documento - Universidad de Talca

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COMENTARIOS, DATOS Y NÚMEROS… SOBRE EL
LENGUAJE
Índice general
1. Datos
2. ¿Cómo nos expresamos?
3. Opinan los especialistas:
a. Floridor Pérez
b. Buitrago y Torijano
c. ¡Cambios!
4. ¿Costumbre o moda?
5. El género
6. Más sobre el género: artículo de Felipe Alliende sobre Lo femenino
en el lenguaje.
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COMENTARIOS, DATOS Y NÚMEROS… SOBRE EL LENGUAJE
Prof. Bartolomé Yankovic Nola
(2010)
El lenguaje es una herramienta fundamental para el desarrollo personal,
para “vivir” la vida, para conocer el mundo… y, por cierto, para el trabajo del
profesor. Nadie puede expresar ideas y conceptos; reflexionar, comprender,
discutir, motivar, acoger, describir emociones, etc., si sus habilidades
lingüísticas son precarias. El amor, una emoción cognoscitiva superior, ¿se
podrá expresar con un vocabulario mediocre, de lugares comunes?
Concedamos que también se puede manifestar gestualmente, pero todos
sabemos que en algún momento hay que hablar.
Quienes tengan escasas habilidades lingüísticas ni siquiera se darán
cuenta que el mundo de la información y el conocimiento les pasará de largo.
En palabras de Vargas Llosa, “serán fácil presa de los vendedores de aceite de
serpiente y otros ungüentos para curar el asma, transformar grasas en
proteínas, eliminar las arrugas, etc. Serán víctimas de embaucadores,
demagogos y populistas”.
1. DATOS
En Chile se habla mal; se comprende poco y se escribe peor. Veamos
las conclusiones del informe (2003), del Departamento de Economía de la
Universidad de Chile (Encuesta sobre Alfabetización; un programa
internacional aplicado a 20 países):
o El 57% de la población chilena entre 15 y 65 años no
entiende lo que lee… y sólo es capaz de establecer
inferencias básicas utilizando material impreso (textos y
documentos). Esto significa que este 57%... no entiende
instrucciones sencillas: cómo llenar un formulario, hacer
una solicitud, interpretar una tabla de datos de doble
entrada, etc.
Otro estudio, sobre Consumo Cultural y Uso del Tiempo Libre (INE,
2005), destaca:
o Sólo el 50% de los hogares chilenos tiene más de 10 libros.
En Australia y Nueva Zelanda más del 50% de los hogares
tiene a lo menos 100 libros;
o Cerca del 60% de los chilenos declara no haber leído un
libro en los últimos 12 meses. En Francia, Gran Bretaña,
Corea, Japón… el número de libros leídos al año, por
persona, es cercano a los diez títulos;
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o En todo Chile existen unas 160 librerías, sucursales
incluidas; es decir, hay una librería por cada 100.000
habitantes; en Francia, hay una por cada 10.000
habitantes.
•
Nuestra cultura empresarial…
En Londres se disputan a un egresado de literatura de una
buena universidad para desempeñar cargos de alta
responsabilidad en el mundo de los negocios. En Chile los
procesos de selección ocupacional tienden a dar escasa
valoración a capacidades y destrezas vinculadas con la
expresión oral y escrita… porque “escapan a los
requerimientos estrictamente técnicos para el cargo”.
Adicionalmente nuestras carreras profesionales hay poco
espacio para la formación general… son demasiado
específicas…
•
•
Los chilenos entre 18 y 65 años tienen un vocabulario que no supera
las 800 palabras. En Argentina, donde hay menos consumo de TV
en términos comparativos con Chile, el vocabulario básico es de
1.600 palabras.
En 2008 se divulgaron trabajos que demuestran, cualitativa y
cuantitativamente, que los estudiantes universitarios con capacidades
lingüísticas que están “por encima del promedio”, tienen mejor
rendimiento académico… Para nuestro gusto, no hace falta investigar
lo obvio…
2. ¿CÓMO NOS EXPRESAMOS?
