Delito económico, causa política : falsificadores y contrabandistas en el imperio de los Austrias durante el siglo XVII Elena María García Guerra (CSIC-Madrid) Résumé : Durant le XVIIe siècle le système bimétallique de la couronne de Castille subît de sérieuses tensions, conséquences des continuels changements de valeur et de législation expérimentés par la monnaie fractionnaire ou la monnaie de billon, décretés par les autorités à la marge des va-et-vient du marché. Ces variations, en plus d’altérer les prix et d’encourager les fraudes et les falsifications des pièces en circulation, créèrent un important mal être et furent à l’origine de nombreuses altérations de l’ordre public. Notre propos est d’analyser la législation royale et une partie de la documentation relevant des Juges de l’Hôtel et de la Cour et de la chancellerie de Valladolid – tribunaux supérieurs de la cour ou du royaume de Castille – selon trois objectifs : en premier lieu, savoir comment les autorités poursuivaient les faux monnayeurs et les problèmes issus de la superposition des juridictions au moment de les juger; en second lieu, quelles furent les mesures adoptées pour enrayer les activités de ceux qui pratiquaient le change entre les espèces monétaires sans respecter les taxes établies, lesquelles avaient à voir avec l’arrivée des galions des Indes ; et en troisième lieu, offrir quelques idées autour du délit de contrebande, accentué par le pouvoir d’attraction qu’avaient les monnaies d’or et d’argent castillanes pour les habitants des différentes nations européennes – Hollande, Angleterre, France – qui dominaient le commerce avec l’Amérique. Palabras clave : monedas castellanas, vellon, galeones de Indias, falsas monedas ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007, p. 83-104 Resumen : Durante el siglo XVII en la Corona de Castilla el sistema monetario bimetálico sufrió serias tensiones como consecuencia de los continuos cambios de valor y ley experimentados por la moneda fraccionaria o de vellón, decretados por las autoridades al margen de los vaivenes del mercado. Dichas variaciones, además de alterar los precios y fomentar fraudes y falsificaciones de las piezas circulantes, crearon un fuerte malestar y fueron el origen de numerosas alteraciones del orden público. Nuestra comunicación analizará la legislación real y cierta documentación procedente de la Sala de Alcades de Casa y Corte y de la Real Chancillería de Valladolid – máximos tribunales en la Corte y en los reinos castellanos –, con tres objetivos : en primer lugar, conocer cómo perseguían las autoridades a los monederos falsos y los problemas derivados de la superposición de jurisdicciones a la hora de juzgarlos ; en segundo lugar, cuáles fueron las medidas adoptadas para atajar las actividades de quienes practicaban cambios entre especies monetarias sin respetar las tasas establecidas, las cuales tanto tenían que ver con la llegada de los galeones de Indias ; y, en tercer lugar, ofrecer algunas ideas en torno al delito de contrabando, agudizado por el poderoso atractivo que tenían las monedas de oro y plata castellanas para los naturales de las diferentes naciones europeas – Holanda, Inglaterra, Francia – que dominaban el comercio con América. Mots clés : monnaies castillanes, billon, galions des Indes, fausses monnaies 83 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 C 84 omo consecuencia de la progresiva monetarización de las sociedades urbanas y rurales durante la Edad Moderna, uno de los objetos que conocerá mayor difusión y que pasará a formar parte de la vida cotidiana de las gentes serán las monedas metálicas. Partiendo de esta premisa, en la Corona de Castilla desde finales del siglo XVI y durante el siglo XVII el sistema monetario bimetálico propio del periodo sufrió serias tensiones como consecuencia de los continuos cambios de valor y ley experimentados por la moneda fraccionaria o de vellón decretados por los reyes de la Casa de Austria al margen de los vaivenes del mercado y con una finalidad claramente fiscal. Medidas sobre el vellón que contrastaron con el empeño de esos mismos monarcas – Felipe II, Felipe III y Felipe IV – de mantener invariables, también al margen del mercado, las características de las monedas de plata o reales. Decisiones que desembocaron en la coexistencia de una moneda preciosa de valor intrínseco superior al legal con otra fraccionaria de escaso valor intrínseco pero de elevado valor nominal1. Las masivas acuñaciones de vellón ya sin liga de plata a partir de 16022, los resellos – cuya serie comienza en 16033 –, las consiguientes bajas de su valor – la primera decretada en 16284 – y, como contraste, la estabilidad de la plata entre 1497 y 1686, además de alterar los precios y fomentar los fraudes y las falsificaciones, crearon en la Corona de Castilla un fuerte malestar y fueron el origen de numerosos incidentes callejeros. De ahí que este trabajo tenga como objetivo dejar constancia de cuáles fueron los delitos más comunes cometidos como consecuencia de las manipulaciones monetarias, teniendo como base principal el análisis de la documentación generada por la Sala de Alcaldes de Casa y Corte que en Madrid y en sus alrededores ejercía la jurisdicción penal y actuaba como tribunal supremo en causas criminales5. La preocupación general por mantener el orden público se reflejará de un modo más concreto en diversas órdenes del rey y del Consejo en las que se recalca el especial cuidado que debía poner la Sala en la persecución tanto de los monederos falsos y de los trocadores que cambiasen monedas a mayor tasa que la establecida, como de los que expandieran rumores sobre variaciones en el valor de las piezas6. DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII En estas cuestiones y en la del contrabando nos vamos a centrar a continuación, fijándonos primero en algunas noticias de los Libros de Gobierno de la Sala7, para después hacer una estadística de los delitos de índole económica juzgados por este tribunal, basándonos en los Libros Inventarios de causas criminales. Dado que este aspecto de la delincuencia monetaria es el que más atención ha merecido por parte de los investigadores, he seleccionado dentro de la bibliografía disponible, tres títulos para dar a conocer ciertas cuestiones básicas sobre las falsificaciones de piezas en la Edad Moderna : las penas aplicadas, el modo de actuar de los delincuentes y los métodos de fabricación. Comenzaremos por el trabajo de Jaime Lluis y Navas dedicado a la sistematización del derecho sobre las falsificaciones realizada por los Reyes Católicos8. En el intento de estos monarcas de evitar que nuevos desórdenes y falsificaciones hicieran fracasar la política de restauración monetaria emprendida con la Ordenanza de 1497, las penas aplicadas a los falsificadores se endurecen con relación a las establecidas en tiempos de Enrique III (1379-1406). Aunque seguirá perdurando la pérdida de la mitad de los bienes y la consideración de “aleves”9 para este tipo de delincuentes, a partir de ahora el castigo estipulado será la pena de muerte. Además, los Reyes Católicos regularon la tenencia de moneda falsa, es decir, establecieron penas para los coautores y cómplices – cuatro años de destierro y pérdida de la mitad de los bienes –, pues era evidente que para poner