Complejo de Edipo temprano y formación del superyo en la obra de

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U.K-Departamento de Psicoanálisis
COMPLEJO DE EDIPO TEMPRANO Y FORMACION DEL SUPERYO
EN LA OBRA DE MELANIE KLEIN
Lic. Mariana Clancy
La clínica del análisis con niños, específicamente el descubrimiento en su
practica de la presencia de sentimientos de culpa en niños muy pequeños, lleva
a Melanie Klein a la controversial postulación de un superyo y un complejo de
Edipo tempranos, que se manifiestan mucho antes de lo que Freud postula.
Así lo expone, “Quisiera dar el nombre de estadios “tempranos de formación
del superyo” a las identificaciones primeras hechas por el niño, en los
tempranos estadios del desarrollo del niño, la precipitación de la catexis de
objeto ejerce una influencia de un tipo que la caracteriza como un superyo,
aunque difieran en calidad y en modo de actuar de las identificaciones que
pertenecen a los últimos estadios. Y aunque este superyo sea muy cruel,
formado bajo la supremacía del sadismo,
siempre toma la defensa del yo
contra el instinto destructivo y es ya en lo primeros estadios la fuerza de la cual
proceden las inhibiciones instintivas,…hasta donde me ha sido posible
observar es precisamente este superyo primario el que es especialmente
severo, y, normalmente en ningún periodo de la vida es tan fuerte la posición
entre el yo y el superyo como en la temprana infancia.” 1
Lo central con la conformación del superyo es, cómo se lleva a cabo la
creación, por parte del niño, de una imagen tan fantástica de sus padres, una
imagen tan alejada de la realidad? 2 . Debido a que el superyo del niño es
creado con elementos imaginarios de esos padres que ha introyectado, que ha
incorporado, como figuras.
Su lectura de “Mas Allá del principio del placer”
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puntualmente sobre el par de
opuestos pulsión de vida y de muerte, la llevan a la siguiente teorización,
correlativamente a la agresión de la pulsión de muerte que se dirige al exterior,
agrega que se produce en el interior una reacción defensiva contra esa porción
de la pulsión de muerte que no ha sido exteriorizada y justamente es sentida
por el yo como excesiva traduciéndose como ansiedad. Por esto mismo el yo 1
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débil y poco organizado- se ve forzado desde el comienzo mismo de su
desarrollo a movilizar la libido
contra su instinto de muerte, podría
ejemplificarse como libido vs. impulsos agresivos, en tanto movimiento interno
del aparato. Así esta defensa es base en la formación del superyo, superyo
cuya crueldad es producto de impulsos agresivos. Se puede formular que el
niño llega a percibir que su ansiedad aflora de sus propios instintos agresivos
bajo la forma del temor a un objeto externo, o sea desplazando al exterior la
fuente de su ansiedad y transformando a los objetos en peligrosos; pero en
este armado no se debe perder de vista que ese supuesto peligro proviene en
primera instancia de sus propios impulsos interiores, por eso se puede afirmar
que son las fantasías del niño proyectadas hacia este objeto las que aumentan
sus impulsos sádicos.
Añádase que la formación del superyo se inicia al mismo tiempo que en el niño
pequeño se lleva acabo la primera introyección oral de sus objetos, por lo que
se considera fundamental que los mecanismos de proyección e introyección
están intrínsecamente ligados al superyo. A este respecto cabe aclarar que no
se pueden pensar como idénticos el superyo del niño y sus objetos, aunque el
niño continuamente este tratando de intercambiarlos, por una parte para
disminuir su temor al superyo y por otra para poder cumplir con los objetos
reales, oscilando entre su mundo de fantasía y el de la realidad. Sin embargo
se debe afirmar que ya en estadios iniciales la proyección de las imagos
terribles hacia el mundo exterior, modifica al mundo tornándolo peligroso y
transformando a sus objetos en enemigos; contrariamente la introyección
simultanea de objetos reales disminuye la fuerza de esas imagos terribles.
Las características severas del superyo se van modificando a lo largo de la
posición depresiva, a medida que se va afirmando la relación con el objeto
total, va perdiendo esa connotación y es más acorde a los padres buenos y
amados.
Conceptualización del conflicto edípico temprano
Se hace necesario para formalizar este concepto, acompañar a Klein en la
construcción teórica que conformara esta formulación. A resguardo de no
simplificar su pensamiento y quedarnos con una sensación muy recortada de
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sus ideas, articularemos su trabajo sobre el estadio Edipo temprano en los
textos donde específicamente lo conceptualiza: 1928, 1933 y 1945.
