Job y su esposa.

Anuncio
Los capítulos 1 y 2 de Job nos
presentan a Satanás acusando
a Dios de parcialidad en su
trato con Job, y la respuesta de
Job a los problemas causados
por el diablo.
 Las acusaciones de Satanás:
 Un cerco alrededor.
 Piel por piel.
 La integridad de Job:
 Job y Adán.
 Job y su esposa.
 Job y Jesús.
«Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al
trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han
aumentado sobre la tierra» (Job 1:9-10)
Abundantes bendiciones materiales, una familia fructífera, una buena reputación…
Realmente, Job había sido cercado alrededor por la divina mano protectora.
Además, Job tenía un carácter justo y servía fielmente a Dios. Pero, ¿serviría Job a
Dios si no recibiese esas bendiciones?
Aunque el carácter de Job estaba siendo puesto en tela de juicio por Satanás, el
ataque estaba dirigido hacia Dios mismo. ¿Había sobornado Dios a Job para que le
sirviese? ¿Querría alguien amarle si no recibía nada a cambio?
¿Por qué amo yo
a Dios y le sirvo?
¿Cuáles son mis
motivaciones?
¿Me mueve el
amor o el interés?
En un segundo encuentro celestial,
Dios le muestra a Satanás cómo Job
permanecía fiel a pesar de todo.
Aun habiendo quedado desacreditado
ante todos los seres celestiales, el
diablo se obstina en buscar nuevos
argumentos contra Dios. «Piel por
piel»; cada persona tiene su precio.
¡Nadie –según Satanás– puede servir a
Dios de balde!
El problema sigue girando alrededor
del carácter de Dios (Dios tirano
o Dios amante).
Por eso, el Plan
de Redención es
más que la
salvación de la
raza humana; es
la vindicación del
verdadero
carácter de Dios.
«Respondiendo Satanás, dijo a Jehová:
Piel por piel, todo lo que el hombre
tiene dará por su vida. Pero extiende
ahora tu mano, y toca su hueso y su
carne, y verás si no blasfema contra ti
en tu misma presencia» (Job 2:4-5)
«Al principio de la gran controversia, los
ángeles no comprendían esto [las
consecuencias del pecado]…
Pero no sucederá así cuando la gran
controversia termine. Entonces, habiendo sido
completado el plan de la redención, el carácter
de Dios quedará revelado a todos los seres
creados. Se verá que los preceptos de su ley
son perfectos e inmutables. El pecado habrá
manifestado entonces su naturaleza; Satanás,
su carácter. Entonces el exterminio del pecado
vindicará el amor de Dios y rehabilitará su
honor delante de un universo compuesto de
seres que se deleitarán en hacer su voluntad y
en cuyo corazón estará su ley»
E.G.W. (El Deseado de todas las gentes, pg. 713)
«A pesar de todo esto, Job no pecó ni le echó la culpa a Dios»
(Job 1:22 NVI)
Con su tentación, Satanás pretendía hacer que Job
rechazase a Dios. Pero, aunque lo perdió todo, Job
se mantuvo fiel.
Dios dejó en completa libertad a Job para seguir
sirviéndole o rechazarle, porque sabía que él
podría elegir correctamente. Si no somos capaces
de resistir una tentación, Dios no permitirá que
seamos tentados así (1ª de Corintios 10:13).
Adán y Eva, seres sin pecado en medio
de un verdadero paraíso, transgredieron
y cayeron en el pecado por causa del
ataque de Satanás; Job, en medio del
dolor, la tragedia y una ruina terribles,
permaneció fiel a Dios a pesar de los
ataques de Satanás. Ambos son
ejemplos de los grandes temas que están
en juego con respecto al libre albedrío.
«Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad?
Maldice a Dios, y muérete» (Job 2:9)
A pesar del primer ataque de Satanás, Job había retenido su
integridad (Job 2:3). Tras su segundo ataque Satanás pregunta a
Job, a través de su mujer: «¿Aún retienes tu integridad?».
Desesperada y llena de dolor, la mujer de Job no pudo
comprender cómo su marido seguía honrando a Dios cuando,
según le parecía, les había arrebatado todo.
«¿Recibiremos de Dios el bien, y
el mal no lo recibiremos?» (Job
2:10). Aquí está la raíz de la fe de
Job. Como Pablo lo hizo siglos
más tarde, Job había aprendido
a confiar plenamente en Dios y a
contentarse en cualquier
situación.
Nuestra fe debe estar basada
hoy en la misma premisa: «Todo
lo puedo en Cristo que me
fortalece» (Filipenses 4:13).
«En todo esto no pecó Job… En todo esto
no pecó Job con sus labios» (Job 1:22; 2:10)
Al final de cada una de las dos
pruebas, se dice expresamente
que Job no pecó. No pecó ni en
acción ni en palabra.
Por supuesto, esto no significa que
Job no tuviese ningún pecado. En
realidad, él necesitaba un Salvador
tanto como nosotros (Job 19:25).
Pero retuvo su fidelidad.
En este sentido, puede verse a Job
como una especie de símbolo, un
débil ejemplo de Jesús, quien, en
medio de pruebas y tentaciones
terribles, no renunció, no cayó en
pecado, y refutó así las
acusaciones de Satanás
contra Dios.
«Cristo venció como hombre las tentaciones.
Cada hombre puede vencer como Cristo venció.
El se humilló a sí mismo por nosotros. Fue
tentado en todo punto, así como nosotros.
Redimió el desgraciado fracaso de la caída de
Adán, y fue vencedor, testificando así ante
todos los mundos no caídos y ante la
humanidad caída, que el hombre podía guardar
los mandamientos de Dios por medio del poder
divino que el cielo le concedía. Jesús, el Hijo de
Dios, se humilló por nosotros, soportó la
tentación por nosotros, y venció en nuestro
favor para mostrarnos cómo podemos vencer.
Así vinculó sus intereses divinos con la
humanidad, con los lazos más estrechos; y ha
dado la positiva seguridad de que no seremos
tentados más de lo que podemos soportar, sino
que con la tentación dará una vía de escape»
E.G.W. (Mensajes selectos, tomo 3, pg. 154)
Descargar