El Modernismo

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Histórico
MODERNISMO Y 98
Cultural
Contexto
(18981923)
La crisis de fin de siglo, con el ―Desastre del 98‖ y la pérdida de Cuba y Filipinas (las últimas colonias
españolas), supuso la consumación de la decadencia española, iniciada en el siglo XIX (el reinado de Alfonso
XIII (1902-1923) no trajo consigo ningún cambio: turnismo, parlamentarismo poco representativo, población
rural dominada por una oligarquía de grandes terratenientes, migraciones a los suburbios de las ciudades,
tensiones y luchas sociales como la primera huelga general en Bilbao, en 1890…)
En Europa, la situación no era mejor y desembocó en la Primera Guerra Mundial.
Hispanoamérica, por su parte, vio como el colonialismo estadounidense se cernía sobre ella…
En general, en toda Europa (España incluida) se tenía la certeza de que se estaba viviendo la decadencia de una
época y de una cultura:
a) se rechaza el positivismo y el cientificismo, ya no se cree en un progreso indefinido y se toma conciencia
del alto precio que hay que pagar por ese progreso, la deshumanización de la sociedad;
b) hay un sentimiento hostil ante la realidad, que se traduce en diversas actitudes:
- un deseo de evasión hacia nuevas civilizaciones (Japón, el París bohemio, la India…)
- auge de las ciencias ocultas como el hipnotismo y el espiritismo a rebufo de la filosofía de Nietzsche, que
proclama la muerte de Dios y la ineficacia de las religiones para proporcionar respuestas (léase
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/la_verdad_sobre_el_caso_del_senor_valdemar.htm;
también http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/baroja/medium.htm)
- la decadencia afectaba también a la salud mental, resentida por los efectos de la vida moderna y
particularmente urbana; se insistía en el tema de la neurosis, el nerviosismo, la hipocondría, la falta de
entusiasmo... se recurría a los estupefacientes para para paliar el dolor, la enfermedad… El nuevo mal de
siglo es la abulia, l’ennui, la melancolía, el spleen, que conducen a la volubilidad y el tedio (léase Las
flores del mal, de Baudelaire y su primera parte, Spleen e ideal).
Orígenes
El Modernismo (I)
Parnasianismo
Simbolismo
Decadentismo
Propone la creación de un tipo de poesía exquisitamente elaborada,
formalmente perfecta, basada en un uso riguroso de la métrica (sin
concesiones a las licencias poéticas ni al verso libre) y una cuidada
selección del léxico que permita liberar a la realidad de toda fealdas
y vulgaridad por medio del cromatismo, la plasticidad y de una
variada adjetivación ornamental.
Surge en 1866 como reacción contra el Romanticismo. Los
parnasianistas le critican su defensa de la libertad absoluta en la
creación artística (que había conducido en muchos casos a un
deplorable descuido de la forma) y defienden el abandono de la
concepción utilitaria del arte al servicio de ideales políticos, sociales,
etc (y que llevará a Gautier, uno de los poetas parnasianos, a acuñar
la frase ―el arte por el arte‖)
Los simbolistas parten de la idea de que existen capas profundas de
la realidad que no pueden ser percibidas a través de los sentidos ni
del intelecto, sino por medio de la intuición poética que se produce
en el lenguaje simbólico. Para autores como Mallarmé, la poesía es
la expresión de las relaciones y correspondencias que el lenguaje
crea entre lo material y lo ideal, entre lo concreto y lo abstracto.
Rimbaud habla del poeta como un vidente que trata de desentrañar el
sentido oculto de la realidad
Influencia en los autores modernistas
El Modernismo es un movimiento literario hispánico cuyo principal objetivo es la ruptura con el prosaísmo y vulgaridad de la cultura burguesa y la
búsqueda de un lenguaje poético basado en el culto supremo a la belleza, acompañado de actitudes vitales inconformistas como el aislamiento
aristocrático (dandismo), la bohemia y otras conductas asociales y amorales, como el decadentismo, en la estela de corrientes poéticas francesas
como el Parnasianismo y el Simbolismo.