La novedad kleiniana sobre el complejo de Edipo en fases tempranas del
desarrollo se plasma en 1928 4 con la idea que la situación edípica se instala en
el momento del
destete, momento donde prevalecen los impulsos sádico
orales y anales.
Es temprano aún para que los impulsos genitales se pongan en juego, es que
solo cuando entra a jugar lo genital consiente Klein el complejo edípico
freudiano.
Este Edipo temprano aparece en presencia de yo lábil y con pocos recursos, y
de un superyo severo, rígido y primitivo.
Ambos hechos no son sin consecuencia: por un lado en el niño aparecerán
impulsos sexuales sádicos muy contradictorios porque los objetos libidinales se
mezclan con los destructivos estimulando tendencias hostiles y generando
odio, dolor y angustia, y por otro lado la existencia de este superyo que
produce sentimientos de culpa.
A diferencia de Freud, Klein supone para ambos sexos la angustia como
proviniendo de un mismo lugar, de una imago o imagen fantaseada que se
forma por los continuos ataques fantaseados al cuerpo de la madre; sostiene
que la angustia de castración en el varón proviene de esta angustia primitiva y
que en la niña el temor a perder el amor se deriva de la angustia ante los
ataques contra el interior de su propio cuerpo por una madre hostil.
En fundamental aclarar en este punto que la angustia en este momento no está
diferenciada dentro de las posiciones depresiva y paranoide; y que su
investigación por esta época se centra en el odio; recién en 1945 5 distingue y
esquematiza las posiciones y le da un valor al impulso amoroso junto al odio,
que sí, luego
tomará un papel predominante el conflicto amor-odio en su
teoría.
La exposición más acabada del precoz complejo de Edipo 6 refleja un cambio
en sus conceptualizaciones en dos puntos, 1) la aceptación de la interacción
amor-odio como la base del funcionamiento mental y 2) la teoría de la posición
depresiva con el eje central del desarrollo del niño en su primer año de vida.
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Otra idea novedosa esta en relación con el sentimiento de culpa, para Klein no
es el resultado del complejo edípico clásico (freudiano) sino que la culpa
acompaña desde el inicio y en todo su proceso a la situación edípica y se
entrama directamente con el superyo.
“Así como surge en ciertos pasajes que el complejo de Edipo comienza bajo el
dominio del sadismo y el odio, hoy diría
que el
niño se vuelve hacia su
segundo objeto -el padre- con sentimientos de amor y de odio a la vez. Creo
que los sentimientos depresivos originados en el temor a perder a la madre
amada -en su cualidad de objeto interno y externo- obran como un importante
incentivo de los deseos edipicos tempranos. Esto significa que en la actualidad
correlaciono las primeras etapas del complejo de Edipo con la posición
depresiva” 7 . De este modo expresa la pluma de Klein que ahora el complejo
de Edipo coincide con la posición depresiva, ahí donde la ansiedad
persecutoria disminuye dando lugar a sentimientos de amor, al temor a la
perdida de ese objeto, ahora si total,
que se puede perder por efecto de
fantasías internas, instaurándose la reparación como mecanismo posibilitador
de un desarrollo normal.
Ahora produce un viraje y sostiene que el destete deja de ser el motivo de la
instalación del Edipo ni tampoco que comience por los impulsos sádicos del
niño.
La posición de Melanie Klein es que el amor es el que impulsa y la libido va en
busca de nuevos objetos.
La declinación del Edipo entonces se lleva a cabo porque los sentimientos del
niño se encuentran más integrados y positivos, también por sus padres reales
y por el deseo de conservarlos.
El eje gira en torno al enlace entre la situación edípica, las ansiedades
tempranas y el desarrollo de la libido. Sabemos que la poca capacidad del yo
para tolerar las tensiones, los fuertes impulsos sádicos orales y la excesiva
culpa son algunos de los factores que lo imposibilitan para construir defensas
adecuadas contra la ansiedad, y esto, enuncia Klein, importa tanto al yo como
a la libido. Así articula la libido con agresividad, de modo que en cualquier
estadio del desarrollo se verá afectado por la ansiedad que provenga de esta
agresividad. En efecto, la acometida de la ansiedad, la culpa y los sentimientos
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depresivos pueden llevar a dos caminos 1) permitir a la libido dirigirse a nuevas
fuentes o 2) inhibir el desarrollo libidinal, dejándolo fijado a un objeto y a fines
anteriores.
Desarrollo del Edipo temprano en ambos sexos.
Melanie Klein parte de lo siguiente: el desarrollo progresivo de la libido se
encuentra estrechamente relacionado con la búsqueda de nuevas fuentes de
satisfacción.
