega a su destino.
El último acto de hegemonía exclusiva de la aristocracia oligárquica
antes de la fundación de la República de Colombia, consiste en la restauración
de la Primera República en San Felipe de Cariaco el 8 de mayo de 1817 y el
establecimiento fugaz de su capital en La Asunción, Isla de Margarita. Más que
una disidencia bolivariana, más que un acontecimiento intrascendente como ha
querido calificársele tradicionalmente se trata de la misma República Federal
de 1811, de la oligarquía territorial conectada y mediatizada por los intereses
del Imperio británico a saber: José Cortés de Madariaga, Francisco Javier
Maíz, Francisco de Paula Navas, Francisco Javier de Alcalá, Diego Vallenilla,
Diego Antonio Alcalá, Manuel lsaba, Zenón García de Sena, Diego Bautista
Urbaneja, Casiano Bezares y Manuel Maneyro. A ella se suman el recién
llegado Luís Brión y el neogranadino Francisco Antonio Zea. Es posible que
entre este proyecto político y la expedición contemporánea de Francisco Javier
de Mina en México existieran conexiones, es decir que tuvieran una misma
fuente u origen político de filiación anglófila. Oigamos al Canónigo Cortés de
Madariaga exponer a los convocados propósitos que traducen, entre líneas, las
miras británicas.
“...habiendo llegado a entender por conductos respetables de la
mayor excepción aproximarse ya el término de que la América del
Sur aparezca con toda la dignidad que le corresponde a la faz del
mundo culto; se resolvió emprender el penoso viaje que ha traído
a este Continente desde las Islas de Barlovento con el fin de
indicar a sus conciudadanos las especies noticias y favorables
antecedentes que le hacen esperar será Venezuela inclinada en
la común prosperidad del Sur de América dentro del año corriente
y por medio de sus relaciones exteriores una vez que se
constituya del modo que se exige para recobrar el rango primero
de su emancipación restablecido su gobierno y con el orden
doméstico que aleje la anarquía, puede inspirar confianza a las
Naciones magnánimas y filantrópicas interesadas en el bien
general sólido y estable de esta preciosa parte del globo..."
En realidad varios documentos contribuyen a corroborar la intervención
de la Gran Bretaña en este proyecto político. En efecto, el Almirante Brión en
carta dirigida a Simón Bolívar el 25 de abril de 1817 le dice:
“..En ese intervalo llegó cerca de este puerto la corbeta de Su
Majestad Británica "Brazen", trayendo a su bordo el benemérito
ciudadano doctor José Cortés Madariaga que, infatigable y activo
sobre el negocio importante de nuestra emancipación, se ha
venido para instruir a V.E., a mí y a todos los americanos del
estado de seriedad y esperanzas con que se observan y examina
aquella materia en el Gabinete Inglés, con otras noticias
igualmente felices que coinciden al mismo fin de diversos puntos
de la América, de suerte que nuestros esfuerzos deben
redoblarse vigorosamente; y me atrevo a asegurar que esas
bravas y generosas tropas pronto recogerán el fruto de sus
virtuosas y valientes fatigas, y que pocas campañas les restan
que hacer para gozar a la sombra de un gobierno de paz el
premio de tanto valor y sacrificios. Se acerca el momento que en
el pabellón venezolano y los demás de nuestra América van a ser
tremolados en todo el mundo con honor y majestad, y yo me
siento tan lleno de esta idea, como reanimado para el trabajo de
las operaciones navales...”
Igualmente, el propio autor de los hechos, José Cortés de Madariaga,
escribe a Bolívar el mismo día diciéndole:
“...Me tenéis en esta isla desde el 18 con procedencia de Kingston
y escala en Barbado, habiendo en ambos puntos merecido de sus
respetables Almirantes que me brindasen dos buques de guerra
en las travesías de aquellas islas, y para llegar a Margarita en
prosecución de objetos muy importantes conexionados con la
causa de Sud-América y dependientes de mis informaciones,
después de hablar con vos y con nuestro Almirante, a quienes
discurrimos deben encontrarse en Pampatar, depositarios de un
Gobierno provisorio anunciado en vuestras proclamas, y
notificado a los jefes departamentales de la Nación Británica.
Dichas autoridades, de acuerdo conmigo, quisieron que el capitán
Sterling, comandante de la corbeta de S.M.B. Brazen que me ha
conducido aquí, conferenciase con vos y el Almirante, en cuanto
al mejor concierto de nuestras recíprocas relaciones ya
entabladas, dejando a mi cuidado que os comunicase algunas
cosas reservadas que no pueden aventurarse a los riesgos de la
pluma..."
En la sede provisional de La Asunción y en ausencia de dos de los
triunviros Simón Bolívar y Fernando Toro que forman el Poder Ejecutivo, se
constituye éste con Francisco Javier Maíz, Francisco Antonio Zea y José
Cortés de Madariaga el día 9 de mayo de 1817. Fueron designados como
Secretarios de Estado para el Departamento de Guerra con el carácter de
interino Zenón García de Sena y en el Departamento de Relaciones Exteriores
Casiano Bezares. Luís Brión fue confirmado como jefe de la Escuadra y
Santiago Mariño como jefe de los Ejércitos de la República.
A juicio de este último, era un acto de necesidad política de restablecer
el Estado desaparecido en 1812. Dice Santiago Mariño:
“...Nuestra Constitución es tal vez un poco defectuosa como todas
las que se forman en la efervescencia de una repentina libertad.
Pero su restablecimiento era un paso indispensable para mejorar
nuestra institución y recobrar la existencia social. Qué esperanzas
podríamos concebir, ni qué confianza inspirar al mundo político,
sin unidad, ni concierto en nuestras operaciones, sin un centro
común, sin un principio de organización, y de vida, sin un gobierno
en fin que diera vigor, y movimiento al Cuerpo Exánime de la
República?... "
Como es de suponer el novel Estado aparece a la existencia volcado
íntegramente hacia las relaciones exteriores, de las cuales depende su precaria
supervivencia. Es necesario, sin embargo discriminar que dentro de la gente
que propicia y dirige la restauración de la Primera República no rodos son
representantes de la oligarquía territorial esclavista; hay otros todavía
confundidos en el propósito común de la liberación anticolonial, líderes
patriotas progresistas e igualitarios como Santiago Mariño y Luís Brión.
Es importante apuntar que el repudio de Simón Bolívar desde Guayana
al proyecto restaurador de Cariaco no parecería ser una cuestión de
competencia por el liderazgo del proceso emancipador. Pensemos que es
válida la hipótesis que sugiere que dicho repudio representa el nacimiento de
una nueva contradicción en la revolución anticolonial, todavía insuficientemente
estudiada en sus contenidos y desarrollo que consiste en la oposición entre los
líderes patriotas y los planes del neocolonialismo británico que pretenden
desde ahora arropar con su manto de control sobre el movimiento de
independencia para acomodarlo a los designios comerciales y políticos del
capitalismo fabril y financiero premonopolista del Imperio.
LAS RELACIONES EXTERIORES 1815-1817
En este período lo nevedoso y sustancial que señala un cambio cualitativo en
el proceso de independencia es la decisión de abandonar la expectativa
reiterada desde 1810 de obtener una ayuda externa europea para la revolución
que objetiva y reiteradamente le ha sido negada. Ante este mandato de la
realidad, el cambio subjetivo que se impone consiste en volver la mirada sobre
la región circunvecina próxima a nuestro territorio así descubren Bolívar y
Mariño, la existencia de la República de Haití foco de disidencia revolucionaría
cuya diestra extendida se ofrece a quienes luchan por la libertad. Más al norte
resplandece la República Mexicana que también parece ofrecer un nuevo
hogar para los revolucionarios. De este modo un cambio de política exterior se
genera de una percepción objetiva de la realidad y en un cambio de mentalidad
en los líderes que abandonan las barreras estamentales. A partir del momento
el recurso a la generosa ayuda del pueblo haitiano va a ser la plataforma de
lanzamiento de una nueva empresa libertadora que transforma la suerte del
proceso. Este adquiere simultáneamente una nueva base de sustentación
ideológica y política que penetra y se arraiga en las masas de hombres libres y
esclavos que no han hallado en el restablecimiento del sistema colonial,
concluida mediante una severa represión ninguna satisfacción a sus
aspiraciones seculares, sino su exacta reubicación en sus antiguos moldes
socioeconómicos v políticos de subordinación y explotación.
Sin embargo a pesar de lo nuevo, lo viejo subsiste todavía. Como hemos
dicho la contradicción entre Occidente y Oriente se expresa en dos iniciativas
autónomas de política exterior personificadas en las actuaciones individuales
de Simón Bolívar y de Santiago Mariño,
La política de Simón Bolívar se materializa en la búsqueda del
reconocimiento y de un Empréstito de la República Mexicana elemento nuevo,
posiblemente concebido de concierto con el grupo que dirigía la expedición
hacia México; simultáneamente en gestiones ante las Antillas Holandesas en la
consecución de la ayuda, el reconocimiento norteamericano tantas veces
negado y finalmente nuevas gestiones ante el Gabinete británico. Las tres
primeras opciones engendran una misión diplomática que el Libertador
encomienda desde Ocumare de la Costa a Luís Brión, que fracasa a la altura
de la Isla de Pinos con el naufragio del buque que conduce al emisario a su
destino. Las instrucciones son las siguientes:
"... Instrucciones que deben dirigir al Exmo.- Señor Almirante Luís
Brión en la misión que se le ha encargado cerca del Gobierno de
las Provincias Unidas de México.
Artículo 1°. Como el objeto principal de esta misión es manifestar
al Pueblo y Gobierno Mexicano los sentimientos de fraternidad y
unión que animan a Venezuela respecto de todas las demás
Provincias de América, que combaten por su libertad contra los
tiranos españoles, será el primer deber del Almirante exponerlo
así a aquel Gobierno; le ofrecerá nuestro reconocimiento formal, y
exigirá igual correspondencia de parte de él.
Artículo 2°. No pudiendo calcularse a tanta distancia la situación
actual de aquella República por la variedad e incertidumbre de los
sucesos de la guerra, y estando plenamente satisfechos del
acendrado patriotismo de nuestro Enviado, del conocimiento que
tiene de nuestros intereses, y de la pureza y ardor de sus deseos
por la causa de la libertad de la América dejamos a su prudencia
los demás tratados que deba celebrar para asegurar la mutua y
recíproca correspondencia y protección de una y otra República.
Artículo 3°. Se encarga con particularidad al Enviado que
represente a aquel Gobierno el estado de devastación a que ha
quedado reducido este país por consecuencia del sistema
destructor que han llevado a efecto los Españoles aquí más que
en ninguna otra parte de América; hará conocer nuestra absoluta
falta de fondo para proveernos de los elementos más
indispensables para continuar nuestra lucha, y la necesidad
urgente que nos obliga a recurrir a la beneficencia y generosidad
del Pueblo Mexicano pidiéndole un empréstito de quinientos mil
pesos que podrán bastar por ahora para cubrir una parte de los
gastos que hemos hecho y debemos hacer.
Artículo 4°. Nuestro Enviado está autorizado para estipular los
pactos, términos, modo, y plazos en que debamos recibir el
empréstito, y aquellos en que debamos pagarlo, sujetándose sólo
a los conocimientos que él tiene de nuestras necesidades y a las
rentas que ofrece nuestro país, restablecido que sea el goce de
su libertad. Dadas, firmadas de nuestra mano, selladas con el
provisional de la República, y refrendadas por el Secretario de
Estado y Relaciones Exteriores en el Cuartel General de Ocumare
a 7 de julio de 1816, 6° de la Independencia..."
"...Instrucciones que deben dirigir al Exemo Señor Almirante Luís
Brión en su misión cerca del Gobierno de los Estados Unidos del
Norte de América.
Artículo 1°. Siendo el reconocimiento de, nuestra independencia
el principal objeto que debemos proponernos por ahora, procurará
de todos modos obtenerlo, presentando a aquel Gobierno los
sinceros sentimientos con que deseamos la amistad y alianza de
nuestra naciente República de los Estados Unidos.
