Don Lupe Reyes y los Reyes de El Refugio

Anuncio
Metepec, tu espacio informativo
Don Lupe Reyes y los Reyes de El Refugio
Se presenta este viernes 19 en el Festival Quimera 07Don Lupe Reyes: el oficio del destino*
AgustÃ-n Escobar Ledesma (La Jornada Semanal)
Soy un inútil pobre ranchero,
siempre carezco de buenas letras
pero en la marcha que es de los poetas
me inspiro mucho por ser versero.
J. Guadalupe Reyes Reyes
Don Lupe Reyes y los Reyes de El Refugio es un cuarteto musical perteneciente al territorio del huapango arribeño
formado por la familia Reyes Noyola, oriunda de El Refugio, municipio de Arroyo Seco, Querétaro. De ellos, a decir de
don Lupe Reyes, padre de los otros tres integrantes, Miguel es primer vara y rey de bastos; Vicente es segundo vara y
rey de espadas; Gualberto es jaranero y rey de oros. Al final aparece J. Guadalupe Reyes con su guitarra quinta
hupanguera, rey de copas porque, él mismo lo confiesa, "de veras me encanta el vino". Sin embargo, a este singular rey
lo que más le apasiona es la poesÃ-a que se le revela entre los surcos de la milpa desde mediados de la década de los
cincuenta del siglo xx, cuando empezó a pergeñar sus primeros versos decimales. Don Lupe Reyes ha dedicado la
mayor parte de su vida a la poesÃ-a decimal campesina en múltiples enfrentamientos poético musicales en diversas
topadas de la región serrana.
Â
* Premio Nacional de Ciencias y Artes 2006 en el rubro de Artes y Tradiciones Populares.
Es a partir de 1986, ya con sus hijos crecidos, con quienes comparte la música y la poesÃ-a decimal campesina, que le
roba horas a sus labores agrÃ-colas y otras tantas al sueño, para preservar y difundir el son arribeño en la región en
que confluyen los estados de Querétaro, Guanajuato, Hidalgo y San Luis PotosÃ-. Y es que el cuarteto de Don Lupe, al
igual que el Creador bÃ-blico, sólo descansa los domingos. Don Lupe Reyes es el heredero de una tradición en la que,
como bien apunta Guillermo Velásquez: "El poeta es el personaje central del huapango arribeño. Es ante todo un
trovador que anda en la serranÃ-a, localidad tras localidad, cumpliendo sus compromisos cantando y recitando sus
versos y haciendo crónica de lo que ve y escucha, de sÃ- mismo y de la gente que lo llama; del lugar, la religión, y el
paÃ-s; de la sierra y el cielo; de amores y desamores, de nostalgias y esperanzas."
Â
MI REINA POR UNA...
La riqueza cultural del son arribeño contrasta con la humilde casa del rey de copas: las paredes son de varas vegetales
enjarradas de lodo; el piso es de tierra y el techo está cubierto de romerillo, un arbusto impermeable de la región.
Dentro de la casa de don Lupe, resguardados por el calor del fogón de la cocina que por las noches se convierte en
recámara, dentro de su respectivo estuche, están los preciosos instrumentos musicales aferrados a las paredes, listos
para saltar a los brazos de sus ejecutantes. Los seis perros de Los Reyes de El Refugio son tan famélicos que ni fuerza
tienen para disuadir con ladridos a los intrusos; cualquiera puede llegar hasta la cocina y los perros apenas abren un ojo
echados en el suelo. Son tantos los cancerberos que nadie recuerda el nombre de cada uno de ellos. Más allá, un gallo
se disputa ruidosamente los favores de varias gallinas; al igual que las mujeres jóvenes de la región ante la ausencia
de muchachos que emigraron a Estados Unidos, se pelean las preferencias de los agentes de ventas que llegan a El
Refugio. En un rincón del patio del humilde lugar descansan diversos aperos de labranza; también hay pequeñas y
redondas calabazas, olotes, piedras, tierra y un fuerte viento que silva furioso sobre sus habitantes. De los horcones que
salen de la vivienda cuelgan dos escuálidos focos, que más valdrÃ-a no encender porque apenas les alcanza la luz para
iluminar la pobreza, opacada por la belleza del estrellado cielo nocturno.
XILOGRAFÕA
El Refugio es una antigua imagen de Abelardo Õvila (famoso grabador queretano nacido a unos cuantos kilómetros de
aquÃ-), que se ha quedado congelada por el tiempo, en la que persiste la miseria secular confundida con los troncos de
los árboles que semejan bucólicos campesinos errantes en busca de sus divinidades, de su destino y del son arribeño.
