palabras de sergei kourdakov

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PALABRAS DE SERGEI KOURDAKOV
A los cuatro años, en 1955, quedó huérfano de padre, que fue fusilado por Kruchev. Al
poco tiempo, murió su madre y fue enviado a un orfanato del Estado donde sufrió
mucho por la dureza de sus educadores; llegó a ser, por su carácter fuerte y decidido, el
líder de todos los jóvenes del colegio.
1 – Visita a la tumba de Lenin
A los 15 años entró a estudiar en la Academia naval de Leningrado. Al pasar por
Moscú, fue a visitar la tumba de Lenin. Dice en su Autobiografía: “Cuando me
aproximé a los restos mortales del Padre Lenin, fui invadido por un sentimiento de
temor y veneración. Me acerqué y miré tranquilamente el cuerpo del hombre que había
ocupado tantas horas de mi estudio y que era un dios para mí. Estaba en el origen de
mi religión, que me había ofrecido algo en lo que creer por primera vez en mi vida…
Me incliné y le dirigí una oración. Fue efectivamente una oración. No puedo llamarlo
de otra forma. Recé: Ayúdame a comprender tus enseñanzas y asimilarlas. Aparta los
obstáculos y los peligros de mi camino y de mi vida. Escúchame y guíame. Ayúdame,
Padre Lenin”.
2 – Encuentro con Natacha Zdanova
Durante dos años, hizo unas 150 intervenciones en reuniones clandestinas de creyentes,
a quienes mataban, golpeaban, o llevaban presos. En 1970, durante una operación
encontró a una joven, Natacha Zdanova. Había soportado sufrimientos inimaginables,
pero allí estaba de nuevo… “Ella tenía algo que nosotros no teníamos. Me entraron
ganas de salir corriendo y preguntarle: ¿qué es? Yo me encontraba muy impresionado
y, al mismo tiempo, profundamente confundido por aquella heroica joven cristiana, que
tanto había sufrido entre nuestros puños”.
3 – Descubrimiento del Padrenuestro
Un día de julio de 1970, mientras estaba leyendo unos escritos que les había quitado a
los creyentes, vio una hoja manuscrita del capítulo 11 del evangelio de san Lucas.
“Mientras leía, me llamaron la atención algunas palabras. Eran como una oración…
Aquello no era en absoluto un escrito antiestatal. Decía cómo ser mejores y perdonar a
quienes nos han ofendido. Me pareció que aquellas palabras saltaban del papel y se me
grababan en el corazón… Era como si allí a mi lado hubiera alguien que me enseñaba
aquellas palabras y me las explicaba. Me causaron un gran impacto. Las releí varias
veces y me puse a meditarlas, perdido en lo que me parecía una maravilla… Era un
sentimiento totalmente nuevo para mí. Durante los días y las semanas que siguieron,
aquellas palabras de Jesús me acompañaban. No conseguía quitármelas de encima…
Me guardé aquellas páginas y durante semanas no hice más que leerlas y releerlas”.
4 – Testimonio de fe y de gratitud
Una luz nueva iluminaba su vida. Además, se había ya desilusionado de los jefes del
partido comunista. Renunció a su trabajo en la policía secreta y fue trasferido a la
Academia naval de Tomsk. En 1971, estando de servicio en una nave espía, cerca de la
costa canadiense, decidió huir hacia la libertad lanzándose al mar en plena tempestad.
Para él lo más importante era encontrar a Dios, no sólo la libertad.
Las últimas palabras de su libro se las dedica a Natacha: “Natacha, en gran parte ha
sido gracias a ti como mi vida ha cambiado y yo soy un creyente en Jesucristo, como tú.
Tengo una nueva vida por delante. Dios me ha perdonado, espero que tú también me
perdones. Gracias, Natacha, dondequiera que estés. ¡Jamás te olvidaré! ¡Jamás!”.
La policía secreta rusa le siguió la pista. Lo mataron el 1 de enero de 1973 por traidor.
Florentino Gutiérrez, Sacerdote
www.semillacristiana.com
Salamanca, 29/IX/12
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