Literatura: Tema 4. 2ºC

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TEMA 5. LA OBRA POÉTICA DE ANTONIO MACHADO Y JUAN RAMÓN
JIMÉNEZ.
1. LA OBRA POÉTICA DE ANTONIO MACHADO
I. INTRODUCCIÓN
Antonio Machado pertenece a la llamada Generación del 98 (Unamuno, Baroja, Azorín o
Valle-Inclán) que debe su nombre a la fecha en que se perdieron las últimas colonias españolas
de ultramar. A partir de este hecho crece entre los escritores la conciencia del atraso de
España y la idea de “regenerar” el país y buscar soluciones.
Algunos de estos autores, entre ellos el propio Machado, se iniciaron en el Modernismo,
pero pronto evolucionaron hacia una literatura más personal centrada en problemas
existenciales (reflexión sobre el destino del hombre y el sentido de la vida, la muerte, el paso
del tiempo, la religiosidad o el dolor de vivir) y en el tema de España (idealización del paisaje
castellano como símbolo del alma española y preocupación por reflejar la intrahistoria).
II. BREVE SEMBLANZA BIOGRÁFICA
Antonio Machado nació en Sevilla en 1875 dentro de una familia culta y liberal. Estudió en la
Institución Libre de Enseñanza y vivió en París parte de su juventud. Después trabajó como
catedrático de francés en Soria, donde conoció a Leonor, quien se convertiría en su esposa a la
temprana edad de 16 años, en 1909. Tres años más tarde, esta moriría y Soria y Castilla pasarían
a ser los temas fundamentales de su obra. Se trasladó 7 años a Baeza para luego regresar a
Castilla (Segovia) en 1919. Hacia 1926 conoce a Pilar Valderrama, la Guiomar de sus versos.
Evolucionó políticamente hacia la izquierda (ideas republicanas) y murió en Collioure tras
pasar la frontera a finales de la guerra civil (1939). Fue un hombre sencillo, humilde,
bondadoso, desaliñado y fumador.
III. OBRA POÉTICA
Para Machado la poesía era “palabra esencial en el tiempo”. Los autores comentan de
diversos modos su significado. Quizás signifique que la poesía quiere revelar la esencia de las
cosas en su fluir existencial concreto aunque con un alcance universal.
Su literatura evoluciona del modernismo al intimismo y destaca por ser un poeta a quien
toda persona puede entender: “poeta a la medida del hombre” pues su estilo es sencillo y
simbólico y sus poemas tratan de temas de la vida de las personas.
En otro sentido, su trayectoria poética aparece marcada por el itinerario del yo al nosotros, o
lo que es igual, del individualismo a la solidaridad.
1- En 1903 escribe Soledades ampliada en 1907 con el título de Soledades, Galerías y Otros
poemas. Machado describe paisajes decadentes (jardines, plazas, fuentes…) en los que la voz
poética proyecta su estado de ánimo (angustia existencial, nostalgia del amor, el paso del
tiempo, la soledad, el sueño…) y con los que, a menudo, dialoga. En ambos poemas se utilizan
símbolos, cuyos significados son muy diversos y a veces cambiantes, según los textos, e
incluso en el mismo texto (ver recuadro infra).
Esta etapa modernista se combina con otras raíces: el Romanticismo intimista becqueriano
(rasgo esencial del modernismo) y el simbolismo. También hay una presencia notable del tipo
de modernismo formalista (experimentalismo métrico –dodecasílabos, alejandrinos-,
colorismo, estructuras formales arcaicas, imágenes, cultismos, esdrújulos...), en la primera
versión de Soledades. En el paso de Soledades a Soledades, Galerías y Otros poemas –ya
aparecen formas métricas más sencillas, como la silva- se da un proceso de depuración, de
intensificación del intimismo y de personalización de los símbolos. El centro de este libro es
la indagación existencial, la plenitud del ser. Búsqueda de los caminos interiores desde la
inseguridad existencial o desde la angustia. Temas de la vida, de la muerte o del amor (“los
universales del sentimiento”). Poesía comunicable: es un yo colectivo, un yo en el que habita
ya el nosotros (“en el corazón de cada hombre contiene la humanidad entera”).
