ESTETICA Y FUNCION A LA ESTRUCTURA POR: Steven González Zabala* Bogotá, Mayo de 2001 La completa coordinación entre la percepción, la ciencia y la tecnología abren la puerta que permite la entrada al mundo imaginario y creativo del arquitecto, originando una nueva perspectiva de las dimensiones comúnmente empleadas, dando existencia al proyecto arquitectónico como máxima expresión sensorial sintetizada en la Forma, hecho y sujeto a la técnica manifestada en la Estructura. Es increíble como la síntesis completa de un lugar en el espacio se puede descifrar a través de un hecho arquitectónico, resultado de la interpretación personal de un individuo que se esfuerza por entender el comportamiento del hombre y su relación con el entorno tecno natural que habita. Esa interpretación - manifestación artística que logra mediante la plástica de una estructura intervenir la razón y la existencia del hombre -, constituye la máxima diferencia con las ciencias. Dicha interpretación debe sustentar el proyecto arquitectónico en cuanto a forma y función, y este a su vez debe crear espacios basados en la nueva perspectiva de las dimensiones que permite transformar la visión del mundo cotidiano al cual estamos acostumbrados. Como resultado de esta nueva visión hemos sido testigos de las tendencias actuales que mutan y desfiguran la geometría de los espacios arquitectónicos, sin embargo; no se puede olvidar el importante papel de la función como directriz que orienta la transformación de un espacio y que de manera directa esta representada por los volúmenes de la composición arquitectónica. En consecuencia la forma no es un capricho del creador es el resultado de lo anteriormente expuesto. Corresponde a la función y adquiere significado mediante el carácter sensorial del creador encargado de animar la composición física del proyecto y determinar el comportamiento humano dentro de un espacio en todas las diferentes escalas. En otras palabras esa intervención del espacio real que se lleva a cabo desde el elemento más sencillo, individual y simple como una vivienda, hasta uno compuesto y complejo como una ciudad termina por formar y educar individuos para una nueva sociedad, afectando de manera directa la memoria del habitante mediante la practica vivencial del espacio arquitectónico de la cual va a sostenerse el proyecto. Por eso es de vital importancia el papel del arquitecto como creador de su obra, al lograr dar existencia al proyecto desde el primer momento que lo concibe. El proyecto adquiere vida propia cuando el arquitecto encuentra la esencia de este, esencia que debe permanecer durante todo el desarrollo y maduración del proyecto, desde la primera visión del arquitecto hasta hacerlo realidad mediante la construcción. En conclusión podemos decir que más allá de las formas, el espacio cumple su objetivo al lograr que el habitante tenga la sensación deseada por el creador. *Steven González Zabala PLASTICA. DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN LTDA. [email protected] Bogotá