El Refugio es una comunidad que no rebasa los mil habitantes y que limita con el estado de San Luis PotosÃ-. Sus casas
están dispersas en una zona donde lo abundante son las piedras y los cuisillos prehispánicos. Las veredas están
flanqueadas por enormes cactos de pitayas y tapizadas por las amarillas flores de ortiga que semejan caminos de luz
http://metepec.info
Potenciado por Joomla!
Generado: 20 November, 2016, 23:47
Metepec, tu espacio informativo
para que lleguen las ánimas, pero que en realidad son señales para que salgan los serranos en busca de los ansiados
dólares que les permitan construir sus casas de terrado que, a final de cuentas, quedan abandonadas porque la familia
entera termina emigrando. Hombres y naturaleza se funden en esta semidesértica zona de la Sierra Gorda en la que
pinos, enebros, nogales y ceibas han cedido sus lugares a mezquites, huizaches y diversas plantas xerófilas. Las
negras y fértiles tierras producen grandes mazorcas de maÃ-z que son arrancadas de la tierra con el sudor de la frente
de los campesinos que se resisten a abandonar su cultura, sus muertos y sus raÃ-ces, a pesar del vendaval fenómeno
de la migración que azota a la región y no deja familia indemne.
RECONOCIMIENTO
Don Lupe Reyes, trovador, músico y poeta, en un creador de la música popular de nuestro paÃ-s que, a pesar de llevar
más de cincuenta años en el oficio que el destino le dio, jamás ha conocido las delicias de las becas que otorga el
gobierno a los creadores, eso sÃ-, como apunta Guillermo Velázquez de Los Leones de la Sierra de Xichú:
"Huapangueros y campesinos conocedores lo reconocen en toda la región como un creador respetuoso de las reglas
del buen trovar, y es que su obra la fue escribiendo según la necesidad de los distintos combates que se presentaban y
a los cuales trataba de ir bien preparado. Muchos de sus versos los hizo en la milpa, porque allÃ- encontraba el silencio
necesario para hallar las palabras y las rimas, andaba con la yunta y cuando de pronto se le venÃ-a un verso a la cabeza
se detenÃ-a para apuntarlo en algún papel que llevaba preparado en el bolsillo, luego volvÃ-a a arrear la yunta y cuando
le llegaban más versos, nuevamente se detenÃ-a; en la noche, al regresar a la casa, sacaba una libreta de un veliz y los
apuntaba."
APUNTES CURRICULARES
Don Lupe Reyes pertenece a la casta de los antiguos juglares europeos medievales que recorrÃ-an la legua llevando sus
mensajes y su arte poético por distintas regiones:
Soy J. Guadalupe Reyes Reyes, nacido y bautizado en 1931 en El Refugio, Arroyo Seco, Querétaro. De niño me crió
un tÃ-o al que le ayudaba a cuidar animales y al que no le gustaba la lectura porque él mismo no sabÃ-a leer ni escribir,
cuando le dije que yo querÃ-a aprender me dijo que eso no servÃ-a que lo bueno era cultivar el campo y no la lectura. Sin
embargo, a escondidas de él yo aprendÃ- a leer y escribir con un silabario que me regaló un barrillero que se llamaba
Arnulfo. Yo mismo iba juntando las letras con la ayuda de un vecino que se llamaba Epigmenio Grande quien me
enseñó la pronunciación de las sÃ-labas. Al mismo tiempo en que aprendÃ-a a leer y escribir, don Pablito un músico
que también era mi vecino me enseñó a tocar la guitarra porque dijo que yo tenÃ-a muy buen sentido musical y que me
regaló un cuaderno de verserÃ-a para que "te acuerdes de mÃ- cuando yo muera, si algo te gusta del cuaderno cántalo
pa que te acuerdes de mÃ-". La primera guitarra que tuve en mi vida se la compré a don MelquÃ-ades, un huapanguero
que me la dio en ochenta pesos que fui juntando de a cinco, de a veinte, hasta completar los ochenta pesos. Como
aprendÃ- a tocar la guitarra a escondidas de mi tÃ-o, porque tampoco le gustaba el son arribeño, ni ningún tipo de
música, no la llevé a casa. Cuando ya sabÃ-a tocar la guitarra los vecinos me invitaban a tocar alabanzas y después,
allá por el año de 1950, acudÃ- con don Melitón Orozco, huapanguero de RÃ-o Verde que vendÃ-a poesÃ-as para
sobrevivir para que me enseñara las reglas de la poesÃ-a decimal, del verso y los conocimientos del trovar. Me
recomendó que leyera libros de historia y que de allÃ- sacara la poesÃ-a para las topadas. Tiempo después acudÃ- con
don Ramón Loredo, de La Barranca, para que me enseñara los cambios de notas musicales. AsÃ- con el conocimiento
inicial de las notas y los versos tuve mi primer topada, de las 6 de la tarde a las 10 de la mañana del dÃ-a, en El
Quelital, el 15 de mayo de 1955, dÃ-a de San Isidro Labrador. Según yo, ya tenÃ-a mucha poesÃ-a pero mi contrincante,
el señor Lucho me ganó la topada porque di mal la clave y me falló la corrección y la medida de mi versificación.