estas piezas en circulación eran necesarios diversos colaboradores. Desde un punto de vista más práctico, el trabajo de Cruz Valenciano10 analiza las diferentes pautas que seguían los falsificadores, según actuasen en la ciudad o en el campo. La mayoría de los delincuentes en el ámbito urbano operaban de manera individual o en grupos muy reducidos y, habitualmente, eran acusados de entregar monedas manipuladas que a veces habían recibido de terceras personas o que habían fabricado ellos mismos; por el contrario, en los núcleos rurales, los falsificadores formaban bandas organizadas y se dedicaban a fabricar las piezas, a veces, en grandes cantidades11. Por otra parte, las habilidades necesarias y la relativa cualificación profesional hacían de los falsificadores de moneda unos delincuentes bastante originales cuya extracción ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 FALSIFICACIONES DE MONEDA 85 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA 86 social se localizaba entre las clases medias del estado llano y la pequeña nobleza rural. En consecuencia, uno de los aspectos que más preocuparon a la Administración fue el carácter colectivo que adoptaba este delito en muchas ocasiones. Se generaban de este modo peligrosas redes de complicidad – en las que a menudo se veían implicados representantes de la autoridad local tras haber accedido a sobornos o cedido a extorsiones –, que podían llegar a crear serios problemas de orden público y amenazar las bases políticas y sociales del sistema. Por último, Pere Ripollès12 se centra en el conjunto de monedas encontradas en una cueva de Picassent (Valencia), realizadas en el reinado de Felipe III13. Las piezas falsificadas – algunas de gran calidad frente a la mayoría realizadas con cuños muy toscos y esquemáticos –, pertenecen a un único valor : diners o menuts valencianos. Lo interesante del texto es que describe los dos métodos utilizados para efectuar la imitación. El primero consistía en cortar pequeñas tiras de metal de cobre de una plancha o de objetos. A partir de estas tiras se obtenían pequeños recortes cuadrados que, mediante un martilleo previo a la acuñación sobre un yunque, tomaban forma más o menos circular, ampliaban su superficie y disminuían su grosor. El segundo procedimiento se basaba en la fusión del metal. El examen de estos cospeles revela que para realizarlos, se usó un molde plano y abierto, en el cual había diversos alvéolos con una forma tronco-cónica de una determinada profundidad y diámetro. El metal fundido se vertía sobre el molde y los cospeles obtenidos se martilleaban igualmente hasta adoptar una apariencia redondeada. Finalmente, los cospeles se acuñaban poniéndolos sobre el cuño inmóvil del anverso y golpeándolos con el cuño del reverso14. Centrándonos ya en la documentación que nos aportan los Libros de la Sala, aunque sus datos sean escasos en torno a las falsificaciones de moneda, sin embargo, resultan de un gran interés porque testimonian el impedimento que para la recta administración de justicia representaba la superposición de jurisdicciones (ordinaria, militar, eclesiástica, señorial, universitaria, consular) y la estrecha relación existente entre alteraciones monetarias y trastornos en el comercio. Comencemos por la consulta que el Consejo Real eleva a Felipe IV el 15 de julio de 1654 que recoge el malestar de la Sala de Alcaldes respecto de ciertas causas fenecidas en este tribunal y retenidas después en el Consejo de Guerra. Entre ellas, está la que se siguió contra Jorge Forquier por “fabricador y expendedor de moneda falsa”. Considerado culpable dos veces, por autos de vista y revista, en esta última instancia los Alcaldes le condenaron a pena de fuego. No obstante, aduciendo su condición de soldado, apeló al Consejo de Guerra para que de nuevo se viera su caso. La Sala representará los inconvenientes que resultaban de permitir la interposición de declinatorias y recuerda que en este tipo de delito no se admitía la alegación de ningún fuero15. Por tanto, en la consulta, el Consejo de Castilla pedirá que “corra la cosa juzgada” y que el de Guerra se inhiba en el conocimiento del proceso contra Jorge Forquier. A lo que el rey contestó : “Assí lo e mandado”16. En el mismo sentido girarán las dos consultas del Consejo, elevadas a finales de mayo de 1660, las cuales refieren, de nuevo, el conflicto de competencias creado entre la Sala de Alcaldes, que estaba conociendo una causa sobre falsificación de moneda de plata, y el Consejo de Guerra. A éste habían acudido los acusados – don Francisco de Castro, don Diego de Benavides y don Antonio de Villarroel –, pretendiendo gozar de su fuero militar. De él habían conseguido la provisión de un auto que les concedía quince días para traer las certificaciones del tiempo que habían servido en el ejército y que les indicaba que en el ínterin el proceso quedaría paralizado. La decisión del rey otra vez se decantó a favor de la Sala: “He mandado que el Consejo de Guerra alze la mano del conocimiento desta causa y la deje correr por la Sala de Alcaldes”17. Con ocasión de la acuñación en 1660 de la moneda ligada de molino, una de sus consecuencias inmediatas fue la masiva introducción de moneda falsa en el mercado. Una provisión del Consejo, fechada el 7 de octubre de 1661 y que intentaba frenar esta invasión, prohibió a todos los hombres de negocios y mercaderes de la Corte dar o recibir la moneda nuevamente acuñada en esportillas o por peso, obligándoles a contarla “a la mano”. Esta orden se basaba en que la moneda falsa pesaba menos que la legal y era muy fácil de identificar a la vista18. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII 87 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA La verdadera importancia del consiguiente auto de la Sala estriba en que es notificado a más de noventa comerciantes y asentistas. Esta circunstancia nos permite conocer quiénes eran los que por aquellos años dominaban el mercado madrileño de las finanzas y del abastecimiento de productos básicos. Al repasar sus nombres, se constata cómo vuelven a ser hombres de negocios castellanos19. Nos hacemos eco, por último, del auto de la Sala publicado a instancias del Consejo Real el 20 de junio de 1685. Por él se manda a los marcadores nombrados en los repesos para el reconocimiento de los doblones y de la moneda de plata, que cuando llegase a sus manos alguna pieza falsa, la cortasen y así la devolviesen a sus dueños. El origen de esta medida hay que situarlo en el último cuarto del siglo XVII cuando empezó a circular una gran cantidad de escudos falsificados que contenían de un 25 a un 50 % menos de oro, además de numerosas piezas legales desgastadas. Para evitar negativas a la hora de aceptar los escudos legítimos faltos de peso, el 22 de febrero de 1687 se estipuló que estos escudos se pesasen para valorarlos con el correspondiente descuento según la escasez que tuvieran20. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 CAMBIOS ENTRE MONEDAS 88 Las acuñaciones masivas de vellón y sus cambios de valor durante el siglo XVII y el mantenimiento de las características intrínsecas y del valor nominal de los reales castellanos, hicieron aparecer la tasa del premio o sobrevaloración de la moneda de plata respecto a la de vellón. A lo largo del siglo, el premio o “agio” fue la manera a través de la cual los castellanos dieron a cada moneda no sólo su valor sino también el que les correspondía respecto a las otras. Este sobreprecio comienza a ser aplicado en Castilla desde el primer resello de 1603 en las contrataciones y obligaciones entre particulares y sólo será aceptado por las autoridades a regañadientes, a partir de 1625, cuando establezcan un porcentaje del 10 %. Paradójicamente, serán estos porcentajes – que irán aumentando de manera vertiginosa y desmedida a lo largo del siglo XVII –, los que vendrán regulados de vez en cuando por los gobernantes y no el curso o valor nominal de la moneda de plata. Y el establecimiento de tasas oficiales nacerá de la aparición del mercado libre de valoración del premio. De entre las ciudades castellanas, fue en Sevilla donde más se notaron los inconvenientes provocados por la abundancia del vellón, debido a su condición de puerto de mar al que acudían todos los extranjeros y navíos procedentes de las Indias y era un lugar propicio para intercambiarlo por el oro y la plata. Esta circunstancia influía en la variación de las tasas del premio que se aplicaban en la Villa y Corte. Como comenta Fernando Serrano Mangas, siguiendo las anotaciones del mercader genovés afincado en Madrid Cosme Micón, en el tiempo que las Armadas y Flotas se aproximaban a la Península se producía el trasvase de grandes cantidades de moneda de cobre hacia Sevilla y puertos atlánticos de Andalucía. Sus dueños, con esta práctica, pretendían especular ventajosamente con la plata, haciendo subir los premios. No obstante, a veces, hasta los hombres de negocios más avezados se equivocaban y eso porque “en saliendo plata, había tantos pretendientes de ella que no sólo daban lugar que bajase el premio, mas era causa de que hacía subir en esta Corte y otras partes”21. Si descendemos a ejemplos concretos de este delito de cambios fraudulentos conservados en el archivo del tribunal considerado, tenemos que comenzar por la orden del Consejo de Castilla a la Sala, fechada el 6 de octubre de 1628. En ella se le indica que no continúe el proceso iniciado contra Antonio Martínez Peña y Gaspar Francisco, su cajero, acusados de haber trocado con premio moneda de plata a vellón, pues lo habían hecho a la tasa legal permitida del 10 %22. No sucede lo mismo con la causa incoada a Alonso Román, la cual ha de seguir su curso porque él sí se había excedido en el cambio23. Recordemos en este sentido que desde el 8 de agosto de 1628 ya no estaba en vigor el monopolio de los trueques que había correspondido a las Diputaciones para el consumo del vellón24 desde su fundación en marzo del año anterior. También en 1628 tienen lugar las peticiones de Fabián González y de Juan Allende el Río, solicitando a la Sala un traslado autorizado del auto del 6 de octubre25. El primero no justifica su demanda con lo cual no podemos saber para qué lo quería26. El segundo, por el contrario, aduce que es agente de negocios de muchos genoveses – principalmente de Francisco Crema –, de los que tiene poderes para cobrar y hacer pagas. El problema reside en que algunos de ellos, al no disponer de moneda de vellón, le ofrecen pagar en plata con un premio moderado no superior al 10 %. Especie con la ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII 89 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA 90 que Allende el Río, a su vez, habría de pagar a los correspondientes de dichas personas. Por tanto, la copia del auto la quiere para “guarda de su derecho” en el caso, injusto a todas luces, de que se procediera contra él27. A pesar de la confianza que se había puesto en la medida, enseguida se constató que la baja de moneda de vellón decretada en agosto de 1628 no sirvió para cortar la subida de los trueques de moneda ni, mucho menos, para que cesasen28. Ante esta realidad, y en un nuevo intento por controlar los cambios, el 5 de marzo de 1629, Felipe IV mandó publicar un pregón en el que declaraba que aquel que cambiase a más del 10 % permitido sería desterrado del reino y castigado con la pena del cuatro tanto de lo trocado. Además, advertía que para la probanza de este delito se admitirían testigos singulares29, se favorecería al que viniera a delatarse y de las penas no se concedería “relajación ni gracia”. Por otra parte, en este decreto real se da comisión particular al licenciado Rodrigo de Cabrera para que conozca cualquier causa que por este motivo se suscite y se advierte que sus sentencias sólo podrán ser apeladas ante el Consejo de Castilla. El pregón elaborado por la Sala se publica el día 6 de marzo de 1629 y en él se indica que serán ocho los años de destierro para los culpables30. Damos un salto en el tiempo y nos situamos en el 11 de enero de 1651. Ese día está fechada la orden del Consejo dirigida al Gobernador de la Sala, don Pedro de Amezqueta, para que se hagan causas y se castigue a los que truecan los doblones de oro a más de 46 reales de vellón, que era la tasa establecida31. Un poco más adelante nos encontramos con la petición de Ambrosio de la Torre quien, en nombre del receptor del Consejo Supremo de Aragón, Gabino Penducho, solicita un testimonio a la Sala donde los escribanos de cámara indiquen el nombre de las personas condenadas por haber trocado la plata a más del 50 % permitido entre los años 1639 y el día de la publicación de la baja del vellón de 164232, cuándo se inició el proceso y cuál fue la sentencia impuesta. Un papel que don Gabino quiere presentar en el pleito que en dicho Consejo se sigue por la toma de cuentas de la receptoría y que, en palabras de su procurador, servirá para justificar que a su parte no se le puede hacer cargo de la plata que redujo a vellón, pues lo hizo al precio determinado por las pragmáticas33. Suponemos, benignamente, que el receptor dio su plata a DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII algunos cambistas quienes la trocaron por vellón a mayor precio sin su conocimiento ni consentimiento. Para poner fin a este bloque sobre los cambios, citamos el decreto de Felipe IV de 11 de febrero de 1661, dirigido al Presidente del Consejo, en el que manda castigar con el máximo rigor, tanto en Madrid como en todo el reino, a los que trocasen los doblones a precios excesivos. Para el monarca es intolerable que los dueños de las monedas de plata y oro las hagan pasar no por la ley que tienen sino por la que les dicta “su codiçia y maliçia”34. Efectivamente, la entrada de vellón falso y la salida ilegal de las monedas de plata y oro, se vieron fomentadas por el poderoso atractivo que tenían los reales o los escudos castellanos para los intercambios comerciales de otros estados y por la puesta en circulación de ingentes cantidades del nuevo vellón de puro cobre a partir de 1602. Hablamos de un delito en estrecha relación con el de las falsificaciones y cuyo desarrollo se estructuró y basó en la aparición de importantes redes, de grupos humanos muy bien organizados que lograban superar los oportunos controles aduaneros disimulando sus cargamentos de moneda entre las mercancías, y descargando anclados lejos de las costas. Motivo de preocupación y queja tanto entre los arbitristas como entre los procuradores de Cortes, esta evasión de capitales se veía, a su vez, favorecida, no lo olvidemos, por las licencias de saca concedidas por la Corona a determinados asentistas, las cuales eran también objeto de compra y venta entre mercaderes35. Según Bernardo García, durante el reinado de Felipe III, se crearon dos grupos diferentes de redes de contrabando de moneda falsa : “primero, los holandeses que comerciaban con la Península valiéndose de licencias concedidas a ciudades hanseáticas y francesas, o del librecomercio permitido en las treguas, y [que contaron] con el apoyo de correspondientes en los puertos españoles y [con] la corrupción de los oficiales aduaneros; [segundo], las redes orientadas a la extracción de grandes cantidades de plata castellana a Francia, que contaban con importantes tramas interiores organizadas por franceses y portugueses desde distintas ciudades de la mitad norte peninsular”36. