Número 253 Enero-Febrero-Marzo 2014

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Numero 253 I ENERO - FEBRERO - MARZO 2014
Revista del Telefono de l a Esperanza
avivir
www.telefonodelaesperanza.org
CÓMO
CURA EL
SILENCIO...
...en un mundo
de ruidos
Cinco técnicas para acallar
la mente, por la psicóloga
María Guerrero
“Alcanzar el silencio interior es
volver a casa”. Entrevista con
Ana María Schlüter, monja y
maestra zen
El arte de hablar sin palabras,
por el terapeuta familiar
José María Jiménez
SUMARIO
SUMARIO
Carta del director // Lavarse con silencio // 5
A fondo
Silencio en un mundo de ruidos
Contaminación acústica para tapar el vacío interior
Por Herminio Otero Martínez
// 6
Cómo nos cura el silencio // 12
El silencio interior como terapia psicológica
Por Alfonso Echávarri Gorricho
Maneras de acallar la mente // 16
Cinco técnicas para hacer silencio en nuestra vida
Por María Guerrero Escusa
Hablar sin palabras // 21
La pausa, la escucha y los silencios significativos en el diálogo
Por José María Jiménez Ruiz
Ruido y silencio en la gente joven // 26
Encuesta a los chicos y chicas de hoy
Por José Luis Rozalén Medina
Entrevista // 32
Con Ana María Schlüter Rodés, monja y
maestra zen
Por Gloria Díez Fernández
Cine // 38
Silencio en la pantalla
Por Norberto Alcover Ibáñez
A pie de calle // 44
El silencio nos ‘habla’
Por Antonio Saugar Benito
Comunicando // 48
Más de 200 voluntarios del TE acuden a la
inauguración de la sede de Córdoba. Inaugurada la nueva sede del TE de Almería. El
TE, premiado por su labor contra la violencia
doméstica. El Colegio Oficial de la Psicología de Las Palmas reconoce el TE con la PSI
de Honor. El voluntario del TE Manuel García Carretero, galardonado en el XIII Premio
Andaluz de Voluntariado. Villar de la Encina
homenajea a Serafín Madrid, el fundador del
TE. 2013, un buen año para el TE
Tribuna // 64
Adicción: ¿vicio o enfermedad?
Mi experiencia con las drogas
Por Lucía Etxebarria
Colaboradores:
Herminio Otero
José María Jiménez
Alfonso Echávarri
Redactor jefe y Publicidad:
María Guerrero
Fernando Alberca
José María Jiménez
José Luis Rozalén
Diseño gráfico:
Gloria Díez
Norberto Alcover
José Luis Mendoza
Antonio Saugar
Lucía Etxebarria
Edita:
Teléfono de la Esperanza
Coordinación:
Depósito Legal:
Impact 5
M-28.500-1973
Tel.: 985 20 70 80
Director:
Pedro Miguel Lamet
Fotografías ©©:
Dirección, redacción
www.sxc.hu
y administración:
Francos Rodríguez, 51
(Chalet 25)
Con la financiación de:
28039 Madrid
Tel.: 91 459 00 62
Fax: 91 459 04 50
e-mail:
[email protected]
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Carta del Director
LAVARSE CON SILENCIO
Contaba una joven monja que muy agobiada fue a consultar a su director
espiritual: “Mire, padre, estoy muy preocupada. Es que, cuando estoy mejor en la capilla, es cuando no hago nada, ni pienso en nada; simplemente
estoy”. El sacerdote sonrió: “No se preocupe, hermana, acaba de descubrir
el silencio”. La religiosa no se fue muy convencida. ¿Cómo podía alcanzar
aquella paz interior sin pensar, reflexionar, sin leer algo? Y sin embargo, estando así simplemente, saboreaba una quietud y una alegría que nunca hasta entonces había disfrutado.
Vivimos más que nunca ensordecidos por el ruido. Hay un ruido exterior que
no para: en el bar, en el coche, en casa, en la calle. La radio, la tele, el móvil, los mensajes, la publicidad nos embotan los
sentidos. Pero hay otro ruido interior más peligroso, el de la mente, que runrunea dentro de nosotros desde un personaje
que creemos ser y no somos. Te da la tabarra con la culpabilidad del pasado, que ya no existe, y por tanto se convierte
en una tortura inútil. O con las preocupaciones de lo que va a venir, un futuro lleno de miedos que nos adelantamos también inútilmente de forma masoquista, porque aún no sabemos realmente cómo será. La mente siempre nos contamina
con sus ruidos, alejándonos de lo que es.
Sólo el silencio nos libera. Pero le tenemos pavor, porque lo identificamos con soledad y vacío, sin apreciar que es una
soledad acompañada del Universo y un vacío lleno. Escribe Benedetti:
Qué espléndida laguna es el silencio
allá en la orilla una campana espera
pero nadie se anima a hundir un remo
en el espejo de las aguas quietas.
Si nada más levantarnos, se enciende la tele en casa, y se apaga al irnos a la cama; si las noticias, en su mayoría negativas, nos bombardean día y noche; si el teléfono móvil, la publicidad y las redes sociales se han convertido en nuestro cordón umbilical con la vida, vivimos dentro de una nube de ruidos. Un autor anónimo medieval del siglo XIV escribió un libro titulado La nube del no saber. Es curioso lo moderno que resulta este viejo tratado en rechazo de toda
conceptualización, en lo que coincide con el interés que despierta hoy en Occidente la meditación oriental del Yoga y
el Zen. Quizás porque se ha convertido en una urgente necesidad de subsistir.
Se trata de un hecho que va más allá de las religiones e incluso de la fe y la increencia. El silencio interior es la mejor terapia que existe. Dice Ana María Schlüter, en una entrevista que publicamos en este número, que “el silencio es
regresar a casa”, es decir recuperar nuestra identidad que está en el fondo de nuestro ser, sobre el cual hemos echado
mucha hojarasca, mucho ruido.
A la gente le da miedo el silencio porque cree que cuando se queda sola consigo misma le van a morder todos sus
monstruos interiores. O que no va a conseguirlo por las distracciones y los pensamientos que reaparecen. Hay métodos sencillos como contar respiraciones de diez en diez o repetir una frase o una palabra. Pero el objetivo es intentar,
sin tensiones, sortear ese “loro interior” e ir conectando con el fondo de nuestro ser, donde estamos bien; quizás porque salimos así de fábrica y poco a poco nos hemos ido estropeando con palizas mentales e identificaciones absurdas:
nos centramos en el papel que representamos en la comedia de la vida más que en lo que en el fondo somos.
No deja de ser paradójico en un mundo hipercomunicado como el nuestro que la tristeza mayor del hombre provenga
de sentirse separado, en definitiva solo en medio de una multitud, solicitado por millones de signos y sonidos. El silencio cura porque nos conecta con lo que somos, nos devuelve a la unidad con todo. Mejor lo sintetiza esta hermosa
frase de Tagore: “Pues que se prende en ti el polvo de las palabras muertas, lava tu alma en el silencio”.
Pedro Miguel Lamet
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A Fondo
SILENCIO EN UN
MUNDO DE RUIDOS
Contaminación acústica para tapar
Por Hermino Otero Martínez
el vacío interior
Vivimos en un mundo de ruidos. Siempre ha sido así. El ser humano ha
sido amasado y amansado durante siglos por los sonidos de la naturaleza y por las voces de otros seres humanos, convertidas algunas veces
en plegarias o en cantos colectivos. Pero desde la revolución industrial
los ruidos han aumentado su presencia malsana entre nosotros y se
han asentado en forma de mensajes inaudibles pero agitadores con la
revolución posindustrial en la era de la comunicación. Y ahora andamos saturados de ruidos y necesitados de silencios creadores.
6
A Fondo
Los sonidos de la naturaleza han sido, por lo general, suaves y acompasados: las olas del mar, la
brisa del viento en los árboles, el repiqueteo de
la lluvia sobre la tierra, los cantos de los pájaros,
las llamadas de otros animales… Y eso nos ha ido
amasando y amansando.
A veces la naturaleza se desborda en fenómenos
imprevistos acompañados de ruidos extremos que
nos asustan: los truenos contundentes, el viento
impetuoso, los temblores de tierra en un bramido sordo e impredecible, el estallido de un volcán,
el rugido de una avenida, el crepitar de un fuego
abrasador... También llevamos dentro esos sonidos,
que nos hablan de peligros y que nos invitan a protegernos o a huir. Cuando nos llegan, nos ponemos
al acecho, lo mismo que nos inquietamos cuando
escuchamos cualquier sonido, sobre todo nocturno,
cuya fuente no podemos identificar con claridad. Y,
a la vez, nuestro cuerpo se distensa y nuestro espíritu se remansa cuando escuchamos sonidos apacibles o navegamos en un silencio ‘sonoroso’. Pero
esto cada vez es más difícil… y necesario.
El apacible ritmo sonoro de la naturaleza se rompió con la llegada de los ruidos industriales producidos por sus máquinas estáticas o en movimiento
y se endiabló con la llegada de los intercambios silenciosos pero continuados en la era de la comunicación. En ambos casos el resultado es el mismo:
agitación y desquiciamiento del mundo interior.
“La ‘hiperactividad’
nos impide relajarnos y
disfrutar de la tranquilidad;
la ‘gula’ nos condena a
querer cada vez más de
aquello que en realidad no
necesitamos; y el ‘ruido
mental’ nos imposibilita
escucharnos a nosotros
mismos”, sentencia Borja
Vilaseca
Un mundo de ruidos
En las últimas décadas el ruido ha crecido de forma desproporcionada, especialmente en las ciudades. Quienes viven en ellas están sometidos a
altos índices de contaminación acústica y tienen
en el ruido una de las principales causas de preocupación. No es para menos. Solo en España
se calcula que más 9 millones de personas soportan niveles medios de 65 decibelios (dB), el
límite aceptado por la Organización Mundial de
la Salud, y que varios millones más residen en
zonas de incomodidad acústica, es decir, entre
Cuestión de decibelios
Umbral de audición: 0 decibelios (dB)
Una fábrica o cataratas de Niágara: 80 dB
Rumor de hojas de árboles: 10 dB
Tráfico rodado: 85 dB
Pájaros trinando: 15 dB
Claxon automóvil: 90 dB
Susurros o murmullos suaves: 20 dB
Tráfico intenso: 95 dB
Murmullo en biblioteca: 30 dB
Claxon autobús, metro subterráneo, petardos:
100 dB
Habitación tranquila o zonas residenciales:
40 dB
Conversación normal o ruido de una calle
poco transitada: 50 dB
Ambiente musical: 60 dB
Ruido de una calle altamente transitada: 70 dB
Ruido de una batidora: 75 dB
Discoteca moderada: 110 dB
Motocicletas sin silenciador: 115 dB
Taladrador o martillo neumático: 120 dB
Turbina de un avión o trueno: 130 dB
Avión a toda potencia: 140 dB
Zona del despegue de un cohete: 180 dB
7
A Fondo
55 y 65 dB. Por debajo de 45 dB no se perciben
molestias. Sin embargo, un 10% de la población
se ve afectada con sonidos de 55 dB, y todos los
seres humanos se sienten alterados con ruidos
de 85 dB. La capacidad auditiva se deteriora en
la banda comprendida entre 75 dB y 125 dB y
pasa a un nivel doloroso cuando se superan los
125 dB. El umbral de dolor llega a los 140 dB y el
daño irreversible del oído a los 180 dB.
Es ilustrativa la lista de los decibelios producidos
por algunos sonidos (ver el recuadro Cuestión
de decibelios).
La actividad industrial produce el 10% de contaminación acústica en la sociedad actual, los ferrocarriles el 6% y los bares, locales públicos y
otros centros de diversión el 4%. Y los vehículos
de motor producen el 80% restante.
No es de extrañar que los vehículos sean la principal
fuente de contaminación acústica: hay más de mil
millones en el mundo. Y, en España, 13 millones de
vehículos, de los 16 que existen, tenían a finales de
2013 más de diez años. El roce de neumáticos con
la calzada y el ruido de los motores producen sonidos que, acumulados, resultan contaminantes. La
construcción de autovías o circunvalaciones cercanas a diferentes núcleos de población han multiplicado el efecto del trafico rodado y el sonido que genera. Hay también zonas especialmente afectadas
por estar construidas cerca de los aeropuertos.
Consecuencias de la contaminación acústica
La mitad de los españoles sufre molestias de ruido ambiental en sus viviendas, y más de un 17%
ha visto afectada su actividad diaria por este motivo. Las consecuencias son graves. De hecho el
ruido ya es considerado uno de los factores negativos para la calidad de vida, pues la contaminación acústica provoca efectos nocivos en la salud, el comportamiento y actividades humanas y
tiene efectos psicológicos y sociales indeseables.
En concreto, más del 25% de los ciudadanos dice
sufrir ansiedad, estrés, falta de concentración,
irritabilidad y agresividad a causa del ruido. Y casi
un 19% de la población asegura sufrir insomnio o
alteraciones de sueño debido al ruido ambiental.
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El hombre actual ha
aprendido muchas cosas
y está superinformado
de cuanto acontece, pero
no sabe el camino para
conocerse a sí mismo
Las consecuencias del ruido son similares a las
asociadas al miedo y a la tensión: aumentan las
pulsaciones, se modifica el ritmo respiratorio, se
produce tensión muscular y presión arterial, aumenta la resistencia de la piel y se pierde agudeza de visión periférica. Estos efectos desparecen
cuando cesa el ruido aunque se pueden presentar
estados de nerviosismo asociados, pero la pérdida
de audición inducida por el ruido es irreversible:
la sordera podría aparecer en casos de soportar
niveles superiores a 90 dB de forma continuada.
A Fondo
Vivimos sobresaturados de
información y publicidad:
nuestra conciencia queda
captada por todo y por
nada, excitada por toda
clase de impactos y, a la
vez, indiferente a casi todo
Por eso, cada último o penúltimo miércoles del
mes de abril se celebra en todo el mundo desde
hace 20 años el Día Internacional de la Conciencia sobre el Ruido. La jornada está organizada y
auspiciada por la Liga para el Deficiente Auditivo,
una institución con sede en Nueva York con 90
años de actividad en el tratamiento y prevención
de la sordera, y fue concebida para que los habitantes de todo el mundo tomen real conciencia
de los trastornos que implica el ruido excesivo
que caracteriza a la sociedad moderna. Y cada
año, por esas fechas, se recomienda llevar a
cabo algunas acciones sencillas que nos ayuden
a prevenir los ruidos y librarnos de ellos: prestar atención a los ruidos que producimos; bajar
el volumen de la radio, televisión y auriculares;
pedir a los responsables de los lugares públicos
que bajen el volumen de la música… y hacer un
minuto de silencio apagando motores, televisores
y otros aparatos ruidosos.
Adictos al ruido
Nuestra vida está marcada por el estrés y el cansancio, y tememos quedarnos quietos. Lo resumía
recientemente Borja Vilaseca en El País Semanal
(22.12.2013): “Si la naturaleza pudiera elegir su
propia banda sonora, seguramente escogería el
suave y pausado reggae de Bob Marley. Sin embargo, los ciudadanos de las sociedades modernas
–cada vez más ajenos al mundo natural– estamos
construyendo nuestra existencia al vertiginoso
ritmo de la música electrónica de David Guetta.
Vivimos tan acelerados que nos hemos vuelto hiperactivos en el peor sentido de la palabra. Cada
vez nos cuesta más parar. Tememos quedarnos
quietos y nos sentimos incómodos al quedarnos
haciendo nada. Por eso procuramos mantenernos
ocupados, distraídos y entretenidos.”
Llegamos cansados del trabajo y nos sentamos
en el sofá delante de la tele: intentamos matar el
cansancio de los ruidos con más ruido. Y así solo
conseguimos callar nuestro ruido mental para escuchar el de la sociedad. Enchufados a una pantalla, nos desconectamos todavía más de nosotros mismos. “Y terminamos por vaciar nuestro
depósito de energía vital” y llenamos la agenda
de actividades para evitar el silencio: nos sentamos pasivamente delante de una pantalla, ya
sea viendo alguna serie de televisión, chateando
por las redes sociales o navegando por Internet.
¿Y qué hacemos el resto del tiempo? Nos rodeamos de gente que, como nosotros, habla sin parar: verbalizamos todos los pensamientos que
deambulan por nuestra mente, pero ni escuchamos ni nos sentimos escuchados. Y se produce
una sucesión compulsiva de dos monólogos que
9
A Fondo
se interrumpen constantemente, pero no somos
capaces de conectar con los demás en un nivel
profundo.
¿Cuál es el resultado? “Nuestra falta de paz interior nos ha convertido en personas tremendamente adictas al placer, la diversión y el entretenimiento… Utilizamos el ruido para tapar el molesto vacío que sentimos en nuestro interior. La
‘hiperactividad’ nos impide relajarnos y disfrutar
de la tranquilidad y la quietud… La ‘gula’ nos condena a querer cada vez más de aquello que en
realidad no necesitamos. Y el ‘ruido mental’ nos
imposibilita escucharnos a nosotros mismos –a
nuestra voz interior–, desconociendo el camino
que nos conduce nuevamente hacia el equilibrio.
Estas tres tendencias ponen de manifiesto una
carencia de silencio. Se trata de una cualidad que
se desarrolla cuando estamos a solas, sin distracciones ni estímulos, cultivando la capacidad de
ser y estar con nosotros mismos. Solo entonces
comprendemos que la verdadera felicidad no tiene ninguna causa externa.”
La civilización del ruido
Estas palabras no pertenecen a un predicador
moral sino a un escritor en un medio laico de
comunicación de gran difusión. Eso mismo lo
podemos concretar de otra forma diciendo con
el teólogo y fundador del Teléfono de la Esperanza de Guipúzcoa, José Antonio Pagola, que “la
sociedad moderna tiende a generar un tipo de
ser humano ruidoso y superficial”. En la era de
la comunicación, la invasión de la información
abruma a los individuos, y la rapidez con que se
suceden las noticias impide cualquier reflexión
duradera. Vivimos sobresaturados de información, mensajes, publicidad y reclamos: nuestra
conciencia queda captada por todo y por nada,
excitada por toda clase de impresiones e impactos y, a la vez, indiferente a casi todo. Un ruido
de fondo nos habita y nos empuja a vivir hacia
fuera, abandonando nuestras raíces y marcos
de referencia.
Uno de los rasgos más visibles de la sociedad
de consumo es la profusión de productos, servicios y experiencias: en la sociedad moderna
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todo está a nuestro alcance, todo es posible. Y
vivimos en un estado permanente de hipersolicitación, estimulación de necesidades y profusión
de posibilidades dentro de una lógica seductora
y hedonista que privilegia el cuerpo y los sentidos, no el espíritu o la vida interior. Se cultiva
el gusto por lo nuevo y diferente más que por
lo verdadero y bueno. Las conciencias se mueven bajo el imperio de lo superficial y caduco.
Y todo es efímero, móvil e inestable. Crece la
inconsistencia y la frivolidad, se vive la ideología
de lo espontáneo. “Esclavo de lo efímero, el ser
humano no conoce ya nada firme y consistente sobre lo cual edificar su existencia.” Sin vida
interior, sin meta y sin sentido, busca experiencias que llenen su vacío o, al menos, lo hagan
más soportable. Y uno de los caminos más fáciles de huida es el ruido, que poco a poco, se ha
ido apoderando de las calles y los hogares, de
los ambientes de trabajo y de diversión, de las
mentes y los corazones. Vivimos en la “civilización del ruido”: el ruido exterior, que contamina
el espacio urbano generando estrés, tensión y
nerviosismo, y el ruido interior de la persona superficial que no soporta el silencio y que aborrece el recogimiento y la soledad.
Perfil de la persona privada de silencio
El ser humano moderno está lejos de aprender a
entrar en sí mismo de modo que pueda crear el
clima de silencio indispensable para reconstruir su
mundo interior. El ruido disuelve su interioridad y
la persona se disgrega, se atomiza y también se
disuelve. Es normal entonces vivir dirigido desde
el exterior. Y el individuo sin silencio no se pertenece, no es enteramente dueño de sí mismo.
