Individualización del tratamiento con medicamentos de acción

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INDIVIDUALIZACIÓN DEL TRATAMIENTO, CON MEDICAMENTOS DE ACCIÓN
BIORREGULADORA
Autor: Dra. Mª Magdalena Mejias Moreno
Dirección: C/ Seminario 7, 2º 28911 Leganés Madrid
Centro de trabajo: Laboratorios Heel España
Mail: [email protected]
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El concepto de “lo similar” ya está presente en la Medicina desde el año 460 a.C. con
Hipócrates. Hipócrates ya decía que “las mismas cosas que han provocado el mal, lo curan”.
En el siglo XVI, Paracelso dijo que “la diferencia entre el veneno y el medicamento está en la
dosis”, dejando así de manifiesto, cómo el comportamiento ante un organismo vivo, de una
sustancia no depende tanto de la naturaleza de la sustancia, sino de la concentración en la que se
encuentre.
Estos dos conceptos fueron claves para el desarrollo de la Homeopatía en el siglo XVIII por
parte de Samuel Hahnemann. La Homeopatía se extendió con desigual fortuna por los distintos
países europeos pero fue calando entre muchos de los médicos posteriores a Hahnemann. En el
siglo XX, en Alemania, Hans-Heinrich Reckeweg, un médico nacido en 1905, tomando como
base los planteamientos de la Homeopatía y teniendo en cuenta los conocimientos de la
Medicina moderna, acuña en 1952, el término de Homotoxicología. El sueño de Reckeweg fue
que la Homeopatía lograra el reconocimiento merecido, por parte de la Medicina oficial.
Según las tesis de Reckeweg, la enfermedad está producida por el efecto nocivo de las
“homotoxinas” sobre los organismos vivos.
CONCEPTOS DE HOMOTOXICOLOGÍA
Las homotoxinas pueden ser definidas como todas aquellas sustancias tanto endógenas como
exógenas que producen un desequilibrio en el estado de salud del individuo. El concepto de
homotoxinas es muy amplio, pues no se refiere tan sólo a contaminantes o productos tóxicos,
sino a multitud de sustancias intermediarias del metabolismo, mediadores químicos, etc,… que
pueden aparecer por ejemplo, en el transcurso de una alteración emocional, por lo que el
concepto de homotoxina y por tanto de enfermedad, tiene que ver en realidad, con cualquier
entidad que produzca una reacción anómala del organismo.
La enfermedad se considera en homotoxicología, simplemente como la expresión de los
mecanismos de defensa que son llevados a cabo por parte del organismo como consecuencia de
su lucha frente a las homotoxinas.
Esta lucha, se presenta secuencialmente, pudiéndose establecer unas fases que sirven por un
lado, para el diagnóstico del estado del paciente y como base para la instauración del
tratamiento y por otra parte, son un excelente indicador de cuál es la evolución del enfermo:
hacia el agravamiento del proceso o hacia la curación.
Estas fases quedan reflejadas en lo que Reckeweg llamó la “tabla de evolución de la
enfermedad”. Esta tabla ha sufrido una serie de modificaciones a lo largo de los años, de manera
que cada versión ha ido complementando a la anterior. La versión más reciente, contempla las
siguientes fases:
Fases humorales: Hacen referencia a aquellas situaciones en las que las homotoxinas se
encuentran en los fluidos (sangre o linfa); el organismo, intentará expulsarlas, por lo que
producirán en un primer momento aumento de las secreciones naturales. Si con este mecanismo,
no se consigue expulsar la homotoxina, se producirá inflamación en el órgano o tejido afectado.
Dentro de las fases humorales se distinguen por tanto dos subfases: excreción e inflamación.
1. Excreción: comprende todas las hipersecreciones e hiperexcreciones del
organismo. Es la primera fase de la enfermedad, la más benigna y la más
reversible. En muchos casos, el organismo conseguirá la expulsión de la
homotoxina y por lo tanto la vuelta a la salud por vías naturales. De no ser así
hay que ayudar al organismo a estimular sus procesos de detoxicación.
2. Inflamación: la inflamación es una reacción local de defensa contra la
homotoxina. La inflamación aguda se contempla como un proceso de
“limpieza” de la matriz extracelular.
Fases matriciales: Se considera que la homotoxina se encuentra ya acumulada en la matriz
