Del aparato de gobierno de los austria, de los borbones y del

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Reformas borbónicas y traslapes de gobiernos
Uno de los problemas que se presentan a la hora de pretender entender cómo
era que funcionaba el aparato de gobierno en las posesiones trasatlánticas de
la monarquía hispana radica en que los estudios respectivos lo abordan de
manera separada o secuencial.
Lo anterior significa que se presentan como si fueran compartimentos
estancos o sistemas de gobierno independientes los diversos modelos de
gobierno vigentes a lo largo de los tres siglos de dominación española.
De suerte que por un lado tenemos los estudios correspondientes al gobierno
de los austria consistente en virreinatos y audiencias, gobernaciones,
alcaldías mayores y corregimientos, repúblicas de españoles y de indios.
Después a los especialistas en el reformismo borbónico que se han ocupado
casi exclusivamente del tema de las intendencias y de las nuevas
dependencias de la administración pública – junta superior de real hacienda,
contaduría general de propios, arbitrios y bienes de comunidad… - y
prácticamente nada del de las subdelegaciones. Y finalmente al grupo que
aborda el tema del constitucionalismo gaditano y las instituciones de gobierno
que de él derivaron: cortes, diputaciones provinciales y ayuntamientos
constitucionales.
Esto que en teoría resulta tan claro y preciso, con sus fechas de inicio y
conclusión bien establecidas, en la práctica resulta de poca utilidad a quien
se acerca a los archivos coloniales, dado que estos sistemas de gobierno no
sólo convivieron y coincidieron, sino incluso se traslaparon y se enfrentaron,
generando
con
esto
un
sorprendente
cúmulo
de
competencias
jurisdiccionales que provocaban la ingobernabilidad de los territorios
correspondientes.
La paradoja, por tanto, consiste en que el propio aparato de gobierno de la
monarquía – la absoluta y la constitucional – provocó la ingobernabilidad de
las posesiones ultramarinas, lo que orilló a los habitantes de esas regiones a
buscar alternativas y soluciones con lo que se complicó todavía más la
situación, pues a partir de la crisis constitucional de 1808 empiezan a surgir
juntas de gobierno por toda la América hispana, así como ayuntamientos con
una enorme iniciativa política y también gobiernos insurgentes - algunos de los
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cuales reunieron congresos de los que emanaron constituciones con sus
respectivos poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Si esto pareciera ya de por sí suficiente para entender la confusión en la que
entonces se vivía, todavía habría que agregar los aparatos propios del
gobierno espiritual – tanto el secular como el regular y el inquisitorial – y del
militar, cada uno con su legislación propia, sus tribunales, sus fueros, sus
redes de poder y todo lo demás concerniente al tema.
Por lo anteriormente señalado es necesario insistir en la necesidad de trabajar
el tema partiendo de esta enorme complejidad del aparato de gobierno de los
poderes públicos, teniendo además presente que una sociedad corporativa
como la del antiguo régimen se caracterizaba precisamente por que cada una
de las corporaciones que la conformaban – consulados, universidades,
gremios, cofradías… - en cierta manera ejercían una modalidad de
autogobierno.
A pesar de que la historiografía especializada en el tema le ha colgado el
sanbenito a la institución subdelegacional de haber resultado los “pies de
barro” del sistema de intendencias, lo cierto es que sólo a partir del estudio
del régimen de subdelegaciones es posible hacerse una idea cabal y correcta
del régimen mismo de intendencias, pues los meros estudios en torno a los
intendentes ofrecen un panorama plano y parcial de la complejidad y riqueza
que implicaba la organización subdelegacional del territorio indiano.
El estudio de las subdelegaciones en particular nos permite no sólo conocer
escenarios completos y complejos, sino entrar en contacto con las
comunidades que lo habitaban, con sus particularidades, sus problemas, sus
retos y desafíos.
El estudio de las subdelegaciones nos brinda la posibilidad de trabajar con el
que sin duda resulta el engranaje medular del aparato de gobierno del antiguo
régimen, dado que fue el subdelegado la pieza que tuvo que embonar y hacer
viable el sistema de gobierno de los austria con el de los borbón y con el
constitucional.
El tránsito de los corregidores y alcaldes mayores a los jefes políticos no es
posible conocerlo sino a través de los subdelegados – no hay que olvidar que
el subdelegado es por una parte el sucesor de los primeros y se transforma en
los últimos y éstos, por lo menos para el caso de México, se mantienen activos
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hasta diciembre de 1914, junto con los partidos respectivos o sea las antiguas
subdelegaciones, cuando la revolución los declara obsoletos.
Sin embargo el reto para conocer y comprender la institución subdelegacional
– y a su titular el subdelegado – no sólo radica en la dificultad de localizar los
archivos correspondientes, sino en conocer todo el cúmulo de normatividad
que reguló sus competencias.
Por lo anterior el objetivo que persigue esta investigación es doble: por un
lado entender cómo era que un aparato de gobierno traslapado y por tanto
atrofiado, como era el que se genera a partir de las reformas borbónicas,
operaba; por el otro dar a conocer el sistema legal en que se basó el
funcionamiento de las subdelegaciones, así como los grandes debates que se
generaron en torno al mismo.
La meta de este proyecto es ofrecer una reflexión general sobre los distintos
sistemas de gobierno señalados y sobre su complejo funcionamiento
simultáneo, lo cual se hará a partir del estudio de caso de la Audiencia de
Nueva Galicia, Intendencia de Guadalajara, Subdelegación de Tequila y
Ayuntamiento y Diputación Provincial de Guadalajara.
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