Partiendo de ese objeto primordial que es el pecho materno para ambos sexos,
toda sensación gratificante y satisfactoria que provenga del mismo facilita al
niño direccionar sus deseos hacia nuevos objetos. La psicoanalista inglesa
considera que el pasaje del pecho de la madre al pene del padre es generado
por la frustración de ese pecho que en sí combina tanto factores internos como
exteriores y reales, y advierte que cierta frustración es necesaria en lo que se
llama desarrollo normal; de modo que para el varón o la pequeña niña el pecho
y el pene soportan el estatuto de ser los objetos primarios de sus deseos.
Entonces entre frustración y satisfacción se conforma la relación con el pecho
bueno y gratificante y el pecho malo y perseguidor, lo que configura el pasaje a
la ulterior relación con el pene del padre.
Desarrollo del Edipo en el varón
El varón lleva a cabo el pasaje del pecho materno al pene del padre y también
retiene al pecho bueno, esto es vital porque implica que esa cualidad de bueno
del pecho se puede transferir al pene del padre, así el niño imagina que el pene
de su padre es bueno y creador y que le causa satisfacción libidinal y también
que le dará niños, como se los da a su madre. Para Klein este movimiento
indica la posición homosexual y la raíz de complejo de Edipo invertido.
La firme creencia en el pene bueno y dador se instala y (tanto el suyo como el
de su padre) es condición para 1) los deseos edipicos positivos, en tanto el
varoncito puede dirigir sus deseos genitales hacia la madre y 2) frente al padre
castrador, en tanto prevalece la imagen del padre bueno, facilitándole al
pequeño recursos para enfrentar su rivalidad edípica.
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Klein marca una diferencia significativa de desarrollo teórico con Freud. En
Freud el temor a la castración se manifiesta durante el primado fálico; Klein
ubica al temor a la castración, pero previamente con el predominio de la libido
oral, por lo tanto son los impulsos sádicos orales del varón que se transfieren
del pecho al pene sumados al odio y la rivalidad temprana edípica los que
como resultado muestran el deseo del niño de arrancar y de morder el pene del
padre. Recuérdese par comprender este proceso lo fundamental de la fuerza
de los mecanismos proyectivos e introyectivos; así como el deseo es contra el
padre, así predomina el temor persecutorio en contra de su interior, porque los
perseguidores pueden atacar su propio pene y también sus otros contenidos
internos, heces, orina, bebes.
En tanto avanza el desarrollo se va esbozando una elección cada vez más
definida del progenitor del otro sexo como objeto libidinal, aumenta la
identificación con el progenitor del mismo sexo, dando lugar a cierta renuncia a
los deseos homosexuales.
Recién en este lugar del desarrollo es que Klein entiende el complejo de Edipo
en términos genitales.
Desarrollo del Edipo en la niña.
En el caso de la niña pequeña se juega el deseo de recibir el pene del padre,
añádase a esto que Klein le supone a ella un conocimiento inconciente de
contener bebes en su interior, por lo que el pene del padre es tenido por dador
de bebes convirtiéndolo así en un objeto altamente deseado y admirado.
Al igual que en el caso del varón, el pene del padre es sentido como bueno en
tanto bueno es el pecho de la madre.
Las ansiedades en juego más la rivalidad edípica con la madre dan como
resultado impulsos de robar el cuerpo de la madre en tanto poseedora no solo
de bebes sino del pene del padre, situación que intensifica los sentimientos de
que su propio cuerpo pueda ser robado y atacado por una madre vengativatanto externa como interna-.
En cuanto a su deseo de recibir del padre un pene propio, como atributo
masculino, es secundario al deseo de recibir hijos de él.
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Y por último, la envidia del pene por parte de la niña, afirma Klein, es
encubridora del deseo de ocupar el lugar de la madre junto al padre.
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Bibliografía
¾ Klein, Melanie: “Obras Completas” Amor, culpa y reparación.(19211945), Tomo 1. Buenos Aires, Paidos, 1996.
¾ Klein, Melanie: “Obras Completas” El Psicoanálisis de niños, Tomo 2.
Buenos Aires, Paidos, 1987.
1
Klein M.: Obras Completas – El Psicoanálisis de niños, “Primeros estadios del conflicto de Edipo y de
la formación del superyo” (1932). Pág. 154. Tomo 2, Bs. As., Paidos, 1996.
2
Ob. citada. Pág. 254
3
Freud, S.: 1920
4
Klein, M.: “ Estadios tempranos del conflicto edípico”(1928)
5
Klein, M.:“ El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades tempranas”(1945)
6
Ob. Citada.
7
Klein, M.: Obras Completas – El psicoanálisis de niños “Prefacio a la tercera edición” (Londres
1498), Pág. 17.
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