CENTRO DE ESTUDIOS MESHIBAT NEFESH CARTA A LOS HEBREOS Desde una perspectiva Judía Por Prof. José Alberto Fuentes Breve introducción Suena bastante extraño decir “Carta a los hebreos desde una perspectiva judía”. Ya que si la carta es titulada como carta a los Hebreos (entiéndase judíos) es de suponerse que solo se puede entender cabalmente dentro del pensamiento judío. De hecho resulta una incongruencia que exista otra perspectiva de entendimiento. Lo más increíble es que hay un sin número de comentarios que intentan explicar la carta fuera del marco del judaísmo. Y esto ha llevado a una errónea concepción de los conceptos judíos presentados en dicha carta. A decir verdad todos los escritos conocidos comúnmente como Nuevo Testamento fueron escritos por judíos, sobre temas judíos, dirigidos principalmente a comunidades judías tanto en la tierra de Israel como en la diáspora. Y en el caso de los escritos a los no judíos, se transmiten ideas de la Torá y el judaísmo que aplican a toda la humanidad. Consecuentemente toda interpretación debe presentarse dentro de los parámetros judíos, ya sean teológicos, doctrinales, culturales, proféticos etc. Porque de lo contrario se corre el grave peligro de mal interpretar, cosa que ya ha sucedido a lo largo de la historia. Surge la pregunta clásica de los académicos: ¿Quién escribió la Carta? Hay diferentes tradiciones y análisis presentados, algunos dicen que fue Pablo el escritor, otros Apolos, Silas, Lucas, etc. Pero lo que me queda claro es que la escribió un judío bajo inspiración Divina, conocedor de los secretos de la Torá, por supuesto un judío observante de la Torá y las Mitzvot (La Ley y los mandamientos). Cabe agregar también que por la evidencia presentada en el escrito, que es muy probable que este dirigida a los Levim y Cohanim (levitas y sacerdotes) que conocen aún más los detalles del servicio. Y esto convierte entonces al escrito aún más apegado a la fe y observancias judías. Vamos pues a presentar con la ayuda de Di-s algunos comentarios influenciados por el pensamiento judío. En mi opinión la carta debe de estudiarse en niveles más profundos de entendimiento, de modo que debemos tener mucho cuidado con la literalidad del texto, el nivel de pshat (directo) no es recomendable para entenderla, el pshat nos sirve simplemente para conocer el texto. Así que los comentarios que presentare con la ayuda de Di-s no son la última palabra en cuanto a interpretación se refiere, porque sin duda habrá mucha riqueza en el texto que aún no percibo. Por supuesto los comentarios son dignos de ser estudiados. Tómenlos como un punto de partida para conocer conceptos judíos que aparecen en la carta que muchos desconocen, y que por su desconocimiento han sido distorsionados, ese es el motivo principal de este documento. Y la realidad es que este estudio nos ayudara no sólo a entender la carta a los hebreos sino también los demás escritos apostólicos. También reflexionaremos al final de cada capítulo para sacar el máximo beneficio y no quedarnos como simples intelectuales vacíos de espiritualidad. Al final del día todo lo que estudiamos ha de reflejarse en buenas cualidades y buenos actos que agraden a nuestro Creador. Quiera Hakadosh Baruj hu que sea de mucha Bendición. ELOHIM HABLÓ A LOS PADRES En este primer capítulo tomaremos buena parte para analizar solamente los siguientes versículos: Hebreos 1:1-2ª En diversas ocasiones y bajo diferentes formas Dios habló a nuestros Padres por medio de los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por su hijo. COMENTARIOS Primeramente corroboramos la identidad judía del escritor y también la de los destinatarios, al mencionar que Di-s hablo a los Padres por los profetas, claramente el escritor se identifica como hijo de Israel (Éxodo 3:13-16). ¿Cómo hablaba Di-s a los antiguos? Dice el texto “bajo diferentes formas, Por medio de los Profetas”. Esto nos conecta a un versículo de la Torá: Números 12:6-8 Hashem les dijo entonces: “Oigan bien mis palabras: Si hay en medio de ustedes un profeta me manifiesto a él por medio