Artículo 2°. Con conocimiento de nuestra situación, de los
recursos de nuestro país, y de sus frutos y producciones celebrará
los tratados más convenientes al progreso y prosperidad de
nuestro Comercio recíproco con aquellos Estados.
De la misión a Curazao sólo disponemos hasta el presente de las
comunicaciones dirigidas por Bolívar el 8 y 9 de julio de 1816 al Gobernador,
Capitán General y Vice-almirante Albert Kikkert que dicen lo siguiente:
"...SIMÓN BOLIVAR. Jefe Supremo de la República, Capitán
General de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada,
E.,E., E., Al Exemo señor Vice Almirante, Gobernador y Capitán
General de la Isla de Curazao y sus dependencias, A. Kikkert.
Exemo. Señor: Tengo el honor de participar a V.E. mi arribo a
este puerto mandando una expedición compuesta de las reliquias
del ejército de Cartagena, de las fuerzas marítimas de la Nueva
Granada, y de los poderosos auxilios que he adquirido en la isla
de Margarita y provincia de Cumaná. Como la armonía y las
relaciones más amicales han existido siempre entre la Costa
Firme y la Isla de Curazao, yo me creo obligado a dar el primer
paso en esta oportunidad. Por la independencia combatió setenta
años la Holanda, por la independencia ha hecho ahora heroicos
sacrificios, por la independencia, pues, yo espero nos será
permitido el aspirar a los aplausos del gobierno liberal de los
Países Bajos. V.E. puede contar con la más perfecta amistad de
parte de los ciudadanos de Venezuela, y yo me lisonjeo que las
relaciones mercantiles de esa isla con la Costa Firme serán las
más ventajosas para los holandeses, nuestros vecinos.
Dentro de pocos días habremos ocupado la capital y el puerto de
La Guaira, y entonces nuestras comunicaciones serán frecuentes
si V.E. lo permitiere así.
Acepte V.E. los homenajes de la alta consideración y respeto con
que soy de V. E. atento adicto servidor q b.s.m."
"SIMON BOLIVAR. Jefe Supremo de la República, Capitán
General de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, E.,
E., E., Exemo. señor Gobernador, Capitán General y Vice
Almirante de la Isla de Curazao y sus dependencias.
Excmo. Señor:
S.E, el señor Almirante de esta República, Luís Brión, destinado
por mí cerca de V.E., está autorizado con plenas facultades para
tratar con V.E. sobre nuestras relaciones amicales. Me atrevo a
esperar que V.E. prestará audiencia a las proposiciones que
tendrá el honor de presentarle. Ellas no llevarán por objeto sino
las ventajas mercantiles y la felicidad recíproca de! pueblo
holandés y los habitantes de la Costa Firme.
Dígnese V.F., aceptar los homenajes y testimonios más sinceros
de la alta consideración y respeto con que soy de V-E. muy atento
y adicto servidor q.b.s.m.”
La política de Santiago Mariño, totalmente independiente orientada hacia
las autoridades británicas de Trinidad culminan por su parte en un verdadero
acuerdo con el Gobernador de la isla, que según Caracciolo Parra Pérez
constituye el primer tratado internacional celebrado por Venezuela. El
contenido de las negociaciones entre Kenneth Mathison y Santiago Mariño en
Güiria se evidencia de los siguientes documentos:
"Escribe Mathison:
Informe del Capitán de puerto de Trinidad sobre el estado de
Güiria, incluido en el N° 187.
"Me permito comunicar a Vuestra Excelencia que, según sus
instrucciones, me embarqué en el navío de Su Majestad Brazen
hacia la costa de Güiria. Permanecimos a barlovento de ésta toda
la noche del sábado, sin encontrar buques ni botes. El domingo,
con tiempo casi en calma anclamos a cerca de tres millas a
barlovento de Guiria.
"El lunes por la mañana desembarqué con el Capitán Stirling que
la rodean. Nos recibió con mucha cortesía y atención; en la
conversación con él le pregunté por qué habían ellos (los
patriotas) dicho que os esclavos que se les juntasen serían libres.
Respondió del modo más positivo que tal información ha debido
ser propalada por sus enemigos, pues no han pensado jamás
tomar esa medida excepto respecto de los negros que se habían
ido a los bosques mucho tiempo antes de su llegada.
"Pregúntele qué pensaba hacer con los esclavos que pudiesen
llegar de Trinidad u otras islas, y entonces me contestó que todo
esclavo que lo ensayase sería remitido sin retardo al lugar de
donde viniera. Anunció que escribiría a Vuestra Excelencia a este
respecto, pues es de la mayor importancia para los intereses de
los habitantes y para el bien público impedir por todos los medios
de que disponga el desembarco de esclavos provenientes de
cualquiera de las colonias.
"Cuando le dije que, según se informaba, una fragata y dos
corbetas francesas llegadas de Francia a Martinica venían a
ayudar a los realistas, me respondió que le contentaba mucho oír
que los franceses venían contra ellos (los patriotas), pues estaba
cierto de que éste sería el medio de inducir a los ingleses a tomar
muy próximamente parte activa en los asuntos.
No puede creer que la Nación británica mirará el esfuerzo que
hacen los suramericanos para ganar su libertad sin ayudarles de
una u otra manera contra sus enemigos, contra los franceses en
particular, declaró que su mayor deseo es ver la bandera inglesa
flotar en América del Sur como dueña (master) o como amiga,
porque está cierto de que sólo la Gran Bretaña puede detener las
horribles guerras cuyo furor se ha extendido y se extiende por
América; él y todo el país están prontos a reconocer a la Gran
Bretaña como amiga o dueña, pero que no cesará de resistir a no
importa qué otro pabellón o pueblo mientras haya un hombre vivo.
Reconoce que los enfermos de la guarnición española
encontrados en un barco fugitivo habían sido muertos y arrojados
al mar, mas asegura que esto sucedió antes de su llegada; que
nadie ha sido después dañado, ni lo será en el futuro, pues la
determinación fija de Bolívar y él mismo es de obrar con
humanidad hacia todo el mundo; que ellos habían abandonado el
anterior sistema de gobierno de matanza (system of Government
Massacre) y esperaban que los españoles harían lo mismo.
Este joven, que Vuestra Excelencia sabe es nativo de esta isla,
donde residió durante muchos años en varias inferiores
situaciones de vida (y quien) fue proscrito por el general Monro
por haber organizado la expedición de la Hacienda de la isla de
Chacachacare en enero de 1813, parece haber establecido un
grado de orden y subordinación mayor que el que yo haya
observado antes entre los independientes, durante sus
precedentes temporales éxitos. El mismo estaba de uniforme,
como también muchos de sus oficiales; y estos me parecieron
encontrarse menos que en el pasado sobre pie de igualdad con
su jefe.
Tiene cerca de 500 hombres, todos armados de mosquetes
ingleses Tower, pero desvestidos; hay cerca de 50 dragones con
uniformes españoles y armas inglesas; 14 son desertores del
ejército de Morillo; y hay inglese de San Tomás. Han construido
para la protección de Guiria. tres fortines de cuatro cañones cada
uno y que pueden contener 300 hombres. Se alimentan de maíz,
plátanos y pescado fresco, todo en abundancia.
Mariño dijo que había una insurrección en Caracas, que sólo tenía
una débil guarnición española, y que Bolívar, después de haber
dejado su expedición para el bloqueo de Cumaná y Barcelona
bajo el mando de los generales Sir Gregor Mac Gregor, Stuart y
Chamberlaine (sic), partió para Caracas a ponerse a la cabeza de
los descontentos; y que se decía que el ejército del general Morillo
había sido destruido en varios combates y por las enfermedades
cerca de Cartagena. (Agregó) que no había entre ellos (los
patriotas) españoles con rango de general, salvo Bolívar y él
mismo; y que hay tres ofíciales ingleses mencionados, diciendo al
mismo tiempo que podrían tener mayor confianza en éstos que en
cualesquiera otros. Sin embargo, y por necesidad, varios
franceses mandan las compañías.
Representó que los independiente serán fuertes en las llanuras de
Maturín y que é tenía la intención de atacar a Angostura muy
pronto.
Por lo que he visto, estoy cierto de que los independientes no
abandonarán fácilmente la plaza que han retomado, y que si los
españoles pueden enviar tropas frescas la guerra será
interminable mientras existan ambos partidos.
Los indios guayqueríes se han juntado ahora a los independientes
con sus flecheras o grandes canoas, de las cuales he visto una
con ciento veinticinco remos. Pero por la manera como se ha
expresado Mariño y por mi propio conocimiento de todo el país,
de allí hasta Caracas, estoy convencido de que el pabellón
británico sería bienvenido y recibido como garantía de seguridad y
tranquilidad y que sin él estas cinco provincias serán totalmente
destruidas.
Aun cuando las instrucciones que Vuestra Excelencia me dio se
limitaron a que acompañase al capitán Stirling para reclamar los
esclavos fugitivos de esta isla y que se decía habían sido
recibidos allí, a causa del conocimiento anterior que tengo de
Santiago y hallándole comunicativo y amistoso, no pude evitar
una conversación que él inició sobre establecer relaciones entre el
Continente y Trinidad. Sin embargo, aproveché la ocasión para
explicarle claramente que cualquier favor que se hiciese a su
partido dependería de: 1. La entrega puntual de todos (los
esclavos); 2. La libre e ilimitada exportación de ganado y mulas de
Maturín, en cualquier buque que se enviase a buscarlos; 3. La
detención de todas las embarcaciones que no estuviesen
provistas de una licencia regular de esta isla. (Dije) que Vuestra
Excelencia no permitirá el comercio si algún barco (venezolano)
fuese autorizado bajo el mando de los mulatos franceses alistados
precedentemente, y quienes son demasiado conocidos para que
se pueda tener confianza en ellos una vez más. En esto Mariño
está de acuerdo y se expresó en términos semejantes acerca de
las personas aludidas.
Observé también que yo no pensaba que pudiese permitirse que
ningún buque izara en Puerto España el pabellón independiente,
por lo cual Mariño sólo expresó su sentimiento.
Todas las propiedades están en manos de los jefes y en ellas
trabajan los viejos, las mujeres y los niños y aquellos esclavos
que no optaron por tomar las armas.
Hay en Güiria ocho barcos de Trinidad, todos admitidos sin
licencia. Niégase, no obstante, que se haya recibido a esclavos,
excepto a tres pertenecientes a una persona de su propio partido,
a quien fueron restituidos.
St. Yago Mariño me dio la carta que acompaño para Vuestra
Excelencia, y después que me reembarqué envióme el papel
también anejo. Le aseguré que Vuestra Excelencia no había
recibido ninguna comunicación suya.
Si puedo permitirme dar opinión sobre los papeles adjuntos,
quisiera recomendar que se esperase ver cuál será la suerte de
Cumaná y 3arcelona antes de aceptar o rechazar las
insinuaciones hechas por Santiago a Vuestra Excelencia, pero, en
vista de la gran escasez que hay aquí de ganado, maíz y
plátanos, sugiero humildemente que se permita la importación de
tales artículos en buques y botes tripulados por súbditos
británicos.
Tengo a honra ser de Vuestra Excelencia obediente y humilde
servidor.-K. MATHISON.- Trinidad, 27 de julio de 1816”
"Exsmo. Señor:
"En el oficio que con fecha 15 del próximo pasado junio tuve el
honor, de hacer a V.E. anunciándole mi llegada a esta Ciudad le
dije entre otras cosas lo siguiente:
"La recíproca armonía con que se han tratado los Gobiernos
Independientes, con los Almirantes y Gobernadores de las Antillas
y las Personales atenciones que hemos merecido el Jefe
Supremo, y yo, de aquellos y demás autoridades de la Isla de
Jamaica, me son muy apreciables para pasarlas en silencio, y
para asegurar a V.E. las sanas y amigables intenciones que
regirán mis operaciones y conducta con respecto a las Colonias,
Buques y Propiedades de S.M.B.
