Culturas juveniles, narrativas minoritarias y estéticas del

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”Culturas juveniles, narrativas
minoritarias y estéticas
del descontento”
Julio de 2003
Raúl Zarzuri – Rodrigo Ganter
Centro de Estudios Socio-Culturales CESC
EXPOSICIÓN
Hace aproximadamente unos 6 años estamos reflexionando y discutiendo con nuestra
disciplina, principalmente la sociología y ciertos marcos o matrices teóricas para estudiar
los fenómenos sociales en este caso los Jóvenes. Por lo tanto lo que van a escuchar sí
bien es cierto es parte también de una practica empírica de acompañamiento de grupos
principalmente de Hip Hop aquí en Santiago es; también una reflexión teórica. Entonces
pedimos las disculpas también, en ese sentido si nos burlamos teóricamente.
¿Cuál es el contexto en el cual nosotros nos situamos? Consideramos que hoy en día
estamos asistiendo a la emergencia de una serie de manifestaciones culturales juveniles,
que parecieran, a los ojos de algunos como la mantención de un cierto orden normativo,
sitiar y poner en peligro todo el entramado que sostiene las relaciones sociales de
nuestras sociedades y porque no decirlo también, ponen en jaque a la ciudad con su
invasión. Así, hordas de tribus, arremeten con la espectacularidad en algunos casos de
sus estilos (vestimentas, música, etc.) o los tatuajes que marcan a esta (los gang, los
graffiti o murales), convirtiendo a nuestra ciudades en ciudades transitadas, marcadas,
tatuadas, donde cada tribu deja sus mensajes y/o firmas como manifestación del tránsito
o señalética de “yo o nosotros estuvimos por acá” o como manifestación de territorios
tribales en algunos casos intransitables o imposibles de leer para los desconocidos.
La forma en que se ha tratado de dar cuenta del desembarco de estas nuevas
manifestaciones culturales juveniles, ha encontrado en la prensa el principal medio o
soporte para dar cuenta de esto. Claro está, que esto no ha sido gratuito, ya que los
medios de comunicación han ayudado a construir una imagen de los jóvenes que
participan de estas manifestaciones, como simples transgresores a la normatividad
existente, por lo tanto un peligro para el orden social existente. De esto no están exentas
las ciencias sociales, ya que en muchos casos, se siguen aplicando ciertos
planteamientos teóricos que lo único que hacen es seguir profundizando en la
construcción de imágenes y estereotipos que estigmatizan estas expresiones en vez de
iniciar un giro que intente profundizar en la comprensión, cuestión central, si realmente
queremos saber que hay en todo este andiamaje cultural que construyen los jóvenes
actualmente.
De esta forma, observar y/o aproximarnos a las culturas juveniles nos están planteando
cada vez más nuevos desafíos para quienes estamos realizando investigación e
‘intervención’ en este ámbito. De está forma, y al parecer, las aproximaciones que
tenemos que realizar desde las ciencias sociales, más que hacerlos desde rigideces
teóricas, las debemos realizar flexibilizándonos, porque, los fenómenos sociales que
actualmente estamos investigando, principalmente el campo de las culturas juveniles,
requiere de la interdisciplinaridad y/o transdisciplinaridad, de tal forma, las ciencias
sociales o mejor dicho humanas, deben convertirse en cajas de herramientas que nos
permitan afinar las miradas sobre los jóvenes y sus expresiones culturales, y no
transformarlas en marcos rígidos, cuando hablamos de ellos.
Ese es el marco que sitúa la discusión, en este estudio. Por lo tanto vamos a leer desde
la sociología y la antropología o entregar algunas pistas sobre esto.
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LOS OTROS, LOS EXTRAÑOS
Estas nuevas manifestaciones culturales juveniles y los jóvenes que en ellos participan en
general son vistos por el mundo adulto principalmente como extraños. Hay una categoría
que nos parece bastante interesante que podemos recuperar de la antropología el tema
de la otredad principalmente, se constituye en un eje central de atención no sólo para la
antropología, sino también para el resto de las ciencias sociales. De esta manera y como
lo señala Auge (1996), la pregunta de “¿quién es el otro?” se constituye en un debate
relevante, más si ese otro, es también constructor de sentido, un sentido, que cómo
veremos más adelante aplicado al estudio de las culturas juveniles, viene a desordenar el
estricto orden normativo construido por nuestras sociedades. Auge también señala que
hacernos esta pregunta, es también interrogarnos sobre nosotros mismos.