extracelular, dependiendo de lo establecido que esté este acúmulo, distinguimos:
3. Deposición: esta fase es una expresión de la incapacidad del organismo para
eliminar las toxinas acumuladas en la matriz extracelular (MEC). Clínicamente
esta fase es un proceso silencioso con muy pocos signos y síntomas pero que
entraña un cierto peligro, pues es sólo cuestión de tiempo que las “toxinas”
impregnen el interior celular afectando a su función.
4. Impregnación: Las toxinas impregnan la MEC y el interior celular. Este es por
ejemplo, el comportamiento actual de los virus, que actúan como homotoxinas
y que presentan una afinidad por el interior de las células. La fase de
impregnación produce sintomatología reconocible en cada caso. El paso hasta
la fase de impregnación, puede ser más o menos rápido dependiendo de la
naturaleza de la homotoxina y de la situación previa del organismo
Fases celulares: En estas fases ya está implicada la propia célula y por tanto alterada su
función. En estas fases se encuentra la inflamación crónica y todos los procesos degenerativos y
neoplásicos. Dentro de las alteraciones celulares, distinguimos dos subfases:
5. Degeneración: el sistema natural de defensa no tiene capacidad para eliminar o
excretar las toxinas de las células y/o de la matriz extracelular y las
homotoxinas producen una alteración de la comunicación intracelular y de la
comunicación entre la matriz y la célula. Cada vez son más las estructuras
intracelulares incluyendo los componentes genéticos, con graves daños. En esta
fase predominan las lesiones celulares. A largo plazo se puede ver la pérdida de
tejidos y la limitación funcional del órgano o la zona afectada. En esta fase se
incluyen las enfermedades crónicas degenerativas, la mayoría de ellas,
irreversibles.
6. Desdiferenciación: la fase de desdiferenciación incluye todas las enfermedades
cuya característica principal es la proliferación celular anormal (crecimiento del
tejido) las células pierden su especificidad y se desdiferencian. Todos los
tumores malignos se clasifican en esta fase.
Entre las fases tercera (deposición) y cuarta (impregnación), se sitúa la denominada línea de
“corte biológico” que distingue, a la derecha, las fases reversibles en las que se puede lograr aun
fácilmente la recuperación de la homeostasis y a la izquierda, aquellas fases de más difícil
reparación, en principio irreversibles.
La tabla de evolución de las enfermedades es una herramienta dinámica, pues permite, no sólo
establecer el diagnóstico y la estrategia terapéutica en un momento determinado de la
enfermedad del paciente, sino que, además, tiene un carácter pronóstico, puesto que las
modificaciones de la patología que se desplacen hacia las fases más avanzadas de la tabla,
indican un pronóstico negativo, una evolución hacia la enfermedad, mientras que las
modificaciones que se desplacen hacia las primeras fases, suponen un pronóstico positivo con
evolución hacia la salud.
También el tejido donde se asiente la patología influye en el tratamiento y pronóstico del
paciente, pues se puede establecer una clasificación según las capas embrionarias, de manera
que la afectación de los tejidos ectodérmicos es de mejor pronóstico que la afectación del
endodermo y esta a su vez es preferible a la afectación mesodérmica.
En esquema, la TEE (tabla de evolución de la enfermedad), se puede representar de esta
manera:
Corte biológico
Capas
embrionarias
Fases
humorales
Fases
matriciales
Fases
celulares
Excreción
Inflamación
Deposición
Impregnación
Degeneración
Desdiferenciación
Ectodermo
Endodermo
Mesodermo
Evolución hacia
la salud
Evolución hacia
la enfermedad
DE LA HOMOTOXICOLOGÍA A LA MEDICINA BIORREGULADORA
Reckeweg, siguiendo estas premisas, diseñó una serie de medicamentos homeopáticos
compuestos, cuya intención es precisamente, ayudar al organismo a que recorra el camino
inverso al de la evolución de la enfermedad.
Diseñó medicamentos que estimulaban la fase de excreción, medicamentos reguladores de la
inflamación, medicamentos encaminados a la limpieza de la MEC y medicamentos para revertir
o frenar los procesos degenerativos y desdiferenciadores de los diferentes tejidos y células.