"Para que esto tenga efecto y asegurar de un modo, que inspire
confianza a entrambos Gobiernos, la buena inteligencia y
relaciones comerciales, que son tan necesarias al Gobierno de
V.E. y Costa-Firme, me tomo el más escrupuloso empeño en que
serán bien tratados los Ciudadanos Ingleses, despachados sus
Buques, con la celeridad que exige el Comercio, respetadas sus
propiedades, y brevedad posible: creído firmemente que es el
orden de Justicia, y que por él y demás razones expuestas,
debemos merecer de V.E. igual correspondencia".
"Y como hasta el presente no haya merecido de V.E. respuesta
alguna, al paso que deseo cese enteramente la incomunicación
en que se halla la Isla de Trinidad y esta Porción de Venezuela
con perjuicio notable de los ciudadanos de ambas partes, por no
hacerse el Comercio de una y otra con los permisos, y licencias
que corresponden del Gobierno, me tomo la libertad de repetirlo a
V.E. para que entendido de las miras de estos Pueblos y de sus
Jefes, se sirva resolver y avisarme en contestación lo que á bien
tenga para mi inteligencia.-Dios gde á V.E. ms as.- Quartel
General de Guyria á 22 de julio de 1816-6°.- Exmo. Señor.SANTIAGO MARIÑO.- Al Exmo. Señor Gobernador de la Isla de
Trinidad.”
"Convenio entre Sus Excelencias el Gobernador de la Isla de
Trinidad, y el General Mariño, á Nombre de los Pueblos
independientes de Venezuela.
"1st (sic). Los Esclavos pertenecientes a la Isla de Trinidad que se
fuguen á las Provincias Independientes serán devueltos á su
Gobierno inmediatamente que los reclame, como también las
Canoas y otras propiedades Inglesas.
"2°. Los Vasallos de S.M.B. podrán Comerciar libremente con
dichas Provincias, con legítimos permisos de su Gobierno, sin ser
molestados, y sus Buques despachados con la brevedad que
exijo el Comercio.
"3°. El Puerto de Maturín estará abierto para los Buques de
S.M.B., a quienes se concede el privilegio de sacar Ganados,
Mulas y demás Producciones del País.
"4°. Las Costas de las Provincias Independientes quedan
expeditas para la Pesca; a los Vasallos de S.M.B. con las
licencias correspondientes, de su Gobierno, y guardando el
derecho de Gentes.
“5° Las Provincias Independientes tendrán igual privilegio con
respecto; a las propiedades de sus Individuos, conforme a todo á
los concedidos al Gobierno de Trinidad, en el artículo primero.
"6°. El Comercio de los independientes tendrá igual franquicia en
Trinidad que la que le concede a los Vasallos de S.M.B. el artículo
Segundo.
"Quartel General de Guyria. Julio 23 de1816.- SANTIAGO
MARIÑO."
Finalmente, se manifiesta en este período la política exterior de la
República Federal de Cariaco, que como dijimos fue de efímera duración, pero
no por ello merece ser menos destacada como una organización política
generada desde el exterior como un acto de intervención británica, en
convivencia con los intereses de la oligarquía y al servicio de esta. De allí
resulta como consecuencia que uno de los primeros actos de política externa
dictado desde Pampatar fue un Decreto de 17 de mayo de 1817 donde se
explicaba:
"El Sup.mo Poder Ejecutivo de los Estados Unidos de Venezuela,
"Deseando manifestar su reconocimiento a la Gran Bretaña y a
Estados Unidos de la América septentrional por la generosa
hospitalidad que han exercido con los emigrados de la República
en la Epoca desgraciada de su disolución, y por la rigurosa
neutralidad, que han observado admitiendo nuestros buques en
sus Puertos y respetando en los mares nuestro Pabellón sin
preferencia ni execucíones a favor de nuestros enemigos.
"Ha decretado y Decreta lo siguiente.
Articulo 1°. todos los productos de la Industria Ynglesa y Norte
Americana, frutos y Generos comerciables de qualquier especie
importados bajo su Pabellón a los Puert.s de Venezuela libre, sólo
pagaran un seis por ciento de Derecho en lugar de quince por
ciento y dos y medio de Almirantazgo, que pagan los comerciant.s
de las demás naciones. Artículo 2°. todos los productos y géneros
del País que esportaren bajo su Pabellón no pagarán más
derechos q.e los que exijen nuestros propios conciudadanos.
Artículo 3°. La Ymportación de Armas monturas, vestuarios,
militares pertrechos municiones de guerra y víveres de primera
necesidad es libre de todo el comercio estrangero durante la
presente guerra. Articulo 4°. Los Buques de las Naciones
expresadas que naveguen de Puerro a Puerto de la República no
pagaran derecho alguno, tampoco pagaran los que por tratar de
expendio tengan que dirigirse a otro mercado con sus
cargamentos-. Articulo 5°. todos los súbditos de la Gran Bretaña y
Estados Unidos que residieren o se avecindaren en el territorio de
Venezuela serán especialmente favorecidos por el Gobierno
disfrutarán de la más completa libertad civil y religiosa, en quanto
no turben el orden social, y obtendrán una protección distinguida
para emprender todo género de establecimientos de industria
Agricultura, navegación v comercio. Artículo 6°. para que de
ningún modo pueda entenderse que el Gobierno de Venezuela se
compromete por estas demostraciones de reconocimiento a no
hacer iguales o mayores concesiones a las Naciones que nos
favorescan, declara solemnemente que dará un grande y
memorable exemplo de adhesión y de gratitud de la primera que
condolida de los males de la humanidad destrozada por esta
guerra impia se decidiese a favor de nuestra causa en que se
interesa la industria de Europa, la Agricultura Y Minería de
América el Comercio y las relaciones del mundo, y que la España
misma si amaneciera cuerda un día debería terminar por sus
propias ventajas.
"Publiquese y circulese para la General Inteligencia Palacio de
Gobierno en Pampatar Puerto de la Nueva Esparta Mayo 17 de
1817-70. José Cortés Madariaga- Francisco Zea-Casiano
Rezares. Sec.o Esta rubricado- es copia. Zenon Garcia de Sena
Se.o de Guerra. Ynt.o"
En efecto, el rasgo principal de la actividad externa del Estado de Cariaco es la
orientación de la actuaci6n internacional hacia la Gran Bretaña y los Estados
Unidos, Lo que se traduce en dos misiones diplomáticas constituida, una ante
el gobierno de los Estados Unidos de América y otra ante el Gabinete inglés.
La primera se plantea en los documentos que transcribimos a continuación:
"Palacio de Gobierno, Pampatar, Mayo 22 de 1.817.-7°
El Ejecutivo de los Estados Confederados de Venezuela me ha
encargado remitir á S.E. el Presidente de los Estados Unidos, por
vuestro órgano, las copias inclusas referentes a la feliz
reorganización del Congreso venezolano, al establecimiento del
Gobierno administrativo y demás actos oficiales.
Servíos presentar á S.E. el Presidente, los documentos que en
copia incluyo, y os ruego le aseguréis que el Gobierno de mi
patria experimentará la mayor satisfacción en comunicar, al de
esa República, los acontecimientos que ulteriormente llegaren á
sucederse en la escena política de Venezuela.
Dios guarde vuestra vida para bien y prosperidad de esa
República.
C. de Bezares, Secretario de Estado, interino. Al señor Ministro de
Negocios Extranjeros de los Estados Unidos. Nota del Presidente
Francisco J. Mayz, para el Presidente James Monroe. El
Presidente de los Estados Unidos de Venezuela se dirije á S.E. el
Presidente de los de Norte América, comunicándole el
restablecimiento del Gobierno federativo en las provincias de
Costa Firme.
Palacio Federal, Pampatar, puerto de Nueva Esparta, mayo 21 de
1.817.-7°.
Exmo. Señor:
La suerte de las armas que decide del destino de los pueblos y
una serie de circunstancias desgraciadas, de que no es ignorante
vuestro Gobierno, han alterado la marcha política y regular de
esta República, establecida por su proclamación de
independencia del 5 de julio de 1.811, y han ocasionado la
capitulación del 25 de julio de 1.812 celebrada entre el
comandante en jefe del Ejército patriota Francisco Miranda y
Domingo Monteverde, jefe de las fuerzas españolas, el cual
convenio vergonzosamente violado á la postre, ha dado márgen á
los terribles infortunios que este país tiene aún que lamentar,
infortunios de que sin duda tendréis noticia por el órgano de los
ciudadanos Scott y Lowry, testigos presénciales de los sucesos.
Desde el año de 1.812 la suerte del país ha sido en algunas
ocasiones calamitosas y en otras la causa nacional ha obtenido
triunfos verdaderamente inestimables para los corazones
patrióticos. Entre ellos, el de más trascendencia ha sido sin duda
el restablecimiento del Poder Federal llevado á cabo el 8 del
presente mes en la ciudad de San Felipe de Cariaco, jurisdicción
del Estado Cumaná, por medio de procederes constitucionales, de
lo cual podrá V-E. apercibirse por virtud de los documentos
oficiales que á nombre del Departamento Ejecutivo, y
debidamente autorizado, tengo el honor de incluiros.
Considero de alta importancia anunciaros que, habiendo
Venezuela roto los vínculos que la unían á los enemigos de su
libertad é independencia, casi en toda la extensión de lar, siete
provincias de la Confederación, nada desea ella más
vehementemente que ensanchar sus relaciones con sus
correligionarios políticos de la América del Norte, toda vez que
estos están identificados con la gran familia de la del Sud, en los
principios naturales, políticos y republicanos Venezuela, durante
el primer período de su emancipación política, diputo cerca de esa
nación, á los ciudadanos Juan Vicente Bolívar y Telésforo Orca,
ámbos sugetos provistos de sus respectivas credenciales, con
poderes competentes para llevar á efecto toda clase de
negocíaciones diplomáticas, y encargados especialmente de
protestar á ese pueblo, en la persona de V,E., los ardientes
deseos que animan al venezolano en favor de la celebración de
arreglos que tiendan en cualquier sentido á la felicidad de ámbas
naciones. El estado de los
asuntos políticos de Europa en esa época, retardó el éxito que
Carácas se prometiera del reconocimiento de su independencia
por parte de la República Norte Americana...
Habiéndose al presente consolidado, en casi todo el continente
colombiano, la opinión pública, inclinándose la mayoría de sus
habitantes al sostenimiento de la causa del gobierno que
represento, no dudo un instante que V.F.., teniendo en
consideración la reciprocidad de intereses que nuestros
respectivos países están en el deber de sustentar, no dudo que
V.E., repito, prestará su cooperación hasta donde le sea posible
en el sentido de celebrar los pactos y convenios diplomáticos de
que va encargado el ciudadano José Cortés Madariaga.
Convencido, como esto¡, de la nobleza y republicanismo de
vuestros sentimientos, me lisonjea la esperanza de que aquello
serán concluidos de una manera satisfactoria.
Mi gobierno os presenta por mi órgano, sus homenajes de la más
alta consideración y verdadera estima.
Tengo el honor de suscribirme vuestro mui atento y obsecuente
servidor.
Frco. Xavier Mayz, Presidente pro tempore.
De la segunda existe el documento que copiarnos den seguidas:
"Exmo Sor. El Departamento Executivo de los Estados
Confederados de Venezuela me encarga dirigir a S.A.R. el
Príncipe Regente por mano de V.E. las adjuntas copias de la Acta
de la feliz Reinstalación del Congreso de Venezuela, exercicio de
sus Poderes y demás noticias que contienen.
"Sírvase V.E. elevarlo todo al conocimiento de S.A.R,
manifestándole que el Govierno tendrá la mayor de sus
satisfacciones en hacerle iguales comunicaciones, de quanto
succesivamente ocurra.
"El Cielo dilate la vida de V.E. para el bien general de los
humanos y la prosperidad de la Nación Británica.
