Dictamen 056-2014 - Gobierno de Aragón

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Consejo Consultivo de Aragón
DICTAMEN Nº 56 / 2014
Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de
la Administración derivada de la asistencia sanitaria prestada por el Servicio Aragonés de
Salud
ANTECEDENTES
Primero.- Con fecha 19 de abril de 2013 se presentó escrito suscrito y firmado por
“X”, señalando como domicilio a efectos de notificaciones el despacho del letrado …,
formulando reclamación por daños derivados de la calificada como incorrecta asistencia
sanitaria, que le fue prestada por el Gobierno de Aragón, por lo que reclama una cantidad
indeterminada, en todo caso superior a 30.050 euros.
En dicho escrito se manifiesta lo siguiente:
“PRIMERO: que, con 23 años, el día 10 de febrero de 2013, acude al Servicio de Urgencias
del Hospital Miguel Servet de Zaragoza a las 13 horas, debido a un dolor agudo en el testículo izquierdo
irradiado hacia la ingle.
Atendido por el Dr. …, le indica tratamiento de antiinflamatorios y que acuda al médico de
cabecera para que le remita al urólogo que le corresponda (una semana más tarde).
Sin embargo, el paciente no está conforme con el diagnóstico, insistiendo en ser atendido por
el urólogo de guardia, ya que sus síntomas eran sugerentes de una torsión testicular, según se había
informado en Internet antes de acudir al hospital. Acude la Dra. …, quien lo explora y establece como
diagnóstico una ‘infección urinario-genital (orquiepidimitis) con tratamiento de antibióticos,
antiinflamatorios y protector estomacal.
El paciente vuelve a insistir en que el diagnóstico es incorrecto, requiriendo la presencia del
Jefe del Servicio de Urología. Su petición es denegada por la citada doctora. Se recogen dos muestras
de orina para realizar cultivos y conocer el germen específico que estaba provocando la infección
urinaria.
SEGUNDO: que, en casa, los síntomas no remiten sino que empeoran, acudiendo al Centro de
Salud Actur Norte y siendo recibido por la Dra. …, acude al Servicio de Urgencias del Hospital Miguel
Servet (...) a las 17,45 horas del día 12 de febrero de 2013.
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En la consulta de triaje se le sugiere a la doctora que el paciente sea remitido,
inmediatamente, al Servicio de Urología, debido a su visita del día 10 y a los intensos dolores que
estaba padeciendo. Realizada la petición al Servicio de Urología, es rechazada por lo que la doctora
manifiesta: ‘yo ya no puedo hacer nada más’. Siendo enviado el paciente a un box en donde se inicia el
protocolo de analíticas, etc, con la consiguiente pérdida de tiempo.
Tras 6 horas de espera, a las 24 horas, el urólogo comunica al paciente que ha de ser
ingresado unos días para observar la evolución. Sin embargo, a los 10 minutos de estas palabras, se le
informa de la necesidad de ser operado inmediatamente por infarto testicular.
La operación se realiza a las 1 horas y dura hasta las 2,15 horas, momento en el que la
familiar del paciente es informada de que no se ha podido salvar el testículo debido a una torsión
testicular, lo que tantas veces había sugerido el paciente y nunca fue escuchado. La última
manifestación de la Jefa del Servicio de Urología fue: ‘que todo el mundo cometemos (sic) errores’. Al
día siguiente, la uróloga de planta volvió a insistir en que: ‘la medicina no es una ciencia exacta y
siempre se pueden cometer errores’. (...).
TERCERO: que, sin embargo, lo que no puede llegar a comprenderse es que, un paciente sin
conocimientos de medicina acierte el diagnóstico de torsión testicular, y que varios médicos, incluidos
especialistas en urología, no consigan hacerlo.
CUARTO: que existieron diversos descuidos en el paciente:
* El día 10, cuando el paciente ya insistía en que era una torsión testicular. Cuyo resultado del
cultivo fue negativo a germen, por lo que no había infección.
* El día 12, cuando tuvo que esperar 6 horas en ser atendido, pese a la insistencia de la
doctora de triaje, en que fuera atendido por el Servicio de Urología de forma inmediata. Para que,
después de esas 6 horas de espera, le digan al paciente que no se podía perder ni un minuto en ser
operado.