Ante el fracaso, el trovador RosalÃ-o Ruiz de San Ciro, San Luis PotosÃ-, me enseñó cómo escribir poesÃ-a
correctamente, me dijo que yo cantaba mucho pero que estaba despochinado, dijo que mi poesÃ-a estaba mal escrita,
que si seguÃ-a asÃ- mis contrincantes me iban a seguir aporreando. Con vergüenza y todo yo seguÃ- sus consejos y
sus enseñanzas por las noches, de ese modo aprendÃ- la consonancia, la medida y la corrección. Desde entonces he
tenido curia en eso pero otros no lo hacen. También tuve enfrentamientos con Antonio GarcÃ-a, Antonio Escalante,
Mauro Villeda, Cándido MartÃ-nez y muchos otros trovadores como don Eleuterio de Cerritos, Antonio GarcÃ-a en Arroyo
Seco, Miguel González, con Pedro Sauceda, Ismael Orduña, Antonio Escalante, Teodoro RuÃ-z, Chón Aguilar, con
TobÃ-as, con el doctor Chessani, con otro señor uno que se llama Pantaleón, habÃ-a uno muy bravo, don Mauro, con
quien siempre nos echábamos buenos aporreones porque él era muy terco su posición, su poesÃ-a no era correcta
pero él asÃ- cantaba, decÃ-an que no sabÃ-a leer, pero quién sabe y ya una vez yo le dije que se guiara conmigo, que yo
le enseñaba porque andaba muy mal pero nunca aceptó mi invitación.
Una vez fuimos a una topada a Tamasopo, un 19 de marzo, dÃ-a de señor San José, para enfrentar don Toño
Escalante. Me dijeron que mejor no me presentara porque don Toño era muy bueno, que traÃ-a muy buenos músicos,
que iba a avergonzar a los mÃ-os porque con un solo arco tocan los dos violines ¿a poco los tuyos también pueden? Me
preguntaban burlones. En aquel momento yo tocaba con uno que se llamaba Goyo y otro Chano. El que nos contrató
nos dijo que no importaba si yo tocaba bien, lo que le interesaba era que hubiera dos grupos. Luego me dijeron que si
eso hacÃ-an que estaba muy diablo pero que fuera con él para que me enseñara a tocar unos tonos en menor, asÃestuvimos ensayando varias noches seguidas y sacamos cinco sones en tonos menores. Empezó la topada y a eso de
la medianoche les dije en la poesÃ-a que tocaran los dos violines con un solo arco pero, no, no lo hicieron. Después de
http://metepec.info
Potenciado por Joomla!
Generado: 20 November, 2016, 23:47
Metepec, tu espacio informativo
la poesÃ-a y el saludo nosotros les metimos en menor pero no contestaron ninguno, don Toño nos dijo "Muchachos qué
bonito tocan, nosotros estamos de medio dÃ-a pa bajo, ai nos disculpan porque nosotros no estamos tan acopladitos y
no tenemos mucho repertorio. Ya nos vamos porque vamos a agarrar el tren.
