Cancionero Apócrifo de El Aaiún

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MANUEL PEDRO BERNÁLDEZ BERNÁLDEZ
CANCIONERO APÓCRIFO DEL AAIÚN
I.-Aaiún
Principio y fin del horizonte, aires
De la tórtola en la estepa africana,
A la búsqueda de los encinares.
Allende el estrecho, acecha la caza,
Las espigas doradas del destino,
Rito del paso mortal del instinto.
II.-Retén nocturno
1
La noche de imaginaria,
Oscuridad y miedos,
Invisibles ruidos,
Guardián del mundo.
Quietud del tiempo,
Solo el latido dentro.
2
Náufrago asido al fusil.
Cruza un extraño:
¡Santo y Seña! repetidos
Gritos contra el vacío.
No contesta la quimera,
La baraka a la espera.
III.-Sala Avanzada
1
El legionario, cabeza vendada,
Muy considerado con los niños,
Solía mirar la saguia desde Jamfra.
Su compañero, el alemán suicida,
Aconsejaba: ni sueñes ni esperes,
Vive y tira fuerte de la cadena.
2
El centinela de la media luna,
La ramera y el nómada asustado,
El desertor desnudo, todos juntos,
Despiertos en la Sala Avanzada.
En la cama número dos, la muerte.
Alguien llama al sanitario de guardia:
Sin novedad, la mujer cogió todo
El aire final que necesitaba.
1
IV.-Jamfra
Llegaron al cuartel,
Y la tarde caía
Sobre Jamfra. En la cantina,
Mientras ponían los bocadillos,
Se veía desde el talud
La rambla, un inmenso
Y ancho lecho entre dos farallones
Hacia el desierto.
Se divisaban algunas palmeras
Y el agua estancada de las cloacas
Como fuente quieta y pura
Entre verdes matojos.
El ocaso lo peinaba todo
Con sus postreros rayos.
Y enfrente de Sanidad,
Los blancos catenáricos,
Del Tercer Tercio legionario,
Sidi-Buya sobre el arenoso risco.
Había unos niños cerca,
Hijos de los oficiales que jugaban,
Mientras sus asistentes fumaban
Recostados contra las pilas de lavar,
Contemplando aquella puesta de sol,
Se había olvidado de todo.
Cuando abandonó el sitio
Reparó que no era el único
Testigo de la jubilación solar.
Una inmensa rata recogía
Los últimos estertores del astro
Que se hundía hacia el opuesto mar.
V.-Cabeza playa
Astarté sobre el campamento
La ronda nocturna en la playa
Que la luz de plata funde con plomo.
Novatos, la manta al hombro, apostados
La mirada ante el horizonte canario y oscuro.
La duna gigante del recodo agita su arena
Por la presión del siroco que insufla
Misterios del interior e intrigas beduinas.
Duermen las compañías en barracas,
Instrucción la mañana y teórica la tarde
Son ritos de la rutina que se eterniza.
Enseñanza básica acelerada
La firma y lectura. Felicitación
Por la memorización del párrafo único.
Perito de un solo aspecto, más graduado.
Suena la diana del nuevo día.
2
VI.-Piquete de honor
La senda del gastador es la rutina,
La esencia repetida de la vida.
Engalanado y el arma vuela,
Marcha de la banda guerrera.
Los arreos y la patria
Braceo que sube y baja.
Oferta heroica y de entrega,
En la plaza que espera.
Arriada de la bandera y el corneta
Con el silencio de respeto suena.
Inmóvil tarde en el ocaso
Firmes todos y el mástil desolado.
Saludos militares de la ceremonia.
Luego el regreso y la panoplia
Hasta otro día, arrumbada.
Rito y memoria, nuestras huellas.
VII.- Cantares
1
Soldado, la saguia
Lleva al mar.
Deja que tu corazón
Llegue a Esmara.
2
No verás árboles
Salvo las palmeras
Solo la tórtola conoce
Las encinas extremeñas.
3
La rada mítica del fuerte
De Santa María dentro
Y afuera el camello
Y el nómada al encuentro.
4
Rio de Oro el brazo de agua
Bajo el sol encubridor de joyas.
La arena plateada, la senda
De la luna sobre las olas.
5
Playa y estepa abiertas,
Palmerales profundos.
Cauce esporádico
Del rio seco y mudo.
3
VIII.- Baldíos
Gacelas del paraíso extremo
Pastan campos desolados
Donde el tuareg y sus rebaños,
Leños o retamas de alimento.
El soldado sigue la marcha,
Estepas y dunas, la columna
Del esfuerzo, tierra asolada
Donde la vida germina oculta.
IX.-Esmara
Nunca iré a la sagrada Esmara.
Partirá el convoy semanal,
Sanitario voluntario a bordo,
Petate de auxilios y suero vital.
No me subiré a esa caravana
Soñaré con sus cuentos
Pero era el mar el aliento
Frente al hondo desierto.
Gemía la quimera de la saguia
Ungirse en sus fuentes y lo ignoto,
La ciudad santa y la jaima.
El lugar de llegada y de retorno.
Jamás estaré allí y no lo lamento
Aunque lo deseé, intacta queda
Su pureza eterna en el recuerdo,
Nunca defraudada por mi presencia.
X.-Veteranos
¿Dónde fueron aquellos compañeros y días
Unidos en un trance de la vida efímera?
Las arenas del olvido sepultan sus pistas.
Es la guía la memoria que atisba el Hamra,
El beduino errante que somos a su busca.
Allí está el horizonte entre el mar y el desierto.
Mestizos de dos tierras que el destino cruza
La sagrada Esmara y el Rio de Oro
Hilos eternos del laberinto sin salida.
Abismos de la noche conjurados
Por el rito del encuentro periódico
Donde la amistad cabalga el recuerdo.
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