proyecto “prejuicio hacia las personas con sobrepeso”

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ESTEREOTIPOS HACIA LAS PERSONAS CON SOBREPESO
Alejandro Magallares
INTRODUCCIÓN
El papel de los medios de comunicación
Hoy en día los medios de comunicación de masas juegan un papel fundamental a la hora
de determinar cuál es el canon de delgadez. Algunos autores defienden que los mass
media difunden un modelo de “cuerpo bello” (Dittmar, Lloyd, Dugan, Halliwell, Jacobs
y Cramer, 2000) que el resto de la población contempla y le sirve de guía. Existen
numerosos trabajos que relacionan los modelos de belleza empleados en los medios de
comunicación y la anorexia que sufren las adolescentes (Williams, Thomsen y McCoy,
2003). También existe abundante evidencia experimental que atestigua que el hecho de
estar expuesto a imágenes de mujeres delgadas puede producir descenso en la
autoestima, aumento de la depresión o distorsiones de la imagen corporal (Dittmar y
Howard, 2004a; Dittmar y Howard, 2004b; Joshi, Herman y Polivy, 2004; Posavac y
Posavac, 2002; Posavac, Posavac y Posavac, 1998; Tiggemann y Slater, 2004 ).
Además, la imagen que se muestra de la mujer con sobrepeso en los medios de
comunicación no es del todo buena, ya que habitualmente los personajes femeninos
obesos que aparecen reflejados en las series de televisión son sistemáticamente
vilipendiados por su condición (Blaine y McElroy, 2002; Fouts y Burggraf, 1999 y
2000). A raíz de lo expuesto, parece interesante conocer qué relación puede haber entre
el hecho de estar expuesto diariamente a los medios de comunicación y a los modelos
de extrema delgadez que allí aparecen, con los estereotipos que poseemos sobre las
personas con sobrepeso. Así, la presente investigación trata de comprobar en qué
medida la comparación social con algunos de los modelos de delgadez expuestos en los
medios de comunicación puede estar relacionada o no con el prejuicio hacia las
personas obesas.
Teoría de la Identidad Social
El sesgo endogrupal, o favoritismo endogrupal, puede definirse como la tendencia, por
parte de los miembros de un grupo, a favorecer, beneficiar o valorar más positivamente
1
al grupo al que se pertenece(endogrupo) con respecto a otro grupo del que no son parte
(exogrupo), en comportamiento, actitudes, preferencias o percepciones (Turner, Brown
y Tajfel, 1979). Algunos estudios demuestran que el sesgo endogrupal puede darse en
situaciones intergrupales «mínimas», es decir, en situaciones en las cuales la adherencia
al grupo es simplemente circunstancial y la importancia del grupo es muy leve (Tajfel,
Flament, Billing y Bundy, 1971). El sesgo endogrupal no implica necesariamente una
actitud negativa hacia el exogrupo, sino tan sólo beneficiar al propio grupo en el reparto
de bienes, en la valoración o en la percepción (Brewer, 1999). El sesgo endrogrupal es
explicado por la Teoría de la Identidad Social (Tajfel y Turner, 1979; 1986; Turner,
1975;), la cual argumenta que las personas están motivadas para conseguir o mantener
una autoimagen positiva. Debido a que el “self” tiene una parte que se alimenta de las
filiaciones grupales, es importante que ese grupo al que se pertenezca reciba una
valoración positiva de cara a mantener un autoconcepto positivo. Por lo tanto, según la
Teoría de la Identidad Social nos compararemos con el resto de grupos en alguna
dimensión relevante con el objetivo de que nuestro grupo salga triunfante de tal acción.
Es decir, las comparaciones positivamente discrepantes entre endogrupo y exogrupo
(aquellas en las que nuestro grupo sale beneficiado de tal comparación), proporcionan
identidad grupal o social positiva lo que hace aumentar nuestra autoestima. Según la
Teoría de la Identidad Social, si los sujetos no encuentran dimensiones en las que su
endogrupo resulte vencedor en la comparación con el exogrupo, esta situación generará
una identidad social negativa para ese dominio. En estos casos es factible que los
miembros del grupo con menos status infravaloren a su propio grupo y, por el contrario,
muestren actitudes positivas hacia el exogrupo con mayor poder (Tajfel y Turner, 1986),
fenómeno conocido como sesgo exogrupal (Montero, 1996). En el caso de las personas
con sobrepeso se ha comprobado que los sujetos presentan un fenómeno similar al
mostrar prejuicio hacia sus propios miembros de grupo y no mostrar favoritismo
endogrupal (Crandall y Biernat, 1990), siendo uno de los objetivos de este trabajo de
investigación un intento de réplica de ese fenómeno de favoritismo exogrupal.