El ruido crea confusión, desorden, agitación, pérdida de armonía y equilibrio. La persona dominada por el ruido no conoce la quietud ni el sosiego.
El ansia, las prisas, el activismo, la irritación se
apoderan de su vida. El hombre de nuestros días
ha aprendido muchas cosas y está superinformado de cuanto acontece, pero no sabe el camino
para conocerse a sí mismo. Y tampoco puede encontrarse con los demás. Si es ruidoso y superficial, no puede comunicarse con los otros desde
su verdad más esencial.
A Fondo
En resumen: “La sociedad moderna tiende a configurar individuos aislados, vacíos, reciclables,
incapaces de verdadero encuentro con los otros,
pues encontrarse es mucho más que verse, oírse, tocarse, sentirse o unir los cuerpos. Estamos
creando una sociedad de hombres y mujeres solitarios que se buscan unos a otros para huir de
su propia soledad y vacío, pero que no aciertan a
encontrarse. Muchos no conocerán nunca la experiencia de amar y ser amados en verdad.”
Llegamos cansados del
trabajo y nos sentamos
delante de la tele:
intentamos callar nuestro
ruido mental con más ruido;
enchufados a una pantalla,
nos desconectamos todavía
más de nosotros mismos
La búsqueda del silencio
En medio de esta cultura del ruido y de la superficialidad, la gente busca espacios de silencio.
Muchas personas, cansadas de vivir una vida tan
rebajada, reclaman algo que no es ciencia ni técnica, que no es moda ni consumo, y que ni siquiera es doctrina ni discursos religiosos. Buscan
un encuentro nuevo con lo más hondo de la vida
que les posibilite también un encuentro profundo
con los demás. Necesitan “espacios de silencio”,
lugares donde se pueda percibir la sabiduría del
recogimiento, la armonía de lo esencial, la quietud del espíritu, el ritmo sosegado, la vida en
profundidad.
Cada vez hay más personas que necesitan y buscan sus propios momentos de silencio y que van
creando a su alrededor espacios de tranquilidad
con unos niveles sonoros apaciguados donde la
soledad sonora se haga realidad.
La vorágine de sonidos que nos invaden desde los
auriculares peligrosamente incrustados en nuestros
oídos es sustituida en muchos casos por la escucha de los sonidos de la naturaleza o por músicas
grabadas que nos recuerdan lo que en ella resuena y que facilitan la relajación.
Y son cada vez más las personas que no se dejan
llevar por los mensajes constantes que llegan a
nuestros ojos en forma de imágenes o de textos
escritos, y que también llenan de ruido y de agitación nuestro corazón.
El silencio contemplativo, tan ausente y tan deseado en nuestro tiempo, está llamado a dar un
sentido último a la existencia, a curar el vacío y la
frivolidad y a superar la soledad interior. Deseado
y añorado, es fuente y camino de profundización,
de integración y de liberación interior.
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A Fondo
EL SILENCIO
QUE CURA
Sana, reconcilia
y permite crecer
Y ahora, veamos tus errores. En primer lugar, según tú mismo dices, permitiste
que tu paciente leyera un libro del que realmente disfrutaba, no para que hiciese
comentarios ingeniosos a costa de él ante sus nuevos amigos, sino meramente
porque disfrutaba de ese libro. En segundo lugar, le permitiste andar hasta el
viejo molino y tomar allí el té: un paseo por un campo que realmente le gusta, y
encima a solas. En otras palabras: le permitiste dos auténticos placeres positivos.
¿Fuiste tan ignorante que no viste el peligro que entrañaba esto?
Cartas del diablo a su sobrino. C.S. Lewis.
“Soy tan partidario de la disciplina del silencio, que podría hablar horas enteras
sobre ella”. George Bernard Shaw.
Por Alfonso Echávarri Gorricho
12
A Fondo
La incomodidad del silencio
El silencio incomoda. Yo suelo comprobarlo con
bastante frecuencia cuando tengo la oportunidad de dirigirme a un grupo de personas en alguna conferencia, charla o curso formativo sobre comunicación humana. Si deliberadamente,
y en medio de un discurso, me quedo callado,
como si hubiese olvidado qué es lo que quería
decir y el silencio invade todo el espacio, observo que muchas de las personas presentes
comienzan a mostrar ciertas señales de nerviosismo e inquietud. Algunas de ellas seguro estarían deseosas de ejercer de apuntadoras para
ayudarme a enganchar con el hilo conductor.
Sus manos y sus ojos les delatan. Otras desvían
su mirada hacia cualquier sitio, encontrando en
el camino otros hombros que con perplejidad
suben y bajan inconscientemente. En algunas
ocasiones, ese silencio resulta tan estridente
que hasta se intenta romper con un colectivo
aplauso reconciliador. Generalmente, y antes
de que esto suceda, retomo la palabra con la
oportunidad manifiesta de hablar sobre el silencio, sobre lo que comunica el silencio, sobre lo
que me comunica mi propio silencio. Tal vez, a
alguna persona presente en la sala, ese silencio le ha permitido una experiencia empática, al
modo de “qué mal lo tiene que estar pasando,
si me ocurriese a mí…”. Para otras, puede que
la situación les evoque algo de su pasado aún
no adecuadamente elaborado y enquistado en
la parte de atrás de sus recuerdos (“aquella vez
en el examen oral, qué mal lo pasé”). Puede que
un buen número de buenas gentes que no pueden ver sufrir a nadie, expertas en salvamentos
ajenos, salgan al rescate visible de un tipo en
apuros con un “estabas hablando de…”. Y todo
ello, y mucho más, lo promueve una situación
silenciosa. El silencio incomoda.
El silencio que sana
Sin embargo, es el propio silencio quien ha favorecido todas estas reacciones internas, con
marcado carácter subjetivo y que ha permitido la
conexión con esas componentes tan importantes
en el ser humano como son la reflexión y la auto
transcendencia. El silencio reflexivo permite esta-
blecer un sincero diálogo con uno mismo, libre de
ruidos que dificultan el íntimo contacto de la persona con su yo más genuino. Es un silencio que es
capaz de reconocer las implicaciones emocionales más típicamente humanas, como la alegría, la
tristeza, el miedo, la rabia, y todo ello con cierta
independencia sensorial externa. El silencio auto
transcendente proporciona al ser humano la certeza de que hay algo en la vida que no es el “uno
mismo” y es esto lo que impulsa al ser humano al
encuentro y a la búsqueda, abriendo un sinfín de
posibilidades creativas y de relación.
Vivimos rodeados de
oportunidades que nos
invitan al silencio: un buen
libro, un paseo, una música
agradable, un cielo estrellado,
el ir y venir de las olas del
mar, el chisporroteo de la
leña en la chimenea, etc.
Sin embargo, el hombre moderno no tiene tiempo para el silencio. Pregúntate cuánto hace que
no te has dedicado treinta minutos a escucharte
libre de ruidos. No solo me estoy refiriendo a los
ruidos ambientales basados en la física de los
decibelios, que aunque molestos pueden llegar a
ser ignorados a base de técnica y de trabajo personal. Me refiero a esta otra clase de ruidos que
generalmente todos llevamos puestos en nuestro
interior y que no pueden ser medidos a través de
la acústica ni traducidos a una onda en una pantalla de ordenador. Son los ruidos de las preocupaciones, de los hijos, del estrés, del trabajo. Los
ruidos de tener al menos lo que tiene el vecino.
Esos ruidos que a modo de carraca van perforando poco a poco y de forma persistente el tímpano
del silencio y que consiguen que el ser humano
se convierta en sordo de su propio pensamiento.
También están los ruidos del pasado, con su sutil
eco a modo de susurro que invitan a la persona
a estar en dos cosas a la vez. Y sabemos que
para alguno de nosotros no es factible -por naturaleza- ni hacer ni atender a dos demandas al
mismo tiempo.
13
A Fondo
Por eso es necesario dedicarse al silencio interior.
Tal vez el lector esté pensando en este momento
“que sí, que fenomenal esto que me dices, pero yo
no dispongo ni tiempo ni dinero como para irme
conmigo mismo durante una semana a cultivar el
bello arte de la auto escucha”. Y aunque estaría
estupendo poder aislarnos de vez en cuando en
formato físico, tampoco es necesario retirarse del
mundo para trabajar en y desde el silencio. De
hecho, podemos apoyarnos en las oportunidades
que el día a día nos ofrece para estimular este
contacto interior. Un buen libro, un paseo, una
música que nos tome de la mano y nos adentre
en el plano de la conciencia y de la intimidad. Un
cielo estrellado de agosto o el ir y venir de las olas
del mar al atardecer en la costa. El chisporroteo
de los troncos en una chimenea o la oscuridad del
salón de mi casa porque “hoy no quiero encender
la luz y te cambio unos vatios por un rato de silencio mientras vuelven los niños del colegio”. Si lo
pensamos bien, estamos rodeados de oportunidades que nos invitan al silencio. A este silencio que
sana, que reconcilia a la persona consigo misma,
la equilibra y le permite crecer.
llanto y la injusticia. Ese silencio que intenta ocultar la pena disfrazado de “todo va bien”. Un silencio
recompensado socialmente a base de recordarnos
que hay cosas que mejor no decir. Así nos ha ido
durante mucho tiempo con tantas y tantas vidas
marcadas por el miedo al “qué dirán”, por el silencio de la persona que es maltratada por su pareja
bajo la morfina del auto convencimiento de que
“en el fondo es buena persona y me quiere”. El
silencio que se produce cuando intercambiamos
la mirada con un senegalés que intenta sobrevivir
fuera de sitio con la venta de unos DVD mientras
un “no gracias” acompaña a otro sorbo de café en
También existe un silencio
que enferma: el que impide
expresar el dolor y que
enquista el sufrimiento
amasando la angustia, es ese
silencio que intenta ocultar el
llanto disfrazado de “todo va
bien” por miedo al “qué dirán”
El silencio que enferma
“El pesar oculto, como un horno cerrado, quema
el corazón hasta reducirlo a cenizas”.
William Shakespeare.
También existe un silencio que enferma, el silencio que impide expresar el dolor y que enquista el
sufrimiento amasando la angustia. Es ese silencio
que no invita generosamente al viaje del encuentro sino que tiene como principal misión acallar el
14
cualquier bar. Ese silencio os duele a los dos. Te
hace daño a ti porque te separa del hombre doliente, de la auto transcendencia que hemos hablado
anteriormente. A él puede que le duela tu educación indiferente, pero sobre todo le duele no tener
nada que comer esa noche. Este es un silencio que
no mete ruido y que por lo tanto se ha colado con
disimulo entre los recovecos de nuestra sociedad.
Cada uno a lo suyo, que con lo que tenemos encima como para que nos duela la conciencia. La más
atroz de las cosas malas de la gente mala es el
silencio de la gente buena. Mahatma Gandhi.
A Fondo
El silencio reflexivo permite
establecer un sincero diálogo
con uno mismo, libre de
ruidos que dificultan el
íntimo contacto de la persona
con su yo más genuino
El silencio que une
Además de ese silencio personal que pregunta a
la persona por sí misma y que le permite salir al
encuentro del otro, hay un silencio que posibilita
el diálogo sincero. Es el silencio que permite escuchar el golpeteo de las cucharas sobre los platos
de sopa durante la cena y que favorece el diálogo
en la familia. Es el silencio liberado de la televisión
o de la radio en la cocina que invita a escuchar,
que posibilita el “¿cómo te ha ido el día?” y “¿puedes pasarme un poco más de pan?, por favor”.
También es el silencio que une las manos de una
pareja al declararse su mutuo amor (tal vez es
que me vaya haciendo mayor, pero me resultaría
muy difícil decir a mi mujer que la quiero en un
after hours a las tantas con una música chun chun
machacona taladrándonos el oído. “¿Qué has dicho?”. “Que te quiero”. “¿Qué me qué?”).
Es el silencio con el que un médico le explica el
diagnóstico a su paciente tal vez desconcertado
y asustado. Silencio acompañado del tiempo necesario para amortiguar el impacto permitiendo
humanizar la enfermedad.
¿Cuánto hace que no te
has dedicado 30 minutos a
escucharte libre de los ruidos
de las preocupaciones, de los
hijos, del estrés, del trabajo?
Son silencios que unen y que no necesariamente
están vacíos de contenido, pero que se desprenden de todo aquel ruido extraño y añadido que
dificulta el verdadero encuentro humano, dejando espacio limpio para la palabra o para el pensamiento.
15
A Fondo
MANERAS DE
ACALLAR LA MENTE
Cinco técnicas para hacer el silencio en nuestra vida
Acallar la mente de los permanentes ruidos que nos distraen de nuestra vida,
lograr ese silencio interior que llene nuestros rincones de paz y armonía,
¡qué difícil! Cuánto cuesta conectar con el silencio arrullador y entregarnos
confiados al descanso despierto, dejando la mente en blanco para conectar
con quien realmente somos, ese ser maravilloso que nos habita, a veces
como un inquilino desconocido que vive dentro de nuestro propio Ser.
Por María Guerrero Escusa
16
A Fondo
Enemigos del silencio interior
Para conectar con nuestro interior es necesario
pararnos, cosa complicada porque a lo que estamos más habituados es a enredarnos con los problemas cotidianos, a veces más grandes, otras
insignificantes. Damos vueltas y más vueltas dejando que nuestra cabeza actúe como un perfecto molinillo. Es fácil que nos identifiquemos con
el problema que tenemos y, a partir de ahí, deja
de ser una situación que hay resolver, como me
gusta llamarla, a la que puedo mirar con perspectiva, para convertirse en el problema que acapara
nuestro tiempo y consume nuestras energías. Lo
colocamos a tan corta distancia que nos ciega, no
lo podemos ver, dificultando el enfoque adecuado
que permita su afrontamiento y resolución.
El pasado y el futuro son
inexistentes, todo lo que
tenemos es el precioso
momento en el que estamos
Cuando nos paramos, conectamos con nuestros
‘fantasmas’. Unos vienen del pasado y rememoran
aquellas cosas que hicimos o que no hicimos y consideramos que deberíamos haber hecho, recuerdos
que tenemos ordenados y congelados como cuando metemos los alimentos en el congelador, con
etiquetas en las que las recriminaciones, las exigencias y los juicios no tienen fecha de caducidad.
Otros ‘fantasmas’ proceden de nuestra necesidad
de tenerlo todo controlado, anticipando el futuro
para poder prevenirlo o, al menos, estar preparados para responder a lo que pasará. Parar nos
atemoriza porque conectamos con el desconcierto
y la angustia de la incertidumbre. ¡Cuánto cuesta vivir en la incertidumbre aún cuando sabemos
que no existen las certezas!
Vivimos en la creencia de que necesitamos certezas absolutas para estar tranquilos y ser felices y
así vivimos en una desazón permanente, posponiendo nuestro bienestar y haciéndolo depender
del conocido “cuando se solucione esto o lo otro,
estaré bien”. El pasado y el futuro son inexistentes, todo lo que tenemos es el precioso momento
en el que estamos. Por grande o por pequeño,
por intenso o fugaz, éste es el momento que vives y es único; si te distraes te lo pierdes. Hoy
es el día, ahora el momento, porque no tenemos
más minutos que los que tenemos.
“La dicha es lo que nos
ocurre menos nuestra
percepción acerca de ello”
(Joko Beck)
Los pensamientos pueden ser nuestros mejores
aliados o nuestros peores enemigos. No están hechos. Cada uno es el creador de sus pensamientos. Depende de cada uno si crea un cielo en su
vida que le permite vivirla acogiendo y disfrutando
de cada momento o si crea un infierno de pesimismo y angustia.
Recuerdo un día que estaba en una sala esperando los resultados de una mamografía. Junto a mí
había otra mujer que también esperaba. A las dos
nos habían dicho que estarían en media hora. En
un momento entraron apresuradamente en la consulta varios médicos. Entonces la mujer que me
acompañaba se alertó. “¿Será que nos pasa algo?”,
me preguntó inquieta. “Es que han entrado muy
deprisa y ya han pasado 15 minutos del tiempo que
nos dijeron”. “No creo que tenga que ver con los resultados -le dije-; dentro hacen muchas pruebas y
ese es su trabajo”. “Sí, pero… ¿y si nos pasa algo?”
“No te preocupes, verás que enseguida nos dan los
resultados”. “¡Madre mía! –exclamó-. Tengo dos hijos pequeños, si nos pasa algo no sé qué va a ser
de ellos”. Intenté tranquilizarla, la escuche, pero todos mis intentos fueron en vano. Ella estaba con su
‘película’ en plena fase de producción y lo peor era
que cada vez que hablaba decía “nos”, hasta que le
respondí: “Si te pasa ‘algo’ será a ti, porque a mí,
hasta que no me lo digan, no me pasa nada”.
Decía la escritora y maestra de zen Joko Beck “la
dicha es lo que nos ocurre menos nuestra percepción acerca de ello”. Es nuestra mente la que crea
nuestros estados y la que genera el sufrimiento.
17
A Fondo
Todo lo que ocurre a nuestro alrededor está enraizado en la mente, así que, si lo que vivimos nos
resulta desagradable o nos encontramos con dificultades, no son las situaciones en sí las responsables de nuestro sufrimiento o malestar, sino nuestra mente, de tal modo que podemos aprender a
cambiar la forma desde la que miramos la realidad
que nos rodea. Como pienses que será, así será.
Conectar con el silencio
Conectar con el silencio es una experiencia alucinante, no se trata de quedarse en blanco de
pensamientos y mucho menos provoca un sentimiento de vacío interno, al que tanto tememos.
El silencio de la mente se hace cuando cesa esa
generación de pensamientos constante, ese tumulto de ideas que nos distrae permanentemente del ahora que estamos viviendo. Entonces se
genera un sentimiento de quietud, serenidad y
armonía, la mente se pacifica y comienza a activarse nuestra capacidad de observar nuestro
propio fluir, lo que nos permite separarnos de las
‘cosas’ que nos rodean y contemplarlas desde
una perspectiva diferente, con la distancia necesaria para desidentificarnos de ellas.
El silencio nos conecta con nuestro poder y nos
permite fluir con nuestro propio ritmo, desconectado del ritmo impuesto por la forma en la que
hemos aprendido a vivir, por las exigencias de los
demás o por las imposiciones propias; y nos lleva
más allá de las experiencias negativas.
La mente está permanentemente pensando. Más
del 85% de nuestros pensamientos son inútiles o
superficiales o están conectados con el quehacer
diario. Estos pensamientos son necesarios, en el
sentido práctico, para la organización y la coordinación de nuestra actividad cotidiana, sin embargo están orientados hacia fuera. Así podemos
estar pensando todo el tiempo en ‘cosas’ sin que
mantengamos ningún contacto con nosotros.
Cuando la mente está ocupada en pensamientos
orientados a la acción, no favorece la escucha de tu
corazón. Hacer un silencio interno ayuda a calmar
la velocidad de los pensamientos y escuchar nuestro corazón para coger el pulso a nuestra vida.
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ENCUENTRO EN SILENCIO
Silencio, silencio,
remanso de paz,
espacio de quietud
donde reina la calma.
Silencio hondo,
silencio…
Cuando se acalla la mente
y emigran los pensamientos,
tan solo queda la calma
que se nutre de silencio.
Se abren de par en par
las puertas de la conciencia.
¿De quién soy en este instante
viviendo en este momento?
Fuera se quedan los ruidos
que me producen tormento.
Se escapan las inquietudes
por los portones abiertos.
Desaparece mi mente,
tan solo queda mi cuerpo.
Y mis sentidos se ensanchan
cuando encuentran el silencio.
Sola, sola conmigo,
en este mágico encuentro,
que me permite acceder
a mis rincones secretos.
Sola, sola conmigo,
en silencio.
Escucho como me habla
todo mi ser por entero.
Escucho mi corazón
con todos sus sentimientos.
Me encuentro con el amor
que me llena por completo.
