Ficha 7. Pensamiento, lenguaje, realidad

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Ficha 7
Prof. Camila López
1ºBD. Colegio:_______________________________
Nombre del alumno:__________________________
Fecha de entrega:________________
Lenguaje, pensamiento, realidad
Una relación problemática
Recordemos el caso de Amala y Kamala, las dos niñas que
fueron criadas por lobos e insertas en la vida humana a los 3 y
6 años. A ambas les costó mucho adaptarse a la civilización –
caminar erguidas, comer con las manos, y hablar-: cuando el
ser humano se cría ajeno al lenguaje y la cultura, emergen
muchas preguntas filosóficas interesantes, originadas por la
relación entre lenguaje, realidad y pensamiento:
¿Puede el lenguaje crear o transformar una realidad?
¿El pensamiento forma el lenguaje, o al revés?
¿La realidad es lo que pienso que es, o lo que me enseñan que es?
¿Puedo cambiar la realidad con mi modo de decir o de pensar? ¿O es la realidad la
que me hace pensar y hablar de cierta manera?
¿Aprendemos a hablar antes que a pensar, o al revés?
¿Los que hablan distintos idiomas ven distintas realidades?
¿Por qué pueden entender y hacer la misma ciencia o la misma economía
un chino, un nigeriano y un esquimal si no hablan el mismo lenguaje? Sin
embargo, ¿qué queremos decir cuando sostenemos que piensan de un
modo diferente?
Vemos que hay una relación cooperativa entre Lenguaje, Pensamiento y Realidad, que se construyen
mutuamente.
Pero, ¿qué significa cada uno de estos conceptos?
Pensamiento
Conceptos o ideas producidos
por la mente
Lenguaje
Realidad
Capacidad que tenemos los
seres humanos de
comunicarnos con los demás
mediante signos
Es todo lo que existe y
acontece
Fragmento de “Hombre y lenguaje”. Carlos Scaffo
Nuestra idea de la realidad depende de la perspectiva con que nos situemos frente a su
manifestación
“El hombre vive rodeado de objetos y ese conjunto de objetos, de cosas, constituye su mundo, un
mundo con el que ya se encuentra, o de cuya formación ya no tiene conciencia.
Este tema, que Cassirer ha llamado “El lenguaje y la construcción del mundo de los objetos”…
consiste en destacar la participación que el lenguaje tiene en la constitución de esas cosas y de
esos “objetos” que ya encontramos formado a nuestro alrededor. En esta participación del
lenguaje en la formación de los objetos tiene particular importancia el acto de nombrar. La
nominación, el nombre que adjudicamos a las cosas que nos rodean, la palabra con que rotulamos
los objetos, representa el final de un proceso a través del cual hemos ido conquistando nuestra
conciencia de esos mismos objetos… En principio ¿qué es un objeto, una cosa? Es un
conglomerado un haz de sensaciones que se nos disparan desde algún punto de la realidad o de la
exterioridad, de lo que es externo a nosotros, referente a color, olor, magnitud, posición, etc,
Ahora bien, esas diversas sensaciones para organizarse en objetos en cosas, en cosas distintas de
otras, necesitan de un nexo, de un vínculo que las mantenga unidas en nuestra experiencia, y ese
nexo es principalmente el nombre, la palabra. Las características y las funciones inconfundibles de
cada cosa, son reunidas y evocadas en conjunto en nuestro pensamiento, esto es llegan a tener
una significación permanente a través del nombre; sin esa etiqueta que” pegamos” en las distintas
zonas de la realidad tendríamos únicamente una masa informe y desordenada de sensaciones.”
Como sujetos, nos enfrentamos a una realidad
que se nos presenta desordenada. Nosotros
somos quienes “ordenamos” la información que
recibimos, clasificándola en distintos objetos.
Lo hacemos gracias al LENGUAJE, que nos
permite tener conceptos generales en los cuales
encasillamos la realidad para poder conocerla.
