Ecorregiones marinas de América del Norte

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Portland
7
Boston
Providence
8.1.4 8.1.1 8.1
Nueva York
8
Dover
8.1
8.1.2 Washington, DC
9
8.1.2 8.1.4 Norfolk
8.1
8.1.3 10
Jacksonville
11
0
25
50
100 km
8. Atlántico virginiano
Regiones geomorfológicas bentónicas del nivel II:
8.1
Plataforma virginiana
Regiones costeras del nivel III:
8.1.1
8.1.2
8.1.3
8.1.4
Paso de Long Island y bahía de Buzzards
Bahías de Delaware y de Chesapeake
Paso de Pamlico y bancos exteriores
Cuenca marina de Nueva York
Contexto regional
Características físicas y oceanográficas
Ubicada en la zona de clima templado, la región ecológica del Atlántico virginiano corre a lo largo de la costa este de América del Norte
desde el cabo Cod hasta el cabo Hatteras. Ocupa toda una franja que
se extiende entre el litoral y, al oeste, mar adentro, la vecina región
de la transición del norte de la corriente del Golfo. Da sustento a
conjuntos ecológicos clave y pesquerías de importancia comercial a
escala binacional (Canadá-Estados Unidos). La bahía de Chesapeake
—el estuario más grande de Estados Unidos y uno de los mayores
del mundo—, se encuentra en esta región y alberga una pesquería de ostión otrora enorme, pero que en años recientes ha sufrido
un marcado declive debido a la contaminación, la sobrepesca y las
enfermedades.
Las costas de esta ecorregión se formaron mediante procesos glaciales y sedimentación fluvial, lo que redundó en una geomorfología compleja y variable. Al norte, el litoral es típicamente rocoso,
con formaciones de lechos rocosos resistentes y pequeñas zonas
de marismas. Al sur predominan los estuarios de barra, las islas de
barrera y los valles fluviales inundados, aunque también se encuentran algunas zonas rocosas. A todo lo largo de la región, numerosas
vertientes costeras ofrecen agua dulce a los estuarios importantes y
a los extensos sistemas de marismas.
La región del Atlántico virginiano tiene una amplia plataforma continental que se extiende hasta 150 kilómetros a partir de la costa al norte
de Long Island y se estrecha a unos 40 kilómetros en el cabo Hatteras.
Al igual que ocurre en la región acadiana, ubicada al norte, cañones
profundos cortan el talud continental, particularmente en las costas de
Nueva York y Nueva Jersey. La costa del Atlántico virginiano se caracteriza por un sistema de islas de barrera, como el paso de Pamlico;
por sus valles fluviales inundados, como las bahías de Chesapeake y
Delaware, y por sus morrenas glaciales terminales, como Long Island
y el cabo Cod. Se intercala con litorales rocosos de alta energía y marismas costeras, desde pequeñas hasta extensas. Debido a las vertientes y
estuarios de la región (río Hudson, bahías de Delaware y Chesapeake,
paso de Pamlico), varias zonas experimentan un enfriamiento de la
masa de agua cercana a la costa producida por el anegamiento primaveral y la humedad del verano. La bahía de Chesapeake incluye once
afluentes mayores que vierten agua estacionalmente en la bahía y en
la zona costera. Los ríos Chowan, Roanoke, Pamlico y Neuse proporcionan hasta 425 m3/s que desembocan en los pasos de Pamlico y de
Albemarle, Carolina del Norte. Generalmente, las corrientes oceánicas
fluyen todo el año de norte a sur, paralelas a la costa. La corriente
del Golfo, que vira hacia el este, se encuentra a escasa distancia de
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Ficha técnica
Fundamento: Región ecológica definida por la temperatura de su superficie marina y las corrientes
presentes. Se extiende desde el cabo Hatteras en el sur, donde la corriente del Golfo se desvía,
hasta el cabo Cod en el norte, donde la fisiografía costera y el banco de Georges de alguna manera
restringen el intercambio con el golfo de Maine. Las aguas de la plataforma están aisladas de la
corriente del Golfo por las aguas profundas adyacentes de la región de la transición del norte de la
corriente del Golfo, más allá del quiebre de la plataforma.