Por lo tanto, podemos señalar, que al interrogarnos por las culturas juveniles,
necesariamente tenemos que preguntamos por unos otros a los cuales nosotros les
atribuimos cualidades según su lejanía o cercanía. De esta forma, cuando por ejemplo el
otro aparece como algo remoto se nos presenta frente a nosotros como algo benigno, o
cuando ese otro esta más a la mano y relacionado, es un otro próximo y/o predecible. Sin
embargo, hay una cierta otredad que despierta inquietud; es aquella que esta próxima,
pero que sin embargo siendo próxima es incierta, lo que provoca sentimientos de miedo y
de temor: “todo aquello que está en mi entorno inmediato y fuera de mi control se
convierte en un germen de temor.” (Leach 1967, en Boivin; Rosato y Arribas, 1998. Es
precisamente en esta última categoría de otredad, que pensamos se pueden ubicar
quienes han construido unas miradas estigmatizadoras y negativas de ciertas prácticas
culturales juveniles, nos referimos a los medios de comunicación, el Estado y cierto tipo
de ciencias sociales.
La pregunta que surge, es como es posible esto. Si seguimos a un pensador Alemán
Zigmunt Bauman, la preocupación por los extraños, por los otros, la otredad, tiene que ver
con la búsqueda de la pureza, tiene que ver con la búsqueda de la higiene y por
consiguiente con la mantención del orden. De esta forma, los jóvenes y sus
manifestaciones culturales, aparecen a los ojos de los ‘buscadores de la pureza’ como
transgresores de cualquier orden, incontrolables y por consiguiente, sujetos que pueden
clasificarse como ‘sucios’, ‘agentes contaminantes’ en cuanto, son expresiones que se
encuentran fuera de lugar respecto del orden construido, que son ilógicas y por lo tanto,
hacen entonces que el entorno en el cual se vive o vivimos, se vuelva incomprensible, ya
que el orden supone “. un entorno regular, estable, para nuestra acción; un mundo en que
los grados de probabilidad de los acontecimientos no se distribuyan al azar, sino que se
organicen según una estricta jerarquía,” (Bauman, 2002:15. De esta forma, las miradas de
la sociedad, no estarían centradas en la preocupación ”por las transformaciones y
trastornos que la juventud está viviendo, sino más bien por su participación como agente
de la inseguridad que vivimos” (Barbero, 1988.
Sin embargo hay que señalar lo relativo de estas clasificaciones, ya que como señala el
autor, lo que convierte por ejemplo en sucias a las cosas, no son sus cualidades
intrínsicas, sino su ubicación dentro del orden de las cosas construidos por aquellos que
buscan la pureza, por lo tanto esto depende de los contextos en los cuales las cosas
interactúan.
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IMPENSAR LAS CIENCIAS SOCIALES
Las miradas tradicionales en las ciencias sociales -o para ser más específico de la
sociología- para observar fenómenos sociales, y en este caso la nuevas manifestaciones
culturales juveniles que comienzan a emerger, han estado marcados, a nivel
epistemológico, principalmente por la racionalidad y por enfoques centrados en lo
normativo, donde el individuo tiene que adaptarse a un cierto orden existente, como es el
caso del enfoque funcionalista (Parsons y Merton por nombrar algunos. Estas miradas,
apuntan fuertemente a realizar un diagnóstico, donde una de las características de la
sociedad moderna, dicen estos autores en general, es la pérdida de valores tradicionales,
consensuados, la cual entra en crisis en relación a sus sistemas valóricos y normativos
los cuales no son reemplazados por otras formas normativas, lo que daría origen a una
serie de conductas desviadas, ilícitas, rotuladas en muchos casos como delictivas,
surgiendo así, al no existir formas sociales que regulen el comportamiento en diferentes
áreas de la vida, la anomia.
Este tipo de trasgresión normativa, se puede justificar desde una perspectiva sociológica
por la Teoría de la Conformidad y Desviación Social, la cual supone la existencia de
normas sociales que regulan las relaciones sociales, las que ejercen un control social
sobre el individuo, que si las transgrede, tendría que someterse a determinados tipos de
sanciones. Por lo tanto, lo que se plantea desde está teoría, es que la relación e influencia
que puede haber entre el logro esperado de realizar una conducta y las condiciones o
medios para satisfacerlo, desencadena la conducta desviada. De esta forma, aquellos
sujetos o grupos que, al no tener alternativas que permitan la obtención de las metas,
tienden a utilizar medios ilegítimos para lograrlos.
Hay que señalar, sin embargo, que si analizamos ciertos tipos de conductas que se han
definido como desviadas desde esta teoría, se puede evidenciar que todos o casi todos
nosotros hemos violado alguna vez las normas sociales que rigen nuestra sociedad y más
aún siendo jóvenes: Infracciones de tránsito, consumo de alcohol, no decir la verdad, etc.
Así desde está perspectiva, una persona puede parecer completamente ajustada a las
normas e incluso poseer un alto prestigio social y, simultáneamente, ser un sujeto
profundamente desviado y aún delictuoso. En este sentido, la calificación de delincuente
que se le puede atribuir a otros, deviene de un reconocimiento social. Esto está en el
pensamiento de Parsons muy fuertemente estructurado y pensamos que ésta ha sido la
matriz sobre la cual se han construido las miradas tradicionales sobre la juventud. Y de
hecho si uno analiza las políticas sociales de juventud aquí en Chile a partir del año 1990
y analiza los marcos y los discursos lo que esta detrás en precisamente ese enfoque, no
hay otra mirada, y si es que mal no recuerdo en alguna medida también estuvimos
involucrados, en menor medida, en la disputa entre sí la integración era a través del
trabajo por ejemplo o a través de espacios culturales como eran los centros de desarrollo
juvenil o las casas de la juventud, ganó la primera “inserción laboral” (capacitación
laboral) como única forma de inserción en la sociedad.