QUINTO: que no se puede cuantificar la presente reclamación debido a los siguientes
conceptos:
* En la actualidad sigue en tratamiento, por lo que no pueden determinarse las secuelas
finales.
No se conoce el porcentaje a aplicar sobre el criterio de pérdida de oportunidad (...).”
Acompañan al escrito los siguientes documentos:
•
Escrito por el que el reclamante otorga su representación al abogado.
•
Copia del DNI del reclamante.
•
Diversos documentos pertenecientes a su historia clínica.
Segundo.- Por escrito de fecha 26 de abril de 2013, la Jefa de Servicio de Asuntos
Jurídicos del Departamento de Sanidad, Bienestar Social y Familia comunica a la correduría
de seguros Aon, Gil y Carvajal, S.A. la entrada de la reclamación de responsabilidad
patrimonial.
Tercero.- Por oficio de fecha 10 de mayo de 2013, se comunica al abogado del
reclamante la entrada y la incoación de la tramitación se su reclamación de responsabilidad
patrimonial.
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Cuarto.- Mediante notas interiores de fecha 21 de mayo de 2013, se solicita la
remisión de la historia clínica del paciente a la Dirección de Atención Primaria de Zaragoza
Sector II y a la Dirección Gerencia del Sector de Zaragoza II, así como a esta última el
informe del servicio correspondiente.
Quinto.- El 21 de mayo de 2013, se comunica al abogado que el CD aportado con el
escrito de reclamación y que contenía documentación clínica está dañado, requiriéndole
para que aporte nueva copia.
El abogado del reclamante procede a aportar nueva copia del CD mediante escrito
de fecha 3 de junio de 2013.
Sexto.- El 5 de junio de 2013, se remite la historia clínica del paciente en Atención
Primaria.
El 11 de junio de 2013, el Gerente del Sector de Zaragoza II remite la historia clínica
del interesado y el informe emitido por el Jefe de Servicio de Radiodiagnóstico, de fecha 4
de junio de 2013, en el que manifiesta que:
“(...)
Pregunta planteada: ‘Si en la ecografía de escroto efectuada el 10-2-13 a las 14:09h al
paciente se efectuó registro Doppler y si se identificó como normal la vascularización en el interior del
teste izquierdo’.
Respuesta: Se comprueba que en la exploración se efectuó registro Doppler.
Según consta en el informe de estudio recogido en el sistema informático, el facultativo que
realizó la exploración y emitió dicho informe identificó como normal la vascularización de ambos testes.”
Séptimo.- Mediante nota interior de fecha 23 de octubre de 2013, se solicita la
emisión del Informe Técnico de la Inspección Médica.
Esta solicitud es comunicada al abogado del reclamante, indicándole que se
suspende el plazo para resolver el procedimiento hasta la recepción del informe.
Obra en el expediente el Informe de la Inspección Médica, elaborado por el Doctor
…, de fecha 24 de octubre de 2013, en el que señala lo siguiente:
“(...)
RESUMEN
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El diagnóstico de un escroto agudo continúa siendo fundamentalmente clínico y resulta más
fiable cuanto más precoz sea el examen. Aunque en los escrotos agudos la orquiepididimitis en edad
prepuberal aparece con una frecuencia relativamente menor, un grupo numeroso de pacientes con
escroto agudo ven dificultado su diagnóstico por la superposición se signos y síntomas descritos tanto
en las orquiepididimitis, como en la torsión del testículo y la torsión de los apéndices testiculares.
Por ello, en la mayoría de los centros el escroto agudo se considera una urgencia que requiere
exploración quirúrgica si de la integración de los elementos clínicos y ecográficos no se desprende la
evidencia que permita descartar, con alto grado de probabilidad, una torsión escondida, siendo en estos
casos la regla de oro de muchos centros ‘explorar con cirugía primero y diagnosticar después’.
Esta rígida política lleva a un 30-60% de cirugías innecesarias que estos centros justifican por
una menor morbilidad (menos pérdidas testiculares).
