La necesidad de especialización en la ejecución de la pena: Juez de ejecución penal perspectiva comparada Pamela Ruiz Liberón. Alumna 5º año Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado Estagearia Programa de Intercambio Texeira de Freitas Cortes del Mercosur "Judicializar el proceso de ejecución no consiste únicamente en generar mecanismos procésales para el control de la pena sino también permitir que el condenado pueda defenderse, no ya de la imputación sino de una ejecución descarriada de la pena. Para ello se debe permitir que el condenado continué contando con asistencia técnica, de modo que pueda hacer valer sus derechos y el conjuntos de garantías que limitan la actividad penitenciaria." Alberto Binder, Procesalista Experto en Sistemas Judiciales. Argentina. Durante los últimos años nuestro país ha sido objeto de una serie de reformas en materia penal, y particularmente en materia procesal penal, los cambios más importantes dicen relación con la Reforma Procesal Penal y la creación de un sistema penal adolescente, reformas que inciden directamente en el sistema penitenciario y principalmente en lo que a ejecución efectiva de la pena se refiere. Pamela Ruiz Liberón Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado 1 Siendo este último aspecto, el eje central de nuestro análisis, ya que en nuestro país la materia relativa a la ejecución de las penas dictadas por el judiciario es llevada a cabo por vía reglamentaria1, además de un conjunto de leyes desperdigadas dentro del ordenamiento jurídico2, con ello simplemente adelantar que siendo esta materia de una incalculable relevancia- pues se entiende con ello que la puesta en marcha de todo el aparato jurisdiccional para la condena de una persona ha tenido un resultado requiere al menos de una consagración legal, en el entendido que una situación contraria a ella estaría vulnerando el principio de Reserva Legal. Constatando esta y otras falencias en la ejecución, es que la mayoría de los países latinoamericanos como Brasil y europeos como Italia, España, Francia entre otros han decidido hacer frente a esta situación por medio de la dictación de Leyes de Ejecución Penal. Leyes que en su mayoría si bien forman parte del Código de Proceso o Código Procesal Penal, tienen una relevancia autónoma, entendiéndose con ello que la dictación de la sentencia no pone fin al proceso, sino que se requiere además que la ejecución de esta se lleva a cabo bajo la vigilancia de un otro ente distinto de quien dicto la sentencia condenatoria, que no solo verifique el cumplimiento efectivo de la pena satisfaciendo con ello el interés tanto del Estado como garante de la sociedad, sino también velando que en el, él recluso cumpla su pena bajo el régimen de principios y reglas mínimas de tratamientos de los reclusos promulgado por las NU3. 1 Reglamento Penitenciario, D.S nº 518 de 1998. 2 Decreto ley 2859 de gendarmería, Ley de libertad condicional nº 321, Reglamento de libertad condicional Decreto 2442, Ley de rebaja de condena, nº 19856 y reglamento nº 685. 3 Adoptadas por el Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1955, y aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2076 (LXII) de 13 de mayo de 1977. 4 Viteri, Montaldo Ricardo: (In) Existencia del Juez de Ejecución Penal, Universidad de Chile Facultad de Derecho Departamento de Derecho Penal Ejecución de la Pena. Pamela Ruiz Liberón Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado 2 Con ello se entiende que el Derecho Penitenciario viene a ser la tercera etapa en el derecho penal, el cual se lleva a cabo a través de la ejecución de la pena siendo esta la etapa final de nuestro sistema punitivo (al menos formalmente hablando). Etapa que se lleva a cabo a través de la materialización de la punibilidad de las conductas socialmente reprochables, siendo el sector donde impacta con mayor fuerza, el de las garantías constitucionales del individuo, en base a esto entendemos se justifica el hecho de someter el sistema jurídico penal, al examen público de legitimidad, enfrentado por un lado los fines protectores legales versus la ejecución de las sentencias dictadas en procesos de esta índole4. Se entiende por tanto que, la relevancia de esta materia obliga a su consagración legal y a la especialización en su aplicación por medio de un ente que tenga como función no solo velar por la correcta aplicación de la pena a la que ha sido sometida la persona, sino también velar por que esta se cumpla en condiciones dignas y de respeto de sus derechos mínimos de recluso, ya que este, por el hecho de haber vulnerado