El sistema Dodecafónico.

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El sistema Dodecafónico.
A modo de resumen.
La atonalidad se origina en un intento de liberar a las doce notas de la escala cromática de las
asociaciones funcionales diatónicas que conservan aún en la música cromática. El vocabulario
armónico de la música del siglo XIX había expandido el ámbito de las relaciones tonales hasta un
punto en el que los procedimientos articulativos tradicionales ya no resultaban suficientes. El paso
lo da Arnold Schoenberg, quien emprendió un nuevo rumbo basado en el rechazo de todos los
principios generales que regulaban la simultaneidad y la progresión.
La técnica dodecafónica
En 1923 Schoenberg publicó por primera vez una composición que empleaba el método de
componer con doce notas. En el sistema dodecafónico de Schoenberg, todas las relaciones entre las
notas que rigen un contexto musical dado remiten a una ordenación lineal específica de las doce
notas de la escala semitonal. Ni el registro, ni la duración, ni la intensidad, ni el timbre- ningún
atributo que no sea el representado por el nombre de lo que llamamos “nota”- son definidos por esta
permutación referencial de la escala semitonal, permutación señalada por el término “serie”. Se
parte de una ordenación unívoca, sin embargo, el grado en que esta ordenación determina los
mecanismos musicales, varía mucho de una obra a otra, incluso dentro de un mismo compositor.
El sistema dodecafónico no está tan aislado de los demás avances de la música contemporánea,
básicamente Schoenberg sistematizó y definió para sus fines dodecafónicos una característica
técnica dominante en la práctica musical moderna: el ostinato. La reiteración continua de una
unidad musical es un recurso estructural primordial allí donde las funciones tonales no están
desarrolladas o son ambiguas. En la composición serial, sin embargo, el ostinato ya no constituye
un fenómeno superficial constantemente perceptible, sino la sub-estructura, los cimientos
musicales.
Los siguientes postulados se refieren sólo a la serie en la que se basa una obra determinada:
• La serie consta de las doce notas de la escala semitonal, dispuestas en un orden lineal
específico.
• Ninguna nota aparece más de una vez dentro de la serie.
• La serie puede ser expuesta en cualquiera de sus aspectos lineales: original, inversión,
retrogradación del original y retrogradación de la inversión.
• La serie puede ser expuesta en cualquiera de sus presentaciones (original, inversión,
retrogradación e inversión retrogradada) en cualquier grado de la escala semitonal.
El término complejo serial remite a las cuarenta y ocho formas diferentes que se generan al exponer
una serie determinada en las doce transposiciones posibles de cada una de las presentaciones.
A estas consideraciones sobre la técnica dodecafónica, podemos agregar la que hace Juan Carlos
Paz en su libro “Arnold Schoenberg, o el fin de la era tonal”: La tendencia al empleo en sucesión de
las doce notas de la escala en el orden melódico y su consecuencia en el orden armónico, supone un
criterio de unificación de elementos, a la vez que se torna en factor de diversidad, lo que resulta en
condensar todo el material básico de una composición a la serie.
La finalidad de la dodecafonía según Schoenberg
La forma en el arte, y en la música especialmente, tiende de manera primordial a la comprensión.
La tranquilidad que experimenta el oyente que se satisface en poder seguir una idea, su desarrollo y
la razón del mismo, está íntimamente ligada, psicológicamente hablando, a un sentido de la belleza.
Por eso, la manifestación artística requiere comprensión para producir una satisfacción, no solo
intelectual, sino también emocional. La composición con doce sonidos no tiene otra finalidad que la
comprensión. Esto puede causar asombro, ya que las obras escritas en este estilo no han sido
entendidas a pesar del nuevo medio de organización. Pero, si bien parece aumentar las dificultades
del oyente, esto se compensa con las penalidades del compositor. Porque no resulta fácil el
componer de esta forma, sino más difícil. La serie básica, según Schoenberg, oficia a la manera de
un motivo, esto explica por qué tal serie ha de ser ideada nueva para cada obra. Este ha de ser el
primer pensamiento creador. No importa demasiado el que la serie aparezca o no en la
composición de manera inmediata como tema o melodía, el que tenga o no tal carácter en el aspecto
rítmico, frase, construcción, expresión, etc.
La música no es solo una de las tantas clases de diversión, sino la representación de ideas del poeta
y pensador musical; estas ideas musicales han de corresponder a las leyes de la lógica humana, y
son parte de lo que el hombre puede percibir, razonar y expresar.
Funciones motívicas de la serie
Una simple descripción de la serie y de las transposiciones y transformaciones a las que está sujeta,
no puede ser presentada como explicación de la obra misma, sino solo de la subestructura, es decir,
el sistema de relaciones entre notas sobre el que se basa la obra. Muchos de los procedimientos
utilizados en la Atonalidad “libre”, siguen en funcionamiento, pero con la diferencia de que ahora
pueden ser puestos en relación con una sola y omnipresente formación principal. La presencia de un
elemento estable en la subestructura proporciona un nuevo fundamento para los conceptos de “no
repetición” y “variación perpetua, puesto que la continua reiteración de un solo patrón interválico
en la obra dodecafónica hace que la reexposición literal superficial sea redundante. Una obra
dodecafónica puede describirse como una serie de variaciones de un motivo ostinato.
Una serie invariable de intervalos, señala Schoenberg, funciona del mismo modo que un motivo.