En la práctica, un examen clínico minucioso ha de permitir distinguir la gran mayoría de los
casos típicos (torsión de apéndices u orquiepididimitis) que no requieren intervención quirúrgica, siendo
los puntos diferenciales clave:
- El diagnóstico de torsión de hidátide se establecerá por palpación de un nódulo doloroso e
indurado entre el testículo y el epidídimo o por la visualización del punto azul en el polo superior de un
testículo o epidídimo de características normales.
- Sienta el diagnóstico de orquiepididimitis un cuadro con dolor de aumento paulatino (no
brusco), testículo o epidídimo agrandado y doloroso, con testículo móvil, no ascendido, con signo de
Prehn positivo, reflejo cremasteriano positivo y epidídimo normotópico.
- En la torsión testicular hallaremos un testículo doloroso de inicio brusco y reciente (menos de
12 horas de evolución), con ausencia de reflejo cremasteriano (test de Rabinowitz negativo), el testículo
elevado y horizontalizado (signo de Gouverneur), el epidídimo en posición anterior (salvo en torsiones
completas) y aumento del dolor al elevar el testículo afecto (signo de Prehn negativo).
En los casos dudosos, la EcoDoppler color resulta fundamental para diagnosticar la pérdida o
disminución del flujo, propias de las torsiones testiculares establecidas, aunque la prueba no es infalible
y puede llegar a dar un 10% de falsos negativos, sobre todo en testículos pequeños (prepúberes) y
también cuando la torsión es incompleta, reciente o intermitente, por lo que la presencia de flujo
vascular en un estudio de este tipo no excluye la torsión testicular, ya que una correcta valoración de la
perfusión vascular dependerá de la edad, grado de torsión y tiempo de evolución. No debe alertar, un
Doppler que objetive una asimetría de vascularización en un teste de ecogenicidad heterogénea.
En cualquier caso, ante evolución desfavorable o falta de criterios de fiabilidad diagnóstica, el
caso deberá ser evaluado por un urólogo o cirujano con experiencia y deberá mantenerse estrecho
seguimiento de la viabilidad testicular mediante nuevas exploraciones y EcoDoppler, lo que maximizará
el acierto en la decisión, sea explorar quirúrgicamente el testículo o pautar tratamiento conservador, con
el mínimo riesgo de pérdida por una torsión no evidenciada; riesgo que se eleva sustancialmente en
relación directa con el tiempo de isquemia.
En el caso analizado, en la primera visita a urgencias había datos a favor de la impresión
diagnóstica emitida (orquiepididimitis):
a) Aumento del volumen de la bolsa.
b) Engrosamiento a nivel del epidídimo en la palpación y en la ecografía.
c) Hidrocele de aspecto reactivo a la inflamación en la ecografía.
d) El dolor, de menos de 24 horas de evolución, había disminuido en intensidad desde su
inicio.
Pero se daban otros datos que no apuntaban hacia la existencia de la orquiepididimitis:
a) Inicio brusco de cuadro de dolor intenso tras erección.
b) Primera consulta tras un lapso corto de tiempo desde el comienzo del dolor.
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c) Síntomas y alteraciones ecográficas y exploratorias exclusivamente unilaterales.
d) No había aumento de la vascularización en la eco-Doppler del testículo afecto (lo que no
suele darse en la inflamación y sí en los casos de torsión reciente, intermitente o incompleta).
e) No había piuria ni síndrome miccional asociado y el paciente refirió no haber mantenido
actividades de riesgo de transmisión de enfermedad sexual.
A lo anterior se añade que no consta en la exploración física en urgencias se valorasen
algunos signos considerados muy orientativos para un mejor diagnóstico diferencial. Nos referimos a la
abolición del reflejo crematérico que se da en la torsión (test de Rabinowitz) y a la persistencia de
intensidad del dolor con la elevación del testículo (signo de Prehn).
Por último, no debemos olvidar que este paciente presentaba testes de pequeño tamaño. La
población con testes pequeños (como ocurre con los prepúberes y ocurría con este paciente) constituye
una fuente de falsos negativos.