Al nombrar las cosas, las diferenciamos de otras
cosas, las concebimos como objetos separados.
Entonces, el lenguaje nos permite conocer la
realidad, pero también nos pone límites.
“Los límites de mi mundo son los límites de mi
lenguaje” (Ludwig Wittgenstein)
“1984”: La neolengua como herramienta de dominio
En la ficticia sociedad hipervigilada narrada en el libro “1984”, el partido de gobierno (Ingsoc)
instaura un lenguaje nuevo, la “neolengua”. Ésta era “la lengua oficial de Oceanía y fue creada
para solucionar las necesidades ideológicas del Ingsoc o Socialismo Inglés" (Orwell, 1995: 293).
De modo que el lenguaje es, en este escenario, no simplemente un modo de comunicación, sino
una forma de manipular el pensamiento de la sociedad y la percepción de lo real en función de
ciertos intereses ideológicos. El objetivo de esta lengua es que cualquier "pensamiento divergente
de los principios del Ingsoc, fuera literalmente impensable, o por lo menos en tanto que el
pensamiento depende de las palabras".
Manipulando y limitando el lenguaje, el gobierno aspira a manipular el pensamiento, haciendo
que la oposición al partido sea directamente “impensable” por no contar siquiera con las palabras
para concebir una opinión diferente.
Entonces, el partido está manejando los siguientes supuestos:
Pensamos en
palabras…
Si limitamos las palabras, limitamos el
pensamiento
Transformando las palabras, podemos
transformar el pensamiento sobre las cosas
…Y si transformamos nuestro pensamiento
sobre las cosas, transformamos el modo en
que vemos el mundo: el modo en que
percibimos la realidad
El vocabulario de la neolengua estaba constituido de tal modo que existiera un único sentido para
cada expresión, sin posibilidad de pensar en sentidos alternativos, con lo cual el pensamiento
quedaba dirigido a la única dirección que el lenguaje permitía.
“La finalidad de la neolengua no era aumentar, sino disminuir el área de pensamiento, objetivo
que podía conseguirse reduciendo el número de palabras al mínimo posible.” (Orwell, 1995: 293294)
Lenguaje y medios de comunicación
Hemos visto entonces que la manipulación del lenguaje condiciona nuestro pensamiento y por
ende la forma en que nos representamos el mundo. Por tanto, quienes tienen la posibilidad de
difundir discursos, no solamente poseen la capacidad de comunicar, sino que también tienen una
gran responsabilidad en tanto los discursos condicionan, influyen y modifican el pensamiento de
quienes los consume. Esto nos remite al papel de los medios de comunicación en la formación de
la opinión pública.
"Los actores sociales con poder, además de controlar la acción comunicativa
también hacen lo propio con el pensamiento de sus receptores" (Van Dijk, 2003: 21).
El autor citado, van Dijk, es uno de los representantes del Análisis crítico del discurso (ACD). El ACD
consiste en una corriente dentro de la Lingüística que estudia reflexivamente los discursos con el
fin de revelar las relaciones de poder e ideologías implícitas o subyacentes en los mismos.
Todo discurso, dicen los analistas del discurso, tiene implícitos ciertos supuestos, ideas, creencias
acerca del mundo, que suelen vincularse a relaciones de dominación.
Las palabras que elegimos para expresar algo no son “inocentes”, sino que
transmiten ciertas ideas implícitas, condicionando el modo en que vemos la
realidad.
Por ejemplo: Un mismo hecho puede relatarse de varias formas. Observa la diferencia entre las
siguientes expresiones:
En la tarde de ayer, la policía asesinó a dos adolescentes, luego de haber tenido la sospecha de
que habían realizado un delito.
Dos delincuentes resultaron heridos de muerte en la tarde de ayer luego de un tiroteo con la
policía.