Superficie: 150,027 km2.
Temperatura de la superficie marina: Entre 2 y 20 ºC en invierno y entre 15 y 27 °C en verano.
Corrientes y giros principales: El borde occidental de la corriente del Golfo adyacente crea surgencias
a lo largo del quiebre de la plataforma en esta región.
Otras características oceanográficas: Fuerte estratificación a lo largo de la costa, donde se
encuentran estuarios de agua dulce; exportación desde las bahías de Delaware y Chesapeake.
Profundidad: Plataforma (0-200 m, aprox.), 100%; talud (200 a 2,500-3,000 m, aprox.), 0%; planicie
abisal (>3,000 m), 0%.
Tipos y subtipos de comunidades principales: Zonas costeras rocosas, cabos rocosos, estuarios,
marismas salinas, planicies intermareales, playas arenosas, sistemas de islas de barrera.
Productividad: Elevada (>300 g C/m2/año): figura entre los ecosistemas marinos más productivos
del mundo.
Especies en riesgo: Ballenas franca boreal y de aleta; tortugas laúd y de dorso diamantino; esturiones
chato y del Atlántico; raya manchada americana, y tiburones nocturno, oscuro o arenero y toro.
de Florida hasta el Atlántico virginiano, a lo largo del margen del talud
continental. Las importantes pesquerías de bacalao del Atlántico y
eglefino dependen de las zonas de desove localizadas en la cuenca de
Nueva York. Estas pesquerías, amenazadas por la presión de la pesca
comercial, están sujetas a estricta reglamentación.
En la plataforma continental, mar adentro de la bahía de Chesapeake,
existen importantes zonas de invernación del arenque del Atlántico,
el cual emigra al norte durante el verano. La langosta americana se
encuentra en concentraciones de importancia comercial a lo largo de
la costa al norte de la bahía de Delaware, en la cuenca de Nueva York,
en el paso de Long Island y también a lo largo del talud continental.
El sábalo americano, por su parte, emigra desde mar adentro del Atlántico a zonas estuarinas de desove en el paso de Pamlico, en la bahía
de Chesapeake, en la bahía de Delaware y en el paso de Long Island.
El ostión americano se encuentra en grandes concentraciones en las
bahías de Chesapeake, Delaware y Peconic, así como en la costa norte
del paso de Long Island.
Especies introducidas e invasoras de importancia: Una ascidia u organismo tunicado
(Didemnum vexillum) y el busano veteado.
Actividades humanas y efectos negativos: La turbidez y el ingreso de altas concentraciones de nutrientes
provenientes de la urbanización y las actividades agrícolas en las vertientes, han afectado la ecología
de muchas zonas cercanas a la costa, incluida la mayoría de los estuarios más importantes de la región.
La destrucción del hábitat de desove de esturiones y otras especies anádromas como resultado de
los asentamientos humanos y los modelos de desarrollo prevalecientes durante siglos ha tenido gran
impacto. La población del esturión del Atlántico ha disminuido por la pesca comercial, en tanto que la
del esturión chato disminuyó en gran medida a consecuencia de la captura incidental. Asimismo, la
construcción de presas ha eliminado hábitats para la mayoría de las especies anádromas. El transporte
marítimo y la navegación comercial prevalecen en la región.
la costa, ejerciendo una importante influencia moderadora sobre el
clima de la región del Atlántico virginiano y creando, además, una
zona de transición al este, donde las complejas estructuras de corrientes provocan surgencias de aguas profundas.
Contexto biológico
Los entornoss costeros de la región incluyen numerosas marismas
salinas intermareales relativamente pequeñas, pero ecológicamente
significativas, así como varios estuarios grandes y de importancia.