Por todo lo anterior, consideramos que en este caso, cuando fue dado de alta tras la primera
atención en urgencias, había datos para sentar la impresión diagnóstica de orquiepididimitis y para
incluir, con el mismo nivel de sospecha, la torsión incompleta, intermitente o reciente como posible
causa del cuadro de escroto agudo y, en consecuencia, las opciones más efectivas para una
prevención del daño, hubiesen consistido en:
a) Un seguimiento más estrecho del cuadro mediante ingreso y observación o bien con
indicación de volver a explorar y repetir la eco-Doppler en un margen inferior a 6 horas (para procurar
garantizar la viabilidad testicular en caso de isquemia).
b) La exploración quirúrgica.
CONCLUSIONES
Aunque no es posible conocer el momento en que la falta de riego vascular determinó la
pérdida de viabilidad testicular, consideramos que en la primera visita a urgencias se perdió la
oportunidad de utilizar los medios disponibles para procurar evitar las consecuencias de una torsión
(pérdida de un testículo) cuya probabilidad se situaba en un nivel de sospecha suficiente, lo que hacía
acreedor a este paciente de un seguimiento más estrecho de la evolución o de una exploración
quirúrgica directa.”
Este informe es remitido a la correduría de seguros Aon, Gil y Carvajal, S.A.
Octavo.- Mediante oficio de fecha 8 de enero de 2014, se comunica al abogado del
reclamante la apertura del trámite de audiencia, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 11 del RD 429/1993, de 26 de marzo.
El 28 de enero de 2014, el abogado se persona en la Unidad de Responsabilidad
Sanitaria y retira copia íntegra del expediente.
El 31 de enero de 2014, el abogado presenta escrito de alegaciones, confirmando
las posturas mantenidas en su escrito inicial.
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Noveno.- Consta en el expediente la propuesta de resolución de fecha 28 de febrero
de 2014, por la que se propone estimar la reclamación, por entender que la asistencia
sanitaria prestada al paciente no fue conforme a la lex artis ad hoc, concediéndole una
indemnización de 41.508,83 euros por los 27 puntos de valoración de secuelas y los días de
baja impeditiva.
Décimo.- El Consejero de Sanidad, Bienestar Social y Familia solicitó del Consejo
Consultivo de Aragón dictamen preceptivo, mediante escrito de fecha 28 de febrero de
2014, registrado de entrada el día 10 de marzo de 2014, adjuntando borrador de la Orden
resolutoria, original del expediente administrativo y relación índice de los documentos que lo
conforman.
CONSIDERACIONES JURIDICAS
I
El dictamen solicitado entra dentro de las competencias del Consejo Consultivo de
Aragón tal y como se regula en el artículo 15.10 de la Ley 1/2009, de 30 de marzo, del
Consejo Consultivo de Aragón, que dispone la necesidad de consulta preceptiva al Consejo
en el supuesto de “reclamaciones administrativas de indemnización de daños y perjuicios de
cuantía superior a 6.000 euros”.
En este supuesto la cuantía de la indemnización solicitada no ha sido precisada
porque el abogado aduce que al tiempo de formular su reclamación el paciente estaba en
tratamiento y, además, no se conoce el porcentaje a aplicar sobre el criterio de pérdida de
oportunidad. Advierte, no obstante, que su reclamación superará los 30.050 € sin efectuar
ninguna precisión adicional que justifique esa valoración.
El Consejo Consultivo viene observando que es práctica habitual que determinadas
reclamaciones utilicen esa fórmula de no fijar la cantidad reclamada pero “superando la cifra
de 30.050 €”, probablemente para exceder la cuantía que limita el acceso al recurso de
apelación de las sentencias de los juzgados de lo contencioso administrativo de acuerdo
con el art. 81 a) LJCA, en la redacción dada por la ley 37/2011, de 10 de Octubre. Pero, el
artículo 6.1 del Real Decreto 429/1993, de 26 de Marzo, que regula el procedimiento
general de las Administraciones Públicas en materia de responsabilidad, dispone que el
contenido necesario de la reclamación administrativa comprende la evaluación económica
de la responsabilidad patrimonial, si fuera posible, puesto que el procedimiento tiene por
objeto el reconocimiento del derecho a la indemnización del particular por las lesiones
sufridas en cualquiera de sus bienes y derechos y la fijación por el cauce específico de la
cuantía y del modo de la indemnización (art. 2.2), lesiones indemnizables que,
precisamente, deben haberse producido de forma real y efectiva, no meramente
conjeturables, eventuales o hipotéticas y deben ser evaluables económicamente (art. 139.2
LRJPAC).