Claro ejemplo de la manipulación del lenguaje por parte del poder político es el caso de Goebbels,
ministro de Instrucción Pública y de Propaganda de la Alemania nazi, quien usaba el discurso como
herramienta para apoyar la dominación nazi:
“Para mantener el secreto, entre otras medidas de precaución, en el lenguaje oficial sólo se
usaban eufemismos cautos y cínicos: no se escribía "exterminación" sino "solución final", no
"deportación" sino traslado, no "matanza con gas" sino "tratamiento especial", etcétera” (Levi,
1998: 196)
1. Lee el siguiente fragmento:
“(...) siempre la lengua ha sido compañera del Imperio”
(Nebrija, Antonio de: Diccionario... Introducción)
“Majestad, el idioma es el perfecto instrumento del Imperio”
(El Obispo de Ávila al presentar el Diccionario a la Reina Isabel)
Explicar las opiniones de Nebrija y el Obispo de Ávila: ¿por qué habría relación entre un
Imperio y un idioma?
¿Por qué el idioma podría ser el instrumento del imperio?
2. Reflexiona sobre la educación que recibes en el liceo: ¿en qué medida te abre
perspectivas nuevas desde tu lenguaje, tu cultura tus aspiraciones?; ¿en qué medida te
oprime, te encajona en un modo determinado de concebir el mundo? ; ¿en qué medida te
abre a otras experiencias, a otros códigos, propios de otras culturas, de otros lenguajes?
Marco teórico
¿Lenguaje y pensamiento condicionan la realidad? ¿O es al revés?
Antes de responder estas preguntas, debemos identificar dos grandes posturas que dividen las
aguas en cuanto a la forma de entender la relación entre el sujeto y la realidad.
Para algunos, son las ideas y representaciones del sujeto las que determinan, condicionan o
construyen la realidad. Dentro de esta postura encontramos diversas teorías, pero en líneas
generales decimos que se trata de un tipo de respuesta idealista.
Si, en cambio, se sostiene que la realidad está primero, y es ella la que condiciona, determina o
moldea las ideas y representaciones del sujeto, entonces se trata de un tipo de respuesta realista.
Idealismo
El idealismo sostiene que sólo se puede
afirmar la existencia de las ideas; son éstas las
que moldean nuestro conocimiento del
mundo.
Nuestra mente es como un teatro en el que
“se presenta” el mundo: no es, por tanto,
evidente que exista un mundo fuera de ese
teatro. Sólo puede tenerse la seguridad de la
propia existencia como conciencia; sólo son
evidentes “mis” ideas, y ellas son las que
moldean, delimitan, construyen mi
conocimiento del mundo (pudiéndose así
dudar acerca de la existencia de las cosas).
Realismo
El realismo afirma que sí existe un mundo
externo (realismo ontológico) y que puede ser
conocido (realismo gnoseológico). El realismo
filosófico sostiene con argumentos la
existencia de un mundo real independiente
del pensamiento y de la experiencia, pero no
afirma que percibamos necesariamente el
mundo tal como es en realidad.
Si además se sostiene que todo aquello que
existe es materia, o puede reducirse a la
materia, entonces estamos frente a una
postura materialista.
Habiendo hecho esta introducción general, veamos dos posibles respuestas que se han dado a la
pregunta inicial:
¿El lenguaje condiciona la realidad, o la realidad condiciona el lenguaje?
Postura 1: El lenguaje modela la realidad. Tesis de Sapir-Whorf
Aparentemente el lenguaje es un instrumento que manejamos a nuestro antojo. Sin embargo, es
el lenguaje que estructura nuestro modo de pensar y de concebir lo real.
La tesis de Sapir-Whorf, sostiene que el proceso del pensamiento ”será fundamentalmente
diferente para individuos cuyas lenguas sean fundamentalmente diferentes”, (Benjamin Lee
WHORF) y que, en consecuencia “el mundo real está amplia e inconscientemente conformado
según hábitos lingüísticos de un grupo determinado” (SAPIR).
