tuvo el Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1955. Tras volver como primattore de Kurosawa con Trono de sangre (1957), Yojimbo (1961) y Tsubaki sanjuro (1962), Toshirō Mifune demostraba que el kimono del samurái estaba hecho a su medida. EL OBI WAN KENOBI QUE NO VIMOS Para la creación de todo el universo Star Wars, George Lucas obtuvo una buena cuota de inspiración a partir de La fortaleza escondida (1958), otro de los éxitos del tándem Kurosawa-Mifune. No sólo ello: el realizador estadounidense construyó el concepto ‘‘jedi’ basándose en la mística y códigos de los antiguos samuráis y labró el personaje de Obi Wan Kenobi pensando en Toshirō, quien terminó declinándolo. Ánimas Trujano,1962. UN LUGAR EN LA HISTORIA Después de filmar Barbarroja (1965), la relación entre la exitosa dupla se desgastó de tal manera que ambos artistas se alejaron durante casi 30 años. Mifune emprendió una aventura en el cine estadounidense con Infierno en el pacífico (1968), de John Boorman; Sol rojo (1971), de Terence Young; 1941 (1979), de Steven Spielberg y la serie Shogun (1980). En 1993 se reencontró con Kurosawa en el funeral del actor Hishiro Honda, con quien ambos habían trabajado. Según los testimonios, se fundieron en un abrazo. En 1995, la esposa de Mifune, Sachiko, con quien se casó en 1950 y procreó a Shiro y Takeshi, murió de cáncer pancreático. El actor, que ya padecía Alzheimer, cayó en una profunda depresión y su deterioro se aceleró. Finalmente, el 24 de Diciembre de 1997, en plena Nochebuena, se extinguía la vida del otrora recio lidas del siglo XX: “el emperador” y y deslumbrante samurái. Kurosawa “el lobo” de la cinematografía. Su lumoriría nueve meses después. Na- gar en la historia estaba reservado. cían así dos de las leyendas más só- Twitter: @manuserrato SIGLO NUE V O • 73