Por tanto resultaría aconsejable, en orden a la regularidad del cauce procedimental
específico de este tipo de reclamaciones, que el órgano competente para su tramitación
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reclame del interesado cuando se presente este tipo de situaciones la subsanación o mejora
de su solicitud (art. 71.1 LRJPAC) indicando la cantidad concreta que reclama o la
expresión motivada de la causas que no hacen posible su determinación al tiempo de la
reclamación inicial.
Por lo demás, la Comisión del Consejo Consultivo resulta competente para la emisión
de este dictamen en función de lo preceptuado en los artículos 19 y 20 de la Ley 1/2009, de
30 de Marzo, citada.
II
El Consejo Consultivo ha de pronunciarse acerca de si, a la vista del expediente
tramitado por el órgano competente de la Administración Autonómica, procede o no estimar
la reclamación de indemnización económica presentada en relación con daños
ocasionados, según se alega, por la prestación deficiente de la asistencia sanitaria,
debiendo concretar específicamente, por mandato del art. 12.2 del Reglamento aprobado
por R.D. 429/1993, de 26 de marzo, la existencia o no de relación de causalidad entre el
funcionamiento del servicio público y la lesión producida, con valoración, en su caso, del
daño causado y la cuantía y modo de la indemnización, considerando los criterios legales de
aplicación.
Por lo que se refiere a la normativa aplicable, ha de recordarse que en el Derecho
español vigente la institución de la responsabilidad patrimonial de la Administración,
constitucionalizada en el art. 106.2 de la Constitución, atribuye a los particulares derecho a
ser indemnizados de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo
en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento
normal o anormal de los servicios públicos, y se cumplan los demás requisitos dispuestos
por el ordenamiento jurídico (art. 139 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común).
Los requisitos para que sea declarada la responsabilidad patrimonial de la
Administración, según reiterada y pacífica formulación doctrinal y jurisprudencial del régimen
de Derecho Positivo sobre la materia, pueden resumirse del siguiente modo: 1º) la efectiva
realización del daño o perjuicio evaluable económicamente e individualizado en relación con
una persona o grupo de personas; 2º) que el daño o lesión sufrido por el reclamante sea
consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos en una relación
directa de causa a efecto sin intervención extraña que pueda influir en el nexo causal; 3º)
que el daño o perjuicio no se hubiera producido por fuerza mayor; y 4º) que no haya
prescrito el derecho a reclamar (cuyo plazo se fija legalmente en un año, computado desde
la producción del hecho o acto que motive la indemnización o desde la manifestación de su
efecto lesivo).
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CONSEJO CONSULTIVO DE ARAGÓN
III
En el supuesto que nos ocupa, la reclamación se ha presentado dentro del plazo
para ello y ha sido dirigida a la Administración Pública competente por persona que ostenta
suficiente legitimación al efecto.
Por su parte la tramitación realizada por la Administración Autonómica se ha atenido
a lo que marca el ordenamiento jurídico vigente, desarrollándose los trámites previstos por
éste y ofreciéndose el trámite de audiencia al interesado.
En todo caso es fácil comprobar que se ha superado el plazo que el ordenamiento
jurídico vigente (art. 8 del Reglamento de los procedimientos de las Administraciones
Públicas en materia de responsabilidad patrimonial, aprobado por el Real Decreto 429/1993,
de 26 de marzo) establece en seis meses. Habiéndose presentado la reclamación de
responsabilidad patrimonial el 19 de abril de 2013, la finalización del procedimiento debería
haber tenido lugar antes del 19 de octubre de 2012. Por lo tanto, cuando se envía la
documentación solicitando el dictamen de este Consejo Consultivo (en los primeros días de
marzo de 2014), es claro que esa actuación ya estaba fuera del plazo, como lo estará
nuestro dictamen y, en su caso, la resolución que se dicte definitivamente será una
resolución tardía. Antes de ella es obvio que el interesado habrá podido deducir la
desestimación de su reclamación a los efectos que estime oportunos (art. 43 de la Ley
30/1992), entre ellos la formulación de las acciones judiciales que crea convenientes,
cuestión que ignoramos si se ha realizado.
