EL ESPERPENTO de Valle-Inclán 1. Teoría del esperpento Luces

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EL ESPERPENTO de Valle-Inclán
1. Teoría del esperpento
Luces de bohemia es la primera obra a la que Valle da ese nombre. Además en la escena XII
contiene una teoría del nuevo género. Max dice: “nuestra tragedia no es una tragedia” la tragedia es
un género demasiado noble para la España de la época “España es una deformación grotesca de la
civilización europea” por ello “el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una
estética sistemáticamente deformada”, y así de la imposibilidad de tragedia surge el esperpento.
La índole de esa estética deformante es ilustrada con la referencia a los espejos cóncavos del
callejón del Gato, “los héroes clásicos han ido a pasearse por el callejón del Gato. Los héroes clásicos
reflejados en los espejos cóncavos dan el esperpento. Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo
son absurdas. Mi estética actual es transformar con matemática perfecta de espejo cóncavo las
normas clásicas” y termina con es-tas tremendas palabras “deformemos la expresión en el mismo
espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España”
Cabe añadir a esta teoría nuevas explicaciones en las que dice que hay tres modos de ver el
mundo estéticamente:
«Creo que hay tres modos de ver el mundo: artística o estéticamente: de rodillas, en pie o
levantados en el aire: Cuando se mira de rodillas —y esta es la posición más antigua en literatura—,
se da a los personajes, a los héroes, una condición superior a la condición humana (...).
Hay una segunda manera, que es mirar a los protagonistas como si fuesen nuestros hermanos,
como si fuesen ellos nosotros mismos (...). Y hay otra tercera manera, que es mirar al mundo desde
un plano superior, y considerar a los personajes de la trama como seres inferiores al autor, con un
punto de ironía. Los dioses se convierten en personajes de sainete. Esta es una manera muy
española, manera de demiurgo, que no se cree en modo alguno hecho del mismo barro que sus
muñecos...»
(ValIle-Inclán, La Novela de Hoy, 15 de noviembre de 1929.)
(Gregorio Martínez Sierra le entrevista en ABC, el 7 de diciembre de 1928.)
«El fenómeno de las multitudes... No hay otro, entre todos los que constituyen la vida humana, que
logre sujetar la atención y, sobre todo, la emoción del hombre que piensa. La multitud es el
protagonista. Se acabaron los héroes, se acabaron los conflictos individualistas...
Esta manera es ya definitiva en Goya. Y esta consideración es la que movió a dar un cambio a mi
literatura y escribir los esperpentos, el género literario que yo bautizo con el nombre de
esperpentos.»
Cuando el horror y el ridículo se unen resulta el esperpento, con el que se pretende la deformación
esclarecedora de la realidad:
«Mi estética es una superación del dolor y de la risa como deben ser las conversaciones de los
muertos al contarse historias de los vivos... Todo nuestro arte nace de saber que un día pasaremos;
ese saber iguala a los hombres mucho más que la Revolución Francesa.»
(Los cuernos de Don Friolera.)
Buero Vallejo ha propuesto matizaciones a tales asertos. Para él las máscaras deformadoras
caen a menudo y descubren rostros de hermanos que lloran. En medio de lo esperpéntico puede
aparecer una mirada súbitamente fraterna que viene a ser el contrapunto trágico que adensa sus
grotescas sátiras.
La crueldad y el horror en los Esperpentos
El teatro de Valle-Inclán es un precedente del nuevo teatro europeo, porque coincide en
algunos aspectos con los postulados de Antonin Artaud.
Y con Bertolt Brecht (su formulación del antihéroe y algunas de sus técnicas):
-prefiere el punto de vista distanciado.
- utiliza recursos del teatro popular.
- niega las leyes clásicas del espacio y del tiempo.
- enlaza cuadros autónomos, aunque estén relacionados entre sí.
No obstante, los fines son distintos: Brecht concibe el teatro como un medio de
transformación social y nuestro escritor crea el esperpento para denunciar.
