PIEZA DEL MES ENERO 2011 UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA Días 8, 15, 22 y 29 de Enero a las 12:30 por Raúl García Girón Ventura Rodríguez, 17 28008 Madrid U N B OT Í N D E G U E R R A E N E L M U S E O CERRALBO: EL LEGADO FORONDA LA SALA ÁRABE DEL MARQUÉS DE CERRALBO Texto: Raúl García Girón Coordinación: Cecilia Casas Desantes Maquetación: Gráficas Pedraza © Museo Cerralbo, 2010 N.I.P.O. 551-10-008-0 Apasionado de la historia y del pasado, la afición por la cultura y el arte de don Enrique de Aguilera y Gamboa (18451922), XVII marqués de Cerralbo, se manifestó en el continuo deseo de adquirir cualquier objeto que irradiase historia. El museo es testimonio vivo de su fascinación por la pintura, escultura, artes decorativas, numismática y medallística... y por supuesto, por las armas. En ciertas estancias del Piso Principal de su palacio-museo, como la Armería y el Salón Vestuario, se exponen armas occidentales de diversas tipologías. En la Sala Árabe, un fumoir al estilo oriental tan de moda en el siglo XIX, se exhiben, cuidadosamente dispuestas sobre kilims en las paredes, todo tipo de armas blancas y de fuego procedentes de diferentes 3 UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA lugares del mundo, como Filipinas, Borneo, Nueva Zelanda, Polinesia, India, Japón, Marrakesh, Senegal o Turquía. EL REGALO DE UN AMIGO El inventario de las colecciones del Museo Cerralbo, redactado por Juan Cabré en 1924, cita una espingarda con su polvorera y una gumía de procedencia árabe. En el Archivo Histórico del Museo se conserva una carta, destacable por su tono de cordialidad y afecto, que nos revela el origen de estos objetos, que en 1918 fueron donados al Marqués por Salvador de Foronda, un familiar lejano (1). En base a esta documentación y probablemente también a que Cabré conoció la historia de boca del propio Marqués, las piezas fueron inventariadas como armas marroquíes tomadas como botín de guerra en la campaña de Beni Bu Frur, en septiembre de 1909. El título de marqueses de Cerralbo, de rancio abolengo, se remonta al siglo XIII, y puede rastrearse su origen en los Pacheco, residentes ya en Ciudad Rodrigo desde el siglo XI. A los Pacheco suceden en el título los Nieto de Silva, los Moctezuma y los Aguilera. La hidalguía de los Aguilera permite que Manuel Isidoro de Aguilera y Galarza, bisabuelo del fundador del museo, contraiga matrimonio en 1780 con María Josefa Contreras y Vargas. El XVI marqués de Cerralbo, José de Aguilera y Contreras, casó con Francisca Becerril e Hinojosa. Su primogénito, Francisco de Aguilera Becerril, conde de Villalobos, emparentó con María Luisa de Gamboa y López de León. La pareja tuvo trece hijos, siete varones y seis féminas. Uno de sus vástagos fue don Enrique de Aguilera Gamboa. 4 RAÚL GARCÍA GIRÓN Por su parte el linaje Foronda es originario de Álava, siendo de hecho un topónimo próximo a Vitoria; posteriormente se extendió a La Rioja y desde aquí los descendientes se establecieron en suelo castellano y tierras andaluzas. Martín de Foronda y Sánchez Biedma, madrileño de nacimiento, fue quien enlazó con María Josefa de Aguilera y Moyano de Haro, emparentando con los Aguilera, pues era prima de Francisco de Aguilera Becerril, padre del Marqués. Una vez celebrados los desposorios, el matrimonio pasó a residir en Ávila. Manuel de Foronda y Aguilera, su hijo, nació en la capital abulense. Sólo cinco años mayor que Enrique, ambos compartieron aficiones eruditas y laureles académicos. El título de Marqués de Foronda le fue concedido por Alfonso XIII principado el mes de mayo de 1916, poco después casó con María Dolores González Bravo y Vallarino, natural de El Escorial. Hijos de Manuel de Foronda