el ordenamiento jurídico, no pierde su estatus de ser humano, y en base a ello se justifica la creación de los Jueces de Ejecución de Penas o Jueces de Vigilancia, quienes tienen como misión velar por que la sentencia dictada por el ente persecutor se cumpla bajo estándares de dignidad, y de estricto celo de los Derecho Humanos que no han sido conculcados por la aplicación de la pena. Así el Juez de Ejecución vendría a ser una especie de “Ombudsman penitenciario5” cuyos orígenes y funciones podemos encontrarlos primeramente en Brasil el cual 5 El término utilizado por nosotros de “Ombudsman Penitenciario” es un término genérico que utilizaremos para nuestra pesquisa, pues cada país tiene una forma distinta de denominar al Juez de Ejecución. En el caso de Argentina recibe este nombre, en el caso de España recibe el nombre de Juez de Vigilancia Penitenciaria. Para ello hemos adaptado la denominación de Ombudsman, la cual proviene del derecho constitucional sueco, el cual contempla diversas acepciones, entre ellas: Representante del parlamento, comisionado, protector o representante, siendo su finalidad última proteger los derechos de los ciudadanos. Para nuestros fines utilizaremos esta última acepción del Ombudsman como protector o Pamela Ruiz Liberón Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado 3 comienza a operar en 1924, a través de la justicia de ejecución de penas, siendo por tanto un país precursor en esta materia, no solo en el ámbito Latinoamericano sino también a nivel de Derecho Comparado. El nacimiento de esta figura se da pues en época primitiva, ello debido a que la función del jueces de ejecución de sentencias tenían tan solo un carácter caritativo, de piedad y nada más, pues la ejecución propiamente dicha se reserva exclusivamente a la Administración Penitenciaria. El juez que pronunciaba la sentencia y condenaba a un imputado carecía luego de facultades para tomar intervención en la ejecución de la pena impuesta, esta se hallaba fuera de su competencia. La evolución sobre estas ideas sobre la no intervención judicial, en la ejecución de las sanciones penales, va evolucionando con el trascurso del tiempo y con el desarrollo de los conceptos humanitarios y penales, llegando a la concepción de que el juez no debe permanecer indiferente con respecto a la ejecución de las penas impuestas sino que debe dar participación activa al órgano juzgador en esta etapa del proceso, tanto o mas importante inclusive que las demás. Son numerosos los Congresos Internacionales que trataron el tema de la intervención jurisdiccional en la ejecución de las sanciones penales, como el IV Congreso Internacional de Derecho Penal, llevado a cabo en París en julio de 1937, donde se llegaron a numerosos acuerdos destacándose la afirmación de que el principio de legalidad, base del Derecho Penitenciario, así como el derecho a la libertad individual, exigen la intervención del juez en la ejecución de las penas y representante pero con una leve variación que seria la protección de los derechos del recluso. Así nuestra propuesta es que el ente ejecutor, no solo base sus funciones en el cumplimiento efectivo de la pena como mero aplicador del derecho, sino que sea además un asistente técnico del recluso privado de libertad el cual además de velar por que este cumpla su condena en resguardo de sus derechos ejerza además con este una función social propendiendo en la medida de lo posible a su efectiva rehabilitación y reinserción. Jiménez, Cabrera María Teresa. El Ombudsman. En Verbal Iuris, Revista Jurídica electrónica [Consulta en línea: 11/05/2011 ] http://www.cem.itesm.mx/verba-iuris/articulos/050904.html Pamela Ruiz Liberón Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado 4 medidas de seguridad, debiendo la administración penitenciaria encargada de esta ejecución conservar su completa independencia y autonomía. Asimismo se resolvió que la intervención de la autoridad judicial debe comprender una misión de vigilancia y un cierto poder de decisión, por lo que la vigilancia en el cumplimiento de la pena y algún poder decisorio son funciones fundamentales del juez de ejecución para gran parte de la doctrina penal de esa época. Mas reciente es el trato independiente que se le da al estudio de sus funciones y modalidades, llegando mas adelante a la concepción de que a pesar que los penados son mayormente olvidados en cuanto entran en las prisiones, pareciendo ser que la sentencia y la pena son un fin en si mismas, es la etapa de ejecución de las sanciones penales la decisiva para la sociedad, la más importante, pues depende de las