El médico en el control del tabaquismo

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EL MÉDICO EN EL CONTROL DEL TABAQUISMO
Dra. Mª Ángeles Planchuelo Santos.
Presidenta
Es para mi un orgullo estar aquí, representando a la Sociedad
Española de Especialistas en Tabaquismo SEDET, sociedad que
aúna a titulo personal a todos aquellos profesionales que no
solamente saben que el tabaquismo es un problema de salud
publica de primera magnitud en nuestro país , sino que además se
han formado y están comprometidos desde su profesión en la lucha
contra el mismo.
El control del tabaquismo es una tarea ardua y compleja, tanto por
el numero y variedad de puntos que debemos tener en cuenta,
como por el consiguiente numero de estrategias que debemos
utilizar en cada uno de ellos para conseguirlo.
En nuestro entorno la epidemia tabáquica está evolucionando
según el patrón establecido en aquellos países pioneros en el
consumo de tabaco.
La prevalencia de consumo en los varones está disminuyendo -con
un aumento creciente de exfumadores-, mientras que está
aumentando y manteniéndose en las mujeres.
En estas circunstancias son dos los grandes objetivos pretendidos:
disminuir la prevalencia de consumo y proteger la salud de la
población.
Para conseguirlos, las acciones deben dirigirse a los jóvenes (para
evitar el inicio), a los fumadores (facilitándoles el abandono de la
adicción), a los no fumadores (para proteger su salud del aire
contaminado por humo de tabaco), y a las mujeres (por sus
características especificas de inicio, consumo, mantenimiento y
abandono de la conducta tabáquica). Solo trabajando de una forma
integral e integradora en estos colectivos, podremos conseguir
una sociedad sin humos.
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La intervención de los profesionales de la salud en general y de los
médicos en particular es básica, ya que, tanto la promoción y
protección de la salud, como la prevención de las enfermedades es
en gran medida nuestra responsabilidad.
Definición de Médico: “El que se halla legalmente autorizado para
profesar y ejercer la medicina”.
Definición de Medicina: “Ciencia de los estados sano y enfermo del
genero humano. El arte de evitar y curar las enfermedades”.
Por tanto, los médicos debemos ser conscientes de que tenemos
una posición única de poder y responsabilidad en la epidemia del
tabaquismo por nuestro conocimiento detallado de las
enfermedades, por ser expertos en el cuidado de la salud, por ser
los consultores y transmisores de información por excelencia
cuando se tratan temas de salud o enfermedad, y por tener la
oportunidad única de aconsejar y tratar a las personas, una a una...,
individualmente..., en un ambiente clínico donde los usuarios y
pacientes son más receptivos.
En el articulo 6, de la ley 41/2002 de 14 de Noviembre, donde se
exponen los derechos y obligaciones en materia de información y
documentación clínica de la autonomía del paciente, en su apartado
referido al “Derecho a la información epidemiológica”, dice: “Los
ciudadanos tienen derecho a conocer los problemas sanitarios de la
colectividad cuando impliquen un riesgo para la salud pública o para
la salud individual, y el derecho a que esta información se difunda
en términos verdaderos, comprensibles y adecuados para la
protección de la salud”.
Y, el tabaquismo, es un riesgo para la salud publica y para la salud
individual...
• Por su difusión en la sociedad: 14 millones de españoles son
fumadores.
• Por su morbilidad: más de 20 patologías se relacionan con su
consumo, destacando el 20% de las coronariopatías, el 92% de los
cánceres de pulmón o el 85% de las EPOC.
• Por la disminución de la expectativa de vida que provoca: la
mitad de los fumadores mueren como consecuencia del tabaco y de
ellos el 50% lo hace en la edad media de la vida, con lo que la
perdida media de años potenciales de vida está en torno a los 15-20
años.
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• Por su elevada mortalidad: 56.000 personas mueren al año en
nuestro país como consecuencia del consumo de tabaco, y unas
600 por ser fumadores involuntarios. Lo que significa 1000 muertes
cada semana o lo que es lo mismo una muerte cada 10 minutos.
• Por ser la primera causa de enfermedad y muerte evitable en los
países desarrollados.
En la profesión de médico, va implícito el ejercer una serie de
papeles o roles que debemos poner al servicio de la sociedad, con
el fin de controlar esta epidemia.
El papel que el médico juega como modelo de conducta, es
fundamental.
¿Qué credibilidad pueden tener para la población los mensajes con
los que les queremos transmitir que el tabaco es perjudicial para la
salud, si el profesional responsable de su salud lleva a cabo esa
conducta?.
Debemos de ser conscientes que el máximo potencial en los
"modelos de conducta" radica en sus actuaciones; la información
solo es un apoyo a las mismas.
El médico que fuma, está prescribiendo y recetando un
comportamiento, e influye sobremanera en el consumo de tabaco
en la población. Tenemos el ejemplo en países como Inglaterra y
Suecia, donde la disminución del tabaquismo en los médicos
repercutió rápidamente en la prevalencia de consumo de la
población.
