Población, consumo y desarrollo, ljv

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La Jornada Veracruz, lunes, junio 10, 2013
Población, consumo y desarrollo
Lilia América Albert
El Centro para la Política de la Ciencia de la Real Sociedad de Inglaterra publicó hace poco su informe sobre
Equidad, Salud y Desarrollo Humano, en el que se analizan los rápidos y grandes cambios de la población
mundial y el aumento simultáneo y sin precedentes del consumo, en vista de que la combinación de estos
factores plantea un reto importante para la salud y el bienestar humanos, y la protección del ambiente y de
que sus consecuencias tendrán largo alcance, larga duración y un impacto importante en la generación
actual y en las futuras.
Según la Real Sociedad, este informe se debe considerar como un primer acercamiento al complejo tema de
la relación entre población y consumo y sobre la mejor forma de aprovechar las oportunidades que generan
los cambios demográficos y evitar sus impactos más dañinos. A continuación se resumen sus conclusiones.
No hay duda de que la capacidad del planeta para satisfacer las necesidades humanas es finita y que la
forma en que se llega a su límite depende de los estilos de vida y el consumo asociado con ellos, el cual, a su
vez, depende de lo que los grupos humanos consideran que es esencial para su bienestar.
El aumento simultáneo en la población y el consumo tiene graves implicaciones negativas para nuestro
pequeño planeta, ya que, al mismo tiempo que ambos factores, también han empezado a aumentar de
manera importante los signos negativos en el ambiente, entre ellos, la reducción de las cosechas en algunas
zonas debido al cambio climático y ciertos cambios irreversibles, como la tasa de extinción de especies.
Durante 2011, la población mundial llegó a 7 mil millones y, según las Naciones Unidas, para 2050 estará
entre 8 mil y 11 mil millones. El impacto adverso de este aumento sobre el planeta ya debería ser una gran
preocupación mundial, puesto que el consumo actual en los países ricos es muy superior a lo que el planeta
puede sostener para todos sus habitantes en una población de unos 7 mil millones.
A pesar de que la fertilidad ha descendido, la población mundial sigue creciendo a un ritmo aproximado de
80 millones por año debido al impulso demográfico del gran número de jóvenes y, aunque la tasa global de
crecimiento de la población está declinando, esto no ocurre en los países pobres, en los cuales las tasas de
fertilidad siguen siendo elevadas.
El crecimiento poblacional no significa únicamente aumento en la población, sino que conlleva cambios en
la estructura de edades, la migración, la urbanización y las posibilidades de satisfacer las necesidades de un
número de personas cada vez mayor y educarlas.
La migración también es afectada por los cambios ambientales, ya que la falta de recursos puede impulsar a
los grupos más vulnerables a emigrar; por lo tanto, los políticos deberían prepararse para enfrentar un
aumento en la migración y sus consecuencias, diseñar formas para integrar a los migrantes a su país de
destino y proteger sus derechos humanos durante el tránsito y después de él, considerando que, por lo
común, los migrantes benefician a sus países de origen a través del envío de remesas y, a los países de
destino, compensando la pérdida de fuerza de trabajo en ellos por el envejecimiento de sus trabajadores.
Se calcula que, entre este momento y el año 2050, cada cinco días se construirá el equivalente a una ciudad
de un millón de habitantes en los países en desarrollo, en los cuales el crecimiento continuo y rápido de la
población urbana está causando cambios importantes en el estilo de vida y el comportamiento de los
nuevos residentes de las ciudades, lo que consumen, cómo lo consumen, cuántos hijos tienen, qué empleo
buscan, etc. Por eso, para evitar que en los alrededores de las ciudades actuales proliferen las ciudades
perdidas, que son dañinas para el bienestar de individuos y sociedades, es esencial que la planeación
urbana sea oportuna y adecuada.
Estos cambios plantean varios retos urgentes. En primer lugar, la comunidad internacional debe esforzarse
por sacar de la pobreza extrema a los mil 300 millones de personas que viven con 1.25 dólares US (aprox. 15
pesos mexicanos) al día; para eso es esencial reducir la inequidad que prevalece actualmente en el mundo y
asegurar el bienestar de todos mediante esfuerzos específicos en áreas estratégicas como nutrición y
servicios de salud, un aumento en el consumo per capita y una reducción en el tamaño de las familias en los
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países con altas tasas de fertilidad con objeto de lograr en ellos cambios en desarrollo económico,
educación, planeación familiar y salud.
Enseguida, tanto los países más desarrollados como los emergentes deben trabajar para estabilizar lo antes
posible su consumo de materiales y, después, para reducirlo. Para mejorar los niveles de bienestar, de
modo que la humanidad florezca en lugar de que simplemente sobreviva, se requiere pasar de las medidas
económicas actuales a una valoración total del capital natural, lo que implica con urgencia un esfuerzo
sistemático para desacoplar las actividades económicas de su impacto ambiental negativo, por ejemplo,
reutilizando los equipos, reciclando los materiales, reduciendo el desperdicio y las emisiones, obteniendo
energía de fuentes renovables y logrando que los consumidores paguen los costos ocultos de su consumo,
lo que requerirá mejoras enormes en la eficiencia de uso de los recursos y una mayor inversión en
tecnologías sostenibles, todo lo cual es esencial para asegurar un mejor futuro para la humanidad.
Desde luego, también se requieren cambios en el actual modelo socioeconómico y las instituciones
derivadas de él, de modo que permitan que la humanidad y el planeta florezcan conjuntamente tanto ahora
como en el futuro, lo cual requerirá un liderazgo político con visión de largo alcance y metas a largo plazo.
Asimismo, es importante que se establezcan programas oficiales de planeación familiar y salud
reproductiva, lo cual no sólo requiere liderazgo político y compromiso económico en cada país, sino
también en el nivel internacional, ya que es esencial que en los países desarrollados y emergentes continúe
la tendencia descendente de las tasas de fertilidad y se inicie su descenso en los demás países.
Por otro lado, los cambios en la población y el ambiente no se deben considerar de manera aislada, y es
necesario que tanto ellos como los factores que los determinan, se tomen en cuenta para las decisiones
económicas y ambientales, y la planeación de las acciones futuras.
Otros puntos importantes en el informe de la Real Sociedad de Inglaterra son el potencial de la urbanización
para reducir el consumo de materiales, la necesidad de eliminar los obstáculos que impiden el acceso
general a una educación primaria y secundaria de alta calidad y el respaldo de las investigaciones sobre la
interacción entre consumo, cambio demográfico e impactos ambientales, sin posponer la evaluación de los
sistemas socioeconómicos actuales y desarrollo de nuevos que mejoren la distribución de la riqueza y las
oportunidades para quienes, hasta el momento, han estado al margen de ellas. No hay que olvidar que,
como dijo la Dra. Margaret Chan, directora de la Organización Mundial de la Salud, al hablar de las metas de
desarrollo del milenio: “La salud es la mejor medida del desarrollo humano. No hay salud sin desarrollo,
pero tampoco desarrollo sin salud”.
Sería deseable que nuestras autoridades se enteraran de las conclusiones de este informe y las tomaran en
cuenta para incorporarlas al Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.
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