Estos medicamentos pueden englobarse en el actual concepto, más amplio de “biorregulación”,
entendiendo por biorregulación todas aquellas acciones terapéuticas que pretenden estimular los
procesos fisiológicos reparadores del propio organismo. Esta relación es fácil de entender a la
luz del conocimiento de la TEE, pues efectivamente, estos medicamentos, lo que pretenden es
estimular los procesos biológicos, normales, de autorregulación del organismo para conseguir
una evolución favorable de la enfermedad.
Cada medicamento está diseñado para actuar sobre la fase en la que se encuentra la enfermedad,
de manera general y sobre el órgano, tejido o célula afectada de manera particular. El profundo
conocimiento de la Materia Médica que poseía Reckeweg es el que le permitió escoger cuáles
debían ser los remedios homeopáticos concretos que debían formar parte de cada uno de estos
medicamentos.
Además de tener en cuenta la TEE, los medicamentos de acción biorreguladora, deben
prescribirse atendiendo a una estructuración en tres pilares:
1. Detoxificación y drenaje
2. Inmunomodulación
3. Soporte de órganos y tejidos
¿Cuál es el significado de cada uno de estos tres pilares?
La detoxificación se emplea en los procesos que se encuentran en las primeras fases de la
enfermedad o en aquellos que han sufrido ya un avance hacia fases más profundas pero en los
que se considera necesario aumentar la excreción de las posibles homotoxinas acumuladas.
Existen medicamentos específicos para estimular la capacidad detoxificante de los distintos
órganos que intervienen en este proceso: hígado, riñón, sistema linfático, piel, pulmón,
mucosas,…
La inmunomodulación es imprescindible, pues se sabe que el mecanismo de acción de los
medicamentos de acción biorreguladora se apoya en la integridad del sistema inmunitario. Se ha
demostrado, que estos medicamentos, inducen la diferenciación de los linfocitos Th0 inmaduros
a linfocitos Th3 reguladores, disminuyendo por tanto las otras poblaciones linfocitarias:
linfocitos Th1, elevados en los procesos inflamatorios y linfocitos Th2, aumentados en procesos
alérgicos y autoinmunes. Existen medicamentos, cuya composición esta pensada para revertir
los procesos inflamatorios o los procesos alérgicos, que puedan aparecer en el paciente.
El soporte de órganos y tejidos intenta el apoyo o la reparación de los diferentes órganos,
tejidos o células que se hayan visto afectados por el proceso patológico. Existen medicamentos
específicos para las diferentes estructuras afectadas. El conocimiento de la materia médica, es el
que da la pauta para que, en la composición de estos medicamentos, entren a formar parte los
distintos remedios homeopáticos. Además, estos medicamentos se encuentran siempre
reforzados en su composición por la organoterapia adecuada en cada caso.
CONCLUSIÓN

La Medicina Biorreguladora, es un método estructurado, que basándose en los
principios homeopáticos y con conocimientos profundos de la Materia Médica, intenta
estimular los procesos biológicos, normales de curación del organismo.

Cuenta con una herramienta de trabajo diagnóstica y pronóstica que es la tabla de
evolución de la enfermedad, en la que, según las manifestaciones del paciente, se podrá
situar el momento actual de su enfermedad y por lo tanto, establecer una estrategia
terapéutica, y su línea de evolución hacia la salud o hacia la enfermedad.

Cuenta además con un método de tratamiento basado en tres pilares fundamentales:
detoxificación, inmunomodulación y soporte de órganos, tejidos y células. Estos tres
pilares responden a la fisiopatología de las enfermedades y utilizados, simultánea o
secuencialmente, consiguen tratar el desequilibrio producido en el organismo enfermo
en los distintos niveles.

La gran diversidad en las formulaciones de los medicamentos de acción biorreguladora,
permite establecer un tratamiento individualizado de cada caso, encuadrado en el
esquema general que propone la Medicina Biorreguladora, pero pudiendo atender a los
signos, síntomas y desequilibrios concretos que presenta cada paciente.
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