Este planteamiento se encuentra en lo medular del planteamiento de Merton (1972), el
cual va a redefinir el concepto de anomia, “para dar cabida a la tensión a la que se ven
expuestos los individuos cuando las normas aceptadas entran en conflicto con la realidad
social” (Giddens 1998:236), lo cual va a originar una serie de respuesta adaptativas:
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conformidad, innovación, ritualismo, retraimiento y rebelión. Entonces siguiendo a este
autor, la anomia se va a expresar cuando estamos frente a un sistema donde existen
normas contradictorias, o hay una presencia de varios valores, pero sin diferenciar cuales
son los más adecuados, o hay ambigüedad en la definición de las normas.
A pesar del matiz dado por Merton, que permite suavizar de alguna manera los
postulados de Parsons a este respecto, hay que señalar que aún es insuficiente, o mejor
dicho, este enmarque teórico no permite salirse de la mirada externa, donde lo relevante a
pesar de la innovación o la rebeldía sigue siendo la estructura. Otro matiz se encuentra
dentro de la llamada teoría subcultural, donde las distinciones entre desviado y no
desviado en un contexto societal moderno, dependen cada vez más de circunstancias
contingentes de situación, lugar, antecedentes sociales y personales de control social. Por
lo tanto, en determinadas situaciones, no es posible determinar a priori, lo que es una
conducta normal o desviada, sin saber cuales son las reglas de interacción social y dónde
se encuentran los individuos dentro de la interacción, ya que estos pueden cambiar las
reglas unilateralmente como el producto de la acción del grupo de pertenencia. De esta
forma lo que se ha denominado desviación se origina dentro de contextos sociales,
culturales y psicológicos, que deben ser buscados en el propio individuo.
Como se ha podido apreciar, el uso de ciertas teorías como el funcionalismo descrito,
haría que etiquetáramos a cierto tipo de jóvenes y ciertas manifestaciones culturales
juveniles, como el punk, el hip-hop, el graffiti, el dark, entre otras, sólo como anomia o
conducta desviada, una mirada bastante unilateral, que no deja de ver por ejemplo, que
en lo que se ve como anómico o falta de valores, se puede encontrar el germen de
nuevas sociedades, reflejando entonces, más un mundo construido por ellos que por
generaciones anteriores y por lo tanto, con un orden normativo distinto. Brather lo pone de
la siguiente forma:
“Allí, fuera de la sociedad de los adultos, se forman colectivamente
reglamentaciones y estructuras, normas de conducta y orientaciones
propias acerca del futuro correcto. Las reglas del juego que allí se
desarrollan a menudo pueden parecer extrañas a los adultos –por
ejemplo, si ahora se debe llevar las lengüetas de las zapatillas
deportivas (de marca) por debajo o encima de los cordones-, pero
muestran, sin embargo, cuán grande es la necesidad de orientarse en
función de algo. La subcultura de los jóvenes tiene que ser considerada
como una contribución altamente productiva de la juventud a la
situación mencionada: no conduce, sin duda, de forma inmediata a la
individualización –la coerción del grupo puede ser enorme- pero
muestra de qué manera, ante la falta de normas universalmente
válidas, surgen otras propias, y cómo éstas pueden ser formadas
desde abajo.” (1999:140.
De esta forma, podemos señalar que este tipo de teorías no son capaces de dar cuenta
de los actuales sistemas o fenómenos sociales donde no todo es blanco o negro, sino que
como dice Maffesoli, estos son claroscuros. Por lo tanto, enfrentarse a este tipo de
situaciones, requiere que las ciencias sociales se abran a matices en la observación y a
entender por ejemplo, que los orígenes que las originaron, no son los mismos. Por lo
tanto hay que realizar el esfuerzo de repensarse, de tal forma que la observación de
sistemas y fenómenos complejos como en este son las culturas juveniles, sea más
“precisa”, para no caer en simples clasificaciones, sino realizar un ejercicio de
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compresión, de mayor profundidad. Lo que esta detrás de esto es que ciencias sociales
construimos en un sistema globalizado. Hay que acordarse de que, por lo menos, la
sociología nació bajo el concepto de Estado nación, que hoy en día no sería el más
correcto, y de hecho no podemos entender las culturas juveniles si no entendemos que
estamos en un sistema globalizado. Este es el marco del tema de donde nos situamos
siguiendo a Maffesoli, es pensar en una ciencias sociales más sensibles, que si bien es
cierto recoge elementos de lo nacional pero que también integra elementos más afectivos.