Aguilera y María Dolores González Vallarino fueron Mariano y Salvador de Foronda y González Bravo. Al primero le tocó en gracia heredar el título nobiliario, el segundo probó suerte con la carrera militar. Salvador nació en la capital un doce de junio de 1879. De su infancia acomodada poco o nada se sabe hasta cumplir la mayoría de edad, pero debió transcurrir apaciblemente, cultivando su trato con la familia Aguilera y, por extensión, también con el Marqués de Cerralbo, a la sazón primo suyo en segundo grado, aunque debido a la diferencia de edad le llamaba cariñosamente “tío”. En la Academia de Infantería desde el 27 de junio de 1897 (2), su carrera militar fue meteórica, pasando hasta por tres Regimientos distintos (1901-1903) antes de recibir en Cáceres la orden de trasladarse a Algeciras. Allí precisamente 5 UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA recibió su primera condecoración al mérito militar, declarándosele apto para el ascenso (3). Destinado en Pontevedra, concibió incluso el proyecto de escribir un tratado sobre disposición de los Batallones que, en su redacción definitiva (1905), agradó a sus superiores. Tanto, que en diciembre aceptó una oferta para hacerse cargo de la Academia de Cabos y de la de Sargentos (4). De vuelta a Madrid, en mayo de 1908, ha de comparecer en un juicio de faltas. Su demora le obliga a causar baja en el Batallón de Cazadores de Talavera acuartelado en Vigo. Reconocido como buen tirador, nuevamente ha de desplazarse el 9 de agosto de 1909, esta vez a Melilla, junto al Batallón de Cazadores de Ciudad Rodrigo número 7 (5). Allí tendría lugar el episodio de Bu Frur, obteniendo el mencionado botín que, en prueba de amistad, encontraría acomodo en la colección del Marqués. RAÚL GARCÍA GIRÓN consignaba el territorio montañoso del Rif como zona de influencia española. El protectorado, de difícil orografía, quedaba delimitado por el Mediterráneo, los ríos Muluya y Kert, y las estribaciones montañosas del Rif en su flanco meridional próximo a Melilla. La extensión de 24.000 kilómetros incluía las provincias de Guelaya y Quebdana, con serranías abruptas que se quebraban en el Gurugú y el Youksen y se ramificaban en el Milón, el Axara y el Uicsan. El propio macizo del Gurugú, contorneado por el Río Oro y constreñido por las pendientes de la Mar Chica, presentaba una estructura bastante irregular con pequeñas alturas unidas por estrechas mesetas (Jardú, Taxuda, Atlaten), crestones (Barbel, Kol La), picos (Tagui Griat) y un sinfín de barranqueras (Frajana, Lobo, Alfer, Sidi Musa, Ibarraguen). LA GUERRA EN MARRUECOS: LA TRAGEDIA DE “EL LOBO” Los asuntos exteriores de España no pintaban bien en 1909. Con el Imperio Ultramarino liquidado tras el desastre noventayochista, el país se desangraba ahora por recuperar un prestigio internacional ya irreparablemente perdido ante las nuevas potencias nacidas de la industrialización. Si las primeras campañas norteafricanas (1840) tuvieron su razón de ser en el hostigamiento marroquí a las plazas de Ceuta y Melilla, las posteriores (1859) se convirtieron en el ansiado casus belli de una opinión pública unánime y sin fisuras. La firma en octubre de 1904 de un tratado franco británico a propósito de la Entente Cordial no ayudó a calmar la tensión enquistada en la región septentrional del continente africano: dicho acuerdo 6 Mapa de Melilla y sus alrededores. Primera mitad del siglo XX. 7 UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA El Rif era beréber y estaba visto que este pueblo no iba a acatar los acuerdos que el poder central marroquí hubiera alcanzado con las potencias europeas. Rápidamente los guerrilleros rifeños comenzaron a frenar la tímida penetración