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 CONTRABANDO DE MONEDA 91 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA 92 El fenómeno alcanzó tal magnitud que una de estas redes compuesta por falsificadores flamencos y distribuidores conversos portugueses afincados en La Rochelle – quienes podían pasar la frontera para llegar hasta Castilla a través de los puertos secos arrendados por sus compatriotas – llegaron a introducir entre 1606 y 1619 moneda falsificada de vellón, por un valor equivalente a 39 millones de ducados, sacando como contrapartida moneda de oro y plata37. La situación se fue agravando con el tiempo y los medios ordinarios empleados para luchar contra este tipo de contrabando se mostraron claramente ineficaces. Los consejeros de Hacienda desestimaron en repetidas ocasiones medidas tales como nuevos embargos de bienes de ciudadanos holandeses, pues contravenían los términos de las treguas, o como la devaluación de las monedas de plata y oro castellanas, y consideraron suficientes las penas severas que estipulaba la ley contra estos delitos, de las que nos ocuparemos más adelante. Una vez presentados los términos generales del problema, veamos ahora otros de sus aspectos. En primer lugar, que por las fronteras no sólo se introducía moneda de vellón falso. Otra manera de crear problemas en la circulación monetaria era metiendo en el mercado moneda de plata falsa o falta de peso y ley. Un ejemplo de este contrabando nos lo ofrece el alcalde ordinario de la villa de Viana (Reino de Navarra), don Juan Garcés de Garibay. A principios de 1610, escribe a Madrid informando que allí se ha hallado moneda falsa, tanto de plata como de vellón, de la que envía unas muestras38. Concretamente, ha recogido dos reales de a dos, parecidos a los que se fabrican en el Ingenio de Segovia y realizados, según los plateros a los que ha preguntado, como las medallas mediante la técnica del vaciado. El Consejo resolvió que por ser la primera vez que en aquel reino se detectaba moneda falsa, fueran los del Consejo de Navarra quienes instaran a actuar al alcalde “como la gravedad del caso lo requiere”. Podemos deducir de la respuesta del Consejo que la frontera franco-navarra no era por aquel entonces el punto de entrada más habitual de la moneda falsa, sino más bien las fronteras con los territorios de Aragón39. A pesar de las medidas cautelares y de los avisos efectuados por los procuradores de Cortes en 1608 y, sobre todo, desde finales de 161040, los reales sencillos faltos de peso y ley – o “bosqueteros”41 – siguieron entrando. El 4 de junio de 1611, el Consejo de Castilla dicta un auto por el que se prohibía dicha introducción, bajo pena de diez años de galeras y pérdida de todos los bienes42. Poco efecto debió de tener esta medida, pues no será hasta el auto definitivo del 29 de agosto de 1612, cuando comience a verse solución a este problema. Pero ya hemos señalado que el incumplimiento de sus funciones por parte de los oficiales aduaneros estaba en la base de este fraude monetario. Era una quimera luchar contra el contrabando, si los vigilantes de las fronteras se dejaban sobornar y cohechar y cuando miembros de las propias redes administraban los puertos secos43. Sin embargo, la corrupción no sólo afectaba a los niveles más bajos de las guardas. Cuando ciertos mercaderes iban a dedicarse a esta actividad con regularidad o pretendían, en un momento dado, introducir grandes cantidades de moneda, se necesitaba la ayuda de personas más influyentes y situadas en un más alto nivel de la administración44. Así lo hace saber el fiscal del Consejo de Indias a Felipe III, el 26 de agosto de 1618, cuando le comunica las sospechas que hay de que cierta compañía de mercaderes sevillanos, “conoscidos y poderosos”, no sólo han sobornado a los aduaneros de la ciudad, sino que cuentan con “valedores” dentro del citado Consejo, circunstancia que les permite actuar con impunidad. Para poner coto a esta situación, el fiscal, recogiendo la opinión del propio Presidente de Indias, dice que la comisión destinada a averiguar este delito, no se despache por dicho Consejo, sino que una vez firmada por su presidente, con todo secreto se envíe a Felipe III a fin de que mande nombrar una Junta que provea justicia45. Es decir, que la existencia de grupos de presión es otra clave del fenómeno del contrabando. Por último, la ignorancia de las gentes desempeñaba también un papel esencial en la labor de introducción de moneda falsa. Como ejemplo, podemos citar lo ocurrido el 8 de noviembre de 1650, cuando el corregidor de Málaga escribe una comunicación al Consejo de Castilla en la que informa que ha apresado a un marinero inglés pues tenía en su poder algunos “cuartos de a dos resellados que, reconosidos, an parezido falsos”46. Interrogado uno de ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII 93 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA 94 los guardas del puerto, dijo que, estando en su puesto, se acercó a él Francisca de Flores, mujer de un albardonero, y le pidió examinara cierta moneda que le habían dado unos ingleses por la compra de unas escobas y que otras personas le habían dicho era falsa. El guarda confirmó tal extremo y aconsejó a la mujer que se los devolviera a los mencionados ingleses. Cuando Francisca de Flores se acercó a uno de los que todavía andaba por el puerto y le dijo que le diera el importe de la compra en buena moneda, él respondió que no la conocía y que no le había comprado ninguna escoba. En ese instante, se acercaron algunas personas que corroboraron la falsedad de las piezas, momento que aprovechó el marinero para coger una barca y huir hacia su navío47. Los guardas lo apresaron dentro del batel donde le cogieron una taleguilla con cierta cantidad de vellón falso y algo de plata. Finalmente, más allá de la anécdota, el corregidor inicia el proceso pertinente para saber la procedencia y carga del navío, qué escalas había realizado, a quiénes iba consignada dicha carga, si los destinatarios eran conocedores del fraude, cuánto tiempo llevaba anclado el navío en el puerto de Málaga, qué moneda tenían los otros miembros de la tripulación, etc48. En consecuencia, ante todas estas circunstancias, podemos afirmar que ni la creación el 4 de octubre de 1624 del Almirantazgo de los países septentrionales y, poco después, el 13 de enero de 1625, del Consejo, junta y tribunal superior del Almirantazgo, ni la legislación que se dictó a lo largo del reinado de Felipe IV consiguieron atajar este delito