IV
En cuanto al fondo del asunto y siguiendo nuestra doctrina consolidada y la
jurisprudencia sobre la materia a la que también nos hemos referido repetidamente, no cabe
duda de que en el ámbito de la sanidad la producción de responsabilidad administrativa no
siempre está ligada a un fracaso en la actuación de los medios personales y materiales de la
Administración, dado que en la sanidad asistencial el éxito no puede garantizarse nunca,
sino que la responsabilidad se vincula a una utilización conforme a los principios de buena
práctica médica (lex artis ad hoc) de dichos medios personales y materiales.
A esos efectos conviene recordar, en primer lugar, que el Consejo de Estado
(Dictámenes 166 y 692/1999, de 11 y 25 de marzo, entre otros) y la Comisión Jurídica
Asesora, antecesora de este Consejo Consultivo de Aragón (Dictamen 132/2003, de 23 de
septiembre, Dictamen 178/2003, de 2 de diciembre, entre otros) vienen sustentando de
forme reiterada y con palabras semejantes a las que reproducimos a continuación que:
“para apreciar la existencia de responsabilidad patrimonial es preciso acudir a parámetros
como la ‘lex artis’, de modo que tan sólo en caso de una infracción de esta ley cabrá
imputar a la Administración de la cual dependen los servicios sanitarios la responsabilidad
por los perjuicios causados. En el caso de que no se infrinja la ‘lex artis’, ha de concluirse
que tales perjuicios no son imputables a la Administración y han de ser soportados por el
particular sin que generen, en modo alguno, el derecho a percibir una indemnización”. Al
mismo tiempo el Tribunal Supremo tiene declarado que según el artículo 141.1 de la LPAC
sólo serán indemnizables las lesiones producidas al particular provenientes de daños que
éste no tenga el deber jurídico de soportar de acuerdo con la Ley, pues lo contrario
convertiría a las Administraciones Públicas en aseguradoras universales de todos los
riesgos sociales, lo que no resulta acorde con el significado de la responsabilidad
extracontractual aunque sea objetiva o por resultado (Vid. Sentencia del Tribunal Supremo
de 10 de febrero de 2001).
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Consejo Consultivo de Aragón
V
Tras lo expuesto, se considera que puede ya plantearse si la asistencia sanitaria
prestada al reclamante fue la adecuada, de modo que pueda considerarse que se está ante
unos hechos que no constituyen un daño antijurídico conforme a la propia definición legal
de éste recogida en el artículo 141.1 de la LPAC, y si fueron suficientes los medios con los
que aquella asistencia fue dispensada, dentro de los disponibles.
Para llegar a una conclusión sobre el fondo se considera necesario analizar y valorar
los hechos acreditados en el expediente y, de forma especial, los informes emitidos dado el
carácter técnico que los mismos tienen, que este Consejo Consultivo, por su carácter, no
puede confrontar con criterios propios de esta naturaleza.
El reclamante sostiene que no se le prestó la asistencia debida, ya que no se le
diagnosticó de modo correcto el día que visitó por primera vez el Servicio de Urgencias y,
en su segunda visita, se produjo una demora en la asistencia prestada.
Al expediente se ha incorporado, además de la historia clínica y del informe del
servicio interviniente, el Informe Técnico de la Inspección Médica, en el que se hace un
análisis pormenorizado de las distintas fases de la atención médica dispensada al paciente.
Y el Inspector Médico manifiesta que, aunque en la primera visita a urgencias, el paciente
presentaba varios signos a favor de la orquiepididimitis diagnosticada, también presentaba
muchos otros síntomas contrarios a este diagnóstico y que podrían indicar la existencia de
una torsión, que, posteriormente, en la segunda visita a urgencias, efectivamente se
diagnosticó. Todo ello unido a que no se valoraron durante la exploración clínica
determinados signos que se consideran muy orientativos para distinguir entre ambos
diagnósticos.