Sola, sola conmigo,
sin miedo.
Porque sé que no soy nada
y me habita el mundo entero.
Soy la parte de una brizna
que se mece con el viento.
Soy una parte del todo:
única en el universo.
María Guerrero
A Fondo
Cuando te instalas en el
presente, el sufrimiento
gratuito que te infliges
desaparece y la calma
impregna todo tu ser
Cinco técnicas para hacer el silencio en
nuestra vida
Te propongo a continuación algunas técnicas para
que puedas acallar tu mente y vivir espacios de
tranquilidad, serenidad y calma, para que puedas
alcanzar tu conexión interna a través de la quietud y el silencio interior.
do tenemos tiempo para muchas cosas y, cuando
no nos incluimos en nuestra lista de prioridades,
nos falta para nosotros. Te propongo en este caso
que enfoques cada cosa que hagas en tu día a día.
Por ejemplo, si estás caminando, pon atención a
cada paso, a cada movimiento de tu cuerpo al caminar, incluso al ritmo de tu respiración. Mantente
presente. Cuando te lavas las manos o te duchas,
pon atención a todas las percepciones sensoriales que tienes en ese momento, la sensación del
agua, su temperatura, el movimiento de tus
manos cuando te frotas el jabón, el aroma que
desprende, la experiencia del agua recorriendo
tu espalda, etc. Y así con cada cosa que hagas. Te
aseguro que descubrirás sensaciones maravillosas y, con la práctica del estar alerta y consciente,
sentirás cada vez más paz en tu interior.
1 Crea tu espacio
Es importante que te proporciones un espacio, “tu espacio”, ese lugar en el que te sientas
confortable. Yo llamo al mío “mi sitio de poder”, porque es donde conecto con mi respiración, con la calma y la fortaleza que necesito
cada día. Convierte ese espacio en tu remanso
de paz, allí solo estás tú contigo, en ese íntimo
encuentro que es reparador en sí mismo.
El silencio de la mente
se hace cuando cesa la
generación de ese tumulto
de pensamientos que nos
distrae del “aquí y ahora” que
estamos viviendo
2 Meditación-atención-consciencia
“Yo no sé meditar. ¿Cómo se hace?”, es una
pregunta muy frecuente. La meditación no se
hace, es un estado que no busca nada, no pretende nada. Para meditar sólo has de mantener
la consciencia enfocada en lo que está ocurriendo en el momento presente, retirar tu actividad
mental y estar alerta y consciente. Si has decidido dedicar unos minutos al día a meditar en
“tu sitio de poder”, puedes comenzar por enfocar tu respiración: respirar, sólo respirar, con
la atención puesta en cómo entra y sale el aire
de tus pulmones. Notarás que te vienen pensamientos; no te aferres a ellos, déjalos pasar
sin detenerte en ninguno y sólo respira. Enfocar
sólo una cosa requiere perseverancia; así que
no pretendas ‘lograr’ nada, el único objetivo es
ser consciente de tu respiración.
3 Escucha interior
Cuando estás respirando, escuchando lo que
emana de tu interior, pueden venirte emociones,
a veces dolorosas al rememorar experiencias. Es
importante que te las permitas. Las emociones
no vienen de fuera ni son tus enemigas, te pertenecen y emanan de ti porque eres tú quien las
genera. No luches. Permíteles su espacio. Como
emociones que son, pasan si no luchas con ellas.
Al contrario, cuando entras en lucha con tus
propios sentimientos, te pierdes de ti y les das
poder. Así que respira, no temas, limítate a ser
el espectador que puede verlas sin identificarte
con ellas y dejarás de estar a su merced.
“No tengo tiempo para pararme a meditar”, ésta
es también una afirmación muy común. A menu-
4 Presencia
Estar presente significa estar consciente en “el
aquí y el ahora”, sin intentar analizar ni tus
pensamientos ni las emociones que surgen de
ellos. Sólo observa enfocando tu atención hacia dentro y pregúntate: “¿qué está pasando
19
A Fondo
dentro de mí en este momento?” Si aparecen
pensamientos, déjalos pasar; emociones, déjalas pasar. Permite que tengan su espacio sin
olvidar que tú no eres ni tus pensamientos ni
tus emociones, solo eres el que los observa y
no les concedes poder para que te controlen.
Cuando te instalas en el presente, el sufrimiento gratuito que te infliges desaparece y la
calma impregna todo tu ser.
Los pensamientos pueden ser
nuestros mejores aliados o
nuestros peores enemigos;
cada uno es el creador de sus
pensamientos
5 Aceptación
Cada día vivimos situaciones de distinta índole
que aportan riqueza a nuestra vida. Unas veces
nos encontramos con vivencias agradables, noticias alentadoras y gratificantes, mientras que
otras veces se presentan situaciones complicadas
y dolorosas, que hemos de enfrentar para poder
continuar caminando. La vida nos pone retos.
Recientemente he tenido una de estas noticias
que ha cambiado la trayectoria de mi vida. De
pronto, he tenido que anular todo lo que había
planificado para los próximos meses y que llenaba las hojas de mi agenda. He tenido que anularlo por la imposibilidad física de llevarlo a cabo. En
un primer momento sentí desconcierto: “¡ahora
qué voy a hacer!”. Conforme me escuchaba esa
exclamación, brotó la respuesta: “ahora me toca
parar, me toca acoger esta nueva situación en
mi vida, aceptar que, aunque no lo he elegido,
ha ocurrido y esta es la realidad que se impone”.
¿Cómo acallar la mente ante emociones tan intensas? He decidido no anticipar nada, ni bueno
ni malo, lo que tenga que venir, vendrá. No quiero gastar mis energías en lo que no sé porque
todavía no ha ocurrido, las necesito intactas para
enfrentar esta situación difícil. Quiero abrazar
cada momento con lo que sea que me traiga y sé
que saldré fortalecida acogiendo por entero esta
oportunidad para aprender y crecer. Por tanto,
acepto y agradezco lo que la vida me regala.
20
A Fondo
EL ARTE DE HABLAR
SIN PALABRAS
El elocuente lenguaje de los silencios
A pesar de que las palabras pierden con frecuencia su significado, a pesar
de que la publicidad las desgasta, las retuerce, las manipula, a pesar de que
busca fórmulas lo más impactantes posible para seducir a púbicos cada vez
más escépticos respecto a lo que se les quiere comunicar, lo cierto es que
siguen siendo un instrumento portentoso de comunicación entre los seres
humanos. Imprescindible, sin duda, cuando se trata de trasmitir conceptos
o enunciados científicos depurados de equívocos o dobles sentidos.
Por José María Jiménez Ruiz
21
A Fondo
Debilidad de la palabra
Pero se convierte en algo mucho más vulnerable e
ineficaz para reflejar el mundo emocional, el laberinto de nuestros múltiples y cambiantes sentimientos.
Quien dice, por ejemplo, tener miedo, puede ser entendido de forma absolutamente diferente en función de las referencias que respecto a esa vivencia
tenga quien le escucha. No digamos nada del significado que se le puede atribuir a la palabra amor. De
tan manida, de tan utilizada en contextos que nada
tienen que ver entre sí o son claramente contradictorios, ya prácticamente no quiere decir nada. En
esos terrenos hablan, sin duda, con más elocuencia nuestros gestos. De ahí la importancia que atribuimos al lenguaje no verbal, a nuestras actitudes,
nuestros silencios, nuestras miradas, a la distancia
que mantenemos con nuestros interlocutores…
El silencio en las relaciones interpersonales
No es posible poner en duda la formidable elocuencia con que se expresan los silencios en las relaciones interpersonales y familiares. Sólo desde una
considerable torpeza puede llegarse a creer que
quien permanece mudo ante quienes le rodean es
porque se ha instalado en la incomunicación. Con
alguna frecuencia, el silencio es la forma más expresiva de trasmitir los mensajes que manan a borbotones en los manantiales de nuestra alma.
Cuando la muerte de un ser querido nos reúne
en torno a su féretro, no faltan quienes, llevados
de su propia ansiedad o tratando de espantar sus
propios fantasmas, recurren a discursos que, en
esas circunstancias, para nada sirven y muy poco
consuelan. En tales ocasiones, el silencio expresa, mejor que nada, la tristeza que uno comparte con el deudo más próximo del finado, el respeto cálido ante su pérdida, el propósito de
acompañarlo, de estar a su lado… Un silencio
empático, en definitiva, que reconforta sin ruido
y trasmite afecto y cercanía.
Hay también silencios que expresan indiferencia,
actas notariales que dan fe de relaciones muertas, de muros que se han alzado entre personas
físicamente próximas, pero emocionalmente muy
distanciadas. ¡Cuántos silencios espesos entre
22
Hay silencios que expresan
incomprensión, como el del
viejo que, tras haberlo dado
todo, percibe que es ya un
estorbo; el del adolescente
refugiado en su propio
castillo interior, porque no
se entiende a sí mismo, ni el
mundo que le rodea; el de
la madre que no comprende
la insensibilidad de quienes,
a cambio de nada, le exigen
todo, no le perdonan el más
mínimo error y se muestran
ciegos ante su extenuación,
ante sus sacrificios sin límite
parejas que, compartiendo un mismo lecho, no
alientan sueños comunes, ni propósitos, ni proyectos! Son silencios que pesan como losas, que
hacen de la convivencia un verdadero martirio,
que siembran en los corazones la ponzoña de un
sentimiento cercano al odio que ni siquiera experimentamos ante quienes se hallan más alejados
de nuestros afectos. Me lo decía Clara, con patética sinceridad, “era mucho mejor antes, cuando,
por lo menos, discutíamos, nos peleábamos y, a
veces, hasta nos faltábamos al respeto. Ahora es
un silencio que me oprime hasta no dejarme respirar, un silencio que nos está matando, que ha
convertido nuestra vida en un verdadero infierno”.
Silencios que expresan incomprensión. El silencio del viejo que, tras haberlo dado todo, percibe,
desde su rincón, que es ya un estorbo, el del adolescente refugiado en su propio castillo interior
porque no se entiende a sí mismo, ni entiende
el mundo que le rodea; el silencio de la madre
que no alcanza a comprender la insensibilidad de
quienes, a cambio de nada, le exigen prácticamente todo, no le perdonan el más mínimo error
y se muestran ciegos ante su extenuación, ante
su entrega, ante sus sacrificios sin límite.
A Fondo
Con alguna frecuencia, el
silencio es la forma más
expresiva de trasmitir los
mensajes que manan a
borbotones de nuestra alma
palabra… ¡Cuántos mensajes tras aquellos largos
silencios!, ¡cuánta riqueza comunicativa detrás de
aquella tiernísima imagen de dos seres humanos
que habían aprendido a vivir el uno para el otro!
La mirada
Pero si hablan los silencios, ¿qué no diremos de
las miradas?
Silencios conmovedores que expresan ternura. El silencio embelesado de todas las jóvenes
madres ante el rostro angelical de sus pequeños
que, mientras sueñan estrellas, se convierte en
un espectáculo que enamora, estoy seguro y con
permiso de los teólogos, al mismísimo Dios. El silencio de una pareja de ancianos que, agotadas
las palabras, no han interrumpido, sin embargo,
el intercambio de sus más hondos sentimientos.
Traigo a mi memoria la imagen de mis ancianos
padres que, sentados en el sofá, con las manos
entrelazadas, pasaban felices sus últimos días sin
que se asomara el tedio a sus miradas, ni el aburrimiento tuviera oportunidad de dictar la última
El hombre ha sido definido como un “animal óptico”. La simple estructura corporal del ser humano, como animal bípedo de caminar erguido,
hace que la vista sea el sentido que más desarrolla para relacionarse con su medio. Y que la
mirada se convierta para él en el canal por excelencia de comunicación por el que discurren los
más variados y hasta contradictorios mensajes.
Hay miradas frías, despiadadas. Miradas que,
como explicó Sartre, cosifican al otro, lo despersonalizan, lo convierten en simple objeto de análisis o aún de sospecha, pues como no se recató
de sentenciar, “el infierno son los otros”.
23
A Fondo
Miradas de desapego y, a veces, de desprecio.
Esa mirada con que podemos acompañar el gesto
rutinario de ofrecer la moneda que nos sobra al
mendigo que nos tiende la mano y busca, tantas
veces sin encontrarlos, unos ojos amables o simplemente compasivos.
Miradas que trasmiten amor. Las de Jesús de Nazaret a las que de continuo aluden los Evangelios.
La que movió el corazón del pequeño Zaqueo desde
los egoísmos hacia la generosidad, la que reconcilió
consigo misma a la pecadora condenada por otras
miradas inmisericordes, falsamente justicieras, la
mirada que tocó el alma de Pedro al tiempo que
un gallo cantaba… Miradas de los enamorados que
adivinan en el brillo de los ojos del ser hondamente
querido los más hermosos mensajes; miradas de
amor de un padre o de una madre hacia el hijo que
goza y triunfa, que sufre o fracasa…
Miradas que trasmiten orgullo por los logros del
ser amado, por éxitos que se viven como propios
o por la superación de dificultades que, lejos de
instalarlo en la derrota, le han ayudado a madurar como ser humano y a ser mejor persona. El
orgullo de la mirada, nublada por una lágrima,
del padre o de la madre que acompañan al hijo
en su graduación como bachiller, como licenciado o como doctor, ¡qué más da!, tras la que se
esconde la memoria de horas de esfuerzos que
parecía no iban a tener nunca recompensa, de
renuncias dolorosas que sirvieron para amasar el
éxito que ahora se celebra.
Miradas también que expresan tristeza. La de
quien asoma por ella la añoranza de un amor huido, de una soledad no pretendida o de un olvido
con el que no se contaba. Pocas cosas puede haber
tan acongojantes como la mirada de un anciano
que busca una sonrisa que le es negada, una palabra amable que nadie a su alrededor pronuncia o
una caricia que nunca le llega. Nada más enternecedor que la mirada asustada del niño que busca
en la de quienes le rodean una especie de bote
salvavidas que le rescate del pequeño océano de
nimias inseguridades que no atina a comprender y
no sabe cómo manejar… Y nada digamos de la mirada apagada del menor al que le es escamoteada
la onza de ternura de la que es legítimo acreedor
y de la que ha sido, torpemente, privado.
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También miradas que ríen ilusiones… Las miradas entrecruzadas de parejas que esperan un
hijo, estrenan su hogar con la mochila preñada
de esperanzas, se disponen a comprar un auto
nuevo, hacen balance de sus ahorrillos para ver
hasta dónde pueden estirarse en vacaciones o,
sencillamente, se disponen a salir fuera de casa
para asistir a un espectáculo o darse el homenaje
de una cena, aunque sea en un modesto restaurante. La mirada ilusionada del abuelo que espera
tranquilo la visita anunciada del hijo que ya está
tardando o del nieto que, desde hace días, no ve.
La chispa de la mirada ilusionada de la jovencita
que ha descubierto un amor nuevo o del adolescente que ha recompuesto sus relaciones con ese
amigo del alma por el que se creía abandonado.
La impactante fuerza expresiva de la mirada…
Son conmovedores los
silencios que expresan
ternura como el de las
jóvenes madres ante el rostro
angelical de sus pequeños
La voz de los gestos
Hablan los silencios, hablan las miradas y hablan,
naturalmente, nuestros gestos.
Los hay que expresan confusión, desconcierto
ante situaciones que, por inesperadas, nos encuentran desabastecidos de argumentos y huérfanos de palabras. El gesto de hacer ver que no
hemos reparado en lo que ciertamente hemos
visto o de que no nos hemos enterado de lo que,
en verdad, hemos oído. El de que se nos ha pasado por alto una presencia incómoda o hemos
desapercibido un hecho que, en realidad, hemos
codificado perfectamente. El gesto, no excesivamente infrecuente, de cruzarse de acera porque metros adelante hemos atisbado alguien con
quien preferimos no cruzarnos, el de mirar para
otro lado para evitar el saludo de alguien con el
que no contábamos…
A Fondo
Con nuestros gestos expresamos también disentimiento o desacuerdo. Movemos la cabeza ante
argumentos que no compartimos, nos agitamos
más de lo que es natural cuando nos sentimos
incómodos, mantenemos distancias físicas con
quien nos sentimos, aunque sea nuestra propia
pareja, alejados emocionalmente. Edward Hall,
creador de la proxémica, nos aleccionó sobre el
significado de las distancias en los procesos de
comunicación humana. Nos dice este autor que
la proximidad tiene que ver con la calidez de la
relación. Quizá no haya imagen, a este respecto,
más hermosa que la figura del lactante amantado por su madre. ¡Cuánta ternura, cuanto amor,
cuanta cercanía en un gesto que, por repetido
que sea, nada tiene de banal!
Pero los gestos expresan también solicitud. Le
sobran las palabras a la madre que prepara la
comida preferida para el hijo que llega a compartir mesa y mantel o al padre que lo deja todo y
acude junto a su hijo para remediar un percance
o hacer por él una gestión que no puede esperar.
Gesto de solicitud de la hija que, sin fallar un
solo día, acude a la residencia para darle la comida a su padre anciano y enfermo que, aunque
morando ya en las sombras de la inconsciencia,
parece experimentar un ligerísimo aliento de vida
a la llegada de ese generoso ángel custodio que
ni repara en su cansancio, ni se deja abatir por
el desaliento. Gestos que expresan, mejor que
ningún discurso, la generosidad que atesora un
corazón humano y el caudal inagotable de bondad que puede manar de su alma.
El gesto sencillo del voluntario que, fiel a principios éticos que dan sentido a la vida, revela a
través del acto concreto en que consiste su servicio que es posible un mundo más fraterno y
más habitable. El gesto del maestro que sacrifica
su hora de descanso para prestar una especial
atención al niño multiproblemático, huérfano de
recursos; el del médico que, bien cumplido su
horario, regresa junto a la cama del enfermo especialmente necesitado para llevarle, con su presencia, aliento y esperanza. Tanto gesto, en fin,
de personas anónimas que, parcos en palabras,
tienden su mano al conciudadano en apuros por
un problema inesperado o un percance con el que
no contaba.
No, no hacen falta grandes discursos, ni especiales dotes de oratoria para trasmitir lo que pensamos, lo que queremos o lo que sentimos. Torpes
seríamos si nos atuviéramos tan sólo a los contenidos verbales. Quienes nos rodean se están permanentemente comunicando con nosotros con
sus silencios, con sus miradas, con sus gestos.
Si aprendiéramos a descifrarlos, no nos pasarían
desapercibidos los innumerables mensajes que
nos llegan por canales distintos de aquellos por
los que circulan las palabras.
Quienes nos rodean se
están permanentemente
comunicando con nosotros
con sus silencios, con sus
miradas, con sus gestos
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A Fondo
ENTRE EL RUIDO
Y EL SILENCIO
Los jóvenes de hoy se confiesan
incapaces de distinguir entre uno y otro
Por José Luis Rozalén Medina
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A Fondo
Cuando observo perplejo cómo, en la quietud adormecida de una playa al
atardecer, en el embeleso de una cena romántica, en el silencio recogido de
una iglesia, en la contemplación extasiada de una obra de arte, en la apoteosis musical de una sinfonía, en el momento culminante de una buena película…, algunos jóvenes, atolondrados, son capaces de abrir su smartphone,
ipad, whatsapp… o cualquier novísimo artefacto, para decir a alguien lejano
cualquier nadería sin fuste (“¡hola, nos vemos esta tarde, ciao!”), tengo el
temor, como temía Einstein, de que el bla-bla insulso, el ruido intrascendente y repetitivo, el uso y el abuso de las modernas tecnologías, anulen todos
nuestros grandes silencios interiores y creadores y “conviertan el mundo,
en un futuro próximo, en una generación de idiotas”.