del contrabando. Pragmáticas que cada cierto tiempo se ocupaban de la cuestión, demostrando que se referían a un fenómeno de larga tradición, aunque acentuado por la política monetaria llevada a cabo por los monarcas castellanos, la venalidad de los oficios reales, la predisposición a perdonar a los contrabandistas a cambio de sustanciosos donativos y la gran demanda de los productos importados del norte de Europa que obligaron a la Corona a autorizar cierta legalización del comercio fraudulento mediante la venta de licencias de comercio49. Teniendo en cuenta estos factores, la reiteración de la legislación contra el contrabando no dejaba de ser el signo más palpable de su incumplimiento50. No obstante, de entre toda ella, nos detenemos en la pragmática dictada el 16 de septiembre de 1628, pues, además de su inte- resante contenido, nos hace comprobar, una vez más, la distancia abismal que existía entre ley y realidad. En este extenso texto se regula el comercio exterior de mercancías, una de las vías de escape más fáciles de nuestra moneda de oro y plata. En primer lugar, se reconoce que grandes han sido los daños derivados de la abundancia del vellón y que para nada servirá la baja del vellón dictada poco antes, sino se vigilan los puertos51. Por tanto, para que pueda controlarse la moneda de cobre que entra y sale por ellos, la pragmática manda que nadie la pueda llevar sin registrarla ante la justicia del puerto. Ese registro se hará en un libro público en el que también se anotará el nombre de quien la trae, la persona que la envía, a qué lugar y persona va dirigida y por qué motivo. De todo esto se dará un despacho al arriero que deberá presentarlo ante la justicia del lugar donde ha de hacer la entrega de la moneda. Toda aquella que no se haya registrado de la manera dicha, se considerará moneda falsa. En segundo lugar, la pragmática señala que son muchos los que con la intención de defraudar los derechos debidos a la Real Hacienda, no dejan constancia de las mercaderías que entran y sacan del reino ni de la moneda en que las pagan52. Así, se dispone que todos los mercaderes, ya extranjeros o naturales, lleven un libro en el que asienten estos datos, de la misma manera que se le exige a los arrendadores y administradores de los puertos, que apunten el nombre de estos mercaderes y los derechos que adeudan. Pérdida de todos los bienes y destierro perpetuo del reino, son los castigos aprobados para los que incumplan lo explicado. Un tercer punto de preocupación era el descuido y fraude que existía a la hora de registrar las mercancías extranjeras y así eludir el obligatorio retorno que había de hacerse con mercancías castellanas. Por tanto, el rey querrá que se lleve un control exhaustivo de todos estos intercambios ; en caso contrario, las mercancías se darán por perdidas. De esta obligación de manifestar y afianzar las mercancías que vinieran de fuera, tampoco podrán eximirse los comerciantes castellanos a cuyo nombre vengan consignadas, a pesar de las pretensiones y alegaciones que vienen haciendo en sentido contrario. El texto recuerda que a su nombre podrían venir productos cuyos destinatarios verdaderos fueran mercaderes extranjeros. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII 95 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA 96 Otra práctica comercial condenada por esta pragmática era el recibir la paga por las mercancías que se metieren en el reino mediante letras pagaderas fuera del mismo y así excusar la obligación de llevarse a cambio productos castellanos. No se olvida, además, el hecho de que la mayoría de las dichas letras eran fingidas. En línea con todo lo anterior, se sitúa el problema arriba aludido, de las licencias de saca de metales preciosos concedidas tanto a mercaderes naturales como a hombres de negocios extranjeros. A los primeros se les suspenden, mientras que a los segundos, sólo se les concederán por el Consejo de Hacienda y por mitad de la cuantía de las provisiones que tuvieran que hacer fuera del reino53. Para el cumplimiento de todo lo dictado, se pone especial hincapié en que las justicias, alcaldes de sacas, arrendadores de los puertos, pongan el máximo cuidado en su vigilancia, so pena de ser castigados como participantes en el mismo delito de saca54. Además, se especifica que estas salidas de metal sólo podrán hacerse a través de los puertos reales “y conocidos, y no de señorío”. Incluso, se recomienda que si al Consejo de Hacienda le parece oportuno, podrían señalarse los caminos y veredas por donde más específicamente pudiera transportarse la plata con el objetivo de considerar como descamino todo lo que se encontrare fuera de las dichas rutas. Por último, esta extensa pragmática se ocupa de los castigos que deberían imponerse a los que introdujeran moneda de vellón en Castilla. A pesar de ser considerado un delito de “lesa majestad”, las penas no parecen haber asustado a este tipo de delincuentes. Lógico si tenemos en cuenta que es siempre el mercado y la búsqueda de beneficios lo que manda en la economía y no las medidas punitivas del poder político, que suelen mostrarse bastante ineficaces. No obstante, las autoridades piensan que ha llegado el momento de endurecer las penas que regían hasta entonces y así, los introductores o receptores de dicha moneda de vellón falsa, serán condenados a morir en la hoguera y a la pérdida de todos sus bienes. En éstos se incluyen el barco o recua en el que hubiere entrado el vellón. Además, sólo la intención de realizar este delito, se condenará con la pena capital, mientras que los encubridores conocerían la de galeras55. En el texto, se pone especial cuidado en resaltar que este tipo de fraude será competencia exclusiva de la justicia ordinaria, en pri- DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII mera instancia, y que sólo se podrá apelar ante el propio Consejo de Castilla, inhibiendo de este conocimiento al resto de justicias y tribunales. Por otro lado, no se consentirá la alegación de ningún tipo de privilegio o fuero especial, tan comunes en el Antiguo Régimen56, y que tantos problemas estaba ocasionando en el caso de los falsificadores de moneda como explicamos arriba. Pero de la serie de castigos impuestos me parece de especial relevancia destacar aquellos que afectan a la honra del infractor y sus descendientes : No estamos más que ante la asunción de la idea de que el contrabandista de moneda podía asimilarse o compararse con el hereje, pues actuaba en contra de los intereses de una Monarquía que defendía en todo el mundo la religión católica57. Argumento muy debatido en los primeros años de esta década del siglo XVII y que culminaría en 1627 con la concesión a la Inquisición de la facultad de entender en este delito, explicitándose en la pragmática que instituye las Diputaciones para el consumo del vellón del 27 de marzo58. No obstante, aunque poco duró este conocimiento que pretendía estrechar la vigilancia sobre los barcos que fondeaban en puertos españoles, lo importante es que perdura el fundamento ideológico que le dio origen, pues como hemos visto aquí, a partir de ahora volvería a ser competencia exclusiva de la justicia ordinaria. Y aunque sabemos que este conocimiento por el Santo Oficio de causas de corte económico que pasaban a convertirse en delitos de conciencia no contaba con la aprobación del Papa Urbano VIII que nunca concedió el Breve a Felipe IV, podríamos pensar también que el contrabando dejó de ser materia de Inquisición porque perjudicaba de manera directa a los conversos portugueses, precisamente los hombres de negocios que se encargarán de hacer préstamos a la Corona a partir de finales de los años 20 del siglo XVII, tras las dificultades y retirada de los genoveses59. