POLITICA EXTERIOR Y DIPLOMACIA DE LOS PATRIOTAS EN EL EXILIO. 1815-1819 Fermín Toro Jiménez El título de este trabajo se presta a críticas que a nuestro juicio serían fundadas, si partiéramos de la premisa ortodoxa de que sólo una organización compleja y compacta como es el Estado podría tener una política exterior y una diplomacia como forma de expresión real de sus objetivos. No obstante, distintas razones nos mueven a preservar el título. Una razón consiste en que a pesar de la desaparición de la Segunda República, oligárquica es decir del Estado de Occidente y del Estado de Oriente y el reestablecimiento del poder de la metrópoli española sobre las colonias sublevadas de Venezuela y la Nueva Granada en 1815, subsiste, en el exilio, la vanguardia política del movimiento de independencia en su voluntad de continuar la lucha por la liberación del yugo colonial. La dispersión inicial de la dirigencia rebelde que genera la diáspora a la caída de la plaza fuerte de Cartagena de Indias y del Estado independiente que allí tenía su asiento territorial, es superada en el breve lapso de meses. La elite patriota se rehace, adquiere nueva consistencia y define otra vez las tareas que exige el objetivo de autodeterminación. Una parte de dicha elite se aglutina en Haití y la otra forma centro de vida y actividad en los Estados Unidos de Norteamérica. Ambos grupos se conectan por igual con patriotas hispanoamericanos de otras latitudes haciendo de la revolución anticolonial un proceso continental. Por otra parte, a pesar de sus divergencias que culminan en diferentes organizaciones políticas autónomas que conciben distintos proyectos de liberación del dominio español. Otra razón para justificar el título es poder construir una valoración particular del proceso liberador en este período en el cual se produce un cambio que llamamos un "giro copernicano" en la conducta del movimiento emancipador hacia el mundo circundante. Quienes dirigieron la segunda República, derrotados momentáneamente por una política exterior incorrecta supieron asimilar entre 1815 y 1819 la experiencia negativa de los errores cometidos. De allí se traza un nuevo rumbo que en su ejecución favorece la ampliación de la base socio-política del fracasado ensayo republicano, la unión de las fuerzas progresistas y radicales y lo que es relevante como factor internacional, el descubrimiento y aprovechamiento de los recursos hasta el momento ignorados y desaprovechados que se ofrecían a la Revolución en la cuenca del Caribe y el encuentro de patriotas hispanoamericanos de todas las latitudes en su primera conjunción solidaria. El punto de partida cronológico del período es la caída de Cartagena de Indias en manos de las fuerzas del General Pablo Morillo y la huida de los jefes de los Estados de Occidente y Oriente, Simón Bolívar y Santiago Mariño, uno hacia Jamaica, el otro hacia Haití, a mediados de 1815. Aun cuando dichos Estados habían sucumbido a las fuerzas de José Tomás Boyes a fines de 1814, subsistió todavía hasta el año siguiente el Estado de Cartagena como último reducto organizado de la revolución en Tierra Firme. El punto cronológico final del trabajo lo hemos situado en el momento de la creación de la República de Colombia en 1819 en Angostura, una vez que cambios sustanciales habían favorecido la integración del movimiento emancipador venezolano y neogranadino hicieron posible la construcción de un nuevo Estado. Ellos fueron, entre otros, el traslado del centro de operaciones militares a Guayana donde fue fácil aglutinar por la proximidad geográfica llaneros de Apure, Guárico y Casanare fermentados ya en la causa común de la insurrección, la tradición colonial de comunicación y conexión de las provincias de Oriente con la Nueva Granada por el sistema Orinoco, Apure, Meta y Arauca; los recursos materiales de Guayana y, finalmente, la ayuda exterior británica. En el lapso que transcurre entre las dos fechas indicadas si atendernos al punto de vista estricto de la política exterior y de su instrumento la diplomacia hay tres momentos y dos coyunturas en las cuales debemos detenernos. Los momentos son la estancia en Jamaica del Libertador, la experiencia de los exiliados en Estados Unidos y en Haití, respectivamente y la fugaz pero significativa reaparición de la Primera República oligárquica o Estado de Occidente en Cariaco en 1817. Los acontecimientos señalados definen la coyuntura de 1815 a 1817. A partir de esta fecha el proceso acelerado de creación de un poder político y militar nuevo en Guayana, define la coyuntura de 1817 a 1819. SISTEMA INTERNACIONAL EUROPEO 1815-1819 Los acontecimiento fundamentales, desde mediados de 1815 hasta principios de 1819 son en el escenario de fuerza de las relaciones internacionales europeas, el "status" territorial construido por el Congreso de Viena y el "status" político nacido de las alianzas que precedieron a dicho arreglo general de paz, a saber: la Cuádruple Alianza de Gran Bretaña, Rusia, Prusia y Austria y las potencias menores, de carácter antinapoleónica y antifrancesa y la Triple alianza entre Rusia, Prusia y Austria llamada también Santa Alianza, de carácter antiliberal y de acento anti-británico. Ambos estatutos, el territorial y el político propiamente dicho, tienden a resolver las contradicciones fundamentales y secundarias que son las coordenadas de los nuevos tiempos. La primera de ellas consiste en el enfrentamiento políticomilitar de la Francia napoleónica, liberal y la Inglaterra también liberal en el continente europeo, conflicto entre el capital premonopolista por la supremacía económica en Europa y forcejeo internacional por la hegemonía política donde Prusia y Austria juegan el papel de satélites británicos y Rusia el de una fuerza todavía en proceso de definición. Contradicción política que se remonta al siglo XVIII, y se resuelve, en primer lugar con la derrota del poder militar francés. Más tarde se consolida con la Cuádruple Alianza de Chaumont que se constituye una camisa de fuerza al poder militar francés. En lo económico, se traduce en la liquidación del Bloqueo continental y el libre acceso al continente del excedente de manufactura británica y los productos naturales y materias primas de la periferia colonial de Inglaterra que en la Europa continental tienen su mercado natural. La segunda contradicción consiste en el enfrentamiento entre Rusia y la Gran Bretaña, por la hegemonía política en Europa, que anuncia la nueva arquitectura política del siglo XIX. Contradicción aún amorfa y embrionaria que había de tomar cuerpo a mediados del siglo y que a los ojos de los estadistas del continente no es todavía perceptible pues está obscurecida y desdibujada como visión y cálculo consciente por la oposición militante entre el imperio austríaco de Metternich y la Rusia de Alejandro I. Sin embargo, se trata de un desafío real que plantea a la Gran Bretaña el poder feudal-militar ruso cuya voracidad por las tierras productivas de cereales de la Europa del este todavía bajo el dominio otomano se enfrenta a los núcleos de producción capitalista y el irredentismo liberal de las burguesías comerciales y fabriles de la Europa oriental corresponsales de los centros de importación y exportación de la City de Londres y al poderío, decadente, pero poderío al fin del Imperio Otomano. Este último, a la sombra del poder naval y comercial de Inglaterra en el Mediterráneo Oriental, cierra el paso a la potencia rusa hacia Occidente a través de los Estrechos y los Banatos y Kanatos de la península balcánica. Pero en términos concretos, la lucha por la preponderancia se materializa en la alianza de Inglaterra, Austria y Francia de 3 de enero de 1815, constelación de adversarios que se opone a la Santa Alianza. LA COYUNTURA DE 1815 A 1818 El hilo de la trama internacional es el renacimiento del "Pacto de Familia" borbónico entre Francia y España y el acercamiento de Rusia a Francia con el propósito de hacer contrapeso y neutralizar la alianza Franco-anglo-austríaca de 3 de enero de 1815. La aproximación se desarrolla a través del General Pozzo di Borgo representante ruso en la Conferencia de Embajadores que maneja como un secreto a voces la carta de la "combinación borbónica- y mediante el Embajador Tatistchev, en Madrid de quien se dice celebró a fines de 1816 un tratado secreto con el gobierno de Fernando VIII. Dicho convenio pautaba que a cambio de una ayuda militar para restablecer la autoridad hispánica en América, (que en líneas generales ya había sido restaurada a fines de 1815) Rusia obtendría la isla de Menorca. No obstante, sin poder naval y restablecida la autoridad española en América, el ofrecimiento ruso parecía carente de toda seriedad significando para la política española del absolutismo restaurado apenas un factor de endurecimiento de su posición irreductible en el trato de la sublevación americana. Hacia esta negociación diplomática se inclina la Corte española ante la ambigua faz británica, cuya actitud ante el proceso de reconquista del poder español en Hispanoamérica no excede el simple dejar hacer, sin tomar iniciativa alguna que pueda interpretarse como un abandono de su posición de observadora. La garantía de la conexión rusa con el gobierno de Luís XVIII es el relevo de Talleyrand, a quien se califica de anglófilo y la designación como sucesor de éste al Duque de Richelieu, quien venía de ser Gobernador de Odessa. El surgimiento del fantasma del pasado con el "Pacto de Familia borbónico" a dos años apenas de la derrota francesa en España por el cuerpo expedicionario británico y la insurrección española, había hecho que la Gran Bretaña realizara el acuerdo celebrado el 5 de julio de 1814 con Fernando VIII por el cual España asumía el compromiso de no entrar en ningún juego político que pudiera afectar su independencia o afectar los intereses británicos. De modo que por un lado, con el acercamiento hispano-ruso, una pieza de la dinámica antibritánica del poder de Alejandro I y por otro lado la política británica de control sobre la Corona española conduciría a afirmar que si bien España carecía de una fuerza naval estratégica para sofocar la insurgencia americana y no podía obtenerla ni de Inglaterra ni de Rusia que carecía de poder naval, readquirió en este momento cierto poder derivado del ámbito de maniobra que le permite la contradicción entre Rusia e Inglaterra, por lo menos hasta el Congreso de Aquisgrán. LA COYUNTURA DE 1818 A 1819 Obtenida en el Congreso de Aquisgrán la evacuación anticipada del territorio francés por parte de los ejércitos coaligados y decidida la incorporación de Francia a la antigua tetraquía del Congreso de Viena, a pesar de la limitación que acarrea la red de las alianzas anti napoleónicas, y el financiamiento de la City de Londres para el pago de las indemnizaciones de guerra, los Barlones franceses se alejan de la conexión rusa y se acomodan con la Gran Bretaña, lo mismo que España. De este modo declina la presencia de Rusia se desvanece así para Inglaterra el temor la ofensiva rusa hacia Europa occidental, motivo principal que la ha hecho ofrecer a España toda su tolerancia hacia la actuaciones militares españolas en Tierra Firme hispanoamericana y la tradicional indiferencia ante las peticiones de los patriotas americanos. Ante el repliegue ruso y el acercamiento de Francia, la política inglesa de protección y apoyo a su comercio puede ahora desarrollarse sin temor alguno sobre el continente. SISTEMA INTERNACIONAL MUNDIAL El balance que impone el desarrollo desigual del capitalismo impetuoso y creciente en la Gran Bretaña y de ritmo menor acelerado en los confines de la Rusia zarista, determina la ubicación de los centros máximos del poder en la dimensión global. No obstante, la fricción entre ambos no será por el momento en Europa donde en Austria, Prusia y Francia son de alguna manera lo suficientemente poderosas para contener y mediatizar el progreso del avance ruso hacia Occidente. Las tensiones tienen sus puntos focales en los Estrechos y en su debilitado guardián el Imperio Otomano, así como en el norte del continente americano donde Rusia se hace presente en Alaska. Las pretensiones de Rusia como potencia mundial, soberana de los ejércitos del continente, se enfrentan políticamente a la Inglaterra todopoderosa en el mar. En 1812 durante el conflicto anglo-norteamericano el Zar trató de hacerse sentir inútilmente en una escala mundial ofreciendo una mediación cuyo propósito inconfesado era lograr a través de la paz un arreglo colectivo que pudiera disminuir o neutralizar la hegemonía global británica. Fracasado en este intento trató luego en abril de 1816 de lograr entre los aliados un acuerdo de desarme cuya mira era enfrentar la supremacía británica y debilitarla mediante una limitación de sus derechos marítimos y de disminuirla en el número de sus unidades navales. Sin resultado tampoco esta gestión, Rusia trató de atraer a Francia, España y los Estados Unidos a sus manejos sin haber podido de este modo contrarrestar la política inglesa. Su último recurso consistió en hacer de la Santa Alianza un instrumento de política mundial. Ofreció en esta perspectiva sus servicios a Fernando Séptimo a fines de noviembre de 1816, para recuperar sus colonias rebeldes en América a cambio de la Isla de Menorca, lo que nunca trascendió la etapa de los proyectos frustrados por un creciente entendimiento de la Gran Bretaña con Francia y las dos al unísono con España. Proceso que culmina con un acuerdo entre las dos primeras para la repartición de esferas de influencia. Por su parte, la Gran Bretaña se propone mantener al imperio Otomano como portero del Mar Negro que garantiza el encierro de Rusia en sus fronteras. En el continente americano logra un acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos en 1818 para reservarse conjuntamente las regiones costeras al norte del paralelo 42 poniendo límites así a la expansión rusa desde Alaska. En resumen, en el enfrentamiento anglorruso la Rusia de Alejandro I carece todavía del poder necesario para hacer sentir su presencia en el hemisferio occidental. Ante ella, Inglaterra secundada por una Francia que hace de segundo violín, una España protegida de ambos y los Estados Unidos, forman una entente impenetrable e indisoluble. EL SISTEMA POLITICO VENEZOLANO, COYUNTURA 1815-1817 Referirnos al sistema político venezolano implica aceptar una premisa discutible; por cuanto se alude a un conjunto de fuerzas socio-políticas que operan fuera de su base de sustentación existencial no obstante, la adoptamos con la explicación de que aludimos al proceso particular de independencia venezolano que a estas alturas se ha desplegado en su universalidad conjuntamente con los proyectos de liberación protonacionales y en su profundidad por la riqueza y diversidad de sus fuerzas sociales y calidad de liderazgo. Líderes y vanguardias políticas hasta el momento aisladas que desde todas las latitudes se reconocen en las encrucijadas del Caribe y de Europa en la hermandad de la misma causa común americana por la infeliz pero momentánea circunstancia del reflujo revolucionario y la reimplantación momentánea de las viejas ataduras. De esta confluencia renace la contradicción potenciada central entre colonia versus independencia, mientras las secundarias que se suscitan entre las dirigencias se les pone sordina aplacadas de momento ante el enemigo común de la monarquía restaurada de Fernando Séptimo. En el exilio, en Jamaica, Ceuta, Baltimore, Nueva Orleans, Puerto Príncipe, Jacmel, Curazao, la fusión de las lealtades fortalece el poder de la Revolución en la tarea de encontrar de nuevo la eficacia al proceso emancipador. En medio de la confusión que genera el exilio caribeño y la Tierra Firme en posesión del Pacificador, se producen los cambios que aparejan el nuevo movimiento todavía no percibido en contenido y dirección. La realidad objetiva y descarnada que se ofrece a los patriotas en las Antillas es que la insurrección está de nuevo en el nadir de su reflujo. Fracaso, derrota v pérdida son las realidades que traducen frustración y decepción como primeras ideas dominantes. Testimonio de ello es la experiencia de Simón Bolívar en Jamaica: privación económica, desconocimiento de su liderazgo, negativa del Duque de Manchester a facilitar un viaje a Londres y, finalmente, riesgo