• Oríana Fallad La rabia y el orgullo (trad. de Miguel Sánchez con la colaboración de la autora), La Esfera de los Libros, Madrid, 2002. 183 págs. Isaac-García Venegas Con este libro, Oriana Fallaci rompe un largo silencio voluntario. Este súbito estallido de "rabia" y "orgullo" se debió a los sucesos del 11 de septiembre. El regocijo musulmán en el mundo, así como la ambigüedad de quienes sin alegrarse justificaron e! hecho, la obligaron a volver a la palestra de la palabra. Primero, con un prolijo artículo publicado en un periódico italiano, y después, con La rabia y el orgullo, una ampliación de aquél. Como su nombre lo indica, es un texto escrito más con pasión que con inteligencia. No es que esta última esté ausente, sino que en no pocas ocasiones parece doblegarse ante e! ímpetu y desmesura de la primera. La sensación que deja su lectura es la de asomarse a un agujero negro de! cual brotan, con vertiginosa rapidez y sin piedad alguna, cientos de historias bélicas que, a fin de cuentas, han lacerado e! alma de Fallaci. Porque es cierto, la vida de esta periodista se ha forjado en la guerra, en la violencia, en la destrucción, como las que el cáncer ejerce contra su cuerpo desde hace tiempo. Pero si la rabia de Fallaci se hizo patente a consecuencia de aquellos atentados, en realidad tiene raíces más profundas. Su verdadero alimento es el ocaso de lo que ella misma se enorgullece: la cultura occidental. En su diatriba contra el Islam se lamenta de lo que sucede en Europa y particularmente en Italia. Siente (mas no explica) un peculiar cansancio en Occidente que de una u otra manera facilita e! escenario para el avance de la guerra santa: "lo peor para nosotros está todavía por llegar", sentencia. El nuevo libro de Fallaci es uno de esos que no se puede leer impasiblemente, como sucede con todo acto de rabia y orgullo. Acaso lo más sorprendente es que ante la perspectiva de una guerra santa, este libro es lo que exigen tales circunstancias: un sermón que acusa, señala e incluso incita: "Oídme bien porque [oo.] ahora os digo: guerra habéis querido, ¿guerra queréis? Por lo que me concierne, que guerra sea. Hasta el último aliento". Ante esto, para los educados bajo la influencia de! cristianismo no quedaría de otra que rezar fervorosamente lo que Fallaci recuperó en otro de sus libros: "padre nuestro que estás en los cielos, danos hoy la matanza de cada día, líbranos de la piedad, de! amor, de la enseñanza que nos ha dado tu hijo. Porque no sirvió para nada, no sirve para nada, y así sea". Como se ve, un absurdo. i José Felipe Coria Caelaluna:Lainva~ón de Marte Paidós (Amateurs 7), México, 2002, 314 págs. Damián Maldonado El interés por los avances de la ciencia de! siglo xx, unido a la vocación de crítico cinematográfico, llevó a José Felipe Coria a confeccionar este libroensayo que, al menos por su claridad expositiva, no puede considerarse amateur. Adjetivo que, curiosamente, da nombre a la colección que Paidós funda con el propósito de entusiasmar al lector por medio de aficionados o diletantes, profesionales "no del tema en cuestión sino de la escritura: por alguien tan atento a lo que dice como a su manera de decirlo". Así, pues, en su también afirmada vocación de paseante, José Felipe Caria aborda e! tema de la exploración espacial y lo enhebra, acertadamente, a un género de amplio público: e! de la ciencia ficción. Dividido en tres apartados, e! libro va de los avances de la ciencia astronómica (logros, posibilidades, tropiezos) a las producciones artísticas (literarias, fílmicas, musicales) que han sido alentadas por las observaciones y hallazgos del hombre en otros mundos y que su imaginación ha interpretado o transformado para un ávido colectivo. Desde Unus: Pobos o el temor a ser invadidos, el autor asiste, puntual, al nacimiento del género: un imaginario que se consolidó en pos del "entretenimiento masivo". Los magazines pulp, el cine, el mismo Orson Welles en e! Teatro Mercury al aire, abrevaron conscientemente a un público sensible amenazado por guerras mundiales. Se sumerge Caria, pues, en los entresijos del linaje cienciaficcional haciendo incluso una sociología de! género. Pero antes de! cine, recuerda Coria,"antes de la imagen, estuvieron los argumentos. La imaginación pura emanada de los libros", Las predicciones de Jules Verne inspiraron a hombres a tomar la ciencia como profesión. De esta manerea, la ciencia ficción no se erige como remanente, sino que alimenta la imaginación científica. El resultado es una historia de! cine, incluso una de la literatura, empero, se antoja concebirlo igualmente como un tejido que hace las más de las veces una suerte de filme impreso, con resonancias musicales. Pero, ante todo, es un libro que observa e! futuro cercano ¿Qué pasará cuando e! hombre llegue a Marte? ¿Qué libros se escribirán? ¿Qué películas veremos? Parece concluir e! autor que si las potencias económicas dilapidan sus logros en fabricación de armamento bélico en detrimento de! quehacer científico, "poco importa, cierto, porque si e! ser humano no va físicamente a Marte, al menos seguirá yendo con el arte". i 17