colonialista española. La privilegiada situación topográfica de Jardú y Taxuda auguraba la importancia geoestratégica de tomar la ventajosa posición del monte Gurugú, desde el que se podrían lanzar ataques rápidos y eficaces. Además, el camino que enlaza las mesetas limítrofes (Taxuda, Atlaten y Jardú), se convierte muy tempranamente en enclave prioritario para alcanzar la costa en la cala de Cazaza, pues el resto de escabrosidades quedaban intransitables en época de lluvias. Es cierto que Abu Himara, alias Muley Mohamet y pretendiente al trono marroquí, había vendido en 1907 las minas de hierro de Beni Bu Frur a la recién creada Compañía Española de Minas del Rif; pero los beréberes que habitaban Sidi Musa hacían caso omiso a tales directrices. El empréstito se abastecía de capitales hispano-franceses y la vía férrea que transportaría el mineral hasta la ciudad de Melilla mostraba síntomas de una amenazante debilidad, ya que discurría por la provincia de Guelaya, atravesando los territorios de hasta cinco cabilas (Beni Sicar y Mazuza, fronterizas con Melilla; Beni Bu Frur y Beni Bugafar, costeras; y Beni Sidel). En julio de 1909, confidentes musulmanes revelaron a los españoles planes de ataque sobre Sidi Musa. Con las tropas desplegadas en el campo circundante, la guarnición peligrosamente disminuida en la ciudad y la amenaza latente de una rápida razzia desde los riscos del Gurugú, el General Marina planea un ataque preventivo sobre el cerro de Ait Aixa, para al menos poder sofocar la presión beréber sobre la plaza. Los nativos instan a los trabajadores moros a robar 8 RAÚL GARCÍA GIRÓN herramientas y a sabotear las instalaciones ferroviarias, inutilizando buena parte de la vía. Aunque se esperan refuerzos, los peores augurios están a punto de confirmarse. El martes 27 de julio, un convoy con suministros parte hacia posiciones adelantadas. La tragedia se consuma: con los raíles inutilizados, las tropas en Sidi Musa ocupan posiciones dominantes, allí esperan los moros al convoy. Emboscada rifeña. Plumilla de Martín Gómez. Fuerte, ágil y sobrio, la historiografía tradicional retrató al rifeño con unas condiciones guerreras que le hacían amante de la libertad y de la independencia. Su manera de combatir también era especial. Usaba la formación en media luna para envolver la retaguardia enemiga, y a continuación atemorizaba y diezmaba a sus adversarios mediante cargas intermitentes de caballería. Los jinetes minaban la moral de sus opositores disparando las armas de fuego a poca distancia y retirándose con la misma intrepidez y velocidad con la que se aproximaron, pero sin efectuar el choque cuerpo a cuerpo, practicando el “tornafuye” para atraerlo a una trampa. La 9 RAÚL GARCÍA GIRÓN UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA infantería, desperdigada por las alturas más inaccesibles, presentaba un frente extenso y difícil de envolver. Se trataba de líneas flexibles que reaccionaban sin romperse ante cada nuevo envite. Escena de combate. Colección del Museo de San Telmo (San Sebastián). Sus ataques por sorpresa calculaban cuáles eran las posiciones más importantes, sopesaban los pasos obligados a través de aquella complicada topografía y facilitaban, en caso de retirarse sin combatir, que el grueso de su tropa quedara intacto. Los extremos de la media luna táctica, ocultos entre las barranqueras, caían así fácilmente sobre la retaguardia. En base a su conocimiento del enemigo, el temor a una emboscada obliga al general Marina a replantearse la situación: organizará sus tropas en dos columnas, la primera protegerá la marcha del convoy y a los trabajadores empleados en la reconstrucción de la vía saboteada, la segunda cubrirá el flanco derecho del avance de la primera columna y del convoy. 