El prejuicio y los estereotipos hacia las personas obesas
Muchos estudios han puesto de manifiesto que el prejuicio y los estereotipos hacia las
personas obesas existen desde edades tan tempranas como los 3 años (Cramer y
Steinwert, 1998), y se siguen encontrando en niños de 6 a 12 años (Crystal, Watanabey
2
San Chen, 2000). También hay trabajos que documentan experiencias de discriminación
y ridiculización por el peso durante la etapa escolar (Neumark-Sztainer, Falkner, Story,
Perry, Hannan y Mulert, 2002). Uno de los factores que mayor importancia tiene a la
hora de explicar por qué se sienten prejuicios y se forman estereotipos hacia las
personas con sobrepeso es la controlabilidad. Es decir, la gente tiende a pensar que el
peso que tienen los obesos se debe a que ellos no hacen nada para evitar estar gordos.
Existen muchos estudios que analizan la influencia de la controlabilidad a la hora de
definir el prejuicio que se tiene hacia los gordos (Blaine y Williams, 2004; Crandall y
Moriarty, 1995; DeJong, 1993; Rush, 1998). Pero además de un prejuicio abierto y
manifiesto se ha comprobado también que las personas poseen prejuicios implícitos
(Teachman, Gapinski, Brownell, Rawlins y Jeyaram, 2003), lo cual da a entender el
grado de interiorización que tienen los estereotipos sobre la gente con sobrepeso.
Además del rechazo que supone el ser obeso, se ha demostrado que la gente con
sobrepeso sufre también discriminaciones directas. Por ejemplo, se ha comprobado que
los estudiantes con sobrepeso tienen más dificultades que el resto para acceder a la
educación superior (Crandall, 1991, 1995). También hay estudios que muestran cómo
los hombres prefieren a una mujer ex-adicta antes que a una con sobrepeso (Sitton y
Blanchard, 1995), lo que supone un claro ejemplo de rechazo. En el tema laboral
también se ven estigmatizados, puesto que algún estudio demuestra que a las mujeres a
las que se otorga mayores competencias se les atribuye un menor peso (Cann, 1991).
También hay trabajos que documentan diversos casos de discriminación laboral en el
propio entorno del trabajo (Roehling, 1999) y en los procesos de selección (Kutcher y
DeNicolis Bragger, 2004). De hecho se ha comprobado que la gente llega a rechazar a
las personas que se encuentran asociadas o próximas a personas con obesidad (Hebl y
Manis, 2003). Por lo tanto la literatura revisada muestra la existencia de un claro
rechazo hacia las personas con sobrepeso. En esta línea, uno de los objetivos de la
presente investigación es intentar comprobar en qué medida puede existir esa
discriminación en la población española. Dado que parece que el factor de control (hasta
qué punto la gente cree que el peso se debe a factores disposicionales) es una variable
relevante, se ha optado por estudiarla para comprobar cómo influye en el rechazo que se
siente hacia la gente con sobrepeso.
Otro factor muy relacionado con los estereotipos que se crean sobre los obesos es la
ideología (Crandall, 1994; Crandall y Cohen, 1994; Quinn y Crocker, 1999). Según
estos autores, variables como el autoritarismo (basado en los trabajos de Adorno), la
3
creencia en un mundo justo (basado en los trabajos de Lerner) o la ideología política
(liberal-conservador) correlacionan de un modo elevado con el prejuicio que se siente
hacia las personas con sobrepeso. Esto demuestra la importancia que tiene la
interiorización de los valores que existen en nuestra sociedad a la hora de desarrollar
prejuicios hacia cualquier grupo humano. De hecho, un signo evidente que demuestra
que la socialización en los valores imperantes nos afecta a todos es el hecho de que las
propias personas con sobrepeso manifiestan prejuicio en contra de las personas con
mayor peso (Crandall y Biernat, 1990), como ya hemos comentado. De hecho, las
mujeres que son discriminadas por su peso no culpan a los hombres que las juzgan, sino
que asumen ellas mismas la culpa del rechazo (Crocker, Cornwell y Major, 1993). Por
lo tanto, también tendremos en cuanta la ideología que tengan nuestros participantes, ya
que parece una variable relevante para poder explicar por qué se rechaza a los obesos.