Palacio del Govierno Pampatar Mayo 22 de 1817.Casiano Bezares Secrt. de Estados ínt.n
"Exmo S. Ministro Secretario de Relaciones Exteriores del
Britanico."
No hubo respuesta norteamericana a la gestión diplomática que debía ser
encomendada al propio Cortés de Madariaga quien nunca llegó a los Estados
Unidos. No obstante, la comunicación enviada por el Gobierno de Pampatar
llegó a manos del gobierno de Washington a mediados de julio de 1817. En las
instrucciones que el Secretario de Estado John Quincy Adams concede a
Baptiste Irvine en fecha 31 de enero de 1818, se revela porque no hubo
respuesta a la comunicación de la Nueva República Federal de la oligarquía.
Dice así:
"Entre los papeles cuyas copias han sido enviadas a usted figura
una comunicación recibida en este departamento en julio último,
por el correo de Baltimore y aparentemente transmitida de la isla
de Jamaica. Está en forma oficial y anuncia el restablecimiento del
gobierno supremo de la República de Venezuela, que consiste en
las provincias de Barcelona, Caracas, Cumaná, Margarita, Mérida,
Trujillo y Barinas. La comunicación menciona a t). José Cortés
Madariaga como encargado de la correspondencia con los
gobiernos extranjeros. Este acto parece haber sido consumado en
la isla de Margarita y uno de sus adherentes es el almirante Brión.
Sin embargo, ninguna otra comunicación se ha recibido de ellos y
si se puede dar crédito a la información muy imperfecta que viene
de aquel país, que nos llega por impresos públicos, el general
Bolívar ha rehusado reconocer aquel gobierno, y en su lugar hay
otra organización constitucional en la cual la autoridad ejecutiva
reside en un Consejo a cuya cabeza está el general Bolívar y de
que forma parte del mismo Brión. A esa autoridad suprema
reconocida por Brión,cualquiera que sea su forma y dondequiera
que re.sida, presentará usted sus demandas de la restitución o
indemnización que se debe a nuestros ciudadanos en ambos
casos.
Resultan interesante, los términos de estas instrucciones porque
plantean muchas interrogantes a saber: ¿por qué el Almirante Brión
resultaba ser la persona más confiable en Venezuela para el gobierno
norteamericano? ¿Por qué aparece Brión en el gobierno constituido en
Cariaco y luego en el núcleo de Estado organizado en Guayana por
Simón Bolívar? ¿Ingenuidad, ignorancia o mudanza y, sabiduría? ¿Qué
intereses
representaba
Brión
a
estas
alturas
del
proceso
de
independencia?
Por su parte, el gobierno británico respondió en los siguientes
términos:
"Proyecto Copia de la respuesta dada por el gobierno británico a
la invitación del Presidente de la República de Venezuela, recibida
por órgano de Mr- Hughes.- Setiembre 1817.-El gobierno británico
ha manifestado repetidamente que está pronto a interponer sus
buenos oficio; con el propósito de traer una reconciliación entre
España y las Provincias españolas de Sur América, y ve con
profunda pena la continuación de las infelices diferencias que
prevalecen entre ellas hace tanto tiempo.- Durante todo esto,
aflictivo conflicto, el gobierno británico ha mantenido la mas
estricta e invariable neutralidad.- En consecuencia, conforme a
ésta, no puede recibirse la carta dirigida por el Presidente de la
República de Venezuela a su Alteza Real el presidente Regente;
pero la disposición del gobierno británico a contribuir por todos los
medios a su alcance a la restauración de la tranquilidad en Sur
América permanece inalterada, y el gobierno británico está pronto
a dar efecto a esta disposición siempre que aparezca que pueda
emprenderse con esperanza de buen éxito."
La respuesta británica parecería a primera vista contradictoria con el
interés en la República
Federal reconstituida que parece revelarse como
auspiciada por la Corona inglesa en los planes e informaciones que trae Cortés
de Madariaga de Jamaica. No obstante, el texto formal del documento
diplomático no necesariamente refleja ¡os cambios que están ocurriendo en
Londres ante el movimiento de insurrección hispanoamericano.
No olvidemos que a pesar dle que en Londres está en marcha el
proceso de definición de una política de ayuda a los movimientos de
independencia en América Latina todavía subsiste la resistencia a ella, posición
que sigue generando como expresión oficial la política de neutralidad. Detrás
de esta doble faz ya comenzaba a manifestarse una actitud más favorable a las
armas patriotas.
Es posible concebir que el estímulo exterior británico a la creación de un
poder organizado entre los patriotas haya sido también una iniciativa de ensayo
para evaluar en qué medida estaban las fuerzas venezolanas en capacidad de
crear un gobierno civil con sustentación territorial y social, de acuerdo con los
patrones requeridos por las exigencias de la política imperial; especialmente,
cuando se sabía en Londres ya para esta fecha que el movimiento de
liberación había roto ¡os diques estamentales que hasta ese momento lo
definían y se transformaba en una alianza protonacional de múltiples estratos
sociales y en un movimiento atractivo para las masas, que amenazaba escapar
del control imperial como en efecto estaba ocurriendo. También podría
explicarse con una razón más simple como es el hecho de la existencia fugaz
del gobierno de Pampatar cuya rápida desaparición llegó a conocimiento del
gobierno británico antes de haber podido responder a la solicitud de
reconocimiento.
De allí que contestar favorablemente a la gestión diplomática de los
hombres de Cariaco era inútil y era inconveniente a las relaciones hispanobritánicas. Por consiguiente, ratificar pura y simplemente la neutralidad, a
sabiendas de la desaparición del ensayo de gobierno civil podría haber sido un
expediente cómodo de salir del trance. Esto, con mayor razón, estando los
británicos muy posiblemente enterados también para la fecha del desacuerdo
de Bolívar con los hombres de Cariaco, y de la existencia de un principio de
organización política en Guayana que parecía tener visos de arraigo y
estabilidad.
LAS RELACIONES EXTERIORES 1817-1819
Dos episodios de la historia en este confuso período que se desarrolla
en el marco del cambio estratégico que significa la interiorización y
profundización de la guerra es la famosa y conocida "ayuda británica" por una
parte, y las "misiones diplomáticas" de Baptiste Irvine y del Comodoro Perry en
julio de 1818 y en julio de 1819, respectivamente.
La "ayuda británica" comienza hacia 1817 cuando ya se ha producido un
cambio sustancial en la estrategia de la empresa libertadora y existe una zona
de tierra liberada en Guayana, al otro lado del Orinoco, cuyo centro político y
militar es la ciudad de Angostura ocupada por los patriotas el 19 de julio de
1817. Por otra parte, se han las provincias del interior del Oriente de la
República donde en ningún momento se había extinguido la lucha por la causa
independiente como base de sustentación del movimiento insurgente; y se
había generado también un núcleo de insurrección en las llanuras de Apure y
Barinas bajo la jefatura de José Antonio Páez. Esto significaba que por el
momento pareció necesario olvidarse de la capital y de las ciudades costeras
más importantes donde el yugo colonial apoyado en el compromiso realista
militante de terratenientes esclavistas persistía bajo la tutela de oficiales y
cuadros del Ejército Pacificador; por otra parte se unificó el mando y liderazgo
político y militar bajo la dirección de Simón Bolívar después del fusilamiento de
Piar el 16 de octubre de 1817, la amenaza de muerte u ostracismo no
ejecutada contra Santiago Mariño y la sumisión de José Antonio Páez y sus
llaneros de Apure y Barinas. Además, con la liberación de los esclavos y la
incorporación de Páez y sus llaneros, el proceso insurgente adquiere una
amplitud y profundidad social novedosa que hace saltar el molde aristocrático,
oligárquico que hasta el año de 1816 definía su contenido y posibilidades, para
adquirir un cambio cuantitativo en la fisonomía y el contenido de un movimiento
policlasista de vocación nacional. Es de suponer que los británicos fueron
informados
de
esta
mudanza
experimentada
por
el
movimiento
de
Independencia. Así prueba el Informe del Capitán Stirling comandante de la
"Brazen", cuando informa que:
"Esta alianza ha abierto los ojos del país de los verdaderos
designios de los líderes insurgentes y cambiado esencialmente la
naturaleza de la contienda. Mandan los mismos hombres, pero no
es ya el mismo partido que, al principio de la Revolución y
prosiguiendo una política errónea, levantó el estandarte rebelde.
Cuando los insurgentes derribaron la autoridad real, su partido no
mostró ni buen juicio ni espíritu público; así, cuando en mayo
último desembarcaron de nuevo en la provincia de Cumaná no
podían esperar mucho de los blancos, y la necesidad les llevó a
unir sus intereses a los de otras castas que tenían más poder y
mayor inclinación a ayudarles. La primera medida que tomaron
fue ofrecer la emancipación y la libertad a los esclavos si
abrazaban su causa, y éstos no tardaron en acceder a sus
deseos. Tal paso aumentó la fuerza del partido, pero destruyó su
respetabilidad, y las pocas gentes que habían trabajado por
principio en favor de la independencia del país, abandonaron al
grupo que tanto aceleraba su propia ruina. Además de tener
conexiones con Santo Domingo, ¡os insurgentes atrajeron a sí,
con la esperanza del botín, todos los desertores de las Indias
occidentales. Sin embargo, estos hombres, aunque merezcan mal
el nombre de patriotas que han asumido, agregan fuerza a la
causa por su valor y audacia. "
Si esto fue así, habría que revisar el conocimiento histórico que se nos
ha legado de la famosa "ayuda británica". Factores internos y externos
determinaron este cambio radical en la política de Inglaterra frente al conflicto
entre España y sus colonias Americanas. Entre los factores internos con los
cuales hay que contar es la recesión económica surgida con motivo del cese de
la guerra en Europa y la deuda originada del compromiso de la acción política y
militar de Inglaterra en el continente. El desempleo consiguiente que afectaba
entre otros a los contingentes militares desincorporados del servicio activo
pesaba económica y políticamente sobre el gobierno inglés y requería debida
atención: la reorientación de los militares inactivos hacia la actividad en
ultramar en empresas como la independencia en América era una fórmula
conveniente, de eliminación de la presión del desempleo que además coincidía
con la supuesta defensa de los principios liberales que proclama Inglaterra.
Además, la crisis económica se manifestaba en la existencia de material de
guerra de tierra y mar excedentario cuya colocación mediante pago al contado
o mediante financiamiento podía contribuir a aliviar las dificultades de la
industria militar en proceso de reconversión hacia manufacturas civiles; lo
mismo podría decirse de Ia utilización económica rentable de la marina
mercante inglesa para acarrear hombres, armas y municiones allende el
Atlántico hacia Venezuela.
Estos factores internos se conectaban con la oportunidad que ofrecía
para la expansión británica la coyuntura política internacional europea.
Terminadas las guerras napoleónicas y replegada Rusia hacia sus cuarteles
asiáticos quedaba asegurada la hegemonía británica en Occidente, y en el
mundo de la periferia colonial que discurría desde el continente americano
desde México pues había quedado disuelto el compromiso circunstancial de
1809 con la Corona de España de coadyuvar a la preservación de la integridad
del Imperio. La debilidad hispánica y sus consiguientes dificultades para
asegurar comunicación y refuerzos a sus fuerzas armadas en los territorios
venezolano y granadino enfrentados a una insurrección que no daba cuartel y
que crecía cada vez mas en proporción al contingente de los desertores,
invitaban a prestar ayuda a potenciales adquirientes de mercancías inglesas
que reivindicaban desde años atrás una libertad de comercio irrestricta y se
reconocían como proveedores natos de materias primas aceptando así lo que
la burguesía inglesa había planteado como fórmula de división internacional del
trabajo.
