Capítulo modelo

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El capítulo
de las aventuras
detectivescas
El cuento policial. Clases de narradores. La crónica periodística.
Verbos de acción, de proceso y de estado. Uso de presente,
pretérito imperfecto, pretérito perfecto simple, pretérito
pluscuamperfecto y futuro en el relato y en el diálogo. Forma
perifrástica para el futuro. Reglas generales de tildación.
Antes de leer
1
Los personajes de “El carbunclo azul” son Sherlock
Holmes y Watson. Entre todos, comenten qué saben
sobre ellos.
Los textos
2
La presencia de estos personajes les anuncia
que leerán un cuento policial. Imaginen qué
puede ser, entonces, un “carbunclo azul”.
El carbunclo azul
–¿Un caso interesante? –le
pregunté a mi amigo Sherlock
Holmes, apenas entré en su
estudio, dos días después de
la Navidad.
Como era habitual, lo encontré sentado en su sofá, con
la pipa en la mano y rodeado
de un montón de periódicos
que, evidentemente, acababa de estudiar. Lo único
fuera de lo común era un viejo sombrero, que descansaba sobre una silla. La lupa junto a él demostraba que
había sido analizado por Holmes.
–Nada importante, Watson. Solo este sombrero
–contestó, señalándolo. Y de repente me preguntó,
sonriendo–: ¿Conoce a Peterson, el cartero?
–Sí. ¿Es su sombrero?
–No, no. Él lo encontró. No conocemos a su dueño.
Pero no lo mire como a un sombrerucho cualquiera,
porque tiene mucho para decirnos. Llegó aquí hace tres
días y en compañía de un ganso que ahora deben estar
asando en la cocina de Peterson. ¿De dónde los sacó él?
Estos son los hechos: esa mañana, Peterson caminaba
hacia su casa. Un hombre alto iba delante de él, con un
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ganso bajo el brazo. Hasta que, en una esquina, un grupo de maleantes lo atacó. El desconocido
quiso defenderse y, al levantar su bastón, rompió la vidriera de un negocio. Peterson corrió a
ayudarlo. Pero cuando el hombre lo vio acercarse con su uniforme, como había roto la vidriera, se
asustó, dejó caer el ganso, perdió el sombrero y se fue. Los matones también huyeron y Peterson
se quedó con el botín de guerra: este viejo sombrero y un excelente ganso de Navidad.
–¿Por qué no se los devolvió a su dueño? –quise saber.
–Ahí está el problema, mi querido amigo. Si bien el ganso tenía atada a una pata una tarjetita
que decía «Para la señora de Henry Baker», en esta ciudad hay cientos de Henry Baker. ¿A cuál
le devolvería sus propiedades perdidas?
–¿Y qué hizo Peterson? –pregunté, intrigado por el misterio.
–Me trajo el sombrero y el ganso, porque él sabe que me interesan hasta los problemas más
insignificantes. Le dije que se llevara el animal, para que cumpla el destino final de todo ganso.
Y acá está el sombrero.
–¿Tiene pistas de la identidad de su propietario?
–Lo que podemos deducir analizando el sombrero. ¿Qué ve usted en él?
–No veo nada –dije, después de observarlo–. Solo un vulgar sombrero negro muy gastado,
lleno de polvo y cubierto de manchas.
–Mire bien, Watson. Se pueden hacer varias deducciones. Salta a la vista que el dueño es un
hombre inteligente y que hace unos tres años era bastante rico, pero ahora atraviesa momentos
difíciles. Esto podría significar que, tal vez, se haya dedicado a la bebida. Lo que también
explicaría el hecho evidente de que su mujer ya no lo ama.
–¡Pero Holmes, por favor, usted se burla de mí!
–Es un hombre que sale poco, está en mal estado físico, su pelo es gris y se lo cortó
recientemente –continuó, sin hacerles caso a mis protestas.
–Confieso que soy incapaz de seguirlo. ¿De dónde saca que el hombre es inteligente?
Holmes se puso el sombrero. Le cubría completamente la frente, hasta la nariz.
–Cuestión de capacidad –dijo, sonriendo–. Un hombre con una cabeza tan grande tiene
que tener algo adentro.
–¿Y lo de que era rico y ahora es pobre?
–El sombrero es de muy buena calidad. Y tiene tres años, porque en esa época se puso de
moda este modelo. Si compró un sombrero tan caro hace tres años y, desde entonces, no pudo
comprar otro, es indudable que ahora es más pobre.
–Desde luego, un razonamiento admirable.
–Su edad, el color y el corte del pelo se notan examinando con atención el forro. La lupa muestra
unas puntas de cabello gris, cortadas por la tijera del peluquero. Esto no es polvo de la calle, sino
pelusa, lo que demuestra que estuvo colgado en su casa un buen tiempo. Y las manchas de sudor
prueban que el propietario transpira mucho y, por lo tanto, no debe tener un buen estado físico.
–¿Y lo de la mujer...? Usted dice que ya no lo ama.
–Nadie cepilló este sombrero en semanas. Cuando su esposa, querido Watson, lo deje salir
en semejante estado, también sospecharé que perdió su cariño.
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–Podría ser soltero.
–No, el ganso era para su mujer. Recuerde la tarjeta atada a la pata.
–Es muy ingenioso –dije, riendo, cuando Peterson, que entraba de golpe en la habitación,
me interrumpió.
–¡El ganso, señor Holmes! ¡El ganso! –repetía el cartero, agitado.
–¿Qué pasa con él? ¿Revivió y salió volando por la ventana? –bromeó Holmes.
–¡Mire, señor! ¡Vea lo que encontró mi mujer en el buche! –respondió, mientras mostraba
una piedra azul, más pequeña que un poroto, pero brillantísima.
–¡Peterson, a eso yo lo llamo encontrar un tesoro! ¿Sabe lo que tiene en la mano?