El numero de médicos fumadores alcanzó en nuestro país cifras
escalofriantes hace dos décadas, pero se está produciendo un
cambio. En el año 85 (CIS) el 54% de los médicos fumaban (frente
a un 40% de la población general) , y de ellos el 31% lo hacia
delante de sus pacientes. Quince años después (INSALUD 1998),
la cifra de fumadores médicos bajó al 35% (veinte puntos menos
que la anterior, 40% en atención primaría, 43% en el caso de los
médicos y un 36% en el de las médicas), y aunque no podemos
comparar el ítem del porcentaje de fumadores en la consulta, el
97% de ellos resaltó la importancia de que no se fume delante de
los pacientes.
Por sus conocimientos, el profesional sanitario tiene un papel
fundamental como educador, debiendo de llevar a cabo acciones
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de información, concienciación y educación para la salud.
Siguiendo la filosofía de un modelo sanitario en el que se da tanto o
más valor a la salud que a la enfermedad, y por tanto a la
promoción de la salud y prevención de enfermedades, el médico
debe educar en salud a toda la población, y especialmente a
aquellos colectivos que más influyen en la evolución del
tabaquismo, entre los que destacan:
• Los padres y profesores, por su influencia en el inicio de
la adicción, sobre todo en la fase de preparación, cuando se
está produciendo el proceso de socialización primaría, la
relación del niño con su entorno más cercano.
La observación de estos modelos fumadores, proporcionan al
niño la información necesaria para llevar a cabo en un futuro
este comportamiento, además adquieren las actitudes y
creencias positivas que los adultos tienen respecto al tabaco.
• Responsables de empresas y representantes de los
trabajadores, para estimularles a establecer espacios
laborales libres de humo.
El articulo 7 del Real Decreto de Lugares de Trabajo, de 1997,
establece que “ ...las condiciones ambientales de los
lugares de trabajo, no deben suponer un riesgo para la
salud de los trabajadores....”. Y..., el humo de tabaco es un
cancerígeno tipo A para el hombre, para el que no existe dosis
mínima de seguridad.
El tabaquismo involuntario no es un problema de
convivencia, es un problema de salud publica, que crea
perdidas económicas y sociales a las empresas, pero sobre
todo problemas de salud a los trabajadores.
Informar y concienciar sobre la realidad de la situación, y
formar en como llevar a cabo políticas no fumadoras en los
lugares de trabajo, es una necesidad a la que los
profesionales de la salud debemos dar una respuesta, en la
que se tenga en cuenta tanto a los fumadores como a los no
fumadores. Solo de esta manera se conseguirá una
disminución de la prevalencia tabáquica y una mejora en las
condiciones ambientales.
• Políticos, legisladores y juristas, por su responsabilidad
en materia de prevención y protección de la salud, para que
legislen en materia de tabaquismo.
4
Sir George Young 1979: “La solución al problema del
tabaquismo no se encontrará en los laboratorios de
investigación, ni en los quirófanos de los hospitales, sino en
los Parlamentos de las Naciones Democráticas”.
Los médicos y resto de profesionales de la salud podemos y
debemos actuar por nuestros conocimientos y responsabilidad
profesional, sin embargo, si no existe un respaldo legislativo
serio, en el que se contemplen todos los aspectos que
intervienen en la adopción, mantenimiento y abandono del
tabaquismo, y que cuenten además con los resortes
necesarios para que se cumplan, seguiremos siendo solo
“unos exagerados de algo que está de moda”.
En los últimos tiempos se están produciendo importantes
avances a nivel internacional y nacional:
• Convenio marco para
tabaquismo (OMS,2000)
la
prevención
y
control
del
• Directivas europeas sobre la publicidad del tabaco
• Plan Nacional para la prevención y control del tabaquismo
(Ministerio de Sanidad y Consumo, 2003)
Es imprescindible, no solo que exista legislación, sino que
además se haga cumplir, porque de lo contrario seguiremos
perdiendo a nivel político y médico, credibilidad ante la
población.
Un ejemplo claro y lamentable del incumplimiento que en la
actualidad se está produciendo, es el caso de los centros
sanitarios, sobre todo en los hospitales.
El Real Decreto 192/88 de 4 de Marzo, en su articulo 7 dice:
está prohibido fumar en los centros, servicios o
establecimientos sanitarios (articulo 8: la dirección de los
mismos diferenciará y señalizará las áreas específicas donde
se permita fumar, que serán en todo caso independientes
para los usuarios de los servicios, visitantes y para el personal
del centro).
¿Cómo puede permitirse que esto no se cumpla? ¿Qué
razones pueden existir para que en los hospitales, que tienen
como una de sus responsabilidades esenciales las actividades
encaminadas a la prevención y la promoción de la salud,
conjuntamente con la prestación de asistencia especializada,
la investigación y la docencia, (R.D. 15 abril 1987, núm.
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521/1987), no se tomen medidas y se haga cumplir la
legislación?.
• Periodistas y responsables de los medios de
comunicación, por su influencia a la hora de modificar las
conductas de la población, tanto positiva como
negativamente.