Tanto humedales como estuarios son relevantes para el sustento de
las pesquerías costeras por ser zonas de desove y de crianza, sobre
todo en las bahías de Chesapeake, Delaware y Narragansett. La región
es altamente productiva. Entre las pesquerías importantes destaca la
de la macarela o caballa del Atlántico, que migra entre el borde y talud
de la plataforma y las aguas costeras de la cuenca marina de Nueva
York. Mar adentro, frente a la costa de Nueva York, se encuentran (y
capturan en grandes cantidades) ejemplares de atún aleta azul que llegan a pesar más de 150 kilogramos. Gracias a la migración primaveral,
esta especie y el atún ojo grande o patudo se desplazan desde el sur
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Zonas costeras como la bahía de Chesapeake representan importantes hábitats y áreas de reproducción para muchas
especies marinas. Estos hábitats a menudo sufren las consecuencias de las actividades humanas. Fotografía: Jim Wark.
Los estuarios de la región son cruciales para otras especies también. La lubina estriada, que habita desde el golfo de México y Florida hasta las provincias marítimas de Canadá, es una de las especies
más codiciadas por la pesca tanto recreativa como comercial en toda
la costa este. Las pesquerías de esta especie en las costas del Atlántico dependen principalmente de las poblaciones que desovan tanto
en los estuarios de Hudson y de Delaware como en los afluentes de
la bahía de Chesapeake. Históricamente, esta última bahía ha producido casi toda la lubina estriada que se haya encontrado a lo largo
de la costa. Asimismo, el sur de la bahía de Chesapeake, el paso de
Pamlico y la bahía de Delaware ofrecen al serrano estriado o lubina
negra zonas de crianza que resultan cruciales para una pesquería
que se extiende desde el sur de Florida hasta el cabo Cod. Si bien la
pesca de la jaiba azul continúa, se trata de una especie amenazada,
sujeta a una estricta reglamentación y cuyo nivel de captura ha disminuido por debajo de los niveles históricos. La bahía de Delaware
es una zona importante de migración anual del cangrejo herradura o
cacerola. Sin embargo, los humedales en las zonas costeras y estuarinas siguen perdiendo terreno a causa del desarrollo urbano, y a
menudo las zonas críticas al interior de los estuarios, como los arrecifes de concha, se pierden debido a las redes de arrastre.
Actividades humanas y efectos negativos
La condición general de los estuarios en la región del Atlántico virginiano es pobre (EPA, 2005). Los problemas asociados con el exceso de
nutrientes por las actividades humanas y los bajos niveles de oxígeno
en las aguas del fondo son en término generales más severos que en
la región del Atlántico acadiano hacia el norte (EPA, 2005). La región
incluye los más grandes centros poblacionales de la costa este, con
desarrollos urbanos e industriales extensos. En años recientes, las históricamente enormes pesquerías de ostión han decrecido por enfermedades (como la causadas por los virus Dermo y MSX), la sobrepesca y
la contaminación. La bioacumulación de metales pesados, plaguicidas
y bacterias tóxicas para los crustáceos ha reducido la pesca de ostión
en algunas zonas. Por ejemplo, una economía anteriormente en auge,
basada en la captura de ostión en la bahía de Chesapeake, se ha debilitado desde principios de la década de los setenta, con un efecto negativo severo sobre algunas de las comunidades costeras de Maryland y
Virginia. Muchas zonas de ostión se han cerrado a la captura, pues se
intenta revitalizar la pesquería. En años recientes también se redujo
la pesca de la jaiba azul de Virginia, en el sur de la bahía de Chesapeake. Este fenómeno se debe no tanto a la contaminación, sino a la
sobrepesca y a la captura de ejemplares que aún no llegan a la edad de
desove. En aguas federales estadounidenses, dos de once de los principales bancos pesqueros sufren de sobreexplotación (NMFS, 2007).
Las zonas de desove de la lubina estriada en el paso de Albemarle
y en la bahía de Chesapeake son muy importantes para la supervivencia de esta especie y para la pesca comercial. Después de un
colapso en la pesca de lubina estriada a finales de la década de los
ochenta, la reglamentación restrictiva extrema sobre la captura ha
favorecido la fuerte y rápida recuperación de la especie y la consiguiente reapertura de la actividad pesquera.
La cabeza de la ballena franca boreal es reconocible por sus característicos “chichones” blancos, llamados callosidades. Fotografía: Sam Fried/Photoresearchers.
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