¿Exageración o imaginación?
Por Cecil A. Poole, F.R.C.
Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.
¿Por qué exagera la gente? La exageración es un rasgo de comportamiento que está, hasta
cierto grado, presente en todo individuo. Probablemente la razón básica de la tendencia del
ser humano a exagerar, ha de encontrarse en ciertas satisfacciones del ego. Cada uno de
nosotros gusta de la novedad de traer algo que nos ha impresionado a lo atención de algún
otro. Cuando ha sido estimulado y satisfecho el sentido instintivo natural de curiosidad del
hombre, hay una tendencia a pasar la información que cree que ha adquirido.
Sin embargo, cuando uno pone demasiado énfasis en un descubrimiento en particular,
tiende a exagerar la importancia de todo incidente trivial y a traerlo al foco de la atención.
Después de un cierto lapso de tiempo se vuelve extremadamente difícil distinguir entre el
hecho y la imaginación. El individuo que exagera es incapaz de distinguir entre el hecho
elemental y su exageración del hecho.
Una persona cuidadosa puede preguntar si aquel que exagera también prevarica. Si somos
completamente honestos y objetivos en nuestra consideración de estos puntos, es posible
inferir que cualquier grado de exageración es hasta cierto punto una infracción. Cuando
entendemos y aumentamos simples hechos, puramente a través de nuestro proceso de
razonamiento, hemos añadido factores a hechos que existen solamente en nuestras propias
mentes.
Uno de los ejemplos más divertidos de la exageración lo encontramos en las historias del
tamaño del pez que se le escapó al pescador. El pez se hace más grande cada vez que se
cuenta la historia, hasta que la idea se hace tan fija en la mente del narrador que
verdaderamente cree que el pez era más grande de lo que en realidad habría probado ser si
hubiese sido pescado, medido y pesado.
Algunas personas exageran más que otras. Algunas son muy exactas, tan exactas que todo lo
que hacen tiene que ser pesado, estudiado, analizado y reproducido en conversación o por
escrito, hasta un grado tan exacto que se hace monótono. Sin embargo este tipo de
individuo se transforma en un sabio muy eficiente, dado a la estadística o mantenedor de
"records". Es el individuo al que puede confiársele llevar los hechos verdaderos sobre
cualquier objetivo que haya observado. Usualmente, la experiencia nos mostrará que tal
persona es falta de imaginación. Si hay algo bueno que podemos decir acerca del individuo
que tiene una tendencia a exagerar demasiado, es que tiene una imaginación viva.
La gente que exagera considerablemente en el hablar y en la acción, está muchas veces
empleada en posiciones altas, respetadas y responsables. Es su talento el ser capaces de
tomar cosas comparativamente simples, racionalizarlas en cosas más grandes, y a través de
la imaginación producir algo de verdadero interés de lo que para la persona muy literal
habría sido solamente un evento o incidente de menor consecuencias.
Ciertamente, sin ninguna exageración y sin el ejercicio de la imaginación, la vida de la
mayoría de nosotros sería muy aburrida. Fomentando el uso de la imaginación podemos
traer interés a cosas que de otra manera carecerían de él y, posiblemente, hasta a procesos
sin interés. La imaginación es una facultad muy constructiva. Desafía al hombre a alcances
más grandes y a propósitos más altos. Añade vitalidad a las cosas más o menos ordinarias,
haciendo posible ver más allá de las circunstancias limitadoras del paraje inmediato, como
así mismo aspirar a propósitos más altos.
La exageración difiere de la imaginación del mismo modo que el soñar despierto difiere de
la imaginación. En algunos casos, la exageración puede ser nada más que la expresión
desorganizada y espontánea de un individuo que desea llamar la atención hacia si. En otras
palabras, puede ser nada más que puro egoísmo. Tal comportamiento puede ser
definitivamente dañino si afecta a otros individuos que aceptan literalmente tales
declaraciones u opiniones exageradas.
Si un individuo exagera conscientemente, es decir, si desarrolla un hábito de tomar todo
hecho y principio y el resultado de toda observación como la base sobre la cual construir
una historia exagerada en cuanto a las causas, manifestaciones actuales y posibilidades
futuras del evento o fenómeno, tal individuo está invitando problemas. Está cometiendo
una injusticia no sólo con aquellos que escuchan esas declaraciones exageradas y las
aceptan como hechos y quedan eventualmente desilusionados, sino que también a sí
mismo, pues él sufre el mayor daño.
Desde un punto de vista psicológico, el principio puede ser resumido de este modo: una
persona que conscientemente exagera en el hablar exagerará en el pensar. Como resultado,
formará hábitos que lo llevarán a embellecer toda experiencia. El resultado será una vida de
extremos. Tal individuo eventualmente se encontrará en una posición de no ser capaz de
ejercitar buen sentido común. Fluctuará entre los extremos del pesimismo y del optimismo.
Estará apto para morar o en las alturas de la felicidad o en las profundidades de la tristeza.
La exageración extremada lleva al desequilibrio emocional. Las emociones pueden ser
llevadas a tales extremos por las elaboraciones de un hecho simple o historia común, que
siempre reaccionarán violenta en vez de normalmente. Si un individuo al relatar una simple
experiencia, habitualmente ha llegado al punto en donde la embellece con muchas
ocurrencias adicionales para atraer a la imaginación de otro, las emociones muchas veces
son atraídas a una completa y extrema manifestación en el desarrollo de tales historias.
Como resultado, casi cualquier cosa, aun antes de ser exagerada, ocasionará una innecesaria
reacción emocional que llevará a un abatimiento, y, a su vez, a la desilusión.
La exageración no está solamente limitada en forma exclusiva al campo mundano. Puede
encontrarse entre aquellos individuos que llegan por primera vez al estudio de principios
psicológicos, metafísicos y místicos. Usualmente la exageración de este tipo no es insincera,
sino más bien debido a la novedad de nuevas perspectivas abiertas al individuo; pero si
vamos a acercarnos humildemente a los misterios del universo y traerlos a nuestras vidas
para un uso que valga la pena, debemos aprender a observar hechos y al mundo a nuestro
alrededor desde un punto de vista firme. Debemos darnos cuenta de que el poder de la
imaginación está para ayudarnos a ajustarnos en las complicaciones de nuestro alrededor, y
no para el propósito de exagerar nuestras relaciones emocionales hasta el punto de
ocasionarnos miseria o dificultades más allá de las que ordinariamente debemos soportar.