La última variable relevante que tuvimos en cuenta en la presente investigación es la
culpa colectiva (Powell, Branscombe y Schmitt, 2005). Según estos autores, el hecho de
conocer las desventajas de un grupo (gente con sobrepeso) no implica que se aumente la
culpa que se siente hacia ese exogrupo, sino que es más bien el hecho de hacer saliente
las ventajas que supone el pertenecer al endogrupo (gente delgada) lo que incrementaría
la culpa colectiva. Powell y colaboradores (2005) demostraron experimentalmente que
hacer saliente las ventajas que supone ser blanco, aumentaba la culpa colectiva y
reducía el prejuicio. Por lo tanto, estudiaremos en qué medida la culpa puede actuar
como posible reductora del prejuicio que se tiene hacia la gente con sobrepeso.
También se estudiaron otras variables, como por ejemplo los trastornos de la conducta
alimentaria o la supresión del prejuicio, pero dado que no están especialmente
relacionadas con el contenido de la asignatura, en el informe no se hará mención a los
resultados obtenidos con ellas.
En definitiva, el objetivo general de esta investigación es conocer si la población
española mantiene estereotipos y es prejuiciosa hacia las personas con sobrepeso. Las
hipótesis son las siguientes: 1. El conocimiento de que una persona es obesa, generará
mayor distancia social y prejuicio, que si se sabe que tiene un peso normal. 2. La gente
con sobrepeso tendrá una identidad social negativa, y presentará favoritismo exogrupal.
3. A mayor control percibido del peso, mayor será el rechazo. 4. La ideología (ser de
derechas y muy religioso) estará relacionada con el hecho de tener prejuicio hacia los
obesos. 5. Aquellas personas que se comparen en gran medida con los modelos de
4
televisión, mostrarán mayor rechazo hacia la obesidad. 6. Aquellos que sientan culpa
por cómo se trata a los obesos, mostrarán menor prejuicio hacia ellos.
MÉTODO
Muestra
La muestra está compuesta por los alumnos de la UNED que han realizado la práctica
de Psicología Social I y personas allegadas a ellos durante octubre y noviembre de
2005. Participaron 639 sujetos (264 hombres y 375 mujeres), con una edad media de
34,08 años (desviación típica = 10,31). La distribución geográfica se muestra en la
Tabla 1, pudiéndose comprobar que la provincia con mayor presencia fue Madrid
(23,8%).
Tabla 1: Distribución de frecuencias (porcentajes) de la muestra por provincias
La Coruña
Álava
Albacete
Alicante
Almería
Asturias
Ávila
Badajoz
Baleares
Barcelona
Burgos
Cáceres
Cádiz
Cantabria
Ciudad Real
Córdoba
Cuenca
Gerona
Granada
Guadalajara
Guipúzcoa
Huelva
Huesca
Jaén
3,8
0,6
1,6
3,0
0,5
2,7
1,1
1,7
1,7
5,6
0,5
0,6
4,7
0,9
0,8
1,7
0,6
0,3
1,4
1,3
0,3
0,9
0,5
0,6
La Rioja
Las Palmas
León
Lérida
Lugo
Madrid
Málaga
Murcia
Navarra
Orense
Palencia
Pontevedra
Salamanca
Segovia
Sevilla
Tenerife
Tarragona
Teruel
Toledo
Valencia
Valladolid
Vizcaya
Zamora
Zaragoza
0,3
3,9
1,1
0,9
0,5
23,8
2,5
3,3
1,4
0,5
0,5
1,9
0,5
0,5
2,2
1
1,3
0,9
1,1
6,6
1,7
0,5
0,6
5,3
5
En la Tabla 2 se pueden ver los diferentes niveles de estudios de nuestra muestra, donde
se puede observar que la mayoría (46,8%) posee estudios secundarios.