Pero no hay que olvidar los factores inmanentes al americano que
pedían frustrar la garantía de una independencia controlada y mediatizada y
podían hasta amenazar la existencia aún inestable de la recién colonia
britanica de Trinidad y la ruta logística del comercio inglés con la Nueva
Granada, una de cuyas vías de acceso era el sistema fluvial del Orinoco y sus
a fluentes. Por esto creemos que al momento de comprender cabalmente la
"ayuda británica" a partir de 1818 al proceso de independencia venezolanoneogranadino, no se puede soslayar la certidumbre de que el Gabinete de
Londres percibía correctamente que el movimiento de independencia había
pasado de las manos de un bloque monolítico minoritario sin mayor arraigo
social de la aristocracia venezolana dependiente y mediatizada por los
intereses británicos, a las manos de una dirección renovada con los pardos
construida ahora sobre un conglomerado social representativo de todo el
espectro de la sociedad venezolana, dotado de un dinámica autosostenida y
con recursos propios. Movimiento que no tardaría en reivindicar en lo político
una soberanía legítima e indiscutible de la cual era símbolo el magno proyecto
político de Colombia y su novel Constitución fórmula original de estas latitudes
que rompía ataduras con el pasado.
Salirle al paso a esta novedosa criatura política nacida en un lejano lugar
de la provincia de Venezuela, parece haber sido el móvil más poderoso para
encarnar a toda marcha cuadros militares, navales, procedimientos y sistemas
de instrucción y organización para controlar el movimiento desde dentro y darle
una dirección que no contrariara los intereses estratégico-mercantiles ingleses.
Simultáneamente, se aseguraba la supervivencia de Trinidad como guardiana
de las bocas del Orinoco y la circulación del comercio de las Antillas inglesas
con los establecimientos de Tierra Firme,ubicados algunos en las cabeceras de
los afluentes del Orinoco y el Meta.
De esta manera cuando se narran episodios como el del Capitán John
Robert Dundas, informador del Duque de San Carlos o el del Coronel Henry
Wilson que trato de conquistar a José Antonio Páez, en un intento de sedición
para hacer de él la cabeza del poder patriota en el sur con un sentido casi
anecdótico restándole toda trascendencia, se incurre en una ligereza. Ella
consiste en no saber apreciar la organización y planificación de que disponía ya
para la época el imperio británico en sus proyectos de expansión en América.
Es así como lo más importante a recordar es que la alta oficialidad británica en
Venezuela además de haber tenido un ascendiente automático sobre la masa
de soldados y oficiales venezolanos, debió también haber desempeñado muy
frecuentemente el papel de informadora permanente del gobierno inglés sobre
el curso de los acontecimientos en el campo patriota, de las decisiones que se
tomaban en el alto mando patriota y de la dinámica de la correlación de fuerzas
en el conflicto. Igualmente, hay que valorar debidamente el episodio del
proyecto de sedición de Páez, en quien desde un principio observadores
extranjeros había de confirmarse en 1830, hallaron un líder natural ambicioso,
políticamente
atrasado
y
de
escasa
conciencia
nacional
que
sería
relativamente manejable con halagos y ofrecimientos de una vida mejor. Este
testimonio, que normalmente se refiere sin atribuirle mayor trascendencia, pone
de relieve uno de los objetivos más importantes que se propuso el gabinete de
Londres ante los cambios que se manifestaban para 1817 en el desarrollo de la
lucha por la liberación colonial.
Por otra parte, hasta 1818 los Estados Unidos de Norteamérica habían
presentado una actitud de aparente indiferencia y desinterés hacia la acción de
los patriotas venezolanos. No parece que ello se debió a que los
norteamericanos se veían obligados a actuar con cautela frente a España por
el interés que tenían en adquirir pacíficamente las Floridas oriental y occidental,
puesto que dicho proyecto no había culminado para esa fecha exitosamente;
por lo demás, no puede olvidarse que España carecía de medios para defender
sus posesiones en América del Norte al alcance del poder norteamericano de
las Trece colonias. Por tanto sería legítimo preguntar ¿cuál fue el móvil del
gobierno de Washington para enviar a Baptiste Irvine y luego al Comodoro
Perry en misión de Estado a la lejana e insignificante Angostura en las
profundidades del territorio venezolano? Posiblemente entre otros factores
desempeñó un papel importante la percepción cierta de que por fin el
movimiento de independencia tenía arraigo definitivo en tierra venezolana y
demostraba ser una genuina expresión de autodeterminación y soberanía. Se
trataba entonces de someter a prueba la fortaleza de dicho poder. De la
experiencia podrían surgir oportunidades para la penetración del comercio
norteamericano y la obtención de otras ventajas. De allí que, a diferencia de la
acción británica, pragmática, sigilosa y sutil, la norteamericana haya asumido la
forma de una agresión abierta contra el recién creado Poder independiente. De
la prueba la recién nacida Colombia demostró un crisol de contradicciones no
palpitantes ellas, la principal el conflicto irresoluto entre una voluntad de
autodeterminación y de dignidad internacional y otra de vacilación conciliadora
con los antiguos amos europeos. Demostró ser una voluntad férrea de
autodeterminación y de conciencia nacional indeclinable la posición asumida
por Simón Bolívar ante las afrentosas y arbitrarias pretensiones del enviado
norteamericano a su llegada a Angostura. Demostró ser lo contrario poco
tiempo después ante el Comodoro Perry, que en ausencia de Bolívar hiciera
mella en la actitud de Francisco Antonio Zea, hombre de poco temple,
conciliador y doble que ejercía internamente la primera magistratura de la
República. De la actitud de Bolívar nos queda testimonio en diez cartas del
Libertador dirigidas al enviado norteamericano que contienen lo que constituye
el primer antecedente cierto de afirmación de la soberanía nacional de
Venezuela frente a los poderes anglosajones. ¿Cuáles fueron los hechos? Las
goletas norteamericanas de propiedad particular de los señores Peabody,
Tucker y Coulter designadas como "Libertador" y "Tigre", salieron, la primera
de Martinica y la segunda de Salem, Massachusetts, con armas y municiones
para Angostura. La "Tigre" zarpó de su puerto de salida el 17 de marzo de
1817 y la "Libertad" en junio del mismo año. El 6 de enero del año 1817 fue
dictado por los patriotas el Decreto de Bloqueo de los puertos de Guayana. El
Decreto fue publicado en la Gaceta de Norfolk el 6 de marzo del mismo año. La
goleta "Tigre" entró al Orinoco en abril de 1817 y saliendo el día 4 de julio del
mismo año fue apresada por los patriotas con parte del cargamento de armas y
municiones que había introducido. La Goleta "Libertad" fue detenida por los
patriotas en el río y se le ordenó regresar por cuanto haciéndole saber a la
tripulación que los puertos estaban bloqueados; no obstante hizo caso omiso
de esta orden y remontó de nuevo el río. Por esta razón fue detenida y
apresada. Ambos buques fueron sometidos al Tribunal de Presas o
Almirantazgo de Venezuela presidido por Luís Brión que decidió el proceso el
27 de septiembre de 1817 declarando válidas las presas y confiscando los
buques. Mientras transcurría el proceso, los capitanes de ambos buques
consintieron en que fueran empleados en el servicio de la República.
Los propietarios y fletadores de los buques apresados y confiscados
dirigieron representaciones y protestas ante el Secretario de Estado de los
Estados Unidos calificando los actos de apresamiento de la "Libertad" y la
"Tigre" como injusto ultraje, solicitando una indemnización. Baptiste Irvine llega
a Angostura en julio de 1818 y permanece en ella hasta el mes de octubre del
mismo año. Allí plantea en dos comunicaciones de 25 y 27 de julio la exigencia
de una indemnización para los propietarios de las dos goletas en cuestión. A
juicio del norteamericano, el apresamiento y confiscación de las dos goletas por
parte del Tribunal de Almirantazgo eran ilegales a la luz del Derecho
Internacional Público dada la condición de neutrales que tenían las naves de
los Estados Unidos. Por lo que procedía el pago del resarcimiento exigido. Dos
argumentos fundamentales esgrime Bolívar, en su primera respuesta,
seleccionados del patrimonio conceptual del Derecho internacional Público,
para justificar la legalidad de la captura. El primero consiste en desenmascarar
a los Estados Unidos como potencia neutral en el conflicto entre España y sus
colonias. Al efecto apunta que:
". ..La imparcialidad que es la gran base de la neutralidad
desaparece en el acto en que se socorre a una parte contra la
voluntad bien expresada de la otra, que se opone justamente y
que además no exije ser ella socorrida. . .
Esta doctrina dice Bolívar extraída de la obra del Jurista suizo Vattel y aplicad a
la actuación de los Estados Unidos, que:
“...es sin duda la más liberal con los neutros no solamente
sostiene el derecho con que Venezuela ha procedido. . . sirio que
da lugar a que recuerde hechos que desearía ignorar para no
verme forzado a recordarlos...”
Para desvirtuar la suprema neutralidad que alega el diplomático
norteamericano para su país, Bolívar apela a los hechos. Al efecto, denuncia
que:
“ ... Si es el libre comercio de los neutros para suministrar a
ambas partes los medios de hacer la guerra ¿por qué se prohíbe
en el Norte? ¿por qué a la prohibición se añade la severidad de la
pena sin ejemplo en los anales de la República del Norte? ¿no es
de aclararse contra los independientes negarles lo que el derecho
de neutralidad les permite exigir? La prohibición no debe
entenderse sino directamente contra nosotros que éramos los
únicos que necesitábamos protección... Mr. Cobbet ha
demostrado plenamente en un seminario la parcialidad de los
Estados Unidos a favor de la España en nuestra contienda...”
Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una gran parte
de nuestra población y el resto que queda ansía por merecer igual
suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que
contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende,,,”
El segundo argumento tiene como premisa el no poner en tela de juicio
la imparcialidad que sostiene el diplomático anglosajón:
“Quiero sin embargo, suponer gratuitamente por un
momento que la imparcialidad ha sido guardada”
Partiendo de este presupuesto, agrega.
“ ...Es indudable que observando una estricta imparcialidad
no pueden los neutros ser excluidos del comercio de las naciones
en guerra...”
Sin embargo, este principio general comporta excepciones, a saber por
una parte, todo cargamento de armas y municiones que se encuentre a bordo
de un buque neutral en camino para cualquier puerto enemigo; está expuesto
a ser calificado y apresado como contrabando de guerra; por otra parte, los
neutrales pueden ser excluidos del comercio con puertos sometidos al régimen
jurídico internacional del bloqueo.
Bolívar sostiene al efecto que la legalidad del régimen Jurídico del bloqueo
depende de la notificación que se haya hecho de esta condición a los neutrales
y de la efectividad práctica de esa medida. En su comunicación de fecha 6 de
agosto de 1818 Bolívar demuestra a su interlocutor que las plazas de
Angostura y Guayana estaban sujetas al régimen de bloqueo cuando
penetraron en el Orinoco las goletas "Tigre" y "Libertad", régimen internacional
que había sido notificado con toda la antelación; además, si bien reconoce que
el bloqueo de los sesenta o setenta caños del Orinoco no podía tener eficacia
absoluta, sí la tenía, en cambio, el de Angostura y Guayana con el cual
pretendían comerciar ambos buques norteamericanos en armas y pertrechos.
En consecuencia, añade el Libertador:
“...La cuestión debe quedar reducida a este pequeño circulo: si los
puertos del Orinoco estaban bloqueados o sitiados en el mes de
abril cuando entró a esta plaza la Tigre si continuaba sin
interrupción el bloqueo y sitio en el mes de julio cuando fueron
apresados ésta saliendo y la Libertad entrando. Demostrado el
sitio y el bloqueo o uno de los dos en aquellas fechas, será
preciso confesar la infracción de los dos buques encontrados en
el teatro de nuestra lucha y la ley que los condena se aplicará
fácilmente. .."
El enviado norteamericano insiste en sus exigencias a pesar de la
demoledora y consistente argumentación jurídica de Bolívar lo que lleva a
éste, seguro de la justicia que obra en su favor, a proponer:
“ ...Una pronta transacción... que sometamos la cuestión al juicio
de árbitros que decidan; si estando bloqueados por tierra las dos
plazas de Angostura y Guayana por fuerza competente incurrieron
en la pena de confiscación. .. Los buques neutros que entraron o
intentaron entrar en ellos".
