cuerpo físico; habrá pasado por sobre las tentaciones físicas y comenzado a comprender su propia naturaleza divina, pero tendrá aún que alcanzar la unidad con su propia fuente que es Dios. Es en este estado que el amante y el Amado han quitado todos los obstáculos, todos los impedimentos y aquí el alma clama y ruega por la unión con su Señor, con su Esposo Eterno. Es la gracia del Maestro divino, de Dios Mismo trabajando a través del polo humano en todos los universos, que también podamos atravesar el cuarto y el quinto plano. El quinto plano es Sach Khand el que reclamamos como nuestro hogar eterno. Pero, incluso este hogar debe ser abandonado para alcanzar a nuestro Esposo Eterno, Dios, el Absoluto, quien tiene una morada aun más elevada. Y es de nuevo bajo las alas protectoras del Maestro Viviente que cruzamos Sach Khand y las regiones de Alakh, Agam y Anami, y nos fundimos en Dios. Perdemos nuestra identidad completamente y alcanzamos la comunión con el Señor. § ¡Cómo puede truncarse el amor entre Tú y yo! Igual que la hoja de loto vive en el agua, así mismo, lo haces Tú en tu sirviente; Así como el pájaro nocturno chakor fija toda la noche su mirada en la luna , Así mismo lo hago yo, Señor, tu sirviente; Desde el comienzo de los tiempos hasta el final, hay amor entre Tú y yo, ¿Cómo puede extinguirse ese amor? Kabir dice por lo tanto: Como el río se vierte en el océano, así mismo lo hace mi corazón en Ti www.sos.org/spanish Fotografía de Hazur Baba Sawan Singh y su discípulo perfecto Sant Kirpal Singh. L a necesidad de un Maestro espiritual es esencial en las enseñanzas de Sant Mat. De hecho, la palabra «Sant» quiere decir «Santo» o «Maestro», y «Mat» quiere decir «sendero». Por lo tanto este es el sendero de los Santos. Y mientras que honramos las vidas y el trabajo de los Maestros de todas las tradiciones y tiempos, Sant Mat resalta la importancia de los Maestro vivientes, quienes han alcanzado el nivel más alto de su evolución espiritual, han fundido sus almas en Dios, y pueden ayudar a otros a lograr lo mismo. La relación espiritual entre el Maestro y el discípulo tiene muchas dimensiones, tanto externas como internas. En el nivel externo, nosotros, como seres humanos, necesitamos una relación con otro ser humano – un Maestro viviente – para educarnos y Satsang Semanal, Semana # 22 apoyarnos a medida que avanzamos en el sendero espiritual. La forma física del Maestro se convierte en nuestro amigo, nuestro consejero, nuestro guía. Pero el sendero espiritual es un sendero interno; e incluso la relación externa entre el Maestro y el discípulo, que es tan satisfactoria emocional e intelectualmente, no está limitada a la forma humana. No tiene un fin en sí misma. Como solía decir Sant Kirpal Singh Ji, esta relación comienza en el cuerpo pero termina en el alma. La relación externa que tenemos con el Maestro tiene que ver totalmente con la formación y el apoyo en nuestro trabajo interno, para que podamos trascender la conciencia física, ir internamente, y reconocer lo que en verdad somos --almas, gotas de la divinidad. Sant Darshan Singh Ji Maharaj En el ámbito externo, o mundano, nos referimos al Maestro como Gurú. Él nos atrae hacia Sí mismo a través del amor infinito. Nos explica la teoría y nos ayuda a resolver nuestras dudas y a responder nuestras inquietudes. Nos aconseja y nos proporciona guía, incluso en nuestros problemas del mundo. Pero lo que es más importante es que nos enseña cómo elevarnos por sobre la conciencia del cuerpo e ir internamente. Él nos proporciona un vinculo con el poder del Naam, y bajo su guía aprendemos a morir en vida. Una vez hemos aprendido a viajar internamente y trascendemos la conciencia del cuerpo, entramos a los reinos internos. Al cruzar las estrellas, la luna y el sol internos, llegamos cara a cara con la forma radiante del Maestro. Cuando llegamos a ese punto de desarrollo, entramos a nueva relación con el Maestro. Esta es la segunda etapa en la Maestría. Ahora pensamos en Él como Gurudev. Su forma es más bella y más resplandeciente que la forma que conocemos Pag. 2 en este mun- esta relación do