El anecdotario local es muy extenso… Por ejemplo,
-
-
Un diputado (2007), dijo en una ocasión a los periodistas, disculpándose
por algún improperio, que había cometido un lapsus bilingüe… /La
expresión latina correcta es lapsus linguae, que significa “tropiezo o error
de lengua”. Un lapsus es una falta o equivocación cometida por
descuido/
En nuestros políticos abunda el “hubieron” con mal uso; los “habemos
varios”, el dequeísmo, la pésima dicción y un largo etcétera…
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-
-
-
El Mercurio, Cartas, 18/08/2004
¿Es cierto que vivimos en la era de la información y el conocimiento?
Parece que pasamos de largo. Sin embargo, tenemos creatividad para
eludir el bulto… usando eufemismos: apremios ilegítimos, relleno
sanitario (aunque a veces, efectivamente, lo son...). Uno reciente (2008):
“irregularidades administrativas”. En otras ocasiones se trata de
“suavizar”… por ejemplo, “dejó de existir” o “perdió la vida” por
“murió”… En el accidente hubo tres personas fallecidas… ¡Pésimo
castellano!
En nuestro medios (TV, radio, prensa escrita), abundan expresiones
discriminatorias: se hace referencia a un “poblador” si la persona es de
La Pintana; “vecino”, si vive en Vitacura. Lo mismo es válido para los
términos “conviviente” y “pareja”.
Todos los días escuchamos barbarismos, que parecen no incomodar a
nadie:
o El Ministerio de Hacienda ha tomado las medidas que le compiten
(2007) /Competen/
o Una Ministra de Educación (2005) nos habla de “la onceava
región”… como si se tratara de números fraccionarios.
/Undécima/
o Predicción del tiempo en la TV: Para mañana se preveen lluvias
para Santiago. /Prevén/ No confundir proveer con prever.
o Uso del término “claro”, casi siempre de género masculino y en
singular: No tenemos claro las circunstancias de este crimen, /No
tenemos claras…/
o Plural de las palabras que terminan en z. Susana, pásame los
lápiz… Un senador de la República, dice: Tenemos que ser
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capaz de solucionar este tipo de problemas… /Hay que usar el
plural: lápices, capaces/
o Aviso clásico de las empresas constructoras: Peatón: circula por
la vereda de “enfrente”. /Del frente/
o Otro asunto acentual… chileno… es no tildar las mayúsculas. En
los diarios españoles, por ejemplo, uno lee:
FIDEL CASTRO RENUNCIÓ…
EL TIBURÓN ESPANTÓ A LOS BAÑISTAS…
La Real Academia de la Lengua nos dice que las mayúsculas
también deben acentuarse.
3. OPINAN LOS ESPECIALISTAS
Un paréntesis para revisar conceptos de “gente que sabe”.
a. Lo que dice FLORIDOR PÉREZ L., profesor y escritor
Del libro ORTOGRAFÍA ACTUALIZADA (Floridor Pérez; Ed. Andrés
Bello, Santiago, 1994)
(Pág. 45)
CASOS DE ESPECIAL INTERÉS
•
Verbos con enclítico
Los tiempos de verbo que llevan acento ortográfico lo conservan aun
cuando acrecienten su terminación tomando un enclítico; v. gr.: pidióme,
conmovíla, rogóles, convencíolos, andárase.
(RAE: enclítico: partícula o parte de la oración que se liga con el vocablo
precedente, formando con él una sola palabra. En castellano son
partículas enclíticas los pronombres pospuestos al verbo: aconsejóME,
sosiégaTE).
También se acentúan cuando del conjunto resultan vocablos esdrújulos
y sobresdrújulos: ríase, búscalo, diciéndome, mírala…
Los compuestos de verbo con enclítico más complemento (tipo
sabelotodo) se escribirán sin el acento que solía ponerse en el verbo:
curalotodo, metomentodo…
•
Verbos terminados en uar
Estos verbos, para efectos de su acentuación ortográfica, se dividen en
dos clases:
- Terminados en cuar o guar: se produce diptongo ua, ue, uo, y, por
lo tanto, no deben llevar acento (aunque en el lenguaje oral diario se
escuchan acentuados):
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Adecuar: adecuo, adecuas, adecua, adecuan, adecuen, etc.
Evacuar: evacuo, evacuas, evacua, etc.
Licuar: licuo, licua, licuan, licuen, etc.
Lo corriente es escucharlos acentuados en la ú: adecúas, evacúo, etc.
Sin embargo, su modelo es averiguar y no deben acentuarse.