Tabla 2: Distribución de frecuencias (porcentajes) de la muestra por nivel de
estudios
Primarios
8,6
Secundarios
46,8
Diplomatura
22,5
Licenciatura
19,2
Master
1,6
Doctorado
1,3
En la Tabla 3 se pueden ver las frecuencias de las diferentes situaciones laborales en las
que se encuentran los participantes, y se puede comprobar cómo la gran mayoría de la
muestra trabaja (38,2%).
Tabla 3: Distribución de frecuencias (porcentajes) de la muestra por situación
laboral
Trabajador
38,2
Estudiante
15,6
Trabajador y estudiante
37,7
Jubilado
1,7
Parado
6,7
Material
Se utilizaron las escalas que aparecen en la Tabla 4. En la presente investigación se
utilizaron más escalas, pero sólo se comentan aquellas que tienen especial relevancia
para el contenido de la asignatura. Todas las escalas iban de 1 (completamente en
desacuerdo) a 7 (completamente de acuerdo). Como se puede constatar el alpha de
Cronbach fue satisfactorio para todas las escalas.
6
Tabla 4: Escalas utilizadas en el estudio
Escala
Propósito
Alpha de Nº de
Ejemplo
Cronbach ítems
Distancia Social
Medir si los sujetos
.86
11
“Aprendería con su
(Bogardus, 1925)
rechazaban a M.P.
Escala de actitud
Medir el rechazo
anti-obesos
que se tiene hacia
gorda porque no
(Crandall y Biernat,
los obesos
tiene voluntad”.
ayuda”
.80
13
“Alguna gente está
1990)
Culpa Colectiva
Medir en qué grado
(Powell,
se siente la gente
arrepentido de
Branscombe y
culpable del trato
algunas de las cosas
Schmitt, 2005)
vejatorio al que se
que las personas
somete a los obesos
delgadas han hecho
.86
7
“Me siento
a los obesos”.
Test de Sesgo
Medir el favoritismo .82
Endogrupal
exogrupal
11
“¿Cómo crees que
son sus formas de
(adaptado de Rojas,
ser y de ver la
García y Navas,
vida?”
2003)
Escala sobre
Medir en qué grado
comparación con
las personas se
.88
8
“¿Cuándo ves
chicos/as delgados/
modelos (Strowman, comparaban con los
as de tu propio sexo
1996),
modelos que salen
en revistas o en
en los medios
televisión, con
comunicación
frecuencia te
comparas con
ellos/as en general?”
7
Procedimiento
Se realizaron dos estudios. En el primero de ellos utilizamos los cuestionarios 1 y 2, en
los que se indicaba a los participantes que se trataba de una investigación sobre
percepción de personas. Su tarea consistía en leer la historia de un personaje y
posteriormente responder a una serie de preguntas. Se utilizó el procedimiento de la
formación de impresiones (ver capítulo correspondiente en el manual de la asignatura).
Se relataba una misma historia sobre un personaje llamado M.P. A continuación se
reproduce la historia que se les contó a los participantes:
“M.P. nació el 13 de Abril de 1975 en la Comunidad de Madrid. El trabajo al que
acude está situado muy cerca del barrio en el que vive, por lo que no tiene ningún
problema para acceder a él. Suele ir habitualmente a trabajar en transporte público, y
por la tarde dedica su tiempo tanto al ocio como a las diferentes tareas del hogar. Los
fines de semana disfruta acudiendo al cine, viendo la televisión y leyendo un libro, así
como yendo con sus respectivas amistades.”
Se manipuló experimentalmente el peso del protagonista, ya que a unos participantes se
les dio un peso bajo (45 kgs.) y a otros uno elevado (100 kgs.). De este modo, algunos
participantes leyeron una historia sobre una persona de peso normal y otros sobre un
obeso. Posteriormente todos los participantes pasaron las escalas mencionadas en el
apartado de material.
En el segundo estudio (cuestionarios 3 y 4) se manipuló experimentalmente la saliencia
de la información (ver capítulo sobre cognición social del manual de la asignatura). A
unos sujetos se les pidió que contaran las ventajas de ser delgado y a otros que pensaran
en las desventajas que supone el tener sobrepeso, siguiendo el procedimiento
desarrollado por Powell y colaboradores (2005). A continuación, cumplimentaron las
escalas que hemos mencionado previamente.