–¡Un diamante, señor Holmes! ¡Una piedra preciosa!
–¡¿No es el carbunclo azul que le robaron a la condesa de Morcar?! –exclamé yo–. Si no
recuerdo mal, desapareció en el hotel Cosmopolitan.
–Exactamente hace cinco días –precisó Holmes–. Por aquí tengo la noticia del Times
–agregó. Y, tomando el diario, leyó–: «Robo en el hotel Cosmopolitan. John Horner, plomero,
fue acusado de sustraer la valiosa joya de la condesa de Morcar, conocida como “el carbunclo
azul”. James Ryder, jefe de personal del hotel, declaró que el día del robo llevó a Horner a la
habitación de la condesa y lo dejó arreglando la chimenea. Cuando regresó, Horner había desaparecido y el alhajero, donde se guardaba la joya, estaba vacío. Por la noche, la Policía detuvo
a Horner, quien declaró su inocencia enérgicamente. La piedra no estaba en su poder pero,
como había tenido una condena anterior por robo, el juez envió el caso a un tribunal superior».
Esto es lo que informa la Policía –dijo Holmes, pensativo–. Ahora, hay que descubrir la relación
entre un alhajero asaltado y el buche de un ganso. Aquí está la piedra. La piedra vino del
ganso, y el ganso vino de Henry Baker, el caballero del sombrero viejo y las demás características que le comenté. Así que debemos localizarlo y ver qué papel tiene en este misterio.
Empezaremos por lo más sencillo: pondremos un anuncio en los periódicos.
–¿Qué va a decir el anuncio? –quise saber.
–Deme lápiz y papel. Vamos a ver: «Encontramos un ganso y un sombrero negro. El señor
Henry Baker puede recuperarlos esta tarde, en el 221 B de Baker Street». Aquí tiene, Peterson,
corra a la agencia y que publiquen este anuncio. Y de vuelta, compre un ganso, porque al de este
caballero se lo está comiendo su familia.
Cuando el cartero se marchó, Holmes levantó la piedra y la miró al trasluz.
–¡Qué maravilla! –dijo–. Es rara. Tiene las características del carbunclo, pero es azul, en
lugar de roja. La guardaré en mi caja fuerte y le avisaré a la condesa.
–¿Usted cree que el plomero Horner es inocente? –le pregunté, desconcertado.
–No lo puedo saber.
–¿Y cree que Henry Baker tiene algo que ver con el asunto?
–Me parece más probable que Henry Baker ignorara el valor del ave. Pero si responde a
nuestro anuncio, lo comprobaremos con un sencillo engaño.
A media tarde, un hombre tocó a la puerta del 221 B de Baker Street.
–El señor Henry Baker, supongo –dijo Holmes, saludando al visitante–. Por favor, siéntese.
Baker era un hombre corpulento, de cabeza voluminosa, rostro inteligente y cabello gris.
La nariz y las mejillas un poco rojas, y cierto temblor en las manos me recordaron la suposición
de Holmes sobre sus hábitos. Su chaqueta estaba gastada.
–¿Este es su sombrero? –lo interrogó mi amigo.
–Sí, señor, sin duda es mi sombrero.
–Claro. A propósito del ave..., nos la comimos –comentó Holmes, como al pasar.
–¡Se la comieron! –exclamó Baker, abatido.
–Sí. Pero supongo que este otro ganso también le servirá –respondió Holmes, señalando el
aparador, mientras observaba atentamente al visitante.
–¡Oh, desde luego, desde luego! –dijo el señor Baker y suspiró, aliviado.
–Además, tenemos las plumas, las patas y el buche del otro ganso, así que si los quiere...
El hombre se echó a reír y reconoció:
–Los restos de mi difunto amigo solo me servirían como recuerdo de la aventura. No, señor,
gracias. Con su permiso, solo me llevaré el ganso que está sobre el aparador.
Sherlock Holmes me lanzó una mirada de reojo y agregó, como al descuido:
–Pues ya tiene su sombrero y su nuevo ganso. ¿Podría decirme dónde compró el otro?
–Desde luego –afirmó Baker–. Soy socio del Club del Ganso, que pertenece al dueño del
bar Alpha, el señor Windigate. Pagando unas monedas por semana, recibimos un ganso para
Navidad. Así conseguí el mío y el resto, ya lo conoce.
Después, nos dedicó una solemne reverencia y se fue.
–Con esto, Henry Baker queda fuera de sospecha. Es indudable que no sabe nada del
asunto. Si no tiene algún paciente que atender, Watson, lo invito a que sigamos la nueva
pista, mientras está fresca.
Accedí con gusto y salimos. Después de un cuarto de hora de caminata, entramos en el bar
Alpha y Holmes le pidió dos vasos de cerveza al dueño.
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–Si su cerveza es tan buena como sus gansos, debe ser excelente –le comentó.
–¡¿Mis gansos?! –El hombre parecía sorprendido.
–Sí. Eso me dijo Henry Baker, que es miembro de su Club del Ganso.
–¡Ah, ya comprendo! Pero los gansos no son míos. Los compré en Covent Garden.
–¿De verdad? ¿En el mercado de Covent Garden? ¿Y a quién?
–A un tal Breckinridge.
–Vamos a ver al señor Breckinridge –me dijo Holmes un minuto después, mientras se
abotonaba el gabán y salíamos a la calle–. Y recuerde, Watson, que hay un hombre que seguirá
en la cárcel si no demostramos su inocencia. También podríamos descubrir que es culpable.
De todos modos, tenemos pistas que la Policía no vio y que una increíble casualidad puso en
nuestras manos. Sigámoslas.
En el mercado de Covent Garden, vimos el cartel de Breckinridge, frente a uno de los puestos.
Su dueño, un hombre enorme, de cara astuta y patillas finas, estaba cerrando su negocio.
–Buenas noches, ¡y fresquitas! –saludó Holmes.