físico. Él comienza nos lleva bajo sus alas y nos en el cuerpo ayuda a tras- pero termina cender etapa en el alma. por etapa no sólo el plano físico, sino también el astral y el causal. Nos lleva a un estado más allá de estos tres mundos, en donde el alma se muestra totalmente purificada dejando atrás toda traza de mente y de materia. *** Este es el estado que alcanzamos cuando hemos trascendido los planos físico, astral y causal. El Maestro ahora se convierte en Shabd Swaroop o el Verbo personificado. Él primero nos absorbe en sí mismo para que seamos indivisibles de Él, y luego nos lleva aún más alto, hasta que estemos cara a cara con el Creador. En esta etapa no hay ni uno, ni dos, ni tres. El alma, el Maestro y el Creador son todos uno y no existe la conciencia de identidades separadas. Es un estado más allá de cualquier descripción. En las últimas etapas, cuando el alma ha sido limpiada de todas las impurezas de la mente y la materia, el Gurú o Maestro es por ultimo reconocido como uno con la Verdad e inseparable del Señor. Esta es la tercera etapa de Maestría. Él es visto como el Satgurú, el verdadero Maestro, como Aquel que es indistinguible del Principio Primario. Tal es la grandeza en verdad del Satgurú, el verdadero Maestro, quien nos da el don del Naam y a través de ese regalo, nos da el impulso de la Vida Eterna. § Volumen 9 de estos planos, las palabras no nos alcanzan y lo único que podemos pregonar es que somos de la misma esencia que Dios. A medida que progresamos espiritualmente, nuestra pasión y nuestro anhelo se intensifican más y más hasta llegar a los pies de loto de nuestro generoso Creador. Todo esto se alcanza a través de un proceso, el cual es la ciencia más perfecta. *** Hablamos acerca de «ser uno», pero esto no es más que una frase atractiva—tan sólo son palabras de la boca para afuera. Realmente alcanzamos el estado en que podemos hablar conscientemente acerca de la Paternidad de Dios y la hermandad del hombre cuando aprendemos el arte de morir en vida. Sólo podemos alcanzar este estado elevándonos por sobre la conciencia del cuerpo a través de la ayuda de la Luz de Dios y la Música de las Esferas, cruzando las estrellas, la luna y el sol, y llegando a estar cara a cara con la forma refulgente, radiante, centelleante y encantadora de nuestro Amado Maestro. Es sólo cuando alcanzamos este estado en el que nos perdemos completamente en la belleza de nuestro Maestro, que nos unimos completamente con Él. Y allí llegamos al primer estado de misticismo que es conocido como Fana Fil Sheikh, unión total con el Maestro. Es sólo cuando nos sumergimos en nuestro Maestro que podemos ver su imagen en todo lo de este mundo. Vemos la imagen de nuestro Maestro en todas las formas de la creación: la vemos en las hojas, en las flores en retoño, en los insectos, en los pájaros, en los cuadrúpedos, y en todos los seres humanos. Sólo en esta etapa podemos proclamar, en un grado elemental, que creemos en la unidad de Dios. Y hasta que no hayamos alcanzado ese estado, todas nuestras declaraciones, todas nuestras proclamas, todas nuestras afirmaciones a este respecto serán sólo palabras vacías; no poseerán realidad. Una vez nos volvemos uno con nuestro Maestro, entonces nuestro Maestro nos llevará a través de los estados más altos, bajo sus propias alas protectoras hacia los primeros tres planos. En el segundo plano tendremos la mente astral y la causal con nosotros. Y en el tercer plano tendremos sólo la mente causal. Después de que nos sumerjamos en la alberca de la inmortalidad, en el Agua de la Vida, y crucemos el tercer plano, alcanzaremos el cuarto plano. Entonces podremos deshacernos de nuestras cadenas de la mente—tanto astral como causal. Allí podremos ver nuestra alma en su prístina gloria. Nuestra alma se habrá liberado de su Cuando un Maestro acepta a una persona, ésta, por decirlo así, nace por segunda vez en la casa del Maestro. Llega lleno de apego mundano y vacío en cuestiones espirituales. Satsang Semanal, Semana # 22 Pag. 7 Sant Kirpal Singh Ji Maharaj Sant Darshan Singh Ji Maharaj Esta etapa final de la relación