8
RESULTADOS
El análisis factorial de componentes principales que hicimos con la escala para medir la
actitud anti-obesos reveló que existían tres factores. En la Tabla 5 se pueden observar
cuáles son, y comprobar que los índices de fiabilidad son idóneos.
Tabla 5: Factores de la escala de actitud anti-obesos
Factores
Varianza Alpha de Nº de Ejemplo
explicada Cronbach ítems
Antipatía
31,6%
.72
7
“La gente gorda me hace sentir algo
incómodo/a”
Miedo a la
16,1%
.85
3
gordura
“Una de las peores cosas que me podrían pasar
es que ganara unos kilos de peso”
Controlabilidad 10%
.75
3
del peso
“La gente que pesa mucho podría perder algo
de su peso con un poco de ejercicio”
En primer lugar, nos ocupamos de verificar la hipótesis de si el conocimiento de que
una persona es obesa genera mayor distancia social y prejuicio. Para ello realizamos una
prueba T de comparación de medias para muestras independientes, dando como
resultado que la gente que leyó la historia del personaje con sobrepeso mostró mayor
rechazo que los otros, si bien las únicas diferencias estadísticamente significativas
fueron para el caso de la variable de prejuicio hacia M.P (el test de sesgo endogrupal).
Como se puede ver en la Tabla 6, sólo para esta variable se pudo rechazar la hipótesis
nula de igualdad de medias (nivel de significación menor de 0,05). Por lo tanto
podemos seguir manteniendo esa primera hipótesis de manera parcial.
Tabla 6: Prueba T para la 1ª hipótesis
Variables
Tipo de historia
Media T (637)
Test de sesgo Peso normal
3.07
endogrupal
Sobrepeso
3.65
Distancia
Peso normal
3.22
Social
Sobrepeso
3.27
-8.38*
-0.68
* Probabilidad menor de 0,05
9
A continuación pusimos a prueba la siguiente hipótesis, para comprobar si la gente con
sobrepeso tiene o no una identidad social negativa, y presenta favoritismo exogrupal.
Para ello realizamos un ANOVA, comprobando si existen diferencias estadísticamente
significativas entre las personas que se consideran así mismas gordas, y el resto de la
muestra, en variables relacionadas con el rechazo. Como se puede comprobar
observando la Tabla 7, la gente que muestra mayor rechazo a los obesos son el grupo de
los delgados. Si bien este resultado no indica que los obesos no expresen favoritismo
exogrupal, el hecho de que la magnitud de la puntuación no sea muy elevada para el
grupo de los obesos, parece sugerirnos que esta 2ª hipótesis no puede seguir
sosteniéndose. Por lo tanto se puede decir que a raíz de los resultados encontrados no se
puede argumentar que el grupo de los obesos presente favoritismo exogrupal.
Tabla 7: ANOVA para la 2ª hipótesis
Cómo
se
consideran a
Variables
sí mismos
Media
F (638)
Test de sesgo
Delgados
3.42
0.39
endogrupal
Normales
3.32
Gordos
3.30
Distancia
Delgados
3.17
Social
Normales
3.24
Gordos
3.26
Escala de
Delgados
2.91
actitud anti-
Normales
2.55
obesos
Gordos
2.50
Antipatía hacia Delgados
1.96
obesos
Normales
1.83
Gordos
1.81
Controlabilidad Delgados
3.96
del peso
Normales
3.72
Gordos
3.96
0.20
5.62*
0.77
1.51
* Probabilidad menor de 0,05
10
En tercer lugar optamos por poner a prueba la hipótesis de que a mayor control
percibido, mayor sería el rechazo. Para ello seleccionamos a los sujetos que puntuaban
alto en este factor de la escala de actitudes anti-obesos, y realizamos una prueba T para
poder comprobar si existían diferencias estadísticamente significativas. En la Tabla 8 se
pone de manifiesto que aquellos participantes que creen que el control se debe al propio
individuo (ver tema de atribución en el manual de la asignatura), muestran mayor
rechazo hacia el personaje de la historia. Por lo tanto podemos concluir que se puede
seguir manteniendo la 3ª hipótesis.
