LA LEYENDA DEL REY MIDAS Alumno/a:_________________________________________________________ Midas fue un rey de gran fortuna que gobernaba en el país de Frigia. Tenía todo lo que un rey podía desear. Vivía en un hermoso castillo rodeado de grandes jardines y bellísimas rosas. Era poseedor de todo tipo de objetos lujosos. Compartía su vida de abundancia con su hermosa hija Zoe. Midas pensaba que la mayor felicidad le era proporcionada por todo su oro. Comenzaba sus días contando monedas de oro… Se reía… Se reía y tiraba las monedas hacia arriba para que les cayeran encima en forma de lluvia. De vez en cuando se cubría con objetos de oro, como queriéndose bañar en ellos, riendo feliz como un bebé. Cierto día, el dios de la celebración, Dionisio, pasaba por las tierras de Frigia. Uno de sus acompañantes, de nombre Sileno, se quedó retrasado por el camino. Sileno, cansado, decide dormir un rato en los famosos jardines de rosas. Allí lo encuentra Midas, quién lo reconoce al instante y lo invita a pasar unos días en su palacio. El dios de la celebración muy agradecido por la gentileza de Midas, le dijo: “Me has dado tal placer al haber cuidado de mi amigo que quiero hacer realidad cualquier deseo que tengas”. Midas respondió inmediatamente: “Deseo que todo lo que toque se convierta en oro”. Dionisio frunció el entrecejo y le dijo: “¿Seguro que deseas eso?”. A lo que Midas respondió: “¡Seguro, el oro me hace tan feliz!” Finalmente, Dionisio contesta reacio: “Muy bien, a partir de mañana todo lo que toques se transformará en oro”. Al día siguiente Midas se despertó ansioso por comprobar lo que Dionisio le había prometido. Extendió sus brazos tocando una mesita que de inmediato se transformó en oro. ¡Midas saltaba de felicidad! Y continuó comprobando… tocó una silla, la alfombra, la puerta, la bañadera, un cuadro y siguió corriendo como un loco por todo su palacio hasta quedar exhausto y al mismo tiempo contentísimo. Se sentó a desayunar y tomó una rosa entre sus manos para respirar su fragancia. Pero… al tocarla se había convertido en un frío metal. “Tendré que absorber el perfume sin tocarlas, supongo”, pensó desilusionado. Sin reflexionar, se le ocurrió comer un granito de uva, pero casi se quebró una muela por morder la pelotita de oro que cayó en su boca. Con mucho cuidado quiso comer un pedacito de pan, sin embargo estaba tan duro lo que antes había sido blandito y delicioso. Un traguito de vino, quizás… pero al llevar el vaso a la boca se ahogó tragando el oro líquido. De repente, toda su alegría se transformó en miedo. Justo en ese momento, su querida gatita saltó para sentarse con él, pero al querer acariciarla, quedó como una estatua dura y fría. Midas se puso a llorar: “¿Sentiré solamente cosas frías el resto de mi vida?”, se preguntaba entre lágrimas. Al sentir el llanto de su padre, Zoe se apresuró para reconfortarlo. Midas quiso detenerla pero al instante una estatua de oro había quedado a su lado. El rey lloraba desconsoladamente. Finalmente levantó los brazos y suplicó a Dionisio: “¡Oh, Dionisio, no quiero el oro! ¡Ya tenía todo lo que quería! ¡Solo quiero abrazar a mi hija, sentirla reír, tocar y sentir el perfume de mis rosas, acariciar a mi gata y compartir la comida con mis seres queridos!¡Por favor, quítame esta maldición dorada!” El amable dios Dionisio le susurró al corazón: “Puedes deshacer el toque de oro y devolverle la vida a las estatuas, pero te costará todo el oro de tu reino” y Midas exclamó: “¡Lo que sea! ¡Quiero a la vida no al oro!” Dionisio entonces le recomendó: “Busca la fuente del río Pactulo y lava tus manos. Este agua y el cambio en tu corazón devolverán la vida a las cosas que con tu codicia transformaste en oro”. Midas corrió al río y se lavó las manos en la fuente, agradecido por esta oportunidad. Se asombró al ver el oro que fluía de sus manos para depositarse en la arena del