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 “y excluimos a los hijos de los dichos delinquentes, hasta la segunda generación inclusive, de todos los oficios onoríficos, assí de justicia, como de las demás honras, hábitos y familiaturas en que se hazen pruebas de calidades”. 97 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA PORCENTAJES DE DELITOS Si nos basamos en los datos que nos ofrece José Luis de las Heras Santos60, entre 1754 y 1767, se realizó un inventario de las causas criminales existentes en aquellos momentos en el archivo de la Sala de Alcaldes61. Tras su estudio el autor comenta que entre 1542 y 1700, la Sala vio 13.963 causas, a una media de 107 por año. La etapa de 1583 a 1630 fue la de mayor esfuerzo para este tribunal, si hacemos caso del gran número de procesos registrados, que dan una media de 188 causas al año. Entre 1633 y 1660, se inicia un periodo en el que la media anual de procesos inventariados es de 18, destacando los numerosos altibajos que se producen. Después de 1660, se produce un cambio en la tendencia, abriéndose un nuevo ciclo de apogeo en el cual cada año el número de procesos registrados irá en aumento hasta alcanzar la cifra de 318 causas vistas en 170062. Pues bien, sobre todos los datos expuestos63, nosotros hemos contabilizado todos los procesos que anualmente conoció la Sala referidas a las materias abordadas en las páginas anteriores y datadas en el siglo XVII, para establecer el tanto por ciento que con relación a la media por periodos representó cada uno de los delitos escogidos. Con los resultados hemos elaborado las siguientes tablas. ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 Sobre los 188 procesos de media anual entre 1583 y 1630 : 98 Sobre los 18 procesos de media anual entre 1630 y 1660 : Sobre los 115 de media anual entre 1660 y 170064 : En consecuencia, podemos concluir que, según la fuente utilizada, el delito de contrabando alcanza su punto culminante en la década de los veinte del siglo XVII, que es cuando más regulaciones sufre precisamente, mientras que las causas por cambios fraudulentos mantienen unos valores estables y moderados a lo largo de la centuria. Por el contrario, los procesos sobre falsificaciones de moneda no sólo mantienen una importancia constante en todos los periodos considerados sino que su presencia va aumentando conforme avanza el siglo, sobre todo tras la aparición de la moneda ligada de molino y, por ende, muy en consonancia con los testimonios conocidos de otras fuentes coetáneas. Por último, la gravedad de los delitos que hemos comentado a lo largo de estas páginas y la voluntad del poder político para erradicarlos, queda especialmente de manifiesto con la publicación el 19 de octubre de 1629 de la Real Cédula dirigida al Corregidor de Granada comunicándole que, por el feliz alumbramiento de la Reina, se ha resuelto el indulto de los delincuentes, debiendo ser puestos en libertad los presos por causas civiles y criminales, excepto los condenados por delitos de lesae majestatis, pecado nefando, falsedad, testigos falsos, renegados, blasfemos, ladrones, monederos falsos y resistencia armada a las justicias65. Es decir, que como estos delincuentes habían atentado directamente contra los intereses del monarca, quedaban excluidos del beneficio de una de las características esenciales que conformaban el poder real : la gracia. NOTAS 1 Domínguez Ortiz, Antonio. Política y hacienda de Felipe IV. Madrid : ed. Pegaso, 1983, p. 238. 2 Los periodos de fabricación masiva fueron entre 1602 y 1606 y entre 1618 y 1626. 3 Tuvieron lugar también en 1636, 1641, 1651, 1654 y 1661. 4 Otros momentos en los que se ordenó una devaluación del valor del vellón fueron 1642, 1652, 1658-1659, 1664 y 1680. 5 “La Sala, como una institución policial característica del Antiguo Régimen, además de sus competencias judiciales y policiales, tenía asignadas ciertas tareas de gobierno, abastecimiento, regulación de precios y ornato del espacio urbano. Su jurisdicción abarcaba la Corte y su rastro, un área que se extendía a cinco leguas alrededor de la residencia regia – aproximadamente 30 kilómetros. La función esencial de este organismo se concretó en su actividad penal, al gozar de una “absoluta y suprema jurisdicción, sin apelación ni súplica de sus sentencias si no era ante ella misma”. De hecho, en el ámbito de la justicia ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII 99 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA 100 real ordinaria, todas las causas criminales de la ciudad, incluso las instruidas por los tenientes de corregidor en el juzgado de la Villa, debían pasar por el tribunal de la Sala, en grado de apelación, si es que había lugar a ella, o bien para confirmar las sentencias dictadas en la audiencia municipal”. Alloza Aparicio, Ángel. La vara quebrada de la justicia. Un estudio histórico sobre la delincuencia madrileña entre los siglos XVI y XVIII. Madrid : Los libros de la Catarata, 2000, p. 31. En líneas generales, la Sala la formaban seis Alcaldes y para el cumplimiento de sus funciones, tenían a su mando diez alguaciles, un escribano del crimen con dos oficiales y seis porteros de vara. Sánchez Gómez, Rosa Isabel. Estudio institucional de la Sala de Alcaldes de Casa y Corte durante el reinado de Carlos II. Madrid : Ministerio del Interior, 1989, p. 50. 6 Archivo Histórico Nacional, Consejos, Libro 1422. En adelante, A.H.N. 7 Sobre esta base, insertaremos algunos documentos procedentes de otras fuentes. 8 Lluis y Navas, Jaime. La represión de la falsificación de moneda en tiempos de los Reyes Católicos. Numisma, Núm. 7 (1953), p. 81-99. 9 Alevoso. La alevosía es una cautela para asegurar la comisión de un delito contra las personas, sin riesgo del delincuente. Es circunstancia que agrava la pena. 10 Cruz Valenciano, Jesús. Aspectos de la delincuencia en el siglo XVIII. Las bandas de falsificadores de moneda. Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Núm. 7 (1986), p. 33 y ss. 11 Su actividad pasaba más desapercibida que en la ciudad y solían recurrir a cuevas, casas de campo o corrales. 12 Ripolles Alegre, Pere P. La Cova de l’Aguila: un taller de falsificadores de moneda (siglo XVII). Numisma, Núm. 233 (1993), p. 261-293. 13 Otros ejemplos de acuñaciones realizadas en este tipo de escenario los describen Toledo, A. Encuyació de moneda falsa a la Cova de l’Aigua. D.Y.A., Centre Excursionista de Tavernes de Valldigna, Valencia, 1979, p. 22-23 ; Dhenin, M. y Nony, D. Un atelier de faux monnayeurs du XVIIe siècle a Despeñaperros (Jaén). Acta Numismática, Núm. 8, 1978, p. 207-212 y Mateu y Llopis. Para la historia monetaria de Felipe III. (A propósito de una falsificación de “quartos”). Numisma, Núm. 12, 1954, p. 49-56. 