Según el obispo Manuel
Sánchez Monge, “la ausencia
de silencio denota vacío
interior; y es precisamente
en el exceso de palabras
inútiles de donde nace
tanto aturdimiento, tanta
superficialidad, tanta
ligereza como padecemos los
hombres y mujeres de hoy”
El imperio del ruido
Porque, no cabe duda de que los ruidos de todo
tipo se han ido instalando en nuestra vida diaria y son factores reales de riesgo para nuestra
salud física y mental. Ruidos de dentro y ruidos
de fuera. Ruidos interiores: inquietudes, fobias,
congojas, ansiedades, dudas, depresiones…, que
salen de la mente y del corazón y no nos dejan
vivir en paz. Ruidos exteriores: tráfico de coches,
motos, autobuses, máquinas limpiadoras, obras
en la calle, televisores, radios, bares, discotecas,
fiestas, altavoces a todo trapo, gente que habla a
gritos…, que nos llevan al borde de la histeria.
¡Cuántas veces queremos hablar con otra persona y ésta no nos escucha, nos interrumpe, nos
responde a voces, sin medida, sin control! ¡Cuántas veces hemos tenido también nosotros esa actitud ruidosa sin ser capaces de abrir ese espacio
común de escucha mutua, en el que sea posible
una verdadera y profunda relación humana! Dolores de cabeza, tensión arterial, sudor, temblor,
estrés, vértigo, fatiga crónica, nerviosismo, falta de concentración, angustia… son, entre otros
muchos, algunos de los efectos nocivos del reinado invasor y dictatorial del ruido.
Los jóvenes tienen un problema
Si la dialéctica ruido-silencio preocupa en el
mundo de los adultos, es en el mundo juvenil en
donde más connotaciones negativas tiene. “He
nacido”, escribe Fernando Pessoa en El libro del
desosiego, “en un tiempo en que la mayoría de
los jóvenes ha perdido la serenidad, y se entregan, atareados por fuera del alma, al culto de la
confusión y del ruido”. Palabras duras, en efecto,
y reveladoras de nuestra situación.
En recientes estudios realizados con jóvenes y
adolescentes (sobre todo entre los que viven en
grandes urbes) se ha comprobado que, al estar
tan sumergidos en la vorágine de los ruidos de la
vida moderna, un gran número de estos chicos
y chicas no ven problema alguno en su martilleo
constante y dañino, en la atmósfera ruidosa que
27
A Fondo
respiran, a pesar de que muchos de ellos presentan ya los síntomas destructivos citados anteriormente. Se ha comprobado que no son capaces de
distinguir con claridad los límites que hay entre
el silencio, el sonido y el ruido. Los jóvenes adolescentes (sobre todo los de ciudad) están sometidos a tales niveles de ruido de toda clase y
origen, que, incluso, en muchas circunstancias, el
silencio los aturde y desorienta.
Bien es verdad que, cuando esos jóvenes y adolescentes van creciendo y se convierten en hombres y mujeres, van cambiando su modo de
pensar, y en un alto porcentaje (como veremos
después más ampliamente en sus respuestas)
anhelan disfrutar de ese difícil silencio exterior e
interior, como bálsamo necesario para poder vivir en este mundo nuestro, tan duro, ruidoso y
agresivo. Julia, joven economista y bancaria, lo
manifiesta así: “Creo que encontrar un rato al día
para meditar en silencio, para encontrarme a mí
misma, es tan imprescindible como el comer para
vivir bien. A mí me gustaría poder encontrar este
rato, muchos ratos, pero lo tengo difícil. Sería un
buen método para mejorar mi vida, mis actitudes, mis hábitos, mis pensamientos”.
La grandeza del silencio creador
Me parecen muy certeras las palabras de Rabindranath Tagore: “El silencio es el ruido más fuerte, quizá el más fuerte de todos; y, casi siempre, cuando el Hombre se adentra en la multitud,
es para ahogar el clamor de su propio silencio”.
Pero, no deberíamos tener miedo al silencio; al
contrario, deberíamos buscarlo como fuente de
bienestar y libertad.
El filósofo español Javier Gomá realiza unas distinciones muy interesantes que comparto plenamente: existe lo que podríamos llamar una soledad
activa, un silencio activo, en la que sentimos la
dicha de volver a encontrarnos con nosotros mismos después de haber estado absorbidos por otras
solicitudes que enajenan nuestra intimidad; y una
sociedad activa, una apertura a los demás activa,
en la que disfrutamos de las ventajas y bienes
comunitarios que solo el comercio con los demás
nos puede dar. Las dos actitudes son positivas y
28
complementarias: nuestra naturaleza de personas
racionales y libres exige, alternativamente, una
perfecta soledad y una perfecta compañía. Lo que
debemos rechazar por igual es, por un lado, el silencio no buscado, empobrecedor, deprimente, que
nos aniquila y crea un foso infranqueable a nuestro alrededor, y, por otro, los ruidos estériles, de
todo calibre y condición que nos amenazan y roban
nuestra intimidad: las palabras necias, los tiempos
vacíos y latosos, todo aquello que nos quita la soledad activa sin darnos la perfecta compañía.
Las acciones más hermosas
y las palabras más bellas
brotan siempre, como agua
clara, del hontanar sereno
del silencio
El silencio liberador, aquel que inspira sentido y vigor a nuestra vida, no es fácil de conseguir, no es
patrimonio del alma frívola y vulgar, sino que se
trata de un estado de ánimo, una actitud vital que
se conquista con esfuerzo y constancia. El papa
Francisco manifestaba recientemente que debemos buscar con urgencia ese difícil silencio: “Los
hombres y mujeres de nuestro tiempo, abrumados
por el bullicio y el trajín de la vida, deben descubrir
el valor del silencio para saber escuchar a sí mismos, a Dios, a los demás hombres y mujeres…” Y
no se trata, decía el papa, de buscar el silencio por
el silencio, el silencio para evadirnos y aturdirnos,
sino el silencio verdadero, creador, liberador, aquel
que sirve para re-encontrarnos a nosotros mismos
y abrirnos a los demás seres humanos... El silencio
siempre como promesa de encuentro.
¿Qué piensan los jóvenes?
Para saber que piensan sobre este tema, propuse
a un grupo de jóvenes de ambos sexos, de entre
22 y 35 años, una serie de cuestiones, que ellos
respondieron amablemente:
La primera pregunta decía así: ¿Crees que en
nuestra tecnificada sociedad los ‘ruidos’ de todo clase (informaciones, aluvión de noticias, programas
A Fondo
televisivos, radio, internet, redes sociales, móviles
y demás aparatos de última generación, circulación
en las calles, músicas estridentes, gritos y voces…
nos impiden gozar del silencio interior necesario
para re-encontrarnos con nosotros mismos y hallar
un poco de paz y de equilibrio personal?
Las contestaciones fueron todas muy interesantes, pero, naturalmente, por razones de espacio,
he seleccionado sólo algunas:
- Luis, joven periodista e historiador, nos dice:
“Yo creo que hay tiempo para todo, un tiempo para dedicarlo al bombardeo tecnológico y
otro tiempo para mirarte por dentro y buscar
tu paz interior. Nadie te obliga a ‘contaminarte’ de ese ruido exterior. Evidentemente, es
imprescindible que exista una voluntad de la
persona para encontrar esa paz, ya que por
sí misma, en nuestra ruidosa sociedad, no te
va a llegar de forma espontánea”.
- Esther, joven abogada, afirma que “la numerosísima oferta ruidosa que tenemos:
música, vídeos, tele, la propia ciudad, el
ruido de calles y bares… nos hace olvidar lo
necesario que son la soledad y tranquilidad
interior para reflexionar y ver las cosas con
claridad y sentido”.
- Antonio, joven informático, responde así
a la pregunta: “Sí, creo que tenemos tanto ruido externo, que es necesario buscar
espacios de ‘silencio físico’, para poder
llegar a ese ‘silencio interior’ tan deseado, al menos para poder escuchar simplemente nuestra respiración, para ‘escuchar’ el silencio”.
La segunda cuestión se la formulé en estos
términos: ¿Cuáles son los ‘ruidos’ que en tu
vida más te dispersan, intranquilizan o despersonalizan?
29
A Fondo
- Mayte, joven educadora infantil, nos dice que
le incomodan aquellos ‘ruidos’ que se llevan
por delante los verdaderos valores, los ‘ruidos’ que se apoderan de lo esencial, de lo
verdadero, que contaminan a la persona”.
situación vital, un cambio radical, en el que tuviésemos más tiempo para disfrutar y gozar de
nuestros silencios, de nuestra paz interior, de
nuestra propia y verdadera vida? ¿Te gustaría
que fuese así? ¿Lo ves posible?
- Verónica, joven funcionaria, destaca “los
programas de cotilleos de la TV, los chismes
y gritos de la gente, el tráfico, las prisas, el
hablar sin fundamento...” como algunos de
los ruidos más negativos.
- Beatriz, joven investigadora, afirma que “es
difícil, pero pasaría por cambiar el enfoque
general de nuestras vidas, por alejarse de la
opresión de la tecnología, del exceso abrumador de información; pasaría por poder
- Pilar, joven y emprendedora madre de familia, responde: “Los gritos de enfado de la
gente, sus palabras malsonantes, su agitación y falta de educación; pero lo que más
me desagrada son las voces de las personas que participan en tertulias televisivas:
representan un espectáculo lamentable y
un terrible ejemplo para los niños”.
filtrar nuestra vida y quedarnos con lo que
verdaderamente salga de nosotros mismos,
para volver a nosotros mismos…”
Les propuse finalmente esta tercera cuestión:
¿Ves alguna solución para conseguir una nueva
30
- María, joven ama de casa, comprometida con
las organizaciones de ayuda, está segura de
que “la educación es el futuro y la esperanza”;
le gustaría “que en los colegios se realizasen
sesiones de ‘silencio interior’, y que, en la formación para cualquier trabajo, se diesen pautas para saber valorar y ejercitar el silencio”.
A Fondo
- Paula, joven profesora, nos dice que habría
que empezar por la reeducación en valores
dentro de la familia, de la escuela, a través
de los medios de comunicación… Para ello,
es necesario un gran pacto social que aúne
todos los ámbitos: económico, político,
educativo, familiar… que supere las pobres
expectativas de nuestra sociedad de consumo y que se abra a una formación integral
de la persona… Solo así se conseguiría ese
‘silencio sonoro’, esa paz interior que nutre
El filósofo Javier Gomá
sostiene que nuestra
naturaleza de personas
racionales y libres exige,
de manera alternativa,
una soledad activa, en la
que sentimos la dicha de
encontrarnos a nosotros
mismos, y una apertura
activa a los demás
Para el papa Francisco,
“los hombres y mujeres de
nuestro tiempo, abrumados
por el bullicio y el trajín de
la vida, deben descubrir el
valor del silencio para saber
escuchar a sí mismos, a
Dios, y a los demás hombres
y mujeres”
el alma, esa paz que muchos buscan fuera
de sí mismos (balnearios, viajes, actividades varias…), pero nunca encuentran”.
Silencio, camino de libertad
Hoy día la sociedad de consumo a la que pertenecemos va tan deprisa y es tan ruidosa, que muchas veces no tenemos tiempo de pensar en que
la calidad de vida no es principalmente progreso,
lucha, agitación y ruido aturdidor, sino silencio,
interioridad, sosiego, encuentro con uno mismo…
Escriben Benjamín García Sanz y Francisco Javier
Garrido, en su libro La contaminación acústica
en nuestras ciudades, que todos, padres, educadores, medios de comunicación, sociedad en
general, “deberíamos educar de forma decidida a
nuestros jóvenes para que cambien sus valores,
para que puedan pasar de la cultura del ruido a la
cultura del silencio”, para que transiten sin traumas del desasosiego a la calma, de la superficial
extraversión a la afirmación serena y silenciosa
de su Yo más verdadero.
Nos parecen plenamente acertadas las palabras
del obispo de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez
Monge, en su artículo El silencio, camino de libertad, cuando afirma que “la ausencia de silencio
denota vacío interior; y es precisamente en el
exceso de palabras inútiles de donde nace tanto
aturdimiento, tanta superficialidad, tanta ligereza como padecemos los hombres y mujeres de
hoy”. Siempre que alcanzamos el silencio interior,
nuestras palabras alcanzan un sonido nuevo, más
armonioso y bello: rezuman autenticidad, sosiego, reflexión, hondura, diálogo…
El silencio interior es surtidor de alegría y equilibrio personal. Él nos acerca al verdadero sentido
de nuestra vida, ése que nos ha robado el mundo
ruidoso y consumista que nos rodea, ése que nos
atosiga y aturde con falsos problemas, con inquietudes y anhelos desmesurados, con palabrería
vana, con estrépito inarmónico. El silencio interior
ilumina nuestra verdad más profunda, aquella que
duerme en el fondo de nuestro espíritu. Porque no
hay que olvidar que las acciones más hermosas
y las palabras más bellas brotan siempre, como
agua clara, del hontanar sereno del silencio.
31
ENTREVISTA
Por Gloria Díez Fernández
Fotos: Cristina Bezanilla Echeverría
ANA MARÍA SCHLÜTER RODÉS
monja y maestra zen
“El ruido de dentro es mucho peor que
el ruido acústico”
32
ENTREVISTA
De Ana María Schlüter Rodés se puede decir que es maestra zen, miembro de
la congregación “Mujeres de Betania” y licenciada en Filosofía y Letras, tal
vez por ese orden. Aunque cronológicamente el proceso fue a la inversa: primero la filosofía, luego la congregación católica y finalmente el encuentro con
su maestro, Yamada Kôun Roshi, a quien llegó de la mano del padre Lassalle.
Ana María nació en una familia con una doble raíz: Alemania y Cataluña. Por
azar, o por designio, el estallido de la Guerra Civil en España, coincidió con
un viaje a ver a sus abuelos paternos. Y ese mismo azar, que la salvó de la
contienda española, la metió de lleno en la II Guerra Mundial. Fue en Alemania, de madrugada, en un jardín, donde una Ana María, aún muy niña, tuvo su
primera experiencia con lo inexplicable, ella diría con el misterio.
La entrevista tiene lugar en el Zendo Betania, en Brihuega, dirigido por Schlüter,
que recibió de su maestro el nombre de “nube radiante”. La niebla, al levantarse,
deja ver un paisaje helado. Cuando la conversación estaba terminando, un hembra
de mirlo se acercó, curiosa, a escuchar tras la ventana.
Usted dice que entró en contacto con el zen,
pero que “el silencio empezó mucho antes
en su vida”. ¿Cómo fue?
Cuando era una niña. Una vez, en la casa de mis
abuelos de Berlín, por la mañana, casi de madrugada, bajé al jardín y vi en el césped una flor
amarilla, de esas que no deben salir y ese momento no lo he olvidado en toda mi vida. Luego, cuando bombardearon Berlín y nos evacuaron a un pueblo en la Baja Sajonia, allí, en los
bosques de hayas, pasé mucho tiempo recogiendo hayucos y eso también era todo misterio. Ahí
empieza. Y más tarde, en Montserrat. Estuvimos
en España durante la Guerra Mundial para visitar
a la abuela de Barcelona y subimos a Montserrat:
me impresionó muchísimo, nunca había visto una
cosa tan…
do en conceptos y pocos saben leer en el libro de la
naturaleza además de leer en el libro de la Biblia.
“El silencio es volver a
lo que realmente somos;
y desde ahí una persona
puede salir a ayudar a los
demás, desde la libertad, no
para acallar su conciencia”
Esa florecita amarilla ¿por qué “no debía salir”?
Es que en el césped no tenía por qué haber florecillas, es decir que era como una “mala hierba”.
Dice Bernardo de Claraval que en la naturaleza encontrarás cosas que nunca te enseñarán los libros.
¿Una especie de “botoncito de oro”?
Exactamente. Y de eso, desgraciadamente, muy
pocos teólogos se han enterado. Se han enreda-
¿Podría traducir a palabras lo que “vio” frente a esa flor?
Sí, un “botoncito de oro” era.
33
ENTREVISTA
No hay palabras. Una vez escribí un haiku, pero
tampoco dice nada especial. El haiku no da explicaciones.
¿Y cómo llegó a ser religiosa?
Cuando estuve en Montserrat, durante la guerra,
no tenía ni idea de monjas o de frailes, no había
visto ninguno, creo, pero yo dije: “para eso quiero vivir”, para eso que había ahí… y luego, cuando volvimos a España otra vez, a Barcelona, en el
año 1949, empecé a buscar algo que tuviera que
ver con “eso”.
¿Con “eso” que no tenía nombre?
No tenía un nombre especial, pero era algo, si
le quieres dar un nombre, “religioso”. En algún
sentido, sí le daba nombre, porque, cuando tuvimos que refugiarnos de las bombas, la catequista
de Berlín mandó una Biblia abreviada y era casi
el único libro que había para leer en ese pueblo
donde nos evacuaron. Allí empezó a tomar palabra lo que yo había experimentado. Yo estaba
convencida, porque lo había leído y lo había notado, que Dios está siempre con nosotros, pase
lo que pase, en donde sea. Y cuando volvimos a
Barcelona, en un mercadillo de calle que estaba
cerca de donde vivíamos, mirando al cielo me di
cuenta de que “siempre estamos en casa”, que
estaba en casa aunque allí me sintiera tan rara.
“Queda mucha tarea para
poder leer la Biblia en
condiciones, porque las
mujeres todavía siguen
tapadas”
Marta y María, ¿dos modelos de mujer?
¿Cómo volvió a Alemania?
¿Quién lo fundó?
Había empezado a estudiar Filosofía y Letras en
la Universidad de Barcelona y pensé: “yo encajaré mejor en Alemania que aquí”, en lo religioso, precisamente. En Friburgo de Brisgovia tuve
una experiencia de encuentro con Cristo muy…
sin nombre, sin nada, porque fue en una iglesia
pelada, que estaba toda blanqueada, porque se
había deteriorado. Fue en ese tiempo en que yo
buscaba. Y esa búsqueda me llevó a encontrarme, en la universidad, con una holandesa de las
“Mujeres de Betania”, que estaba haciendo su tesis doctoral sobre Gabriel Marcel, y a través de
ella fui a parar al Instituto.
Un jesuita.
34
Marta y María, las mujeres de Betania, son
dos modelos muy distintos, una activa y la
otra contemplativa ¿no?
Al principio, el jesuita que fundó el grupo, pensó
en dos clases, pero luego eso se cambió: son Marta y María, en una. Además, si se entiende bien a
Marta, que está muy mal interpretada… Marta es,
junto con San Pedro, la única persona que mantiene un diálogo largo con Jesús y eso nunca se dice.
Es que ahí hay mucha “tarea” todavía.
ENTREVISTA
“Ir un fin de semana a un
sitio de silencio ayuda, pero
la rabia, la codicia y el odio
no se van de un plumazo,
es un largo proceso”
¿Para las mujeres?
Para leer la Biblia en condiciones, porque las mujeres están tapadas. ¡Hasta les han cambiado las
“a” por “o” para que parezcan hombres en Los
Hechos de los Apóstoles!
¡Qué poco representadas están las mujeres
en los evangelios!
…O los que escogen para la liturgia. Hay un trozo, por ejemplo, cuando Jesús habla con la samaritana, que está en el misal, pero ahí pone entre
paréntesis: “Esto no hace falta leerlo”. ¿Y sabes
qué trozo es?
No.
“Gracias a lo que la mujer les explicó, empezó a
creer mucha gente.” ¿Y quién fue la primera persona que dijo que Jesús había resucitado? ¿Y quién
se lo tiene que decir a los apóstoles? Una mujer.
Habla usted de “ver” y de abrir el ojo del
corazón. ¿Coincide con Saint-Exupéry: “lo
esencial es invisible a los ojos”?
No, no, los evangelios están muy bien. Y lo que
hace Jesús, para aquel tiempo, es realmente revolucionario.
Sí, va en la dirección de Saint-Exupéry. Es que,
realmente, Dios nos ha creado con tres ojos, el
que ve las cosas materiales, el que entiende las
cosas lógicas y racionales, y el tercero que uno
de los Victorinos llamaba…
Pues los evangelios que nos dan a leer…
¿Victorinos?
