El último rincón del Tíbet Ian Baker El corazón del mundo Traducción de José Luis Moreno-Ruiz LA LIEBRE DE MARZO 563 PÁGINAS 32 EUROS 12 Culturas La Vanguardia Miércoles, 2 mayo 2007 ESCRITURAS Viajes Por los paisajes reales, y los míticos, de ‘Horizontes perdidos’ JORGE CARRIÓN En el nivel de la prelectura: el horizonte de expectativas. Una editorial especializada en budismo zen y temas new age. Un libro cuyo subtítulo es Viaje al último lugar secreto. Introducción de Su Santidad el Dalai Lama. El lector se dispone a entrar en una narración de búsqueda espiritual. Pero la ubicación (el Tíbet) genera otro abanico de expectativas: Horizontes perdidos (el best seller de James Hilton y la película de Frank Capra), el Yeti, las artes marciales, Tintín en el Tíbet, el Everest. En las primeras páginas, cuando el explorador (y por tanto escalador, erudito, aventurero y escritor) Ian Baker comienza a hablar de una geografía a un tiempo física y metafísica, geográfica y simbólica, otros referentes vienen al auxilio del lector: la Australia del tiempo del sueño del último libro de Chatwin, las experiencias mexicanas de Castaneda con Don Juan, el libro sobre el yoga de Eliade: la tradición occidental que ha intentado relatar con nuestras palabras mapas que seguramente no pueden vertirse a otros sistemas de signos. De sus muchos viajes a los alrededores y el corazón de Pemako, suerte de paraíso e infierno, donde los jardines de rododendros conviven con ciénagas inmundas, donde el clima subtropical cohabita con los glaciares y las nieves perpetuas, en El corazón del mundo Ian Un tibetano contempla el paisaje montañoso en las inmediaciones del río Tsangpo Baker cuenta pormenorizadamente tres expediciones. Antes, dibuja con claridad el perfil de su autoritas: su currículum en temas asiáticos, sus estudios nunca concluidos en Oxford y Columbia, sus años como residente en Katmandú, sus experiencias de meditación y hasta su iniciación en el tantrismo sexual. La mente y el cuerpo son cultivados con el mismo rigor. Por eso las tres partes del libro constituyen narrativas que oscilan constantemente entre la dureza física de tres incursiones en el último rincón del Tíbet no mapeado, el que tiene en su centro la garganta del río Tsangpo (sanguijuelas, lluvia, mosquitos, acantilados, policía china), y los rodeos intelectuales que todo periplo físico comporta (entrevistas con lamas, códices, cartografías antiguas y moder- nas, historia, poesía). Baker practica el metaviaje. Cada periplo es una reescritura del anterior. Nunca va por vez primera: siempre regresa. Como en todas las aventuras de los grandes exploradores anglosajones, en su figura confluyen la ambición y la valía personales con el apoyo institucional. Su libro abunda en digresiones sobre todos los viajeros británicos que lo precedieron en los mismos senderos y abismos que recorre; y sobre todo cita Para Ian Baker, cada periplo es una reescritura del anterior. Nunca va por primera vez: siempre regresa Ensayo El silencio de la palabra Jordi Pigem El pensament de Raimon Panikkar INSTITUT D'ESTUDIS CATALANS 298 PÁGINAS 15 EUROS Raimon Panikkar sentado bajo un árbol ANA JIMÉNEZ MIQUEL ESCUDERO Hay textos densos que tejen paradojas y desconcertantes relaciones. Así éste del siglo II d.C.: “Si la lámpara se ilumina tanto a sí misma como a las otras cosas, la oscuridad se debería ocultar tanto a sí misma como al resto de las cosas”. Su autor es Nagarjuna, un pensador indio y budista para quien el yo no es independiente de sus circunstancias. Raimon Panikkar, pronto a cumplir los noventa, es un distinguido intelectual que se caracteriza por querer asumir, según su propio dictado, cuatro tradiciones culturales: la cristiana, la hindú, la budista y la secular. Así, hijo de padre indio y madre catalana, se interesa por ser heredero de esos depósitos de saber y ser hacedor de puentes entre ellos. No es poca pretensión, un camino hacia la síntesis. Raimon Panikkar (modificó en 1963 su apellido de origen keralo, es hermano de Salvador Pániker) tiene tres doctorados, en Filosofía, Ciencias y Teología. El Para llegar al meollo del pensamiento de Raimon Panikkar, cabe zambullirse en las nociones de interdependencia, pluralismo e interculturalidad GALEN ROWELL / CORBIS constantemente a los poetas románticos ingleses que elaboraron literariamente el campo semántico de la peregrinación sublime, al tiempo que se identifica con viajeros modernos como Lawrence o Chatwin (sólo con un nombre se sale del guión: cita en un par de ocasiones a Octavio Paz y sus investigaciones filosófico-poéticas en Oriente). Los exploradores y los poetas han trabajado en paralelo a las sociedades geográficas y económicas: han nombrado la terra incognita, como una estrategia de dominio y de explotación. Por eso no sorprende que al final entre en juego National Geographic, que financia la tercera y última incursión y documenta el descenso a las cataratas secretas. La profanación del único lugar sagrado tibetano que no estaba bajo control chino. primero lo obtuvo en 1946 con la tesis El concepto de naturaleza, el segundo en 1958 con Ontonomía de la ciencia y tres años después leyó su tercera tesis, El Cristo desconocido del hinduismo. Leo también que el sacerdote Panikkar fue expulsado del Opus Dei en 1966. El pensador barcelonés Jordi Pigem (1964), autor de La odisea de Occidente, ha escrito un completo ensayo sobre su obra con la idea de hacerla más comprensible; ciertamente no es fácil. Para ello busca el núcleo –concentrado en las nociones de interdependencia, pluralismo, interculturalidad– del cual emanan sus diferentes visiones. Partiendo de que el conjunto de la realidad tiene una consistencia intrínseca y es interdependiente, Panikkar introdujo el concepto de ontonomía como “expresión del modo concreto en que cada ser concreto va a hacerse verdaderamente ser”, leyes ocultas que permiten el desarrollo armónico de los seres, según su íntima constitución y sin hacer violencia a los otros seres. La completa salvación o iluminación reclama superar los dualismos que impregnan nuestra instalación occidental en categorías. El pluralismo es visto como una relatividad radical, una actitud abierta que previene el fanatismo: “Nuestro punto de vista y nuestro sistema no pueden pretender tener un carác-