condiciones que en los establecimientos penitenciarios se brinden a los reclusos para que se puedan recuperar, tras el cumplimiento de la pena impuesta, a ciudadanos dispuestos a reintegrarse a la sociedad y no individuos con odio y resentimiento hacia la misma, sin voluntad alguna de reinserción. No es fácil defender los derechos de los reclusos en nuestro tiempo, pues la sociedad se encuentra sensibilizada con el creciente problema de la inseguridad, lo que trae aparejada una concepción de que el castigo por sí y como fin en sí mismo es aceptable con el objetivo de disminuir la inseguridad de los ciudadanos. Esta retribución de la culpabilidad es inaceptable actualmente, pues la misión de la pena no es únicamente realizar la justicia sino también la de evitar en lo posible la comisión de delitos. Las penas en ningún caso deben tener más contenido aflictivo ni más restricciones de derechos que los que imprescindiblemente lleve aparejada la ejecución de la pena impuesta, como establece nuestro ordenamiento penitenciario, al establecer la Pamela Ruiz Liberón Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado 5 readaptación de los condenados y la protección de la sociedad como fines de las sanciones penales6. Posteriormente en 1930 aparece en Italia el Juez de Supervisión o Vigilancia de la pena, institución que posteriormente se crea en España, Francia y Portugal entre otras naciones europeas7. La función principal de esta jurisdicción especializada es la de garantizar los derechos de los condenados a través de la vía exclusivamente judicial, mediante la supervigilancia que estos ejercen sobre los órganos de ejecución de las penas o medidas alternativas8. En el caso de Argentina esta institución se crea por el Poder Ejecutivo Nacional, en el año 1993, cuyo nombre paso a ser “Procurador Penitenciario”, en el intento por crear un mecanismo de control, no del poder judicial sino del Ejecutivo, respecto a la tarea de administración desempeñada por este en la custodia de los detenidos sometidos a proceso y de los internos condenados. En este sentido la función del Procurador es la protección de los derechos humanos de las personas sometidas a medidas de encierro en el ámbito del Servicio Penitenciario Federal. En el caso de España, la Ley Orgánica General Penitenciaria9, le atribuye al Juez de Vigilancia Penitenciaria la tarea de salvaguardar los derechos de los internos y corregir los abusos y desviaciones que en el cumplimiento de los preceptos penitenciarios puedan ocurrir10. 6 Codas, Gómez Horacio. El juez de ejecución penal y el cumplimiento de los fines constitucionales de las sanciones penales: La tutela de jurisdiccional en el proceso de ejecución penal paraguayo. 7 Künsemüller, Loebenfelder Carlos: Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso XXVI. Valparaíso, Chile 2005, semestre I, pp. 118. 7 Ibídem. 9 De 26 de Septiembre de 1979. Ibídem. 10 Pamela Ruiz Liberón Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado 6 Con la promulgación de dicha ley se busca dar un giro en el sistema penitenciario español dando paso al Moderno Derecho Penitenciario. Entendiendo por este último, no solo los aspectos normativos sino que también otros conocimientos como lo son la psicología, sociología, entre otros que influyen en el individuo al momento de la imposición de la pena. En base a ello nuestra propuesta es que el Juez ejecutor de la pena- en sentido formal- si bien debe velar por el cumplimiento efectivo de la pena, pues con ello se pone fin a la etapa jurisdiccional, es decir el Estado a través del judiciario ha reprimido la conducta del individuo y ha consagrado la vigencia del derecho con respecto al resto de la sociedad, entendemos también que la función del juez no solo se limita a la mera aplicación del derecho siendo por tanto en este momento donde surgen una serie de cuestionamientos ligados a los fines de la encarcelación, y la función social del juez o ente ejecutor de la pena. Pues a nuestro entender la labor de todo juez es la aplicación irrestricta del derecho, entendemos también que esa función no se limitada solo a ello, sino que hay también una función social y resocializadora en la aplicación del derecho, sobre todo cuando esa aplicación del derecho trae como consecuencia la privación de libertad. Ya que esta no solo repercute en el individuo que la padece sino que con ello también se da un mensaje a la sociedad, en el entendido que, con la comisión de un ilícito no es solo el individuo quien efectivamente ha defraudado al derecho, sino que es la sociedad toda quien ha fallado en su resguardo. En