Moscú: Meca de los movimientos reaccionarios europeos

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Moscú: Meca de los movimientos reaccionarios europeos
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Putin y la extrema derecha
Moscú: Meca de los
movimientos reaccionarios
europeos
- solo en la web -
Fecha de publicación en línea: Miércoles 3 de diciembre de
2014
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Moscú: Meca de los movimientos reaccionarios europeos
¿Adónde ir cuando se es un partido de extrema derecha con algunos problemas de tesorería y grandes ambiciones
nacionales? A Moscú, claramente. Es lo que ha
hecho el Frente Nacional (Francia) de Marine Le Pen que se plantea como objetivo la presidencia francesa en 2017.
Se habla de un préstamo de 9 millones, o
de 40 millones, como afirma la página de investigación Mediapart. Poco importa. El hecho es que el Kremlin está
dispuesto a dar serias ayudas a
las personalidades políticas europeas que muestren un perfil pro-Putin. Las hay en muchos partidos, pero esas
voces se concentran en la izquierda de la
izquierda y, más aún, en la derecha de la derecha.
El Frente Nacional no es, en efecto, un caso aislado. La prensa alemana revelaba el lunes que los servicios de
información rusos financiarían el partido
euroescéptico AfD (Alternativa por Alemania). En Austria, son los socialistas los que acusan al FPÖ (Partido de la
Libertad del difunto Jörg Haider) de
disfrutar del dinero ruso. Las autoridades húngaras y letonas, por su parte, han abierto investigaciones sobre los
partidos prorrusos del Jobbi, [acrónimo
de Jobboldali Ifjúsági Közösség y signfica "el mejor"] y Latvijas Krievu Savieeniba [Unión rusa de Letonia]
sospechosos de estar apoyados por el Kremlin.
Nigel Farage, el dirigente eurofobo de la UKIP británica (UK Independence Party -Partido por la independencia del
Reino Unido), admira a Vladimir Putin más
que a cualquier otro jefe de estado. Y lo proclama alto y fuerte. Una fascinación que comparten los líderes de la
Liga Norte italiana y muchas otras
figuras populistas.
¿A qué se debe que el jefe del estado ruso se haya convertido en el héroe de los ultraconservadores europeos?
¿Porqué el exagente de la KGB que denuncia a
los "fascistas" en el poder en Ucrania causa tanto entusiasmo entre los nostálgicos del antiguo orden?
Vladimir Putin no es un ideólogo. Pero se ha rodeado de personajes que se han encargado de formular un discurso
que forma un sistema de pensamiento anclado
en una cierta tradición rusa, pero no solo en ella. Poco a poco, el jefe del Kremlin se ha ganado así un nuevo
estatus, bastante más allá de sus fronteras.
Nadie encarna mejor que él el desencanto hacia las ideas que dominan el orden actual del mundo /1. Es la voz de
los humillados y
humilladas, o más bien de quienes se perciben como tales, frente a las élites mundiales cada vez más distanciadas
de los pueblos.
El putinismo es un nacionalismo que exalta una identidad crispada y la vuelta a la potencia perdida. Es la defensa
de la cristiandad, la afirmación de la
familia, de la virilidad, de la soberanía. Es un estado paternalista, clientelista y proteccionista. Es un imperialismo
contrariado que se define mejor aún
por aquello a lo que se opone: el antiamericanismo, el antiatlantismo, el antimulticulturalismo, la antiglobalización, el
antiislamismo, el "antibuenismo"
respecto a los derechos humanos, la homofobia, el rechazo a las élites y el capitalismo liberal. Los valores
universales, corpus calificado de
"occidental", deben ser reemplazados por una cultura de esencia nacional.
El putinismo es el primo del nacional-comunismo chino y no deja de tener afinidades con el Tea Party americano.
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Pero es con el populismo europeo con el que
está más en sintonía. Las sanciones de la Unión Europea contra el Kremlin han acelerado este acercamiento. La
supuesta sumisión de los europeos a un plan
americano de desestabilización de Rusia se conjuga con la idea de que las élites tecnocráticas del continente están
desconectadas de las aspiraciones
populares. Hay un complot.
Pero, atención: de un lado está Putin y el putinismo, del otro Rusia y los rusos. No es lo mismo. Aunque una
mayoría de rusos se reconozca actualmente en
su política. Igualmente, las diversas voces en Europa que están a favor de Rusia en la cuestión ucraniana o
denuncian las sanciones europeas no son
forzosamente pro-Putin.
Es necesario cuestionar la actitud de los diversos actores de la crisis ucraniana. Es sano interrogarse sobre las
estructuras del poder en un mundo cada
vez más interconectado. Se puede simpatizar con los rusos cuyas tradiciones son mucho más ricas que la
caricatura que ofrece de ellas Putin. Pero no se
puede negar que Moscú, hoy, aparece como la nueva Meca de los movimientos reaccionarios. Financiando a
Marine Le Pen, el Kremlin apuesta por una de las
fuerzas más peligrosas de la Europa de mañana.
Publicado en el diario Le Temps, pág. 2, el sábado-domingo 29-30
de noviembre de 2014. Traducido de
http://alencontre.org/europe/moscou-la-mecque-des-mouvements-reactionnaires-europeens.html
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Notas
1/
Stéphane Jourdan y Anya Stroganova, el 15 de septiembre de 2013, escribían en Slate.fr: "Más en general, los
intelectuales de la derecha radical están
siendo cada vez más cortejados por los rusos. El ensayista Alain de Benoist fue invitado a la universidad Herzen de
San Petersburgo en abril de 2012. Esta
conferencia sobre la mundialización era coorganizada por la presidenta del comité literario franco-ruso, Irina
Rekchan. El mismo De Benoist recibía, en
mayo de 2013, en una suntuosa sala parisina, al politólogo Alexandre Duguin que plantea la constitución de una
nueva Eurasia, especie de bloque
europeo-ruso susceptible de contrarrestar al imperialismo americano...
Este acercamiento entre Moscú y las diversas componentes de la extrema derecha hexagonal se opera
evidentemetne en nombre de valores comunes: mismo rechazo
del "nuevo orden mundial" impuesto por América y sus aliados, mismo gusto por la autoridad, mismo
conservadurimo en el plano de las costumbres.
La extrema derecha francesa intenta ganar credibilidad mostrándose al lado del "gran hermano" ruso. El Kremlin
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prosigue por su parte objetivos también
pragmáticos. El FN es el "único aliado ideológico con el que el Kremlin puede contar en Francia", subraya Alexis
Prokopiev, presidente de la
asociación Rusia-Libertades. "Este acercamiento es para uso político interno", subraya el especialista de la extrema
derecha Jean-Yves Camus.
"En temas como los derechos de los homosexuales, de los opositores políticos, se trata de mostrar a los rusos que
su poder no está aislado, que está
apoyado por partidos de primera línea en Europa occidental. La extrema derecha francesa, más allá del FN, se
opone a Femen, a Pussy Riot, al matrimonio
para todos. Los católicos integristas que visitan Moscú comparten el nacional clericalismo frecuente en Rusia. Esto
les basta para ser acogidos
" [red. de A l´encontre].
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