- Otros verbos terminados en uar (luar, puar, tuar…). En estos sí se
produce hiato y por lo tanto deben acentuarse:
Evaluar: evalúo, evalúas…
Atenuar: atenúas, atenúes…
Perpetuar: perpetúa, perpetúan…
(Diccionario de la RAE: Hiato: encuentro de dos vocales que se
pronuncian en sílabas distintas)
b. Lo que dicen BUITRAGO Y TORIJANO
En el volumen 5 de la serie ORTOGRAFÍA ESENCIAL DEL ESPAÑOL
(Biblioteca de la Lengua, Espasa Calpe, Madrid, 2003), los autores
puntualizan lo siguiente:
(Pág. 93)
8.2.2. Alteraciones del acento
8.2.2.1. En los verbos terminados en –IAR y –UAR, llevan acento gráfico
la –i- y la –u- de la raíz cuando son tónicas:
VACIAR: vacío, vacíe…
CONTINUAR: continúo, continúe…
8.2.2.2. Algunos verbos que terminan en –IAR y todos los verbos que
terminan en – GUAR y – CUAR conservan siempre el diptongo, por lo
que nunca se acentúa la –u-. Es el caso de verbos como ACARICIAR:
acaricia, acaricie…; APACIGUAR: apaciguo, apacigüe… y, sobre todo,
uno que siempre nos causa algún que otro quebradero de cabeza:
ADECUAR, que se conjuga adecuo, adecuas, adecua… y no “adecúo,
adecúas”.
C. ¡CAMBIOS!
La edición XXI del diccionario de la Real Academia
Española prescribió que ADECUAR debe conjugarse como
averiguar: adecuo, adecua, etc., pero en la edición siguiente,
de 2001, agregó que, además, se puede conjugar como
actuar: adecúo, adecúa, etc. En definitiva, ambas formas son
válidas, pero se recomienda emplear aquella de uso más
extendido en la comunidad lingüística a la cual se pertenece.
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Entonces, si conjugamos como actuar, actúo…
adecuar, adecúo… y si conjugamos como averiguar,
averiguo, adecuo. ¿Y cómo definir? Por el uso: en Chile es
más frecuente decir adecúo…
4. ¿COSTUMBRE O MODA?
o El verbo poder. El verbo poder tiene uso excesivo tanto en Chile
como en Argentina
Para poder hacer…
Debemos ser capaces de poder disminuir…
Para poder ganar este partido tendremos que…
Si eliminamos “poder” en todas estas expresiones, mejoramos el
lenguaje. Además, las expresiones citadas tienen dos “verbos
juntos”… poder disminuir; poder ganar. ¡Mal castellano!
o Asignar carácter masculino a los números. Asistieron tres mil
doscientos personas… /Si son espectadores… son tres mil
doscientos; si son personas… son tres mil doscientas/
o Un periodista de Chilevisión cuando murió la esposa del ex
presidente Frei Montalva comenta… “la señora Ruiz Tagle
desarrolló una intensa labor social solapadamente” /Debió decir
silenciosamente, sin publicidad, con bajo perfil, etc./
o Un futbolista chileno “creativo” afirmó – al ser entrevistado por la
TV - (que) “el equipo puede ganar conmigo o sinmigo”.
o Expresiones “de moda”:
No es menor;
Emblemático;
Paradigmático
Figura consular;
Al final del día;
La opera prima del cineasta, etc.
o Y una serie de expresiones que aparentemente visten bien, pero
que se usan fuera de contexto. Por ejemplo: año sabático. /Año
sabático… “es el año de licencia con sueldo que algunas
universidades conceden a su personal docente y administrativo,
por lo general cada siete años”/ No hace falta aclarar que esto no
ha ocurrido nunca en Chile…/
o Otras: asistieron entre 4 y 5 mil personas, en lugar de decir…
asistieron entre 4.000 y 5000 personas; el precio de los zapatos
oscila entre 16 y 22.000 pesos… en vez de decir oscila entre
16.000 y 22.000 pesos.
o La “forma” y/o… felizmente parece estar en desuso. En Chile y
Perú, por lo que conocemos, era frecuente encontrar este tipo de
expresiones: los periodistas, los escritores y/o académicos… Los
profesores, los apoderados y/o los padres… ¡Mal!