Maestro-discípulo es el estado de unidad entre el alma y Dios, a la cual, todas las escrituras se refieren como la verdadera meta de la vida para cada uno de nosotros. Los Maestros no han hablado mucho sobre esta experiencia, quizás debido a que como ellos frecuentemente lo dicen, no se tiene un lenguaje adecuado para describirla. Es muy inspirador encontrar algún material escrito por los Maestros, que al menos nos dé una idea de cómo es esa experiencia. En este artículo especial Sant Darshan Singh Ji Maharaj, el Maestro, habla acerca de su propia experiencia de unión con el Señor. H e tenido momentos de autoolvido, momentos que se han convertido en períodos de bienaventuranza, en períodos de éxtasis porque me encuentro con mi Maestro cara a cara. Me he inclinado a sus pies de loto, me ha tomado entre sus brazos, me ha palmoteado y luego, puesto que es amable, el más bondadoso Maestro que el mundo haya visto alguna vez, no sólo me ha tomado entre sus brazos sino que me ha hablado internamente. Y luego me ha llevado por sobre la conciencia del cuerpo, me ha llevado con Él hacia los planos más altos, dejando atrás las estrellas, la luna y el sol, volviéndome uno con Él en su forma radiante, en su forma resplandeciente. Él me ha dado momentos de eternidad, más allá de las limitaciones del tiempo y del espacio y luego dándome una mirada de amor y un impulso en los planos elevados, me ha llevado a los más altos reinos de la espiritualidad. En el camino me ha presentado con diver- Pag. 6 L sos Maestros que han bendecido esta tierra desde tiempo inmemorial, y ha hecho los arreglos para nuestra conversación. Hemos hablado en un lenguaje que no tiene lengua, que no tiene palabras y que no tiene alfabeto. Hemos conversado en el lenguaje eterno, que hablan aún ahora, los amantes divinos. Es el lenguaje que continuará hasta el fin de todos los tiempos. Esa ha sido la gracia del Maestro. Después de haberme llevado a nuestro Hogar Eterno, Sach Khand, me llevó a planos más elevados, conocidos como Alakh y Agam, esas regiones que son insondables, que están más allá de la imaginación humana. Y después, llegamos a Anami, la última región, aquella que no tiene fronteras, que no tiene limitaciones, que no tiene nombre. Podemos nombrar todas las cosas cuando estamos en el plano físico, cuando estamos en el plano astral, cuando estamos en el causal —pero cuando vamos más allá Volumen 9 a relación entre el Maestro y el discípulo es de un carácter único, y no le encontraremos paralelo en la tierra. Empero, los Santos han tratado de hacernos comprender algo de ello. Mientras que todas las conexiones y ataduras mundanas están más o menos manchadas por el egoísmo, la que hay entre el Maestro y el discípulo es netamente de amor desinteresado. Apenas por analogía, podemos pensar en el amor de una madre por su hijo. Una criatura al nacer es sólo una masa desvalida de carne tierna y huesos. No puede expresarse ni exteriorizar sus necesidades, tampoco puede cuidarse, pero su madre protege tiernamente a ese pedacito de humanidad. Ella atiende cada una de sus necesidades y procura su comodidad. En su felicidad descansa la felicidad de la madre, y con sus tristezas se siente ella angustiada. Día y noche trabaja incansablemente por el bienestar de la criatura y ninguna privación es demasiado grande para ella. Se sacrifica para que su pequeñín tenga todo lo que ella le pueda proporcionar, e incluso está dispuesta a darle su vida. Conforme va creciendo, el niño empieza a embeberse en el amor de su madre. Los bondadosos rayos de amor pasan de unos ojos a otros. En un lenguaje mudo él empieza su primera lección de amor. Gradualmente se le enseña al pequeñín a hablar, primero en sílabas entrecortadas y el deleite de la madre no conoce límites al ver coronados sus esfuerzos, hasta que crece lo suficiente para cuidarse solo. Exactamente de la misma forma, cuando un Maestro acepta a El Satgurú es el verdadero amigo del discípulo. Lo salva de situaciones tensas y sin esperanza. Él va en su ayuda cuando ha perdido toda ilusión y consuelo. Satsang Semanal, Semana # 22 Pag. 3 una persona, ésta, por