Este motivo dodecafónico ostinato, difiere esencialmente del motivo tonal. En el sistema de
Schoenberg una obra dodecafónica consta de reexposiciones de una serie dodecafónica en perpetua
variación. Como resultado de las operaciones compositivas, la serie puede adquirir ciertas
características temáticas, rasgos distintivos relativos al perfil, ritmo, estructura de la frase, dinámica,
etc, y estas características son capaces de transformar la serie abstracta en una formación temática
más o menos tangible. Al mismo tiempo, los demás elementos de altura de la obra se derivan de la
serie.
•
La serie como tema.
La serie abstracta adquiere carácter de un tema cuando es diferenciado sistemáticamente de su
acompañamiento, el cual en el sistema dodecafónico estricto, también tiene su origen en la serie.
Para compensar la ausencia de un principio orgánico de diferenciación entre los planos horizontal y
vertical como el que opera en el sistema diatónico, la estructura rítmica del tema es enfatizada como
atributo fundamental. Igualmente el contraste y el desarrollo temático dependen del ritmo, así como
de rasgos secundarios como la textura y la dinámica en una medida mucho mayor que en la música
tonal.
Serie Suite Opus 25.
En el ejemplo del Preludio de la Suite Opus 25, podemos observar, que la serie en su presentación
Original, es utilizada como “tema”, mientras que la Serie transportada una 4ta aumentada, es decir
O6, es utilizada en a mano izquierda.
Las exposiciones temáticas de la serie pueden ser modificadas por medio de permutaciones cíclicas.
Serie Quinteto para vientos Opus 26.
En el siguiente ejemplo de un fragmento del Quinteto para vientos Opus 26, cuarto movimiento,
podemos observar claramente la utilización de la serie para la construcción de una idea temática,
fuertemente perfilada por el aspecto rítmico.
•
La serie como prototipo melódico
Incluso cuando la serie en sí misma no es empleada como tema, sigue siendo la fuente del material
motívico de una composición, sirviendo para establecer un común denominador para todos los
fenómenos melódicos de una composición. Siendo el grado máximo de coherencia, de relación
mutua entre los elementos individuales, uno de los objetivos de Schoenberg era crear primero un
prototipo melódico que incluyese todo el material disponible en un patrón característico,
permitiendo a derivación de los motivos individuales a partir de ese patrón.
De una sola forma de la serie pueden extraerse formaciones lineales sin modificar básicamente el
orden original mediante el empleo de notas melódicamente extrañas en el acompañamiento.
(Ver Cuarteto op 37 compases 592,593)
El número de sucesiones lineales diferentes que pueden lograrse mediante la retirada de algunas
notas de la serie con destino al acompañamiento, es prácticamente ilimitado.
•
Segmentación
Se trata del fraccionamiento sistemático de la serie en segmentos, un procedimiento que permite la
obtención de gran variedad de elementos lineales a partir de la serie sin que esto conlleve un
debilitamiento de la función integradora de la misma.
Serie Cuarteto Opus 30
En el Tercer Cuarteto Op 30, se da una gran variedad de segmentaciones. En el primer movimiento
la serie está sistemáticamente dividida en tres segmentos de cinco, dos y cinco notas
respectivamente.
De mayor importancia que el número y la variedad de formaciones lineales que pueden obtenerse
directamente de la serie mediante el uso de procedimientos de segmentación, es el hecho de que
estos procedimientos señalan un tipo especial de estructura serial, cuyas transformaciones y
transposiciones pueden ser interrelacionadas mediante segmentos con un contenido de notas
común.
Serie Piezas Opus 33.
A continuación podemos observar que la serie ha sido fragmentada en tres grupos de 4 notas, las
que son presentadas de manera vertical, tanto la presentación O (original) como IR5 (Inversión
retrógrada a la cuarta)
•
La asociación de series independientes
Se trata del procedimiento de introducir “nuevas series” dentro de una obra, que permutan el orden
interno de los segmentos originales. Estas formaciones reordenadas representan una modificación
del tradicional precepto dodecafónico según el cual sólo una serie debe ser utilizada en una
composición. Si nos basamos en la definición de la serie schoenbergiana como una permutación
concreta de las doce notas, resulta evidente que en este procedimiento, aparecen series
independientes, pero en lo que respecta a su contenido segmental, todas estas series son variantes de
una sola formación compositiva.
•
La incorporación de elementos no dodecafónicos a la serie.
Se introducen en una obra dodecafónica detalles idiomáticos que son característicos de otros
sistemas musicales, ya sea deliberadamente como elementos extraños o bien como rasgos
integrantes del material en su totalidad. Las formaciones lineales no dodecafónicas pueden crearse
fácilmente a partir de una serie dodecafónica aplicando algunos recursos como el retirar las notas
melódicamente extrañas y emplearlas en el acompañamiento. También la serie puede estar
construida de un modo especial para incorporar rasgos no asociados al sistema dodecafónico.
Serie Concierto para violín de Alban Berg
Como puede observarse en la construcción de la Serie, podemos encontrar dos elementos
característicos del sistema tonal, como las tríadas Mayores y menores, y una escala por tonos.
Funciones estructurales de la Serie
La función estructural de la Serie se relaciona con el hecho de obtener modelos para la organización
global de las obras dodecafónicas. Estos modelos son influidos muchas veces por las formas
tradicionales, hasta en elementos menores como frases “antecedentes” y “consecuentes”.
En este caso la función formal o estructural de la serie se limita a proporcionar, además de cierta
homogeneidad en la textura, elementos temáticos cuya individualidad se basa en las diversas
maneras en que las reexposiciones de la serie pueden ser diferenciadas entre sí en la composición.
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