27 de junio San Cirilo de Alejandría, obispo y

27 de junio
San Cirilo de Alejandría, obispo
y doctor
Mateo 7,6.12-24
“Traten a los demás como quieren que ellos los
traten”
“En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No den a
los perros las cosas santas ni echen sus perlas a los cerdos, no
sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes y los
despedacen. Traten a los demás como quieren que ellos los
traten a ustedes. En esto se resumen la ley y los profetas.
Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y
amplio el camino que conduce a la perdición, y son muchos los
que entran por él. Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto
el camino que conduce a la vida, y qué pocos son los que lo
encuentran”
La vida comenzó en el
nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo y terminará con la
misma confesión. Sin olvidar
que el camino de la vida es
corto que acaba en Dios. Por
eso hay que esforzarse por
entrar por la puerta estrecha.
Delante de ese camino podemos
tomar dos posturas: Primera,
querer recorrerlo en la mayor
comodidad, sin mucho esfuerzo,
apoltronados
sin
hacer
sacrificio
y
mucho
menos
ofrecer nada a cambio; segundo, intentar, todos los días,
entender este camino como una opción de vida donde Dios
camina a nuestro lado y nos exige esfuerzo, lucha y decisión.
Ser católico no es cuestión fácil, pero si es una acción de
mucha alegría donde el Señor Dios camina a nuestro lado “Si
alguno quiere venir en pos de mí, que tome su cruz, cada día, y
me siga (Lucas 9, 23). Sabemos que en medio de la mayor
comodidad se hace muy difícil responderle a Dios.
El Santo de hoy: san Cirilo nació cerca de Jerusalén
y fue Arzobispo de esa ciudad durante 30 años, de los cuales
estuvo 16 años en destierro. Era un hombre suave de carácter,
enemigo de andar discutiendo, que deseaba más instruir que
polemizar, y trataba de permanecer neutral en las discusiones.
Se ha hizo célebre y ha merecido el título de Doctor de la
Iglesia, por unos escritos suyos muy importantes que se llaman
"Catequesis" A los 72 años murió en Jerusalén en el año 386. En
1882 el Sumo Pontífice lo declaró Doctor de la Iglesia.