2- Su obra cumbre en el que se refleja el espíritu del 98 es Campos de Castilla (1912-1917). En
esta obra se advierten cambios con respecto a la anterior. Se atenúan el subjetivismo y la
introspección y pasa a primer plano la realidad exterior. Se publica en 1912 y el texto será
sometido a diversas reelaboraciones. Machado recoge en ella los temas típicos de la
generación del 98, especialmente el paisaje castellano y la decadencia española, sin
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abandonar la reflexión filosófica. El paisaje que ahora evoca ya no es simbólico; es una
ambientación real que, no obstante, no impide que le suscite reflexiones de carácter
subjetivo. Así, algunos poemas recuerdan el presagio de muerte de su esposa Leonor (“A un
olmo seco”).
Campos de Castilla es una obra heterogénea en la que existe una gran diversidad en sus
poemas: contiene poemas descriptivos de la belleza de las tierras, pero también
denuncia de forma directa algunos de los vicios que observa en ellas y que explican el
atraso de la sociedad. Esta revisión crítica al pasado y al presente se dirige contra
latifundistas, señoritos ociosos y mentalidades tradicionales y conservadoras que
impiden los cambios necesarios. Su descripción de Castilla no es, por lo tanto, idílica;
en ella aparece el hombre malo, la envidia... Dentro de estos poemas, se incluye “La
tierra de Alvargonzález”, un extenso ciclo de romances en los que se narra la historia
de un campesino al que sus hijos asesinan y arrojan al fondo de la Laguna Negra para
quedarse con su tierra.
Un grupo de composiciones, Proverbios y cantares, presentan una poesía de carácter
sentencioso, casi didáctico (“caminante, no hay camino…”) que el autor cultivará también
posteriormente. En ella Machado expone diversas máximas filosóficas, en las que se perciben
las grandes preocupaciones existenciales de su poesía.
Símbolos poéticos:
Los símbolos jalonan el mundo poético de Machado: el sueño como conocimiento intuitivo,
poético, la conciencia del poeta, esperanza e ilusión; en otros casos adquiere un sentido
mágico, de lo incognoscible. Otros dos símbolos importantes son la galería y el camino: la
galería es el camino interior. Ambos implican la búsqueda del sentido de la existencia: el
camino tiene una referencia al mundo histórico, describe un mundo real; la galería, sin
embargo, se refiere a lo interior, al espíritu del poeta. La tarde es el momento propicio para la
meditación, pero muy a menudo es símbolo de decadencia, de acabamiento, etc. El símbolo del
agua es también de vida, que adquiere distintos matices y que está marcado también por la
temporalidad: en el pasado encontramos el símbolo de la fuente, como expresión de recuerdo y
felicidad, en el presente el río como fluir de la vida, la lluvia como hastío de la vida, la noria,
como símbolo de lo absurdo (vueltas sin fin). En el futuro, el símbolo del mar como referencia
de la muerte en el sentido de misterio.
3- Nuevas canciones (1924) contiene un conjunto de cancioncillas de inspiración popular y
un conjunto de cantares y proverbios en los que el poeta expresa alguna reflexión filosófica.
4- Junto a estas obras deben señalarse sus últimos poemas. Entre estos cabe destacar las
Canciones a Guiomar, en la que expresa su amor tardío por Pilar Valderrama. Asimismo,
Machado escribe poesía durante la Guerra Civil en la que apoya la causa republicana. De este
período destaca la composición dedicada a la muerte de García Lorca: El crimen fue en
Granada.
Al final de su vida compuso reflexiones líricas y filosóficas a través de la creación de una
galería de poetas-pensadores: Abel Martín, y sobre todo Juan de Mairena, obra en prosa en la
que, a través de este profesor –especie de “alter ego” de Machado-, expresa de forma brillante el
pensamiento español de preguerra sobre diferentes cuestiones del arte y de la vida. Veamos un
ejemplo: en una clase de Retórica y Poética dice Mairena:
- Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: “Los eventos consuetudinarios que
acontecen en la rúa”. El alumno escribe lo que se le dicta.
- Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: “Lo que pasa en la calle”.
Mairena: “No está mal”.
2. LA OBRA POÉTICA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Juan Ramón Jiménez nació en Moguer (Huelva) en 1881. Era una persona sensible que se
entregó ya desde joven a la poesía, llegando a vivir sólo para esta. Mantuvo una intensa relación
con la Institución Libre de Enseñanza. Tras la guerra civil se exilió en Puerto Rico y dio clases
en la universidad de ese lugar. En 1956 le concedieron el Nobel de literatura. Ese mismo año
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muere su esposa (Zenobia Camprubi, de origen hindú), su apoyo, y él lo hará dos años más
tarde en Puerto Rico.