“El lenguaje es una guía para la realidad social. Aunque el lenguaje no se
estima ordinariamente como de interés esencial para los estudiosos de la
ciencia social, condiciona poderosamente todo nuestro pensamiento sobre
los problemas y procesos sociales. Los seres humanos no viven sólo en el
mundo objetivo, ni tampoco únicamente en el mundo de la actividad social
como se entiende por lo general, sino que están en gran medida a merced
del lenguaje particular que se ha convertido en el medio de expresión para
su sociedad. Es una completa ilusión imaginar que nos ajustamos a la
realidad esencialmente sin el uso del lenguaje, y que éste es meramente un
expediente incidental para resolver los problemas específicos de la
comunicación y la reflexión.
El hecho capital es que el mundo real está en gran parte constituido
inconscientemente sobre los hábitos del lenguaje del grupo. Nunca dos
lenguajes son suficientemente semejantes para que se les considere
representantes de la misma realidad social. Los mundos en que viven
sociedades diferentes son mundos distintos, y no meramente el mismo
mundo con diferentes etiquetas” (SAPIR: El estado de la lingüística como
ciencia, cit. por Beals, p.571)
Según esto, la lengua no es un instrumento para pensar, sino que condiciona el pensamiento
(lleva a pensar de determinada manera) y aun ordena la realidad de determinada manera (nos
hace verla en determinada óptica).
Whorf ha intentado mostrar -en base a prolongados estudios sobre el idioma hopi- que incluso las
relaciones espaciales y temporales, o de causa y efecto, cambian según las estructuras sintácticas
de la lengua hablada. Como prueba de esto se ha alegado, por ejemplo, que determinadas
culturas de la pradera designan con más de cincuenta vocablos lo que para nosotros sería “pasto”;
o que determinados indígenas ordenan diversos objetos que se les presentan, no en animales,
minerales y vegetales (como tal vez haríamos nosotros), sino en comestibles y no comestibles.
Eco trae el siguiente ejemplo:
Los esquimales disponen de cuatro palabras en lugar de la nuestra nieve. Pero no es que tengan
un lenguaje más rico, sino que conocen cuatro entidades distintas, según el grado de utilidad vital
del elemento que nosotros denominamos únicamente nieve. (ECO, op.cit. p.125)
Como se ve, Eco sugiere una explicación. Y entonces plantea el siguiente problema:
El problema estriba en saber si los esquimales tienen cuatro palabras porque, por razones de
supervivencia, perciben instintivamente cuatro cosas, o bien perciben cuatro cosas porque están
condicionados por la existencia de cuatro palabras (cuatro significantes con sus respectivos
significados). El problema puede plantearse así: ¿la lengua se segmenta en signos aislados en los
que nos basamos para organizar la realidad perceptiva, o bien nuestro modo de percibir la
realidad obliga a la lengua a segmentarse de determinada manera?
La incidencia lingüística en el pensamiento y la concepción de la realidad abarca aspectos más
radicales que la mera clasificación o división de lo real. Pensemos por ejemplo las implicancias que
tiene la distinción que nuestro idioma hace entre ser y estar; distinción imposible en muchos
idiomas.
El filósofo norteamericano Pierce dice:
Es seguro que el análisis de la proposición en sujeto y predicado representa de manera tolerable el
mundo como nosotros, arios, pensamos; pero niego que ésta sea la única manera de pensar. Ni
siquiera es la más clara o la más eficaz. (Cit. por Eco, op.cit. p.124)
Si, por una proyección etnocéntrica, entendemos por “pensar” el proceso de abstracción,
entificación, deducción y reconstrucción que permite nuestro idioma, entonces creeremos que los
indios del grupo mataguayo -por una carencia de su lengua- son incapaces de pensar. Así el
misionero Remedi, en Los indios matacos y su lengua (l896) podía decir:
No saben distinguir y confunden el nombre con el verbo, el infinitivo con el gerundio, etc.
Tampoco he podido hallar palabras que expresen ideas generales y abstractas. Ellos tienen muy
pocas ideas -y éstas vagas y confusas- de lo que es superior al alcance de los sentidos. Son indios
tan rudos y estúpidos como ellos solos, especialmente respecto a cosas de religión y a todo lo que
sobrepuja el alcance de los sentidos.
