Mirar, ojear, ver, cerrar los ojos, enfocar, echar un vistazo, observar, examinar, vislumbrar, CONTEMPLAR… ¿Qué hacemos con nuestros ojos?, ¿están vueltos sobre nosotras mismas o abiertos al mundo? La realidad nos rodea con miles de detalles que pueden ocupar un espacio en nuestra vida si graduamos nuestra mirada, si contemplamos con detenimiento para vislumbrar al Dios que pasa por la realidad, porque pasar, pasa. ¿Queremos mirar? La realidad nos descoloca Cuando comenzamos a mirar a nuestro alrededor nos vamos haciendo conscientes de aquello que vemos y vivimos. Hay muchos datos que aportamos a nuestra vida, sentimos y reflexionamos con ellos, nos vamos enriqueciendo en la medida en que nos abrimos. Las circunstancias de cada día, las personas con las que nos relacionamos, el trabajo, los estudios, actividades, compromisos, lo que leemos, , Internet. Mucha realidad, demasiada… una gran cantidad la podemos registrar con nuestros ojos, pero el corazón en ocasiones se resiste a hacer hueco a tanto, a lo que no comprendemos, a lo que nos coge lejos, al sufrimiento de otros, a la injusticia. ¿Estoy dispuesta a mirar? ¿Cómo es mi mirada? Quién nos enseña? La mirada de Jesús Hacer que nuestra mirada se vuelva contemplativa requiere de un Maestro que nos ayude no sólo a mirar, sino a trazar una vía entre nuestros ojos y nuestro corazón: el corazón se nos irá enriqueciendo cuanto más abramos los ojos, los ojos ganarán visión gracias al corazón que se va empapando de las actitudes y sentimientos de Jesús. Él es el que nos enseña a mirar con cariño, con compasión, con tristeza y rabia ante la injusticia, con simpatía, con admiración. Mirándole a Él se transforma nuestro corazón y nuestra mirada a la realidad, en la realidad contemplada descubrimos su presencia. Es un movimiento de ida y vuelta, constante, ininterrumpido… y arriesgado, porque nos compromete www.patrociniodemaria.com ¿Cuáles son tus sueños? ¿qué te gustaría vivir? ¿Qué te emociona? Escucha tu corazón y sigue tus sueños, no dejes al mundo sin esa parte de ti que puede renovar y recrear... Podemos caer en la rutina de desear desde fuera lo que nos proponen y no desde dentro. Podemos caer en la trampa de que sueñen por nosotros... Dedica un rato a conocer tus sueños, escúchalos y ponte en camino... ¡¡Y ten cuidado que se pueden hacer realidad!! ¡¡SORPRÉNDENOS!! La vocación es como un enamoramiento, donde todas las cosas que te rodean, que vives, que ves, que sientes, son interpretadas desde el Amor, solo Dios y sus signos serán tu única seguridad. La vocación en tu vida será poner en juego todo lo que tienes y lo que eres, no se puede restringir a "tiempos libres”. La vocación implica toda tu persona. Para descubrir tu vocación, es necesario iniciar un camino donde te sensibilizarás ante el llamado de Dios, es decir, escucharás su voz y después responderás. La joven que se coloca en las manos de Dios y traza su Proyecto de vida sobre lo que ÉL le sugiere, es quien tiene la valentía de dejarse moldear al gusto del Artista Divino. Señor, maneja mi ser a tu antojo, trabájame como hace el alfarero, pule mi corazón y hazme capaz de darte una respuesta, aquella que Tú esperas de mí para ser feliz y hacer felices a muchos otros. www.patrociniodemaria.com