La personalidad de Juan Ramón Jiménez fue peculiar. Su hipersensibilidad favoreció la alta
calidad de su obra literaria, pero contribuyó a aislarle de sus contemporáneos. Su egocentrismo,
su susceptibilidad y su difícil carácter hicieron que los poetas jóvenes que se habían acercado a
su persona como maestro indiscutible, se alejaran de él entre disputas y rencillas. No obstante,
Juan Ramón fue siempre ejemplo de alguien entregado a su obra poética no solo como
literato, sino también como hombre.
SU OBRA POÉTICA
No es sencillo presentar en pocas líneas la obra literaria de Juan Ramón Jiménez, no solo por
la cantidad abrumadora de libros que publicó, sino por la constante reelaboración de los textos y
por la existencia de abundantes inéditos.
Su producción poética supone una renovación de la lírica del S. XX que abriría las puertas
a las vanguardias y a la generación del 27. Trajo novedades de otros países aunque su
concepto elitista e íntimo de la poesía dirigida “a la minoría siempre” le trajo críticas de otros
autores como Neruda.
El mismo autor dividió su evolución en tres etapas que muestra su forma de limar las
posibles imperfecciones de su poesía: etapa sensitiva, etapa intelectual y etapa suficiente o
verdadera.
1. La primera etapa conocida como sensitiva llega hasta 1915. Sus primeros libros Ninfeas y
Almas de violeta muestran un tono decadente y neorromántico. Rimas además de la huella
becqueriana presente ya en el título, deja traslucir la influencia de los simbolistas franceses.
Arias tristes y Jardines lejanos sitúan la poesía de su autor en la órbita del Modernismo
intimista y simbolista: soledad y melancolía, inevitabilidad del paso del tiempo, presencia de la
muerte, recuerdos, fuentes, paisajes otoñales...
Durante su estancia en Moguer compone numerosos libros, publicados después: Elejías, La
soledad sonora, Poemas májicos y dolientes... En muchas de estas obras se reiteran todavía los
motivos modernistas de sus libros anteriores, sin embargo, otros elementos preludian una poesía
más personal: búsqueda de lo cotidiano y de la vida sencilla, descubrimiento del paisaje e
identificación con la Naturaleza. En todo caso, hay en buena parte de ellos un intento de
superación del Modernismo.
2. La segunda etapa se define como intelectual (1916-1936) y se inicia con Diario de un poeta
recién casado. En este libro, empieza la búsqueda de la poesía pura que no busca expresar el
sentimiento por una descripción de algo externo; abandona los rasgos modernistas y va a lo
esencial eliminando lo superfluo para destacar el significado profundo de la palabra poética.
Así utiliza versos libres sin rima o con alguna asonancia e incluso el poema en prosa. El léxico
se va depurando y haciendo más preciso. En el siguiente libro, Eternidades, que enlaza con el
anterior, los símbolos ganan en complejidad. La paulatina desaparición de la anécdota conduce
a una poesía esencial, poesía pura o desnuda, que busca la expresión de lo inefable, muy
próxima a la mística, y que pasa necesariamente a través del instinto y de la inteligencia:
“Intelijencia, dame/el nombre exacto de las cosas/que mi palabra sea/la cosa misma,/creada
por mi alma nuevamente”. El objetivo es huir de las pautas de lo cotidiano y ver el mundo con
ojos nuevos, incluso intuirlo; y para intuirlo, hay que crearlo. La palabra poética creará una
nueva relación entre las cosas y el hombre. Por lo tanto, la poesía es la revelación de un cosmos
nuevo. JR aspiraba a escribir una poesía eterna, fuera del tiempo, lo cual contiene implícito el
concepto de totalidad. Las cosas son revelaciones parciales del ser total: “un anhelo creciente de
totalidad”.
Piedra y cielo, La estación total no hacen sino redundar en el planteamiento expuesto en
"Eternidades” e iniciado con el “Diario”.
3. La última parte de su producción recibe el nombre de suficiente o verdadera (1936-1958).
Las obras son escritas en el exilio. Obras de esta etapa son: El otro costado y Dios deseado y
deseante. En esta obra, su sed de eternidad le lleva al contacto o a la posesión de un dios que se
identifica con la Naturaleza, con la Belleza o con la propia fuerza creadora.