Lo que ocurre es que a tipos de lenguas diferentes se corresponden modos de pensar diferentes y
una concepción diversa de lo real. Algunos indios americanos, por ejemplo, piensan con modelos
que reproducen relaciones (no cosas) captables en lo real, y no, como solemos hacerlo en
nuestras lenguas, con conceptos.
Postura 2: El lenguaje modela la realidad. Tesis de Schaff
Sapir llega a decir: “el mundo real está en gran parte constituido inconscientemente sobre los
hábitos del lenguaje del grupo”. Surge entonces la pregunta: ¿existe un mundo real, objetivo,
independiente al lenguaje?
Adam Schaff (1913-2006), importante filósofo polaco, responde: ¡claro que sí! ¡Claro que existe un
mundo objetivo, independiente al lenguaje!
Efectivamente, mediante la lengua tenemos cierta forma de ver el mundo, de ordenar la realidad.
Pero a su vez, esa forma de ver el mundo, ese lenguaje, ¿de dónde sale? ¿Acaso es innato? No: es
un producto social, sale de la práctica humana, del conjunto de prácticas humanas acumuladas a
lo largo de la historia. Entonces: sí, hay un componente subjetivo en el momento en que conozco
el mundo, pero a su vez esa forma subjetiva de conocer el mundo está condicionada por una
realidad objetiva que me precede, que existe antes que yo, que es independiente a mí.
Para cada hablante de una lengua, las vías del pensamiento y la concepción de lo real ya están
condicionadas por aquella lengua; pero por otro lado, la lengua misma es un producto histórico, se
va moldeando por el uso de los hablantes, por su modo de relacionarse con lo real, por su
experiencia y su pensamiento.
Es un hecho que la lengua determina la experiencia de la realidad, y es un hecho que la
experiencia de la realidad determina la lengua. Que lengua y realidad interactúan dinámicamente.
Schaff defiende una teoría del reflejo: nuestras experiencias sobre el mundo son un reflejo del
mundo. Se corresponden a él, lo reproducen, dependen de ese mundo objetivo. Pero como todo
reflejo, el contenido de la experiencia es diferente a lo reflejado, tiene un componente subjetivo.
Sujeto y objeto existen independientemente, y ambos interactúan uno sobre otro.
Pero no podemos, como Sapir y Whorf nos llevaban a pensar, olvidarnos del peso del objeto, de lo
real, del mundo, en cuanto condiciona nuestro lenguaje y nuestra forma de ver las cosas.
La lengua refleja una realidad a la vez que crea una imagen de esa realidad.
El hombre piensa en algún lenguaje, sí, pero aclara Schaff: esa forma en que piensa depende de la
experiencia social expresada en la lengua que le ha transmitido la sociedad mediante un proceso
de educación hablada.
Adaptación a partir de extractos de Schaff, “Lenguaje y conocimiento”:
¿Qué es primero? ¿El lenguaje que crea nuestra imagen de la realidad, o la realidad que es
reflejada, reproducida por el lenguaje?
Esta discusión contiene claramente una alternativa:
-O bien el proceso del lenguaje es un acto de creación de la imagen de la realidad
-O es un acto de reflejo, de representación de la realidad.
Por tanto, cuando reconocemos el lenguaje como acto del reflejo cognoscitivo de la realidad,
entonces esto debe excluir consecuentemente el papel activo, creador del lenguaje dentro de este
proceso, y viceversa. Al anticiparnos al curso ulterior de nuestras consideraciones, podemos
afirmar que no es la primera vez en la historia de las ideas que un planteamiento erróneo del
problema dificulta la solución o incluso la hace imposible
(…) ¿Qué preocupa a aquellos que afirman que el lenguaje crea la realidad que viene dada al
hombre? Ante todo, les preocupa que el lenguaje contiene una visión determinada del mundo o,
dicho de otro modo, que determina la forma de nuestra percepción y concepción de la realidad. Por
tanto, en este sentido, el lenguaje crea nuestra imagen de la realidad, nos impone dicha imagen.
