BASURA

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BASURA
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EDITORIAL
DELIRIO
Colección Krámpack 10
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BASURA
BEN CLARK
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Primera edición: marzo 2011, Salamanca
BASURA
Colección Krámpack, 10
© 2011, Ben Clark
© 2011, EDITORIAL DELIRIO S.L.
www.delirio.es / [email protected]
Diseño de la colección: Fabio de la Flor
Impreso en AGH Impresores, Béjar, Salamanca, España.
ISBN: 978-84-938607-1-4
Depósito Legal: S-418-2011
Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio de impresión o
digital, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o en cualquier
otro idioma, sin la autorización expresa de la editorial.
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A mi padre, poeta verdadero.
A Cristina, por el incidente del contenedor
y por otras muchas cosas.
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I go amongst the buildings of a city and I see a Man hurrying along
–to what? The Creature has a purpose and his eyes are bright with
it. But then, as Wordsworth says, «we have all one human heart»–
there is an electric fire in human nature tending to purify–so that
among these human creatures there is continually some birth of
new heroism. The pity is that we must wonder at it: as we should
at finding a pearl in rubbish.
John Keats en una carta a sus hermanos*
¡Tu basura no es basura!
Colectivo Joystick
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Lleno de mí, sitiado en mi epidermis
José Gorostiza
* Camino entre los edificios de una ciudad y veo a un hombre corriendo –¿hacia
qué – La Criatura tiene un propósito que hace brillar sus ojos. Pero claro, como
dice Wordsworth, «tenemos todos un corazón humano», hay un fuego eléctrico en
la naturaleza humana que tiende a purificar, de modo que entre estas criaturas nace
siempre un nuevo sentimiento heroico. La pena es que debamos asombrarnos ante
él: como de encontrar una perla en la basura. (Traducción del autor)
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I
HISTORIA DE LA LLUVIA
Llueve... Y uno quisiera, sin embargo,
que no acabara nunca de llover.
Leopoldo Lugones
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Llenándonos a todos, viejo sitio
sin tregua que se ofrece, que se entrega
en un envase nuevo cada vez.
Ambiguo testamento, gran desplome.
Campa y come y reposa con sólo un enemigo
que atender; el deseo.
Pero sabe que no hay guerra posible,
todo lo ocupa y todo lo comprende
y todos son sus hijos
a la larga; mitosis hediondo
siempre garantizado,
siempre posible mientras existamos.
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La historia de la lluvia no es alegre:
nació en Sextilis, lunes
y parió de inmediato varios miles
de cocodrilos sin ojos.
Cuenta Tsutomu que eran hijos sin lengua,
hijos desagradecidos
con vástagos negruzcos en los brazos,
no;
la historia de la lluvia no es alegre,
creció en forma de viento y sólo fue
feliz un día
lloviendo tibia y sola en Tokelau.
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Después la vida supo ser sencilla:
todo ardería tarde o temprano y las entradas
no eran caras y siempre había bar.
La promesa feliz del holocausto
llenaba los museos de arte nuevo;
los cines de películas fantásticas;
las caras de un amargo, compungido contento.
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El capitán Charles Moore adora el plástico.
Él sabe que el océano es vencible
y sueña en la cubierta con un largo paseo:
desde las rocas serpentinas de Baker Beach
(donde antaño corría la leyenda
del joven Albert Kogler y el gran tiburón blanco)
hasta el puerto de Kushiro y su verano breve.
Es un hermoso sueño, piensa Charles
–boca arriba en el centro del Pacífico–,
colmado de basura y de paciencia.
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Y fluye. Sigue. Nada puede hacerse.
Nada salvo esperar. Y celebrarlo.
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Ahora alguien golpea las ventanas,
yo no sé si es un dios ni me importa
porque aquí dentro no hay espacio y yo mismo
debo escribir, escribir sobre la lluvia
con la columna interrogante,
con un flexo con párkinson y el pesar
de no haberme aprendido «Olas Grises».
Llueve.
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«Llovía en todo el siglo xxi»
leíste y sonreí porque te amaba.
«Lo hubiera escrito hoy de otra manera»
te dije y el Retiro era un incendio
de palabras y vasos desechables
y latas de refrescos en la sombra.
«Hoy son libros de viejo y hace apenas
unos años que...» «¡No! –te interrumpí–.
Lo que importa es que pronto serán sólo materia».
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III
TU BASURA NO ES BASURA
Caught in the form of limitation
Between un-being and being.
T. S. Eliot
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Por sencillo el fenómeno es apenas
comprensible.
Ni la perla de Keats se libraría
si no lo precediera una actitud.
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Si llenamos el Nilo de desechos
seguirá todo el Nilo en la palabra
Nilo.
Pero con la basura es diferente:
será si así se llama o no será.
Y una vez bautizado, entonces sí:
el Nilo envenenado en la palabra
–y toda la basura en la palabra–
basura.
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La primera herramienta
(palo o rama)
sirvió a su dueño un tiempo.
Juntos fueron
dichosos en la extraña comunión
que representa toda novedad.
Pero tenemos todos
un corazón humano.
La euforia iba menguando cada día
un poco más y cada vez las ramas
debían ser más grandes
y mejores.
La primera herramienta sirvió a su dueño un tiempo.
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La basura como víctima.
Indefensa, dependiente.
Apresada por su forma,
repudiada para ser,
nada puede haber más triste
que pensar en su memoria.
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Existe una creencia equivocada:
es posible leer nuestra basura
para así descubrir cualquier secreto.
Así lo han intentado con famosos
de todo tipo cientos de programas
de aquello que consuela llamar «telebasura».
Pero ignoran que nada revelan los desechos
de quien los hizo ser. Mucho dicen
en cambio de quien toma
su cuerpo, devolviéndole
sentido con su tiempo y su deseo.
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Al principio es confuso y hace falta
dejar que todo cambie y viaje un poco.
Al principio las cosas pueden ser
basura para algunos pero no para otros
y a medida que el peso conduce a los objetos
del oeste
al este
y
del norte
al sur
la basura contiene más basura,
y para cuando llega al vertedero
de Govandi en Mumbai,
los niños saben bien que donde juegan
todo lo que hay es puro.
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Cuando desalojaron a Edmund Trebus
vivía en un rincón de su cocina
recluido.
Limpiaron el jardín
y llenaron camiones y camiones
con todos los objetos de la casa.
Unos días después Heringey Council
recibió con sorpresa la demanda
de Trebus reclamando
una indemnización
por haberle robado todas sus posesiones.
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Con Yang Huanyi murió el extraño nushu,
el idioma que hablaban las mujeres.
Código de escritura,
instrumento efectivo contra músculo.
Se hablaba y se escribía y sobre todo
el nushu se bordaba:
«cartas del tercer día»; los consejos
en paño para jóvenes esposas.
Con la muerte del nushu los lingüistas
–hombres desesperados–
buscan en los diarios de Huanyi
pero no entienden nada,
lo único que está claro es que el idioma
ofrecía “palabras como flores”.
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Ser útil,
ser amado,
ser necesario.
Y si no, ser basura, hijo mío.
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Desde los sueños del capitán Charles Moore, descubridor de
la Sopa de Plástico del Pacífico, hasta las desventuras de un
Diógenes de Sinope vagabundo en Madrid, pasando por África,
India, Londres y Nueva York, Basura nos enfrenta con nuestra
gran obra: el imperio de desechos que hemos construido con
la economía y el amor. La basura nos conoce y nos recuerda,
«nada hay tan triste como pensar en su memoria».
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