El día 26 de septiembre de 1818 el agente norteamericano se niega a
aceptar el arbitraje e insiste en su planteamiento con argumentos de poca valía
y solidez. Entre ellos el de que el derecho de retaliación no es aplicable a los
neutros. Argumentos que Bolívar responde haciendo una clara distinción que
disipa toda confusión entre el Derecho Interno de los Estados donde nadie
puede hacerse justicia por sí mismo y el Derecho Internacional Público que
admite las represalias y la retaliación como medio de autocomposición por
tratarse de una esfera de la realidad jurídica donde no existen órgano
jurisdiccional central ni normativa codificadora de los delitos internacionales. El
otro argumento de facto esgrimido por Irvine es la negación del bloqueo por
haber sido insuficientes las fuerzas utilizadas para hacerlo valer. Ante esto
responde el Libertador que el bloqueo:
“ ... .Ha sido efectivo aún prescindiendo que cada pueblo
en guerra es árbitro absoluto para decidir sobre la
especie y numero de tropas que debe emplear en sus
operaciones militares, sin que ningún neutro pueda
mezclarse en definir las que se necesitan para la
empresa, porque esto sería dictar leyes fuera de su
jurisdicción, tengo en apoyo de mi opinión el resultado
de nuestro bloqueo y el conocimiento de las fuerzas
bloqueadas que es la regla mas cierta...”
La debilidad de los argumentos esgrimidos por el enviado extranjero y la
réplica
apropiada
que
hace
de
ellos
Simón
Bolívar
conducen
al
norteamericano, finalmente a la desesperación. Con arrogancia descubre en
lenguaje injurioso la mentalidad colonialista y aventurera anglosajona,
descalificadora y humillante para con la naciente República escogida como
víctima de sus primeras fechorías internacionales. Frente a él, el liderazgo de
Simón Bolívar que apenas, viene de consolidarse en aquel inhóspito y lejano
pueblo a las orillas del Orinoco, da muestras ya de la fortaleza de sus
convicciones y ejecutorias. En nombre de los pueblos de Venezuela y de la
Nueva Granada, responde el 9 de octubre de 1818 con una muestra de
valentía y dignidad a las injurias del diplomático extranjero, que constituyen un
primer acto de agresión norteamericana a Venezuela, en los siguientes
términos:
“... quisiera terminar esta nota desentendiéndome del
penúltimo párrafo de la V.S. porque siendo en extremo
chocante e injurioso al gobierno de Venezuela, seria
preciso para contrarrestarlo usar del mismo lenguaje de
V.S. tan contrario a la modestia y decoró con que por mi
parte he conducido la cuestión. El pertinaz empeño y
acaloramiento de V.S. en sostener lo que no es
defendible sino atacando nuestros derechos que hacen
extender la vista más allá del objeto a que la ceñía
nuestra conferencia. Parece que el intento de V.S. es
forzarme a que reciproque los insultos: no lo haré; pero
si protesto a V.S. que no permitiré que se ultraje ni
desprecie al gobierno y los derechos de Venezuela. –
Aparte de su misión con referencia a las goletas "Tigre" y “Libertad"
Irvine traía otras encomiendas de su gobierno. El Secretario de Estado John
Quincy Adams en el pliego de instrucciones diplomáticas de 31 de enero de
1818 le apunta:
"Usted aprovechará al mismo tiempo la ocasión para pedir
explicaciones y para dar a conocer los sentimientos de este
gobierno en cuanto a otros procedimientos en los cuales se ha
empleado el nombre de la República venezolana y se ha expuesto
esperamos, sin ningún fundamento el pretexto de la autoridad de
su gobierno en un asunto que toca profundamente a la vez los
derechos y los intereses de los Estados Unidos. Usted
representará que el General Mac Gregor vino a este país y
aprovechó su hospitalidad como particular extranjero; que durante
su permanencia aquí, sin permiso de este Gobierno no
contrariamente a la Ley de las Naciones y con violación de los
Estados Unidos, preparó y equipó, según se cree, una expedición
militar contra el territorio de una nación con la cual estamos en
paz, levantó una tropa, alistó hombres en nuestra jurisdicción y
tan lejos como pudo con su ayuda llenó su objeto hasta el punto
de tomar por fuerza la isla de Amelia, situada cerca de las
fronteras de este país y cuya ocupación, por el propósito que tiene
en vista, no puede sino perjudicar a la Unión en alto grado... No
se espera tampoco que los procedimientos de Mac Gregor, aquí
descritos, serán aceptados como autorizados por el gobierno de
Venezuela; ni que éste manifieste desagrado por la ocupación de
la isla por los Estados Unidos. . ."
La captura de la isla Amelia situada en el límite entre
Carolina del Norte y Florida ha sido un episodio confuso donde
convergieron distintos intereses, unos puramente comerciales y
otros patrióticos. El general Mac Gregor jefe militar de la
expedición parece haber sido instrumento simultáneo de
intereses comerciales británicos y posiblemente de intereses
norteamericanos de muy alto nivel que proyectaban apoderarse
por la fuerza de las posesiones españolas en la costa oriental
de la Florida, particularmente de San Augustín. Finalmente
estaban comprometidos en la expedición un grupo de patriotas
hispano americanos venezolanos, mejicanos y argentinos que
abrigaban desde la caída de la plaza de Cartagena en manos
de
Morillo
una
concepción
estratégica
distinta
de
la
independencia hispano americana en el Caribe a la de los
expedicionarios de Los Cayos. Consistía fundamentalmente en
la necesidad prioritaria de liberar a México como presupuesto
para poder recobrar la Costa Firme del Ejército Pacificador.
Fracasada la expedición a México la otra alternativa era la
independencia de la Florida situada en posición de entrada al
Caribe dominando el Canal de las Bahamas. Se trataba de
tener éxito en la aventura de fundar una República de Florida,
hispano americana, proyecto contrapuesto al concebido por los
intereses norteamericanos que pretendían pura y simplemente
la anexión de la Florida al territorio de la Unión de las Trece
Colonias. No es de extrañar que la proximidad de la República
hispanoamericana de Florida sita en la isla de Arnelia del
territorio de los Estados Unidos les diera una ventaja elemental
frente a los patriotas hispanoamericanos respecto a la posesión
de la isla. Esto determinó el desenlace de la ocupación de ésta
por fuerzas militares de los Estados Unidos el 23 de diciembre
de 1817. En base a lo expuesto y ala circunstancia de que la
presencia y actividad de Mac Gregor en la aventura descrita
sólo fue un episodio pasajero pues la isla fue ocupada siendo
Luís Aury y Pedro Gual responsables militar y civilmente del
gobierno de Amelia, nos preguntamos por qué Irvine reclama
de Bolívar y del Gobierno de Venezuela la conducta de Mac
Gregor y también la de Lino de Clemente que fue nombrado
por Bolívar agente diplomático ante el gobierno norteamericano
en julio de 1818. Si bien se entiende el reclamo ante la actitud
de Clemente que con Pedro Gual expidió de su puño y letra el
31 de marzo de 1817 una patente que autorizaba la captura de
la Florida, comisión que fue concebida al General Mac Gregor,
no se explica claramente el primer reclamo. Sería posible
pensar que el gobierno norteamericano, comprometidos como
habían estado también importantes intereses del país en la
empresa de Mac Gregor había manejado esta opción como
medio de adquisición por la fuerza de la colonia española y que
una vez producido un fracaso quería demostrar a España, su
inocencia demostrando que se había tratado sólo de una
aventura venezolana. Esta es una hipótesis que no debería
descartarse pues comunicados a las autoridades españolas los
resultados de la misión de Irvine su protesta oficial en nombre
del gobierno norteamericano por la acción venezolana habría
sin duda podido ser un medio para despejar recelos y
suspicacias en el gobierno de España.
Falta por último mencionar la actitud que por este
período mantiene el gobierno de los Estados Unidos ante la
cuestión tantas veces planteada por los patriotas acerca del
reconocimiento. La complicidad de los intereses comerciales
norteamericanos con España y las negociaciones en curso con
ella respecto de la adquisición de la Florida se traducen en la
llamada neutralidad del gobierno del Norte. En forma explícita
se instruye a Irvine al respecto en los siguientes términos:
"Si se expresare a usted el deseo de que los Estados
Unidos reconozcan formalmente al gobierno venezolano, usted
hará observar que en la presente fase del conflicto ese paso nos
haría salir del sistema de neutralidad adoptado por los Estados
Unidos...”
Independientemente de la misión de Irvine en Angostura,
Simón Bolívar acredita en 1817 dos misiones diplomáticas en
el extranjero: una en los Estados Unidos y otra en la Gran
Tiretalia. La primera se encomienda a Lino de Clemente y
Pedro Gual. De ella sólo conservamos la autorización
concedida a ambos venezolanos para representar el incipiente
gobierno de la República que se constituye a orillas del Orinoco
en los Estados Unidos. Su texto de fecha 5 de enero de 1817
es el siguiente:
"1750 AUTORIZACION SUSCRITA POR BOLIVAR EN EL
CUARTEL GENERAL DE BARCELONA E; 5 DE ENERO DE
1817, A FAVOR DEL GENERAL LINO DE CLEMENTE, Y A
PEDRO GUAL EN SUSTITUCION, RESIDENTES AMBOS EN
FILADELFIA, PARA QUE PUDIESEN CONCERTAR TODO
GENERO DE OBLIGACIONES POLITICAS Y COMERCIALES EN
REPRESENTACION DE LA REPUBLICA.”
SIMON BOLIVAR. Jefe Supremo de la República, Capitán
General de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada,
etc., etc., etc.
A todos los que la presente vieren, salud.
Por cuanto en el Consejo provisional de Estado instituido para
acordar lo que mejor convenga a la dirección de los negocios
públicos mientras que se reúne el Congreso, que ya está
convocado, se ha reconocido que el Gobierno de la República ha
adquirido ya bastante firmeza y consistencia para poderse
comprometer en cualesquiera transacciones, negociaciones,
contratas y todo género de obligaciones políticas y comerciales;
en el concepto de que le sobran medios y recursos para
desempeñarlos; hemos tenido a bien autorizar al efecto, como por
las presentes autorizamos a los señores General de Brigada Lino
de Clemente y en su ausencia o muerte Pedro Gual, residentes
en la ciudad de Philadelphia, Estados Unidos de Norte América,
ofreciendo bajo la fe más sagrada en nombre y representación de
la República, dar el más pronto y exacto cumplimiento de todas
las estipulaciones de cualquier naturaleza que sean, políticas y
comerciales, que contrajeren en virtud de las facultades que por
estas letras les conferimos en toda la extensión, grado y fuerza
que se requiere para que sean válidas y firmes ahora y en todos
tiempos, como que no se hacen en nuestra representación
personal, sino en la de la República que siempre subsiste. En
consecuencia, nombramos y constituimos a los expresados Sres.
General de Brigada Lino de Clemente y Pedro Gual, por ausencia
o muerte del primero, agentes y comisionados especiales de la
República de Venezuela en la ciudad de Philadelphia,
autorizándolos para que con arreglo a las instrucciones que les
cometemos puedan otorgar jurídicamente todo género de
escrituras y obligaciones a nombre de la República, del modo y
con las condiciones que les parezcan, en el concepto seguro de
que estemos literalmente a lo que convinieren, sin entrar en
examen ni observación alguna sobre las contratas que hicieren;
pues todas las aprobamos anticipadamente en fuerza de las
facultades, plenas, enteras y sin restricción alguna, que les
concedemos para estipular y tratar en nombre de la República,
hipotecando todas sus propiedades, rentas, arbitrios y recursos,
que con preferencia a toda otra atención serán empleados en
satisfacer los créditos contraídos por los expresados Señores
General de Brigada Lino Clemente o Pedro Gual, por ausencia o
muerte del primero y para que conste donde quiera que convenga
damos la presente firmada por Nos, sellada con el Sello
provisional del Estado, refrendada por el secretario interno del
Estado y consignada en los registros del Consejo Provisional de
Estado y en la Dirección general de rentas de la República.