Además la crueldad y el horror no son exclusivos del esperpento, también aparecen en
obras anteriores de Valle como el sadismo de Bradomín.
Luces de Bohemia recrea una época caracterizada por el desastre y por la falta de
soluciones; las novelas de El ruedo ibérico ponen en evidencia la disparatada vida española durante
seis meses de 1868; Las galas del difunto son la versión esperpéntica de las tristes consecuencias de
la guerra de Cuba, principalmente la corrupción, la desilusión, la sordidez y la avaricia; en Los
cuernos de Don Friolera el autor critica el concepto del honor hispánico y arremete contra las
instituciones, también lo hace en La hija del capitán contra la miseria moral de todos los sectores
sociales.
Características del esperpento en Luces de Bohemia
1. Recrea la historia española. El esperpento es el resultado artístico de un compromiso del autor con la realidad histórica y social, para denunciar la miseria material y moral que padece nuestro
país a principios del siglo XX, así como la imposibilidad de erradicarla. Observamos:
— La incapacidad social para reconocer la injusticia.
— La aceptación ciega o egoísta del orden establecido.
— El desinterés o el desprecio por el talento y la cultura.
— La falta de compensación moral.
2. Desmonta a los personajes y los imposibilita para ser héroes.
Por ejemplo, al Ministro de la Gobernación:
— Esperpentización por el físico: «Su Excelencia, tripudo, repintado, mantecoso» (escena VIII),
— Esperpentización antiestética: «Secretaría particular de Su Excelencia. Olor de brevas habanas,
malos cuadros, lujo aparente y provinciano. La estancia tiene un recuerdo partido por medio, de
oficina y sala de círculo de timba.»
«Su Excelencia abre la puerta de su despacho y asoma en mangas de camisa, la bragueta
desabrochada, el chaleco suelto, y los quevedos pendientes de un cordón, como dos ojos absurdos
bailándole sobre la panza» (escena VIII).
— Esperpentización antiética: «Su Excelencia (...) responde con un arranque de cómico viejo, en el
buen melodrama francés.»
3. Lo grotesco descubre la degradación colectiva
esperpentizadoras: desclasar, deshumanizar e idiotizar.
mediante
tres
operaciones
3.1. Desclasar. Los personajes quedan reducidos a la categoría de fantoches sólo la profesión
les permite mantener la identidad social. La golfería, la ignorancia y la desidia ejercen una función
niveladora: el Ministro, Dieguito, Don Latino, Zaratustra, la Pisa-Bien y otros marginados practican o
amparan el robo, aprovechándose de las circunstancias:
— Zaratustra y Don Latino engañan a Max en la escena segunda:
«DON LATINO. El maestro no está conforme con la tasa, y deshace el trato.
ZARATUSTRA. El trato no puede deshacerse. Un momento antes que hubieran llegado... Pero ahora
es imposible: Todo el atadijo, conforme estaba, acabo de venderlo ganando dos perras. Salir el
comprador, y entrar ustedes.
El librero, al tiempo que habla, recoge el atadijo que aún está encima del mostrador, y penetra en la
lóbrega trastienda, cambiando una seña con Don Latino. Reaparece.»
— El ministro acepta la propuesta de Dieguito, su secretario: sacar el sueldo de Max de los
fondos de la policía (escena VIII).
— Las prostitutas realizan su trabajo confiadas en la codicia de los guindillas:
«Hermoso, vente conmigo, que ya tu compañero se entiende con la Lunares. No te receles. ¡Ven! Si
se acerca algún guindilla, lo apartamos con el puro habanero.»
(Escena X.)
— Don Latino abandona a Max poco antes de que éste muera, el grotesco personaje se ha
llevado la cartera del maestro:
«DON LATINO. Max estás completamente borracho y sería un crimen dejarte la cartera encima, para
que te roben. Max, me llevo tu cartera y te la devolveré mañana.»
