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Gaucho de pies descalzos. Ronaldinho nació un 21 de marzo de 1980 en la familia Assis Moreira,
circunstancia para el grupo familiar equivalente a ganarse el premio gordo de la lotería, pues con el tiempo el
chico llegaría a ser considerado el mejor futbolista del globo. Le dicen el gaúcho (con acento en portugués),
por haber llegado al mundo en Vila Nova, un modestísimo barrio de Porto Alegre, capital del Estado Rio
Grande do Sul, ubicado muy cerca de Argentina y Uruguay. Desde los cinco años empezó a patear descalzo
una pelota de fútbol y ya a los siete jugaba en la Escuela del Grêmio Foot-Ball Porto Alegrense. Cuando tenía
apenas ocho años falleció su padre, João da Silva Moreira, quien trabajaba como vigilante de un estadio de
fútbol. Y fue ese el hecho que obligó a la familia de Ronaldinho, conformada por su madre Miguelina y sus dos
hermanos Roberto y Deisi, a realizar un esfuerzo adicional para subsistir. Sin embargo, el camino ya estaba
marcado. En 1997, Ronaldinho ganó el Mundial sub-17 y en 1999 vistió por primera vez la auriverde para
jugar contra Venezuela en la Copa América. Dice que cada gol que logra se lo dedica a su padre: “Su
ausencia me da tristeza, pero también me da fuerzas, porque cuando todavía estaba con nosotros, le decía a
todos: ‘El va a jugar en la Selección. El va a ser un gran jugador’. Y queriendo o no, todo el mundo me
comenta: ‘Tu padre decía...’. Así que cada vez que voy a hacer algo que no está bien, pienso: ‘A mi padre no
le gustaría que hiciera esto’. Su ausencia me motiva a esforzarme más cada día, para que, esté donde esté, él
se sienta orgulloso del hijo que dejó en el mundo”.
La alegría sí es brasileña. El que los brasileños tengan fama de alegres se debe,
fundamentalmente, al carnaval y a la samba. ¡Ahh!, y ahora a Ronaldinho. Todo el mundo
quiere saber cuál es la razón por la que el astro del fútbol siempre parece estar feliz. Los
periodistas que se le aproximan no vacilan en precisarlo, en preguntarle la razón de tanta
fotografía sonriente. El, con sencillez franciscana, siempre responde lo mismo, que es feliz
porque siente pasión por jugar fútbol. Cuando tiene el balón entre los pies sólo piensa “en
regalar una sonrisa y alegría”. “Del fútbol me gusta todo. Y lo que no me gusta es cuando no juego. ¡Si
pudiera jugar siempre, sería perfecto!”. Su madre, Miguelina de Assis Moreira, lo confirma: “Es muy alegre y
esa alegría es producto de su felicidad por poder jugar al fútbol, es lo que más le gusta por encima de todo”. Y
no hay cómo negar que también disfruta del reconocimiento público: “Todo lo que soñé era ser lo que soy hoy.
Ser conocido, poder dar autógrafos, vivir rodeado de gente. Creo que si no fuese así sería un tipo frustrado”.
Pero a Ronaldinho también le alegra la vida, la música, esa otra impronta de los brasileños. Le encanta la
percusión, el reunirse con los amigos a improvisar. “Si no fuera futbolista, me imagino que se hubiera
dedicado a la música”, dice Miguelina.
“Soy simpático, perfumado y oloroso y, sumando todo eso, soy un tipo
bonito”. El
comentario, más que una justificación, es una postura ante el mundo. La estrella
del Barça lo sabe bien, no responde a los estándares de belleza de occidente y de las estrellas del
firmamento futbolístico que igual posan para una foto oficial del equipo para el que juegan como para un aviso
de anteojos. El lo sabe, no tiene las facciones de David Beckham, de Raúl o de Zidane. Pero también sabe
que en su humanidad de 1.81 metros y 80 kilos, está el mejor jugador de las canchas del planeta.