de visiones y solo le hablo en sueños. Pero no ocurre lo mismo con mi servidor Moshé; Le he confiado toda mi casa y le hablo cara a cara, es una visión clara, no son enigmas; él contempla la imagen de Hashem. Analicemos un poco más el tema de la profecía y el nivel profético de Moshé Rabenu para establecer los parámetros necesarios en nuestro desarrollo. El aclamado Rabino Moshé ben Maimón (Rambam), en Perek jelek nos aportara mucho para entender las formas en que Di-s hablo a su pueblo por medio de los profetas: Existe la profecía. Esto es, que en la especie humana, existen individuos con potencial y cualidades sobresalientes y dueños de una plena perfección, con un espíritu sabio e inteligente, hasta adquirir una mente sublime (intelecto perfecto). Es entonces cuando esta mente humana en consecuencia su intelecto se apega a una “mente superior” [la “mente” de Di-s, por así decirlo], siendo iluminada intensamente por ella y recibir de éste un estado elevado. A este tipo de individuos se los denomina: profetas y esa experiencia es la profecía. En cuanto a la profecía abundan en la Torá eventos que atestiguan acerca de la profecía de varios profetas. El punto principal es saber que Moisés es el nivel superior, el “maestro” de todos los profetas anteriores o posteriores a él, todos están por debajo de su nivel. Moisés fue el selecto de toda la humanidad que captó respecto al conocimiento de Di-s más de lo que cualquier otro, en el pasado o en el futuro percibió o percibirá. Moisés logró la superación humana hasta alcanzar el nivel celestial y mantenerse en la categoría de los ángeles. No se le interpuso a Moisés ningún obstáculo o velo entre él y Di-s. Asimismo ningún impedimento físico ni carencia grande o pequeña. En él se anularon por completo la imaginación y desapareciendo los deseos, los impulsos y la voluntad, quedándole sólo la mente y al respecto fue dicho: “él hablaba con Di-s, no por medio de ángeles”. En efecto Moshé Rabenu supero a los ángeles. De hecho se menciona en la tradición judía que en el momento de subir al monte (Ex. 19:3) se presentó una disputa por la Torá entre Moshé y los ángeles, siendo Moshé el que obtuvo la victoria en la discusión (Shabat 86b, Midrash Raba 28:1). Esto nos enseña que el ser humano tiene la capacidad para elevarse por encima de los ángeles. Esto lo analizaremos más adelante (Hebreos 1:4). Sigue el Rambam explicando: La profecía de Moisés, nuestro maestro, se diferencia de las profecías de los demás profetas en cuatro aspectos: 1º diferencia: Cualquier otro profeta, no se comunica con Dios [directamente] sino por medio de un intermediario, en cambio Moisés, no precisaba de intermediarios, tal como dice: “boca a boca hablaré con él” (Números 12:8) 2º diferencia: Todo profeta no recibe la profecía sino cuando están durmiendo, como versa: “en sueños nocturnos” (Génesis 31:24) “en sueños o visión nocturna” (Job 23:15) y otros ejemplos. Es factible que le sobrevenga de día, pero luego que haya recaído sobre aquel hombre un profundo sopor, de forma tal que queden neutralizados todos sus sentidos y permanezca su mente libre, tal como ocurre al soñar. Esto es lo que se denomina “Visión” o “Percepción”, sobre esto fue dicho “con visiones Divinas” (Ezequiel 8:3), en cambio Moisés, venía a él la palabra de Di-s, aun en pleno día, (en estado lucido) mientras permanecía de pie (la voz surgía) por entre los dos Querubines (que estaban por sobre el arca sagrada) , tal como dice: “Me revelaré a ti ahí, y hablaré contigo por sobre el arca” (Éxodo 25:22). Dijo el Altísimo: “Escuchad ahora Mis palabras: si surgiere vuestro profeta, Yo, el Eterno, en visión Me manifestaré a él, en sueño hablaré con él. No es así con Mi servidor Moisés,… Boca a boca hablo con él” (Números 12:6-7-8). 