35
ENTREVISTA
Sí, son monjes que se establecieron en una abadía derruida cerca de París. Se llaman los Victorinos, entre ellos están Hugo y Ricardo de San
Víctor. Uno de ellos decía que tenemos tres ojos,
el de la cara para los objetos, el de la razón para
entender las cosas lógicas y el ojo de la contemplación, que ve a Dios.
¿Se identifica con el llamado tercer ojo de la
filosofía hindú?
“Dios nos ha creado con
tres ojos: el de cara para los
objetos, el de la razón para
entender las cosas lógicas,
y el ojo de la contemplación,
que ve a Dios”
No, no tiene nada que ver. Bueno… quizá sí tiene
algo que ver, pero no lo identifiques, porque ya
la liamos. Ellos idearon una ‘escuela’, entre comillas escuela, para desarrollarlo… porque este ojo
se desarrolla. Curiosamente, éste, que no se abre
solo, no se cultiva. Parece un contrasentido. Ellos
idearon un camino, que muy pocos conocen, para
abrir el ojo del corazón.
¿Y eso está publicado?
Sí, el padre Lassalle lo resume en Mística Cristiana, ahí habla de los Victorinos.
¿Hay conexiones con la mística de San Juan
de la Cruz?
Desde luego, todos los místicos tienen conexiones
entre sí. Y por supuesto, en Oriente está el camino
del zen, ese va directamente a desarrollar eso, en un
contexto religioso y cultural distinto, pero va a eso.
pero el ruido acústico no es el más grave, el ruido
interior es muchísimo peor. Venir, de vez en cuando, a un sitio de silencio claro que ayuda, pero la
rabia, la codicia, el odio, todo eso, no se va de un
plumazo, es un largo proceso…
¿El silencio nos lleva a encontrarnos con nosotros mismos o a encararnos con nuestros
fantasmas?
Entre el mirar y el ver
¿No era ese el tema de su tesis doctoral?
¿Cómo se titulaba?
¿Por qué unos ven y otros miran y no ven? No
es el título oficial, porque no resultaba bastante
“científico”, pero era el título verdadero para mí.
A veces se busca el silencio como se busca
una píldora tranquilizante, un fin de semana
de retiro, un fin de semana en un monasterio. ¿Eso sirve?
Yo creo que el silencio es volver a casa, a lo que
realmente somos. Y desde ahí puedes salir a ayudar a los demás de verdad, desde la libertad, no
para sentirte bien, para acallar tu conciencia, o lo
que sea, sino ahí estás en casa, libre.
Pero antes de llegar a esa casa, usted lo acaba de decir, es necesario acallar muchos ruidos. Y el silencio te enfrenta, de una manera
más intensa, con esos ruidos interiores, tus
fantasmas, tus problemas.
Pues sí, pero no salen enseguida.
Muchas veces, cuando se va a un monasterio o se
viene aquí, en parte es para huir del ruido acústico,
36
¿Ah no?
ENTREVISTA
No, no salen enseguida, cuando te vas sólo un fin de
semana fuera, lo que notas es un bálsamo de silencio, pero con el tiempo sí, van saliendo. Mira hay muchísimos libros que hablan sobre el silencio, pero casi
ninguno que hable de cómo llegar a ese silencio.
“En un mercadillo de calle
en Barcelona, mirando el
cielo, me di cuenta de que
siempre estamos en casa”
¿no puede resultar estéril, es decir un lugar
donde nada crece?
Sí, ese es el mal silencio, claro. El verdadero silencio catapulta. En zen se dice: “si el despertar
no lleva a la compasión, no es verdadero despertar”. Y en la fe cristiana es evidente que, si eso no
te lleva al prójimo, no vale.
¿Es posible encerrarnos en nosotros mismos
y olvidarnos de los demás?
El peregrino ruso
Claro, eso es lo que decía San Juan de la Cruz, es
enfangarse en consuelos. Y hay muchos que buscan los consuelos más que a Dios.
Dígame uno que sí lo diga.
¿Hay que huir del mundo o enfrentarse a él?
Yo tengo aquí El peregrino ruso, que es un libro de
la mística cristiana rusa. Este peregrino había leído
“orad sin interrupción” en la Carta a los Tesalonicenses e iba buscando quién le podía decir cómo se hacía eso de “orar sin interrupción”. Y, al final, gracias a
alguien que le enseña concretamente cómo practicar,
descubre que es estar en casa, en esa casa donde estás con Dios. Como dice San Juan de la Cruz: “¿Dónde te escondiste?” En el íntimo ser del alma, allí vive.
Y sólo en silencio se encuentra. Si empiezas a hacer
eso, no sólo un fin de semana, entonces sí van saliendo a flote todas esas cosas que se llevan en el inconsciente; y por eso, esos caminos jamás se deben
hacer a solas, se necesita un acompañamiento.
Yo creo que no es ni lo uno ni lo otro. Hay que vivir en el mundo, no siendo del mundo. Eso es lo
que dice Jesús. Y esto tiene una imagen preciosa
en el zen: es como el loto en el fuego.
¿Por qué?
Porque te puedes enredar muchísimo, te puedes
creer que algo es el silencio de verdad y realmente lo único que haces es flotar en una nube. Y por
el Iluminismo, por decirlo con una palabra antigua. Los iluminados son los que se han desviado.
Cuándo usted se pregunta por qué unos ven
y otros no, ¿a qué conclusión llega?
Yo desarrollo unas pautas para llegar a ver. ¿Por
qué no se ve? Porque se mira en la superficie, dicho de una forma muy basta.
Pero su naturaleza es el agua.
Como el loto en el fuego: en el fuego de la vida.
Ya, ya lo he entendido, me ha sorprendido, pero ya lo he entendido. ¿Cuánto tiempo puede transcurrir hasta que el silencio se
hace ‘sonoro’?
Yo creo que eso no tiene un tiempo determinado, hay
épocas que son muy desérticas y otras más sonoras.
¿Y no hay que desanimarse?
Si tengo que atravesar un desierto para llegar a
una ciudad espléndida, lo peor que puedo hacer
es quedarme sentada en algún punto del desierto,
lo único que se puede hacer es seguir adelante.
¿Qué le ha dado a usted el silencio?
El volver a casa. En realidad, yo estaba en casa y
todo el mundo ha estado en casa alguna vez.
¿Cuál diría usted que es el sentido del zen?
El silencio, tal vez no el silencio bien entendido, sino ese otro silencio que sólo tapa,
Recogerse, abismarse, ver y… volver al mercado.
37
A Fondo
CINE
SILENCIO EN
LA PANTALLA
DE ORDET A EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS
Por Norberto Alcover Ibáñez
38
A Fondo
A finales de los años treinta y de una manera dispersa, el cine comenzó no solamente a comunicar
imágenes porque también sonidos, alcanzado una auténtica cota en el proceso de la re-creación humana. En la pantalla, y por medio de misteriosos medios para los espectadores, los personajes se
movían (imágenes móviles, el sueño de Altamira), pero es que además hablaban o, en ausencia de
la palabra, se escuchaba música, ruidos, lo que fuere necesario. Las imágenes móviles adquirían la
condición humana superlativa, es decir, comunicarse mediante el lenguaje sonoro, hablar de forma racional, convirtiendo los rótulos de antaño que rompían el ritmo de las películas, en continuidad verbal
de forma que ahí, en el espacio blanco, la vida en cuanto tal era reproducida a la perfección y el sueño
tantas veces soñado se hacía realidad en el planeta.
Precisamente por esta posibilidad sonora y locutiva del cine, inundado de palabras y sonidos, la implementación del silencio constituye un reto tan elevado en la actualidad, cuando tendemos a convertir
la pantalla en un refrito verbal sin contención alguna. Es el cine literario, tantas veces repetido, sobre
todo con el marchamo del cine francés como referente, que ya en sus comienzos utilizó obras de sus
grandes autores (Víctor Hugo, Molière y tantísimos otros) para asegurarse una cierta dignidad ante los
intelectuales del momento.
Es cierto, en ocasiones las palabras se multiplican sin necesidad, privando a la imagen de su rol
nuclear, que es comunicar por sí mismas. Pues
bien, en esta austeridad verbal, hace su entrada
el silencio como constitutivo de una dimensión
humana superior, la urgente necesidad de estar a
solas con nosotros mismos para reflexionar, para
gozar todavía más intensamente, pero también
porque el tiempo de las palabras se ha roto y solamente nos queda el silencio interpersonal. Escribimos hoy, precisamente de cómo este silencio
ha sido utilizado en la historia más contemporánea del cine en sus más variadas formalidades e
intenciones.
El silencio religioso o trascendente
En general, el arte comunica la relación con la
trascendencia, y no digamos con Dios en cuanto
tal, mediante el recurso a la ausencia de palabras, dando por sentado que lo sacro y alejado es
un reino en que la palabra se hace imposible, por
su naturaleza mistérica.
En realidad, se hace muy difícil narrar cinematográficamente la relación con Dios o lo trascendente, pues en general, los films religiosos en
primera instancia no han conseguido comunicar
la profundidad del misterio encerrado en las his-
torias narradas. Ahí están tantísimas vidas de Jesucristo que sermonean pero nada nos dicen interiormente, absolutamente superadas por films
mucho más modernos que llevan sus imágenes a
una interiorización trascedente por obra y gracias
del silencio, que entonces se transforma en sencilla y radical comunicación:
De vez en cuando,
silenciamos nuestras vidas
por razones estrictamente
antropológicas; y la pantalla
nos lo muestra en silencios
elocuentes en su crueldad
Todo comenzó con Dreyer en los cuarenta y alcanzó su madurez con Bergman en los sesenta,
entre otros muchos. Actualmente, el cine religiosos/trascendente se ha multiplicado, si bien con
películas de menos realidad que las debidas a autores ya clásicos.
Destaquemos tres films antológicos en el uso del
silencio como medio de comunicación religiosotrascendente, películas, las tres, absolutas obras
de arte fílmico donde las haya:
39
A Fondo
- Ordet/La Palabra, de Carl Theodor Dreyer
(1954). Pocas veces el cine ha conseguido
transmitir la experiencia de Dios con tanta
profundidad mistérica como en esta historia
de muerte y de resurrección mediante un
auténtico milagro, que nosotros como espectadores llegamos a asumir como realmente
acontecido ante nuestros ojos. Y el instrumento utilizado por Dreyer, como en todos sus
grandes films, es un silencio dominante que
se te mete dentro y actúa como un berbiquí,
especialmente en el caso de la personalidad
del místico/loco Jonás, auténtico intermediario. Una maravilla nunca superada, austera,
sencilla, elemental, que nos golpea y pone a
prueba nuestra capacidad de comprensión de
la ausencia de palabras, es decir, del silencio
sonoro que desprende la pantalla-villa.
El arte comunica la relación
con la trascendencia y con
Dios mediante el recurso a la
ausencia de palabras, dando
por sentado que lo sacro y
alejado es un reino en que la
palabra se hace imposible,
por su naturaleza mistérica
Una película necesaria del todo para todo
cinéfilo que se precie, pero no menos para
todo creyente que lo sea de verdad. La locuacidad maravillosa del silencio, cuando
las piedras hablan.
- El gran silencio, de Philip Göring (2005). Al
cabo de cincuenta años del film anterior, un
joven fotógrafo alemán, obsesionado con la
vida monástica, obtuvo permiso para filmar
con una cámara digital vulgar y sin más ayuda fílmica, la vida de una comunidad cartuja en los Alpes. El resultado es una película
materialmente oscura pero espiritualmente
inquietante al mostrar unas vidas tan sencillas que llegan a parecernos ingenuas y
atemporales, pero con la cualidad común
de estar impregnadas del silencio exterior e
interior que caracteriza la existencia de un
grupo humano dedicado a la adoración individual y litúrgica de Dios en cuanto Dios.
Impresiona e interroga la verbalidad del silencio y el espectador comprende la transcendencia de cuanto aparece en pantalla…
sin llegar a comprender del todo lo que
guardan esas vidas tan rutinariamente silenciosas. Cuando el arte toma por su cuenta una realidad llena de sentido, podrá ser
elemental, pero adquiere una fascinación
que alcanza el espíritu y lo convulsiona.
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- De dioses y de hombres, de Xavier Beauvois (Francia, 2012). Este film da un paso
más allá que los anteriores puesto que
conjuga la vida de unos monjes en el Atlas
argelino con la problemática de la guerra
civil entre los islamistas revolucionarios
y el ejército argelino propiamente tal. El
silencio en que viven en su monasterio y
que es su pulmón de acero frente a cuanto les rodea, salta hasta sus tareas medicales en favor de los habitantes musulmanes del pueblecito en que están asentados, su participación en los ritos de los
creyentes en Alá, y una sintonía absoluta
con toda la población, hasta el punto de
que son eliminados por los islamistas tras
secuestrarlos.
A Fondo
La implementación del
silencio constituye un reto
elevado en la actualidad,
cuando tendemos a convertir
la pantalla en un refrito
verbal sin contención alguna
Estamos, en este caso, ante un silencio militante, militante en su llamada a otra realidad, en su caridad fraterna y sobre todo en
la mostración de las pasiones del silencio
que nunca abandonan a los protagonistas
del film. He aquí una llamada a practicar
la agresividad social de una vida de pocas
palabras y tales palabras llegadas de un
mundo desconocido. El martirio del silencio,
podríamos decir.
El silencio antropológico o humano
De vez en cuando, silenciamos nuestras vidas
por razones estrictamente antropológicas/humanas, unas razones muy diferentes y que pueden
escandalizarnos gracias a sus viajes a los límites del hombre y de la mujer protagonistas. En
este sentido mencionamos películas que probablemente algunos lectores perciban como detestables, pero lo hacemos a sabiendas porque
guardan en su apariencia repugnante unos márgenes de humanidad imposible de olvidar. El cine
puede molestarnos en determinados momentos,
pero tenemos que ser valientes para afrontar la
molestia que conduce a realidades tan objetivas
como golpeadas por el pensamiento al uso, precisamente por tanta objetividad el mal existe. Y
la pantalla nos lo muestra en silencios elocuentes
en su crueldad.
- El ángel exterminador, de Luis Buñuel
(1962). En la órbita de Viridiana y del coguionista Luis Alcoriza, Buñuel lleva a cabo
su film, desde nuestro punto de vista, más
agresivo sobre los límites irremediables de
la burguesía como grupo social. Un grupo
de burgueses se reúnen para cenar, y tras
la cena desean abandonar la casa donde ha
tenido lugar el ágape, constatan su impotencia para salir del comedor, como si se
hubiera levantado un muro ante ellos. Las
palabras van dando la alternativa al silencio, tenso, molesto, que fuerza la aparición
de todas sus mezquindades ocultas, como
si de una manada de lobos se tratara. La
película prosigue en su camino hacia la terribilidad de esta clase llena de silenciadas
contradicciones. Un silencio implacable.
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A Fondo
- Gritos y susurros, de Ingmar Bergman
(1972). Frente al exterminio angelical/demoniaco, alzamos esta obra antológica del
sueco Bergman, maestro, junto a Dreyer,
de este cine interior pero llevándolo hasta
un territorio mucho más cercano a las pasiones humanas más violentas. Una familia
formada por cuatro hermanas y una sirvienta muestra en pantalla sus reacciones
egoístas ante la enfermedad de la pequeña.
Todas sufren patologías que las separan de
la moribunda, patologías físicas y psicológi-
El silencio es una inmensa
posibilidad abierta del ser
humano: puede utilizarla
para narrar sus máximos
pero también sus mínimos
42
cas, pero también la distancia de sus respectivos maridos. Solamente la sirvienta,
o mejor la sierva, acoge tanto dolor, y en
silencio lo acuna física y moralmente hasta
hacer de su actitud, en palabras de la enferma, algo semejante a la gracia cristiana.
Enferma y sirvienta se relacionan en silencio, en un acongojante silencio, pero a su
vez trasmisor del misterio humano que las
invade… hasta hacerse humano-religioso.
De vez en cuando suena una voz en off,
que también nos parece silenciosa.
A Fondo
Una de las mayores películas humano-cristianas de la historia del cine. Comunica en silencios punzantes, pero también liberadores, la
posibilidad del ser humano para redimir el maldolor del prójimo, solamente con la cercanía
corporal, el beso amigable y, en fin, el amor
transmitido sin fisuras. Un silencio que cauteriza y nos anima a morir si preciso fuere. El
silencio de la sierva, del pueblo, del humilde.
la huidiza actriz Mónica Vitti y, en ocasiones, el
maestro interpretativo Marcelo Mastroianni, con
el apoyo al guión del neorrealista Tonino Guerra.
Ésta es la trilogía:
- Las aventuras de Jeremías Johnson, de Sidney Pollack (1972). He aquí un film en que
el silencio se identifica con la maravilla permanente de la naturaleza y, en gran parte,
de la soledad en que vive el protagonista.
Un Robert Redford, en plenitud de facultades, rodeado de una belleza indescriptible,
alternándose las diferentes estaciones del
año, con la lucha contra el frío, las estrategias del cazador solitario y de una serie
de historias personales que jamás eliminan
ese silencio interior que mantiene al protagonista alerta y pendiente de su entorno.
Un film de gran belleza y como tantos otros,
desgraciadamente, perdido en su olvido.
La trilogía del silencio por la opción del sexo.
Se trata de tres films en que la sexualidad más
acerada y materialista, sin aparición alguna del
amor, inunda las personalidades de los dos protagonistas (hombre y mujer) hasta convertirlas en
animales opacos. Tales films necesitan verse para
contemplar, aunque sea con repugnancia, hasta
donde nos lleva la pasión sexual como trasunto
del absoluto vaciamiento interior. Un silencio total pero por la desaparición también total de las
palabras humanas. Éstas son las películas:
Estamos ante un film que desprende el silencio maduro del planeta y en el que el
hombre se reconcilia con su entorno. Un silencio ecológico casi misterioso, casi siempre unido a la soledad plena de sentido.
El silencio casi trágico o nihilista
Aunque sea brevemente, no podemos olvidar una
serie de películas duras donde las haya, en que el
silencio es producido porque las relaciones interpersonales crujen por razones diferentes pero siempre
dolorosas y destructivas. Es el lado oscuro del silencio. Es esa telaraña en que se mueven los insectos
humanos, víctimas de la araña mortal de la ausencia
de palabras. Films en general muy buen realizados,
en ocasiones maltratados por la crítica en función de
su agresividad. Testigos de una época amoral.
La trilogía de Luchino Visconti en los sesenta,
panorámica de la solitariedad burguesa que se
traduce en un silencio carente de comunicación.
En los tres, la presencia fascinante de su musa,
- La aventura (1960) o la soledad poderosa.
- La noche (1961) o la ambigüedad de las relaciones.
- El eclipse (1962) o la finitud de las palabras.
- El último tango en París, de Bernardo Bertolucci (1972) o la soledad llena de silencio sexual.
- El imperio de los sentidos, de Nagisa Oshima (1976) o la agresividad sexual que grita
en el silencio.
- Nueve semanas y media, de Adrian Lyne
(1985) o la soledad inútilmente derivada al
sexo silencioso.
Una tragicidad nihilista que nunca solemos presenciar explícitamente pero que nos inunda en la
oscuridad de las ciudades y de los espíritus. Es el
silencio de las ausencias. El vacío.
Coda final
Tal y como decíamos al comienzo, el cine sin palabras
alcanzó su plenitud hacia los años treinta. Significó
una conquista ansiada desde las pinturas de Altamira, pero también ha sido capaz de sumergirnos en
la soledad de nosotros mismos para vivir con mayor
intensidad la propia destrucción. El silencio es una
inmensa posibilidad abierta del ser humano. Puede
utilizarla para narrar sus máximos pero también sus
mínimos. Todo depende de su libertad. De su pérdida
o proliferación de palabras interiores. El camino que
lleva desde Ordet a los tangos en París.
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A Fondo
A PIE
DE CALLE
EL SILENCIO NOS ‘HABLA’
Hay personas que no se callan
ni debajo del agua, otras
parece que viven dentro de
sí mismas y son de pocas
palabras. El silencio, añorado
por unos y no soportado por
otros, puede decir más que
muchas palabras juntas.
