sin protección: los refugiados chin en la india y malasia

Anuncio
36
Los desplazados de Birmania
FMR 30
Sin protección: los refugiados chin
en la India y Malasia
Amy Alexander
La mayoría de los refugiados de etnia chin nunca han pisado
un campo de refugiados: viven como indocumentados en zonas
urbanas de la India y Malasia.
de refugiado. Asimismo, a mediados
de 2006, ACNUR también empezó a
reasentar a los chin en terceros países.
Como ocurre entre otras muchas etnias
en Birmania, los habituales abusos de los
derechos humanos han provocado que
decenas de miles de personas chin de las
montañas de Birmania occidental hayan
huido del país en un intento por sobrevivir
en otro lugar. Mientras que Tailandia acoge
a la mayoría de los refugiados birmanos,
la población chin es muy reducida en este
país. La mayoría de ellos busca protección
Sin embargo, obtener el estatuto de
refugiado a través de ACNUR se está
convirtiendo en un proceso cada vez más
difícil para la comunidad chin de la India.
La mayoría de ellos viven en Mizoram,
zona en la que ACNUR no opera. A
consecuencia de ello, si pretenden obtener
el reconocimiento de ACNUR deben
emprender un arduo y caro viaje a Delhi.
Una vez registrados, deben quedarse en
Delhi, donde es difícil ganarse la vida e
integrarse culturalmente.
de la frontera entre Birmania y la India.
Algunos de ellos viajan hacia Nueva Delhi,
en el interior, con la esperanza de recibir
protección por parte de ACNUR. Ninguno
de los dos lugares es muy seguro para
los refugiados chin y su vida diaria está
plagada de dificultades y penalidades.
Dado que la India no es signataria de la
Convención de 1951 sobre el Estatuto de
Tejedores
chin en
Mizoram,
India, donde
viven y
trabajan
Amy Alexander
Hace poco, ACNUR
anunció que iba a
finalizar el registro
general en septiembre de
2007, lo que contribuyó a
limitar más la concesión
del estatus de refugiado
a los chin. Ahora sólo
pueden inscribirse los
casos “urgentes” o
los que se consideran
en situación especial
de riesgo, como las
embarazadas, las
personas mayores
y los enfermos. Los
casos “no urgentes”
deberán esperar hasta
que se reabra el proceso
general de registro, lo
cual, probablemente,
llevará su tiempo.
en la India y Malasia, donde deben
afrontar problemas diferentes a los que se
encuentran sus compatriotas en Tailandia.
Los refugiados chin en la India
La mayoría del pueblo chin se vio forzado
a huir de Birmania, cruzar a la vecina
India y establecerse en las montañas
Mizoram, que lindan con las de la zona
chin. Aunque es imposible determinar
con precisión su número exacto, se calcula
que entre 60.000 y 80.000 viven a lo largo
los Refugiados ni del Protocolo de 1967,
no existe ningún mecanismo procesal
que ofrezca protección oficial ni ayudas a
los refugiados que viven en la India. No
obstante, ACNUR está presente en dicho
país y sigue registrando, reconociendo
y reasentando a los refugiados chin.
De las 1.800 personas de etnia chin que
viven en Delhi, ACNUR ha concedido
el estatuto de refugiado a mil. Ha
registrado otros 300 casos más, que
esperan una decisión sobre su condición
La vida de los
refugiados chin en Delhi
es extremadamente
difícil, ya que deben
competir por unos recursos limitados con
una población azotada por la pobreza,
que lucha por su propia subsistencia.
Para solventar las crecientes necesidades
de la población refugiada, ACNUR,
en colaboración con otras contrapartes
implementadoras, desarrolló una
red de programas de atención social
en el área de apoyo económico, la
educación y la sanidad. Estos programas
incluían, en primer lugar, una ayuda
de subsistencia a corto plazo para los
FMR 30
refugiados que acababan de recibir su
estatuto como tales. Sin embargo, en
2003, ACNUR empezó a retirar dichas
ayudas, recortó su montante a la mitad
transcurridos seis meses y las eliminó
completamente al cabo del año. Este
cambio de política no refleja la realidad
de la vida que llevan los refugiados
en Delhi, donde la autosuficiencia no
es viable entre la mayoría de ellos.
En segundo lugar, había un programa
de complementación del sueldo según el
cual ACNUR se comprometía a ofrecer un
suplemento al salario de los trabajadores
refugiados para alinearlo con el umbral
de pobreza oficial de Delhi. Sin embargo,
desde agosto de 2007, no se han aceptado
nuevas solicitudes para acogerse al
programa. Mientras tanto, el programa de
complementación ha creado, en realidad,
un mercado de trabajo secundario, ya que
los empresarios se han acostumbrado a
pagar un sueldo menor a los trabajadores
refugiados. Sin los suplementos
continuados de ACNUR, los trabajadores
chin no pueden esperar otra cosa que
ganar menos que la población local por
el mismo trabajo, de forma sistemática.
La tercera forma de ayuda la ofrece
la Young Men’s Christian Association
(YMCA) destinada a sufragar los costes
educativos de los niños refugiados en
edad escolar. Sin embargo, estos subsidios
se calculan según el coste de la escuela
pública, cuyos criterios de admisión son
casi imposibles de cumplir para los niños
refugiados. Por otro lado, los subsidios son
insuficientes para cubrir los gastos de una
escuela privada. Como resultado, muchos
se quedan sin recibir educación alguna.