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5. EL GÉNERO
En los últimos años ha surgido una nueva amenaza para el lenguaje
oral y escrito. Nos referimos al tema del “género”. La idea, plausible, es evitar
tanto a nivel de discurso como de imágenes, los mensajes sexistas. Guarda
relación con los textos de estudio y con la vida cotidiana en las aulas, donde la
figura de la mujer aparece frecuentemente disminuida, casi siempre en los
roles materno y doméstico, y, a veces, subordinada al hombre.
Pero, diría el castizo, no hay que rizar el rizo. Encontramos, en los
documentos oficiales, expresiones como éstas:
Los alumnos/as; los profesores y las profesoras…
El (la) profesor (a)
Señor (a) supervisor (a)
Los alumnos y las alumnas serán capaces de…
Entonces, en la pasada década, el planteamiento del Ministerio de
Educación y del Servicio Nacional de la Mujer, fue proponer cambios,
ampliando - en los textos de estudio - los escenarios donde se desenvuelve la
mujer, y modificando su lenguaje icónico y verbal. En el Ministerio de
Educación – a nuestro juicio – el tema del género en los documentos oficiales
está mal enfocado, porque se lesiona al lenguaje.
Patricia Araneda, Josefina Guerra y Marcela Rodríguez, publicaron un
Manual para la producción de textos escolares no sexistas: Lo femenino visible,
Cepco Impresores, Santiago, 1997. El lenguaje, para las autoras, "cumple un
rol primordial en nuestra comprensión del mundo, la construcción de la
identidad de género y la determinación del rol social" (Pág. 35). En este
contexto, puntualizan, "es posible influir, desde el ámbito educativo, en el uso
del lenguaje. Por modesto que sea este influjo, los esfuerzos en este sentido
contribuirán a un cambio progresivo de ciertas estructuras lingüísticas y por
ende, de las estructura mentales" (Pág. 35).
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Veamos algunas recomendaciones de las autoras del manual:
En lugar de decir:
Los marineros
Los alumnos
Los ancianos
Ellos bailan muy bien
Compañeros
Nosotros somos
Se prohíbe a los alumnos jugar en el parque
Los vecinos, los electores
Decir:
La gente de mar
El alumnado
Las personas mayores
Ellos y ellas bailan muy bien
Compañeros y compañeras
Nosotras y nosotros somos
No jugar en el parque
El vecindario, el electorado
Por cierto, hay recomendaciones razonables y otras, no tanto.
¿Encuentra Ud. que se destaca a la mujer en las expresiones "el alumnado; las
personas mayores; no jugar en el parque; el vecindario"?
Como diría un castizo, no hay que rizar el rizo... Hoy leemos en
documentos oficiales del Ministerio de Educación, repetidas hasta el cansancio,
expresiones como las siguientes:
•
•
Señor (a) supervisor (a):
Y recomendaciones para el medio editorial: en lugar de escribir “el
hombre, ya en la prehistoria”, escribir: los hombres y las mujeres, ya en
la prehistoria…
Las universidades no se han quedado atrás y en comunicaciones
oficiales sus autoridades suelen empezar así: Señor (a) profesor (a); Señores
profesores y señoras profesoras… (Es cierto, sin embargo, que en ocasiones,
para enfatizar… es apropiado decir: ¡Hombres y mujeres de Chile! ¡Niños y
niñas de Punta Arenas! ¡Señoras y señores!)
¿Será necesario escribir mal para rescatar y destacar el papel de
la mujer en la sociedad actual? El lenguaje, ¿podría ser una ayuda efectiva
para lograrlo? La mujer de hoy necesite que alguien la rescate de nada; sólo
demanda más respeto, equidad e igualdad de oportunidades.
Aparentemente el problema parece de fácil solución si se trata de
describir el papel de la mujer en la sociedad actual... pero hay dificultades
cuando se usa un lenguaje - oral y escrito -, con ruidos, reiteraciones y, en
ocasiones, majadería. La redacción plomiza, repetitiva, no sólo incomoda:
termina por fastidiar.
Aún aceptando que el lenguaje sea importante para "rescatar a la
mujer"... ¿habrá que hacerlo a costa de la lengua, deteriorándola? No parece
prudente ni aceptable torcer o modificar su naturaleza. Obviamente, no es esa
la intención ministerial ni de las autoras del manual ya citado. Pero el tema no
sólo se ha desdibujado; se ha salido de madre.