Por Antonio Saugar Benito
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A Fondo
Hay veces que es mejor callar; que el silencio,
el no responder, puede evitar una situación más
grave. El silencio es, aunque parezca mentira, un
elemento importante en la comunicación, porque
con el silencio se comunica. En una sociedad llena de sonidos tecnológicos emitidos por móviles,
ordenadores portátiles, tabletas y otros elementos de información y comunicación, hay quien
busca en el silencio esa paz que la vida diaria
quita a mucha gente.
Aunque el silencio se define como la ausencia de
ruido, hay ocasiones en las que no hablar, no decir nada, puede ocasionar más ruido que miles
de palabras. Un silencio prolongado puede llegar
a sacar de sus casillas a cualquier persona. En
una discusión, si uno de los contendientes calla,
el otro se enfurece aún más.
”Buscar el silencio para
entrar en uno mismo
siempre cuesta más
esfuerzo, y es mucho
más comprometido, pues
podemos encontrarnos con
nuestro yo desconocido”,
explica José Pedro, un
periodista ciego
En los medios de comunicación, el silencio parece
no tener cabida, pero no es así. En el caso de la televisión o el cine, la imagen sin sonido puede hacer
más inquietante e emocionante la escena. En radio, el silencio acerca más al oyente a la emisión.
Si para algunas personas es muy difícil hablar en
público, por ejemplo, también puede ser complicado permanecer en silencio. En este sentido,
José Pedro afirma que no le es difícil estar en silencio, pero “me suele requerir un esfuerzo de la
voluntad, para procurar recoger los sentidos internos y externos. A esto hay que sumarle la falta
de deseo y la pereza para entrar en mí mismo, y
enfrentarme conmigo tal y como soy”.
Momentos para estar en silencio
El lenguaje no verbal importa
Cada persona vive el silencio de forma diferente, según su manera de ser su situación personal y vital. Así, para José Pedro, el silencio es “la
puerta necesaria para penetrar en mi yo interior.
Cuando uno toma el hábito de la introspección,
busca momentos del día para estar en silencio,
un silencio que es algo más que estar callado, sin
hablar. Esto puede ser una primera etapa, pero
luego hay que ir recogiendo poco a poco el resto
de los sentidos externos y también los internos
(memoria, imaginación), hasta quedarse uno solo
ante sí, ante sus acciones, ante su conciencia, y,
sobre todo, ante Dios”.
El silencio comunica. Al menos así lo entiende José
Pedro: “Sí, por supuesto, el lenguaje no verbal es
muy importante, y cada vez lo va siendo más, en
una sociedad desarrollada, en la que el elemento visual adquiere cada vez más importancia a la
hora de transmitir sus valores; y dejan la transmisión oral para las sociedades menos avanzadas”.
Respecto a cuánto tiempo puede estar en silencio, este periodista ciego señala que “no se trata de aguantar sin más, si no de buscar algunos momentos en el día para mirar dentro de sí,
y el silencio lo facilita mucho y, en muchísimas
ocasiones, es una condición casi imprescindible.
Pero, al menos, dedico una hora diaria a meditar”, señala.
“Desde el punto de vista personal –continúa-,
esta aseveración es cierta. En cuántas situaciones, sobre todo en momentos malos, nos quedamos sin palabras, sin saber qué decir, cómo consolar a alguien que lo está pasando mal. En estos
casos, puede tener mucho más valor el lenguaje
no verbal, nuestras actitudes, miradas, gestos…”
En el caso de José Pedro, su ceguera puede estar
reñida con el silencio. Al preguntarle qué supone
el silencio en su vida cotidiana, señala: “supongo
que lo mismo que para cualquier otra, pero con
matices. La ceguera puede ver en el silencio un
factor más de incomunicación, ya que el oído es
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A Fondo
el principal de los sentidos que relacionan a las
personas ciegas con su entorno. Si quienes le rodean no le hablan, el ciego tiene muchas más dificultades para saber si se encuentran cerca, para
comunicarse con ellas, o para conocer la actitud
que manifiestan hacia él. Por otra parte, el encuentro frecuente con estos silencios no buscados
hace que la persona ciega se haya acostumbrado
con más facilidad a convivir con el silencio exterior, llegando no sólo a soportarlo, sino a tenerlo
como aliado a la hora de reflexionar”.
A veces es mejor callar que decir algo. Arrepentirse de no callar a tiempo suele ser muy normal
en la sociedad en la que vivimos. Para José Pedro
“es una gran verdad la frase ‘prefiero ser dueño de mis silencios que esclavo de mis palabras’,
pero cuesta practicarlo. Cuántas veces, llevado
por la situación o en el calor de una discusión, he
dicho cosas que luego debería de haberme callado, porque son injustas, han ofendido a otro, no
son ciertas o exactas”, afirma.
Respecto a si el silencio puede servir de terapia,
José Pedro señala que “por sí, no es ni mejor ni
peor. Son las circunstancias y la actitud de cada
uno la que lo hacen positivo o negativo. Siempre
será mejor si es buscado voluntariamente por la
persona o, al menos, soportado con espíritu positivo; si es un medio para conocerse mejor, para
enfrentarse consigo mismo, y no una forma de autodefensa contra los demás o de encastillamiento
en nuestros propios problemas u opiniones”.
El silencio en la Sociedad de la Información
En la Sociedad de las Nuevas Tecnologías de la
Comunicación, el silencio tiene su papel. “Da la
impresión de que no se contara con él, y de que
fuera uno de los enemigos a batir, al igual que
la contaminación de la naturaleza o el tráfico de
armas”, señala José Pedro. Quien añade que “las
Nuevas Tecnologías proporcionan a la persona
información, entretenimiento, estímulos sensoriales, en cualquier momento o lugar donde se
encuentre; la acompañan, si ella quiere, durante todo el día proporcionándole un ruido de fondo, que le mantiene unido virtualmente con el
mundo exterior, pero que le dificulta la entrada
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en su mundo interior. La entrada en uno mismo
siempre cuesta más esfuerzo, y es mucho más
comprometida, pues podemos encontrarnos con
nuestro yo desconocido”.
Para José Pedro, “estar constantemente enchufados a algo, huyendo del silencio, es más cómodo
y placentero, sólo hay que dejarse llevar. No hace
falta pensar mucho, ni reflexionar sobre casi nada.
Sólo dejarse ir, vivir, dejarse llevar por nuestras
sensaciones o sentimientos. Además, por mucho
que digan los dirigentes, no quieren ciudadanos
libres, responsables, críticos, si no una masa adocenada que piense poco, y que sea fácilmente manejable a través de la información y del sentimentalismo, a la que se le llena todo el día de ruido
que le hace percibir como un mal al silencio”.
Mariano, también ciego, entiende el silencio como
“un valor a elogiar, pues en la sociedad actual existe mucho ruido que dificulta observar las cosas
A Fondo
sos y eso en radio iba en contra de la filosofía del
medio. Se dice que un silencio en radio puede
llevar a la pérdida de oyentes, y García demostró
lo contrario pues en su emisión los silencios casi
aportaban más que la propia palabra o, mejor dicho, reforzaban el mensaje comunicado”.
“Para nosotros los ciegos, el silencio puede llegar a ser inquietante pues no sabes qué ocurre
a tu lado. Por eso, las personas ciegas tenemos
la obligación de romper ese silencio creado para
interactuar con lo que está pasando”.
Sobre si se arrepiente de no haber estado callado en determinadas ocasiones, Mariano afirma:
“No me arrepiento. Pero, en ocasiones, el dejar
silencios en una charla distendida puede aportar
mucho a que esa relación sea de amistad”.
El silencio es un elemento
importante en la comunicación,
porque, a veces, con el silencio
se puede decir más que con
muchas palabras
El silencio sirve para
comunicar, permite aislarse,
puede ser terapéutico,
nos ayuda a encontrarnos
a nosotros mismos y,
también, a los demás
que nos rodean”. Confiesa no estar mucho en silencio “porque no existe algún espacio en la jornada para disfrutar del silencio”.
Comunicar con el silencio
Sobre si se puede comunicar con el silencio, Mariano cree que sí. “Prueba de ello fue José María
García, cuando hacía su programa nocturno radiofónico deportivo, que dejaba silencios inmen-
Mariano entiende que el silencio es terapéutico.
“Se han impuesto actualmente los retiros espirituales y la tradición oriental que basa mucho
de su filosofía en el silencio y en meditar. Sí, es
una buena terapia, pues te hace ver el interior de
cada uno y reflexionar con ese silencio”, señala.
Sobre si el silencio está reñido con las Nuevas Tecnologías de la Información, Mariano señala que “se
lleva mucho el estar siempre conectado, tener on
line toda la información precisa, y esto dificulta sin
duda la aparición del silencio. Es preciso destacar
también todo el ruido informativo que nos rodea y
redunda en tapar cualquier posibilidad de silencio”.
El silencio sirve para comunicar, permite aislarse,
puede ser terapéutico, nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos y, también, a los demás.
Puede ser una forma de huir del mundanal ruido.
Buscar el propio silencio es una forma de conocerse a uno mismo y a los otros.
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Comunicando
De izda. a dcha., Miguel Ángel Terrero, presidente del Teléfono de la Esperanza de Sevilla; Juan Sánchez, presidente de ASITES;
Mª Jesús Botella, vicepresidenta segunda de la Diputación de Córdoba y concejala de Familia y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Córdoba; y Mª del Carmen Gallego, delegada del Teléfono de la Esperanza en Córdoba.
Más de 200 voluntarios del Teléfono de
la Esperanza acuden a la inauguración
de la sede de Córdoba
Por Lola Guerra. Fotos: J.M. de la Fuente
El sábado 23 de noviembre se congregaron más
de 200 personas en el salón de actos de la Diputación Provincial con motivo de la inauguración
de la sede del Teléfono de la Esperanza en Córdoba. Después de casi cinco años de recorrido
formativo por distintos centros cívicos de la ciudad y por otros centros de la propia asociación,
los voluntarios y las voluntarias del Teléfono de la
Esperanza de Córdoba tuvieron el inmenso placer
de inaugurar su sede, sita en la calle Concepción
número 7, en un acto en el que quedó plasmadas
la alegría y la felicidad de cientos de voluntarios
procedentes de toda España en solidaridad con
sus compañeros cordobeses.
El acto de inauguración, que brilló por su emotividad y ambiente familiar, estuvo presidido por
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María Jesús Botella Serrano, vicepresidenta segunda de la Diputación de Córdoba y concejala
de Familia y Servicios Sociales del Ayuntamiento
de Córdoba; Juan Sánchez Porras, presidente de
la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza; y María del Carmen Gallego Sevilla, delegada del Teléfono de la Esperanza en Córdoba.
La presentadora, María del Carmen Bernabé Ortuño, voluntaria de Córdoba, comenzó dando la
bienvenida y el agradecimiento a todos los asistentes, y dio paso a continuación a un pequeño
reportaje gráfico que los voluntarios cordobeses
habían preparado con cariño e ilusión para narrar
en imágenes lo que han supuesto estos casi cinco años de andadura del Teléfono de la Esperanza en Córdoba. En dicho reportaje quedó paten-
Comunicando
te los distintos momentos formativos, lúdicos, de
convivencia y alegría de este grupo humano que,
con tanta ilusión y paciencia, se ha formado para
ayudar altruistamente a sus conciudadanos cordobeses y a toda persona que necesite mejorar
su salud emocional.
Mª Jesús Botella, concejala
de Servicios Sociales de
Córdoba: “El trabajo de los
voluntarios del Teléfono de
la Esperanza redundará en
la mejora de nuestra ciudad,
ya que los problemas con
esperanza son un poquito
menos problemas”
A continuación, la presentadora dio la palabra a
María Jesús Botella, quien agradeció haber sido
invitada a presentar el Teléfono de la Esperanza en Córdoba. Asimismo, recomendó a todas las
personas procedentes de otros lugares que, tras
el acto, disfrutaran de un agradable paseo por
nuestra maravillosa ciudad. En primer lugar quiso
dar las gracias a los voluntarios y voluntarias de
Córdoba por su esfuerzo y trabajo durante estos
casi cinco años y destacó que la falta de una sede,
un espacio físico donde poder trabajar y atender
a la gente, era lo que necesitaba el Teléfono de la
Esperanza de Córdoba. María Jesús Botella trasladó también el apoyo de las dos instituciones que
tenía el honor de representar, el Ayuntamiento y
la Diputación. Continuó diciendo que quería mostrar ese respaldo porque “lo que el Teléfono de la
Esperanza persigue es algo que desde el Ayuntamiento y la Diputación también se persigue”, ya
que considera de máxima importación el cuidado
de la salud emocional de las personas. Continuó
diciendo que la esperanza es imprescindible para
restituir y mantener esa salud emocional cuando
se pierde por distintas circunstancias. Comentó
que los centros cívicos ya habían tenido abiertas
sus puertas para realizar los cursos y talleres que
el Teléfono de la Esperanza imparte para que las
personas puedan ayudar a otras y, de este modo,
se “recluten” nuevos voluntarios y voluntarias, ya
que “el voluntariado es un bien en sí mismo”. Botella concluyó su discurso expresando su deseo
de “que el voluntariado del Teléfono de la Esperanza en Córdoba se mantenga durante muchos
años con mucho trabajo, puesto que ello redundará en la mejora de nuestra ciudad y sociedad,
ya que los problemas con esperanza son un poquito menos problemas”.
Juan Sánchez, presidente
de ASITES: “Los voluntarios
no podemos ni queremos
sustraernos al desafío que
nos plantea el sufrimiento
de los marginados, de
quienes se sienten solos
o sufren la angustia de no
poder encontrar un sentido
a sus vidas”
Seguidamente, fue Juan Sánchez Porras, el presidente de la Asociación Internacional del Teléfono
de la Esperanza (ASITES), quien intervino. Agradeció a todas las autoridades que nos honraban
con su presencia como “expresión de su proximidad y apoyo a nuestra asociación”. Reconoció y
felicitó la ayuda desinteresada y el ejemplo de solidaridad del Teléfono de la Esperanza de Sevilla y
agradeció a su presidente, Miguel Ángel Terrero,
a sus voluntarios y, en especial, a Manuel García
Carretero, premio del voluntariado de Andalucía
de este año, por su inestimable ayuda y dedicación en la formación de los compañeros cordobeses. Felicitó a todos los voluntarios de Córdoba y,
especialmente, a la familia que ha cedido de forma desinteresada el piso donde se ubica la sede.
También agradeció la asistencia a los voluntarios
que se habían desplazado desde otros lugares de
España e, incluso, desde fuera de nuestro país.
Juan Sánchez manifestó que para él tenía un sentido especial esta inauguración porque: “Como decía un viejo lema cordobés, mi madre era cordobesa de los pies a la cabeza”. Añadió que, al visitar la
Mezquita de Córdoba, se le había ocurrido que sus
múltiples columnas, que soportan 365 arcos, pue-
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Comunicando
den representar los días del año en los que los voluntarios y voluntarias del Teléfono de la Esperanza
mantienen el compromiso de ayuda a quienes buscan una palabra de orientación, se acercan a nuestra Asociación porque se sienten solos, atraviesan
momentos difíciles o simplemente sienten inquietudes por mejorar como seres humanos y desean
ayudar a otras personas a ser más felices y a compartir el sentimiento con quienes les rodean. Continuando con la comparación, indicó que “la Mezquita, al igual que el Teléfono de la Esperanza, se ha
ido conformando con el tiempo sin perder su identidad ni su grandeza”, y señaló además que “la Mezquita mira hacia el sur, es decir, hacia los más necesitados, al igual que el Teléfono de la Esperanza”.
Por otra parte, el presidente del Teléfono de la
Esperanza llamó la atención sobre el hecho de
que se estaba inaugurando una nueva sede, pero
que se debía tener en cuenta que “la sede es una
estructura de hormigón que sólo cobra vida al llenarla con actividades, gracias a nuestra generosidad, entrega y corazón”.
Asimismo, se dirigió a todos los voluntarios presentes como “compañeros de la escucha activa y
maestros de la palabra cálida” y animó a no dar la
espalda a tantas personas que se acercan al Teléfono en busca de ayuda: “Porque somos voluntarios y queremos compartir nuestros valores éticos
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y nuestro tiempo, eso que es imposible de recuperar, sin otra recompensa que la de ser coherentes
con nuestra propia conciencia. Lo hacemos simplemente porque no podemos ni queremos sustraernos al desafío que nos plantea el sufrimiento que
nos revela el rostro de los marginados, maltratados, de quienes se sienten solos o sufren la angustia de no poder encontrar un sentido a sus vidas”.
Juan Sánchez prosiguió diciendo que “nuestra
aportación, por pequeña que esta sea, es imprescindible para la construcción de un mundo más
habitable y la configuración de una sociedad más
humana. Hemos comprendido que es preferible
encender una insignificante cerilla que maldecir
a las tinieblas. A veces sentimos que lo que hacemos es solamente una gota de agua en el mar,
pero el mar sería menos si le faltara esa gota.
Ojalá no seamos derrotados por la tentación del
desaliento, no renunciemos jamás al esfuerzo generoso de cada día que contribuya al bienestar
personal de cuantos se acercan a nosotros y nosreclaman ayuda. Me siento orgulloso de compartir con vosotros esta convicción. Como decía Martin Luther King, ‘si ayudo a una sola persona a
tener esperanza, no habré vivido en vano’”.
Para terminar, el presidente del Teléfono de la Esperanza invitó a todos los presentes a que se mantuvieran “fieles a estos principios especialmente ante
Comunicando
Mª del Carmen Gallego,
delegada del Teléfono
de la Esperanza en
Córdoba: “Quiero destacar
la colaboración de los
compañeros del Teléfono
de Sevilla, quienes durante
cinco años han participado
de manera muy intensa en la
formación de los voluntarios
de Córdoba, y también quiero
agradecer la generosidad
a la familia que ha cedido,
de manera desinteresada y
anónima, el piso en el que se
ubica la nueva sede”
las situaciones difíciles o de crisis, ya que, en palabras de Paulo Coelho, ‘la vida siempre espera situaciones críticas para mostrar su lado más brillante’”.
A continuación María del Carmen Gallego, delegada del Teléfono de la Esperanza en Córdoba,
se declaró, en primer lugar, emocionada y agradeció su presencia a voluntarios y autoridades.
Recordó a los asistentes que el Teléfono de la Esperanza nació en Sevilla hace 42 años y destacó
“la labor desinteresada que el Teléfono de la Esperanza de Sevilla ha venido realizando de manera tan intensa durante estos cinco años con la
formación de los voluntarios y voluntarias cordobeses. Dio las gracias a todos los compañeros y
compañeras de Sevilla y, en particular, a Miguel
Ángel Terrero, como presidente del Teléfono de
la Esperanza de Sevilla, y a Manuel García Carretero, por su compromiso generoso con los voluntarios de Córdoba. Indicó que ellos eran “las
caras visibles de este apoyo y con ellos se inició
la ilusión de construir un centro en Córdoba que,
poco a poco, se había ido fraguando con muchas
vivencias y mucho esfuerzo hasta hacerse posible”. En el mismo sentido, destacó el compromiso
generoso, la entrega y dedicación de Manolo y su
continua presencia en Córdoba.
La delegada del Teléfono de la Esperanza en
Córdoba agradeció también la generosidad de
la familia que ha cedido desinteresadamente el
piso en el que se ubica la nueva sede, que prefiere mantenerse en el anonimato. Igualmente
agradeció a la Junta Directiva su presencia y
su continuo apoyo. Asimismo, reconoció a Rafael María Salido, primer delegado del Teléfono
de la Esperanza en Córdoba, toda su entrega y
dedicación, que sin duda había contribuido de
forma decisiva a llegar a la constitución de la
sede.