Del Parnasianismo recogieron la consigna del ―arte por
el arte‖, la obsesión por la perfección formal y el ideal
de una poesía bella, equilibrada y escultural, expresada
en un lenguaje brillante y refinado, en la que predomina
la ocultación del sentimiento y la emoción.
Del Simbolismo recibieron el valor de la intuición, el
poder evocador de las palabras, el arte de sugerir más
que decir, la atracción por la mitología griega y la Edad
Media y el sentido musical del lenguaje poético.
A este movimiento pertenecieron poetas como Gautier, Baudelaire, Verlaine en Francia; Oscar Wilde en Inglaterra; Valle-Inclán
en España… Entre los rasgos característicos del decadentismo sobresalen:
a) La convicción de estar viviendo en una sociedad depravada (la burguesa), frente a la que se comportan como marginados.
b) Lucidez crítica frente a esa degradación y una complacencia estética morbosa en los signos de esa degradación: la
corrupción moral, la crueldad, la exaltación de la fuerza y la atracción hacia lo enfermizo y depravado;
c) no existe moral para el arte (en consonancia con las ideas parnasianos);
d) conciencia de que el hombre se mueve en perpetua contradicción entre el bien y el mal, entre la carne y el espíritu, entre el
paganismo y el cristianismo, entre lo humano y lo sobrenatural (Baudelaire dirigirá sus plegarias a Satán con fragmentos de
Salmos cantados a Dios, por ejemplo: ―Gloria y alabanza a ti, Satán en las alturas…‖;
e) tendencia a una sensualidad enfermiza, a un erotismo decadente: sadismo, masoquismo, tema de la mujer fatalt (la
vampiresa de Poe y de Baudelaire).
Estilo
Temas
El Modernismo en España
Características
1
El Modernismo pretendió renovar el lenguaje poético como no se había hecho desde Garcilaso en el Renacimiento, o desde Góngora y Quevedo
en el Barroco: a un léxico renovado (con neologismos, arcaísmos, extranjerismos, voces del uso cotidiano y adjetivos ornamentales 1), hay que
sumar el uso de recursos fónicos como la aliteración y las onomatopeyas y el cuidado en las imágenes, los símbolos y las sinestesias, a la búsqueda
continua de efectos impresionistas, de evocación de sensaciones (cromáticas, olfativas, táctiles, musicales); métricamente destaca el uso del
encabalgamiento (para destruir el ritmo en busca de una mayor expresividad) y la variedad de estrofas y versos (libres, alejandrinos, eneasílabos y
dodecasílabos, poco usados hasta entonces).
Entre los principales temas modernistas encontramos:
a) El escapismo. El modernista – también como el romántico – huye a veces del mundo burgués, espacialmente (hacia Oriente: Japón, la India…) y
temporalmente (sobre todo el siglo XVIII); en ocasiones, se refugia en la introspección, en su propia conciencia (Machado y sus ―galerías del
alma‖)
b) El erotismo, concebido como anhelo de liberación y de paz; la mujer juega un papel importante, pero, o se la idealiza o se le da un carácter
diabólico o degradador de sirena o de prostituta (en la línea de Baudelaire).
c) El cosmopolitismo. Un aspecto más de la necesidad de evasión, que lleva a la devoción por el París bohemio.
d) Los temas americanos. El cultivo de temas indígenas podría parecer contradictorio con el cosmopolitismo; pero los modernistas buscaban
también aquí evasión hacia el pasado y los mitos, si bien posteriormente se buscará en estos temas las raíces de una personalidad colectiva, en
el que los héroes (Caupolicán, Moctezuma, Arauco), dotados de cualidades primigenias (inocencia, fortaleza, valor), contrastan con la
artificiosidad y degradación de la sociedad contemporánea
e) Vuelta a los mitos clásicos grecolatinos como fuente de inspiración y de respuesta a algunas preocupaciones temáticas: la recurrencia de lo
erótico y la sensualidad pagana (Venus, Adonis, ninfas, sátiros…), la búsqueda de lo exótico y lo desconocido (mito de Orfeo bajando a los
infiernos, Prometeo, etc.)