SIMON BOLIVAR. JOSE G. PEREZ Secretario de Estado
Interino."
En la misma fecha son autorizados Luis López Méndez y Andrés Bello
como representantes de la República en la Gran Bretaña en los términos que
siguen:
"1749 DESDE EL CUARTEL GENERAL DE BARCELONA, EL 5
DE ENERO DE 1817, EL LIBERTADOR NOMBRA AGENTES DE
LA REPUBLICA EN LONDRES A LUIS LOPEZ MENDEZ Y
ANDRES BELLO.'
Cuartel General de Barcelona, a 5 de enero de 1817. SIMON
BOLIVAR Jefe Supremo de la República, Capitán General de los
Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, etc., etc., etc... A
todos los que la presente vieren, Salud.
Por cuanto en el Consejo Provisional de Estado instituido para
acordar lo que mejor convenga a la dirección de los negocios
públicos mientras que se reúne el Congreso, que ya está
convocado, se ha reconocido que el Gobierno de la República ha
adquirido ya bastante firmeza y consistencia para poderse
comprometer en cualesquiera transacciones, negociaciones,
contratas y todo género de obligaciones políticas y comerciales;
en el concepto de que le sobran medios y recursos para
desempeñarlas; hemos tenido a bien autorizar al efecto, como por
las presentes autorizamos a los señores Luís López Méndez y en
su ausencia o muerte a Andrés Belio, residentes en la ciudad de
Londres, ofreciendo bajo la fe más sagrada en nombre y
representación de la República, dar el más pronto y exacto
cumplimiento a todas las estipulaciones de cualquier naturaleza
que sean, políticas y comerciales, que contrajeren en virtud de las
facultades que por estas Letras les conferimos en toda la
extensión, grado y fuerza que se requiere para que sean válidas y
firmes ahora y en todos tiempos como que no se hacen en
nuestra representación personal sino en la de la República, que
siempre subsiste. En consecuencia nombramos y constituimos a
los expresados señores Luís López Méndez, y Andrés Bello por
ausencia o muerte del primero, agentes y comisionados
especiales de la República de Venezuela en la ciudad de Londres,
autorizándolos para que con arreglo a las instrucciones que les
cometemos puedan otorgar jurídicamente todo género de
escrituras y obligaciones a nombre de la República del modo y
con las condiciones que le parezcan, en el concepto seguro de
que estaremos literalmente a lo que convinieren, sin entrar en
examen ni observación alguna sobre las contratas que hicieren;
pues todas las aprobamos anticipadamente en fuerza de las
facultades plena:, enteras y sin restricción alguna, que lea
concedemos para estipular y tratar en nombre de la República,
hipotecando todas sus propiedades, rentas, arbitrios y recursos
que con preferencia a toda otra atención, serán empleados en
satisfacer los créditos contraídos por los expresados señores
Comisionados Luís López Méndez, o Andrés Bello por ausencia o
muerte del primero.
Y para que conste donde quiera que convenga, damos la
presente firmada por Nos, sellada con el sello provisional del
Estado, refrendada por el Secretario interino de Estado y
consignada en los registros del Consejo Provisional de Estado, y
en la Dirección General de las Rentas de la República. SIMON
BOLIVAR. J.G PEREZ Secretario de Estado Interino.
El periodo 1815-1819 concluye con un cambio significativo en la política
exterior con la aparición de los primeros atributos de la soberanía nacional
plasmados en la política del corso y del bloqueo que desarrollan los patriotas
en el curso del Río Orinoco. La aparición de un poder naval cuya dirección y
progreso incumbe a Luís Brión es un acontecimiento novedoso que permite
asegurar el abastecimiento de los patriotas en las plazas de Guayana e impedir
y entorpecer el comercio realista con los puertos del norte del país, La Guaira,
Cumaná Puerto Cabello. Muestra de ello son diversas medidas tomadas por el
Libertador a partir del mes de enero de 1817. Una de ellas es la autorización
concedida a Brión el 6 de enero de 1817 donde le expresa:
"Siendo de absoluta e indispensable necesidad la formación de un
cuerpo de Marina, que se oponga a la enemiga, guarnezca nuestras
costas, las purgue de corsarios, proteja el comercio y en caso necesario
obre de acuerdo con nuestros ejércitos de tierra; he tenido a bien
autorizar a V,E. para la formación y organización de dicho cuerpo y para
que tome cuantas medidas estime necesarias para este fin.”
La segunda de ellas que se apoya en la existencia de una fuerza naval ya
constituida es el Decreto de Bloqueo de los puertos de Cumaná, La Guaira v
Puerto Cabello y Guayana de fecha 6 de enero de 1817 dado en la ciudad de
Barcelona suspendido respecto a los puertos de Guayana el 27 de agosto de
1817 una vez culminada exitosamente la campaña en las riberas del Orinoco y
ocupada Angostura. El Decreto de bloqueo se expresa en los siguientes
términos:
"1755 BOLIVAR DECRETA EL BLOQUEO DE LOS PUERTOS
DE GUAYANA, CUMANA, LA GUAIRA Y PUERTO CABELLO EN
BARCELONA EL 6 DE ENERO DE 1817.'
Cuartel General de Barcelona, enero 6 de 1817. 70. SiMON
BOLIVAR Jefe Supremo de la República, Capitán General de los
Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, etc., etc., etc.,
A todos los que la presente vieren, salud. Debiendo las fuerzas de
la República de Venezuela obrar por tierra y mar contra las plazas
de Guayana, Cumaná, La Guaira y Puerto Cabello, hemos venido
en declararlas y las declaramos en estado de riguroso bloqueo,
dejando libres todos los demás puertos de la costa; sin embargo
de que la conducta de nuestros enemigos nos autoriza en virtud
del derecho de represalias a bloquear toda la Costa Firme, como
ellos lo han hecho con la de Cartagena, y otras de mayor
extensión en América sin fuerzas marítimas con que sostener su
declaración. Consiguiente a esta determinación todo buque de
cualquier nación que sea, cogido a tres leguas de los puertos
expresados de Guayana, Cumaná, La Guaira y Puerto Cabello a
los cuarenta días de esta fecha será declarado de buena presa,
sin admitirse pretexto ni disculpa, pero observándose
religiosamente los usos, leyes y costumbres seguidos por las
potencias marítimas en iguales casos y debiendo interpretarse en
favor del buque detenido cualquiera duda que pueda ocurrir sobre
el particular. Y para que esta declaración llegue a noticia de todos
los comerciantes que trafican sobre la Costa Firme se le dará la
mayor publicidad y se comunicará de oficio a SS.EE. los SS.
almirantes y Gobernadores de las Colonias vecinas.- Simón
Bolívar.- José Gabriel Pérez, Secretario.
Es copia del original depositado en el Archivo del Almirantazgo de
la República. Pampatar, 12 de enero de 1817. 70. L. Brión
Almirante.
ANEXO. Simón Bolívar, etc., etc.
Siendo necesario que las fuerzas de la República de Venezuela
operen tanto por tierra como por mar contra las ciudades de
Guayana, Cumaná, La Guaira y Puerto Cabello hemos creído
oportuno declarar, y por la presente declaramos, a dichas
ciudades en estado de estrecho bloqueo, dejando sin embargo
libre de él a todos los otros puertos de la costa, aunque la
conducta de nuestros enemigos nos autoriza a bloquearlos todos
por vía de represalias, según ellos lo hicieron con la de Cartagena
y otras costas de grande extensión en América, sin una marina
para sostener su declaración.
En consecuencia de esta resolución todos los buques sin
excepción de nación, que después de cuarenta días de la fecha
de la presente sea aprendido ¡sic? dentro de tres millas de dichos
puertos de Guayana, Guaira y Puerto Cabello serán declarados
buena presa, sin admitir para lo contrario ninguna excusa, ni
pretexto, cualquiera que sea.
Pero sin embargo se guardarán religiosamente en tales casos, los
usos, leyes y costumbres de las naciones marítimas y cualquiera
duda que pueda ocurrir sobre el particular cederá en favor de los
bajeles apresados.
Y para que esta declaración pueda llegar a noticia de todos los
comerciantes que trafican con la costa española se publicarán las
presentes y además se comunicarán copias a los Excelentísimos
Señores Almirante y Gobernadores de las colonias vecinas.
SIMON BOLIVAR. JOSE G. PEREZ. Secretario”
La última medida tomada una vez en acción la marina corsaria
republicana, es el Reglamento sobre el Corso expedido por el Libertador en
Barcelona el 4 de marzo de 1817. Sus propósitos principales fueron fortalecer y
organizar el poder naval que se había desarrollado a base de aventureros y
rebeldes de todo tipo movidos por intereses privados e impregnados por la
empatía del movimiento anticolonial hacia el cual tenderán naturalmente por su
misma condición de asociales.
Frenar sus excesos y dignificarlos en la medida de lo posible era
también el sentido de la reglamentación de su actividad. Los abusos cometidos
por los corsarios contra buques neutrales entorpecían el desarrollo de la
política exterior del poder patriota encaminado a no antagonizar a los neutrales
y a obtener de ellos recursos para continuar la guerra emancipadora. Su texto
es el siguiente:
"1850 REGLAMENTO SOBRE EL CORSO EXPEDIDO POR EL
LIBERTADOR EN BARCELONA EL 4 DE MARZO DE 1817.'
SIMON BOLIVAR Jefe Supremo de la República, Capitán General de los
Ejércitos de Venezuela y de Nueva Granada, etc., etc., etc.
A todos los que la presente vieren salud.
Considerando los excesos que algunos buques armados han cometido contra
los indefensos neutrales, deseoso el Gobierno de la República de acreditar que
sus intenciones son el vivir en paz y buena amistad con sus vecinos y las
demás naciones que no tomen parte activa en la guerra injusta y sanguinaria
que le ha declarado la orgullosa y tiránica España, hemos decretado, y
decretamos:
1°. Ninguna comisión o patente de corso será concedida sino a un ciudadano
de Venezuela que goce de !a estimación pública por sus virtudes civiles y
morales.
2°. Al tiempo de recibir la patente el corsario a quien se haya concedido,
depositará en las cajas del Almirantazgo la cantidad de seis mil pesos, o
presentará una persona lega, llana y abonada que otorgue ante S.E. el
Almirante una fianza por la referida cantidad, la que será confiscada con multa
al primer acto de piratería que cometa el corsario.
3°. Ningún dueño o propietario de un corsario podrá elegir un Capitán sin
consultar con el Almirante de la República que tiene el derecho de aprobarlo o
desaprobarlo.
4°. Todo Capitán de corsario, antes de tener su nombre escrito cobre la
patente, prestará el juramento de fidelidad a la República y de conformarse
religiosamente a lo contenido en estas Ordenanzas, so pena de ser castigado
como en ellas se previene.
5°. Los oficiales, marineros y soldados que formen la tripulación de un corsario
al tiempo de ser inscrito sobre el rol en la Mayorla General de Marina prestarán
igualmente el juramento de fidelidad a la República, y de obedecer
escrupulosamente lo que les está prescrito en estas Ordenanzas.
6°. Ningún corsario podrá salir del puerto de su habilitación, sin que su dueño o
propietario haya hecho una contrata con los que naveguen en él en presencia
del Mayor General de Marina estipulando en ella las partes de presa que deben
pertenecer al propietario y a cada uno de la tripulación, sobre los buques que el
dicho corsario pueda apresar durante el crucero prefijado, y este documento
firmado por todos los contratantes quedará depositado en la oficina de dicho
jefe.
7°. Todo capitán de corsario recibirá del Señor Almirante la orden del crucero
que debe hacer, esto es, el espacio de tiempo que debe seguir de tal punto a
cual punto, y de tal longitud y latitud a cual longitud y latitud, sin poder
apartarse de él a fin de que S. E, el Almirante sepa a punto fijo donde hallar los
corsarios que hostilizan al enemigo.