inminente de muerte en la tentativa de los asesinos. La contrapartida mientras no maduran las condiciones para renovar la empresa es el estudio de reflexión y la fantasía revolucionaria en la duermevela de los sueños. A falta de acción, es el tiempo de madurar el futuro en conjeturas premonitorias .Es la Carta de Jamaica. Importantes contradicciones que remontan el pasado colonial y que hacen eclosión en 1810, comienzan a resolverse en esta turbulenta y caótica coyuntura; pero además, nuevas contradicciones se perfilan al calor de la solución de las anteriores. Entre ellas el conflicto entre independencia versus dependencia tiene como intracuerpo principal del proceso aún no revelado, que persiste hasta nuestros días el enfrentamiento de dos proyectos políticos republicanos de naturaleza antagónica que adquieren consistencia en el período. Sin embargo, comencemos por los antagonismos heredados. La primera contradicción, existe en el seno mismo de la elite dirigente de la casta dominante del régimen esclavista colonial de las provincias de Occidente. Se produce entre los que han aceptado la autonomía, como opción coyuntural y provisional a falta de la Monarquía, para colmar el vacío de poder local y como rechazo a la presencia invasora de la Francia Napoleónica y revolucionaria en España. Derrotado Napoleón y presente la Expedición Pacificadora de Morillo en las provincias de Venezuela y la Nueva Granada, que restablece el régimen colonial de los Borbones españoles, el segmento de los realistas resignados y republicanos a la fuerza no vacilan en jurar nuevamente fidelidad al Antiguo Régimen y recuperar a cambio de su lealtad privilegios y mayorazgos sociales, y posiciones de gobierno y burocráticas en la sociedad colonial restaurada. El restablecimiento de sus fueros y mercedes tendrá para ellos además, la función de resarcirles de la enconada y destructiva acción de la guerra social que los Antoñanzas, Cerveris y Boves desataron contra sus propiedades y su seguridad personal durante los convulsos años de 1813 y 1814. El pueblo de los esclavos, de los pardos y mulatos es su enemigo y sobre él vuelven a instalar su hegemonía en 1815, apoyados en los húsares de Barbastro, Valencey, Burgos y de la Reina. Frente a este grupo, formando otro segmento diferenciado del mismo estamento aristocrático están los que para 1810 habían madurado en su conciencia política con un proyecto de independencia irreversible en la afirmación de una soberanía nacional incipiente, aprovechando el vacío de poder colonial para instalar por vía de golpe de Estado un ensayo republicano. Proyecto fundado en la concepción todavía indiferenciada entre dos componentes; a saber: una sociedad virreinal sustentada en el concurso larvario de los pueblos de las Provincias del Occidente de Venezuela y de la Nueva Granada y una nacionalidad puramente limitada a las Provincias del Oriente de Venezuela. Embriones de una contradicción que se desarrollará más tarde con todas sus secuelas políticas. El momento es crucial y definitivo, pues en la oportunidad en que es abatido por segunda vez, el ensayo republicano, desterrados sus líderes y confiscadas sus propiedades en territorio venezolano, se desata el nudo de la divergencia. El segundo grupo reafirma su voluntad de lucha, su visión y su proyecto político de autodeterminación frente al primero de su mismo origen social que nunca ha superado un tibio compromiso de circunstancia. Deslinde que tendrá entre otras consecuencias, un cambio cualitativo que se expresará en lo interno en la incorporación de las masas venezolanas y neogranadinas al proceso político de emancipación y a la guerra contra la dependencia y en lo externo en la internacionalización latinoamericana del conflicto. No obstante, dentro de este grupo decidido que reafirma su propósito de continuar por la causa de la liberación de la tutela de España también existen contradicciones profundas e irreconciliables, aunque todavía no aparentes. La principal de ellas que se remonta a 1810 es la oposición entre dos proyectos políticos que concibe cada segmento de esa elite. Uno de ellos es el proyecto de Estado que se pretende construir sobre la base geográfica del ámbito reducido de lo que era la Provincia de Caracas o de Venezuela en los límites coloniales, enclavado en la región Centro Costera del país que cuenta con la adhesión de las oligarquías provinciales de Mérida y Barinas, con base económica en las relaciones de producción esclavistas y de estructura social estamental y castoide de la sociedad colonial. Tiene como estructura ideológica la Primera República francesa de 1794 obra de los Girondinos y como expresión política concreta el modelo constitucional aristocrático norteamericano de 1776, confusamente estigmatizado por las manipulaciones imperiales británicas. Este proyecto fue posiblemente inducido por el Gabinete de Londres y su existencia precaria fue asegurada por la protección militar y naval de la Gran Bretaña desde sus bases caribeñas. Esta organización política tiene asignado un rol dentro de la división internacional del trabajo impuesta por el capitalismo manufacturero en desarrollo en la Gran Bretaña: proveedor de productos agrícolas e importador de manufacturas británicas. Es el Estado que representa el ensayo republicano de 1810 cuya paternidad incumbe a la casta de los terratenientes criollos y de la Provincia de Caracas o Venezuela de Mérida y Barinas, Estado venezolano esclavista y dependiente de los intereses británicos trasunto en América meridional del Estado de la aristocracia esclavista dominante de las Trece Provincias norteamericanas relativamente dependiente de la Gran Bretaña. Este proyecto, alimentado por los intereses del Imperio británico sucumbe momentáneamente en 1812 para reaparecer con rasgos de mayor nitidez filobritánica una vez más en el escenario venezolano en mayo de 1817 con el despectivo nombre que le ha dado la historiografía tradicional de "Congreso de Cariaco" considerado con razón pero sin explicación satisfactoria hasta el momento como una disidencia bolivariana. La breve pero sustantiva historia que en esta ocasión culmina en la resurrecta República Federal de 1811, huérfana de sustentación socio-política local, permiten distinguir con mayor claridad la mano invisible de la Gran Bretaña que la conducía o controlaba desde 1810. El Canónigo José Cortés de Madariaga, liberado de la prisión de Ceuta junto con Juan Germán Roscio, Francisco Iznardy y otros, por influencia del Gabinete británico y posiblemente también de la benevolencia o interés específico de liberales españoles proingleses es enviado desde Jamaica por el Gobernador de la isla con la promesa de que el reconocimiento de Inglaterra a un poder independiente en Venezuela exige la reconstitución de un Estado. Es así como la República Federal de Cariaco repite la implantación del orden de la Primera República como en Protectorado de la Gran Bretaña esta vez con abrumadora evidencia ha sustentado en lo interno por la contradicción regional entre orientales y occidentales y la contradicción entre las dirigencias criollas conservadoras y radicales. Su debilidad socio-política como proyecto inducido desde el exterior y asediado por la acción militar española hace de ella una realidad más efímera que la de su antecesora. Transcurren apenas cuatro meses desde que se reúne en Cariaco el Congresillo Constituyente hasta que las españolas al mando del General Canterac penetran en tierras orientales y dan al traste con el endeble aparato de poder "independiente". Frente al provecto de Estado descrito se gesta su contrario. A medida que se tejen los vínculos entre patriotas venezolanos y neogranadinos nace el proyecto de Colombia como Estado multinacional, cuyo asiento será el Virreinato en sus confines territoriales en su infraestructura político-administrativa, en sus recursos naturales y relaciones de producción precapitalistas y capitalistas incipientes y una población de hombres libres de los llanos y de esclavos liberados que se comprometen con la libertad y la igualdad. Su paternidad corresponde al ala radical de los terratenientes, renunciante al esclavismo su composición ideológica es un híbrido de la República Jacobina francesa y de la monarquía británica y su expresión política es la Constitución de Angostura de 1819. Tiene como antecedentes el Pacto de Confederación venezolano-neogranadino de 1810, los vínculos creados en los años 13 y 14, el entendimiento de orientales y occidentales en Santa Ana del Norte de 1816 y el Consejo de Estado creado en 1818 durante las pausas de la contienda que se hace posible por base material que forma el incremento decisivo de la presencia y la ayuda británica la incorporación de las masas de hombres libres de los llanos. Es decir su aparición súbita en Angostura en 1819 no es obra de magia del Libertador, como ha dejado sentir la historiografía tradicional sino el resultado de un proceso histórico. La segunda contradicción no antagónica que se vislumbra en su desarrollo, todavía no resuelta es la que opone a los dirigentes patriotas de Oriente y, la aristocracia territorial patriota de occidente y neogranadinos, materializado entre 1813 y 1814 con la implantación de dos Estados regionales en el territorio de las Provincias de Venezuela. Este antagonismo persiste a pesar de la histórica reunión y declaración de Simón Bolívar y Santiago Mariño en Santa Ana del Norte en 1816 al desembarcar en tierra neoespartana procedentes de Haití para aportar al propósito de un Estado y Nación única e indivisible, cuyo centro de gravitación e irradiación es la Nación oriental. Nación que Bolívar, a partir de 1817 parece haber reconocido finalmente como residencia legítima de la Revolución anticolonial y nacional. Evidentemente fehaciente de ello es que tanto la primera como la segunda expedición de Los Cayos tiene como objetivo la tierra oriental que ofrece los ingentes recursos de los llanos de Maturín, y la rebeldía indoblegable de las masas de hombres de Oriente. Del Río Unare hacia el Oeste existe otro mundo separado por el accidente fluvial, que los colonizadores españoles ya habían equiparado a los Pirineos. Desde Occidente hasta esa línea divisoria España es soberana. A ella vuelve a estar sometido todo el territorio de las Provincias occidentales desde Caracas hasta la Sabana de Santa Fe por los Andes, llegando a Cartagena por la costa. Sin embargo, ya hemos dicho que la contradicción no está resuelta totalmente. Simón Bolívar todavía fascinado por los espejismos de los proyectos fracasados se infiltra inconsulta y temerariamente en territorio enemigo desde Ocumare de la Costa en 1816, y pretende luego avanzar hacia Clarines desde Barcelona en 1817, en ambos casos con el propósito de capturar de nuevo a Caracas. La derrota a manos de los realistas en ambos intentos parece invitarlo a reflexionar sobre otros rumbos nuevos tierra adentro donde ya existe un núcleo de tierra liberada, a partir del cual es posible diseñar un viaje estratégico. A otros niveles de la sociedad venezolana se suman dos contradicciones antagónicas de aguda intensidad, que han aparecido unas a partir de 1811 con la rebelión de los esclavos de Barlovento y otros a partir de 1813 con la insurrección general de los pardos bajo la jefatura de Boves aminoran su tensión. Una es la contradicción entre el estamento dominante de la aristocracia territorial patriota y los pardos signada por la pretensión de igualdad, que pierde vigor porque estos últimos perciben ya distintamente el segmento radical e igualitario de la aristocracia territorial que dirige Simón Bolívar y sus allegados, que les abre acceso y no sólo a su participación en el movimiento de independencia sino a optar incluso a la condición de protagonistas; a esto se agrega que restablecido el poder colonial se quebranta la alianza de los pardos con los peninsulares, pues con la actuación de gobierno de Morillo se restablece la vieja conexión entre españoles y la aristocracia oligárquica esclavista que ha jurado fidelidad a la monarquía y con ella reina de nuevo el orden social opresivo de las castas; por último facilita también la incorporación aluvional de los pardos al proceso emancipador la experiencia reciente de mulatos haitianos en las filas republicanas. La otra contradicción que tiende a resolverse es la que opone a los libres de los esclavos que se plantea entre la aristocracia territorial patriota y los esclavos, que se plantea entre la aristocracia oligárquica territorial la cual permanece idéntica; y entre las pardos libres que forman los estratos medios urbanos y rurales y los esclavos. A ello contribuye la presencia de los haitianos en el ejército que desembarca de Los Cayos, la promesa cumplida por el Libertador de dar la libertad absoluta a los esclavos por Decreto de 2 de junio de 1816 y la confirmación de la esclavitud por parte de las nuevas autoridades de la Corona consumada la "pacificación" de Tierra Firme, que permite a los esclavos discernir como aliado al segmento patriota libertario de la aristocracia territorial. Una nueva contradicción que contiene elementos antagónicos y conciliables se produce entre la elite cívico-militar anticolonial como efecto de la derrota del movimiento de independencia en 1815. Se manifiesta en Haití en 1816, cuando un grupo de exiliados desconoce la jefatura de Bolívar y Mariño y se opone a los planes concertados por éstos para invadir las Provincias de Oriente. El sector más conservador de dicha elite la aristocracia territorial oligárquica y algunos patriotas todavía no desarrollados repudiados por la acción concertada del poder español y el repudio de las masas parece haber perdido la fe en un nuevo intento de invasión directa de la América meridional. Las ideas que parecen sustentar, por el contrario, es la liberación previa del Virreinato de México, la Isla de Cuba y las Floridas Oriental y Occidental. En este propósito creen contar con mayores posibilidades para preservar su hegemonía social tales como alianzas con otras oligarquías territoriales del continente y aventureros de otras latitudes cuya participación en la lucha no podría poner en peligro la dirección y contenido del proceso anticolonial. Nos referimos a Pedro Gual, Mariano Montilla, José Rafael Revenga, Juan Paz del Castillo, Telésforo Orea y Juan Germán Roscio de Venezuela, Manuel Torres de Cartagena, Vicente Pazos de Buenos Aires, Miguel Santamaría, José Servando de Mier y Noriega de México, José Miguel Carrera de Chile. Desde los Estados Unidos, operando en Baltimore, Philadelphia, Nueva York y Nueva Orleans se plantean una invasión a México como objetivo prioritario en la estrategia de liberación del coloniaje hispano bajo el liderazgo de un español liberal republicano como José Álvarez Toledo o Francisco Javier de Mina. A juicio de ellos, sin la liberación de México de la dominación española no habría posibilidad de liberar la América meridional. La existencia del Congreso y Ejecutivo Mexicano, formas de organización semejante a las instituciones oligárquicas de la Primera República y la percepción de un supuesto estado avanzado de conciencia política en México, parecen haber sido factores determinantes en la decisión. Pero, en realidad para este grupo rebelde la liberación Virreinato era posible por varias razones, a saber: la derrota de los movimientos de independencia y de cambio social más radicales, consumados en territorio mexicano con la muerte de Morelos en 1815, restablecen la hegemonía de la aristocracia oligárquica mexicana con la cual es posible entenderse; la posibilidad de obtener ayuda y suministro logístico desde territorio de los Estados Unidos, donde no faltaban sectores prominentes del gobierno norteamericano interesados en la expansión hacia el Sur y el Este, a expensas de las colonias hispanas de México y las Floridas; la posibilidad de obtener ayuda francesa desde Nueva Orleans, donde menudeaban aventureros fieles a la Revolución Francesa y a los Bonaparte; igualmente, se presenta como tentadora la posibilidad de un apoyo británico que en el caso de Francisco Javier de Mina parece haber sido un factor decisivo así mismo, la abundancia de recursos económicos que ofrecían las arcas virreinales de México. A esta concepción de la lucha anticolonial se sumaban como