100 MOTIVOS PARA IR AL ODONTÓLOGO 31 PARA HACER INJERTOS Los injertos son colocaciones de materiales sintéticos, originados en otros animales (heterogéneo) o del propio organismo humano (homogéneo). Se hacen para tratar de corregir algún defecto por la falta de tejido ocasionado por una pérdida ósea patológica o como resultado de una extracción. También podemos hacer injertos en las encías si estas sufrieron retracciones o pérdidas. Hasta los propios dientes pueden ser injertados, en trabajos denominados como trasplantes y que será objeto de un ítem separado, más adelante. El principio de la mayoría de los injertos es estimular una nueva formación de tejido perdido, a través de una preparación del área donde se pretende que el mismo tejido vuelva a crecer, a partir de un proceso de regeneración. La técnica consiste en abrir el área donde sucedió o está sucediendo la pérdida de tejido, identificar el agente causante, interrumpirlo para que el proceso no continúe y, a través de la colocación del injerto, posibilitar que le propio organismo estimule la formación del nuevo tejido. Este mismo proceso sucede en la cicatrización de una herida, que es también el mismo principio de un hueso que estuvo quebrado o de la reposición de la sangre en un traumatismo, todo esto por el hecho de existir en el organismo una propensión a repararse con reposición de las partes perdidas. En el caso de los injertos usados en la Odontología, la utilización de los materiales de rellenado, con el propósito de preservar el área que se pretende regenerar, para evitar que otro tejido (encía, por ejemplo) crezca más rápido. Las condiciones para el éxito de los injertos son la asepsia y antisepsia del área que será injertada y la condición estéril del material que será injertado. Los injertos de mejor resultados son aquellos en que el donador es el propio receptor, o sea, cuando se saca un pequeño fragmento de hueso de una región no tan importante para llevarlo a otro lugar donde este será más necesario. El segundo tipo más eficiente de injerto más utilizado, cuando no existe tanta necesidad de calidad en el resultado o cuando las áreas donantes del propio paciente no estén disponibles, es el injerto de tejido similar proveniente de otro humano (por ejemplo hueso). Por último, pero también con buenos resultados, cuando el objetivo del injerto es estético, son los injertos con materiales sintéticos como por ejemplo: las hidroxiapatitas, cuya estructura se asemeja a la encontrada en nuestra parte ósea. Modernamente, ha sido un buen coadyuvante de los injertos la colaboración del paciente, siguiendo correctamente la mediación que se le recomiende y la utilización de rayos láser, como aceleradores del proceso cicatrizante. Los injertos devuelven estructuras, mejorando tanto la estética como la función cuando estas son importantes. Como por ejemplo en los casos en que es necesario más hueso para hacer un implante o cuando se necesita más encía para dar mejor estética a una prótesis. En algunos casos, el injerto es imprescindible, como en la situación de implante y, en otros mejora sustancialmente la apariencia, beneficiando significativamente el resultando visual del tratamiento. En la Odontología, el especialista que más trabaja con injerto es el periodontista. Después de este está el Implantólogo y también el cirujano buco maxilo facial. Estos por la experiencia están aptos para alcanzar buenos resultados con los injertos, lo que no impide que un clínico general con buen conocimiento de la técnica y con experiencia, pueda alcanzar también resultados positivos. Como la mayoría de los procedimientos odontológicos, unos de los requisitos más importantes de los injertos es su correcta indicación, o sea, un estudio del caso para la certificación de que los injertos son viables para un determinado paciente y su caso. Siendo así, con una buena técnica y materiales adecuados los resultados de los injertos serán motivadores. Antônio Inácio Ribeiro