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¿Abreviar?
Además, abundan otras expresiones lamentables... Hay gente que se
refiere a sus propios lugares de trabajo con siglas como "mineduc", "cpeip",
"seremi", "minsal"...
No hay que extrañarse tanto cuando vemos que proliferan, en
documentos oficiales, siglas como OFT, OFCMO, UTP, etc. El uso ocasional no
es dañino; el uso permanente termina por atragantar. Por cierto, hay algunas
siglas de significado conocido – generalmente institucionales - y de uso
frecuente, aceptadas. Por ejemplo, UNESCO, CEPAL, ADN, FACh, SAG.
¿Para qué tanta sigla? ¿Para no latear? Usted, ¿trabaja en la UMA o
en la Universidad Mayor? ¿También trabaja en la UMCE?
6. MÁS SOBRE EL GÉNERO
Destacamos la opinión de Felipe Alliende, en un artículo publicado en la
Revista de Educación:
“Es perfectamente posible destacar la presencia de la mujer en el
español sin violentar la lengua, sin majaderías innecesarias (…)
Transcribimos textualmente el artículo de la Revista de Educación
Nº 303, Santiago, abril de 2003.
Los géneros gramaticales:
LO FEMENINO EN EL LENGUAJE
La gran dificultad que presenta el uso del género gramatical es la
escasa presencia de la mujer en el lenguaje. En la actualidad, en numerosos
países y en diversas lenguas se están haciendo esfuerzos para hacer visible
esta presencia. Abordaremos este problema.
DE CÓMO SE PUEDE MARCAR LA PRESENCIA DE LA MUJER EN EL
LENGUAJE
El problema. Como es bien sabido, el género gramatical en la mayoría de las
lenguas, no coincide con el género biológico. En nuestra lengua castellana, los
desfases entre ambos géneros son notables.
En el caso de los animales, tanto el género gramatical masculino
como el femenino son inclusivos para lo nombrado. Así hablamos de: el tordo,
la jirafa. Para aclarar de qué sexo biológico se trata se suele agregar las
expresiones macho y hembra.
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Por otra parte, en nuestra lengua, los sustantivos y los adjetivos
pueden dividirse en tres clases
- los que terminan en - o o en – a
- los que terminan en - e,
- y los que terminan en consonante.
Existe también un pequeño número de nombres sustantivos
terminados en - i, - u (ají, tabú), los que no causan mayores problemas con su
género gramatical.
Conviene recordar que los adjetivos no tienen género, sino
terminaciones, los hay de una terminación en - e y en consonante; y de dos
terminaciones: en - o, - a.
El género gramatical de los sustantivos se conoce sólo en
concordancia con el adjetivo y, en la mayoría de los casos, por el artículo que
los precede. Es, por lo tanto, una convención, algo arbitrariamente fijado.
Los nombres sustantivos terminados en -o tienen normalmente un
género gramatical masculino con pocas excepciones (mano) y algunos
nombres femeninos (Tránsito, Consuelo). En el caso de nombres con
terminaciones - o, - a, hay muchos que admiten diferenciación para el hombre y
la mujer (amigo - amiga). Pero muchos nombres en - a son comunes para
hombres y mujeres, y sólo se pueden reconocer con seguridad por su
concordancia con el adjetivo y el artículo (artista, atleta, ortodoncista, pediatra,
etc.).
En los nombres en - o se está produciendo un cambio. Muchos de
ellos no se usaban en sus formas femeninas; se utilizaban como inclusivos
(ministro, odontólogo, médico, abogado).
Muchas mujeres profesionales, o con cargos de importancia se
molestaban cuando se usaba la forma femenina. Esta tendencia cambió, y hoy
se han hecho comunes las formas en - a (tecnóloga, abogada, decana,
ministra). Este cambio respeta perfectamente la índole del español.