partidarios los emigrados de todas las colonias hispanas en el continente con excepción de Cuba y Puerto Rico y a pesar de su tendencia conservadora contribuye a la fragua de la unidad continental en la revolución hispanoamericana de independencia. Frente a esta concepción clasista, aristocrático-oligárquica y europeizante de independencia del yugo colonial, se desarrolla una concepción poli-clasista hispanoamericanista, progresista y antifeudal de la liberación de Venezuela y la Nueva Granada, con la expedición dirigida por Simón Bolívar y Santiago Mariño desde Haití hasta las Provincias de Oriente de Venezuela. Se trata de disputarle al Cuerpo Expedicionario de Pablo Morillo con grave riesgo de fracaso, el ascendiente sobre las masas venezolanas en las profundidades del territorio suramericano, donde la conciencia política permanecía todavía salvo en las provincias orientales, en niveles atrasados de confusión, apuntalados por promesas demagógicas de libertad e igualdad social. La dirección de este movimiento corresponde a Bolívar y Mariño y a él se suman los expedicionarios de Los Cayos y los patriotas orientales que mantienen la insurrección en los llanos de Maturín. Dentro de ellos todas maneras se cuelan sectores de la oligarquía territorial esclavista. No obstante las diferencias, ambos movimientos tenían en común el apoyo de un poder naval como necesidad logística y estratégica, que habían madurado con las experiencias de los primeros años del proceso emancipador. De la expedición mexicana y de las Floridas el apoyo naval es suministrado por Luís Aury y su escuadra; en la expedición de Los Cayos el soporte naval es organizado por la escuadra de Luís Brión. También tuvieron en común la ayuda material y humana de la República de Haití. Aún cuando ambos movimientos actúan de manera autónoma en diferentes teatros de operaciones existen algunas conexiones entre ellos no dilucidadas del todo. Tal es el caso de la misión diplomática que hace Simón Bolívar desde Ocumare ante el Congreso Mexicano de Luís Brión, Antonio Villeret y Samuel D. Forsyth a fines de julio de 1816 que no llega a su destino. El último acto de hegemonía exclusiva de la aristocracia oligárquica antes de la fundación de la República de Colombia, consiste en la restauración de la Primera República en San Felipe de Cariaco el 8 de mayo de 1817 y el establecimiento fugaz de su capital en La Asunción, Isla de Margarita. Más que una disidencia bolivariana, más que un acontecimiento intrascendente como ha querido calificársele tradicionalmente se trata de la misma República Federal de 1811, de la oligarquía territorial conectada y mediatizada por los intereses del Imperio británico a saber: José Cortés de Madariaga, Francisco Javier Maíz, Francisco de Paula Navas, Francisco Javier de Alcalá, Diego Vallenilla, Diego Antonio Alcalá, Manuel lsaba, Zenón García de Sena, Diego Bautista Urbaneja, Casiano Bezares y Manuel Maneyro. A ella se suman el recién llegado Luís Brión y el neogranadino Francisco Antonio Zea. Es posible que entre este proyecto político y la expedición contemporánea de Francisco Javier de Mina en México existieran conexiones, es decir que tuvieran una misma fuente u origen político de filiación anglófila. Oigamos al Canónigo Cortés de Madariaga exponer a los convocados propósitos que traducen, entre líneas, las miras británicas. “...habiendo llegado a entender por conductos respetables de la mayor excepción aproximarse ya el término de que la América del Sur aparezca con toda la dignidad que le corresponde a la faz del mundo culto; se resolvió emprender el penoso viaje que ha traído a este Continente desde las Islas de Barlovento con el fin de indicar a sus conciudadanos las especies noticias y favorables antecedentes que le hacen esperar será Venezuela inclinada en la común prosperidad del Sur de América dentro del año corriente y por medio de sus relaciones exteriores una vez que se constituya del modo que se exige para recobrar el rango primero de su emancipación restablecido su gobierno y con el orden doméstico que aleje la anarquía, puede inspirar confianza a las Naciones magnánimas y filantrópicas interesadas en el bien general sólido y estable de esta preciosa parte del globo..." En realidad varios documentos contribuyen a corroborar la intervención de la Gran Bretaña en este proyecto político. En efecto, el Almirante Brión en carta dirigida a Simón Bolívar el 25 de abril de 1817 le dice: “..En ese intervalo llegó cerca de este puerto la corbeta de Su Majestad Británica "Brazen", trayendo a su bordo el benemérito ciudadano doctor José Cortés Madariaga que, infatigable y activo sobre el negocio importante de nuestra emancipación, se ha venido para instruir a V.E., a mí y a todos los americanos del estado de seriedad y esperanzas con que se observan y examina aquella materia en el Gabinete Inglés, con otras noticias igualmente felices que coinciden al mismo fin de diversos puntos de la América, de suerte que nuestros esfuerzos deben redoblarse vigorosamente; y me atrevo a asegurar que esas bravas y generosas tropas pronto recogerán el fruto de sus virtuosas y valientes fatigas, y que pocas campañas les restan que hacer para gozar a la sombra de un gobierno de paz el premio de tanto valor y sacrificios. Se acerca el momento que en el pabellón venezolano y los demás de nuestra América van a ser tremolados en todo el mundo con honor y majestad, y yo me siento tan lleno de esta idea, como reanimado para el trabajo de las operaciones navales...” Igualmente, el propio autor de los hechos, José Cortés de Madariaga, escribe a Bolívar el mismo día diciéndole: “...Me tenéis en esta isla desde el 18 con procedencia de Kingston y escala en Barbado, habiendo en ambos puntos merecido de sus respetables Almirantes que me brindasen dos buques de guerra en las travesías de aquellas islas, y para llegar a Margarita en prosecución de objetos muy importantes conexionados con la causa de Sud-América y dependientes de mis informaciones, después de hablar con vos y con nuestro Almirante, a quienes discurrimos deben encontrarse en Pampatar, depositarios de un Gobierno provisorio anunciado en vuestras proclamas, y notificado a los jefes departamentales de la Nación Británica. Dichas autoridades, de acuerdo conmigo, quisieron que el capitán Sterling, comandante de la corbeta de S.M.B. Brazen que me ha conducido aquí, conferenciase con vos y el Almirante, en cuanto al mejor concierto de nuestras recíprocas relaciones ya entabladas, dejando a mi cuidado que os comunicase algunas cosas reservadas que no pueden aventurarse a los riesgos de la pluma..." En la sede provisional de La Asunción y en ausencia de dos de los triunviros Simón Bolívar y Fernando Toro que forman el Poder Ejecutivo, se constituye éste con Francisco Javier Maíz, Francisco Antonio Zea y José Cortés de Madariaga el día 9 de mayo de 1817. Fueron designados como Secretarios de Estado para el Departamento de Guerra con el carácter de interino Zenón García de Sena y en el Departamento de Relaciones Exteriores Casiano Bezares. Luís Brión fue confirmado como jefe de la Escuadra y Santiago Mariño como jefe de los Ejércitos de la República. A juicio de este último, era un acto de necesidad política de restablecer el Estado desaparecido en 1812. Dice Santiago Mariño: “...Nuestra Constitución es tal vez un poco defectuosa como todas las que se forman en la efervescencia de una repentina libertad. Pero su restablecimiento era un paso indispensable para mejorar nuestra institución y recobrar la existencia social. Qué esperanzas podríamos concebir, ni qué confianza inspirar al mundo político, sin unidad, ni concierto en nuestras operaciones, sin un centro común, sin un principio de organización, y de vida, sin un gobierno en fin que diera vigor, y movimiento al Cuerpo Exánime de la República?... " Como es de suponer el novel Estado aparece a la existencia volcado íntegramente hacia las relaciones exteriores, de las cuales depende su precaria supervivencia. Es necesario, sin embargo discriminar que dentro de la gente que propicia y dirige la restauración de la Primera República no rodos son representantes de la oligarquía territorial esclavista; hay otros todavía confundidos en el propósito común de la liberación anticolonial, líderes patriotas progresistas e igualitarios como Santiago Mariño y Luís Brión. Es importante apuntar que el repudio de Simón Bolívar desde Guayana al proyecto restaurador de Cariaco no parecería ser una cuestión de competencia por el liderazgo del proceso emancipador. Pensemos que es válida la hipótesis que sugiere que dicho repudio representa el nacimiento de una nueva contradicción en la revolución anticolonial, todavía insuficientemente estudiada en sus contenidos y desarrollo que consiste en la oposición entre los líderes patriotas y los planes del neocolonialismo británico que pretenden desde ahora arropar con su manto de control sobre el movimiento de independencia para acomodarlo a los designios comerciales y políticos del capitalismo fabril y financiero premonopolista del Imperio. LAS RELACIONES EXTERIORES 1815-1817 En este período lo nevedoso y sustancial que señala un cambio cualitativo en el proceso de independencia es la decisión de abandonar la expectativa reiterada desde 1810 de obtener una ayuda externa europea para la revolución que objetiva y reiteradamente le ha sido negada. Ante este mandato de la realidad, el cambio subjetivo que se impone consiste en volver la mirada sobre la región circunvecina próxima a nuestro territorio así descubren Bolívar y Mariño, la existencia de la República de Haití foco de disidencia revolucionaría cuya diestra extendida se ofrece a quienes luchan por la libertad. Más al norte resplandece la República Mexicana que también parece ofrecer un nuevo hogar para los revolucionarios. De este modo un cambio de política exterior se genera de una percepción objetiva de la realidad y en un cambio de mentalidad en los líderes que abandonan las barreras estamentales. A partir del momento el recurso a la generosa ayuda del pueblo haitiano va a ser la plataforma de lanzamiento de una nueva empresa libertadora que transforma la suerte del proceso. Este adquiere simultáneamente una nueva base de sustentación ideológica y política que penetra y se arraiga en las masas de hombres libres y esclavos que no han hallado en el restablecimiento del sistema colonial, concluida mediante una severa represión ninguna satisfacción a sus aspiraciones seculares, sino su exacta reubicación en sus antiguos moldes socioeconómicos v políticos de subordinación y explotación. Sin embargo a pesar de lo nuevo, lo viejo subsiste todavía. Como hemos dicho la contradicción entre Occidente y Oriente se expresa en dos iniciativas autónomas de política exterior personificadas en las actuaciones individuales de Simón Bolívar y de Santiago Mariño, La política de Simón Bolívar se materializa en la búsqueda del reconocimiento y de un Empréstito de la República Mexicana elemento nuevo, posiblemente concebido de concierto con el grupo que dirigía la expedición hacia México; simultáneamente en gestiones ante las Antillas Holandesas en la consecución de la ayuda, el reconocimiento norteamericano tantas veces negado y finalmente nuevas gestiones ante el Gabinete británico. Las tres primeras opciones engendran una misión diplomática que el Libertador encomienda desde Ocumare de la Costa a Luís Brión, que fracasa a la altura de la Isla de Pinos con el naufragio del buque que conduce al emisario a su destino. Las instrucciones son las siguientes: "... Instrucciones que deben dirigir al Exmo.- Señor Almirante Luís Brión en la misión que se le ha encargado cerca del Gobierno de las Provincias Unidas de México. Artículo 1°. Como el objeto principal de esta misión es manifestar al Pueblo y Gobierno Mexicano los sentimientos de fraternidad y unión que animan a Venezuela respecto de todas las demás Provincias de América, que combaten por su libertad contra los tiranos españoles, será el primer deber del Almirante exponerlo así a aquel Gobierno; le ofrecerá nuestro reconocimiento formal, y exigirá igual correspondencia de parte de él. Artículo 2°. No pudiendo calcularse a tanta distancia la situación actual de aquella República por la variedad e incertidumbre de los sucesos de la guerra, y estando plenamente satisfechos del acendrado patriotismo de nuestro Enviado, del conocimiento que tiene de nuestros intereses, y de la pureza y ardor de sus deseos por la causa de la libertad de la América dejamos a su prudencia los demás tratados que deba celebrar para asegurar la mutua y recíproca correspondencia y protección de una y otra República. Artículo 3°. Se encarga con particularidad al Enviado que represente a aquel Gobierno el estado de devastación a que ha quedado reducido este país por consecuencia del sistema destructor que han llevado a efecto los Españoles aquí más que en ninguna otra parte de América; hará conocer nuestra absoluta falta de fondo para proveernos de los elementos más indispensables para continuar nuestra lucha, y la necesidad urgente que nos obliga a recurrir a la beneficencia y generosidad del Pueblo Mexicano pidiéndole un empréstito de quinientos mil pesos que podrán bastar por ahora para cubrir una parte de los gastos que hemos hecho y debemos hacer. Artículo 4°. Nuestro Enviado está autorizado para estipular los pactos, términos, modo, y plazos en que debamos recibir el empréstito, y aquellos en que debamos pagarlo, sujetándose sólo a los conocimientos que él tiene de nuestras necesidades y a las rentas que ofrece nuestro país, restablecido que sea el goce de su libertad. Dadas, firmadas de nuestra mano, selladas con el provisional de la República, y refrendadas por el Secretario de Estado y Relaciones Exteriores en el Cuartel General de Ocumare a 7 de julio de 1816, 6° de la Independencia..." "...Instrucciones que deben dirigir al Exemo Señor Almirante Luís Brión en su misión cerca del Gobierno de los Estados Unidos del Norte de América. Artículo 1°. Siendo el reconocimiento de, nuestra independencia el principal objeto que debemos proponernos por ahora, procurará de todos modos obtenerlo, presentando a aquel Gobierno los sinceros sentimientos con que deseamos la amistad y alianza de nuestra naciente República de los Estados Unidos. Artículo 2°. Con conocimiento de nuestra situación, de los recursos de nuestro país, y de sus frutos y producciones celebrará los tratados más convenientes al progreso y prosperidad de nuestro Comercio recíproco con aquellos Estados. De la misión a Curazao sólo disponemos hasta el presente de las comunicaciones dirigidas por Bolívar el 8 y 9 de julio de 1816 al Gobernador, Capitán General y Vice-almirante Albert Kikkert que dicen lo siguiente: "...SIMÓN BOLIVAR. Jefe Supremo de la República, Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, E.,E., E., Al Exemo señor Vice Almirante, Gobernador y Capitán General de la Isla de Curazao y sus dependencias, A. Kikkert. Exemo. Señor: Tengo el honor de participar a V.E. mi arribo a este puerto mandando una expedición compuesta de las reliquias del ejército de Cartagena, de las fuerzas marítimas de la Nueva Granada, y de los poderosos auxilios que he adquirido en la isla de Margarita y provincia de Cumaná. Como la armonía y las relaciones más amicales han existido siempre entre la Costa Firme y la Isla de Curazao, yo me creo obligado a dar el primer paso en esta oportunidad. Por la independencia combatió setenta años la Holanda, por la independencia ha hecho ahora heroicos sacrificios, por la independencia, pues, yo espero nos será permitido el aspirar a los aplausos del gobierno liberal de los Países Bajos. V.E. puede contar con la más perfecta amistad de parte de los ciudadanos de Venezuela, y yo me lisonjeo que las relaciones mercantiles de esa isla con la Costa Firme serán las más ventajosas para los holandeses, nuestros vecinos. Dentro de pocos días habremos ocupado la capital y el puerto de La Guaira, y entonces nuestras comunicaciones serán frecuentes si V.E. lo permitiere así. Acepte V.E. los homenajes de la alta consideración y respeto con que soy de V. E. atento adicto servidor q b.s.m." "SIMON BOLIVAR. Jefe Supremo de la República, Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, E., E., E., Exemo. señor