8°. Todo corsario tendrá anexo a su patente su orden de crucero, al juramento
de fidelidad a la República de toda su tripulación y la contrata con el dueño o
propietario.
9°. Todas las presas que hicieren los corsarios habrán de ser conducidas al
puerto donde reside el Almirantazgo y sólo en un caso urgentísimo podrá
verificarlo a otro puerto donde haya un Comandante de Marina el cual al
momento de la llegada de la presa pondrá el sello sobre las escotillas y formará
inventario de las demás pertenencias que no se pueden encerrar hasta tanto
que sea condenada por el Tribunal del Almirantazgo.
10. Los capitanes de presas y sus tripulaciones que faltaren a lo contenido en
el artículo anterior serán arrestados, las presas decomisadas a favor de la
República, corno igualmente las fianzas de los seis mil pesos dadas por los
corsarios a quienes pertenezcan las presas.
11. Las presas adeudarán un diez por ciento para las Cajas Nacionales,
Nacionales dos y medio por ciento para las Cajas de Almirantazgo, medio por
ciento para el Hospital de Marina, cuyos derechos ingresarán todos por las
Cajas del Almirantazgo
12. Sólo en un caso de avería o de estar a la vista del puerto una escuadra
enemiga será lícito descargar una presa antes de recaer la condena del
Almirantazgo, y' aún en tal caso su cargamento será depositado en los
almacenes de la Aduana bajo !a responsabilidad del Ministro Y del
Comandante de Marina.
13. Toda presa o corsario que desembarque sobre las costas o en cualquier
puerto efectos y mercancías sin la correspondiente licencia de la Aduana y de:
Comandante de Marina, serán decomisados y sus productos se enterarán en
las Cajas del Almirantazgo.
14. Es absolutamente prohibido el admitir rescate por las presas, todas ellas
debiendo ser conducidas a un puerto de la República como está prevenido en
los artículos 9° y 10, o bien en caso forzoso quemadas o destruidas so pena
del decomiso del corsario y su fianza.
15. Luego que un buque enemigo haya sido apresado, el primer deber del
capitán apresador -,era hacer recoger todos ¡os papeles que hubiese a bordo
de la presa, ponerlos en un saco o cajón y sellados entregarlos al capitán de
presa, a fin de que éste lo deposite en manos del Comandante de Marina del
primer puerto de su arribada, a fin que lleguen cuanto antes a manos de S.E. el
Almirante.
16. Si en alta mar se trasbordasen a un corsario algunas mercancías
procedentes de una presa que fuere preciso destruir, se recogerá la factura de
las dichas mercancías y no hallándola se formará un inventario firmado por la
oficialidad y la maestranza, el que será entregado por el señor capitán al
Comandante de Marina del puerto de su arribada, y por dicho Comandante al
Ministro de Hacienda.
17. Las alhajas de oro y plata en pasta y el dinero metálico tomados al enemigo
no podrán ser repartidos a la tripulación sino en el puerto del Almirantazgo en
presencia del Ministro que comisione el Excmo. Sr. Almirante.
18. Todo capitán de corsario que bajo cualquier pretexto que sea, indulte o
atropelle un buque neutral, tendrá su fianza confiscada a favor de la República.
19. Si al tiempo de registrar un buque neutral, yendo o saliendo de un puerto
enemigo, se tuviera sospechas muy fundadas, que el dicho buque, su
cargamento o parte de él son propiedades, enemigas, el capitán del corsario
podrá sobre su responsabilidad y la del dueño y propietario, remitirlo al puerto
donde reside el Almirantazgo. conforme a lo prevenido en los artículos 9 y lo;
pero si dicho buque ha sido detenido bajo sospechas, no fuere declarado
buena presa por el Tribunal del Almirantazgo, el dueño y propietario del
corsario le abonará todos los daños y perjuicios que justamente reclamare.
20. Para evitar mayores costos al dueño y propietario del corsario que hubiese
detenido un buque neutral, que resulte no ser buena presa, está rigurosamente
ordenado al capitán del corsario y su tripulación, de poner el sello sobre las
escotillas, y de velar escrupulosamente que nada sea extraído, pues cualquiera
cosa que faltare a bordo de dicho buque detenido será abonado por el capitán
del corsario y su tripulación, y en caso de no tener con que satisfacerlo, el
dueño y propietario del corsario será responsable a ello.
21. Todo buque neutral que se hallase yendo o viniendo de un puerto enemigo
y que tuviese a su bordo propiedad cargada por cuenta de un enemigo, o bien
objetos reputados de contrabando, aun cuando éstos fuesen por su propia
cuenta, o por cuenta de otro neutral, cuyos objetos son fusiles, cañones, balas,
metrallas, armas blancas, brea, alquitrán, jarcias, madera de construcción para
buque, arboladuras, caballos o mulas, sillas de montar y pólvora, será remitido
al puerto donde resida el Almirantazgo, conforme a lo prevenido en los artículos
9 y 10, dejando a su bordo el capitán, el contramaestre y dos marineros, a fin
de dar las declaraciones necesarias para su condena.
22. Todo acto de piratería será castigado con pena de muerte del capitán del
buque que lo cometiere, y detención por cinco años en las obras públicas a su
oficialidad y tripulación.
23. Serán reputados actos de piratería: el tomar a viva fuerza a mano armada
cualesquiera mercancías, víveres, y demás objetos a bordo de un buque
neutral por pequeña que sea la cantidad; el usar de violencia contra los
capitanes, tripulaciones y pasajeros de los buques neutrales, el extraer y
ocultar cualquier papel o documento de un buque neutral por el cual consta su
legitimidad a la nación, de la cual tiene su bandera; el sacar de un puerto o
rada perteneciente a una potencia neutral, los buques enemigos que estén en
ellos, siendo este acto una violación del derecho de soberanía o inmunidad de
territorio; el matar alevosamente a cualquiera persona aun cuando fuera
enemiga.
24, La inmunidad de las costas de las potencias neutrales, se extiende a la
distancia de tres millas y así está prohibido a todo capitán de corsario el
perseguir o apresar ningún buque enemigo que no esté a mayor distancia de
dichas costas, pues si lo hiciera la presa será considera como ilegalmente
capturada, y restituida a la nación neutral cuyo territorio se ha violado, pagando
el apresador los daños y perjuicios.
25. La oficialidad, pasajeros y tripulación de un buque enemigo que se rinda sin
necesidad de abordaje, no podrán ser saqueados, los efectos de uso personal
serán entregados a sus dueños y al capitán y pasajeros, se les dejarán a cada
uno cien pesos, si tuvieren mayor cantidad de dinero a bordo, pero todo lo
demás del dinero, como igualmente todos los efectos de comercio que les
pertenecieren entrarán en la masa del cargamento.
26. Si un buque enemigo sufriere el abordaje se permitirá el pillaje de todos los
efectos de uso personal; pero el cargamento o el dinero que tuviere en mayor
cantidad de 900 pesos no podrán ser tomados por la tripulación del corsario y
el capitán se valdrá de las medidas que se le han ordenado para su
preservación en los artículos 21 y 22.
27. La desobediencia de un oficial a su superior será castigada con un mes de
encarcelamiento, y la confiscación de sus partes de presa a favor del hospital
de marina.
28. La desobediencia de un marinero o soldado al capitán u oficiales, será
castigada con un mes de detención en las obras públicas y confiscación de sus
partes de presa a favor del Hospital de Marina.
29. Motín a bordo de un corsario o de una presa será castigado con seis meses
de detención en las obras públicas a todos los que hayan entrado en él. 30. El
motín con armas en mano o atropellamiento del capitán, o de la oficialidad será
castigado con pena de muerte a todos los que hayan tomado parte en él.
31. El que en un combate rehusé el batirse será fusilado en el acto por orden
del jefe.
32. El que en presencia del enemigo vierta palabras sediciosas y subversivas al
buen orden y subordinación será arrestado en el acto, sumariado y detenido
estrechamente hasta remitirlo al señor Almirante quien lo hará juzgar por una
comisión militar o consejo de guerra especial.
33. Todo robo a bordo de un corsario o presa, siendo de leve cantidad, será
castigado con la pérdida de las partes de presa del ladrón, por todo el crucero a
beneficio del hospital de marina.
34. Si el robo fuere de más de 90 pesos el ladrón será castigado con un año de
detención en las obras públicas además de la confiscación de sus partes de
presa para el fin especificado en el artículo anterior.
35. Todos los capitanes de corsario están obligados a obedecer las órdenes de
los comandantes de los buques de la República en cualquier paraje o situación
en que se halle, siempre y cuando sea para el servicio del Estado so pena de
ser privados de la patente, y de nunca jamás poder mandar bajo la bandera de
Venezuela.
36. Cuando la patria esté declarada en peligro todo ciudadano debe contribuir a
su salvación, y así los corsarios particulares quedarán por el hecho mismo a la
disposición de! Almirante, el que los proveerá de víveres, armas y municiones
por el tiempo que estén en requisición.
37. Todo corsario particular que haya obtenido una patente para cruzar cuatro
meses en las colonias será obligado a hacerlo un mes para la República sobre
las costas que le designará el Almirante, so pena de confiscación de su buque
a favor del Almirantazgo.
38. Todo corsario que haya obtenido patente para cruzar seis meses en Europa
tendrá que hacerlo dos meses para la República, según las órdenes del
Almirante, del modo y bajo las penas indicadas en el anterior artículo.
39. Todos los prisioneros que hicieren los corsarios serán tratados con
humanidad y traídos a un puerto de la República; pero si. El número de ellos
fuere demasiado fuerte, o que el corsario se hallase escaso de víveres, será
permitido enviarlos a colonias neutrales, o darles una presa para que lo
verifiquen, advirtiendo que todos los prisioneros de graduación y los que son o
han sido de alguna importancia en el gobierno español, han de ser
irremisiblemente traídos a un puerto de la República, so pena de ser castigados
como traidores a la patria, el capitán de corsario o de presa que bajo cualquier
pretexto les diese libertad. Considerando que la guerra que se hace por el
gobierno español contra la libertad e independencia de la República de
Venezuela no es otra, sino destructiva de vidas y por consiguiente de todo lo
más precioso que el hombre posee, y considerando igualmente que la
experiencia nos ha patentemente enseñado que cualquier individuo que milite
bajo el pabellón venezolano, si tiene la desgracia de caer prisionero, no sólo no
goza aquel derecho tan sagrado entre las naciones cultas, mas pierde la
libertad por todo el resto de sus días; por tanto se previene y es absolutamente
necesario, que todo capitán de corsario cuando preste el juramento debe
expresar ampliamente, jurando, que antes de arriar su bandera debe perecer
con su buque debiendo preferir una muerte gloriosa a una civil que llena de
martirios sufriría en horror de la humanidad si tuviese la desgracia de ceder a
un enemigo tan atroz e inhumano.
Dado en Barcelona a 4 de marzo de 1817. 70. SIMON ROLIVAR.PEREZ
Secretario".
Puede decirse que el instrumento legal que venimos de transcribir marca el
nacimiento de la conciencia nacional sobre los vínculos de la nación con los
mares adyacentes, sobre la necesidad de construir una marina de guerra que
obtenga la supremacía en el Caribe en función de la guerra de liberación y sea
en el futuro instrumento idóneo para la defensa del territorio. También señala la
aparición de uno de los elementos del Estado moderno como es el poder naval
para los que tienen fronteras marítimas y su nacionalización. De ello dan fe los
artículos 1°, 3°, 4°, 35°,36° y 37°. Finalmente constituye el primer antecedente
venezolano de la soberanía sobre el mar territorial pues establece en la norma
contenida en el artículo 24 el límite de tres (3) millas para la inmunidad del
Estado, lo que es lo mismo que la extensión del mar adyacente a sus costas
sobre las cuales el Estado pretende ejercer su soberanía.
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