1 PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA TEOLOGÍA CUÁNTICA Diamuid O´Murchu 1. La vida está sostenida por una energía creativa. Dios y lo divino son energía creativa que se percibe incluyendo, pero también superando todo lo que la teología tradicional atribuye a Dios. La energía divina no es estable e inmutable, sino que trabaja permanentemente. 2. El todo que es en su mayor parte no manifiesto y dinámico, es la fuente de toda posibilidad. La realidad no admite una descripción completa, porque el misterio de la vida no tiene límites. Desde que el todo se comprende como contenido en cada parte, pero no por cada una de ellas, sino en su totalidad, el dilema del panteísmo está resuelto. 3. La evolución está sostenida por una profunda estructura de despliegue, caracterizada por tener un diseño y un propósito, lo que exige una interacción incesante de orden y desorden, azar y creatividad. La vida en su sentido básico es buena, y no es imperfecta como plantea el mito del pecado original. 4. El horizonte expansivo de pertenencia divina es el contexto en el que la revelación tiene lugar; 2 La revelación es continua, no se puede encerrar en ninguna religión, credo o sistema cultural. 5. Ya que la capacidad de relación es en sí misma, energía divina elemental que impregna la creación, nosotros los humanos necesitamos auténticas experiencias eclesiales y sacramentales para explorar y articular nuestra vocación innata de ser personas en relación. La doctrina de la Trinidad es un intento humano de describir la naturaleza fundamental y relacional de Dios. 6. El sentido último está imbuido en el relato, no en los hechos. Todas las narraciones de las religiones particulares pertenecen a un relato mayor que incluye y a la vez trasciende las tradiciones particulares religiosas de cualquier época histórica o cultural. La creación y la historia, en sí misma, es la narración principal de la historia sagrada. Y nosotros, los humanos debemos ser “escuchantes” de esa historia. 7. La redención es planetaria (y cósmica) como también personal. La redención es recuperar la oscuridad, la nada el caos de nuestro mundo y celebrar el potencial negativo para la nueva vida y la totalidad integral. La redención no se refiere sólo a la salvación personal, sino a la sanación y fortalecimiento de la vida planetaria. 3 8. El pecado estructural y sistemático abunda en nuestro mundo y frecuentemente provoca que las personas se comporten inmoralmente. Para integrar la sombra global necesitamos nuevas directrices morales y éticas para tratar la pecaminosidad estructural y sistemática de nuestro tiempo. La formulación de estas directrices es tanto una obligación política como religiosa. El pecado es una forma de connivencia destructiva entre las personas y los sistemas. En ese sentido los sistemas más que las personas individuales son los instigadores de un comportamiento inmoral e irresponsable. 9. Porque somos primariamente beneficiarios de la luz y no de la oscuridad, y porque nuestro destino final, tanto acá como en la eternidad es el de la iluminación, todos necesitamos esos momentos sagrados del espacio ritualista/sacramental que sirven como encuentros significativos con el misterio sostenedor que nos envuelve. La vida está inherentemente destinada hacia el triunfo último del bien y no hacia la catástrofe final 10. Los conceptos de principio y final, junto con las nociones teológicas de resurrección, son invocados como mitos dominantes para ayudarnos a nosotros los humanos, a dar sentido infinito a nuestra vida en un universo infinito. Hay un solo mundo envuelto en eternidad. El cielo, infierno, y purgatorio son estados 4 de vida en el mismo mundo. Nuestros muertos están alrededor nuestro, viviendo en un plano diferente de existencia. Vivimos en un mundo sin principio y sin final. El fin del mundo es un mito humano-teológico por el cual, nosotros, los humanos, hemos tratado de poner límites a un universo infinito. 11. La extinción y la transformación son los equivalentes evolutivos del Calvario y la Resurrección y son las coordenadas centrales de la evolución planetaria y cósmica. La teología no pertenece ya al cristianismo, ni a ninguna otra religión, sino que se ha convertido en agente de la transformación global. 12. El amor es una fuerza de vida interdependiente, un espectro de posibilidad desde su suprema grandeza divina hasta su particularidad en la interacción subatómica. Es el origen y la meta de nuestra búsqueda de sentido. Dios no es un legislador pasivo, externo, y alejado de nosotros, sino una presencia relacional apasionada, embebida en el mismo proceso creativo de la evolución. La encarnación apasionada de Dios exige una forma totalmente nueva de relación con los cuerpos, a través de la ternura sexual, de la justicia compasiva y de la amistad 5 altruista. La sexualidad ha de llegar a ser dimensión clave de una auténtica espiritualidad. Nuestro mundo será un lugar nuevo, cuando elijamos vivir el amor con total seriedad. Sacado del libro Teología Cuántica de Diamuid O´Murchu