Gobernador, Capitán General y Vice Almirante de la Isla de Curazao y sus dependencias. Excmo. Señor: S.E, el señor Almirante de esta República, Luís Brión, destinado por mí cerca de V.E., está autorizado con plenas facultades para tratar con V.E. sobre nuestras relaciones amicales. Me atrevo a esperar que V.E. prestará audiencia a las proposiciones que tendrá el honor de presentarle. Ellas no llevarán por objeto sino las ventajas mercantiles y la felicidad recíproca de! pueblo holandés y los habitantes de la Costa Firme. Dígnese V.F., aceptar los homenajes y testimonios más sinceros de la alta consideración y respeto con que soy de V-E. muy atento y adicto servidor q.b.s.m.” La política de Santiago Mariño, totalmente independiente orientada hacia las autoridades británicas de Trinidad culminan por su parte en un verdadero acuerdo con el Gobernador de la isla, que según Caracciolo Parra Pérez constituye el primer tratado internacional celebrado por Venezuela. El contenido de las negociaciones entre Kenneth Mathison y Santiago Mariño en Güiria se evidencia de los siguientes documentos: "Escribe Mathison: Informe del Capitán de puerto de Trinidad sobre el estado de Güiria, incluido en el N° 187. "Me permito comunicar a Vuestra Excelencia que, según sus instrucciones, me embarqué en el navío de Su Majestad Brazen hacia la costa de Güiria. Permanecimos a barlovento de ésta toda la noche del sábado, sin encontrar buques ni botes. El domingo, con tiempo casi en calma anclamos a cerca de tres millas a barlovento de Guiria. "El lunes por la mañana desembarqué con el Capitán Stirling que la rodean. Nos recibió con mucha cortesía y atención; en la conversación con él le pregunté por qué habían ellos (los patriotas) dicho que os esclavos que se les juntasen serían libres. Respondió del modo más positivo que tal información ha debido ser propalada por sus enemigos, pues no han pensado jamás tomar esa medida excepto respecto de los negros que se habían ido a los bosques mucho tiempo antes de su llegada. "Pregúntele qué pensaba hacer con los esclavos que pudiesen llegar de Trinidad u otras islas, y entonces me contestó que todo esclavo que lo ensayase sería remitido sin retardo al lugar de donde viniera. Anunció que escribiría a Vuestra Excelencia a este respecto, pues es de la mayor importancia para los intereses de los habitantes y para el bien público impedir por todos los medios de que disponga el desembarco de esclavos provenientes de cualquiera de las colonias. "Cuando le dije que, según se informaba, una fragata y dos corbetas francesas llegadas de Francia a Martinica venían a ayudar a los realistas, me respondió que le contentaba mucho oír que los franceses venían contra ellos (los patriotas), pues estaba cierto de que éste sería el medio de inducir a los ingleses a tomar muy próximamente parte activa en los asuntos. No puede creer que la Nación británica mirará el esfuerzo que hacen los suramericanos para ganar su libertad sin ayudarles de una u otra manera contra sus enemigos, contra los franceses en particular, declaró que su mayor deseo es ver la bandera inglesa flotar en América del Sur como dueña (master) o como amiga, porque está cierto de que sólo la Gran Bretaña puede detener las horribles guerras cuyo furor se ha extendido y se extiende por América; él y todo el país están prontos a reconocer a la Gran Bretaña como amiga o dueña, pero que no cesará de resistir a no importa qué otro pabellón o pueblo mientras haya un hombre vivo. Reconoce que los enfermos de la guarnición española encontrados en un barco fugitivo habían sido muertos y arrojados al mar, mas asegura que esto sucedió antes de su llegada; que nadie ha sido después dañado, ni lo será en el futuro, pues la determinación fija de Bolívar y él mismo es de obrar con humanidad hacia todo el mundo; que ellos habían abandonado el anterior sistema de gobierno de matanza (system of Government Massacre) y esperaban que los españoles harían lo mismo. Este joven, que Vuestra Excelencia sabe es nativo de esta isla, donde residió durante muchos años en varias inferiores situaciones de vida (y quien) fue proscrito por el general Monro por haber organizado la expedición de la Hacienda de la isla de Chacachacare en enero de 1813, parece haber establecido un grado de orden y subordinación mayor que el que yo haya observado antes entre los independientes, durante sus precedentes temporales éxitos. El mismo estaba de uniforme, como también muchos de sus oficiales; y estos me parecieron encontrarse menos que en el pasado sobre pie de igualdad con su jefe. Tiene cerca de 500 hombres, todos armados de mosquetes ingleses Tower, pero desvestidos; hay cerca de 50 dragones con uniformes españoles y armas inglesas; 14 son desertores del ejército de Morillo; y hay inglese de San Tomás. Han construido para la protección de Guiria. tres fortines de cuatro cañones cada uno y que pueden contener 300 hombres. Se alimentan de maíz, plátanos y pescado fresco, todo en abundancia. Mariño dijo que había una insurrección en Caracas, que sólo tenía una débil guarnición española, y que Bolívar, después de haber dejado su expedición para el bloqueo de Cumaná y Barcelona bajo el mando de los generales Sir Gregor Mac Gregor, Stuart y Chamberlaine (sic), partió para Caracas a ponerse a la cabeza de los descontentos; y que se decía que el ejército del general Morillo había sido destruido en varios combates y por las enfermedades cerca de Cartagena. (Agregó) que no había entre ellos (los patriotas) españoles con rango de general, salvo Bolívar y él mismo; y que hay tres ofíciales ingleses mencionados, diciendo al mismo tiempo que podrían tener mayor confianza en éstos que en cualesquiera otros. Sin embargo, y por necesidad, varios franceses mandan las compañías. Representó que los independiente serán fuertes en las llanuras de Maturín y que é tenía la intención de atacar a Angostura muy pronto. Por lo que he visto, estoy cierto de que los independientes no abandonarán fácilmente la plaza que han retomado, y que si los españoles pueden enviar tropas frescas la guerra será interminable mientras existan ambos partidos. Los indios guayqueríes se han juntado ahora a los independientes con sus flecheras o grandes canoas, de las cuales he visto una con ciento veinticinco remos. Pero por la manera como se ha expresado Mariño y por mi propio conocimiento de todo el país, de allí hasta Caracas, estoy convencido de que el pabellón británico sería bienvenido y recibido como garantía de seguridad y tranquilidad y que sin él estas cinco provincias serán totalmente destruidas. Aun cuando las instrucciones que Vuestra Excelencia me dio se limitaron a que acompañase al capitán Stirling para reclamar los esclavos fugitivos de esta isla y que se decía habían sido recibidos allí, a causa del conocimiento anterior que tengo de Santiago y hallándole comunicativo y amistoso, no pude evitar una conversación que él inició sobre establecer relaciones entre el Continente y Trinidad. Sin embargo, aproveché la ocasión para explicarle claramente que cualquier favor que se hiciese a su partido dependería de: 1. La entrega puntual de todos (los esclavos); 2. La libre e ilimitada exportación de ganado y mulas de Maturín, en cualquier buque que se enviase a buscarlos; 3. La detención de todas las embarcaciones que no estuviesen provistas de una licencia regular de esta isla. (Dije) que Vuestra Excelencia no permitirá el comercio si algún barco (venezolano) fuese autorizado bajo el mando de los mulatos franceses alistados precedentemente, y quienes son demasiado conocidos para que se pueda tener confianza en ellos una vez más. En esto Mariño está de acuerdo y se expresó en términos semejantes acerca de las personas aludidas. Observé también que yo no pensaba que pudiese permitirse que ningún buque izara en Puerto España el pabellón independiente, por lo cual Mariño sólo expresó su sentimiento. Todas las propiedades están en manos de los jefes y en ellas trabajan los viejos, las mujeres y los niños y aquellos esclavos que no optaron por tomar las armas. Hay en Güiria ocho barcos de Trinidad, todos admitidos sin licencia. Niégase, no obstante, que se haya recibido a esclavos, excepto a tres pertenecientes a una persona de su propio partido, a quien fueron restituidos. St. Yago Mariño me dio la carta que acompaño para Vuestra Excelencia, y después que me reembarqué envióme el papel también anejo. Le aseguré que Vuestra Excelencia no había recibido ninguna comunicación suya. Si puedo permitirme dar opinión sobre los papeles adjuntos, quisiera recomendar que se esperase ver cuál será la suerte de Cumaná y 3arcelona antes de aceptar o rechazar las insinuaciones hechas por Santiago a Vuestra Excelencia, pero, en vista de la gran escasez que hay aquí de ganado, maíz y plátanos, sugiero humildemente que se permita la importación de tales artículos en buques y botes tripulados por súbditos británicos. Tengo a honra ser de Vuestra Excelencia obediente y humilde servidor.-K. MATHISON.- Trinidad, 27 de julio de 1816” "Exsmo. Señor: "En el oficio que con fecha 15 del próximo pasado junio tuve el honor, de hacer a V.E. anunciándole mi llegada a esta Ciudad le dije entre otras cosas lo siguiente: "La recíproca armonía con que se han tratado los Gobiernos Independientes, con los Almirantes y Gobernadores de las Antillas y las Personales atenciones que hemos merecido el Jefe Supremo, y yo, de aquellos y demás autoridades de la Isla de Jamaica, me son muy apreciables para pasarlas en silencio, y para asegurar a V.E. las sanas y amigables intenciones que regirán mis operaciones y conducta con respecto a las Colonias, Buques y Propiedades de S.M.B. "Para que esto tenga efecto y asegurar de un modo, que inspire confianza a entrambos Gobiernos, la buena inteligencia y relaciones comerciales, que son tan necesarias al Gobierno de V.E. y Costa-Firme, me tomo el más escrupuloso empeño en que serán bien tratados los Ciudadanos Ingleses, despachados sus Buques, con la celeridad que exige el Comercio, respetadas sus propiedades, y brevedad posible: creído firmemente que es el orden de Justicia, y que por él y demás razones expuestas, debemos merecer de V.E. igual correspondencia". "Y como hasta el presente no haya merecido de V.E. respuesta alguna, al paso que deseo cese enteramente la incomunicación en que se halla la Isla de Trinidad y esta Porción de Venezuela con perjuicio notable de los ciudadanos de ambas partes, por no hacerse el Comercio de una y otra con los permisos, y licencias que corresponden del Gobierno, me tomo la libertad de repetirlo a V.E. para que entendido de las miras de estos Pueblos y de sus Jefes, se sirva resolver y avisarme en contestación lo que á bien tenga para mi inteligencia.-Dios gde á V.E. ms as.- Quartel General de Guyria á 22 de julio de 1816-6°.- Exmo. Señor.SANTIAGO MARIÑO.- Al Exmo. Señor Gobernador de la Isla de Trinidad.” "Convenio entre Sus Excelencias el Gobernador de la Isla de Trinidad, y el General Mariño, á Nombre de los Pueblos independientes de Venezuela. "1st (sic). Los Esclavos pertenecientes a la Isla de Trinidad que se fuguen á las Provincias Independientes serán devueltos á su Gobierno inmediatamente que los reclame, como también las Canoas y otras propiedades Inglesas. "2°. Los Vasallos de S.M.B. podrán Comerciar libremente con dichas Provincias, con legítimos permisos de su Gobierno, sin ser molestados, y sus Buques despachados con la brevedad que exijo el Comercio. "3°. El Puerto de Maturín estará abierto para los Buques de S.M.B., a quienes se concede el privilegio de sacar Ganados, Mulas y demás Producciones del País. "4°. Las Costas de las Provincias Independientes quedan expeditas para la Pesca; a los Vasallos de S.M.B. con las licencias correspondientes, de su Gobierno, y guardando el derecho de Gentes. “5° Las Provincias Independientes tendrán igual privilegio con respecto; a las propiedades de sus Individuos, conforme a todo á los concedidos al Gobierno de Trinidad, en el artículo primero. "6°. El Comercio de los independientes tendrá igual franquicia en Trinidad que la que le concede a los Vasallos de S.M.B. el artículo Segundo. "Quartel General de Guyria. Julio 23 de1816.- SANTIAGO MARIÑO." Finalmente, se manifiesta en este período la política exterior de la República Federal de Cariaco, que como dijimos fue de efímera duración, pero no por ello merece ser menos destacada como una organización política generada desde el exterior como un acto de intervención británica, en convivencia con los intereses de la oligarquía y al servicio de esta. De allí resulta como consecuencia que uno de los primeros actos de política externa dictado desde Pampatar fue un Decreto de 17 de mayo de 1817 donde se explicaba: "El Sup.mo Poder Ejecutivo de los Estados Unidos de Venezuela, "Deseando manifestar su reconocimiento a la Gran Bretaña y a Estados Unidos de la América septentrional por la generosa hospitalidad que han exercido con los emigrados de la República en la Epoca desgraciada de su disolución, y por la rigurosa neutralidad, que han observado admitiendo nuestros buques en sus Puertos y respetando en los mares nuestro Pabellón sin preferencia ni execucíones a favor de nuestros enemigos. "Ha decretado y Decreta lo siguiente. Articulo 1°. todos los productos de la Industria Ynglesa y Norte Americana, frutos y Generos comerciables de qualquier especie importados bajo su Pabellón a los Puert.s de Venezuela libre, sólo pagaran un seis por ciento de Derecho en lugar de quince por ciento y dos y medio de Almirantazgo, que pagan los comerciant.s de las demás naciones. Artículo 2°. todos los productos y géneros del País que esportaren bajo su Pabellón no pagarán más derechos q.e los que exijen nuestros propios conciudadanos. Artículo 3°. La Ymportación de Armas monturas, vestuarios, militares pertrechos municiones de guerra y víveres de primera necesidad es libre de todo el comercio estrangero durante la presente guerra. Articulo 4°. Los Buques de las Naciones expresadas que naveguen de Puerro a Puerto de la República no pagaran derecho alguno, tampoco pagaran los que por tratar de expendio tengan que dirigirse a otro mercado con sus cargamentos-. Articulo 5°. todos los súbditos de la Gran Bretaña y Estados Unidos que residieren o se avecindaren en el territorio de Venezuela serán especialmente favorecidos por el Gobierno disfrutarán de la más completa libertad civil y religiosa, en quanto no turben el orden social, y obtendrán una protección distinguida para emprender todo género de establecimientos de industria Agricultura, navegación v comercio. Artículo 6°. para que de ningún modo pueda entenderse que el Gobierno de Venezuela se compromete por estas demostraciones de reconocimiento a no hacer iguales o mayores concesiones a las Naciones que nos favorescan, declara solemnemente que dará un grande y memorable exemplo de adhesión y de gratitud de la primera que condolida de los males de la humanidad destrozada por esta guerra impia se decidiese a favor de nuestra causa en que se interesa la industria de Europa, la Agricultura Y Minería de América el Comercio y las relaciones del mundo, y que la España misma si amaneciera cuerda un día debería terminar por sus propias ventajas. "Publiquese y circulese para la General Inteligencia Palacio de Gobierno en Pampatar Puerto de la Nueva Esparta Mayo 17 de 1817-70. José Cortés Madariaga- Francisco Zea-Casiano Rezares. Sec.o Esta rubricado- es copia. Zenon Garcia de Sena Se.o de Guerra. Ynt.o" En efecto, el rasgo principal de la actividad externa del Estado de Cariaco es la orientación de la actuaci6n internacional hacia la Gran Bretaña y los Estados Unidos, Lo que se traduce en dos misiones diplomáticas constituida, una ante el gobierno de los Estados Unidos de América y otra ante el Gabinete inglés. La primera se plantea en los documentos que transcribimos a continuación: "Palacio de Gobierno, Pampatar, Mayo 22 de 1.817.