El vendedor asintió y le dirigió una mirada curiosa.
–El dueño del Alpha me recomendó sus gansos –continuó, señalando los estantes.
–Ah, sí. Compró dos docenas.
–Y de muy buena calidad. ¿De dónde los sacó usted?
Ante mi sorpresa, la pregunta de Holmes provocó un estallido de furia en el vendedor.
–Oiga, señor –dijo con la cabeza en alto y los brazos en la cintura–, ¿a dónde quiere llegar?
¡¿Qué pasa con los gansos?! Me gustan las cosas claras.
–Fui bastante claro –se quejó Holmes–. Me gustaría saber quién le vendió los gansos que
llevó al Alpha. Y no sé por qué se pone así por una tontería.
Material de distribución gratuita.
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–¡Me pongo como quiero! ¡Con tanta gente molestando con las mismas preguntas! ¿A qué
viene tanto «¿Dónde están los gansos?» y «¿A quién le vendió los gansos?». Por el alboroto
que se armó, cualquiera diría que no hay otros gansos en el mundo.
–Yo no tengo nada que ver con los que le preguntaron antes –dijo Holmes, con indiferencia–.
Si no me quiere responder, no importa. Solo que aposté cinco libras a que el ave que me comí
era de campo.
–Entonces perdió sus cinco libras, porque todos los gansos que le vendí al Alpha eran de
Londres –lo cortó el vendedor.
–No le creo.
–¿Quiere apostar?
–Claro que sí. Le apuesto diez libras, para que aprenda a no ser tan terco –lo desafió Holmes.
El vendedor se rió por lo bajo, sacó un librito con tapas grasientas y dijo:
–Ahora, señor Sabelotodo, ¿ve este librito? Es la lista de mis proveedores. En esta página
están los del campo y, en esta otra, los de la ciudad. Y al lado de cada uno, figura a quién le vendí
los gansos y en qué fecha. Lea el tercer nombre.
–Señora Oakshott, calle Brixton 117, 22 de diciembre –leyó Holmes.
–Exacto. Ahí lo tiene. ¿Qué dice a continuación?
–Vendidos al señor Windigate, del Alpha.
Sherlock Holmes parecía disgustado. Arrojó las diez libras sobre el mostrador y nos
fuimos. A los pocos metros se echó a reír de aquel modo silencioso, característico en él.
–Watson, si ve un hombre con patillas finas, seguro que le podrá sonsacar algo mediante
una apuesta –me advirtió–. Bien, creo que estamos cerca de resolver el enigma. Decidamos si
visitaremos a esa señora Oakshott ahora o lo dejaremos para mañana. Por lo que dijo ese
hombre tan malhumorado, hay otras personas interesadas en el asunto, así que yo creo...
Un griterío procedente del mercado lo interrumpió. Era Breckinridge, el vendedor de
gansos, quien agitaba sus puños hacia la figura encogida de un hombre y amenazaba:
–¡Ya estoy harto de ustedes y sus gansos! ¡Váyanse todos al diablo! Si vuelven a fastidiarme
con sus tonterías, les soltaré el perro.
–Es que uno de ellos era mío –gimió el hombrecito.
–¡¿Y a mí qué me importa?! ¡Largo de aquí! –le gritó, mientras se le acercaba con gesto
feroz y el preguntón salía corriendo.
–Ajá, qué interesante. Veamos qué podemos sacarle a ese tipo –susurró Holmes.
Mi compañero no tardó en alcanzar al hombrecito y le tocó el hombro.
–¿Qué quiere? –preguntó aquel individuo, con voz temblorosa. Estaba pálido.
–Perdone –respondió Holmes en tono suave–, pero oí lo que le decía al vendedor de gansos
y creo que yo podría ayudarlo.
–¿Usted? ¿Quién es usted? ¿Y cómo podría saber algo de este asunto?
–Me llamo Sherlock Holmes y mi trabajo consiste en saber lo que otros no saben. Usted
está buscando unos gansos que la señora Oakshott le vendió a Breckinridge y que este, a su vez,
le vendió al señor Windigate, del bar Alpha, y este, a Henry Baker.
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–¡Señor, usted es el hombre que necesito! –exclamó el hombrecito–. No sé cómo explicarle
este asunto.
–Lo mejor sería hablar en un lugar cómodo –sugirió mi amigo, mientras hacía señas a un
coche que pasaba–. Pero antes, dígame a quién tengo el placer de ayudar.
–Me llamo John Robinson –respondió el desconocido, con cierto temor.
–No, no, su nombre verdadero –pidió Holmes, en tono amable, y las pálidas mejillas del
hombre se ruborizaron.
–Está bien, mi verdadero nombre es James Ryder.
–Ah, el jefe de personal del hotel Cosmopolitan. Por favor, acompáñenos.
Ryder no dijo una palabra en todo el viaje. Pero su respiración agitada y el modo como se
restregaba las manos demostraban sus nervios.
–Parece que tiene frío, señor Ryder –dijo Holmes alegremente, cuando entramos en la sala de
Baker Street–. Por favor, siéntese junto a la chimenea. ¿Así que quiere saber qué fue del ganso?
Porque me parece que le interesa uno en especial, blanco, con una franja negra en la cola.
–¡Oh, ¿ usted puede decirme dónde está?!
–Aquí.
–¿Aquí? –repitió nuestro visitante, emocionado.
–Sí, y no me extraña que le interese tanto, pues resultó ser un ave de lo más notable. Fíjese
que, después de muerta, puso un huevo..., un huevo azul, pequeño y brillante. –Holmes abrió
su caja fuerte, le mostró el carbunclo azul y dijo, muy tranquilo–: Se acabó el juego, Ryder.
