Conversión y lucha contra gigantes en Las sergas de Esplandián

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México, Distrito Federal I Diciembre 2009 – Enero 2010 I Año 4 I Número 23 I
Conversión y lucha contra gigantes en
Las sergas de Esplandián
María del Rosario Valenzuela Munguía
Universidad Autónoma Metroplitana, Iztapalapa
Página | 369
I.
S
in lugar a dudas, el Amadís de Gaula se constituyó como el texto
fundacional del género de los libros de caballerías, a principios del
siglo
XVI.
Su refundidor, Garci Rodríguez de Montalvo, intentó
mezclar las hazañas de un caballero andante con su realidad histórica. Sin
embargo, por tratarse de la reelaboración de una obra ya conocida, el regidor de Medina del Campo se dio a la tarea de reorganizar la obra en cuatro
partes y agregar una quinta, Las sergas de Esplandián, donde narraría las
hazañas del hijo del famoso caballero de Gaula, sobre un contexto nuevo,
donde pervive la España del
XVI,
cuyos principales ideales consistían en la
extensión de sus dominios, la Reconquista de Granada, así como la conversión, o en su defecto, expulsión, de musulmanes y judíos.
En Las sergas se pueden observar tres tipos distintos de enemigos
religiosos: las amazonas, la maga Melía, y los personajes que se analizarán
en este trabajo: los gigantes, quienes representan todo lo opuesto al caballero y se definen a sí mismos por su brutalidad y su soberbia.
Se iniciará dando un breve repaso al asunto de la conversión y, posteriormente, se analizará el papel de tres de los gigantes que aparecen en
esta obra, ante esta premisa.
II. CONVERSIÓN AL CRISTIANISMO
Uno de los temas más recurrentes en la literatura medieval se refiere a la
lucha contra el paganismo. Este tema llegó hasta el género caballeresco,
de modo que los infieles se definieron como enemigos declarados de los
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caballeros. Así, el género funcionó como una especie de propaganda contra
el paganismo, por lo tanto “los libros de caballerías presentaron a sus
héroes como ínclitos defensores de la Cristiandad y promotores de la conPágina | 370 versión de los infieles paganos” (Campos García Rojas, 2002: 285), con lo
cual entenderemos por qué Esplandián se convierte en un estratega cristiano que tiene como objetivo principal defender Constantinopla y los territorios que han sido ocupados por los infieles (Campos García Rojas, 2202:
285).
Según Whitenack, “Conversion seens were also topos of knightly
literature of the Middle Ages and Renaissance [...]. But nowhere is conversion more consistently in evidence than in the sixteenth-century Spanish
romances of chivalry. It is a convention of the genre” (1988-1989: 13). Lo
que más sorprende es que la conversión se presente tan comúnmente en
los libros de caballerías, que se vuelva una convención.
Hasta aquí se puede afirmar, entonces, que lo que sucede en las Sergas de Esplandián respecto a la lucha por la defensa de la cristiandad se
volverá un tópico para el género de los libros de caballerías. Sin embargo,
es conveniente comentar que el Esplandián, aun siendo una continuación
del Amadís, toma la conversión cristiana como el eje principal en el que se
desarrolla la trama, incluso dejando de lado, aunque no del todo, el elemento amoroso, que resulta tan evidente en el caso de las cuatro partes
que anteceden a esta historia.
Las Sergas dejan a la vista un deseo enorme por parte del autor:
apoyar en la empresa que atraviesan los Reyes Católicos al querer que su
pueblo sea netamente cristiano. Además, este deseo no sólo se refleja en
las luchas que el héroe emprende, sino que queda evidenciado cuando el
autor se sumerge en su propia creación, interrumpiendo la narración porque le pareció que un remolino lo hizo volar, hasta llegar con Urganda la
Desconocida, benefactora de Amadís y toda su parentela, con la cual co-
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menta la grandeza del de Gaula, cómo su gobierno le parece semejante al
que han construido Isabel y Fernando, razón en la que la maga lo apoya:
E si a mí me fuesse dado lugar para los ver y servir, demás de les
decir algunas cosas que no saben, aconsejarles ía que en ninguna
manera cansasen, ni dexasen esta sancta guerra que contra los
infieles començada tienen, pues que con ella sus vasallos serían
contentos de los servir con las personas y faziendas, y el más alto
señor de les ayudar y favorecer, como hasta aquí lo ha fecho, y en
el cabo les fazer posseedores de aquella gran gloria que para los
semejantes guardada tiene (Rodríguez de Montalvo 2003: 546). 1
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Es importante señalar que Urganda es tan sabia, que Rodríguez de
Montalvo no parece hablarle de la cruzada que han emprendido los Reyes
Católicos, por lo que podríamos pensar que esto le da cierta verosimilitud
a la historia, si tomamos en cuenta la fama que los Reyes han adquirido a
partir de su lucha contra el paganismo.
