LOS QUE ENCONTRE EN EL CAMINO Por CAMILO GEIS, Phro. IVOIV L'ESCOP (MOSÉN RICARDO ARAGÚ) El primer libro que de este gran apòstol del "bien hablar" cayó en mis manos de joven sacerdote, fue *'la llengua de l'Església", libro silenciado, quizà por desconocido, en las notas necrológicas publicadas en la prensa, a raíz de su muerte, y esto que merecería haber sido traducido a todas las lenguas de tx)dos -'ad.-ílos países donde hubiera penetrado el Cristianisme y puesto, hoy dia, en manos de todos los Padres del Concilio Vaticano II, donde ha sido abordado el problema lingüístico en la Litúrgia Pastoral. Con esto, me parece haber suficientemente valorado la importància de este voluminoso libro, casi exhaustivo de la matèria en él tratada. • % • La última vez que nos vinios, fue en 1960 en los Juegos Florales que, de unos anos acà, vienen celebràndose en la "Plaça de la Llana", de Barcelona, un tanto sucedàneos —no digo "sucesores"— de los seculares "Jocs Florals de Barcelona", extintos. Ambos fuimos companeros de lauro en aquel certamen : uno como poeta —yo había obtenido la "Viola d'Or"— y otro como prosista él había obtenido un premio extraordinario, por una monografia, cuyo tema no recuerdo. Mosén Ricardo Aragó y Turón, que popularizó el seudónimo de Ivon TEscop, nació en Santa Coloma de Farnés el 16 de abril de 1883 y falleció en Barcelona el 16 de agosto de 1963, tres anos, pues, mas tarde de nuestro ultimo encuentro en el citado torneo literario. Por cierto que, ya hablamos de Juegos Florales, su ultimo articulo fue una defensa de esta tradicional institución^ aparecida en "El Correo Catalàn", tres días antes de su muerte, con el titulo de '*]Muerte de los Juegos Florales!", que respondía a unos ataques del poeta Agustín Esclasans a dicha fiesta literària, a la que éste, precisamente, había sido un reiterado concursante. Ivon l'Esclop sabia distinguir entre ciertos Juegos Florales de "barriada", suficientemente ridiculll'Escop sabia distinguir entre ciertos Juegos Florales de "barriada", suficientemente ridiculide recia prosapia como, entre otros varios, los anteriormente citados "Jocs Florals de Barcelona". Todos los concursos de toda índole han tenido siempre detractores —a veces con causa—, però los Juegos Florales son, ademàs de concurso, instítución. "iMatar, matar!" —decía Ivon l'Escop—. "Pronto està dicho y también hecho, però, ]lo que cuesta, después, una integral resurrección!" 4fl Su gran amor, saceciotal y cívico, a la pureza del lenguaje, le inspiro una aerie de campafias contra la blasfèmia, que se había extendido como una epidèmia en nuestro país: epidèmia que se estaba haciendo crònica. Estàs campanas cristalizaron en una aaociación, "La Lliga del bon Mot", fundada y dirigida por el propio Ivon l'Escop. Fue alentado, en esta apostòlica campana, por el doctor Torras y Bages, de quien recibió también consejos e iniciatívas, Maragall le dio, en esta caballerosa campana, un fuerte espaldarazo. Los artículos del gran poeta en pro de la buena palabra se vieron eoronados por su inspiradísimo "Elogi de la Paraula". Las campanas de Ivon l'Escop en pro del "bien hablar" enrolaron en sus filas, y a primera línea, a insignes escritores y oradores eclesiasticos y civiles: el citado Obispo ToiTas y Bages, Mosén Antonio Ma. Alcover, Mosén Luis Carreras, Prat de la Riba, Puig y Cadafalch, Tries de Bes, Jové y Nonell, Civera y Sormaní.,. y tantos otros. Y es que se trataba, no solamente de un apostolado religioso, sinó también de un apostolado cívico. La "Caja de Pensiones y de Ah'orros para la Vejez", a la que tanto debe la cultura de nuestro pueblo, coopero a las campanas de la "Lliga del bon Mot", finanzando ediciones de carteles, calendarios, folletos... El ''Parleu bé, si us plau" se prodigo por doquier en carteles y mayóiicas. Era una època en que parecía que la blasfèmia —y, por extensión, el "mot groixut"— eran signos de hombría. Un Gabriel Alomar defendía, en nombre de la libertad, el derecho de profanar la palabra; un Samblancat —ex aspirante a religioso— hacia "uso de este derecho" en asambleas y mitines. La actual generación, que hace ostentación de otras despreocupaciones, no puede hacerse cargo de la despreocupación con que se blasfemaba en aquellos tiempos, contra cuya lacra tan eficazmente luchò la "Lliga del bon Mot", por Ivon l'Escop fundada y dirigida. La bibliografia de Ivon l'Escop es muy copiosa. No puedo remitir el lector a ninguna enciclopèdia donde encontrarla íntegra —puesto que no ha tenido biógrafos, cuando tanto lo merecia, ni tengo yo seguridad de conocerla toda. Doy, a continuación, la lista de los libros de este autor, cuyos titules tengo registrades: "La Paraula", "La Paraula viva", "El Llibre dels Adolescents", "El Llibre de les Dones", "La Lliga del bon Mot", "El bon Mot i els Propietaris