Usted conocía la existencia de la famosa piedra y quién era su propietaria. Entonces, quiso
hacerse rico de golpe. Sabía que Horner, el pobre plomero, hace un tiempo había estado complicado en un robo, y que eso lo convertiría en el principal sospechoso. Así que descompuso la
estufa del cuarto de la condesa, para poder llamar a Horner. Y cuando él terminó su trabajo y
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se fue, robó la piedra, dio la alarma y lo hizo detener. Como ve, tengo casi todas las pruebas
y solo falta aclarar algo, para que el caso quede resuelto. Díganos cómo llegó la piedra al buche
del ganso y cómo llegó el ganso al mercado. La verdad es lo único que puede salvarlo.
–Le contaré lo que sucedió, señor. Apenas detuvieron a Horner, quise esconder la piedra,
pero en el hotel no había un lugar seguro. Salí con una excusa y fui a casa de mi hermana, que
cría gansos para vender. Estaba en el patio, pensando qué me convenía hacer, mientras los
gansos correteaban entre mis pies. Entonces se me ocurrió una idea. Elegí uno, gordo, blanco y
con una franja en la cola, lo sujeté, le abrí el pico y le hice tragar la piedra. Pero el animal forcejeaba y aleteaba, y al final se me escapó y regresó junto a sus compañeros. Entonces le pedí a mi
hermana que me regalara uno, atrapé al de la franja negra en la cola y me lo llevé a casa. Allí lo
maté. Pero cuando vi que en el buche no estaba la piedra, comprendí que había cometido una
terrible equivocación. Entonces, volví a la casa de mi hermana, pero en el patio no quedaba ni
un ganso. “¿Había dos con una raya en la cola, como el que yo me llevé?”, le pregunté. “Sí, había
otro con la misma raya. Se lo vendí a Breckinridge, de Covent Garden”, me respondió ella.
Inmediatamente fui a buscar a Breckinridge, pero él se negó a decirme quién le había comprado
los gansos. Y ahora..., ahora soy un ladrón, sin haber tocado la riqueza.
De pronto, Ryder se tiró al piso y se abrazó a las rodillas de Holmes, suplicando:
–¡Tenga compasión! ¡Piense en mi familia! Jamás había hecho nada malo antes y no lo
volveré a hacer. ¡Lo juro! ¡No me denuncie! ¡Por favor, no lo haga!
–¡Siéntese! –dijo Holmes, rudamente–. Ahora suplica, pero antes no pensó en el pobre
Horner, preso por un delito que no cometió.
–Me iré del país, señor Holmes. No declararé y tendrán que retirar los cargos contra él.
Lloraba, con la cara oculta entre las manos. Se produjo un largo silencio. Por fin, mi amigo
se levantó y abrió la puerta.
–¡Váyase! –le dijo–. Ni una palabra más. ¡Fuera de aquí!
El hombre agradeció, corrió por las escaleras y dio un portazo al salir a la calle.
–Después de todo, Watson –reflexionó Holmes, mientras encendía su pipa–, la Policía no me
paga para que haga lo que ellos no saben hacer. Este individuo no declarará contra Horner, así que
no condenarán al plomero por el robo. Supongo que estoy encubriendo a un delincuente, pero
este tipo no volverá a delinquir. Está demasiado asustado. Y en la cárcel no mejoraría. Además,
la Navidad es época de perdonar. La casualidad puso en nuestro camino un curioso problema
y su solución es recompensa suficiente. Si tiene la amabilidad de tirar de la campanilla, doctor
Watson, iniciaremos otra investigación, cuyo tema principal también será un ave de corral.
Arthur Conan Doyle nació en 1859 y murió en
1930. Este autor escocés escribió cuentos y
novelas, y logró un gran éxito a partir de la
creación del detective más famoso de la literatura:
Sherlock Holmes. Algunas de sus obras son
Estudio en escarlata, El sabueso de los Baskerville
y Las aventuras de Sherlock Holmes.
54
Arthur Conan Doyle, “El carbunclo azul”
(adaptación). En Las aventuras de Sherlock Holmes,
Madrid, Edaf, 2006.
Después de leer
3
El cuento trata sobre el robo de una piedra preciosa. ¿Por qué su título es “El carbunclo azul”
y no, simplemente, “El carbunclo”?
4
Averigüen qué es el Times al que se refiere Sherlock Holmes.
5
Expliquen cuál fue el engaño que utilizó Holmes para saber si Henry Baker tenía algo que ver
con el robo.
6
Comenten cómo funcionaba el Club del Ganso, del bar Alpha.
7
¿Por qué se enojó el vendedor de gansos del mercado de Covent Garden?
8
Aclaren, entre todos, quién era la señora Oakshott.
<Viñeta T chica>
Los cuentos policiales
Los personajes de Sherlock Holmes y de su amigo Watson garantizan que
un cuento es policial. Pero hay otras características que no pueden faltar
en ese tipo de cuentos. A continuación, investigarán cuáles son.
9
¿Qué misterio se plantea apenas comienza “El carbunclo azul”?
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10
Holmes ya había descubierto algo sobre ese primer misterio, al que calificaba de “problema
insignificante”. ¿Qué había averiguado?
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Pronto, un nuevo misterio, mucho más importante, se sumó al anterior. Expliquen cuál fue.
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12
Sherlock y Watson identificaron la joya gracias a una noticia publicada en el diario. En tres
renglones, resuman lo que decía esa noticia y quién había brindado esa información.
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13
Completen con V (verdadero) o F (falso).
Aunque la Policía ya había detenido al supuesto ladrón, Holmes decidió investigar el caso porque
estaba seguro de la inocencia del plomero Horner.
estaba seguro de la culpabilidad del plomero Horner.
la Policía no había encontrado la joya en poder de Horner.
la joya había aparecido en un lugar insólito.
la condesa de Morcar había contratado sus servicios.
cualquier misterio despertaba su curiosidad.
el inspector de Policía le pidió su colaboración.