fondo de la fuente. Rápidamente, llevó una jarra de agua para volcar sobre Zoe y rociar a la gata. Al instante, sonaba en el silencio la risa y la voz musical de Zoe y el ronroneo de la gata. Muy contento y agradecido salió Midas con su hija para buscar más agua del río Pactulo y así poder rociar rápidamente todo lo que brillaba de oro en el palacio. Gran alegría le proporcionó a Midas el observar que la vitalidad había retornado a su jardín y a su corazón. Aprendió a amar el brillo de la vida en lugar del lustre del oro. Esto lo celebró regalando todas sus posesiones y se fue a vivir al bosque junto con su hija en una cabaña. A partir de lo ocurrido, jamás dejó de disfrutar de la auténtica y verdadera felicidad. EJERCICIOS 1. Contesta verdadero o falso V El Rey Midas no era feliz en un principio. El Rey Midas tenía más de lo que realmente necesitaba para ser feliz Dionisio le otorgó a Midas un deseo porque era muy buen rey El Rey Midas se alegró mucho de que la comida y su gata se transformaran en oro. El Rey Midas prefirió, finalmente, la vida al oro. 2. Contesta las siguientes preguntas: a. ¿Quién era Dionisio? b. ¿Qué era lo Midas creía que le hacía feliz? c. ¿Qué tuvo que hacer el rey Midas para deshacerse de su don? F d. ¿Qué era lo que realmente hacía feliz a Midas? e. ¿Qué conclusiones podemos extraer de esta leyenda? 3. Realiza un resumen del texto. LA DESCRIPCIÓN Alumno/a:_____________________________________________________________ ______________________ 1. Describe lo que ves en la imagen con oraciones, siguiendo las indicaciones. a. Escribe una oración sobre lo que ves en primer plano. b. Escribe una oración sobre lo que aparece en segundo plano. c. Escribe una oración sobre lo que está al fondo. 2. Elige un objeto común y descríbelo de forma original y sorprendente como para crear una adivinanza. Utiliza la imaginación y no olvides poner la solución. Ejemplo: Tiene famosa memoria, gran tamaño y dura piel, y la nariz más grandota que en el mundo pueda haber. 3. Lee el siguiente texto y completa la tabla: Era Rosita perfectamente proporcionada de cuerpo: ni alta ni baja, ni delgada ni gruesa. Su tez, bastantes morena, era suave y finísima, y mostraba en las tersas mejillas vivo color de carmín. Sus labios, un poquito abultados, parecían hechos del más rojo coral, y cuando la risa los apartaba, lo cual ocurría a menudo, dejaba ver, en una boca algo grande, unas encías sanas y limpias y dos filas de dientes y muelas blancos, relucientes e iguales. Sombreaba un tanto el labio superior de Rosita un bozo sutil, y, como su cabello negrísimo. Dos oscuros lunares, uno en la mejilla izquierda y otro en la barba, hacían el efecto de dos hermosas matas de bambú en un prado de flores. Tenía rosita la frente recta y pequeña, como la de la Venus de Milo, y la nariz de gran belleza plástica, aunque más bien fuerte que afilada. Las cejas, dibujadas lindamente, no eran ni muy claras ni muy espesas, y unas pestañas larguísimas se doblaban hacia fuera formando arcos graciosos. Rosita era: Tez Frente Nariz Mejillas Boca Labios Encías Dientes muelas Cabello y Lunares Cejas Pestañas 4. Redacta tu propio autorretrato. EL PRÍNCIPE FELIZ. Alumno/a:____________________________________________________________ _ En la parte más alta de la ciudad, sobre una columna, se alzaba la estatua del Príncipe Feliz. Estaba toda revestida de oro. Tenía, por ojos, dos zafiros y un gran rubí rojo en el puño de su espada. Un día una golondrina se cobijó debajo de la estatua y le cayó encima una pesada gota de agua. Miró hacia arriba y vio los ojos del Príncipe Feliz arrasados de lágrimas. El Príncipe le contó que cuando estaba vivo no sabía lo que eran las lágrimas porque vivía en el Palacio de la Despreocupación. Por eso le llamaban el Príncipe Feliz. Ahora lloraba porque veía las miserias de la ciudad. Le dijo que podía ver a una pobre mujer que