Por otra parte, los nombres en - e, - es, en general, tenían una
sola terminación, y su género gramatical sólo se podía conocer por
concordancia con el adjetivo y el artículo (el fuerte, la suerte). Sin embargo, en
el caso de adjetivos o participios usados como sustantivos (presidente,
gerente) se ha empezado a producir un cambio. Muchos mantienen una sola
terminación (estudiante, docente, vidente). Otros, en cambio, han empezado a
admitir la terminación - a (presidenta, gerenta).
grupos:
-
Los nombres terminados en consonante se dividen en tres
Los que siempre han admitido una terminación femenina exclusiva
(directora, señora, Juana, actriz, gobernadora);
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-
Los que normalmente se usaban con una sola terminación inclusiva (juez,
general), y que se han empezado a usar en sus formas femeninas (jueza,
generala, bachillera);
Los que siguen teniendo una sola terminación inclusiva, pero que se
pueden distinguir por el artículo y el adjetivo (fiscal, alférez, magíster).
En resumen, dadas estas características del español, se ve que
en esta lengua, para designar a las personas:
-
Hay una gran abundancia de nombres con género
común, que se utilizan sin producir mayores
confusiones;
Muchos nombres tienen una forma exclusiva para la
mujer, lo que es algo que los hombres no tienen;
Se puede ir avanzando en la creación y uso de nombres
sustantivos exclusivos para la mujer.
Nota: Esta situación difiere de la del inglés, donde el 99% de los nombres son
comunes (child, fríend, etc.), lo que ha obligado a usar una serie de recursos
que el español no necesita.
ALGUNAS SOLUCIONES INADECUADAS
A continuación examinaremos algunas soluciones que nos
parecen inadecuadas para destacar a la mujer, ya que van contra la índole del
español, y propondremos algunas que no atentan contra nuestra lengua.
Soluciones que van contra la índole del español
Para destacar la presencia de la mujer se ha pensado en la
conveniencia que ésta aparezca en todo momento y en todo lugar, y que los
nombres inclusivos:
simplemente no se utilicen y desaparezcan completamente;
se marquen siempre con el artículo o la terminación femenina.
De acuerdo con el primer intento, por ejemplo, se insiste en que
no se hable de los derechos del hombre, sino de la persona humana; al hablar
del hombre, en general, se indica la necesidad de preferir términos como la
humanidad o el género humano; frente a voces como los profesores o los
niños, se prefiere el personal docente, las personas en edad infantil. Estas
soluciones, aunque no van en contra de la índole de la lengua, transforman a
los hombres y las mujeres en ideas abstractas. Son completamente aceptables,
pero no cumplen con el objetivo de destacar a la mujer.
Otra solución, que está más de acuerdo con la índole de la
lengua, consiste en utilizar los nombres de ambos géneros: los amigos y las
amigas; los hijos y las hijas. Esta solución, sin embargo, también se vuelve
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particularmente ruidosa cuando se la reitera una y otra vez, como una
exigencia rígida de la lengua, limitándola en sus posibilidades de expresión.
Termina por producir un efecto contradictorio en los receptores: el
deseo de que dejen de considerarlos incapaces de entender un simple y
poderoso recurso lingüístico como es la existencia de un género inclusivo.
MODOS DE DESTACAR A LA MUJER SIN ATENTAR CONTRA LA ÍNDOLE
DE LA LENGUA
Las consideraciones anteriores no implican negar que la lengua
española, en numerosos casos, oculta la presencia de la mujer y que, por lo
tanto, es necesario buscar modos de superar esta limitación. Esto se puede
lograr sin violentar la índole del español. Algunos de los procedimientos que se
pueden utilizar son los siguientes:
o Usar moderadamente las formas dobles. Esta se
justifican sobre todo en situaciones presenciales.
Este uso está fuertemente arraigado en la tradición:
(señoras y señores; amigos y amigas) y constituye
un modo de cortesía.
o Emplear las formas femeninas cada vez que sea del
caso (la presidenta, la tecnóloga médica, la señora
jueza, etc).
o Incorporar nuevas formas femeninas para las
palabras en - e y consonante. Esto hará que
terminen por ser aceptadas voces como: tenienta,
dirigenta, infanta, que aún no son de uso general.
o Fijarse más en el fondo del problema que en las
triquiñuelas lingüísticas: destacar a la mujer en las
múltiples presencias que tiene en la sociedad, en la
vida diaria y en la actividad cultural artística.
Conclusión: es perfectamente posible destacar la presencia de la
mujer en el español sin violentar la lengua, sin majaderías innecesarias, pero
con una real preocupación por hacer presente a la mujer en todas las
ocasiones en que sea conveniente o necesario.
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