14
¿Cuál fue la pista principal que siguió el investigador? Tachen las opciones incorrectas.
El sombrero.
15
El aviso en el diario.
El carbunclo azul.
Ordenen el recorrido que hicieron Holmes y Watson para investigar esa pista.
Bar Alpha
16
El ganso.
221 B de Baker Street
Mercado de Covent Garden
221 B de Baker Street
1.º _________________________________
_________________________________
2.º _________________________________
_________________________________
3.º _________________________________
_________________________________
4.º _________________________________
_________________________________
A continuación, tienen una lista de personajes. Completen la actividad anterior colocando,
junto a cada lugar, el nombre de la persona que fueron a buscar o con la que se entrevistaron.
James Ryder - Henry Baker - señor Breckinridge - señor Windigate - señora Oakshott
17
Expliquen oralmente por qué, si la señora Oakshott era una de personas involucradas, Sherlock
no la investigó.
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¿Cómo se dio cuenta Sherlock de que el hombre pálido que encontraron en el mercado de
Covent Garden era James Ryder?
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_________________________________________________________________________
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19
Propongan oralmente qué pregunta pudo hacerle James Ryder al señor Breckinridge y que le
molestó tanto.
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Cuando Sherlock encontró a James Ryder, solo le faltaba saber dos cosas para resolver completamente el caso. ¿Cuáles? Marquen con una 4 las respuestas correctas.
Cómo llegó el ganso a manos de Peterson.
Cómo llegó Henry Baker a tener el ganso.
Cómo llegó el ganso al mercado de Covent Garden.
Cómo llegó James Ryder al puesto de gansos del mercado.
Cómo llegó el carbunclo azul al buche del ganso.
21
Tomando en cuenta la resolución de las actividades anteriores, completen los componentes de
“El carbunclo azul”.
Problema
Delito: ____________________________________________________________
Misterio: __________________________________________________________
Protagonista
Investigador: _______________________________________________________
Pistas
_________________________________________________________________
Resolución
_________________________________________________________________
En todo cuento policial, se sabe o se sospecha que se ha cometido un delito y debe develarse el
misterio que lo rodea. En algunos, lo que se desconoce es quién fue el delincuente. En otros, se investiga
el motivo que lo llevó a cometer el delito o el modo como fue cometido. En esa pesquisa, siempre
intervienen investigadores profesionales (policías) o aficionados, como los famosos Sherlock
Holmes, Arsenio Lupin y el padre Brown, quienes se caracterizan por su inteligencia, sagacidad y
poder de observación. Por lo general, los investigadores emplean el método deductivo, que consiste
en analizar las pistas y sacar conclusiones a partir de ese análisis.
22
Al comienzo de “El carbunclo azul”, Sherlock analizó una pista: el sombrero. Comenten qué
deducciones hizo sobre su dueño, luego de observar las características de ese objeto. Mencionen
también qué elemento empleó para hacer ese análisis.
23
Nombren series de televisión en las que, para resolver misterios, los investigadores analizan
pistas y hacen deducciones a partir de ellas.
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Los personajes y el narrador
24
¿Quién es el personaje principal del cuento? ¿Por qué les parece el más importante?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
Los personajes principales reciben el nombre de protagonistas. Son los más importantes porque
participan en las acciones principales y, de ese modo, hacen que la historia avance. Los personajes
menos importantes se llaman secundarios y son los que acompañan a los protagonistas y participan en
las acciones secundarias.
25
En la carpeta y con los datos que da el cuento, describan a Holmes y a Watson. A continuación,
escriban una breve explicación que responda a estas preguntas: ¿Por qué Holmes es, necesariamente, el protagonista del cuento policial? ¿Qué le aporta al cuento que Watson sea su
acompañante?
26
Además de los personajes, en los cuentos hay otro componente que nunca puede faltar: el
narrador. ¿Quién es el narrador de “El carbunclo azul”?
_________________________________________________________________________
En una narración, el narrador es quien cuenta lo que sucede. Se trata de un componente creado por
el autor, del mismo modo que crea los personajes, los lugares, el tiempo y los hechos narrados.
El narrador puede ser, al mismo tiempo, un personaje. En ese caso, se trata de un narrador que ha
participado de los hechos como protagonista o como testigo y que, luego, los cuenta en 1.ª persona.
Si no es un personaje, se dice que está en 3.ª persona.
Muchas veces, además de narrar, el narrador también reproduce diálogos entre los personajes
y, casi siempre, lo anuncia empleando el verbo decir y otros que significan lo mismo (sinónimos),
algunos de los cuales le añaden alguna variación a su significado. Por ejemplo, murmurar (decir en voz
baja), preguntar (decir para averiguar lo que se desconoce), agregar (decir algo más).
27
En el cuento, subrayen los verbos que empleó el narrador para indicar que hablaba un personaje.
Comenten qué diferencia de significado hay entre ellos. Cópienlos a continuación, para formar
una base de datos. Cuando escriban sus narraciones, empléenlos para no repetir, continuamente,
dijo y decía.
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
58
La crónica periodística
Lamentablemente, los casos policiales no solo existen en la literatura.
En la vida real, se cometen muchos delitos que investiga la Policía y que
conocemos por los diarios y los noticieros. Las crónicas periodísticas suelen
referirse a los más complicados e interesantes.
28
Lean la siguiente crónica y, luego, respondan a las preguntas en la carpeta.
——— La Policía Federal recuperó parte de una importante colección de monedas ———
Detienen a los cinco ladrones del museo
El robo parecía perfecto. Los delincuentes burlaron la seguridad del Museo Histórico y Numismático del Banco de la Nación y se apoderaron de una colección de monedas valuada en 750.000
dólares. Pero fallaron. En el lugar, dejaron huellas que posibilitaron su identificación y su posterior
detención.
Ayer, después de tres meses de investigación, la
División Fraudes Bancarios de la Policía Federal
detuvo a cinco sospechosos de haber protagonizado
el robo al museo y recuperó parte del botín.