(Escena XII.)
— En la escena última, Don Latino se aprovecha de la muerte de Max, cobra el billete premiado,
pero es descubierto por la Pisa-Bien, que interesadamente encubre al viejo y le presiona para
que le entregue dinero.
Otro aspecto ridículo de lo grotesco lo hallamos en las denominaciones personales; los diminutivos y
los nombres esperpénticos son utilizados por el demiurgo para desclasar a los denominados.
Nadie puede ser más que nadie cuando la incultura es una epidemia que afecta a todos los sectores
de la sociedad
«MAX. Ilustre Don Gay. La miseria del pueblo español, la gran miseria moral, está en su chabacana
sensibilidad ante los enigmas de la vida y de la muerte. La Vida es un magro puchero; la Muerte, una
carantoña ensabanada que enseña los dientes; el Infierno, un calderón de aceite hirviendo donde los
pecadores se achicharran como boquerones; el Cielo, una kermés sin obscenidades, a donde, con
permiso del párroco, pueden asistir las Hijas de María. Este pueblo miserable transforma rodos los
grandes conceptos en un cuento de beatas costureras...»
(Escena II.)
El desclasamiento esperpéntico se advierte también en los lugares siguientes: la Taberna de Pica
Lagartos, el Ministerio de la Gobernación, la Librería de Zaratustra, la Redacción de El Popular, todos
son tratados como antros por Valle-Inclán.
«La cueva de Zaratustra. Rimeros de libros hacen escombro.
«La Buñolería. Del antro apestoso de aceite
«Zaguán en el Ministerio. Aire de cueva y olor frío de tabaco rancio.»
3.2. Deshumanizar.
(Escena II)
(Escena IV.)
(Escena quinta.)
El demiurgo vacía a los personajes de razón, sentimiento hasta transformarlos en títeres o fantoches.
Los personajes del esperpento pierden identidad, se transfiguran en un hueco de sombras, rodeados
de objetos:
“El farol, el chuzo, la caperuza del sereno, bajan con un trote de madreñas por la acera”
El proceso metonímico -sustitución de una realidad, el sereno, por otra contigua: sus ropas y
utensilios- ha llegado a sus últimos extremos. La deshumanización es evidente, la persona ha
desaparecido.
La técnica esperpéntica convierte a las criaturas en objetos, peponas, muñecos... la realidad
cobra dimensiones nuevas, así la aparición del ministro se remata con estas palabras:
“los quevedos pendientes de un cordón, como dos ojos, absurdos, bailándole sobre la panza”
Para que el espectador perciba hasta qué punto este mundo es una farsa grotesca, el autor
utiliza constantemente vocablos como fantoche, pelele, figurón, marioneta.. El colorido de los
pingajos o el gesto animalesco e idiota son precisados con prosopografías y animalizaciones:
Prosopografía
Los personajes secundarios son caracterizados por su apariencia, por los vestidos y objetos que los
cosifican:
«Entran en la taberna obreros golfantes —blusa, bufanda y alpargata.»
(Escena III.)
«Y en el corredor se agrupan, bajo la luz de una candileja, pipas, chalinas y melenas del
modernismo.»
(Escena IV)
Animalización
La ausencia de rasgos humanos se acentúa con retoques animalizadores.
«El loro ha puesto el pico bajo el ala.
(Escena II.)
«La Pisa-Bien se apresura a echarle la zarpa.»
(Escena III.)
«Dorio de Gadex, feo burlesco y chepudo, abre los brazos, que son como alones sin plumas (Esce IV)
«... guiado por el ilustre camello Don Latino de Hispalis.»
(Escena IX)
«Don Latino de Hispalis, volviéndose de espaldas, comienza a cocear en la puerta.»