En nuestra sociedad, los medios de comunicación forman
parte de cualquier estrategia de información y educación hacia
la población. Pero, en el caso del tabaco no es fácil conseguir
que los medios de comunicación se impliquen en profundidad,
debido a las relaciones económicas que mantienen la mayoría
de ellos con la industria tabaquera a través de la publicidad.
Incluso, en los medios en los que está prohibida la publicidad
directa, no es difícil encontrar programas y situaciones en las
que se promociona el tabaco. Por ejemplo en las series
televisivas juveniles donde fuman los personajes. Jóvenes
que están reafirmando su personalidad y que buscan la
aceptación en el grupo de iguales, características que facilitan
el inicio al consumo.
Aún encontrándonos con estas dificultades, debemos a nivel
personal o a través de las sociedades científicas, establecer
alianzas con los profesionales de la información para hacer
llegar a la población una información clara y precisa sobre las
verdades de la problemática del tabaco.
• Por ultimo, destacar el papel que como educador realiza o
debe realizar el profesional sanitario en su practica diaria,
aconsejando no fumar, destacando las ventajas de vivir sin
tabaco, felicitando al no fumador por no fumar y al fumador
por intentar dejarlo….
Otra de las facetas indiscutibles del médico es la de terapeuta. Los
estudios demuestran, que los médicos somos los profesionales más
respetados y de mayor confianza para el paciente fumador.
Cuando hablamos de tratamiento del tabaquismo hacemos
referencia a todas las intervenciones que tienen como objetivo tanto
estimular al paciente a cambiar de fase en su proceso de dejar de
fumar, como el abandono de la adicción en sí mismo. Nos referimos
a la intervención mínima (consejo médico) en las etapas de
precontemplación y contemplación y, a la intervención avanzada en
la etapa de preparación.
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El 70% de los fumadores están descontentos fumando y, desean
abandonar el habito, aunque esto no significa que estén dispuestos
y preparados para dejar de fumar. Solo un 7% desea dejarlo en un
periodo inferior a un mes. Y de los que lo intentan, solo un 2% se
acompañan de un tratamiento adecuado. Esta situación es
insostenible, tiene que cambiar.
De la importancia del consejo médico no deberíamos dudar. Se ha
comprobado que alrededor del 20% de los fumadores sometidos a
intervención breve progresan en su etapa de abandono.
La gran efectividad del consejo médico está ampliamente
demostrada. Frente al 1% de abandonos espontáneos de la
conducta tabáquica, entre un 5% y un 10% consiguen la abstinencia
tras el consejo médico acompañado de un folleto explicativo.
Además, la implicación del medico es directamente proporcional a
las tasas de abstinencia que se consiguen. Algunos autores refieren
hasta un 20% de éxitos, si se realiza el seguimiento del paciente.
Para llevar a cabo esta intervención, la oportunidad de la consulta
es clave. Mas del 70% de la población fumadora acude al medico
de cabecera una media de 4-5 veces al año, frente al 70% de la
población general que lo hace 1 vez en el mismo periodo.
En nuestro país (Insalud 1998), el 86% de los médicos de familia y
el 85% de los cardiólogos, neumólogos y ginecólogos preguntaban
por el habito tabáquico a sus pacientes, y el 73% de los primeros y
el 53% de los segundos registraban este dato en la historia clínica.
Sir Richard Doll (Julio 1999), “...los pacientes acuden al médico en
busca de absolución y no de amonestaciones, pero pocos médicos
han recibido una formación tan eficaz en el arte de la prevención
como en el de la curación. Ambos requieren habilidad y
conocimiento científico para lograr su objetivo”.
Por ultimo, y para terminar esta breve exposición y reflexión sobre
“El médico en el control del tabaquismo”, mencionar la importancia
que tiene su función social.
Las implicaciones sociales del tabaquismo, determinadas en gran
parte por la “normalización “ del habito, hacen que los profesionales
sanitarios debamos tener un papel activo en esta faceta tanto a
nivel individual, como colectivo a través de las asociaciones y
sociedades científicas, presionando a los gobiernos y autoridades
sanitarias, demandando la necesidad de que existan legislaciones
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que faciliten el control del tabaquismo, solicitando formación de pre
y postgrado en la materia, posicionándonos contundentemente
frente a la industria tabaquera y sus mensajes, defendiendo en
definitiva la salud de la población mediante una vida libre de humo
de tabaco.
Los médicos debemos ser conscientes de que solos no podemos
resolver el problema del tabaco. Se requiere la participación de
todas las figuras sociales (políticos, profesores, padres, abuelos,
periodistas, comerciantes, publicistas, deportistas, artistas,
cantantes, psicólogos, modelos, legisladores, economistas,
agricultores), y como no, de otros profesionales de la salud como
farmacéuticos y enfermeros.
Solo abordando el problema del tabaquismo de una forma
global, con estrategias estructuradas de forma integral e
integradora, conseguiremos nuestro objetivo.
Gracias por su atención.
Mª Ángeles Planchuelo
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