El gran amor de Ronaldinho.Miguelina de Assis Moreira. Es
su confidente, amiga y, más recientemente, su albacea. De la
madre de Ronaldinho se dice que es encantadora y que el
muchacho heredó de ella su actitud positiva, su humildad y su
discurso festivo. Su potente carisma la ha llevado a protagonizar
más de un comercial de televisión, incluso el que hasta ahora tiene
el récord de ser el más caro de Brasil: 10 millones de euros. El astro brasileño
afirma que su madre es su pasión y su ángel de la guarda, o más bien, su perro
cancerbero, porque Miguelina cuida a su niño de las mujeres que se le acercan y
que pretendan “aprovecharse” de él. Procura también que su muchacho no esté
muy alejado de ella, actitud que él aplaude debido a la estrecha relación que
mantienen. “Cuando mi madre está lejos no lo puedo soportar”, dice él. “No
vendan a mi nené, no quiero que lo alejen de mi lado. No necesitamos tanto
dinero. Necesita que le siga preparando frijoles, arroz y carne, y que le proteja de
las aprovechadoras”, expresó ella alarmada cuando se estaba preparando el pase
de Ronaldinho de El Gremio de Porto Alegre al París St Germain. Actualmente la señora vive en una flamante
casa en Barcelona, España, donde constantemente recibe a periodistas de todo el mundo.
El secreto mejor guardado. Se llama Joao, tiene año y medio, y es el hijo que Ronaldinho
tuvo en febrero del año pasado con una joven bailarina de nombre Janaina. De los detalles de este
romance y de su fruto la prensa del corazón no ofrece mayores detalles, pues el futbolista
brasileño ha sabido mantener blindada su vida privada. Sólo se sabe que el niño lleva el nombre
de su fallecido abuelo paterno, Joao, y que la muchacha carioca, quien hasta hace poco se
desempeñaba como bailarina en un programa de la cadena TV Globo, se supone que debe contar con la
anuencia de la madre de Ronaldinho, pues en una oportunidad él mismo declaró que no tenía mucho tiempo
para novias y que cuando tuviera una, tendría que contar con el beneplácito de su madre.
El muchacho de los zapatos de oro. El valor de sus piernas
aseguradas en miles de euros multiplicó su precio desde
que sus pies calzan un modelo con incrustaciones de oro
de 24 kilates diseñado por Nike. Los zapaticos
pertenecen a la edición especial y limitada que lleva por
nombre Tiempo Legend y en su diseño participó el
mismísimo joven de Porto Alegre. Muy pocas personas
tendrán acceso a estos zapatos de cuero blanco —que sólo pueden ser
usados si se lleva guardaespaldas—, pues además del valioso metal
amarillo que brilla en el logo de Nike, en los bordes superiores del
zapato y en las cinco estrellas que rinden homenaje al país
pentacampeón, la letra R, ubicada en el zapato derecho, está escrita en
diamantes.
Por qué es el mejor. Al centrocampista del FC Barcelona, Ronaldinho, se le
atribuye una enorme capacidad para poner su arsenal técnico al servicio del equipo.
Velocidad e inteligencia para adelantarse a las jugadas son sólo algunas
de las virtudes que se le atribuyen. Sus palabras confirman lo que
demuestra en la cancha: “Es posible inventar cosas nuevas, estoy
siempre buscando diferente, algo distinto, hacer cosas distintas. Intento
siempre hacer algo novedoso”. La prensa europea especializada en
fútbol ve en Ronaldinho al sucesor de Maradona, y hasta lo califican de
“ser superior”. Asimismo aseguran que su nombre pasará a la historia al
igual que el de su compatriota Pelé y el del argentino Diego Armando Maradona. “Es el
mejor porque juega con alegría”, dijo de Ronaldinho el hombre que metió el gol con la
ayuda de la mano de Dios.
Su mejor gol. Haber sido designado Embajador contra el hambre del Programa Mundial de
Alimentos de Naciones Unidas: “Fui afortunado, ya que el fútbol sacó a mi familia de la
pobreza. Ahora quiero ayudar a rescatar a otros niños que no son tan afortunados. Este es el mejor gol de mi
vida”.
Los numeritos del jugador. 156 millones de dólares hasta la temporada 2010 es el ingreso que
recibirá Ronaldinho por ser ficha del FC Barcelona, lo cual lo convierte en el jugador mejor pagado del
mundo. 200 mil es el número de personas que ingresaron en su páginaronaldinhogaucho.com, apenas
dos semanas después de haber salido al ciberespacio.
Lo dijo él. “Mi sueño es ese, seguir los pasos de los grandes
jugadores como Pelé, Maradona o Beckenbauer. Yo quiero
conquistar la máxima cantidad de títulos para que un día se
acuerden de mí como un jugador que ha hecho algo importante”.
“Ronaldo es uno de mis ídolos, aunque siempre me gustaron más
los jugadores del pasado. Siempre veía cintas de Zico, Rivelinho”.
“Mi pensamiento es que sea el Mundial de la selección brasileña, no el mío. Lo
importante es que Brasil salga campeón por sexta vez”.
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