10 Al comenzar el fuego enemigo, el avance se detiene y hay muchos heridos. Las tropas rifeñas de Mazuza y Beni Sicar, comandadas por Abd el Krim, desplazan la contienda hacia el sur oeste de Melilla. Soldados españoles superan el barranco del Infierno, son parte de la Segunda Agrupación, obcecada en marchar hacia el barranco del Lobo, donde su vanguardia, el Batallón de Las Navas, es emboscado y masacrado desde las alturas. Un error logístico conduce al Comandante Fresneda a otra trampa mortal, pues los rifeños han maniobrado con tal habilidad que han envuelto a dos batallones. El resultado de la matanza es de 154 muertos y más de 600 heridos. El General Marina en persona ha de hacerse cargo de las operaciones: la artillería se emplea con decisión y se ordenan ataques de infantería parciales, todo para conseguir reorganizar la situación y replegar las tropas hasta posiciones más seguras. El suministro llegó hasta la vanguardia y la vía férrea quedó asegurada, pero la jornada sangrienta evidenció la inexperiencia de los combatientes españoles. Ante la sorprendente capacidad combativa de las cabilas rifeñas, la táctica europea hubo de someterse a revisión. LA ACCIÓN DE SEPTIEMBRE DE 1909 Ante la necesidad urgente de refuerzos, a principios de agosto nuevos batallones llegan a Melilla; a mediados de mes se incorporan también los reservistas. Desgraciadamente, la noche del 11 al 12 de dicho mes, al revisar el servicio de avanzada, Salvador de Foronda cae por un barranco produciéndose heridas varias, algunas de ellas calificadas de pronóstico reservado por el médico del cuerpo (6). Seguramente, en los más de veinte días que ha de permanecer 11 UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA convaleciente en el Hospital Militar de la Plaza, reactivaría su correspondencia con el Marqués, remitiéndole noticias y detalles de la sonada derrota. A su compañía se le encargan arriesgadas misiones en la conducción de convoyes, pero para entonces ya se habían logrado dos importantes objetivos: coronar el Gurugú y llegar hasta el barranco del Lobo. El 9 de septiembre Salvador ha de asistir a la conducción de otro convoy de víveres, el 21 hace lo propio con el avituallamiento de municiones artilleras con destino a Tafegra, y un día después, su Batallón recibe la orden de ocupar las lomas próximas al poblado de Beni Sicar. Descansa en Nador y a finales de septiembre pisa Zeluán. Las operaciones que siguen son exitosas. Combate junto a sus compañeros en Jemis de Beni Bu Frur el 30 de septiembre. La ocupación del territorio es costosa y requiere un gran esfuerzo. Pacificada la península de las Tres Forcas, reforzado el cabo de Agua y controladas las Chafarinas, la campaña del Zoco de Jemis es otra complicación añadida. Será en el lance de la campaña donde Foronda tomará las piezas hoy expuestas en el Museo. El 1 de octubre su unidad es la elegida para conducir un convoy de heridos hasta Melilla, pero ha de regresar a toda prisa a Zeluán para volver sus pasos de nuevo hacia Nador. Allí Salvador fue ascendido a Capitán de Infantería y destinado a la posición de Ben Guen Zeni. Hasta 1910 permanece en África participando en operaciones de campaña y conducción de convoyes. A mediados de mayo recibe la Cruz Roja de Primera Clase al Mérito Militar por su comportamiento en el episodio de Beni Bu Frur y la de distintivo rojo y pensionada por su valentía en la conducción de convoyes (7), pues a últimos de mes se reincorpora a su Batallón para trasladarse a Alcalá de Henares. 