Maffesoli utiliza conceptos como sociología erótica como una sociología cariñosa, y en el
fondo es como desde la disciplina de las ciencias sociales no dejamos de lado la
racionalidad porque es un componente más y un elemento que nos permite comprender y
entender los fenómenos sociales, pero también nos dice que debemos integrar otros
elementos que han sido catalogados como “irracionales” y sostenemos que los afectos
mirado desde la racionalidad es un elemento central en la constitución de las culturas
juveniles actuales.
Dando este contexto vamos a decir que pesquisamos en este transitar por Santiago,
principalmente por La Legua, Villa Francia y también por las calles de Santiago, donde los
jóvenes que nos mostraban los graffitis nos decían como poder entenderlos, cuestión que
fue bastante novedosa para nosotros. En general van a escucharnos utilizar la metáfora
de la tribu, que aunque no estamos tan seguros que es la mejor metáfora, “estamos en un
proceso de discusión también con otra gente, algunos de los que están acá” sobre si es
el mejor concepto para dar cuenta de las culturas juveniles en general y, al mismo tiempo,
poner el mismo concepto de cultura juvenil, pero sería bastante largo hacer una discusión
respecto de eso acá.
Nosotros investigamos jóvenes principalmente Hip Hoperos, graffiteros de Santiago.
Que cosas pudimos pesquisar ahí. Primero, la constatación de que espacio de socialidad
para los jóvenes no es fácil, en general las prácticas que tienen estos grupos, estas
nuevas formas de socialidad, parten reuniéndose con sus amigos en la población, con sus
compañeros de curso y principalmente están unidos por el gusto por la música, ya sea el
hip-hop, el rock pesado metálico u otros ritmos. Por lo tanto, una de las primeras cosas
que aparecen al indagar sobre las motivaciones para juntarse, además de la música, es el
estar juntos, o sea hay una necesidad de estar con otros y frente a esta necesidad de
juntarse y sentirse con otros y sentirse iguales, surge un concepto de familia, todos lo
grupos ven al grupo como familia y esto es un indicador bastante relevante. El grupo es
la nueva familia y podríamos decir también que estos grupos ven en la calle su nuevo
punto de encuentro y por lo tanto, su nueva habitación, su nuevo hogar, la nueva casa en
la calle.
Lo anterior implica, si queremos hacer políticas sociales hacia la juventud es preciso
cambiar un poco los esquemas de pensar la casa en el hogar con paredes rígidas y
pensar también en la familia, lo cual no implica dejar a la familia, pero ahí hay unos
elementos relevantes. Entonces toda esta actividad, el rapear, el graffitar, permite
sentirse acompañado. Hay un método colectivo de trabajo principalmente donde todos
participan, y participan de la creación y elaboración de nuevos temas, por lo tanto, la
organización que estos grupos se dan es básicamente espontánea, no hay liderazgos, y
en algún momento alguien puede asumir un rol de dirigir pero eso no es permanente, sino
que se van rotando. En este sentido este tipo de grupos se distancian de las
organizaciones tradicionales, que no son vistas como una estructura organizativa valida
porque ellos refuerzan más lo colectivo, la idea de que exista un colectivo donde se toman
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las decisiones, en el fondo dicen todos somos iguales, no tiene porque haber una persona
que tome las decisiones por otro.
La identidad es construida a través de la música y la música hip-hop por ejemplo que es la
música de este estudio, se constituye una cultura. La música aparece como componente
central dentro de las culturas juveniles actuales y en especial dentro de los jóvenes que
nosotros entrevistamos. Por ejemplo, que se sienten personas común y corriente pero
con diferente estilos de música y, por lo tanto son jóvenes que se sienten creadores. La
música aparece como un elemento constitutivo de sus identidades a diferencia de otros
jóvenes. Los jóvenes que participan en estos grupos, entienden la cultura del hip-hop, se
ven como jóvenes de la calle porque prácticamente ahí realizan su vida, se han apropiado
de la calle como un espacio de uso grupal, aunque eso trae problemas a la comunidad
que habita alrededor de ellos. Para ellos el hip-hop es una forma y un estilo de vida, y
señalan que este estilo y forma de vida no es entendida por el mundo adulto, que le
cuesta entender el fenómeno del hip-hop.
La producción que ellos realizan tanto del graffiti como de la música son siempre
producciones fuertemente artesanales, ellos sé auto producen, existe un fuerte
componente de auto gestión, lo que implica tener un trabajo bastante fuerte de
producción. El entorno de creación de estos jóvenes son las calles de la ciudad y estas
se convierten en vitrinas permanentes de exhibición masiva y en el ajetreo rutinario, van
reconociendo las murallas que ellos han conquistado, cuestiones que para aquellos que
no están dentro de la cultura no pueden entender. A nosotros nos cuesta el graffiti,
aunque nos explicaron, hay una cierta manera también de mirarlo, entonces hay una
relación muy cercana e intensa con la ciudad y se rescata de ella la calle, que es un eje
central en la vida de estos jóvenes.