Agricultors", "Quatre regles per a parlar bé", "La Lüga del bon Mot i la Premsa", "Els Mesos, de rA\ny", ''La llengua de l'Església", "Catalunya", "La Paraula en l'Escriptura, en la Gramàtica i en les Acadèmies'*, "La Paraula en la Llengua", "La Paraula a Catalunya", "La blasfèmia" (versión castellana de "La Paraula viva", antes citado), "El Libro de la Mujer", "El Kiosko", "Cultura lingüística-lncultura del Lenguaje", una versión castellana de "La Lliga del bon Mot", "Els nostres Prohoms i el bon Mot", dos manuales, en catalàn y en castellano, contra la blasfèmia, y varios libros sobre el dogma católico. Como he dicho, es muy posible que esta lista sea incompleta. Mosén Ricardo Aragó es una de las muchas glorias, hoy ignoradas, del clero gerundense. •Hijo de tierras gerundenses, fue en Gerona donde estudio los primeros cursos de la carrei'a eclesiàstica; después la continuo en Barcelona y Tarragona. En el Seminario tarraconense recibió, en 1908, el grado de doctor en Teologia. 47 JOS£ LLEONART Seria en 1921, según conjeturo, que trataría, por primera vez, a este cultísimo poeta, traductor de Goethe. Era una inolvidable noche de verano, en La Escala, cerca de un mar encantado en una absoluta inmovilidad, surcado por un río, apenas movedizo^ de luna. Todos nosotros, también encantades y sumidos en un adorador silencio. íNosotros? íQuienes? Organizadores, Jurado, autores premiados y coperadores de los "Jocs Florals de L'Escala" que habían tenido lugar, con gran soleninidad aquella tarde. Tengo para mi que fue en aquellos Juegos Florales donde yo obtenia mi primer laurel. Allí trabé relación con otros jóvenes poetas, con alguno de los cuales quedé ligado de amistad por toda la vida, príncipalmente con Octavio Saltor, de mi misma promoción, ambos nacidos en el mismo ano. No recuerdo el titulo de mi composición, ni si era mejor, ni peor que el objeto de arte que me había sido adjudicado: un busto femenino de yeso bronceado... (No habíamos todavía llegado a la "terra de Quart"). Después de la cena de la Fiesta, nos habíamos congregado todos, o casi todos, cerca de aquel mar encantado a que he aludido antes: muchos a embarcar ilusíones que, tal vez, no volverían mas. Entre estos encantades en la playa, se destacaba, por su esveltez, seíïorío y maestrazgo, el ilustre escritor José Lleonart, que había abierto la fiesta literària de aquella tarde con un maravilloso discurso presidencial. Mas que encantado, como en èxtasis, hombre ya de si no muy locuaz, hablaba casi por monosílabos, para contestar a preguntas formuladas por los que le rodeaban. Los jóvenes de nuestra promoción literària sentíamos una gran admiración por este cultísimo escritor, entonces en plena actividad. A pesar de sus extraordinarios méritos literarios, fue un hombre que no conoció la popularidad. Ni su esquivez introspectiva, ni su "cultismo" —no digo "culteranismo"— literario se prestaron en demasía a ella. En cambio, gozó de una justa notoriedad entre las clases cultas. Y es que era un refinado de la Literatura.. Fue premiado en muchos Juegos Florales y obtuvo el "Premi Folguera" por su libro de poemas "Les elegies i eis jardins". Formó parte de muchos jurados literarios, en algunes de los cuales ejerció la presidència. Maragalliano, por parentesco —era sobrino del gran poeta— y por sensibilidad y formación, había sído alentado, dirigido y, hasta, admirado, por su tío, el insigne cantor de "La vaca cega". Le saludé, por última vez, en los Juegos Florales de Barcelona de 1933, a los que ambos asistíamos en calidad de autores premiados. Nacido en 1880, en Barcelona, José Maragail, murió en la misma ciudad en 26 de enero de 1951. Quien quiera conocer su extensa bibliografia, puede consultar el "Diccionari Enciclopèdic de la Llengua Catalana", de la Editorial Salvat. Però, por mi parte, quiero hacer constar que, al lado de un gran lírico, había en él un cultísimo humanista. Profundo conocedor del alemàn —había cursado estudiós en Alemania—, nos dejó varias traducciones de Goethe, entre las cuales cabé destacar las de "Herman i Dorotea" i "Faust". Delante de estos voluminosos libros, uno no sabé qué mas ha de admirar, si el ímprobo trabajo o la honradez lingüística —considerando conocimiento de las lenguas "a qua" y "ad quem"— con que la paciente labor había sido llevada a cabo. Su asiduo trato con los escritores germanos, influyó notablemente en su producción original, ya en la temàtica, ya en las formas de expresión, un tanto arquitrabadas. Basta con leer "El nou mite de Nausica", que le valió un premio extraordinario en los Juegos Florales de Gerona de 1920 (véase el volumen conmemorativo de dicha fiesta) y muchas otras composiciones, hasta en las que ensaya un neo-popularismo refinado, mas cerca de un "liederismo" germànico que de un "romancerismo" ibérico. 4B