bordaba sobre un vestido. Su hijito estaba enfermo, tenía fiebre y su madre no podía darle más que agua. Le pidió que le llevara el rubí del puño de su espada. La Golondrina, aunque debía partir para Egipto, apenada por la mirada del Príncipe Feliz, se quedó y llevó el gran rubí a la mujer, dejándolo en el dedal de la costurera. Al día siguiente, al salir la luna, voló hacia el Príncipe Feliz para despedirse. -Golondrina, allá abajo veo a un joven en una buhardilla. Se esfuerza en terminar una obra para el director del teatro, pero siente demasiado frío y hambre para escribir más. Llévale uno de mis ojos. Son unos zafiros extraordinarios. Lo venderá, se comprará alimento y combustible y concluirá su obra. Entonces la Golondrina arrancó el ojo, voló hacia la buhardilla del estudiante y lo dejó sobre la mesa. Al día siguiente al salir la luna, volvió hacia el Príncipe para despedirse. -¡Golondrina!, ¿no te quedarás conmigo una noche más? Allá abajo, en la plazoleta a una niña vendedora de cerillas se le han caído las cerillas al arroyo. Su padre le pegará. Arráncame el otro ojo, dáselo y su padre no le pegará. La Golondrina entregó el otro zafiro a la niña, voló de vuelta hacia el Príncipe y le dijo que se quedaría con él para siempre. Durante esos días la Golondrina volaba por la ciudad y luego le contaba la miseria en la que vivían los niños y mendigos. Entonces el Príncipe le dijo: -Estoy cubierto de oro fino, despréndelo hoja por hoja y dáselo a los pobres. Hoja por hoja arrancó la Golondrina el oro fino y hoja por hoja lo distribuyó entre los pobres. Entonces llegó la nieve y después de la nieve el hielo. La pobre Golondrina tenía frío, cada vez más frío, pero no quería abandonar al Príncipe: le amaba demasiado para hacerlo. Pero, al fin, sintió que iba a morir. No tuvo fuerzas más que para volar una vez más sobre el hombro del Príncipe. -¡Adiós, amado Príncipe! Permitid que os bese la mano. -Me da mucha alegría que partas por fin para Egipto, Golondrina. Has permanecido aquí demasiado tiempo. Pero tienes que besarme en los labios porque te amo. -No es a Egipto donde voy a ir. Voy a ir a la morada de la Muerte. La Muerte es hermana del Sueño, ¿verdad? Y besando al Príncipe Feliz en los labios, cayó muerta a sus pies. En el mismo instante sonó un extraño crujido en el interior de la estatua. La coraza de plomo se había partido en dos. A la mañana siguiente, el alcalde se paseaba por la plazoleta con dos concejales de la ciudad. Al pasar junto al pedestal, levantó sus ojos hacia la estatua. -¡Dios mío! ¡Qué andrajoso parece el Príncipe Feliz! El rubí de su espada se ha caído y ya no tiene ojos, ni es dorado. Y tiene a sus pies un pájaro muerto. Entonces la estatua fue derribada y fundida. Pero el corazón de plomo no quiso fundirse en el horno y fue arrojado como desecho al montón de basura en el que yacía la golondrina muerta. Cuentan que Dios le pidió a un ángel que trajera las dos cosas más preciosas de la ciudad. Y el ángel le llevó el corazón de plomo y el pájaro muerto. Oscar Wilde Ejercicios 1. Contesta verdadero o falso: V F El Príncipe lloraba porque tenía frío Los ojos del príncipe eran dos zafiros El príncipe obligó a la golondrina a quedarse con él El príncipe no quiso desprenderse de su rubí La golondrina quería ir a Egipto de vacaciones El príncipe y la golondrina sacrificaron sus vidas por ayudar a los más necesitados. 2. Responde: a. ¿Cómo era la estatua del príncipe feliz? b. ¿Por qué lloraba el príncipe? c. ¿Qué le pidió el príncipe a la golondrina? d. Explica la forma en que el príncipe y la golondrina ayudaron a las personas necesitadas. e. ¿Por qué decidió la golondrina no emigrar a Egipto aun sabiendo que moriría por ello? f. ¿Cuál es tu opinión personal sobre este cuento? ¿Qué valores crees que intenta transmitir? 