La conclusión del Inspector Médico es que debería haberse sometido al paciente a
un ingreso y observación para comprobar su evolución o directamente a una exploración
quirúrgica, afirmando que en la primera visita a urgencias se produjo una pérdida de
oportunidad de utilizar los medios disponibles para procurar evitar la pérdida de un testículo
del paciente, a consecuencia de la torsión sufrida.
Por tanto, una valoración conjunta de las pruebas que obran en el expediente,
reseñadas en los antecedentes, que se acaban de reproducir parcialmente o de citar, lleva
a este Consejo a estimar que se ha acreditado la existencia de una mala o inadecuada
praxis que permite concluir que no fue observada la lex artis ad hoc, por lo que existe el
nexo de causalidad necesario para que la pretensión de responsabilidad patrimonial de la
Administración sanitaria formulada pueda prosperar.
VI
En cuanto a la cuantía de la indemnización, estamos de acuerdo con que se tome
como base las cantidades establecidas en el baremo recogido en el Real Decreto
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Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley
sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a Motor, pero
reduciéndolas a un porcentaje equivalente a las probabilidades de que, en caso de que se
hubiera prestado la asistencia debida, el paciente hubiera podido conservar el testículo. Ello
es consecuencia de la aplicación de la teoría de la pérdida de oportunidad al cálculo
concreto de la indemnización, tal y como se recoge en, entre otras, la Sentencia del
Tribunal Supremo de fecha 28 de febrero de 2012:
“Esta privación de expectativas, denominada por nuestra jurisprudencia de "pérdida de
oportunidad" (...),se concreta en que basta con cierta probabilidad de que la actuación médica pudiera
evitar el daño, aunque no quepa afirmarlo con certeza para que proceda la indemnización por la
totalidad del daño sufrido, pero sí para reconocerla en una cifra que estimativamente tenga en cuenta la
pérdida de posibilidades de curación que el paciente sufrió como consecuencia de ese diagnóstico
tardío de su enfermedad, pues, aunque la incertidumbre en los resultados es consustancial a la práctica
de la medicina (circunstancia que explica la inexistencia de un derecho a la curación) los ciudadanos
deben contar frente a sus servicios públicos de la salud con la garantía de que, al menos, van a ser
tratados con diligencia aplicando los medios y los instrumentos que la ciencia médica posee a
disposición de las administraciones sanitarias.”
En el presente caso, la propuesta de resolución señala que las tablas del baremo
antes indicado establecen, para la secuela sufrida por el reclamante, una valoración de 20 a
30 puntos. Y, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, entre ellas, los porcentajes de
supervivencia del testículo en caso de que la asistencia al paciente hubiera sido la correcta,
asigna a esta lesión un total de 27 puntos.
Por otra parte, añade la indemnización por dos días de baja impeditivos, no
indemnizando los dos días de ingreso hospitalario, ya que se considera que el reclamante
los hubiera sufrido igualmente en el caso de que desde un principio se le hubiera tratado
correctamente la lesión que sufría.
De acuerdo con lo señalado en la propuesta de resolución, la cuantía de la
indemnización se calcula como sigue:
1.- 27 puntos de secuelas a los que, siendo la edad del reclamante 23 años, les
corresponden 1407,53 euros por punto (y no 1533,05 euros, como se indica en la
propuesta). Ello hace un total de 38.003,31 euros.
2.- El 10% de factor de corrección sobre la cantidad anterior, esto es, 3.800,33
euros, ya que el paciente se encontraba en edad laboral.
3.- Los dos días impeditivos, valorándose cada uno en 58,24 euros, esto es, 116,48
euros.
Todo ello suma un total de 41.920,12 euros, que es la indemnización que debe
percibir el reclamante.
En mérito a lo expuesto, el Consejo Consultivo de Aragón formula el siguiente
DICTAMEN:
Que, en parcialmente de acuerdo con la propuesta de resolución, procede
estimar la reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración por la
incorrecta asistencia sanitaria prestada a “X”
En Zaragoza, a ocho de abril de dos mil catorce.
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