12 RAÚL GARCÍA GIRÓN Apurada la estancia en Alcalá, su siguiente destino es Pontevedra, en el Batallón de Segunda Reserva. Sabemos de él que participa en diversos concursos de tiro, sufre un mes de arresto en el castillo coruñés de San Felipe en septiembre y realiza esporádicos viajes a Pontevedra, Astorga y Ferrol (1911). Incumplimientos del arresto, otras faltas disciplinarias y reclamaciones poco respetuosas motivan su sanción y es recluido, de febrero a junio de 1912, en el castillo de Castro, en Vigo. En la solicitud del certificado de soltería el 6 de julio, antes de reincorporarse a la Caja de Recluta de Astorga, parece ser que el Marqués medió para paliar el dictamen militar de su pariente y amigo. La Real Licencia para contraer matrimonio con María del Carmen Fariña Cores fue concedida el 27 de julio, y acto seguido consigue un permiso de dos meses por asuntos propios que se suma a la convalecencia de una supuesta enfermedad que comunica vía telegrama. Ni siquiera la prórroga de su Licencia matrimonial en enero de 1913 consigue librarle de un nuevo arresto, en Astorga, por escándalo público en una fonda. En 1914, de guarnición en Vizcaya tras otro arresto militar, viaja a Burgos, Madrid y Vigo. El 20 de febrero de 1915, al salvar a dos ancianos de un incendio con riesgo de su vida, es premiado con la Cruz de Primera Clase con distintivo negro y blanco de la Orden Civil de la Beneficencia (8). En junio se le declara apto para el ascenso a Comandante, mientras, sigue en Burgos. Su residencia en Madrid durante 1918 y 1919, propiciaría nuevos encuentros entre Salvador y el Marqués, de hecho la donación de las piezas se realizó en 1918. 13 UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA DE LAS MÁS ANTIGUAS Y AUTÉNTICAS Las armas de las que hemos hablado, que Salvador denomina en su carta “de las más antiguas” y “auténticas” son piezas de gran interés, que merecen un análisis en profundidad. En el caso de la espingarda, se trata de un arma de fuego portátil, a la postre, cañón de artillería algo mayor que el falconete, en el sentido de escopeta muy larga usada por moros. En su origen, formó parte de la artillería de marina y, a posteriori, evolucionó desde la culebrina de mano transportada por dos hombres hasta el arma de fuego precursora del arcabuz de mecha y de rueda. La modificación de su culata permitía apoyarla sobre el hombro para apuntar y disparar con mayor eficacia, aligerando su peso y favoreciendo tanto la reducción de calibre como la adopción de la llave de chispa. Espingarda, vista general. Museo Cerralbo, Inv. Nº 00558. La pieza aportada por Foronda mide 125 centímetros de longitud y presenta tres partes bien diferenciadas: la culata, la caja de chispa y el cañón. Éste, de ánima lisa, es la parte más característica debido a su evidente desproporción. En él la varilla o caña inferior aparece unida al eje por medio de siete abrazaderas con decoración de soles repujados y grabados adamasquinados en cobre en forma de medias lunas. 14 RAÚL GARCÍA GIRÓN La caja se alinea en torno a la tapa de cierre o pletina. La llave de chispa es la típica norteafricana, denominada snaphance o “gallo que pica”. En ella se distinguen el pie de gato con su pedernal, la cazoleta y el rastrillo. En la parte inferior, el muelle del rastrillo, su oído y el guardamonte preservan el gatillo o disparador. Toda la recámara está tachonada de clavos y chapas de cobre. La culata no tiene carrillera pero curva su lomo para alinear el hombro con el retroceso y facilitar el tiro. Conserva el correaje primitivo de rango de cordones encarnados con borlas revestidas de hilos de oro. Con un peso de aproximadamente 4,5 kilogramos, la secuencia de carga y disparo era compleja y requería de la repetición de una serie de movimientos. La tensión y confusión en la lid hacían al rifeño un tirador instintivo y certero: primero descubría la cazoleta de la llave de chispa, mantenía la espingarda en horizontal, depositaba una pequeña cantidad de pólvora en la cazoleta, la cubría luego con la cobija para evitar que se derramara, y disparaba. Al apretar el gatillo, el pie de gato bajaba y el pedernal golpeaba sobre el rastrillo, esta acción provocaba la chispa que acababa por prender la pólvora de la cazoleta, disparando el arma. Su fabricación era artesanal, y la inexistencia de una industria armamentística propició que fuera en los talleres donde se cincelaban a mano y pulían con lima. Por lo tanto, los calibres, calidades y diseños eran muy variados. Complemento de la espingarda es la polvorera, de forma circular y realizada en metal amarillento. Apenas tiene 10 cm de diámetro, pero está primorosamente decorada con motivos vegetales grabados al aguafuerte y adamasquinados de plata. Aún pueden apreciarse sus cordones de hilo de plata. El 15 UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA soldado debía tener la suficiente destreza para, con la pólvora contenida en este recipiente, cargar el arma con rapidez y disparar con precisión, solventando las dificultades técnicas que pudieran presentarse en el fragor de la refriega, que no eran pocas. Polvorera. Museo Cerralbo, Inv. Nº 00556. Buenos conocedores de sus armas, los hombres del Magreb las amaban con un fanatismo similar al religioso, teniéndolas por símbolos de masculinidad. Se les habituaba a su contacto desde pequeños, estimándolas como propiedad del sultán y heredad familiar. De espíritu vivo y aprendizaje precoz, estos consumados guerreros formaban tropas irregulares y de carácter temporal. El vínculo era el tribal y la unidad la pautaban las leyes coránicas. Tampoco necesitaban las cabilas rifeñas demasiadas razones para acudir a la pelea. Ni siquiera existía uniformidad armamentística, cada uno hacía acopio del arsenal que podía (9). RAÚL GARCÍA GIRÓN La última pieza del terno expuesto en el museo es una gumía, puñal curvo de 43 cm de longitud. La empuñadura es de madera estriada y su pomo, al igual que la vaina, es de latón de cobre decorado a base de geometrías cinceladas de rombos y crucetas. En la hoja, cercana al enmangue, presenta una marca grabada en forma de aspa o cruz, probablemente marca del fabricante, lo que vuelve a hablarnos de una manufactura eminentemente artesanal. Conserva aún los cordones de algodón azul con hilo de oro que pendían de sus anillos de sujeción. Parte de esta guarnición se anuda a modo de tahalí, para facilitar su suspensión, por ejemplo, de un cinturón. Sin embargo, era habitual que el cabileño del Rif, que vestía chilaba blanca con capucha y una capa parda y tosca para protegerse hombros y espalda del frío, llevara dos cordones cruzados sobre el pecho, uno para la skara o bolsa de vituallas y otro para la gumía, que junto a nimchas, flises o mijes, constituían las armas blancas más demandadas. Hay que destacar que el Museo Lázaro Galdiano, cuyo fundador tenía muchas cosas en común con Cerralbo, conserva una gumía similar, con inventario 7347. Marca de artesano en la hoja de la gumía. Museo Cerralbo, Inv. Nº 00555. Gumía. Museo Cerralbo, Inv. Nº 00555. 16 17 RAÚL GARCÍA GIRÓN UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA Estas fueron las piezas que Salvador aportó al museo de su primo don Enrique de Aguilera y Gamboa, de enorme interés por su relación con la historia contemporánea de España, y por constituir ya entonces piezas raras entre los combatientes rifeños. Ideales para ser integradas en la exposición de la Sala Árabe, la forma en que fueron adquiridas las haría especiales para su nuevo propietario. 