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TEXTOS DE ANTONIO MACHADO
Soledades, galerías y otros poemas
Es una tarde cenicienta y mustia,
destartalada, como el alma mía;
y es esta vieja angustia
que habita mi usual hipocondría.
La causa de esta angustia no consigo
ni vagamente comprender siquiera;
pero recuerdo y, recordando, digo:
- Sí, yo era niño, y tú, mi compañera.
II
Y no es verdad, dolor, yo te conozco,
tú eres nostalgia de la vida buena
y soledad de corazón sombrío,
de barco sin naufragio y sin estrella.
Como perro olvidado que no tiene
huella ni olfato y yerra
por los caminos, sin camino, como
el niño que en la noche de una fiesta
se pierde entre el gentío
y el aire polvoriento y las candelas
chispeantes, atónito, y asombra
su corazón de música y de pena,
así voy yo, borracho melancólico,
guitarrista lunático, poeta,
y pobre hombre en sueños,
siempre buscando a Dios entre la niebla.
Campos de Castilla
¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, obscuros encinares,
ariscos pedregales, calvas sierras,
caminos blancos y álamos del río,
tardes de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en el fondo
del corazón, tristeza,
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria
donde parece que las rocas sueñan,
conmigo vais! ¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas!...
Proverbios y cantares
I
Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
IV
Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
VI
De lo que llaman los hombres
4
virtud, justicia y bondad,
una mitad es envidia,
y la otra, no es caridad.
VII
En preguntar lo que sabes
el tiempo no has de perder...
Y a preguntas sin respuesta
¿quién te podrá responder?
X
La envidia de la virtud
hizo a Caín criminal.
¡Gloria a Caín! Hoy el vicio
es lo que se envidia más.
XXIX
Caminante son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
Sino estelas en la mar.
XLIII
Dices que nada se pierde,
y acaso dices verdad;
pero todo lo perdemos
y todo nos perderá.
XLIV
Todo pasa y todo queda;
pero los nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
L
-Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
-El vacío es más bien en la cabeza.
CXXVI
A José María de Palacio
Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...
¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?
Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.
¡Oh, mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!
¿Hay zarzas florecidas
entre las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?
Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra...
CXV
A un olmo seco
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
la mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campaña,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
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TEXTOS DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
De 1918 es este poema de Juan Ramón en que hablaba de la evolución de su poesía hasta aquella fecha.
Compárese con lo que hemos dicho sobre su trayectoria (exactamente, sobre sus dos primeras etapas).
Vino primero, pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.
Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de hiel y sin sentido!
...Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
Entre el velo de la lluvia
La campiña se ha quedado
que pone gris el paisaje,
fría y sola con sus árboles;
pasan las vacas, volviendo
por las perdidas veredas
de la dulzura del valle.
hoy no volverá ya nadie.
Las tristes esquilas suenan
Voy a cerrar mi ventana
alejadas, y la tarde
porque si pierdo en el valle
va cayendo tristemente
mi corazón, quizás quiera
sin estrellas ni cantares.
morirse con el paisaje.
(de Arias tristes)
Viene una esencia triste de jazmines con luna
y el llanto de una música romántica y lejana...
de las estrellas baja, dolientemente, una
brisa con los colores nuevos de la mañana...
Espectral, amarillo, doloroso y fragante,
por la niebla de la avenida voy perdido,
mustio de la armonía, roto de lo distante,
muerto entre rosales pálidos del olvido...
Y aun la luna platea las frondas de tibieza
cuando ya el día rosa viene por los jardines,
anegando en sus lumbres esta vaga tristeza
con música, con llanto, con brisa y con jazmines...
(De La soledad sonora)
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El viaje definitivo
...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol;
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostáljico...
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.
(De Poemas agrestes, 1910-1911)
¡Intelijencia, dame
que por mí vayan todos
el nombre exacto de las cosas!
los que ya las olvidan, a las cosas;
...Que mi palabra sea
que por mí vayan todos
la cosa misma,
los mismos que las aman, a las cosas...
creada por mi alma nuevamente.
¡Intelijencia, dame
Que por mí vayan todos
el nombre exacto, y tuyo,
los que no las conocen, a las cosas;
y suyo, y mío, de las cosas!
(De Eternidades)
¡Amor!