3. Realiza un resumen del cuento. Alumno/a:____________________________________________________________ __ EL COCAY Quizá alguna noche en el campo hayas visto una chispa de luz que brilla y se mueve de un lado a otro; esa luz la produce el cocay, que es el nombre que le dan los mayas a la luciérnaga. Ellos saben cómo fue que este insecto creó su luz, esta es la historia que cuentan: Había una vez un señor muy querido por todos los habitantes de El Mayab, porque era el único que podía curar todas las enfermedades. Cuando los enfermos iban a rogarle que los aliviara, él sacaba una piedra verde de su bolsillo; después, la tomaba entre sus manos y susurraba algunas palabras. Eso era suficiente para sanar cualquier mal. Pero una mañana, el señor salió a pasear a la selva; allí quiso acostarse un rato y se entretuvo horas completas al escuchar el canto de los pájaros. De pronto, unas nubes negras se apoderaron del cielo y empezó a caer un gran aguacero. El Señor se levantó y corrió a refugiarse de la lluvia, pero por la prisa, no se dio cuenta que su piedra verde se le salió del bolsillo. Al llegar a su casa lo esperaba una mujer para pedirle que sanara a su hijo, entonces el señor buscó su piedra y vio que no estaba. Muy preocupado, quiso salir a buscarla, pero creyó que se tardaría demasiado en hallarla, así que mandó reunir a varios animales. Pronto llegaron el venado, la liebre, el zopilote y el cocay. Muy serio, el Señor les dijo: —Necesito su ayuda; perdí mi piedra verde en la selva y sin ella no puedo curar. Ustedes conocen mejor que nadie los caminos, las cavernas y los rincones de la selva; busquen ahí mi piedra, quien la encuentre, será bien premiado. Al oír esas últimas palabras, los animales corrieron en busca de la piedra verde. Mientras, el cocay, que era un insecto muy empeñado, volaba despacio y se preguntaba una y otra vez: —¿Dónde estará la piedra? Tengo que encontrarla, sólo así el Señor podrá curar de nuevo. Y aunque el cocay fue desde el inicio quien más se ocupó de la búsqueda, el venado encontró primero la piedra. Al verla tan bonita, no quiso compartirla con nadie y se la tragó. —Aquí nadie la descubrirá —se dijo—. A partir de hoy, yo haré las curaciones y los enfermos tendrán que pagarme por ellas. Pero en cuanto pensó esas palabras, el venado se sintió enfermo; le dio un dolor de panza tan fuerte que tuvo que devolver la piedra; luego huyó asustado. Entre tanto, el cocay daba vueltas por toda la selva. Se metía en los huecos más pequeños, revisaba todos los rincones y las hojas de las plantas. No hablaba con nadie, sólo pensaba en qué lugar estaría la piedra verde. Para ese entonces, los animales que iniciaron la búsqueda ya se habían cansado. El zopilote volaba demasiado alto y no alcanzaba a ver el suelo, la liebre corría muy aprisa sin ver a su alrededor y el venado no quería saber nada de la piedra; así, hubo un momento en que el único en buscar fue el cocay. Un día, después de horas enteras de meditar sobre el paradero de la piedra, el cocay sintió un chispazo de luz en su cabeza: —¡Ya sé dónde está! —gritó feliz, pues había visto en su mente el lugar en que estaba la piedra. Voló de inmediato hacia allí y aunque al principio no se dio cuenta, luego sintió cómo una luz salía de su cuerpo e iluminaba su camino. Muy pronto halló la piedra y más pronto se la llevó a su dueño. —Señor, busqué en todos los rincones de la selva y por fin hoy di con tu piedra —le dijo el cocay muy contento, al tiempo que su cuerpo se encendía. —Gracias, cocay —le contestó el señor— veo que tú mismo has logrado una recompensa. Esa luz que sale de ti representa la nobleza de tus sentimientos y lo brillante de tu inteligencia. Desde hoy te acompañará siempre para guiar tu vida. El cocay se despidió muy contento y fue a platicarle a los animales lo que había pasado. Todos lo felicitaron por su nuevo don, menos la liebre, que sintió envidia de la luz del cocay y quiso robársela. —Esa chispa me