Discurso bienvenida

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IX Reunión de responsables de política monetaria
23 y 24 de mayo de 2013, Buenos Aires, Argentina
Señor Jorge Carrera, Sub Gerente General de Investigaciones
Económicas del Banco Central de la República Argentina, señoras y
señores participantes:
Es para mí un honor tener la oportunidad de darles a nombre mío y del
CEMLA el más cordial saludo de bienvenida a la IX Reunión de
responsables de política monetaria. En primer lugar quisiera expresar
mi más sincero agradecimiento a las autoridades del Banco Central de
la República Argentina por la generosa y cálida acogida que nos han
brindado en esta bella ciudad de Buenos Aires.
Los temas que competen a las reuniones de política monetaria son los
temas insignia de los bancos centrales y creemos que revisten un
particular interés e importancia debido a la coyuntura económica
internacional y sus repercusiones.
El estallido de la crisis en 2008 puso en la agenda de los bancos
centrales la aplicación de políticas no convencionales, originalmente
en los países avanzados donde tuvo lugar el estallido de la crisis y sus
primeros impactos. Desde entonces, los debates a que dio lugar la
crisis pasaron de consideraciones sobre su severidad y potencial
duración a una reconceptualización de la política monetaria en la que
el objetivo de estabilidad de precios se diera la mano con el objetivo de
estabilidad del sistema financiero. En el camino se hicieron
consideraciones acerca de la reforma de la arquitectura del sistema
financiero en el marco de un debate sobre la regulación de la actividad
financiera, especialmente en el G-20, que
prematuramente cedió
protagonismo a la discusión sobre las estrategias de salida; se
analizaron también la prociclicalidad del sistema financiero, la vigencia
de la estrategia basada en objetivos de inflación, el control de los flujos
de capital, así como la eficiencia de acumular reservas internacionales
para enfrentar los efectos adversos de estos flujos y los mecanismos
para reducir la volatilidad del tipo de cambio.
En términos generales se podría decir que las políticas llevadas a cabo
han cumplido con el propósito de evitar un colapso del sistema
financiero, aunque el costo ha sido notable y probablemente esté
vinculado con la prolongación de la crisis, en particular en lo que
respecta a la severa pérdida de empleos y la dificultad para reactivar la
economía en los países desarrollados. Muchas de las economías
emergentes, si bien han mantenido un ritmo de crecimiento notable en
algunos
casos,
no
han
logrado
revertir
sus
tradicionales
vulnerabilidades al ciclo económico de manera que de prolongarse la
crisis podrían enfrentar una reversión de los precios de las materias
primas que en buena medida explican su dinamismo actual. Sin
embargo, las políticas monetarias y fiscales siguen enfatizando la
estabilidad financiera, razón por la cual las importantes inyecciones de
liquidez que se observan en las economías avanzadas no han
redundado significativamente en el dinamismo de la economía. Uno de
los efectos que cabe destacar en el ámbito internacional sería que las
economías emergentes echaron mano de políticas macroprudenciales,
algunas de las cuales ya se venían aplicando, enfatizando objetivos
relacionados con la estabilidad del tipo de cambio más que con la
gestión de la liquidez -como ocurría predominantemente en el pasadopara mitigar el impacto de los flujos de capitales sobre la
competitividad.
Es así como en el marco de la crisis los bancos centrales han venido
implementando
políticas
macroprudenciales
para
lograr
la
estabilización macroeconómica. Unos de los instrumentos más
utilizados han sido los requerimientos de reserva, especialmente en
las economías emergentes.
“Política macroprudencial” es un concepto muy amplio que es
necesario entender como una estrategia que complementa a la política
monetaria fortaleciendo la eficacia de los instrumentos destinados a
corregir/suavizar los impactos financieros sobre los mecanismos de
transmisión; son efectivas para reducir la volatilidad financiera y para
generar los amortiguadores que contribuyan a soportar los choques
financieros. Estas políticas se orientan a internalizar los riesgos,
prevenir choques o enfrentar los riesgos que acarrea la entrada de
capitales, que conducen a altos requerimientos de encaje, elevadas
reservas internacionales e intervención en los mercados cambiarios.
En esta reunión quisiéramos dar un paso adelante en el análisis de la
política monetaria cambiando el foco hacia los efectos de la política
monetaria de los países avanzados sobre las economías emergentes,
su impacto macroeconómico y el costo-beneficio de las respuestas de
política llevadas a cabo. Los efectos de las políticas adoptadas en las
economías avanzadas operan eficazmente a través de los flujos de
capitales sobre las economías emergentes, especialmente generando
presiones cambiarias, aunque hay otros factores que también tienen
implicaciones relevantes, tales como los precios de las materias
primas, la expansión del crédito, la formación de burbujas en los
precios de ciertos activos, los términos de intercambio, la inflación
importada, una mayor volatilidad y menores incentivos a la producción
de transables. Por otra parte, las políticas a las que hacemos
referencia
plantean
retos
para
la
acumulación
de
reservas
internacionales, la intervención cambiaria, las regulaciones de la
cuenta capital y del sistema financiero, así como en el manejo de la
tasa de interés. Aspectos, todos ellos, que resultan cruciales para un
crecimiento sano y estable de la economía.
El marco para la discusión de estos aspectos está caracterizado por
un crecimiento que en el mejor de los casos es muy modesto y sobre
cuya sostenibilidad no hay consenso, así como por una dinámica en la
que la postergación de la recuperación se torna en factor de nuevas
crisis financieras. Por lo tanto, parece pertinente cuestionarse si la
reducción de la inestabilidad financiera es suficiente para evitar que el
retiro de los estímulos (la “salida”) pudiera afectar la consolidación de
la recuperación, sin perder de vista que su sostenibilidad será
indispensable para enfrentar los costos fiscales de la crisis.
El riesgo consiste en que la no solución de los problemas subyacentes
a la dinámica del sistema financiero y la escasa disponibilidad de
crédito se conviertan en un factor de inestabilidad que frene la
recuperación y que los deudores se vean limitados para mantener sus
pagos, provocando nuevos episodios de inestabilidad financiera. Es
necesario, pues, romper el círculo vicioso que genera la incertidumbre
y considerar la posibilidad de adoptar medidas regulatorias orientadas
a reducir la volatilidad y discrecionalidad de los capitales, que permitan
aminorar el sacrificio de recursos que son destinados a enfrentar un
potencial choque externo, como el que supone mantener onerosos
montos de reservas internacionales derivados del costo de la deuda
asociada con la esterilización. En este sentido resulta necesario
incorporar en el debate actual el uso que debiera darse a los
excedentes que se generan en las economías emergentes y, de
manera
más
general,
la
interacción
macroprudenciales y la regulación financiera.
entre
las
políticas
Estamos seguros que esta IX Reunión cumplirá con sus objetivos.
Contamos con representantes de 15 bancos centrales de América,
Asia y Europa y por primera vez con representantes del Banco Central
de Indonesia a quienes damos la más cordial bienvenida; por otra
parte, contamos con un buen número de trabajos de excelente calidad
que junto a la estupenda organización de nuestros anfitriones nos
darán el marco apropiado para nuestra reunión.
Nuevamente quiero dar las gracias al Banco Central de la República
Argentina por su valiosa, entusiasta y activa colaboración en el
impulso de actividades de banca central y por su siempre cálida y
generosa hospitalidad.
Muchas gracias. 24 de mayo de 2013
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