Tabla 8: Prueba T para la 3ª hipótesis
Variables
Control
Media
Test de sesgo Bajo
3.17
endogrupal
Alto
3.41
Distancia
Bajo
3.02
Social
Alto
3.46
T(323)
-2.24*
-3.78*
* Probabilidad menor de 0,05
A continuación pusimos a prueba la hipótesis de que la ideología (ser de derechas y
muy religioso) estaría correlacionada con el hecho de tener prejuicio hacia los obesos.
Para ello realizamos unas correlaciones de Pearson bivariadas entre estas dos variables
de corte ideológico y las variables relacionadas con el rechazo a los obesos. Como se
puede comprobar en la Tabla 9, la relación encontrada va en la línea de la esperado, si
bien tales correlaciones, a pesar de ser significativas, no son excesivamente altas. Por lo
tanto podemos seguir sosteniendo la hipótesis nº 4.
Tabla 9: Correlaciones para la 4ª hipótesis
Variable
Política (N=638) Religión (N=638)
Test de Sesgo Endogrupal
0.02
0.12**
Distancia Social M.P.
0.11**
0.17**
Escala de actitud anti-obesos
0.18**
0.08*
Antipatía
0.15**
0.07
Miedo a engordar
0.11**
0.06
Controlabilidad
0.13**
0.04
11
** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
* La correlación es significativa al nivel 0,05 (bilateral).
En penúltimo lugar comprobamos si aquellas personas que se comparan en gran medida
con los modelos de televisión, muestran mayor rechazo hacia la obesidad o no. Para ello
seleccionamos a la gente que puntuaba alto en esta escala y realizamos la
correspondiente prueba T. En la Tabla 10 se puede observar cómo aquellos sujetos que
se comparan más con los modelos presentan mayor rechazo a los obesos. Por lo tanto se
puede seguir sosteniendo la hipótesis nº 5.
Tabla 10: Prueba T para la 5ª hipótesis
Comparación
Variables
con modelos
Media
Escala de actitudes Bajo
2.28
anti-obesos
Alto
3.00
Antipatía
Bajo
1.71
Alto
2.00
Bajo
2.33
Alto
4.19
Bajo
3.54
Alto
4.13
Miedo a engordar
Controlabilidad
T(330)
-7.21*
-2.88*
-10.32*
-3.55*
* Probabilidad menor de 0,05
Por último pusimos a prueba la hipótesis acerca de la culpa. Comprobamos si en
función de hacer saliente las ventajas de ser delgado o las desventajas de estar gordo se
podían producir diferencias en el prejuicio. Según nuestra hipótesis el hecho de saber las
ventajas que supone el estar delgado debería producir menor prejuicio, dado que activa
la culpa colectiva. En primer lugar hicimos una prueba T para ver si existía más culpa
en la condición de las ventajas, encontrando que no existen diferencias estadísticamente
significativas (ver Tabla 11). Posteriormente, realizamos la prueba T para comprobar si
existen diferencias en las escalas sobre prejuicio en función de la condición
experimental. En la Tabla 12 se puede comprobar que los resultados van en la línea de
lo esperado y cuando se hace saliente el hecho de las ventajas de ser delgado, el
12
prejuicio es menor, si bien sólo en dos de las escalas estas diferencias son
estadísticamente significativas. Por lo tanto podemos seguir sosteniendo nuestra última
hipótesis de modo parcial, dado que parece que la gente que piensa en las ventajas de
ser delgado muestra un menor prejuicio, a pesar de que la culpa no parece ser la
causante de este efecto dado que las diferencias son mínimas entre condiciones
experimentales.
Tabla 11: Prueba T para la culpabilidad
Variables
Condición
Media
Culpa
Ventajas de ser delgado
2.58
Desventajas de tener
sobrepeso
2.54
T(406)
0.28
Tabla 12: Prueba T para la 6ª hipótesis
Variables
Culpa
Media
Escala de Actitud
Ventajas de ser delgado
2.30
anti- obesos
Desventajas de tener sobrepeso
2.54
Antipatía
Ventajas de ser delgado
1.64
Desventajas de tener sobrepeso
1.70
Ventajas de ser delgado
2.54
Desventajas de tener sobrepeso
3.12
Ventajas de ser delgado
3.62
Desventajas de tener sobrepeso
3.94
Miedo a engordar
Controlabilidad
T(196)
-2.16*
-0.54
-2.55*
-1.57
* Probabilidad menor de 0.05
DISCUSIÓN
En primer lugar podemos decir que la historia protagonizada por una persona obesa
generó mayor rechazo que la protagonizada por la persona con un peso normal. Este
resultado es consistente con la literatura precedente, que encuentra que en general la
población suele mostrar rechazo hacia aquellos que tienen sobrepeso. La mayoría de
estos estudios (Crandall, 1991, 1994) están realizados en los Estados Unidos, por lo que
es interesante replicar este efecto en nuestro país. Parece pues que este fenómeno no es
13
sólo aplicable a culturas para las que el control personal es un factor importante, como
puedan ser las protestantes o en sociedades donde la creencia en el mundo justo está
más que extendida y arraigada, sino que también se produce en España donde existe una
tradición religiosa diferente, y esa creencia en la meritocracia no está tan extendida.