quedaría mejor a mí; ¿qué tal se me vería en un collar? —pensó la liebre. Así, para lograr su deseo, esperó a que el cocay se despidiera y comenzó a seguirlo por el monte. —¡Cocay! Ven, enséñame tu luz —le gritó al insecto cuando estuvo seguro de que nadie los veía. —Claro que sí —dijo el cocay y detuvo su vuelo. Entonces, la liebre aprovechó y ¡zas! le saltó encima. El cocay quedó aplastado bajo su panza y ya casi no podía respirar cuando la liebre empezó a saltar de un lado a otro, porque creía que el cocay se le había escapado. El cocay empezó a volar despacio para esconderse de la liebre. Ahora, fue él quien la persiguió un rato y en cuanto la vio distraída, quiso desquitarse. Entonces, voló arriba de ella y se puso encima de su frente, al mismo tiempo que se iluminaba. La liebre se llevó un susto terrible, pues creyó que le había caído un rayo en la cabeza y aunque brincaba, no podía apagar el fuego, pues el cocay seguía volando sobre ella. En eso, llegó hasta un cenote y en su desesperación, creyó que lo mejor era echarse al agua, sólo así evitaría que se le quemara la cabeza. Pero en cuanto saltó, el cocay voló lejos y desde lo alto se rió mucho de la liebre, que trataba de salir del cenote toda empapada. Desde entonces, hasta los animales más grandes respetan al cocay, no vaya a ser que un día los engañe con su luz. Leyenda Maya Ejercicios: 1. Contesta las siguientes preguntas: a. ¿Por qué era tan importante la piedra que se había perdido? b. ¿Cuál es la virtud que sólo tenía el cocay y que le permitió encontrar la piedra? c. ¿Cuál es el defecto del venado? d. ¿Cuál es el defecto que tenía la liebre? 2. Una leyenda es una historia que tiene más de tradicional o maravilloso que de histórico o verdadero. a. En esta leyenda, ¿qué hay de fantástico? b. Muchas leyendas tratan de explicar un hecho o un fenómeno. Esta leyenda da explicación a dos hechos ¿cuáles? c. ¿Crees que las explicaciones que ofrece esta leyenda tienen base científica? ¿Por qué crees que los hombres inventaban estas explicaciones tan fantásticas? 3. Esta leyenda es una leyenda maya. La civilización maya habitó en la península del Yucatán (sureste de México, Guatemala, Honduras, el Salvador y Belice), y alcanzó altas cotas de desarrollo antes de que Cristóbal Colón descubriera América. a. Escribe aquellas palabras que identificas con el vocabulario mexicano o centroamericano. b. ¿Cuál es el significado de cada una de ellas? 4. Escribe un resumen de la historia. EL PRINCIPITO Alumno/a:____________________________________________________________ __ Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva virgen que se titulaba "Historias vividas", una magnífica lámina. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera. En el libro se afirmaba: "La serpiente boa se traga su presa entera, sin masticarla. Luego ya no puede moverse y duerme durante los seis meses que dura su digestión". Reflexioné mucho en ese momento sobre las aventuras de la jungla y a mi vez logré trazar con un lápiz de colores mi primer dibujo. Mi dibujo número 1 era de esta manera: Enseñé mi obra de arte a las personas mayores y les pregunté si mi dibujo les daba miedo. —¿Por qué habría de asustar un sombrero?— me respondieron. Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digiere un elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personas mayores pudieran comprender. Siempre estas personas tienen necesidad de explicaciones. Mi dibujo número 2 era así: Las personas mayores me aconsejaron abandonar el dibujo de serpientes boas, ya fueran abiertas o cerradas, y poner más interés en la geografía, la historia, el cálculo y la gramática. De esta manera a la edad de seis años abandoné una magnífica carrera de pintor. Había quedado desilusionado por el fracaso de mis dibujos número 1 y número 2. Las personas mayores nunca pueden comprender algo por sí solas