Sería, al mismo tiempo, la forma que ordena el caos primigenio y articula lo que debe ser la
realidad “en sí”. El lenguaje que impone al conocimiento –que siempre piensa en algún lenguajeuna forma determinada de relación de las partes de este caos; en otras palabras, la forma en que
se pueden separar ciertas partes de este caos, decide de hecho lo que consideramos como cosa,
acontecimiento, ley, y el lenguaje crea precisamente a través de ello nuestra imagen ordenada del
mundo.
(…) PERO… Basta plantear la pregunta de dónde proviene entonces el lenguaje que debe crear
nuestra imagen del mundo o determinar nuestra visión del mismo, para obligar a los autores de
esta teoría a abandonar una posición insostenible desde el punto de vista científico, o a emprender
una explicación de este fenómeno que, a su vez, les obliga a reconocer una teoría del reflejo
peculiar.
(…) Como lenguaje, que también es pensamiento, se formó en el curso del desarrollo filogenético
de la humanidad, con lo cual fue producto y elemento de la actividad práctica del hombre, que
transforma el mundo; en resumen, el creador de la imagen del mundo es, él mismo, un producto
de este mundo.
(…) De momento, aceptamos sin reticencias que el lenguaje influye sobre la forma de nuestra
percepción del mundo y crea, en este sentido, la imagen del mundo. De acuerdo con nuestra
concepción de la palabra “crear”, ¿significa ello que esta “creación” sea arbitraria? En modo
alguno. Puesto que hemos comprendido que el lenguaje no es una construcción de una convención
arbitraria, ni tampoco un producto espontáneo de alguna función biológica, sino un producto
social, que se halla genética y funcionalmente relacionado con la praxis social de los hombres,
también comprenderemos naturalmente que la imagen del mundo que nos proporciona o nos
impone una lengua dada no es arbitraria y no puede modificarse a voluntad de acuerdo con el
principio de la selección arbitraria.
Por tanto, es distinto afirmar que el lenguaje “crea” la imagen de la realidad de forma arbitraria y,
en consecuencia, modificable, según mi elección arbitraria del lenguaje, a proponer la tesis de que
el lenguaje “crea” la imagen de la realidad en el sentido de que impone una percepción del mundo
dentro del desarrollo ontogenético del modelo del individuo y de las estructuras típicas, que se
forman en la experiencia filogenética de la humanidad y que se transmiten a través de la
educación siempre lingüísticamente condicionada de sujeto a sujeto.
(…) La lógica del pensamiento nos conduce hacia la teoría del reflejo. La palabra “REFLEJO” implica
el reconocimiento de la existencia de una realidad objetiva, que posee un ser exterior e
independiente al entendimiento cognoscitivo, y que es “reflejada”, “copiada”, etc., por el espíritu.
Implica también reconocer que existe una relación entre lo que el hombre experimenta y aquella
realidad objetiva que provoca la experiencia. La experiencia reproduce, se corresponde, a una
realidad objetiva.
A su vez, la palabra “reflejo” se halla relacionada con la distinción entre experiencia y contenido de
la experiencia de la realidad; por este motivo, el reflejo siempre será concebido de modo distinto
que la realidad misma, es algo subjetivo respecto de la realidad objetiva, en cada uno de esos
significados implica subjetividad.
El espíritu refleja algo, y este algo debe tener una existencia objetiva, es decir, independiente de la
razón que conoce.
Implicaciones filosóficas de la TEORÍA DEL REFLEJO:
Se desprende un REALISMO, contra el idealismo subjetivo: existe un mundo objetivo
Además, se sostiene que ese mundo objetivo se puede conocer.
Explica en qué se diferencian la tesis de Sapir-Whorf y la tesis de Schaff.
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