El asalto ocurrió el 16 de febrero pasado. Ese
día, cinco hombres ingresaron en el museo por el
conducto de la ventilación, sin ser vistos por el personal de seguridad. Cuando llegaron a la altura de
la sala donde se exhiben las monedas antiguas, los
ladrones hicieron un boquete en el cielorraso, bajaron por una soga y se llevaron cerca de quinientas,
especialmente las de mayor valor histórico.
«Ubicamos a la banda porque, en el lugar de los
hechos, los malvivientes dejaron huellas que fueron fundamentales para la investigación», dijo una
fuente policial.
a.
¿Cuál fue el delito y quién investigó el caso?
b.
¿En qué fecha se cometió?
c.
¿En qué fecha se esclareció el hecho?
d.
¿Quién escribió la crónica?
e.
¿De dónde obtuvo la información?
f.
¿En dónde se publicó?
Pocos días después del
asalto, la Policía identificó
a los delincuentes. Según informó entonces la agencia de
noticias Télam, se trataba de
argentinos mayores de edad,
con frondosos antecedentes
penales.
La investigación terminó ayer, con allanamientos
en San Isidro y en Lomas de Zamora, y el arresto de
los sospechosos. «Los detenidos son los ladrones.
Pero falta encontrar a los que intentaron comercializar el botín», informó un jefe de la Policía.
Gabriel Di Incola
Diario La Nación, 11 de mayo de 2008 (adaptación).
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El capítulo de las aventuras detectivescas
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Las crónicas periodísticas, al igual que las noticias, se publican con la intención de informar. La
diferencia entre ellas es que las noticias son más sintéticas y generales, mientras que las crónicas relatan
los hechos detalladamente y en el orden en el que ocurrieron, o sea, en orden cronológico. De ahí el
nombre de crónica, que deriva de la palabra griega cronos, cuyo significado es, justamente, tiempo.
Según el tema, hay crónicas policiales, deportivas, sociales, etcétera. Por lo general, comienzan
narrando el desenlace de los hechos (por ejemplo, la resolución de una investigación policial o el
resultado de un encuentro deportivo). Inmediatamente después, el narrador vuelve al comienzo de la
historia y cuenta ordenadamente lo sucedido hasta llegar a ese desenlace.
Además, como se trata del relato de un hecho real, el periodista incluye el testimonio de personas
involucradas en el hecho (sus fuentes), para que la información sea más completa y creíble.
La producción de los textos
EL JUEGO DE ¿QUÉ PASARÍA SI…?
¿Qué pasaría si un equipo del colegio, que estaba perdiendo la final del
campeonato, diera vuelta el resultado un minuto antes de terminar el
partido? ¿Podrían escribir la crónica de ese apasionante encuentro?
29
Con el compañero de banco, imaginen el partido y escriban la crónica. Como modelo, tienen
la que acaban de leer. Recuerden que deben comenzar por el resultado y comentar la tensión
que se vivía en la cancha, las reacciones del público, el estado de ánimo de los jugadores. Luego
narren, en orden cronológico, los distintos momentos del encuentro (por ejemplo, cuando el
equipo local hizo el gol que le daba la victoria, cuando el visitante empató, y así, hasta llegar al
triunfo en el último minuto). Y no olviden incluir algún comentario de los protagonistas.
La lengua en los textos LOS VERBOS
En las crónicas y en los cuentos policiales, los hechos se relatan cronológicamente, o sea, ordenados como ocurrieron en el transcurso del tiempo.
Además, siempre destacan quiénes los protagonizaron. Para expresar acciones, ubicarlas en el momento en que sucedieron y referirnos a las personas
que las llevaron a cabo, empleamos verbos. Por eso debemos aprender a
usarlos correctamente.
30
¿Qué información les brindan los verbos investiga y robaron?
________________________________________________________________________________
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Los verbos son las palabras con las que se expresan acciones, o sea, lo que alguien hace (caminar,
comer, pelear), procesos, es decir, lo que le sucede a alguien sin que haga algo para que le pase (nacer,
crecer, sentir, amar, cansarse, suceder) y estados, o sea, cómo es, qué tiene, qué parece algo o alguien (ser,
estar, tener, parecer, haber). Por lo general, los verbos de estado se emplean en las descripciones.
Todos los verbos se componen de dos partes: la raíz y la desinencia. La raíz expresa la acción, el
proceso o el estado. La desinencia indica la persona, el número y el tiempo en que está conjugado
el verbo.
raíz
camin - aban
desinencia
acción de caminar
3.ª persona, plural, pasado
Las personas son: primera persona (yo), segunda persona (vos / tú / usted) y tercera persona (él /
ella) del número singular, y primera persona (nosotros / nosotras), segunda persona (ustedes /
vosotros / vosotras) o tercera persona (ellos / ellas) del número plural.
El tiempo puede ser el pasado, el presente y el futuro.
Las desinencias también varían según el modo en que están conjugados los verbos. Los modos
verbales (indicativo, subjuntivo e imperativo) expresan la intención de los emisores.
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32
Junto a cada oración, anoten si el verbo subrayado expresa una acción, un proceso o un estado.
El asalto ocurrió el 16 de febrero pasado.
____________________
Ese día, cinco hombres ingresaron en el museo.
____________________
Los delincuentes son argentinos y mayores de edad.
____________________
Al comienzo de “El carbunclo azul”, Sherlock describió al propietario del sombrero. Subrayen los
verbos que empleó para hacerlo. ¿Cuáles predominan: los de acción, los de proceso o los de estado?
________________________________________________________________________________
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En la carpeta, describan un animal que les guste mucho, empleando los verbos ser, estar, tener,
parecer y haber.