Por último como una pista que coincide más con algunos diagnósticos que indagan sobre
la opinión de los jóvenes respecto de que estos jóvenes no se sienten identificados con el
Chile actual, piensan que todo sigue igual y que no hay avances. Les molesta y les
preocupa la condición precaria de la gente más pobre a pesar de que en muchos casos
ellos también son pobres, pero aquí estamos hablando de la conciencia que ellos tienen,
hay una fuerte crítica al sistema, toda esta situación les produce rabia y aunque no les
gusta la palabra política se dan cuenta los abusos e injusticias que hay en su alrededor.
De esta forma, en el caso del hip-hop, la música se relaciona fuertemente con los
problemas sociales que nosotros vivimos, habría que señalar que el hip-hop nace como
una expresión de minorías raciales norteamericanas en Estados Unidos y como una
forma de señalar “aquí estamos nosotros”, principalmente en lo que se relaciona con el
graffiti a finales de los 60, principio de los 70 y después en Break y posteriormente el hiphop. Ese contenido de resistencia es trasladado a Chile y, por lo menos nosotros
pensamos que hay ciertos niveles de resignificación y de ahí que el hip-hop allá caído tan
bien en sectores populares y su expresión más fuerte se ve ahí, no en sectores medios o
altos, y si uno ve el contenido de las letras es posible encontrar una diversidad por
supuesto fuertemente de crítica social, está impregnado, la critica como expresión.
Bueno yo creo que es eso como eje central, el tema de la política es uno bastante fuerte
en ellos. Para ellos lo políticos hablan, hablan y no dicen `nada, prometen cosas y no las
cumplen y sienten que los políticos y aquí están hablando mas de los municipios no los
quieren y por eso ellos dicen si la política es así para que me voy a inscribir “no me
inscribo” no mas, de hecho la gran mayoría de los jóvenes que nosotros entrevistamos no
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estaban inscritos, estando en edad de inscribirse y tampoco quieren inscribirse, no les
interesa, ellos tienen otra forma de continuar su camino en ese ámbito.
La verdad es que vamos a tratar de improvisar en un cierto orden, la verdad es que más
nos interesa el diálogo, y tratar de poner un poquito en aprietos a las intuiciones que están
presentes, las reflexiones que hemos hecho en este par de años. Y en ese sentido
tocando algunos temas ya abordados nosotros nos detuvimos bastante en el plano de la
política, o sea las preguntas por la política fueron un tópico bastante importante en la
investigación y tienen un capítulo entero en el libro las preguntas por lo político,
particularmente porque nos toco yo diría hacer un seguimiento y un acompañamiento a un
colectivo que es emblemático en Santiago que es el colectivo La Legua York y que
participa en un colectivo mucho más amplio, que es el colectivo Hip-hología y ahí nosotros
entramos fuertemente. Al analizar la letra de las canciones que ellos producen nos
encontramos con un discurso bastante indisciplinado, y bastante desencantado no
solamente de la política sino también del modelo económico de lo que pasa en el plano de
la discriminación cultural racial en nuestro país, y también nos encontramos con
cuestiones insólitas si uno lo mira desde fuera, pero si se evalúa de donde se constituyen
estas colectividades se termina dando cuenta que son colectivos que se han constituido,
formado en territorios con alta densidad histórica y en esa misma dimensión nos dimos
cuenta de que la temática de la memoria, la temática de los recuerdos, la política por
decirlo así, por la aparición y por la visibilización de lo que ha pasado a propósito de la
conmemoración de los 30 años es una cuestión tremendamente potente y latente en sus
letras, el tema de la memoria, de los desaparecidos, de los derechos humanos. Hay una
necesidad que se va como filtrando por inventar una nueva manera de ejercer la ciudad y
ejercer la política y la memoria. Pareciera ser que es un campo que genera fuertes
procesos de identificación, ahora ciertamente no todas las culturas juveniles, no toda la
escena hip-hop santiaguina o a nivel nacional, no toda la escena Pank en Concepción o
en Santiago responde necesariamente a estas preocupaciones con las que nos
encontramos nosotros pero es un tema que podríamos ir discutiendo y dialogando más
adelante. En ese mismo sentido yo diría que cuando uno entra a revisar las cifras por lo
menos de las ultimas tres encuestas del INJUV, se encuentra con que hay un proceso
creciente de desencanto o mirado también desde afuera de repliegue de la escena
política tradicional básicamente ligada con el tema de la inscripción en los registros
electorales y en ese sentido hay como un tono quizás desde el mundo adulto a evaluar
esto como una especie de repliegue de la escena pública hacia el mundo de lo privado,
de lo individual, de lo especifico, de lo presentista por decirlo de alguna manera,
generándose una ruptura con el mundo de las grandes preocupaciones sociales,
nosotros eso, lo leemos en definitiva no como una apatía, no como una indiferencia, no
como un “ni ahí” lo leemos básicamente como una denegación de la política altamente
política.