Por otro lado también hemos encontrado que la gente con sobrepeso no tiene una
identidad social negativa, y no presenta favoritismo exogrupal. Este resultado va en
contra de nuestras hipótesis, pero creemos que esta discrepancia es positiva. El hecho de
que la gente con más peso no discrimine a la gente de su propio grupo es saludable, ya
que mediante la identificación con el grupo es posible lograr afrontar la discriminación
de los demás (Branscombe, Schmitt y Harvey, 1999). Así, el hecho de poder
identificarte con tu propio grupo, ayuda a sobrellevar la discriminación pues en ese
trabajo se puso de manifiesto que los sujetos con piercings asumían mejor el rechazo
cuando se identificaban con la gente que llevaba pierciengs como ellos. Del mismo
modo, este dato es acorde con la teoría de la Identidad Social que argumenta que la
gente se suele identificar con los miembros de su propio grupo, en este caso los obesos
(Tajfel y Turner, 1979, 1986). Si bien es cierto que no hemos medido como tal la
identificación grupal con ítems que versaran exactamente sobre esta cuestión, el hecho
de que no muestren rechazo hacia los miembros de su propio grupo nos está indicando
que existe cierta identificación con los obesos.
En otro orden de cosas también hemos hallado que a mayor control percibido del peso,
mayor es el rechazo hacia la gente con sobrepeso. Este resultado es congruente con las
ideas del modelo de la Atribución-Valor (Crandall y cols., 2001). Este modelo asegura
que el hecho de hacer una atribución de controlabilidad (ver capítulo correspondiente en
el manual de la asignatura) hace que se incremente el rechazo. Por lo tanto un hecho
muy importante para que se estereotipe y rechace a la gente con sobrepeso es que se
piensa que ellos tienen la culpa del estado en que se encuentran, dejando de lado otras
explicaciones posibles que les podrían hacer que expresaran menos discriminación
(causas fuera de su control como las genéticas o las enfermedades). En este sentido
tiene especial relevancia los mensajes que se dan desde distintos medios de
comunicación, en los que se hace especial hincapié en que se puede controlar el aspecto
físico, si uno se esfuerza lo suficiente. Los resultados parecen mostrar que tal creencia
ha calado profundamente, puesto que la mayor parte de nuestra muestra parece
considerar que los obesos, en su gran mayoría, están así por factores sobre los que
tienen control. Dado que esta variable parece especialmente relevante, en futuras
14
investigaciones sería interesante ver qué papel tiene. Así, un futuro trabajo podría ser
manipular el control experimentalmente para ver si es el causante del prejuicio y los
estereotipos que se tienen hacia la gente con sobrepeso.
La ideología (ser de derechas y muy religioso) también ha mostrado relación con el
hecho de tener prejuicio hacia los obesos. Este resultado es una replica de otro trabajo
(Crandall, 1994) si bien la magnitud de nuestra relación no es tan elevada como la del
citado autor. En general parece que el hecho de tener ciertas actitudes políticas puede
tener una relación con la manera de pensar o actuar. Hay muchos trabajos que replican
la relación entre ideología política y prejuicio hacia ciertos grupos, por lo que este dato
viene a ser una corroboración de un hecho más que probado en la literatura sobre el
tema.