14 Domínguez Ortiz, Antonio. Falsificación de moneda de plata peruana a mediados del siglo XVII. Homenaje a Don Ramón Carande, Vol. II, Madrid, 1963, p. 141-155, el cual se ocupa de la falsificación de los reales de a ocho de Potosí. Para conocer el origen y la expansión universal de la moneda objeto de falsificación remito a García Guerra, Elena María. Itinerarios mundiales de una moneda supranacional : el real de a ocho o peso durante la Edad Moderna. Studia Historica, Vol. 28, 2006, p. 241-257. 15 Una “declinatoria” es una petición que se hace a un juez para que se abstenga de conocer un asunto y lo remita al juez competente; es una de las excepciones dilatorias. 16 A.H.N., Consejos, Libro 1239, fol. 404. 17 A.H.N., Consejos, Libro 1245, fol. 90. 18 A.H.N., Consejos, Libro 1246, fol. 261. Referencia citada por Hamilton, E. Guerra y precios en España, 1651-1800. Madrid : Alianza Editorial, 1988, p. 46. 19 Si exceptuamos a Andrea Piquinoti o Domingo Grillo. A.H.N., Consejos, Libro 1246, fols. 262-267. 20 Hamilton, E. Guerra y precios..., p. 53-54. 21 Serrano Mangas, Fernando. Vellón y metales preciosos en la Corte del rey de España (1618-1688). Madrid : Servicio de Estudios del Banco de España, 1996, p. 24. 22 Así lo disponía la Premática en que Su Majestad manda que por el tiempo que fuere su voluntad, el premio de la reducción de la moneda de vellón a la de oro o plata, no pueda pasar de diez por ciento, (8 de marzo de 1625). Biblioteca Nacional Española, Varios Caja 60/70. En adelante, BNE. Por tanto, a partir de ahora, no se podrían admitir denuncias que no superaran ese porcentaje. 23 A.H.N., Consejos, Libro 1213, fol. 520. 24 Cédula de Su Majestad en que prohibe los trocadores, corredores y medianeros de trueques de moneda y comete a la Junta de Diputación general la tassa de los premios, de que no se ha de poder exceder en los trueques que se hiziesen en las Diputaciones y en las casas que se pusieren por ellas, a quien solamente y con cuya intervención se permite trocar moneda. Y auto de la dicha Junta en que pone tassa al trueque de los meses de agosto y setiembre deste año, (1 de agosto de 1627). Biblioteca Nacional, Varios Especiales, 37/85 y 38/41. 25 A.H.N., Consejos, Libro 1213, fols. 592 y 702. 26 Además la respuesta de los Alcaldes, fechada el 3 de noviembre, fue : “No a lugar lo que pide”. 27 El 20 de diciembre la Sala contestó : “Se le dé un testimonio”. Podemos suponer que Fabián González era otro agente de negocios u otro trocador de la Villa. 28 Premática en que Su Majestad reduze toda la moneda de vellón que en estos Reynos huviere a la mitad de los precios que ahora corre que es el estado antiguo que tenía antes que se doblasse, (7 de agosto de 1628). A.H.N., Consejos, Libro 1213, fol. 410. 29 El que es único en lo que declara. Es decir, que con sólo una persona que testifique en contra del acusado, la causa seguirá su curso. 30 A.H.N., Consejos, Libro 1214, fols. 109-110. 31 A.H.N., Consejos, Libro 1236, fol. 5. 32 Ley y premática de la baxa de la moneda de bellón, (31 de agosto de 1642). A.H.N., Consejos, Libro 1227, fols. 332-343. 33 El 11 de noviembre de 1651, el premio de la plata se había establecido en el 50 %. La petición que comentamos fue realizada el 13 de mayo de 1652 y obtuvo respuesta afirmativa un mes después exactamente. A.H.N., Consejos, Libro 1237, fol. 436. 34 El decreto nos informa de que uno de los acusados por este delito, el cajero de Domingo Grillo, cuando se dio orden para prenderle “se huyó y metió en una iglesia”. A.H.N., Consejos, Libro 1246, fol. 25. 35 Sanz Ayán, Carmen. Los banqueros de Carlos II. Valladolid: Universidad de Valladolid, 1989, p. 73-76. 36 García García, Bernardo José. La Pax Hispanica.Política exterior del duque de Lerma (1598-1621). Leuven : Leuven University Press, 1996, p. 391-392. Mucha de esta moneda falsa se introducía por los puertos vascos, como queda constancia por estos pleitos: “Domingo de Leniz y Juan de Soto, de Bilbao, por la introducción de moneda falsa de vellón por los puertos de Vizcaya” (1611), Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Sala de Vizcaya, Legajo 1154.0004; “Domingo de Aguirrechea, de Mundaca, por introducción en estos reinos de cierta cantidad de moneda de vellón” (1612), ARCV, Sala de Vizcaya, Legajo 0273.0006; “Haber pretendido Juan Maletón, mercader francés, pasar a Francia 64 doblones y medio en oro contra las disposiciones del reino” (1617), ARCV, Sala de Vizcaya, Legajo 0920.0007 ; “Imputar a Pedro de Legorraza, de Bermeo, haber introducido en el reino de Castilla moneda falsa de vellón” (1620), ARCV, Sala de Vizcaya, Legajo 1355.0022. 37 Carrasco Vázquez, Jesús. Contrabando, moneda y espionaje (el negocio del ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII 101 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA 102 vellón : 1606-1620). Hispania, Vol. LVII/3, Núm. 197, 1997, p. 1081-1105. Bernardo José López Belinchón pone de relieve el importante papel desempeñado por los mercaderes conversos lusos en el comercio ilegal que se desarrolló como consecuencia de la política de bloqueos comerciales desarrollada por la Monarquía Católica, inicialmente contra las Provincias Unidas y, más tarde, sobre Francia y Portugal. López Belinchón, Bernardo José. Sacar la sustancia al reino. Comercio, contrabando y conversos portugueses, 1621-1640. Hispania, Vol. LXI/3, Núm. 209, 2001, p. 1017-1050. Las casas de negocios portuguesas aprovecharon la ruptura de la tregua con Holanda en 1621 para convertirse en el cauce adecuado para el desarrollo de un importante contrabando al contar con una sólida red comercial situada en los puntos clave de las rutas comerciales, de Ámsterdam a Madrid y con el control de algunas de las aduanas más importantes. 38 Real Academia de la Historia, Col. Pellicer, Tomo 10, Fol. 352-359. En el documento pueden verse las marcas de óxido dejadas por las piezas. 39 Circunstancia que pronto cambió cuando se afiancen las redes portuguesas citadas anteriormente. Sus miembros hacían llegar mercancías holandesas a Francia – a Bayona y San Juan de Luz – y desde allí las introducían en Castilla por los puertos vascos o por la vía terrestre de Navarra; desde este destino, las encaminaban a los puertos secos de Logroño, Ágreda, Cervera, Arcos y Alcanadre, que administraban. El destino mayoritario de estas mercancías era Madrid y las ferias comerciales del interior de Castilla. López Belinchón, Bernardo José. Sacar la sustancia del reino… p. 1020-1026. 40 Remitimos al Tomo XXIV, p. 588; Tomo XXVI, p. 249-375 y Tomo XXVII, p. 143 de las Actas de las Cortes de Castilla. 41 En general, el adjetivo se aplicaba a toda la moneda falsa, pues, reitero, se fabricaba en lugares apartados. 42 A.H.N., Sec. Consejos, Libro 1.201 (Año 1611), Fol. 96. 43 Caso de los portugueses. 44 “Todo el tráfico de moneda falsificada era conocido por las autoridades, sin que pudieran, supieran o quisieran poner remedio a la situación, lo que nos habla de una lucha intestina, protagonizada por fuerzas antagónicas que, en su intento por lograr la hegemonía del poder, no dudaban en movilizar sus recursos tomando partido, no precisamente contra aquellos que socavaban la pujanza económica de Castilla”. Carrasco Vázquez, Jesús. Contrabando, moneda y espionaje... p. 1083. 45 Felipe III contestará : “Buelve firmada y esto conviene llegallo al cabo”. 