Pero en definitiva lo que nosotros creemos en que eso es una delegación altamente
política, pero de que política, de la política que se circunscribe a los profesionales que
trabajan en este ámbito de los expertos básicamente al mundo de los parlamentarios, al
mundo de los partidos políticos vale decir a la política entendida como militancia, ahí hay
una fuerte crítica y nosotros hasta cierto punto leemos esa denegación de la política como
una resistencia y básicamente como una resistencia cultural y esa noción me parece
bastante interesante, y trabajamos fuertemente la noción de resistencia cultural, siguiendo
por supuesto todo el campo abierto por los estudios culturales particularmente la escuela
de Birmingham. En ese sentido coincidimos, en gran medida, con la lectura que pueda
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hacer Gabriel Salazar en su último texto, acerca de que en definitiva este aparente
repliegue no es tan así sino que habrían procesos mucho más soterrados que está
experimentando la sociedad chilena, es decir, que los jóvenes no se han ido para la casa
a ver un Reality, ciertamente ven reality pero también están en otra o sea están
produciendo tejido social, están produciendo música, arte, están ocupando la ciudad. Y
en ese mismo sentido, la sociedad no deja de moverse a pesar de que en la escena
mediática los jóvenes aparecen absolutamente digamos fuera del juego, fuera de la
deliberación de los grandes temas y eso lo leemos como una resistencia cultural y
también insistir que no se trata de una resistencia respecto de la cual adquieren todas las
culturas juveniles sino que son determinados núcleos, determinados colectivos, y diríamos
que es una resistencia al modelo económico neoliberal y a el tratamiento que las
instituciones la Corte Suprema se refieren al tema de derechos humanos, esa resistencia
cultural también habla de desacato a temas que los afectan directamente como, por
ejemplo, el Servicio Militar, entonces esto es un campo a nuestro juicio para ir discutiendo
y decantando un poco más. En definitiva la pregunta si las culturas juveniles también
pueden ser leídas como expresiones y como manifestaciones de resistencia cultural o en
definitiva también pueden ser leídas como modas, como objeto de comercialización.
A propósito de esto mismo uno de los temas ya mencionados anteriormente, y que menos
nos interesa avanzar, tiene que ver con dos cosas centrales en el estudio, la pregunta por
los afectos, vale decir si es posible pensar a las culturas juveniles como expresiones,
como máquinas productoras de afectividad de tejido emocional y sensible, y en segundo,
si es posible también pensar a las culturales juveniles como embriones o como germen de
nueva ciudadanía o si se quiere de post ciudadanía. Son dos cuestiones que quizás sería
interesante ir como describiendo un poco, lanzando algunas ideas para después ir
dialogando con ustedes.
En lo que se refiere al tema de la afectividad diríamos que al interior de estos microgrupos, de estas micro-comunidades, lo que determina quizás el sentimiento de unión y la
necesidad de estar con el otro es básicamente el tema de la afectividad vale decir el tema
del sentimiento de pertenencia o el sentirse identificado parte de un colectivo que lo acoge
y donde ciertamente se van produciendo lealtades, solidaridades o sea tejido amoroso,
cuestión que suena bastante rara porque si uno de repente ve en los medios el tema de
las culturas juveniles, aparecen en el lugar de la estigmatización la violencia, la pelea, lo
delictual, o se inserta a las culturas juveniles en el mundo de lo que está de moda o sea
de lo que es susceptible de ser comercializado. Sin embargo, nosotros a partir de ciertas
intuiciones inspiradas en ciertos enfoques teóricos, pero también en la experiencia
empírica en la cual pudimos involucrarnos, hay una cuestión que predomina y que es
sentir al otro como un hermano y lo que va apareciendo es lo que podríamos llamar una
nueva cartografía familiar, vale decir un nuevo mapa familiar, un nuevo tipo de parentesco
donde el otro puede cumplir funciones de padre, funciones de hermano o funciones de
madre, pero ahí lo que se va produciendo es una potencia fundamentalmente ligada con
el tema de la afectividad, “yo soy por el otro” “yo me la juego por el otro” “yo aperro por el
otro”, o sea el otro es todo cuando hablo del otro es el grupo de amigos, donde nos
damos cuenta que hay una cuestión que no es menor: la escucha que no encuentran en
su casa la encuentran en la esquina, en la plaza, en la calle, transitando la ciudad,
atravesándola con sus amigos, uno podría decir que la escucha que no está presente en
la escuela bueno ahí esta, hay un soporte que les permite hasta cierto punto sobrevivir y
les permite producir, organización, sentido político, cultura, música, tocadas, entre otras.