Todas las rosas son la misma rosa,
¡amor!, la única rosa;
y todo queda contenido en ella,
breve imajen del mundo,
¡amor!, la única rosa.
(De Poesía, 1923)
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COMENTARIO DE TEXTO: El viaje definitivo (J R Jiménez)
El título del poema nos da la clave para la comprensión de su contenido: reflexión sobre la
muerte por medio de la metáfora “viaje” reforzada por el adjetivo “definitivo”.
Para expresar esta meditación opera por medio de una oposición entre primera y tercera
persona (yo/los demás). El poema contiene algunos elementos modernistas, pero la etapa ya es
posterior, aunque no sea aún la poesía desnuda.
Análisis de su contenido: J R ha distribuido de forma sabia y hábil su contenido. Ya dijimos
que el autor opera por medio de una oposición entre el yo que morirá y lo demás que
permanecerá. El esquema de cada estrofa lo refleja de un modo evidente:
Yo (“me iré)
1ª estrofa: Yo
Lo demás (“permanecerá”)
1ª estrofa: - Los pájaros.
- Mi huerto (árbol, pozo)
2ª estrofa: Yo implícito
3ª estrofa: Yo (“espíritu nostáljico)
Yo (en soledad)
2ª estrofa: Cielo, campanas.
3ª estrofa: - Pueblo, nuevo cada año (pero
permanecerá)
- Rincón de mi huerto.
Hogar, árbol, pozo, cielo, pájaros.
Vemos, pues, que en todas las estrofas aparece esa oposición sobre lo que está articulado el
poema. El autor expresa un sentimiento tan humano como es su dolor por perder tantas cosas al
morir.
Por otra parte, parece que es desencadenante del poema fueran esas “campanas”
mencionadas en la segunda estrofa que, en un determinado momento “esta tarde están tocando”
parece que despertasen en el espíritu del poeta la reflexión sobre su propia muerte.
¿Qué notas predominan en esa realidad que permanecerá tras la muerte del yo? Todos los
elementos tienen en común sugerencias de claridad, luminosidad, nitidez… a ello ayuda:
-
La selección de sustantivos: pájaros, huerto, árbol, cielo, campanario.
Los adjetivos que sugieren colores claros y cálidos: árbol verde, pozo blanco (que, a la vez,
contrarresta la posible connotación de oscuridad, de negrura, que podría sugerir el
sustantivo), cielo azul y plácido, huerto florido y encalado.
Todo ello contrasta con los dos adjetivos que el poeta se aplica a sí mismo: nostáljico y solo.
La conclusión a que se llega es que lo que más siente el poeta es tener que abandonar un
mundo bello y agradable, que lo seguirá siendo sin él.
Las figuras retóricas de índole repetitiva, predominantes en el texto, sugieren la fijación, la
obsesión que el tema de la muerte suponía para el poeta, así:
-
Anáfora: repetición de la conjunción y al principio de numerosos versos.
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-
Polisíndeton: esta repetición del enlace copulativo confiere al poema una mayor
solemnidad.
Reiteraciones léxicas: huerto, árbol, pozo blanco, tardes, tarde, cielo azul y plácido.
Reiteraciones oracionales que dan al poema una peculiar estructura circular, enlazando la
primera estrofa con la última.
Repetición de la preposición sin en la última estrofa, por medio de la cual el poeta insiste
en las sugerencias de ausencia y soledad: Yo… solo…. Sin hogar, sin árbol…
Insistencia en las formas verbales en futuro, coherente con el contenido del poema.
Aludamos también a los puntos suspensivos que aparecen tres veces a lo largo del poema y
que sugieren la suspensión del pensamiento; esos silencios parecen evocar la voz ahogada
del poeta por el sufrimiento.
En cuanto a la métrica diremos que todos los versos están enlazados por la rima asonante
a-o, lo que constituye otra manifestación de índole repetitiva. En esta misma línea
colocaríamos el ritmo del poema en el que predominan las unidades de 7 y 11 sílabas.
En conclusión, se trata de un poema sencillo en cuanto al léxico –todo él parece cotidiano, pero enormemente elaborado en cuanto a estructura y recursos, característico, por tanto, de
J R Jiménez, obsesionado siempre por la perfección de sus poemas, y que refleja, al mismo
tiempo, una de sus preocupaciones. Como ya se ha dicho, nos encontramos ante la reflexión
de un hombre que lo que más siente al morir es perder la belleza que siempre había
buscado.
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