Notas sobre los grupos trinitarios en la historia

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Notas sobre los grupos trinitarios en la historia
Inmaculada Rodríguez, LT
Dentro de la Familia Trinitaria se han dado siempre distintos grados de
compromiso y pertenencia. En los orígenes de la Orden el grado más elevado lo
ocupaban los Donados (Oblatos) que “consagraban sus personas y sus bienes a 1a
Santísima Trinidad “y, como norma, vivían en sus respectivos hogares, sumergidos en
las ocupaciones familiares y sociales. Algunos, como excepción, residían en el recinto
conventual o Casa de la Trinidad, asistían al coro con los religiosos y se dedicaban a la
atención de los pobres, enfermos y transeúntes.
Las Hospitalarias de los primeros tiempos de la Orden eran también mujeres
consagradas vestían el habito y asistían a las enfermas de los hospitalillos que entonces
se levantaban en la. Casas religiosas, al no existir todavía los hospitales civiles. Con el
mismo Juan de Matha surgen las Cofradías de la Santísima Trinidad o de la Redención
con gran cantidad de asociados laicos.
Existían también los Benefactores o Bienhechores, simpatizantes y
colaboradores, pero sin otros compromisos religiosos, ni, consiguientemente, derechos
en la Orden, excepto la participación en los bienes espirituales.
Una palabra sobre la Tercera Orden Trinitaria
Las Órdenes Terceras aparecen en la Iglesia a partir de 1201 con los religiosos
Humillados aprobados por Inocencio III. El nombre viene del hecho de considerar a los
religiosos como Primera Orden, a las Monjas, como Segunda Orden y a los laicos
comprometidos como Tercera.
Entre los trinitarios los laicos no comenzaron a llamarse "terciarios" hasta el
siglo XVI. Tal vez porque las Trinitarias de clausura que abrieron su primer convento
en Avingaña (Lérida) el 1250, no se expandieron hasta principios del siglo XVI. Por lo
que no parecía oportuno denominarla Segunda Orden y en consecuencia a los laicos
Tercera. Los primeros Estatutos de la Orden Tercera son del 1584.
A partir del siglo XVII y con la Reforma en la Iglesia en las Órdenes religiosas,
se vuelve a "adaptar" la Regla de los frailes y monjas a los seglares, cosa que hoy se
procura evitar. Y ahí surgen los tres Votos de castidad, obediencia y pobreza
acomodados al estado seglar.
El Concilio Vaticano II prefirió hablar de Compromiso cristiano y de
Consagración que, al renovar la consagración bautismal y sus compromisos, implica
vivir también el espirita de las Bienaventuranzas y de los Consejos evangélicos:
"Quedan invitados y aún obligados todos los fieles cristianos a buscar la santidad y la
perfección dentro de su propio estado. Estén atentos a encauzar rectamente sus afectos,
no sea que el uso de las riquezas, contrario al espiritu de pobreza evangélica, les
impida conseguir la caridad perfecta: 'los que disfrutan de este mundo no se detengan
en eso, porque los atractivos de este mundo pasan.
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Hablando de la vida espiritual de los laicos cristianos afirma: "Una tal vida
exige el ejercicio continuo de la fe, de la esperanza y de la caridad. Y es precisamente la
Caridad que Dios derrama en nuestros corazones por el Espirita Santo la que capacita a
los seglares para expresar en su vida el espíritu de las Bienaventuranzas. Siguiendo a
Jesús pobre, no se abaten por la escasez, ni se engríen con la riqueza; imitando a Cristo
humilde, no ambicionan glorias vanas sino procuran agradar a Dios antes que a los
hombres, buscando en todos los acontecimientos su voluntad; cultivando la amistad
cristiana se ayudan mutuamente en todas las necesidades tanto materiales como
afectivas y espirituales" (Decreto sobre el Apostolado de los laicos, AA 4).
El Proyecto de Vida del Laicado Trinitario no habla nunca de Promesas o Votos,
sino de Compromiso o Consagración (nn. 53 - 57). Sin duda tiene en cuenta la doctrina
actual de la Iglesia, y considera que el Compromiso libre y deliberado es una
auténtica Consagración especial a la Santísima Trinidad. Se renueva cada tres años
tras petición escrita. Por devoción cada año y en común en la Fiesta de la Santísima
Trinidad u otra fiesta de la Orden.
Indica la posibilidad del Compromiso definitivo o perpetuo: "Quien desee emitir
el Compromiso Definitivo, lo solicitará por escrito al Consejo de la Fraternidad, quien,
examinada la petición, podrá acogerla" (n. 57).
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