3º diferencia : Todo profeta, al advenirle la profecía, aunque sea en “visión” y por medio de un ángel, se aflojarán sus fuerzas, su cuerpo se debilitará y se apoderará de él un profundo pavor, hasta sentir que su alma está por salir de su cuerpo, tal como lo expresa Daniel cuando (el ángel) Gabriel habló con él en visón: “Y no quedaron en mí fuerzas pues la lozanía de mi semblante se convirtió en palidez de muerte y me faltaron las fuerzas” (Daniel 10: 8 y 9) y más aún: “caí en profundo sueño con mi rostro hacia el suelo” y dice: “por causa de la visión me han sobrevenido dolores y no me quedan fuerzas” (Daniel 10:16). No ocurría así con Moisés, sino que le sobrevenía la palabra de Di-s sin causarle temblor o debilitamiento de ningún tipo, tal como dice: “y habló el Eterno con Moisés frente a frente, tal como habla un hombre con su prójimo” (Éxodo 33:11) es decir, así como el hombre no se llena de pavor al hablar con su compañero, de la misma manera ocurría con Moisés, él no se estremecía cuando le sobrevenía la palabra de Dios, a pesar de estar Moisés en el grado supremo de cercanía a Di-s, como dice: “frente a frente, esto hace alusión al profundo nivel de percepción mental, como dejamos expresado. 4º diferencia: Los demás profetas no poseen la capacidad de profetizar en cualquier momento que lo desean, sino sólo cuando Di-s así lo dispone, pues es factible que pasen años sin que el profeta perciba ninguna profecía, o que el profeta pretenda saber algo por medio de la profecía y tenga que esperar días o meses hasta recibir la profecía o sencillamente no se le revele. Encontramos entre los profetas, quienes se prepararon (para alcanzar la profecía) tratando de lograr un ánimo alegre, tal como lo hizo Eliseo: “Y ahora, traedme un músico” y luego le sobrevino la profecía, mas es factible que no le sobrevenga visión alguna a pesar de predisponerse para ello. En cambio Moisés, nuestro maestro, en todo momento que él quería lograba (comunicarse con Di-s) pues está dicho: “esperad aquí y habré de escuchar lo que el Eterno prescribirá para vosotros” (Números 9:8) y dice: “habla con Aarón, tu hermano, y que no se acerque al santuario en todo momento” (Levítico 16:2), explicaron los sabios: “Aarón está en el nivel de ´no en todo momento`, empero Moisés, no está en el nivel de ´no en todo momento`”. Quiere decir que Moshé Rabenu no entra en este primer versículo que estamos analizando (Hebreos1:1) ya que Moshé es el paradigma de la profecía, como está escrito: Deuteronomio 34:10 Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moshé, a quien haya conocido Hashem cara a cara. Moshé no es parte de los profetas, él es el Profeta. Y ¿qué tiene que ver Moshé con él con el Hijo? Mucho pues el Hijo tiene la misma capacidad profética que Moshé para transmitir del Padre. Y de la misma manera que Moshé hablo a los hijos de Israel, el Hijo transmite en ese nivel de unión con Hashem. Sin mediadores, sino cara a cara. El Mashíaj es la escalera, él es el intermediario, como está escrito: Juan 1:51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre. También dijo: Juan 11:41-42b Y Yeshúa, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Además está escrito con respecto a Moshé: Deuteronomio 18:15,19 Un Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantara el Eterno tu Elokim; a él oiréis… Un profeta como tú levantare de entre tus hermanos, y pondré mis palabras en su boca… Y sucederá que cualquiera que no oiga mis palabras que él ha de hablar en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta. Los mismos discípulos del maestro entendían esto relacionando al Hijo (Mashíaj) con Moshé Rabenu (Hechos 3:22). También la gente que lo escuchaba decía: Mateo 21:11 “Y las multitudes contestaban: Este es el profeta Yeshúa, de Natseret de Galil.” Juan 6:14 “La gente entonces, al ver la señal que Yeshúa había hecho, decía: Verdaderamente este es el Profeta que había de venir al mundo.” Está escrito sobre la relación de Moshé y Mashíaj: Juan 5:46-47 Porque si creyereis a Moshé, me creerías a mí, Porque de mí escribió él. Pero si no creéis a sus escritos, ¿Cómo creeréis en mis palabras? Apocalipsis 15:3 Y Cantan el cantico de Moshé siervo d Di-s, y el cantico del Cordero. Es por eso que encontramos similitudes impresionantes entre Moshé Rabenu y Yeshúa el Mashíaj. Aquí unos cuantos ejemplos: Como Moshé fue expuesto