y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones. Tuve, pues, que elegir otro oficio y aprendía pilotar aviones. He volado un poco por todo el mundo y la geografía, en efecto, me ha servido de mucho; al primer vistazo podía distinguir perfectamente la China de Arizona. Esto es muy útil, sobre todo si se pierde uno durante la noche. A lo largo de mi vida he tenido multitud de contactos con multitud de gente seria. Viví mucho con personas mayores y las he conocido muy de cerca; pero esto no ha mejorado demasiado mi opinión sobre ellas. Cuando me he encontrado con alguien que me parecía un poco lúcido, lo he sometido a la experiencia de mi dibujo número 1 que he conservado siempre. Quería saber si verdaderamente era un ser comprensivo. E invariablemente me contestaban siempre: "Es un sombrero". Me abstenía de hablarles de la serpiente boa, de la selva virgen y de las estrellas. Poniéndome a su altura, les hablaba del bridge, del golf, de política y de corbatas. Y mi interlocutor se quedaba muy contento de conocer a un hombre tan razonable. Ejercicios 1. Contesta las siguientes preguntas: a. El narrador de esta historia, ¿es un niño o un adulto? b. ¿Por qué crees que las personas mayores no entendían el dibujo número 1? c. ¿Qué piensa el autor sobre las personas adultas? d. ¿Qué pretendía el autor cuando enseñaba el dibujo número 1 a otra persona? e. ¿Estás de acuerdo con la visión que tiene el autor sobre las personas mayores? ¿Por qué? 4. Busca en el texto a. Sinónimo de: - Grandiosa: - Pensé: - Renunciaba: b. Antónimo de: - Escasez - Insensato: - Torpe: CINE-CLUB Alumno/a:______________________________________________________________ Escoge una película que hayas visto durante el verano y completa la siguiente ficha. TÍTULO GÉNERO AÑO NACIONALIDAD PERSONAJES PRINCIPALES Y DESCRIPCIÓN BREVE RESUMEN DEL ARGUMENTO CRÍTICA/OPINIÓN COMENTARIO DE UNA NOTICIA Alumno/a: _____________________________________________________________ Lee atentamente la siguiente noticia: Los pájaros gritan por la contaminación acústica Son muchas las especies animales que hacen uso de las señales acústicas para atraer a sus parejas. Algunos de estos animales (como los pájaros) asocian los cantos que realiza el posible consorte al éxito o fracaso reproductivo. Un grupo de investigadores ha demostrado ahora que el ruido generado por los humanos está afectando al cortejo entre los Parus major, un tipo de pájaro urbano también conocido como carbonero. Según el estudio que publica hoy la revista PNAS, los machos que cantan a bajas frecuencias seducen a más hembras que los que lo hacen a altas frecuencias. Pero la creciente contaminación acústica está provocando que estos animales se vean obligados a subir el volumen de sus cantos, hecho que los vuelve menos atractivos ########## para sus parejas. Los investigadores han estudiado a los carboneros que viven en el parque nacional de Dwingelderveld, en Holanda, y han asociado la cantidad de polluelos nacidos con el bullicio registrado. Los resultados muestran que, cuando los niveles de contaminación acústica son bajos, los pájaros se aparean más y con más éxito, es decir, tienen más crías. Dicho de otro modo, el ruido hace gritar a los pájaros y eso los hace menos atractivos. Estos resultados podrían explicar por qué en las zonas transitadas, la densidad de población de pájaros es menor. 1. Escribe el significado de las siguientes palabras: c. Consorte: d. Urbano: e. Contaminación acústica: f. Densidad de población: 2. Subraya las ideas principales del texto. 3.Toda noticia debe explicar: lo que pasa, cómo pasa, cuando pasa y por qué pasa. Completa la siguiente tabla: ¿Qué pasa? La cantidad de crías de pájaros carboneros es menor. ¿Dónde pasa? ¿Cuándo pasa? ¿Por pasa? qué ¿Cómo pasa? 4.Explica la noticia con tus palabras de la forma más breve posible. 5. Escribe un breve comentario sobre la noticia.