base a ello, nuestra hipótesis es que el Juez ejecutor de la pena además de velar por los derechos del recluso debe además propender en la medida de lo posible a la reinserción y resocialización efectiva del individuo, ejerciendo con ello su labor social. Pamela Ruiz Liberón Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado 7 Esta idea de la labor social del juez nace de los postulados de la teoría de la Therapeutic Jurisprudence11 la cual vio en el éxito que tuvieron los juzgados de tratamiento contra la drogadicción, la necesidad de crear un homologo basado solo en los principios de la resocialización y reinserción a los cuales debe propender todo Estado de Derecho, en base a ello se han creado una serie de propuestas para la creación de “Juzgados de reinserción social” en los cuales los jueces tendrían como función supervisar en forma coordinada el progreso del recluso, el cumplimiento de las condiciones para su puesta en libertad provisional y su reincorporación a la sociedad. Así la labor del juez no se limitaría solo a la encarcelación sino que con ello solo se pondría fin a la etapa jurisdiccional, dando paso con ello a la etapa social y de trabajo efectivo de reinserción del individuo en la sociedad preparándolo desde un inicio para lo que será su retorno a la sociedad. Como ya señalamos en nuestro país la regulación de la ejecución de la pena se realiza por vía reglamentaria, principalmente a través del Decreto nº 518 de 1998, además de un conjunto de normas desperdigadas por el ordenamiento jurídico, constatándose con ello la necesidad de una regulación autónoma debido a la entidad de la materia consagrada. Sin embrago entendemos que la solución no solo esta en la creación de dicha ley sino también en la creación de un ente especializado encargado no solo de la aplicación de esta, teniendo en vista la salvaguarda de los derechos humanos de los reclusos que no han sido conculcados por la privación de libertad, sino además proveyendo en la medida de la posible a la efectiva rehabilitación y reinserción del individuo en la sociedad. 11 La Therapeutic Jurisprudence o justicia terapéutica es el “estudio del rol de la ley como agente terapéutico” se centra en el impacto de la ley en el espectro emocional y en el bienestar psicológico de las personas humanizando la ley y preocupándose del lado psicológico, emocional y humano de la ley y el proceso legal. Con esta teoría lo que se busca es reconocer el importante potencial terapéutico de los distintos actores jurídicos.Wexler, B. David: Justicia Terapéutica: Una visión general. Traducción y edición de la versión en español: Gustavo Muñoz y Catalina Droppelmann, Fundación Paz Ciudadana, Chile. http://www.law.arizona.edu/depts/upr-intj/pdf/TouroLawReview.pdf [Consulta en línea 11/05/ 2011] Pamela Ruiz Liberón Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado 8 En base a estas consideraciones es que se justifica el estudio de las Leyes de Ejecución Penal, así como también la creación de los Juez de ejecución penal, en los países en los cuales ha sido implementado, en el entendido que siendo nuestro país un Estado de Derecho que consagra y resguarda los DD.HH, no se justifica la inexistencia de estas dos entidades. Inexistencia que nos han llevado como sociedad solo a tratar el tema de la situación carcelaria, desde el punto de vista del resguardo de la comunidad a través del aumento en la creación de establecimientos penitenciarios y de soluciones alternativas a la privación de libertad, las cuales se han mostrado ineficientes, tanto para el resguardo de la sociedad, así como también en la efectiva rehabilitación y reinserción de quien por distintos motivos ha sido privado de su libertad. Principios estos últimos, que si bien se encuentran consagrados en la legislación penitenciaria de nuestro país no están siendo cumplidos de forma efectiva. Como muestra de lo anterior simplemente mencionar las altas tasas de reincidencia, de recriminalización, y de hacinamiento que se vive al interior de los penales de nuestro país el cual según cifras oficiales llega a casi un 60%, cifra de la cual pretendió hacerse cargo la reforma procesal recientemente implementada, la cual, según nuestra visión, al menos en este tema se mostró inoperante. En base a ello se justifica la búsqueda de nuevas instituciones y figuras que sean eficientes tanto a nuestra realidad penitenciaria así como también a los fines de la pena al alero esta última de los principios de la resocialización y reinserción efectiva. Pamela Ruiz Liberón Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado 9