En su vertiente literaria, el Modernismo llegó a España a finales del siglo XX, procedente de Hispanoamérica, de la mano de su figura más
representativa, Rubén Darío.
El Modernismo español, tan rebelde como el hispanoamericano, se volcó más hacia el intimismo a la manera posromántica de Bécquer (visto como
un precursor del Simbolismo en España) y prefirió menos galas externas, menos sonoridades y precisiones formales. Destacan autores como
Salvador Rueda, Manuel Machado o Francisco Villaespesa; además, dos miembros de la generación del 98, Antonio Machado y Ramón del Valle
Inclán, comenzaron su andadura literaria por las vías del Modernismo (si bien Valle-Inclán destaca más en la prosa modernista que en la poesía). Y
en fin, también Juan Ramón Jiménez fue en la primera etapa de su obra un importante poeta modernista, abandonando después este movimiento
para seguir otros derroteros, no sin antes sentenciar que el Modernismo, más que una cuestión de escuela y de forma, fue una cuestión de actitud,
una tendencia general en la que todos, hispanoamericanos y españoles, son modernistas o, si se prefiere, gente del 98. Todos contribuyeron a la
renovación de la palabra poética en español, como nunca se había renovado antes.
Unicornio, dromedarios, propileo sacro, ebúrneo cisne, sensual hiperestesia, bosque hiperbóreo, alma óptera…
Obras
Rubén Darío
Antonio Machado
Juan Ramón Jiménez
Autores modernistas
Rubén Darío fue la figura más representativa del Modernismo y su poesía aglutina todas las características del movimiento: en lo formal, el
cromatismo, la sonoridad y el ritmo; en lo temático, lo exótico, lo mitológico y, también, su mundo interior desgarrado.
Colección de cuentos breves y algunos poemas que suponen un rechazo de la realidad burguesa a base de crear otra poblada de
Azul…
dioses, hadas, héroes, princesas, cisnes, centauros, palacios orientales y jardines suntuosos. Una realidad que es un arma contra la
(1888)
vulgaridad burguesa; no imágenes de evasión, sino instrumentos para combatir la imagen de la realidad que se quería imponer.
Obra que sorprende ya por su título (las prosas son himnos que se cantan en misas solemnes tras el Evangelio), es la culminación
Prosas
profanas del Modernismo más exuberante y rotundo. Hay que destacar en este libro la sensualidad y el erotismo y, también, el comienzo de
los poemas sobre motivos españoles (el Cid, Gonzalo de Berceo, la poesía cancioneril del siglo XV…).
(1896)
Aunque Darío no renuncia a las palabras brillantes ni a las innovaciones métricas de sus obras anteriores, en muchos poemas se
Cantos de
aprecia una expresión más sobria, más inclinada al intimismo. Destaca una serie de impresionantes poemas en los que expone sus
vida y
amarguras, angustias y temores (sintetizados todos en el poema Lo fatal, que cierra el libro). La preocupación política y la
esperanza
defensa del mundo hispánico frente a la opresiva colonización anglosajona (especialmente norteamericana), es otro aspecto digno
(1905)
de señalar (léase la Salutación del optimista o el poema A Roosevelt).
Su poesía tiene una doble raíz: el romanticismo tardío de Bécquer y Rosalía y el Simbolismo. Ello lo situó en sus inicios entre los modernistas, y
si bien las huellas de ese punto de partida no desaparecerán nunca de sus poemas, pronto seguirá un camino distinto basado en un lenguaje poético
progresivamente depurado hacia la sobriedad y la densidad, en el que la poesía acaba siendo ―un diálogo del hombre (…) con su tiempo‖.
