¿Estás dispuesto a vivir algo único en tu vida? Nervios, miedo, emoción, duda. Una combinación de sentimientos que nunca antes experimenté al mismo tiempo. Esa era mi situación emocional la noche previa a mi partida a los Estados Unidos. No podía dormirme debido a todas las preguntas que se me cruzaban por la cabeza: “¿En qué me estoy metiendo? Me estoy yendo a vivir tres meses a Miami con tres personas que no conozco, y encima dos de ellas son novios. ¿Estoy segura de lo que estoy haciendo? Voy a estar demasiado tiempo lejos de mi familia y amigos. ¿No los voy a extrañar? ¡Estoy loca!”. Y sí, previamente a un viaje con gente que uno no conoce, surgen ciertas dudas por más de que Panchi, Elena y Pablo de USE te brinden todo el apoyo previo. Pero puedo asegurarles que a medida que pasa el tiempo todo se aclara y esas dudas se convierten en anécdotas, en su mayoría muy divertidas. Mi aventura de verano fue en Miami junto a Pechi, Sofi y Gaspi. Fueron tres meses que pasaron MUY RÁPIDO. Los cuatro trabajamos en Fisher Island. Una isla justo debajo de South Beach, ¡que no puede ser más linda! ¡Y la vista que tiene es ESPECTACULAR! Gaspi trabajaba en el área de Housekeeping, y Sofi, Pechi y yo, Pau, en el Beach Club, el restaurante de la playa. Pechi como Beach Attendant, Sofi y yo como bussers. Pensaba que no iba a poder aguantar los tres meses haciendo lo mismo pero por suerte era muy entretenido y el tiempo se nos pasaba volando. Hacíamos de todo: el polish de los cubiertos, poníamos y sacábamos la mesa, llevábamos los platos, vasos, etc al dishwasher, nos asegurábamos de tener vasos, setups, para poner en las mesas. Y por suerte teníamos dos días libres por semana para descansar. Nuestros compañeros de trabajo eran de todas partes: Jamaica, Haití, Colombia, Puerto Rico, Chile, Cuba y, obviamente, de otras partes de Estados Unidos. Si no hubiese sido por este viaje, seguramente nunca hubiese conocido gente increíble de tantos lugares, con diferentes culturas, idiomas, costumbres. Salimos a jugar al bowling, al cine y a bailar un par de veces con algunos de ellos. ¡Muy divertido! La verdad, es que muchos de ellos llegaron a ser mis amigos, y es el día de hoy que sigo hablando. Pechi llegó un par de días después que nosotros y su llegada es imposible de olvidar. Mientras nosotros trabajábamos, Pechi pasó el día en la playa y perdió las llaves. Cuando llegamos, empezó a decir: “Perdón, perdí las llaves, no sé a dónde están. ¡Perdón!”. Y nosotros por dentro pensábamos: “Ya el primer día pierde las llaves. ¡Lo que nos espera en estos tres meses!”. ¡Así fue como se rompió el hielo! En el trabajo, tuvimos el placer de hacernos amigas de Kote que vino a hacer Work and Travel desde Chile. Nuestra relación iba más allá del trabajo. Pasábamos las tardes y noches juntas. Lo único que nos separaba era que vivíamos en casas distintas. Creo que con eso queda claro la calidad de amistad que tenemos. De hecho, ahora que volvimos, estamos arreglando para volvernos a ver, en Chile o Argentina. La playa quedaba literalmente atrás del departamento. ¡Un placer! ¡Era paradisíaco! Además, el departamento estaba muy bien equipado, y tenía pileta y jacuzzi. Más no podíamos pedir. No podemos dejar el deporte de lado. Salíamos a correr a la noche por un caminito que bordeaba la playa. Así que en vez de ser una tortura el hecho de tener que movernos un poco era un placer. Obviamente estando en Miami no podíamos no ir al shopping. Ahí fue donde descubrimos que Pechi era adicto a las compras, así que tuvimos que controlarlo. Como Miami es un lugar de veraneo bastante solicitado por los argentinos, tuvimos la suerte de que nos visiten varios amigos. María y Patrick, dos amigos míos de la facultad, fueron importantes personajes en esta experiencia ya que con ellos salimos, fuimos a la playa, y muchas otras cosas más. Y terminaron siendo amigos de Pechi, Gaspi y Sofi también. A principios de enero tuve la oportunidad de irme con una familia muy amiga a Naples. Me vino muy bien tener amigos cerca en ese momento ya que al principio uno se siente medio raro. Unos días más tarde vino una amiga del colegio, Maia. Salimos a cenar y la pasamos genial. También hospedamos a amigos de Pechi, muy divertidos. En febrero vino a visitarme y a vivir con nosotros mi mejor amiga Marinita. Con ella, Gaspi, Sofi y Kote nos tomamos cuatro días para irnos a Disney. INCRE-I-BLE. ¡Fue una experiencia inolvidable! Ninguno imaginó que iba a vivir semejante experiencia con personas que habíamos conocido hacía dos meses ni tampoco que la íbamos a poder pasar tan bien. Ahora de vuelta en Buenos Aires, después de haber pasado por estos meses inolvidables, puedo decirles que cada segundo de la experiencia Work and Travel vale la pena. Se siente un poco de temor al principio e inseguridad de no poder soportar vivir tanto tiempo lejos de nuestros amigos, familia y costumbres. Pero hay que saber arriesgarse y tomar los desafíos como experiencias de vida. Personalmente creo que esta experiencia en particular es única, irrepetible e inolvidable. Yo la volvería a hacer una y mil veces más. Fue un experiencia totalmente positiva en la que crecí mucho como persona, dejé muchos prejuicios atrás y aprendí muchísimo de toda la gente que conocí. Ví realidades muy diferentes a la mía y aprendí que no hay que dejar pasar las oportunidades que te da la vida. Si tenés la oportunidad de hacerlo, tomá mi consejo, y no lo dudes pero ni un segundo. Vas a vivir algo de lo que no te vas a arrepentir. Creo que no hace falta decir nada más, lo demás, ¡vívanlo ustedes mismos! Paula Tei