a un peligro de muerte poco después de su nacimiento por causa del edicto de un rey malvado, así Yeshúa tuvo que ser rescatado de las manos del malvado rey Herodes. Moshé recibió una identidad egipcia de la misma manera Yeshúa ha sido despojado de su identidad hebrea, convirtiéndolo en un extraño para sus hermanos. Moshé fue rechazado la primera vez cuando vino a sus hermanos (Ex2:14). De la misma manera la mayoría de los judíos rechazaron al postrer libertador Yeshúa cuando vino por primera vez. Moshé fue salvado del peligro de la muerte en el agua. De la misma manera Yeshúa fue sacado de las “aguas” de la muerte (Ver Jonás 2:5-6. Salmo 18:16,id 69:14-15) Moshé se manifestó con señales y maravillas delante del pueblo de Israel para que creyesen en él. De la misma manera Yeshúa anduvo haciendo milagros y maravillas a favor del pueblo. La misma tradición judía en el Midrash Kohelet Rabah hablando de Moshé como el primer redentor afirma que abra un segundo redentor semejante al primero: R. Beraquías dijo en nombre de R. Itzjak: Así como hubo un primer redentor, también habrá un Postrero… Es interesante notar la expresión que usa este Midrash cuando dice habrá un Postrero, tiene que ver con el versículo que estamos analizando cuando dice: “En estos postreros días nos ha hablado por su hijo”. (Hebreos 1:2ª). Y aunque la terminología puede variar en las traducciones o en el lenguaje original, la idea es la misma. Sigue diciendo el Midrash: Así como se dice el primer redentor que “Tomó a su mujer y a sus hijos, y los puso sobre un asno” (Ex.4:20), también se dice del postrer redentor que viene “Humilde montado en un asno” (Zc.9:9). Así como el primer redentor proveyó maná, como está escrito: “He aquí derramaré sobre vosotros pan del cielo” (Ex.16), también lo hará el postrer redentor como está escrito: “Haya abundancia de grano en la tierra” (Sal.72:16). Así como el primer redentor abrió una fuente, así también el postrer salvador proveerá agua, como está escrito: “Brotara un manantial de la casa de Hashem” (Joel 3:18). Los grandes cabalistas no se quedan atrás al mostrar similitudes entre Moshé y Mashíaj. El aclamado Rabino Jaim Vital alumno del Santo ARI, reconocido como uno de los más grandes cabalistas de todos los tiempos, dice en Arba Meiot Kesef Shekel página 68 cosas impresionantes: Así como nos encontramos con que Moshé Rabenu ascendió al cielo en cuerpo y alma, y allí permaneció durante 40 días… del mismo modo el Mashiaj, con la ayuda del Todopoderoso, asenderea al cielo… Este es el secreto al cual alude el Zohar,”Mashiaj se puso de manifiesto, sin embargo nadie lo percibió”. Poco después Mashiaj se esconde, en cuerpo y alma, en ese pilar Divino (La incubación espiritual de esta alma) sublime, como se explicó anteriormente. Mashiaj será llevado hasta el cielo tal como Moshé ascendió al firmamento (En su escrito Shaar Hagilgulim 13 se repite la misma idea), para descender luego y se rebeló por completo a la vista de todos. Mashíaj hará lo mismo entonces todo el pueblo judío a continuación, lo reconocerá a él y acudirá a él. Para nosotros como discípulos del Mashiaj es fácil identificar todas estas similitudes a la luz de su vida y obra. También en la escuela jasidica de Breslov en el libro Mashiaj: ¿Quién?, ¿Qué?, ¿Por qué?, ¿Dónde? Y ¿Cuándo? Parte 2 capitulo 4, existen tremendas declaraciones con respecto a Moshé y Mashíaj: Encontramos muchas enseñanzas que indican que Moshé es el Mashíaj. “Moshé guio a su rebaño en el desierto” (Éxodo 3:1). Cuando Dios habló con Moshé, le dijo: “el desierto es una señal para ti. Tú guiarás a tu rebaño hacia el desierto y lo dejarás allí. En el futuro, es decir en los días del Mashíaj, tú lo redimirás en el desierto. Aquello que fue (Moshé), es lo que será (Mashíaj)… pues no hay nada nuevo bajo el sol. (Eclesiastés 1:9) El Tikuney Zohar afirma claramente: Mah She’haiá Hu She’ihié que significa aquello que fue es lo que será. El acróstico de Mah She’haiá Hu es MoSheH. Es decir, el mismo redentor que nos sacó de Egipto, que nos formó como nación y nos dio la