-7° El Ejecutivo de los Estados Confederados de Venezuela me ha encargado remitir á S.E. el Presidente de los Estados Unidos, por vuestro órgano, las copias inclusas referentes a la feliz reorganización del Congreso venezolano, al establecimiento del Gobierno administrativo y demás actos oficiales. Servíos presentar á S.E. el Presidente, los documentos que en copia incluyo, y os ruego le aseguréis que el Gobierno de mi patria experimentará la mayor satisfacción en comunicar, al de esa República, los acontecimientos que ulteriormente llegaren á sucederse en la escena política de Venezuela. Dios guarde vuestra vida para bien y prosperidad de esa República. C. de Bezares, Secretario de Estado, interino. Al señor Ministro de Negocios Extranjeros de los Estados Unidos. Nota del Presidente Francisco J. Mayz, para el Presidente James Monroe. El Presidente de los Estados Unidos de Venezuela se dirije á S.E. el Presidente de los de Norte América, comunicándole el restablecimiento del Gobierno federativo en las provincias de Costa Firme. Palacio Federal, Pampatar, puerto de Nueva Esparta, mayo 21 de 1.817.-7°. Exmo. Señor: La suerte de las armas que decide del destino de los pueblos y una serie de circunstancias desgraciadas, de que no es ignorante vuestro Gobierno, han alterado la marcha política y regular de esta República, establecida por su proclamación de independencia del 5 de julio de 1.811, y han ocasionado la capitulación del 25 de julio de 1.812 celebrada entre el comandante en jefe del Ejército patriota Francisco Miranda y Domingo Monteverde, jefe de las fuerzas españolas, el cual convenio vergonzosamente violado á la postre, ha dado márgen á los terribles infortunios que este país tiene aún que lamentar, infortunios de que sin duda tendréis noticia por el órgano de los ciudadanos Scott y Lowry, testigos presénciales de los sucesos. Desde el año de 1.812 la suerte del país ha sido en algunas ocasiones calamitosas y en otras la causa nacional ha obtenido triunfos verdaderamente inestimables para los corazones patrióticos. Entre ellos, el de más trascendencia ha sido sin duda el restablecimiento del Poder Federal llevado á cabo el 8 del presente mes en la ciudad de San Felipe de Cariaco, jurisdicción del Estado Cumaná, por medio de procederes constitucionales, de lo cual podrá V-E. apercibirse por virtud de los documentos oficiales que á nombre del Departamento Ejecutivo, y debidamente autorizado, tengo el honor de incluiros. Considero de alta importancia anunciaros que, habiendo Venezuela roto los vínculos que la unían á los enemigos de su libertad é independencia, casi en toda la extensión de lar, siete provincias de la Confederación, nada desea ella más vehementemente que ensanchar sus relaciones con sus correligionarios políticos de la América del Norte, toda vez que estos están identificados con la gran familia de la del Sud, en los principios naturales, políticos y republicanos Venezuela, durante el primer período de su emancipación política, diputo cerca de esa nación, á los ciudadanos Juan Vicente Bolívar y Telésforo Orca, ámbos sugetos provistos de sus respectivas credenciales, con poderes competentes para llevar á efecto toda clase de negocíaciones diplomáticas, y encargados especialmente de protestar á ese pueblo, en la persona de V,E., los ardientes deseos que animan al venezolano en favor de la celebración de arreglos que tiendan en cualquier sentido á la felicidad de ámbas naciones. El estado de los asuntos políticos de Europa en esa época, retardó el éxito que Carácas se prometiera del reconocimiento de su independencia por parte de la República Norte Americana... Habiéndose al presente consolidado, en casi todo el continente colombiano, la opinión pública, inclinándose la mayoría de sus habitantes al sostenimiento de la causa del gobierno que represento, no dudo un instante que V.F.., teniendo en consideración la reciprocidad de intereses que nuestros respectivos países están en el deber de sustentar, no dudo que V.E., repito, prestará su cooperación hasta donde le sea posible en el sentido de celebrar los pactos y convenios diplomáticos de que va encargado el ciudadano José Cortés Madariaga. Convencido, como esto¡, de la nobleza y republicanismo de vuestros sentimientos, me lisonjea la esperanza de que aquello serán concluidos de una manera satisfactoria. Mi gobierno os presenta por mi órgano, sus homenajes de la más alta consideración y verdadera estima. Tengo el honor de suscribirme vuestro mui atento y obsecuente servidor. Frco. Xavier Mayz, Presidente pro tempore. De la segunda existe el documento que copiarnos den seguidas: "Exmo Sor. El Departamento Executivo de los Estados Confederados de Venezuela me encarga dirigir a S.A.R. el Príncipe Regente por mano de V.E. las adjuntas copias de la Acta de la feliz Reinstalación del Congreso de Venezuela, exercicio de sus Poderes y demás noticias que contienen. "Sírvase V.E. elevarlo todo al conocimiento de S.A.R, manifestándole que el Govierno tendrá la mayor de sus satisfacciones en hacerle iguales comunicaciones, de quanto succesivamente ocurra. "El Cielo dilate la vida de V.E. para el bien general de los humanos y la prosperidad de la Nación Británica. Palacio del Govierno Pampatar Mayo 22 de 1817.Casiano Bezares Secrt. de Estados ínt.n "Exmo S. Ministro Secretario de Relaciones Exteriores del Britanico." No hubo respuesta norteamericana a la gestión diplomática que debía ser encomendada al propio Cortés de Madariaga quien nunca llegó a los Estados Unidos. No obstante, la comunicación enviada por el Gobierno de Pampatar llegó a manos del gobierno de Washington a mediados de julio de 1817. En las instrucciones que el Secretario de Estado John Quincy Adams concede a Baptiste Irvine en fecha 31 de enero de 1818, se revela porque no hubo respuesta a la comunicación de la Nueva República Federal de la oligarquía. Dice así: "Entre los papeles cuyas copias han sido enviadas a usted figura una comunicación recibida en este departamento en julio último, por el correo de Baltimore y aparentemente transmitida de la isla de Jamaica. Está en forma oficial y anuncia el restablecimiento del gobierno supremo de la República de Venezuela, que consiste en las provincias de Barcelona, Caracas, Cumaná, Margarita, Mérida, Trujillo y Barinas. La comunicación menciona a t). José Cortés Madariaga como encargado de la correspondencia con los gobiernos extranjeros. Este acto parece haber sido consumado en la isla de Margarita y uno de sus adherentes es el almirante Brión. Sin embargo, ninguna otra comunicación se ha recibido de ellos y si se puede dar crédito a la información muy imperfecta que viene de aquel país, que nos llega por impresos públicos, el general Bolívar ha rehusado reconocer aquel gobierno, y en su lugar hay otra organización constitucional en la cual la autoridad ejecutiva reside en un Consejo a cuya cabeza está el general Bolívar y de que forma parte del mismo Brión. A esa autoridad suprema reconocida por Brión,cualquiera que sea su forma y dondequiera que re.sida, presentará usted sus demandas de la restitución o indemnización que se debe a nuestros ciudadanos en ambos casos. Resultan interesante, los términos de estas instrucciones porque plantean muchas interrogantes a saber: ¿por qué el Almirante Brión resultaba ser la persona más confiable en Venezuela para el gobierno norteamericano? ¿Por qué aparece Brión en el gobierno constituido en Cariaco y luego en el núcleo de Estado organizado en Guayana por Simón Bolívar? ¿Ingenuidad, ignorancia o mudanza y, sabiduría? ¿Qué intereses representaba Brión a estas alturas del proceso de independencia? Por su parte, el gobierno británico respondió en los siguientes términos: "Proyecto Copia de la respuesta dada por el gobierno británico a la invitación del Presidente de la República de Venezuela, recibida por órgano de Mr- Hughes.- Setiembre 1817.-El gobierno británico ha manifestado repetidamente que está pronto a interponer sus buenos oficio; con el propósito de traer una reconciliación entre España y las Provincias españolas de Sur América, y ve con profunda pena la continuación de las infelices diferencias que prevalecen entre ellas hace tanto tiempo.- Durante todo esto, aflictivo conflicto, el gobierno británico ha mantenido la mas estricta e invariable neutralidad.- En consecuencia, conforme a ésta, no puede recibirse la carta dirigida por el Presidente de la República de Venezuela a su Alteza Real el presidente Regente; pero la disposición del gobierno británico a contribuir por todos los medios a su alcance a la restauración de la tranquilidad en Sur América permanece inalterada, y el gobierno británico está pronto a dar efecto a esta disposición siempre que aparezca que pueda emprenderse con esperanza de buen éxito." La respuesta británica parecería a primera vista contradictoria con el interés en la República Federal reconstituida que parece revelarse como auspiciada por la Corona inglesa en los planes e informaciones que trae Cortés de Madariaga de Jamaica. No obstante, el texto formal del documento diplomático no necesariamente refleja ¡os cambios que están ocurriendo en Londres ante el movimiento de insurrección hispanoamericano. No olvidemos que a pesar dle que en Londres está en marcha el proceso de definición de una política de ayuda a los movimientos de independencia en América Latina todavía subsiste la resistencia a ella, posición que sigue generando como expresión oficial la política de neutralidad. Detrás de esta doble faz ya comenzaba a manifestarse una actitud más favorable a las armas patriotas. Es posible concebir que el estímulo exterior británico a la creación de un poder organizado entre los patriotas haya sido también una iniciativa de ensayo para evaluar en qué medida estaban las fuerzas venezolanas en capacidad de crear un gobierno civil con sustentación territorial y social, de acuerdo con los patrones requeridos por las exigencias de la política imperial; especialmente, cuando se sabía en Londres ya para esta fecha que el movimiento de liberación había roto ¡os diques estamentales que hasta ese momento lo definían y se transformaba en una alianza protonacional de múltiples estratos sociales y en un movimiento atractivo para las masas, que amenazaba escapar del control imperial como en efecto estaba ocurriendo. También podría explicarse con una razón más simple como es el hecho de la existencia fugaz del gobierno de Pampatar cuya rápida desaparición llegó a conocimiento del gobierno británico antes de haber podido responder a la solicitud de reconocimiento. De allí que contestar favorablemente a la gestión diplomática de los hombres de Cariaco era inútil y era inconveniente a las relaciones hispanobritánicas. Por consiguiente, ratificar pura y simplemente la neutralidad, a sabiendas de la desaparición del ensayo de gobierno civil podría haber sido un expediente cómodo de salir del trance. Esto, con mayor razón, estando los británicos muy posiblemente enterados también para la fecha del desacuerdo de Bolívar con los hombres de Cariaco, y de la existencia de un principio de organización política en Guayana que parecía tener visos de arraigo y estabilidad. LAS RELACIONES EXTERIORES 1817-1819 Dos episodios de la historia en este confuso período que se desarrolla en el marco del cambio estratégico que significa la interiorización y profundización de la guerra es la famosa y conocida "ayuda británica" por una parte, y las "misiones diplomáticas" de Baptiste Irvine y del Comodoro Perry en julio de 1818 y en julio de 1819, respectivamente. La "ayuda británica" comienza hacia 1817 cuando ya se ha producido un cambio sustancial en la estrategia de la empresa libertadora y existe una zona de tierra liberada en Guayana, al otro lado del Orinoco, cuyo centro político y militar es la ciudad de Angostura ocupada por los patriotas el 19 de julio de 1817. Por otra parte, se han las provincias del interior del Oriente de la República donde en ningún momento se había extinguido la lucha por la causa independiente como base de sustentación del movimiento insurgente; y se había generado también un núcleo de insurrección en las llanuras de Apure y Barinas bajo la jefatura de José Antonio Páez. Esto significaba que por el momento pareció necesario olvidarse de la capital y de las ciudades costeras más importantes donde el yugo colonial apoyado en el compromiso realista militante de terratenientes esclavistas persistía bajo la tutela de oficiales y cuadros del Ejército Pacificador; por otra parte se unificó el mando y liderazgo político y militar bajo la dirección de Simón Bolívar después del fusilamiento de Piar el 16 de octubre de 1817, la amenaza de muerte u ostracismo no ejecutada contra Santiago Mariño y la sumisión de José Antonio Páez y sus llaneros de Apure y Barinas. Además, con la liberación de los esclavos y la incorporación de Páez y sus llaneros, el proceso insurgente adquiere una amplitud y profundidad social novedosa que hace saltar el molde aristocrático, oligárquico que hasta el año de 1816 definía su contenido y posibilidades, para adquirir un cambio cuantitativo en la fisonomía y el contenido de un movimiento policlasista de vocación nacional. Es de suponer que los británicos fueron informados de esta mudanza experimentada por el movimiento de Independencia. Así prueba el Informe del Capitán Stirling comandante de la "Brazen", cuando informa que: "Esta alianza ha abierto los ojos del país de los verdaderos designios de los líderes insurgentes y cambiado esencialmente la naturaleza de la contienda. Mandan los mismos hombres, pero no es ya el mismo partido que, al principio de la Revolución y prosiguiendo una política errónea, levantó el estandarte rebelde. Cuando los insurgentes derribaron la autoridad real, su partido no mostró ni buen juicio ni espíritu público; así, cuando en mayo último desembarcaron de nuevo en la provincia de Cumaná no podían esperar mucho de los blancos, y la necesidad les llevó a unir sus intereses a los de otras castas que tenían más poder y mayor inclinación a ayudarles. La primera medida que tomaron fue ofrecer la emancipación y la libertad a los esclavos si abrazaban su causa, y éstos no tardaron en acceder a sus deseos. Tal paso aumentó la fuerza del partido, pero destruyó su respetabilidad, y las pocas gentes que habían trabajado por principio en favor de la independencia del país, abandonaron al grupo que tanto aceleraba su propia ruina. Además de tener conexiones con Santo Domingo, ¡os insurgentes atrajeron a sí, con la esperanza del botín, todos los desertores de las Indias occidentales. Sin embargo, estos hombres, aunque merezcan mal el nombre de patriotas que han asumido, agregan fuerza a la causa por su valor y audacia. " Si esto fue así, habría que revisar el conocimiento histórico que se nos ha legado de la famosa "ayuda británica". Factores internos y externos determinaron este cambio radical en la política de Inglaterra frente al conflicto entre España y sus colonias Americanas. Entre los factores internos con los cuales hay que contar es la recesión económica surgida con motivo del cese de la guerra en Europa y la deuda originada del compromiso de la acción política y militar de Inglaterra en el continente. El desempleo consiguiente que afectaba entre otros a los contingentes militares desincorporados del servicio activo pesaba económica y políticamente sobre el gobierno inglés y requería debida atención: la reorientación de los militares inactivos hacia la actividad en ultramar en empresas como la independencia en América era una fórmula conveniente, de eliminación de la presión del desempleo que además coincidía con la supuesta defensa de los principios liberales que proclama Inglaterra. Además, la crisis económica se manifestaba en la existencia de material de guerra de tierra y mar excedentario cuya colocación mediante pago al contado o mediante financiamiento podía contribuir a aliviar las dificultades de la industria militar en proceso de reconversión hacia manufacturas civiles; lo mismo podría decirse de Ia utilización económica rentable de la marina mercante inglesa para acarrear hombres, armas y municiones allende el Atlántico hacia Venezuela. Estos factores internos se conectaban con la oportunidad que ofrecía para la expansión británica la coyuntura política internacional europea. Terminadas las guerras napoleónicas y replegada Rusia hacia sus cuarteles asiáticos quedaba asegurada la hegemonía británica en Occidente, y en el mundo de la periferia colonial que discurría desde el continente americano desde México pues había quedado disuelto el compromiso circunstancial de 1809 con la Corona de España de coadyuvar a la preservación de la integridad del