23 Método de estudio EL OLVIDO Y EL REPASO

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Actividad 21: El método de estudio (VIII). 2LNSERM. El olvido y el repaso.
Eje: Aprender a aprender.
Objetivos:
- Reflexionar sobre la experiencia personal del olvido.
- Buscar soluciones ante el olvido.
Material: Documentos para el alumno “Los repasos”
Desarrollo:
1. Comentario inicial por parte del tutor.
“Vamos comenzar la sesión buscando soluciones al problema del olvido. Para ello vais a trabajar en
grupos de seis miembros, de los cuales uno actuará de moderador y otro de secretario. Disponéis de
seis minutos para responder a la siguiente pregunta: ¿POR QUÉ OLVIDAMOS?
2.
Se constituyen los grupos y al término de los seis minutos se da por terminado el trabajo. Se hace
una puesta en común con las conclusiones a que han llegado los distintos grupos. Se puede
completar la puesta en común exponiendo algunas de las causas por las que se nos olvida lo
aprendido:
-
3.
Memorizar sin comprender
Falta de atención y concentración.
Falta de repaso o mala distribución de los repasos.
No conectar lo aprendido con lo que sabemos.
No utilizar lo aprendido.
Exceso de nerviosismo que hace que nos bloqueemos.
Poco interés en lo que aprendemos.
El tutor facilita al alumnado el documento Los repasos, se explica y se hacen comentarios.
Documentación para el alumnado:
- Los repasos
LOS REPASOS
Etimológicamente repasar significa volver a pasar por un mismo sitio o lugar, volver a mirar una cosa;
examinar una obra para corregir sus imperfecciones; recoser, dar pasos (a la ropa) que lo necesita;
releer lo que se ha estudiado para retenerlo mejor en la memoria. A todos estos significados nos
queremos referir cuando hablamos de los repasos: de lo que se trata es de que “vuelvas a pasar” por los
mismos temas por los que ya has pasado; de que “examines” tus obras como estudiante para que
corrijas sus imperfecciones; de que des las “puntadas” precisas a aquellos de tus conocimientos que lo
necesiten; de que releas lo estudiado para retenerlo mejor.
LA CURVA DEL OLVIDO.
Ebbinghauss, un psicólogo del siglo XIX, descubrió con sus experiencias que la mayor parte del olvido se
produce en las primeras horas que siguen a un aprendizaje. Esto es lo que vemos representado en una
curva que es conocida con el nombre de “Curva del olvido de Ebbinghaus”.
Como se puede apreciar en el gráfico, lo inmediatamente estudiado se olvida rápidamente en los
primeros días. En cambio, si se van haciendo repasos de vez en cuando, la curva del olvido es menos
pronunciada. Lo más conveniente es hacer un primer repaso a los 10 minutos de finalizar la sesión de
estudio, el segundo repaso al día siguiente y, luego a los dos o tres días, luego a la semana, luego cada
dos o tres semanas y, así sucesivamente.
Alguno puede pensar que esto es imposible de llevar a la práctica, puesto que no hay tiempo suficiente
para hacerlo. El razonamiento para convencernos es muy elocuente: el hacer esta secuencia de repasos
te lleva menos tiempo y es más efectiva que el no hacerlos.
Aprender un nuevo tema lleva su tiempo, en cambio realizar un repaso cuando la información la
tenemos reciente es una actividad breve (esto ocurre cuando secuenciamos bien los repasos). Sin
embargo si no efectuamos los repasos olvidaremos la mayor parte de la información y tendremos que
aprender prácticamente de nuevo.
Esto mismo ocurre con los apuntes de clase, debes repasarlos y completarlos el mismo día que los
tomas, ten en cuenta que también están sujetos a la curva del olvido.
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