18 NOTAS (1) Archivo Museo Cerralbo. C Argensola 2. “Excelentísimo Señor Marqués de Cerralbo, mi respetable y querido tío: según le indiqué, adjunto le envío la espingarda, gumía y bolsa de pólvora, que yo mismo tomé en la acción de septiembre de 1909 en el zoco del Jemis en Beni Bu Ifrur. Como verá la espingarda es de las más antiguas que existen y las otras cosas, son auténticas. Le ruego que las conserve en su portentoso museo, como una muestra del verdadero afecto y gratitud que le guarda su deudo y leal amigo que le besa la mano. Salvador de Foronda. Hoy 9 de mayo de 1918”. (2) Archivo General Militar de Segovia, en adelante A.G.M., Arma de Infantería. Batallón de Cazadores de Ciudad Rodrigo número 7. Primera Subdivisión. LGA F-1666. Hoja matriz de servicios de Don Salvador de Foronda González. (3) A.G.M., Arma de Infantería. Batallón de Cazadores de Ciudad Rodrigo número 7. Décima Subdivisión. LGA F-1666. Licencias temporales que ha disfrutado, 1901-1903 y Séptima Subdivisión. LGA F-1666. Servicios, vicisitudes, guarniciones, campañas y acciones en las que se ha hallado, 1897-1903. (4) A. G. M., Registro 987/1904. Junta Consultiva de Guerra. Expediente F-1666. Recompensa por su obra “Ligeras consideraciones sobre los batallones de Infantería de Montaña”. (5) A.G.M., Arma de Infantería. Batallón de Cazadores de Ciudad Rodrigo número 7. Séptima Subdivisión. LGA F-1666. Servicios, vicisitudes..., 1903-1909. (6) Íbid, 1909: “Prestando sus servicios en el Hipódromo de la plaza de Melilla, la noche del 11 al 12 de dicho mes y al ir á revisar las parejas que prestaban servicio de avanzada, tuvo la desgracia de caer por un barranco, produciéndose diferentes heridas, algunas de pronóstico reservado”. 19 RAÚL GARCÍA GIRÓN UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA GLOSARIO (7) A.G.M., Arma de Infantería. Batallón de Cazadores de Ciudad Rodrigo número 7. Novena Subdivisión. LGA F-1666. Órdenes militares y civiles, títulos, cruces, medallas y otras condecoraciones que ha obtenido, 1910: “La cruz de primera clase con distintivo rojo por su comportamiento en el combate de Beni Bu Frur de fecha de 30 de septiembre de 1909, según Real Orden de 20 de mayo”. (8) Íbid, 1915: “La cruz de primera clase con distintivo negro y blanco de la Orden Civil de Beneficencia en virtud de Real Orden de 17 de noviembre de 1914 del Ministerio de la Gobernación”. (9) El armamento rifeño varió mucho a principios del pasado siglo; la pistola de chispa se sustituyó por el revólver, y la espingarda dejó paso al fusil (Maüser, Remingthon, Lebel o Chassepot). Véase GALLEGO RAMOS, Eduardo: La Campaña del Rif de 1909. Algazara . Málaga, 2005; p. 84: “La espingarda no reporta ya más utilidad que la que por ella le pague algún extranjero caprichoso”. Beréber o berebere Persona perteneciente a un conjunto de etnias autóctonas del Magreb que se distribuyen desde Siwa, al oeste del Nilo, hasta la costa atlántica y desde el litoral mediterráneo hasta el río Níger. Conocidos en lengua beréber o tamazight como imazighen, etimológicamente hombres libres, se concentran especialmente en Argelia y Marruecos. Mashauash para los egipcios, libios para los griegos y numidios o mauritanos para los romanos, los europeos medievales se refirieron a estas tribus nómadas norteafricanas con el término genérico de moros. Cabila Se entiende por cabila, del árabe marroquí qbila y del árabe clásico qabilah, la tribu de beduinos o beréberes y, por extensión, la organización tribal en primitivas jurisdicciones que, en la región rifeña (Beni Sicar, Mazuza, Beni Bu Frur, Beni Bugafar y Beni Sidel) se subdividían en fracciones (en cinco la de Beni Sicar, en cuatro la de Beni Bu Frur y en diez la de Beni Sidel). Especialmente importantes eran las fracciones de At Laten Uicsan y Segangan, en Beni Bu Frur, por albergar en su demarcación un importante yacimiento metalífero. Cincelado Artesanía que consiste en labrar o grabar a golpe de martillo con una herramienta de boca acerada y recta de doble bisel sobre piedras o planchas de metal para convertirlas en alto o bajorrelieve de una figura. El metal ha de cortarse en láminas del tamaño deseado, tratarse con resinas o lacre y golpearse sobre planchas dúctiles. El artesano trabaja sobre la superficie que quedará a la vista. 