En lo que respecta a la lucha contra el paganismo, los enemigos de
Esplandián serán, entre otros, el rey pagano Armato y su hijo Alforax con
su esposa Heliaxa, la reina de las amazonas, Calafia, y sus vasallas, la infanta Melia, Radiaro, soldán de Liquia, y los personajes de los que hablaré
a continuación: los gigantes. El objetivo común de nuestro héroe y de toda
su compañía es luchar porque estos personajes se olviden de su “falsa” ley
y acepten la ley cristiana, de no ser así, tenemos una nueva consigna:
acabar con los paganos y sus costumbres, además de adueñarse de las tierras que poseen, para también convertir a estos pueblos.
Así pues, la empresa de Esplandián va de la mano con una empresa
de la vida cotidiana en los pueblos de España: “desbaratar al turco, común
enemigo de la cristiandad. Por eso, lógicamente, rechaza la gloria mundana y exhorta a sus aliados a renunciar a ella” (Lida de Malkiel, 2006:
321), con lo que no sólo se convierte en un héroe de la cristiandad, sino
Todas las citas de Las sergas de Esplandián corresponden a la edición de Carlos Sainz
de la Maza, por lo que a partir de ahora quedarán referidas sólo con su página.
1
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que su empresa a favor de ésta lo pone por encima de su propio padre,
Amadís, y de la generación de éste, que también se evidencia cuando se
enfrenta a ellos, para llegar a una anagnórisis en la que se prueba al
Página | 372 protagonista.
III. LA FIGURA DEL GIGANTE PAGANO EN LAS SERGAS DE ESPLANDIÁN
Hasta ahora, no se sabe a ciencia cierta el origen conceptual de los
gigantes; su etimología es oscura, según Peña (2007: 285), y sus primeras
apariciones se encuentran en el griego, gracias a Homero. Por otro lado,
las mitologías ancestrales presentan a estos seres de distintas maneras. La
cultura mesopotámica, por ejemplo, explicó así el origen de la Tierra: los
gigantes fueron hijos de los dioses Apsu y Tiamat y fueron parricidas. La
diosa Tiamat cobró venganza por la muerte de su marido, pero su hijo
Marduk luchó contra ella y partió su cabeza en dos partes, la parte superior formaría en cielo donde vivirían los gigantes, mientras la inferior sería
el hogar de los hombres, que nacieron de la sangre de los dragones, también hijos de Tiamat (Brasey 2001: 11-31).
Otro mito importante sobre el origen de los gigantes proviene de la
cultura griega, cuenta la Teogonía de Hesíodo que Urano retenía en el vientre de Gea a cada uno de los hijos que estaba por parir, hasta que la diosa
se hartó y convocó a todos sus hijos para que le ayudaran a tomar venganza. Así, Cronos, con una hoz fabricada por su madre, cercenó los genitales a su padre y, de toda la sangre que brotó, nacieron Ninfas, Erinias y
Gigantes (Hesíodo 2000:18-19).
Se considera, asimismo, que la tradición bíblica juega un papel
importante en cuanto a la adquisición de personajes en el imaginario, por
lo tanto, cabe resaltar que en la Biblia se menciona que fue en Israel
donde nacieron los gigantes, a los cuales se les considera rebeldes (Baruc
3: 26-28). Podemos ver, entonces, que los gigantes se configuran desde an-
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taño como personajes rebeldes y agresivos, y es en raras ocasiones que
faltan en los libros de caballerías, que toman en cuenta también a las materias clásica, británica 2 y carolingia. 3 Así, en la narrativa caballeresca, el
Página | 373 gigante posee características específicas que nos hacen ver que sus hechos
son directamente proporcionales con su estatura.
Según Sales Dasí (2004: 103), “los jayanes son la personificación de
la soberbia”, con lo que podemos entender que son representaciones de lo
que se considera maligno, pues
Confiados en sus fuerzas descomunales, estos individuos mantienen pérfidas costumbres en sus territorios, se empeñan en satisfacer su voluntad a la fuerza, llegando a extremos realmente
intolerables. En síntesis, el género caballeresco los presenta como
uno de los peligros más serios para la estabilidad social (Sales
Dasí, 2004: 104).