(Escena XII)
3.3. Idiotizar
La sociedad de Luces de Bohemia padece un tipo de enajenación provocada por la ignorancia, de manera que los personajes se confiesan por su hablar maquinal, disparatado o frívolo. Nadie se
preocupa de discernir lo verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto, lo evidente; los idiotas atentan
contra la inteligencia de Max Estrella, seguros de que van a ganar.
Los males sociales tienen su forma de expresión en la crueldad, el horror y lo grotesco: Cruel es el
Buey Apis, al poner a Max y a su familia en una desesperada situación económica, también lo es la
despreocupación de los gobernantes por todo lo relativo a la justicia social; horrorosa es la muerte
del niño y del paria catalán, sin embargo, lo que prevalece en la obra es el tratamiento grotesco del
esperpento.
Lo grotesco es una superación del dolor y de la risa; resulta de experimentar el desequilibrio y el
contraste, por ejemplo:
— Contraste psicológico entre lo grave y lo burlesco, lo servil y lo rebelde:
«MAX. Traigo detenida una pareja de guindillas. Estaban emborrachándose en una tasca y los hice
salir a darme escolta.
— Contraste grotesco entre la dejadez miserable y la compostura chabacana:
«La otra, jamona, refajo colorado, pañuelo pingón sobre los hombros, greñas y chancletas.» (E. XII)
«Hay un viejo chabacano —bisoñé y manguitos de percalina—, que escribe, y un pollo chulapón de
peinado reluciente, con brisas de perfumería, que se pasea y dicta humeando un veguero.» (E. V)
— Contraste cultural:
«LA LUNARES. Si cuadrase que yo te pusiese al tanto de mi vida, sacabas una historia de las primeras.
Responde: ¿Cómo me encuentras?
MAX. ¡Una ninfa»
(Escena X)
«MAX, Llévame a un banco para esperar a ese cerdo hispalense.
LA LUNARES. No chanelo.»
(Escena décima.)
«MAX. ¡Eureka! ¡Eureka! ¡Pico de Oro! En griego, para mayor claridad, Crisóstomo. Señor Centurión,
usted hablará el griego en sus cuatro dialectos.
EL CAPITÁN PITITO. ¡Por borrachín, a la Delega!
MAX. ¡Y más chulo que un ocho! ¡Señor Centurión, yo también chanelo el sermo vulgaris!»
(E. I
— Contraste entre la bohemia, imaginativa, ingeniosa, nutrida de ficciones literarias, y los burócratas
o sus aliados, rutinarios, torpes, dominados por las normas.
- El contraste violento es característica de la deformación expresionista, especialmente entre lo
doloroso y lo grotesco. Contraste sangrante se establece en la escena XI entre el dolor de la madre y
el conformismo de los defensores del orden. Otro ejemplo muy claro ocurre en la escena XIII en el
velatorio de Max Estrella.
La técnica del esperpento se caracteriza por un extraordinario dinamismo, propia del cine:
vemos a los personajes continuamente en movimiento formando retablos de gran expresividad. En
los esperpentos, los gestos son desacompasados, carentes de armonía, las criaturas descomponen la
figura -estas actitudes se han relacionado con el cine mudo- . Igualmente imágenes cuya percepción
puede sólo concebirse de manera visual, a modo de primeros planos: sonrisas, miradas, guiños,
muecas, movimientos corporales que reproducen las intenciones del alma.
Técnica impresionista y estilo sincopado
El impresionismo tuvo una importancia fundamental en la estética de fin de siglo. Valle
difumina la realidad ofreciéndonos una serie de rasgos que, más que describirla en detalle, la
sugieren. Sólo apunta aquello que impresiona más vivamente su sensibilidad. El resultado es un
estilo ágil, en el que predominan las frases simples, la concisión, simplifica las estructuras
gramaticales en un estilo sincopado de frases yuxtapuestas y coordinadas, abundan las
construcciones nominales, en aras de la economía lingüística utiliza a modo de breves incisos
explicativos, aposiciones, participios absolutos, gerundios...