Imperio. La debilidad hispánica y sus consiguientes dificultades para asegurar comunicación y refuerzos a sus fuerzas armadas en los territorios venezolano y granadino enfrentados a una insurrección que no daba cuartel y que crecía cada vez mas en proporción al contingente de los desertores, invitaban a prestar ayuda a potenciales adquirientes de mercancías inglesas que reivindicaban desde años atrás una libertad de comercio irrestricta y se reconocían como proveedores natos de materias primas aceptando así lo que la burguesía inglesa había planteado como fórmula de división internacional del trabajo. Pero no hay que olvidar los factores inmanentes al americano que pedían frustrar la garantía de una independencia controlada y mediatizada y podían hasta amenazar la existencia aún inestable de la recién colonia britanica de Trinidad y la ruta logística del comercio inglés con la Nueva Granada, una de cuyas vías de acceso era el sistema fluvial del Orinoco y sus a fluentes. Por esto creemos que al momento de comprender cabalmente la "ayuda británica" a partir de 1818 al proceso de independencia venezolanoneogranadino, no se puede soslayar la certidumbre de que el Gabinete de Londres percibía correctamente que el movimiento de independencia había pasado de las manos de un bloque monolítico minoritario sin mayor arraigo social de la aristocracia venezolana dependiente y mediatizada por los intereses británicos, a las manos de una dirección renovada con los pardos construida ahora sobre un conglomerado social representativo de todo el espectro de la sociedad venezolana, dotado de un dinámica autosostenida y con recursos propios. Movimiento que no tardaría en reivindicar en lo político una soberanía legítima e indiscutible de la cual era símbolo el magno proyecto político de Colombia y su novel Constitución fórmula original de estas latitudes que rompía ataduras con el pasado. Salirle al paso a esta novedosa criatura política nacida en un lejano lugar de la provincia de Venezuela, parece haber sido el móvil más poderoso para encarnar a toda marcha cuadros militares, navales, procedimientos y sistemas de instrucción y organización para controlar el movimiento desde dentro y darle una dirección que no contrariara los intereses estratégico-mercantiles ingleses. Simultáneamente, se aseguraba la supervivencia de Trinidad como guardiana de las bocas del Orinoco y la circulación del comercio de las Antillas inglesas con los establecimientos de Tierra Firme,ubicados algunos en las cabeceras de los afluentes del Orinoco y el Meta. De esta manera cuando se narran episodios como el del Capitán John Robert Dundas, informador del Duque de San Carlos o el del Coronel Henry Wilson que trato de conquistar a José Antonio Páez, en un intento de sedición para hacer de él la cabeza del poder patriota en el sur con un sentido casi anecdótico restándole toda trascendencia, se incurre en una ligereza. Ella consiste en no saber apreciar la organización y planificación de que disponía ya para la época el imperio británico en sus proyectos de expansión en América. Es así como lo más importante a recordar es que la alta oficialidad británica en Venezuela además de haber tenido un ascendiente automático sobre la masa de soldados y oficiales venezolanos, debió también haber desempeñado muy frecuentemente el papel de informadora permanente del gobierno inglés sobre el curso de los acontecimientos en el campo patriota, de las decisiones que se tomaban en el alto mando patriota y de la dinámica de la correlación de fuerzas en el conflicto. Igualmente, hay que valorar debidamente el episodio del proyecto de sedición de Páez, en quien desde un principio observadores extranjeros había de confirmarse en 1830, hallaron un líder natural ambicioso, políticamente atrasado y de escasa conciencia nacional que sería relativamente manejable con halagos y ofrecimientos de una vida mejor. Este testimonio, que normalmente se refiere sin atribuirle mayor trascendencia, pone de relieve uno de los objetivos más importantes que se propuso el gabinete de Londres ante los cambios que se manifestaban para 1817 en el desarrollo de la lucha por la liberación colonial. Por otra parte, hasta 1818 los Estados Unidos de Norteamérica habían presentado una actitud de aparente indiferencia y desinterés hacia la acción de los patriotas venezolanos. No parece que ello se debió a que los norteamericanos se veían obligados a actuar con cautela frente a España por el interés que tenían en adquirir pacíficamente las Floridas oriental y occidental, puesto que dicho proyecto no había culminado para esa fecha exitosamente; por lo demás, no puede olvidarse que España carecía de medios para defender sus posesiones en América del Norte al alcance del poder norteamericano de las Trece colonias. Por tanto sería legítimo preguntar ¿cuál fue el móvil del gobierno de Washington para enviar a Baptiste Irvine y luego al Comodoro Perry en misión de Estado a la lejana e insignificante Angostura en las profundidades del territorio venezolano? Posiblemente entre otros factores desempeñó un papel importante la percepción cierta de que por fin el movimiento de independencia tenía arraigo definitivo en tierra venezolana y demostraba ser una genuina expresión de autodeterminación y soberanía. Se trataba entonces de someter a prueba la fortaleza de dicho poder. De la experiencia podrían surgir oportunidades para la penetración del comercio norteamericano y la obtención de otras ventajas. De allí que, a diferencia de la acción británica, pragmática, sigilosa y sutil, la norteamericana haya asumido la forma de una agresión abierta contra el recién creado Poder independiente. De la prueba la recién nacida Colombia demostró un crisol de contradicciones no palpitantes ellas, la principal el conflicto irresoluto entre una voluntad de autodeterminación y de dignidad internacional y otra de vacilación conciliadora con los antiguos amos europeos. Demostró ser una voluntad férrea de autodeterminación y de conciencia nacional indeclinable la posición asumida por Simón Bolívar ante las afrentosas y arbitrarias pretensiones del enviado norteamericano a su llegada a Angostura. Demostró ser lo contrario poco tiempo después ante el Comodoro Perry, que en ausencia de Bolívar hiciera mella en la actitud de Francisco Antonio Zea, hombre de poco temple, conciliador y doble que ejercía internamente la primera magistratura de la República. De la actitud de Bolívar nos queda testimonio en diez cartas del Libertador dirigidas al enviado norteamericano que contienen lo que constituye el primer antecedente cierto de afirmación de la soberanía nacional de Venezuela frente a los poderes anglosajones. ¿Cuáles fueron los hechos? Las goletas norteamericanas de propiedad particular de los señores Peabody, Tucker y Coulter designadas como "Libertador" y "Tigre", salieron, la primera de Martinica y la segunda de Salem, Massachusetts, con armas y municiones para Angostura. La "Tigre" zarpó de su puerto de salida el 17 de marzo de 1817 y la "Libertad" en junio del mismo año. El 6 de enero del año 1817 fue dictado por los patriotas el Decreto de Bloqueo de los puertos de Guayana. El Decreto fue publicado en la Gaceta de Norfolk el 6 de marzo del mismo año. La goleta "Tigre" entró al Orinoco en abril de 1817 y saliendo el día 4 de julio del mismo año fue apresada por los patriotas con parte del cargamento de armas y municiones que había introducido. La Goleta "Libertad" fue detenida por los patriotas en el río y se le ordenó regresar por cuanto haciéndole saber a la tripulación que los puertos estaban bloqueados; no obstante hizo caso omiso de esta orden y remontó de nuevo el río. Por esta razón fue detenida y apresada. Ambos buques fueron sometidos al Tribunal de Presas o Almirantazgo de Venezuela presidido por Luís Brión que decidió el proceso el 27 de septiembre de 1817 declarando válidas las presas y confiscando los buques. Mientras transcurría el proceso, los capitanes de ambos buques consintieron en que fueran empleados en el servicio de la República. Los propietarios y fletadores de los buques apresados y confiscados dirigieron representaciones y protestas ante el Secretario de Estado de los Estados Unidos calificando los actos de apresamiento de la "Libertad" y la "Tigre" como injusto ultraje, solicitando una indemnización. Baptiste Irvine llega a Angostura en julio de 1818 y permanece en ella hasta el mes de octubre del mismo año. Allí plantea en dos comunicaciones de 25 y 27 de julio la exigencia de una indemnización para los propietarios de las dos goletas en cuestión. A juicio del norteamericano, el apresamiento y confiscación de las dos goletas por parte del Tribunal de Almirantazgo eran ilegales a la luz del Derecho Internacional Público dada la condición de neutrales que tenían las naves de los Estados Unidos. Por lo que procedía el pago del resarcimiento exigido. Dos argumentos fundamentales esgrime Bolívar, en su primera respuesta, seleccionados del patrimonio conceptual del Derecho internacional Público, para justificar la legalidad de la captura. El primero consiste en desenmascarar a los Estados Unidos como potencia neutral en el conflicto entre España y sus colonias. Al efecto apunta que: ". ..La imparcialidad que es la gran base de la neutralidad desaparece en el acto en que se socorre a una parte contra la voluntad bien expresada de la otra, que se opone justamente y que además no exije ser ella socorrida. . . Esta doctrina dice Bolívar extraída de la obra del Jurista suizo Vattel y aplicad a la actuación de los Estados Unidos, que: “...es sin duda la más liberal con los neutros no solamente sostiene el derecho con que Venezuela ha procedido. . . sirio que da lugar a que recuerde hechos que desearía ignorar para no verme forzado a recordarlos...” Para desvirtuar la suprema neutralidad que alega el diplomático norteamericano para su país, Bolívar apela a los hechos. Al efecto, denuncia que: “ ... Si es el libre comercio de los neutros para suministrar a ambas partes los medios de hacer la guerra ¿por qué se prohíbe en el Norte? ¿por qué a la prohibición se añade la severidad de la pena sin ejemplo en los anales de la República del Norte? ¿no es de aclararse contra los independientes negarles lo que el derecho de neutralidad les permite exigir? La prohibición no debe entenderse sino directamente contra nosotros que éramos los únicos que necesitábamos protección... Mr. Cobbet ha demostrado plenamente en un seminario la parcialidad de los Estados Unidos a favor de la España en nuestra contienda...” Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una gran parte de nuestra población y el resto que queda ansía por merecer igual suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende,,,” El segundo argumento tiene como premisa el no poner en tela de juicio la imparcialidad que sostiene el diplomático anglosajón: “Quiero sin embargo, suponer gratuitamente por un momento que la imparcialidad ha sido guardada” Partiendo de este presupuesto, agrega. “ ...Es indudable que observando una estricta imparcialidad no pueden los neutros ser excluidos del comercio de las naciones en guerra...” Sin embargo, este principio general comporta excepciones, a saber por una parte, todo cargamento de armas y municiones que se encuentre a bordo de un buque neutral en camino para cualquier puerto enemigo; está expuesto a ser calificado y apresado como contrabando de guerra; por otra parte, los neutrales pueden ser excluidos del comercio con puertos sometidos al régimen jurídico internacional del bloqueo. Bolívar sostiene al efecto que la legalidad del régimen Jurídico del bloqueo depende de la notificación que se haya hecho de esta condición a los neutrales y de la efectividad práctica de esa medida. En su comunicación de fecha 6 de agosto de 1818 Bolívar demuestra a su interlocutor que las plazas de Angostura y Guayana estaban sujetas al régimen de bloqueo cuando penetraron en el Orinoco las goletas "Tigre" y "Libertad", régimen internacional que había sido notificado con toda la antelación; además, si bien reconoce que el bloqueo de los sesenta o setenta caños del Orinoco no podía tener eficacia absoluta, sí la tenía, en cambio, el de Angostura y Guayana con el cual pretendían comerciar ambos buques norteamericanos en armas y pertrechos. En consecuencia, añade el Libertador: “...La cuestión debe quedar reducida a este pequeño circulo: si los puertos del Orinoco estaban bloqueados o sitiados en el mes de abril cuando entró a esta plaza la Tigre si continuaba sin interrupción el bloqueo y sitio en el mes de julio cuando fueron apresados ésta saliendo y la Libertad entrando. Demostrado el sitio y el bloqueo o uno de los dos en aquellas fechas, será preciso confesar la infracción de los dos buques encontrados en el teatro de nuestra lucha y la ley que los condena se aplicará fácilmente. .." El enviado norteamericano insiste en sus exigencias a pesar de la demoledora y consistente argumentación jurídica de Bolívar lo que lleva a éste, seguro de la justicia que obra en su favor, a proponer: “ ...Una pronta transacción... que sometamos la cuestión al juicio de árbitros que decidan; si estando bloqueados por tierra las dos plazas de Angostura y Guayana por fuerza competente incurrieron en la pena de confiscación. .. Los buques neutros que entraron o intentaron entrar en ellos". El día 26 de septiembre de 1818 el agente norteamericano se niega a aceptar el arbitraje e insiste en su planteamiento con argumentos de poca valía y solidez. Entre ellos el de que el derecho de retaliación no es aplicable a los neutros. Argumentos que Bolívar responde haciendo una clara distinción que disipa toda confusión entre el Derecho Interno de los Estados donde nadie puede hacerse justicia por sí mismo y el Derecho Internacional Público que admite las represalias y la retaliación como medio de autocomposición por tratarse de una esfera de la realidad jurídica donde no existen órgano jurisdiccional central ni normativa codificadora de los delitos internacionales. El otro argumento de facto esgrimido por Irvine es la negación del bloqueo por haber sido insuficientes las fuerzas utilizadas para hacerlo valer. Ante esto responde el Libertador que el bloqueo: “ ... .Ha sido efectivo aún prescindiendo que cada pueblo en guerra es árbitro absoluto para decidir sobre la especie y numero de tropas que debe emplear en sus operaciones militares, sin que ningún neutro pueda mezclarse en definir las que se necesitan para la empresa, porque esto sería dictar leyes fuera de su jurisdicción, tengo en apoyo de mi opinión el resultado de nuestro bloqueo y el conocimiento de las fuerzas bloqueadas que es la regla mas cierta...” La debilidad de los argumentos esgrimidos por el enviado extranjero y la réplica apropiada que hace de ellos Simón Bolívar conducen al norteamericano, finalmente a la desesperación. Con arrogancia descubre en lenguaje injurioso la mentalidad colonialista y aventurera anglosajona, descalificadora y humillante para con la naciente República escogida como víctima de sus primeras fechorías internacionales. Frente a él, el liderazgo de Simón Bolívar que apenas, viene de consolidarse en aquel inhóspito y lejano pueblo a las orillas del Orinoco, da muestras ya de la fortaleza de sus convicciones y ejecutorias. En nombre de los pueblos de Venezuela y de la Nueva Granada, responde el 9 de octubre de 1818 con una muestra de valentía y dignidad a las injurias del diplomático extranjero, que constituyen un primer acto de agresión norteamericana a Venezuela, en los siguientes términos: “... quisiera terminar esta nota desentendiéndome del penúltimo párrafo de la V.S. porque siendo en extremo chocante e injurioso al gobierno de Venezuela, seria preciso para contrarrestarlo usar del mismo lenguaje de V.S. tan contrario a la modestia y decoró con que por mi parte he conducido la cuestión. El pertinaz empeño y acaloramiento de V.S. en sostener lo que no es defendible sino atacando nuestros derechos que hacen extender la vista más allá del objeto a que la ceñía nuestra conferencia. Parece que el intento de V.S. es forzarme a que reciproque los insultos: no lo haré; pero si protesto a V.S. que no permitiré que se ultraje ni desprecie al gobierno y los derechos de Venezuela. – Aparte de su misión con referencia a las