Antes nos Ã-bamos a las topadas a caballo, asÃ- Ã-bamos a Concá, Lagunilla, Arroyo Seco, San Ciro, era muy cansado a
veces hacÃ-amos hasta nueve horas de camino, se sufrÃ-a mucho porque era muy incómodo viajar a caballo y luego
luego bajarnos a tocar, nos tenÃ-amos que dormir sobre las bestias. A mÃ- en una ocasión se me cayó la guitarra
porque la bestia dio un brinco y me recordó. Otra vez Ã-bamos al Durazno echando pulque y en el pinal me caÃ- del
caballo y me fui rodando cuenta bajo unos diez metros entre los arbustos, la guitarra se quebró, la recogÃ-, la entablillé
y se la llevé a un señor que me la arregló. Ya después en autobús nos Ã-bamos más rápido, ora nos vamos en
camionetas de las que traen del otro lado y le damos pa la gasolina y un dinerito al chofer. He andado con varios
músicos que me han dejado porque se han tenido que ir a trabajar al otro lado, el jaranero fue el primero que se fue,
luego conseguÃ- otro pero también me dejó, uno está en unas huertas de California y el otro cuida caballos en Texas.
LA BRAVATA
En una ocasión fui a un baile a Mangas de Atarjea y era nomás una música, nosotros, y entonces cuando ya
habÃ-amos terminado en la mañana un hombre nos dijo que tenÃ-amos que tocar otro rato.
–Oiga pero es que ya estamos cansados y desvelados y ya mis músicos no quieren– le dije.
–Pos si no tocan otra hora no les pago.
–Pos no nos pague, total el que nos invitó tiene que pagarnos.
–Pero yo soy el que va a pagar.
–Pos aquÃ- mismo él me paga.
–¿Entonces no me tocas hijo de la chingada? –dijo el hombre al mismo tiempo que sacaba un cuchillo de entre sus ropas.
Yo nomás traÃ-a un casco de cerveza en una mano y mi guitarra en la otra. Yo ya sabÃ-a cómo defenderme porque don
Pablito no sólo me habÃ-a enseñado a tocar, sino que también me educó en la esgrima y en la defensa personal.
Pensaba, si se me avienta le voy a quitar el cuchillo con el casco pero no le voy a hacer nada, sólo se lo voy a quitar.
En eso andaba mi pensamiento mientras la gente que habÃ-a estado en la fiesta se quedaba mirando, sin intervenir.
–A poco muy gallo, hijo de la chingada? –volvió el hombre a la carga, pero sin atacar.
Ya luego la gente que miraba salió en mi defensa y nos apartaron, me preguntaron que si no le tenÃ-a miedo al cuchillo.
–Cuando gustes revivirla estoy a tus órdenes –le dije al hombre rijoso y cada quien tomamos nuestro camino.
Tiempo después fui a La Florida y por allá me encontré al tipo agresivo del que me dijeron que se llamaba Francisco.
–¡Quióbole don Francisco cómo has estado! –le dije a modo de saludo.
–Bien don Lupe, ¿va a tocar? –contestó y luego se disculpó, dijo que aquella ocasión andaba borracho y que no habÃ-a
sabido lo que hacÃ-a. Al final quedamos como amigos.
EL RETIRO
Don Lupe Reyes menciona que desde aquella ocasión se desanimó mucho y mejor se quitó del destino para que la
gente no le anduviera reclamando por incumplido. El lamentable retiro también es consignado por Guillermo Velázquez:
"Desde hace algunos años don Lupe ya casi no acepta participar en topadas y sólo toca en velaciones, pero sigue
escribiendo versos decimales sobre distintos temas, porque dice que cuando anda en la milpa ‘la cabeza se le llena de
versos.’"
LA DULZURA DE LAS NOTAS
Por supuesto que el retiro es parcial pues ahora sus hijos y otros jóvenes campesinos, aprendices de poeta de El
Refugio, son quienes lo acompañan: "Se pasan toda la noche ensayando y yo nomás les digo que no quiebren las
notas, que saquen la medida derechita, como los surcos de la milpa. Una vez le dije a uno de mis hijos que pusiera los
dedos bien derechitos, que la yema pisara bien la cuerda y, vacilando, le dije que le echara azúcar. Mi hijo me dijo que
si le echaba azúcar se le iban a pegar las cuerdas en los dedos. Pero endulza las notas, le contesté riendo."
* Premio Nacional de Ciencias y Artes 2006 en el rubro de Artes y Tradiciones Populares.
http://metepec.info
Potenciado por Joomla!
Generado: 20 November, 2016, 23:47
Metepec, tu espacio informativo
Â
ArtÃ-culo tomado de: La Jornada Semanal No. 617 del Domingo 31 de Diciembre del 2006Â
FotografÃ-as: Reynaldo Mota M. y Demián ChávezÂ
http://metepec.info
Potenciado por Joomla!
Generado: 20 November, 2016, 23:47
Descargar