El cuarto programa pretende afrontar
los problemas médicos y de salud que
padecen los refugiados, dadas sus malas
condiciones de vida en Delhi. La barrera
lingüística y la fuerte discriminación
inhiben a los pacientes chin a la hora
de recibir un tratamiento adecuado
e inmediato en los hospitales locales.
La Voluntary Health Association of
Delhi (VHAD) era la responsable de
ofrecer servicios sanitarios básicos a
los refugiados de la ciudad. Pero a
principios de 2007, cerró sus puertas
por falta de medios. La atención médica
tiene ahora un precio prohibitivo para
los refugiados chin de la capital india.
Además, las tensiones con la población
local son un obstáculo enorme a la
autosuficiencia de los chin en Delhi y
Mizoram. En Delhi, la discordia entre
los chin y la población autóctona se ve
Los desplazados de Birmania
acentuada por la falta general de recursos.
Como compiten con la población local por
conseguir bienes escasos, los chin viven
con el temor constante a que les expulsen,
les agredan físicamente o abusen de ellos
de otra forma. Muchos de esos abusos
quedan impunes, ya sea porque no se
denuncian o porque no se aplica la ley.
En Mizoram, aunque los mizos y los chin
comparten unos orígenes comunes, la
discriminación es constante. En el pasado,
la Asociación de Jóvenes Mizos (YMA,
por sus siglas en inglés), una organización
civil de Mizoram, pero extremadamente
influyente, hizo de los chin su objetivo y
puso en marcha diversas ofensivas contra
ellos. El incidente más grave ocurrió
en 2003, cuando YMA forzó a miles de
refugiados chin a volver a Birmania. En
octubre de 2007, quizá como muestra
de una disminución de la tensión
entre los pueblos mizo y chin, ambos
grupos se manifestaron conjuntamente
para pedir el cambio en Birmania. A
pesar de ello, los chin siguen temiendo
las expulsiones y las deportaciones
forzadas por parte de los mizos.
Los refugiados chin en Malasia
Debido a la significativa militarización
de la frontera con la India, muchos
desplazados chin temen cruzar a
este país. De este modo, a pesar de la
distancia, Malasia se ha convertido
en un destino para este grupo y
actualmente acoge a unos 23.000.
Al igual que la India, Malasia tampoco
es signataria de la Convención sobre
el Estatuto de los Refugiados ni del
Protocolo de 1967 y, desde principios
de 2006, el proceso de registro general
está cerrado. Puesto que continúa el
éxodo de refugiados chin a Malasia,
cada vez son más los que esperan su
registro. Tener la documentación de
ACNUR ofrece al menos la posibilidad
de reasentarse en un tercer país, aunque
no supone una garantía de protección
ni de recepción de ayudas en Malasia.
La mayoría de refugiados chin vive
en la extrema pobreza, hacinados en
alojamientos de la capital, Kuala Lumpur.
Otros viven en campos improvisados a las
afueras de la ciudad o en la distancia, en
Cameron Highlands, donde trabajan en
la agricultura por un sueldo bajo y sólo
disponen de agua de dudosa salubridad
y equipos de protección inadecuados.
El acoso y los abusos de las autoridades
constituyen una realidad diaria para los
chin de Malasia. Además de organizar
redadas en barrios y lugares de trabajo,
los oficiales de inmigración se les acercan
y los amenazan individualmente en
lugares públicos. Los que no pueden o
no quieren pagar sobornos se arriesgan
a ser arrestados, detenidos o deportados,
y a menudo se encierra a los refugiados
detenidos en Malasia en celdas
masificadas y poco higiénicas. No se les
alimenta de forma adecuada y apenas
se les permite acceder a los servicios
básicos. Las enfermedades son frecuentes
y las quejas de acoso y agresiones
físicas por parte de guardias y oficiales
se han convertido en algo habitual.
A los refugiados chin no se les permite
trabajar en Malasia y se les relega a
la economía sumergida. Menos de un
tercio de la comunidad chin en Malasia
trabaja y, a menudo, aquéllos que tienen
un empleo se encuentran a expensas
de empresarios que les explotan y de
condiciones de trabajo abusivas.
Los servicios sanitarios mínimos se
dispensan mediante clínicas móviles
tanto a los refugiados de las ciudades
como a los que viven en campos en
la selva. Médicos Sin Fronteras (MSF)
estuvo trabajando en Malasia, ofreciendo
traductores y devoluciones de los gastos
de hospitalización hasta principios del
año pasado, momento en el que se retiró.
Conclusión
Decenas de miles de personas de
etnia chin han huido de la tortura, la
persecución y la muerte en Birmania.
Corren grandes riesgos, sufren graves
penalidades y se enfrentan a numerosos
peligros con la esperanza de encontrarse
a salvo en algún lugar. Sin embargo,
lo que encuentran en la India y en
Malasia es: falta de reconocimiento legal,
posibilidades limitadas de protección
por parte de ACNUR y dificultades para
encontrar trabajo, recibir una educación
y disponer de atención sanitaria y un
alojamiento decente. Como sus hermanos
y hermanas birmanos que viven en
Tailandia, los chin en la India y Malasia
se encuentran totalmente desprotegidos.
Amy Alexander (amyalex_thailand@
yahoo.com) es la Coordinadora de las
Campañas de Apoyo de la Organización
en pro de los Derechos Humanos de los
Chin (CHRO, por sus siglas en inglés)
en Chiang Mai, Tailandia (www.
chro.org). CHRO agradece a todos los
miembros de la comunidad chin que
hayan compartido generosamente su
tiempo, historia y experiencias, que han
servido de base para el presente artículo.
37
Descargar