decirlo así, nace por segunda vez en la casa del Maestro. Llega al rebaño del Maestro llena de apegos mundanos y fuertemente teñido en las tonalidades más oscuras de la mente y la materia. Está tan identificada con su cuerpo y las relaciones corporales que no le es posible pensar que es algo distinto de ellos. Con toda su sabiduría mundana, por mucha riqueza, nombre y fama que pueda tener, está vacío en cuestiones espirituales. Por haber vivido toda su vida en el plano sensual, no es consciente de nada que no sean placeres de los sentidos, que son todo para él. Al nacer en la casa del Maestro, Él toma sobre Sí una inmensa carga de responsabilidad. Con instrucciones y atención individuales, gradualmente aparta el alma, jiva, de los placeres de los sentidos. Le dice al discípulo que no es ni cuerpo, ni mente, ni intelecto, sino algo más glorioso, alma o espíritu, y que ha sido dotado por la naturaleza con diversas facultades para servir a un elevado propósito en la vida. Mediante la disciplina espiritual, el Maestro lo capacita para liberar su mente de las oscilaciones mentales. Desarrolla con esto un estado de equilibrio, y con él empieza a evaluar la vida desde un ángulo diferente. Toda su perspectiva cambia y alborea en él una conciencia del espíritu. Ya no es un esclavo de sus sentidos empeñado en ocupaciones Pag. 4 sensuales, sino que encuentra una satisfacción interna, paz y serenidad que lo mantienen todo el tiempo en el asiento de su mismo Ser. Todo esto es el trabajo del Maestro, y mucho más aún. Lavar a un alma, jiva, de las impurezas del mundo hasta dejarlo limpio no es una tarea pequeña, sin embargo, es absolutamente necesario para una vida espiritual. El discípulo tiene que ser halado por encima de sus sentidos, mente e intelecto, y esto nadie, sino un Maestro lo puede lograr. Detener el curso del enorme torrente de las corrientes sensorias que fluyen precipitadamente hacia el mundo, y mantenerlas en el centro, es en sí una tarea gigantesca. Y el siguiente trabajo del Maestro es aun más importante que éste. Después del proceso preliminar de limpieza, Él remueve las escamas del ojo interno y le da visión y Luz; y rompe el sello del oído interno haciendo que el alma, jiva, escuche la música interna del alma. Por medio de su atención y cuidado individuales, del escombro y la basura le transforma en un experto- capaz de comprender y disfrutar del lenguaje que no se habla, y de la ley de Dios que no está escrita, así como de ejecutar acciones sin ayuda de órganos y facultades externas. *** Él toma en sus propias manos todo el proceso de desenredar las impresiones kármicas del alma. Volumen 9 Habiéndolo liberado del plano sensual por la inversión de sus corrientes sensorias a fin de que éstas fluyan hacia arriba, el Maestro lo inhabilita para sembrar más semillas kármicas para futuras cosechas; y cualquier violación que aún pudiese cometer a causa de la debilidad de la carne, el Maestro mismo suave y firmemente se ocupa de ella aquí en la tierra, sin dejar ningún saldo por transferir. Únicamente el amor es la fuerza unitiva que conecta al Maestro con el discípulo. Mediante una compasión sin límites, Él entrega el mensaje de Dios a la humanidad sufriente y pide que puedan salvarse del fuego imperceptible en el que se están consumiendo. Satsang Semanal, Semana # 22 S.S. Sant Rajinder Singh en la India El Satgurú es el verdadero amigo del discípulo. Lo salva de situaciones tensas y sin esperanza. Él va en su ayuda cuando ha perdido toda ilusión y consuelo y está rodeado de fuerzas aparentemente poderosas confabuladas contra él. De vez en cuando el discípulo siente la fuerte influencia del Maestro que está trabajando para su bien. En ocasiones el Maestro actúa en una forma que al discípulo le es difícil comprender. Tal como una madre espera en las horas de la madrugada a que despierte su hijo dormido, así el Maestro, con mayor ansiedad aún, espera anhelante el momento en que el discípulo, impregnado como está de la profunda ignorancia nacida de la mente y de la materia, levante su cabeza, mire hacia Él y se le alegre el corazón. § Pag. 5