También hemos encontrado que aquellas personas que se comparan en gran medida con
los modelos de televisión, muestran mayor rechazo hacia la obesidad. Se trata de un
claro ejemplo de la influencia que ejercen sobre nosotros los medios de comunicación,
ya que la gente que se compara más con modelos, adalides de los cánones de delgadez,
parece mostrar más rechazo hacia los obesos, personas que evidentemente se alejan
bastante de ese ideal de belleza. Este resultado nos indica la importancia que pueden
tener en la formación de un ideal de delgadez, la televisión o la prensa, y en la
formación de estereotipos y prejuicios hacia la gente con sobrepeso.
Por último, otro resultado más que interesante es que la gente a la que se la hacía pensar
sobre las ventajas que supone el hecho de estar delgado, mostraban menor prejuicio
hacia los obesos. Según Powell y colaboradores (2005) el hecho se sentir culpa puede
ser un mediador de la mejora de las relaciones intergrupales entre blancos y
afroamericanos, ya que este sentimiento hacía reducir el prejuicio que se sentía hacia los
negros. Aplicado a la población obesa, se ha encontrado que el hecho de hacer saliente
las ventajas de ser delgado, reducía el rechazo que se sentía hacia los obesos, si bien la
culpa no fue la variable que influyó en este descenso, puesto que en ambas condiciones
la culpa era prácticamente idéntica. Parece que el hecho de pensar en las ventajas de la
delgadez hace que se sienta más compasión hacia el grupo de los obesos y se les rechace
en menor medida, que si se pide a los sujetos de la muestra que piensen en las
desventajas de tener sobrepeso. Puede que el hecho de pensar en las ventajas de estar
delgado active otro tipo de emoción, como pueda ser la compasión o la pena, y que sean
ellas las causantes de ese descenso en el prejuicio. Dado que tales emociones no se han
tenido en cuenta a la hora de la medición, no se puede afirmar taxativamente que sean la
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pena o la compasión las que han producido que los participantes expresaran en menor
medida el prejuicio hacia los obesos. Por lo tanto, en investigaciones venideras sería
interesante ver qué papel pueden jugar las emociones citadas en la percepción de la
gente obesa.
Tenemos que decir que hemos medido el prejuicio y los estereotipos que se tienen sobre
los obesos de un modo directo. Según el modelo de la Justificación-Supresión (Crandall
y cols., 2002; Crandall y Eshleman, 2003) la gente no siempre expresa lo que siente y
muchas veces se inhibe por las presiones sociales hacia lo políticamente correcto. Por lo
tanto es posible que exista cierta deseabilidad social a la hora de contestar a ciertas
preguntas, y ese prejuicio genuino del que hablan Crandall y colaboradores sea
prácticamente imposible de medir. Por estas carencias a la hora de la medición
últimamente están en boga los estudios sobre prejuicios implícitos, en los que lo que se
hace es tener en cuenta ese prejuicio no consciente para el propio sujeto, y que no es
controlable como para poder suprimirlo, ya que se escapa a sus posibilidades. De hecho
existe un “Implicit Attitudes Test” (IAT) para el caso de los obesos, con lo que se
podrían subsanar este tipo de carencias en el tema de la medición (se puede consultar la
página https://implicit.harvard.edu/implicit/, si se quiere profundizar sobre el tema).
Por último queremos comentar que recientemente el Ministerio de Sanidad ha lanzado
una campaña para alertar a la población de la peligrosidad de que aumenten los casos de
obesidad infantil, instando a la ciudadanía a que se cuide y tenga una alimentación sana.
Este tipo de posturas son responsables y lógicas, pues desde un punto de vista médico es
obvio que la obesidad tiene consecuencias negativas. Esta iniciativa no produce alarma
social, ya que se limita a indicar a la población las pautas de conducta que son
necesarias para no caer en la obesidad (dieta equilibrada, ejercicio, evitar la vida
sedentaria), que por supuesto están dentro de la salubridad. Sin embargo, desde otros
sitios se alerta de los peligros de la obesidad desde el punto de vista estético, y se insta a
que se pierda peso a través de conductas que pueden ser peligrosas. Así, esa presión a la
delgadez no por motivos de salud, sino por razones de imagen, puede llegar a ocasionar
ciertos patrones de conducta peligrosos (anorexia, bulimia) y generar antipatía hacia la
población obesa. Por lo tanto, en futuras investigaciones sería interesante estudiar si la
gente que muestra discriminación hacia los obesos puede llegar a caer en ciertos
trastornos alimentarios, con el objetivo de evitar convertirse en algo que rechaza.
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