En las Sergas de Esplandián el gigante se presenta no sólo como la
personificación de la brutalidad y la soberbia, sino también como el elemento pagano. A lo largo de la narración mueren gigantes defendiendo sus
creencias, dejándose morir antes que tomar la ley cristiana; por supuesto
que ante el cristiano estos asesinatos de paganos resultan válidos. En el
texto, debemos comprender que la fuerza y la inteligencia del hijo de Amadís quedan enaltecidas, pero lo más importante es que quedan por encima
de personajes que son brutales, es a eso a lo que el héroe puede escapar y
este hecho lo magnifica.
Desde su primera lucha contra un gigante, Esplandián es capaz de
reconocer los vicios y las malas costumbres de los demás, incluso trata de
convencer a Dios de que el gigante es su enemigo, por lo que puede asesinarlo.
2 Por ejemplo, podemos ver la aparición de gigantes en El caballero de León o en Sir
Gawain y el Caballero Verde.
3 En el caso de la materia carolingia, es importante recalcar que Roldán ha sido considerado como un personaje giganteo, pues se afirma que alcanzaba los quince pies de
altura, tres veces la talla de un hombre normal (Brasey 2001: 77)
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―Bestia mala dessemejada sin talle y sin razón, ¿qué te diré, sino
que eres más peor que esse enemigo malo que dizes? Porque él,
condenado de alto Señor ya no le queda lugar a ningún arrepentimiento ni remedio a su salud; mas tú, a quien dio juizio y
tiempo de te arrepentir, fazer las crueldades y malas obras que fazes, por mucho pero que ninguno dellos te devo tener, pues que lo
que es en tu mano ya no lo es en la suya, ni lo puede ser” (148149).
Esta lucha es la que emprende Esplandián contra el gigante Furión,
en la Montaña defendida, después de haber derrotado al eterno rival de su
padre, Arcaláus el Encantador. El gigante reacciona de manera soberbia,
pero sobre todo, considera al caballero un ser sobrenatural, ya que su
arrogancia no le permite vislumbrar las verdaderas cualidades caballerescas de Esplandián: “Tú algún diablo con armas dessemejadas deves de
ser, que assí por fuerça has passado las dos puertas, y vencido en ellas
uno de los mejores cavalleros del mundo”, mientras en caballero se
muestra humilde en todo momento y siempre encomendado a Dios: “―¡Señor Jesuchristo, ayúdame contra este diablo enemigo tuyo, que sin tu ayuda, poco bastarían mis fuerzas para le empecer” (150).
Este tipo de combate es lo que Whitenack ha llamado “conversion or
death” (1993: 68), pues por su astucia y ligereza, el caballero logra vencer
al gigante, un ser soberbio que se niega a abandonar sus creencias paganas y que, vencido, se desploma como una torre.
La segunda lucha contra un gigante se desarrolla en el mismo castillo de Arcabona, cuyos vasallos consideran a Esplandián como un “infernal diablo”, lo que resulta un juego para el lector, pues nos hablan de la
forma en la que los enemigos ven al protagonista, siempre teniendo como
ejemplo las propias creencias u opiniones de su amo. La pelea es contra
Matroco, otro hijo de Arcabona, quien pretende vengarse por la muerte de
su hermano Furión y su tío Arcaláus el Encantador. Esplandián se jus-
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tifica diciendo que es la voluntad divina la que les ha mandado la muerte
por no seguir sus designios, por lo que ahora podemos interpretar que el
protagonista funciona como un elegido que actúa por esta voluntad. DesPágina | 375 pués de una batalla espectacular, Matroco ha quedado muy herido, pero el
héroe del cristianismo le da una opción:
Pero si caso es que de malo te quieras tornar bueno, y de cruel en
humilde, y bolverte a la buena y verdadera creencia que yo tengo
yo te quitaré la batalla, que quitarla puedo, que tú ya para ello ni
aun para otra cosa no eres parte, que según estás, por más muerto que vivo te cuento. Yo te dexaré libre este señorío contal que
cuando aquí viniere junto contigo hagamos guerra a aquellos que
dexando la verdad defienden y creen en lo mentiroso (167).
Matroco acepta convertirse y declara: “Jesucristo, hijo de Dios, yo
creo que Tú eres la verdad, y los dioses que fasta aquí yo he honrado son
falsos y mentirosos, y a ellos dexando a Ti me buelvo y demando merced.
Entonces fizo una cruz en las piedras con su diestra mano y besándola se
levantó en pie” (169). En toda esta secuencia conocemos al primer gigante
que decide convertirse, sin embargo, muere ante su madre Arcabona,
quien después decide suicidarse. El arrepentimiento de Matroco permite
que el gigante sea enterrado en camposanto, mientras su madre, por sus
creencias religiosas y por su suicidio, queda condenada a los castigos del
Infierno, al igual que Furión y Arcaláus. El caso de Matroco es muy importante en cuanto a los intereses del propio caballero, ante lo que él considera su misión caballeresca, pero el personaje de Matroco no desarrolla
otras funciones en el texto.