Torah, será nuestro redentor en el futuro. Él nos sacará de nuestro exilio, nos establecerá como una nación unida y nos revelará la Torá de una manera mucho más profunda. (Tikney Zohar 69, p.111b; ver también Zohar II, 120a) Más aun, Yaakov bendijo a Yehudá diciendo: la vara no se apartará de Yehudá… hasta que venga Shilo (Génesis 49:10) como se ha mencionado, Shilo es el Mashiaj. (Sanedrin 98b). No es sorprendente entonces comprobar que el valor numérico de Shilo es 345 (Shin 300, Yod 10, Lamed 30, He 5) Moshé 345 (Mem 40, Shin 300, He 5). Enseña entonces el Zohar de manera explícita que Moshe es el Mashiaj (Zohar 1, 25b). También es Moshé el paradigma de verdadero líder, en un sentido quizá más profundo que el rey David. Moshé demostró un total auto sacrificio. Cuando los judíos hicieron el becerro de oro Dios quiso destruirlos debido a su idolatría. Moshé le dijo a Dios: “si tu no los perdonas a ellos, entonces tendrás que destruirme a mí también (Éxodo 32:32). Y era un líder además para cada persona en particular. Tremenda como era su figura, capaz de permanecer en el cielo sin comida ni bebida durante 40 días consecutivos y en tres ocasiones sucesivas, Moshé era accesible para toda persona que buscase su consejo (ver Rashí Números 27:16-18) E incluso trató de llegar a la Multitud Mezclada (No judíos), para traerla bajo el yugo de Dios, aconsejándola y guiándola en el sendero adecuado para cada uno, de acuerdo con su propia capacidad. Esto es el verdadero liderazgo, digno del Mashiaj. Estas sin duda son declaraciones muy fuertes y requieren un estudio más profundo, pero nos queda claro que estos dos están íntimamente relacionados una y otra vez en diferentes niveles de entendimiento. Podemos ver entonces la grandeza del Hijo que nos ha hablado en estos postreros días. Para un judío observante Moshé Rabenu es lo máximo, hasta hoy día. De ahí que al transmitir que las palabras del Hijo (Mashiaj) corren a la par de Moshé, el judío observante es motivado a buscar de Mashíaj como lo hace con Moshé Rabenu. Los Postreros Días o final de los Tiempos. (Hebreos 1:2). Ya vimos en parte que el final de los tiempos es una alusión al segundo Redentor (Midrash Kohelet Rabbah) y en efecto en el judaísmo se conoce este concepto como Ajarit hayamim. Término que indica la época del Mashíaj (Isa. 2:2). Encontramos en el Talmud una increíble enseñanza en Sanhedrin 97a: El mundo durara seis mil años. Durante los dos mil primeros años el mundo se encontraba desolado. Los dos mil años siguientes son los de Torá. Los dos mil años finales son los de Mashíaj. Según el cómputo judío estamos en el año 5775 que corresponde con el año 2015 del calendario secular. No hay duda que el Mashíaj ya se ha revelado, estamos en el fin de los tiempos, hoy más que nunca hay que oír su voz. Es importante aclarar que esto no significa que el Hijo anule las palabras de los profetas dadas a los padres en la antigüedad, por cuanto el mismo Mashíaj dijo: “La escritura no puede ser quebrantada” (Juan 10:35) todo lo contrario el Hijo las confirma y las aclara llevándolas a un entendimiento mucho más profundo. También podríamos entender estos versículos de la siguiente manera: Todo lo que hablaron los profetas a los padres en la antigüedad era con el propósito de señalarnos al hijo, es decir al Mesías. Cosa que se puede corroborar en la tradición judía. Berajot 34b: Y También dijo Rabi Jiya bar Aba en nombre de Rabi Yohanan: Todos los profetas profetizaron exclusivamente respecto a los días de Mashíaj. Reflexión ¿Qué finalidad tiene la profecía? Y ¿Qué finalidad tiene escuchar al Hijo en estos últimos tiempos? Nos enseña uno de los más grandes, Ramjal en Derej Hashem 3:3:4:6: La profecía es un grado de inspiración en el cual un individuo llega a un nivel en el que literalmente se une a sí mismo con el Creador, bendito sea Su Nombre, de tal manera que de hecho puede sentir esa unión. Entonces puede comprender con claridad que Aquel a Quien está unido es Dios. Esto se siente con absoluta claridad, con una conciencia que no deja lugar a ninguna duda. La