goletas "Tigre" y “Libertad" Irvine traía otras encomiendas de su gobierno. El Secretario de Estado John Quincy Adams en el pliego de instrucciones diplomáticas de 31 de enero de 1818 le apunta: "Usted aprovechará al mismo tiempo la ocasión para pedir explicaciones y para dar a conocer los sentimientos de este gobierno en cuanto a otros procedimientos en los cuales se ha empleado el nombre de la República venezolana y se ha expuesto esperamos, sin ningún fundamento el pretexto de la autoridad de su gobierno en un asunto que toca profundamente a la vez los derechos y los intereses de los Estados Unidos. Usted representará que el General Mac Gregor vino a este país y aprovechó su hospitalidad como particular extranjero; que durante su permanencia aquí, sin permiso de este Gobierno no contrariamente a la Ley de las Naciones y con violación de los Estados Unidos, preparó y equipó, según se cree, una expedición militar contra el territorio de una nación con la cual estamos en paz, levantó una tropa, alistó hombres en nuestra jurisdicción y tan lejos como pudo con su ayuda llenó su objeto hasta el punto de tomar por fuerza la isla de Amelia, situada cerca de las fronteras de este país y cuya ocupación, por el propósito que tiene en vista, no puede sino perjudicar a la Unión en alto grado... No se espera tampoco que los procedimientos de Mac Gregor, aquí descritos, serán aceptados como autorizados por el gobierno de Venezuela; ni que éste manifieste desagrado por la ocupación de la isla por los Estados Unidos. . ." La captura de la isla Amelia situada en el límite entre Carolina del Norte y Florida ha sido un episodio confuso donde convergieron distintos intereses, unos puramente comerciales y otros patrióticos. El general Mac Gregor jefe militar de la expedición parece haber sido instrumento simultáneo de intereses comerciales británicos y posiblemente de intereses norteamericanos de muy alto nivel que proyectaban apoderarse por la fuerza de las posesiones españolas en la costa oriental de la Florida, particularmente de San Augustín. Finalmente estaban comprometidos en la expedición un grupo de patriotas hispano americanos venezolanos, mejicanos y argentinos que abrigaban desde la caída de la plaza de Cartagena en manos de Morillo una concepción estratégica distinta de la independencia hispano americana en el Caribe a la de los expedicionarios de Los Cayos. Consistía fundamentalmente en la necesidad prioritaria de liberar a México como presupuesto para poder recobrar la Costa Firme del Ejército Pacificador. Fracasada la expedición a México la otra alternativa era la independencia de la Florida situada en posición de entrada al Caribe dominando el Canal de las Bahamas. Se trataba de tener éxito en la aventura de fundar una República de Florida, hispano americana, proyecto contrapuesto al concebido por los intereses norteamericanos que pretendían pura y simplemente la anexión de la Florida al territorio de la Unión de las Trece Colonias. No es de extrañar que la proximidad de la República hispanoamericana de Florida sita en la isla de Arnelia del territorio de los Estados Unidos les diera una ventaja elemental frente a los patriotas hispanoamericanos respecto a la posesión de la isla. Esto determinó el desenlace de la ocupación de ésta por fuerzas militares de los Estados Unidos el 23 de diciembre de 1817. En base a lo expuesto y ala circunstancia de que la presencia y actividad de Mac Gregor en la aventura descrita sólo fue un episodio pasajero pues la isla fue ocupada siendo Luís Aury y Pedro Gual responsables militar y civilmente del gobierno de Amelia, nos preguntamos por qué Irvine reclama de Bolívar y del Gobierno de Venezuela la conducta de Mac Gregor y también la de Lino de Clemente que fue nombrado por Bolívar agente diplomático ante el gobierno norteamericano en julio de 1818. Si bien se entiende el reclamo ante la actitud de Clemente que con Pedro Gual expidió de su puño y letra el 31 de marzo de 1817 una patente que autorizaba la captura de la Florida, comisión que fue concebida al General Mac Gregor, no se explica claramente el primer reclamo. Sería posible pensar que el gobierno norteamericano, comprometidos como habían estado también importantes intereses del país en la empresa de Mac Gregor había manejado esta opción como medio de adquisición por la fuerza de la colonia española y que una vez producido un fracaso quería demostrar a España, su inocencia demostrando que se había tratado sólo de una aventura venezolana. Esta es una hipótesis que no debería descartarse pues comunicados a las autoridades españolas los resultados de la misión de Irvine su protesta oficial en nombre del gobierno norteamericano por la acción venezolana habría sin duda podido ser un medio para despejar recelos y suspicacias en el gobierno de España. Falta por último mencionar la actitud que por este período mantiene el gobierno de los Estados Unidos ante la cuestión tantas veces planteada por los patriotas acerca del reconocimiento. La complicidad de los intereses comerciales norteamericanos con España y las negociaciones en curso con ella respecto de la adquisición de la Florida se traducen en la llamada neutralidad del gobierno del Norte. En forma explícita se instruye a Irvine al respecto en los siguientes términos: "Si se expresare a usted el deseo de que los Estados Unidos reconozcan formalmente al gobierno venezolano, usted hará observar que en la presente fase del conflicto ese paso nos haría salir del sistema de neutralidad adoptado por los Estados Unidos...” Independientemente de la misión de Irvine en Angostura, Simón Bolívar acredita en 1817 dos misiones diplomáticas en el extranjero: una en los Estados Unidos y otra en la Gran Tiretalia. La primera se encomienda a Lino de Clemente y Pedro Gual. De ella sólo conservamos la autorización concedida a ambos venezolanos para representar el incipiente gobierno de la República que se constituye a orillas del Orinoco en los Estados Unidos. Su texto de fecha 5 de enero de 1817 es el siguiente: "1750 AUTORIZACION SUSCRITA POR BOLIVAR EN EL CUARTEL GENERAL DE BARCELONA E; 5 DE ENERO DE 1817, A FAVOR DEL GENERAL LINO DE CLEMENTE, Y A PEDRO GUAL EN SUSTITUCION, RESIDENTES AMBOS EN FILADELFIA, PARA QUE PUDIESEN CONCERTAR TODO GENERO DE OBLIGACIONES POLITICAS Y COMERCIALES EN REPRESENTACION DE LA REPUBLICA.” SIMON BOLIVAR. Jefe Supremo de la República, Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, etc., etc., etc. A todos los que la presente vieren, salud. Por cuanto en el Consejo provisional de Estado instituido para acordar lo que mejor convenga a la dirección de los negocios públicos mientras que se reúne el Congreso, que ya está convocado, se ha reconocido que el Gobierno de la República ha adquirido ya bastante firmeza y consistencia para poderse comprometer en cualesquiera transacciones, negociaciones, contratas y todo género de obligaciones políticas y comerciales; en el concepto de que le sobran medios y recursos para desempeñarlos; hemos tenido a bien autorizar al efecto, como por las presentes autorizamos a los señores General de Brigada Lino de Clemente y en su ausencia o muerte Pedro Gual, residentes en la ciudad de Philadelphia, Estados Unidos de Norte América, ofreciendo bajo la fe más sagrada en nombre y representación de la República, dar el más pronto y exacto cumplimiento de todas las estipulaciones de cualquier naturaleza que sean, políticas y comerciales, que contrajeren en virtud de las facultades que por estas letras les conferimos en toda la extensión, grado y fuerza que se requiere para que sean válidas y firmes ahora y en todos tiempos, como que no se hacen en nuestra representación personal, sino en la de la República que siempre subsiste. En consecuencia, nombramos y constituimos a los expresados Sres. General de Brigada Lino de Clemente y Pedro Gual, por ausencia o muerte del primero, agentes y comisionados especiales de la República de Venezuela en la ciudad de Philadelphia, autorizándolos para que con arreglo a las instrucciones que les cometemos puedan otorgar jurídicamente todo género de escrituras y obligaciones a nombre de la República, del modo y con las condiciones que les parezcan, en el concepto seguro de que estemos literalmente a lo que convinieren, sin entrar en examen ni observación alguna sobre las contratas que hicieren; pues todas las aprobamos anticipadamente en fuerza de las facultades, plenas, enteras y sin restricción alguna, que les concedemos para estipular y tratar en nombre de la República, hipotecando todas sus propiedades, rentas, arbitrios y recursos, que con preferencia a toda otra atención serán empleados en satisfacer los créditos contraídos por los expresados Señores General de Brigada Lino Clemente o Pedro Gual, por ausencia o muerte del primero y para que conste donde quiera que convenga damos la presente firmada por Nos, sellada con el Sello provisional del Estado, refrendada por el secretario interno del Estado y consignada en los registros del Consejo Provisional de Estado y en la Dirección general de rentas de la República. SIMON BOLIVAR. JOSE G. PEREZ Secretario de Estado Interino." En la misma fecha son autorizados Luis López Méndez y Andrés Bello como representantes de la República en la Gran Bretaña en los términos que siguen: "1749 DESDE EL CUARTEL GENERAL DE BARCELONA, EL 5 DE ENERO DE 1817, EL LIBERTADOR NOMBRA AGENTES DE LA REPUBLICA EN LONDRES A LUIS LOPEZ MENDEZ Y ANDRES BELLO.' Cuartel General de Barcelona, a 5 de enero de 1817. SIMON BOLIVAR Jefe Supremo de la República, Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, etc., etc., etc... A todos los que la presente vieren, Salud. Por cuanto en el Consejo Provisional de Estado instituido para acordar lo que mejor convenga a la dirección de los negocios públicos mientras que se reúne el Congreso, que ya está convocado, se ha reconocido que el Gobierno de la República ha adquirido ya bastante firmeza y consistencia para poderse comprometer en cualesquiera transacciones, negociaciones, contratas y todo género de obligaciones políticas y comerciales; en el concepto de que le sobran medios y recursos para desempeñarlas; hemos tenido a bien autorizar al efecto, como por las presentes autorizamos a los señores Luís López Méndez y en su ausencia o muerte a Andrés Belio, residentes en la ciudad de Londres, ofreciendo bajo la fe más sagrada en nombre y representación de la República, dar el más pronto y exacto cumplimiento a todas las estipulaciones de cualquier naturaleza que sean, políticas y comerciales, que contrajeren en virtud de las facultades que por estas Letras les conferimos en toda la extensión, grado y fuerza que se requiere para que sean válidas y firmes ahora y en todos tiempos como que no se hacen en nuestra representación personal sino en la de la República, que siempre subsiste. En consecuencia nombramos y constituimos a los expresados señores Luís López Méndez, y Andrés Bello por ausencia o muerte del primero, agentes y comisionados especiales de la República de Venezuela en la ciudad de Londres, autorizándolos para que con arreglo a las instrucciones que les cometemos puedan otorgar jurídicamente todo género de escrituras y obligaciones a nombre de la República del modo y con las condiciones que le parezcan, en el concepto seguro de que estaremos literalmente a lo que convinieren, sin entrar en examen ni observación alguna sobre las contratas que hicieren; pues todas las aprobamos anticipadamente en fuerza de las facultades plena:, enteras y sin restricción alguna, que lea concedemos para estipular y tratar en nombre de la República, hipotecando todas sus propiedades, rentas, arbitrios y recursos que con preferencia a toda otra atención, serán empleados en satisfacer los créditos contraídos por los expresados señores Comisionados Luís López Méndez, o Andrés Bello por ausencia o muerte del primero. Y para que conste donde quiera que convenga, damos la presente firmada por Nos, sellada con el sello provisional del Estado, refrendada por el Secretario interino de Estado y consignada en los registros del Consejo Provisional de Estado, y en la Dirección General de las Rentas de la República. SIMON BOLIVAR. J.G PEREZ Secretario de Estado Interino. El periodo 1815-1819 concluye con un cambio significativo en la política exterior con la aparición de los primeros atributos de la soberanía nacional plasmados en la política del corso y del bloqueo que desarrollan los patriotas en el curso del Río Orinoco. La aparición de un poder naval cuya dirección y progreso incumbe a Luís Brión es un acontecimiento novedoso que permite asegurar el abastecimiento de los patriotas en las plazas de Guayana e impedir y entorpecer el comercio realista con los puertos del norte del país, La Guaira, Cumaná Puerto Cabello. Muestra de ello son diversas medidas tomadas por el Libertador a partir del mes de enero de 1817. Una de ellas es la autorización concedida a Brión el 6 de enero de 1817 donde le expresa: "Siendo de absoluta e indispensable necesidad la formación de un cuerpo de Marina, que se oponga a la enemiga, guarnezca nuestras costas, las purgue de corsarios, proteja el comercio y en caso necesario obre de acuerdo con nuestros ejércitos de tierra; he tenido a bien autorizar a V,E. para la formación y organización de dicho cuerpo y para que tome cuantas medidas estime necesarias para este fin.” La segunda de ellas que se apoya en la existencia de una fuerza naval ya constituida es el Decreto de Bloqueo de los puertos de Cumaná, La Guaira v Puerto Cabello y Guayana de fecha 6 de enero de 1817 dado en la ciudad de Barcelona suspendido respecto a los puertos de Guayana el 27 de agosto de 1817 una vez culminada exitosamente la campaña en las riberas del Orinoco y ocupada Angostura. El Decreto de bloqueo se expresa en los siguientes términos: "1755 BOLIVAR DECRETA EL BLOQUEO DE LOS PUERTOS DE GUAYANA, CUMANA, LA GUAIRA Y PUERTO CABELLO EN BARCELONA EL 6 DE ENERO DE 1817.' Cuartel General de Barcelona, enero 6 de 1817. 70. SiMON BOLIVAR Jefe Supremo de la República, Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada, etc., etc., etc., A todos los que la presente vieren, salud. Debiendo las fuerzas de la República de Venezuela obrar por tierra y mar contra las plazas de Guayana, Cumaná, La Guaira y Puerto Cabello, hemos venido en declararlas y las declaramos en estado de riguroso bloqueo, dejando libres todos los demás puertos de la costa; sin embargo de que la conducta de nuestros enemigos nos autoriza en virtud del derecho de represalias a bloquear toda la Costa Firme, como ellos lo han hecho con la de Cartagena, y otras de mayor extensión en América sin fuerzas marítimas con que sostener su declaración. Consiguiente a esta determinación todo buque de cualquier nación que sea, cogido a tres leguas de los puertos expresados de Guayana, Cumaná, La Guaira y Puerto Cabello a los cuarenta días de esta fecha será declarado de buena presa, sin admitirse pretexto ni disculpa, pero observándose religiosamente los usos, leyes y costumbres seguidos por las potencias marítimas en iguales casos y debiendo interpretarse en favor del buque detenido cualquiera duda que pueda ocurrir sobre el particular. Y para que esta declaración llegue a noticia de todos los comerciantes que trafican sobre la Costa Firme se le dará la mayor publicidad y se comunicará de oficio a SS.EE. los SS. almirantes y Gobernadores de las Colonias vecinas.- Simón Bolívar.- José Gabriel Pérez, Secretario. Es copia del original depositado en el Archivo del Almirantazgo de la República. Pampatar, 12 de enero de 1817. 