20 21 UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA Damasquinado Técnica consistente en la ornamentación mediante autajía o embutido de finos hilos de oro o plata en acero o hierro pavonado. Su nombre refiere al topónimo de origen en épocas muy antiguas. El primitivo picado a punceta derivó en el estriado a cuchilla para introducir los filamentos mediante punzón y martillo en la pieza a decorar. Empréstito Fuente de financiación ajena, dividida en obligaciones o pequeños préstamos a repartir entre un gran número de acreedores o prestamistas, debida a la urgente necesidad de capitales de muy elevada cuantía por parte de grandes empresas y entes públicos. Los títulos emitidos y amortizados adquieren un valor triple: nominal, de importe y de reembolso. RAÚL GARCÍA GIRÓN Nimcha Espada a una sola mano característica del Magreb, muy usada a partir del siglo XVIII. Este tipo de arma blanca se montaba sobre hojas más antiguas de origen europeo, y sus diseños, muy variados, dieron como resultado la existencia de nimchas con empuñaduras peculiares: las había con un par de gavilanes resaltados y mangos de madera cuadrados, con empuñaduras protege-nudillos, e incluso con un tercer gavilán. Se asemejaban, en todo caso, a las saif de procedencia árabe. Repujado Técnica que consiste en trabajar planchas de metal blando (latón, estaño, oro o plata) para obtener ornatos en relieve. Se elaboraba con buriles de distintos tamaños y formas desde el envés de la pieza. Los detalles finales se perfilaban en el derecho de la pieza, con buriles más finos para apurar la definición del dibujo. Gumía Arma blanca similar a la daga pero con una curvatura característica en su hoja que usan los magrebíes. Deriva etimológicamente del árabe comí, que significa valiente, considerándose también una herramienta indispensable. Llave de chispa Mecanismo de resorte que sirve para disparar armas de fuego portátiles, imprimiendo con fuerza un movimiento pivotante al trozo de pedernal que, al percutir con el depósito, produce chispas que incendian la pólvora. 22 23 UN BOTÍN DE GUERRA EN EL MUSEO CERRALBO: EL LEGADO FORONDA RAÚL GARCÍA GIRÓN BIBLIOGRAFÍA NAVASCUÉS BENLLOCH, P.: El marqués de Cerralbo. Ministerio de Cultura, Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación, Madrid, 2007. ARIAS, E.: Crónica artillera de la Campaña de Melilla de 1909. Eduardo Arias, Madrid, 1910. RUIZ ALBÉNIZ, V.: La Campaña del Rif: la verdad de la guerra. Tipográfica Madrid, Madrid, 1909. CABRÉ AGUILÓ, J.: Museo Cerralbo o Museo del Excmo. Sr. Marqués de Cerralbo don Enrique de Aguilera y Gamboa. Imprenta de Jesús López, Madrid, 1928. SALAZAR MIR, A. de: “Ascendientes de la rama sevillana de Foronda” en Hidalguía. Revista de Genealogía, Nobleza y Armas. Instituto Salazar y Castro. 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Archivo Digital Museo Cerralbo, Fotografía Ángel Martínez Levas. Pág. 16: Polvorera. Nº Inv. 00556. Archivo Digital Museo Cerralbo, Fotografía Ángel Martínez Levas. Pág. 16: Gumía. Nº Inv. 00557. Archivo Digital Museo Cerralbo, Fotografía Ángel Martínez Levas. Pág. 17: Gumía. Nº Inv. 00557. Archivo Digital Museo Cerralbo, Fotografía Ángel Martínez Levas. 26