En lo que concierne a los procesos de conversión en los gigantes de
Las sergas de Esplandián resalta sobre los demás la historia del gigante
Frandalo. Después de que Garinto y Maneli encuentran a Urganda la Desconocida, ambos viajan por la mar hasta encontrar la fusta del gigante
Frandalo, como ambos caballeros visten las mismas armas que Ambor y
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Talanque, pues a todos se las ha regalado Urganda, el gigante los confunde y quiere cobrar venganza por la muerte de Lindoraque. Carmela,
sobrina de Helisabad el Ermitaño, explica la confusión, aunque no por ello
Página | 376 se detenga la batalla entre los caballeros y el jayán. Como Frandalo es
vencido, deciden llevarlo ante el Emperador de Constantinopla; en el camino el gigante reflexiona y decide cambiar para ser perdonado, así se lo
manifiesta al emperador:
la mudança de Ley como en tomar las obras en que mi tiempo he
pasado, trabajando tanto en le servir que como bueno y leal alcançar pueda muy mayor estado y gloria que la maldad y deslealtad en los tiempos pasados me atraxeron (311).
Así, el gigante es enviado a la Montaña Defendida para luchar por la
misma causa que Esplandián. El gigante se muestra noble y dispuesto a
actuar contra aquello que él mismo practicaba. Frandalo y su flota viajan
con Maneli el Mesurado y Garinto de Dacia por apoyar la empresa de
Esplandián y su conversión resulta la más ejemplar de todo el texto y así
lo declara el autor del texto:
fue tornado en la Ley de la verdad; y aquellos sus hombres, sin
más dotrina, sin más información de lo que suele hazer para convertir los errados, dexando aquello con que nacieron, aquello que
por verdadera ley tenían, aquellos que a sus pariente y amigos
veían sostener como que con ellos sus ánimas se salvavan, luego
las voluntades, las obras bolvieron y se tornaron en seguir y amar
aquello a que su señor se avía buelto, con tanta afición que siéndoles dicho cómo aquella gran fusta era de Esplandián, el mayor
enemigo de los paganos que a la sazón estonces en el mundo se
levantava, la misma alegría que la de ver a su señor Frandalo
ocurrió, aquella misma les vino a ellos por seguir su buena
voluntad (346)
Después de su conversión, Esplandián habla con Frandalo para
explicarle cuáles son los beneficios que traerá su cambio a la ley de Cristo
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y lo bautiza con el mismo nombre con el que defendía a sus dioses paganos; Frandalo quiso defender la ley de Dios y, de la misma manera,
dársela a conocer a los suyos, a quienes él mismo ha convencido.
En el capítulo LVIII ya han iniciado las batallas contra los paganos,
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Esplandián le ha tomado confianza al gigante y de esta manera le encomienda su buena ventura en cuanto a la batalla, así como el esfuerzo de
los suyos. A partir de entonces, Frandalo funciona como un estratega muy
importante, pues conoce cada lugar que pisa por su antigua condición.
Empieza a funcionar como líder, pues hasta el protagonista acepta que
tiene más experiencia que él para dirigir a todo un ejército.
Desde que el jayán conoce a Esplandián hasta que los paganos son
vencidos, Frandalo se nos muestra como un ejemplo poniéndose a favor de
los cristianos y encomendándose a su nuevo dios.
IV.
En este pequeño estudio se ha comprobado que la lucha contra el gigante
en Las sergas de Esplandián tiene como finalidad destruir vicios que son
propios de los paganos, pero también propios de esa soberbia y brutalidad
que caracterizan a este tipo de personajes. Asimismo, se ha observado que
se llevan a cabo dos estrategias ante los paganos, la primera consiste en
“[the] conversion or death”, pues Furión prefiere morir antes que estregar
su vida a la fe cristiana; mientras la segunda, que resulta más atractiva en
el texto es la conversión del enemigo, por medio de la cual no sólo se obtienen bienes materiales ―pues Frandalo eleva su posición en la escala
social―, sino también espirituales —como permitir que Matroco fuera enterrado en camposanto. Estos modelos de lucha sirven para confirmar la
heroicidad que demuestra Esplandián, al defender la fe que profesa.
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Sales Dasí, Emilio José (2004). La aventura caballeresca: epopeya y maravillas. Alcalá de Henares: Centro de Estudios Cervantinos.
Whitenack, Judith A. (1988–1989). “Conversion to Christianity in the
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