46 Se refiere a ochavos, o monedas de a 2 mrs. Tal vez quisieran hacer pasar estas piezas por las que resultaron del resello decretado en 1641 : Cédula Real en que Su Majestad manda que las piezas de moneda de dos y quatro maravedís labradas en el ingenio de Segovia se resellen y valgan la de dos maravedís seis y la de quatro doze maravedís, (22 de octubre de 1641). A.H.N., Consejos, Libro 1226, fol. 267. 47 A.H.N., Consejos, Leg. 44.222, Núm. 90. 48 Los detalles de este suceso fueron ya reproducidos en mi artículo. García Guerra, Elena. La monetarización de las sociedades urbanas mediterráneas en los siglos XVI y XVII. Torre de los Lujanes, Núm. 45, octubre 2001, p. 155171. Entre los puertos usados para el comercio ilícito durante los primeros años de la década de los veinte del siglo XVII, destaca el de Málaga. La presencia de navíos británicos en este puerto está confirmada por diferentes testimonios, si bien durante el periodo 1625-1630 desaparecieron de nuestras costas como consecuencia de la guerra hispano-británica. López Belinchón, B. J. Sacar la sustancia del reino … p. 1034-1035. 49 “De la dificultad para conseguir la efectividad de los bloqueos sin sufrir las consecuencias del desabastecimiento de los mercados, surgió el sistema de licencias o “permisiones para introducir mercancías de contrabando”, esto es, artículos que pese a estar vedados por los bandos se autorizaba su entrada previa fiscalización por parte de la Real Hacienda”. Alloza Aparicio, Ángel. Europa en el mercado español. Mercaderes, represalias y contrabando en el siglo XVII. Valladolid : Junta de Castilla y León, 2006, p. 109. 50 Pragmáticas y pregones dictados el 14 de diciembre de 1624 (A.H.N., Consejos, Libro 1215, fols. 411-414), el 8 de mayo de 1626 (R.A.H., Colección Pellicer, Tomo 26, fol. 423), el 16 de septiembre de 1628 (A.H.N., Consejos, Libro 1213, fols. 479-486) y el 21 de enero de 1640 (A.H.N., Consejos, Libro 1225, fols. 11-18). “Desde el punto de vista de la guerra económica, y más en concreto desde el relativo al papel que la teoría asignaba a los bloqueos comerciales, tal vez las represalias no fueron todo lo eficaces que cabía esperar. De hecho, terminada la tregua con Holanda en 1621, el contrabando llegó a representar uno de los obstáculos más difíciles de salvar para cerrar de forma inescrutable los mercados de la Monarquía a Holanda, Francia e Inglaterra. Sin embargo, una vez conocida la actividad de instituciones ad hoc como la junta del Almirantazgo, que consiguió controlar y dirigir en beneficio propio una parte importante del comercio ilegal, no cabe achacar inactividad al gobierno de Madrid”, Alloza Aparicio, Ángel, Europa en el mercado español…, p. 224. 51 Secos y marítimos y diez leguas tierra adentro. 52 En contravención de la ley 10, titulo 18, libro 5 y de la ley 3, titulo 18, libro 16 de la Nueva Recopilación. 53 Licencias que no se podrán vender, ceder o traspasar. Sobre este punto, remitimos a las discusiones sobre las condiciones de millones que tuvieron lugar en las convocatorias de Cortes de 1607-1611 (Actas de las Cortes de Castilla, Tomo XXIV, pp. 74-76 y 422), de 1617 a 1620 (Actas de las Cortes de Castilla, Tomo XXXII, pp. 84, 142-150, 533-534, 582; Tomo XXXIV, pp. 102, 272-274, 504, 546-547) y de 1623-1629 (Actas de las Cortes de Castilla, Tomo XL, pp. 392, 402-403). 54 A su vez, se ordena que cada seis meses las justicias y escribanos que registren las licencias, envíen una relación al secretario del Consejo de Hacienda para que el control sea más efectivo. 55 Un memorial del doctor Sebastián Benítez Negrete, Medios que propone para impedir la saca de la plata y entrada del vellón falso, escrito en 1628, aboga también por el uso y aplicación de medidas coercitivas y rigurosas para solucionar este problema del contrabando, sin profundizar en los verdaderas realidades de la situación económica castellana. A.H.N., Sec. Consejos, Leg. 51359, Núm. 13. 56 Ver en este sentido los estupendos trabajos recogidos en Martínez Ruiz, Enrique y Pi Corrales, Magdalena de Pazzis (coords.). Instituciones de la España Moderna. Las jurisdicciones. Madrid : Ed. Actas, 1996. 57 Idea sistematizada por Domínguez Ortíz, Antonio. La sociedad española del siglo XVII. Madrid: C.S.I.C., 1970, p. 232-233 y recogida por Juan Ignacio Gutiérrez Nieto en la página 298 de su colaboración en el tomo XXV de la Historia de España de Menéndez Pidal. Como dirá John ELLIOTT, se trata de relacionar “la subversión económica con la herejía”. Elliott John. El CondeDuque de Olivares. El político de una época de decadencia. Barcelona : Ed. Crítica, 1990, p. 309. 58 Premática que Su Majestad mandó publicar con la forma y medios de la reduc- ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 DELITO ECONÓMICO, CAUSA POLÍTICA : FALSIFICADORES Y CONTRABANDISTAS EN EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS DURANTE EL SIGLO XVII 103 ANUARIO AMERICANISTA EUROPEO, N° 4-5, 2006-2007 ELENA MARÍA GARCÍA GUERRA 104 ción de la moneda de vellón a su justo valor que ha de començar a correr y tener su efeto en esta Corte, desde el lunes de Cuasimodo, que se contarán doze de abril deste presente año de 1627 y fuera della desde quinze días después de publicada, (27 de marzo de 1627). A.H.N., Reales Cédulas, Núm. 4911. Esta ampliación de jurisdicción contó con el acuerdo los procuradores reunidos por entonces (Actas de las Cortes de Castilla, Tomo XL, pp. 400-401) y de algunos arbitristas. 59 “El comercio ilícito de los portugueses socavaba la política de Olivares de asfixia económica de Holanda lo que forzó al Conde Duque a emplear contra ellos, bien es cierto que de modo tamizado, a la Inquisición. Olivares no dudó en utilizar la Inquisición como arma para amedrentarlos puesto que casi todos los procesados durante la década de los treinta por delito de contrabando mantuvieron incólume su fortuna y siguieron negociando tras salir de la cárcel. Se trataba más de asustarlos y reconducir sus actividades hacia donde quería la Corona que de eliminarlos”. López Belinchón B.J. Sacar la sustancia del reino … p. 1030 y 1049. 60 Heras Santos, José Luis de las. La justicia penal de los Austrias en la Corona de Castilla. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1994, p. 84-85. 61 A.H.N., Consejos, Libros 2783, 2784, 2785, 2786 y 2787. 62 Los datos sobre número de procesos y temas juzgados por la Sala obtenidos de la misma fuente, los Libros Inventarios de causas criminales, son procesados y analizados de otra manera por Ángel Alloza Aparicio en su ya citado La vara quebrada de la justicia…, p. 101-110. Divide los pleitos por décadas y ofrece informaciones más detalladas del número de reos y de su división por sexos. Los resultados porcentuales también varían respecto a los que yo doy a continuación. 63 Respetamos las divisiones por periodos hechas por dicho autor porque consideramos que coinciden con momentos monetarios significativos. Así, en 1628 tiene lugar la baja de moneda más conocida del siglo y en 1660 se inicia la fabricación del tipo de moneda que más falsificaciones sufrirá : la “de molinos”. 64 En esta ocasión se trata de un promedio aproximado, dado que no ha sido ofrecido por el autor y nosotros lo hemos deducido a través de una gráfica que inserta en el libro. 65 Referencia tomada de Gil Ayuso, Faustino, Textos y disposiciones legales de los reinos de Castilla impresos en los siglos XVI y XVII, Madrid, 1935.