70. L. Brión Almirante. ANEXO. Simón Bolívar, etc., etc. Siendo necesario que las fuerzas de la República de Venezuela operen tanto por tierra como por mar contra las ciudades de Guayana, Cumaná, La Guaira y Puerto Cabello hemos creído oportuno declarar, y por la presente declaramos, a dichas ciudades en estado de estrecho bloqueo, dejando sin embargo libre de él a todos los otros puertos de la costa, aunque la conducta de nuestros enemigos nos autoriza a bloquearlos todos por vía de represalias, según ellos lo hicieron con la de Cartagena y otras costas de grande extensión en América, sin una marina para sostener su declaración. En consecuencia de esta resolución todos los buques sin excepción de nación, que después de cuarenta días de la fecha de la presente sea aprendido ¡sic? dentro de tres millas de dichos puertos de Guayana, Guaira y Puerto Cabello serán declarados buena presa, sin admitir para lo contrario ninguna excusa, ni pretexto, cualquiera que sea. Pero sin embargo se guardarán religiosamente en tales casos, los usos, leyes y costumbres de las naciones marítimas y cualquiera duda que pueda ocurrir sobre el particular cederá en favor de los bajeles apresados. Y para que esta declaración pueda llegar a noticia de todos los comerciantes que trafican con la costa española se publicarán las presentes y además se comunicarán copias a los Excelentísimos Señores Almirante y Gobernadores de las colonias vecinas. SIMON BOLIVAR. JOSE G. PEREZ. Secretario” La última medida tomada una vez en acción la marina corsaria republicana, es el Reglamento sobre el Corso expedido por el Libertador en Barcelona el 4 de marzo de 1817. Sus propósitos principales fueron fortalecer y organizar el poder naval que se había desarrollado a base de aventureros y rebeldes de todo tipo movidos por intereses privados e impregnados por la empatía del movimiento anticolonial hacia el cual tenderán naturalmente por su misma condición de asociales. Frenar sus excesos y dignificarlos en la medida de lo posible era también el sentido de la reglamentación de su actividad. Los abusos cometidos por los corsarios contra buques neutrales entorpecían el desarrollo de la política exterior del poder patriota encaminado a no antagonizar a los neutrales y a obtener de ellos recursos para continuar la guerra emancipadora. Su texto es el siguiente: "1850 REGLAMENTO SOBRE EL CORSO EXPEDIDO POR EL LIBERTADOR EN BARCELONA EL 4 DE MARZO DE 1817.' SIMON BOLIVAR Jefe Supremo de la República, Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de Nueva Granada, etc., etc., etc. A todos los que la presente vieren salud. Considerando los excesos que algunos buques armados han cometido contra los indefensos neutrales, deseoso el Gobierno de la República de acreditar que sus intenciones son el vivir en paz y buena amistad con sus vecinos y las demás naciones que no tomen parte activa en la guerra injusta y sanguinaria que le ha declarado la orgullosa y tiránica España, hemos decretado, y decretamos: 1°. Ninguna comisión o patente de corso será concedida sino a un ciudadano de Venezuela que goce de !a estimación pública por sus virtudes civiles y morales. 2°. Al tiempo de recibir la patente el corsario a quien se haya concedido, depositará en las cajas del Almirantazgo la cantidad de seis mil pesos, o presentará una persona lega, llana y abonada que otorgue ante S.E. el Almirante una fianza por la referida cantidad, la que será confiscada con multa al primer acto de piratería que cometa el corsario. 3°. Ningún dueño o propietario de un corsario podrá elegir un Capitán sin consultar con el Almirante de la República que tiene el derecho de aprobarlo o desaprobarlo. 4°. Todo Capitán de corsario, antes de tener su nombre escrito cobre la patente, prestará el juramento de fidelidad a la República y de conformarse religiosamente a lo contenido en estas Ordenanzas, so pena de ser castigado como en ellas se previene. 5°. Los oficiales, marineros y soldados que formen la tripulación de un corsario al tiempo de ser inscrito sobre el rol en la Mayorla General de Marina prestarán igualmente el juramento de fidelidad a la República, y de obedecer escrupulosamente lo que les está prescrito en estas Ordenanzas. 6°. Ningún corsario podrá salir del puerto de su habilitación, sin que su dueño o propietario haya hecho una contrata con los que naveguen en él en presencia del Mayor General de Marina estipulando en ella las partes de presa que deben pertenecer al propietario y a cada uno de la tripulación, sobre los buques que el dicho corsario pueda apresar durante el crucero prefijado, y este documento firmado por todos los contratantes quedará depositado en la oficina de dicho jefe. 7°. Todo capitán de corsario recibirá del Señor Almirante la orden del crucero que debe hacer, esto es, el espacio de tiempo que debe seguir de tal punto a cual punto, y de tal longitud y latitud a cual longitud y latitud, sin poder apartarse de él a fin de que S. E, el Almirante sepa a punto fijo donde hallar los corsarios que hostilizan al enemigo. 8°. Todo corsario tendrá anexo a su patente su orden de crucero, al juramento de fidelidad a la República de toda su tripulación y la contrata con el dueño o propietario. 9°. Todas las presas que hicieren los corsarios habrán de ser conducidas al puerto donde reside el Almirantazgo y sólo en un caso urgentísimo podrá verificarlo a otro puerto donde haya un Comandante de Marina el cual al momento de la llegada de la presa pondrá el sello sobre las escotillas y formará inventario de las demás pertenencias que no se pueden encerrar hasta tanto que sea condenada por el Tribunal del Almirantazgo. 10. Los capitanes de presas y sus tripulaciones que faltaren a lo contenido en el artículo anterior serán arrestados, las presas decomisadas a favor de la República, corno igualmente las fianzas de los seis mil pesos dadas por los corsarios a quienes pertenezcan las presas. 11. Las presas adeudarán un diez por ciento para las Cajas Nacionales, Nacionales dos y medio por ciento para las Cajas de Almirantazgo, medio por ciento para el Hospital de Marina, cuyos derechos ingresarán todos por las Cajas del Almirantazgo 12. Sólo en un caso de avería o de estar a la vista del puerto una escuadra enemiga será lícito descargar una presa antes de recaer la condena del Almirantazgo, y' aún en tal caso su cargamento será depositado en los almacenes de la Aduana bajo !a responsabilidad del Ministro Y del Comandante de Marina. 13. Toda presa o corsario que desembarque sobre las costas o en cualquier puerto efectos y mercancías sin la correspondiente licencia de la Aduana y de: Comandante de Marina, serán decomisados y sus productos se enterarán en las Cajas del Almirantazgo. 14. Es absolutamente prohibido el admitir rescate por las presas, todas ellas debiendo ser conducidas a un puerto de la República como está prevenido en los artículos 9° y 10, o bien en caso forzoso quemadas o destruidas so pena del decomiso del corsario y su fianza. 15. Luego que un buque enemigo haya sido apresado, el primer deber del capitán apresador -,era hacer recoger todos ¡os papeles que hubiese a bordo de la presa, ponerlos en un saco o cajón y sellados entregarlos al capitán de presa, a fin de que éste lo deposite en manos del Comandante de Marina del primer puerto de su arribada, a fin que lleguen cuanto antes a manos de S.E. el Almirante. 16. Si en alta mar se trasbordasen a un corsario algunas mercancías procedentes de una presa que fuere preciso destruir, se recogerá la factura de las dichas mercancías y no hallándola se formará un inventario firmado por la oficialidad y la maestranza, el que será entregado por el señor capitán al Comandante de Marina del puerto de su arribada, y por dicho Comandante al Ministro de Hacienda. 17. Las alhajas de oro y plata en pasta y el dinero metálico tomados al enemigo no podrán ser repartidos a la tripulación sino en el puerto del Almirantazgo en presencia del Ministro que comisione el Excmo. Sr. Almirante. 18. Todo capitán de corsario que bajo cualquier pretexto que sea, indulte o atropelle un buque neutral, tendrá su fianza confiscada a favor de la República. 19. Si al tiempo de registrar un buque neutral, yendo o saliendo de un puerto enemigo, se tuviera sospechas muy fundadas, que el dicho buque, su cargamento o parte de él son propiedades, enemigas, el capitán del corsario podrá sobre su responsabilidad y la del dueño y propietario, remitirlo al puerto donde reside el Almirantazgo. conforme a lo prevenido en los artículos 9 y lo; pero si dicho buque ha sido detenido bajo sospechas, no fuere declarado buena presa por el Tribunal del Almirantazgo, el dueño y propietario del corsario le abonará todos los daños y perjuicios que justamente reclamare. 20. Para evitar mayores costos al dueño y propietario del corsario que hubiese detenido un buque neutral, que resulte no ser buena presa, está rigurosamente ordenado al capitán del corsario y su tripulación, de poner el sello sobre las escotillas, y de velar escrupulosamente que nada sea extraído, pues cualquiera cosa que faltare a bordo de dicho buque detenido será abonado por el capitán del corsario y su tripulación, y en caso de no tener con que satisfacerlo, el dueño y propietario del corsario será responsable a ello. 21. Todo buque neutral que se hallase yendo o viniendo de un puerto enemigo y que tuviese a su bordo propiedad cargada por cuenta de un enemigo, o bien objetos reputados de contrabando, aun cuando éstos fuesen por su propia cuenta, o por cuenta de otro neutral, cuyos objetos son fusiles, cañones, balas, metrallas, armas blancas, brea, alquitrán, jarcias, madera de construcción para buque, arboladuras, caballos o mulas, sillas de montar y pólvora, será remitido al puerto donde resida el Almirantazgo, conforme a lo prevenido en los artículos 9 y 10, dejando a su bordo el capitán, el contramaestre y dos marineros, a fin de dar las declaraciones necesarias para su condena. 22. Todo acto de piratería será castigado con pena de muerte del capitán del buque que lo cometiere, y detención por cinco años en las obras públicas a su oficialidad y tripulación. 23. Serán reputados actos de piratería: el tomar a viva fuerza a mano armada cualesquiera mercancías, víveres, y demás objetos a bordo de un buque neutral por pequeña que sea la cantidad; el usar de violencia contra los capitanes, tripulaciones y pasajeros de los buques neutrales, el extraer y ocultar cualquier papel o documento de un buque neutral por el cual consta su legitimidad a la nación, de la cual tiene su bandera; el sacar de un puerto o rada perteneciente a una potencia neutral, los buques enemigos que estén en ellos, siendo este acto una violación del derecho de soberanía o inmunidad de territorio; el matar alevosamente a cualquiera persona aun cuando fuera enemiga. 24, La inmunidad de las costas de las potencias neutrales, se extiende a la distancia de tres millas y así está prohibido a todo capitán de corsario el perseguir o apresar ningún buque enemigo que no esté a mayor distancia de dichas costas, pues si lo hiciera la presa será considera como ilegalmente capturada, y restituida a la nación neutral cuyo territorio se ha violado, pagando el apresador los daños y perjuicios. 25. La oficialidad, pasajeros y tripulación de un buque enemigo que se rinda sin necesidad de abordaje, no podrán ser saqueados, los efectos de uso personal serán entregados a sus dueños y al capitán y pasajeros, se les dejarán a cada uno cien pesos, si tuvieren mayor cantidad de dinero a bordo, pero todo lo demás del dinero, como igualmente todos los efectos de comercio que les pertenecieren entrarán en la masa del cargamento. 26. Si un buque enemigo sufriere el abordaje se permitirá el pillaje de todos los efectos de uso personal; pero el cargamento o el dinero que tuviere en mayor cantidad de 900 pesos no podrán ser tomados por la tripulación del corsario y el capitán se valdrá de las medidas que se le han ordenado para su preservación en los artículos 21 y 22. 27. La desobediencia de un oficial a su superior será castigada con un mes de encarcelamiento, y la confiscación de sus partes de presa a favor del hospital de marina. 28. La desobediencia de un marinero o soldado al capitán u oficiales, será castigada con un mes de detención en las obras públicas y confiscación de sus partes de presa a favor del Hospital de Marina. 29. Motín a bordo de un corsario o de una presa será castigado con seis meses de detención en las obras públicas a todos los que hayan entrado en él. 30. El motín con armas en mano o atropellamiento del capitán, o de la oficialidad será castigado con pena de muerte a todos los que hayan tomado parte en él. 31. El que en un combate rehusé el batirse será fusilado en el acto por orden del jefe. 32. El que en presencia del enemigo vierta palabras sediciosas y subversivas al buen orden y subordinación será arrestado en el acto, sumariado y detenido estrechamente hasta remitirlo al señor Almirante quien lo hará juzgar por una comisión militar o consejo de guerra especial. 33. Todo robo a bordo de un corsario o presa, siendo de leve cantidad, será castigado con la pérdida de las partes de presa del ladrón, por todo el crucero a beneficio del hospital de marina. 34. Si el robo fuere de más de 90 pesos el ladrón será castigado con un año de detención en las obras públicas además de la confiscación de sus partes de presa para el fin especificado en el artículo anterior. 35. Todos los capitanes de corsario están obligados a obedecer las órdenes de los comandantes de los buques de la República en cualquier paraje o situación en que se halle, siempre y cuando sea para el servicio del Estado so pena de ser privados de la patente, y de nunca jamás poder mandar bajo la bandera de Venezuela. 36. Cuando la patria esté declarada en peligro todo ciudadano debe contribuir a su salvación, y así los corsarios particulares quedarán por el hecho mismo a la disposición de! Almirante, el que los proveerá de víveres, armas y municiones por el tiempo que estén en requisición. 37. Todo corsario particular que haya obtenido una patente para cruzar cuatro meses en las colonias será obligado a hacerlo un mes para la República sobre las costas que le designará el Almirante, so pena de confiscación de su buque a favor del Almirantazgo. 38. Todo corsario que haya obtenido patente para cruzar seis meses en Europa tendrá que hacerlo dos meses para la República, según las órdenes del Almirante, del modo y bajo las penas indicadas en el anterior artículo. 39. Todos los prisioneros que hicieren los corsarios serán tratados con humanidad y traídos a un puerto de la República; pero si. El número de ellos fuere demasiado fuerte, o que el corsario se hallase escaso de víveres, será permitido enviarlos a colonias neutrales, o darles una presa para que lo verifiquen, advirtiendo que todos los prisioneros de graduación y los que son o han sido de alguna importancia en el gobierno español, han de ser irremisiblemente traídos a un puerto de la República, so pena de ser castigados como traidores a la patria, el capitán de corsario o de presa que bajo cualquier pretexto les diese libertad. Considerando que la guerra que se hace por el gobierno español contra la libertad e independencia de la República de Venezuela no es otra, sino destructiva de vidas y por consiguiente de todo lo más precioso que el hombre posee, y considerando igualmente que la experiencia nos ha patentemente enseñado que cualquier individuo que milite bajo el pabellón venezolano, si tiene la desgracia de caer prisionero, no sólo no goza aquel derecho tan sagrado entre las naciones cultas, mas pierde la libertad por todo el resto de sus días; por tanto se previene y es absolutamente necesario, que todo capitán de corsario cuando preste el juramento debe expresar ampliamente, jurando, que antes de arriar su bandera debe perecer con su buque debiendo preferir una muerte gloriosa a una civil que llena de martirios sufriría en horror de la humanidad si tuviese la desgracia de ceder a un enemigo tan atroz e inhumano. Dado en Barcelona a 4 de marzo de 1817. 70. SIMON ROLIVAR.PEREZ Secretario". Puede decirse que el instrumento legal que venimos de transcribir marca el nacimiento de la conciencia nacional sobre los vínculos de la nación con los mares adyacentes, sobre la necesidad de construir una marina de guerra que obtenga la supremacía en el Caribe en función de la guerra de liberación y sea en el futuro instrumento idóneo para la defensa del territorio. También señala la aparición de uno de los elementos del Estado moderno como es el poder naval para los que tienen fronteras marítimas y su nacionalización. De ello dan fe los artículos 1°, 3°, 4°, 35°,36° y 37°. Finalmente constituye el primer antecedente venezolano de la soberanía sobre el mar territorial pues establece en la norma contenida en el artículo 24 el límite de tres (3) millas para la inmunidad del Estado, lo que es lo mismo que la extensión del mar adyacente a sus costas sobre las cuales el Estado pretende ejercer su soberanía.