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Copien estas oraciones de “El carbunclo azul” en la carpeta y modifiquen la persona, el número
o el tiempo de los verbos subrayados, según se indica en cada caso. Si es necesario, realicen
cambios para que haya concordancia con el sujeto.
¿Conoce a Peterson, el cartero? (persona, número y tiempo)
La casualidad puso en nuestro camino un curioso problema. (tiempo)
¿Cómo llegó la piedra al buche del ganso? (número)
Pero el animal forcejeaba y aleteaba y, al final, se escapó y regresó
junto a sus compañeros. (número y tiempo)
Material de distribución gratuita.
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El capítulo de las aventuras detectivescas
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Los tiempos verbales
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Presten atención al tiempo en que está conjugado el verbo y completen la oración con la opción
que corresponda.
______________________________ compré gansos en el mercado de Covent Garden.
______________________________ compraba gansos en el mercado de Covent Garden.
Todas las Navidades,
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En una oportunidad,
Teniendo en cuenta la información de la crónica, numeren los hechos partiendo desde el que
sucedió en el pasado más lejano. Luego, ubíquenlos en la línea de tiempo.
Unos ladrones habían robado el museo.
La Policía detuvo a los sospechosos.
Un diario publicó la noticia.
4
La Policía investigó.
PASADO
PRESENTE
4
Los verbos en tiempo presente se emplean, por lo general, para referirse a lo que sucede en el
mismo momento en que se habla o escribe. Los verbos en pasado expresan lo que sucedió antes
del momento en que se habla o escribe. Dentro del pasado, se pueden distinguir varios tiempos.
El pretérito perfecto simple se emplea para contar acciones terminadas. Por ejemplo: Un griterío
procedente del mercado interrumpió sus comentarios.
El pretérito imperfecto se emplea para referirse a algo que sucedía habitualmente o durante
un tiempo prolongado. Por ejemplo: Era Breckinridge, el vendedor de gansos, quien agitaba sus puños en
dirección a la figura encogida de otro hombre y amenazaba […]. También, para describir personas,
personajes, objetos o lugares. Por ejemplo: Su chaqueta estaba gastada.
Las desinencias -aba, -abas, -ábamos, -aban de los verbos en pretérito imperfecto se escriben con b.
El pretérito pluscuamperfecto se usa cuando se cuenta un hecho que sucedió antes que otro
hecho, en el pasado. Este tiempo se construye con el verbo haber en pretérito imperfecto más el
participio del verbo que queremos conjugar. Por ejemplo: Atrapé al de la franja negra en la cola y me lo
llevé a casa. Allí lo maté. Pero cuando vi que en el buche no estaba la piedra, comprendí que había cometido una
terrible equivocación. Recuerden que haber se escribe con h y b.
Los verbos en futuro se usan para expresar acciones que sucederán después del momento en que
se habla o escribe. Por ejemplo: Este individuo no declarará contra Horner, así que no lo condenarán por el
robo. En Argentina, no solemos usar verbos en futuro sino una construcción equivalente, formada por el
verbo ir en presente más la preposición a, más un verbo en infinitivo. Por ejemplo: Este individuo no
va a declarar contra Horner, así que no lo van a condenar por el robo.
En las páginas 161 a 164, encontrarán la conjugación completa de los verbos.
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Vuelvan a escribir las siguientes oraciones en la carpeta cambiando, en la primera, los verbos
en futuro por la construcción que empleamos en nuestro país para expresar ese tiempo. En la
segunda, hagan la operación inversa.
Guardaré la piedra en mi caja fuerte y le avisaré a la condesa.
Vamos a empezar por lo más sencillo. Vamos a poner un anuncio
en los periódicos.
Reglas generales de tildación
Cuando hablamos y hasta cuando pensamos en una palabra de dos o más
sílabas, necesitamos pronunciar una de sus sílabas con mayor intensidad,
o sea, acentuarla. Si conocemos esa palabra, no hay problema. Pero si no
la oímos antes o tenemos que escribirla, hay que recordar las reglas para
saber dónde y cómo acentuarla.
En las palabras, la sílaba que se pronuncia con mayor intensidad es la sílaba acentuada o tónica.
Por ejemplo, circón, carbunclo, ópalo. Cuando el acento no está marcado con una tilde, se llama
prosódico. Cuando sí se marca con una tilde, se llama ortográfico. Para reconocer las sílabas
acentuadas y saber qué palabras llevan tilde, hay que recordar las reglas de tildación:
• Las palabras agudas son las que se acentúan en la última sílaba. Llevan tilde si terminan en -n,
-s o vocal.
• Las palabras graves se acentúan en la penúltima sílaba. Llevan tilde cuando terminan en
cualquier consonante que no sea -n ni -s.
• Las palabras esdrújulas son las que se acentúan en la antepenúltima sílaba. Siempre llevan tilde.
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El carbunclo, como vieron en el cuento de Conan Doyle, es una piedra preciosa. Además, hay
otras, no tan raras ni perfectas y más blandas, que se conocen como semipreciosas. Una de
ellas es la turmalina. Esta palabra está escrita correctamente. Pronunciarla bien requiere que
analicen dónde debe acentuarse. Para hacerlo, respondan entre todos a las siguientes preguntas: si fuera aguda, ¿llevaría o no una tilde en la última sílaba? ¿Y qué pasaría si fuera esdrújula?
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Ahora, por turno, lean en voz alta los nombres de otras piedras. Para acentuarlos correctamente,
apliquen las reglas de tildación, como hicieron en la actividad anterior.
turmalina
rubí
feldespato
zafiro
peridoto
granate
jade
amatista
aventurina
jaspe
ágata
aguamarina
cuarzo
calcedonia
circón
citrino
cinofano
crisoprasa
lapislázuli
ópalo
tanzanita
topacio
malaquita
azurita
azabache
vanaidita
3
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alejandrita
cornalina
turquesa
diamante
ámbar
espinela
coral
crisolita
ónix
El capítulo de las aventuras detectivescas
63
Taller de expresión
UNA AVENTURA POLICIAL
Como vieron, en los cuentos policiales siempre hay un delito sin aclarar y
alguien que investiga. A continuación, les presentamos un enigma que
deben resolver analizando, detenidamente, la información de que disponen.