El libro conoció una primera edición en 1903 y una segunda en 1907 bajo el título de Soledades, galerías y otros poemas
(con poemas suprimidos y muchos más añadidos). Es quizá su obra más modernista, en la que encontramos temas como el
Soledades tiempo, el recuerdo nostálgico de la infancia, la soledad… y símbolos como el agua (símbolo de vida cuando brota, de la
fugacidad cuando corre, de la muerte cuando está quieta) y los caminos (a veces reales, a veces metafóricos, que conducen
Obras
hacia el ocaso o representan las galerías del alma).
Campos de Aunque Machado no abandona los poemas intimistas, este libro aporta sobre todo una mirada hacia el exterior, hacia el
Castilla
paisaje castellano, sus gentes y su historia, ahondando en la crítica social con los poemas que añade en la 2ª edición del
(1912)
libro, en 1917.
Por edad, Juan Ramón Jiménez pertenecería a la generación de 1914 (o novecentista), pero por su precocidad, comenzó militando en las filas del Modernismo,
aunque pronto lo superó. Él mismo señaló la evolución de su poesía, en un poema de 1917 (―Vino primero, pura,‖):
1) Una poesía ―pura‖, en el sentido de sencilla, con la influencia de Bécquer. El principal libro de estos años es Arias tristes (1903)
2) Adopta luego el Modernismo (1908-1915) en libros como La soledad sonora. Encontramos en ellos el gusto por lo sensorial y la musicalidad.
3) Su afán de renovación le llevará hacia una ―poesía desnuda‖ en la que desaparece el léxico modernista, la adjetivación sensorial o los ritmos sonoros, para
dejar paso a la búsqueda no de la belleza externa, sino de la interna, la esencia de la cosas (que, como algo abstracto, sólo se puede percibir mediante la
inteligencia, nunca por los sentidos). Abre esta etapa, en 1916, Diario de un poeta recién casado) y le siguen otros como Eternidades, Piedra y cielo, etc.
4) Añádase a las etapas señaladas por el propio Juan Ramón una última, posterior a 1936: la búsqueda de lo esencial le ha llevado a construir un nuevo yo,
desprovisto de biografía personal (lo que tiene la vida de anécdotas, acontecimientos, sentimientos, amistades…); un yo abstracto que hace que el poeta
sienta soledad e incomunicación, además de que se sabe hombre de carne y hueso sujeto a la muerte. Para superar esta soledad y alcanzar su ansiada
eternidad, el poeta funde su conciencia con el Todo o conciencia universal, en una poesía cada vez más profunda que desemboca en lo metafísico, incluso
en cierto misticismo (En el otro costado, Dios deseado y deseante…).
SONATINA
LO FATAL
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¡Oh, quién fuera hipsipila3 que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
2
¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
2
Golconda y más adelante Ormuz: lugares legendarios
del Oriente (en la India y el Golfo Pérsico,
respectivamente)
—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
Rubén Darío, Prosas profanas
1) Explica el contenido de cada estrofa del
poema Lo fatal.
2) Establece diferencias temáticas y formales
entre Lo fatal y la Sonatina
3) Establece rasgos modernistas en el poema de
Machado; señala luego las diferencias y
similitudes con los poemas de Darío
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Rubén Darío, Cantos de vida y esperanza
El sol es un globo de fuego,
la luna es disco morado.
Una blanca paloma se posa
en el alto ciprés centenario.
Los cuadros de mirtos parecen
de marchito velludo empolvado.
¡El jardín y la tarde tranquila!...
Suena el agua en la fuente de mármol.
A. Machado, Soledades. Galerías. Otros poemas.
Del Diccionario General Etimológico de R. Barcia:
"Epíteto de los insectos que tienen espinas y pelos
sobre el dorso".
3
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