La ironía
Dorio de Gadex, Max y Latino de Hispalis son los bohemios que introducen la ironía en la obra.
Dorio aventaja a Don Filiberto no sólo verbalmente sino también en habilidad para hacer humorística
cualquier situación:
«A usted y a mí nos rezuma el ingenio, don Filiberto. En el cuello del gabán llevamos las señales.» VII)
La ironía de Max se incrementa en los temas políticos y con frecuencia llega al sarcasmo:
«EL SERENO. Camine usted.
MAX. Soy ciego.
EL SERENO. ¿Quiere usted que un servidor le vuelva la vista?
MAX. ¿Eres Santa Lucía? EL SERENO. ¡Soy autoridad!»
(Escena IV)
Literaturización
La literatura es asunto esencial a la bohemia y la distingue del mundo institucionalizado. Varios
procedimientos:
1. Introducir datos literarios en Luces de Bohemia:
— Literatos que aparecen con su personalidad real o supuesta: Rubén Darío. Dorio de Gadex,
Alejandro Sawa (Max Estrella), Ernesto Bark (Basilio Soulinake).
— Personajes de la literatura valleinclanesca: el Marqués de Bradomín.
— Referencias a instituciones culturales: la Academia, el Ateneo.
2. Borrar las fronteras entre la vida y la literatura:
— Los personajes citan textos clásicos.
— Implican a autores clásicos.
— Recurren a la mitología.
— Dan un tratamiento literario a personajes de la calle madrileña.
Citas literarias
«MAX. ¡Mal Polonia recibe a un extranjero»
Rubén Darío
«EL CHICO DE LA TABERNA. Como la corza herida.» San Juan de la Cruz
«DON FILIBERTO. Juventud! ¡Noble apasionamiento! ¡Divino tesoro...!» Rubén Darío
Alusiones mitológicas
«EL MINISTRO. Una ceguera accidental, supongo...
MAX. Definitiva e irrevocable. Es el regalo de Venus.
(Escena VIII)
«MAX. ¡Tú la temes, y yo la cortejo! Rubén, te llevaré el mensaje que te plazca darme para la otra
ribera de la Estigia.»
(Escena IX)
«MAX. ... un desagravio a la diosa Minerva»
(Escena VIII)
«EL MARQUÉS. ¿Ni siquiera habéis oído hablar de Artemisa y Mausoleo?»
(Escena X)
Referencias a autores clásicos
«MINISTRO. ¿Pero estás ciego?
MAX. Como Hornero y como Belisario.»
(Escena VIII)
«RUBÉN. ¿No ama usted al divino William?
EL MARQUÉS. En el tiempo de mis veleidades literarias, lo elegí por maestro. ¡Es admirable! Con un
filósofo tímido y una niña boba en fuerza de inocencia, ha realizado el prodigio de crear la más bella
tragedia. Querido Rubén, Hamlet y Ofelia, en nuestra dramática española, serían dos tipos
regocijados. ¡Un tímido y una niña boba! ¡Lo que hubieran hecho los gloriosos hermanos Quintero!»
(Escena decimocuarta.)
Literaturización de personajes de la calle madrileña
«LA LUNARES. ... Responde: ¿Cómo me encuentras?
MAX. ¡Una ninfa!
(Escena X)
«EL MARQUÉS. No sabéis mitología, pero sois dos filósofos estoicos. Que sigáis viendo muchos
entierros.»
(Escena XIV)
El lenguaje del esperpento (apuntes de la obra)
Los adjetivos. La riqueza de adjetivos es una de las constantes estilísticas de Valle, muchas
veces un sustantivo va acompañado de dos o tres adjetivos, estas estructuras bimembres o
trimembres tienen la función de acentuar la degradación caricaturesca. La auténtica renovación
estilística estriba en que los adjetivos que acumula no tienen la simple misión de reforzar su
contenido,
sino
que
a
menudo
aportan
matices
totalmente
distintos
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