Manuel Gª Carretero,
premio al voluntario
andaluz del año, a los
compañeros del Teléfono
de Córdoba: “Lo mejor está
por llegar”
Por otra parte, María del Carmen Gallego expresó que se sentía orgullosa y emocionada de pertenecer al colectivo del Teléfono de la Esperanza por sus valores y principios, y por contribuir a
aminorar el sufrimiento de muchas personas. Definió el equipo de Córdoba como un equipo fuerte
y voluntarioso, joven de espíritu, solidario y “dispuesto a seguir creciendo siempre como personas y también como grupo”.
Seguidamente María del Carmen Bernabé, la presentadora del acto, hizo entrega de un pequeño
obsequio a Miguel Ángel Terrero como presidente
del Teléfono de la Esperanza de Sevilla, en reconocimiento del esfuerzo, el trabajo, la dedicación
que durante los últimos cinco años la sede de Sevilla había realizado en la formación de los compañeros y compañeras de Córdoba.
Miguel Ángel Terrero manifestó su sincero agradecimiento, por el precioso detalle que, como indicó,
“conservarán con mucho cariño en el Teléfono de la
Esperanza de Sevilla”. Asimismo añadió: “Nos sentimos muy orgullosos porque lo hemos visto nacer
y crecer a este ‘niño’ que se ha hecho robusto y
fuerte, y que hoy ya celebra su mayoría de edad”.
En este sentido, subrayó “la profunda emoción y
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Comunicando
Miguel Ángel Terrero,
presidente del Teléfono de
la Esperanza de Sevilla:
“En Sevilla nos sentimos
muy orgullosos porque
hemos visto nacer
y crecer a este ‘niño’ que
se ha hecho robusto y
fuerte, y que hoy
ya celebra su mayoría
de edad”
alegría de todos los voluntarios del Teléfono de la
Esperanza de que por fin ese día hubiera llegado”.
Recordó que el Teléfono de la Esperanza de Córdoba había comenzado su andadura hacía casi cinco
años y que “el día de la inauguración marcaba el
fin de una etapa y el comienzo de otra”, que esperaba fuera para toda la vida. Asimismo, agradeció a Manolo García Carretero su entrega en la formación de los voluntarios de Córdoba, y dando las
gracias a todos, rogó a Manolo que se acercara al
micrófono.
Manolo García Carretero correspondió al cariño
que se le había mostrado en todas las intervenciones y agradeció a los asistentes que acompañaran en la inauguración de la sede a los voluntarios de Córdoba, a quienes les auguró que “lo
mejor está por llegar”.
Posteriormente, Isabel Ruiz, voluntaria de Córdoba, obsequió a los asistentes con el poema Gente
de Hamlet Lima Quintana, que dice así:
Hay gente que, con solo decir una palabra,
enciende la ilusión y los rosales;
que con solo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otros mundos
y permite florecer todas las magias.
Hay gente que, con solo dar la mano,
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas;
que, con solo empuñar una guitarra,
te regala una sinfonía de entrecasa.
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Hay gente que, con solo abrir la boca,
llega hasta los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas.
Y se queda después como si nada.
Y uno se va de novio con la vida,
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe que, a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria.
Isabel, modificando levemente el último verso,
dijo así: “Hay gente que es así, como vosotros,
tan necesaria”. Muchas gracias.
Finalmente el coro Averroes de la Universidad
de Córdoba, dirigido por don Albano García Sánchez, ofreció un espectacular recorrido por diversas piezas maravillosamente interpretadas entre
las que cabe destacar una cantada en lengua filipina en señal de solidaridad con este pueblo actualmente tan necesitado.
Tras el acto se ofreció una copa en el patio barroco de la Diputación y posteriormente los voluntarios y voluntarias del Teléfono de la Esperanza en Córdoba se ofrecieron a acompañar a
todas las personas que quisieran visitar la sede
de la asociación en la ciudad y, posteriormente,
dirigirse hacia la Mezquita para realizar una visita guiada.
Comunicando
Inaugurada la nueva sede del Teléfono
de Almería
El Centro almeriense del Teléfono de la Esperanza
inauguró el 19 de octubre sus nuevas instalaciones ubicadas en el número 131 de la calle Francia, junto a la Casa-Museo del Cine.
Presidieron la inauguración de la nueva sede Aránzazu Martín Moya, concejal de Asuntos Sociales
del Ayuntamiento de Almería; Juan Sánchez Porras, presidente del Teléfono de la Esperanza;
y Elena García Sánchez, presidenta del Teléfono
de la Esperanza de Almería.
También estuvieron presentes en la inauguración
otros representantes de las sedes del Teléfono de
la Esperanza de otras provincias andaluzas, del
resto de España, voluntarios y simpatizantes de
nuestra Asociación.
Las nuevas instalaciones acogen un salón de actos y varias salas, lo que permite organizar varios talleres simultáneos, posibilidad que no admitía la antigua sede, de unas dimensiones más
reducidas.
Esta nueva sede no hubiera sido posible sin el
apoyo del Ayuntamiento de Almería, Diputación
de Almería y la Delegación de Igualdad, Salud y
De izda. a dcha., Aránzazu Martín Moya, concejal de Asuntos
Sociales del Ayuntamiento de Almería; Juan Sánchez Porras,
presidente del Teléfono de la Esperanza; y Elena García Sánchez, presidenta del Teléfono de la Esperanza de Almería.
Políticas Sociales. Asimismo, el Teléfono de la Esperanza de Almería agradece la ayuda recibida de
patrocinadores privados como Cosentino, Comercial Aluminios Lupión, Espacios Calculados Cocinas IMOR y Grupo Lamarca.
Tras el acto inaugural, los asistentes compartieron una comida en el Hotel Tryp Indalo Almería,
cuya recaudación fue destinada para apoyar al
Teléfono de la Esperanza de Almería.
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Comunicando
El Teléfono de la Esperanza, premiado
por su labor contra la violencia
doméstica
En primer plano, Alberto Bretón, delegado del Gobierno en La Rioja, y Magdalena Pérez, presidenta del Teléfono de la Esperanza de La Rioja.
Coincidiendo con el Día Internacional contra la
eliminación de la violencia contra la mujer, que
cada año se celebra el 25 de noviembre, la Delegación del Gobierno en La Rioja entregó los “Reconocimientos Contra la Violencia de Género”. En
la segunda edición de estos premios, fueron galardonados el Teléfono de la Esperanza, el Equipo
Mujer Menor (EMUME) de la Guardia Civil, el Centro Asesor de la Mujer y el servicio de letrados especializados en violencia de género.
A juicio de la Delegación del Gobierno de La Rioja, los galardonados han demostrado su eficacia,
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especialización, apoyo incondicional y protección
a las víctimas, en un trabajo diario y tenaz en la
lucha contra esta lacra. El delegado del Gobierno en La Rioja, Alberto
Bretón, y el presidente del Parlamento riojano,
José Ignacio Ceniceros, participaron en la entrega de premios.
En el caso del Teléfono de la Esperanza, el galardón fue recogido, en nombre de sus compañeros, por la presidenta del Teléfono de la Esperanza de La Rioja, Magdalena Pérez.
Comunicando
De izda. a dcha., José Cabrera, psicólogo y director técnico del Teléfono de Canarias; Dunia Santana, orientadora y coordinadora de grupos; Ana Herminia Pacheco, orientadora; Alicia García, psicóloga y presidenta del Teléfono de Canarias; y Susi Molina,
psicóloga y responsable del Departamento de Formación.
El Colegio Oficial de la Psicología de Las Palmas reconoce
al Teléfono de la Esperanza con la Psi de Honor
El Colegio Oficial de la Psicología de Las Palmas
entregó al Teléfono de la Esperanza de Canarias,
en manos de su presidenta, Alicia García González, la Psi de Honor con la que esta corporación
profesional reconoce el trabajo de nuestra entidad
en favor de las personas en situación de crisis, así
como su contribución a la promoción de la salud
emocional y a la formación de agentes de ayuda.
El 8 de noviembre, en el Auditorio Alfredo Kraus de
Las Palmas de Gran Canaria, tuvo lugar el acto
institucional del Colegio Oficial de la Psicología de
Las Palmas, durante el cual se entregó este reconocimiento por la destacada labor social de Teléfono de la Esperanza en Canarias.
A lo largo de sus 17 años de existencia en Canarias, el Teléfono de la Esperanza ha realizado más
de 37.000 intervenciones por teléfono. Ha atendido a más de 3.500 personas y familias en consultas
de psicología y orientación familiar, y ha organizado numerosas actividades de promoción de la salud
emocional, que han beneficiado a 3.510 personas.
También ha destacado por su aportación a la formación de agentes de ayuda, tanto a nivel básico como
con actividades especializadas en técnicas de psicoterapia, siendo ya más de 1.150 personas las que
se han formado en Canarias, entre las que destaca
la participación de 147 licenciados en Psicología que
han completado algún programa formativo.
El Teléfono de la Esperanza se ha convertido de
esta manera en los últimos años en una organización de referencia para la formación en técnicas de
relación de ayuda y de intervención en crisis emocionales, tal y como reconoce con este galardón el
Colegio Oficial de la Psicología de Las Palmas.
El acto contó con la presencia del presidente del
Consejo General de la Psicología de España, el vicerrector de Calidad Institucional e Innovación
Educativa de la Universidad de La Laguna, el director del Área de Salud de Gran Canaria y el propio
decano del Colegio de la Psicología de Las Palmas.
Por parte de Teléfono de la Esperanza de Canarias,
recogió esta mención honorífica su presidenta, Alicia García González, que estuvo acompañada en el
acto por miembros del Consejo de Centro y un nutrido grupo de compañeras y compañeros psicólogos/as, orientadores y otros voluntarios.
55
Comunicando
Diego Valderas, vicepresidente del Gobierno andaluz, hace entrega del premio al voluntario andaluz del año a Manuel Gª Carretero, colaborador del Teléfono de la Esperanza.
El voluntario del Teléfono de la Esperanza
Manuel Gª Carretero, galardonado en el
XIII Premio Andaluz de Voluntariado
Manuel García Carretero, voluntario del Teléfono
de la Esperanza de Sevilla, ha sido premiado con
el XIII Premio Andaluz de Voluntariado en la modalidad de persona voluntaria.
El Jurado, reunido en la sede de la Consejería de
Administración Local y Relaciones institucionales,
tuvo a bien conceder este galardón a la trayectoria
de este voluntario, que desarrolla su acción solidaria desde hace años en el Teléfono de la Esperanza. Asimismo, se reconoce especialmente su participación en la actividad voluntaria de Andalucía
desde su Presidencia de la Plataforma del Voluntariado Social de Sevilla, desde 2002 a 2008, donde
en la actualidad forma parte de su Junta Rectora,
y en la Plataforma Andaluza de Voluntariado, desde 2007 a 2013.
Natural de Montilla (Córdoba), Manolo representa
fielmente a ese grupo de personas que, además
de su voluntariado, vela también cómo cuidar,
cómo acompañar y cómo formar al voluntariado
de otras entidades y, en general, cómo apostar
por la acción voluntaria global. Su dedicación generosa y su apuesta por un voluntariado transfor-
56
mador, ha posibilitado que haya luchado en este
tiempo por conseguir dar su sitio al voluntariado
ante las administraciones públicas, la empresa,
los sindicatos y las propias redes y plataformas
de voluntariado de Andalucía.
Asimismo, han sido galardonados en esta edición
de los premios la entidad gaditana Siloé, el proyecto innovador de Prodiversa en Málaga, la Federación de entidades Feras de Priego (Córdoba), el
proyecto internacional de la entidad Mujeres entre Mundos, la emisora comunitaria Radiópolis de
Sevilla y el Ayuntamiento de Cúllar, en Granada.
La modalidad de proyecto empresarial ha quedado desierta.
Por otra parte, la Federación Fandace ha obtenido
una mención especial en la modalidad de entidad
de voluntariado.
Los premios se entregaron en el acto institucional de conmemoración del Día Internacional del
Voluntariado, el 5 de diciembre, en la Universidad
Pablo de Olavide de Sevilla.
Comunicando
Villar de la Encina homenajea a Serafín Madrid,
el fundador del Teléfono de la Esperanza
El día 5 de octubre el pueblo de Villar de
la Encina (Cuenca) homenajeó a su Hijo
Predilecto, Fray Serafín Madrid, en Alcalá
de Guadaira (Sevilla)
La iniciativa fue impulsada por el alcalde del municipio, Santiago Vieco, y tuvo gran aceptación entre todos los vecinos, pues a pesar de tratarse de
un pueblo pequeño, se desplazaron a Sevilla más
de cincuenta paisanos de Serafín Madrid para homenajear, y honrar la memoria de un hombre bueno, grande y generoso, del que se sienten orgullosos todos sus paisanos, por las grandes obras que
realizó a favor de los marginados y excluidos de
la sociedad, entre otras muchas, la Ciudad de San
Juan de Dios y los Teléfonos de la Esperanza.
Una vez en Sevilla fueron recibidos por Pedro Madrid, miembro fundacional de los Teléfonos de la Esperanza y hermano menor de Serafín, y por el actual director de la Ciudad de San Juan de Dios, el
Hermano Juan Manuel López, que con gran cortesía
y cordialidad mostró a los invitados las instalaciones
del centro. Dicha Ciudad fue fundada en 1969 por
Serafín Madrid con el fin de atender a los llamados,
según el lenguaje de la época, “minusválidos físicos,
psíquicos y sensoriales” y propiciarles una formación
y educación integrales para que pudieran acceder al
mundo laboral e integrarse en la sociedad.
El Hno. Juan Manuel López ilustró a los asistentes en todos los pormenores de la actividad que
actualmente desarrolla la Ciudad de San Juan de
Dios, detallando que al día de hoy son 300 chicos
los que asisten a las aulas, siendo además 90 los
internos que viven permanentemente en la Ciudad. El grado de discapacidad de los chicos es de
“profunda discapacidad mental”. Terminó diciendo
a todos los presentes que él quedaría “bien pagado de la visita si cada uno de los asistentes extendiera al resto de la sociedad la sensibilidad social
que vivió Serafín Madrid y que pervive en la Ciudad de San Juan de Dios”.
Después de visitar las instalaciones, todos se dirigieron al monumento, “único en España”, dedicado a la prensa. La prensa de Sevilla y España que,
a finales de los 60 y principios de los 70, hizo posible con su permanente colaboración que la Ciudad fuera una realidad. En ese mismo lugar Pedro
Madrid dirigió unas palabras recordando el carácter y la entrega de Serafín a los más necesitados
y sobre todo abundó en que él trabajó para que la
sociedad tomara conciencia de que los discapacitados eran personas con los mismos derechos que
los demás, ya que por aquellos años no era extraño que se les ocultara por la vergüenza que suponía tener en la familia un “deficiente”.
Posteriormente la comitiva se dirigió a la iglesia, lugar donde reposan los restos de Serafín, y allí el alcalde de Villar de la Encina, en representación de
todo el pueblo, hizo una ofrenda floral al monumento
y a la memoria de Serafín Madrid. El propio Santiago
Vieco también dirigió unas palabras a los asistentes
para agradecer, en primer lugar, el recibimiento dispensado por los gestores de la Ciudad y por todo lo
que Pedro Madrid realizó y realiza por su pueblo; y,
en segundo lugar, para recordar que “el pueblo de
Villar de la Encina le debía este pequeño pero sentido homenaje a Serafín, por ser el más grande hombre del pueblo y uno de los más grandes y generosos de su época, como hemos podido comprobar
viendo su obra de la Ciudad de San Juan de Dios”.
Después se obsequió a Pedro Madrid y al director de
la Ciudad con una escultura que tiene como motivo la Espadaña de Villar de la Encina, y que ha sido
realizada por uno de los más famosos ceramistas
de la provincia de Cuenca. Ya por la tarde, los asistentes visitaron la Gran Plaza de Sevilla donde luce
un magnífico monumento a la figura de Serafín Madrid que el pueblo de Sevilla, por suscripción popular, quiso dedicar a este gran hombre.
57
Comunicando
2013, un buen año para el Telefono de
la Esperanza
Como bien sabéis, la orientación telefónica de las
personas en crisis continúa siendo uno de los ejes
centrales de la actividad de nuestra Asociación.
Escuchar desde el corazón identifica el espíritu
de los voluntarios y voluntarias del Teléfono de la
Esperanza.
Gracias al buen trabajo, la generosidad y la dedicación de nuestros voluntarios nos fue posible
atender 111.979 llamadas en 2013. Los 1.183 voluntarios “escuchantes” del Teléfono de la Esperanza emplearon 27.999 horas de escucha activa
el pasado año. Sólo ellos saben cuánto sufrimiento se esconde detrás de esas miles de llamadas y
qué importante es la tarea que realizan cada día.
Sin duda, una labor bien hecha, dado que el 86%
de los llamantes expresaron satisfacción y gratitud por el servicio recibido.
Lo significativo no es la cantidad, sino el servicio
prestado a cada una de las personas que solicite
nuestra ayuda. Cada llamada y el sufrimiento de
cada persona son importantes. Estos son algunos
datos significativos del servicio de intervención
en crisis que ofrecemos a través del teléfono:
- El Teléfono de la Esperanza atendió 111.979
llamadas en 2013. La media de duración de
cada llamada fue de 15 minutos.
Servicio de Orientación Telefónica
58
- El 75% de las llamadas abordaron graves situaciones de crisis y un 25% fueron informativas.
- Las llamadas las realizaron el 70% mujeres
y el 30% hombres.
- Las llamadas en crisis fueron motivadas en
el 58,7% de los casos por problemas psicológicos y psiquiátricos, el 30,7% por problemas familiares/relacionales, el 6,6% por
problemas asistenciales y el 4 % por problemas jurídicos.
- Se atendieron 1.591 llamadas de temática
suicida, de las cuales en 62 de ellas el llamante declara que el acto suicida está en curso.
- Se previnieron suicidios atendiendo 9.046
llamadas de personas con crisis depresivas
y 3.267 con crisis vital y de sentido.
- La temática más común fue la soledad y el
aislamiento, con 11.381 llamadas. Los trastornos de ansiedad supusieron 7.957 llamadas. Y en 158 llamadas la violencia de
género fue la problemática.
- El 86% de los llamantes expresa satisfacción y gratitud por el servicio recibido.
Intervención profesional en Entrevista
Personal
Comunicando
- Las llamadas en las que fue posible identificar claramente la edad del llamante arroja
el siguiente resultado: 179 niños, 463 adolescentes, 8.818 jóvenes, 68.041 adultos y
8.775 jubilados.
- Los 1.183 voluntarios “escuchantes” del Teléfono de la Esperanza emplearon 27.999
horas de escucha activa. Los voluntarios expresan su satisfacción por el servicio ofrecido en el 83% de las llamadas.
En 2014 todos y cada uno de los voluntarios del
Teléfono de la Esperanza redoblaremos nuestro
esfuerzo para seguir ofreciendo un servicio de
calidad a todos aquellos que sufren y llaman a
nuestras líneas esperando una ayuda respetuosa,
confidencial, cálida y profesional.
Atención presencial a personas en crisis
emocional
El Teléfono de la Esperanza, además del servicio
de intervención telefónica, ofrece a personas en
crisis la posibilidad de acudir a la sede para recibir atención presencial, gratuita y profesional.
Un 5% de las llamadas finaliza con una invitación al llamante para que acuda a la sede a recibir una atención presencial y poder abordar con
más profundidad su crisis. Ciertas problemáticas
exigen una intervención que supera las posibilidades que ofrece una simple llamada telefónica.
En el empeño de ofertar un servicio de calidad e
integral, la Asociación puso en funcionamiento
Web
en sus centros una asistencia presencial capaz
de completar, con la ayuda de profesionales altamente cualificados, la atención ofrecida telefónicamente.
Este servicio, en la actualidad, es atendido por
365 voluntarios: 268 psicólogos, 5 psiquiatras,
53 orientadores familiares y 39 abogados. El trabajo desplegado en 2013 por este grupo de voluntarios especializados es encomiable y merece
nuestra admiración y agradecimiento. Estas son
las cifras:
- En 2013 se atendieron 5.841 personas,
realizándose un total de 23.732 entrevistas personales. Los voluntarios emplearon
un total de 17.130 horas de escucha activa
y apoyo profesional en este servicio.