Eso básicamente porque podríamos decir que hay un capital inmaterial que es el capital
de los afectos, es decir, producimos lo que somos; somos una buena banda, pero ante de
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todo somos buenos amigos. En ese mismo sentido es posible interpretar esta
emergencia de la afectividad como un rasgo propio de la crisis de la modernidad, o sea
uno podría decir que el imperio de los afectos, el imperio de lo físico, de lo sensible de lo
corporal habla también de que los chiquillos hasta cierto punto y en alguna medida
suscribimos esa postura sostiene que esta sociedad construida por la modernidad, es una
sociedad que ya hizo crisis, que colapsó y que basta, ¿y basta de que? Basta de
racionalidad, basta de lógica lo que no significa necesariamente que viva la irracionalidad
pero si hay un proceso de construcción de la lógica dominante, del logo centrismo y por lo
tanto de la norma de lo formal, de las organizaciones burocráticas altamente
jerarquizadas, presididas, donde la toma de decisiones es vertical. Hay un proceso de
construcción porque se ponen en relevancia los afectos la sensibilidad y el cuerpo ahí
juega un rol determinante en lo que se refiere a textura, en lo que se refiere a
expresiones, a manifestaciones diversas entre ellos mismos. Podríamos decir que hay
todo un lenguaje, una gramática del cuerpo, vale decir el ejercicio propiamente moderno
de ocupar el verbo y comunicarse lingüísticamente al interior de estas culturas. Podríamos
estar todo un día juntos sin hablarnos pero totalmente en comunión, son cuestiones de
gestos, de mirada, por lo que existe todo un campo de interpretación, pero para nosotros
habla básicamente de lo que podemos enunciar como imperio de los afectos y la crisis de
los grandes relatos, la crisis de las grandes verdades, las grandes objetividades en
definitiva y por cierto las grandes instituciones que parió esta modernidad. En este
sentido, simpatizamos con el discurso abierto de la post modernidad, si ciertamente, no
militamos dentro de la corriente pero si encontramos que es bastante útil en este sentido,
pero no para terminar señalando que aquí se acabo la historia y que vamos a relajarnos y
que viva el placer y que viva el instante, pero para recrear otra socialidad, otra manera de
afectarnos mutuamente y también diríamos que el campo de la post – modernidad abre la
posibilidad para que estas narrativas, predominantemente estéticas o que provienen de
los sujetos juveniles entren a discutir en igualdad de condiciones con la racionalidad
hegemónica o la racionalidad adulta o la racionalidad de la escuela etc. y en ese contexto
también simpatizamos mucho con un clásico que rescata bastante Maffesoli que es
Maxweber que señala que el paso de la comunidad a la sociedad nos lleva un proceso de
racionalización y consecuentemente de burocratización de las organizaciones que
nosotros mismos hemos creado para funcionar y vivir en sociedad que nos lleva a un
proceso de desencantamiento y perdida del significado de la vida, ¿donde podemos
encontrarlo?, paradojalmente no en esta gran sociedad, en el gran partido político que le
dio sentido, la encontramos en esto molecular, en esto pequeño en la versión de una
comunidad intimista, entonces por eso comentamos que simpatizamos con la razón de
trivialidad, porque hay un regreso al tema de la comunidad, hay un regreso a lo primario, a
las relaciones cara a cara, al mundo de la cotidianidad porque somos reconocidos tal cual
somos, más allá de nuestros roles, más allá de los desempeños formales que tenemos
que cumplir en una sociedad determinada familia, escuela, trabajo. Maxweber hablaba
también de que este mundo de la comunidad, era un mundo donde prevalecía lo que él
denominaba las comunidades emocionales y Maffesoli por cierto le saca mucha punta a
Maxwevel y habla de que en esta sociedad de masas donde todos somos anónimos,
donde transitamos sin conocernos, sin tener la posibilidad de contactarnos con otros, la
única posibilidad de recrear y potenciar nuestra identidad no es en esa masa anónima
sino que en estos grupos horizontales, estos grupos no jerarquizados, en estos colectivos
urbanos juveniles. Simplemente y para cerrar con esta otra pregunta ¿Si es posible leer a
las cultural juveniles como expresión de una ciudadanía? y yo diría que estamos recién
empezando a adentrarnos en este paradigma de la ciudadanía o de la Post-ciudadanía,
es decir, estamos inventando conceptos también, porque los conceptos que nos sirvieron
en algún minuto o que le sirvieron a la sociología en algún minuto determinado para poder
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nombrar el mundo, a nuestro parecer absolutamente colapsados precisamente porque la
economía esta en jaque, la post modernidad o esta nueva sociedad requiere de nuevas
enunciaciones, requiere inventar nuevos conceptos y en ese sentido es que estamos
apostando por pensar el lugar de la ciudadanía al interior de las culturas juveniles,
¿cómo?. Diríamos que cuando uno se pregunta quienes son los ciudadanos básicamente
casi programadamente uno tiende a decir bueno, son ciudadanos, los mayores de 18
