CULTURA ENSAYO Por: Elisa G. McCausland No es posible no comunicar Paul Watzlawick Herder Hibridismo cultural Peter Burke Akal Hispanomanía Tom Burns Marañón Galaxia Gutenberg Reedita la editorial Herder el clásico del psicólogo y filósofo estadounidense, de origen austriaco, Paul Watzlawick, No es posible no comunicar, cuya doble negación revela una intención desde el título, la de establecer unos principios básicos para aquellos que se preocupan por el cómo comunicar, pero desde un enfoque teórico, incluso crítico. Esta obra recoge parte de la teoría de la comunicación que Watzlawick elaboró en Palo Alto (California) resumida a través de cinco axiomas: la imposibilidad de no comunicar («cualquier comunicación plantea un compromiso»); toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un aspecto relacional tales que el segundo clasifica al primero y es, por ende, una metacomunicación; la naturaleza de una relación depende de la puntuación de las secuencias de comunicación entre quienes se están comunicando; los seres humanos se comunican tanto digital como analógicamente; todos los intercambios comunicacionales son simétricos o complementarios, según están basados en la igualdad o en la diferencia. Estas cinco claves orientativas vertebran el llamado «constructivismo radical» de Watzlawick, que consiste en la negación de una verdad absoluta. «No encontramos la realidad; la creamos» sentencia. El historiador Peter Burke considera una herramienta, el llamado hibridismo cultural, para buscar una unidad desde el estudio de los encuentros y las fronteras. Conocido en el campo de la historia cultural por su querencia por la utilización de modelos, métodos y conceptos propios de las ciencias sociales —que le han permitido superar de cierta manera la tendencia positivista de la disciplina histórica—, propone en este ensayo tomar en consideración las mezclas, ya sean estas adquiridas por contacto o inconscientemente; propone ampliar el campo geográfico de análisis de la historia y permanecer abiertos, porosos a nuevas formas de análisis. Tal y como recoge en palabras de Burke la historiadora María José del Río Barredo, en su estudio preliminar, «esperemos que una aproximación más global a la historia y a la teoría social se hará más común en un futuro no muy lejano, no solo estudiando el proceso de hibridación cultural, sino también ejemplificándolo». Se remite este autor a una «diversidad» de métodos, términos, planteamientos que permiten al estudioso, al teórico, al crítico desentrañar el porqué de la homogeneización cultural, de la resistencia a la globalización cultural, de la disglosia cultural o de la creolización (o criollismo) del mundo. Tal y como lo plantea Burke, el menú es amplio. Escojan. El estereotipo es útil, sobre todo para el poder. Cómo desnudarlo, cómo ponerlo en entredicho y dejar al descubierto los distintos objetivos de los que la cultura puede vestirse es una de las lecturas que pueden hacerse de Hispanomanía, término acuñado por el periodista y analista hispano-británico, Tom Burns Marañón, para referirse al relato que los «curiosos impertinentes» difundieron de España en los siglos XIX y XX. Autobiografía y ensayo literario/ histórico fue la extraña mezcla que hace más de diez años propuso Burns Marañón para explicar la visión de la España de hoy desde la mitología creada fuera de nuestras fronteras; desde el Romanticismo del XIX y sus viajeros. Pasan por esta obra Richard Ford, George Borrow, Théophile Gautier, Georges Sand o Blanco White. Ya en el XX se pasean por estas páginas George Orwell, Ernest Hemingway, Gerald Brenan o Maurice Legendre. Cabe destacar que esta nueva edición amplía el espectro perceptivo, y geográfico, incluyendo un Prólogo para franceses (que quedaron injustamente excluidos de Hispanomanía). Un diálogo donde la imagen de España, «presa de tópicos y cautiva de la mirada del otro», es actualizada; liberada, quizás, de ese sustrato romántico, intenso, que aún hoy arrastra la piel de toro. nº 149 mayo-junio 2014 Profesiones 47