persona está tan segura de esto como si se tratara de un objeto físico que está observando con sus sentidos físicos. (De ahí aprendemos la expresión Cara a Cara) Y he aquí, el principal concepto de la verdadera profecía es, por lo tanto, que una persona viva logra tal unión y apego con Di-s, y esto es ciertamente un alto grado perfección. Y sin embargo a pesar de esto, a menudo está acompañado por cierta información o aclaración. A través de la profecía la persona puede acceder al conocimiento de muchas verdades elevadas que se encuentran entre los misterios ocultos de Hakadosh Baruj hu, y los percibe claramente a troves del camino del conocimiento influenciado que mencionamos… El profeta es más grande que quien tiene inspiración Divina, aun respecto al conocimiento obtenido, pues el comprende mediante una comprensión superior a toda comprensión que pueda obtener el hombre, y es una comprensión que se da como resultado de su conexión con su Creador, bendito sea su nombre. La respuesta entonces es que al escuchar al Hijo (Mashíaj) logramos conexión, apego, unión con Hashem por eso dice nuestro Rabí HaKadosh: Juan 17:3 Y este es el secreto de la vida eterna: que te conozcan a ti, el Único Di-s verdadero. Juan 17:21-23 Para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea qué tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y Tú en mí, para que sean perfectos en unidad. Amados hermanos en el Mashíaj, el Hijo nos debe llevar a este punto de unión con Hashem, no hay otro camino ni otra verdad. Esto también nos enseña la importancia de unirnos a un Tzadik (Justo). El Tzadik es aquella persona que se ha elevado por su obediencia y anulación ante Di-s a niveles impresionantes de cercanía con Hashem. Debido a que no hemos desarrollado suficiente habilidad espiritual para acercarnos a Di-s podemos pedir, por así decirlo, prestado del Tzadik para que de su fuerza y virtud nos conceda la porción necesaria para despegar y volar en el servicio al Eterno. Este concepto aun en la actualidad es bien aceptado por el judaísmo jasidico. Y así como Moshé fue un intermediario (Tzadik) en el desierto, como el primer redentor, en esto últimos tiempos es Yeshua HaMashiaj, el Hijo, es nuestra conexión con HaKadosh Baruj hu. De hecho el Ramjal en la obra que hemos mencionado dice con respecto a esto: Sin embargo la experiencia profética se percibe a través de intermediarios pues el hombre no puede apegarse ni percibir Su Gloria, bendito sea Su Nombre, como si viera a su prójimo parado frente a él, sino por medio de servidores cuya tarea es servir a la percepción como sirve un cristal (lentes) al ojo; y a través de ellos es posible percibir la Gloria. Y lo que verdaderamente se percibe es la Gloria misma, no otra cosa, aunque la percepción variará dependiendo de los intermediarios, de igual modo como ocurre con lo que se ve a través de cristales. Y en esto hay niveles de lejanía o cercanía (en lo que se refiere al apego del hombre con Di-s), y claridad u opacidad en el cristal. Hemos visto que Moshé y Mashíaj no necesitaron de intermediarios. Entonces entre más grande sea el intermediario más revelación de Hashem tendremos, y entonces el propósito de toda la creación podrá concretarse. Los que hemos oído al Hijo (Mashíaj), y para toda la casa de Israel que es la intención primaria de la carta que estamos analizando, él es el definitivo y más grande Tzadik, por tanto que vive para siempre pues ha recibido del Padre el poder de una vida indestructible, como dijo el Rabí Shaúl: Romanos 1:4 “Declarado Hijo de Di-s con Poder, Según el Espíritu de Santidad, por la resurrección de los muertos”. Por tanto nadie como el Hijo para ayudarnos a acercarnos a Di-s. El mismo nos dijo “Separados de mi nada podréis hacer” (Juan15:5) Debemos entonces seguir sus pisadas, ser obedientes a los mandamientos de la Torá así como él fue obediente, identificarte con sus enseñanzas lo más que puedas, tomar de ellas cada día. Que su vida sea de inspiración para hacer tu Avodat Hashem y así poder decir como él: “El padre y Yo uno somos” (Juan 10:30)