años y que tienen derecho a votar y son ciudadanos ciertamente, pero a nuestro juicio la
ciudadanía también tiene que ver con la pregunta de ¿Quiénes están en estos momentos
ocupando la ciudad?. Ciertamente los jóvenes como nuevos ciudadanos y en ese sentido
realizamos una fuerte critica a la posición clásica de ciudadanía básicamente por su
carácter programado por el Estado y por su carácter reduccionista, vale decir, es
ciudadano aquel que el Estado define como ciudadano. Pareciera, que entonces el tema
de la ciudadanía queda agotado en el tema de la ciudadanía política, vale decir, el
derecho a sufragio y la ciudadanía más ligada al tema de lo social y ligada al tema del
Estado social benefactor y sus derechos y a la ciudadanía de carácter más civil vinculada
con todo el tema de las libertades. Pero pareciera ser que la ciudadanía se agota allí
desde esa posición más clásica. Nosotros por cierto insistimos y avanzamos un poco más
y señalamos que esa concepción esta agotada y se ve bastante insuficiente para dar
cuenta de lo que esta pasando en el plano de las culturas juveniles, básicamente por el
carácter programado que formatea lo que es y lo que no es ciudadanía y finalmente por
su carácter bastante reduccionista, es necesario dejar pensar ahora las intuiciones, las
impresiones que también tenemos nosotros al igual que talvez muchos de los que nos
acompañan en este proceso. En la actualidad se estaría conformando una ciudadanía
cultural, vale decir, que se refleja y se representa más que en estas cuestiones de orden
jurídico y legales, en cuestiones que tienen que ver con la práctica. Entonces uno
perfectamente podría entrar a decir, mira son ciudadanos los que ejercen la ciudad, los
que la habitan, los que la ocupan y que, desarrollan determinadas prácticas ciudadanas o
prácticas de participación y están produciendo realidad, el mundo del graffiti, el mundo de
las perforaciones, del tatuaje, y que esa manera de relacionarse y de participar, responde
a un germen de ciudadanía, a una nueva manera de relacionarse.
Consultas y Comentarios
Hola mi nombre es Eda Cleary soy consultora independiente, me pareció tremendamente
interesante la presentación y me gustaría hacer de abogado del diablo. El paseo que nos
diste tu por una serie de enfoques que se están manejando para poder interpretar las
culturas minoritarias fue súper interesante, mi pregunta es la siguiente, ¿Podemos
aplicarlo eso adaptándolo a lo chileno al desarrollo que ha habido en Chile? porque me da
la impresión de acá ni siquiera la ciudadanía tradicional ha tenido lugar. Si vamos a
pensar críticamente el núcleo principal desde el punto de vista cultural del neoliberalismo
es la peritocracia y en Chile naturalmente si la peritocracia nunca ha tenido lugar porque
estamos asistiendo a sistema político donde se ejerce el poder a través de compradia que
se arman dentro de los partidos políticos e incluso el hecho de ser miembro de un partido
político no te garantiza nada tienes que estar dentro de determinada coalición, entonces
plantear el hecho de que es este concepto de ciudadanía estaría obsoleto y estaríamos
como al borde de la generación de nuevos estamentos de una ciudadanía. Esto me
parece un poco audaz si lo aplicamos a Chile, porque nuestra sociedad es una sociedad
bastante arcaica, muchos elementos que están en la teoría de lo que es un estado
democrático, sabemos que no estamos es un estado democrático y pienso que ahí
habría que trabajar más digo yo porque es muy audaz plantear lo que ustedes nos
presentaron a pesar que no deja de ser interesante.
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El segundo comentario se refiere al tema de definir los elementos que ustedes nos
presentaron con respecto a los sentimientos, a las formas de organización, a la desilusión,
al desafecto, si no corresponden también al mundo adulto porque nosotros estamos
asistiendo a un escenario de neoautoritarismo generado por la concertación
principalmente que se basa en el ordenamiento del consenso o sea sé esta haciendo
política en base a administrar consensos a operar consensos y ese consenso tiene
determinados parámetros, entonces eso yo creo que atañe tanto al mundo juvenil como al
mundo adulto, entonces es como que habría que ver hay cual es el nexo entre este
mundo adulto desilusionado y el mundo adolescente desilusionado de este sistema
porque lo importante no es conocer la otredad por la otredad, sino que la otredad por el
cambio porque en eso consisten todos los procesos sociales, en las evoluciones en los
cambios en los retrocesos.
Y un tercer elemento que considero un poco peligroso, que he oído en la presentación de
ustedes, es la glorificación por decirlo de una manera provocativa de lo que es el regreso
a las tribus, porque el desastre del desarrollo que se produce en África y en los países
árabes es por la prevalencia de las posturas tribales en el ejercicio del poder, que es un
peligro, una amenaza para lo que se llama el desarrollo individual. Porque si bien es
cierto lo colectivo es muy importante porque te asegura ciertos márgenes de
sobrevivencia y de seguridad lo individual también debe ser rescatado.
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