Después de hacerlo y con todos esos datos, escribirán un cuento policial.
Paso 1: antes de escribir el borrador
Formen grupos de tres integrantes y resuelvan el siguiente enigma: ¿Cómo
supo el detective que el testamento era falso? Presten atención a esta pista: se
trata de un caso en el que la Historia Argentina tiene mucho que ver.
Información:
El 5 de julio de 1820, después de catorce años de enfermedad, murió don Federico de Álzaga, acaudalado
vecino de la ciudad de Buenos Aires.
El 10 de julio del mismo año, la señora Sánchez, ama de llaves de la familia de Álzaga, presentó un
documento que tenía en su poder. Era el testamento de su patrón.
Sánchez había trabajado para don Federico de Álzaga los últimos treinta años.
Todos sabían que el anciano la apreciaba muchísimo.
Sánchez dijo que, hacía catorce años, su patrón le había entregado el testamento para que ella lo
guardara. Además, afirmó que desconocía su contenido.
El testamento nombraba a la señora Sánchez heredera de la mansión.
La familia dudó de la autenticidad del testamento y contrató un detective para que investigara.
El detective analizó la prueba:
4 El testamento estaba fechado el 10 de octubre de 1806, lo que coincidía con lo declarado por Sánchez.
4 El testamento decía: “Dejo mi más valiosa posesión, la mansión que compré cuando terminó la Primera
Invasión Inglesa, a la señora Sánchez, mi fiel ama de llaves, como premio a sus servicios”.
4 El detective comparó el documento con otros, escritos por el difunto: la letra y la firma parecían ser las
de don Federico de Álzaga. Sin embargo, muy pronto comprendió que era falso.
Resolución:
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
Paso 2: escribir el borrador
Si ya resolvieron el enigma, tienen todos los elementos para escribir su cuento policial.
Completen con esa información.
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Investigador: _____________________________________________________________________
Delincuente: _____________________________________________________________________
Delito: __________________________________________________________________________
Prueba: _________________________________________________________________________
Resolución: ______________________________________________________________________
Ahora llegó el momento de organizar los componentes, para que se conviertan en un cuento.
Porque es tan importante definir qué van a contar, como de qué manera van a hacerlo.
a.
Comiencen por elegir qué tipo de narrador tendrá su cuento: en 1.ª persona (personaje protagonista o personaje testigo) o en 3.ª persona.
b.
Elaboren el marco: la presentación de los personajes, la ubicación en la época y el lugar en
donde suceden los hechos que van a contar, y la situación que viven los personajes antes de la
complicación. Como se trata de un caso “histórico”, pueden encontrar datos de la época y del
lugar en libros de Historia Argentina del siglo XIX. Y recuerden que el marco no solo aparece
al principio de un cuento. Algunos datos pueden darse más adelante como, por ejemplo, la
descripción del detective, que se incluirá cuando este aparezca en el relato.
c.
Escriban las otras partes. Primero, cuál fue la complicación (la duda sobre la
autenticidad del testamento) y la resolución (la demostración de su falsedad
por parte del detective).
Paso 3: corregir el borrador
Comprueben que su texto esté completo (que tenga marco, complicación y resolución) y
ordenado. Si falta algo, o no está claro, corríjanlo.
Presten especial atención a los verbos que utilizaron y a los tiempos en que los conjugaron.
Recuerden que en el marco se emplea el pretérito imperfecto. Para narrar los hechos, se usan
el pretérito perfecto simple y el imperfecto. Cuando se narra un hecho anterior a otro pasado,
se emplea el pretérito pluscuamperfecto. En los diálogos, los personajes hablan en presente y
usan el pasado solo si se refieren a algo ocurrido antes. El narrador introduce los diálogos de los
personajes con algún verbo relacionado con “decir” (tienen una base de datos para elegir
los indicados). Corrijan si es necesario.
Revisen si usaron adecuadamente los signos de
puntuación y si la división en párrafos es correcta.
Por último, controlen la ortografía.
Paso 4: terminar la tarea
Pasen en limpio su cuento e ilustren las partes más importantes. Luego, léanlos en voz alta y
comparen el modo en que cada grupo desarrolló la misma historia.
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El capítulo de las aventuras detectivescas
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El repaso CAPÍTULO
3
En este capítulo, leyeron un cuento policial y una crónica periodística, y aprendieron sus características. Además, analizaron los personajes y los narradores.
Luego, estudiaron las clases de verbos y los tiempos verbales, y repasaron las
reglas generales de tildación. Ahora, resuman los conceptos más importantes.
Los cuentos policiales
En todo cuento policial____________________________________________________________
________________________________________________________________________________
________________________________________________________________________________
Los investigadores, por lo general, emplean el método deductivo, que consiste en_________
________________________________________________________________________________
El narrador
El narrador en 1.ª persona puede ser_________________________________________________
El narrador en 3.ª persona __________________________________________________________
Las crónicas periodísticas
Se publican con la intención de______________________________________________________
Relatan los hechos ________________________________________________________________
Además, incluyen _________________________________________________________________
Los tiempos verbales
El tiempo presente se emplea para ___________________________________________________
________________________________________________________________________________
El pretérito imperfecto se emplea para_______________________________________________
________________________________________________________________________________
El pretérito perfecto simple se emplea para ___________________________________________
________________________________________________________________________________
El pretérito pluscuamperfecto se usa cuando ___________________________________________
________________________________________________________________________________
El tiempo futuro se emplea para _____________________________________________________
________________________________________________________________________________
Las reglas ortográficas
Las reglas generales de tildación están en la página 63.
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