- El 83,42% de las entrevistas son realizadas
por los psicólogos y el 11,69% por orientadores familiares. Las 4,89% restantes son
atendidas por abogados, trabajadores sociales y psiquiatras.
- El 73% de los demandantes del servicio
está constituido por mujeres y el 27% por
hombres. El 51% de los usuarios está compuesto por adultos de entre 30 y 45 años, el
1% se corresponde con niños y adolescentes, un 15% jóvenes, un 6% jubilados y el
27% adultos entre 45 y 65 años.
- El 82% de las personas atendidas manifiesta un alto grado de satisfacción por la atención recibida.
Boletín electrónico
Suscriptores
Boletines
enviados
2009
4.970
59.640
2010 2011 2012 2013
7.030
7.946
8.574 16.764
71.568 188.582 154.332 251.460
El número de SUSCRIPTORES se ha incrementado en 2013 un
95,5% respecto a 2012.
(Fuente: Departamento Comunicación Asites)
59
Comunicando
- Los problemas psicológicos (depresión, ansiedad, estrés, duelo, trastorno psicótico...)
y los relacionales/familiares (separación,
conflictos, violencia, dificultades en la educación de los hijos) acapararon el 95% de
las intervenciones. Por problemas relacionados con el suicidio se atendieron 238 personas.
En estos tiempos de crisis, donde los problemas
emocionales y socio-económicos de las personas se han incrementado notablemente, la intervención de estos voluntarios especializados es de
una importancia vital. El gran reto del Teléfono de
la Esperanza en el 2014 será captar nuevos profesionales que deseen ser voluntarios y que nos
permitan multiplicar nuestra oferta de servicios
especializados en las sedes.
Reconocimientos al Teléfono de la Esperanza en 2013
- El Teléfono de la Esperanza, premiado por su labor contra la violencia doméstica en La Rioja.
- Mención Honorífica al Telefono de la Esperanza por el Colegio Oficial de la Psicología
de Las Palmas (Canarias).
- Manuel García Carretero, voluntario del Teléfono de la Esperanza, galardonado en el
XIII Premio Andaluz de Voluntariado.
- Reconocimiento del Ayuntamiento de Salamanca al Teléfono de la Esperanza.
- Premio Paul Harris al Teléfono de la Esperanza de San Pedro Sula (Honduras), otorgado por el Club Rotario.
- Reconocimiento del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados al Teléfono de la Esperanza en Murcia.
Un año más la labor solidaria en favor de lo que
más sufren sigue recibiendo el reconocimiento de la sociedad. Los grandes protagonistas de
estas menciones honoríficas son los voluntarios
que, con su trabajo silencioso, anónimo y abnegado, hacen posible la gran tarea de nuestra Asociación. Hay que darle, por tanto, la enhorabuena a todos ellos y agradecer a cuantas
instituciones, a lo largo de estos años, nos han
honrado con sus reconocimientos. Todas estas
menciones son una motivación añadida para redoblar nuestro esfuerzo y trabajo al servicio de
la sociedad.
Proceso de expansión del Teléfono de la Esperanza
Suscripciones al boletín
Twitter
El compromiso de la Asociación con la sociedad española y con la mejora de los servicios ofrecidos a
la misma ha sido una motivación permanente para
todos los que formamos parte de ella. En esta línea, y durante años, hemos redoblado nuestros
esfuerzos por hacernos presente en todas y cada
una de sus provincias y por dotarnos de las instalaciones necesarias para ofertar un servicio de calidad. En este nuevo ejercicio, podemos sentirnos
muy satisfechos con los resultados obtenidos.
Seguidores
2009
53
2010
308
2011
910
2012
1.302
2013
2.421
El número de SEGUIDORES se ha incrementado en 2013 un 86%
respecto a 2012.
(Fuente: Twitter)
60
Comunicando
- El Teléfono de la Esperanza abre sede en
Córdoba con 40 voluntarios.
siguiendo resultados de los que nos sentimos especialmente satisfechos.
- El Teléfono de la Esperanza en Almería
cuenta con una nueva sede.
- Amplio eco en los medios nacionales e internacionales de la campaña del Teléfono
de la Esperanza con motivo del Día Internacional de la Prevención del Suicidio.
- Puesta en marcha del servicio telefónico de
intervención en crisis en Zamora.
- El Teléfono de la Esperanza abre sede estable en Cantabria.
- El Teléfono de la Esperanza cuenta con una
nueva sede en Almendralejo.
- El Ayuntamiento de Palencia cede locales
para la implantación definitiva del Teléfono
de la Esperanza en la ciudad.
- Todo preparado para la próxima inauguración
del Teléfono de la Esperanza en Vizcaya.
- Éxito de la movilización del Teléfono de la
Esperanza a favor de las víctimas de la crisis en el Día de la Escucha, con una gran repercusión social y mediática.
- Numerosos medios se hacen eco del trabajo
de los voluntarios del Teléfono de la Esperanza en Navidad.
El Teléfono de la Esperanza acaba el año 2013 con
10.000 amigos en Facebook, 357.598 visitas en la
Web, 2.421 seguidores en Twitter, 16.764 suscritores del boletín electrónico, 7.240 receptores de
la revista AVIVIR y nuestros videos en YouTube se
han reproducido en 64.330 ocasiones.
La comunicación del Teléfono de la Esperanza
Desde su fundación, el Teléfono de la Esperanza
apostó por estar muy presente en los medios de
comunicación. Utilizar los mismos para defender
la causa de los que sufren, patrocinar los derechos humanos y promocionar el bienestar integral de las personas han sido una constante en la
vida de la Asociación. Las nuevas tecnologías, en
especial los social media, nos han ofrecido nuevas y potentes herramientas para desplegar con
más eficacia esta permanente disposición. En
2013 hemos redoblado nuestros esfuerzos con-
2014, un año para la ilusión
Facebook
Evolución Facebook
Seguidores
2009
245
2010
4.120
2011
4.765
2012
6.230
Los objetivos cumplidos del pasado año son una
motivación añadida para iniciar el 2014 con ánimo
renovado. Nuestra ilusión se centra en seguir creciendo para incrementar la cantidad y la calidad
de los servicios que ofrecemos a la sociedad española y, especialmente, aquellos que más sufren
las injustas inclemencias de la crisis. Los 1.868
voluntarios y 36 trabajadores del Teléfono de la
Esperanza estamos comprometidos e ilusionados
2013
10.049
El número de SEGUIDORES se ha incrementado en 2013 un 61%
respecto a 2012.
(Fuente: Facebook)
61
Comunicando
con la apasionante tarea que nos trae este nuevo
año. Estos son algunos de nuestros objetivos:
- Captar y formar nuevos voluntarios que nos
permitan ampliar nuestros servicios.
- Cuidar y fidelizar a los 1.868 voluntarios
que hacen posible el trabajo realizado por
la Asociación.
- Estar muy presentes en los medios y en la
Red para defender la causa de los que más
sufren y promocionar el bienestar integral
de la personas.
- Incrementar la oferta de servicios especializados –psicológicos, jurídicos, orientación
familiar, trabajo social- para dar cobertura a
las necesidades de las personas más afectadas por la crisis.
- Poner en marcha programas específicos
para el abordaje del desempleo, la lacra
más extendida e injusta presente en nuestra sociedad.
- Articular nuevas intervenciones para la
atención de la conducta suicida, cuyas cifras de víctimas han sufrido un incremento
del 11%, según los últimos datos ofrecidos
por el Instituto Nacional de Estadística.
- Seguir mejorando la calidad de nuestros
servicios de atención telefónica para personas en crisis.
YouTube
Reproducciones
2010
6.600
2011
12.240
2012
47.849
2013
64.330
El número de REPRODUCCIONES se ha incrementado en 2013
un 34,5% respecto a 2012.
(Fuente: Youtube)
62
- Incrementar la oferta y la calidad de nuestros talleres y cursos de atención a las crisis
personales y de promoción de la salud emocional.
- Estos objetivos se pueden resumir en el
compromiso de los voluntarios y trabajadores del Teléfono de la Esperanza de seguir creciendo, personal y asociativamente,
para servir cada vez mejor a todos aquellos
que sufren.
Comunicando
63
Comunicando
Tribuna
ADICCIÓN: ¿VICIO O
ENFERMEDAD?
MI EXPERIENCIA CON
LAS DROGAS
Por Lucía Etxebarria*
El domingo 2 de febrero me quedé alucinada con todos los comentarios que leí en Facebook a propósito del artículo sobre Philip Seymour Hoffman: “Un drogadicto se lo busca”, “yo no voy
a sentir pena”, “por supuesto que puede elegir no hacerlo”.
Sentí mucha pena, y miedo, mucho miedo, ante semejante ignorancia y falta de compasión y empatía.
Es como si me dijerais: “Una anoréxica puede comer”, “una
bulímica puede decidir no comer”, “una persona con ataques
de ansiedad puede decidir frenarlo” o “ una persona locamente
enamorada puede conseguir no coger el teléfono al tío cabrón
o a la víbora aprovechada que le está tomando el pelo”.
En mi juventud consumí muchas drogas, muchas. Está bastante narrado en Amor, curiosidad, prozac y dudas y Beatriz y
los cuerpos celestes. Creo que lo he probado todo. Jamás me
enganché a nada, excepto al alcohol. Y sin embargo, a mi alrededor caían como moscas. ¿Por qué yo no me enganchaba y
otros sí? No se sabe. Hay millones de teorías al respecto.
El 50 por ciento de las adicciones tiene una base genética importante. Las diferencias físicas del cerebro podrían explicar
la predilección de algunas personas por las drogas. Un estudio
realizado por científicos de la Universidad de Cambridge con
ratas demostró que existían variaciones en la estructura cerebral anteriores al primer contacto con las drogas que hacían
que algunas de ellas fueran más proclives al consumo de cocaína, y otras no. Los científicos ya habían detectado las diferencias cerebrales que existen en el caso de los adictos, pero no
resulta fácil saber si se trata de diferencias congénitas, fruto de
una diferente estructura química del cerebro, o si son cambios
que han tenido lugar como consecuencia del consumo de drogas. Los investigadores de Cambridge escanearon el cerebro de
64
las ratas y encontraron similares diferencias en “los receptores
de los neurotransmisores” en ciertas parte del cerebro. Algunos
de los animales tenían menos “receptores de dopamina”, las estructuras cerebrales sobre las que actúan drogas como la cocaína y la heroína para producir sus efectos.
La interacción de la dopamina con receptores D1 y D2, juega
un papel importante en el funcionamiento del cerebro humano. Si una persona nace con anormalidades en estos receptores, esa persona será más proclive al abuso de drogas. Porque
algunas drogas como la cocaína o anfetaminas son estimulantes dopaminérgicos. De ahí que cierta gente se enganche muy
rápido y otra no.
Tener antecedentes de familiares con problemas psiquiátricos,
como depresión, aumenta el riesgo, por ejemplo, aunque algunos rasgos de la personalidad también facilitan el contacto con
las drogas. Todo ello, junto con una situación ambiental propensa al consumo, incrementa el riesgo de padecer problemas
de adicción. Es decir, si respiras un ambiente familiar nefasto,
vives en un barrio donde la droga es de fácil acceso y para colmo tienes una base genética que te predispone, el riesgo es altísimo, porque cualquier día te vas a encontrar mal, deprimido,
ansioso, y alguien te va a ofrecer esa rayita/pildorita/caladita
que te va a ofrecer alivio rápido. Que te quita la depresión y la
ansiedad de golpe. Y vas a ir a por más, porque lo necesitas,
porque estás enfermo, porque te come la angustia y la ansiedad, y porque en el momento en el que estás es lo único que
puede calmarla, ya que no puedes recurrir a tus padres o familiares (con los que no te llevas bien) ni a tus amigos (que son
precisamente los que te ofrecen la droga).
Yo viví esa situación. Vivía en un barrio con un consumo de
drogas importante, en el que la droga era fácil de encontrar,
Comunicando
en el que te la ofrecían en cada esquina, todos mis amigos
consumían, y en aquel momento mis relaciones con mis padres (católicos a ultranza) eran muy complicadas (ese problema ya está solucionado, gracias). ¿Por qué yo no me enganché
y sin embargo la persona que inspiró a Mónica, el personaje de
Beatriz y los cuerpos celestes, acabó tal y como cuenta el libro
o aún peor? ¿Tengo una familia un poco más estable? Cierto.
¿Tengo yo más inteligencia? Probablemente no. ¿Mis receptores dopaminasinérgicos eran diferentes? Casi con seguridad.
El caso es que “Mónica” no deseaba ser yonki, sufría enormemente por ello, y si alguien le hubiera llegado con una varita mágica y le hubiera ofrecido no tocar la heroína nunca
más, habría dicho sí. Lo intentó todo y nunca, nunca, consiguió desengancharse. No está limpia del todo a día de hoy, que
noce los riesgos del consumo de drogas pero, por el momento
delicado en el que se encuentra, cae. ¿De verdad me decís vosotros que en el peor momento de ansiedad de vuestras vidas os lo
habéis comido todo a pelo? ¿No habéis recurrido a un tranquilizante, a una copa o más de una copa, a un atracón de mousse de
chocolate en la nevera? ¿Me juráis que el día que os dejó vuestra pareja, o que falleció alguien cercano, no tomasteis tranquilizantes? Pues si ese chico o chica en ese momento de angustia
insuperable tiene un porro a mano, lo prueba, claro. Cualquier
cosa antes que el sufrimiento. A nadie le gusta sufrir.
Y para colmo, los medios de comunicación banalizan muchísimo la droga. Nos dicen que Belén Esteban, después de años
de poliadicción, se “recupera” en tres meses y a otra cosa mariposa, como si dejar las drogas fuera tan fácil como ponerse
unas tetas nuevas. Una adicción es un problema de por vida,
como una diabetes, y requiere tratamiento y seguimiento de
por vida, no se soluciona yendo a una clínica. Ese es solo el
primer paso.
Y sí, un adicto se convierte en una persona insufrible, sin valores, impredecible, mentiroso o mentirosa compulsiva. Lo mismo puede decirse de una anoréxica, o de una persona enganchada a una relación destructiva, o al juego, o al sexo. Pero a
la anoréxica o al enamorado/enamorada que nos miente no les
estigmatizamos tanto. En todos los casos se trata de una enfermedad mental, y la enfermedad mental no se elige.
La adicción es una enfermedad crónica, caracterizada por la
búsqueda y el consumo compulsivo de drogas a pesar de las
consecuencias nocivas para la persona adicta y para los que le
rodean. Si bien es cierto que en el caso de la mayoría de personas la decisión inicial de tomar drogas es voluntaria, en poquísimo tiempo los cambios que ocurren en el cerebro de las personas adictas pueden afectar el autocontrol y obstaculizar su
habilidad de resistir los impulsos intensos de consumir droga.
yo sepa. Pero las dos nos iniciamos en el consumo a la vez,
en el mismo ambiente y con la misma sustancia. A ella, desde el primer día, la heroína le supuso un subidón y un placer
increíbles. A mí me aburría como una pera, me dejaba dormida, sin más.
Pongamos un adolescente cualquiera, con problemas de relación en el colegio, con problemas de relación con sus padres,
que se siente, como tantos adolescentes, feo o fea, torpe, inseguro o insegura, distinto o distinta, que sí, por supuesto, que co-
Muchas personas no comprenden cómo o por qué algunos se
vuelven adictos a las drogas. A menudo se asume de manera
equivocada que los toxicómanos no tienen principios morales o suficiente voluntad y que ellos podrían dejar de consumir drogas si sólo estuvieran dispuestos a cambiar su comportamiento. En realidad, la drogadicción es una enfermedad
compleja y el dejar de consumir drogas no se consigue solo a
base de voluntad, con la simple intención o la firme decisión
de hacerlo.
*Lucía Etxebarria es escritora. Ha ganado el Premio Nadal, el
Primavera, el Planeta, el Barcarola de Poesía y El Lazio. Su
obra ha sido traducida a más de 20 idiomas.
65
Directorio
CENTROS DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA EN ESPAÑA
Atención en Crisis
902 500 002
ALBACETE
C/ Federico García Lorca, 20-1º
02001 ALBACETE
Tel.: 967 52 34 34. Fax: 967 52 34 48
E-mail: [email protected]
CASTELLÓN
C/ Segorbe, 8
12004 CASTELLÓN
Tel.: 964 22 70 93. Fax: 964 22 02 58
E-mail: [email protected]
MURCIA
C/ Ricardo Zamora, 8
30003 MURCIA
Tel.: 968 34 34 00. Fax: 968 34 35 66
E-mail: [email protected]
ALICANTE
C/ Benito Pérez Galdós, 41-Entr. C
03005 ALICANTE
Tel.: 96 513 11 22. Fax: 96 512 43 49
E-mail: [email protected]
CÓRDOBA
C/ Concepción, 7 - 1º Puerta 2
14003 CÓRDOBA
Tel.: 957 47 01 95
E-mail: [email protected]
NAVARRA
C/ San Blas, 13 - bajo
31014 PAMPLONA
Tel.: 948 23 70 58. Fax: 948 38 20 34
E-mail: [email protected]
ALMERÍA
C/ Francia, 131
04009 ALMERÍA
Tel.: 950 26 99 99. Fax: 950 26 07 89
E- mail: [email protected]
GRANADA
C/ Horno del Espadero, 22
18005 GRANADA
Tel.: 958 26 15 16. Fax: 958 26 15 06
E-mail: [email protected]
PALENCIA
C/ Francisco Reinoso, 3 - 3º D
34003 PALENCIA
Tel.: 979 17 01 00
E-mail: [email protected]
ARAGÓN
C/ Lagasca, 13 - 1º
50006 ZARAGOZA
Tel.: 976 23 28 28. Fax: 976 23 41 40
E-mail: [email protected]
HUELVA
Avda. de Andalucía, 11 - Bajo
21004 HUELVA
Tel.: 959 28 15 15. Fax: 959 54 07 27
E-mail: [email protected]
SALAMANCA
Paseo de Canalejas, 56 - 1º B
37001 SALAMANCA
Tel.: 923 22 11 11. Fax: 923 22 62 35
E-mail: [email protected]
ASTURIAS
Avda. de Bruselas, 4 bajo
33011 OVIEDO
Tel.: 985 22 55 40. Fax: 985 27 65 00
E-mail: [email protected]
ISLAS BALEARES
C/ Miguel Marqués, 7 - 1º
07005 PALMA DE MALLORCA
Tel.: 971 46 11 12. Fax: 971 46 17 17
E-mail: [email protected]
SANTIAGO DE COMPOSTELA
C/ Diego de Muros, 16 - 1º
15701 SANTIAGO DE COMPOSTELA
Tel.: 981 51 92 00
E-mail: [email protected]
BADAJOZ
C/ Ramón Albarrán, 15-1º dcha.
06002 BADAJOZ
Tel.: 924 22 29 40. Fax: 924 25 65 08
E-mail: [email protected]
JAÉN
C/ Peso de la Harina 1, 4º
23001 JAÉN
Tel.: 953 26 09 31
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SEVILLA
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BIZKAIA
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48013 BILBAO
Tel.: 944 100 944
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LA RIOJA
C/ Duquesa de la Victoria, 12
26003 LOGROÑO
Tel.: 941 49 06 06
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TOLEDO
C/ Panamá, 2 - 1º N.
45004 TOLEDO
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CÁCERES
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10002 CÁCERES
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LEÓN
Avda. Padre Isla, 28 4º Izda.
24002 LEÓN
Tel.: 987 87 60 06
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VALENCIA
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46008 VALENCIA
Tel.: 96 391 60 06. Fax: 96 392 45 47
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CANARIAS
C/ Mesa de León, 4 - 3º dcha.
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MADRID
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CANTABRIA
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66
Directorio
CENTROS DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA EN EL MUNDO
BARRANQUILLA (COLOMBIA)
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BARRANQUILLA
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